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Paciente con un cuadro depresivo grave, que ha perdido las ganas de vivir presenta
sentimientos de culpa. Asiste a consulta al cabo de 9 meses de la muerte de su marido en un
accidente automovilístico.
La gente a su alrededor no sabe cómo ayudarla y se ha distanciado de ella, se siente sola e
incomprendida, recibe tratamiento psiquiátrico.
Cuando estos niños son adultos y quieren dirigir el amor hacia otra persona, se vuelve a
despertar en su cuerpo el recuerdo de esa interrupción y se aborta la tendencia hacia la
otra persona.
Las personas que han vivido el movimiento de amor interrumpido temprano, no pueden llevar
adelante el amor de adulto y se mueven, en círculos.
Aman y cuando llegan al punto en que vuelven a sentir los sentimientos de entonces, se
detienen.
Comienzan una nueva relación y el circuito empieza de nuevo.
En este caso sería el de un paciente que llevaba tres relaciones de pareja con mujeres a las
que él se enamoraba pero cuando llegaba el momento de tomar decisiones respecto al futuro
de la pareja, se asustaba y decidía poner punto y final.
Un ejercicio sería que la madre abrace a su hijo con amor y lo retenga hasta que vuelva a fluir
abiertamente y el niño se relaje.
La imagen sería amar a ese hijo y dirigir el amor del niño nuevamente hacia los padres. Una
vez que llega a los padres, el terapeuta debe retirarse para mantenerse internamente libre.
Muchas veces el hijo adulto se opone a este movimiento porque desprecia a sus padres o les
reprocha que no le hayan dado determinadas cosas o se creen superiores a sus padres o
quieren superarlos.
En estos casos, la inclinación debe ser profunda.
El ritual sería: Poner a un representante de ese niño y pedirle que se arrodille ante los padres.
El niño debe inclinarse hasta el suelo, tender los brazos con las palmas hacia arriba y
mantenerse en esa postura hasta que le dice a ambos padres las frases sanadoras: "Por
favor", "Os honro", "Os he echado mucho de menos"...
Sólo entonces el hijo puede abrazar a sus padres internamente y decir: "Querida mamá",
"Querido papá".
Divorcio:
Ana y Ricardo se están separando y el manifiesta frustración por no poder ver a sus hijos.
La pareja había recibido una transacción judicial para el acceso y mantenimiento, pero Ana
se negó a dejar que Ricardo tuviese a los niños cuando era su turno. Ricardo estaba ahora en
otra relación, pero todavía quería mantener la relación con sus hijos y no quería volver a
entrar en el sistema judicial, ya que consideró que esto no ayudaría a resolver los problemas
que tenían entre ellos. Ana mostró ira y resentimiento al escuchar esto.
Durante constelación de Ana se representó a su familia de origen, su representante mostró un
gran resentimiento e ira hacia su padre. Éste había abandonado a su familia en la
adolescencia de Ana. Ella se sintió sin apoyo y débil en la presencia del representante de su
padre durante la constelación. Sentía un gran enojo, seguido por tristeza y dolor; ante esto,
algunas “frases curativas” fueron dichas por sus representantes.
Ella mostró una gran rabia hacia su padre (el abuelo de Ana). El representante del abuelo de
Ana dijo que se sentía enfermo y no podía sentir nada hacia su hijo.
Durante la constelación, se liberan emociones de perdón para reconocer y reintegrar y dar su
lugar honrando a su padre y su abuelo quedaron en libertad, e inmediatamente después
el descubrimiento de los sentimientos de pérdida, la nostalgia y el amor entre ellos.
Ana era ahora capaz de mirar a su padre con la compasión que no tenía y luego a sus propios
hijos con amor. Ella también era capaz de mirar a Ricardo con nuevos ojos, dándose cuenta
de que esos sentimientos habían sido confundidos entre su marido y la experiencia de su
padre. La experiencia con su padre la había dejado la sensación de que los hombres
(incluyendo a su esposo) no eran fiables y no eran digno de respeto.
la pareja fue capaz de honrar sus propias partes, especialmente lo que había ido mal en su
relación. La constelación de Ricardo sobre su familia de origen también había revelado
algunas dinámicas difíciles que él también había encontrado en su matrimonio. Esto los llevó
a un punto de liberación de unos a otros con respeto a su vínculo matrimonial, aunque estuvo
de acuerdo en poner el bienestar de sus hijos primero en su intento de seguir adelante con
sus vidas separadas.
Terminar relaciones anteriores con honestidad y respeto, es vital con el fin de permitir que
cada uno pueda seguir con sus vidas. De lo contrario, los sentimientos de ira, resentimiento,
tristeza o culpabilidad pueden ir con contigo en tu próxima relación.