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ISSN 1870 – 5618

IMPACTO DE LA GLOBALIZACIÓN EN LAS RELACIONES


SOCIALES DE ESTUDIANTES MEXICANOS EN ZONAS
MIGRATORIAS: ESTUDIO PREELIMINAR.
Camilo García Parra

Resumen

En este estudio se examinaron las conductas de cooperación, individualismo y


competencia de estudiantes mexicanos en zonas migratorias. Kelley (1978)
estableció que la conducta en situaciones de interdependencia esta determinada por
la cognición y el aprendizaje. Utilizando un procedimiento experimental por
computadora (PDI), García (1992) analizó a tres grupos de varones norteamericanos
encontrando que el grupo de niños (6 – 8 años) fue más individualista, el de
adolescentes (11 – 13 años) más competitivo y el de adultos (18 años) más
cooperador. Utilizando el mismo método y sólo con participantes mexicanos, García
(2006) reportó que igualmente que el grupo norteamericano, los adultos se
mostraron más cooperadores, pero en contraste, los niños y los adolescentes,
exhibieron conductas individualistas. Como una contribución al análisis de estas
diferencias entre mexicanos y norteamericanos y como una extensión del trabajo de
García (2006), este estudio comparó la primera respuesta exhibida por 181 varones
mexicanos de tres grupos de edad, de tres niveles educativos: 63 de primaria (6-8
años), 82 de secundaria (11 - 13 años) y 36 universitarios (18 años) en una situación
de interdependencia, utilizando la tarea experimental PDI (García, 1992 y 2006). Se
encontró que los grupos de primaria y secundaria fueron individualistas mientras que
el de universitarios fue cooperador. Si bien el hecho de que los adultos sean más
cooperadores puede explicarse como resultado del desarrollo cognitivo para
procesar los intereses personales, los del otro y los comunes, el hecho de que a
diferencia de los norteamericanos, los mexicanos hayan exhibido más individualismo
en niños y adolescentes, pudiera atribuirse a efectos del aprendizaje adquirido
debido a la globalización, que enfatiza más el individualismo que la cooperación y
que afecta igualmente el desarrollo cognitivo.
Palabras clave: procedimiento experimental por computadora (PDI), cooperación,
individualismo, competencia

Summary
In the present study behaviors of cooperation, individualism and competing were
studied in Mexican students in migratory areas. Kelly (1978) established that
behavior of students in interdependence situations is determined by cognition and
learning. Using a computer experimental procedure (PDI), García (1992) analyzed
three groups of north American males finding that the group of children (6-8 years
old) was more individualistic, the adolescents (11-13years old) was more competitive
and the adult one (18 years old) was cooperative. Utilizing the same method with
only Mexican participants, García (2006) the same results as the North American
group, adults were more cooperative, but in contrast Children and adolescents
exhibit individualistic behaviors. As a contribution to the analysis of the differences
between Mexican and North American and an extension of the work of García (2006)
this study compared the first response given for 181 Mexican males of three age
groups, of three educational levels: 63 of elementary Scholl (6-8years old), 82 of
High Scholl (1-13 years old) and 36 College students (18 years old) in an
interdependence situation, Using the experimental task PDI (García 1992, 2006).
The results show that the elementary and High Scholl students were individualistic
while the college level was cooperative. While the fact that collaged students were
more cooperative can be explained as a result of cognitive development to process
personal interests, of the other person and common ones, the fact that, the difference
with North American, Mexican children exhibit more individualism in children and
adolescents, could be attributed to the effects of acquired learning doe to
globalization, which emphasizes more individualism than cooperation and it equally
affects cognitive development.

Key Words: computer experimental procedure (PDI), cooperation, individualism,


competing
INTRODUCCIÓN
La estructura social se mantiene por la dinámica y cohesión de las relaciones
sociales que la conforman. Esta estructura, sin embargo, está determinada en su
totalidad por las condiciones económicas e ideológicas prevalecientes en un
momento histórico determinado. Actualmente, la globalización pudiera afectar la
estructura social, y específicamente la cohesión de las relaciones que la integran. Al
promover la ampliación de los mercados industriales, comerciales y de
telecomunicaciones, así como la acumulación de capital en sólo unos cuantos
países.
La expansión del mercado y la concentración del capital, ocasionan entre
otras situaciones, el aumento de la demanda de mano de obra y consecuentemente,
su disminución en los países donde el desarrollo económico y la expansión del
mercado son limitados. Este desequilibrio genera principalmente que la población
económicamente activa de las zonas menos desarrolladas emigre de su país y se
dirija a zonas económicas de mayor concentración de recursos y capital, donde
probablemente mejore su ingreso aún cuando no necesariamente sus condiciones
laborales o calidad de vida. Más aún esta emigración, a su vez produce cambios en
el país de origen afectando en diversas formas la economía, disponibilidad de mano
obra, calidad de vida, desequilibrio en las relaciones sociales, y desencadenamiento
de procesos psicológicos inherentes al cambio en las relaciones sociales.
La migración como fenómeno parece incidir en la cohesión de las relaciones
sociales, fundamentalmente, porque separa y en ocasiones desintegra física y
psicológicamente las estructuras familiares. Aunado a esto, la incursión comercial,
industrial y el auge de las telecomunicaciones, facilita la separación y
distanciamiento emocional de las personas, debido a que se modifica el “valor” de la
cohesión social, tradicionalmente basado en el “valor humano”, por el “valor
materialmente útil”. Partiendo del supuesto apoyado en la literatura de las ciencias
sociales en general, de que las condiciones sociales determinan los procesos
psicológicos, el siguiente estudio analiza las repercusiones de condiciones sociales
específicas en el desarrollo psico-social particularmente en las áreas cognitiva y
social en poblaciones de áreas afectadas por la emigración.
La comprensión de la influencia de los cambios sociales en el desarrollo
psicológico de las personas, se perfecciona en este estudio mediante un método de
medición experimental para las conductas de individualismo, cooperación y
competencia, basado en tres contribuciones teóricas: la teoría del campo psicológico
de Lewin (1946), la teoría de la interdependencia de Kelley y Thibauth (1979) y las
proposiciones sobre desarrollo socio cognitivo de García (1990).
Como parte de un proyecto más amplio sobre el impacto de la migración en
las relaciones sociales en México, este estudio se concentró en el análisis de las
conductas de individualismo, cooperación y competencia de habitantes de zonas
migratorias del sureste de este país que actuaron en una situación de
interdependencia. Se consideró que las conductas de interacción que exhibieron,
fueron resultado de su habilidad cognitiva por entender la estructura de
interdependencia de la tarea experimental, así como del aprendizaje social previo a
su enfrentamiento.
La cohesión social, es un fenómeno que se explica en términos de conductas
sociales como las de cooperación, individualismo y competencia. Estas conductas
se estudian desde hace más de dos siglos, inicialmente por la sociología y la
antropología y posteriormente, por la psicología. En los inicios de la sociología
formal, Durkheim (1897) observó que la cohesión en las sociedades industrializadas
disminuía ampliamente en comparación con las no industrializadas. Reportó que en las
primeras, las relaciones sociales se caracterizaban por ser inestables, lo que
ocasionaba en las personas estados graves de angustia que en muchos casos
conducían al suicidio. Estableció que la pérdida consecuente de la cohesión social,
conducía a estados de anomia o no respeto a las normas sociales.
En la antropología, Mead (1937) con base en las observaciones de Durkheim,
analizó las costumbres de pueblos “primitivos” e “industrializados”. Consideró que en
sus prácticas, los pueblos “primitivos” eran consistentemente más cooperadores que
los “industrializados” y por lo tanto, la cohesión de sus relaciones más estable. Los
pueblos industrializados, en cambio, manifestaban más competencia e igualmente,
menos estabilidad en sus relaciones. En México, Lewis (1963) documentó el carácter
cooperativo único de las familias de este país. Se refirió a las familias urbanas y rurales
como “cómplices” y “protectoras” a pesar de las precarias condiciones económicas y
sociales en las que habitaban.
Emergiendo de estas proposiciones, por primera vez en la historia de la
psicología Madsen (1967) aportó datos experimentales acerca de la naturaleza
cooperadora de los niños, creando una larga tradición de investigación por más de
medio siglo en la materia. Sus estudios se enfocaron en el análisis de la cooperación
en niños de distintas etnias (mexicanos, israelíes, africanos y anglos), de acuerdo a su
origen rural o urbano. Con base en ellos, observó que independientemente del grupo
étnico, los niños originarios de zonas rurales fueron siempre más cooperadores que los
originarios de zonas urbanas (Madsen y Shapira, 1969; Madsen, 1971; Lancey y
Madsen, 1981 Kagan y Madsen, 1971). Estos hallazgos le permitieron establecer que
la variación en los niveles de cooperación estaba determinada por la socialización que
cada niño recibía dependiendo de su origen rural o urbano. Madsen (1969) consideró
que las sociedades rurales socializan a sus niños en vías de cooperar, mientras que
las sociedades urbanas los socializan en vías de competir; de todas las etnias que
examinó, los niños mexicanos siempre fueron los más cooperadores.
A partir de los estudios de Madsen, se diversificaron las investigaciones sobre
cooperación, específicamente, examinando a la cognición como determinante de la
cooperación, el individualismo y la competencia. La siguiente revisión de la literatura
permitirá: primero, entender la naturaleza de la cognición y sus diferencias cuando
esta se aplica al análisis de fenómenos físicos o sociales; segundo, identificar la
adquisición de esta habilidad como resultado de un proceso de desarrollo y
finalmente exponer algunas características socio-económicas de la región de México
en donde se realizó el presente estudio, mismas que permitirán comprender la
naturaleza de los efectos de la globalización en esta población mexicana.
Una variable crítica en el comportamiento social es la cognición.
Tradicionalmente, las investigaciones sobre desarrollo de la cognición social, se
realizaban utilizando esencialmente la teoría Piagetiana, que establece que la
cognición de los eventos sociales se desarrolla paralelamente a la cognición de los
eventos físicos. Las investigaciones actuales sobre desarrollo social cuestionan este
paralelismo (Overton, 1983). De acuerdo con Hoffman (1983), es posible que la
cognición de los fenómenos sociales se desarrolle de forma más temprana que la
cognición de los eventos físicos. Establece que, por ejemplo, “… en muchos casos el
afecto empático (que requeriría de una estructura cognitiva medianamente
desarrollada) es despertado por mecanismos más primitivos y no cognitivos, tales
como el condicionamiento, la asociación y la mímica”. En relación a los estadíos
cognitivos tempranos señalados por Piaget, Hoffman establece que la permanencia de
la persona se logra antes de que el niño logre la permanencia de los objetos. De
acuerdo con él, desde que la interacción social provee constantes e inmediatas
retroalimentaciones a la interacción individual, algunos eventos del desarrollo social se
adquieren de manera más temprana que la cognición de los objetos físicos. Murria
(1983) sugiere que el problema es más general y que ni el desarrollo social ni el físico
representan problemas demasiado simples o complejos, ya que ambos campos
simplemente incluyen diversos niveles de complejidad que pueden ser estudiados en
sus propios términos.
Kelley y Thibauth (1979), concentrándose en el aspecto social y psicológico y de
acuerdo a la teoría de expansión del campo psicológico de Lewin (1946), propusieron
que la expansión del campo perceptual psicológico se debe fundamentalmente al
desarrollo cognitivo, por ello, las personas adquieren la habilidad para procesar la
totalidad de los elementos de la estructura de interdependencia, es decir, los
intereses propios, los del otro y los comunes. Esta teoría es ampliamente utilizada
actualmente, para explicar el comportamiento humano en situaciones de interacción
(Eisenberg, 1991; Rusbult y Van Lange, 2003 y Stapel, 2005).
Los puntos más generales de las posiciones mencionadas son: (1) La
concordancia de los autores con la necesidad de la integración del análisis cognitivo de
los eventos físicos y sociales (Caims, 1979; Maccobby, 1984; Selman y Jaquette,
1977), y (2) El nulo cuestionamiento sobre la necesidad de construcción de un modelo
que se dirija a estudiar las tareas sociales en sus propios términos. Aquí se implica que
se considera el estudio de la cognición de eventos sociales como un campo separado,
por lo que un modelo específico para estudiarla también es necesario, en tanto que
proveerá información acerca de los procesos de desarrollo social y no sólo de la
cognición de los eventos físicos. Así mismo, podría estudiar las demandas cognitivas
requeridas en situaciones sociales particulares.
García (1990) partiendo de las investigaciones de Madsen (1969) y con base en
la teoría de campo de Lewin (1939) y la teoría de la interdependencia de Kelley y
Thibauth (1979), contribuyó al análisis de la cooperación y la competencia al proveer
una explicación sobre las condiciones del desarrollo cognitivo que permiten a una
persona cooperar o competir. Investigó las diferencias cognitivas y conductuales en
tres grupos de varones estadounidenses de tres grupos de edad: 6 a 8 años, 11 a 13 y
18 y más años, que participaron en un juego de interacción social por computadora,
que superó las limitaciones metodológicas de las otras estrategias empleadas hasta
ese momento, como los cuestionarios. Se observó que los participantes del grupo de 6
a 8 años actuaron de forma individualista, los del grupo de 11 a 13 de forma
competitiva y los de 18 años fueron más cooperadores. A partir de estos hallazgos,
García (1990) estableció que al parecer, existe una relación entre el nivel de desarrollo
cognitivo relacionado con la edad y el nivel de desarrollo social, relacionado con el
aprendizaje previo al enfrentamiento de la tarea de interacción (socialización), que
puede modificarse debido a las condiciones sociales.
Basado en este proyecto y utilizando la misma tarea experimental, el
siguiente estudio examinó las variaciones conductuales de la cooperación, el
individualismo y la competencia sólo con participantes mexicanos,
fundamentalmente por dos razones. Primera, por el carácter cooperador que de esta
población se reportó tradicionalmente en la literatura psicológica (Madsen, 1967;
Madsen, 1971 y Kagan y Madsen, 1971) como se describió anteriormente; y
segunda, por los efectos acelerados de la globalización, definidos por la migración y
la inversión económica, sobre la estructura social del estado de Veracruz
esencialmente en los últimos 20 años. En este sentido y consistentemente con la
tesis de este estudio, con relación a que el aprendizaje previo (socialización) afecta
la habilidad de procesar la situación de interdependencia, puede suponerse que
debido a la globalización, las formas de socialización tradicionales se afecten,
permitiendo que las personas exhiban conductas más individualistas o competitivas.
Fundamentalmente son dos los fenómenos que acentuaron esta situación en México
y concretamente en el estado de Veracruz, en la región sureste del país. El primer
fenómeno es la migración masiva a Estados Unidos y el segundo, la creciente
inversión económica en el desarrollo de infraestructura comercial e industrial en
zonas tradicionales.
Con relación a la migración, los primeros movimientos poblacionales hacia los
Estados Unidos se registraron hace veinte años a partir de 1985. En este año la tasa
de migración en Veracruz era escasa o casi nula en comparación con la de la
Ciudad de México, Guanajuato y Michoacán. En estos estados, cerca del 1% de la
población registrada para ese año ya había emigrado.
En 1995, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística Geografía e
Informática [INEGI], Veracruz era la novena entidad en la republica de la que
emigraban pobladores hacia otras partes de México y el mundo, fundamentalmente
Estados Unidos. Para el año 2005 la situación cambió; el IX Censo de Población y
Vivienda del INEGI, reportó que Veracruz ocupaba el sexto lugar nacional por el
número de pobladores que migraban, sólo por debajo de los estados con ‘mayor
tradición ‘en movimientos migratorios: la Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco,
Zacatecas, Michoacán y el Estado de México. Para este año 76, 585 veracruzanos,
el 4% de la población, había emigrado hacia los Estados Unidos.
El hecho de que en veinte años el estado de Veracruz haya remontado la
diferencia y casi igualado su tasa de migración con la de los estados del centro y
norte de la república con mayor ‘tradición migratoria’, permite suponer que durante
este periodo de tiempo ocurrieron cambios estructurales drásticos en los ámbitos
económicos y sociales que favorecieron la rapidez de los movimientos de la
población hacia los Estados Unidos, concretamente el aumento en el desempleo.
En la actualidad de acuerdo a la cuenta pública consolidada del Gobierno de
Veracruz para el mes de mayo de 2006, las remesas que los migrantes envían al
estado son cercanas a 1 mil 154.7 millones de dólares (GEV, 2006). Aunado a los
movimientos migratorios y los montos económicos que genera, la inversión en
industria y comercio es relevante. Según los datos del informe de gobierno de 2006
la inversión privada asciende a los 135,000 millones de pesos, los cuales son
destinados a la creación de industrias e infraestructura comercial: plazas, tiendas de
autoservicio, hoteles, entre otras.
Si estas condiciones afectan el desarrollo social y cognitivo, consistentemente
con otros estudios se hipotetizó: primero, que debido al desarrollo cognitivo adquirido
en relación con la edad y expresado en una tarea de interacción social especifica,
existan tres variaciones conductuales por grupo: el grupo más pequeño será
individualista, el joven más competitivo y el adulto más cooperador. Segundo, se
espera que si hay diferencias con los participantes norteamericanos estas diferencias
sean debidas a la cultura y tercero, cualquier diferencia entre los mexicanos
contemporáneos (2006) y los anteriores (1985) se deba al aprendizaje nuevo requerido
por la globalización.

MÉTODO

Participantes
Se examinaron 181 varones mexicanos de tres grupos de edad de tres niveles
educativos. El primer grupo fue de estudiantes de primaria de entre 6 y 8 años de
edad (63 participantes); el segundo, de estudiantes de secundaria de entre 11 y 13
años de edad (82 participantes) y el tercero, de estudiantes universitarios de 18 años
o más (36 participantes). Todos eran originarios de una zona urbana afectada por la
migración.

Diseño

Se compararon en tres grupos de edad las tasas de respuestas del primer


movimiento ejecutado por los participantes en una tarea de interacción. Las
respuestas posibles eran tres y estaban determinadas por la trayectoria (origen –
destino) del movimiento: la primera individualista, la segunda competitiva y la tercera
cooperadora.

Aparatos e incentivos

Se utilizó el Program for Diadic Interaction [PDI] (Ver figura 1) diseñado por García
(1985). Se ejecutó en computadoras portátiles con procesador Pentium M. El PDI
recrea una situación de interacción social que requiere de cooperación como
respuesta adaptativa. En esta recreación, dos participantes interactúan con el
objetivo de llenar con ocho ‘canicas’, uno de tres contenedores que se muestran en
la pantalla de la computadora. Cada contenedor es ‘propiedad’ de alguno de los
participantes: el contenedor de la derecha pertenece al participante A, el de la
izquierda al participante B y el de en medio pertenece a ambos (A y B). Cada
participante tiene cuatro turnos. En total sólo existen 12 ‘canicas’ repartidas en los
tres contenedores (cuatro por contenedor), de manera que sólo es posible llenar
uno de los tres contenedores. Esta limitación matemática es advertida a los
participantes, para evitar que sus movimientos sean producto de su incapacidad
por comprender la naturaleza aritmética de la tarea. El ‘propietario’ del contenedor
que se ‘llene’ primero recibe un refuerzo. En caso de llenar el recipiente que aparece
en el centro de la pantalla los dos participantes reciben un refuerzo cada uno
(lapicero).

PROCEDIMIENTO

La aplicación de la tarea experimental a través del PDI se divide en tres fases: 1)


fase de colección de datos personales, 2) fase de entrenamiento y 3) fase
experimental.
1. Fase de colección de datos personales: Los participantes proporcionan
información sobre diez aspectos para completar un cuestionario: nombre,
edad, sexo, origen, grupo étnico de pertenencia, formación grupal de su
compañero, escolaridad, número de hermanos, número de hermanos
mayores y ocupación de sus padres. Las preguntas se relacionan con las
variables.

2. Fase de entrenamiento: En ella se especifican las formas de operar el equipo


de cómputo y se proporcionan instrucciones sobre la tarea de interacción: el
objetivo de la tarea y se enfatiza en que sólo es posible ‘llenar’ uno de tres
contenedores.

3. Fase experimental: Los participantes comienzan la interacción y el PDI inicia


el registro de la secuencia.

CALIFICACIÓN

En la ejecución de la tarea experimental participan pares o díadas. En el presente


estudio sólo se reporta la respuesta inicialmente emitida por el miembro de la díada
que realizó el primer movimiento en la tarea. Las respuestas pueden ser tres y se
califican con relación a la trayectoria (origen-destino) de una ‘canica’, como sigue:

a) Individualista: Cuando el primer movimiento consistió en tomar una canica del


recipiente ‘común’ al ‘propio’.

b) Competitivo: Cuando el primer movimiento fue tomar una canica del recipiente
del ‘otro’ o del ‘común’ para depositarla en el recipiente ‘propio’.

c) Cooperador: Cuando el primer movimiento fue ‘llevar’ una canica del


recipiente ‘propio’ o del ‘otro’ para depositarla en el ‘común’.

RESULTADOS

El análisis de Xi (Chi) cuadrada mostró diferencias estadísticamente significativas


entre las respuestas exhibidas por los miembros de cada grupo (ver figura 2). El
grupo de primaria (6-8 años) respondió de forma más individualista X2 (3, N = 181)=
35.4, p < .05, al igual que el grupo de secundaria (11-13 años) X2 (3, N = 181)=
48.3, p < .05. Por su parte, el grupo de universitarios (18 años y más) exhibió
mayormente respuestas cooperadoras. X2 (3, N = 181)= 34.6, p < .05. Los
resultados muestran un incremento en la respuesta de cooperación con relación a la
edad y al nivel académico.

CONCLUSIONES

Como se estableció en las hipótesis se esperaban diferencias cognitivas y de


aprendizaje: sólo dos grupos de participantes mexicanos se comportaron de forma
similar a los grupos estadounidenses: el grupo de primaria (6-8 años) que exhibió
más individualismo y el grupo de universitarios, que se mostró más cooperador.
La no correspondencia entre el grupo de norteamericanos y mexicanos, se
encontró en el grupo de secundaria. Mientras que los estadounidenses fueron más
competitivos, los participantes mexicanos se mostraron individualistas, en forma
similar al grupo de primaria (6-8 años).
La explicación de esta no correspondencia puede atribuirse a dos factores. En
primer lugar, a diferencias culturales y en segundo, a los efectos de la migración en
las relaciones sociales. El requisito básico de la globalización es la competencia y
los mexicanos contemporáneos han aprendido a ser individualistas o competitivos.
Para concluir, este estudio contribuye al desarrollo del conocimiento científico
en tres áreas que van de los niveles teóricos, a los metodológicos, y finalmente a
una contribución en el nivel aplicado de la siguiente manera. Primero, a nivel teórico
esclarece en forma empírica la interacción de los procesos cognitivos y sociales
mostrando como ni los procesos cognitivos ni los sociales determinan solos la
conducta en desarrollo de los individuos. A los estudios previos de Madsen (Madsen
y Shapira, 1969; Madsen, 1971; Lancey y Madsen, 1981 Kagan y Madsen, 1971)
basados en la determinación de la socialización, y a los que buscan en la percepción
social una determinación de la conducta basada sólo en la determinancia de la
educación, este estudio mostró que con los cambios socio-económicos ambos
procesos previamente mencionados pueden tener diferente impacto en la conducta
social. Concretamente este estudio mostró que los niños mexicanos que
anteriormente exhibían algún grado de cooperación comparable con los índices mas
altos del mundo, 20 años después en la misma zona geográfica una vez afectada la
población por los procesos de la globalización y migración, los niveles de
cooperación y competencia disminuyeron drásticamente. Además, se observó que el
desarrollo, a diferencia de lo propuesto por los cognoscitivistas que ven la
determinación de la conducta en la capacidad para procesar los elementos de la
situación, el desarrollo no va necesariamente en secuencia del individualismo a la
competencia y a la cooperación. Este estudio mostró en este respecto que la
secuencia se altera: aún cuando los adultos cooperan más, el grupo de
adolescentes actúa más individualista que competitivo, sugiriendo una probable
interacción entre la antigua orientación cooperadora y el deseo de evitar el conflicto.
En un segundo nivel, este estudio contribuyó metodológicamente aportando
una contribución al análisis experimental de la conducta cuya frecuencia en la
literatura se ve reducido a casi un 10% de toda la literatura en psicología social. En
su mayoría la investigación en el área se incrementó, limitándose a estudios de
papel y lápiz y de cuestionarios cuya validez es reducida al reporte verbal o en
respuestas a escenarios hipotéticos (dilema del prisionero) en lugar de la
observación directa de la conducta. Finalmente, este estudio representa
históricamente el primer estudio de la población mexicana en tareas experimentales
de interacción social. Hasta hoy no se ha documentado en la literatura científica
ningún estudio de laboratorio que documente empíricamente el impacto de la
globalización en el desarrollo psicosocial de los mexicanos. Este reporte, sin
embargo, representa el primer logro en la investigación psicológica en desarrollo
humano psicosocial que permite una comparación con una miríada de estudios en
la sociedad norteamericana. Por lo mismo representa sólo el principio de una serie
de estudios comparativos a desarrollar en los que se incluyan sociedades europeas
y no europeas y que permitan a su vez una documentación de los efectos de la
globalización en sociedad con circunstancias históricas, culturales, socioeconómicas
diferentes. A este propósito se enfocara el siguiente proyecto de investigación.
Figura 1. Tarea de interacción PDI (García, 1990)
Figura 2. Tasa de respuestas de individualismo, competencia y cooperación por
grupo de edad
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