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PARAMILITAKES EN COLOMBIA:
CONTEXTO, ALIADOS Y CONSECUENCIAS
5 “Los sicario« estaban financiados por el narcotráfico: Dyin" en E l E spectador, pág 10-A, 11 de junio de 1989. L a policía informa
haber desmantelado una banda paramilitar en San Martín, Meta.
6 Jorge Orlando Meló hace una buena historia del uso privado de la fuerza en períodos de violencia en Colombia. Véase “Lo*
Paramilitares y su impacto sobre la política" en A l F ilo del Caos. Tfercer Mundo y Universidad Nacional; Bogotá, 1990.
7 María Victoria Uribe publicó un detallado estudio sobre la violencia en el Tblima durante los años cincuenta y sesenta, en el que se
destaca la acción de bandoleros en las masacres de campesino«. Véase M atar, R em a tar y C on tram atar, CINEP,Bogotá, 1991.
8 El mejor estudio realizado hasta ahora sobre el movimiento campesino de los años setenta es el de León Zamosc, L a cuestión
a g r a ria y el m ovim iento cam pesino en C olom bia, 1967-1981, UNDRIST-CINEP, Bogotá, 1987.
9 Sobre la política represiva de Tbrbay puede consultarse C O N T R O V E R S IA No. 70-71 “Estatuto de Seguridad, seguridad nacional,
derechos humanos, democracia restringida.”, por Alejandro Reyes, Guillermo Hoyos, Jaime Heredia y otros, CINEP, Bogotá, 1978.
Véase también el informe presentado por la Comisión de Estudios sobre la Violencia: Colom bia: v io len cia y dem ocracia. Inform e
presentado al M inisterio d e G obierno. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1987.
10 Hay dos excelentes trabajos con el tema del bandidismo social en Colombia. E l de Gonzalo Sánchez y Donny Merteens, Bandoleros,
gam onales y cam pesinos; El Ancora editores; Bogotá, 1985, y el de Eric Hobsbawm, R ebeld es prim itivos; Editorial Ariel;
Barcelona 1974.
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Los movimientos de las élites regionales tienden fue una política inconstitucional, como Anal
hacia la violencia por mano propia cuando per mente lo declaró la Corte Suprema en 1988. Esta
ciben que la tramitación democrática del conflic confusión de poderes públicos trajo consigo el
to alteraría sustancial mente las situaciones de abandono de la justicia por el poder ejecutivo.
privilegio institucional, derivadas de la estruc
tura de propiedad y el control de los recursos Las consecuencias de estas políticas fueron la
comunes. El rechazo a la participación de las práctica disolución de las formas civiles de la
masas está inspirado en el temor a la pérdida de movilización y el reforzamiento del reclutamien
exclusividad de las élites en la toma de decisio to guerrillero. En 1981 comenzaron a multipli
nes básicas. carse los ataques de la guerrilla a poblaciones
marginales y a expandirse las áreas donde aqué
u primera condición para el surgimiento del llas ejercían dominio y practicaban actos depre-
Paramilitarismo es, entonces, la debilidad es datorios contra los propietarios y empresarios
tructural del Estado colombiano para imponer a locales.
las élites regionales un marco de conductas de
mocráticas para la resolución del conflicto social. El Presidente Betancur intentó parar la ola de
Esta debilidad se traduce en las relaciones de terror oficial y creó espacios de diálogo para
cooperación con la violencia directa por parte de firmar la paz con las guerrillas. Logró negociar
las élites regionales, cuyo apoyo es indispensa un alto al fuego con las FARC, el E P L y el M-19
ble para la conservación del régimen político. en 1983 y 198412. El solo anuncio de la paz pac
tada fue un chorro de agua fría para el ejército,
Una segunda condición se relaciona con la polí que sintió frenado su impulso bélico justo
tica contrainsurgente. La de Turbay estuvo en cuando creía tener la victoria en sus manos,
marcada por el famoso ‘‘Estatuto de Seguridad” con la plana mayor del M-19 en la cárcel de La
de 1978, que tipificó como subversivas muchas Picota en Bogotá.
conductas propias de la protesta social y las so
metió a la justicia penal militar. La transición El desacuerdo militar con la política de paz del
de Betancur se caracterizó por el abandono del Presidente fue expresado públicamente por el
apoyo presidencial al despliegue represivo direc Ministro de Defensa. También se manifestó en
to por parte de las fuerzas armadas, como con la estrategia de lucha, pues las brigadas y bata
dición para ambientar las iniciativas de llones en áreas guerrilleras comenzaron a orga
negociación con las guerrillas. nizar el apoyo de ios propietarios locales para
crear grupos de autodefensa.
Los cuatro años de aplicación de la política re
presiva de Turbay probaron que las institucio El primer experimento fue el de Puerto Boyacá,
nes castrenses no eran adecuadas para aplicar área de confluencia de la migración boyacense
Justicia sino para combatir al enemigo. Muchas de la zona esmeraldífera y de la colonización an-
Pruebas fueron pre-fabricadas durante los alla tioqueña. Las FARC habían creado un reino del
namientos a sospechosos, se generalizaron los terror contra los propietarios grandes y media
robos con el pretexto de decomisar elementos de nos, habían aumentado el precio de las extorsio
lictivos y se instituyó la tortura sistemática en nes y los secuestros de ganaderos. A llí se decidió
l°s centros castrenses de reclusión11. la creación de escuadrones, financiados por los
hacendados locales con un fondo inicial de $200
En el fondo, antes que aplicación de justicia el millones de pesos.
ejército intimidó y castigó a una amplia base de
Población, con el propósito pedagógico de disua Desde Puerto Boyacá se extendieron las accio
dir a quienes impulsaban la organización popu nes a Puerto Berrío, sede de la X IV Brigada,
lar. La justicia penal militar aplicada a civiles Puerto Nare, Puerto Triunfo, Yacopí, Cimitarra,
íT Los informes de Amnistía Internacional sobre la situación de derechos humanos en Colombia en 1980 y 1981 denuncian la existencia
de 50 instalaciones militares y de policía donde se torturaba a los detenidos políticos.
12 U na excelente evaluación de los procesos de diálogo y negociación con las guerrillas durante el gobierno Betancur se encuentra en
la obra de Luis Alberto Restrepo y Socorro Ramirez, A ctores en conflicto p o r la paz. Siglo XXI-CINEP. Bogotá, 1989.
38 ANALISIS POLITICO No.12 ENERO A ABRIL DE 1991
Puerto Salgar y La Dorada. Entre 1982 y 1984 na medida es un resultado acumulado por casi
los paramilitares asesinaron a más de 800 per tres décadas de luchas guerrilleras infértiles de
sonas de estas regiones, expulsaron a las fami éxitos revolucionarios, que se reducen a ejecu
lias campesinas que habían colaborado con las tar asaltos armados contra poblaciones, comba
FARC y reemplazaron parte de la mano de obra tes esporádicos y extorsiones generalizadas y
con migrantes de los Llanos Orientales, del Hui- regulares contra todo aquel que tenga un patri
la y otras regiones. monio acumulado. El carácter parasitario de es
tas acciones le resta legitimidad social a las gue
Más tarde, entre 1988 y 1989, grupos seleccio rrillas y permite a sus adversarios reclutar
nados de los paramilitares de Puerto Boyacá opositores entre sus propias bases y desertores
ayudaron a entrenar a otros semejantes en Cór de sus filas.
doba, Urabá y la región del Ariari en el M eta y
participaron en la comisión de masacres en las Entre las nuevas capas de hacendados llega
mismas áreas y en Antioquia. Una vez que ex dos a algunas regiones guerrilleras para rele
pulsaron a las guerrillas del Magdalena Medio, var a quienes no resistieron la presión de los
los jefes paramilitares organizaron grupos loca secuestros y extorsiones se destacan los nar-
les de autodefensa en las regiones que llamaron cotraficantes de las distintas regiones. Estos
liberadas, integrados por pobladores locales y han comprado tierras en cerca de 300 munici
no por mercenarios a sueldo como en la primera pios de los 1.020 que tiene el país14.
etapa13.
Su ingreso a la confrontación con las guerrillas,
Extensión de las alianzas anudadas que se inició en 1982 con la creación del MAS
en el paramilitarismo (Muerte a secuestradores) para reaccionar con
tra el secuestro de la hija de uno de los capos de
L a mayor parte de los grandes propietarios Medellín, significó que los grupos paramilitares
en las regiones afectadas por las acciones reforzaron varias veces su presupuesto, arma
predatorias de las guerrillas, que cubren mento y número de mercenarios a sueldo15. El
cerca de 500 municipios, apoyan alguna for salario de los patrulleros contratados por los pa
ma de seguridad privada. Estas varían de ramilitares era de $40.000 mensuales en el
región a región, desde las contribuciones a Magdalena Medio y el Ariari en 198816.
las autoridades armadas para financiar ope
raciones de lim pieza social, pasando por la L a estructura p aram ilitar de Puerto Boyacá
creación de grupos armados con la estricta fue la prim era en ser controlada por los
misión de defender la hacienda respectiva y principales capos del cartel de M edellín y su
ayudar a las vecinas, hasta la organización fase expansiva coincide con la am pliación de
y financiación de escuadrones de la muerte, los territorios de narcotraficantes en la re
con propósitos de agresión. gión.
Esta disposición de los propietarios no es gene El caso regional más grave después del de Puer
ralizada, pero sí convoca a sectores suficientes to Boyacá es el de Córdoba y Urabá, donde el
para haber tejido una red de sistemas de defen grupo paramilitar del narcotraficante Fidel
sa en áreas afectadas por las guerrillas. En bue Castaño y el ejército han cooperado para desca-
13 El único estudio realizado por un testigo del proceso de Puerto Boyacá es el de Carlos Medina: A utod efen sas, P a ra m ilita re s y
N a rc o trá fic o en C olom bia. O rigen , d esarro llo y consolidación. El caso P u e rto B oyacá. Editorial Documentos periodísticos.
Bogotá, 1990.
14 E l autor realizó una encuesta con directivos regionales de IN C ORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria) con la pregunta
sobre los municipios de sujurisdicción en los cuales se sabía que narcotraficantes habían comprado tierras antes de 1990. E l resultado
es un mapa, todavía incompleto, que incluye cerca de 300 municipios. Archivo del Instituto de Estudios Políticos y Relacione»
Internacionales de la Universidad Nacional. Véase también “El narco-agro” en Revista Sem ana, noviembre 29 de 1988.
15 E l Procurador General de la Nación, Carlos Jiménez Gómez, denunció la vinculación de 54 militares en operaciones del grupo
paramilitar Muerte a Secuestradores -M A S -. Véase Carlos Jiménez Gómez, U n a P r o c u r a d u ría d e Opinión, Ed. Printer Col.
Ltda.; Bogotá, 1986.
16 Entrevista con un jornalero de El Espinal (Tolima) que trabajó temporalmente como patrullero en Puerto Boyacá. Archivo Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
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bezar el liderazgo político de las organizaciones nes donde actúan las guerrillas han sido aterro
campesinas y para aislar al E P L de sus bases rizadas mediante asesinatos y másacres colec
de apoyo. tivas ejemplarizantes, sus organizaciones des
truidas y muchos de ellos han sido expulsados
En Córdoba han coincidido dos fenómenos de a las ciudades19.
signo opuesto. De un lado, uno de los peores
problemas de distribución de la tierra en el país. Las guerrillas han perdido sus bases de apoyo
De otro, una rápida concentración de la propie entre las poblaciones sometidas a la agresión
dad en manos de narcotraficantes. Ambos fenó paramilitar y han sido obligadas a convertirse
menos llevaron a la región a fines de los ochenta casi exclusivamente en aparatos militares, que
a una guerra de aparatos -guerrillas y parami- luchan para sobrevivir como milicias armadas
litares- en la cual la mayoría de las víctimas y pierden contacto con el sentido político de la
fueron campesinos ajenos al conflicto. lucha popular20.
La tercera región en importancia por su organi Los narcotraficantes han dispuesto de organi
zación paramilitar es el Piedemonte de la cordi zaciones armadas para proteger territorios y
llera oriental, desde Casanare, bajando a la re negocios de coca, para expulsar a la guerrilla y
gión del Río Ariari, los Llanos del Yarí y para organizar militarmente bases sociales de
llegando al Putumayo, en la frontera con Ecua apoyo. El paramilitarismo ha sido ampliamente
dor y ruta de la pasta de coca. Dominio anterior denunciado por los medios de comunicación y
de las FARC en algunas de sus áreas, la Orino- sus características y alianzas son un secreto a
quía y la Amazonia combinan grandes extensio voces en Colombia. El Presidente Gaviria, sien
nes de cultivo de la coca, laboratorios y pistas do Ministro de Gobierno en 1987, denunció la
de aterrizaje y la ventaja estratégica de la inco existencia de 140 grupos paramilitares actuan
municación vial en muchas localidades. Algu do en todo el país, aunque muchos de ellos eran
nos narcotraficantes han comprado grandes ex sólo nombres distintos para las mismas organi
tensiones en el piedemonte oriental y han zaciones21. El DAS ha denunciado la vincula
^disputado dominios territoriales a las FA R C 17. ción de unidades militares con masacres come
tidas en combinación con paramilitares22.
Consecuencias y perspectivas
del paramilitarismo El gobierno Barco logró la derogatoria de la
Ley 48 de 1968, que autoriza al ejército a crear
Todos los sectores de población y las organiza grupos de autodefensa. Con esta medida, cam
ciones involucradas se han transformado como bió la política que había sido públicamente
consecuencia de ocho años de acción de los es respaldada por el Ministro de Defensa Gene
cuadrones de la muerte. El ejército y la policía ral Rafael Samudio y el de Justicia José M a
ban implicado en la práctica de atropellos a los nuel Arias Carrizoza. En junio de 1989 el go
derechos humanos de la población a muchos de bierno dictó el Decreto N 9 1194 que establece
sus integrantes, hasta llegar a la cúpula que penas a quienes financien o promuevan gru
traza las estrategias18. Los habitantes de regio pos paramilitares23.
17 U n buen análisis de los conflictos suscitados por la coca entre guerrillas y narcotraficantes es el de Alfredo Molano, S e lv a A dentra,
E l Ancora Editores; Bogotá, 1987.
U n documento de 1990 elaborado por la Procuraduría General de la Nación registra las quejas de ciudadanos contra las fuerzas
militares por violaciones a los derechos humanos. Ver P ro c u ra d u ría G e n eral de la N ación, D ivisió n de R egistro y Control,
Bogotá, 1990.
U n documento elaborado por organizaciones de derechos humanos de Barrancabermeja contiene un registro detallado de las acciones
paramilitares y del ejército en los municipios de El Carmen y San Vicente de Chucurí en los últimos cuatro años. Véase Inform e
d e la C om isión Interco n gregacio n al de ju stic ia y p az so b re la situación de vio len cia q u e se vive en ios m unicipios de
E l C arm en, San V icente d e C h u c u rí (San tan d er), d e b id a a la acción d e gru p o s p aram ilitares. Barrancabermeja, agosto
1990.
En esta afirmación coinciden dirigentes guerrilleros de las FARC, el E L N y el E P L entrevistados. Archivo del Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.
21 E l Espectador, 10 de octubre, 1987.
22 Sem ana, No. 311,19-25 de abril, 1988.
23 Véase E l E sp ec tad o r pág. 1-A, 10 de junio de 1989.
40 ANALISIS POLITICO No. 12 ENERO A ABRIL 1991
Sin embargo, fueron la matanza de jueces en la gociable, que garantiza la no extradición a los
Rochela (Santander) en enero de 1989 y la de Estados Unidos cuando los implicados se entre
claración de guerra al narcotráfico de agosto de guen y colaboren con los jueces. Hasta febrero
1989, luego el asesinato del candidato Liberal de 1991, luego de algunos meses de vigencia, los
Luis Carlos Galán Sarmiento, imputado por el Decretos 2047 y 3030, que plasmaron esas deci
DAS al cartel de Medellín, los hechos que rati siones, habían logrado algunos resultados, con
ficaron la condena al paramilitarismo y le qui la entrega de los tres hermanos Ochoa Vasquez,
taron legitimidad en los altos círculos guberna miembros del grupo de Medellín, y algunos otros
mentales y de opinión pública. narcotraficantes menos notorios.
Comprendiendo esta situación, los narcotrafi- El tema central de las denuncias de los narco-
cantes han anunciado repetidas veces que sus traficantes se refiere a la aplicación de métodos
penden hostilidades armadas y los jefes de guerra sucia contra sus integrantes y fami
paramilitares han cambiado su discurso para liares por parte de la policía antinarcóticos y la
presentarse como líderes de “movimientos polí Fuerza Elite de la misma institución. Se quejan
tico-militares”, con lo cual reclaman igual trata de torturas, asesinatos y desapariciones de fa
miento que las guerrillas como delincuentes miliares y amigos25.
políticos. El intento más serio en este sentido fue
el de creación de un movimiento político que se Paradójicamente, los narcotrafícantes han en
llamó M O RENA “Movimiento de Restauración contrado que su mejor defensa es el reclamo por
Nacional” presentado en forma oficial en agosto el respeto a los derechos humanos y su auto-
de 198924. identificación como fuerza político-militar, para
homologar su tratamiento al del proceso de paz
En el campo de las relaciones internas, la muer con las guerrillas y ser beneficiarios de una am
te de Rodríguez Gacha y la retirada estratégica nistía.
de los principales capos a raíz de la declaración
de guerra del gobierno ha significado el aban Las fuerzas armadas han perdido credibilidad
dono parcial del patrocinio financiero que reci interna e internacional como resultado de sus
bían los grupos del Magdalena Medio y los alianzas antisubversivas con el narcotráfico y
Llanos Orientales. En Córdoba, Fidel Castaño los paramilitares. Prudentemente, desde cuan
ha celebrado conversaciones de paz con el E P L do el clima de opinión rechazó esas prácticas,
y ha iniciado la desmovilización de sus 200 han empezado a cambiar el discurso justificato-
hombres, entregando las armas al ejército. En rio y a repudiar las acusaciones de vinculación
parte como resultado de este desmonte, ha co con los paramilitares.
menzado a aparecer una nuéva ola delicuen-
cial, centrada en secuestros, con la cual los Tres grandes factores de violencia quedan en
mercenarios tratan de compensar ingresos de pie. Primero, la propensión m ilitar y policial
jados de percibir. a prácticas violatorias de los derechos huma
nos contra la población no combatiente. Su
El gobierno Gaviria intenta sustituir la guerra terminación exige el cambio de políticas de
al narcotráfico con la cración de una justicia ne contrainsurgencia, además del ejercicio acti-
24 Véase “Morena Lanzará candidato propio a la presidencia” en L a P ren sa, pág. 9, 11 de agosto de 1989. En 1990 los extraditables
se autodeñnen como movimiento político- militar. En un comunicado enviado a la prensa el 5 de abril afirman:
“11. Que como grupo rebelde nos declaramos movimiento militar y político que luchará contra la extradición, contra la tortura y el
sicariato oficial, contra la manipulación de loa jueces por parte del gobierno, contra la desinformación, contra la intromisión de
gobiernos extranjeros en el manejo político y económico de la Nación y en la defensa de las clases desprotegidas y de las reivindica-
ciones sociales y políticas del pueblo colombiano.” E l Tiem po, 6 de abril, 1990.
25 En comunicado del 27 de abril de 1990 loe extraditables afirman:
“2. Que hemos denunciado repetidamente a los policías torturadores y que en anteriores comunicados manifestamos que Colombia
no está siendo gobernada por un Presidente, sino por la fuerza y el poder de cuatro policías criminales.
3. Que manifestamos anteriormente también que el problema de la extradición había pasado para nosotros a un segundo plano, ya
que este argumento de lucha había sido desplazado por el de las torturas, loe asesinatos y las desapariciones de nuestros compañeros,
a los cuales, luego de ser detenidos, se les ha introducido taladros por los oídos, agujas en los testículos y sopletes en todas partes
del cuerpo.” E l Tiem po, 28 de abril, 1990.
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26 Ver Sem ana, ed.460, feb. 26 - marzo 5, 1991; ¿Qué se va a negociar con estos hombres?
27 Juan I.inz expresa este punto con mucha claridad:
“En nuestra visión, algunas de las consecuencias deslegitimadoras de la violencia pueden ser halladas en el área de decisiones
hechas en respuesta a la violencia. Nos referimos a decisiones complejas como las de considerar a un acto como político o repre
sentativo de reclamos sociales, o como concebido por locos o criminales comunes; juicios acerca de si detener las primeras expresiones
de violencia o si permitir reconocimiento a sus perpetradores al negociar con ellos; y decisiones sobre la cantidad y el tipo de fuerza
que se use para reprimir la violencia, en particular el uso de la policía, las fuerzas armadas o grupos paramilitares que apoyan al
gobierno.” (p. 57)
“Cuando la decisión de usar fuerza no puede ser hecha por las solas autoridades políticas, sino requiere la consulta o la aprobación
de aquellos en control de las fuerzas armadas, entonces el gobierno se enfrenta a una seria pérdida de legitimidad.
Lo mismo es verdad cuando un gobierno permite a grupos organizados con disciplina paramilitar cuyo propósito es usar violencia
con fines políticos emerger en la sociedad. Tales grupos tienen la propensión de llegar a ser más y más autónomos, de desarrollar
su propia ideología y propósitos, y en general de ser refractarios a gobiernos elegidos democráticamente, (p.58)
Ciertamente la tolerancia de un régimen democrático hacia la creación de organizaciones paramilitares por oposiciones desleales
crea una amenaza serísima a su existencia. Esta tolerancia constituyó un factor decisivo en la desintegración del mandato demo
crático en Italia, Alemania, Austria, y hasta cierto punto, España.” (p. 59) Ver Juan Linz, “Crisis Breakdown and Re-equilibration
of competitive Democracies” en T h e B rea k d o w n o f Com petitive D em ocratic Re gimes, edit Juan Linz y Alfred Ste pan (Balti
more: Johns Hopkins University Press, 1978).