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Nº 79 - Cada Alma es un Mundo

Cada alma es un mundo, un universo. Cada alma tiene características propias. Sin embargo
hay aspectos que todas las almas compartimos: el origen esencial común (somos hermanos) y
el destino final, que es el regreso a la Fuente Divina.

Esos puntos comunes son las fuerzas impulsoras de todo progreso espiritual, ya sea individual
o de los grupos de almas que como personas integramos la Humanidad.

En los tiempos cruciales que hoy atraviesa esta Humanidad, es imperativo que los pasos que
cada alma dé individualmente se expandan rápidamente a los demás.

Esa expansión puede ser resultado implícito de su transitar en el Camino de la Renuncia, en su


efecto interior de amar cada vez más a la Humanidad, o bien en forma más directa, como la
transmisión de lo que cada uno aprende, tomando de la mano a otras almas, para mostrarles el
Camino (con todo el respeto y reverencia que corresponde) y promoverlas y acompañarlas en
su andar.

Es aquí donde está el gran desafío de este momento. Durante milenios hubieron muchas almas
dedicadas a su propio regreso a la Fuente Divina, aunque en su andar en ese camino,
ineludiblemente se volcaban (y se vuelcan) resultados espirituales de redención para la
Humanidad. También hubo y hay quienes se vuelcan a conquistar almas para su camino.

Pero hoy eso no es suficiente: se hace necesario un cambio de velocidad, una aceleración de
los procesos que sólo es posible, desde lo humano, si cada alma que despierta e inicia su
camino, se convierte en un catalizador que multiplique el efecto de su trabajo interior sobre
otras almas.

SER en el mundo

Si cada alma que despierta e inicia su camino, se convirtiera en un catalizador espiritual,


multiplicaría rápidamente el efecto de su trabajo interior sobre otras almas.

Se hace necesaria, para eso, una forma de Renuncia especial (no nueva, claro): la renuncia al
deseo de retirarse del mundo, y en cambio tratar de vivir la Renuncia en-el-mundo.

Esta afirmación no significa desconocer el efecto espiritual sobre la Humanidad que produce la
liberación de un alma. Lo se quiere decir es que un alma de renuncia, un alma consagrada, o
que está en camino hacia ese destino, puede tratar de desenvolverse interiormente, en
profundidad, hasta las últimas consecuencias, viviendo en el mundo. Es posible SER en el
mundo.

Además de que es posible, SER en el mundo es hoy necesario. Es una respuesta válida y
coherente con las urgencias de estos tiempos. ¿Cómo habrán de comprender las almas que es
posible transitar el camino hacia la Fuente Divina viviendo en el mundo, si no tienen a su
alcance inmediato los ejemplos vivos? ¿Cómo es posible pensar que el camino de la Renuncia
es para todas las almas, y sin embargo considerar que para transitarlo es necesario aislarse
físicamente del resto del mundo?

Una sola alma liberada en el mundo, y dedicada a expandir en otras almas el mensaje, podría
obrar algo que, abusando del lenguaje, llamaríamos un milagro: el de la transformación en
cadena de una gran parte de la Humanidad.

Nuestra responsabilidad
Si una sola alma liberada en el mundo, y dedicada a expandir en otras almas el mensaje,
podría obrar algo que, abusando del lenguaje, llamaríamos un milagro: el de la transformación
en cadena de una gran parte de la Humanidad.

Pensemos entonces qué sería posible para un puñado de almas como nosotros, que por amor
a la Divina Madre y a la Humanidad, decida hacer eso: Entregarse a la Gran Obra viviendo en
el mundo con todas sus exigencias y expandiendo el mensaje.

Sabemos que la Divinidad, en su Infinito Poder, si fuese su Voluntad podría obrar el Gran
Milagro de la conversión instantánea de la Humanidad. También podría obrar la destrucción
instantánea. Pero no son ésos los caminos que la Divina Madre quiere para la Humanidad.

“Deje el discípulo la carga pesada de la bolsa de pan del pobre, para transformarse en un
nuevo ser”, dice la Enseñanza. Hoy en día ese nuevo ser tiene la responsabilidad de mostrar
ese mismo camino a todas las almas que le sea posible.

Unas almas responderán de una forma, otras de otra forma, otras más no lo harán y aún otras
huirán de nosotros. Pero nunca el trabajo será en vano: cada alma que inicie conciente y
voluntariamente el camino de la Renuncia, será a su vez un centro de expansión del mensaje.

En esto no hay nada nuevo: ha sido dicho de mil formas. Está en las Enseñanzas del Maestro
Santiago y en tradiciones religiosas. Sin embargo, el sentido de urgencia y la decisión de
utilizar todos los medios a nuestro alcance para llegar con el mensaje a la mayor cantidad
posible de almas, junto con nuestra voluntad de SER en el mundo, le da un perfil especial a
esa verdad milenaria. La adapta a estos tiempos y la Humanidad actual.

Esto de no esperar El Gran Milagro, y hacernos cargo del problema, es simplemente tomar en
nuestras manos (y que la Humanidad tome en sus manos) la responsabilidad del propio
desenvolvimiento. No es otro el significado de “dejar la bolsa de pan del pobre”.

Nada nos pertenece

No esperar el gran milagro, y hacernos cargo del problema, es simplemente tomar en nuestras
manos (y que la Humanidad tome en sus manos) la responsabilidad del propio
desenvolvimiento. No es otro el significado de “dejar la bolsa de pan del pobre”.

¿Y cómo se hace esto?

Una posibilidad de inicio es la experiencia que ahora mismo están adquiriendo muchas almas
en su trabajo interior, en el mundo y para el mundo.

Los pasos, las dificultades, las dudas, las respuestas que cada alma va experimentando, si se
viven como experiencia propia (actor), como observador (espectador) y a la vez como ensayo
de trabajo interior en el mundo (director de la obra), da lugar al análisis de los procesos y a
mayores posibilidades de comprender a otras almas cuando transiten caminos similares.

Cada alma que logre resolver esto, en el sentido de hallar cómo vivir cumpliendo con el trabajo
interior y exterior integrado, en el mundo, abrirá una puerta para que otras almas lo puedan
hacer aunque nadie les enseñe; por caminos misteriosos les llegará el conocimiento.

El alma que se dispone a esta tarea debe tener muy claro que nada le pertenece, ni aún sus
experiencias más íntimas. De no ser así, seguiría habiendo una barrera de separatividad que
hará muy difícil que pueda llegar a otras almas y tomarlas de la mano.

La Llamarada como punto de contacto

¿Cómo llegar a otras almas y tomarlas de la mano para ayudarlas a transitar el Camino?

Para el contacto con otras almas hay varias posibilidades. Entre las principales están las que
se derivan de lo que se mencionó al principio: que todas las almas compartimos el origen
esencial común (somos hermanos) y el destino final que es el regreso a la Fuente Divina.
De estos dos puntos comunes a todos, se derivan dos importantes impulsos: la compasión, que
a su vez da lugar a la solidaridad, a sentimientos de fraternidad, y el anhelo espiritual que es el
llamado de la Vocación.

En el momento de encontrarnos con un alma, ella puede haber tenido su momento de


despertar, que tendrá a su vez características distintas de acuerdo con su vibración, o no
haberlo experimentado todavía.

Si el alma que se nos acerca (o a la que nos acercamos) ya ha tenido su momento del
Llamado, ésa puede ser la mejor base. Si la experiencia fue intensa, no habrá dificultad en que
recuerde hasta los más pequeños detalles de ese momento, y así se le hará reconocer de qué
se trataba y la responsabilidad que tiene desde ese momento sobre su propio desenvolvimiento
espiritual.

Y si no lo ha sentido, será conveniente darle esa información, el conocimiento de que esa


oportunidad es para todos, de que en algún momento de su vida le llegará ese mensaje; se
generará así la inquietud, la búsqueda, y eso ya es empezar a caminar.

Podría ocurrir que, habiendo tenido su momento de iluminación, lo haya dejado pasar como
algo lindo que le ocurrió y nada más. Será bueno volver a despertar el recuerdo y mostrarle la
importancia de lo que le sucedió.

Puntos de contacto entre las almas

Hay varias características humanas que pueden servir de puntos de contacto entre las almas,
desde el momento en que siendo hermanos tenemos tanto en común entre todos nosotros.

En el párrafo 19 de la Enseñanza “Los Doce Rayos del Amor” del Curso “Desenvolvimiento
Espiritual”, dice: “El octavo rayo hace compasivo al amor humano; el ser sufre por los
padecimientos ajenos y desea que su bienestar sea el bienestar de todo su pueblo”.

La compasión es un sentimiento bastante común en los seres humanos. Muchas almas inician
su andar desde este punto, y a través de sentirse hermanadas con el resto de la Humanidad,
empiezan por ejemplo con actos de solidaridad y desde allí pueden llegar a sentir el anhelo
espiritual.

Esto no siempre ocurre así; es posible la entrega completa de un alma al servicio de los
demás, sin que necesite justificarse ante los demás ni ante sí misma, con un anhelo espiritual
explícito ni implícito. Cada alma es un universo, complejo, misterioso y en última instancia
secreto.

Otros puntos posibles son todas las Enseñanzas del Curso “El Sacrificio”, ya que trata aquellos
aspectos de la vida comunes a todos, que son más difíciles de comprender y aceptar. Entre
esos aspectos hay uno muy útil: La Incertidumbre, que se toca en Los Continuos Cambios y en
La Incertidumbre del Mañana.

¿Hablarles a las almas de la Renuncia? Si, claro. Pero dicho así, en frío, puede producir un
gran rechazo por el simple hecho de que la Idea de la Renuncia está en franco desacuerdo con
los valores que se han cultivado en esta Humanidad.

Se dijo en otra oportunidad: “la mayor ignorancia en no saber que el camino es La Renuncia”.
Tal vez sea así. Pero, ¿cómo llega el alma a saber eso? ¿Porque alguien le diga: “Te informo
que el camino es la Renuncia”? No, no parece que eso sirva.

Es posible conducir a un alma al descubrimiento, base de la comprensión y de cierta práctica


inicial. Siempre habrá alguna vivencia donde sea posible ver que la actitud de renuncia es
liberadora, y si el alma tiene una sensibilidad básica para eso, bastará mostrarle la relación
entre renuncia y liberación, para que descubra la renuncia como camino del alma. Entonces ya
sabrá, y estará en condiciones de recibir las enseñanzas que hablan directamente del camino
de la Renuncia. Puede ser un paso corto, pero casi siempre necesario.
Desde la incertidumbre

Vivimos normalmente como si el mundo fuera predeterminado, como si fuera predecible. Es


una gran ilusión. Con muy poco que uno se esfuerce, es posible llevar a un alma a la
consideración de ese hecho y a comprender con claridad que todo es incierto a nuestro
alrededor.

Si se logra la convicción de que aferrarse a la ilusión de certidumbre es un gran autoengaño, es


posible que el alma dé el primer paso en el camino (como previo a los grados de que habla la
Enseñanza “La Renunciación”) renunciando a la idea de certidumbre.

Entonces será el momento propicio para mostrarle la Renuncia como Camino.

Pero hay una consideración muy importante a la hora de utilizar el recurso de tratar de que el
alma se haga conciente de que no hay certidumbres en la vida corriente. Esa consideración se
relaciona con la compasión, la comprensión y el respeto: ¡cuidado! Hay que tener gran
delicadeza en el momento de hablarle a alguien de estas cosas porque no todas las almas son
fuertes como para arrostrar el hecho de estar viviendo en una gran ilusión, y pueden quedar en
ese momento sin sostén y sin fuerzas para cambiar de actitud.

Si se ha superado la prueba de la incertidumbre, ya se podrá poner al alma en contacto con las


Enseñanzas, donde el Maestro Santiago explica los grados de la Renuncia y todo el resto de
su Enseñanza.

Desde luego que esto no es una regla ni mucho menos. Sólo hablamos de aquellas almas que
no han dado pasos en esa dirección y por primera vez se ven enfrentadas con estos temas.
Hay otras almas fuertes, o que ya han transitado por su cuenta parte del Camino, y con ellas
todo es diferente.

Lo que se ha tratado de bosquejar es sólo algunos de los caminos posibles. Debe haber
muchos más que uno no conoce, por supuesto. De todos modos, y no en última instancia sino
en primer lugar, lo más importante es que el ejercitante al acercarse a un alma confíe
plenamente en su intuición; ella le dirá a quién tiene delante y cuál será la mejor vía para
llevarle de la mano al Camino de la Renuncia.

¿Que haremos para que la Red de Almas funcione eficazmente?

Surgen otras preguntas: ¿Adónde apunta el proceso global? ¿Adónde tendríamos que dirigir
los esfuerzos?

A provocar una reacción en cadena, como ocurre en las reacciones nucleares. Aquí el núcleo
es cada Alma de Renuncia, cada Alma Consagrada.

Una reacción en cadena se inicia con pocos núcleos activados que a su vez van activando a
otros. Pero para que se produzca un efecto expansivo hace falta un número mínimo de núcleos
activados (masa crítica); mientras no se llegue a ese valor (que no conocemos, claro) el
proceso tendrá una velocidad lineal, y sólo a partir de la masa crítica, se puede transformar en
exponencial.

Con algo así, se podría (contando con un poco de tiempo) enfrentar y hasta detener el
Holocausto de la mayor parte de la Humanidad. Sin embargo, seamos realistas: Esto significa
nada menos que ¡la transformación interior de muchas almas! ¿Será una utopía? Es posible
que sea una utopía, pero, ¡nada perdemos con intentarlo!

En cuanto a las almas-núcleos activados, habrá diferentes niveles de activación: no se trata de


pretender que todas las almas alcancen, rápidamente la Renuncia total. Se trata de ayudarles a
poner los pies en el camino de la Renuncia; de allí en más uno puede promover y acompañar,
pero el avance en sí es responsabilidad de cada alma, o bien puede ser que dependa de la
Gracia Divina, pero no ya del Alma Amiga que le ayudó a empezar.

De las técnicas a la Unidad


Si releemos algunas partes de los textos enviados anteriormente, veremos que hay alguna
similitud con una serie de recetas, de técnicas a aplicar. Si el trabajo con las almas fuera eso,
bastaría con un manual de instrucciones que cualquiera podría seguir.

De ninguna manera se trata de eso. Sólo se pretende aprovechar algunas ideas básicas que
pueden ayudar en la tarea. Las técnicas no sirven para nada, en la tarea con las almas si quien
las utiliza no avala con su vida de renuncia lo que piensa, dice y hace, lejos de dar verdaderos
frutos, sería un fraude más.

Por otra parte, sabemos que las almas verdaderamente grandes, no necesitan técnicas, ya que
su sola presencia puede conquistar las almas por similitud y unidad interior.

Entonces ¿cuál sería la tarea primordial de un alma que quiere entregarse al trabajo por Las
Almas? ¿Identificarse con la otra alma? ¿Leí bien? ¿Dice otra alma? ¿Qué es esto? Es
separatividad, sin atenuantes.

Sabemos que en origen somos Unidad. Mientras se esté en la separatividad de ver al alma a
nuestro lado como otra, pocas posibilidades habrán de llegar realmente a su interior.
¿Entonces qué hacemos?

Ascender a esa Unidad y desde allí trabajar. Si, de eso estamos hablando, de fundirnos con el
alma que está a frente nuestro, de desaparecer en su interior.

¿No es mejor así?

Mucho de lo que hemos escrito puede parecer sólo palabras bellas, metáforas bonitas. Sin
embargo, muestran la realidad de lo que es necesario aprender: Es así como se hace. Siendo
Uno con las almas.

De esto hablan muchas Enseñanzas del Maestro Santiago y también se hallan referencias en
varias de las Reflexiones de la página Web. No se dice nada nuevo; sólo lo expresamos
afirmando que es una forma real de trabajar.

Pero no podemos subir a la montaña con las espaldas cargadas, por eso primero hay que
dejarlo todo a los Pies de la Divina Madre. Aquí y ahora. Con nuestras miserias, virtudes y
limitaciones. Entregarnos tal como somos. No hay margen para dedicarnos a nuestra propia
perfección. Fernando C. Retzlaff lo dijo:

Ser mejor

Buscando ser mejor,

me transformé en un egoísta.

Buscando servir,

ya no me importa ser mejor

¿No es mejor así?

Está todo dicho.

Fanny Luz

Septiembre de 2006

E-mail: info@santiagobovisio.com

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