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ENTENDIENDO LA RELIGIÓN MAYA DESDE EL MEDIO GEOGRÁFICO.

Santiago Trujillo Castellanos, Daniel Yepes Arias.

“Las cuevas, junto con la selva y las tormentas tropicales, forman la tríada de
expresiones de la naturaleza que más influyeron en la constitución de las teorías
religiosas prehispánicas. Las tres se pueden asociar con los correspondientes niveles
del mundo, o con las paralelas esferas de la realidad: el inframundo, la superficie de
la tierra y el cielo”. (Rivera, 2006, p. 40)

Resumen.

El medio geográfico es de gran importancia para la comprensión de la religión de los


antiguos mayas, siendo el medio natural y sus componentes, elementos con un carácter
sumamente religioso y de un simbolismo sagrado bastante grande al ser la naturaleza
quien otorga todo lo necesario para la vida. Dada esta relación tan intrínseca en este
artículo, se pretende sustentar la tesis, “la comprensión del medio geográfico del
Yucatán permite comprender la religión de los antiguos mayas”, analizando la
concepción sagrada que los mayas tenían del medio natural, desde un punto de vista
meramente sagrado.

Palabras clave: Medio geográfico, pensamiento religioso, naturaleza, simbolismo,


fuerzas de la naturaleza, cosmología, puntos cardinales, sagrado.

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Para iniciar este artículo es necesario hacer una descripción del terreno y de la
geografía maya, como también describir la importancia del clima y el sentido religioso
que se le daba a este, al igual que la importancia de los puntos cardinales y su
simbolismo sagrado.

El país de los antiguos mayas está situado entre los 86° y los 92° de longitud Occidental
y los 15° y los 22° de latitud Norte aproximadamente. Es predominante un ecosistema
de bosque tropical lluvioso, aunque se encuentran diferencias muy notables entre las
regiones, por ejemplo, en el estado mexicano de Tabasco, en el departamento
guatemalteco de Petén la selva de galería incluye árboles de 40 0 50 metros de altura, y
en el estado mexicano de Yucatán existen zonas subdesérticas y zonas en las cuales la
precipitación desciende a menos de 1.000 mm anuales. De norte a sur y de este a oeste,
en la vastedad del territorio del Mayab cuenta con más de 300.000 kilómetros
cuadrados, se modifica la vegetación, el clima y el terreno, aunque el nivel más alto
sobre el nivel del mar alcanzado por el terreno son 800 metros y solo se reconocen dos
estaciones: el cálido y lluvioso verano y el menos caluroso y seco invierno.

El Mayab ocupa la casi totalidad de la península de Yucatán, este territorio hoy en día
pertenece a los estados mexicanos de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y
Quintana Roo, las repúblicas de Guatemala, Honduras y Belice. El límite suroccidental
son las cadenas montañosas, las cuales son prolongación de la Sierra madre, la
cordillera volcánica, los Cuchumatanes y otras serranías que penetran en el istmo
centroamericano. El Mayab es justamente lo contrario de esos macizos montañosos,
donde la temperatura es suave y la humedad inferior, donde hay valles profundos y
muchas zonas coníferas, siendo esa oposición geográfica también cultural, no obstante,
hubo contacto permanente entre ambas regiones y un activo intercambio de bienes y de
ideas, los rasgos que las diferencian son numerosos y muy significativos.

Para los habitantes del Mayab las montañas tenían una fuerte connotación religiosa y un
gran simbolismo sagrado, como lo afirma Rivera Dorado en su libro: ¨La montaña de
los mitos cosmogónicos, primera tierra emergida de las profundidades del océano

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primordial en el instante de la creación, escalera hacia el cielo, hogar de los dioses y
sede de la cueva por la que se penetra en el inframundo.¨ (Rivera. 2006, p.39)

Es menester dejar muy claro que los mayas en particular nos eran una civilización,
como por ejemplo los incas o los aztecas, estos eran más bien el conjunto de varias
civilizaciones, ubicadas en la península del Yucatán descrita anteriormente y cuando se
habla de este lugar hay que diferenciarlo en varias cronologías del preclásico, clásico y
postclásico, ya que esto tiene que ver no solo con situarlos en un tiempo cronológico,
sino más bien en su organización, pensamiento religioso y la relación con el medio, esta
relación influye demasiado en la cosmovisión, ya que no son lo mismo los maya del
sur, los cuales habitaron en las montañas, que los mayas del norte en donde abundan los
cenotes, los cuales eran de suma importancia para la sociedad maya, los cenotes son
espacios mágicos creados por la naturaleza, su forma es hueca, dando estas formas
gracias al suelo calcáreo que hay en la Península de Yucatán, este suelo absorbe el agua
de lluvia almacenada en el subsuelo para así crear al paso de los años cuevas inundadas.

Estos cenotes, estaban permeados de un gran simbolismo religioso, ya que sus aguas
aparte de representar la fertilidad también era concebida como la entrada al Xibalbá
(inframundo), pero no solo el agua dulce del interior de la península estaba cargada de
simbolismo religioso, el impetuoso mar que los rodeaba lo estaba también, existiendo la
idea de que en el principio de los tiempos la tierra “flotaba” en el océano y que era
necesario cruzar una gruesa capa de agua para llegar el Xibalbá, esta importancia del
agua dulce y salada dentro de la religión maya la explica Rivera Dorado afirmando que:
“Mientras que el agua dulce del interior de la península tenía que ver con la fertilidad y
era fuente de vida —todavía algunas jóvenes se bañan por la noche y con luna llena en
las lagunas si es que no logran quedarse embarazadas—, el agua salada exterior tenía
unas fuertes connotaciones de muerte. Obviamente, también las corrientes subterráneas
y el agua de cuevas y cenotes se relacionaban con Xibalbá, pero el mar tempestuoso y
hostil era un territorio sagrado por excelencia, en él se zambullía el sol durante el ocaso
tiñendo de un rojo intenso el horizonte, y de él surgía triunfante al amanecer luego de

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un difícil periplo por el mundo inferior, y ése era el camino que debían seguir los
difuntos, que repetían el viaje ejemplar del astro rey.” (Rivera, 2006, p. 43).

Además del agua, la tierra del Mayab, por sí misma tenía un gran simbolismo en el
sentido de lo sagrado como lo explica Miguel Rivera Dorado en su libro El pensamiento
religioso de los antiguos Mayas ¨La tierra es, consecuentemente, el origen de muchos
mitos y rituales, y las creencias que han modelado la identidad de los habitantes del
Mayab giran a menudo sobre el comportamiento de los hombres con la tierra y las
respuestas de ésta a las necesidades de aquellos. La tierra es la madre que alimenta a las
gentes, y también el monstruo que las engulle cuando mueren, depósito de beneficios a
la vez que sede de terribles males, y, sobre todo, inmenso lugar de misterios.¨(Rivera,
2006, p.31)

Es importante entender que el mundo en que habitaban los mayas, constaba de tres
pisos, denominados los tres pisos del cosmos, los cuales eran el Xibalbá, el mundo de
los hombre y el mundo de los dioses, los cuales estaban en constante comunicación,
siendo ciertos elementos de la geografía maya los responsables de permitir dicha
comunicación, como por ejemplo los ya mencionados cenotes, pero aparte de estos,
también están las cuevas y los ríos; en las cuevas se realizaban rituales fúnebres,
teniendo como evidencia el hallazgo de cadáveres con objetos sagrados a su alrededor y
los ríos, de los cuales se pensaba eran los encargados de encaminar las almas al
Xibalbá.

Otra importante característica que tenía la cosmovisión maya y su relación con el medio
geográfico es que estos creían que el mundo que habitaban estaba distribuido de cuatro
maneras según los puntos cardinales. Al norte se le relacionaba con la fertilidad, el
oriente era el renacer del sol y de la vida, el sur representaba el fin y el inframundo,
mientras que el occidente se le veía como la muerte, haciendo una analogía a la muerte
del sol con el fin y la muerte de la vida, cabe resaltar que la muerte para los mayas no
era un acabose definitivo, sino más bien un nuevo punto de partida, un reinicio, nunca
había un fin determinado, la vida era un ciclo de constante renacer.

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Para los mayas el clima también fue determinante de la religión ya que como se pudo
ver las fuertes tormentas del sur o las escasas brisas del norte les daba a creer que los
dioses solamente estaban presentes en algunos lugares, y que cada lugar tenía sus
dioses. Siguiendo con la línea de la relación con la naturaleza también se puede
evidenciar en el mito de la creación dónde se asocia a lo divino de nuevo con la
naturaleza, pero esta vez con la creación de lo que es el mundo.

La relación de la religión maya con el medio geográfico se evidencia incluso desde el


mito fundacional, como lo afirma el Popol Vuh en donde se parte de la nada primordial,
y el capítulo inicial trata de la dilucidación de la nada como principio del todo, pero no
como ausencia de algo. La nada es el cielo y el mar unidos, es decir, la nada es el caos,
el medio indiferenciado. Los dioses creadores forman parte de esa nada, siendo un valor
absoluto en ella. Después de esto, los dioses creadores continúan con el arte de la
creación, pasando de un espacio amorfo y por ende caótico, en donde solo se evidencia
la existencia amplia del cielo y el mar, dando paso a las montañas y los valles, los
árboles y las piedras, transición de un medio en tinieblas al amanecer y eterno
resplandor.

Para comprender mejor la religión maya se debe tener en cuenta que es una religión en
donde sus dioses son seres inspirados en las fuerzas de la naturaleza. Los dioses son los
creadores, los benefactores de todo lo que pasa y llega a la vida de los hombres, siendo
las fuerzas de la naturaleza una muestra del poder de los dioses, pero a su vez la
voluntad de los dioses mismos, como por ejemplo las tormentas, el fuego y la tierra.

Ahora bien, si eran los dioses los que proveían todo para las vidas de los hombres, pues
era necesario que fuesen los hombres quienes con sus actos retribuyesen estas acciones
por medio de rituales y sacrificios. Rituales, fiestas y ceremonias eran celebradas a
nombre de las grandes divinidades responsables de la buena cosecha, del tiempo de
fertilidad y hasta el clima agradable; también es necesario decir que los dioses estaban
presentes en todos los ámbitos posibles. Fue el dios Itzamná el que dio de su cuerpo el
maíz, alimento primordial en la dieta maya, es el maíz un elemento que trasciende el
espacio cósmico del mito y el marco cronológico de la historia, que viene a insertarse

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en la vivencia diaria de los mayas. “Cultura del maíz”, como se le ha llamado a esta
cultura, los pueblos mayas no sólo elevaron a este cereal al rango de divinidad en la
época prehispánica, sino que continúa adjudicándose forma humana aún en nuestros
días. También fueron dioses gemelos Ixbalanqué y Hunahpú los que descendieron al
Xibalbá y batallaron con los señores del inframundo dando así a unos nuevos soles del
día y la noche al mundo de los hombres, también se les atribuye a los dioses la
presencia en el fuego que calentaba K o Kauil, las fuertes lluvias que lavaban los
templos atribuidas a Chaahk o las tormentas tropicales de Huracán dios del cielo que
fertilizan la tierra, dioses del viento como Ik Uh y las ventiscas devoradoras del dios Ik
Chaak.

De tal manera se puede decir que la religión maya da razón de sus dioses al estos ser
atribuidos como dadores de todo, y este todo al ser encontrado en la naturaleza es una
razón más para que estén ligados al medio geográfico, encontrando así una relación
estrecha entre el medio natural y las divinidades.

La naturaleza era la encargada de proveer a los hombres los medios para conectarse con
el todo, desde una vista netamente religiosa se puede ver como la utilización de plantas
fue necesaria para los rituales sagrados estableciendo una conexión con el medio,
conexión de carácter espiritual, haciendo al hombre un todo con el cosmos, la
naturaleza y todas sus fuerzas místicas.

Plantas como la flor de agua, la corteza del Xu´Ul de montaña (lonchocarpus


yucatanensis) o el tabaco eran utilizadas como un medio de conexión con el medio
espiritual ya que tenían propiedades alucinógenas o curativas. La flor del agua es una
planta acuática que los mayas conocían como lolha y que posee toxinas alucinógenas
derivadas las glándulas epidérmicas del sapo y que su consumo causa efectos que van
desde alucinaciones visuales y auditivas hasta la intensificación de colores y algunos
sonidos, y el enriquecimiento de los detalles observados. De igual manera, la corteza
del Xu´Ul utilizada para la elaboración de la bebida maya conocida como Balché, que
es una bebida con un alto contenido embriagante por su fermentación y de igual manera

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era un gran purgante utilizados en rituales de purificación y sacrificios para mantener
alegres a los ídolos y como remedio para liberarse de las miserias de los pronósticos de
sus antepasados

Ahora bien, en este artículo se deja en clara evidencia lo sagrado del medio geográfico
y como este puede ayudar a comprender la religión maya, pero hay un aspecto que no se
puede dejar de lado y es la relación que existe entre el todo con el todo, donde el
territorio habitado es uno solo, en el cual hombres, animales, plantas y el medio
geográfico desempeñan una función específica y en la que todos son independientes, de
este modo la relación del hombre con su medio se asume como un deber religioso, en
donde se considera que todos los elementos que componen el mundo están “vivos”, es
decir, que poseen una esencia divina. Para los mayas, cuerpo y naturaleza son un solo
territorio, el territorio de lo sagrado.

Esta relación del hombre con el todo resulta magnífica, ya que el cuerpo del hombre es
equiparado al cuerpo del mundo, por ello se decía que “El que se hace enemigo de la
tierra se hace enemigo de su propio cuerpo”, esto deja muy claro la relación existente
entre cuerpo y naturaleza, o entre cuerpo y medio geográfico, era necesario estar en
armonía con el medio ya que como hombre se hacía parte de este mismo, pero no solo
parte como una figura suprema, que estaba por encima de todos los demás elementos,
era más bien una relación armoniosa y de cooperación, ya que el hombre contribuye en
la manutención del cosmos y el cosmos le permite la existencia al hombre, en otras
palabras, se necesitan el uno al otro, y no pueden concebirse como elementos separados.

Entonces, se tiene que el medio para los antiguos mayas era de suma importancia, ya
que este expresaba y transmitía su pensamiento religioso, todos los elementos presentes
en él estaban permeados de un sentido religioso y sagrado, desde las montañas, los
cenotes y los puntos cardinales. El entendimiento del medio y de su sentido sagrado
puede pues, poner orden y dar solución a la tesis anteriormente planteada.

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Bibliografía.

 Rivera, M, (2006), El pensamiento religioso de los antiguos mayas, Madrid,


España, Editorial Trotta.
 Morales Damián, M.A (2010) Territorio sagrado: cuerpo humano y naturaleza en
el pensamiento maya, Cuicuilco, vol. 17 no 18
.

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