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2019

El texto del valor de la perspectiva geográfica para el análisis de los espacios públicos
urbanos se organiza en dos partes, la primera de modo deductiva y teórica, encaminada a
localizar los fundamentos de la propuesta de análisis, y otra inductiva, en el que, a partir
de dos ejemplos concretos, se elaboran conclusiones generales.

El espacio público se ha convertido en un aspecto central en el estudio de la ciudad, a


causa de su naturaleza compleja y la heterogeneidad de situaciones, condicionantes y
procesos que tienen lugar. Componente articulador de la trama urbana.

La geografía es la ciencia que integra una óptica física, y una cultural de la ciudad.
Facilitando el conocimiento de la estructura urbana y su conexión con los ciudadanos, la
naturaleza y el tiempo. Asimismo, su una noción integral del territorio y la particularidad
del objeto de estudio motiva que desde esta disciplina se puedan aporten lecturas
particulares respecto a la ciudad y a sus espacios públicos.

El espacio público es el denominador común que abarca una gran extensión de tipologías,
formas y funciones. Un generador de socialización diferenciado de espacios privatizados
desprovistos estos últimos de diversidad, identidad o libertad.

Los espacios más tradicionales tienen un valor capital, ya que en ellos se puede
desenvolver de manera más integral la sociabilidad puesto que, por lo que precede, están
abiertos a todos los ciudadanos.

El papel y las formas de integración del espacio público en su contexto urbano han variado
en función del valor que se le ha concedido política, técnica o socialmente.

“En la ciudad occidental, se pueden distinguir cuatro momentos clave en este proceso,
que sigue una pauta elemental caracterizada por una mayor difusión territorial y una
merma de la intensidad de la participación ciudadana “(López, 2000; Torres, 2000;
Morandi, 1996; Cantallops, 1995; Gehl, 1991).

Una primera ciudad preindustrial con un crecimiento compacto y orgánico, que, pese a
las diferencias entre los lugares públicos y privados, gozaba de espacios concretos donde
se localizaban los edificios, y la actividad política, religiosa y económica. Una segunda
ciudad decimonónica, donde se implanta un criterio de ordenación de la ciudad, y se
intentan solventar nuevos requisitos funcionales, de transporte y de organización social
de la ciudad, lo que favoreció que el espacio público y sus valores sociales y simbólicos
se difundieran por todo el territorio.
Una tercera ciudad resultante de la planificación urbana del siglo XX, y la aplicación de
los modelos funcionales de ciudad. Originados por el crecimiento del uso del vehículo
privado y la creación de amplias regiones urbanas. En el contexto de ciudad difusa, el
espacio público pierde una fracción de su carácter de área para la sociabilidad.

Una cuarta ciudad de la era de los «post-ismos», que unifica el mantenimiento de


presupuestos funcionalistas con un movimiento urbano de carácter centrípeto, es decir,
de vuelta a la ciudad tradicional, compacta e hipotéticamente multifuncional.

Esta sucesión de modelos se materializa en una aproximación de tejidos urbanos, pero


también en un cambio de escala, rebasándose actualmente los límites tradicionales entre
ciudad y campo, y adecuándose nuevas realidades territoriales y sociales.

Se consolida una conversión del espacio, el tiempo y las representaciones mentales que
«parece condenar a reliquias del pasado la imagen de la ciudad como espacio público,
como lugar o sistema de lugares significativos» (Borja y Muxí, 2003: 27).

El sistema de espacios públicos está compuesto por una amplia sucesión de tipologías que
desarrollan diferentes funciones, a distintas escalas y con una capacidad variable de
estructurar el territorio y la vida social. Cabe la posibilidad de definir una relación entre
el tamaño de los espacios libres, su proximidad a la vivienda, la modalidad de acceso
prioritaria y la intensidad de su uso.

Al ser los espacios libres la consecuencia de la evolución y superposición de distintos


modelos y escalas de la ciudad es pertinente atender a su diversidad a varios niveles. Es
idóneo un análisis interescarla en función de las particularidades de los componentes de
la red de espacios públicos. La dimensión física y social de estos fortalece su condición
de invariante territorial cuya estructura mejorará en la medida en que lo haga la
agregación, la relación o el equilibrio de sus elementos en cada una de estas escalas.

En esta línea, los análisis de accesibilidad, aun aportando nuevos datos siguen
adoleciendo de otros. Derivan del entendimiento del espacio público como una dotación
convencional, lo que origina un estudio basado en la distancia recorrida y el tiempo
necesario para acceder a cada espacio libre, pero no en una visión sistemática, prevalece
pues un el tratamiento cuantitativo de estos.

No obstante, un análisis cualitativo del espacio público permite profundizar en el


conocimiento de la situación del espacio público en una ciudad o en una trama urbana
concreta. Su fortalecimiento se haya en tres aspectos principales, la cobertura espacial, la
diversidad de las funciones de cada nodo del sistema de espacios públicos y los usos que
incentivan, y la integración y la generación de sociabilidad a través de la participación, el
reconocimiento y la implicación de los ciudadanos en sus espacios públicos.

Es necesario motivar la sociabilidad y el reconocimiento de la ciudad a través de sus


espacios colectivos.

Una vez comprendida la planificación de los espacios públicos, así como las
características de sus nodos, es posible reconocer su estado actual, posibilidades de uso,
potenciales y estrategias adecuadas, además de las características urbanísticas y sociales
en las que se insertan.

Se toma como ejemplo, en el análisis del sistema de espacios públicos, el estudio del
conjunto histórico de Sevilla, con una investigación en red de los nodos del sistema de
espacios públicos es su interrelación a una distancia hipotética de cinco minutos a pie.
Asimismo, se analiza un núcleo metropolitano como Atarfe, en Granada. De esta forma,
las características teóricas relativas a la conformación de un sistema de espacios públicos
alcanza una mayor aplicabilidad una vez trasladadas a situaciones reales.

Se trata de dos realidades urbanas desiguales, que, compartiendo los mismos principios
metodológicos, permiten manifestar distintas aproximaciones al objeto de estudio y
técnicas de análisis.

En el sistema de espacios públicos del conjunto histórico de Sevilla, los espacios libres
son testigos de distintos modos de organización de la urbs, la civitas y la polis de la
ciudad. En el interior de esta predominan las plazas, y en el exterior los espacios
prototípicos son jardines.

En cuanto a la trama urbana del núcleo de Atarfe, esta responde a los caracteres de
velocidad, voracidad y desequilibrio entre intereses públicos y privados que ha
caracterizado la expansión residencial —y no necesariamente urbana— de los últimos
decenios en los ámbitos metropolitanos andaluces (Delgado y García, 2009).

Se trata de un municipio característico con diferentes unidades poblacionales, donde el


núcleo central está condicionado por la expansión de la ciudad difusa homogénea con
limitados contenidos públicos. Una vez realizado el estudio se puede concluir que, para
el desarrollo de los espacios públicos, es necesario, para aumentar la efectividad del
núcleo, recuperar y dotar de contenidos a los espacios libres banales. Así como, analizar
el papel que puede tomar el resto de los equipamientos colectivos para la realización de
usos y funciones adicionales.

El marco urbano varía a impulsos, pero con rapidez, por ello exige una adecuada
interpretación territorial de las escalas, los espacios y procesos de la ciudad
contemporánea, resaltando los términos de diversidad, particularidad y
complementariedad del sistema de espacios públicos Desde la geográfico se puede
proporcionar tanto recursos técnicos como fundamentos conceptuales y metodológicos
que proporcionen una finalidad a los análisis.

En el texto del mismo autor, Utopía y realidad en el microcosmos de los espacios públicos
de los conjuntos históricos. Estructura espacial, usos y dimensiones simbólicas. Se
expone la necesidad de una reflexión en torno al sistema de espacios públicos en el ámbito
de la ciudad histórica, para recuperar la conexión entre las sus dimensiones físicas,
ciudadanas y simbólicas en el marco de las propias necesidades de reequilibrio de la
ciudad histórica actual.

En esta línea, la ciudad es un conjunto de sistemas que se retroalimentan. Se habla de esta


como un sistema heterotrófico, con un desequilibrio entre inputs y outputs de energía.
Asimismo, existe una dimensión social paralela a este sistema, determinada por los flujos
de personas generados a partir del atractivo y las oportunidades laborales y culturales que
se han ligado históricamente a la ciudad. La población que llega a las ciudades es
portadora de diferentes tradiciones culturales que se mezclan, en ocasiones con resultados
positivos y en otras no.

Para que se produzca un desarrollo armónico de una ciudad, los espacios públicos
conforman un sistema elemental. Actualmente en ocasiones no son considerados como
tales, no obstante, poseen una faceta fundamental en cada una de las escalas en la que un
núcleo urbano desarrolla sus funciones.

En el sistema de espacios públicos, se establece una conjugación de funciones. Un


equilibrio espacial, que un equilibrio espacial, que se puede entender en términos de
cobertura y accesibilidad; un equilibrio funcional, aprehensible desde la idea de
diversidad y complementariedad de usos y funciones; y un equilibrio social, plasmado en
la integración y en la generación de sociabilidad.
Actualmente, en países industrializados existe una dialéctica entre la vitalidad y la crisis
en espacios públicos, y es aparentemente poco posible un resurgimiento generalizado de
la vida pública.

El espacio público de la ciudad es un sistema territorial y por lo tanto constituido por


nodos y redes; no obstante, es un sistema complejo por su papel en los aspectos más
elementales del desarrollo ciudadano.

Asimismo, no todos los espacios públicos deben tener el mismo tamaño, las mismas
funciones o una morfología similar. La ciudad necesita de pulmones verdes tanto como
de espacios de contemplación, lugares ajetreados u otros.

Unas propuestas avanzadas de gestión y puesta en valor de los espacios ciudadanos


deberían posicionarse en tres parámetros, siendo estos, a quiénes están dirigidos, dónde
se desarrollan y qué se pretende conseguir.

Cabe destacar la importancia de las particularidades de ámbito territorial y de cada


espacio urbano. Existen claras diferencias entre la ciudad del mundo rural, como
posiblemente lo sean los centros de las periferias.

Las tramas históricas, de manera general suelen ser una acumulación de situaciones y
actores que alberga tópicos, dinámicas identitarias, funciones variadas y escenarios
diversos. Los espacios públicos convencionales poseen un carácter integrador no sólo de
la dimensión física, sino también de las dimensiones funcionales, perceptivas, identitarias
y sociales que las caracterizan.

Los espacios públicos de los tejidos históricos han acogido usos e intensidades de
animación urbana difícilmente distinguibles en la actualidad.

Una de las cuestiones de estudio es si el espacio público ha sido en algún momento


realmente abierto, accesible y utilizable de forma equitativa para todos los actores de la
ciudad.

Existe un debate sobre si el espacio público ha sido en cierto punto de la historia, un lugar
realmente abierto, accesible y utilizable de forma equitativa para la población. Ya que
varios grupos sociales, entre ellos, los ancianos, los jóvenes, y las mujeres, en
determinados momentos y lugares de la historia han sido excluidos de los espacios
públicos.
Entre estas dos posturas se puede encontrar una perspectiva intermedia, posiblemente
menos impactante pero más fidedigna con la realidad de la ciudad en general y con sus
tramas históricas en concreto.

En la misma línea, los espacios públicos poseen una separación de funciones, debido a la
zonificación de los usos económicos, residenciales, turísticos o simbólicos de los centros
históricos.

El sistema de espacios públicos en las tramas históricas del siglo XXI produjo que la
población reclamase el desarrollo de sus capacidades ciudadanas y el resultante de la
adaptación a las dinámicas genéricas que afectaban a estos ámbitos.

Resulta importante un futuro cuyo resultado dependerá de cómo se redefina el equilibrio


del espacio público de los tejidos históricos respecto a sus dinámicas recientes

Es necesario un cambio de la concepción clásica, donde la dimensión pública se identifica


con uno o varios espacios singulares y especialmente significativos, a una visión integral,
más apropiada en un contexto cultural de relaciones sociales intencionadas o inevitables
que se difunden por toda la trama urbana (LÓPEZ, 2000).

Se debe establecer un sistema de espacios libres, extenso y equilibrado. A partir de la


habilitación de continuos peatonales o de baja intensidad de tráfico, pero sobre todo la
existencia del mayor número posible de espacios atractivos para el uso y el
reconocimiento.

En los tejidos históricos existe un solapamiento de funciones y dimensiones simbólicas.


No obstante, los espacios públicos de la ciudad deben compatibilizar sus papeles
simbólicos y turísticos, con otros usos como los comerciales o el desarrollo de la
animación cotidiana.

Debe aumentarse la capacidad de albergar nuevos usos por parte de los espacios públicos
tradicionales y estableciendo funciones acordes con la actualidad. Un ejemplo de ello
sería facilitar el acceso inalámbrico a internet en algunas plazas.
Ambos textos, llegan a un mismo punto y a una misma conclusión. La evolución histórica
ha llevado al espacio publico ha considerarse como un servicio o infraestructura necesaria
para el espacio urbano, no obstante, ha provocado una homogeneización. Existen espacios
públicos, pero son similares, y con características que no invitan a la cultura, y el
desarrollo.

Se busca, una integración entre el espacio publico y las tramas históricas. Se cuidan estos
dos elementos para llegar a una estabilidad de la ciudad que beneficie al bienestar
ciudadano. Resulta importante la accesibilidad a estos espacios, o como la experiencia
urbana implica una espontaneidad.

Se refleja el paso del tiempo a través de los espacios públicos. Un proceso de visibilidad
e invisibilidad, es decir, aunque todo el mundo posee el derecho a acceder a ellos y tener
relaciones de sociabilidad no siempre ha sido así, por ejemplo, en el foro romano
únicamente podían acceden personas con una determinada clase social, el resto de las
clases eran invisibles a dicho espacio público. En el siglo 21 se pretende que todos los
espacios públicos sean accesibles para toda la sociedad sin excepciones, favoreciendo la
sociabilidad, y el cambio de ideas.

El autor, en el estudio del espacio público, analiza todo el espacio de Sevilla. Estudia la
ciudad Sevilla metropolitana, la multiplicación de espacio público en la periferia
metropolitana. Este es un falso espacio público, se trata de un espacio operativo para la
movilidad, un espacio donde el hombre no toca el suelo.

En ambos texto se tiene la visión de los espacios públicos como un sistema que busca
generar un equilibrio. Un análisis con dos puntos de vista, uno cuantitativo, por la
localización de los espacios, y otro cualitativo, en función de la calidad y la función de
los espacios. El sistema se relaciona, y algunas funciones se superponen a otras. Está
distribuido a lo largo del territorio, con la intención de ser un espacio sociabilizador y
dinamizador de las relaciones sociales.

Cuando se publicaron los textos no había comenzado el proceso tan agudo de


homogeneización y de privatización del espacio público, con los usos comerciales
privados. Las propuestas que establece para dinamizar ciertas plazas o lugares públicos,
es realizar comercios a una escala más local, y no turística.
La multiplicidad de funciones del espacio público histórico queda cristalizado en la idea
de plaza histórica, con las funciones simbólicas, políticas, culturales, comerciales, pero
no en la homogeneización comercial que ha privatizado los espacios públicos. La
privatización comenzó en el siglo 21.

Cada ciudad posee unas dinámicas de crecimiento demográfico y económico que hay que
tener en cuenta. El valor de los sistemas públicos a partir de aspectos como a quien va
dirigido estos sistemas, donde se desarrollan, y cuáles son los objetivos que se tienen que
conseguir. Es necesaria una adecuada gestión para lograr objetivos como el equilibrio
entre actividades del espacio y las necesidades de este.

De manera explícita introduce que en geografía se va abriendo paso, con reticencia al uso
de fuentes cualitativas. Esta es una de las ciencias sociales y humanas que más
tardíamente está incorporando con reconocimiento científico y valor intelectual y
académico el manejo de fuentes cualitativas.

En cuanto a los textos, La evolución del plano de la ciudad española, y proceso


urbanizador medieval. Se critican determinados estudios anteriores, y se establece que las
intervenciones sobre lo ya construido son limitadas.

El ideario del siglo 18 es de uniformización, realización de trazados lineales, grandes


paseos, en definitiva, un lavado de cara y renovación de la ciudad. Estos procesos muy
puntualizados en zonas como Madrid no tienen lugar otros lugares. No se trata de un
proceso homogéneo o sistematizado, si no heterogéneo, ya que no va de la mano en todas
las ciudades.

La transformación y cambio en las ciudades españolas antes del 19 no es homogénea. El


papel de Madrid, en la historia de la construcción histórica y contemporánea de España
va siempre por delante.

Se resalta la importancia de los mapas en el estudio urbano. Existe un vacío de estos en


determinadas épocas. Donde las bases y los recursos para su realización es a partir de
textos, en muchas ocasiones subjetivos.

Los mapas permiten una abstracción de la visión integral de la ciudad. Es importante


continuar realizando mapas, ya que los mapas de hoy serán históricos para mañana.
En el siglo 18, existe una falta de estudios de síntesis que puedan ofrecer una imagen
global de la ciudad, y una cartografía definida de esta. El mapa sirve como herramienta
de preservación del patrimonio en determinado momento. La propia estructura urbana no
se adapta a las necesidades funcionales de las ciudades actuales. Se utiliza el plano para
conservar el patrimonio que de otra forma se perdería. En el siglo 18 se realizan
intervenciones puntuales, locales, pero que no quedan recogidas en el plano.

Existen cantidad de factores que influyen en la evolución de una ciudad, como la relación
con otras ciudades, y entre los propios habitantes. Procesos de formación similares pero
que determinados factores dan lugar a situaciones distintas.

Otro análisis es sobre los textos del parcelario de Madrid, y la rehabilitación urbana y
cambio social.

Se realiza un estudio sobre la situación de ciertas ciudades, como Madrid, Barcelona, y


Zaragoza. Espacios donde se ha generado un proceso de rehabilitación de ciertos barrios,
zonas, y, sobre todo, las dinámicas sociales existentes como una de las variables de las
posibles consecuencias. Se utiliza la variable edad, de diferentes grupos sociales para
explicar ciertos procesos como el de gentrificación. Por tanto, se establecen variables que
explican un cambio de un grupo de población a otra zona, producido, por ejemplo, por un
reajuste de las actividades económicas. En esta línea, el estatus social puede provocar un
fuerte cambio.

Existe una muy fuerte relación entre proceso de envejecimiento y las dinámicas sociales
que se dan a la hora de rehabilitar espacios enfocándolos a un grupo u otro de población.

Después de una política inmobiliaria, ha habido más procesos de reconstrucción en vez


de rehabilitación. Se critica de alguna manera, a la hora de comprender cuales son las
necesidades de las poblaciones en los espacios

En las políticas públicas españolas, han dominado unas leyes y unas medidas públicas
que han influido en la ciudad. Estas han sido expansionistas, siempre para crecer,
favoreciendo que la ciudad saliera del enquistamiento histórico.

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