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02 La diversidad sexual

Estimados y estimadas colegas, les damos la bienvenida a nuestra segunda clase. Antes de avanzar
recordemos que en la clase anterior vimos la importancia de comprender algunos conceptos como
sexo, género y expresión de género. En función de esas categorías, comprendimos que cumplir o no
con las normas de género asignadas culturalmente a varones y mujeres trae consecuencias para las
personas, que suelen recibir más cuestionamientos a medida que se alejan de los modelos de
masculinidad y feminidad establecidos culturalmente.

En esta clase vamos a continuar problematizando las categorías de sexo y género para avanzar en la
construcción de la perspectiva de derechos y diversidad en el ámbito de la escuela.

Todas las personas tenemos un cuerpo sexuado y distinto. En una sociedad y en el contexto de una
cultura existen distintas maneras de manifestar el afecto, las emociones y sentimientos, y de
expresar el cariño y el deseo sexual, ya sea hacia personas del mismo género o de distinto género.
Cada quien va construyendo una identidad propia singular y diferenciada de otros y otras. Hablar
de diversidad sexual desde esta perspectiva permite reconocer que no existe una única sexualidad,
sino sexualidades en plural. La biología no determina la identidad de género, ni tampoco la
expresión de género o la orientación sexual. Distintos estudios académicos1 plantean que la
sexualidad puede tomar múltiples formas. Por eso hablar de diversidad sexual implica dar lugar a
que cada persona pueda desplegarse y desarrollarse tal cual se siente y desea y, sobre todo, es dar
lugar a un mayor crecimiento individual y como sociedad.

Tener claridad sobre los alcances de estas categorías nos permite generar estrategias claras de
inclusión y valoración positiva de las singularidades.

Identidad de género

La identidad de género refiere a la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona
la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o

1
Por ejemplo, Lamas, Marta. La perspectiva de género. Revista La Tarea Nº 8 (enero-marzo 1996) Guadalajara. México.
Disponible en http://www.paginaspersonales.unam.mx/files/981/lamasperspectiva.doc

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la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que
ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género como la vestimenta, el
modo de hablar y los modales” (artículo 2 de la Ley 26.743, sancionado el 9 de mayo de 2012 y
reglamentada el 2 de julio de 2012).

En nuestro país existe una Ley Nacional que permite que las personas puedan cambiar el género
asignado al nacer por aquel que se corresponda con aquel con el que ellas se identifican y expresan.
La Ley de Identidad de Género (Ley 26.743) establece la obligatoriedad de reconocimiento a “la
identidad de género y el libre desarrollo de la persona en virtud de la misma”.

Algunos de sus puntos principales:

● Establece el derecho a que todas las personas sean tratadas “de acuerdo con su identidad
de género y, en particular, a ser identificadas de ese modo en los instrumentos que
acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es
registrada” (Art. 2).

● Garantiza el derecho a la rectificación registral, el acceso a “la salud integral, el acceso a


intervenciones quirúrgicas y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo,
incluida su genitalidad, su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir
autorización judicial o administrativa”, es decir, sin judicialización y sin patologización (Art.
11).

● Además, se garantiza el trato digno ya que debe ser respetado el derecho a la identidad de
género adoptada “para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión o
servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados” (Art. 12).

Todas las personas tenemos una identidad de género. Las identidades trans, travesti, transexuales,
queer o no binarias, refieren a una vivencia de género que no se corresponde el sexo asignado al
nacer. Todas las personas, en cualquier momento de su vida, tienen la posibilidad de realizar una
transición al género autopercibido. Estas experiencias se enmarcan en un proceso que puede incluir
o no, el cambio registral, modificaciones corporales, ingesta de hormonas y cirugías de reasignación
sexual.

Las identidades travestis, en tanto expresión de género, generalmente se asocian a una identidad
femenina. Originalmente el término fue estigmatizante, implicó e implica situaciones de
persecución y criminalización. En algunos países ya no se utiliza por considerarlo discriminatorio. En

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otros, como en Argentina, en cambio, la identidad travesti es usada por quienes se identifican con
ella para remitirse a los orígenes del movimiento LGBTTTIQ (Lesbianas, Gays, Travestis,
Transexuales, Transgénero, Intersex, Queer) y de esta forma encontrar un rasgo común que las y los
une en sus reivindicaciones políticas, sociales, laborales, educativas, etcétera.

La transexualidad es un término de origen médico habitualmente (aunque no


exclusivamente) utilizado para referirse a una persona que realizó un proceso de
transformación hacia otro género mediante el uso de hormonas y/o intervenciones
quirúrgicas. Hay algunas personas que no se sienten identificadas con esta denominación
por considerar inapropiado o políticamente incorrecto establecer diferencias entre las
personas a partir de los tratamientos médicos.

Teniendo en cuenta el derecho a la identidad expresado en la ley de Identidad de Género (26.743),


es preciso respetar las expresiones de género que cada persona utilice social, cultural e
íntimamente. Por lo tanto, ninguna persona debe ser discriminada por su expresión de género.

Como vemos, un aspecto central del concepto de identidad de género es que es una vivencia
interna, personal, por lo tanto, es una categoría autopercibida. O sea que nadie puede decirle a
otra persona cuál es su identidad de género, ni obligarla a que lo haga público.

Pueden acceder al texto completo de la Ley Nacional


26.743 de Identidad de Género en el este link.

Las mujeres trans son aquellas personas que, a pesar de haberles sido asignadas culturalmente el
género masculino al nacer (en base a sus genitales), se autoperciben mujeres. Por su parte, los

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varones trans son aquellas personas que a pesar de haberles sido asignado culturalmente el género
femenino al nacer, se autoperciben como varones. También hay personas que más allá del género
que se les ha sido asignado culturalmente, no se sienten identificadas con sentirse varón o sentirse
mujer; estas personas suelen denominarse a sí mismas intergénero, género neutro, queer o no
binarias.

Las personas que se identifican como trans o travestis pueden o no llevar a cabo modificaciones en
su cuerpo o en su apariencia para adecuar el aspecto a lo que el conjunto social entiende como
propio de los varones o de las mujeres, así lo reconoce en Argentina el derecho a la identidad de
género que entiende que es una vivencia subjetiva y que es constitutiva de la identidad de las
personas.

Identidad de género: parece que cuando hablamos de identidad, nos referimos


únicamente a las personas trans, pero es muy importante entender que todas las
personas tenemos una identidad de género que se construye subjetivamente en el marco
un contexto social, cultural y político. La autopercepción como varón o como mujer, en
función del sexo asignado al nacer, también es una parte de la identidad de género.

Orientación sexual
Acá también será importante comprender la diferencia entre orientación sexual e identidad de
género, ya que ambas categorías explican diferentes aspectos de la vida humana. Toda persona
tiene una orientación sexual y una identidad de género. Y es importante remarcar que una no
depende de la otra. Para comenzar, conviene resaltar lo difícil que es establecer categorías que
encorsetan la realidad de la gran diversidad humana, sus expresiones y sus sentidos.

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Los principios de Yogyakarta fueron presentados como una carta global para los
derechos de gays, lesbianas, bisexuales y personas trans el 26 de marzo de 2007 ante
el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra.

Los Principios de Yogyakarta: Principios sobre la aplicación de la legislación


internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la
identidad de género o, simplemente, Principios de Yogyakarta (el nombre hace
referencia al lugar de Indonesia donde se reunieron los especialistas que redactaron
el documento original en 2006).

Estos principios, ratifican los estándares legales de cómo los gobiernos y otros actores
podrían detener la violencia, abuso y discriminación ejercida contra lesbianas,
homosexuales, bisexuales, y personas transgénero, a fin de asegurar una igualdad
plena.

Las visiones tradicionales de la sociedad conciben la heterosexualidad como el único modelo de


vínculos afectivos y sexuales sobre el cual se asientan las relaciones íntimas, familiares y sociales.
Esta concepción representa una visión normativa de las relaciones sociales que encuentra su origen
en una construcción social discriminatoria y excluyente de la cultura y de la sociedad.

Según el preámbulo de los Principios de Yogyakarta, la orientación sexual “se refiere a la capacidad
de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un
género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género”.

La heterosexualidad hace referencia a la atracción entre varones y mujeres. Las mujeres que
sienten atracción hacia otras mujeres se reconocen como lesbianas, y cuando los varones se
sienten atraídos por otros varones se denominan gays. Las personas bisexuales sienten atracción
por los varones y las mujeres.

La orientación sexual puede cambiar o mantenerse igual a lo largo de la vida de una persona. Es
importante que cada quien pueda elegir con libertad cómo se define y cómo se nombra y que
respetemos esta decisión.

En cualquier caso, es importante respetar la autodenominación de cada persona.

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Con el recorrido que hemos realizado estamos en condiciones de entender mejor a qué hace
referencia la sigla LGBT que solemos ver o escuchar en distintas ocasiones.

Esta sigla es un acrónimo que se utilizar para designar colectivamente a las personas lesbianas (L),
gays (G), bisexuales (B) y personas trans (T). En ocasiones puede aparecer como LGBT o también
como LGTB. También algunas veces se incorporan otras letras: por ejemplo, la “I”, para hacer
referencia a las personas intersex o la “Q” que corresponde a la palabra inglesa queer que suelen
usarla personas que prefieren no identificarse con el sistema binario o las categorías existentes en
relación al sexo o al género.

Para terminar esta clase, recordemos que, a partir de julio de 2010 cuando el Congreso de la Nación
aprobó la Ley Nacional N° 26.618 en nuestro país, las personas del mismo sexo pueden contraer
matrimonio como cualquier otra pareja. Argentina fue el primer país de Latinoamérica en
reconocer la ampliación de este derecho y el décimo a nivel mundial.

Los y las invitamos a reflexionar sobre la importancia del reconocimiento de los


derechos a partir de este spot.

https://www.youtube.com/watch?v=g8mI8uLwTBI

La heteronormatividad y la cisnormatividad

En nuestra sociedad existe un conjunto de saberes colectivos o representaciones sociales que nos
ayudan a interpretar y explicar la realidad. Los temas que estamos abordando en esta clase no son

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ajenos a estas representaciones. Por ejemplo, cuando desde el momento del nacimiento se afirma
“es una nena”, las personas construyen toda una serie de significaciones que si las analizamos en
detalle seguramente veríamos toda una serie de asociaciones que se vinculan unas con otras y que
tienen como referencia la heterosexualidad (“si es nena necesariamente le gustarán los nenes” y “si
es nene necesariamente le gustarán las nenas”).

En general, la mayoría de las personas dan por supuesto que todos y todas (incluidos nuestros
alumnos/as, colegas y nosotros/as mismos/as) son heterosexuales. Esta fijación de roles,
identidades y conductas heterosexuales va de la mano con el rechazo y la violencia que conlleva no
adecuarse a la orientación sexual (homofobia o lesbofobia) o a la identidad de género (transfobia)
que se esperan de nosotras y nosotros según el sexo asignado al nacer (recordemos el cuadro que
vimos en la primera clase).

Aparecen así dos nociones centrales que nos ayudarán a comprender cómo se estructuran y
jerarquizan las relaciones de poder entre los géneros: la cisnormatividad y la heteronormatividad.

Llamamos cisnormatividad al sistema que estructura las expectativas, las prácticas y las
instituciones sociales sobre el supuesto de que todas las personas son cis (género), es decir que
aquellas que en base a sus genitales fueron asignadas al sexo masculino al nacer son varones y que
aquellas personas que nacieron con vulva serán mujeres.

Por otra parte, la “heterosexualidad obligatoria” o heteronormatividad, basada en una visión


binaria del género, también es un producto de la cultura y son aquellas prácticas obligatorias
respecto del ejercicio sexual en las que las personas están educadas desde su nacimiento.

Hasta no hace mucho tiempo, cualquier conducta que se encontrara por fuera de estos parámetros
era catalogada como “no normal” o “desviada”. Por supuesto, esto ha generado (y en la actualidad
aún genera, aunque en menor medida, gracias a años de lucha de los movimientos LGBTTTIQ)
situaciones de discriminación y exclusión, con una consecuente vulneración de los derechos de
muchas personas. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, diversos movimientos
sociales y sectores académicos comenzaron a cuestionar estas concepciones sobre los cuerpos y
desarrollaron teorías que suponen una mirada constructivista de la sexualidad.

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Intersexualidad

El término intersexualidad se atribuye al genetista Richard Goldschmidt, utilizado alrededor de


1920 para referirse a ambigüedades anatómicas diversas. Sin embargo, a pesar de haber surgido en
el seno del vocabulario biomédico, décadas más tarde fue reapropiado por el activismo intersex en
la lucha por el reconocimiento de la diversidad corporal y por desarticular el sistema de
normalización corporal que patologiza a los cuerpos que no cumplen con los estándares.
La persona intersex puede autopercibirse como varón, mujer, trans o con cualquier identidad de
género. La intersexualidad tampoco implica una orientación sexual determinada.

Compartimos la siguiente definición publicada en el documento del INADI sobre Intersexualidad


(2014)2:

Intersexualidad: es un concepto que se utiliza para dar cuenta de aquellas personas


“cuyos cuerpos sexuados (cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) no se
encuadran anatómicamente dentro de los patrones sexuales y genéricos que
constituyen el modelo dicotómico varón-mujer. Las personas intersex tienen derecho a
la integridad y la autodeterminación de su propio cuerpo; el consentimiento previo,
libre y completamente informado del individuo intersex es un requisito que se debe
garantizar en todos los protocolos y prácticas médicas. La intersexualidad no es una
patología, sino una condición de no conformidad física con criterios culturalmente
definidos de normalidad corporal”. Algunas organizaciones de personas intersexuales
prefieren referirse a la intersexualidad como una “diversidad corporal”.

Uno de los mayores problemas de la población intersex es que las prácticas médicas no reconocen
a las personas intersexuales como tales. Sino que consideran que, por ejemplo, sus genitales han
tenido una “malformación que debe ser corregida”. Esta decisión, si ese genital debe ser un pene o
una vagina, se toma en base a criterios arbitrarios (por ejemplo: cuánto mide el genital
“defectuoso”).

2
Disponible en: http://www.inadi.gob.ar/contenidos-digitales/wp-content/uploads/2016/03/intersexualidad.pdf

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Históricamente, la práctica médica ha impuesto una modificación genital infantil “correctiva” para
que, de esta manera, la intersexualidad tome su lugar en el mundo de las identidades a partir del
parámetro de “normalidad” médica y su funcionalidad. Esta normatividad sobre los cuerpos es
parte de un estereotipo corporal hegemónico sostenido por la heteronormatividad, la
cisnormatividad y que también patologiza y excluye a los cuerpos gordos, a las personas con
discapacidad.

Al hablar de diversidad corporal, se intenta explicitar y desnaturalizar las normas sociales que
instauran y reproducen cuáles son los cuerpos normativos, deseables, válidos y legítimos. Los
cuerpos que se distancian de este paradigma son marcados por una diferenciación social que,
apelando a un discurso que construye a la biología como neutra y definitoria y a la naturaleza como
persistente e inmutable, constituye la base de la discriminación.

Los y las invitamos a mirar este corto sobre la intersexualidad.

https://www.youtube.com/watch?v=SnAIOU6qeIk

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Actividad

Como estuvimos viendo, los Principios de Yogyakarta complementan y clarifican el alcance y


profundidad de los derechos humanos con la mirada puesta en la orientación sexual y la identidad
de género. Es fundamental que, como docentes, en tanto garantes del ejercicio de una ciudadanía
plena y el disfrute de una vida libre de discriminación y violencia de sus alumnos/as y colegas,
puedan apropiárselos y para ello les proponemos realizar una actividad que les permitirá
conocerlos en mayor profundidad y vincularlos con el ámbito educativo.

Compartimos en el FORO:

Les vamos a pedir que sigan paso a paso los siguientes ítems:

1) Leer el Documento Resumen de los Principios de Yogyakarta donde se sintetizan el contenido de


los 29 principios. En este enlace puede consultar el texto completo. Luego, seleccionar un (1)
principio y realizar una presentación en PowerPoint o usando Prezi para presentar dicho principio y,
si quieren, pueden también agregar alguna ejemplificación.

2) Leer el testimonio de Quimey, una docente trans.

3) Compartir en el foro una breve reflexión sobre la relación que encuentran entre los Principios de
Yogyakarta y el testimonio de Quimey.

4) Junto con la reflexión, les pedimos que compartan el enlace de la presentación que realizaron en
el inciso 1. Les dejamos un breve tutorial para que sepan cómo hacerlo.

¡Los/as esperamos!

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Material de lectura

Materiales de lectura obligatoria

● Eliana Vázquez y Claudia Lajud (2016). "Identidades y diversidades de género en la Escuela.


Desafíos en pos de la igualdad", en Género es más que una palabra. Educar sin etiquetas.
Buenos Aires: Miño y Dávila.

● Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2017). Hablar de diversidad y


derechos humanos. Guía informativa y práctica. Secretaría de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural.

● Ley de identidad de género Nº 26.743.

● Principios de Yogyakarta (2007) Resumen.

Bibliografía de referencia

Baez, J. (2017). Identidad de género: desafíos y límites a las políticas de inclusión en la escuela
secundaria de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Revista Punto Género, (7), pp. 69-90.
Disponible en https://revistas.uchile.cl/index.php/RPG/article/view/46265/48267

Cabral, M. y Benzur, G. (2005). "Cuando digo intersex. Un diálogo introductorio a la


intersexualidad". cadernos pagu (24). Disponible en
http://www.scielo.br/pdf/cpa/n24/n24a13.pdf

CTERA (2007). ¿Cuáles son los temas que componen la sexualidad? Educación sexual en las aulas,
una guía de orientación para docentes, (pp. 55-60). Buenos Aires: CTERA.

Créditos

La ESI en la escuela: Derechos y diversidad sexual


Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual. Secretaría de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Secretaría de Innovación y Calidad Educativa.


Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.

Cómo citar este texto:

Dirección General de Políticas Integrales de Diversidad Sexual y Programa Nacional de Educación


Sexual Integral. (2019). Clase Nro.2: La diversidad sexual. La ESI en la escuela: Derechos y diversidad
sexual: Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación.

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