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LA SALVACIÓN DEL HOMBRE – DE VERA RELIGIONE

DUMS ESCOTTO
UTRUM VIRTUTES MORALES SINT IN
VOLUNTATE SICUT IN SUBIECTO

MATERIA: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

NOMBRE DEL PROFESOR: DR. EMILIANO CUCCIA

ALUMNO: HNO. JUAN MARTIN GONZALEZ CR

CURSO: 2DO AÑO DE FILOSOFÍA

LUGAR Y FECHA: SAN LUIS, 13 DE NOVIEMBRE DE


2018

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LA SALVACIÓN DEL HOMBRE – DE VERA RELIGIONE

Si las virtudes morales están en la voluntad como en su sujeto


Nota introductoria: Para Dums Scotto la voluntad es la única potencia racional, moral y
más importante aún, libre. Allí radica la acción ética y allí el bien del alma.

Dums Scotto comienza su distinción citando a Aristóteles y su comentador, quien será


Santo Tomás, como argumentos en contra:
“Ethicorum dicit Philosophus quod sunt in parte irrationali animae, Commentator autem
exponit quod sunt in eo quod est medium inter plantativam et rationalem; talis non est
voluntas, sed appetitus sensitivus.”
Luego, continúa exponiendo los textos de Aristóteles donde confirma esta controversia.
A todos estos elementos, Escotto enuncia tres argumentos para ubicar a las virtudes sobre
todo en la voluntad.
1. “Virtus est habitus electivus”: y la elección es un acto propio de la voluntad o de la
razón. Sin embargo, corresponde a la voluntad.
2. Afirma que la virtud tiene por objeto per se el bien honesto; sin embargo aquel es el
objeto per se de la voluntad. Este bien honesto es aquello que se ama por sí mismo,
sin depender de tendencia alguna (las tendencias concupiscibles e irascibles tienen
al bien útil). La voluntad es la única capaz del bien útil.
3. También dice que la virtud es principio de acciones encomiables según: “omnis
virtus, cuius utique fuerit virtus, et id bene habens perficit et opus eius ladabile
reddit”. Sin embargo – continúa -, la alabanza no se le debe a nadie, salvo a aquel
que obra voluntariamente; por lo tanto, la virtud, por la cual se obra de un modo
encomiable, pertenece a aquello de lo cual es per se el obrar libremente: aquello es
la voluntad. Es decir, la virtud tiene que estar en la voluntad, porque es la virtud
causa de acciones encomiables.
Escotto no quiere afirmar con Aristóteles que la virtud hace al hombre perfecto,
porque no puede aceptar tampoco aquello de “una golondrina no hace el verano”.
El “buen ladrón” no le permite hacerlo1, pues su último acto fue el que le consiguió
la vida eterna, y no toda una vida de virtud. Era necesario “interpretar” de una
forma diferente las palabras del Filósofo; ahora

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Lc 23, 49
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