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REFLEXIÓN

“EL DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTE Y LOS DESAFÍOS DEL MUNDO


DE HOY”

POR DELCY SOTO CALDERIN

Los constantes cambios que el mundo ha vivido en las últimas décadas no han sido
asimilados significativamente por las instituciones formadoras de profesores, en el
sentido de proponer y ofrecer una formación inicial más articulada con las
transformaciones de la sociedad.
Nuestra sociedad exige que los profesores asuman estos nuevos papeles, no se ha
cambiado la formación inicial que los profesores reciben para hacer frente a estas
nuevas exigencias. Se ha señalado la necesidad de que el profesor desarrolle
competencia social para que éste se siente capaz de asumir las situaciones
conflictivas provenientes de los cambios sociales de cada tiempo histórico. Para ello,
hay que pensar y proponer estrategias desde la formación inicial (y también en el
ejercicio de la profesión, a través de la formación continuada) acerca de los cambios
sociales y de la consiguiente exigencia de formación profesional docente, para
preparar al futuro profesor (y al profesor ya activo en el ejercicio de la profesión) para
enfrentar los conflictos propios de cada momento y fase del proceso de cambio
social.
Si no hay una cualificación docente, el profesor puede perder el entusiasmo por la
profesión. Se cree que sin la realización de estudios sistemáticos para el desarrollo
profesional, el profesor no logra establecer y mantener la capacidad de analizar los
cambios educativos, además de tener dificultad para adaptarse a las nuevas
exigencias de la educación contemporánea.
La diversificación de la sociedad con diferentes culturas obliga al profesor a
prepararse en la búsqueda de equilibrio ante el modelo educativo, observando no
sólo la diversidad cultural, sino también atendiendo a las determinaciones
provenientes de las nuevas legislaciones que surgen en respuesta a las demandas
de la propia pluriculturalidad. Nuevas responsabilidades para el profesor (tiene que
ser facilitador/problematizador del aprendizaje, organizador del trabajo, cuidar del
equilibrio psicológico y afectivo de sus alumnos, de la integración social, etc.), sin
embargo no se promueve un cambio en la formación para estas nuevas
responsabilidades. Con la reducción de las responsabilidades de otros agentes
sociales, como la familia, sobre sus funciones educativas, tal tarea ha sido atribuida
casi exclusivamente al profesor.
La diversificación de los valores a ser enseñados y aprendidos en la escuela exige
que el profesor actúe teniendo en vista los diferentes modelos educativos en la
sociedad pluralista. Actualmente, con las políticas públicas de universalización del
acceso a la escuela, ha ampliado su alcance para todas las clases sociales,
haciendo que un aula de clases pase a ser entendida como un espacio plural. Esta
situación exige del profesor cambios en el entendimiento, en la práctica y en la
gestión pedagógica de sus clases, para desarrollar una educación que atienda a la
diversidad de aspectos culturales presentes en un mismo salón. El profesor necesita
entonces incorporar en sus clases una postura sensible a cuestiones de naturaleza
lingüística y cultural muy diversas, puesto que los alumnos provienen de contextos
sociales con educación familiar en que los valores son igualmente distintos.
En el pasado, los padres de familia y la sociedad, en general, apoyaban a los
profesores en relación a las dificultades del proceso educativo, actualmente
defienden a los alumnos. En ese sentido si los alumnos salen bien, los padres
piensan que sus hijos son buenos estudiantes, pero si salen mal, piensan que los
profesores son malos docentes.
Si en el pasado el profesor era considerado el poseedor de todo el poder dentro del
aula en detrimento de los estudiantes, actualmente esa situación se ha invertido,
llegando a causar, en algunos contextos escolares, muchos conflictos entre profesor
y alumnos, con agresiones verbales y físicas. A pesar de variar de acuerdo con el
nivel de escolarización en que actúa el profesor, muchas veces, esta inversión
termina por exigir del profesor otras (nuevas) formas de pedagogía en lo que se
refiere a las situaciones cotidianas del trabajo docente
Sin embargo, las demandas para la formación docente en la actualidad son amplias
y bastante complejas. Estas expectativas resultan en un conjunto de necesidades
para la actuación profesional del profesor y para su formación la cual es demasiada
amplia. Estas expectativas se refieren a la identidad profesional, a la necesidad de
mejoras en la formación inicial (considerando la profesionalización) y en la formación
continuada (considerando el desarrollo profesional), la carencia de valorización de la
profesión docente, el desarrollo de capacidades profesionales y actitudinales las
cuales impactan directamente sobre su identidad profesional y su relación con el
trabajo.

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