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1.

DE ENTRADA UNAS PREGUNTAS


Lluís Ylla

A la hora de hablar de la interioridad, seguramente son mucho más impor-


tantes las preguntas que las respuestas.

Tenemos que empezar, pues, con una gías del yo (interiorización) o de me-
actitud de interpelación: todologías?
– El interés moderno y postmoderno – Si queremos velar por la interiori-
por la interioridad, ¿no participa de un dad, ¿no habría que dejar a un lado
flujo poderoso que lleva a centrar el yo tanta lógica de la actividad y la forta-
en sí mismo y que desemboca en un leza y dar paso a una sabiduría de la
yo con pocos vínculos, por más que pasividad y la debilidad?
los humanismos cristianos siempre El interés por el mundo interior es un
nos empeñemos en ligarlo al otro?
signo de los tiempos. Hoy hay muchas
– ¿El interés por la interioridad y las iniciativas cualificadas que de una mane-
prácticas asociadas no son una especie ra autónoma (independiente de institucio-
de “mentiras románticas”? nes, corrientes...) se adentran en los terre-
– ¿Qué decir de los planteamientos nos de la interioridad. En este mundo
que asocian experiencia espiritual a diverso, las tradiciones espirituales, que
actividad emocional y plantean el tra- han sido ricas en el cuidado de la interio-
bajo de la interioridad como un tobo- ridad (entrelazándola con una ética, una
gán hacia la fe? estética y unas cosmovisiones), tienen el
– ¿Puede la experiencia de Dios ser el reto de decir una palabra propia, humilde.
resultado de la aplicación de tecnolo- Una palabra que no es fácil, porque el
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contexto actual es muy distante de aquel misterio. Aprendimos de la Ortodoxia a
en el cual se originaron. compasar la respiración con la palabra
Velar por el mundo interior se irá “Jesús”. Hablábamos de la espiritualidad
haciendo más y más urgente, y será una del arte. En Occidente irrumpió la psico-
demanda creciente. Ponerse en esta tarea, logía que abrió la conciencia del yo. Del
saberlo fundamentar, hacer que se integre Próximo Oriente nos llegó el sufismo; del
como un nuevo progreso, que no acabe Lejano Oriente la sabiduría del hinduis-
como una moda pasajera, es todo un mo, el budismo y tradiciones como el yo-
reto. ga, el zen y las artes que implican el cuer-
po y la mente.
«El camino más largo es el camino
hacia el interior», escribió Dag Hammar- De Ramana Maharshi (+1950) reci-
skjöld, una persona comprometida en el bimos la pregunta persistente de quién
desarrollo y la paz mundial. soy yo. En Vida Interior y no violencia
(1962), Lanza del Vasto, discípulo de
Gandhi, hacía una propuesta integradora
1.1. Estado de la cuestión de la vida interior y la práctica externa.
Maslow hablaba de las experiencias cum-
Durante años para cuidarse de la vida in- bre con una especie de jerarquización de
terior bastaba con los ritos sociales, las las necesidades (1964). Con Thomas
liturgias, las plegarias o el silencio. El rit- Merton (+1968) se hizo algo accesible la
mo de la vida lo favorecía. riqueza interior del monaquismo. A partir
Dentro de la gran tradición cristiana de la Gestalt, en Darse cuenta (1971)
éramos deudores de maestros como John Stevens propuso numerosos ejerci-
Agustín, quien en Las Confesiones se cios que algunos denominarían de inte-
explayó en el mundo interior; como rioridad. Las psicologías del cuerpo
Casiano, quien siguiendo a Evagrio, en (bioenergética, focusing) se difundieron y
las Colaciones hizo una disección pre- encontraron muchos desarrollos. En Sa-
cisa, que después fue extendida por el dhana (1980), Anthony de Mello empezó
monaquismo benedictino; y así podría- a hacer escuela en el Occidente cristiano.
mos seguir con Eckhart, Kempis, Ignacio Más tarde empezamos a hablar más
de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la de emociones (Goleman, 1996), se difun-
Cruz, Francisco de Sales, etc. dían muchas intervenciones terapéuticas
La vida familiar, de escuela y de pue- o de desarrollo que integran el cuerpo,
blo mantenía pequeños gestos, ritos reli- las emociones, la mente... Finalmente, la
giosos o civiles, que invitaban al recogi- autoayuda penetró en las librerías.
miento, a mirar hacia dentro. Al menos Desde la religión, y desde humanis-
callábamos, estábamos en silencio o pen- mos diversos, la necesidad de velar por la
sábamos. vida interior se ha ido haciendo más pre-
El siglo XX fue el siglo de la antropo- sente en nuestra cultura de la segunda
logía y del yo. Teilhard nos dejó una pro- mitad del siglo XX.
puesta paradójica: centrarse en el yo, des- Sin embargo son pocos los que hablan
centrarse en el otro, sobrecentrarse en el de interioridad.
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1.2. ¿Por qué hablar de vivencia religiosa íntima ante un mundo
interioridad? católico que subraya más la adhesión a la
objetividad de la doctrina.
¿Por qué inventamos palabras? ¿Por qué
necesitamos el sustantivo “interioridad”? Desde finales del siglo XX se difunde
¿Tiene interés usar una palabra nueva esta palabra, y va apareciendo como un
para referirse a alguna cosa de siempre? concepto filosófico y antropológico aso-
La primera vez que oí esta palabra fue ciado al yo. En España, desde hace unos
a Marcel Légaut. En Interioridad y com- años, también se habla de ello asociando
promiso (1977) hablaba de la importancia interioridad a ejercicios psicocorporales,
que el compromiso, para que fuese fecun- emocionales más o menos relacionados
do, naciera de la interioridad. Siguiendo con la espiritualidad. Sin embargo, en
el hilo la encontré en diversos autores otros países, a menudo para referirse a
franceses (Teilhard, Mounier, Levinas, estas prácticas, se habla de actividades
Merleau Ponty) y también algunos cen- de toma de conciencia, de espiritualidad
troeuropeos (Kierkegaard, Husserl, E. (con un sentido a menudo no religioso),
Stein), hasta llegar a Hegel, quien la usa y últimamente de mindfulness, atención
en relación con la arquitectura. Antes de llena o consciente, concepto nuevo que se
estos autores es difícil encontrarla. está extendiendo, con muchas especiali-
A pesar de no existir la palabra, la zaciones, entre ellas el mundo de la edu-
conciencia de la interioridad se ha desa- cación y la religión.
rrollado a lo largo de la historia y se ha Con el sustantivo interioridad subra-
ido extendiendo de la mano del lenguaje yamos la importancia que la cultura ha
y del arte. La interioridad desde la antigua dado a la subjetividad, se enfatiza una
Grecia (donde la identidad está esencial- dimensión de la persona que hoy consi-
mente en la exterioridad) ha ido devinien- deramos muy importante: una dimensión
do “interior”, a través de Agustín (quien antropológica autónoma –no dependiente
con las Confesiones escribió el primer de ideologías o creencias–, constitutiva
diario íntimo de la modernidad), Descar- de la persona. Es un concepto que tiene la
tes (quien inventa el yo) o a la psicología ventaja de ser muy englobante, intuitivo,
del siglo XX. Hoy la posibilidad de reco- poco ideológico, poco técnico...; y es más
rrer el mundo interior es mayor que en el amplio que hablar de emociones, con-
siglo XVI. Pero Ignacio de Loyola o Sha- ciencia, subjetividad, alma o espíritu.
kespeare recorrieron sus mundos interio- Además, por un lado, defendemos el
res más que muchos contemporáneos yo postmoderno desprotegido frente a un
nuestros. entorno que lo abruma de numerosos rui-
Las metáforas de la interioridad pe- dos que lo fragmentan y de novedades que
netran la obra de Shakespeare lingüísti- amenazan su identidad, o frente a una
camente, imaginativamente y temática- racionalidad y un empirismo insuficien-
mente. Pero posiblemente este nombre tes. Por otro lado, nos ayuda a concentrar
madura en el romanticismo y el pietismo iniciativas para impulsar un crecimiento
protestante centroeuropeo, que escruta en humano más integral e ir a fondo en lo que
el mundo de los sentimientos y de la uno emprende.
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1.3. Concretemos: ¿qué es – Un lugar para unificarnos en un en-
la interioridad? torno que nos fragmenta.
En el documento Ser a l’escola. Pedago- – También es un lugar en el que lu-
gia i interioritat1, presentado en 2008 en chamos con nosotros mismos y en-
los seminarios sobre interioridad de la contramos emociones que nos duelen,
Fundació Jesuïtes Educació2, hablábamos vivencias que abruman, recuerdos que
de interioridad prestando atención a los hieren, retos que paralizan, decisiones
siguientes ítems: que exigen.
– Es una dimensión antropológica Continuábamos diciendo: «Es el
fundamental de la persona en la cual espacio para sentir la individualidad y la
se dan las condiciones para la subjeti- libertad, siempre frágil, que nos permite
vidad, la escucha, el sentimiento, la la responsabilidad y el compromiso con
receptividad, la conciencia. nosotros mismos y los demás. La interio-
– Es allí donde se da el resultado del ridad de la que hablamos no es la de un
consejo de los clásicos: ¡conócete a ti intimismo cerrado, sino la que afirma
mismo! siempre un yo y un tú, un espacio en el
que encuentro al otro, en el que acojo su
– Es el ámbito que acoge las diferen- vida y su misterio... y desde el cual salgo
tes acciones o movimientos no tangi- a su encuentro, o un espacio en el que me
bles: sentir, gustar, imaginar, rumiar, indigno y reacciono ante la injusticia o el
querer, asumir, razonar, recordar..., abuso».
el ámbito del “sentir y gustar de las
Interioridad es aquel espacio entre mi
cosas internamente”.
yo activo y mi yo profundo. A la vez nos
– También el del saber “sapiencial”, referimos a una realidad no reducible a
donde saber y (de)gustar son muy las emociones o a la inteligencia intraper-
próximos (diferente del saber del estar sonal. Es aquello que nos pasa por dentro
informado), el de la ciencia. y aquello que se nos revela desde dentro.
– El mundo interior es allí donde re- Más que una cosa, sustantiva, es un
suena lo que recibimos del mundo ex- ámbito: integra cuerpo, pensamientos, sen-
terior, es donde pensamos, donde re- timientos, sensaciones y emociones. Por
flexionamos, donde procesamos los esto a menudo es más sugerente hablar de
impactos que recibimos a lo largo del espacio o de mundo interior.
día, donde sentimos de vez en cuando
la indisponibilidad radical de nosotros
mismos. 1.4. Caminos para descubrir
– Es un lugar para el silencio, donde la interioridad y hacerla crecer
uno se pone ante sí mismo sin defen- Cuidar el mundo interior quiere decir
sas, con tanta transparencia como es crear condiciones para que éste crezca,
capaz de tener, donde uno elabora lo para que el corazón se ensanche, para que
que a través del pensamiento y de los los ojos se abran, para que vivamos desde
sentidos nos llega. más adentro, para ir más a fondo, para
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gustar y saborear más la vida, para ser Para una persona que se ha adherido a
más persona. una religión, una buena liturgia, la medi-
Pueden ayudar determinadas prácti- tación silenciosa y la lectura de los textos
cas fruto de la tradición y de las ciencias sagrados son un ámbito natural de desa-
humanas. Hay muchos itinerarios, todos rrollo de la dimensión interior.
parciales, que pueden ayudar a recorrer y Considero, sin embargo, que un cami-
ensanchar el mundo interior. Cada uno no privilegiado para ayudar a crecer la
debe encontrar el suyo. «No todo convie- interioridad es propiciar el hecho de de-
ne a todo el mundo ni de la misma mane- tenerse a contemplar los gestos de gran-
ra», recuerda un dicho jesuítico. deza humana (de amor/generosidad, de
Podemos crecer en el mundo interior libertad, de nobleza, de “decir verdad”,
enseñando a gustar el silencio; haciendo de perdón, de belleza...), o ante los dra-
buenas preguntas y yendo a fondo en el mas de dolor, de muerte y de injusticia o
pensamiento; educando la forma en que ante nuestra pobreza extrema que a veces
miramos a los demás, a las cosas de cada la vida nos pone delante. De esta interio-
día, al arte; educando la sensibilidad; ridad podrá nacer el gozo, la paz, la bon-
aprendiendo a rumiar la vida o lo que lee- dad, la compasión, el agradecimiento, la
mos o escribimos, en el diálogo y la escu- indignación y el compromiso.
cha o en la delicadeza de los pequeños
detalles. O haciendo uso de la memoria y
1.5. Interioridad y espiritualidad
de la imaginación, tan propias de la peda-
gogía ignaciana. O en la creación artística. Desde siempre la espiritualidad ha consi-
También lo podemos hacer apren- derado el mundo interior en relación con
diendo de las grandes tradiciones religio- la práctica religiosa. La espiritualidad pro-
sas, de la Ortodoxia cristiana o del pone una cosmovisión, una ética, unos
Oriente, que nos han hablado –más de lo procesos, y, desarrollándose, ejercita la
que estábamos acostumbrados en Occi- interioridad. No es pensable una espiri-
dente– del cuerpo, de la respiración, de la tualidad sin interioridad. Interioridad y
atención y de la concentración. O tam- espiritualidad, para un creyente, van es-
bién aprendiendo aquello que la psicolo- trechamente unidas. Pero para un no cre-
gía moderna nos ha hecho cercano: la yente pueden corresponder a ámbitos
toma de conciencia de uno mismo, de las diferentes. En una sociedad secularizada,
sensaciones, del cuerpo en movimiento la interioridad se presenta como una di-
–expresión corporal, danza–, el trabajo de mensión autónoma, que tiene valor por
las emociones y de las relaciones. sí misma, y que acabará desarrollándose,
Aprendiendo del mindfulness y de lo que o no, en una espiritualidad laica o reli-
las neurociencias nos aportan para poten- giosa.
ciar determinadas prácticas que favore- La interioridad es un ámbito que, en la
cen la conciencia con la que vivimos. O medida en que se pone en movimiento,
recorriendo a la ayuda de los especialistas toma una dirección, se vuelve espiritua-
de la psicología y del crecimiento perso- lidad. Cuando al cuidado de la dimensión
nal. interior le sumamos un sentido (ético,
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estético, noético), el cuidado de la inte- Los límites entre el cuidado de la inte-
rioridad se convierte en espiritualidad. rioridad y la espiritualidad son difusos.
En el inicio de los Ejercicios Espiri- Un ejercicio de hatha-ioga puede ser ple-
tuales de Ignacio de Loyola [1ª anota- garia para un creyente; la observación de
ción] encuentro una posible clave para un cuadro puede ser una profunda expe-
distinguir interioridad de espiritualidad. riencia espiritual para un artista; la lectura
El trabajo de la interioridad es: de poesía puede ser una manera de medi-
tar; la acción de compromiso social pue-
«Todo modo de examinar la concien-
de ser una experiencia de unidad con el
cia, de meditar, de contemplar […] y
otro dentro o fuera de una espiritualidad.
de otras espirituales operaciones […]
todo modo de preparar y disponer el Decía Eckhart: «Dios está en el fondo
ánima para quitar de sí todas las afec- del fondo»; el cuidado de la interioridad
ciones desordenadas.» [EE 1] ayuda a ir hacia el fondo de uno mismo.
La interioridad es lugar de encuentro con
Un creyente, un no creyente, un estoi- Dios (o el lugar donde resuena el encuen-
co o un buscador de sabiduría pueden tro con Dios presente en el mundo). Y
estar interesados. Estamos en el terreno desde la perspectiva cristiana, cuando
de las “tecnologías del yo”. Que en este desde el fondo del fondo miramos a Jesús
proceso ore vocal y mentalmente, y lo en la cruz –antropología escandalosa– es
haga no sólo para la búsqueda de la sabi- cuando se nos revela nuestra profunda
duría sino: interioridad.
«Para buscar y hallar la voluntad divi-
na en la disposición de su vida para la
salud del ánima, se llaman ejercicios 1.6. ¿Qué nos aporta cuidar de
espirituales.» [EE 1] la interioridad?
nos traslada de las tecnologías del yo al Acabo volviendo a Marcel Légaut. Con
espacio de la espiritualidad, de la fe y de el cuidado de la interioridad, decía él,
la gracia. estamos poniendo condiciones para la
Hay un espacio para cada una de estas libertad, para convertirnos en personas.
dos palabras. Tendríamos que seguir el La interioridad es condición para ser per-
esfuerzo apasionado de teorización de la sona, para avanzar en nuestra propia
experiencia espiritual iniciado en el siglo humanización, hacia una vida plena. Una
XVII, proseguirlo con el estudio de lo que persona con poco cultivo de su interiori-
aportan las grandes tradiciones que han dad desarrolla poco su personalización.
recorrido estos caminos, para, desde Trabajar la interioridad es habitar el pro-
ellas, entrar en contacto con lo que apor- pio espacio interior, habitar en uno
ta la psicología de hoy y las nuevas cien- mismo, o sea, lo contrario a estar fuera de
cias del cuerpo y la mente. También debe- uno mismo. Hemos intuido que tener cui-
ríamos profundizar en la interioridad y dado explícito de la interioridad tiene que
espiritualidad de la Ortodoxia cristiana, ver con el desarrollo sano de las perso-
más comunitarias y estéticas, con un nas, con ser nosotros mismos y con la
énfasis diferente en el yo. “felicidad”.
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El cuidado de la interioridad nos in- vés de la palabra (porque la escuela es
teresará en diversos contextos: en la vida obrador de la palabra), es urgente. Este
privada, en la familia, en las organizacio- cuidado se tiene que hacer, partiendo de
nes, en las instituciones dedicadas al desa- la vivencia, dirigido a los alumnos y a los
rrollo humano, la transmisión de valores, educadores, y se debe incorporar en el
los servicios sociales, etc. En las institu- proyecto educativo, en la vida de cada día
ciones con objetivos espirituales y de una (en el estilo de cómo hacemos lo que ya
manera especial en la educación, porque hacemos, en la forma de enseñar, con
es donde se configura la personalidad de pequeñas prácticas de atención: silencio,
muchas personas. psicocorporales, estéticas, etc.) y en
En la escuela, integrar el cuidado de momentos especiales que ayuden a ser
la dimensión interior, especialmente a tra- más conscientes de ello.

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