Sunteți pe pagina 1din 3

EL RAPTO DE LAS SABINAS

El Rapto de las Sabinas fue un episodio de la mitología romana que consistió en el


secuestro de muchas mujeres de la tribu de los Sabinos, para poder poblar Roma. Esta
tribu habitaba en Italia, sin embargo, instaurada la República, llegaron a ser ciudadanos
de Roma.
Este acontecimiento conocido históricamente como el Rapto de las Sabinas, surgió poco
después de la fundación de Roma, cuando Rómulo, su primer rey, preocupado por la
escasez de mujeres que había en la ciudad, organizó un evento en honor al dios Neptuno
e invitó a los pueblos vecinos, entre ellos a los sabinos, quieres eran una tribu muy
numerosa.
La leyenda nos ha sido transmitida por varios autores, entre ellos Dionisio de
Halicarnaso, Tito Livio, Plutarco o Tertuliano. Según ésta, Rómulo, poco después de
fundar Roma (el cuarto año, según Dionisio) ante la escasez de mujeres que había en la
nueva ciudad, invitó a las poblaciones vecinas a un espectáculo circense. El motivo de
éste fue el hallazgo de un altar subterráneo, atribuido al dios Conso.
Conso era una antigua divinidad itálica de la agricultura, protector de los granos
conservados en los silos, de ahí el carácter subterráneo de su altar. La etimología de su
nombre, se puso en relación con el verbo consulo, “aconsejar” En efecto, volviendo de
nuevo a la leyenda, Rómulo pretendía que el consejo del rapto de las sabinas le había
sido dado por Conso, al que el primer rey de Roma llamaba deus consiliorum.
“Esta etimología popular no se corresponde con la auténtica del nombre Consus,
relacionada con el verbo condo (“ocultar”). Ésta hace referencia al carácter agrícola
de Conso, dios de los silos. Posteriormente esta divinidad se puso en relación con
Neptuno Ecuestre o Poseidón Hippios, dios creador del caballo.”
Entre las poblaciones vecinas convidadas se contaban los ceninenses, los crustuminos,
los antemnates, y, especialmente, los sabinos, con sus mujeres e hijos. Las carreras no
se desarrollaron en ningún tipo de edificio, pues el Circo Máximo aún no había sido
construido. A una señal de Rómulo, los jóvenes romanos se lanzaron sobre las sabinas
para raptarlas. Este rapto supuso la guerra entre romanos y sabinos, y la posterior
reconciliación entre ambos.
Cuando Rómulo fundó la ciudad de Roma tan sólo había hombres por lo que los romanos
invitaron a los pueblos vecinos para que llevaran a sus mujeres a la ciudad. Sin embargo,
la mala reputación de los hombres romanos hizo que ningún padre quisiera entregar a sus
hijas a la ciudad; ante tal situación Rómulo invitó a los sabinos a celebrar unos juegos
con la intención de aprovecharse de la distracción y raptar a las mujeres sabinas.
Los vecinos se enfurecieron y solo pensaban en vengarse de los romanos.
Las Sabinas secuestradas estaban muy asustadas ya que no conocían los planes de los
romanos. Pronto, Rómulo se presentó ante ellas para calmarlas diciendo:-No deben tener
miedo. Nada malo les ocurrirá. Solo deseamos que conozcan a los ciudadanos romanos,
se enamoren, se casen y tengan muchos niños para que la ciudad de Roma crezca y sea
próspera.
Los ciudadanos romanos se mostraron atentos y cariñosos con las jóvenes y ellas pronto
accedieron a formar nuevos hogares.
Las poblaciones vecinas no podían perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y
para rescatarlas eligieron a Tito Lacio, rey de los sabinos.
Como en esos tiempos, las mujeres estaban consideradas como una clase inferior, Tito
Tacio pensó que no valía la pena derramar sangre por unas cuantas mujeres.
Otras poblaciones vecinas buscando vengarse atacaron Roma, pero los romanos supieron
defenderse y ganaron todas las batallas. Rómulo se mostró comprensivo con sus
atacantes y, en lugar de hacerlos prisioneros, los perdonó así formaron un pueblo unido.
Al ver que el poderío de Roma avanzaba sobre los otros pueblos, Tito Tacio cayó en la
cuenta de que si no hacía algo pronto para atacar a Roma, los sabinos terminarían bajo el
dominio romano y comenzó a trazar un plan de ataque.
Mientras estudiaba cuidadosamente acerca de la manera de atravesar la muralla
de Roma, vio a una joven muchacha que salía de las puertas de la ciudad para llenar su
cántaro con agua. Esa joven se llamaba Tarpeya y era hija del alcalde de la ciudad.
Tarpeya preguntó:- Dime, ¿Esos brazaletes que llevas en tus muñecas, son de oro?
Tito Lacio respondió:- Son de oro puro y tú puedes tenerlos esta misma noche, si quieres.
-Dime que debo hacer- Respondió Tarpeya .
-Solo debes descorrer los cerrojos de esta puerta a medianoche y todos estos brazaletes
serán tuyos.-le confió Tito Tacio.
A la hora señalada, Tarpeya corrió los cerrojos y luego fue ante los sabinos a reclamar
su recompensa.
-¿ Tu quieres nuestros brazaletes?! Pues aquí los tienes!-y la golpearon duramente hasta
matarla.
Luego la arrojaron desde una roca, que desde entonces se llama Tarpeya.
Nadie esperaba ese sorpresivo ataque, y mucho menos Rómulo que dormía
placidamente. Pero el dios Juno, defensor de las puertas de la ciudad, hizo brotar ante los
sabinos una fuente de calor y por unos momentos tuvieron que retroceder de su ataque.
Los romanos trataron de defenderse ante una nueva embestida
sabina. Rómulo, desesperado le prometió al dios de los dioses erigirle un templo en el
lugar exacto en que ganasen la batalla y luego volvió a arengar a sus hombres con una
nueva esperanza y el combate que parecía perdido volvió a equilibrarse.
Los sabinos estaban al mando de Mecio Curcio, un charlatán que alardeaba
constantemente acerca de lo que haría una vez que traspasara las puertas de Roma.
Pero su caballo se encabritó y corrió hacia un pantano fuera de control y se ahogó. Mecio
Curcio se salvó de la muerte pero no del susto y huyó despavorido del combate.
Cuando la lucha se inclinó a favor de los romanos, las sabinas, tomaron a sus hijos de la
mano y se interpusieron entre ambos bandos.
Todos los que combatían eran o hermanos o padres o esposos de ellas, y les pidieron por
favor que no pelearan más, ya que no deseaban quedarse ni huérfanas ni viudas.
Esto terminó con todas las guerras. Rómulo y los sabinos firmaron una alianza que los
unió para siempre. Tito Tacio gobernó juntamente con Rómulo hasta que falleció, y
luego Rómulo fue el rey de romanos y sabinos.
Sigue la tradición explicando que la paz que sucede a la unión de romanos y sabinos
vuelve más queridas a las sabinas raptadas y en honor a ellas, Rómulo al dividir la
población en treinta curias les da el nombre de ellas. A continuación se crean tres
centurias de caballeros, los Ramnes (compañeros de Rómulo), los Ticies o sabinos de
Tacio y los Luceres de origen desconocido aunque diferentes hipótesis lo hacen derivar
del nombre de un rey etrusco de la ciudad de Ardea, llamado Lucerus y de lucus.

S-ar putea să vă placă și