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La filosofía, así como las aportaciones a la psicología de Schopenhauer, debe ser juzgada desde

su crítica a la religión especialmente al cristianismo y como reacción en contra del idealismo


absoluto, el mundo que percibimos no es sino el resultado de nuestras representaciones, el
mundo está hecho del mismo material que nuestros sueños, la obra de Schopenhauer, donde
más evidenciamos su pensamiento filosófico es “El mundo como voluntad y
representación” partiendo desde un primer pensamiento básico, la realidad auténtica
corresponde a un principio que Schopenhauer denominó voluntad, de la cual el mundo como
representación es su manifestación; el sistema se completa con una ética y una estética.
Cuando el individuo, enfrentado al mundo como representación, se pregunta por lo que se
encuentra tras las apariencias, obtiene la respuesta como resultado de su experiencia interna,
en lo que se conoce como voluntad; pero la irracionalidad de ésta, su condición de afán de
vida perpetuamente insatisfecho, produce una insatisfacción que la conciencia sólo puede
suprimir a través de una serie de fases que conducen a la negación consciente de la voluntad
de vivir.

De esta manera plantea al ser como voluntad, y afirma que el ser quiere ser, y que el ser es esa
voluntad que quiere ser siempre voluntad. Es decir nosotros de nuestro cuerpo como podemos
conocer al mundo por medio de la voluntad, la conservación del individuo que es la
agresividad y el instinto de la conservación de la especie que es la sexualidad. Con todo esto
Schopenhauer resume que el mundo no es más que voluntad. El afirma que el mundo es un
sufrimiento sin finalidad, ni sentido. También dice que nuestra existencia está entre el dolor y
el aburrimiento.

Esto lo explica diciendo que cuando queremos algo experimentamos o buscamos otros
motivos emocionales porque no lo tenemos, cuando ya lo tenemos y queremos otra cosa
volvemos a experimentar más emociones y finalmente cuando ya no deseamos nada llegamos
al aburrimiento e inconformismo.

http://conoce-a-schopenhauer.blogspot.com/2010/11/pensamiento-filosofico.html

http://personajeshistoricos.com/c-filosofos/schopenhauer/#Schopenhauer_filosofo

http://personajeshistoricos.com/c-filosofos/schopenhauer/#Schopenhauer_filosofo

en este trabajo se desarrollará la comparación de dos grandes filósofos y pensadores que en la


actualidad

Es cierto que se ha aprendido de él, aunque con frecuencia se ha olvidado o no se ha querido


tener por verdadero que era de Schopenhauer de quien se aprendía. Por ejemplo, pocas veces
se tiene conciencia de que fue él quien por primera vez pensó en lo que más tarde Freud había
de llamar los tres grandes «humillaciones» de la megalomanía humana, humillaciones que
pertenecen a la signatura de la moderna conciencia del mundo y del sí mismo. Una es la
humillación cosmológica: nuestro mundo es tan sólo una de las innumerables esferas en el
espacio infinito, «en el que una capa de moho ha engendrado seres que viven y conocen»
(Schopenhauer). Otra es la humillación biológica: el hombre es un animal en el que la
inteligencia no hace sino compensar la falta de instintos. Y la tercera es la humillación
psicológica: el yo consciente no es señor en su propia casa. En una época llena todavía de fe en
la razón, Schopenhauer descubrió con conocimiento racional lo no racional de los procesos de
la vida

«Representación» es todo aquello del mundo exterior que aparece en la conciencia y es


elaborado en ella, en la percepción cotidiana, en la fantasía, en la especulación y en las teorías.
Pero no todo puede reducirse a esta realidad captada desde fuera. Hay además un segundo
acceso. «Hemos ido hacia fuera en todas las direcciones en lugar de entrar en nosotros
mismos, donde ha de resolverse todo enigma» (Der handschriftlische Nachlass, I, 154). Es en el
propio cuerpo donde encontramos la realidad experimentada desde dentro: dolor, deseo,
placer, pulsión. A todo eso Schopenhauer le da el nombre de «voluntad».

El mundo es conocido de dos maneras, desde fuera como representación y desde dentro como
voluntad en el propio cuerpo. Según el pensador, esta vitalidad experimentada desde dentro
no sólo ha de atribuirse a los otros hombres, sino también al resto de la naturaleza, pues
constituye en cierto modo su dimensión interior.

La voluntad es ciega, por ende, no ve lo que hace, no es inteligencia de actuar sino actuar sin
inteligencia; en su creación no tiene odio ni amor, ya que es insensible para con su obra, sólo
quiere repetirse, volver a ser lo que ya era. Esta voluntad se encuentra dividida en
singularidades, en las que se equipara y lucha contra la voluntad única, formando sus
objetivos, de forma que progresivamente esta crece, así como el querer vivir.

El carácter más elevado de objetivación del querer es vivir proviene del hombre; la mente
humana es la deliberación del querer vivir sobre sí mismo, la visión que uno mismo tiene
queriendo vivir, corresponde a la representación de la voluntad. En la mente humana se
produce la revelación de la voluntad en una representación que se divide en un objeto de
permanente acontecimiento y un sujeto estable y permanente inobjetable.

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