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Manuel Manrique Siso, autor de esta difusión del Derecho y La Ley, fue fundador y
Secretario del Colegio de Abogados del Estado Miranda; Vice-Presidente del Montepío
de Abogados de Venezuela.
Primer Vice-Presidente del Instituto de Previsión Social del Abogado
(INPREABOGADO).
Principal y Suplente del Tribunal Disciplinario de la Federación de Colegios de
Venezuela.
Fundador de la Sociedad de Abogados Laborales de Venezuela.
Fundador de la Sociedad de Abogados Litigantes.
“La conducta privada del abogado se ajustará a las reglas del honor, de la dignidad y
de la delicadeza que caracterizan al hombre honesto” (Código de Ética Profesional,
Art.3).
“En resumen, el juez para que merezca serlo, debe estar adornado de las cualidades
siguientes: laboriosidad, probidad e ilustración” (A.F. Brice, Práctica Forense, Pág. 85,
citado, ibid).
“La venta de la justicia por un magistrado judicial es un acto vil. El Juez que desprecia
la honorabilidad de su misión, vende sus opiniones y su conciencia y se hace cómplice
de la injusticia, debe estimarse como el último de los hombres (Dr. José Rafael
mendoza T., T. IX, P.E. “Curso de Derecho Penal Venezolano”, Pág. 109, citado, ibid,
Pág. 55).
El abogado puede hacer mucho bien o mucho daño.
Inversión de la Juventud
“El bagaje cultural de los profesionales universitarios nos va a indicar el objetivo para
el cual invirtieron toda su juventud en las aulas de aprendizaje, ya si para satisfacer
simples impulsos materiales o si va a estar al servicio de la sociedad y de la patria”.
El Abogado de Confianza
En el aspecto personal hay que defender las libertades individuales y colectivas, como
la de expresión, la de circulación, la de asociación y sindicalización, etc. En el aspecto
material, hay que cuidar nuestro patrimonio, desde los bienes del hogar hasta los
ahorros e inversiones, por modestas que sean, ya que son el producto del trabajo
honrado y no es justo que las tengamos que perder por la avaricia de algún
comerciante deshonesto que proceda a embargárnosla.
Nuestro abogado debe señalarnos a los especialistas en cada materia, si los casos
son delicados, como lo hace el médico clínico. El abogado honesto sabe que en
Derecho no se debe improvisar y que no debe ser “toero”, ya que la ciencia del
derecho es amplia y compleja. Es casi imposible que un abogado pueda hoy actuar
con destreza en todas las disciplinas. Un sabio del derecho, que de esos si hay
muchos, es el primero en reconocer a los otros especialistas su autoridad y tiene la
delicadeza de no exponer los derechos de su cliente a los riesgos innecesarios,
habiendo profesionales que han profundizado durante muchos años sobre
determinada materia.