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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN

Facultad de Ciencias Agropecuarias


Escuela Profesional de Ingeniería en Industrias Alimentarias

Título: Ontología

Presentado por:
Karina Estefany Roque Mamani 2012-36867

Curso:

Seminario ética y sociedad

Docente:
Gian Carlo Delgado

TACNA - 2019
Índice

Introducción_______________________________________________3

1. Marco teórico_________________________________________4

a. Ontología_______________________________________4

b. Historia_________________________________________5

c. Ontología y metafísica____________________________7

d. Filósofos de la ontología__________________________7

e. Problemas ontológicos___________________________11

2. Conclusiones_________________________________________22

3. Bibliografía___________________________________________23

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Introducción

Los discípulos de Aristóteles utilizaron el término metafísica por primera vez (literalmente
quiere decir "después de la física") para referirse a lo que su maestro describió como
"filosofía primera", posteriormente conocida como ontología. La ontología es la
investigación del ser en tanto que ser, o del ser en general, más allá de cualquier cosa en
particular que es o existe. En algunos filósofos, sobre todo de la escuela de Platón,
sostienen que todos los sustantivos se refieren a entidades existentes. Otros afirman que
los sustantivos no siempre nombran entidades, sino que ofrecen una forma de referencia a
una colección de objetos o sucesos. En este sentido, la mente, en lugar de referirse a una
entidad, se refiere a una colección de sucesos mentales experimentados por una persona.

La ontología es el estudio de todo lo existente, por lo cual, los filósofos establecen que el
ser va sujeto a todas las cosas, aceptó a la movilidad y al cambio que caracterizaban el
mundo. Para cada uno de estos personajes el principio tiene una explicación, pero todos
no la encuentran en un mismo elemento; a continuación la Ontología y algunos de sus
diferentes filósofos.

Es el tratado del ser, estudia el fundamento de todo lo que tiene existencia y llamamos
realidad. El ser es una real que se encuentra en todo lo que existe. En consecuencia el ser
está presente en todas las cosas.

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4. Marco teórico
a. Ontología

Aunque este término se introduce en el siglo XVIII para indicar la ciencia del
ser en general (lo que Aristóteles llamó “filosofía primera” y luego recibió el
nombre de metafísica), la ontología ha sido una disciplina practicada por los
filósofos desde el comienzo mismo de su historia (Echegoyen Olleta, s.f.).

La ontología es la disciplina filosófica más importante. El resto de disciplinas


(antropología, teoría del conocimiento, teología racional...) dependen de un
modo u otro de ella. Etimológicamente la ontología se puede definir como el
logos o conocimiento del ente. Y de forma técnica se la suele definir como la
ciencia del ente en tanto que ente. Ente es todo aquello que tiene ser; del
mismo modo que llamamos estudiante a todo persona que estudia, o amante
al que ama, ente es el término que podemos utilizar para referirnos a las
cosas en la medida en que éstas poseen ser. Desde este punto de vista las
piedras, los animales, las personas, Dios mismo son entes puesto que
poseen algún tipo de ser, aunque cada uno a su manera. Los objetos
matemáticos e incluso los meramente imaginados también tienen un ser
(estos últimos un ser ficticio o irreal).

Todas las ciencias o saberes se refieren o estudian los entes, unas los entes
físicos, como las ciencias físicas, otra los entes matemáticos, como la
matemática, otra los seres vivos, como la biología; pero se fijan en un
aspecto particular de cada objeto que estudian: la física estudia los seres
físicos como las piedras y también el cuerpo humano en la medida en que
tienen dimensiones físicas; los biólogos, por el contrario, estudian también
al hombre pero en la medida en que está dotado de ciertas actividades y
funciones que llamamos vitales. La ontología también estudia las piedras,
los animales, los números, los hombres, pero fijándose en su ser, y trata de
establecer la dimensión o característica esencial que les define de ese modo
y no de otro. Esto es lo que quiere indicarse con la segunda parte de la
definición técnica de la ontología: la ciencia o saber relativa al ente en tanto
que ente, en tanto que dicho ente tiene o participa de alguna modalidad de

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ser. En este sentido, la ontología es la ciencia más universal de todas, puesto
que se refiere a la totalidad de las cosas y no hay nada que no caiga bajo su
consideración.

Se han dado distintas respuestas a las preguntas básicas de la ontología (en


qué consiste ser y cuáles son los seres fundamentales); así, por ejemplo,
para Platón el ser consiste en ser eterno, inmaterial, inmutable y racional, y
los seres son de forma plena las Ideas; para Santo Tomás el ser consiste en
ser eterno, infinito y dotado de consciencia y voluntad, y el ser pleno es Dios;
para Nietzsche el ser consiste en cambio, temporalidad, nacimiento y muerte
e irracionalidad y los seres son los objetos del mundo fugaz de los sentidos.
Aunque desde el comienzo de la filosofía todos los filósofos defendieron una
u otra tesis ontológica, se suele indicar que es Parménides realmente el
primero que de forma explícita tiene un discurso ontológico, convirtiéndose
así en el padre de la ontología.

b. Historia
Inicialmente surge la necesidad de encontrarle una explicación al principio
del cosmos; aparecen varios filósofos con diferentes pensamientos, pero con
características similares; las opiniones estaban en gran parte muy
repartidas, es donde parte los momentos ontológicos históricos.

-El agua
-El aire
-El fuego
-Los 4 elementos

i. Edad Antigua
Los discípulos de Aristóteles utilizaron el término metafísica por
primera vez para referirse a lo que su maestro describió como
"filosofía primera", posteriormente conocida como ontología. La
ontología es la investigación del ser en tanto que es, o del ser en
general, más allá de cualquier cosa en particular que es o existe.
Algunos filósofos, sobre todo de la escuela de Platón, sostienen que

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todos los sustantivos se refieren a entidades existentes. Otros
afirman que los sustantivos no siempre nombran entidades, sino que
ofrecen una forma de referencia a una colección de objetos o
sucesos. En este sentido, la mente, en lugar de referirse a una
entidad, se refiere a una colección de sucesos mentales
experimentados por una persona.

ii. Edad Media


Duda la acepción cada vez más restringida que la ontología iba
tomando, dentro de la neoescolástica quedó como una investigación
de las propiedades estáticas, y en algunos casos las propiedades
trascendentales.

iii. Edad Moderna


A partir de acepción de la neoescolástica es que Kant puede afirmar
que la ontología es el estudio de los conceptos a priori que residen
en el entendimiento y tienen su uso en la experiencia, llevando la
noción hacia un sentido más inmanente.

iv. Siglo XX
Según Husserl, la ontología es una ciencia de las esencias que
puede ser formal o material. La primera se dedica a las esencias
formales, es decir, a las propiedades de todas las esencias. Las
ontologías materiales tratan de esencias materiales y se restringen
según los modos de sus objetos. Por tanto, son llamadas también
“ontologías regionales”.

Heidegger, quien estudiaría con Husserl en sus inicios, retoma la


pregunta por el ser presente en la metafísica aristotélica, realizando
una crítica a la ontología de la tradición como "onto-teología", e
intentando acercarse al ser por medio del ente que existe, el Ser-ahí,
el cual podría entenderse como el ser humano. Desarrolla así una
ontología originaria llamada “analítica de la existencia” que se
encarga de descubrir “la constitución del ser de la existencia”. La

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ontología se refiere entonces a las condiciones de posibilidad de las
existencias o al ser mismo en su apertura originaria. Además, insiste
en diferenciar la metafísica de la ontología, alegando que son
radicalmente distintas, pues la primera confunde ser con ente,
mientras que la segunda parte precisamente del hecho de que son
diferentes.

c. Ontología y metafísica
La metafísica se centra en la naturaleza de la realidad última, este estudio
se divide en dos:

 ontología (es el principio que compone el universo)


 metafísica (estudia los rasgos generales de la realidad; se realiza un
análisis acerca del ser y su transcendencia atreves de la realidad).

La ontología y la metafísica surgieron tras las preguntas de los griegos


acerca del ser. Dentro de la búsqueda del primer principio constitutivo de la
naturaleza nace la ontología que establece el ser como principio de todo lo
existente (Rodriguez Lopez, s.f.).

d. Filósofos de la ontología

i. ARISTOTELES

Para este filósofo, el ser tendrá diferentes categorías, o si hablamos en


términos informáticos diferentes propiedades. Estas diferentes
categorías podrán ser de diferente tipo: sustancia, cualidad, relación,
tiempo, situación. Pero Aristóteles nos dirá que existe una realidad
primera a la cual se refieren las demás y es la sustancia.

Es la sustancia el individuo concreto y particular –es el sujeto- no el


predicado, es decir si es alto, feo, sabio. Acto seguido nos informa que
una sustancia puede subsistir por si misma (una hoja de papel), es a la
vez determinada y concreta, está aquí y ahora, no puede existir en dos
sitios a la vez. Pero el Ser (la sustancia) posee la capacidad de

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accidente, de transformarse y a la vez
seguir unido al sujeto. Para
entenderlo, el ser puede variar de
cantidad o calidad. También cambiar
de tiempo, de situación, de acción o
de pasión. Si posee esta capacidad
es que podemos hablar de una
sustancia segunda o universal. Es la
esencia del ser que se mantiene
aunque exista un cambio o
movimiento. Ambas sustancias la
primera y la segunda no existen de una manera separada.

El gran acierto de Aristóteles es permitirnos entender el cambio. El


estado del que se parte para adquirir esta nueva forma es la “privación
de la forma”, en nuestro ejemplo el sujeto es el barro, la forma la
estatua y la privación de la forma seria el barro antes de ser moldeado
(RE CRIVELLO, s.f.).

ii. SOCRATES
Sócrates se opone al relativismo
y escepticismo de sus
contemporáneos los sofistas, y
considera que es necesario llegar
a establecer una moral no
relativista, válida para todos. El
método para llegar a conocer qué
es lo bueno o lo justo es el
diálogo, o arte mayéutica, que es
el arte de ayudar sacar a la luz la
verdad mediante preguntas
dirigidas hábilmente (Duarte, 2017).

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Su famosa frase “solo sé que no se nada”, equivale al punto de
partida de toda su metodología filosófica. Lo paradójico de Sócrates
es que buscando la máxima del bien, manifiesta la radical dimensión
práctica de su conocimiento.

Su forma determinada última se hace posible sólo en la vida, en la


conducta de forma práctica (Barreto, 2012).

iii. PLATON
Nos habla Platón de cuatro
virtudes principales: la
sabiduría, el coraje o
fortaleza de ánimo, la
templanza y la justicia.
Como hemos visto,
establece una
correspondencia entre cada
una de las virtudes y las
distintas partes del alma y
las clases sociales de la
ciudad ideal. La parte más
elevada del alma, la parte
racional, posee como virtud
propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en
que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo
la correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o la
proporción en que cada una de las virtudes ha de desarrollarse en el
hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta del
Bien hace que la función de la parte racional del alma siga siendo
fundamental en la organización de la vida práctica del hombre, de su
vida moral ("La filosofía de Platón", s.f.).

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iv. PARMENIDES
En la primera parte de su poema,
Parménides nos expone su
pensamiento filosófico bajo una
premisa fundamental: lo que es, el
Ser, puede pensarse; lo que no
es, el No-ser, no puede pensarse.
Es una afirmación del ser como
unidad y un rechazo del devenir o
el cambio como multiplicidad. Es
decir que la unidad es la verdad, lo
que existe, y todo lo que implica
multiplicidad no es más que una ilusión (Ferry, 2016).

Una de las aportaciones principales de la filosofía de Parménides es


precisamente su definición del Ser, al que le atribuye una serie de
características.

 Unidad. El ser no puede ser más que “uno”, si fuera otra cosa
distinta al “uno” sería el no-ser.
 Indivisible. En relación a la unidad, el ser es indivisible y
compacto. El vacío sería el no-ser, y el no-ser no existe.
 Finito. El ser es finito y esférico. Estas ideas probablemente
las tomó de los pitagóricos, que relacionaban dichas
características con lo determinado.
 Inmutable. El Ser no puede cambiar. Si el Ser cambia o se
mueve deja de Ser.
 Indestructible. El Ser es, si deja de ser ya no puede ser el Ser.
 Ingénito. El Ser no ha podido ser engendrado, ya que
entonces habría sido creado por el No-ser, y el No-ser no
existe.

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e. Problemas ontológicos
i. Entidades abstractas
Es ampliamente aceptado que las ideas se conciben según se
articulan por la cognición de cada individuo en una de dos categorías:
como entidades abstractas, o como entidades concretas.

Los números, los conjuntos y los conceptos son algunos ejemplos de


entidades que intuitivamente clasificamos como abstractas, mientras
que el planeta Venus, este árbol y aquella persona son ejemplos
intuitivos de entidades concretas. Sin embargo, todavía no existe un
criterio aceptado para decidir cuándo una entidad es abstracta y
cuándo concreta, aparte de la intuición.

Además, tampoco existe acuerdo sobre si las entidades abstractas


siquiera existen, y en caso de que existan, sobre cuáles existen.

Prácticamente todo el mundo, filósofos y no-filósofos, coincide en


afirmar que los objetos matemáticos, de existir, son de naturaleza
abstracta. Esa es sin lugar a dudas, según este punto de vista
compartido, la característica definitoria de las matemáticas, a partir
de la cual se derivan el resto de sus propiedades como ciencia (o
forma de conocimiento): su objetividad, la naturaleza de su
metodología, etc. Y esto es, por lo tanto, lo que la diferencia de la
física o del resto de las ciencias “empíricas”. La física se ocupa de
objetos concretos, mientras que las matemáticas hacen lo suyo con
los abstractos. Lo más curioso de esta manera de entender las cosas,
dejando a un lado por el momento los problemas epistémicos o de
otro tipo que genera, es que la distinción sobre la que se sustenta no
es ni mucho menos una distinción clara. Si bien es cierto que existe
consenso a la hora de afirmar que las matemáticas se ocupan de los
objetos abstractos, no ocurre lo mismo a la hora de definir qué
entendemos o debemos entender exactamente por “objeto abstracto”
y en qué consiste exactamente su diferencia con los denominados
“objetos concretos”. Uno de los motivos por los que la gente

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normalmente dice no entender las matemáticas (o por lo que no les
gustan) es porque es muy abstracta. Pero, ¿qué queremos decir con
este tipo de frases? La respuesta más común a esto es que estudia
cosas que no podemos ver o palpar, con las que no podemos
interactuar, que están fuera de este mundo. Simplificando mucho,
ésta es la manera coloquial de decir que los objetos matemáticos son
“causalmente ineficaces” y que están situados fuera del ámbito del
espacio y del tiempo. Ésta es, quizás, la concepción más
generalizada de los objetos abstractos, pero, como veremos, no está
ni mucho menos exenta de problemas. Conviene tener en cuenta
además, que esta falta de claridad no afecta únicamente a las
matemáticas, la distinción entre objetos o entidades abstractas y
concretas es considerada como fundamental tanto para la metafísica
como para la epistemología y es una distinción presente en nuestra
vida diaria.

Así, aun siendo cierto que no contamos con una definición clara de
lo que sean los objetos abstractos o de lo que los diferencia de los
concretos, lo cierto es que la distinción está perfectamente recogida
en nuestro lenguaje ordinario y juega un papel vital en nuestro día a
día. Es fácil encontrar ejemplos de ambos tipos de entidades,
ejemplos perfectamente asumidos por todos, aparentemente difíciles
de cuestionar. Por ejemplo, casi todo el mundo asume que los
números son abstractos, mientras que los peces o las piedras no lo
son (Ponte Azcárate, 1970).

ii. Entidades del sentido común


Este argumento se puede extender a muchas otras entidades del
sentido común.

El hombre tiene una especial capacidad para adaptarse a su entorno,


y aprender lo que es mejor para el mismo basándose en una
información ambiental que cualquier semejante puede recopilar

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igualmente, y realmente si esto funcionara mal, el hombre no habría
sobrevivido (López, 2012).

Antes de intentar decir lo que involucra el sentido común, permítanme


decir algo acerca de lo que no es. El sentido común no es lo mismo
que habilidad práctica. Los comerciantes, los atletas y los técnicos
tienen diferentes habilidades prácticas. El sentido común es algo
básico que puede ser compartido por aquellos que poseen diferentes
habilidades prácticas y, ciertamente, por quienes carecen de ellas. El
sentido común tampoco es algo así como una creencia
profundamente asumida. Algunas creencias del sentido común
pueden ser profundamente asumidas, pero hay muchas creencias
profundamente asumidas que desafían el sentido común. A través de
la historia, las personas han estado profundamente comprometidas
con una gran variedad de creencias que desafían al sentido común.
De modo que el sentido común no puede ser lo mismo que una
creencia profundamente asumida (Howard Sankey, 2010).

iii. Universales
Los universales (también llamados propiedades, atributos o
cualidades) son los supuestos referentes de los predicados como
"verde", "áspero", "amigo" o "insecto".

La existencia de los universales se postula para justificar nuestra


manera de hablar acerca de los individuos. Así por ejemplo, estamos
justificados en decir de una planta que "es verde", porque la planta
posee el universal verde, o alternativamente porque el universal
verde está presente en la planta. Además, podemos decir de varias
cosas que "son todas verdes", porque el universal verde, siendo algo
distinto de las cosas, está, sin embargo, presente en todas ellas.

El problema de los universales es acerca de si los universales


existen, y en caso de que así sea, cuál es su naturaleza: si existen

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en las cosas (in re), o independientemente de ellas (ante rem), o en
nuestra mente, por mencionar algunas posturas.

iv. Mente
Al abrir una cabeza, lo que vemos no es una mente, con
pensamientos, ideas y recuerdos, sino materia.

La filosofía de la mente es un ámbito de reflexión filosófica que se


ocupa de cuestiones relativas a los procesos mentales y su relación
con el cuerpo humano (en especial el cerebro). Aunque este objeto
parece solaparse algo con la psicología filosófica de tradición
escolástica, hoy transformada en antropología filosófica, de hecho la
filosofía de la mente, nacida en una peculiar ambientación
anglosajona, se detiene con más intensidad en los temas que ahora
veremos, y que una antropología filosófica sólo podría tratar muy
sucintamente (Sanguineti, 2008).

La problemática de la filosofía de la mente deviene más aguda desde


mediados del siglo XX en adelante a causa del auge de las ciencias
de la computación, por un lado, de la psicología cognitiva por otro —
con su nuevo “modelo” informático de mente o inteligencia—, y
también con relación a los avances de las neurociencias. Puede
añadirse a esto el desarrollo de los estudios etológicos que, en
combinación con la psicología y neurociencia animal, plantea el tema
de la “mente animal”. De ese modo, la mente, término vago y
necesitado de una definición precisa, aparece como modulada
variadamente entre la “mente humana” (personal), la “mente animal”
y la “mente computacional” (ligada a la tecnología de la inteligencia
artificial).

 Dualismo
En general, el dualismo sostiene la distinción real entre alma y
cuerpo. El alma humana a veces es llamada espíritu, o es
mencionada por sus potencias, como la razón o la inteligencia. Como

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lo más obvio es que nuestras ideas, juicios, intenciones no son algo
corpóreo, tangible o visible, el dualismo forma parte del conocimiento
común, al margen de las teorías filosóficas, y en cierto modo nadie
puede prescindir de él. Las religiones suelen sostener igualmente la
dualidad espíritu/cuerpo.

Esta dualidad puede concebirse como una yuxtaposición de dos


substancias, capaces de interactuar entre sí (un dolor físico provoca
tristeza; un propósito promueve la actividad del cuerpo), o bien como
una unidad más profunda y esencial. El dualismo en sentido estricto
es la posición filosófica (puede ser también religiosa) que concibe el
alma y el cuerpo en relación de yuxtaposición extrínseca —así es en
Platón o Descartes—, y en casos más extremos se llega a identificar
al hombre mismo con el alma, y aún a considerar que el cuerpo es
algo negativo (maniqueísmo).

En Aristóteles y Tomás de Aquino el alma es considerada la forma o


acto substancial que da al cuerpo orgánico su especificidad, aunque
se reconoce que el alma humana tiene una dimensión que trasciende
al cuerpo (inteligencia, voluntad libre), sin que por eso sea extrínseca
a él. La posición aristotélico-tomista no puede considerarse
propiamente dualista, aunque sí lo es para el materialismo, que
asume de modo indiscriminado como dualista cualquier postura
filosófica que admita la existencia de algo distinto de las realidades
materiales.

En la filosofía moderna, al haberse perdido con Descartes la noción


de alma como forma del cuerpo, se comienza a hablar sólo de
“mente”. Ésta se ve sobre todo en sus aspectos fenomenológicos —
como conciencia, tanto sensitiva como racional—, así como el cuerpo
es tomado en una versión restringida a la descripción de las ciencias
naturales (física). El problema moderno, entonces, cristaliza en torno
a las relaciones entre “mente” y “cerebro”, o entre operaciones y
propiedades “mentales” y procesos y propiedades estrictamente

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físicas. Con la expresión qualia, en la filosofía de la mente suelen
entenderse las sensaciones, en cuanto aparecen irreductibles a lo
puramente físico.

Otro modo frecuente de referirse a las operaciones mentales en


cuanto subjetivas y conscientes es la expresión de “conocimiento en
primera persona” o “privado”, mientras que los conocimientos que no
implican sensaciones subjetivas suelen llamarse “de tercera
persona” o “públicos”, sobre todo si son empíricos u observables
desde fuera.

 Paralelismo

El paralelismo “psicofísico” suele reconocer alguna distinción entre lo


mental y lo físico, pero prescinde o no admite su mutua interacción.
El paralelismo ontológico es como un dualismo no interaccionista (por
ej., la concepción monádica de Leibniz). Aunque no se emplee esta
terminología, más frecuente en la filosofía moderna es una forma de
paralelismo epistemológico, según el cual la distinción entre
procesos mentales y psíquicos sería sólo una manera de hablar o un
enfoque epistémico diverso de lo que en el fondo sería una misma
realidad. Las descripciones mentales (psicológicas) y cerebrales
(neurológicas) estarían “correlacionadas” o serían simplemente
“correspondientes”. El paralelismo epistemológico se aproxima al
monismo (por ejemplo, Spinoza).

 Monismo espiritualista

Niega legitimidad a la noción de cuerpo como algo realmente distinto


del espíritu o del conocimiento. La realidad sería enteramente
psíquica (panpsiquismo), o ideal, como sucede en general en el
idealismo (Berkeley), de un modo complejo que aquí no podemos
abordar. Algunas posiciones, cuando admiten la atribución de mente,
inteligencia, psiquismo, conciencia, a las cosas materiales, al

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universo, a los robots con inteligencia artificial, son formas monistas
pseudo-espiritualistas (en realidad son materialistas).

 Conductismo

El conductismo psicológico intenta resolver ciertas actitudes


“interiores”, por ejemplo las sensaciones o las emociones, en
esquemas de estímulo-respuesta de tipo neurofisiológico,
susceptibles de una descripción física externa sometida al rigor de
las leyes naturales.

 Monismo neurologista (“teoría de la identidad”,


fisicalismo)

Reduce el acto psíquico y sus contenidos intencionales a la actividad


neuronal. La mente —el pensamiento, el amor, las creencias, la
intencionalidad, los significados— no sería más que el conjunto de
las actividades complejas del cerebro entendido como órgano físico-
químico.

Aunque parezca contra-intuitiva, en virtud del principio a priori de que


sólo las leyes físicas de la naturaleza serían principios explicativos.
En consecuencia, la aparente evidencia de los actos mentales
debería concebirse, según algunos, como una suerte de fenómeno
subjetivo, así como el aspecto fenoménico del cielo astronómico es
explicado a fondo por la astrofísica: lo mental sería un epifenómeno.

Para otros, los conceptos mentales serían construcciones teóricas o


sociales útiles para referirse a lo que en el fondo es sólo neurológico,
quizá inevitables o cómodas (“psicología popular”) para entenderse
con facilidad en la vida práctica. Pero aquí se cae en la incoherencia
de que esas construcciones teóricas, igual que la misma “teoría”
neurologista y que la “ciencia” neurológica, son auto-negadas por
esta postura, pues no serían sino actividad neuronal.

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 Emergentismo

La posición emergentista se opone al reductivismo neural. Una base


material suficientemente compleja puede hacer aparecer
propiedades y relaciones nuevas, propias de la totalidad
(propiedades holísticas), que son indeducibles de las partes tomadas
aisladamente. Puede decirse entonces que esas propiedades
emergen de la organización compleja, así como una molécula hace
emerger propiedades no contenidas en los átomos. Este fenómeno
puede incorporarse a la interpretación de la evolución biológica, ya
que la evolución haría emerger nuevas propiedades de las cosas.
Las operaciones mentales serían, en este sentido, emergentes
respecto a la organización cerebral.

 Funcionalismo computacional

Con ocasión del surgimiento de la computación, fue propuesta una


nueva explicación materialista de los actos y estados mentales,
contraria al conductismo y al neurologismo. Una función o una
estructura es independiente de su realización material: una silla
puede ser de madera, hierro, etc. Además, puede pensarse en
abstracto y sin materia: el concepto de silla no es una silla. Las
operaciones mentales podrían ser funciones computacionales
(elaboración de información) capaces de realizarse de modo múltiple
(realizabilidad múltiple) en diversos soportes materiales, como se ve
en los programas computacionales (el software admite realizarse en
diversos tipos de hardware, en teoría incluso cuánticos).

 Otros funcionalismos

Algunos autores, siempre materialistas, asumen el funcionalismo sin


el cariz fuertemente computacional de la postura anterior. En el
funcionalismo causal, los procesos mentales podrían

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conceptualizarse en tanto que implican cierta causalidad funcional,
por tanto de valor explicativo, respecto de otros procesos mentales.
Por ejemplo, una percepción, unida a una creencia, puede suscitar
un deseo, el cual, asociado a una serie de razonamientos, podría
constituir una “razón” para actuar de un determinado modo: “veo un
dulce, deseo comerlo, estudio cómo hacerlo, actúo y me lo como”.
Un dolor podría entenderse como un “estado funcional” que lleva a
tratar de apartar algo que daña al organismo.

v. Agujeros
A primera vista, los agujeros están "hechos de nada".

La teoría de Stephen Hawking, dice que el universo tuvo su origen


en una explosión inicial, a partir de una densidad infinita en la
singularidad del big bang; teoría que implica que la relatividad general
y todas las demás leyes físicas fallarían. Es decir, que el espacio-
tiempo tendría una frontera, un comienzo en el big bang ("La Nada",
2012).

La ciencia ha considerado siempre que los hechos no ocurren en


forma arbitraria sino que muestran un orden subyacente, pero este
orden parece no aplicarse en la frontera del espacio-tiempo, o sea el
estado inicial del universo. Pero es difícil suponer que un universo
tan ordenado tuviera como origen condiciones caóticas.

Si el universo surgió de un agujero negro infinitamente denso, hoy en


día se sabe que ocurren cosas muy misteriosas dentro de los
agujeros negros.

Una de las cosas más curiosas que ocurren es que a medida que nos
acercamos a él, nuestro reloj andaría más despacio; y si finalmente
cayéramos en él, nuestro reloj se detendría; o sea que en un agujero
negro no existe el tiempo.

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Si no existe el tiempo tampoco existe el movimiento, de modo que un
agujero negro sería la nada, o sea que el universo pudo crearse solo
de la nada.

Según las leyes de la física todo en la naturaleza se produce por una


causa, solamente el origen del universo es lo único que no tiene
ninguna causa.

La causa necesariamente tiene que poder explicarse fuera del


espacio-tiempo.

Para muchos de los filósofos antiguos la nada es la negación del Ser;


otros mantuvieron la tesis de que de la nada no adviene nada y
aventurarse a creer que las cosas pueden ocurrir por azar.

El pensamiento cristiano sostiene el principio que de la nada adviene


el ser creado transformando de esta forma las bases de la
especulación filosófica y ejerciendo influencia en la filosofía moderna.

Para Hegel el ser y la nada son igualmente indeterminados, ya que


el ser es en realidad nada y la nada es nada; solamente el devenir
podrá trascender la tesis y la antítesis.

Para Heiddegger la nada es lo que hace posible la negación, el


elemento donde flota y se sostiene la existencia.

La nada se experimenta como angustia en el drama existencial y lo


que hace posible el trascender del ser.

La nada, desde esta perspectiva es un potencial que hace posible la


libertad.

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Lo que es indudable es que en este universo parece ser que siempre
hay algo y no nada, que la nada es un concepto pero no es algo.

El espacio vacío, según el principio de incertidumbre, está lleno de


pares de partículas y antipartículas virtuales que tendrían una
cantidad infinita de energía y por consiguiente según la famosa
ecuación de Einstein, E=mc2 también tendrían una cantidad infinita
de masa.

Para la teoría de cuerdas, los objetos básicos no son partículas que


ocupan un punto en el espacio sino objetos alargados sin ninguna
otra dimensión. Lo que antes se consideraban partículas ahora son
ondas viajando por la cuerda.

Incluso podrían existir otros universos que estarían entre nosotros,


en otras dimensiones que no vemos, donde creemos que no hay
nada.

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5. Conclusiones

La ontología (o metafísica) ha sufrido diversas metamorfosis en su manera de ser


vista a través de la historia

Desde el principio de los tiempos una pregunta muy frecuente y muy contradictoria
para todas las personas que han vivido, es la pregunta sobre nuestro verdadero
origen, aunque hemos tenido muchas explicaciones, estas nos llevan cada día a
tener más y más dudas sobre cómo empezó todo.

Diferentes filósofos han nacido y el propicito de sus vidas ha sido encontrar una
respuesta.

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6. Bibliografía

Echegoyen Olleta, J. (s.f.). Filosofía Griega. Recuperado de https://www.e-


torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiagriega/Presocraticos/Ontologia.htm

Rodriguez Lopez, R. A. (s.f.). ¿QUÉ ES LA ONTOLOGÍA? Recuperado de


https://afilosofarsehadicho.jimdo.com/filosofia-para-grado-
decimo/ontolog%C3%ADa/

RE CRIVELLO, J. (s.f.). Aristóteles: el ser y el accidente. Recuperado de


https://retratodelinfierno.typepad.com/retratodelinfierno/2005/12/aristteles_el_s.htm
l

Duarte, M. (2017, 4 septiembre). ¿Qué es la Ética Socrática? Recuperado de


https://www.lifeder.com/etica-socratica/

Barreto, D. (2012, marzo). ÉTICA DE SOCRATES. Recuperado de


http://filosofiadelderecho-ugma.over-blog.es/article-etica-de-socrates-
101022086.html

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