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El connotado filósofo de la actualidad y el entonces

prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe


- a unos meses de ser electo sumo pontífice de la Igle-
sia católica, Benedicto XVI- entablan un diálogo
ENTRE
sobre los fundamen-t:os de un orden social libre y pací-
fico. ¿Cóm~ evitar que la modernización se descarrile?
ZÓN Y RELIGIÓN
¿Pueden razón y religión imponerse límites entre sí? :·"/ Dialéctica de la secularización
Estas páginas documentan un encuentro, orientado al
futuro, sobre el estado espiritual de nuestro tiempo.
JÜRGEN HABERMAS
JOSEPH RATZINGER

'- .

ENTRE
; ;

RAZONY RELIGION
Dialéctica de la secularización
Traducción
PABLO LARGo 1 IsABEL BLANCO

CENTZONTLE
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición, 2008
Primera reimpresión, 2013

Habermas, Jürgen y Joseph Ratzinger -


Entre razón y religión. Dialéctica de la secularización 1 Jürgen Habermas,
Joseph Ratzinger ; trad. de Isabel Blanco, Pablo Largo. -México : FCE, 2008
54 p. ; 17 x ll cm- (Colee. Centzontle) . . .
Título original: Dialektik der Sakularisierung. Über Vernunft und Rehg10n
ISBN 978-968-16-8436-5 (rústica)
ISBN 978-968-16-8604-8 (empastada)
1. Filosofía 2. Religión I. Ratzinger, Joseph, coaut. II. Blanco, Isabel, tr. III.
Largo, Pablo, tr. IV. Ser. V. t.

LC B3258 Dewey 140 H712e

Distribución en Latinoamérica y Estados Unidos


Invitados por la Academia Católica de Baviera, el 19 de
Jürcren Habermas, «Vorpolitische Grundlagen des demokratischen Rechtstaates?>>
Jür~en Habermas /Joseph Ratzinger, Dialektik der Sakularisierung, enero de 2004 el filósofo ]ürgen Habermas y el teólogo
edición de Florian Schuller
© 2005, Librería Editrice Vaticana
]oseph Ratzinger mantuvieron una conversación en tor-
© 2006, Verlag Herder, Friburgo de Brisgovia, 6• edición no a los fundamentos morales del Estado. H{J.bermas,
D. R.© 2008, Jürgen Habermas, Isabel Blanco y Ediciones Encuentro, conocido partidario del laicismo, y Ratzinger, en aquel
por la traducción del texto de Jürgen Habermas , . . . .,
D. R.© 2005, Editorial Ciudad Nueva, Europa. Razces, zdentzdad y mzszon entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina
©Pablo Largo, por la traducción del texto de Joseph Ratzinger
de la Fe -y quien quince meses después sería elegido
D. R. © 2008, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. papa-; presentaron en Munich las ponencias que aquí
www.fondodeculturaeconomica.com
Empresa certificada ISO 9001:2008
se reproducen. La encarnación del pensamiento liberal
Diseño de portada: Francisco !barra Meza
secular, el uno, y la personificación de la fe católica, el
Viñeta: Laura Esponda Aguilar otro, dieron así un ejemplo de tolerancia y pluralidad y
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com mostraron que es posible un diálogo filosófico fructífero
Tel.: (55)5227-4672. Fax: (55)5227-4694
entre posturas discrepantes.
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obr, sea cual fuere
el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos. Mediante razonamientos diferentes y con una idea
ISBN 978-968-16-8436-5 (rústica) muy distinta de la fundamentación de la ética, ambos
ISBN 978-968-16-8604-8 (empastada) llegan, sin embargo, a conclusiones semejantes, a partir
Impreso en México • Printed in Mexico

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d e preocupaciones morales compartidas. Habermas, Índice
q uien se considera a sí mismo «poco musical en materia
d e religión», piensa que las convicciones religiosas son un
d esafío cognitivo para la filosofía. Él mjsmo enfrenta el
reto y, sin desviarse de su característico ateísmo metodo-
lógico -que le impide dar cabida a cualquier premisa
con tintes teológicos-, reconoce el potencial de verdad
d e los con~eptos religiosos. Piensa que los lenguajes secu-
lares no deben tirar por la borda lo que quieren decir los
¿Fundamentos prepolíticos del Estado democrático
lenguajes religiosos: propone una secularización que no
d estruya: Ratzinger, por su parte, llama a reconocer la de derecho?, -Jürgen Habermas + 9

n ecesaria correlación entre razón y fe. Así, tanto el filóso-


f o liberal como el teólogo católico apelan a un «doble Lo que cohesiona al mundo.

p roceso de aprendizaje» mediante el cual la razón ilustra Los fundamentos morales y prepolíticos
del Estado liberal, Joseph Ratzinger + 35
a la religión y viceversa.
Al final de este diálogo se desató una apasionada
discusión, en la que el lector queda ahora invitado a parti-
cipar con esta edición de Centzontle.

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6
¿Fundamentos prepolíticos
del Estado democrático
de ·derecho?
JüRGEN HABERMAS

EL TEMA propuesto para esta discusión recuerda la


pregunta que a mediados de los años sesenta Ernst-
Wolfgang Bóckenfórde formuló, con gran expresivi-
dad, acerca de si el Estado liberal y secularizado se sus-
tentaba en presupuestos normativos que él mismo no
podía siquiera garantizaf.l Esta pregunta pone en duda
la capacidad del Estado constitucional democrático
de recurrir a sus propias fuentes para renovar sus fun-
damentos normativos, a la vez que hace surgir la sos-
pecha de que depende de lo religioso, de tradiciones
autóctonas arraigadas en cosmovisiones o, en todo
caso, de tradiciones éticas que vinculan a la colectivi-
dad. Si se toma en consideración el «hecho del :plura-

'E.-W. Bockenforde, «Die Entstehung des Staates als Vorgang der Saku-
larisation», 1967, en Recht, Staat, Freiheit, Suhrkamp, Francfort del Meno,
1991, pp. 92 y SS.


lismo» de Rawls, este cuestionamiento haría tambalear propongo e~tender el proceso de secularización cultu-
a un Estado obligado a mantenerse neutral en lo relati- ral y social como un doble proceso de aprendizaje que
vo a la cosmovisiÓn (Weltanschauung). Sin embargo fuerce tanto a las tradiciones de la Ilustración como a
esta: deducción no contradice por sí sola la menciona- las enseñanzas religiosas a una reflexión sobre sus res-
da sospecha. pectivos límites (4). En lo que respecta a las sociedades
En primer lugar !De gustaría puntualizar dos as- postseculares habría que abordar en última ~nstancia
pectos en este problema. Desde un punto de vista cog- también la cuestión de cuáles son las actitudes cogniti-
nitivo la duda se refiere a la cuestión de si puede si- vas y cuáles las expectativas normativas que el Estado
quiera alcanzarse un poder político -una vez llevada liberal tendría que ex:igir a ciudadanos creyentes y no
a cabo una completa positivación. del derecho-.- de creyentes en su relación mutua (5) .
justificación secularizada, es decir, no religiosa o pos-
metafísica (1) . Y, aun cuando se admita tal legitimación,
queda el aspecto motivacional de la duda acerca de si l. SoBRE LA FUNDACIÓN DEL ESTADO

es viable la estabilidad, más allá del simple modus CONS['ITUCIONAL SECULAR A PARTIR
vivendi, de una sociedad pluralista en lo referente a la DE LAS FUENTES DE ·LA RAZÓN PRÁCTICA
cosmovisión, en el mejor de los casos sujeta a una nor~
matividad consensualmente limitada por procedimien- El liberalismo político (al que defiendo en la forma es-
tos y principios (2). En caso de poder despejarse esta pecial de un republicanismo kantiano ) 2 se entiende co-
duda, queda en pie ·el hecho de que un ordenamiento mo una justificación no religiosa y posmetafísica de los
liberal necesitaría siempre de la solidaridad de sus ciu- principios normativos del Estado constitucional de-
dadanos como fuente, y de que esta fuente podría des.- mocrático. Esta teoría se sitúa en la tradición de un
aparecer completamente a causa de Úna secularización derecho racional que ha renunciado a las enseñanzas
«descarrilada». de la sociedad. Este diagnóstico es in- del derecho natural clásico y religioso fuertemente
discutible, pero no por ello debe entenderse de forma ancladas en suposiciones cosmológicas o relativas a la
que los intelectuales defensores de la religión saquen
' J. Habermas, Die Einbeziehung des A nderen, Suhrkamp, Francfort del
de ello ~ierto tipo de «plusvalía» (3). En vez de esto Meno, 1996. -

10 11
historia de la salvación. Si bien la historia de la teolo- dad. La tarea principal consiste entonces en aclarar los
gía cristiana en la E~ad Media -en especial la escolás- siguientes puntos:
tica española tardía- pertenece ya a la genealogía de
los derechos humanos, los principios de legitimación • por qué el proceso democrático se considera un
de un poder estatal neutral en términos de cosmovisión , procedimiento legítimo de establecimiento jurí-
proceden en última instancia de las fuentes profanas dico si, en la medida en que este proceso garanti-
de la filosofía de los siglos xvn y xvm. Será mucho más za condiciones para la construcción inclusiva y
tarde cuando teología e Iglesia superen los desafíos es- discursiva de la opinión y la voluntad, funda la
' 1
pirituales que planteaba el Estado constitucional revo- sospecha sobre la aceptabilidad racional de sus
. 1
¡ lucionario. ~si lo entiendo bien, desde el punto de vista resultados, y
católico, que como es sabido mantiene una relación • por qué en el proceso constitucional democracia
distendida con la lumen naturale, no hay nada que en y derechos humanos se entrecruzan en sus prin-
principio impida justificar la moral y el derecho de cipios básicos: la ~nstitucionalización jurídica
manera autónoma, es decir, independientemente de las del proceso de establecimiento democrático exi-
verdades reveladas. ge garantizar derechos fundamentales tanto li-
En el curso del siglo xx la justificación poskan- berales como políticos.3
tiana de los principios constitucionales liberales ha
tenido que dedicarse más a discutir las críticas histori- El punto de referencia de esta estrategia de justifi-
cistas y empiristas que las penosas consecuencias de- cación es la constitución que se otorgan a sí mismos
rivadas del derecho natural objetivo (por ejemplo, la los ciudadanos asociados, y no la domesticación de un
ética material de los valores). En mi opinión, basta un poder estatal preexistente, porque tal poder debería
mínimo conocimiento sobre el contenido normativo crearse primero en el transcurso del establecimiento
de la constitución comunicativa de formas de vida democrático de una constitución. Así pues, un poder
socioculturales para defender frente al contextualismo estatal «constituido» (es decir, no domesticado consti-
un concepto no derrotista de razón y frente al positi-
vismo jurídico un concepto no decisionista de legali- 3
J. Habermas, Facticidad y validez, Trotta, Madrid, 2005 , cap. m .

12 13
[1

tucio nalmente) está completamente arraigado en lo éticas prepolíticas ·de comunidades religiosas o nacio-
juríd ico, de modo que no queda ningún aspecto del nales, ya que tal orden jurídico no podría legitimarse a
poder político que no esté traspasado en su totalidad sí mismo partiendo sólo de procedimientos jurídicos
por el derecho. Mientras que el positivismo de Estado .generados democráticamente. Sin embargo, sienten-
de la doctrina alemana del derecho público (desde La- demos el proceso democrático como método para
band y Jellinek hasta Carl Sc~mitt), que hunde sus raí- generar legitimidad partiendo de la legalidad -y no
ces en el Imperio alemán, había dejado un cierto margen de forma positivista como lo entienden Kelsen o Luh-
a un a sustancia ética libre de derecho en lo concer- mann- no surge ningún déficit de validez que precise
niente «al Estado» o «a lo político», no existe en el Es- de la «ética». Frente a la concepción del Esta~o consti-
-
tado constitucional ningún sujeto que detente el tucional proveniente del hegelianismo de derechas, la
poder que se alimente de algún tipo de sustancia pre- concepción de procedimientos inspirada en Kant in-
juríd ica.4 No queda por tanto ningún hueco de la so- siste en una justificación autónoma de los principios
bera nía preconstitucional de los monarcas que debiera constitucionales, con la pretensión de ser aceptab~e ra-
relle narse ahora -como ethos de un pueblo más o cionalmente para todos los ciudadanos.
men os homogéneo-- mediante una soberanía popu-
lar sustancial.
Esta herencia problemática provocó que la pre- 2. ¿CÓMO SE REPRODUCE
gunta de Bockenforde se interpretara de modo que LA SOLIDARIDAD CIUDADANA?
daba a entender que un orden constitucional comple-
tamente positivizado precisaba de la religión o de Por lo demás, parto de la base de que la constitución
algú rt otro «poder sustentador» para garantizar desde del Estado liberal tiene la sufiCiente capacidad para
el aspecto cognitivo los principios que lo legitiman. defender su necesidad de legitimación con autosufi-
Esto quiere decir que la pretensión de validez del dere- ciencia, es decir, recurriendo a existencias cognitivas
cho posítivo dependería de su anclaje en las creencias de un conjunto de argúmentos independiente de la
• H . Brunkhorst, «Der lange Schatten des Staatswillenspositivismus », en
.tradición religiosa y metafísica. Sin embargo, esta pre-
Leviathan, núm. 31, 20 03, pp. 362-381. misa sigue albergando un cierto tipo de duda en cuan-

14 15
/

toa
. la m OtlVación,
· dado que los presupuestos norma- el bien común. Es por ello que las vir,tudes políticas,
tlvos en 1 · · 1d emo- ~unque sólo se obtengan en cantidades mínimas, por
, . os que se basa el Estado constltucwna
cratico so n mas
, exigentes en-lo· que respecat a 1a fu ~sí decirlo, «en . calderilla», sean esenciales para la
., . n-
Clan de 1os Ciudadanos
· · d en es ' t os como existencia de una democracia. Forman parte del pro-
si se ·entlen
ceso de socialización y de adquisición de costumbres
. d e1 d erecho
autores . . d en como meros
que si se entien
destmatarios del derecho. De estos últimos sólo se en las prácticas y modos de pensar· de una cultura li-
espera que a la hora de hacer uso de sus libertades y beral política. Así, podría decirse que en cierto modo
d~rechos subjetivos no transgredan los límites estable- el estatus de ciudadano se inserta en una sociedad
Cidos por la ley. Fren t e a es ta rnera obediencia a las civil que se alimenta de fuentes espontáneas o, si se
1ey~s que coartan los actos individuales están la moti- prefiere, «prepolíticas».
vaclOn
' · · De todo lo anterior, sin embargo, no se puede
f Y la actitud que se esp eran de los cmdadanos en ·
su unción de coautores democráticos del derecho. concluir que el ~~tado liberal no tenga la capacidad
De ellos se espera que hagan uso activo de sus dere- para reproducir sus presupuestos motivacionales con
chos. de comunicación y de partiopacwn · ·' no so' 1o por hase en sus propios recursos seculares. Es cierto que
un mt , b.' · los motivos para la participación de los ciudadanos en
, eres propio bien entendido sino tam len en m-
teres del bien común, es decir, solidario. Esto requiere la conformación de una opinión y una voluntad polí-
un gran. esfuerzo en lo que se refiere a la motivación ticas se ~limentañ en gran medida de ideales éticos y
d: los ciudadanos, que no puede imponerse por v!a de aspectos culturales de vida; sin embargo, las prácti-
leg a l . E n un Estado democrático
- ·
de derecho una ley cas democ~áticas desarrollan una política dinámica
que hiciera del derecho al voto una obligación sería propia. Tan sólo un Estado de1lerecho no democrá-
un elemento tan extraño como una solidaridad im- tico, como al que hemos estado acostumbrados en
puesta por ley. A los ciudadanos de una comunidad li- Alemania durante suficiente tiempo, sugeriría una res-
beral sólo puede suponé~seles una disponibilidad para . puesta negativa a la pregunta de Bockenforde: «¿Hasta
responder, en caso necesario, como conciudadanos qué punto podrían vivir pueblos unidos bajo un Es-
extrañ
, os que además permanecerán en e1-anommato, · tado solamente de la garantía de la libertad individual,
as1 co mo la disponibilidad para asumir · sacn"fi c1os
· por sin ningún tipo de vínculo unificador que preceda

1 16 17
a esta libertad? »s El Estado concebido dem_oqáti~a­ mismo lenguaje y, sobre todo, una renovada concien-
mente no sólo conceqe libertade.s negativas a sus ciu- cia nacional para el nacimiento de una solidaridad ciu-
dadanos, preocupados por su propio bienestar, sino dadana sumamente abstracta. Mientras tanto, sin em-
. -
que en la medida en que dispensa libertades comuni- bargo, las conciencias republicanas se han separado en
cativas mueve a los ciudadanos a participar en el ~e­ gran medida de estas ataduras prepolíticas, de ~odo
bate público sobre temas que afectan al conjunto de la que el hecho de que no estemos dispuestos a dar nues-
sociedad. De tal suerte que el «vínculo unificador» que tra vida «por Niza» no es ya ninguna objeción para la
se echaba en falta es un proceso democrático, en el que a constitución europea. Piensen ustedes en los discursos
fin de cuentas la cuestión siempre estará en la com- ético-políticos sobre el holocausto o los asesinatos en
prensión correcta de la constitución. masa: han vuelto consciente a la sociedad de la Repú-
Así, resulta que en el caso en los a'ctuales debates . blica Federal de Alemania del logro que supone la
sobre la reforma del Estado de bienestar,. sobre la polí- constitucl.ón. El. ejeniplo d~ esta «memoria política»
tica de inmig~ación, sobre la guerra en Irak y sobre la autocrítica (que entre tanto no es.ya nada excepcional,
supresión del servicio militar obligatorio no sólo se sino que está extendida también en otros países)
trata de medidas políticas singulares; de igual forma demuestra .cómo se crean y renuevan vínculos de
entra siempre en' juego la interpretación controverti- «patriotismo constitucional» en el ámbito de la políti-
da de los principios constitucionales así como, implí- ca. El término «patriotismo constitucional» significa
citamente, el modo en el que queremos situarnC?S -en contra del extendido error de interpretación-
como ciudadanos de la República Federal de Alemania que los ciudadanos hacen suyos los principios de la
y como europeos, a la luz de la diversidad cultural el~ constitución no sólo en su contenido abstracto, sino
formas de vida, del pluralismo en nuestras forma~ sobre todo en su significado cencreto dentro del con-
de ver la vida y en nuestras convicciones religiosas. En texto histórico de su respectiva historia nacional. 1:-Jo
una mirada retrospectivc;¡. sobre la historia, es cierto basta el proceso cognitivo para lograr que los conteni-
. que fue útil tener un trasfondo religioso común, un dos morales de los derechos fundamentales se trans-
~ormen en conciencia. Para la integració:p. constitucio-
s Bockenforde, op cit., p. 111. nal de una sociedad civil mundial (si es que algún día

18 ' 19
-.

llega a existir) bastaría con la evidencia moral y con un prósperas y pacíficas en mónadas aisladas, guiadas por
consenso mundial en lo que respecta a la indignación su propio interés, que utilizan sus derechos subjetivos
moral que provocan .las violaciones masivas de los de- como armas las unas c::ontra las otras. Evidencias de un
rechos humanos. Entre los miembros de una sociedad desmoronamiento de la solidaridad ciudadana como
política solamente puede darse una solidaridad -por el descrito se observan ya en un contexto más amplio
abstracta y jurídica que ésta 'sea- cuando los princi- en lo que se refiere a la dinámica políticamente incon-
pios de justicia han penetrado previamente el:denso trolable de la economía mundial y de la sociedad
....
entramado de los diferentes conceptos culturales. mundial. Así se da la circunstancia de que los merca-
dos, que evidentemente ~o pueden someterse a un
/ .
proceso democrático como las administraciones esta-
3· CUANDO SE DESGARRA EL VÍNCULO SOCI1~L tales, adoptan cada vez más funciones de ori.e ntación
en ámbitos de la vida que hasta ahora habían estado
En todo l~ expuesto hasta ahora, la :p.aturaleza laica del recogidos norrnativamente; esto es, mediante formas
Estado, democrático con~titucional no presenta nin- políticas o prepolíticas de comunicación. La conse-
gún punto débil interno, es decir, latente, en el sistema cuencia es que no sólo cada vez más aspectos privados -
político corno tal, que suponga en sí mismo un peligro se orientan por el beneficio propio y por las preferen-
para la propia estabilidad del sistema desde el aspecto cias individuales; también disminuye el ámbito de lo
cognitivo o motivacional. Ello, sin embargo, no exclu- que está sujeto a la legitimación coercitiva pública.
ye las razones externas. Como ya he comentado, una Este prívaticismo ciudadano se ve incrementado ade-
modernización «descarrilada» de la sociedad en su más por la de<:epcionante pérdida de las funciones de
conjunto bien podría resquebrajar el lazo democrático una educación democrática de la opinión y de lavo-
y agotar el tipo de solidaridad en el que se apoya la luntad que, si acaso, sólo funciona parcialmente en los
sociedad democrática, que no puede exigirse por vía ámbitos nacionales y por ello no llega a alcanzar de
legal. En este caso sí se daría exactamente la constela- ningún modo las decisiones que se desvían a instan-
ción a la que se refería Bockenforde, es decir, la trans- cias supranacionales. De igual forma, el creciente des-
formación de los ciudadanos de sociedades liberales ánimo frente a la capacidad política de la comunidad

21 .
20

... L
interna cional contribuye a aumentar la despolitiza- cisaba de una corrección. Esto recuerda al estado de
ción ciudadana. Como efecto de los conflictos y de las ánimo durante la República de Weimar, a Carl Schmitt,
manifiestas injusticias sociales en una sociedad mun- a Heidegger o a Leo StrauíS.
dial cada vez más fragmentada, crece -con cada nue- Particularmente considero mejor no exagerar ra-
vo frac aso- el descontento en el camino hacia 1a cionalmente la pregunta de si una modernidad ambi-
constit ucionalización del derecho internacional públi- valente podrá llegar a tener estabilidad solamente
co que se inició después de 1945. mediante sus fuerzas laicas, es decir no religiosas, pro-
La s teorías posmodernas entienden las crisis des- cedentes de una razón comunicativa, sino tratar el
de el punto de vista de la razón crítica, no como con- asunto sin dramatismo, como una cuestión empírica
secuen cia de un agotamiento selectivo del potencial. de pendiente. Con esto no es mi objetivo traer a colación
razón que es en cierta medida inherente a la moderni- como mero hecho social el fenómeno de persistencia
dad oc cidental, sino como el resultado lógico de un de la religión en un ambiente cada vez más seculari-
progra ma de racionalización espiritual y social en sí zado. La filosofía debe tratar este fenómeno también
mismo destructivo. A la tradición católica no le co- en cierto modo desde dentro como una provocación
rrespo nde un escepticismo de razón radical; sin em- cognitiva. Pero antes de continuar con esta discusiÓn
bargo, hasta entrados los años sesenta del siglo pasado, quiero hacér un excurso relacionado con nuestra con-
al cato licismo le resultó difícil la relación con .el pensa- versación. La filosofía, en su camino hacia una radica:..
miento laico del humanismo, de la Ilustración y del lización de la crítica de la razón, también se ha sentido
liberalismo político. En todo caso vuelve a cobrar inte- impulsada a reflexionar sobre sus propios orígenes re-
rés el t eorema de que a 1.ma modernidad desgastada ligioso-metafísicos y ocasionalmente ha ·entrado en
sól o p odrá ayudarla a salir del atolladero en que se diálogo con una teología que a su vez buscaba contac-
encuen~ra una orientación religiosa hacia un punto de tos en lo que respecta a los ensayos filosóficos de una
refer'en cia trascendental. En Teherán un colega me autorreflexión posthegeliana de la razón. 6
preguntó si desde el punto de vista religioso-socioló-
gico y de comparación cultural la secularización euro- 6
P. Neuner, G. Wenz (comps.), Theologen des 20. Jahrhunderts,
pea no era precisamente el camino partiCular que pre- Wissenschaftliche Buchg!!se!lschaft, Darmstadt, 2002.

22 23
ExcuRso Hados y ultrajados, que quiere acelerar la salvación
mesiánica. ,Estos dioses anónimos de la metafísica
El punto de partida para el discurso filosófico sobre pesthegeliana, es decir, .la conciencia envolvente, el
razón y revelación es siemp~e la misma figura del pen- acontecimiento inimaginable y la sociedad no aliena-
samiento, que vuelve una y otra vez: la razón que refle- da, son para la teología presa fácil. Se ofrecen para ser
xiona hasta lo más profundo de su naturaleza descu- descifrados como seudónimos de la Trinidad de un
bre su origen en Otro y tiene que aceptar el poder Dios personal que se da a conocer a sí mismo.
inevitable de éste si no quiere perder una orientación Estos intentos de renovar Ja teología filosófica
razonable en el callejón sin salida de un intento híbri- resultan, según Hegel, de cualquier modo más agrada-
do de entendimiento de sí misma. Como modelo ser- bles que la propuesta del nietzscheanismo, que toma
viría en este caso el ejercicio de una conversión reali- prestadas las connotaciones cristianas de escucha e in-
zada, o por lo menos desencadenada, mediante las teriorización, de devoción y espera de misericordia, de
propias fuerzas , una conversión de la razón por la venida y acontecimiento, para presentar un pensa-
razón. Y es igual si esta reflexión comienza -como en miento vacío de propuestas más allá de Cristo y de
el caso de Schleiermacher- en la autoconciencia del Sócrates, que se sitúa en algún lugar indefinido de lo
sujeto que reconoce y actúa, o bien comienza -como arcaico. Frente a este pensamiento, la filosofía, que es
en Kierkegaard- en la. historicidad de la propia auto- consciente de su propia falibilidad y de su frágil situa-
constatación existencial, o -como ocurre en Hegel, ción dentro del marco diferenciado de una sociedad
Feuerbach y Marx- en la provocativa 'c orrupción de moderna, insiste en que se tenga en cuenta la diferencia
las situaciones éticas. La razón traspasa, en un princi- -que de ningún modo pretende ser peyorativa-
pio sin ninguna intención teológica, los límites de los entre el discurso laico, que busca ser accesible a todos,
que se vuelve consciente para dirigirse a Otro, ya sea y el religioso, que se basa en las verdades reveladas. En
en la unión mística con una conciencia cósmica que oposición a lo que sucede en Kant y Hegel, esta dife-
lo abarca todo, o en la desesperante esperanza en el renciación gramatical no tiene la pretensión filosófica
acontecimiento histórico de un mensaje salvífica, o en de determinar lo que hay de verdadero o falso -más
la figura de u~a solidaridad apremiante con los humi- allá de lo que alcanza el conocimiento munda,no so-

24 25 1·
cialmente instituéionalizado- en los contenidos de la se ha perdido y que no puede recuperarse sólo con
tradición religiosa. El respeto, que es consecuencia los conocimientos profesionales de expertos. Me re-
directa de este abstenerse de emitir juicios, se basa en fiero a formas de expresión y de sensibilidad bien dife-
la estima hacia personas y formas de vida cuya in- renciadas frente a una vida fracasada, frénte a patolo-
tegridad y autenticidad nacen evidentemente de sus gías de la sociedad, frente al fracaso de una concepción
creencias religiosas. Pero no se reduce sólo a respeto: la de vida individual y frente a una vida deformada en su
filosofía tiene motivos suficientes para mostrarse dis- conjunto. Esta asimetría en la pretensión epistémica
puesta a aprender frente a las tradiciones religiosas. permite iniciar en la filosofía una disposición a apren-
der de la religión, y esto no por motivos funcionales,
sino por motivos de contenido, de conformidad con el
4· LA SECULARIZACIÓN COMO PROCESO DOBLE éxito de sus procesos «hegelianos» de aprendizaje.
Y COMPLEMENTARIO DE APRENDIZAJE Es sabido que la mutua compenetración de cristia-
nismo y metafísica griega no sólo ha quedado reflejada
El pensamiento posmetafísico se caracteriza por su en la forma espiritual de la dogmática religiosa y en una
moderación en lo que concierne a lo ético y por la helenización del cristianismo que no en todos los as-
ausencia de cualquier concepción generalizante acer- pectos ha supuesto una bendición; tal interacción
ca de lo que es una vida buena y ejemplar. Lo contra- también ha favorecido la apropiación por parte de la
rio sucede en las escrituras sagradas y las tradiciones filosofía de contenidos genuinamente cristianos. Esta
religiosas, en las que sí han quedado articuladas, su- labor de apropiación ha quedado plasmada en entra-
tilmente recalcadas y mantenidas vivas hermenéuti- mados conceptuales normativos de mucho peso, co-
camente durante milenios, las intuiciones en lo que mo sucede en los conceptos de responsabilidad, au-
se refiere a la culpa y la redención, a la posibilidad de tonomía y justificación; histoha y memoria; reinicio,
salvación en una vida que se percibe desesperante. Es innovación y retorno; emancipación y cumplimiento;
por ello que en la vida de las comunidades religiosas, desprendimiento, interioi-ización y materialización;
siempre que eviten el dogmatismo y el moralismo, individualismo y comunidad. Es cierto que ha trans-
puede mantenerse intacto algo ·que en otros lugares formado el sentido originalmente relig~oso, pero no lo

26 27

1
L .. ! -
ha vaciado devaluándolo ni consumiéndolo. Un ejem- la «sociedad postsecular».7 Esto no sólo se refier e al
plo de esta apropiación que salva el contenido original hecho de que la religión se mantiene firme en un am-
'-
sería la traducción del hecho de que el hombre está biente cada vez más laico y que la sociedad cuenta con
hecho a imagen y semejanza de Dios al concepto de que las comunidades religi~sas se mantengan indefini-
igual y absoluta dignidad de todas las personas. Tal . damente en el tiempo. Con el término «postsecular»
traducción abre el contenido de los conceptos bíbli- no sólo quiere indicarse la aceptación pública hacia las
cos, más allá de los límites de la comlf.nidad religiosa, a comunidades religiosas por su contribución funcional
gente de otros credos y a los no creyentes. Walter Ben- en lo que se refiere a la reproducción de motivos y ac-
jamin supo realizar algunas ·_traducciones de estas ca- titudes deseados. Más bien resulta que en la concien-
racterísticas. cia pública de una sociedad postsecular se refleja una
Esta experiencia de separación secularizada de comprensión normativa que tiene consecuencias para
significados que estaban enquistados en lo religioso el trato polítíco entre ciudadanos no creyentes con
nos permite darle al teorema de Bockenforde un senti- ciudadanos creyentes. En la sociedad postsecular se
do realista. Ya mencioné antes el diagnóstico según el impone la evidencia de que la «modernización de la
cual el balance logrado en la modernidad entre los tres conciencia pública» abarca de forma desfasada tanto
grandes medios de integración social está en peligro, mentalidades religiosas como mundanas y las cambia
en virtud de que mercados y poder administrativo reflexivamente. Si ambas posturas, la religiosa y la lai-
excluyen a la solidaridad social de cada vez más ámbi- ca, conciben la secularización de la sociedad como un
tos de la vida, lo mismo que a su coordinación en l9 proceso de aprendizaje complementario, pueden en-
que se refiere a la actuación en campos de valores, en tonces tomar en serio mutuamente sus aportaciones
normas y en el uso de un lenguaje inteligible. Así re- en temas públicos controvertidos también desde un
sulta también en interés propio del Estado constitu- punto de vista cognitivo.
cional cuidar la relación con todas las fuentes cultura-
les de las que se alimentan la conciencia normativa y la
7
K. Eder, «Europaische Sakularisierung- ein Sonderweg In die postsa-
solidaridad de los ciudadanos. Esta conciencia que se kulare Gesellschaft?» , ·en Berliner / o urna/ fü r S oziologie, cuaderno 3, 2002,
ha .vuelto conservadora se refleja en el discurso sobre pp. 331-343·
\

28 29
5 · CóMO DEBERÍAN SER LAS RELACIONES ción» John Rawls utilizó la imagen del módulo: este
ENTRE CIUDADANOS RELIGIOSOS Y SEGLARES módulo de justicia universal debe encajar en los res-
pectivos .contextos de razonamiento ortodoxos, aun-
Por un l ado se ha forzado a la conciencia religiosa a un que haya sido creado c<;m la ayuda de razonamientos
proceso de adaptación. Cada religión es en su origen neutrales en lo que respecta a la cosmovisión. 8
una <<imagen del mundo» o «comprehensive doctrine» Esta expectativa normativa del Estado frente a las
también en el sentido de que reclama ser la autoridad comunidades religiosas coincide con los propios inte-
que estructure totalmente una forma de vida. La reli- reses de estas comunidades en tanto que las permite
gión tu vo ,que renunciar a esta pretensión de tener el influir a través de la opinión política pública en el con- ·
mo~ol?olio interpretativo y de total estructuración de junto de la sociedad. Sin duda es cierto que las conse-
la vida a medida que la secularización del conocimien- cuencias de esta tolerancia no están repartidas simé-
to, la n eutralización del poder estatal y la libertad reli- tricamente entre creyentes y no creyentes, tal y como
giosa generalizada fueron imponiéndose. Con la sepa- se pone de manifiesto en la legislación más o menos
ración funcional de subsistemas sociales se produce liberal sobre el aborto; pero también hay que recono-
también Ía separación de la vida de la comunidad reli:... cer que la conciencia laica paga un precio por gozar de
giosa d e su entorno social. El papel de miembro de la libertad negativa que representa la libertad de culto.
una co munidad religiosa queda así separado del papel De ésta, de la conciencia laica, se espera que se ejercite
de ciud adano. Y ya que el Estado liberal precisa de la a sí misma en un trato reflexivo con los límites de la
integra ción política de los ciudadanos, más allá del Ilustración. El concepto de tolerancia en sociedades
simple modus v.ivendi, es necesario que esta separación pluralistas concebidas liberalmente no sólo considera
· de pap eles no se reduzca a ·una mera adaptación cog- que los creyentes, en su trato con no creyentes y con
nitiva del ethos religioso a las leyes impuestas de la creyentes de distinta conf_esión, son capaces de reco-
sociedad laica. Es más, el orden jurídico universalista y nocer que lógicamente siempre va a existir cierto tipo
la mor al social igualitaria tienen que estar insertados de disenso, sino qué por otro lado también se espera la
profun damente en el ethos social de tal forma que el
8 J. Rawls, Liberalismo político, México, 1995, pp. 36 y ss.
uno su rja del otro con consistencia. Para esta «inser- FCE,

30 31
misma capacidad de reconocimiento -en el marco de dos, en tanto que actúa~ en su papel de ciudadanos
una cultura política libe~al- de los no creyentes en su del Estado, :QO pueden n-egar por principio a los con-
trato con los creyentes. Para el ciudadano sin sensibili- ceptos religiosos su potencial de verdad, ni pueden
dad hacia lo religioso esto no supone de ningún modo negar a los conciudadanos creyentes su derecho a rea-
una obligación trivial, ya que significa que debe deter- lizar aportaciones en lenguaje religioso a las discusio-
mi~ar autocríticamente la relación entre fe y conoci- nes públicas. Es más, una cultura política liberal puede -
miento desde la perspectiva de su conocimiento mun- incluso esperar de los ciudadanos secularizados que
dano. La expectativa de la no concordancia entre fe y participen en los esfuerzos para traducir aportaciones
conocimiento se merece tan sólo el predicado «razona- importantes del lenguaje religioso a ~un lenguaje más
ble» cuando se otorga a las creencias religiosas -tam- asequible para el público general.; 0
bién desde el conocimiento secular- un estatus epis-
témico que no se tache simplep1ente de' irracional. Es
por ello que en la opinión pública política las imáge-
nes naturalistas ·del mundo -que provienen de un
trabajo especulativo de informaciones científicas y
que son relevantes para la propia comprensión ética
de los ciudada~os9- no sólo tengan preferencia pri-
ma facie frente a concepciones de vida religiosas o
ligadas a cosmovisiones c:on las que compiten. La neu-
tralidad al respecto del poder Estatal, que garantiza las
mismas libertades éticas para todo~ los ciudadanos, es
incompatible con lageneralización política de una
visión del mundo laicista. Los ciudadanos seculariza-

9 Por ejemplo, W. Singer, «Keiner kann anders sein, als er ist. Verschalt-

ungen legen uns fest: Wir sollten aufhoren, von Freiheit zu reden>>, en Frank-
furter Allgemeine Zeitung, 8 -de enero de 2004, p. 33· 10
Habermas, Glauben und Wissen, Suhrkamp, Francfort del Meno, 2001.

32
33
Lo que cohesiona al mundo
LOS FUNDAMENTOS MORALES
Y PREPOLÍTICOS DEL ESTADO LIBERAL*

JOSEPH RATZINGER

EN LA aceleración del ritmo de los desarrollos históri-


cos que estamos viviendo aparecen, en mi opinión,
dos factores que son particularmente sintomáticos de
una evolución que antes se daba con mucha más lenti-
tud. El primero es el surgimiento de un(:l sociedad de
dimensiones mundiales, en la que los distintos pode-
res políticos, económicos y culturales son cada vez
más interdependientes y se tocan y se compenetran en

• La Academia Católica de Baviera, con sede en Munich, organizó el19 de


enero de 2004 un coloquio en el que el profesor Jürgen Habermas -el expo~
nente más conocido de la visión laicista del Estado- y yo -como represen-
tante de la tradición católica clásica- debíamos presentar en breves ponen-
cias nuestra visión de los fundamentos morales del Estado, En el coloquio
participó un público escogido de filósofos, politólogos y teólogos invitados
a discutir junto con los ponentes sobre su exposición y, más que nada, sobre la
propia cuestión. Las dos conferencias se han publicado varias veces. No obs-
tante, dado ·que· las cuestiones afrontadas en aquel coloquio están estrecha-
mente unidas a las que presentamos en este pequeño libro, se reproduce de
nuevo aquí el texto.

35 .1 ¡
1
1

J IIIL
sus diversos ámbitos. El otro es el crecimiento de las puede generar un ethos, es decir', una conciencia ética
posibilidades que tiene ~l hombre de producir y de des- renovada no puede ser producto del debate científico.
truir, lo que plantea con mayor hincapié de lo habitual Por otra parte, es innegable que la transformación
la cuestión del control jurídico y moral del poder. Y por radical de la imagen del hombre y del mundo que ha
consiguiente, la cue.s tión (de máxima urgencia) de có- brotado del incremento de los conocimientos científi-
mo las culturas, al encontrarse, pueaen hallar bases cos ha desempeñado un papel esencial en demoler las
éticas capaces de fundar adecuadamente la conviven- viejas certezas morales. En este sentido, la ciencia tiene
cia entre ellas y construir una estructura jurídica común una responsabilidad respecto al hombre y, en especial,
responsable del control y del ordenamiento d~l poder. 1· la filúsofía tiene la responsabilidad de acompañar crí-
Que el proyecto de una «ética mundial» propues- ticamente el desarrollo de cada ciencia y de analizar de
to por Hans Küng1 haya encontrado tan amplio con- manera crítica conclusiones apresuradas y falsas certe-
senso demuestra, en cualquier caso, que se trata de . zas sobre lo que es el hombre, de dónde viene y por
una cuestión de gran actualidad. Ello sigue siendo qué existe, o, dicho en otros términos, de depurar los
válido aun cuando se acepte Li aguda ·c rítica a dicho resultados_científicos del elemento no científico que a
proyecto que formuló Robert Spaemann/ ya que a los menudo se mezcla con ellos; así se mantendrá la mira-
dos factores mencionados se añade un tercero: en el · da abierta a la totalidad, a las amplias dimensiones de
proceso del encuentro y de la compenetración de las la realidad del hombre, de la que en la ciencia sólo se
culturas han saltado por los aires certezas éticas soste~ pueden mostrar aspectos particulares.
nidas hasta ahora. La cuestión de qué es el bien, espe-
cialmente en el contexto presente, y de por qué hay
que realizarlo incluso en perjuicio propio es una pre- l. PODER Y DERECHO
gunta fundamental todavía sin respuesta.
Me parece obvio que la ciencia en cuanto tal no Es tarea concreta de la política poner el poder bajo el
-
1
H. Küng, ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globa- escudo del derecho y regular así su recto uso. No debe
lización, Herder, Barcelona, 2002.
2
R. Spaemann, «Weltethos als Projekt», en Merkur, núms. 570/571, regir el derecho del más fuerte, sino más bien la fuerza
pp. 893-904, del derecho. El poder ejercido en el orden del derecho

37
y a su s ervicio está en las antípodas de la violencia, garantía de la participación en la formación del dere-
entendida ésta como poder sin derecho y opuesto a él. cho y en la justa administración del poder es la razón
De ahí que_sea importánte para cada sociedad que el esencial a favor de la democracia como la más adecua-
derecho y su ordenamiento estén por encima de toda da de las formas de ordenamiento político.
sospech a, porque sólo así puede · d~sterrarse la arbitra- Sin embargo, me parece que queda aún otra cues-
riedad y se puede vivir la libertad c;omo libertad com- tión. Puesto que es difícil encontrar la unanimidad
partida. La libertad carente de derecho es anarquía y, entre los hombres, la formación democrática del con-
por ta:p.to, es la destrucción de la libertad. El recelo senso no tiene como instrumentos indispensables más
contra el derecho y la rebelión contra él reaparecerán si que ~a delegación, por un lado, y por otro la decisión
se percibe que el derecho es un producto del arbitrio, de la mayoría. De ahí se deriva la importancia de la
un crite rio establecido por los que tienen el poder y no cuestión sobre los distintos ordenamentos que para, las
la expre sión de una justicia al servicio de todos. mayorías se pueden pedir. Pero también las mayorías
La misión de colocar el poder bajo el escudo del pUeden ser ciegas o injustas. La historia da buena prue-
derécho nos plantea la siguiente cuestión: ¿cómo nace ba de ello. ¿Se puede seguir hab_lando de justicia y de
el derecho y cómo debe elaborarse para que sea vehícu- derecho cuando, por ejemplo, una mayoría, incluso si
lo de ju sticia y no el privilegio de establecer lo que es es grande, aplasta con leyes opresivas a una minoría
justo por parte de los que tienen el poder? Por una religiosa o racial? Por tanto, con el prü:cipio mayori-
parte n os preguntamos cómo se forma el derecho, tario queda siempre abierta 'la cuestión de las bases
pero p o r otra también cuál es su criterio. Que el de- éticas del derecho, la pregunta de si hay o no algo que
recho n o debe ser el instrumento de poder de unos no puede convertirse en derecho, es decir, algo que es
pocos, sino expresión del interés común de todos, pa- siempre injusto de por sí, o viceversa, si hay algo que
rece, al ~enos de entrada, un problema resuelto me- por naturaleza es siempre indiscutiblemente, según el
diante los instrumentos de la formación democrática derecho, algo que precede a cualquier decisión de la
del con senso, ya que todos participan en el nacimien- mayoría y.que debe ser respetado por ella.
to del derecho, y por tanto el derecho es de todos y La época moderna ha dado una formulación es-
como t al puede y debe ser observado. En efecto, la table a dichos elementos normativos en las distintas

39

l.
declaraciones de los derechos del hombre, sustrayén- más bien quisiera esbozar los desáfíos que brotan de
dolos al juego de las mayorías. En la conciencia actual las nuevas formas de poder que se han desarrollado en
nos podemos contentar con la evidencia interna de los últimos 50 años. En la primera parte de la segunda
dichos valores. Pero semejante reducción de la cues- posguerra predominó el miedo ante el nuevo poder de
tión tiene también un carácter filosófico. Hay valores destrucción que había surgido con la invención de la
permanentes que brotan de la naturaleza del hombre y bomba atómica. El hombre se vio de repente con capa-
que, por tanto, son intocables en todos los que parti- · l cidad no sólo para destruirse a sí mismo, sino también a
cipari de dicha naturaleza. Tendrem_os que volver de la tierra. De ahí nació la pregunta sobre qué mecanis-
nuevo sobre el alcance de una concepción de este tipo, mos políticos hacen falta para evitar esta destrucción.
sobre todo porque no todas las culturas reconocen ¿Cómo se pueden hallar mecanismos de este tipo y có-
hoy esta evid~ncia. El Islam ha formulado un catálogo mo pueden ser eficaces? ¿Cómo se pueden desencade-
propio de derechos humanos distinto del occidental. nar fuerzas éticas capaces de plasmar dichas formas
La China actual lleva ciertamente la impronta de una políticas y de hacerlas eficaces? Durante largo tiempo,
forma cultural nacida en Occidente, el marxismo; lo que nos salvó de los horrores de una guerra nuclear
-pero, que yo sepa, se plantea de todos modos la pre'- fue, de Jacto, la rivalidad entre bloques de poder con- ·
gunta de si los derechos humanos no son una inven- trapuestos, así como el miedo a provocar, con la des-
ción propiamente occidental que hay que cuestionar. trucción del otro, también la propia destrucción. La
limitación recíproca de los poderes y el miedo a su-
cumbir resultaron ser fuerzas de salvación.
2. NUEVAS FORMAS DE PODER Ahora lo que nos atormenta ya no es tanto el mie-
Y NUEVAS CUESTIONES SOBRE SU EJERCICIO do a un gran conflicto, cuanto el miedo ante un terror
omnipresente capaz de golpear y actuar en todas par-
Cuando se trata de la relación entre poder y derecho y tes. Como se ve, el hombre no necesita un gran con-
de las fuentes del derecho, hay que analizar también el flicto para hacer el mundo inhabitable.Los poderes
fenómeno del poder en sí mismo. No es mi intención anónimos del terror, que pueden estar presentes por
tratar de definir la naturaleza del poder en cuanto tal; doquier, son tan fuertes que persiguen a cada uno has-

40 41 -1
1
ta dentro de su cotidianidad; y nos hallamos ante la error? ¿No debería ponerse la religión bajo tutela de la
amenaza de que unos criminales puedan tener acceso razón y dentro de unos límites adecuados? Natural-
a los grandes potenciales de destrucción y hagan que mente nos deberíamos entonces cuestionar quién lo
el mundo se precipite en el caos, fuera de los ordena- puede hacer y cóm,o. Pero queda la pregunta general: _
mientos po,líticos. ¿es verdad que la gradual eliminación de la religión, su
De ahí que se haya desplazado la cuestión del de- superación, se ha de considerar como progreso nece-
recho y del ethos: ¿en qué fuerites se alimenta el terror? sario de la humanidad, capaz de permitirle hallar el
¿Cómo podemos llegar a eliminar desde dentro esta camino de la libertad y de la tolerancia universal?
nueva enfermedad de la humanidad? En este sentido Mientras tanto asoma otra forma de poder que a
es inquietante que el terror se esté otorgando en cierto primera vista parece puramente benéfico y digno de
modo 1.1na legitimación moral. Los mensajes de Bin toda aprobación, pero que en realidad podría conver-
Laden presentan el terror como la respuesta de los pue- tirse en una nueva ámenaza para el hombre. El hom-
blos d~biles y oprimidos por la arrogancia de los pode- bre es ya capaz de hacer hombres, de producirlos, por
rosos, como el justo castigo a su presunción, a su blas- así decir, en probeta. El hombre se convierte en un
femo de$potismo y a su crueldad. Estas motivaciones, producto, y de esta suerte la relación del hombre con-
. 1
evidentemente, son convincentes para los que se en- sigo mismo cambia radicalmente. No es ya don de la
cuentran en determinadas situaciones sociales y polí- naturaleza o del Dios creador; es un producto fabri-
ticas. La acción terrorista es presentada también como cado por él mismo. El hombre ha descendido al fondo
defensa de la tradición religiosa contra la impiedad de de la fuente del poder, a las fuentes de su propia exis-
la sociedad occidental. tencia. Ahora la tentación de construir el hombre per-
En este momento aflora una cuestión sobre la que fecto, la tentación de hacer experimentos con el hom-
tendremos que volver: si el terrorismo se nutre tam- bre, la tentación de considerar a los hombres como ·
bién de fanatismo religioso -y lo hace-, ¿es la reli- basura y de deshacerse de ellos no son ya fantasías de
gión una fuerza d~ curación y de salvación, o no será moralistas hostiles al progreso.
más bien un poder arcaico y peligroso que construye fal- Antes había surgido la cuestión de si hay que con-
sos universalismos induciendo a la intolerancia y al siderar la religión como una fuerza nii:>ral positiva;

42 43
o !i
ahora debe surgir la duda sobre la fiabilidad de la ra- nes tradicionales perdió su evidencia y fue necesario
zón. Al fin y al cabo, la bomba atómica es un producto 1
indagar sobre razones más profundas del derecho. Así
de la razón; al fin y al cabo, también la producción y la surgió la idea de que frente al derecho establecido, que
. 1

selección de hombres han sido creadas por la razón. podía ser injusto, debía existir un derecho que proce-
En ese caso, ¿no habría que poner a la razón bajo ob- diese de la naturaleza, de la esencia del hombre. Se
servación? Pero ¿por medio de quién o de qué? ¿O no tuvo que descubrir este derecho adecuado para corre-
deberían quizá circun_scribirse recíprocamente la reli- gir los defectos del derecho positivo.
gión y la razón, mostrarse una a otra los respectivos Más cercano nos resulta examinar la doble fractu-
límites y ayudarse a encontrar el camino? Y aquí aso- ra que se produjo en la conciencia europea al comien-
ma de nuevo la cuestión de cómo en una sociedad de zo de la época moderna y que sentó las bases de una
dimensiones mundiales, con sus mecanismos de po- nueva reflexión sobre el contenido y los orígenes del
. der y sus fuerzas incontrolables, con sus distintas con- derecho. En primer lugar está el desbordamiento de
cepciones del derecho y de la moral, se puede en con- -las fronteras del mundo cristia:po europeo que se llevó
trar una evidencia ética eficaz que tenga suficiente a cabo con el descubrimiento de América. En ese mo-
fuerza de motivación y que sea capaz de responder a mento tuvo lugar el encuentro con pueblos ajenos al
los desafíos rpencionados y ayudar a superarlos. entramado de la fe y el derecho cristianos, que hasta
entonces había sido para todos origen y modelo del
derecho. En el terreno jurídico no había nada en co-
3· PRESUPUEST_OS DEL DERECHO: mún con aquellos pueblos. Pero ¿eso significaba que ca-
DERECHO, NATURALEZA, RAZÓN recían de leyes -tal como algunos afirmaron actuan-
do en consecuencia-, o bien existía un derecho por
Echemos primero un vistazo a situaciones históricas encima de todos los sistemas jurídicos, que muestra
que, en la medida de lo posible, sean comparables con que los hombres son hombres y los une entre sí? Ante
la nuestra. Siempre merece lq, pena pararse a recordar esta situación, Francisco de Vitoria desarrolló una
que la Grecia antigua también tuvo su propia Ilustra- idea que ya existía, la idea del ius gentium, el «dere-
ción, que la validez del derecho fundado en las religio- cho de los pueblos», donde la palabra pueblos se asocia

44 45
1

1
a la idea de «paganos», de «no cristianos». Se trata raleza y la razón se entrelazaban y en el que la natura-
de una concepción del derecho como algo pr~vio a la leza misma era racional. Al prevalecer la teoría de la
concreción cristiana del mismo, y que debe regular evolución, esta concepción de la naturaleza se ha que-
la justa convivencia entre todos los pueblos. brado: la naturaleza en cuanto tal no es racional-se
La segunda fractura se produjo dentro de la mis- nos dice- aunque haya en ella comportamientos ra-
ma cristiandad debido al cisma que dividió la comu- cionales; éste es el diagnóstico evolucionista, que hoy
nidad de los cristianos en diversas comunidades con- en día parece indiscutible.3 De las distintas dimensio-
trapuestas entre sí, a veces de modo hostil. Y de nuevo ne§ del concepto de naturaleza en que s~ basaba origi-
fue necesario desarrollar una noción de derecho pre- nariamente el derecho natural, sólo ha quedado la que
via al dogma, una base jurídica mínima que no se apo- Ulpiano (a .comienzos del siglo rn d. C.) formulaba con
yase en la fe sino en la naturaleza, en la razón humana. esta expresión: Ius naturae est, quod natura omnia ani-
Hugo Grocio, Samuel von Pufendorf y otros elabora- malia docet («El derecho natural es aquel que la natu-
ron la idea del derecho natural como derecho de la raleza enseña a todos los animales»). 4 Pero esto no bas-
razón, que valora la razón como el órgano de la cons- ta para nuestra indagación, que no se refiere a todos los
trucción de un derecho común por encima de las fron- animalia, sino a las cuestiones específicamente huma-
teras de la fe, 3 La expresión más impresionante de esta filosofía de la evolución, todavía

El derecho natural ha seguido siendo -sobre dominante aunque con ciertos ajustes, se encuentra en ]. Monod, El azar y la
necesidad, Tusquets, Barcelona, 1993. Para la distinción entre los resultados
todo en la Iglesia católica- el argumento con el cual científicos propiamente dichos y la filosofía que los acompaña, cf R. Junker,
se apela~ la razón común en el diálogo con la sociedad S. Scherer (comps.), Evolution. Ein kritisches Lehrbuch, Weyel, 19844 • Sobre la
discusión en torno a la filosofía que acompaña a la teoría de la evolución:
laica y con las demás comunidades religiosas y se bus- ]. Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia, Sígueme, Salamanca, 2005.
4 Sobre las tres dimensiones del derecho natural medieval (dinámica del
can las bases para un entendimiento sobre los princi-
ser en general, orientación de la naturaleza común a hombres y a animales
pios ét icos del derecho en una sociedad laica y plura- [Ulpiano] y orientación específica de la naturaleza racional del hombre)
lista. Pero este instrumento, por desgracia, ha dejado cf las observaciones formuladas en el artículo de Ph. Delhaye, «Naturrecht»,
en Lexikon für Theologie und Kirche 2 VII, pp. 821-825 . Es interesante el concep-
de ser fiable, y por eso en esta conversación mía no to de derecho natural que figura al inicio del Decretum Gratiani: Humanum
genus duobus regitur, naturali videlicit iure et moribus. Ius natura/e est quod in
quiero basarme en él. La idea del derecho natural pre-
lege et Evangelio continetur, quo quisque iubetur alii facere quod sibi vult fieri et
suponía un concepto de naturaleza en el que la natu- prohibetur alii inferre quod sibi no lit fieri.

47
¡
J
sigue siendo una fuerza activa. A veces estos dos polos . tiana y la de la racionalidad laica, por más que ambas,
opuestos están más cerca o más lejos entre sí y más o cada una a su modo, influyan en todo el mundo y en
menos dispuestos a aprender el uno del otro o a recha- todas las culturas. En este sentido la cuestión del cole-
zarse recíprocamente. ga de Teherán citada por Habermas me parece de par-
También el ámbito cultural islámico se caracteriza ticular importancia: a saber, si, desde el punto de vista
por tensiones semejantes, y presenta un arco muy am- . de la comparación de culturas y de la sociología de la
plio que va desde el absolutismo fanático de un Bin religión, la secularización europea no sería un camino
Laden hasta posiciones abiertas de racionalidad tole- particular que necesita revisión. 6 Yo1no reduciría en
rante. El tercer gran ámbito cultural, el indio, o, más absoluto la cuestión, al menos no necesariamente -tal
exactamente, los ámbitos culturales del hinduismo y el como hicieron Carl Schmitt, Martín Heidegger y Lévi-
budismo, están también sujetos a tensiones parecidas, Strauss-, a la situación europea, cansada, por así de-
aunque no tan drásticas, al menos tal como las vemos cirlo, de la racionalidad. Lo cierto es que nuestra ra-
nosotros. También estas culturas se hallan expuestas cionalidad laica, por más que pueda parecer evidente a
tanto a la pretensión de la racionalidad occidental co- nuestra razón educada al estilo occidental, no es com-
mo a la fe cristiana, que las interpela: ambas están pre- prensible para toda ratio, en el sentido de que, como

sentes en sus ámbitos y asimilan tanto la una como la · racionalidad, encuentra límites en su intento de hacer-
otra de modos distintos, aunque sín dejar de mante- se inteligible. De hecho, su evidencia está ligada a de-
ner su propia identidad. Completan el panorama las terminados ámbitos culturales, y debe reconocer que,
;i
culturas tribales africanas y también las culturas triba- tal como es,· no es reproducible en el conjunto de la
les latinoamericanas, incitadas por ciertas teologías humanidad y, en consecuencia, tampoco puede ser
cristianas. Éstas ponen en cuestión la racionalidad occi- plenamente operativa a escala global. En otras pala-
dental, pero también la pretensión universal de la reve- bras, no existe la fórmula universal racional o ética o
lación cristiana.
¿Qué se deduce de todo esto? En primer lugar, me 6
Habermas había mencionado en su conferencia esta observación de un
colega de Teherán, pero la había rechazado incluyéndola en la línea de pen-
parece, una falta de universalidad de Jacto de las dos samiento de C. Schmitt, M. Heidegger y Lévi-Strauss. La conferencia de
grandes culturas de Occidente, la cultura de la fe cris- Habermas se publicó en Zur Dibatte, núm. 34, 2004, n. 1, pp. 2-4.

50 51
nas, que han surgido de la razón del hombre y que no 4· LA INTERCULTURALIDAD

pueden resolverse sin rec~rrir a la razón. Y SUS CONSECUENCIAS

El último elemento que ha quedado del derecho


natural (que, en el fondo, pretendía ser un derecho ra- Antes de llegar a alguna conclusión quisiera ahondar
cional, por lo menos en la modernidad) son los dere- algo más en lo que acabo de indicar. Me parece que
chos humanos, los cuales no son comprensibles si no se hoy es indispensable la dimensión intercultural para
acepta previamente que el hombre por sí mismo, sim- plantear la discusión sobre las cuestiones fundamenta-
plemente por su pertenencia a la especie humana, es les acerca del hombre, que no se puede entablar pura y
sujeto de derechos, y su existencia misma es portadora simplemente entre cristianos ni únicamente dentro de
de valores y normas que hay que descubrir, no que la tradición racionalista' o~cidental. Es cierto que am-
inventar. Quizás hoy habría que complementar la doc- bas perspectivas consideran como universal su auto-
trina de los derechos humanos con una doctrina de comprensión, y quizá, de iure, lo sea. Sin embargo, de
_los deberes y los límites del hombre, y esto podría ayu- Jacto, deben reconocer que sólo son aceptadas e inclu-
dar a replantear en otros términos 1?- cuestión de si so comprensibles en determinados sectores de la hu-
puede existir una razón de la naturaleza y por consi- manidad. Aunque también es verdad que el número
guiente un derecho de la razón aplicable al hombre y a de las culturas concurrentes es mucho más limitado de
su lugar en el mundo. Esta cuestión habría que afron- lo que a primera vista pudiera parecer.
tarla e interpretarla a escala intercultural. Para los cris- Es importante sobre todo tener en cuenta que
tianos tiene que ver con la creación y el Creador. En el dentro de los distintos ámbitos culturales ya no hay
mundo hindú correspondería al concepto de dharma, uniformidad; todos están marcados por tensiones
la ley interna del ser, y en la tradición china, a las ideas radicales en el seno de su propia tradición. En Occi-
y a los mandatos celestiales.s dente esto salta a la vista. Y aunque la cultura laica
rigurosamente racional-que Habermas nos acaba de
s Es obvio que el concepto de naturaleza y de ley natural basado en la fe ilustrar con eficacia- ocupa un papel preponderante
en Dios Creador es profundamente distinto del concepto de ley universal del
ser expresado en el concepto del dharma y también del «universalismo>> chino.
y se concibe a sí misma como el elemento unificador,
Pero precisamente esta diversidad debe provocar el diálogo. lo cierto es que la comprensión cristiana de la realidad

49 1
l
religiosa en la _que todos puedan estar de acuerdo .Y en tencial es todavía más amenazadora: la bomba atómi-
la que todo pueda apoyarse. Por eso mismo la llamada ca, el ser humano entendido como producto. Por eso
«ética mun,dial» sigue siendo una abstracción. también a la razón se le debe exigir a su vez que re-
conozca sus límites y que aprenda a escuchar a las
grandes tradiciones religiosas de la humanidad. Si se
5· CONCLUSIONES emancipa totalmente y renuncia a dicha disposición a
aprender, si renuncia a la correlación, se vuelve des-
¿Qué hacer, entonces? En cuanto a las consecuencias · tructiva·. Kurt Hübner ha expresado recientemente
prácticas, estoy en gran parte de acuerdo con lo que ha esta exigencia diciendo que una tesis de este tipo no
expuesto Habermas sobrela sociedad postseculariza- significa un inmediato «retorno a la fe», sino que de
da, sobre la disponibilidad para aprender y sobre la este modo «nos liberamos de la id-ea enormemente fal-
autolimitación por ambas partes. Para terminar, po- sa de que la fe ya no tiene nada que decir al hombre de
dría resumir mi visión personal en dos tesis. hoy, pues contradice su concepto humanista de razón,
racionalidad y libertad». 8 Por ello, yo hablaría de una
1.Hemos visto que en la religión hay patologías alta- correlación necesaria de razón y fe, de razón y reli-
mente peligrosas que hacen necesario considerar la luz
divina de la razón como una especie de órgano de con-
l gión, que están llamadas a depurarse y regenerarse re-
cíprocamente, que se necesitan mutuamente y deben
trol por el que la religión debe dejarse purificar y regu- reconocerlo.
lar una y otra vez, cosa que ya pensaban los Padres de la
Iglesia/ Pero nuestras consideraciones han puesto 2.Esta regla básica debe hallar una concreción en el
también de manifiesto (y la humanidad hoy, en gene- contexto intercultural presente. Sin duda, los dos
ral, no se da cuenta de ello) que también hay patolo- agentes principales en esta correlación son la fe cristia-
gías de la razón, una hybris de la razón que no es menos na y la racionalidad occidental laica. Esto se puede y se
peligrosa; más aún, si se considera su efectividad po- 1 debe decir sin caer en un falso eurocentrismo. Ambas
1

7 He tratado de ilustrarlo mejor en mi libro Fe, verdad y tolerancia, op. cit.; f 8


K. Hübner, Das Christentum im Wettstreit der Weltreligionen, Mohr
cf. también M. ~edrowicz, Apologie im frühen Christentum, Schoning, 2001J. Siebeck, Tubinga, 2003, p. 148.

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,-
caracterizan la situaci6n mundial como ninguna ?tra
fuerza cultural. Pero ello no significa que nos poda~
mos desentender de las· demás culturas como si fueran
Entre razón y religión, de Jürgen Habermas y
una quantité négligeable. Ésta sería una forÍna de hybris Joseph Ratzinger, se terminó de imprimir
occidental que pagaríamos muy caro, y en parte ya lo y encuadernar en junio de 2013 en Impresora
y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V.
estamos haciendo. Es importante que los d~s grandes (rEPSA), calzada San Lorenzo, 244; 09830
componentes de la cultura occidental estén dispuestos
a escuchar y desarrollen una auténtica correlación tam-
í México, D. F. En su composición, elaborada
en el Departamento de Integración Digital del
FCE por Yolanda Morales Galván, se usaron tipos
Minian de 16, 10:14 y 9:14 puntos. La edición
bién con esas culturas. Es importante darles voz en el , esutvo al cuidado de Javier Ledesma. El tiraje
intento de una auténtica correlación polifónica en la fue de 2 000 ejemplares rústicos.

que se abran a la esencial relación com~lementaria d_e


razón y fe, de modo que pueda crecer un proceso uni-
versal de purificación en el que al final puedan res-
plandecer de nuevo los valores y las normas que en
cierto modo todos los hombres conocen o intuyen, y
así pueda adquirir nueva fuerza efectiva entre los hom- .
bres lo que cohesiona al mundo.

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