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MISTERIO VERDE
La selva es un mundo aparte, una visión mágica de un espacio sin tiempo. Dentro
de sus fronteras el ser humano no tiene poder, voz o voto. Ante ella solo vale el
respeto por lo desconocido y la aceptación de la pequeñez humana frente a la
naturaleza. En Guatemala esa selva se llama Petén y para el guatemalteco es un
lugar tanto indómito como ajeno; desconocido para la mayoría de no ser por el
retrato con el que Virgilio Rodríguez Macal y sus obras han dado forma a la imagen
que la población tiene sobre esa densa mancha verde al norte del mapa nacional.
Este mes se celebra el primer centenario del nacimiento del autor y su legado está
más vivo que nunca.
Algo es indiscutible: Rodríguez Macal es uno de los escritores más difundidos entre
la población guatemalteca. Esto gracias a que junto con José Milla son lecturas
constantes en centros educativos de todo el país. La difusión masiva de este tipo
de literatura se debe en parte al trabajo que Editorial Piedra Santa realiza en pro de
la vigencia del escritor en las aulas. Irene Piedra Santa, al frente de la casa editora,
explica que además del consumo escolar, otros mercados también se interesan por
Rodríguez Macal. “El público adulto lo lee mucho, incluso piden versiones no
escolares. Además, lo piden en Estados Unidos, en el extranjero porque (a los
lectores) les recuerda a su país”. Ahora, con motivo del centenario, Piedra Santa
edita por primera vez en el país Negrura, novela poco conocida del escritor acerca
de la situación de los alemanes tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. No
obstante, el grado de aceptación lectora parece no haberle valido el reconocimiento
académico.
Rodríguez Macal se definía anticomunista (bajo un concepto de comunismo y
anticomunismo europeo, distinto a la contraposición ideológica que se estableció en
América Latina). Esto pudo ocasionarle problemas de aceptación. Para Payeras,
“es un escritor complejo que fue marginado como miembro de su generación. Existía
demasiado sesgo ideológico y esto superaba a la importancia literaria. Es un tema
que polarizó a muchos escritores. Uno de los que propició esa división radical entre
escritores oficiales y de izquierda fue Cardoza”. Además, el escritor también ve un
rechazo académico. “Las generaciones se asumieron desde la academia y desde
su postura comprometida con su ideología. Se marginó a muchos. Ahora, disipado
el tema, se puede hacer una revisión desde otra postura”, explica.