Sunteți pe pagina 1din 4

¿Somos realmente felices?

Definir la felicidad es complicado, ya que para cada persona tiene un significado


diferente de ella y además no todos conocen su felicidad ideal, pero de igual manera
todos la buscamos siempre desde tiempos muy remotos, el ser humano siempre ha
perseguido la búsqueda de la felicidad por un estado de bienestar ideal y les ha
dado mucho pensar a filósofos muy importantes y preguntarse de ella tanto como
se preguntaron de la existencia.

Muchas personas la definen como un estado de ánimo que se complace en la


posesión de un bien, satisfacción, gusto, etc. Pero al profundizar un poco más en
este tema, nos damos cuenta de que no es un estado continuo, solamente son
pequeños momentos o lapsos que podemos tener en el diario vivir.

La felicidad no es una búsqueda individual de utilidad y satisfacción personal, sino


la felicidad general, la satisfacción del mayor número de personas. Ya que por
utilidad se entiende aquella propiedad de un objeto en virtud de la cual éste tiende
a procurar una ventaja, un placer, una cantidad de bien o felicidad, o lo que es lo
mismo, a impedir que se produzca un mal, un daño a aquello cuyo interés se
persigue.

En definición al concepto de felicidad históricamente ha ocupado el tiempo y el


esfuerzo de la mayoría de los pensadores y filósofos. Las conclusiones expuestas
son de mucha diversidad, amplitud y desigualdad que empujan a la búsqueda de un
concepto propio, nuevo y, adaptado a los tiempos y a uno mismo.

La felicidad es esencial si nos enfocamos en la Antigua Grecia. Los filósofos


encontraron respuestas muy diferentes. Aristóteles decía que todos estamos de
acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo
podemos serlo empiezan las discrepancias.
En la filosofía griega clásica hay tres posturas:

Aristóteles fundamentó que la felicidad es la aspiración máxima del ser humano, y


solamente se alcanza por medio de la virtud. La virtud se refiere en que entre más
bueno seas en lo que haces o hagas, seas más feliz haciéndolo. Mas que un estado
emocional, él la define como un estado de vida.

Epicuro plateó que la felicidad se alcanza por medio del equilibrio, por eso dijo “Nada
es suficiente para quien lo suficiente es poco”, es aquello que necesitas para vivir,
no más, no menos. Si deseas más que eso, tus deseos no tienen límites ya que
aspiras a más de lo que realmente necesitas, es decir, a cosas superfluas que nunca
te llenaran, ya que no responden a aspectos vitales sino a frivolidades.
Nietzsche en tanto a felicidad dijo que, la felicidad es posible cuando surge de las
leyes propias del individuo, y será proporcional a "su tamaño". ¿Qué quiere decir
con esto? Que nombres pequeños, es decir, aquellos que siguen la doctrina de la
felicidad y la virtud y no sus propias leyes, tendrán felicidades pequeñas, y
viceversa.

Diversos estudios han demostrado que la felicidad depende en gran parte de


factores internos, como lo es el humor, intensidad sensitiva y en particular, el
temperamento. Más que nada de cualidades que son dependientes de uno mismo
y que por efecto de la felicidad, experimentamos las otras.

La felicidad no se reduce al bienestar afectivo de un organismo adaptado a su


medio. El hombre debe reflexionar para construir su vida según unos valores. No
puede desatender ni su libertad, ni su responsabilidad ante el compromiso voluntario
de su acción. Ser feliz supone que el hombre sea capaz de lograr un equilibrio que
supere sus contradicciones y sus conflictos. Si el hombre quiere ser feliz, no debe
olvidar que la felicidad es el resultado de una conquista primero sobre él mismo y
luego sobre un mundo en el que debe tener en cuenta no solamente las fuerzas
naturales, sino también a los demás hombres.

La felicidad está ligada al tiempo: exige estabilidad y continuidad. Pensar que la


felicidad puede llegar a acabarse es viciar el momento feliz que vivimos, con la
angustia de que cesará. Este carácter temporal permite distinguir entre felicidad y
placer. Felicidad no es placer, ya que este último indica la satisfacción momentánea
de una tendencia particular; sigue siendo limitado, superficial y efímero. La felicidad
es, por el contrario, la tonalidad global de toda una vida, al menos de un período de
ésta y, paradójicamente, es poco común que la felicidad sea vivida como un
presente que se eterniza. Si la desdicha entraña el repliegue sobre sí mismo y aguza
la conciencia de sí, el hombre feliz generalmente se deja vivir sin darse claramente
cuenta de su estado, sin interrogarse acerca de la naturaleza de su felicidad. Prueba
del carácter temporal de la felicidad es la de que se suele hablar en pasado del
tiempo feliz: fuimos felices durante un período de nuestra vida. Contrastamos la
felicidad pasada con las desgracias presentes, y nuestro pasado, decantado por la
memoria, se ve revalorizado. Y en este pasado sacamos nuevas fuerzas, hasta
nuevas razones de esperar. Es entonces en el futuro que proyectamos nuestra
felicidad. Vivimos demasiado a menudo el presente de manera pasiva y neutra. La
banalidad cotidiana, ni feliz ni infeliz, llena de tareas monótonas, se desenvuelve
bajo el modo del aburrimiento, de la distracción o de la espera. Arrastrada por la
huida del tiempo, rechazada en el pasado, proyectada en el futuro, la felicidad
parece, en efecto, difícil de captar.
La felicidad, de hecho, no se reduce al bienestar afectivo de un organismo adaptado
a su medio. El hombre debe reflexionar para construir su vida según unos valores.
No puede desatender ni su libertad, ni su responsabilidad ante el compromiso
voluntario de su acción. Ser feliz supone que el hombre sea capaz de lograr un
equilibrio que supere sus contradicciones y sus conflictos. Si el hombre quiere ser
feliz, no debe olvidar que la felicidad es el resultado de una conquista primero sobre
él mismo y luego sobre un mundo en el que debe tener en cuenta no solamente las
fuerzas naturales, sino también a los demás hombres.

En base a esto, concluimos que para ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas
propias, sosteniendo que todos nosotros perseguimos la felicidad de la manera en
que cada uno cree que es adecuada. Unos son felices ganando dinero; otros,
recibiendo honores y otros viajando. Cada uno posee el secreto de su propia
felicidad, pero para eso, debemos conocernos a nosotros mismo y tener claro qué
queremos, ya que la felicidad un estado de grata satisfacción, tanto espiritual, como
física. Abreviando, ésta radica en el crecimiento personal y es fruto de la satisfacción
conseguida a través de pequeños logros.
BIBLIOGRAFÍA

https://www.topia.com.ar/articulos/la-felicidad-desde-el-punto-de-vista-
filosófico

http://www.scielo.org.co/scielo.php

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-07-04/secreto-
felicidad-filosofos-nietzsche-kant-aristoteles_1226385/

https://filosofia.laguia2000.com/filosofia-griega/concepto-de-felicidad-en-
aristoteles

S-ar putea să vă placă și