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SIN MISERICORDIA

Sin misericordia dice el Señor de aquellos que han desechado su Palabra, de


aquellos que no quisieron oír su ley, de aquellos que quieren que los videntes no vean, y
que los profetas mientan para escuchar solo halagos para ellos y cuando escuchan la
verdad dicen que es mentira, no habrá piedad para ellos; pero a nosotros nos gusta más
escuchar que su misericordia es para siempre y que cada mañana el Señor renueva su
misericordia y sí; ciertamente lo es, el Señor es misericordioso, pero también es cierto
que no tendrá misericordia de aquellos que han desechado su Palabra, que han
desechado su consejo, y que su palabra la han tenido por vana, no tendrá misericordia
de aquellos que han cerrado sus oídos a la verdad; pero cuando se nos habla así acerca
del carácter de Dios decimos en nuestros corazones este no es nuestro dios, este no es el
dios en el que yo creo; porque cada uno de nosotros hemos creado a nuestro propio
dios; siempre tratando de justificar nuestra debilidad, creamos un dios que nos sirva de
alcahuete en lo que nosotros somos débiles, para nosotros poder seguir haciendo lo que
queramos, al cabo tenemos a nuestro dios que nos perdona todo; pero miren lo que el
Señor dice:

“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el


conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una
horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres
testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá
el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la
cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al
que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El
Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
(Heb 10:16-31)

Este es el Dios al que servimos, este es el Dios de la Biblia, un Dios Santo y


Justo, que pagara a cada uno conforme a sus obras, dejémonos de engañar a nosotros
mismos; el Señor no nos obligó a servirle fue nuestra decisión, el Señor no nos obligó a
bautizarnos fue nuestra decisión pero a nosotros nos ha acontecido lo que el Señor dice
a través de Jeremías:

“¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son
incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es
cosa vergonzosa, no la aman. Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy
cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la
reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la
mujer, tanto el viejo como el muy anciano. Y sus casas serán traspasadas a
otros, sus heredades y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los
moradores de la tierra, dice Jehová. Porque desde el más chico de ellos hasta el
más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote,
todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo:
Paz, paz; y no hay paz. ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación?
Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto,
caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.” (Jer
6:10-15)

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