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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Contenido
Mensaje ........................................................................ 6
Prólogo ......................................................................... 7
Introducción ............................................................... 10
Los Patos de la presa centenario ............................... 11
El árbol que camina.................................................... 12
Con medio caballo ..................................................... 14
Esquiando en la presa de paso de tablas ................... 15
El Puente de Piedra .................................................... 16
La Invocación en el puente de piedra ........................ 21
La Llorona ................................................................... 22
El Duende de lomo de toro ........................................ 24
La Llorona del río San Juan ........................................ 26
La bruja de mi comadre ............................................. 28
Leyenda de Tequisquiapan ........................................ 30
El Jinete sin Cabeza .................................................... 31
Pacto en la presa Centenario ..................................... 34
Juan Pez ...................................................................... 36
La joven hermosa de San Nicolás .............................. 38
La bruja en forma de un gato negro .......................... 41
La Quinta Patricia ....................................................... 43
La bruja en forma de guajolota .................................. 49
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Aparición en “La Pila” ................................................ 50


La bruja en forma de luz ............................................ 51
El Fuenteño ................................................................ 52
El Albañil y las ollas llenas de oro .............................. 55
La bruja en forma de pájaro negro ............................ 57
Y se secaron los caños ................................................ 59
Aparición de la Llorona en el sabino .......................... 60
El oro de Don Celerino ............................................... 61
Mira mis dientes ........................................................ 63
El campesino y la hermosa mujer .............................. 64
La perra “Capulina” .................................................... 67
Joel el taxista .............................................................. 68
La llorona en el arroyo de pelos ................................ 70
Los duendes del Parque “La Pila” .............................. 72
Aparición en Granjas Residenciales ........................... 74
El Charro Negro .......................................................... 76
El niño que jugaba con los duendes .......................... 78
El Flojo y El Ambicioso ............................................... 80
Don Cipriano .............................................................. 82
El músico que amenizó en el infierno ........................ 83
Los Duendecillos ........................................................ 86
Ángel el taxista ........................................................... 87
Me llevas al panteon .................................................. 89
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Las Brujas ................................................................... 91


La Hacienda de San Nicolás........................................ 93
Pacto en el Cerro Pelón.............................................. 95
La carreta ................................................................... 98
El Tesoro de Jesús ...................................................... 99
El chan del agua ....................................................... 101
La cueva del dinero .................................................. 102
Lo perdieron las brujas ............................................ 103
La ciudad enterrada ................................................. 104
El duende en el “Chance” ........................................ 104
La mujer de negro .................................................... 106
Escopetazo a la bruja ............................................... 107
La Cueva del Diablo .................................................. 109
El tesoro del bulto blanco ........................................ 111
Diablo ese no fue el trato ........................................ 114
Atropellaron a una bruja .......................................... 117
La bruja chupa recién nacidos ................................. 119
El fantasma del niño ahogado ................................. 120
El muerto en el panteón .......................................... 122
AGRADECIMIENTOS: ................................................ 123

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Mensaje

La conservación del patrimonio cultural inmaterial


de nuestro pueblo mágico de Tequisquiapan,
reviste de suma importancia; al ser bienes únicos
e irreemplazables, su pérdida representaría el
empobrecimiento de una herencia invaluable,
excepcional e histórica.
El patrimonio inmaterial debe salvaguardarse, los
cuentos y leyendas de Tequisquiapan, capta la
tradición oral de pueblo y la cosmovisión de
interpretar su mundo. Contribuye a la
conservación de las costumbres, tradiciones y
cultura de los Tequisquiapenses.
Con la publicación de Cuentos y Leyendas de
Tequisquiapan se cumple un compromiso de
desarrollo cultural y turístico al difundir el legado
patrimonial de la cultura oral del municipio.
Cuentos y Leyendas de Tequisquiapan propicia la
preservación de las tradiciones, para hacerlas
nuestras, compartirlas con las generaciones que
han de venir después de nosotros, para que dentro
de esta acción revaloremos lo nuestro como
propio, como parte de nuestra identidad de nuestro
gran municipio.
Lic. Maricruz Pacheco Martínez
Regidora de Turismo

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Prólogo

En un pequeño poblado como Tequisquiapan,


desde siempre ha habido creencias, sueños,
anhelos y tendencias; quien se dedica a escuchar
y anotar estos pareceres, de la gente que tiene
memoria, de quienes le gusta conversar a su
manera, reiteradamente, definitivamente los
conoce y sin juzgar anota directamente esas
expresiones llenas de emoción, temor y
enseñanza.

Lenguaje coloquial, a la manera, de quien saca la


silla o el sillón a la banqueta o la terraza, narra las
historias, para asombro de grandes y chicos que
agigantan los relatos.

Personajes reales e imaginarios que transcurren


en habitaciones, calles, puertas y ríos como
propietarios de esos espacios reservados a los
seres mágicos, donde duendes, brujas; seres
diabólicos ofrecen fortunas a cambio de sacrificio
de sí mismos o de sus seres queridos.

La magia, al igual que todo en la vida, puede


regirse por el bien o por la maldad. Dependerá de
la persona que la canalice, si las actividades que
resulten de ella serán justas o benéficas,
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

malévolas o dañinas. Y en esta ocasión, son


recuento de anécdotas y la oportunidad de
conocer las enseñanzas que han regido por
generaciones a los tequisquiapenses. Voces como
las del tío Lacho, y otros mayores que siguen
adoctrinando a nietos y vecinos.

En las comunidades, y en la cabecera municipal,


se reviven esas experiencias que, a través de los
siglos, han permanecido en la idiosincrasia de sus
pobladores, alentando a los vecinos sobre sus
comportamientos, las horas en que deambulan y
la manera en que se enfrentan a los contratiempos
y la fe que pongan en el empeño.

El maestro Crispín Camacho Pérez entrevista,


recopila y mantiene la cultura popular, esa
memoria de los hechos, o del pensar cotidiano,
con perseverancia en estos escritos que nos
ofrece periódicamente, para que niños, jóvenes,
residentes y visitantes podamos conocer y
recordar acontecimientos, momentos históricos y
personajes para que continúen vivos en el
colectivo y que dan identidad a Tequisquiapan.

El inolvidable Eduardo Robles Boza, “Tío Patota”


en Los derechos del libro”, menciona:

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

“Tengo derecho a ser el juglar, el trovador y el


cuentacuentos que cante y narre historias a los
niños como lo hacían los viejos.

Tengo derecho a estar contigo

Tengo derecho a recorrer los más apartados


rincones del planeta donde la gente no tiene para
comer, sencillamente porque no me ha leído.

Tengo derecho a estar contigo…”

Así, que cuando tengas estos Cuentos y


Leyendas, compártelas, regala o diles que también
tienen derecho a disfrutarlo.

Además, las vistas o fotografías que acompañan


las leyendas nos permiten recordar o reconocer
sitios por los que transitamos a diario y que les
hemos perdido el debido respeto. También en eso
contribuye este libro, y en la propuesta de impulsar
la lectura como un hábito de crecimiento personal,
para deleite de todos los lectores.

Armando Zamora
“Vive el libro, el libro vive”

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Introducción

Cuentos y Leyendas de Tequisquiapan narra


fenómenos sobrenaturales extraordinarios y
dignos de ser recordados, con un lenguaje
coloquial, a la manera, de quien saca la silla o el
sillón a la banqueta o la terraza.

Relatos de personajes reales e imaginarios que


transcurren en habitaciones, calles, puertas y ríos,
donde duendes, brujas; seres diabólicos ofrecen
fortunas a cambio de sacrificio de sí mismos o de
sus seres queridos.

Narraciones vivas de los sucesos que ha


perdurado memoria de la gente del pueblo y que
se transmiten de generación en generación.

El libro tiene el propósito de impactar de manera


positiva en los niños y jóvenes del municipio para
que conozcan los cuentos y leyendas que han
formado parte de su comunidad. Las hagan suyas,
se sientan identificados y orgullosos de ellas,
perduren en su memoria y las trasmitan a sus
descendientes, generando poderosos lazos
invisibles que perduren a través del tiempo.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Los Patos de la presa centenario

Don Lázaro Ochoa mejor conocido por la gente del


pueblo como el “Tío Lacho” contaba que un día se
encaminó hacia el rumbo de la presa Centenario
recién construida, el espejo de agua en ese tiempo
se encontraba al máximo de su capacidad y lleno
de aves migratorias, patos zambullidores y
gallaretas que habían llegado a invernar en este
hermoso lugar.

Cuando el tío Lacho llego a la presa observo la


gran cantidad de patos de inmediato se le ocurrió
la idea de atrapar algunos para disfrutarlos en su
cena. Entonces se ajustó fuertemente su cinturón
y comenzó a amarrarse un puño de mecates
delgados en ambos lados de su cinturón y al
terminar de amarárselos, se lanzó un clavado a las
aguas profundas y frías de la presa.

Era un buen nadador y aguantaba la respiración


por un buen tiempo, sumergido en el agua fue
amarando con los mecates las patitas de los patos.
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Un estruendo rompe con el silencio del lugar, la


causa un lugareño que había hecho un disparo a
los patos con su escopeta y los patos espantados
emprenden rápidamente su vuelo, todos los patos
que había amarado el tío Lacho se lo llevaron y fue
elevado por el cielo, y no quedándole otra
alternativa que sujetarse fuertemente a los
mecates para no caerse.

Los patos lo elevaron muy alto y solo veía como se


alejada de su querido Tequisquiapan, estaba
seguro de que cuando le decían que él iba a llegar
muy alto, no se referían a esa situación que estaba
viviendo.

La situación era desesperada pero no perdía las


esperanzas de que los patos regresaran a la
presa, pero en vez de eso fueron a caer al
mercado de la Merced en la Cd. de México y
estando ahí comenzó a vender los patos, para
regresarse a su pueblo Tequisquiapan.

El árbol que camina

El cerro grande que cobija el valle de


Tequisquiapan, se conocía como el cerro de los
venados, porque en él abundaban los venados de
cola blanca e incluso todavía se escucha historias
de que sigue habiendo venados en el cerro.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Una madrugada Don Lázaro Ochoa se despertó


con la idea de ir de cacería al cerro grande y matar
un gran venado. Con mucha emoción saltó de su
cama y le avisó a su esposa de sus planes y sin
más, cogió su morral dónde llevaba las postas y el
cuerno lleno de pólvora, luego se terció su
chispera y salió a toda prisa de su domicilio.

Todavía estaba muy obscura la mañana cuando


atravesó caminando la calzada Juárez y antes de
llegar a la estación Bernal, tomó la vereda que lo
llevaría al Dexthi 1 . Las primeras luces del sol
asomaban por el cerro y comenzó a caminar más
sigiloso, con los ojos bien abiertos escudriñando
todo a su alrededor.

Como buen cazador comenzó a preparar su arma,


su chispera, cuando se da cuenta que con las
prisas había olvidado su baqueta y sin ella, no
tenía como cargar de perdigones y pólvora su
chispera.

Tanto caminar para regresarse con las manos


vacías y entonces se le ocurrió, una gran idea
hacer una vaqueta con una vara de fresno, así lo
hizo y comenzó a cargar su chispera.

Sin embargo, cuando usaba el varejón de fresno,


le dieron ganas de ir al baño, busco el mejor lugar
para hacer de sus necesidades y en una piedra

1 Dexthi.- nombre de un arroyo


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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

grande acomodó su chispera con la vara de fresno


todavía a dentro del cañon.

La suerte quiso que cuando el Tío Lacho estaba


más ocupado, se le apareció de entre los arbustos
un venado, cuando lo vio inmediato tomo su
chispear y sin subirse los pantalones le disparó.

Los perdigones dieron en el blanco y la vara de


fresno le atravesó el pescuezo del venado, que
herido salió despavorido del lugar. El tío Lacho
siguió el rastro de sangre del venado hasta que lo
perdió.

El tiempo pasó y un día regresó al cerro grande de


cacería nuevamente, cuando caminaba por las
faldas del cerro observó que un árbol caminaba,
incrédulo se refregó sus ojos y efectivamente el
árbol caminaba. Quiso saber que sucedía y
cuando él más se acercaba al árbol, este más se
alejaba. Se detenía y el árbol también se paraba.

Finalmente descubrió que no era un árbol , era el


venado que nunca pudo alcanzar y de la rama que
le había atravesado en el pescuezo le habían
retoñado nuevas ramas de fresno.

Con medio caballo

El Tío Lacho le gustaba salir a cabalgar, por


diferentes parajes del pueblo. Cuando trotaba su
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

caballo, él siempre escuchaba que el trote sonaba


como si fuera la palabra zacatecas.

En cada coz se escuchaba


una silaba, za…ca…
te…cas,
za…ca…te…cas,
za…ca…te…cas,
más cuando llego a
las vías, iba tan
pensativo que no se
percató de la proximidad
del tren y se travesó con su
caballo.

Cuando de pronto solo escuchaba que las coces


del caballo solo decían za…ca..., za…ca...,
za…ca..., y que las traseras no hacían te…cas…,
te…cas…, te…cas…, intrigado volteó para ver qué
sucedió y se dio cuenta que el tren, se había
llevado medio caballo.

Esquiando en la presa de paso de tablas

El “Monje” era un señor que le encantaba salir de


pesca, en aquel tiempo existían muchos lugares
donde se podía pescar grandes lobinas, carpas y
bagres en el rio que atraviesa el pueblo de
Tequisquiapan,

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Una mañana el “Monje” se fue de pesca a uno de


sus lugares preferido, conocido como los sabinos
cuates, por el rumbo al “Xhagui”2. Cuando llegó a
su lugar preparó sus anzuelos con carnada de
lombriz y los fue clavando en la ladera del rio, se
sentó a esperar pacientemente a que las carpas o
los bagres picaran.

Pasaron las horas y no picaba nada, comenzó a


sentir un pesado sueño, usando su ingenio para
dormir y pescar al mismo tiempo, se amarró todos
sus hilos de cáñamo a sus dedos de sus pies.

Se quedó profundamente dormido, cobijado solo


por la sombra de los frondosos ahuehuetes, de
pronto sintió un jalón fuerte y al despertar se dio
cuenta que os pescados lo estaban halando todos
juntos. El “Monje” se alegró de estar esquiando en
la presa de Paso de Tablas.

El Puente de Piedra

Nuestros abuelos contaban que poco después de


la fundación de Tequisquiapan, la hacienda de
San Nicolás florecía con un auge económico
importante, pues se dedicaban a la agricultura y
ganadería, entonces todos los peones y la gente
vivían dentro de los terrenos de la hacienda.

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El Xhagui es lugar que se localiza por Club de Golf Tequisquiapan
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

En esos tiempos existía también gente mala que


se dedicaba al robo de ganado. El abigeato era un
tremendo dolor de cabeza para los hacendados
del municipio quienes perdían muchas cabezas de
ganado.

La gente mala traía buenas armas, eran intrépidos,


desalmados y no le temían a nada, mataban por el
puro placer y sin mediar causa justificada alguna.

Se cuenta que los roba vacas, en una ocasión


llegaron a robar ganado a la Hacienda de San
Nicolás. En una noche obscura arriaron con todas
las reses que pudieron de manera rápida y
silenciosa, pero cuando llegaron al río este iba muy
crecido y no tenían por donde cruzarlo.

Los cuatreros temerosos de que el hacendado y


su gente los pudieran sorprender con los animales
robados comenzaron a pensar en abandonar los
animales y darse a la fuga. Uno de ellos sugirió ir
por ayuda al campamento que se encontraba en el
cerro y entre todos buscar por donde pasar el
ganado. Otro sugirió otra idea, pero mucho más
arriesgada; invocar al diablo para que les ayudara
a pasar el ganado.

No se ponían de acuerdo, les apremiaba el tiempo


decidieron que uno fuera por los demás y escapar
antes del amanecer con el ganado, temeroso de
que la justicia como se llamaban en aquel tiempo
podía ya estar persiguiéndolos.
17
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La ayuda no llegaba y comenzaron a desesperase


y ponerse más nerviosos. Entonces el cabecilla
decidió invocar al diablo y solicitarle su ayuda,
reunió a todos sus compinches y comenzaron la
invocación.

Fue escuchada la invocación y el diablo se


presentó vestido de charro negro y despidiendo un
intenso olor a azufre. ¿Para qué me han invocado?
agregando ¿Qué quieren? cuando el líder se
repuso de la impresión y pudo al fin pronunciar
palabra, le pidió que le construyera un puente para
poder escapar con las reses robadas.

¿Están dispuestos a pagar el precio por el favor?


dijo el diablo. Siempre que construyas el puente
antes del amanecer y escapen de la justicia,
pagarían el precio qué les pidiera.

El trato es el siguiente, les construyó el puente


antes del amanecer y todos los que crucen el
puente me van a entregar su alma y la de su
primogénito dentro de seis meses exactamente.

Les sentencio que al cumplirse el plazo todos ya


habrán tenido un primogénito y aún recién nacido
tendrán que ofrecérmelo aquí en el puente de
piedra y no podrán arrepentirse. Ahora vayan a
reunir el ganado y cuando regresen ya podrán
pasar por el puente.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Hecho el trato con el diablo toda la banda de


ladrones, de inmediato se fueron a reunir el
ganado Su desesperación por escapar con los
animales los obligo a aceptar el trato. Aunque no
pareció gustarles mucho, sobre todo en la parte de
entregar a su primer hijo.

Cuando regresaron al río el puente ya había sido


construido con pura piedra, se apuraron a cruzarlo
con el ganado y se marcharon. La venta del
ganado dejo sustanciosas ganancias y los roba
vacas decidieron retirarse de ese negocio y probar
suerte de manera honrada.

Algunos se fueron a vivir a San Juan del Río, otros


a Amealco y Tequisquiapan, antes de separarse
acordaron que se verían el 24 de julio para cumplir
con el trato pactado con el diablo. Todos asintieron
con la cabeza y se marchó cada quien por su lado.

El líder se estableció en la capital del estado y le


fue muy bien. En tres meses había amasado una
enorme fortuna y la felicidad era completa. Nació
su primer hijo, un mes antes de cumplir su trato
con el diablo.

No hay plazo que no se cumpla y el 24 de julio


como acordaron, poco a poco se fueron reuniendo
los ladrones de ganado, con sus hijos
primogénitos en el puente de piedra. Dispuestos a
cumplir con su trato con el diablo.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Solo esperaban que dieran la media noche para


entregarle sus almas. El líder no acudió a cumplir
su trato, creía que el diablo se había conformado
con las almas de sus secuaces y la de sus hijos.

El diablo no se olvidaría de él, transcurrió el tiempo


y sus negocios se fueron a la quiebra y lo dejaron
en la ruina. Desesperado por su situación
económica fue al puente de piedra a invocar al
diablo y pedirle que lo perdonara.

El diablo le exigió que cumpliera con su trato y le


entregara su alma y la de su hijo primogénito. El
comerciante suplicándole le pidió tomara solo su
alma y que dejara a su hijo en paz.

El diablo acepto, pero lo condeno a vagar


eternamente por el puente de piedra.

El puente de piedra ha permanecido de pie hasta


nuestros días y nunca se ha derrumbado, ni con el
pasar del tiempo, ni con las avenidas fuertes de
agua del río, porque el alma del comerciante sigue
acomodando las piedras que se llegan a
desprender.

También cuentan que en el mes de julio se


escucha hablar a los ladrones y al ganado cruzar
por el puente, pero nadie ve nada.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La Invocación en el puente de piedra

El puente de piedra de San Nicolás, fue construido


por el diablo en unas cuantas horas. Un hombre
con su carreta no podía cruzar el río debido al
bastante caudal su corriente era muy fuerte.

El hombre en su desesperación invocó al diablo y


ofreció su alma a cambio de que le construyera un
puente. Más tardó en invocarlo que en aparecerse
el diablo y de inmediato le respondió: Acepto.

Sin miedo el hombre le responde, para que tengas


mi alma el puente deberá estar terminado antes de
que cante el gallo y con velocidad escalofriante el
diablo comenzó a construir el puente.

El hombre esperaba en su carreta y justo antes de


que el diablo terminara con la construcción del
puente, saco a su gallo de la jaula y le comenzó a
jalar sus plumas y el gallo cantó antes de colocar
la última piedra.

El hombre cruzo el puente a toda prisa y le dice al


diablo hoy no tendrás mi alma y el diablo de coraje
no coloco la última piedra.

Si te atreves a visitar el puente de piedra lo podrás


comprobar.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Foto: 1 El Puente de Piedra

La Llorona

Cuentan que al tocar la última campanada de la


media noche en el templo de Tequisquiapan; se
escuchaba por las calles los horrendos y
prolongadísimos quejidos de una mujer,
especialmente en las noches de luna llena.

Era la llorona, que noche a noche recorría los


cuatro Barrios del pueblo, en los barrios de San
Nicolás y de San Pedro, San Juan y Magdalena se
le vio vestida con un vestido blanco y un espeso
velo cubría su rostro.
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Los vecinos de la calle de “La Cerbatana”


escuchaban sus lamentos y lo mismo sucedía en
calle de “La Bajada de los Bueyes 3 ”, pero más
seguido se le escuchaba
su lamento
¡Aaayyyyyyyyyy…! mis
hijos, por la calle
“Monte Alegre”, que la
lleva al rio donde
desaparecía.

Los habitantes, se
recogían a temprana
hora por temor a
encontrar a la llorona,
quienes la veían
aseguraban que tenía un
cuerpo hermoso con una cabellera muy larga y
negra, otros que era una calavera que por sus ojos
y boca lanzaba fuego.

La mayoría coincidía que la Llorona desaparecía


al llegar al río u otros la llegaron a ver en la pila
grande y cuando se sumergía entre sus aguas
termales se escuchaba su lamento
¡Aaayyyyyyyyyyy...! mis hijos,

3
En la actualidad Calle de Matamoros
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

El Duende de lomo de toro

Se cuenta que había un matrimonio que vivía


cerca de “Lomo de Toro” un lugar donde las
mujeres acostumbran a ir a lavar, este lugar se
encontraba de tras de la huerta grande, era un
lugar hermoso donde corría bastante agua tibia y
cristalina.

El esposo salía muy temprano a trabajar a su


parcela y la esposa al terminar sus labores
domésticas, acostumbraba a ir a lavar al lomo de
toro y tendía su ropa ya lavada entre los matorrales
y mezquites que había por el lugar, mientras la
ropa se secaba ella se bañaba.

Nunca se percató que era observado su cuerpo


hermoso cuando se bañaba. Era tal su belleza que
el duende que la observaba se enamoró de ella
perdidamente y utilizando sus poderes mágicos se
convirtió en un apuesto galán para enamorar a la
señora.

El apuesto galán espero a la señora en el callejón


de “Las Flores”, el duende le propuso que se fuera
con él, pero ella se opuso rotundamente. No
aceptó su negativa y tomándola con fuerza del
brazo la llevo al rio,

El duende del bolsillo de su pantalón rojo, saco un


pañuelo blanco y lo comenzó a agitar tres veces,
mágicamente las aguas del río se separaron y en
24
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

un sabino se abrió una puerta y a la fuerza se llevó


a la mujer.

La mujer no dejo de llorar por tres días y se moría


de tristeza por no saber de su querido esposo. Por
su parte el duende la obligaba a cocinar pura
comida desabrida y sin nada de sal. la un día la
mujer se dio cuenta que el duende había olvidado
su pañuelo y sin demora lo agitó tres veces y el
agua del río se volvió a detener y la puerta se
abrió.

Cuando se vio libre corrió a toda prisa hasta su


casa, pero al llegar solo encontró un hombre viejo,
de cabello y barba blanca. El hombre le conto que
hacía años había perdido a su amada esposa, al
escuchar el relato del viejo, se dio cuenta que era
su esposo y lo abrazo con cariño ante la sorpresa
del anciano.

La esposa le conto que un duende se la había


llevado a la fuerza y la mantuvo en cautiverio. El
matrimonio ideo un arriesgado plan para romper el
encanto del duende. La esposa nuevamente fue a
lavar y bañarse a lomo de toro.

El duende la siguió cuando regresaba de lavar y


justo antes de que el la atrapara, el esposo le
hecho montones de sal por todo su cuerpo,
desapareciendo para siempre y rompió el hechizo,
el anciano se volvió a convertir en el joven esposo.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La Llorona del río San Juan

Cuentan que en el Rio San Juan se han escuchado


durante muchos años los lamentos lastimeros del
llanto desgarrador de la Llorona. Que son
transportados por entre las ramas de los
ahuehuetes por los caprichosos vientos.

La gente del barrio de San Juan


acostumbraba a lavar su ropa
en los manantiales u ojos de
agua que se encontraban a
la orilla del rio. Las mujeres
que acudían a “Lomo de
toro” a lavar contaban que
apenas sentían caer el
sereno de la noche debían
recoger la ropa aún
húmeda y en un solo montón
se la llevaban cargando a su
casa.

Contaban las lavanderas la Llorona era el espíritu


en pena de una mujer que tuvo la mala fortuna de
enamorarse del hijo del hacendado, a pesar de las
advertencias de su madre. Quien no se cansaba
de repetirle, cada vez, que salía con su tina de
ropa sucia para lavarla, ten cuidado hija, tú eres
muy hermosa, pero eres india.

El hijo del amo también se prendió de ella y al verla


tan hermosa bajo de su caballo y le ayudo con su
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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

tina de ropa. Siempre se las arreglaron para


encontrase a la orilla del rio y bajo la sombra de los
frondosos sabinos se entregaban su amor.

Una tarde el hijo del hacendado no regreso al lugar


de la cita y la jovencita nunca supo más de él,
lloraba y le lloraba para que regresara y la llevara
junto con su hijo que estaba por nacer.

Cuando nació su criatura, la gente le decía que se


parecía al padre con sus ojos azules, pero en lugar
de querer al recién nacido, lo agarró con rabia le
dice: Mi madre siempre me advirtió que no me
metiera con los amos. Con todas su fuerza y furia
de que era capaz lanzó por los aires al recién
nacido, hasta caer al agua del Rio San Juan.

Foto: 2 Paraje donde solía aparecer la Llorona

La muchacha se trastorno, anduvo dando gritos y


quejidos durante mucho tiempo por la rivera del rio,
27
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

por ello le apodaron la llorona. Cundo murió su


espíritu quedó errante por eso, se escuchan sus
gritos por las noches..." ¡Ayyyyyyyyyyyy! madre...
Mi hijo, ¡ayyyyyyyyyyyy madre! mi hijo ¡ayyyyyy
madre!... mi hijo.

La bruja de mi comadre

Cuentan que hace mucho tiempo, en la comunidad


de la Trinidad, un minero
iba cabalgando de regreso
a su casa por una brecha.
Era una noche clara de
octubre con una hermosa
luna, por ello era fácil el
regreso por aquella brecha
de la mina “La Carbonera”
al poblado.

Durante el trayecto un
animal que parecía una
guajolota negra, comenzó a seguir al minero, lo
seguía haciendo pequeños vuelos y posándose
sobre las ramas secas de algunos mezquites y
huizaches del lugar.

Aquel animal que parecía una guajolota comenzó


a hacer un ruido muy extraño queriendo hacer
perder del camino al minero para que no llegara a
su casa. Fue entonces que el minero comenzó a
sospechar que se trataba de una bruja.
28
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

El minero desenfundó su machete y se lo coloco


sobre una sus piernas de manera que lo pudiera
agarrar por el mango y poder golpear al animal por
el lado sin filo, de esta manera no mataría a la
guajolota. Si aquel ser se trataba en realidad de
una bruja no quería causarle la muerte, solo
atraparla y saber quién era en realidad.

Continuó cabalgando a paso lento por la calle de


“La Trini” para permitir que la guajolota lo
alcanzara y cuando estuvo muy cerca, le lanzó un
fuerte golpe que derribó a la guajolota y esta fue a
caer entre los matorrales.

El minero desmontó y corrió hacia donde había


caído la guajolota y le propinó varios golpes con la
hoja del machete y unos cuantos puntapiés, hasta
que quedó totalmente inconsciente aquel animal.

El minero decidió que el castigo había sido


suficiente y se encamino a su casa a dormir pues
ya era muy noche. A la mañana siguiente, se
despertó algo más tarde de lo acostumbrado.

Los gritos de alarma de su mujer fueron lo que lo


despertó, su esposa entro a la habitación muy
asustada y le dio una terrible noticia, ¡Viejo, viejo!
encontraron a la comadre toda golpeada tirada
entre los matorrales, ¡córrele levántate y vamos a
verla!.

29
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Al llegar al lugar ya se encontraban vecinas y


familiares acompañándola y tratando de ayudarla,
pero todos se preguntaban ¿Quién la golpearía?,
¿Quién la agarraría a patadas? esta toda llena de
moretones, causados por una “guaparra”.

La mujer tirada entre los matorrales solo se


quejaba y el minero pronto se dio cuenta que había
golpeado a su comadre. Se apresuró a levantarla
para llevarla al hospital hasta Tequis, en el camino,
el minero se decía para sus adentro un poco más
y me despacho “p´al” otro mundo a la bruja de mi
comadre.

Leyenda de Tequisquiapan

Corría el año de 1926 cuando un hombre llamado


Jesús, locamente enamorado de una mujer
llamada Paula, salió a buscarla a la una de la
madrugada, encontrándose con ella en la que
ahora es la calle Paseo del Jazmín a la altura de
la calle Jacarandas del Barrio de San Juan.

Paula le echó en cara el por qué no la había ido a


buscar; Jesús la invitó a pasear, se fueron
caminando hacia la presa y cuando estaban arriba
de la cortina, la luna brillaba con una luz pálida y
contemplando la quietud de las aguas Paula lo
invito a bañarse.

30
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Sintiendo de inmediato Jesús un escalofrío que


recorría su cuerpo, se le
quedó mirando muy
fijamente a Paula,
grande fue su sorpresa
que ella ya no era su
amada, sino una horrible
calavera, de cuyos ojos
desprendían fuego y
aquella boca que beso
tantas veces, era una
boca sin dientes de la cual
también vomitaba fuego.

Aquel ser infernal diciéndole estas palabras, sino


fuera tu nombre Jesús, te llevaría conmigo en
cuerpo y alma, lanzando un espeluznante llanto,
se lanzó a las frías aguas de la presa. Este ser se
le llama la Llorona y aún dicen que cada 30 o 31
de mes se le ve en la calzada Juárez o en la ribera
del río.

El Jinete sin Cabeza

En el año de 1942, vivía un hombre llamado Julián


Chávez en la calle del “Toro Pinto” hoy Vicente
Guerrero No. 12, En ese tiempo, se escuchaba
todas las noches el trotar de un caballo de tres
patas.

31
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

El trotar del caballo se escuchaba por las calles de


Centenario, Toro Pinto, 5 de mayo, la Cerbatana,
en fin, por las calles de los barrios de Tequis,
alrededor de la media noche.

El trotar del caballo llenaba de temor a la gente


pues solo se escuchaban tres coces, cuando el
caballo trotaba y la gente que vivía en la calle de
Centenario y sus alrededores nunca se asomaban,
pues, temían que lo que vieran fuera algo maligno.

Una noche Don Julián Chávez dejando a un lado


el miedo, decidió salir a la calle y ver que era
aquello que lo atemorizaba o saber que era lo
ocurría cada noche y que causaba tanto pánico a
los vecinos.

Don Julián se encamino a la esquina y grande fue


su sorpresa cuando vio que un jinete se dirigía
hacia donde estaba él. Era un jinete con un
sombrero grande como el de los charros y su
vestimenta también era negro y con botonadura de
plata muy elegante.

El jinete montaba un caballo color negro, le


acompañaba un perro muy grande y también de
color negro. Llevaba puesto un sombrero negro y
grande que no dejaba apreciar su rostro.

Don Julián lo primero que observó fue si el caballo


tenía tres patas, como toda la gente decía y

32
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

viéndolo detenidamente se dio cuenta que era


como todos los demás caballos, con cuatro patas.

Cuando el jinete se detuvo junto a Don Julián, le


dio mucho miedo en ese momento, más queriendo
ser valiente lo saludo cortésmente diciéndole;
Buenas noches, señor y el jinete contestó: Buenas
noches, Don Julián.

Ante tal respuesta Don Julián sintió aún más


miedo, pero se sobrepuso a su pánico y le
preguntó al jinete ¿Cómo es que conoce mi
nombre? como respuesta emitió una espantosa
carcajada.

Don Julián quería conocer la identidad del jinete


peo este no tenía cabeza, enseguida el jinete sin
cabeza le preguntó a Don Julián ¿En dónde vive
Don Luis Nieto? agregando tengo un asunto
pendiente con él.

Don Julián se quedó pensando unos instantes,


como tratando de recordar dónde vivía Don Luis
Nieto y de pronto recordó que esta persona había
muerto hacía más de 10 años. Esa persona que
busca ya es finada, pero vivió en la calle de 5 de
mayo esquina Centenario, a una cuadra de dónde
estaban platicando.

El jinete sin cabeza se quedó callado unos


instantes y ese tiempo lo aprovechó Don Julián
para tratar de verle la cara nuevamente, pero por
33
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

más intentos que hacía no logró mirársela,


observó que el sombrero lo tenía puesto muy
pegado a los hombros y por lo tanto confirmo que
no tenía cabeza causándole más temor.

El jinete ya no dijo palabra alguna y se dio la media


vuelta marchándose al trote de su cabalgadura.
Don Julián se dirigió rápidamente a su casa
todavía impresionado por el encuentro con ese ser
y de manera apresurada entró a su casa.

De pronto escuchó un gran estruendo y corriendo


se dirigió al lugar dónde se había escuchado el
ruido, descubriendo que el techo de su cocina se
había derrumbado.

Al otro día por la mañana grande fue su sorpresa


que el techo se encontraba en perfectas
condiciones y desde esa noche toda la gente pudo
dormir sin temor, pues el galope del jinete sin
cabeza no se escuchó nunca más, por las calles
de Tequisquiapan.

Pacto en la presa Centenario

A principios del siglo XIX, cuando se estaba


construyendo la presa Centenario, el ingeniero
encargado de la construcción tenía mucho temor
de que sus cálculos no fueran precisos y al ser
terminada la presa esta se fuera a derrumbar con
las primeras avenidas fuertes del agua.
34
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Una noche que se encontraba apesadumbrado, se


le presentó una persona muy bien vestida alegre y
jovial, con aspecto tierno y una mirada penetrante,
era el mismísimo diablo le dijo; Sí quieres terminar
con la construcción de la presa y ésta no se
destruya, ni con las avenidas más fuertes de agua,
tendrás que hacer un pacto conmigo.

Foto: 3 Cuando se derrumba la presa puedes escuchar a los niños

El pacto consistía en que tenía que entregarles a


niños inocentes, para dar su permiso y pudiera
terminar la presa. El ingeniero no tuvo más
remedio aceptar el pacto. Se cuenta que ese
tiempo muchos niños de varios poblados cercanos
a Tequisquiapan desaparecieron.

35
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Según el pacto los niños vivos tomados de las


manos serian vertidos en cada uno de los pilares.
sólo con estos niños se podía sostener la cortina
de la presa y prueba de ello es que ha resistido
grandes avenidas de agua.

Se les sepultó con el material de construcción que


se utilizaba en ese tiempo. Años después de haber
sido inaugurada la presa, son muchos los que
cuentan haber escuchado las voces de los niños
diciendo: ¡Agárrense, agárrense porque si no se
va a derrumbar! cuando ha llovido mucho y la
presa se está trastumbando.

Juan Pez

Hace mucho tiempo cuando había agua en


abundancia en Tequisquiapan. En el lugar que hoy
se conoce como parque “La Pila”, hubo un
manantial en el cual brotaba mucha agua de día y
de noche.

En ese lugar se acostumbraba a ir a nadar, tanto


la gente del pueblo como la de afuera. La gente del
pueblo sabía nadar muy bien, estaba
acostumbrada al agua termal y a la profundidad de
la pila; mientras que los de fuera seguido se
ahogaban y los sacaban muertos.

En ese tiempo la gente acostumbraba a ir al lugar


muy temprano por las mañanas, casi de
36
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

madrugada, pues decía que había menos gente y


se podía nadar, lavar y bañarse mejor; otros lo
hacían por el trabajo.

Foto: 4 Lugar donde vivía Juan Pez

Se escuchaba decir que, si alguien iba demasiado


temprano, podía salir el hombre que se metía
hasta el fondo de la pila y no volvía a salir del agua,
mucha gente hablaba de él, pero nunca nadie lo
había visto.

Un día, un señor llamado Álvaro de aquí del pueblo


se levantó muy temprano, decía que lo había
engañado la luna y confiando que era buena hora,
se dirigió a bañar a “La Pila” y llegando luego,
luego se metió al agua calientita.

37
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

De pronto apareció un hombre vestido de charro y


se metió al agua con todo y ropa. Álvaro vio cómo
aquel hombre nadaba y nadaba, parecía que no se
cansaba, pues no paraba de nadar; pasado el
tiempo el hombre se acercó a Álvaro y le dijo:
¿Qué haces tan temprano?, Álvaro contestó; me
engañó la luna y creí que era más tardecito, y ¿Tú
a qué hora llegaste?, el hombre extraño contestó;
yo aquí vivo, aquí es mi casa, te vi cuando llegaste.

Mi nombre es “Juan Pez”, terminando de decirle


todo esto, se metió de un clavado al agua termal y
Álvaro ya no lo vio salir.

Desde entonces al hombre que se aparecía en la


pila se le conoció con el nombre de Juan Pez y una
ocasión en el callejón, que hoy conocemos como
“Arroyo de Pelos” que se encuentra atrás de la
Posada Tequisquiapan, había un letrero que decía
“Juan Pez, solo Cristo te puede Salvar”

La joven hermosa de San Nicolás

Cuentan que hace mucho tiempo en el poblado de


San Nicolás. Vivía una muchacha muy bonita y
amable con la gente, por lo que era apreciada por
la población. Sin embargó tenía un novio muy
celoso, motivo por el cual ella quería dejarlo y no
encontraba la manera.

38
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Como era un pueblo muy chico pronto se enteró el


novio y la mandó citar. Ella acudió sin imaginarse
lo que le iba a ocurrir. Esa noche, cuando se
encontraban juntos él le dijo; No voy a permitir que
me dejes, primero te mato a que seas de otro.

Con ayuda de sus amigos abuso de ella, luego


todos los que participaron también la ultrajaron.
Cuando terminaron su cobarde acto, la amarraron
con una cuerda detrás de su coche y la arrastraron
por todo el camino.

El cuerpo de Rosita empezó a quedar deforme y


por último, para no dejar evidencias que los fuera
a comprometer. Su novio y sus amigos se
aseguraron de que estuviera bien muerta y se
deshicieron del cuerpo arrojándola a una milpa
muy próximo al pueblo de San Nicolás y se
alejaron del lugar pensando en que no la iban a
encontrar.

La familia preocupada por su tardanza salió a


buscarla y después de varios días de búsqueda,
un hermano de ella encontró un cuerpo y la
reconoció por la ropa que llevaba puesta.

A pesar de que se dio parte a las autoridades estas


jamás encontraron a los responsables del crimen,
cuando la familia recibió el cuerpo, todos los
familiares y amigos la llevaron a sepultar al
Panteón Municipal de Tequisquiapan y se le rezo
su novenario.
39
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

No tardó mucho tiempo, cuando el espíritu de la


joven se apareció en uno de los
bailes de las fiestas patronales
San Nicolás. Apareció para
castigar a su novio y amigos
que la habían violado y
asesinado.

En ese baile los encontró juntos


riendo y disfrutando de sus
bebidas alcohólicas. Rosita
apareció muy hermosa, cuando
la vieron, no la reconocieron,
pero les llamó poderosamente
su atención la belleza de la
joven y lo bien formado de su
cuerpo.

Durante el baile los amigos se turnaron para


sacarla a bailar y al terminar el baile, quisieron
acompañarla y saber en dónde vivía. Por varias
calles de San Nicolás la siguieron y le dieron
alcance antes de que cruzara las vías del tren.

Todos la rodearon como tratando de detenerla


para que no siguiera su camino. Entonces la mujer
hermosa se detiene y les dice, ¡he venido por
todos ustedes!, pronto van a pagar por el daño que
me hicieron.

40
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Rosita se fue desvaneciendo hasta desaparecer


llevándose a los que la ultrajaron y desde entonces
no se les volvió a ver por San Nicola ni al novio ni
a sus amigos desaparecieron para no volver
jamás.

Se dice que todavía se aparece Rosita en los


bailes de San Nicolás, para castigar a los hombres
que con su conducta pecaminosa lastimen a las
mujeres.

La bruja en forma de un gato negro

Era una noche muy obscura en la localidad del


Tejocote municipio de Tequisquiapan. Todo se
encontraba en aparente tranquilidad y la familia
Gutiérrez se disponía a dormir, se escuchó un
ruido muy extraño, como a eso
de las doce de la noche.

Salieron a ver qué era


ese ruido extraño, tan
ensordecedor, que los
alarmo. Uno a uno de la
familia se fue
reuniendo en la cocina
de la casa.

Todos excepto la madre


que recién había tenido un
nuevo bebé. Al notar que ella no
41
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

había llegado a la cocina, fueron a ver a su


dormitorio y la encontraron profundamente
dormida.

Su recién nacido no estaba con ella. La familia


completa salió a buscar al niño, después de un rato
lo encontraron arriba de un mezquite de su patio.

En el mezquite el niño estaba quietecito, no lloraba


y ni siquiera hacia ruido, a su lado se encontraba
un gato negro. Cuando subieron por el bebé el
gato huyó lo más lejos que pudo y de un gran salto
alcanzó la barda de la casa y poco después se
convirtió en una luz enorme y muy brillante.

En ese preciso momento la señora despertó con


un grito que a todos llamó la atención, pues se
había dado cuenta que su recién nacido no estaba
con ella. Todos se apresuraron a bajar al niño del
mezquite.

Cuando bajaron al bebe se dieron cuenta que


estaba bañado de sangre y en su ropita se
encontraban plumas negras y se lo llevaron a la
madre quien lo baño con agua bendita.

Cuando la madre del niño recobró un poco la


calma, comenzó a platicar que una mujer vestida
de blanco se lo había quitado. Que esa mujer no
tenía pies y que la había dejado inmóvil y sin
sentido. Que tenía un poder extraño y que no

42
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

podía hacer nada por defender a su hijo recién


nacido.

Para prevenir que la bruja regresara por su recién


nacido lo llevó al otro día a bautizar y le ofreció
unas misas para alejar el mal. Se cuenta que al
niño durante muchos años la bruja lo perseguía.

La Quinta Patricia

Hace unos cincuenta años llegó una familia a


habitar unas cabañas abandonas, en este lugar
había muchos matorrales y sobresalía un hermoso
árbol y al lado del río. En ese árbol el velador ataba
los caballos del patrón.

Una noche como cualquier otra, el velador recordó


que no había recogido a los caballos. Al ir por ellos,
comenzó a escuchar ruidos extraños y los caballos
empezaron a relinchar y a espantarse. De pronto,
al velador se le aparecieron cinco duendes que no
lo dejaban pasar.

Los duendes le preguntaban ¿Quieres jugar?,


¿Quieres jugar?, y el velador enojado les comenzó
a decir maldiciones y muchas groserías, entonces
los duendes desaparecieron.

Los ruidos espantosos seguían escuchándose por


las noches y los caballos cada vez estaban más y
más asustados. Cada vez que el velador estaba
43
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

desatando los caballos del árbol, escuchaba que


alguien se quejaba y de repente el aire comenzaba
a soplar fuerte y con mayor intensidad y
escuchaba voces raras que no sabía de dónde
provenían.

La pastura de los animales se levantó como


impulsada por el viento y empezó a perseguir al
velador. Los caballos salieron huyendo a todo
galope de ese lugar dejando al velador sólo. Unas
mantas blancas también se le aparecieron y se
burlaban de él.

Por si fuera poco, del árbol salió


un hombre con unos llantos
muy feos, el velador al ver ese
hombre tan feo y al escuchar
esos llantos tan horribles, con
sus últimas fuerzas que le
quedaban salió corriendo
despavorido de aquel lugar
como pudo.

Al día siguiente el velador regresó a su trabajo y


les comentó a los patrones lo que había pasado,
pero nadie le creyó, pues le decían que lo había
soñado o que estaba borracho.

Pasaron seis meses y el velador siguió con su vida


normal, ya no había sufrido ninguna travesura por
los duendes, ni tampoco lo habían espantado.

44
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Todo indicaba que lo que le había pasado era


producto de su imaginación. Al transcurrir el
tiempo todo se había olvidado, pero en una noche
lluviosa el velador escuchó que un perro aullaba y
abrió la puerta de su cuarto para salir a ver qué
estaba pasando, en eso ve un perro enorme con
unos ojos brillantes, con unos colmillos grandes y
riéndose.

El velador de inmediato cerró la puerta y se fue


corriendo por su pistola, la lluvia ya había parado
y decidió buscar al animal para matarlo de un
balazo. Durante un buen rato anduvo buscando al
perro, pero no lo encontró y cuando regresaba de
las caballerizas, vio abajo de un tejado a una
anciana.

Le extrañado por la presencia


de la anciana, el velador se
preguntó ¿Qué estará
haciendo esta viejita, tan
noche? Entonces decidió
acercarse para ver si algo
se le ofrecía o necesitaba.
Más cuando se acercó a la
anciana, le vio la cara, era
una cara horrible, pues era la
Llorona. El velador del susto se
desmayó y ya no supo nada más de él.

Al otro día cuando despertó ya estaba en su cama,


no supo cómo llegó, pero intrigado se levantó para
45
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

preguntarle a sus patrones ¿Qué le había pasado?


y ellos le contestaron que lo habían encontrado
desmayado en las caballerizas. El velador
nuevamente les contó a sus patrones lo que le
había ocurrido y otra vez no le creyeron.

El velador continuó trabajando en este lugar, pero


cuando cumplió casi dieciséis años de trabajar con
los mismos patrones, decidió no trabajar más,
estaba cansado que seguido lo espantaran.

Tiempo después los patrones vendieron el terreno


y los nuevos dueños, comenzaron a construir, para
eso era necesario derribar el hermoso árbol,
dónde habían espantado al velador.

Los albañiles encargados de la construcción


comenzaron a tirar el árbol. Pero cada vez que
intentaban derribar el árbol salían unas voces,
unos quejidos y soplaba el aire muy fuerte. Una
ocasión se les apareció un joven y les sentencio
¡No tiren el árbol! si querían terminar de construir.
Los albañiles ahí lo dejaron y así pudieron terminar
de construir la casa.

Los nuevos dueños se quedaron a habitar la casa


embrujada y en ese tiempo una de las cuñadas del
velador entro a trabajar. Consuelo de inmediato
inicio sus labores, ella era casada y tenía un hijo
de dos años llamado Gregorio.

46
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La historia se repitió con Goyo, los duendes se


aparecieron nuevamente, pero al niño ya no lo
espantaban: Con Goyo jugaban y todas las tardes
se le oía platicar y reír con sus amigos los
duendes. Estos solo espantaban a la demás
gente, pero con Goyo solo jugaban.

Al pasar los años la Señora Consuelo dejó de


trabajar en ese lugar, porque los dueños de la casa
la vendieron a un licenciado de México, que le
puso el nombre de “Quinta Patricia”, esa casa
volvió a ser habitada.

El nuevo dueño de la quinta buscaba empleados


para cuidar el jardín, atender la cocina y ama de
casa. La pareja que entró a trabajar era el hermano
y cuñada de Consuelo. Cirilo y su esposa Celia
quienes ya tenía tres hijos Laura, Rosa y José.

Pasó el tiempo y nadie los había asustado pero un


año después al hijo varón de Cirilo, se le aparecía
un señor. José se acostumbró a su compañía y un
día le pidió el Señor si podían ser amigos y como
José era un niño inocente le contestó que sí.

José comenzó a jugar con ese señor, después de


un tiempo le pregunto ¿Quién eres tú?, ¿Por qué
no dejas que te vean mis papás? el señor le
contesta Pepe, yo me llamó “Chema” y cuido por
las noches tu casa.

47
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Una tarde Pepe le dijo a su mamá que tenia un


amigo que se llama “Chema”. Es un señor muy
viejito y que juega conmigo. Su mamá no le creía
hasta que un día vio jugando a su hijo con sus
juguetes y uno de sus carritos se movía solo.

Además de ver que los juguetes se movían solos


también escuchó una voz que decía: Pepe, vamos
a jugar a las carreritas y Pepe contestó que sí, el
niño se levantó y comenzó a correr por el patio. Al
ver al niño tan contento la señora Celia no le
concedió mucha importancia pensó que era cosa
de su imaginación.

Una tarde cuando se disponían a comer Pepe le


dice a su mamá; Sírvele de comer a mi amigo
“Chema” porque tiene hambre o si no mi amigo se
va a enojar. Consuelo siguiéndole la corriente le
sirve su plato de comida a “Chema” y para su
sorpresa alguien estaba comiendo con su hijo y
dejo el plato vacío.

Entonces recordó lo que le había platicado


Consuelo sobre lo embrujado de la casa y cuando
llegó su marido le comento lo sucedido en la tarde
y sus sospechas de que la casa estaba embrujada
o estaba maldita.

Cirilo necesitaba mucho el trabajo, pero prefirió


alejar a su familia de la “Quinta Patricia”.

48
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La bruja en forma de guajolota

Esto sucedió un mes de noviembre de hace más


de cincuenta años. Cuentan que en una casa del
Barrio de San Juan una madre de nombre María
Luisa acomodo en su cuna a su hija recién nacida,
para ir a la cocina a poner el nixtamal.

El llanto de su pequeña niña la alarmo y fue


corriendo a la habitación a ver que le pasaba y vio
que en la cuna de su bebé había una guajolota que
la estaba picando. María Luisa, corrió a la cocina y
tomó un cuchillo, luego regreso lo más rápido
posible al cuarto dónde estaba la recién nacida,
cogió a la guajolota y la mató.

Con la guajolota muerta salió al patio y se


encamino hasta solar de enfrente de su casa y
arrojo al animal con mucha fuerza a un garambullo.
Sin saber lo que sucedería al otro día, se fue a
dormir con su recién nacida.

Al día siguiente, muy temprano la despertó el


escándalo de la calle, se levanta y observa que
había muchos vecinos alrededor del garambullo
dónde había arrojado a la guajolota.

María Luisa, se acercó llena de curiosidad a ver


que sucedía y vio con mucho asombro que había
a una mujer muerta y atravesada en el garambullo.
La mujer tenía varias puñaladas en su cuerpo.

49
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La señora María Luisa muy asustada corrió hasta


la iglesia y al sacerdote le confesó lo que había
sucedido la noche anterior. El sacerdote le dijo que
lo que había hecho estaba perdonado, porque lo
único que hizo fue salvar a su hija de la bruja y de
la muerte.

Aparición en “La Pila”

Don Pancho era el encargado del Parque la Pila,


en una ocasión estaba sentado esperando a que
la última pipa de agua llegará a cargar, mientras
tanto, ocupo su tiempo barriendo el lugar, para no
aburrirse y la espera no fuera tan larga.

Serían como las nueve de la


noche y la pipa no llegaba,
siguió barriendo todo el
patio de la “La Pila
Grande”, cuando al
pasar por dónde está
un pirul, vio a un
hombre sentado en
una piedra grande, que
se estaba desvistiendo
para meterse a meterse
al agua y vio que el hombre
corrió y se hecho un clavado a la pila,
de momento Don Pancho no sintió nada fuera de
lo común, pero al preguntarse para sí mismo ¿Qué
no será muy tarde para nadar?.
50
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Don Pancho continúo barriendo y escuchaba que


el hombre nadando en la pila y pensó decirle a la
persona que se diera prisa porque cuando llegara
la pipa a cargar el agua, luego iba a cerrar la puerta
del parque. Más cuando dio la vuelta para dirigirse
a la persona, vio que este ya se estaba secando
con una toalla

El ruido de la pipa llegando lo hizo dejar su escoba


y cuando voltea para donde estaba el hombre
secándose, éste ya no estaba, había desaparecido
inexplicablemente, de una manera muy extraña y
escalofriante.

Don Pancho se asustó aún más cuando vio que la


pila no tenía agua, estaba completamente vacía,
se le había aparecido un ahogado y tanto fue su
susto, que enfermó de gravedad.

La bruja en forma de luz

Esto sucedió en una casa del Barrio de San Juan,


el matrimonio formado por Carlos y Juana, tenían
una niña de cuatro meses de edad y en una
madrugada del mes de febrero, la pequeña
despertó llorando, lloraba tanto que su madre no
podía calmarla.

La señora Juana al estar arrullando a su niña, vio


por la ventana que en el mezquite de en frente a
51
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

su casa, había una luz brillante y la encandilaba,


llamó a su esposo Carlos y le
dijo lo que había visto.

Carlos salió al patio a ver


qué cosa era la luz
brillante que estaba en el
mezquite, pero cuando se
acercó no encontró nada.
Regreso al cuarto con su
esposa y para su asombre
desde adentro de la casa si se
observaba claramente la luz y la
recién nacida seguía llorando con más intensidad
y no dejaba de llorar.

Al día siguiente, llego la abuelita de la niña y les


dijo que era la bruja que quería llevársela porque
la pequeña no estaba bautizada. La abuelita se
dirigió al mezquite donde había estado la luz
brillante, le arrojó sal y agua bendita también,
colocó en la puerta de la casa unas tijeras en forma
de cruz y esa luz brillante jamás se volvió
aparecer.

El Fuenteño

El “Fuenteño”, así se le apodaba al matón de la


comunidad de la Fuente, que su oficio por así
decirlo era matar gente, las personas adineradas

52
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

lo contrataban especialmente para eliminar a sus


enemigos.

Era un matón muy temido, cuando se le llegaba a


atrapar por la justicia se las ingeniaba para
escaparse y volver hacer de las suyas. Se cuenta
ni él recordaba cuántas personas había asesinado
y se decía que él mismo platicaba que desde que
eran ochenta perdió la cuenta.

Él trabajaba la tierra como cualquiera campesino,


pero él siempre andaba armado, siempre andaba
con sus dos pistolas, a la mitad de la milpa dejaba
ensartado su machete y en un mezquite colgaba
un máuser.

El “Fuenteño” era mi pariente y lo conocí como un


hombre muy seguro y tenía la sangre muy fría para
matar, con tal de ganar algunos pesos de manera
rápida y sin tanto trabajo.

Un día, la gente cansada de sus fechorías le


preparo una emboscada, estas personas se
decidieron a terminar con “El Fuenteño”. Entonces
los Nieves, los Cruz, los Suárez y otras personas
de la comunidad de La Fuente, le tendieron la
emboscada.

Él “Fuenteño” no sospechaba nada, era una


verdadera emboscada. Todos los hombres que
participaron en la emboscada esperaron hasta que
se pusiera a trabajar su milpa y dejara sus armas
53
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

como era su costumbre, una vez que se alejó de


las armas los fulanos se decidieron atacarlo y le
dispararon por la espalda, trató de defenderse y
herido de muerte sólo alcanzó a arrastrase hasta
el mezquite dónde estaban sus armas, pero ya no
se pudo poner de pie y solo araño la tierra, ahí
quedó muerto.

Muerto él “Fuenteño” la población de La Fuente


estaba más tranquila, entonces lo llevaron a
enterrar al panteón municipal de Tequisquiapan. Al
otro día de su entierro sucedió algo
verdaderamente impresionante.

En el panteón de Tequis, apareció un hombre


sobre la tierra, todo arañado y ensangrentado, era
el cuerpo del “Fuenteño” y se volvió a escarbar
para enterrarlo de nuevo al difunto, pero al otro día
el cuerpo volvía a parecer y lo volvían a enterrar.
Al siguiente día volvía aparecer y lo volvían a
enterrar y volvía aparecer al otro día.
54
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Así anduvo la gente del pueblo enterrándolo y el


cuerpo del difunto apareciendo al otro día; hasta
que la gente se cansó y ya no le hicieron caso de
él y el cuerpo nunca pudo ser enterrado. La gente
decía que él “Fuenteño” fue tan malo que ni la
propia tierra lo quería y lo escupía de sus entrañas.

Fue una ironía de la vida, los hombres que


emboscaron al “Fuenteño”, fueron capturados,
juzgados y encarcelados por haberle dado muerte
y él que debía tantas muertes debía nunca fue
juzgado, bueno tal vez, no por las leyes de este
mundo, pero sí por la Justicia Divina.

El Albañil y las ollas llenas de oro

Sucedió en la Hacienda Grande hace ya


muchísimos años, es una historia que casi nadie
sabe. Pero se cuenta que un día por la noche llego
un extraño hombre y toco en la puerta de la casa
donde vivía un albañil.

El extraño vestido muy elegantemente y le pido al


albañil que si le podía hacer un trabajito de
albañilería en su casa. Una vez que se arreglaron
en el precio por el trabajo, vengo por ti hoy a las
doce de la noche le dijo el señor elegante.

En punto de las doce se presentó el extraño y de


inmediato le vendó los ojos al albañil. Ambos se
55
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

fueron caminando por un rato, hasta que llegaron


a su casa del hombre. Le quitó la venda y cuando
los ojos del albañil se acostumbre a la obscuridad
se quedó impresionado de lo bonita que estaba
esa casa.

El extraño se llevó al albañil lo condujo hasta una


fuente y le indico donde debía escarbar el hoyo. El
albañil se puso a trabajar de inmediato y cuando e
estaba próximo a amanecer, se presentó el
hombre elegante con la venda en la mano y le dijo,
continuaras mañana. Nuevamente le vendo los
ojos y se lo llevo a su casa. Mañana vengo por ti
en la noche otra vez no me vayas a fallar.

En punto de las doce el hombre elegante regresó


por el albañil y le vendó los ojos nuevamente. En
esta ocasión el albañil terminó de hacer el hoyo.
En seguida el señor elegante le dio unas ollas
llenas de monedas de oro para que las enterrara.

El albañil termino de meter todas las ollas y tapó


bien el hoyo, concluido el trabajo el hombre le
volvió a vendar los ojos y se lo llevó de regreso a
su casa y estando en el domicilio del albañil, el
extraño le pagó con puras monedas de oro.

Al poco tiempo fue un amigo del Albañil a ofrecerle


un terreno dónde había unos paredones.
Interesado por el terreno que le ofrecían fue a
verlo, para ver si hacia trato, pues el precio era

56
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

muy bueno y contaba con monedas de oro que


recién le habían pagado el hombre extraño.

Al llegar lugar lo primero que vio fue los paredones


que quedaban de la casa abandonada ya
destruida y casi se derrumbaba. Viendo las
condiciones del terreno ya no le intereso
comprarla.

Su amigo le insistió para que la comprara y lo invito


a pasar al patio de la casa. El albañil se sorprendió
enormemente al reconocer la fuente dónde él
había ido a hacer el trabajo por las noches y
enterrara las ollas con el oro.

El albañil decidió hacer el trato y comprar la casa


con las monedas de oro que le dio el hombre
elegante le había pagado y días después
desenterró las ollas de oro y fue a pedir una misa
para el hombre elegante que lo había hecho rico.

La bruja en forma de pájaro negro

Esto sucedió en la comunidad del Tejocote, cuenta


Don Rubén, que un día cuando regresaba de la
casa de su hermano ya era muy noche, la calles
estaban obscuras y todavía parte de la población
no contaba con luz eléctrica. Se acostumbraba a
prender las velas para alumbrarse.

57
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Ruben regresaba un poco inquieto pues su esposa


se encontraba sola con su hijo recién nacido.
Cuando llegó a su casa escuchó que el niño
estaba llorando muy fuerte, alarmado se apresuró
a abrir la puerta, metió la llave en la cerradura para
quitar el cerrojo, pero en no pudo abrirla.

Su hijo recién nacido seguía llorando y muy


asustado solo le dio por rezar y de repente se abrió
la puerta. En seguida apareció una luz muy
brillante que después se convirtió en un pájaro
negro.

Al salir la luz brillante de la habitación Don Rubén


entra corriendo y toma en sus brazos a su hijo,
quien se queda callado y dormido. Su esposa
despertó y le comentó que ella no había visto
nada, ni escuchado nada extraño, pero que estaba
segura de que era la bruja que se quería llevar a
su hijo.

El pájaro negro seguía volando y dando muchas


vueltas sobre la casa dónde se encontraba el
recién nacido, para luego transformarse en una
bola de luz brillante y se paraba en el mezquite que
se encontraba en el patio.

Rubén y su esposa para proteger al recién nacido,


lo llevaron a bautizar a Tequisquiapan y por las
noches le ponían unas tijeras en forma de cruz en
la puerta, para que la bruja no volviera a intentar
llevarse a su recién nacido.
58
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Y se secaron los caños

En Tequisquiapan existían muchos caños por


dónde corría el agua para lavar la ropa, para regar
los campos, para que los árboles como los chopos
y los sabinos crecieran y estuvieran muy grandes
y frondosos.

Cuentan las
personas mayores,
que era una víbora
de agua la que
mantenía siempre
con agua los
manantiales y los
caños pues andaba
por todos lados, pero
un día un señor para
demostrar ante el
pueblo lo valiente
que era mató a la
víbora de agua.

Desde entonces se
empezaron a secar
poco a poco los
manantiales, se secaron
los caños y dejo de brotar el agua tibia y cristalina
en Tequis.

59
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Aparición de la Llorona en el sabino

Esto sucedió en el puente que se encuentra sobre


la carretera que va de Tequisquiapan a
Tecozautla, en una ocasión venía en su camioneta
un matrimonio del Barrio de la Magdalena con
rumbo a la Hacienda Grande como eso de las doce
de la noche.

Al pasar por ahí se apareció una señora de pelo


blanco y con un vestido de novia, no se veía que
caminara más bien iba
como volando, esto
sucedió tan rápido que de
pronto atravesó la carrera
y como la camioneta iba
muy rápido, la atropelló.

Tratando de auxiliar a la
persona que habían
atropellado, pararon el
vehículo y se bajaron
para auxiliar a la mujer,
pero ya no había nadie,
después de buscarla,
decidieron retirarse y ya
casi para subirse a su
camioneta escucharon
un gran grito que
provenía del río y decía. ¡Ayyyyyyyyyyy mis hijos!

60
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

El matrimonio se espantó tanto que arrancaron su


camioneta y se fueron velozmente del lugar,
pasaron los meses y un día volvieron a ver a esa
misma mujer en la carretera y en un árbol de
sabino vieron una nota que decía: “Por fin encontré
a mis hijos, me voy junto a ellos”. Desde entonces
no se ha vuelto aparecer la llorona vestida de novia
en el puente.

El oro de Don Celerino

Don Celerino era un hacendado de Tequisquiapan


se dice que él tenía pacto con el diablo. Solo a él
decía en dónde se encontraba el oro en la cueva
de San Nicolás.

Se cuenta que desde su hacienda salía con cuatro


mulas y unos trabajadores de confianza para llegar
al cerro antes del atardecer y regresar a su
hacienda con el oro antes del amanecer. Al llegar
a su hacienda descargaba el oro de las mulas y lo
enterraba en lugar que sólo él sabía.

Esa fue su rutina de siempre ir y venir con sus


mulas, pero un día Don Celerino enfermo y murió.
El Sr. José que era el de sus confianzas y conocía
de todos los movimientos de su difunto patrón fue
a dar parte a las autoridades a Tequisquiapan.

Arreglo todo lo necesario para llevarlo a enterrar al


panteón, pero para no dejar solo al difunto le pidió
61
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

a su compadre Juan que le hiciera el favor de velar


a su patrón. Su compadre Juan acepto cuidarlo,
aunque este se encontraba muy ebrio. José le
dice, ten cuidado, no te me vayas a dormir, a lo
compadre le respondió vete sin cuidado compadre
yo cuido a Don Celerino ya está muerto qué me ha
de hacer.

Entrada la noche Juan comenzaba a cabecear de


sueño y cuenta que por un momento llegó un olor
putrefacto, que en ese instante vio como el ataúd
se deslizó para la puerta, con una fuerza como si
alguien la empujara el ataúd. Fue tan rápido que
en menos de que lo platico, el ataúd volvió al lugar
dónde estaba, cómo si no hubiera pasado nada y
el ambiente estaba cargado de un olor a azufre
insoportable.

Juan quedó pasmado de la impresión y hasta se le


quitó la borrachera que traía. No se le ocurrió ni de
chiste ir a asomarse a la caja, pasó la noche todo
temeroso con el difunto. Al amanecer llega su
compadre José y le pregunta ¿Hay alguna
novedad?, le contestó mira compadre, la mera
verdad no sé si estaba soñando o el alcohol me
jugo una mala pasada y en seguida le contó todo
lo que había visto por la noche.

José corrió hacia el ataúd y lo abrió de golpe, pero


el cuerpo del difunto ya no se encontraba. Entre
los dos dedujeron que el mismo diablo había
llevado al muerto y para no tener problemas con
62
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

las autoridades, los compadres convinieron en no


decir nada de lo sucedido y llenaron la caja con
arena tanteando el peso del difunto y la sellaron
bien con clavos para que no fuera abierta.

Después de sepultar la caja de Don Celerino, los


compadres Juan y José regresaron a la hacienda
y durante mucho tiempo se dedicaron a buscar el
oro que se había enterrado pero no lo encontraron.

Hasta la fecha no se ha escuchado que alguien


haya sacado el oro de Don Celerino.

Mira mis dientes

Un día un señor llamado Alfonso, se dirigía para


su casa que se encontraba en el Barrio de San
Juan. Como era la una de la mañana, quiso cortar
camino y se fue por el paso de las canoas.

Bajó por la calle de la “Purísima” y cuando iba


atravesando el río escuchó el llanto de un niño. De
inmediato se detuvo para escuchar mejor y sí,
efectivamente era un niño que estaba llorando, se
oía con mucha claridad.

Comenzó a buscarlo y cuando lo encontró lo


levantó con sus brazos y lo cobijó con su sarape.
También se puso a buscar si por allí estaba la
madre del niño, pero no encontró a nadie.
Entonces pensó en llevarlo al otro día con las
63
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

autoridades. Cuando iba terminando de atravesar


el río; escuchó claramente que el niño le decía
mira mis dientes, cuenta que destapó al niño y que
al verle la cara esta era horrible, que abrió la boca,
con unos colmillos muy grandes y que gemía
terriblemente Don Alfonso aventó el bulto
inmediatamente y corriendo se alejó del lugar.

Foto: 5 lugar donde se aparecía el niño de las canoas

Se cuenta que esta historia se ha repetido con las


personas que se atreven a pasar por “Las canoas”
por las madrugadas y todos coinciden que esa
tierna criatura que levantan se convierte en una
infernal criatura.

El campesino y la hermosa mujer

En la comunidad del Cerrito Tequisquiapan,


cuentan que un campesino trabajaba su milpa, con
mucha dedicación y sin faltar un sólo día. Su hora

64
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

de llegar era a las siete de la mañana y no dejaba


de trabajar hasta la seis de la tarde.

Cada año este campesino obtenía muy buenas


cosechas, vendía muchas cargas de maíz, la
gente que le conocía le preguntaba ¿Cómo le
haces?, y a lo que él respondía; el secreto es
trabajar y trabajar.

Uno de esos años las matas de maíz no se dieron


bien. El campesino no se desanimó y decidió
tumbar esas matas y sembrar otras nuevas,
acudía regarlas noche y en el día escardaba. Sus
amigos le decían no trabajes de noche, pero él les
contestaba es mejor así, pues la luna no quema
como el sol y no me da tanta sed.

Un día llego a su milpa como a las cuatro de la


mañana y observo que las matas estaban bien
bonitas comenzaban a jilotear y eso le dio ánimos
para seguir trabajando. Al mediodía se sentó
debajo de un mezquite a descansar y prendió
fuego y calentó su “itacate” y luego se quedó bien
dormido.

Despertó ya bien entrada la noche y continuó con


su trabajo, cuando más entregado estaba a su
labor, vio pasar a una mujer muy hermosa frente a
él, que extrañado por su presencia le gritó: ¿Oye
mujer te equivocaste de camino? pero la mujer no
le contestó se alejó y siguió caminando muy

65
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

derechita, él campesino dejó de trabajar y se fue


tras ella.

Cuando iba alcanzar a la mujer hermosa, pensó:


No debo dejar el trabajo, mejor me regreso a la
milpa. Como era su
costumbre al otro día
siguió trabajando con
ayuda de la luz de la
luna. Se encontraba
arrancando las hierbas
y no había pasado la
media noche cuando
nuevamente pasa la
mujer hermosa.

El campesino le preguntó
¿Andas perdida?, ¿Por qué
pasas por aquí a esta hora? La mujer no contestó,
ahí estaba junto a él con la cabeza baja y continúa
caminando.

¡Espérame mujer!, le gritó yo también ya me voy a


ir, ya me cansé de trabajar. Entonces la mujer se
detuvo, el campesino corrió hasta alcanzarla y
cuando la mujer levantó la cara y le dijo: No vas a
ir a tu casa, ni vas a terminar tu trabajo, tú y yo nos
vamos a casar.

El campesino al verle la cara se desmayó, la mujer


hermosa ya no tenía cara de persona, era una
calavera con grandes agujeros con lumbre en
66
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

lugar de ojos y a la mañana siguiente encontraron


al campesino muerto a la orilla de su milpa.

La perra “Capulina”

En el barrio de San Juan, hace muchos años,


cuenta la Sra. Ernestina que entre las Calles del
Tepozán y Girasol, en ese tiempo la mayoría de
las casas de dividían únicamente con órganos y
sus patios eran muy grandes.

Cuenta que, siendo una niña, su madre le mando


a la tienda de “Genaro” a comprar café, canela,
azúcar y pan. Le dio el dinero y una canasta de
vara, que a ella le gustaba mucho ir a la tienda
porque con los cambios compraba cacahuates.

Ese día cuando iba a toda prisa cruzando el


callejón de la casa, vio que venía la “capulina”,
corriendo hacia donde había un frondoso
garambullo muy hermoso y que de repente
empezó a excavar la perra un hoyo y desapareció.

Estoy segura que era la “capulina” porque la


conocía bien, era la perra de mis vecinos.
Extrañada por el suceso, me intrigué tanto que
queriendo saber que había pasado con la perra le
comencé a aventar piedras con mucha fuerza al
lugar donde desapareció.

67
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Muy espantada corrí hasta la calle y fui a la tienda


de “Genaro” de regreso a mi casa ya no pasé por
el garambullo y me fui por la calle Tepozán
caminaba un poco más, pero me sentía más
segura.

A los pocos días me encontré con mi vecina


Bernarda y le comenté lo que me había sucedido
y ella se comenzó a reír y sin creer nada de lo
comentado. La perra la “capulina” que tú dices se
murió hace más de un año y meses.

Durante todos estos años sigo pensando en lo


sucedido y que eso fue un aviso que yo no
interprete, quizás el muerto me quería dar el dinero
y la verdad en varias ocasiones mire que en ese
lugar ardía una lumbre, pero no lo conté por temor
a que me juzgaran loca.

Joel el taxista

Cuentan que una mujer hermosa se sigue


apareciendo a los taxistas que trabajan por las
noches. Esta historia es de un señor llamado Joel,
tenía muchos años de trabajar como taxista, le
gustaba trabajar hasta muy tarde.

En una ocasión que Joel regresaba de un viaje


San Juan del Río el cual realizaba todos los fines
de semana, venía muy contento pues el día había
sido muy bueno.
68
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Al pasar por el puente de “fierro” de San Nicolás,


miro su reloj vio que eran las doce y de pronto ve
que una mujer le hizo la
parada, era una mujer con
el pelo largo, largo y muy
bonito, con unos ojos
también muy bonitos y un
cuerpo muy bien formado,
como de artista

Señor Joel, cuando vio a la


mujer que le hizo la
parada, muy atento se
baja y le abre la puerta
para que aborde el carro
de sitio la hermosa mujer,
una vez que le cierra la
puerta le pregunta ¿A
dónde la llevó? y ella le
responde a Bordo Blanco.

El Sr. Joel antes de arrancar


su taxi, escogió de entre sus “casete” la música
que más le gustaba, con la intención de agradar e
impresionar a la mujer, arrancó su carro y se dirigió
rumbo a Bordo Blanco, en el transcurso del camino
no intercambiaron palabra alguna. Joel continuaba
escuchando su música, para no quedarse
dormido.

69
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Joel la miraba por el espejo retrovisor y pensaba


que hermosa es y sigue manejando más cuando
llega Bordo Blanco le dice ya llegamos, pero no
obtuvo respuesta y entonces Joel volteó la cabeza
al asiento de atrás, dónde supuestamente venía la
mujer y cuál sería su sorpresa que la mujer
hermosa había desaparecido del taxi.

Se asustó tanto que metió el acelerador al fondo y


paro hasta llegar a Tequis y mucho menos miro el
espejo retrovisor por temor de volver a ver a la
mujer hermosa.

La llorona en el arroyo de pelos

Corría el año de 1940, como a las ocho de la noche


un grupo de amigos se encontraba trabajando en
un taller de artesanías, que se encontraba en la
calle de Centenario, por la altura de la tienda de
“El Nivel”.

En el grupo había uno que le gustaban mucho las


mujeres y esa noche estábamos trabajando, salió
a la calle y vio que venía una mujer cruzando
apenas la calle Juárez y este hombre se metió al
taller para avisarles a los demás, salimos todos a
ver a la mujer que se acercaba.

El grupo de amigos para verla mejor se acercaron


a la esquina de Moctezuma, pero la mujer paso por
banqueta de la tienda del “Nivel”.
70
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Era una mujer de cabello


largo que le llegaba hasta
el chamorro y traía tacón
alto, su caminar era un
poco provocativo y
llamaba mucho la
atención es que iba
escurriendo agua como si
se acabara de bañar,
nadie le pudo ver la cara.

Esta mujer pasó en


varias ocasiones por el
taller, casi siempre más
tarde y en una ocasión el
grupo de amigos decidió
seguirla y la fueron a
alcanzar hasta el “Arroyo
de Pelos”. En ese
callejón ella se detuvo a
esperarnos.

Sonaron las campanas de la iglesia eran las doce


de la noche y el grupo de amigos la comenzamos
a rodearla con la idea de disfrutar de sus favores.
Cuando estaba rodeada, de manera repentina
desapareció ante la vista de todos.

Al poco tiempo se escuchó un chillido muy


escalofriante, que quedamos mudos, luego
escucharon otro chillido, pero ahora más fino, que
71
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

les lastimo tanto los oídos que los dejó sordos y


todos se pusieron a gatas. Así como gatea un bebé
es como regresaron a sus casas, todavía muertos
de miedo.

Al otro día regresaron a trabajar y entonces se


pusieron a platicar sobre lo sucedido el día
anterior, si todos habían visto, oído y sentido lo
mismo y llegaron a la conclusión que era “La
Llorona” quien los había espantado.

En la actualidad todavía se escucha decir que “La


Llorona” se sigue apareciendo en el “Arroyo de
Pelos”.

Los duendes del Parque “La Pila”

Esto le sucedió a una persona que había cometido


muchos pecados capitales. Por el año de 1949
cuentan que a esta persona se le extraviaron unos
animales, entonces los anduvo buscando durante
toda la tarde, pero no los encontraba, llegó con su
padre para decirle de los animales perdidos y su
padre muy enojado lo mandó a seguirlos buscando
y no regresar hasta que los trajera con él.

Entonces montado en su caballo se fue rumbo a


“La Pila” como a las once y media de la noche, con
la esperanza de que por ese rumbo anduvieran
sus animales, cuando llegó al “Molino” de repente

72
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

escuchó unas risas, como de niños jugando y


riendo.

Queriendo saber de sus animales se quiso acercar


a donde se escuchaban las risas y enseguida
alguien le tocó la espalda, cuando volteó vio un
hombre pequeño que iba montado con él a su
espalda.

El pequeño tenía las orejas largas y puntiagudas,


con ropa muy extraña de color verde, el hombre al
principio no sintió miedo porque solo era un
pequeño y hasta pensó que podía atraparlo para
venderlo en algún circo.

El duende se baja del caballo y el hombre también


para seguirlo y atraparlo. Sumido en sus
pensamientos no se dio cuenta que ya se
encontraba rodeado de varios duendecillos.

Los duendes le comenzaron a hacer travesuras y


lo tiraron al suelo, uno de ellos se le subió en su
barriga y le dice tú has cometido muchos pecados.
sólo si prometes componer tu vida te vamos a
dejar en paz.

El hombre ya no supo de él, cuando despertó ya


se encontraba en su cama, pero recordó lo que le
sucedió y la promesa que había hecho, desde
entonces ha sido fiel a Dios y su alma la ha
conservado pura.

73
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Foto: 6 Los duendes en al parque la Pila

Pero los duendes del Parque “La Pila” se


continúan apareciendo a las almas impuras cada
año, especialmente el día 13 de septiembre desde
1949.

Aparición en Granjas Residenciales

Cuentan que en el año de 1950 una señora vivía


en un rancho llamado San José de Guadalupe,
rancho que ahora lleva el nombre de Granjas
Residenciales y esta señora vivía en una casa muy
bonita, que se encontraba en la entrada del
rancho, ella era muy guapa, ojos cafés, tez blanca
y cabello rubio.

74
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La gente de los ranchos cercanos de la Tortuga y


Santillán, pensaban que
era una bruja, porque
siempre pedía las cosas
frescas de una manera
muy extraña y también
creían que se comía a los
niños que no estaban
bautizados. Esto se le
atribuía porque gusta
visitar a familias de niños
que todavía no habían
sido bautizados.

Ella era una señora


normal y tenía un hijo
como de nueve meses,
pero la gente de los ranchos vecinos no pensaba
así, entonces prepararon una emboscada para
atraparla y matarla. En una ocasión le notificaron
que uno de sus hijos estaba enfermo y la señora
fue a desenterrar su dinero que lo tenía enterrado
en el lugar conocido como la “Peña Redonda”.

Cuando regresaba de la peña, un grupo como de


veinte personas le quitaron a su bebé y a ella se la
llevaron a una fosa que habían hecho con siete
estacas y en esa fosa la aventaron. Una de las
estacas le atravesó el corazón. Su hijo corrió con
la misma suerte fue aventado a la fosa, después
de haberle quitado el corazón, porque creían que
era su discípulo.
75
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Esta fosa se encuentra en los cimientos de los


arcos del Fraccionamiento de Granjas
Residenciales, en el mes de octubre de cada año
la señora y su hijo se aparece y se posan en una
piedra que tiene forma de gran duende en una
calzada que lleva el nombre de San Carlos, se
cree que en ese lugar se encuentra el tesoro
enterrado.

El Charro Negro

Era un charro vestido de negro que atemorizaba a


los habitantes de Tequisquiapan, cuentan que su
caballo no caminaba, flotaba en el aire y que nadie
le podía ver su cabeza, ni sus manos. El Charro
Negro se aparecía por varias partes de
Tequisquiapan, en la Pila, por el barrio de la
Magdalena o barrio de San Juan, hasta en el
Centro lo llegaron a ver.

Allá por el año de 1926, el señor Esteban


regresaba a su casa, que se encontraba situada
en las afueras del barrio de los Tepetates. Esa
noche había luna, ésta se escondía entre las
copas de los árboles, por lo que reinaba cierta
oscuridad, que causaba gran impresión por las
formas fantasmagóricas que se formaban con las
sombras de la luna, de pronto, sintió que alguien
lo seguía, pero no quiso voltear, sino que apresuró

76
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

más el paso, empuñando su machete que siempre


traía consigo.

Cada vez sentía más cerca la presencia que lo


seguía, se armó de valor empuñando su machete
y volvió la cara para ver que lo seguía un sudor frío
se apoderó de él, sintió que se desmayaba, era el
charro negro.

Pese al miedo decidió enfrentarse a lo que fuera y


con asombro vio una diabólica escena de un jinete
con un sombrero negro de esos que usan los
charros y no se le veía sus ojos, nariz ni boca,
venia montado en un gran caballo negro, de pelo
muy brillante y lustroso, pero con ojos
espeluznantes que parecían lanzar fuego.

Lo que vio esa noche Don Esteban fue algo


espantoso, ya no pudo moverse, ni hablar,
temblaba de terror y más cuando el siniestro jinete
sacó metió una mano a una de sus alforjas de su
caballo y cuando la saco se la extendió
ofreciéndole monedas de oro.

Don Esteban no quiso aceptar las monedas y el


jinete espoleo a su caballo y sin pronunciar
palabra, se alejó a todo galope sin hacer el menor
ruido, parecía que el caballo iba volando por el
empedrado de la calle.

Don Esteban al llegar a su casa estaba tan


asustado que no pudo cenar y refirió lo sucedido a
77
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

su esposa, quien también se aterrorizó y de pronto


su mujer que pega un grito muy espantada y le
grita Esteban, Esteban mira el charro se está
asomando por la ventana.

Su esposa lo animaba a que saliera y le decía


anda, sal y orínate en forma cruz afuera de la
puerta, dicen que así no puede pasar el maligno.
Don Esteban salió de su casa muy tembloroso y
se orinó en forma de cruz y en cuanto terminó de
rociar el piso, el caballo del charro relinchó en
forma macabra.

El Charro y su caballo se perdieron en la oscuridad


de la noche a todo galope y nunca más regresaron.

El niño que jugaba con los duendes

En el año de 1965, Doña Margarita y Don José


Nieto se encontraban trabajando en su milpa, pues
su tierra era muy fértil y cada año obtenían buenas
cosechas. La pareja tenía un niño de
aproximadamente tres años y mientras ellos
trabajaban a su niño lo dejaban en la cabecera de
la milpa.

En una ocasión que había elotes, ellos decidieron


cortar algunos para más tarde asarlos y
comérselos en su casa, pero cuando salieron de
cortar los elotes, su hijo no se encontraba en el
lugar donde siempre acostumbraban a dejarlo.
78
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Muy espantados por la desaparición del niño


buscaron con ansiedad en su milpa y en la demás,
con gritos le llamaban, pero no lo encontraban,
Doña margarita fue por ayuda con sus conocidos
de la Trinidad. Don José continuaba buscando a
su hijo, no tardó en llegar la ayuda entre todos
recorrieron la parcela a buscando al niño, pero no
lo encontraron la búsqueda duro tres días.

Don José, no se resignaba a perder a su hijo y


acudía diariamente a su parcela y seguía
buscando a su hijo, un día como a las tres de la
tarde Don José escuchó entre la milpa a un niño
que reía, también escuchó como si estuviera
acompañado, no podía dar crédito a lo que
escuchaba era la risa de su hijo.

Entonces se internó corriendo entre la milpa para


averiguar de dónde provenía la risa, con su
machete se abrió paso entre las ramas y llegó
hasta dónde estaba su hijo, que jugaba y reía, se
dio cuenta que estaba sano y salvo. Don José
escuchó unas vocecitas que le decían a su hijo, ya
nos vamos y el niño les contestaba no se
espanten, no se vayan es mi papá.

Lo que más sorprendía a Don José es que el niño


tenía juguetes, fruta y galletas, los duendes le
habían dado de comer en esos días y según le
contó su hijo que ellos eran de su estatura, pero

79
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

con una cara como la de su abuelo y eran sus


amiguitos lo querían mucho y le regalaban cosas.

El Flojo y El Ambicioso

Cuentan que era un señor llamado Isidro vivía en


una casa muy pobre, con su esposa, una señora
muy buena gente y muy paciente con todo mundo,
tenía un compadre muy ambicioso llamado Javier
quien vivía mejor, además le gustaba mucho el
dinero, la parranda y las mujeres.

Isidro tenía un gran defecto era muy flojo. Una


noche cuando salió al patio de su casa a hacer sus
necesidades, despreocupado como era, vio que se
alzaba una luz, como si ardiera algo, no le dio
mucha importancia y se fue a dormir.

Al otro día se encontró con su compadre Javier y


le comentó lo que le había pasado en la noche
anterior. Javier sabiendo que esa era su
oportunidad de hacerse de mucho dinero y siendo
ambicioso, le dice a su compadre, oye compa ¿Por
qué no vamos a sacar ese dinero? el muertito te lo
está dando.

Isidro con lo flojo que era le contestó, si el muerto


me quiere dar el dinero que e lo traiga a mi casa.
El compadre le responde vamos a hacer un trato,
dime dónde está el dinero y yo voy lo saco. Te doy
tu parte es decir mitad y mitad.
80
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Hecho el trato Javier se fue muy animoso, mientras


que Isidro se regresó a su casa a dormir. A Javier
se le hizo larga la espera, quería que se hiciera de
noche para ir en busca del dinero del muerto.

Cómo a las diez de la noche Javier salió de su


casa y se dirigió al mezquite que le indico su
compadre, al llegar al lugar, efectivamente había
una lumbre muy bella y empezó a escarbar.

No tardó mucho excavando cuando su pala chocó


con una olla grande y con mucho cuidado Javier
siguió escarbando hasta desenterrarla. La noche
era obscura y no pudo verla bien, ni abrirla, prefirió
llevársela a su casa. En el trayecto iba muy
contento pues según el peso de la olla, calculaba
o pensaba que eran muchas monedas de oro las
que tenía la olla.

En su casa Javier estaba muy seguro de haber


desenterrado muchas monedas de oro, pero su
sorpresa fue grande cuando metió la mano a la olla
lo único que saco fue puro excremento, vacío la
olla desesperado y sobre la mesa quedo puro
excremento, ninguna moneda de oro.

Muy enojado Javier tomo la olla y fue a echarle el


excremento a la cama de su compadre para que
mañana amanezca bien batido excremento. Horas
más tarde Javier regreso a su casa riéndose de la
travesura que le hizo a su compadre Isidro.

81
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Al otro día muy temprano se dirigió a casa de Isidro


para ver cómo había amanecido de batido de
excremento, pero Isidro como era muy flojo
todavía no se levantaba y entonces sin aguantarse
las ganas de burlarse de su compadre abrió la
puerta de su cuarto.

Isidro al escuchar la puerta se volvió para ver quien


entraba y en eso se oye que caen muchas
monedas de oro de la cama, entonces Isidro le
dice a su compadre Javier, ya ves compadre si el
muertito me iba a regalar su dinero, el mismo me
lo traería hasta mi casa, sin que yo saliera a
buscarlo.

Don Cipriano

Don Cipriano Solís siempre acostumbraba a


encender las velas de la Virgencita de Guadalupe
que se encuentra a la entrada de Fuentezuelas,
pero una tarde de esos días en que oscurece
temprano él iba caminando muy contento, sin
pensar lo que le iba a pasar en el camino.

Esa noche obscura Don Cipriano venía de regreso


al pueblo y por dónde está el puente del arroyo
sintió que alguien le quitaba su sombrero y
escuchó que le dijeron, no vaya a voltear y
respondió ¿Qué me va a hacer?, como respuesta
la voz le dice nuevamente no vayas a voltear
Cipriano, en dónde deje tu sombrero ahí vas a
82
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

escarbar, porque allí tengo un dinero y te lo quiero


regalar.

Foto: 7 Fuentezuelas donde se le apareció la calavera a Don Cipriano

Don Cipriano era muy valiente y no pudo aguantar


las ganas de voltear y ver quien le estaba
hablando, sólo vio una calavera en los orificios de
sus ojos echaban lumbre y en una sábana blanca
estaba envuelta de la impresión se quedó tieso y
cayó al suelo.

Cuentan que después de ese día el muerto ya no


se ha vuelto aparecer y a nadie más le ha ofrecido
su tesoro.

El músico que amenizó en el infierno

Esto sucedió en la comunidad del Tejocote,


cuentan que era un músico llamado Pedro, quien

83
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

era buen musico seguido era contratado para tocar


en las fiestas y bailes de diferentes lugares.

El músico tenía una comadre


de nombre Cástula a quien
le gustaba ir mucho a los
bailes y no se perdía
ninguno. Una noche
cuando Pedro regresaba
a su casa después de
tocar en una fiesta, se
encontró con un señor
montado a caballo, quien
lo invitó a tocar dos horas en
su casa.

Convinieron en el precio y el músico se montó


enancas en el caballo del jinete y le dice cierra tus
ojos, no los abras hasta que yo te lo indique y se
fueron a todo galope. No transcurrió mucho tiempo
cuando el jinete le dice ya puedes abrir los ojos.

Cuando el musico abrió los ojos se dio cuenta que


estaba en una casa muy elegante y era muy lujosa.
Allí también se encontraban otros músicos, con
quien se puso de acuerdo para comenzar a tocar
y amenizar la fiesta y así desquitar lo que le habían
pagado.

En la fiesta había mucha gente, todos muy


contentos bailando y grande fue su sorpresa al ver
entre la gente bailando a su comadre Cástula. Se
84
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

aproximó para saludarla, pero no lo reconoció y


entonces, el músico con una navaja le arranco un
pedazo de tela del vestido de su comadre, para
que al otro día identificara si le pertenecía.

A las dos horas cumplidas se le acercó el señor


que lo había contratado y otra vez en un abrir y
cerrar de ojos lo llevó al lugar dónde lo había
recogido, pero antes de despedirse, el músico le
preguntó al jinete a dónde lo había llevado a tocar
y él le contestó ¡Al infierno!

El músico, de la impresión se desmayó y al


despertar recordó que en ese lugar había visto a
su comadre Cástula y de inmediato fue a su casa
para comprobar si era verdad lo sucedido la noche
anterior. Cuando llegó a casa de la comadre, le
preguntó que si en la noche anterior había ido a
algún baile y ella le contestó que no.

El músico le pidió a su comadre que sacara su


vestido para comprobar si el pedazo de tela que le
había cortado era igual y efectivamente era igual,
entonces le explicó que la había visto bailando en
el infierno. Ambos reconocieron que el Diablo les
hacia una advertencia y que si querían salvarse no
volvieran a los bailes.

Los dos compadres se fueron a ver al sacerdote a


Tequis para confesarse y arrepentirse de sus
pecados y desde ese tiempo dejaron de asistir a

85
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

los bailes y jamás les volvió a suceder cosa


maligna alguna.

Los Duendecillos4

Cuentan que hay diferentes historias sobre los


duendecillos traviesos y juguetones que gustaban
de divertirse haciendo desatinar a la gente, estos
pueden aparecerse casi en cualquier lugar y casi
siempre andan en grupo, sus acciones empiezan
al entrar la noche. Una narración que versar sobre
este asunto es la siguiente:

Dicen que había un hombre que aun siendo


casado era muy enamorado, así que, tenía una
querida en Los Tepetates, Barrio de San Juan, una
noche lluviosa decidió visitarla, tomó el camino de
los Pirules (hoy paseo de los Pirules) y cuando ya
casi salía de esta calle se le aparecieron unos
hombrecitos que le impedían el paso.

El hombre infiel se molestó mucho y tratando de


abrirse paso los insultaba con vituperios que sólo
encendían el ánimo de los duendecillos, quienes
decidieron darle una ejemplar lección, se treparon
en grupo sobre él y comenzaron a golpearlo, lo
tiraron al suelo fangoso y arremetieron con más
fuerza contra el infortunado hombre, de tal suerte

4 Landaverde Chávez Jesús, Municipio de Tequisquiapan pág. 62

86
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

que lo dejaron como espantajo; todo moreteado


con la ropa desgarrada y enlodado hasta los
cabellos. Después de haber recibido tal felpa, este
Don Juan no volvió por esos lugares.

Ángel el taxista

Hace algunos años cuando recién iniciaba el


tránsito por la carretera Tequis-Galeras, era una
carretera muy insegura y a los conductores le daba
miedo transitar por aquella carretera tan solitaria.

Una noche, iba una joven mujer en su auto por


esta carretera, serian como las once de la noche
cuando de repente algo apareció en el medio del
camino, sin pensarlo piso el freno con fuerza y
para no atropellarlo viro violentamente su volante
y perdió el control del vehículo se fue hasta el
fondo del canal que está cerca del crucero a
México Lindo.

La jovencita se encontraba atrapada entre un carro


volteado y aunque intentaba salir, no podía
hacerlo, los segundos se le hicieron horas todo
estaba obscuro, solo se escuchaba el ruido del
motor y ella gritaba pidiendo auxilio, cuando
estaba a punto de perder el conocimiento una
mano la cogió por su hombro y comenzó a halarla
y la saco del vehículo.

87
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

En ese tiempo no se contaba con cruz roja, menos


con bomberos por ello el conductor del taxi que se
había parado a auxiliar a la joven la llevo a su
coche y la acomodo en el asiento posterior. Ella
entre sollozos le comenzó a narrar lo sucesivo y él
taxista al oír la historia ni se inmutó, solo expreso
"válgame" y eso fue todo, él le preguntó que donde
quería que la llevara y ella le contestó llorando que
hacia un hospital o al seguro social.

En todo el trayecto ella lloró y él taxista se le


quedaba observando, pero no le decía nada, solo
la miraba, queriendo consolarla pasaba su mano
derecha cerca de su cabeza, ella solo levantaba
su cara para verlo y le agradecía sollozando el
haberla ayudado, y seguía llorando
desconsoladamente, llegaron al hospital de
Tequisquiapan que se localiza por las tres cruces.

La joven mujer de tanto desespero había sufrido


un colapso nervioso y se desmayó, el cargo entre
sus brazos y la llevo adentro del hospital y pudiera
recibir atención médica, el doctor del turno le
suministro unos calmantes y la dejaron dormir en
un cuarto, mientras tanto le interrogaban al taxista
lo sucedido para dar parte a las autoridades.

Al amanecer la jovencita despertó con mucho


dolor en todo su cuerpo y cuando entro la
enfermera le pregunto por la persona que la había
llevado y si lo conocía, si sabía su nombre, porque
quería agradecerle sus atenciones y la enfermera
88
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

le contesto que no lo conocía y solo les había


contado cómo y dónde la encontró y luego dijo que
iba a encerrar su taxi.

Cuando la dieron de alta en el hospital, ella se


encamino al sitio de taxis y pregunto a los taxistas
si conocían a la persona que la había socorrido y
les dio la descripción tanto de su cara como de su
cuerpo y de la matrícula del vehículo, los
trabajadores del volante allí reunidos comenzaron
a pensar quien podría ser el compañero que ayudo
a la jovencita. Hasta que uno de ellos se acordó y
dijo que esas descripciones solo correspondían a
Ángel, pero era imposible porque a él ya había
muerto, fue asesinado cuando intento defenderse
de unos delincuentes que le querían robar su
cuenta en San Juan del Rio.

Me llevas al panteon

Don Chucho fue uno de los primeros taxistas en


Tequis, era una persona muy platicadora con los
pasajeros y casi siempre preguntaba cosas
usuales; como le fue en su trabajo, que si hace
calor, que si los hijos, en fin, de varios temas con
la finalidad de no hacer tedioso el viaje,

Una noche fría y obscura de principios de invierno,


regresaba al sitio que se encontraba en el jardín
Miguel Hidalgo, justo enfrente del portal de Llaca,
conducía su taxi por el casco de la Hacienda
89
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Grande y en la calle Rubí esquina con Francisco I


Madero una mujer le hizo señas para que se
detuviera.

La mujer que le hizo la parada iba vestida de negro


era muy bonita, tenía el rostro pálido, ojos negros,
cabello lacio muy oscuro, tan
oscuro como la más negra de
las noches y Don Chucho le
pregunto a donde la llevo y
ella le contesto que por el
rumbo del panteón y se
subió al taxi.

Don Chucho arranco el


carro y como era su
costumbre quiso hacer
platica, diciéndole que ya
era demasiado tarde por
andar por esos rumbos y que de
dónde venía, porque nunca la había visto en el
pueblo, pero su pasajera con una voz que le
causaba conmoción le contestaba muy reservada
y evitaba mucho ser vista cubriéndose el rostro con
su cabello negro.

Don Chucho dio vuelta en el callejón de “Las


Animas” y llegaron al panteón viejo y por la calle
de 5 de Mayo, el taxista se voltea para preguntarle
hacia donde exactamente la tenía que llevar y se
llevó tremendo susto al ver que la mujer hermosa
vestida de negro se desvanecía como el humo
90
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

en el aire, un escalofrió recorrió su cuerpo y de


inmediato paro su taxi y se bajó corriendo hasta la
calle de Niños Héroes.

En la esquina comenzó a respirar profundo


queriendo dar explicación a lo sucedido pensó que
fue una visión producida por el exceso de trabajo,
pero no era así, la mujer hermosa era un fantasma
que le pidió la llevara al panteón, quizás para
intentar descansar en paz.

Las Brujas5

En los años treinta, en plena efervescencia del


movimiento cristero, la parroquia de
Tequisquiapan fue cerrada al culto por algún
tiempo, por lo que las familias que buscaban algún
servicio religioso se veían en la necesidad de ir a
otro lugar a celebrarlo.

Dicen que en una madrugada fría del mes de


diciembre una familia de Tequisquiapan salió con
destino a Cadereyta a bautizar un niño, para tal
menester, se trasladaron los padres y los padrinos
en una carreta tirada por mulas y conducida por
don Román Chávez Frías, personas que prestaba
este tipo de servicio en esos tiempos; llegaron a

5 Landaverde Chávez Jesús, Municipio de Tequisquiapan pág. 62

91
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Cadereyta sin ningún contratiempo y realizaron el


bautizo del niño.

Una vez terminado el motivo del viaje


emprendieron el regreso, como a las tres de la
tarde, calculando llegar a Tequisquiapan con luz
del día. Tal pretensión no fue posible por el acoso
que sufrieron de las brujas a su paso por el llano.
Parpadeando la tarde con las sombras de la noche
prácticamente encima la comitiva se sintió
invadida de una extraña sensación como si fueran
acosados, oprimidos por algo invisible; las mulas
se pusieron inquietas, el carro avanzaba con
pesadez.

Poco después el viaje se volvió más dramático, las


mulas de plano se resistían a caminar, y estaban
ya sumamente nerviosas, unas lucecitas como si
fueran luciérnagas les danzaban por las orejas de
las bestias que tiraban del carro, a los pasajeros
los invadió el miedo; al ver parajes desconocidos,
el conductor se dio cuenta que había perdido el
camino cuando ya estaba muy entrada la noche.

Con todo esto, hombres y mujeres empezaron a


rezar y las mulas sufrieron las consecuencias
siendo molestadas con más furia por las lucecitas.
Los rezos continuaron y las brujas se fueron. A
partir de ese momento las mulas se dieron una
gran sacudida y recobraron su agilidad normal, el
conductor reencontró el camino perdido y al

92
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

despuntar el alba pudieron regresar a


Tequisquiapan, asustados y desvelados.

La Hacienda de San Nicolás6

Una mañana del año 1746, doña Aurora cocinaba


en la inmensa cocina de su Hacienda de San
Nicolás, cercana al pueblo de Tequisquiapan. Los
vapores del caldo que cocinaba le hacían sudar su
blanquecino y pálido rostro –que recordaba glorias
pasadas- y sin sentirlo siquiera su pensamiento se
fue en retrospectiva hacia aquél a quien tanto
había amado, de pronto volvió a sentir sus brazos
rodeándola por el talle.

Eran aquellos mismos y musculosos brazos de su


enamorado amante, -muerto en la horca por la
santa inquisición debido a ese prohibido amor-,
con quien había vivido los años más apasionados
de su lejana juventud. Recordó y añoró en cada
poro de su piel, las caricias de esos brazos que
una vez la habían hecho vibrar y sentir correr la
vida por sus venas.

Cuenta la leyenda que después de la muerte de su


amado se había refugiado en su vieja Hacienda,
olvidando al mundo y dejándose olvidar por él. Las
paredes de aquella fortaleza habíase enmohecido,
al igual que su piel y su alma; aquellas por el

6 Por: Oscar García Martínez.- http://www.tequisquiapan.com.mx/catalogo.php?id=90&cat=0&sub=0

93
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

tiempo y la humedad, éstas por la tristeza y la


melancolía.

Se cuenta que esta solitaria dama murió en su


querida Hacienda en la peor de las soledades, en
compañía solo de sus criados y de unos cuantos
perros. Pasaron los años, las décadas... las
centurias.

Los lugareños aseguran que ahora en esa


olvidada Hacienda vaga el alma de doña Aurora; y
que, en las noches frías, cuando el viento sopla
con fuerza entre los huecos de sus paredes, se
escucha su voz gritar el nombre de su amado:
¡Luiiiiiiiiiisssssssssss!

Y dicen también que las parejas que llegan a entrar


en esa vieja casona ansiosos de saciar su amor
quedan atrapadas para siempre en un pacto
prohibido, como aquel que unió a estos dos
amantes. ...Aquella mañana de un día cualquiera,
del año 2003 (¡después de casi tres siglos!), la
pareja de extranjeros entró a las ruinas de la
Hacienda, guiados por un común y secreto
acuerdo; la necesidad de estar solos.

Atrapados en una pasión avasalladora, no


alcanzan a notar que tras los agujeros de las
gastadas y altas paredes son observados por unos
ojos de anciana. La maldición, según la leyenda es
inevitable... el pacto es prohibido.

94
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Pacto en el Cerro Pelón

En la comunidad del Tejocote nace esta historia


que a un se recuerda y se vive con terror y se
cuenta que en el cerro “Pelón”, fue un cementerio
en la época de la revolución en donde se
enterraban a las personas con toda sus
pertenecías.

Cuentan que un joven llamado Antonio,


acompañado de sus dos fieles perros “Terry” y
“Sultán” llevaba a su rebaño de chivas a pastear a
la punta del cerro “Pelón”, los perros eran muy
buenos para la cacería y luego que llegaron al
lugar, los perros de inmediato olfatearon y
corretearon a una liebre, no lo atraparon porque se
metió a su madriguera que estaba debajo de una
piedra de buen tamaño. Antonio al darse cuenta
de que la presa estaba acorralada corrió a toda
prisa al lugar y metió la mano para atrapar y sacar
a la liebre.

Grande seria su sorpresa lo que jalo no fue la


liebre sino un par de monedas de oro y no bien
había sacado su mano con las monedas de la
madriguera, cuando se le manifestó una presencia
vestido de charro, al estilo revolucionario que le
decía, si quieres todo el dinero debes entregarme
tu alma y el alma de tu madre.

El ladrido intenso de los perros lo hizo reaccionar


y corrió despavorido, muy pálido llego a su casa y
95
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

después de una semana seguía sin dar crédito a


lo sucedido. Tiempo después, en una fiesta

Foto: 8 El Cerro Pelón

familiar le conto a uno de sus hermanos lo que le


había ocurrido en el cerro, de principio no le creía
y lo comenzó a molestar diciéndole que estaba
borracho o de cual había fumado.

Antonio se mantuvo en lo dicho y lo invito a que


fueran al lugar, Al siguiente día después de realizar
sus labores en el campo, paso por Rubén a su
casa, que ya lo estaba esperando con un cajón de
herramientas, al llegar al lugar se pusieron a
excavar, pero según Rubén era necesario traer
una barra para romper la piedra y mando a Antonio
a su casa por la barra. Antonio se dio prisa para ir
por la herramienta encargada, pues presentía que
ya habían llegado al tesoro.
96
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Cuentan que cuando regreso al lugar Rubén le


hizo creer que allí no había nada y cada uno tomo
su caja de herramienta y emprendieron el regreso
al poblado y durante el camino Antonio se percató
que Rubén llevaba cargada su caja con gran
esfuerzo, como si llevara cargando un gran peso y
pensó luego, luego, que si había sacado el tesoro
y que había cerrado el pacto con el maligno.

Se dice que el dinero y el amor no se pueden


ocultar y efectivamente Rubén a los pocos meses
se hizo de gran fortuna y con una endemoniada
suerte para los negocios, subió su nivel
económico, casas, terrenos, taxivanes, taxis y
placeres, su riqueza fue evidente de la noche a la
mañana en el pueblo.

Un día Antonio pasó a ver su hermano Rubén y le


recordó que gracias a él había sacado el tesoro y
gracias al él tenía ahora su fortuna y le exigió le
entregara su parte que habían convenido cuando
fueron a excavar al cerro, pero su hermano Rubén
de manera burlona le dijo te invito una cerveza a
salud de los “pendejos”, que no supieron
aprovechar su oportunidad, soltando una
carcajada sarcástica lo corrió de su casa.

Sucedió que un día estando los mayordomos y


cargueros de la fiesta a San Isidro en la explanada
del templo, ocupados en los adornos y afinando los
detalles de la organización la fiesta al Santo
97
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Patrón, vieron que Rubén que entro al templo a


toda prisa, desencajado, con su rostro de horror y
gritando a todo pulmón que su familia estaba
maldita, que no supo lo que hizo y pidiéndole
perdón a Dios.

Se cuenta que, a partir de ese suceso, en la casa


de Rubén por las noches se introduce un charro
negro atravesando los muros y puertas, dejando
un olor fétido a azufre y tiempo después Rubén
desapareció inexplicablemente y a no se le volvió
a ver por el pueblo, pero calles del pueblo en las
noches todavía se le escucha que sale a llorar su
desgracia de haber entregado las almas de tres de
sus hijos.

La carreta7

Hace muchos años, existían pocas viviendas en


Bordo Blanco, se comentaba que en las noches se
escuchaba pasar una carreta, y que en cierto lugar
se escuchaba que descargaban mucho dinero,
pero los lugareños no se atrevían a salir en la
noche, solo colocaban estampas religiosas en las
puertas de sus casas para que no se escucharan
esos ruidos.

Un día a Don José Morales se le hizo muy tarde


para llegar a su casa, cuando de repente escucho

7Y7
Crónica de Tequisquiapan/Jorge Vega Olvera
98
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

los ruidos en la calle, se asustó y se metió


corriendo a su casa y les comento lo que había
sucedido y la esposa lo curo de espanto, al otro
día fueron a la notaria parroquial de Tequis y le
solicitaron al Sr Cura que bendijera las calles y
después de esta acción ya no se volvió a escuchar
la mencionada carreta.

El Tesoro de Jesús

Cuentan que, si en tu casa escuchas ruidos


extraños, escuchas ruidos de cadenas o ves un
espectro deambulando es porque cerca, muy
cerca, hay un tesoro escondido.

Esto le ocurrió a Jesús y a su familia quienes vivían


en el centro de Tequisquiapan que noche a noche
escuchaban ruidos extraños, aullidos de perros y
voces misteriosas.

Una de esas noches escuchó un fuerte golpe en la


puerta de su habitación y Jesús se levantó de la
cama para ver que ocurría. Una sombra envuelta
en niebla se paseaba por el pasillo de la casa y el
miedo se apoderó de la familia y pensaron
seriamente en abandonar la finca, ya que no
podían pegar un ojo en toda la noche, se tenían
que encerrar en la habitación toda la noche y no
se animaban a salir hasta que salía el sol.

99
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La familia era muy humilde y su casa había


quedado sin terminar por falta de recursos
económicos. Marcela su esposa se la pasaba
llorando y sus hijos querían mudarse, no
soportaban la idea de convivir con esas presencias
misteriosas que tanto miedo les provocaba.

Una noche Marcela estaba sola con sus hijos y


temiendo que algún espectro maligno pudiera
entrar a la habitación amontonó varios muebles
contra la puerta.

Los amigos de Jesús le comentaban que todo eso


le sucedía porque seguramente había un tesoro
escondido en su propiedad. Un hallazgo de esa
naturaleza podría dar lugar a una oportunidad de
progreso para toda la familia. Jesús que era muy
valiente, al día siguiente compró una pala, un pico
y comenzó a cavar, los ruidos y las voces se
agudizaban por las noches, su mujer quería
marcharse con sus hijos, pero el entusiasmo y la
valentía de Jesús por descubrir las riquezas los
calmaba por lo menos durante el día.

Cansado de cavar por el patio y a punto de


abandonar la búsqueda, se le ocurrió mirar hacia
unos arbustos y vio una luz resplandeciente,
mezcla de bruma y sol los envolvía, comenzó a
escarbar en los arbustos y aunque estaba cansado
continúo paleando con entusiasmo, después de
sacar tierra y piedras, se encontró un envoltorio
hecho con sábanas en su interior había una
100
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

antigua ollita de hierro con tapa y entro de la ollita


con relucientes monedas de oro.

La olla contenía muchas monedas de oro y plata.


La familia de Jesús estaba muy feliz por el
hallazgo, pero también muy temerosos de lo que
pudieran sufrir en la noche, pero para su sorpresa
desde ese día las sombras, los quejidos y los
ruidos se retiraron de la casa. Los fantasmas ya no
tenían que custodiar su tesoro.

El chan del agua8

En el pueblo de Tequisquiapan, era común la


existencia de balnearios públicos, como el del
“piojo” para mujeres y la “pila” para hombres, sus
aguas eran termales, cristalinas, sus manantiales
a flor de tierra que en la madrugada sus aguas
vaporizaban, esos lugares los disfrutaba la gente
de día y de noche.

En los años treinta llegó una familia humilde en


busca de negocio, la integraban: Maura Morales
esposa de Serafín y su hija Julia. De inmediato lo
iniciaron con la venta de pan y charamuscas, que
ellos mismos hacían, su puesto lo instalaron en el
portal de don Pancho Nieto, quien tenía una tienda
grande de las más importantes del pueblo, afuera

8
Landaverde Chávez Jesús, Municipio de Tequisquiapan pág. 63

101
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

pusieron su mesa y empezaron a trabajar, su


puesto lo tapaban entre nueve y diez de la noche.

De ahí se iban a bañar al “Piojo”, al terminar la


venta del día y entrada la noche con las calles sin
gentes un día de tantos; cuando menos lo
esperaban, del desagüe del balneario de la
“Granja” salió un animal enorme como chango, y
se sentó en una piedra, se les quedó viendo
fijamente, sin agredirlas como invitándolas a que
se acercaran a él, asustadas y corriendo salieron
del agua para no volver jamás a esas horas de la
noche.

Al día siguiente dijeron que les había salido el


“chan del agua”, también contaba la gente que
cuando salían del trabajo en la noche se iban a
bañar a la “Pila” a las altas horas de la noche, y
que veían a un animal que salía por el caño de la
salida del agua; pero este animal salía por un lado
y se metía por el otro como jugando, tenía forma
como de chango, pero ellos no se espantaban con
tal animal.

La cueva del dinero

Se cuenta que la cueva del dinero se encuentra en


el cerro de san Nicolás y decían los pobladores de
esta comunidad que hace muchos años notaban
que en esa cueva vivían unos puercos, a los
cuales los pobladores se los quisieron atrapar,
102
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

pero los animales se escabulleron y se fueron a


esconder en la dichosa cueva, pasaban las
semanas y los animales no salían, decidieron ir en
su búsqueda.

Cuando se internaron en la cueva se dieron cuenta


que había ollas llenas de monedas de oro y al
querer traerse las ollas, la cueva se cerró no había
por donde salir, espantados las dejaron en su lugar
y entonces se abrió nuevamente, decidieron dejar
las monedas para poder salir, los lugareños jamás
pudieron sacar las monedas de oro.

Lo perdieron las brujas9

Se decía que un señor salió a asomarse a su corral


por qué no los escuchaba a sus animales, se llevó
una gran susto, no encontró ninguno de sus
animales y decidió ir en su búsqueda al cerro,
caminaría unas dos horas cuando empezó a
escuchar los gemidos de sus animales, se
encamino a una de las minas donde se
escuchaban pero no encontró a sus animales, más
cuando quiso regresar, no encontró el camino de
regreso, sus familiares se preocuparon al darse
cuenta de que no llegaba, pero al paso de muchas
horas el señor llega a su casa inexplicablemente
pero con rasguños y golpes, mencionando que no

103
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

se dio cuenta de lo que le aconteció, sacando en


conclusión que lo perdieron las brujas.

La ciudad enterrada

Se cuenta que, en la comunidad de los Cerritos, en


lo profundo del cerro, existía una ciudad perdida,
donde vivían los antepasados de la época
prehispánica, las personas del pueblo escuchaban
voces de gente rezando, además de ver siluetas
de almas que bajan por el cerro.

Se dice que si tratas de seguir a la persona


rezando jamás las encuentras y además te pierden
por el cerro, también se cuenta que hay muchos
túneles que si alguien entra se pierde y nunca
sales, además se cuenta que existen algunos
pequeños hundimientos, por donde han visto una
capilla hecha en oro, pero por el miedo a las
siluetas de almas muchos no quieren buscar lo
comentado.

El duende en el “Chance”

En el pueblo es común escuchar historias sobre


los duendes, como pequeñas criaturas que causan
miedo. Lo cierto es que los duendes son unos
pequeños hombres en miniatura que miden como
medio metro de altura, usan boina grande y visten
lujosamente, con trajes de colores.
104
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Una vez un señor, quién me merece todo respeto,


contaba que una tarde cuando se dirigía a su casa,
en montado en su bicicleta sin prisa y por la calle
de Junípero Serra no había ningún cristiano que
transitara por el lugar y solo a lo lejos se escucha
el trinar de los pájaros por la rivera del rio.

Foto: 9 Lugar donde suele aparecer el duende

El señor iba muy contento, pero al cruzar el puente


del “Chance” donde se alquilan los caballos a los
turistas, vio saltar un chiquito a la orilla del camino,
al ver esa figurita tan solitario y en horas tan
inoportunas, le extrañó mucho y se le acercó para
preguntarle hacia donde se dirigía. Voy a hacer un
mandadillo dijo el pequeñín, pero ¿no eres muy
pequeño para andar solo por esta calle y a estas
horas?, y entonces la pequeña criatura volteo a
verlo y se dio cuenta que no era un niño como

105
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

pensaba sino un viejo bigotón y con barba blanca


que le sonreía.

Todo espantado pedaleo con fuerza, tanto cuanto


pudo, pero ahora el pequeñín era quien lo seguía
con una habilidad increíble, sus pasitos eran
cortos pero muy rápidos; cuenta que el comenzó a
rezar y nunca dejo de pedalear y a la entrada de
las primeras casas de la “Línea” volvió a mirar
hacia atrás; ya había desaparecido el duende del
chance.

La mujer de negro

Cuentan que en el rio de Tequis se aparecía una


mujer que siempre andaba vestida de negro, a
veces, suele aparecerse ante turistas que salen a
correr por los senderos del rio, escogiendo
generalmente a los jóvenes que salen de la feria y
pasan por el puente con unas sus copas de más.

La mujer que se aparece se viste de negro, tiene


un cuerpo muy hermoso y bien formado, estatura
mediana, con cabello negro y ondulado y un
caminar sensual, los jóvenes que van un poco
alegres por el alcohol la ven sola y la comienzan a
piropear y ella solo voltea, pero no dice nada,
continua caminando muy coqueta y entonces los
jóvenes aprietan el paso para alcanzarla y ella
nuevamente voltea y extiende sus brazos

106
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

mientras susurra, ven abrázame… tengo frío…


cargada de una inevitable sensualidad

Los jóvenes pensando


que esa es su noche de
suerte, que van a tener
una aventura amorosa, no
dudan y se abalanzan
hacia ella pero cuando
están a punto de
abrazarla, ella levanta su
cabeza y su cara es una
calavera y por sus ojos le
sale lumbre y les sigue
susurrando Abrázame…
tengo frío… pero
horrorizados corren en
sentido contrario y con el
susto hasta la borrachera
se les quita y a otros hasta
les entra diabetes, si vas
por el rio cuídate de la mujer
de negro es muy hermosa no le vallas a querer
quitar el frio, porque te mueres del susto.

Escopetazo a la bruja

Cuentan que las brujas no son como las pintan en


la televisión, feas, gordas y desalineadas. Las
brujas en la mayoría de las ocasiones son bonitas,

107
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

con cuerpo bien formado y son traga años se


conservan jóvenes.

Las brujas tienen poderes y por la noche se quitan


el cuero de mujer y se convierten en guajolotas,
vuelan en forma de luz y se paran en las casas
donde hay recién nacidos y desde los mezquites
esperan la oportunidad para chuparse a los niños.

Un recién nacido era la


alegría de la familia
Nieves en la
comunidad de
Fuentezuelas y una
noche el niño recién
nacido no paraba de
llorar y de llorar, la
mamá le
proporcionaba todos
los consuelos y
cuidados, lo amantaba,
arrullaba y le cantaba
canciones de cuna, pero nada lo tranquilizaba y el
niño cada vez lloraba más y más.

Wenceslao padre del niño, salió de su habitación


al patio a fumarse un cigarro, estaba preocupado
por su bebe, no sabía que tenía y entonces
escucho un aleteo en el mezquite y se dijo, así
mismo, aquí está la desgraciada bruja, continúo
fumando como si nada y cuando terminó su cigarro
se metió a su habitación, no tardo mucho cuando
108
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

salió nuevamente armado con una escopeta y le


tiro al animal que se parecía a un guajolote y con
tan buena puntería que el animal dio un grito de
dolor y salió huyendo del lugar.

Al alejarse el animal del mezquite, en la habitación,


el niño dejo de llorar de inmediato, por fin se calmó
y se durmió en los brazos de su madre. El domingo
siguiente fueron a la Parroquia de Tequisquiapan
y lo bautizaron y la bruja ya no apareció más por
el lugar.

Se cuenta que, en la comunidad de la Tortuga, una


mujer joven y hermosa un día amaneció muerta y
que se hizo vieja de la noche a la mañana,
Wenceslao supo de inmediato que era la bruja que
no pudo sanarse del escopetazo que le dio en
Fuentezuelas para salvar a su recién nacido,

La Cueva del Diablo

Cuentan los ancianos que en el cerro existe una


cueva, con un tesoro escondido, con la plena
seguridad de que ese tesoro sigue enterrado pues,
nunca se escuchó que había sido descubierto.

El tesoro fue escondido en la cueva por una partida


de ladrones que conducían a lomo de mulas las
onzas de oro y plata, producto del robo a las
carretas que transitaban por el camino real, la
justicia los perseguía desde Bernal, en la Trinidad
109
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

ya les pisaban los talones y en el cerro de San


Nicolás los bandidos viéndose perdidos, hicieron
un alto y bajando rápidamente de las mulas los
costales de oro y plata y los llevaron a la cueva, la
entrada la taparon con un montón de ramas,
troncos y piedras.

Los bandidos emprendieron su huida con la


esperanza de que librarse de la justicia y pasado
un tiempo, cuando las cosas se calmaran podría
volver a la cueva por su tesoro, emprendieron el
galope, los soldados casi lo atrapaban habían
perdido mucho tiempo escondiendo el tesoro en
la cueva y finalmente les dieron alcance en un
lugar llamado la Espíndola, los bandidos no
querían ser detenidos por la justicia y se dio la
balacera, pero esta vez a los bandidos les toco la
de perder, uno a uno fueron abatidos.

Los cadáveres fueron identificados por los


soldados y se dieron cuenta de que ya no llevaban
absolutamente nada de lo robado e intuyeron que
el oro y la plata producto de sus robos sólo lo
pudieron haber escondido en el cerro de San
Nicolás, pues, todo el resto del camino era llano y
parejo, no pudiéndolo haber abandonado por allí,
los agentes de la justicia se dedicaron a buscar el
escondite, pero todo fue en vano, pues nunca lo
encontraron.

Se cuenta que esa cueva y el tesoro están


resguardados por el diablo, no deja que nadie se
110
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

lo lleve, Muchas veces han intentado sacar el


tesoro de la cueva, los más decididos y valientes
lo han intentado y han fracasado, porque dentro de
la cueva escuchan unos quejidos espantosos que
salen de la tierra, que les impiden proseguir su
búsqueda y atemorizados corren despavoridos
pensando que él demonio esta apoderada de esas
riquezas y no permite que las saquen.

El tesoro de la cueva, no lo han podido sacar


porque dicen que cuando logran encontrar en la
cueva los sacos de oro y plata de los bandidos, la
entrada de la cueva se cierra y no pueden salir, la
única manera es regresando el tesoro o dejando
los costales en su lugar y rezar la oración de la
“Magnífica” y la entrada de la cueva nuevamente
se vuelve abrirse.

El tesoro todavía sigue en la cueva del diablo.

El tesoro del bulto blanco

Cuentan que en el Tejocote vivía una familia de


apellido Verde, que era muy pobre y carecía de
todo. El marido se dedicaba a la agricultura en su
tierra de temporal y también se dedicaba a la venta
de leña para subsistir.

La parcela que cultivaba el Sr. Verde se


encontraba cerca de unos paredones de la antigua
hacienda del lugar. La esposa le llevaba de comer
111
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

y se quedaba a ayudarle en la faena del campo


hasta entrada la noche.

En una ocasión el Sr Verde se regresó más


temprano de su parcela al pueblo, para asistir a
una reunión de los colonos y su esposa se quedó
hasta la hora de costumbre. Cuando venía de
regreso por el camino, vio un bulto blanco en los
paredones. Al siguiente día como a la misma hora,
lo volvió a ver al bulto, paso el tiempo y se hizo
costumbre ver al bulto blanco a la misma hora y
por el mismo lugar.

La señora siempre creyó que era producto de su


imaginación o de su cansancio y por ello no le
inspiraba temor, pero un día, se topó de frente con
el bulto blanco cuando iba de regreso a su casa.
Escucho una voz que le pregunto ¿Quieres el
tesoro que tengo escondido? ella no contesto y
toda espantada salió corriendo del lugar. Al otro
día sucedió lo mismo.

La señora se armó de valor y le pregunto al bulto


¿Qué quieres a cambio? como respuesta fue que
pidiera una misa para lograr su descanso eterno y
le fueran perdonados sus pecados.

Siendo la señora muy devota a San Isidro


Labrador patrón del pueblo de inmediato pidió la
misa para que descansara el alma en pena del
bulto blanco que se le aprecia, sin pensar siquiera
en el tesoro prometido.
112
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La misa por el descanso del alma en pena se ofició


un domingo y el lunes ella más tranquila en
compañía de su marido se fueron a la milpa a
cosechar su maíz. En la parcela escucha una voz
que le decia ya cumpliste con tu parte ahora me
toca a mí cumplir. Dame tu rebozo te lo voy a dejar
donde está el tesoro escondido.

Al terminar la faena y dispuesta a regresar a su


vivienda se fue en busca de su rebozo y lo
encontró abajo del mezquite, era verdad el difunto
le estaba entregando su tesoro, allí era el lugar
donde estaba enterrado y contenta fue a su casa.

Al día siguiente durante almuerzo le comienza a


contar con lujo de detalle a su esposo sobre lo que
le había sucedido la noche anterior y el esposo de
principio no le creyó. Hasta pensó que su esposa
estaba desvariando por el hambre y al final quedo
convencido con los argumentos que le dio.

Sr. Verde le sentenció a la esposa que no le


contara a nadie sobre lo dicho, no vaya a ser que
además de pobres nos juzguen locos en el pueblo,
en la tarde vamos al lugar donde te dejo el rebozo
y vemos que sucede.

Llegaron al mezquite y se acomodaron como si


fueran a asar unos elotes y ya obscura la noche el
Sr Verde comenzó a escarbar y no excavo tanto,
cuando su pala dio con un cofre, de inmediato lo
113
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

sacaron, lo cargaron en su burro con un poco de


leña para no dar a sospechar nada y se fueron del
lugar.

A partir de esa noche ya no volvieron a padecer


carencias, por el contrario, comenzaron a ser
prósperos, su riqueza se fue acrecentando con el
tiempo, compraban terrenos, casas, sus hijos los
mandaban a escuelas particulares y cada vez que
podía la señora, iba al mezquite y rezaba una
oración para que el alma ya no siguiera en pena.

Nunca más volvió a ver el bulto blanco.

Diablo ese no fue el trato

Cuentan que un señor de nombre Andrés de la


comunidad del Tejocote estaba harto de la
situación económica que vivía, sus deudas y su
esposa estaba a punto de dejarlo, sus negocios
que emprendía le salían mal y no tenía esperanza
de cómo salir adelante.

Cuentan que en las noches corría a su parcela e


invocaba al Diablo, pidiéndole riqueza y
abundancia. Durante muchas noches insistió
hasta que el señor del averno lo escucho y se
presentó ante él, le pregunto ¿Qué quieres de mí?,
quiero que me des mucha riqueza y prosperidad
ya no puedo con esta situación de pobreza y el
diablo le contesto, te lo concedo si haces un trato.
114
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Con la emoción de salir de su penosa situación no


dudó en hacer el trato con el diablo. El trato
consistía en que tenía que entregar su alma y la de
sus dos hijos. Si aceptas te entregare una olla con
monedas de oro. El Sr. Andrés, regreso esa noche
con su olla y la coloco en un fogón, en una cocina
que ya no ocupaba y la encerró con llave.

A partir de entonces cambio su situación se volvió


prospero, la riqueza le sonreía y fue uno de los
más ricos de la región e inclusive tenía amigos en
el gobierno del estado y diputados. Nunca le
faltaba dinero, pues cada vez que la olla se
vaciaba, al otro día se volvía llenar de monedas de
oro.

El tiempo no se detiene y crecieron sus hijos Juan


Pedro, Héctor Manuel y Jesús Ricardo, este último
nació después del trato con el diablo. No hay plazo
que no se cumpla, ni trato que no se cobre y el
diablo comenzó a cobrar sus almas, el mayor Juan
Pedro cayó en cama, lo atacó una enfermedad
muy rara y el Sr. Andrés no escatimó en gastos lo
llevo a los mejores hospitales de Querétaro para
ser atendido por los mejores médicos, pero fue
inútil el joven murió irremediablemente.

Al año siguiente paso lo mismo con Héctor Manuel


de pronto enfermó y aunque lo cuidaron y
atendieron médicos especialistas, tampoco

115
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

pudieron salvarlo. El Sr. Andrés cayó en cuenta se


estaba pagando el trato hecho con el Diablo.

Mando construir un mausoleo suntuoso en el


panteón del Tejocote para cada uno de sus hijos.
Cuando los albañiles estaban a punto de terminar,
de la nada se formó un remolino con una voz que
decía “Díganle a mi padre que aquí lo estoy
esperando” y los albañiles como era de esperarse
salieron a todo correr y con los pelos de punta del
panteón.

El Sr Andrés, con la intensión de romper el trato


con el diablo, mando traer al cura de
Tequisquiapan y le pidió que bendijera su casa y
que lo confesara el Cura recibió la confesión. Se
procedió a realizar la bendición de la casa, pero
cuando llego al lugar donde se tenía escondida la
olla, el cura ya no quiso continuar, le dijo ya estoy
cansado hay mucha mala influencia.

Cuando el Sr Cura iba de regreso a Tequisquiapan


por el camino de terracería, sus acólitos le
preguntaron ¿Por qué no término de bendecir la
casa padre? A lo que el cura les respondió, allí
estaba un perro negro que me amenazaba y cada
vez que tiraba el agua bendita, el perro se ponía
más furioso y los acólitos le dijeron que ellos no
habían visto ningún perro y el cura les respondió
lo ven por eso deje de bendecir la casa.

116
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Después de la confesión y bendición de la casa


todo siguió con aparente tranquilidad, pero la olla
ya no se llenaba de oro, cada vez estaba más
vacía y las cosas comenzaron a salirse de control.
Don Andrés, había contraído grandes
compromisos económicos y ya no los podía cubrir.

Nuevamente le estaba llegando a la pobreza y


comenzó a vender sus propiedades y pronto
enfermo, la olla ya no le daba monedas de oro para
su tratamiento y curación. Se hizo viejo, vivía
enfermo y muy pobre, cuentan que cuando
entraba en trance por la “calentura” o por los
nervios, siempre repetía “Diablo ese no fue el
trato”, ese no fue el trato y después de un tiempo
murió. Dejando a su familia en la miseria.

Atropellaron a una bruja

Cuando llegué a vivir a Tequisquiapan comencé a


escuchar los cuentos y leyendas que hay por todo
el municipio y lo que más me contaban era sobre
las brujas, el famoso charro negro y la llorona.

Un día fui a visitar a mis abuelos a la comunidad


de la “Fuente”, la gente de ese lugar y mis propios
abuelos afirman que hay brujas en ese lugar. Se
cuenta que por las noches en los cerros o montes
se ven bolas de fuego saltando de un árbol a otro
y así andan hasta que llegan al pueblo, también se
dice, que se les ve en forma de guajolotes negros.
117
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

La gente del rancho


coincide que las
brujas se alimentan
de la sangre
humana y en
especial de la
sangre de los
recién nacidos.

Cuentan que una


noche un hombre
venia en su camión
de carga por la
carretera de terracería y
apenas había caído la noche cuando de pronto se
le atravesó algo y lo atropello con su camión.

El señor bajo del vehículo para inspeccionar si


había alguna avería al camión, para su sorpresa
solo se había impactado con un guajolote negro,
lo recogió del camino y decidió llevárselo para
cocinarlo al día siguiente, sin más lo aventó en la
parte de atrás del camión y continuo su viaje.
A los pocos kilómetros de haber avanzado
comenzó a escuchar fuertes ruidos y gritos con
palabras que no entendía su significado, que
provenían de la parte posterior donde estaba el
guajolote, se bajó y fue a ver qué sucedía.

Al abrir la puerta, grande fue su sorpresa al ver que


ya no estaba el guajolote negro, en su lugar,
118
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

estaba un cuerpo deforme que parecía una mujer


y esa cosa espantosa estaba inerte.

El señor del camión fue a la cabina por una


lámpara y poder observar esa cosa horrenda y
cuando regreso averiguar ya no encontró nada, ni
el guajolote, ni el cuerpo y busco por los
alrededores, pero no encontró nada.

Lejos de espantarse se alegró mucho, pues se


evitó muchos problemas con la policía, pues no le
hubieran creído que esa cosa que parecía mujer
era en realidad una bruja que había atropellado.

La bruja chupa recién nacidos

Las brujas huelen a los recién nacidos y que un día


en el barrio de los Tepetates una señora solía
pasar las tardes en su patio, escogiendo su vara y
sacando cinchos de raíz, mientras tanto su bebe
dormía en la habitación.

Una tarde la señora se encontraba muy


concentrada tejiendo sus canastas. Cuando
escucho a su recién nacido llorar pero ella, no le
hizo mucho caso quería terminar sus canasta que
ya había comenzado.

Su bebe seguía llorando con más fuerza y al pasar


el tiempo, una de sus vecinas, llego corriendo y
gritando: ¡Eva, Eva, hay un guajolote en el tejado!,
119
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

se alarmo por los gritos de su vecina y corrió a ver


a su bebe que seguía llorando con más fuerza.

En la habitación la señora noto que su bebe tenía


un hilo blanco en la mejilla caía del tejado directo
a la carita del bebe. La madre del niño sin dudarlo
tomo las tijeras de su mandil y corto el hilo
apresuradamente y del hilo comenzó a brotar
sangre.

En ese mismo instante se escucharon unos


aleteos muy fuertes en el tejado, era la bruja que
se alejaba del lugar a toda prisa, cuentan que de
esa forma es como la bruja chupa a los recién
nacidos.

El fantasma del niño ahogado

Cuenta el Sr. Morales que, en el centro de


Tequisquiapan, donde ahora se encuentra el
conocido restaurante de K´apuchinos, y que hace
muchos años, pero muchos años, allí estaban los
baños “Paulin”, donde llegaban a bañar la poca
gente que visitaba en ese tiempo, este hermoso
pueblo.

Resulta que los Paulin era una muy rica y en la


parte posterior de los baños, se encontraba su
casa con alberca privada y solo la familia podía
meterse a nadar en ella. Hacían la excepción
conmigo y con mis primos que a veces nos
120
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

dejaban pasar al jardín donde jugamos futbol con


el hijo del dueño y al terminar todos juntos nos
aventábamos un clavado a la alberca.

Nadábamos un buen rato, nos divertíamos tanto


en esa agua calientita y cristalina, por la tarde
señora dueña de la casa nos invitaban un
sándwich y una rica coca cola.

Llego un triste día, el niño de la casa se metió a la


alberca y después de estar nadando y jugando con
el agua, resulta que se ahogó. Cuando los padres
se dieron cuenta corrieron ayudarle, pero ya nada
pudieron hacer por él, más que llorar su
irremediable perdida.

La casa quedo abandonada un buen tiempo y solo


mi tía Jovita quedo al cuidado de ella y en
ocasiones cuando venían mis primos de la Cd.
México de vacaciones, le pedíamos permiso a la
tía Jovita de entrar a jugar y meternos a la alberca.
No era mucho de su agrado, pero nos daba
permiso.

Una tarde estábamos jugando una cascarita de


futbol en el pastito, cuando escuchamos que
alguien se echa un gran clavado y salpica toda el
agua, volteamos a ver quién había sido, pero no
vimos a nadie y el agua ni siquiera se movía.

Todos nos volteamos a ver y comprendimos que


había sido el fantasma del niño ahogado.
121
Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

Entonces salimos corriendo bien espantados del


lugar y no regresamos jamás.

El muerto en el panteón

Resulta que una noche regresaba de la Cd. de


México y el autobús nos dejó en la gasolinera a la
entrada del pueblo. No quise caminar hasta la calle
de 5 de mayo y preferí cortar camino por entre el
panteón. Cuando recién había entrado comencé a
caminar más rápido para salir del panteón lo antes
posible.
Alcanzo a ver una silueta de una persona que
venía tras de mí y decidí esperarlo. Le salude
buenas noches y el me contesto el saludo. Para
hacer plática le pregunte ¿A usted no le da miedo
pasar a estas horas por el panteón?, y me
contestó: más antes cuando estaba vivo sí me
daba miedo, hoy que vivo aquí ya no.
Y patitas para que las quiero a correr sin parar
hasta salir del panteón.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

AGRADECIMIENTOS:

A los Tequisquiapenses, que generosamente nos


aportan su Cuentos y Leyendas, contribuyendo
con ello en el conocimiento e identidad de nuestro
pueblo, a preservar la cultura inmaterial de nuestro
pueblo.

En mi agradecimiento por su contribución a:


Ernestina Ochoa Morales, Alberto Camacho
Arteaga, Francisco Javier Felipe Valencia Cruz,
Guillermo Morales Ferrusca, Salvador Monroy
Vega, salvador Zamorano; Benjamín Álvarez
Armando Nieves Prado, René Ángeles Reséndiz,
Teodomiro Ochoa González, Lucia y Josefina
Morales Arce, Joaquín Serrano Morales Sergio
López Olvera, Elizabeth Hernández G., Adrián
Vega Olvera, Angélica Reséndiz Camacho,
Elizabeth Gutiérrez Estrada, Lidia Ángeles Lira,
Ana Lilia González Barrera, Guadalupe Díaz
Olvera, Alfredo Chávez Trejo, Carlos Vázquez
Rubio, Erika Muñoz Mentado, Fernando
Hernández Valencia, Marcela Ugalde González,
Diego Hernández Reséndiz, Adonía Ortíz
Caballero, Andrea López Ugalde, José Roberto
Barrera Santos, Santiago Hernández Reyes, Saúl
Ángeles Reséndiz, Víctor Rivas Nieto, Marco
Antonio Velázquez, Adriana Gómez García, Ma.
Verónica Nieto González, Elizabeth Reséndiz
Olvera, Justino Mejía Hernández, Ma. Adriana
Ugalde González; Cecilia Mendoza Martínez.

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Cuentos y leyendas de Tequisquiapan

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