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Universidad Rural de Guatemala

Facultad de Ciencias Naturales y del Ambiente


Sede 025 Mazatenango, Suchitepéquez
Ingeniería Agroindustrial

Primer avance de texto paralelo

Edgar Ricardo Reyes Hernández


Carnet 16 260 0028
Dasonomía
Ingeniera María del Carmen Penagos
Sexto semestre
Dasonomía

La dasonomía es el conjunto de disciplinas que estudian los bosques respecto de su formación,

manejo, reproducción y aprovechamiento buscando la máxima renta del capital forestal en calidad

y cantidad a perpetuidad.

Disciplinas que la integran

Dendrología: Estudio de la estructura micro y macroscópica de la madera, contemplando también

los aspectos sistemáticos y fitogeográficos.

Ecología forestal: Estudia el bosque como comunidad biológica partiendo de la interrelación entre

los organismos y su medio físico.

Silvicultura: Disciplina que se ocupa de la plantación, desarrollo, cuidado, manejo y reproducción

de los bosques.

Dasometría: Estudia principalmente la cuantificación del recurso forestal, mediante la medición

del volumen y edad de las masas forestales y de sus componentes. Abarca también:

Epidometría: Mide el crecimiento en volumen y edad de los árboles y su espaciamiento.

Dendrometría: Es la cubicación de árboles y masas boscosas.

Dasocracia u Ordenación florestal: Es organizar un bosque conforme a las leyes económicas sin

infringir las biológicas que la investigación silvícola y epidométrica recomiendan.

Dasotomía o Aprovechamiento forestal: Disciplina que contempla la planificación y los trabajos

concernientes a la utilización del recurso forestal.


Sanidad forestal: Estudia lo concerniente a las plagas, enfermedades y agentes perjudiciales del

bosque y sus tratamientos.

Industrias florestales: Estudio de las diversas posibilidades de industrialización de las masas

boscosas y sus productos.

Economía Política y Legislación florestal: Contemplan el desarrollo y administración del sector

florestal desde el punto de vista legal, económico y político de una nación o de un estado.

Importancia de la Dasonomía en el Mundo

En la conferencia celebrada en Rio de Janeiro en 1,992 con la participación de178 países, se aprobó

la Agenda 21. Ella contiene un capítulo sobre cuestiones forestales, el cual representa el marco

para la Cooperación Internacional en materia de protección y manejo sostenible de los recursos

forestales, en conjunto con la Declaración de Bosques, también aprobada en Rio. Las resoluciones

de Rio, sirven como base para una reforma progresiva de las políticas nacionales con el objetivo

de promover el desarrollo ecológicamente racional y sostenible en los países industrializados y en

vías de desarrollo. El modelo de desarrollo sostenible contiene tres principios centrales, en base a

los cuales deberían orientarse todos los ámbitos de la política: eficiencia económica, justicia social

y sostenibilidad ecológica. Para el manejo de los recursos naturales, ello significa que su

aprovechamiento a nivel mundial no debe perjudicar las posibilidades de desarrollo de las

generaciones venideras. Los bosques de todas las zonas climáticas representan, a través de sus

múltiples funciones, uno de los más importantes fundamentos de vida para el ser humano. Además

contribuyen a la conservación global de la diversidad biológica, por lo tanto es necesario gestionar,

conservar y desarrollar los recursos forestales y áreas boscosas en forma sostenible ya que solo de
esta forma se puede asegurar a largo plazo y en forma ecológicamente racional la obtención

sostenible de productos forestales como madera, forrajes, alimentos, medicamentos, leña, o

carbón, además de otras funciones del bosque como la protección contra la erosión, la preservación

de biotopos o la captura y almacenamiento de CO2, responsable del efecto invernadero.

Concepto de Árbol

Un árbol es una planta de gran porte, de tronco único, leñoso y que se ramifica a cierta altura del

suelo. La planta será considerada como árbol si ya en su madurez su altura supera los 6 metros de

altura y además produce ramas secundarias año tras año, diferenciándose por estas condiciones de

los arbustos. Además otra de sus características es la longevidad, por ejemplo, algunas especies,

tales como las secuoyas gigantes californianas, las cuales pueden superar los 100 metros de altura.

Aquí en Guatemala tenemos nuestra representante que es La Ceiba, La Ceiba es un árbol 3 robusto

que podría llegar a medir más de setenta metros de alto, 45 metros de ancho. Crece en clima cálido

y se puede encontrar en los Estados Unidos Mexicanos, Centro y Sur América. Por su frondosidad,

humecta la tierra y es hábitat para muchos animales.


 Nombre científico o latino: Ceiba pentandra (L.) Gaertn.

 Nombre común o vulgar: Ceiba.

 Familia: Bombacaceae.

 Origen: América tropical.

 La semilla tiene un aceite combustible y una vez molida sirve de alimento.

 Como especie ornamental es un magnífico árbol de sombra.

 Por su gran desarrollo, es un árbol que necesita espacio.

 Se multiplica por semillas y por estacas.

La importancia de los Arboles

.Los árboles son un importante componente del paisaje natural debido a que previenen la erosión

y proporcionan un ecosistema protegido de las inclemencias del tiempo en su follaje y por debajo

de él. También desempeña un papel importante a la hora de producir oxígeno y reducir el CO2 en

la atmosfera, así como moderar las temperaturas en el suelo. La madera de los arboles es un
material de construcción, así como fuente de energía primaria en muchos países en vías de

desarrollo. Regulación Hídrica: 4La copa de un árbol es flexible y está diseñada para atrapar la

lluvia, causando que ésta se deslice a través de las hojas, ramas y el tronco hasta llegar al suelo. Al

amortiguarse el impacto de la lluvia en el árbol se abate la erosión y se protege al suelo superficial.

Regulación Térmica: La copa de un árbol está diseñada para captar la luz solar y al extenderse

sombrea el piso, causando bienestar en un día soleado y protegiendo la fauna, la flora inferior y al

hombre y sus bienes, del efecto dañino del impacto directo de los rayos solares. A nivel global los

bosques reducen el calentamiento de la atmósfera y regulan el clima de la tierra. En las ciudades,

la pérdida de árboles eleva las temperaturas y la evaporación del suelo. La falta de árboles

suficientes en varios cuadros de la ciudad permite que las islas de calor sean más severas. Las

temperaturas en las calles del centro de la ciudad en primavera y verano pueden ser hasta de 3ºC

más en promedio que en las de los parques y alamedas de la ciudad; el equivalente a 200 m de

elevación por cada grado centígrado. Es cierto que no detienen un huracán, pero su presencia resta

velocidad a las tormentas, disipando su fuerza y mejorando el ambiente. Reducen la contaminación

del aire: Su copa está diseñada para que el aire pase a través de las hojas, filtrando los polvos,

cenizas, humos, esporas, polen y demás impurezas que arrastra el viento. Las hojas pubescentes y

la corteza rugosa en el tallo atrapan tales impurezas. El árbol secuestra el bióxido de carbono que

contamina la atmósfera. A través dela fotosíntesis que realizan las hojas, el árbol atrapa el CO2 de

la atmósfera y lo convierte en oxígeno puro, enriqueciendo y limpiando el aire que respiramos. Se

estima que una hectárea con árboles sanos y vigorosos produce suficiente
LAS FUNCIONES DEL BOSQUE

La conversión y la destrucción de los bosques no tienen que examinarse exclusivamente en función

de los aspectos económicos, medidos éstos por el valor monetario del producto de uso final

principal que de él se extrae, la madera; sino en relación con las amplias funciones que el bosque

desempeña en el sistema natural. Sus principales funciones pueden agruparse en protectivas,

reguladoras y productivas a nivel del ecosistema, y adquieren valor económico según el uso que

el hombre haga no sólo del recurso forestal, sino de la totalidad de cada ecosistema. Así, según el

estudio UNESCO-UNEP-FAO ya citado, las funciones del bosque se clasifican en la forma

siguiente:

a. Funciones protectivas

o protección del suelo por absorción y desviación de las radiaciones, precipitaciones

y vientos;

o conservación de la humedad y del dióxido de carbono al reducir la velocidad del

viento;

o hábitat natural, tanto para otras plantas como para los animales.

b. Funciones reguladoras

o absorción, almacenamiento y generación de dióxido de carbono, oxígeno y

elementos minerales;

o absorción de aerosoles y sonidos;

o captación y almacenamiento de agua;

o absorción y transformación de energía radiante y termal.

c. Funciones productivas
o almacenamiento de la energía en forma utilizable por la fitomasa;

o autorregulación y proceso regenerador de madera, corcho, fruta;

o producción de químicos: resinas, alcaloides, aceites, látex, productos

farmacéuticos, etcétera.

Todas las funciones pueden ser manejadas por el hombre a fin de llevar al máximo los beneficios

de su uso. La importancia del bosque tropical en el funcionamiento del sistema natural y las

características especiales que le son inherentes, así como el papel que desempeña o puede llegar a

desempeñar en el desarrollo de la periferia, justifica que subrayemos a continuación, algunos de

sus aspectos.

Se dice que el bosque tropical trasciende en importancia la de las áreas tropicales. En efecto, aun

cuando representa aproximadamente 50% de los bosques mundiales, desempeña un papel

importantísimo en la regulación de los climas en el mundo. En las regiones tropicales --que son

40% de la superficie terrestre-- se efectúa 58% de la evaporación en el ciclo global del agua. Así

mientras en Finlandia la evaporación promedio es de 20 cm por año y en el sureste de Inglaterra

de 50 cm, en el Congo y en Kenia es de 120 y 150 cm anuales respectivamente. En Carolina del

Norte fluctúa entre 80 y 120 cm, en tanto que en Sudán, en los pantanales del Nilo, alcanza 240

cm por año.12 Cabe mencionar, como aspecto interesante, que menos de la mitad de la precipitación

pluvial del área amazónica llega a escurrirse por los ríos. Ahora bien, resulta que 20% del agua

dulce del mundo se encuentra en dicha área.

Los bosques tropicales, a pesar de representar sólo 4% de la superficie terrestre, son responsables

en más de 25% de la fijación del carbono en la tierra a nivel mundial. Estos bosques tienen además

función reguladora térmica mundial. La radiación neta en las zonas tropicales es alta, debido a que
el sol está cerca del cenit durante todo el año, efecto que se suma al bajo albedo del propio bosque

y a la baja temperatura de la canopia forestal. La energía evaporada se transporta fuera de los

trópicos como calor latente, y está disponible en el balance térmico después de la condensación

del vapor de agua, desempeñando consecuentemente un papel importante en el sistema

termodinámico del mundo.

El proceso de deforestación, al eliminar la cubierta protectora, aumenta la reflectividad, con lo

cual se incrementa la reflexión de calor solar. En los suelos húmedos tiende a aumentar la

evaporación y, por lo tanto, los suelos tienden a enfriarse. En cambio, en los suelos secos aumenta

la absorción por radiación, y ello hace que tales suelos sean más calientes. Sus mayores

temperaturas aumentan las tasas de mineralización, afectando en definitiva su estabilidad y

estructura, viéndose reducida su resistencia, quedando así más expuestos a la erosión.

El proceso de deforestación apareja la destrucción de los arbustos y otras plantas y vegetales que,

junto con los árboles, constituyen el ecosistema y posibilitan su funcionamiento. Al desaparecer

los árboles más altos, se produce un lento deterioro de aquellas plantas más bajas, y, finalmente,

el suelo queda expuesto a los efectos erosivos del viento y de las lluvias. La pérdida de la cubierta

vegetal y del humus va disminuyendo paulatinamente la capacidad de retención de agua, se reduce

el proceso de transpiración por falta de árboles y el clima se va modificando poco a poco.

La cubierta vegetal del bosque tiene una función estratégica en el ciclo de nutrientes que se lleva

a cabo en estos ecosistemas tropicales. La exuberante vegetación es la que capta y almacena los

nutrientes solubles: nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio. Al contrario de los ecosistemas

templados, los suelos de los ecosistemas tropicales no tienen capacidad de retención de los

nutrientes. Cuando éstos quedan en él, son rápidamente afectados por el proceso de lixiviación y,
por lo tanto, se pierden para los fines productivos de la biomasa. En otras palabras, para que el

ecosistema sea eficiente, es preciso que los nutrientes pasen rápidamente a la masa vegetal, que se

encarga de su reciclaje.

El cumplimiento de este proceso requiere varias funciones del ecosistema tropical. Así, por

ejemplo, el bosque se caracteriza por una intrincada red de raíces, que se extiende hasta 100 m del

tronco principal y penetra hasta 30 m de profundidad, constituyendo un sistema tres veces más

denso que el de los bosques templados, y logra una alta eficiencia en el proceso de absorción de

nutrientes cuya pérdida no alcanza 1%.

Facilitan el proceso, el acelerado crecimiento del bosque tropical y la rápida descomposición,

posibilitados por la elevada temperatura promedio y la humedad ambiente. Esta pronta

descomposición se traduce en una muy pequeña capa de materia orgánica y humus, y el rápido

reciclaje hace que entre 75% y 90% de los nutrientes de los sistemas tropicales se encuentren

almacenados en la masa vegetal, siendo los suelos muy pobres en nutrientes, con el inconveniente

de que la delgada capa de humus facilita de un lado la retención de aluminio y óxidos de fierro y

níquel, pero aumenta la solubilidad de sílice y caolín, propiciando los procesos de

laterización. Esto quiere decir que los suelos tropicales son habitualmente pobres en calcio,

potasio, fósforo y otros minerales.

La eficiencia del proceso se ve asegurada por la gran diversidad de especies del bosque tropical,

que permite la presencia simultánea de especies con diferentes requerimientos. Estos bosques se

caracterizan por la baja concentración de variedades de la misma especie y por la proliferación de

muchas especies en reducidas áreas. Una de las características más relevantes del bosque tropical,
es su enorme diversidad vegetal y animal. Se estima que contiene entre 40 y 50% de los 10 millones

de especies que se calcula que existen en la tierra.

Meyer señala que la Amazonia, el área más rica del mundo, tiene un millón de especies entre

plantas y animales: más de 1 800 especies de pájaros, 2 000 especies de peces, es decir, cuatro

veces más que la cuenca del Zaire, ocho veces más que la del Mississippi y diez veces más que

toda Europa.

Esta enorme variedad no sólo constituye la más grande reserva genética del mundo, sino que

cumple un papel clave en el funcionamiento del ecosistema, al permitir su perpetuación y

regeneración. Pero además, proporciona recursos alimentarios, medicinales e industriales, que no

han sido evaluados más que en mínima parte. Sólo 1% de las especies de los bosques tropicales

han sido estudiadas con miras a su utilización económica; 1 500 plantas de bosques tropicales

tienen propiedades anticancerosas; más de 50% de los medicamentos modernos provienen de

plantas, en su mayoría tropicales, incluyendo la estricnina, la reserpina, el curare y la quinina; más

de 30 000 plantas tienen propiedades alimentarias, y, en cuanto a las posibilidades industriales --

aparte de la habitual y tradicional de la madera--, cabe mencionar las abundantes especies para la

producción de gomas, resinas, alcanfores, aceites, látex, etc. En lo que respecta a las propiedades

alimentarias, la diversidad de los ecosistemas forestales los convierte en importantes reservas de

alimentos, capaces de paliar las escaseces debidas a la estacionalidad o de complementar dietas

poco diversificadas. FAO señala que pequeños roedores, pájaros, reptiles y otros animales de

mayor tamaño proporcionan gran porcentaje de la proteína animal que consumen ciertos pueblos.

Plantas y frutos silvestres constituyen también recursos alimentarios que se pueden obtener

directamente del mercado. Se estima que los bosques húmedos albergan a 200 millones de
personas y los proveen de sus necesidades más esenciales: fibras y madera para la construcción,

leña, forraje para los animales, etc. Además, los bosques tropicales están proporcionando

variedades de predadores y plagas de insectos con fines de control biológico para la agricultura.

Los productores de cítricos de Florida (Estados Unidos) importaron recientemente, a un costo de

35 000 dólares, avispas parásitas para proteger sus plantaciones. Este tipo de control biológico ha

permitido un ahorro que fluctúa entre 25 y 35 millones de dólares anuales.

Por lo tanto, los procesos de deforestación tienen un costo tanto en términos monetarios por

productos valorados por el mercado, como también un costo mucho más grave, insidioso, y de

efectos a largo plazo mucho más graves que está asociado al deterioro de las funciones protectoras,

reguladoras y productivas del bosque. Se pierden tierras fértiles, se producen inundaciones al

desaparecer la función protectiva y reguladora; desaparecen especies al perder el bosque su función

de hábitat; pérdidas del recurso agua al alterarse el ciclo hidrológico, y la función reguladora del

bosque, pérdidas de especies madereras; cambios climáticos, aparición de plagas que hacen

inhabitables ciertas áreas. Algunos de estos procesos son irreversibles, pero otros se recuperan

lentamente a un elevado costo económico.

El proceso de laterización --formación de desiertos rojos, a consecuencia de la deforestación y

posterior compactación y recalentamiento de los suelos tropicales-- es básicamente irreversible, y

se considera como una de las causas fundamentales de la desaparición de la civilización Khemer

(Cambodia). Asimismo, ha hecho fracasar el establecimiento de haciendas agrícolas en la zona de

Iata, en la Amazonia: a los cinco años de iniciarse el proceso, la zona se había transformado en un

«pavimento de rocas». La pérdida de variedad genética es otro de los efectos irreversibles, cuya

importancia y magnitud es hoy en día imposible de calcular. Los procesos de deforestación del
Himalaya son causa de las inundaciones periódicas en el sudeste asiático, inundaciones que tienen

desastrosas consecuencias. En el valle del Indo ha habido más inundaciones en los últimos 25 años

que en los seis decenios previos. Las inundaciones de 1973 fueron catastróficas, pues cubrieron 2

millones de hectáreas cultivadas y 10 000 aldeas. El monzón de 1978 ensanchó 40 veces la anchura

normal del cauce del Ganges, inundando las zonas agrícolas con daños calculados en 2 000

millones de dólares.

Por otra parte, debido a la deforestación, los ríos que corren en la frontera entre Nepal e India están

secos durante gran parte del año, para desbordarse después en las épocas lluviosas, alcanzando

anchuras de un kilómetro y medio.

Las inundaciones y deslizamientos de tierras en Filipinas ocasionan pérdidas anuales de 20

millones de dólares. Las grandes obras hidráulicas se ven afectadas por la deforestación, tanto por

la disminución en los caudales de agua, como por los daños que causa el atarquinamiento. Por

ejemplo, el atarquinamiento de la presa de Ambuklao, al norte de Luzón, provocado por la

deforestación con la consiguiente pérdida de capacidad de retención de agua, ha reducido de 60

años a sólo 32 la vida útil de esa importante obra.

La sedimentación resultante de los procesos de deforestación y erosión del Himalaya han reducido

la vida del proyecto Ram Ganga de 150 a sólo 45 años.

La acelerada deforestación de Haití, que ha reducido el área boscosa de 80% del territorio a sólo

9% en 25 años, se menciona como una de las causales de la sequía que ha asolado a la isla en los

últimos años. Las precipitaciones se han reducido a un tercio de sus medias normales, afectando
el suministro de energía eléctrica y obligando a las autoridades a establecer racionamientos

energéticos.

La deforestación origina, asimismo, los grandes problemas que enfrenta Panamá. Las áreas de

captación de aguas disminuyeron al reducirse los bosques en 35% a partir de 1952, pero además

el agua disponible en los lagos Gatún y Alajuela bajó a niveles que impiden a veces la plena

utilización del canal. Así sucedió en 1977, cuando el nivel del lago Gatún se quedó debajo del

requerido para tal uso. Por su parte, el atarquinamiento del lago Alajuela produce un proceso de

sedimentación que amenaza el paso de barcos de gran tamaño por el canal.

Por otro lado, la deforestación puede originar ciertas pestes, como en el caso de Sierra Leona,

donde significó la destrucción del hábitat natural del predador de la mosca tse-tse, vector de

tripanosomiasis. Este insecto se reprodujo rápidamente y la enfermedad se propagó a medida que

el proceso de deforestación se llevaba a cabo.

La deforestación se debe a causas muy diversas: actividades de subsistencia para la provisión de

leña combustible, maderas para uso industrial, expansión de la frontera agropecuaria, cultivos

migratorios, apertura de carreteras, irracional explotación de bosques, explotación ganadera,

etcétera.

Las causas principales de deforestación pueden agruparse como sigue:

 conversión para la agricultura;

 conversión para agricultura de subsistencia; la información sobre este tipo de conversión

es precaria;

 pastizales para ganadería intensiva;


 tala para la producción de carbón de leña y para la provisión de energía en comunidades

rurales y urbanas de los países en desarrollo;

 deforestación para fines comerciales de maderero e industria forestal.

Las necesidades de energía para uso doméstico en los países en vías de desarrollo suelen ser uno

de los motivos más importantes de deforestación.

El consumo de leña para fines energéticos directos absorbe 1 800 millones de m3, es decir, más de

la mitad del consumo mundial de madera. Además, 300 millones de m3 de residuos de la

manufactura de la madera se recuperan para producción de energía, por un valor equivalente a 520

millones de toneladas de petróleo. Esto representa aproximadamente 5% del consumo mundial de

energía.

El 90% del consumo de madera para energía se produce en los países en desarrollo, donde se

estima en más de 2 000 millones, las personas que dependen de este tipo de energía. En estos

países el consumo de madera para energía representa entre 80% y 85% de su producción anual de

madera, con un máximo de 93% en África y un mínimo de 80% en América Latina.

En 1978 la madera propiciaba sólo 1% del suministro de energía de los países desarrollados,

mientras que en los países en desarrollo era de 21% y en África alcanzaba 58%; el promedio

mundial era 5%. En ese entonces se calculaba que del total de madera consumida anualmente en

países en desarrollo, 82% tenía tal destino. La madera contribuía con 58% al total de energía

consumida en África, 42% en Lejano Oriente, 20% en América Latina y 14% en Medio Oriente.

En Tanzania, el consumo de madera para la producción de energía per capita era de 1.8 t al año, y

representaba 96% del consumo total de ese rubro.


Al promediar la última década de este siglo la situación apenas ha cambiado, la madera para

energía alcanza 1 560 millones de metros cúbicos y representa 80% de la producción de leña de

los países en desarrollo, volumen equivalente a 400 millones de toneladas de petróleo y a 15% del

consumo energético de los países en desarrollo. Más aún, en 40 de los países más pobres del mundo

la madera provee más de 70% del consumo nacional de energía. En estos países el consumo de

energía proveniente de la madera fluctúa entre 0.1 y 0.5 t de petróleo equivalente per capita y

constituye prácticamente el único suministro energético en muchas partes del mundo en desarrollo.

En algunas regiones el consumo de energía proveniente de la madera es escaso, y las comunidades

deben recurrir a la quema de hojas, arbustos, residuos agrícolas, rastrojos y estiércol, como es

frecuente en algunas partes del subcontinente índico, donde 50% de la energía consumida en

algunas zonas rurales tiene ese origen. En contraste, el promedio de uso de madera para energía

en los países en desarrollo es similar, 0.2 t de petróleo equivalente, pero en este caso no pasa de

ser sino un pequeñísimo complemento del consumo de otras formas de energía.

En 1988 la FAO consideraba que el consumo mundial de madera para fines energéticos debería

ser de 2 235 millones de metros cúbicos en el año 2000. Sin embargo, señalaba que este aumento

del consumo se encontraba limitado en los países en desarrollo, por las posibilidades de

abastecimiento que permiten un crecimiento máximo de 2% anual promedio, con lo cual se llegaría

al año 2000 con un consumo de 1 900 m3 por año. Esta cifra resulta inadecuada para satisfacer las

necesidades de la población: se estima que alrededor de 2 400 millones de personas enfrentaron

una aguda escasez de leña o se encontrarán en áreas deficitarias. Si proyectamos las necesidades

actuales de leña al año 2000, éstas excederán las posibilidades de abastecimiento en 500 millones

de metros cúbicos en América Latina. Para satisfacer estas necesidades se requeriría plantar

anualmente 7 millones de hectáreas de árboles.


Proyecciones más recientes señalan que hasta el año 2010 los países en desarrollo aumentarán el

consumo de madera para fines energéticos a una tasa promedio anual de 1.6%, lo que los llevaría

a un consumo de 2 120 millones de metros cúbicos en el 2010.

La utilización de bosques para uso doméstico ha producido, por un lado, un proceso de erosión de

tierras en zonas tropicales, y es sin duda una de las causas del avance de los desiertos en las

regiones del Sahara y del Sahel.

Se calcula que los árboles desaparecieron en un área de 70 km alrededor de Ouagadougou. Por

otro lado, la creciente escasez de leña obliga a recogerla de lugares distantes. En el Sahel, por

ejemplo, hoy es común que la recolección de leña obligue a un recorrido semanal de más de 100

km, y al mismo tiempo representa un porcentaje creciente del ingreso per capita de las poblaciones

de estas áreas.

La FAO calculaba, a mediados de los ochenta, que el consumo de leña para energía absorbía 15%

de los ingresos en la región de las tierras altas de Corea y 25% en regiones de la sierra andina y en

Sahel. En Colombia, Níger, Burkina-Faso, Tanzania y Kenia se calculaba entre 20% y 30% del

ingreso familiar dedicado a la adquisición de leña para fuego. En Tanzania se calcula que los 250

a 300 hombres/día que emplea cada familia en la recolección de leña, representan una pérdida neta

de 430 a 515 dólares.

El consumo de madera para fines industriales que en 1975 era de 132 millones de toneladas de

papel y celulosa, aumentó a 238 en 1990, mientras que el consumo para paneles y otros productos

similares han aumentado de 47 millones de metros cúbicos, a 125 millones de metros cúbicos. De
esos totales los países en desarrollo aportaban, en 1990, 42 millones de toneladas y 17 millones de

metros cúbicos, respectivamente.

Entre 1950 y 1973 aumentó notablemente el consumo de madera tropical para tableros y otros usos

industriales: de 26 millones de metros cúbicos a 109 millones, mientras que la exportación de los

países tropicales subía de 3.8 a 47.4 millones de metros cúbicos. En 1976 el valor de las

exportaciones de madera tropical alcanzó los 4 000 millones de dólares cuando en 1954 era de 272

millones. Pese a este espectacular crecimiento, las maderas tropicales sólo representaban 15% del

comercio maderero internacional.

En 1990, el comercio mundial de maderas fue de 97 mil millones de dólares, lo cual representa

3% del comercio mundial de mercaderías, habiéndose más que triplicado en términos reales;

dentro de esta evolución, las exportaciones de los países en desarrollo participan con 15%. Los

principales exportadores del Sur son Indonesia y Malasia, con exportaciones por 3 000 millones

de dólares; Brasil, con exportaciones por 1 800 millones de dólares, y Chile, que exporta maderas

por un total de 800 millones de dólares.

Por otro lado, esta explotación sólo en muy pequeña escala ha llegado a procesos avanzados de

manufactura. La madera en rollizo representaba, en 1973, 79% de la exportación maderera de los

países en desarrollo, siendo 15% madera aserrada y sólo 6% en forma de paneles y chapas. La

elevada exportación de madera en bruto, debida principalmente a la ausencia de industria

procesadora interna, implica que sea mínimo el valor agregado generado por esa industria. El

problema se acentúa cuando la explotación se lleva a cabo por corporaciones multinacionales que

remiten al extranjero «royalties», utilidades, importante parte de los sueldos, etcétera.


Desde el punto de vista ocupacional, tal desarrollo ha dejado bastante que desear. La explotación

maderera moderna es intensiva en capital y al mismo tiempo, una cantidad importante de sueldos

y salarios se canaliza hacia el personal especializado extranjero. La situación varía según las

regiones, siendo más acentuada en África y menos en Asia y en América Latina. En el caso

africano, 40% del ingreso generado por el madereo y su transporte e industrialización se paga a

personal extranjero proveniente de países industrializados, 30% a personal africano de otras

regiones, y sólo 30% constituye ingreso para el personal local.

Los beneficios de la explotación forestal en países en desarrollo, y en especial de los bosques

tropicales, disminuyen más todavía si se calculan las pérdidas debidas a las formas tradicionales

de explotación empleadas. Se pierde madera de especies forestales de valor internacional

relativamente escaso o simplemente de valor desconocido. Ello se debe, en parte, al hecho de que

la explotación del bosque tropical está aún restringida a unas cuantas variedades que logran precios

interesantes en los mercados internacionales. Una de las características del bosque tropical es la

poca concentración de una variedad, en oposición a una gran diversidad por hectárea. Así, en una

hectárea de selva amazónica, en la región de Manaos, se encontraron 235 especies diferentes de

árboles, cuando en un bosque templado lo normal es encontrar no más de diez especies. Los

estudios sobre los bosques ecuatoriales de Brasil revelan la existencia de 700 especies y en una

hectárea cualquiera hay un millar de árboles de más de 5 cm de diámetro, pertenecientes a unas

100 especies en promedio. De estos 1 000 árboles, unos 40 pueden ser considerados de tamaño

comercial. La forma típica de explotación del bosque tropical es lo que en inglés se

llama skimming, es decir, una operación altamente selectiva de especies comerciales, con absoluto

desprecio por el resto de las especies, que se destruyen o se ven irremediablemente dañadas. Lo
habitual es que se utilicen muy pocas variedades: generalmente, no más de unas 20 de 400

variedades promedio. El madereo de las especies comerciales se efectúa a expensas de las otras.

La apertura de caminos madereros representa a veces hasta 10 km por km 2 de bosque explotado.

Ello, junto con las zonas de depósito, llega a ser hasta 10% y 30% de la superficie forestal. Tal

sistema de explotación implica que en África sólo se utilizan de 5 a 20 m 3 por hectárea, y que en

Asia, entre un tercio y dos tercios de los árboles restantes quedan dañados y se pierden

irremediablemente. Según la FAO, el promedio en las zonas tropicales en general es de un décimo.

La utilización de tecnología no apta para zonas tropicales es en parte causa de este uso ineficiente

del recurso. La maquinaria es demasiado pesada o demasiado liviana, y está adaptada a las

exigencias de los bosques templados norteamericanos y europeos, pero ciertamente no diseñada

para los bosques tropicales. Así, es frecuente que se inutilicen los suelos, debido al uso de tal

maquinaria. Con base en la estimación de un tercio de bosque dañado, Meyer calcula que la

explotación maderera provoca la eliminación de entre 17 700 y 29 000 km2 de bosque tropical

húmedo al año, con la consiguiente pérdida de especies vegetales y animales, algunas en forma

definitiva. Por otro lado, la tecnología mencionada tiene escaso impacto desde el punto de vista

ocupacional.

La expansión de la frontera agropecuaria y la apertura de bosque tropical con fines ganaderos para

la exportación de carne, han adquirido --sobre todo en América Latina-- una importancia creciente,

y se añaden a las causas ya señaladas de eliminación de la cubierta forestal. En estos casos se da

una expansión de tipo horizontal de la frontera agropecuaria que se podría denominar espontánea,

basada en la colonización y en la penetración del bosque tropical y que se caracteriza por un nivel

tecnológico relativamente bajo, más bien orientada a la producción agrícola para abastecer las
zonas urbanas, con la pérdida de fertilidad de las tierras que se van incorporando y el aumento de

costos necesarios para mantener los niveles de productividad. Muchas de estas áreas se fueron

transformando en actividades ganaderas, estimuladas por los altos precios de la carne en el

mercado internacional.

Frente a esta expansión de tipo espontáneo se encuentra la expansión basada en políticas de

colonización que fomentan la penetración de la actividad privada en las explotaciones ganaderas.

Este proceso de deforestación con vistas a la expansión del ganado para la producción de carne

destinada a los mercados internacionales es importante en América Latina y en especial en Brasil

y Centroamérica. La apertura del bosque tropical es fomentada por las políticas económicas de los

respectivos países, que consideran una oportunidad para lograr ingresos sustanciales de divisas en

los altos precios de la carne y las tendencias de crecimiento en su demanda internacional.

La mayor parte de la explotación ganadera en terrenos deforestados de regiones tropicales se lleva

a cabo por las grandes corporaciones internacionales, entre las que cabe mencionar a Volkswagen,

Sifco Industries, Mitsui, Liquigas, Markhof, etc. Estas empresas obtienen permisos

gubernamentales para la remoción del bosque, sujetos a ciertas normas en cuanto a la magnitud de

deforestación. Sin embargo, los objetivos e intereses de las grandes transnacionales no

necesariamente coinciden con los de los gobiernos. Éstos, además, en la gran mayoría de los casos,

no tienen capacidad técnica ni administrativa para fiscalizar el cumplimiento de las normas

establecidas, por lo cual son frecuentes los conflictos.

El caso está ilustrado por el ya histórico conflicto surgido en 1976 entre la Volkswagen y el

gobierno de Brasil. Este último recibió del gobierno norteamericano fotografías obtenidas desde

el satélite Skylab, que mostraban extensas áreas del estado de Pará cubiertas por el fuego en las
concesiones de Volkswagen. La empresa tenía autorización para deforestar 9 000 ha, área muy

inferior a la revelada por las fotografías del Skylab. La compañía fue multada con 6 millones de

dólares. Sin embargo, cabe preguntarse acerca del verdadero daño causado por el desmonte que se

realizó.

La deforestación para fines comerciales ganaderos se lleva a cabo en su mayor parte con pérdida

absoluta de recursos madereros, ya sea utilizando fuego, como en el caso mencionado, o por el uso

intensivo de herbicidas. Como consecuencia de lo anterior, se estima que un promedio de 50 m3 de

madera comercial por hectárea se pierde por quema. Se calcula que Brasil ha convertido 80 000

km2 de bosque tropical en pastizales para ganadería, con una población de siete millones de

cabezas de ganado entre 1965 y 1980.

Por otra parte, los pastizales desarrollados a expensas del bosque tropical dejan bastante que desear

en cuanto a rendimientos. La densidad ganadera parece ser relativamente baja: sólo un animal por

hectárea, con animales que necesitan cuatro años para llegar a un peso comercial. Además, los

pastizales van perdiendo rápidamente fertilidad y para mantener su productividad requieren

grandes cantidades de abonos. Se estima que la productividad se mantiene por sólo seis a diez

años, y que el pastizal se ve posteriormente invadido por matorrales, a menos que se introduzcan

costosas técnicas de mantenimiento con fertilizantes. Sin embargo, frente a la posibilidad de una

expansión relativamente «barata» de la frontera, el industrial prefiere abandonar el pastizal y

desmontar nuevas áreas de bosque. La consecuencia es la destrucción, a menudo irreversible, del

bosque tropical, con resultados económicos de dudosa eficiencia para el proceso de desarrollo en

el largo plazo.
De 1960 a 1979 la ganadería centroamericana registró una expansión de 160%, con un

concomitante incremento en la exportación de carne de 20 000 a 150 000 t, y una reducción del

bosque tropical de 400 000 km2 en 1960, a unos 180 000 km2 en 1978. En Costa Rica, entre 1950

y 1973 se incorporaron 1.2 millones de hectáreas de bosque al uso agropecuario, lo que significó

reducir el área forestal, que representaba 76% del país, a 52.5%. Entre 1961 y 1978 la producción

de carne en Costa Rica se incrementó en 228%, pero es curioso que el consumo interno se haya

mantenido a niveles extremadamente bajos, reduciéndose a sólo 12.6 kilos per capita al año. Es

decir, la explotación ganadera estuvo básicamente orientada a satisfacer los mercados

internacionales. Por otra parte, la exportación se hace a precios muy inferiores a los imperantes en

los centros ganaderos de los países desarrollados. La carne de vacuno importada durante 1978 por

Estados Unidos desde Centroamérica, registró un precio promedio de 1.47 dólares por kilo en

circunstancias que el precio de la carne producida en Estados Unidos registraba un precio al por

mayor de 3.3 dólares por kilo. ¿Cómo computar en estos casos el costo de la destrucción del bosque

tropical en el precio de la exportación de carne?

La apertura de carreteras es otro factor de eliminación de los bosques tropicales. Hasta 1985, se

estimaba que 18 millones de hectáreas habían sido deforestadas en Brasil para abrir carreteras. El

caso más polémico y político fue el de la Transamazónica, realizada con préstamos del Banco

Mundial por 400 millones de dólares. La carretera une el nordeste brasileño con la frontera

peruana, en una extensión de casi 6 000 kilómetros, y permite la colonización de un área

considerable, estimada en 100 kilómetros a ambos lados del camino. Otras obras viales brasileñas

como la Transpantaneira y la carretera Belem-Brasilia, y aquellas otras a través del Darién y el

Orinoco, dan una idea de la cantidad de bosque --y sólo en América Latina-- que se elimina a

consecuencia del desarrollo vial.


Los cultivos migratorios son otra causa --probablemente la más antigua-- de la deforestación

tropical. Arnold39 señala que los cultivos migratorios constituyen la principal fuente de

deforestación en el mundo en desarrollo, representando aproximadamente 70% de la deforestación

en África, 50% en Asia y 35% en la América tropical. El proceso consiste en la migración de una

región a otra para permitir la recuperación de la fertilidad de los suelos. La FAO indica que el

periodo de barbecho natural para la recuperación de la fertilidad en el trópico húmedo varía entre

ocho y doce años, mientras que en las zonas más secas puede ser de veinte a treinta años. Se estima

que 340 millones de personas practican cultivos migratorios en bosques tropicales sobre un área

de 329 millones de hectáreas. La FAO señalaba que en América Latina se talaban anualmente entre

5 y 10 millones de hectáreas y en el Lejano Oriente alrededor de 8.5 millones.

Problemas como la pérdida de fertilidad por causas naturales, la presión demográfica, la reducción

de las áreas de migración, se traducen en una aceleración del proceso que, finalmente, contribuye

al deterioro de las áreas tropicales.

La explotación comercial de los bosques con plantaciones industriales constituye la forma más

moderna y menos predatoria de utilización de los recursos forestales. Es un sistema altamente

artificial que se encuentra concentrado en los países desarrollados y está orientado a la producción

de materiales para la actividad industrial, la construcción y el consumo, y constituye un caso

opuesto a la explotación del bosque tropical, que es una explotación de tipo extractiva del sistema

natural. Las plantaciones industriales se concentran fundamentalmente en los países desarrollados,

y sólo en algunos países en desarrollo se han expandido en tiempos recientes. Según el Banco

Mundial, las plantaciones de estos países representaban en 1974 alrededor de 11 millones de

hectáreas, es decir, 20% del total de áreas de plantación del mundo. Las plantaciones se basan en
la utilización de pocas especies, en general de crecimiento rápido, cuyo producto se destina a la

fabricación de artículos de consumo relativamente elaborados --chapas, paneles, etc.--, o a la

producción de pulpa y papel.

Las estadísticas que lleva la FAO respecto de 80 países en zonas tropicales, señalan que el área

cubierta con plantaciones forestales artificiales era, a fines de 1990, de 43.9 millones de hectáreas.

Cerca de un tercio son fundamentalmente para uso industrial. Además hay que considerar las

plantaciones tropicales de árboles no destinados a uso industrial o habitual de madera o energía,

tales como caucho, coco, palma de aceite, etc. Sólo en Asia estas plantaciones representan 14

millones de hectáreas, de las cuales 7.2 millones corresponden a caucho, 4.2 millones a cocoteros

y 2.7 millones a palma de aceite.

Los procesos de reforestación merecen especial consideración desde el punto de vista del sistema

natural, en especial cuando se llevan a cabo con fines económicos que buscan ciertas especies de

crecimiento rápido y elevada productividad. En estos casos se tienen procesos de homogeneización

y pérdida de diversidad similares a los señalados en la sección anterior. Pero además hay que

considerar que las diferentes especies, sobre todo en el bosque tropical, tienen una función muy

clara en el proceso de evapotranspiración y en el ciclo de nutrientes. El reemplazo de estas especies

puede, por lo tanto, afectar al proceso de evapotranspiración, pero además se ha señalado que la

estructura reticular tiene un papel fundamental en la captación y circulación de los nutrientes. Una

especie con diferente estructura reticular altera estos ciclos, el balance de agua en el suelo y,

finalmente, la estructura misma de los suelos. Así entonces, la utilización de estas especies de alto

rendimiento económico (por ejemplo, el pino) no puede ser examinada exclusivamente desde el

punto de vista de la capacidad de adaptación de la especie y su rendimiento económico, sino


también desde el punto de vista de su impacto sobre el ecosistema natural. En todo caso, los ritmos

de forestación y reforestación son extraordinariamente bajos, aproximadamente 2.6 millones de

hectáreas por año, menos de 20% de la tasa anual de deforestación.

Clasificación de los bosques

.Los bosques pueden clasificarse de diferentes maneras, y en diferentes grados de especificación.

Según el tipo de vegetación

Una clasificación se establece por la composición predominante de los bosques según el tipo de

hoja: hoja ancha, acicular (coníferas como el pino), o ambos.

Bosque de frondosas o bosque de hoja ancha, como las selvas, son los bosques dominados

por angiospermas y que son más ricos de especies que aquellos dominados por las coníferas.

Bosque de coníferas o bosque de hoja acicular, son aquellos dominados por gimnospermas.

Bosque mixto, donde hay equilibrio entre ambos tipos de árboles, por ejemplo, en los bosques de

coníferas con zonas de abedules y álamos temblones de las latitudes boreales, que tienen muy

pocas especies.
Según la estacionalidad del follaje

Una forma de clasificación de los bosques es determinar la longevidad de las hojas de la mayoría

de los árboles.

Bosque perennifolio y sub perennifolio, si predominan las hojas perennes.

Bosque caducifolio y sub caducifolio, si predominan las hojas caducas.

Según la latitud y clima

Bosque boreal: Son los bosques de clima subpolar y continental que ocupan la zona subártica, y

son por lo general de coníferas con hojas perennes.

Bosque templado: Son los bosques de clima templado y continental, como los bosques

caducifolios de hoja ancha y bosques perennifolios coníferos. En las zonas templadas cálidas hay

árboles perennifolios de hojas anchas, como el bosque mediterráneo y la laurisilva (bosque de

hojas laurifoliadas).

Bosque subtropical: Incluyen a los bosques de clima subtropical, húmedos o secos.

Bosque tropical: De clima tropical como la selva ecuatorial que es el ecosistema más lluvioso o

el bosque seco tropical.

Según la altitud

Bosque de tierras bajas, basal, de planicie o de llanura. A su vez puede ser de inundación.

Bosque de montaña. Con clima de montaña que varía según su altura. A su vez puede ser

premontano, montano o subalpino.


Según el grado de intervención

La fisionomía clasifica los bosques por su estructura física total o etapa de crecimiento. Los

bosques pueden también ser clasificados más específicamente por las especies dominantes

presentes en los mismos. Desde el punto de vista de su historia y grado de alteración, los bosques

pueden ser clasificados en:

Bosques primarios: También llamados nativos; son los que no han sufrido intervenciones

antrópicas. Los bosques naturales sólo tienen los patrones originales de la biodiversidad. Esta

biodiversidad y sus procesos no han sido afectados por los humanos con una frecuencia o

intensidad que se pueda considerar grave.

Bosques antropogénicos, sí han sido afectados por los humanos con una frecuencia o intensidad

suficiente para marcar grandes cambios en los patrones del bosque. A menudo, en estos tipos de

bosques se encuentran especies exóticas.

Bosques secundarios: los que se han regenerado después de una primera tala, parcial o total.

Bosques artificiales o plantación: los que han sido plantados por el hombre para cualquier fin.
Zonas Climáticas de Guatemala

Guatemala como país está dividida en seis regiones con diferentes características de clima y

temperatura. A continuación están enlistadas las regiones según las zonas climáticas de

Guatemala.

1. Planicies del norte

Comprende las planicies de Petén en su mayoría. También abarca la parte norte de

los departamentos de Huehuetenango, El Quiché, Alta Verapaz e Izabal.

Las elevaciones de esta región van de los 0 a 300 metros sobre el nivel del mar. Es una

zona lluviosa durante el año y las temperaturas del lugar oscilan entre los 20 a 30° C.

Paisaje de Petén. (Foto: Oscar R C Ardón)


Los climas son cálidos, variando ligeramente entre muy húmedos, húmedos y semisecos.

2. Franja transversal del norte

Esta se define por la ladera de la Sierra de los Cuchumatanes y Las Minas. Las cuales atraviesan

el norte de los departamentos de Huehuetenango, El Quiché, Alta Verapaz y la Cuenca del Río

Polochic.

En esta región las elevaciones van entre los 300 a 1,400 metros sobre el nivel del mar. Es muy

lluviosa y la temperatura del lugar desciende conforme aumenta la elevación.

Este territorio se caracteriza por tener un clima cálido y semicálido. Varía su estación de húmedo a

seco ligeramente.

Paisaje de Alta Verapaz. (Foto: Hector López Dynamics)


3. Meseta y altiplanos

En esta región se encuentra gran parte de los departamentos de Huehuetenango, El Quiché, San

Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá, Chimaltenango, Guatemala, algunos sectores de

Jalapa y las Verapaces.

Las elevaciones en las áreas montañosas alcanzan hasta 1,400 metros sobre el nivel del mar. Esto

genera una gran diversidad de microclimas.

Aunque las lluvias no son tan intensas, es en este territorio donde se registran las temperaturas más

bajas del país. Estos van de templados y semifríos a semicálidos.

Paisaje de Quetzaltenango. (Foto: Juan Yac)


4. La bocacosta

Es una región angosta que se extiende desde parte del departamento de San Marcos hasta el de

Jutiapa. De hecho, está situada en la ladera montañosa de la Sierra Madre. Por lo que posee

elevaciones de 300 a 1,400 metros sobre el nivel del mar.

Las lluvias en esta área alcanzan los niveles más altos del país, junto a la transversal del norte.

Pero los niveles de temperatura aumentan a medida que se desciende hacia el litoral del Pacífico.

El clima es semicálido sin estación fría bien definida.

Paisaje de Jutiapa. (Foto: Hugo Peñate)


5. Planicie costera del Pacífico

La región también se extiende desde San Marcos hasta Jutiapa. Posee elevaciones de 0 a 300

metros sobre el nivel del mar.

En este territorio las lluvias tienden a disminuir conforme se acerca al litoral marítimo. De hecho,

los registros de temperatura son altos durante el año. Por lo que los climas son por lo general

cálidos con inviernos secos.

Paisaje de San Marcos. (Foto: Unidos por Tajumulco)


6. Zona oriental

Esta comprende la mayor parte de Zacapa y sectores de El Progreso, Jalapa, Jutiapa y Chiquimula.

Las Sierras de Chuacús y Las Minas proveen una sombra a lo largo de la cuenca del Río Motagua.

Sus elevaciones de hasta 1,400 metros sobre el nivel del mar proveen agua para dicha cuenca.

Paisaje de Zacapa. (Foto: Maya Kakaw Travel)

A pesar de todo, esta es la región del país donde menos llueve y donde hay niveles más altos

de temperatura.
7 Tipos de Bosques de Guatemala

Guatemala es conocida a nivel mundial como el país de la eterna primavera, porque siempre está

llena de árboles y flores. Una de sus características más importantes es que una de las selvas más

grandes del mundo se encuentra en el país y cuenta con una gran cantidad de árboles y estos se

juntan en bosques que se encuentran esparcidos por todo el país. Es por eso que Guatemala cuenta

una diversidad de bosques, entre los cuales se encuentran:

1. Bosque Latifoliado de baja elevación

Ubicado en los Departamentos de Petén, Izabal, Alta Verapaz y parte del Quiché, este bosque, el

cual no supera los 600 metros sobre el nivel del mar, es un considerado como uno de los hábitat

de una gran cantidad especies en amenaza. Tal es el caso de los árboles de caoba o cedro y de

animales como el jaguar, los tucanes, el quetzal, entre otros varios. En cuanto a la madera, es

importante mencionar que las caobas y el cedro son maderas muy preciadas a nivel nacional e

internacional, por lo que este tipo de bosques es de suma importancia para Guatemala.

2. Bosque de Coníferas

Conocidos como los bosques de los pinos se encuentra en varias zonas de Guatemala,

específicamente en la región central, a través de la cadena montañosa del país. La región, conocida

como el altiplano guatemalteco, abarca desde San Marcos, Huehuetenango hasta Chiquimula y

Zacapa. En esta región se encuentran más de 5 especies de pinos.


3. Bosque Mixto

El bosque mixto, como su nombre lo indica, es una mezcla de dos tipos de árboles, los coníferos

o pinos y los bosques de hojas anchas. Es decir, los bosques mixtos son aquellas que tiene una

composición mixta entre árboles como el roble o el encino con las distintas clases de pinos que se

encuentran. Se considera que los bosques mixtos abarcan la cantidad de 1,270.00 km2.

4. Bosques Latifoliado de altura

Los bosques latifoliado de altura, al igual que los bosques latifoliados cuentan con maderas

preciosas a nivel nacional e internacional, como el roble o el encino. A diferencia de los bosques

de baja elevación, estos se encuentran ubicados a más de 2,000 metros de altura sobre el nivel del

mar.

5. Bosque Fragmentado y árboles dispersos de costa sur

Este tipo de bosque, tiene como característica su gran humedad. Se encuentra en el área del

pacífico, como su nombre lo indica, en la Costa Sur de Guatemala. Posee como árboles más

representativos (por su gran valor en madera) con el palo blanco y la caoba. Estos bosques surgen

de los bosques transformados por la actividad ganadera y agrícola en la región.

6. Bosque de manglar

Ubicada en el pacífico del país, el manglar, que puede ser rojo, negro o blanco, ya que dichas

especies se encuentran el bosque, forma una franja no continua o interrumpida por la actividad
humana. Puede encontrarse el bosque de manglar muy denso o muy poco denso, dependiendo de

la actividad humana que se realiza a las proximidades del mismo.

7. Monte espinoso

En el oriente del país, específicamente en los Departamentos de Chiquimula, Zacapa y El Progreso,

el monte espinoso es un tipo de bosque caracterizado por precipitaciones entre 400 y 600

milímetros anuales y por ser arbustos de pequeño tamaño. Este tipo de bosque cuenta también con

plantas espinosas tales como el cactus. A pesar de ser mayormente arbustos y plantas espinosas,

el monte espinoso cuenta también con especies arbóreas tales como el guachimol.
Vivero forestal

Es un lugar de permanencia de las plantas en su proceso de multiplicación de cuyas características

manejo y atención dependerá en gran parte de calidad de los individuos producidos.

Clases de viveros

Existen diferentes tipos de viveros forestales:

Según la duración que tengan, pueden ser permanentes o temporarios; *Según el tipo de

producción, serán plantas en envase o a raíz desnuda *Según el tamaño, pueden ser pequeños

(menor a 50.000 plantas/año), medianos o grandes.

Cada uno de estos tipos de vivero tiene su propio diseño y manejo.

Condiciones para una instalación

Fuente de agua permanente en calidad y cantidad

Protección y seguridad

Cerca de una vivienda

Preferentemente plano o ligeramente inclinado.

Vías de acceso (cerca de un camino, carretera)

No deben estar en lugares con mucha sombra o debajo de árboles grandes.


La ubicación del vivero

Los aspectos a tener en cuenta para definir la ubicación del Vivero son:

Cercanía a las áreas a forestar

La demanda de plantas en esas zonas es mayor y además cuanto menores son las distancias entre

el vivero y la plantación menores son también los costos por flete y los riesgos de daños para las

plantas.

Disponibilidad de mano de obra

El Vivero Forestal necesita mano de obra calificada la mayor parte del año. Las tareas de siembra,

poda de raíces, transplantes, extracción de plantas, cuando el vivero no está mecanizado, demandan

mucho personal.

Para dar una idea de la cantidad de mano de obra necesaria tomamos como ejemplo un pequeño

Vivero donde se produce en forma manual 100.000 plantines. Este insume aproximadamente 220

jornales/año

Caminos transitables

La época de plantación en esta zona coincide con la temporada de lluvias y nevadas. Cuando el

vivero no tiene los caminos de acceso en condiciones puede afectarse seriamente la venta de

plantas.

Terreno a cultivar

El invierno y la primavera son las épocas con mayor riesgo de acumulación de agua, por lo tanto

el sitio elegido debe tener buen drenaje tanto superficial como en el subsuelo. El agua en exceso
durante un corto período puede provocar la asfixia de las plantas y en consecuencia importantes

pérdidas en la producción .

El mejor suelo para el cultivo de plantines es el de textura franco arenosa. Conviene descartar los

arcillosos y los pedregosos porque dificultan el desarrollo del sistema radicular. Además cuando

las tareas se realizan en forma mecanizada como por ejemplo la poda de raíces, estos tipos de

suelos presentan muchos inconvenientes.

Tampoco son aconsejables los suelos que fueron utilizados durante mucho tiempo con agricultura

intensiva o con ganadería, porque generalmente están muy compactados, tienen escasa

oxigenación y son difíciles de trabajar

No deben de estar en lugares con mucha sombra o debajo de árboles grandes.

La exposición a la luz

Con respecto a la luz, lo ideal es elegir el sitio que tenga el mayor tiempo de exposición al sol que

sea posible Se deben evitar las exposiciones Este o Sur, o lugares muy sombríos porque la falta de

luz se traduce en menor desarrollo de la planta.

Protección contra el viento

Al elegir el sitio para instalar el Vivero, conviene recordar que una cortina forestal bien ubicada

protege al suelo y al cultivo de la desecación y de los daños que produce el viento. La cortina debe

estar del lado de los vientos predominantes y tiene que ser permeable de manera que no impida el

paso del viento sino que aminore su velocidad. Además, de acuerdo con lo explicado en el punto

anterior, no debe quitarle luz al cultivo.


Cantidad y calidad de agua

El Vivero necesita riegos periódicos durante parte de la primavera y todo el verano. La cantidad

de agua y la frecuencia de los riegos depende de:

- La textura del suelo: Los suelos arenosos por ejemplo retienen menos la humedad por lo tanto

deben regarse con mayor frecuencia pero con menor cantidad de agua. En cambio los suelos de

textura más fina necesitan riegos más espaciados pero mayor cantidad de agua en cada riego. - La

evapotranspiración: Las altas temperaturas y el viento provocan durante el verano la pérdida por

evaporación de mucha agua tanto del suelo como de los cultivos. Se han calculado en esta zona

valores de 6mm. Diarios en los meses más críticos. - Calidad del agua: Es importante analizarla

para tener la seguridad de que tiene bajo contenido de sales.

La topografía

En lugares con ocurrencia de heladas muy tempranas ó muy tardías, conviene elegir sitios altos o

con pendiente suave donde hay movimiento de aire, porque en los sitios bajos con acumulación de

bolsones de aire frío se registran los mayores daños por helada.

Protección contra el viento

Al elegir el sitio para instalar el Vivero, conviene recordar que una cortina forestal bién ubicada

protege al suelo y al cultivo de la desecación y de los daños que produce el viento. La cortina debe

estar del lado de los vientos predominantes y tiene que ser permeable de manera que no impida el

paso del viento sino que aminore su velocidad. Además, de acuerdo con lo explicado en el punto

anterior, no debe quitarle luz al cultivo.


El tamaño del vivero

Para definir cuál es el tamaño de Vivero que queremos instalar o sea qué cantidad de plantas vamos

a producir, debemos considerar los siguientes aspectos:

La demanda de plantines

Cuando el destino de la producción es satisfacer la demanda de la propia empresa, podemos definir

rápidamente que cantidad de plantas producir cada año. Cuando el destino es la venta de plantas,

se debe realizar un relevamiento en la zona sobre las empresas forestadoras existentes, la superficie

que forestan anualmente, la demanda actual de superficie a forestar, el origen de las plantas que

utilizan. De ese modo se puede definir más acertadamente sobre la cantidad de plantas a producir.

La disponibilidad de terreno

Para calcular la superficie necesaria para producir una determinada cantidad de plantas se parte de

la base de que en 1,5 m2. Se cultivan entre 100 y 120 plantas, esto es considerando el cantero, y el

pasillo entre dos canteros. Como se trata de un cultivo bianual esta superficie se duplica. Esto

significa que necesitamos superficie para los canteros de plantas de 1 año y superficie para los

canteros de plantas de 2 años. Pero tratándose de un cultivo tan intensivo es muy conveniente

contar también con un sector para poder realizar rotaciones, para reponer la fertilidad del suelo.

Además hay que considerar los espacios que ocupan un galpón, los caminos de ingreso y

circulación por el vivero, el sector donde se almacenen las plantas que están listas para ir a

plantación. Como dato orientativo puede decirse que un Vivero que produce 500.000 plantas

necesita una superficie aproximada de entre 2 y 2,5 has.


Partes del vivero

Almácigos

Los almácigos son canteros especiales donde se ponen a germinar las semillas para después

trasplantar las plantitas a los envases. En los almácigos se brindan a las plantitas todo lo necesario

para desarrollarse: media sombra, humedad, protección contra viento, y suelo rico. En general, se

utiliza una superficie de 0.5 m2 de almácigo por cada 1000 plantas. Si se producen pocas plantas,

los almácigos pueden construirse en cajones de verduras.

Canteros de envases

Los canteros son la parte que más espacio ocupa en el vivero. Es donde se acomodan las plantas

una vez trasplantadas del almácigo a los envases. Aquí, las plantas tienen el espacio necesario para

crecer bien. En zonas semiáridas (como nuestra provincia) se recomienda usar canteros bajo nivel,

para un mejor aprovechamiento del agua. En general tienen de 1 a 1,2 metros de ancho, el largo es

variable (no más de 10 m) y la profundidad es similar a la altura del envase o un poco menos. Si

se usa sombra individual por cantero, estos deben orientarse en sentido Este - Oeste, para que

tengan sombra todo el día.

Calles y sendas

Los canteros se separan por sendas de unos 30 cm de ancho, lo suficiente como para poder pasar

cómodamente con una carretilla. Cada tantos canteros, es bueno dejar una calle más ancha como

para poder pasar con un tractor o una camioneta, para el transporte de materiales del vivero o para

el despacho de las plantas.


Media sombra

En climas de sol fuerte como el nuestro, es necesario brindar a las plantitas (en almácigo y en

canteros) una media sombra, para protegerlas y conservar más agua para la planta, reduciendo la

evaporación. No se debe exagerar, cuando hay demasiada sombra las plantas no crecen bien, se

ponen amarillas y aparecen enfermedades. La media sombra debería reducir la cantidad de luz a

la mitad entre la sombra total y el rayo del sol. Lo más conocido para esto es el zarán o tela media

sombra; pero también se pueden usar entramados de caña, listones de madera, totora, ramas, o

colocar las plantas debajo de un árbol de copa no muy densa. Se puede hacer una sola estructura

para todos los canteros (tendrá que ser alta para poder pasar) o individuales (una para cada cantero).

Si se da una inclinación, el lado más bajo debe quedar hacia el norte, para que no entre demasiado

sol por ese lado.

Cortinas

Los vientos calientes del verano pueden secar las plantas hasta matarlas. Por eso es bueno tener el

vivero al reparo, mediante cortinas de árboles. No deben estar a menos de 10 m de los canteros,

pues pueden crear problemas con sus raíces o su sombra. Las cortinas protegen también el vivero

de los fuertes vientos de las tormentas. Si se usa una represa, es bueno rodearla con una cortina

para reducir la evaporación.

Compostura o Lombricario

Son los lugares donde se prepara el compost y el lombricompuesto. Estos son muy útiles para dar

fertilidad de un modo orgánico, (sobre todo el lombricompuesto) aprovechando los residuos

orgánicos de los animales, la cocina, huerta o cultivos. Estos abonos naturales se usan en los

almácigos y envases para lograr un buen crecimiento de los plantines.


Fuente y conducción de agua

Esta es una parte muy importante del vivero. El agua puede venir de un canal, represa o pozo. En

zonas de secano, pueden usarse microempresas de captación para juntar y almacenar agua

de lluvia. Para viveros muy pequeños se puede utilizar el agua de red. Debe contarse con una buena

reserva para que una falta de ingreso de agua (falta de lluvias, demoras en entregar de agua, o

cortes de red) pueda comprometer la producción del vivero. Siempre debe estar el agua asegurada

al menos para una semana.

Cercos

Los cercos sirven para proteger el vivero del ingreso de animales. Es importante contar con un

buen cerco porque un solo animal puede dañar nuestra producción y el vivero en muy poco tiempo.

Tamaño del vivero Puede decirse que por cada 1000 plantines de producción se necesitan unos 10

m2 de canteros, más 0,5 m2 de almácigo, y unos 6 m2 más para caminos y sendas; totalizando

entre 16,5 y 20 m2 por cada 1000 plantas. A la superficie calculada, debe sumarse la

correspondiente a cortinas, represa, lombricario y galpón.

Material de propagación

El material de propagación es la parte de la planta madre que usamos para hacer nuevas plantas.

Hay dos tipos: de origen sexual (semillas) y de origen vegetativo (estacas, injertos, acodos, etc).

Los árboles producidos por semilla son generalmente más altos, de raíz profunda y no son

exactamente iguales, lo que es favorable ante enfermedades o plagas. Los árboles producidos en

forma vegetativa repiten exactamente las características de la planta madre, lo cual es bueno en

frutales, e inician la producción de fruta mucho antes que los de semilla. Selección de árboles
padres Este es un paso muy importante en el trabajo de vivero, porque los árboles que se producirán

van a vivir durante muchos años. Es necesario hacer una selección cuidadosa.

Recolección

Las semillas deben recolectarse cuando los frutos están maduros. Algunas pueden juntarse

directamente del suelo, pero no se tiene la seguridad de que pertenezcan al árbol elegido. Para

otros, es necesario juntar los frutos del árbol, antes de que se abran y se dispersen todas las semillas

(lapacho, jacarandá). Las estacas, de unos 25-30 cm, se cortan cuando la planta está en descanso

de invierno (de junio a agosto).

Tratamiento

Después de cosechar los frutos, deben separarse las semillas y ponerse a secar a la sombra antes

de almacenarlas. Los frutos carnosos deben desarmarse para sacar las semillas (mora).

Almacenamiento

Si no se siembra inmediatamente, las semillas deben guardarse al cuidado del calor, la humedad,

la luz y las plagas. Algunas semillas no pueden guardarse mucho tiempo porque después no

germinan (pierden la viabilidad). Las estacas se juntan en atados, y se entierran a unos 20 cm hasta

que pasen los fríos. Debe tenerse cuidado en mantener la orientación que las estacas tenían en el

árbol (por la parte inferior saldrá la raíz).

Siembra

Pretratamientos de semillas y estacas antes de sembrar, algunas semillas necesitan un tratamiento

para “despertar” y así dar una germinación más pareja. Algunos de los tratamientos más usados en
vivero para esto son: remojo en agua tibia (como para el mate), dejándola enfriar y sacándolas a

las 8 o 12 horas; lijado (pasada rápida sobre un papel de lija medio) y sacudida con arena en un

tarro. Todos estos tratamientos intentan apurar la entrada de agua en la semilla, para que se hinche

y germine. En el caso de las estacas, es bueno darles un lavado con agua, para retirar algunas

sustancias que elabora la planta y que a veces frenan la salida de raíces. Otra buena opción es

remojarlas durante unas horas antes de plantar en una mezcla de lombricompuesto fresco con agua.

El lombricompuesto tiene hormonas que ayudan a que las raíces crezcan más rápido y mejor.

Hay dos modos de siembra: la siembra en almácigos y la siembra directa. La siembra en almácigos

se usa cuando la semilla es muy chica, o de mala calidad (mal conservado, vieja, etc.), porque no

sabemos bien cuántas van a germinar. Después de que las plantitas tienen cierta altura, hay que

trasplantarlas a los envases. En la siembra directa las semillas se colocan directamente en el envase,

ahorrando el trabajo de trasplante. Se usa cuando la germinación es buena y cuando las especies

son delicadas para trasplantar. Si no se está seguro de la calidad de la semilla, se pueden colocar

tres o más por envase; pero si germina más de una deben cortarse y dejar una sola planta. Para los

dos tipos de siembra, el sustrato (del almácigo o el envase) debe estar humedecido. Las semillas

se colocan y se tapan con el mismo sustrato, quedando como máximo a una profundidad del doble

del tamaño de la semilla. Las semillas poco tapadas pueden quedar al aire con el riego y secarse;

las semillas muy tapadas gastarán toda su energía tratando de salir y no podrán lograrlo. Para evitar

que se haga una costra, se coloca una cobertura de pasto seco.

Plantación de estacas

Las estacas deben enterrarse en el mismo sentido que la estaca tenía en el árbol madre. Deben

enterrarse más o menos hasta la mitad. Si se pone muy profunda, pueden podrirse, sin que crezca

el tallo. Si se ponen muy arriba, pueden secarse y voltearse por la falta de raíces.
Enemigos del vivero

El peor enemigo de los viveros es una enfermedad llamada “mal del tallito” o “mal de los

almácigos”. La causan unos hongos que normalmente existen en el suelo. Los hongos son

microorganismos (no se ven a simple vista), y atacan a las plantitas recién germinadas,

pudriéndolas en la base del tallito y tumbándolas. Los hongos atacan solo cuando se dan ciertas

condiciones favorables. Teniendo ciertos cuidados, podemos prevenir los ataques, sin necesidad

de aplicar productos químicos. El lombricompuesto es un muy buen producto natural para prevenir

la enfermedad. Durante el compostado se mueren los hongos dañinos, y al pasar por la lombriz se

enriquece con otros microorganismos y nutrientes que evitan los ataques y ayudan al rápido

crecimiento de la plantita.

Transplante

Cuando las plantitas tienen unos 5 a 8 cm de alto, deben transplantarse a los envases, para que

tengan buen espacio para crecer. Este trabajo es muy delicado y las plantitas sufren mucho. El

almácigo debe regarse bien el día anterior para que las plantas “carguen” agua, y se ablande el

terreno. Es mejor transplantar al atardecer, para que las plantitas se recuperen por la noche. Con

una cuchara o cuchillo se saca la planta, tirándola despacio de las hojas. Si la raíz es muy larga

(más que el envase) se poda con una tijera. En el envase cargado se hace un hoyo del largo de la

raíz, y se mete la plantita, hasta la misma profundidad que estaba en el almácigo, sin doblar la raíz.

Se apisona desde los costados del hoyo para ceñir bien la raíz con el sustrato. Para tener éxito en

el trasplante debemos:
Ceñir bien la raíz, sin dejar huecos.

Enterrar la raíz a la misma profundidad que tenía en el almácigo; ni más, ni menos.

Dejar bien plano el sustrato en el envase, sin un hoyo alrededor del tallo.

Envases

El envase tiene la función que retener el sustrato hasta que la planta crezca. Tiene que tener

agujeros en la base para dejar salir el agua, así no se pudren las raíces. Hay muchos tipos de envase,

pero los más comunes en los viveros son las bolsas de plástico. Vienen de diferentes tamaños y

espesor. Los viveros de gran escala usan unas bandejas de plástico duro, que se pueden usar

muchas veces (varios años). Cada bandeja tiene varios huecos, uno para cada planta. Las botellas

descartables de gaseosa son una buena opción para envase. Pueden usarse varias veces, son gratis

y es una forma de reciclarlas. Muchos otros materiales pueden utilizarse para envases: sachet de

leche o yogur, latas, cañas bambú, etc. Sea cual sea el que se elija, debemos asegurarnos de que la

planta tenga el espacio necesario para sus raíces. Como orientación, un plantín de algarrobo de 6

meses necesita un envase de medio litro de capacidad. Si el envase queda chico y las plantas van

a seguir en el vivero, debemos transplantarlas a envases más grandes, porque si no la planta se

debilita, y puede enfermarse.

Sustrato

La tierra que se usa para llenar los envases y almácigos tiene que cumplir varias funciones: dejar

entrar y retener el agua; ser rica en nutrientes; blanda para que la raíz pueda crecer y no desarmarse

cuando se saque el envase. Como es difícil encontrar la tierra “perfecta”, se prepara un sustrato

mezclando distintos materiales como arena, mantillo, lombricompuesto, abono, tierra, etc. La

mezcla debe pasarse por una zaranda para que sea bien fina y no lleve piedras, basura o terrones.
Amasando un poco de sustrato se prueba si la mezcla es buena para retener el agua y los nutrientes.

La mezcla no debe ser demasiado arenosa (se escapa el agua) o demasiado arcillosa (absorbe el

agua muy despacio).

Riego

Los plantines necesitan el agua para transportar los nutrientes y alimentos. En las zonas donde el

agua escasea, hay que usarla bien para que dure. Debemos evitar que al regar el agua se evapore y

debemos tratar de que el suelo la absorba. Por eso es mejor regar al amanecer y a la oración.

También ayuda cubrir los envases y (almácigos) con 2 cm de pasto seco. Para regar envases, puede

ahorrarse mucha agua usando riego por goteo, con un tanque elevado y cintas. Cuando las plantas

son muy chicas, deben regarse con una lluvia muy fina. Si no hay una regadera, se puede mojar

una rama y sacudirla sobre las plantitas.

Desmalezado

Debemos retirar los yuyos que van creciendo. Si se hacen muy grandes, es mejor cortarlos en vez

de arrancarlos, porque pueden lastimar la raíz de nuestras plantas.

Poda de raíces

Si los envases (sobre todo las bolsas) se dejan mucho tiempo en la tierra, la raíz principal se

“escapa” y empieza a crecer en el cantero. Para evitarlo, se pueden poner sobre alguna estructura

que las separe del suelo. Las raíces no pueden vivir en el aire, y no se escaparán del envase (algunos

llaman a esto auto-poda). Otra opción (la más común) es mover cada tanto las plantitas de lugar,

y podar las raíces que asoman del envase. En verano, esto debe hacerse cada 15 a 25 días, para que

las raíces a cortar no sean tan grandes y la planta no sufra mucho. Con esto se logra frenar el

crecimiento de la raíz principal, y aumentar el crecimiento de las raíces más finitas, para que se
tramen bien y ocupen todo el sustrato del envase. La poda de raíces sirve también para eliminar

las raíces enruladas en el fondo de los envases. Las botellas descartables cortadas al revés son

buenas para dirigir las raíces hacia el fondo y evitar que se enrulen.

Fertilización

Para mejorar el crecimiento de las plantas, o ayudarlas a recuperarse de daños (como la poda de

raíces, vientos fuertes, heladas) puede aplicarse lombricompuesto como fertilizante. Puede

agregarse encima de los envases, para que con los riegos se transporte hacia las raíces; o disuelto

en agua, aplicándolo con un rociador sobre las hojas. El lombricompuesto contiene una importante

cantidad y variedad de nutrientes para favorecer el crecimiento de las plantas.

Labores culturales

Deshierbo

Riego

Remoción

Poda de raíces

Control fitosanitario:

Identificación

Control

Repicado

Retiro de plástico
Características del embolsado

Bien compactado

Esconder las puntas

Formas cilíndricas

Al ras de la bolsa

El enfilado debe ser en línea recta.

Mantener la redondez de la bolsa

Tipo de bolsa a utilizar por especie:

4”x 7 x 0.002” : Eucalipto, retama, ceticio

5”x 7 x 0.002” : Pino, ciprés y nativas

8”x 12 x 0.003” : Frutales.

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