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Servir a Cristo, prepara el espíritu para servir al

prójimo.
Por JMTH.
Cuando analizamos el concepto de servir o servidor, conocemos que significa
servir, verbo intransitivo:

1 Ser apta o útil [una cosa] para el fin que se expresa o


estar capacitada [una persona] para la cosa que se expresa:
2 Ser [un utensilio] a propósito para el fin que se expresa:
3 Producir [una cosa] el efecto que se expresa:
> verbo intransitivo | transitivo
4 Trabajar [una persona] para otra ocupándose de
determinadas tareas u obligaciones.
5 Trabajar [una persona] para determinada institución, en
determinado cargo u oficio, en calidad de subordinada o bajo
las órdenes de alguien:
6 Ser soldado en activo de un ejército o cuerpo:
10 Llevar a la mesa la comida o la bebida y distribuirlas en
platos o vasos o poner a la disposición de una persona
sentada a la mesa lo necesario para comer o beber:
ej. muchos estudiantes sirven en bares y restaurantes para
pagar sus estudios; el ayudante y la escolta están comiendo y
yo le serviré ahora su almuerzo.

> verbo transitivo

11 Atender al público en una tienda:


12 Obrar con entrega y lealtad al servicio de una persona o
de una cosa:
13 Mostrar adoración, obediencia y respeto hacia Dios:
ej. ha dedicado su vida a servir a Dios.

> verbo pronominal: 15 servirse Acceder [una persona] a


realizar una acción, por amabilidad o condescendencia:
para servirle o para servir a usted
Fórmula de cortesía con que se ofrece uno a la disposición de
otro.

¡Entonces!, cuando conocemos estos significados,


comprendemos lo que dijo Jesús a sus discípulos, según
Mateo, Capítulo 20:
28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate por muchos.

De hecho, algunas personas no comprenden el verdadero


significado de servir y exprimen a sus prójimos hasta lo
máximo, destruyendo la integridad y la vida privada de las
personas que sirven.
El profeta lo afirma en el Libro del Deuteronomio 6: 13 A
Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.
¡Entonces!, cuando servimos a nuestros semejantes, estamos sirviendo a
Jesucristo y al Padre Dios, pero, debemos lograr equilibrar el sentir y
significado del servicio, para hacerlo fructificar en bienes para todos.

Un corazón humilde, sano y libre de envidias, siempre estará presto para


servir a su igual, porque el premio al servicio lo otorga Dios y no los hombres.

Pablo, siervo fiel de Jesucristo, les escribió a los Colosenses en Colosenses 2:


18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los
ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado
por su propia mente carnal,
19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo,
nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el
crecimiento que da Dios.
20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del
mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a
preceptos
21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques
22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas
que todas se destruyen con el uso?
23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto
voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen
valor alguno contra los apetitos de la carne.

Cuando andamos en el servicio a la obra de Jesucristo, nada importa


que se nos enfrente o levante en nuestra contra, porque el respaldo del
que todo lo puede irá con nosotros, pero, cuando blasfemamos de
Cristo y servimos idolatramente, las bendiciones desde los cielos se
apartan de nuestras vidas y del lugar donde vivimos.

Servir al prójimo, es ser justo en lo que le ofrecemos, no engañarlo, no


timarlo, no difamarlo.

Un gran honor es servir en las redes sociales, como hacemos algunos,


con consejos, bendiciones, valoraciones justas y hasta exaltaciones a
quienes lo merecen, sin esperar nada a cambio.

¡Entonces, solamente me queda por decirles!: ¡Sirvamos a los demás,


con la espera de recibir el premio de Jesucristo y de su Santo Espíritu.
Amén.

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