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Este documento resume un salmo bíblico de 4 secciones. La primera sección agradece a Dios por su ayuda pasada. La segunda sección describe a Dios como juez justo de las naciones. La tercera sección presenta a Dios como protector y fortaleza de los pobres. La cuarta sección incluye una invitación a alabar a Dios, agradecer sus hechos, y pedir misericordia mientras el salmista aún está en lucha.
Este documento resume un salmo bíblico de 4 secciones. La primera sección agradece a Dios por su ayuda pasada. La segunda sección describe a Dios como juez justo de las naciones. La tercera sección presenta a Dios como protector y fortaleza de los pobres. La cuarta sección incluye una invitación a alabar a Dios, agradecer sus hechos, y pedir misericordia mientras el salmista aún está en lucha.
Este documento resume un salmo bíblico de 4 secciones. La primera sección agradece a Dios por su ayuda pasada. La segunda sección describe a Dios como juez justo de las naciones. La tercera sección presenta a Dios como protector y fortaleza de los pobres. La cuarta sección incluye una invitación a alabar a Dios, agradecer sus hechos, y pedir misericordia mientras el salmista aún está en lucha.
Los Salmos 9 y 10 están unidos en la LXX. Algunos piensan que originalmente
eran un solo salmo porque el 10 no tiene título, la forma y tema son similares y el arreglos acróstico une a los dos. Otros piensan que eran dos salmos pero compuestos para ser usados juntos. Los dos Salmos son poemas parcialmente alfabéticos, cada dos, tres o cuatro versículos empieza con otra letra del alfabeto heb., pero varias letras son omitidas: El v. 1 empieza con alef, el 3 con bet, el 5 con gimel, el 7 con he (dalet se omite), el 9 con waw, 11 con zain, el 13 con jet, el 15 con tet, 17 con yod, 18 con kaf, pero los vv. 19 y 20 no siguen el orden, más bien el arreglo sigue con lamed en el Salmo 10:1. El salmista da gracias a Dios por las victorias [página 85] ya ganadas, pero todavía está en una lucha.
1. Gracias a Jehovah por su ayuda, vv. 1–4
Aunque el salmista está en dificultades (v. 13) alaba a Dios, no sólo con los labios sino “con todo su corazón”. No es fácil alabar a Dios cuando uno está siendo atacado por el enemigo. El salmista lo hace porque Dios es el centro de su vida. Este es el secreto para evitar la “idolatría” de cualquier tipo. Fijarse en las maravillas que Dios ha hecho evoca adoración del corazón del creyente. Altísimo es un nombre antiguo de Dios que enfatiza su señorío sobre todo. Además de adorarle por lo que ha hecho, el salmista le adora por lo que es, y toda esta adoración es gozosa. El v. 3 introduce el tema principal, el justo juicio de Dios. En los vv. 1 y 2 tuvimos la alabanza a Dios; en el v. 3 vemos la presencia de Dios. Has defendido (v. 4): Los derechos de los justos serán atacados, pero Dios es el que los defenderá.
2. Dios es juez de los pueblos, vv. 5–8
Naciones e impíos son paralelas aquí y se tratan como sinónimas. El salmista está pensando en los enemigos que Dios ha derrotado; pueden ser los de la conquista bajo Josué o puede ser algún otro momento de la historia de Israel. Esos que eran enemigos han perecido, pero, en contraste, Dios “permanece” y podemos confiaren [página 86] que él seguirá juzgando al mundo rectamente. A la luz de la acción de Dios en el pasado, podemos confiar para el futuro. Cuando predicó en Atenas, Pablo citó el v. 8.
3. Dios protector y fortaleza de los pobres, vv. 9, 10
Al meditar en lo que Dios ha hecho, el salmista explota en un nuevo grito de confianza. El refugio o fortaleza es el lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio para los angustiados. ¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. El salmista sabe por su propia experiencia que Dios es fiel, no los abandona.
4. Proclamación, agradecimiento y petición, vv. 11–14
Este párrafo incluye una variedad de géneros. Invita a todos a cantar y alabar a Dios; invita a contar sus hechos; a la vez [página 87] clama por misericordia porque está todavía en una lucha. Quiere ver la victoria de Dios de nuevo, para que todo el pueblo alabe de nuevo a Dios. El salmista quiere gozar de esta salvación, pero no es egoísta, quiere que Dios reciba alabanza de todos. Aunque Dios habita en Sion, es Señor de todos los pueblos y merece alabanza de todos.