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CLASIFICACION DE LA ORATORIA
Para esta clasificación se tiene en cuenta la gran variedad de matices de los discursos, la
persona o personas que lo pronuncian y la ocasión en que se hace uso de él. Ello
indudablemente se complica más, cuando entra a considerarse el tipo de público, el
lugar donde se pronuncia, la forma como se pronuncia y los fines que se persiguen. Por
eso, teniendo en cuenta los elementos descritos anteriormente, podemos establecer la
siguiente clasificación:
1° SEGÚN EL TEMA Y EL ÁMBITO PROFESIONAL
Este tipo de oratoria involucra exposiciones especializadas, es decir, las utilizadas por
personas que tienen en común una misma profesión, arte u oficio y que en tal sentido
desarrollan una práctica oratoria que con el devenir del tiempo se constituye por
derecho de uso, en una práctica exclusiva del referido grupo humano. En ese sentido
tenemos una clasificación muy amplia que comprende los siguientes tipos:
a) Oratoria Social: Llamada también oratoria sentimental, ceremonial o augural. Es la
que tiene por ámbito propio, las múltiples ceremonias en las que le toca participar al ser
humano en general; sean estas en el hogar, comunidad o a nivel institucional, académico
o laboral.
b) Oratoria Pedagógica: Es el arte de transmitir conocimientos y cultura general a través
de la palabra hablada. Llamada también didáctica o académica. Su objeto específico es
enseñar, informar y/o transmitir conocimientos. Usada por los profesores, catedráticos
y educadores.
c) Oratoria forense: Es la que tiene lugar en el ejercicio de la ciencia jurídica. Se le
conoce también como Oratoria Judicial y es utilizada en exclusiva, en el ámbito de la
jurisprudencia para exponer con claridad y precisión los informes orales de jueces,
fiscales y abogados.
d) Oratoria Política: Su esencia es exponer o debatir todas las cuestiones relacionadas
con el gobierno de la actividad pública, pero partiendo de los principios e ideas políticas
que ostenta el orador. Es utilizada en épocas electorales para persuadir y convencer a
los votantes.
e) Oratoria Religiosa: Denominada "homilía" u oratoria "sacra”. Es el arte de elaborar y
disertar sermones a partir de la palabra de Dios, plasmada en la Biblia u otros libros
religiosos. Trata sobre asuntos de fe y religión. Usada por los predicadores, curas,
pastores y misioneros.
La Conferencia
Discurso conmemorativo
Discurso inaugural
Discurso de presentación Argumentación Jurídica
Discurso de bienvenida
Discurso de ofrecimiento
Discurso de aceptación
Discurso de agradecimiento
Discurso de despedida
Discurso de augurio
Discurso de sobremesa
El Brindis
Discurso fúnebre
Discurso radiado
Discurso televisado
En el segundo caso se denomina deliberativa o de grupo y entre sus formas más
saltantes encontramos las siguientes:
La Conversación
La Entrevista
La Asamblea
La Mesa redonda
El Simposio
El Debate
El Foro
El Cónclave, etc.
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ELEMENTOS DE LA ORATORIA
EL ORADOR QUE HABLA
Cuya tarea específica es la de discutir el tema elegido ante un auditorio específico,
debiendo reunir los atributos adecuados (mentales, físicos y vocales) que contribuyan a
vigorizar el discurso. Para tal cometido debe elegir temas por los cuales se sienta
convencido. Su atributo mental se refleja en rodear toda la extensión de su disertación
y saber limitarlo en los aspectos más importantes y sobresalientes.
EL TEMA DE QUE SE HABLA
Que es lo que se tiene que desarrollar, el cual debe ser tejido en el telar de las
experiencias, debe estar envuelto de detalles, ilustraciones, personificaciones,
dramatismo y ejemplos en algunos casos y todos estos expresados en términos
familiares y concisos los cuales den la comprensión y el entendimiento adecuado; en
donde lo que se quiere decir sea entendido por todos, prácticamente estamos hablando
del Discurso.
EL AUDITORIO AL CUAL SE HABLA
Que es la gente que se desea que piense, sienta o actué de determinada manera. Es el
árbitro decisivo del éxito o el fracaso del Orador. (Manual para Aprender a Hablar en
Público, Idem. p.17-19)
Estos factores elementales y sus interrelaciones constituyen la parte medular de la
oratoria. Es importante determinar que una de las cualidades esenciales del ser humano
es su capacidad de comunicación oral, a través de la cual transmite pensamientos,
sentimientos, vivencias, conocimientos, etc., pero es importante que cada orador
desarrolle su propia capacidad de persuasión, que sea un original y no una copia,
además, cada personalidad es diferente y por ende, cuenta con diferentes medios para
la elocuencia. (Manual para Aprender a Hablar en Público, Ibídem, p.17-19)
REQUISITOS PARA UNA ADECUADA ORATORIA
Para que nuestra oratoria sea más eficaz y que los interlocutores logren captarla
adecuadamente es necesario tomar en cuenta los siguientes requisitos:
CLARIDAD
En términos generales significa pensamiento diáfano, conceptos bien definidos,
exposición coherente, es decir, una sintaxis correcta y un vocabulario al alcance de la
mayoría. En otras palabras, un estilo es claro cuando el pensamiento del que emite el
mensaje penetra sin esfuerzo en la mente del receptor.
CONCISIÓN
Significa que se deben de emplear únicamente palabras significativas, indispensables
para expresar lo que se quiere decir. La concisión es enemiga de la verborrea, la
redundancia y el titubeo, elementos que obstruyen la comunicación; el mensaje no llega
adecuadamente y en muchos casos ni siquiera llega.
COHERENCIA
Las relaciones entre las ideas expuestas deben de ser lógicas y las contradicciones
evitadas. Cuando el emisor, orador o conferenciante esté expresando puntos de vista
personales y puntos de vista de otra persona, debe de prevenir a quienes lo escuchan,
porque de lo contrario provocara incomprensión y distorsión en lo que está diciendo.
Además, emplear un vocabulario que se adapte al nivel de los oyentes, es requisito
importante para la claridad de la exposición.
SENCILLEZ
Es una cualidad necesaria para la expresión oral y la oratoria. La sencillez es para Martín
Vivaldi “huir de lo enrevesado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco”. Ser
sencillo no es tan fácil, porque cuando nos situamos ante un público que está pendiente
de nuestras palabras, hay un sentimiento natural que nos lleva a tratar de hablar mejor.
NATURALIDAD
El orador se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo. La
naturalidad no está reñida con la elegancia. El orador debe conjugar lo natural con lo
preciso, procurando aunar la sencillez y la exactitud. Ser uno mismo, sin artificios, no
disfrazar la voz, ni emplear palabras ni frases rebuscadas. ( Espinoza, Braulio. Ob Cit.,
Pág. 38)
EL ORADOR
Se le llama orador al profesional de la palabra, que se dedica a la aclaración de la verdad
y a la hermenéutica de la razón.
Se ha creído que el orador sólo se propone seducir a los que lo escuchan, dándoles a
beber un brebaje que turbe su razón. No es esto absolutamente exacto; el orador que
preste sus servicios a una mala causa, prostituye los dotes brillantes de que le ha
colmado el cielo. Lo primero, es estar penetrados de la verdad y justicia de la causa que
se defiende. Sin esto el orador no es orador; será a lo más un detestable sofista. (López,
Joaquín Maria. Ob Cit., Pág. 120)
El orador es como el militar en el campo de batalla: usa la táctica. Una discusión es un
combate: el orador estudia el terreno, mide la fuerza del enemigo, calcula las
contingencias, medita su plan, avanza o se retira, embiste de frente o ataca por el flanco,
se presenta a campo raso, tiende lazos y arma emboscadas y en los momentos críticos
debe tener cuidado de no olvidar el arte y, fiado de su ingenio, un golpe atrevido le
arrebate la victoria. (Couto Manuel. Como hablar bien en público, Pág. 17)
EL DISCURSO ORATORIO
La elaboración de un discurso oratorio implica un fuerte y profundo conocimiento de la
materia a tratar y fuerza dialéctica. Si para hablar en público hay que tener, en primer
lugar, algo que decir, cuando se trata de convencer a ese público de cuanto se dice ello
ha de apoyarse en un dominio total del tema; a partir de ahí entrarán en juego todos los
recursos de la oratoria para poder alcanzar el fin: convencer al auditorio. Por ello el
orador tendrá que dominar perfectamente la inducción y la deducción. En una
argumentación deductiva el orador parte de principios que tiene por ciertos el auditorio
y demuestra que una argumentación particular está contenida en una general. En el
razonamiento inductivo cuando el orador utiliza hechos suministrados por la experiencia
o la observación marcha de lo particular a lo general.
El discurso oratorio debe estar tan preparado que parezca una improvisación. Cobrará
más fuerza. Para conseguir tal efecto a veces hay que recurrir a los resortes de la
elocuencia con brotes de pasión efervescente. Y el orador ha de marcarse un plan de
discurso que estará subordinado al estado del auditorio. El público debe de estar
pendiente de cuanto escucha y no perder el grado de atención necesaria. Si el orador
observa que ese grado de atención puede decaer antes de que suceda tendrá que alterar
su plan e introducir elementos de activación. Ello se suele conseguir con ciertas frases
emotivas que puedan hacer vibrar al auditorio. Es preciso controlar el hilo conductor
que se produce entre la palabra y quienes la escuchan; ese hilo conductor debe de
controlarlo el orador y de ello dependerá el éxito de nuestros propósitos.
paginas web:
file:///C:/Users/HP/Downloads/Oratoria-1.pdf
file:///C:/Users/HP/Downloads/ORATORIA.pdf
file:///C:/Users/HP/Downloads/Manual-de-Oratoria.pdf