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LAVANDERÍAS
Pedro Susial; Iciar G. Jato y Ignacio Larrañaga
Departamento de Ingeniería de Procesos. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.
U.L.P.G.C. 35017 Tafira Baja. Las Palmas (Islas Canarias). e-mail: psusial@dip.ulpgc.es
RESUMEN
Se presentan los datos obtenidos en el laboratorio al tratar, el agua residual procedente del
lavado de ropas, con Sulfato de Aluminio+Acrilamida. Las pruebas de coagulación-floculación
realizadas en un equipo jar test, utilizando la FTU como parámetro de control, han permitido
obtener la rutina para el proceso de tratamiento.
INTRODUCCIÓN
Las aguas residuales, entre otros, tendrán su origen en la industria, la agricultura, el sector
servicios y el consumo doméstico. Por otro lado, desde el punto de vista normativo, se definen las
sustancias y residuos peligrosos, y se han establecido listados de identificación para los mismos
(1, 2). También, se ha señalado la obligación de tratar los efluentes industriales antes de que
entren en los sistemas de depuración del agua residual urbana. Consiguientemente, se puede
presentar atractiva la posibilidad de reutilizar todo tipo de aguas en lugar de proceder a su vertido
controlado (3). Máxime considerando que algunos parámetros característicos pueden ser función
de su procedencia, de modo tal que tomándolos como referencia, se podrían estimar diferentes
técnicas de tratamiento.
Entre las aguas residuales industriales que es preciso tratar, no ya por el volumen generado
sino por los contaminantes que contiene, se han de incluir las procedentes de la industria de
lavado de ropas (3, 4), y ello aunque este tipo de industrias se considere dentro del sector servicios
y no como un proceso de fabricación. Sin embargo, además, las lavanderías se han convertido en
una de las mayores industrias de servicios personales, con un consumo de agua de entre 30 y 50
L/Kg. de ropa y entre 1,5 a 2,5 Kg. ropa/persona/día aproximadamente (5).
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Actualmente y como consecuencia de las regulaciones del medio ambiente, así como por
la disponibilidad de productos químicos, el mercado de los detergentes se mueve hacia la
dirección de emplear componentes biodegradables, de baja toxicidad y reciclables. En
consecuencia, es evidente que las aguas residuales de lavandería contienen una serie de productos
nuevos que han modificado sus tradicionales características (7), por ello se justifica la realización
de este trabajo. Además, las limitaciones impuestas por la comunidad económica europea,
respecto de las características y los componentes permitidos, en los detergentes utilizados para
limpieza y lavado (8), pueden hacer necesaria la aplicación de diferentes técnicas de tratamiento
para tales aguas residuales, de forma que se puede posibilitar la reutilización del efluente tratado,
por ejemplo como se cita en la bibliografía (9, 10).
SECCIÓN EXPERIMENTAL
El tratamiento físico-químico seleccionado pretende la reducción de la materia disuelta,
suspendida y coloidal, además de la no sedimentable, del agua cuyas características se desean
modificar, mediante desestabilización y agregación (coagulación-floculación), reaccionando,
adsorbiendo y atrapando las partículas, incluso las más pequeñas, así como las eléctricamente
cargadas, para facilitar su posterior sedimentación gravitatoria. El procedimiento puede ser
utilizado para reducir en cantidad la presencia de diferentes parámetros y propiedades, entre ellos
DBO y DQO, pero también la turbidez y el color.
Las operaciones de coagulación y floculación utilizadas para tratar agua residual son
efectivas, simples y económicas (11, 12). Para aplicar estos procesos se debe hacer una evaluación
sistemática de las variables normalmente implicadas; es decir, será preciso determinar los
reactivos y las dosis adecuadas de coagulante y floculante. Será igualmente imprescindible,
conocer las condiciones necesarias de funcionamiento, para alcanzar resultados óptimos.
Materiales.
Operaciones básicas como la coagulación y floculación están descritas y desarrolladas en
la bibliografía (13, 14, 15, 16), incluyéndose en ella abundantes y detalladas enumeraciones de los
equipos y productos que pueden ser utilizados (11, 12, 16). Los productos químicos más
empleados en las industrias son sales de aluminio y de hierro. Éstas últimas son más eficaces para
tratar los efluentes con carga contaminante rica en proteínas; sin embargo, las sales de aluminio
son más efectivas al ser aplicadas en aguas residuales que tienen un elevado porcentaje de
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compuestos carbonados (5).
Para este trabajo, fue seleccionada una disolución de Al 2 (SO4)3·18H2O al 10% como
coagulante y para ajustar el pH se utilizaron disoluciones de NaOH 0,1N y también 0,1N de
H2SO4, en todos los casos productos de la firma Panreac, mientras que como floculante se empleó
un polímero aniónico de la Acrilamida con código INTREC2440 de la firma comercial
DERYPOL S.A., diluido al 0,1%.
Método.
La actividad biológica, entre otros factores, puede alterar las características del agua,
después de un periodo de almacenamiento prolongado, lo cual afecta a los resultados obtenidos
tras la aplicación de los procesos de coagulación y floculación. Por esta razón, se llevó a cabo el
trabajo experimental intentando que el tiempo transcurrido entre la toma de muestras y la
realización de las pruebas fuese siempre inferior a dos horas.
En la evaluación del pH óptimo al cual debería ser añadido el coagulante, diferentes jarras
con 400 cc de efluente fueron utilizadas, todas ellas fueron dosificadas con la misma cantidad de
coagulante, elegida aleatoriamente al inicio de las pruebas, y se modificó el pH en cada una de
ellas, es decir, en cada recipiente se estableció un pH distinto. Después de esto se retiran el
agitador y el pHmetro, y se dejan sedimentar las suspensiones durante 20 min. Pasado este
tiempo, mediante pipeta (a una profundidad de 2 cm) se coge de la jarra un volumen de muestra
adecuado, para seguidamente medir la turbidez aplicando el procedimiento estándar (16).
Se procedió con la misma rutina precedente para otra serie de jarras y una cantidad fija de
coagulante, distinta de la anterior, para nuevamente en cada vaso establecer un diferente pH. La
3
turbidez de cada uno de ellos permitió conocer el pH al que mejor había actuado el coagulante, es
decir, la reiteración de la rutina para varias dosis de coagulante posibilitó la determinación del pH
óptimo de adición de coagulante.
A fin de poder ser reafirmada la anterior deducción, se hizo la misma operación con otro
grupo de jarras fijando esta vez un pH determinado antes de introducir el coagulante y variando la
dosis del mismo, es decir, una cantidad diferente de coagulante se dispuso en cada uno de los
recipientes utilizados. Obtenidos los resultados de la turbidez a ese pH precedente, se tomaron
otras 5 jarras y fue seguido un procedimiento idéntico, pero fijando antes de añadir el coagulante
otro pH, precisamente, aquel que se deseaba verificar si era el óptimo, para nuevamente medir la
turbidez residual en cada uno de los recipientes.
Como anteriormente, y para finalizar esta etapa, se procedió operando con una nueva serie
de 5 jarras, no obstante, en esta oportunidad fijando un pH de adición de coagulante mayor del
que se intenta probar como óptimo, y en igual forma, se dosifica una cantidad de coagulante
distinta en cada vaso. A continuación, después de realizar la coagulación y sedimentar la
suspensión, se midió la turbidez resultante en cada una de las jarras.
La misma rutina anterior se llevó a término con otra serie de jarras, hasta obtener en todas
ellas otro pH para la precipitación de los microflocs, diferente al anterior, y que es precisamente el
que se desea comprobar, pues debe estar próximo al óptimo de precipitación y ser valido para la
adición de floculante. Posteriormente, se repite la misma rutina con otro grupo de jarras hasta
conseguir otro pH, distinto a los dos alcanzados anteriormente, y en todos los casos se verificó el
comportamiento resultante midiendo la turbidez residual de las suspensiones.
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Conociendo el pH de adición del coagulante, la dosis de coagulante, y el pH para
precipitar el coagulante y aplicar el floculante, únicamente sería necesario determinar la dosis de
floculante. Para ello, se preparó otra serie con varias jarras, igualmente con 400 cc de agua de
lavado de ropas en cada una de ellas, se introducen el pHmetro y el agitador, se selecciona la
velocidad de 160 rpm, se añade la cantidad de ácido necesaria hasta alcanzar el ya establecido pH
óptimo para introducir el coagulante, y después se dispensó la ya evaluada dosis óptima de
coagulante. Se continúa manteniendo la misma velocidad de agitación durante 2 min para obtener
una buena mezcla, y después se aumenta el pH con la disolución de NaOH, hasta alcanzar el
adecuado para realizar la precipitación y posterior dispensación del floculante. Entonces, se retira
el pHmetro y se dispensa en cada jarra una dosis diferente de floculante. Se prosigue, agitando a
160 rpm durante 2 min las disoluciones, para la correcta distribución del floculante. Transcurrido
este periodo de tiempo, se reduce la velocidad de agitación hasta 60 rpm, periodo de agitación
lenta para que se mantengan las partículas agregadas sin rotura de los flocs, durante el cual se
posibilita atrapar por adherencia otras partículas más pequeñas suspendidas individualmente.
La etapa de floculación se estableció idéntica para todas las jarras e igual a 20 min.
Posteriormente, agotado el tiempo de la floculación, se detiene el agitador, se retiran las paletas y
se dejan sedimentar las suspensiones durante otros 20 min. Finalmente y en la forma indicada
anteriormente se mide la turbidez de las muestras tomadas en cada una de las jarras.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Las determinaciones experimentales realizadas a 295 K utilizando agua residual
procedente del lavado industrial de ropa, siguiendo el procedimiento operatorio indicado
anteriormente, han permitido conocer que un pH=3,5 puede ser óptimo para añadir el sulfato de
aluminio (Figuras 1 y 2).
Sin embargo, lo anterior, no pudo ser establecido con todas la dosis de coagulante, así para
una dosis de coagulante igual a 0,8 cc y ajustando las disoluciones a diferentes pH (Figura 1), el
análisis de los resultados de los distintos valores de la turbidez no permitió fijar el óptimo pH de
adición del sulfato de aluminio, motivo por el cual, tras la valoración de los datos obtenidos, se
juzgó necesario realizar una nueva rutina de pruebas, en esa ocasión utilizando únicamente 0,2 cc
de coagulante. Fue precisamente para ésta última concentración (Figura 1), con la que pudo ser
observada la presencia de un mínimo, que se correspondía con un pH=3,5 en la curva de ajuste de
los datos experimentales.
No obstante, puesto que las pruebas precedentes se habían realizado con dosis
cuantitativamente muy desiguales para el coagulante, mientras que los resultados de la turbidez no
mostraban ser tan diferentes, es por lo que se procedió con una nueva rutina (Figura 2), en la cual
se fijaron varios pH para adición de coagulante y distintas cantidades de producto. El análisis de
los resultados confirmo que siempre a pH=3,5 se obtenían los menores valores de la turbidez
residual. Por otro lado (Figura 2), es evidente que para todos los pH y con una dosis de
coagulante igual a 0,2 cc se obtiene menor valor de la turbidez, sin embargo, con cada uno de los
pH adoptados la FTU mostraba ser similar, mientras que el intervalo en la variación de la turbidez
es mayor al aumentar la dosis de coagulante (Figura 2). Por tanto, se había determinado el pH al
cual se debería dispensar el coagulante, pero no se podía decir otro tanto respecto de la cantidad
que debía ser empleada.
5
para 0,8 cc de coagulante, al variar el pH se verificaron reducciones importantes en la turbidez de
las suspensiones, resultando, con un pH=5 en la precipitación, FTU=20.
En la citada Figura 4 se puede observar, que para muy bajas dosis de coagulante, todos los
pH de precipitación dan resultados similares, aunque un mínimo en la curva de precipitación
parece existir para pH=6,5 como se mencionó anteriormente. No obstante, al aumentar la dosis se
obtienen siempre mejores resultados de FTU, especialmente en el caso de un pH de precipitación
igual a 5 y una dosis óptima de coagulante de 0,8 cc. Los resultados fueron los mismos que los
que se obtuvieron con anterioridad (Figura 3) y se tomaron por ello como definitivos.
Por otro lado, se deben realizar las pruebas de floculación, para ello en primer término es
necesario establecer el pH al que se adicionará el floculante. Se ha de tener presente que el pH de
la floculación, deberá estar próximo al pH de precipitación, para evitar una redisolución de los
microflocs. Además, no tendría que estar demasiado lejos del pH neutro o al menos no ser
excesivamente ácido, ya que el floculante que se utilizará no trabajaría adecuadamente.
Establecido por consiguiente el procedimiento y las dosis de los productos que han de ser
empleadas para coagular y flocular, así como los diferentes pH con los que se ha de operar durante
cada una de las etapas, se procedió con una última serie de 5 jarras, en todas ellas se aplicó la
rutina definitiva ya citada, excepto que no se muestreo ninguna de ellas después del periodo de 20
min de sedimentación. Se recogieron los líquidos clarificados de los 5 recipientes y se mezclaron.
Posteriormente, se realizaron los análisis cuantitativos indicados en la Tabla 1 siguiendo los
métodos estándar (17).
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Por otro lado, como consecuencia del estudio en laboratorio, se puede observar una
reducción en la DBO mayor que la citada en la bibliografía (5) y ha sido similar a la tasa de
eliminación obtenida con otras aguas residuales industriales (12), lo que parece razonable pues
también el agua residual procedente de lavado de ropas muestra una contaminación
particularmente especial debida a materia orgánica consecuencia de residuos carbonados.
Idénticamente, puede citarse respecto de la tasa de eliminación que ha sido obtenida para la DQO.
Sin embargo, aunque la reducción que se obtiene en este estudio para los aceites ha sido
significativa, resultó ser inferior a la de otros trabajos (12) realizados con aguas residuales
industriales de tintas procedentes de una industria que fabrica cajas de cartón ondulado, si bien es
cierto que la cantidad de grasas en el agua residual entrante ha sido unas 8 veces mayor. En todo
caso, la tasa de eliminación de aceites ha sido similar a la mencionada en la bibliografía (5).
CONCLUSIONES
Una detallada descripción de las variadas pruebas de jar-test llevadas a término en el
laboratorio ha sido incluida en éste artículo. Durante el trabajo experimental realizado a 295 K
con agua residual procedente del lavado de ropas se han aplicado los procesos convencionales de
coagulación y floculación. Las diferentes rutinas de pruebas que fue preciso preparar, han
permitido determinar el procedimiento operatorio que se ha de seguir, así como las dosis de los
productos que se han de emplear para un adecuado tratamiento del efluente.
Los resultados obtenidos en los parámetros analizados muestran que las citadas técnicas de
coagulación-floculación pueden ser suficientes para reducir los parámetros críticos investigados y
establecerlos dentro de los rangos fijados por la normativa, ya que para las normales cargas
contaminantes de este tipo de aguas residuales fueron obtenidos 80% y 85% como tasas de
eliminación de la DBO y de la DQO respectivamente.
Por otro lado, la disminución de las grasas entorno al 40% y la reducción de los
detergentes próxima al 80%, que se ha observado en el agua tratada de este trabajo, representan
tasas de eliminación similares a las referenciadas en la literatura, lo que probablemente indica que
las grasas serán de origen vegetal y los detergentes pudieran estar constituidos mayoritariamente
por sustancias organoderivadas, de tal modo, que ello estaría evidenciando la tendencia de las
industrias a seguir las recomendaciones comunitarias. Además, es conocido que la eliminación de
materia coloidal y partículas suspendidas con éstas técnicas debe ser prácticamente total, y en éste
trabajo se ha constatado lo anterior ya que aproximadamente el 99% de la turbidez fue reducida.
7
tasa de eliminación de un determinado parámetro se vea significativamente modificada debido
probablemente a los complejos efectos cruzados entre las diferentes sustancias presentes en el
agua residual procedente del lavado de ropas.
REFERENCIAS
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nº 94/31
(2) CEE. Decisión nº 2000/532; Diario Oficial nº L 226 de 6/9/2000, modificada por la Decisión
nº 2001/118 y por la Decisión nº 2001/573
(3) CEE. Directiva nº 91/271, Diario Oficial n° L 135 de 30/05/1991, modificada por la Directiva
nº 98/15
(4) CEE. Decisión nº 2003/200, Diario Oficial nº L 76 de 22/03/2003
(5) Nemerow, N.L. y Dasgupta, A.; Tratamiento de vertidos industriales y peligrosos. Ed. Díaz
de Santos, Madrid (1998).
(6) CEE. Directiva nº 96/61; Diario Oficial nº L 257 de 10/10/1996
(7) Ryom, N.M.; “Adjusting Laundry Detergents to Modern needs with Enzymes”. Rivista
italiana delle Sostanze Grasse, 80, 313-316 (2003).
(8) CEE. Reglamento nº 648/2004; Diario Oficial nº L 104 de 8/4/2004
(9) Kuruvilla, M.; Goen, H. and McFarlane, S.; “Desalination and Water Reuse.” Desalination,
106, 391-397 (1996).
(10) Butkus, A.S. and Maniar, S.C.; “Using Wastewater for Cooling Tower makeup: Laundry
Water Recovery for Toser”. ASHRAE, 45, 34-36 (2003).
(11) López-Pérez, L.; Pérez-Báez, S.O. y Susial, P.; “Estudio y Análisis económico en el
Tratamiento de Vinazas”. Tecnología del Agua, 208, 48-56 (2001).
(12) Susial, P.; Fernández-Hernández, F.; Godoy, E.; Cabrera-González, I. y Ramos-Batista,
M.; “Tratamiento del agua residual de una fábrica de cajas de cartón ondulado”.
Tecnología del Agua, 267, 52-59 (2005).
(13) Chou, S.; Lin, S. and Huang, C.; “Application of optical monitor to evaluate the
coagulation of pulp wastewater”. Water Sci. Technol., 37, 111-117 (1998).
(14) Hodgson, A.; Hitzroth, A.; Predemas, P.; Hodson, P. and Duff, S.J.B.; “Effect of tertiary
coagulation and flocculation treatment on effluent quality from a bleached kraft mill”.
TAPPI J., 81, 166-170 (1998).
(15) Coma, J.; Elmaleh, S.; Butel, B. and Robic, I.; Bordeaux, Proc. 2ª Spec. Conf. Winery
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(16) A.S.T.M.; Annual Book of ASTM Standards. Water (II) Vol 11.02, Philadelphia (1986).
(17) APHA-AWWA-WPCF; “Standards Methods for the Examination of Water and
Wastewater”. 20th ed. American Public Health Association, Washington (1998).
8
Figura 1.- Determinación del pH de adición del coagulante.
400
300
FTU
200
100
0,2 cc 0,8 cc
0
0 1 2 3 4 5 6 7
pH
9
Figura 2.- Evaluación de la concentración de coagulante en función del pH.
500
400
FTU 300
200
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
Coagulante (cc)
10
Figura 3.- Determinación del pH de precipitación.
400
0,8 cc 0,2 cc
300
FTU
200
100
0
0 2 4 6 8 10
pH
11
Figura 4.- Determinación de la dosis óptima del coagulante.
400
300
FTU
200
100
pH=5 pH=4 pH=6,5
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
Coagulante (cc)
12
Figura 5.- Evaluación de la dosis óptima del floculante.
30
25
FTU 20
15
10
0
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3
Floculante (cc)
13
Tabla 1.- Parámetros del agua residual de lavado de ropas.
14