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2.

1 El proceso de hominización

Segundo tema
La cultura

2.1 El procedo de hominización


2.2 Naturaleza y cultura
2.3 Las culturas
2.4 La categoría de cultura en la antropología

2. 1 El proceso de hominización

Así, gracias a esta organización es como el espíritu, tal como un


músico, produce en nosotros el lenguaje, y llegamos a ser capaces de hablar. Este
privilegio, no lo tendríamos, sin duda, jamás, si nuestros labios tuvieran que ase-
gurar, para las necesidades del cuerpo, la tarea pesada y penosa de la nutrición.
Pero las manos se encargaron de esta tarea y liberaron la boca para el servicio de
la palabra.
Grégoire de Nysse, Tratado de la creación del hombre (379d.C.)1

D ejemos para la parte de la sesión reservada a los estudiantes la recons-


trucción cronológico-tradicional de las grandes etapas que llevaron a nuestra
especie Homo Sapiens —último eslabón de una línea de desarrollo iniciada
con el pez—; la exposición del profesor desarrollará una explicación lógica
de este proceso que condujo —pasando por varias bifurcaciones— a nuestra
estrategia de reproducción cultural.

El principal obstáculo para su explicación cabal era la re-


presentación de un antepasado humano que fuera corporalmente simies-

1. Citado por Leroi-Gourhan [1971(1965):29].


FRANçOISE VATANT

co pero tuviera ya la garantía de nuestra humanidad, la “inteligencia”, tesis


—todavía vigente en el sentido común— que pretendía dar cuenta del pro-
ceso de hominización. Siguiendo la progresión desarrollada en los capítulos
II, III y IV de El gesto y la palabra de Leroi-Gourhan —sintetizados al máximo
en esta sesión—, se desarrollará su tesis principal, que plantea lo contrario:
el desarrollo cerebral fue producto de la postura erecta asociada con la mano
libre de los prehensores y pie adaptado a la marcha de los caminantes; es
decir que el desarrollo neuromotor sucedió al desarrollo mecánico: primero
de toda la osamenta, luego sólo del cráneo.

El desarrollo mecánico del cuerpo condujo a la estación erecta


a los primeros homínidos, cuya originalidad orgánica presentaba dos aspec-
tos:

Primero, un aspecto general que compartían con los anima-


les de simetría bilateral: las operaciones técnicas necesarias para su repro-
ducción física seguían desarrollándose en el campo de la relación anterior con
la ayuda de un dispositivo locomotor posterior, ligado a la base de la caja cra-
neana, que permitía la exploración del medio externo. El campo de relación
anterior incluía los órganos de relación y los órganos de aprehensión Mientras
los primeros —sentidos agrupados alrededor de la boca— proporcionan la
información, los segundos aseguran principalmente la adquisición alimen-
ticia desde un doble polo: el polo facial, centrado sobre la boca, y el polo
manual, susceptible de servir paralelamente al dispositivo locomotor. Este
desarrollo mecánico del cuerpo permitirá el desarrollo cerebral de la siguiente
etapa.

Segundo, un aspecto específico: fonicidad consciente y tecni-


cidad manual, ambas producto de la posición erecta. Gracias a ésta, el polo
manual asumió por sí solo la función de aprehensión y el dispositivo loco-
motor se independizó mecánicamente de la cara. Al liberarse la caja craneal
de todo constreñimiento físico, se desarrolló el cerebro, posibilitando el len-
guaje verbal que —como condensación de lo simbólico— caracterizará la
siguiente fase y constituirá el eje de la evolución humana.

En efecto, a este primer desarrollo mecánico del cuerpo,


sucede un desarrollo cerebral2 supeditado a su vez a la ampliación de la caja
craneal. El desarrollo del sistema neurosensitivo-motor a partir de la corte-
za cerebral condujo a los primeros homínidos al Homo Sapiens Sapiens; un
nuevo tipo de evolución, en la que la sociedad se va a sustituir a la especie

2. Los desarrollos cerebrales acompañaron a los desarrollos mecánicos desde un dispo-


sitivo cerebral, pero sólo en un segundo momento —una vez adquirida la estación
erecta— se volverán cualitativamente dominantes. Ellos mismos, a su vez, fueron su-
peditados a los desarrollos de la caja craneal: “el cerebro rige la evolución, pero queda
ineluctablemente tributario de las posibilidades de adaptación selectiva de la armazón
[op. cit.:62].
INTRODUCCIÓN A LA ANTROPOLOGÍA
EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN

como unidad evolutiva, reemplazó la evolución biológica. Fue el paso de


una “evolución ya cultural aún dominada por los ritmos biológicos a una
evolución cultural dominada por los fenómenos sociales” [Leroi-Gourhan,
1971(1965):29], lo que permitirá, con el desarrollo de una memoria de
aprendizaje socialmente compartida, la diferenciación cultural y el juego
de las variaciones individuales (étnicas y personales).

En este contexto se introducirán las categorías de simbólico


—en tres de sus acepciones de “presentificación de lo ausente”, “desencade-
namiento de la acción” y ley— y de imaginario —registro que permite pensar
la formación de las identidades más nucleares a partir de la relación con la
imagen del semejante—, así como su articulación. Se mostrará cómo lo ima-
ginario, vía de entrada a este gran rubro aún poco trabajado de los afectos
(sensaciones, emociones y sentimientos, expresión de las pulsiones), deberá
ser neutralizado —objeto de la mayoría de las prácticas cotidianas— y ca-
nalizado —objeto de las operaciones periódicas o excepcionales— por lo
simbólico para hacer posible la integración de cada individuo a los grupos
que pertenece. Estas categorías serán retomadas y profundizadas en las si-
guientes sesiones.

Al final, se explicará cómo, junto con los dos aspectos de


la técnica y del lenguaje, se desarrolla —a partir del homo erectus (paleántro-
pos en la terminología francesa)— la estética, el aspecto más propiamente
humano aun cuando sea —o quizás por eso mismo— el menos estudiado
todavía. Ésta muestra una misma evolución hacia la exteriorización, ahora
de los sentidos “que aseguran una percepción de los valores y de los ritmos,
o incluso más ampliamente, desde los invertebrados los más sencillos, una
participación refleja a los ritmos y una reacción a las variaciones en los valo-
res” [op. cit.:267].

Bibliografía
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Warnier, Jean-Pierre
1999 Construive la culture matérielle. L’homme qui pensait avec ses doigts, París,
PUF.

Lectura obligatoria
Leakey, Richard E.
1982 Orígenes del hombre, México, Conacyt.

Guía de lectura del texto


1. Sintetizar cada capítulo.
2. ¿Qué son la “evolución” y la “selección natural” en este texto?
3. ¿A partir de qué elementos se pueden interpretar los restos fósiles de nuestros
antepasados?
4. a) ¿Cuáles son los rasgos que distinguen al hombre del resto de los primates?
b) Caracterizar los diferentes eslabones —probables o no— que condujeron a nues-
tra especie Homo Sapiens.
5. a) ¿Desde qué fecha nuestros ancestros eran bípedos?
b) ¿Qué causa de la aparición del bipedismo sugiere el autor?
c) ¿Qué consecuencias tuvo este cambio?
d) ¿Por qué se cree que el Australopithecus Robustus no es nuestro ancestro?
6. ¿A partir de qué momento el autor de concentra más en lo que hacían nuestros
ancestros que en sus características físicas?
7. a) ¿Cuándo empezaron a esparcirse nuestros antepasados por todo el mundo?
b) ¿Cuándo empezaron a poblar América y Australia?
8. ¿Qué piensan de las fechas en las que se hallaron los diferentes fósiles de nuestros
antepasados?
9. ¿En qué épocas y por qué causas hace partir Leakey la agresión?
10. ¿Qué piensan del último capítulo en relación con los precedentes?

3. Esta cueva fue descubierta el 18 de diciembre de 1994.


Cuadro 4
Periodos geológicos y cronología aproximada
DURACIÓN DE DURACIÓN
ERA PERIODO ÉPOCA
LA ÉPOCA DEL PERIODO

Cenozoico, era de
Cuaternario
[ Post-glaciar
u Holoceno
Pleistoceno
25 000 años

1 millón
25 000 años

1 millón

[
los mamíferos * Plioceno 11 millones
Mioceno 16 millones
Terciario
Oligoceno 12 millones
Eoceno** 2 millones 59 millones

Mesozoico, era de
los reptiles
Secundario
[ Cretácico
Jurásico
Triásico
70 millones
25 millones
30 millones 125 millón

[
Pérmico
Carbonífero
Paleozoico, era de Devónico
Primario
los peces Silúrico
Ordóvico
Cámbrico 25 millones

Pre-Cámbrico*** 125 millónes


* Esta indicación, al igual que las siguentes sobre reptiles y peces, tiene como objetivo resaltar el
grupo zoológico más característico e importante del periodo, en modo alguno debe entenderse
como exclusico o único.
** En otras clasificaciones geológicas se incluye el Paleoceno entre el Cretácico y Eoceno, pero ello
no hace variar sensiblemente la cronología.
***Siguiendo a Zeuner, esta denominación abarca distintos periodos que llevan los nombres de
Proterozoico, Arqueozoico y Azoico, cuyo significado etimológico no exige mayor aclaración
[Zeuner, 1958:309 y 336].
Fuente: Juan Comas, Introducción a la prehistoria general [1962:28].
Cuadro 5
División taxonómica de nuestra especie (recubre divisiones funcionales)

Inorgánico
Reino: vegetal
Vida

Protozoos
Reino: animal

Invertebrados
Grado: metazoos (pluricelulares)

Peces, anfibios, reptiles, aves


Filo: cordados (primer pez, entre 500 y 425 millones de años)

Insectívoros, carnívoros, ungulados, roedores,


Clase: mamíferos (26 órdenes), teromorfismo

murciélagos, ballenas, destentados


Lémures y tarsitoides
Orden: primates

Monos, simios y fósiles (pitecomorfismo)


Suborden: antropoides

Australopitecidos
Familia: homínidos (antropomorfismo)

Homo habilis y Homo erectus...


Género: Homo

Fósiles
Especie: Homo sapiens
Subespecie: Homo Sapiens Sapiens
Cuadro 6
Uno de los árboles genealógicos de nuestra especie

^
50 000 Homo Sapiens o
Homo Neandertalensis Cro-Magnon
110 000 ^ ^

rama asiática - Hombre de Solo


ram
ae

huellas de culto

a
uro

300 000

an
a la muerte

fric
pea

aa
ram

0.7 millones

1.5 millones
} Agujero negro en el transcurso del cual desaparecen todos los ho-
mínidos excepto el género HOMO (Homo Ergaster).

2.5 millones
} Homo Habilis - Homo Rudolfensis - Homo Ergaster + Australopitecidae
Robustus: los primeros salieron de África y a partir de 1.7 millo-
nes utilizan el fuego.

3 millones
} Glaciar (desaparecen los Australopitecidae).

4 millones } Australopitecidae en toda África


(5 especies entre ellas Lucy).

Fuente: a partir de Pascal Picq Michel Serres y Jean-Didier Vincent, Qu’est-ce que I’Humain? [2003:54-60].
Figura 1

Ejemplos de los dos tipos de campos de relación: a, b, c: campo facial prácticamente exclusivo; pez
de natación rápida (atún), pájaro velero (pelícano de Bassan), mamífero caminador (gacela); d, e, f:
campo facial y manual combinados; pez de fondo (rubio), rapaz (autillo), omnívoro prensor (oso).
Fuente: Leroi-Gourhan [1971(1965):36].
Figura 2

Diferentes tipos funcionales. Columna de la izquierda: armazón craneana en sus relaciones con la
posición y la dentadura. Columna central: la mano. Columna de la derecha: la posición en la actitud
de prensión. a) Ictiomorfo: suspensión en medio líquido, ninguna movilidad cervical, dentadura larga
homodonta. b) Anfibiomorfo: reptación en plano, movilidad lateral de la cabeza, dentadura larga,
homodonta. c) Sauromorfo: reptación semirrecta, libertad cervical, la dentadura está equilibrada
en la mitad anterior del edificio craneano. d) Teromorfo prensor, liberación temporal de la mano,
dentadura heterodonta. e) Pitecomorfo: liberación de las manos en posición sentada, pulgar oponible,
columna vertebral liberando la parte posterior del cráneo. f) Antropomorfo: liberación total de las
manos, posición vertical, despegamiento mecánico de la bóveda craneana.
Fuente: Leroi-Gourhan [op. cit.:40 y s].
Figura 3

Abertura del abanico cortical. En la hiena (1), el cierre de la bóveda craneana es total. En los otros
sujetos, los constreñimientos alcanzan su máximo en el macizo frontal y el macizo iníaco (i). La
liberación de la bóveda (en negro) en el perro Zulú (2) se hace sobre la sola reducción facial y la
ausencia de cerrojo frontal a costa de los senos y del equilibrio dentario. La flexión del piso cerebral es
muy débil y el sector temporo-parietal sufre una abertura reducida. En el colobo (3), el gorila (4), el
paleantropo (5) y el Homo Sapiens (6), la reducción de la base y la flexión progresiva del piso acarrean
una abertura cada vez más amplia de la región media, correspondiendo al córtex de la motricidad
voluntaria y a las zonas de asociación.
Fuente: Leroi-Gourhan [op. cit.:78].
Figura 4

Cerebro del gato (a), del macaco (b), del chimpancé (c), del australantropo (d), del sinántropo (e),
del hombre de Neandertal (f) y del Homo Sapiens (g). 1, 2, 3: áreas somatomotrices; 4: motricidad
voluntaria; 5, 6, 7, 8, 9: áreas motoras extrapiramidales; 41, 42, 43: áreas auditivas; 44: área de
articulación verbal. A pesar de la imprecisión de detalle de los moldes endocraneanos, los antrópodos
fósiles (d, e, f) muestran unas proporciones categóricamente humanas.
Fuente: Leroi-Gourhan [op. cit.:80].
Figura 5

Imagen cortical de la motricidad voluntaria en el macaco (a, según Woolsey) y en el hombre (b,
según Penfield y Rasmussen). En el mono, obsérvese la importancia de las imágenes de la mano
y del pie, sobre todo del pulgar en relación con la cara. En el hombre, se observa la reducción y la
enorme importancia de la mano y de los órganos del lenguaje (parte baja de la cara, lengua, laringe).
El cerebro del macaco está figurado de perfil, el del hombre en sección.
Fuente: Leroi-Gourhan [op. cit.:85].
Figura 6

El lenguaje de los antrópidos. En rayado: zona de la motricidad voluntaria de la mano y de la cara.


El punteado limita el cuadrilátero de P. Marie, en el cual se sitúan las lesiones afásicas: anartría (1),
agrafía (2), sordera verbal (3), ceguera verbal (4); en el Homo Sapiens (a), en el chimpancé (b), el
australantropo (c) y el sinántropo (d). Vemos que en el mono faltan las regiones que corresponden
a las zonas de integración, por lo menos en cuanto a reconocimiento auditivo y visual. En el
australantropo y el arcantropo, en cambio, está presente la posibilidad topográfica de los centros de
integración del lenguaje.
Fuente: Leroi-Gourhan [op. cit.:89].

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