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LA CRISIS MORAL ACTUAL EN EL PERÚ

Para saber la crisis moral actual nos basaremos en la información de los libros del recordado Alfonso
Quiroz en la cual el autor peruano retrata la corrupción a lo largo del tiempo histórico, desde el virrey
Amat hasta Alberto Fujimori, son 250 años que evidencia su escandaloso continuidad en el estado y
la sociedad peruana

Puestos en perspectiva, los sucesos que estremecen a la clase política actual confirman el argumento
del autor. Se trata de una raya más del viejo tigre peruano, manchado por una marca de nacimiento.
Los virreyes venían a enriquecerse y la elite económica sabía ganárselos, a través de regalos y
sobornos. Desde el comienzo, los actores de la corrupción se hallan en los dos lados de la mesa, son
empresarios coimeros y malos funcionarios en lo más alto del poder. La corrupción nos acompaña
desde nuestro nacimiento y sigue presente en toda nuestra historia. Parece una compulsión que se
repite sin cesar.

En primer lugar, muestra que el país siempre ha dispuesto de una sólida reserva moral. Tanta
corrupción motiva su opuesto y somos también un país de moralistas puros y duros. Así, tenemos dos
historias paralelas. Los corruptos que se benefician de las rentas del Estado y los campeones de la
lucha anticorrupción. Éstos han reiterado propuestas de saneamiento político que atraviesan nuestra
historia y confieren esperanzas, porque nunca mueren y se renuevan persistentemente.

Sabiendo eso es muy difícil lograr el triunfo, Para empezar, saber que es una batalla de largo aliento,
porque el cáncer está avanzado. Es más, entre oro informal, narcotráfico y contrabando, la ilegalidad
ha dado pasos enormes y estamos en situación crítica. La ciudadanía está poseída por una sensación
de urgencia. No será el terrorismo y la hiperinflación, pero la delincuencia y la corrupción están
reintroduciendo la sensación previa al hundimiento de un régimen político.

Según Quiroz, se requiere actuar sobre dos áreas claves del Estado: su capacidad de sanción, que
comprende tanto a la Policía como al Poder Judicial. Luego, algunas instituciones claves, que si
funcionaran con eficiencia podrían reducir las malas prácticas. Para empezar, la Contraloría General
de la República, que cuenta con un funcionario en cada repartición pública, encargado de evitar el
robo en el mismo momento que está ocurriendo. También la OSCE, que supervisa los contratos del
Estado y la misma SBS, que regula la institución clave del mercado, como es el sistema bancario.

Pero, la situación de estas instituciones también es alarmante. Unas son de perfil bajo y sus éxitos no
son relevantes. Las otras son vistas como corruptas, tanto o más que los ex presidentes. No hay
solución y como la vida de los estados no se detiene, es posible una nueva crisis, como la resuelta por
Fujimori. El horizonte amenaza con un líder autoritario-populista encargado de la salvación nacional.

¿TIENE SOLUCIÓN LA CRISIS MORAL?

La crisis moral actual en el Perú en la que nos encontramos es muy notoria, la podemos observar los
3 poderes del estado, donde se perdió todas las virtudes y valores, y la gran pregunta es que hacemos,
una solución es volver al corazón de la republica de virtudes personales y reconocer los errores para
solucionarlo, un rearme moral será el fin de los problema morales en el Perú un cambio de personas
con moral hará que el Perú supere esta crisis, existe una solución pero es un proceso largo y lento, las
personas que son parte de esta comunidad son las encargadas de solucionarlo con actos de libertad y
no esperar soluciones venidas de Arriba o logros sociales por repetidas y molestas huelgas o por
sonadas manifestante y cambiar la republica de valores de las nuevas generaciones.

Algunos errores que se cometen son: Una es refugiarse en la idea de que “cualquier tiempo pasado
fue mejor”. Otra, muy común hoy, la de defender los fallos presentes mediante el argumento de que
“cualquier tiempo pasado fue peor”. La primera conduce a ensoñaciones imposibles y es débilmente
romántica, la segunda es más hipócrita pues, con un lenguaje del progreso -como se maneja en la
política proselitista le discurso de ¡Hemos mejorado! es en realidad conservadora e inmóvil, ya que
no acepta la revisión de sus principios y contenidos.

Algunas mejoras que se podrían poner en uso serian:

a) En primer lugar es preciso equilibrar el individualismo. No podemos perder el sentido moderno


del valor del individuo, pero las leyes tienen que volver a respetar la importancia del vínculo y, por
otra parte, la educación tiene que pasar realmente a ser lo primero, sobre todo la educación en la
generosidad, el sacrificio, la grandeza de ánimo, en suma.

b) Es menester, después, poner a la familia en el centro del interés social, pues ese es el método básico
para compensar el abstraccionismo actual. La familia educa en el sentido de lo concreto y de la
importancia trascendente de cada persona.

c) Hay que equilibrar el excesivo movimiento social, derivado del afán de riquezas mediante un
interés creciente por los aspectos ecológicos, sobre todo de ecología humana. Lo más importante es
el bien del hombre, no su riqueza; hay que tener claro entonces que el comercio es un bien humano,
pero no debe pasar a buscarse por encima de todo.

d) Diversificar y multiplicar los centros de encuentro y diálogo directo, a todos los niveles, para
contrarrestar la superficialización y la ventaja de la mala retórica, concretamente, regresar al dialogo
y disminuir la influencia de los medios masivos.

e) Apoyar el sentido religioso de la vida en general, y de la vida cotidiana en particular, sin lo cual la
solución práctica de los problemas morales no resulta apenas posible.

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