Sunteți pe pagina 1din 9

HISTORIA DE LA MEDICINA

Reminiscencias del internado en el pabellón de


practicantes y de la sala IV del Hospital
Nacional de Clínicas (1954-1955)
Alfredo Buzzi
Profesor Emérito y Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
• II Parte

Mis personajes inolvidables de que los alumnos constituíamos el centro de la


atención del personal de la cátedra. Las clases y tra-
Tiburcio Padilla (1894-1963)
bajos prácticos diarios se sucedían regularmente, sin
Tiburcio Padilla era profesor titular de Semiolo-
tardanzas ni suspensiones, se exhibían y renovaban
gía y Clínica Propedeútica desde el 12 de agosto de
periódicamente esquemas y diagramas semiológi-
1931, en reemplazo del doctor David Speroni (1879-
cos, y se anotaban en una cartelera aquellos pacien-
1954), cuando contaba 37 años de edad. Había na-
tes con síntomas, signos y síndromes de interés para
cido en Tucumán en 1894 y era hijo y nieto de mé-
los estudiantes, los que éramos invitados a entrevis-
dicos ilustres. Graduado de médico a los 21 años, se
tar a los pacientes y estudiar y aprender a reconocer
inició en la docencia en la Cátedra de Semiología
las manifestaciones de la enfermedad. Nunca ha-
con asiento en la sala IX del Hospital de Clínicas,
bíamos tenido, en nuestro paso por la Facultad, una
siendo su maestro el profesor Gregorio Aráoz Alfaro.
experiencia semejante.
Apenas llegado a la cátedra, se preocupó en mejorar
Tenía Padilla un trato sencillo y afable con los
los métodos didácticos e impartir una eseñanza real
alumnos, a diferencia de los profesores de las mate-
y objetiva. Bregó con insistencia en pos de la ense-
rias del Ciclo Biomédico, habitualmente graves y
ñanza práctica, consiguiendo que la asignatura se
distantes. Sus clases eran un modelo de sencillez y su
dictara diariamente de lunes a sábado. Padilla con-
propósito primordial era despertar el interés de los
cibió, organizó y dirigió junto a Pedro Cossio la Bi-
alumnos por el arte y la ciencia del diagnóstico,
blioteca de Semiología, magnífica colección de diez
comprender el mecanismo de los síntomas y de los
volúmenes que cubría todos los aspectos de la explo-
signos y fijar los conceptos más importantes y esen-
ración clínica, y en cuya redacción participaron una
ciales para la práctica de la medicina clínica. Padi-
pléyade de colaboradores, discípulos y asociados.
lla no intentaba cautivar o deslumbrar a su audito-
Padilla fue el autor de dos volúmenes, uno sobre Se-
rio. Exponía con una magistral simplicidad sobre los
miología General y otro sobre Semiología Hematoló-
grandes temas de la Semiología y al final de la cla-
gica y Renal. Su experiencia y visión como catedrá-
se estimulaba a sus alumnos para que formuláse-
tico lo llevaron a esquematizar y simplificar concep-
mos preguntas sobre el tema tratado. Vislumbrába-
tos semiológicos en un libro titulado Síndromes Clíni-
mos a distancia que tenía con sus médicos más jóve-
cos, el cual fue de real utilidad y tuvo mucha difu-
nes una relación paternal y bondadosa, y jamás
sión entre los estudiantes.
obervamos en él una señal de impaciencia, desagra-
Conocí a Tiburcio Padilla cuando ingresé al Ciclo
do o enfado. Fue para mí un modelo de profesor clí-
Clínico de mi plan de estudios para cursar la asigna-
nico: llano en su exposición, fecundo en las inquie-
tura Semiología y Clínica Propedeútica en la cátedra
tudes que planteaba y seguro en la semiotecnia y en
que tenía como sede la sala IV del Hospital de Clíni-
la interpretación de los síntomas y de los signos.
cas, con la denominación Instituto de Semiología
Además de su sobresaliente actuación docente, Padi-
Gregorio Aráoz Alfaro. Padilla se había sabido ro-
lla fue uno de los pioneros de la Cardiología Argen-
dear de un grupo de egregios colaboradores que lo
tina. En su trabajo “Sondeo del Corazón”, publicado
secundaban en las tareas docentes y que hacían de
en la Semana Médica en 1932 junto a sus colabora-
la cátedra un centro de enseñanza médica de primer
dores P Cossio e I Berconsky, fue uno de los primeros
orden. Para muchos de nosotros fue la mejor cátedra
en determinar el volumen minuto cardíaco median-
de la Facultad de Medicina, no sólo por la seriedad
te el método de Fick, una de las primeras contribu-
y jerarquía con que se impartía la enseñanza, sino
ciones en el mundo sobre el cateterismo cardíaco.
por el respeto y consideración con que éramos trata-
Padilla también se destacó en la política y en la ac-
dos los estudiantes. Se tenía la sensación, en efecto,
ción pública. Fue Secratario del Departamento Na-
cional de Higiene, Diputado nacional y en 1962 fue
Correspondencia: Alfredo Buzzi designado Secretario de Asistencia Social y Salud Pú-
E-mail: drabuzzi@fibertel.com.ar blica de la Nación.

32 / Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

Pedro Cossio (1900-1986) una serie de trabajos originales sobre el tema reali-
Sucedió a Tiburcio Padilla como profesor titular zado por Pedro Cossio con la colaboración de E
de Semiología en 1952. Tuve el privilegio de cono- Braun Menéndez, O Orías, M Lascalea y E Fongi. La
cerlo con anterioridad cuando cursaba la asignatu- auscultación del corazón fue uno de los aspectos de
ra en la cátedra y él se desempeñaba como profesor la Semiología Cardiovascular que más apasionó a
adjunto y encargado del Curso de Cardiología para Cossio, realizando aportes originales en la investiga-
Graduados de la Facltad de Medicina. El jefe de la ción clínica, de la que era un apasionado, como so-
comisión de alumnos, Dr Fortunato Etala, discípulo lía afirmarlo en sus clases.
de Cossio, nos invitó a concurrir a las clases que él El año 1936 fue también decisivo en la trayecto-
dictaba a las 11 horas para los médicos que asistían ria profesional de Pedro Cossio, ya que durante su
al mencionado curso de Cardiología. El profesor transcurso realizó un viaje de estudios durante seis
Cossio observaba a un paciente cardíaco que era lle- meses a Estados Unidos, donde tuvo la oportunidad
vado al aula, a quien no conocía previamente. De de conocer y relacionarse con figuras relevantes de
un modo magistral, realizaba la inspección y descri- la medicina interna y cardiovascular americana, co-
bía los hallazgos y las posibles interpretaciones mo Paul D White, Samuel Levine, Soma Weiss, Louis
diagnósticas. Eran clases inolvidables que me impre- Katz y Frank N Wilson. La estadía en Norteamérica,
sionaron profundamente, demostrándome las posi- junto a un viaje que previamente había realizado a
bilidades del método clínico. Cuando ingresé a la sa- Europa, donde estudió junto a figuras de la talla de
la IV como practicante interno, Cossio ya era profe- Thomas Lewis, John Parkinson en Londres y Charles
sor titular y director del Instituto de Semiología. Pu- Laubry, Edouard Donzelot y R Heim de Balsac en Pa-
de entonces apreciar de cerca sus condiciones de or- rís, brindó a Cossio una visión muy cercana de los
ganizador y director. Estimuló la formación de equi- caminos del futuro desarrollo de la cardiología
pos de investigación clínica en distintos campos de mundial. Al lado de estas grandes personalidades se
la Medicina Interna. A la cabecera del enfermo, nos incrementaron sus conocimientos de electrocardio-
impresionaba su maestría en el examen físico car- grafía y radiología cardiovascular, que ese momen-
diovascular, su capacidad de observaciones minu- to eran los dos principales métodos instrumentales
ciosas, así como la rapidez y certeza con que llegaba con que contaba el cardiólogo clínico.
al diagóstico. A los médicos jóvenes y practicantes Finalmente, en 1937 ganó por concurso el cargo
que nos acercábamos a él solía relatarnos jugosas de profesor adjunto de Semiología y Clínica Prope-
anécdotas sobre médicos de otras latitudes, fruto de deútica, que le posibilitaba ingresar al cuerpo aca-
la experiencia adquirida en sus viajes a Europa y démico de la Facultad de Medicina, disponer de una
Norteamérica. autonomía y estabilidad docente permanentes, par-
Pedro Cossio nació en Tucumán el 17 de agosto ticipar como jurado en tesis, premios y concursos, y
de 1900. En 1918 viajó a Buenos Aires para inscribir- eventualmente ser elegido miembro del Consejo Di-
se en la facultad de Medicina. En 1923-1924 fue rectivo de la Facultad. En Buenos Aires, en ese mo-
practicante interno del Hospital de Clínicas, adscri- mento, haber logrado el título de profesor significa-
biendo a la cátedra de Semiología con sede en la sa- ba una posición de prestigio profesional notorio. En
la IX, de la que era profesor titular el Dr Aráoz Alfa- el trienio 1935-36-37 Pedro Cossio había obtenido
ro (1870-1955), de quien Cossio fue discípulo dilecto. estos importantes logros a una edad en la que la
En 1931 Tiburcio Padilla ganó el cargo de profesor mayoría de los médicos sólo comenzaban a afian-
titular e invitó a Cossio para que lo acompañara co- zarse en la profesión. Desde ese momento, y pese a
mo jefe de trabajos prácticos. Se estableció entre am- su juventud, Cossio quedó establecido como un car-
bos una fructífera relación personal y científica que diólogo de consulta obligada ante los casos con difi-
produjo una serie importante de trabajos sobre car- cultades dignósticas o terapéuticas, un docente con
diología y un libro publicado en 1930 con el título un bien ganado prestigio por la calidad de sus cla-
de Oclusión Coronaria Brusca y Lenta, una de las pri- ses y conferencias, así como el autor del texto más
meras monografías argentinas sobre esa patología leído de Semiología Cardiovascular. Así, en 1944 ga-
de incidencia creciente en ese momento. nó por concurso el cargo de profesor encargado del
El año 1935 fue trascendente en la vida médica Curso de Cardiología para Graduados de la Facultad
de Pedro Cossio. En efecto, en él se materializaron de Medicina.
dos publicaciones que darían a su nombre fama na- En 1948 Cossio realizó dos importantes contri-
cional e internacional, señalando al mismo tiempo buciones a la cirugía cardiovascular, la que en ese
la orientación futura de sus publicaciones científi- momento recién se iniciaba como especialidad. El
cas. El primero de ellos fue Semiología del Aparato Cir- 24 de junio de ese año pronunció en París una con-
culatorio, un volumen de 385 páginas y 265 figuras ferencia en la que proponía la valvulotomía tricus-
publicado en Buenos Aires por la Librería Editorial El pídea en el pulmón cardíaco, o sea, en la insuficien-
Ateneo, que tuvo cinco ediciones nacionales y tres cia ventricular izquierda acompañada de gran hi-
brasileñas. La segunda publicación que apareció en pertensión venosa pulmonar. Esta notable concep-
1935 fue Temas de Fonocardiografía, que presentaba ción quirúrgica estaba fundamentada en sus obser-

Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010 / 33


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

vaciones personales en pacientes con disnea irre- 1728. Johannis Mariae Lancisi. Motu cordois et
ductible por falla del ventrículo izquierdo, que me- aneurysmatibus. Roma.
joraban notablemente al instalarse una insuficien- 1749. Jean Baptiste de Sénac. Traité de la structure du
cia tricuspídea funcional por dilatación del ventrí- coeur, de son action et de ses maladies. París.
culo derecho. El 3 de agosto presentó junto con su 1761. Johannis Baptista Morgagni. De sedibus et cau-
colaborador Isidro Perianes una comunicación a la sis morborum per anatomen indagatis. Padua.
Sociedad Argentina de Cardiología en la que postu- 1761. Leopoldus Auenbrugger. Inventum novum ex
laba la ligadura de la vena cava inferior para el tra- percussione thoracis humani, ut signo abtruso in-
tamiento de la insuficiencia cardíaca irreductible, o terni pectoris morbos detegendi. Viena.
sea, aquella que no respondía a las medidas tera- 1806. Jean N Corvisart. Essai sur les maladies et les le-
péuticas habituales. Además de la reducción del sions organiques du coeur et des gross vaiseaux.
flujo sanguíneo al corazón derecho, sabemos hoy París.
que esta intervención elimina el tromboembolismo 1819. René T H Laennec. Traité de la auscultation mé-
pulmonar recurrente, patología que sigue constitu- diate et des maladies des poumons et du coeur.
yendo en la actualidad una de sus indicaciones, con París.
o sin la colocación de distintos tipos de filtros. Estas 1824. René J Bertin. Traité clinique des maladies du
dos concepciones de Cossio son una evidencia de su coeur. París.
pensamiento creador, siempre dispuesto a enfrentar 1828. Charles JB Wiliams. The Pathology and Diagno-
primero y resolver después los problemas más ar- sis of Diseases of the Chest. Londres.
duos de la cardiología clínica. 1832. James Hope. A Treatise of the Diseases of the
El 24 de febrero de 1956 Pedro Cossio fue separa- Heart and Great Vessels. Londres.
do de su cargo de profesor titular y director del Insti- 1839. Joseph Skoda. Abhandlung über Perkussion und
tuto de semiología por injustificadas imputaciones Auskultation. Viena.
de índole exclusivamente política. Su notable actua- 1841. Jean B Bouillaud. Traité clinique des maladies du
ción docente y asistencial quedó interrumpida y sus coeur. París.
discípulos del hospital de Clínicas perdimos un 1841. MAN Gendrin. Leçpons sur les maladies du coeur
maestro ejemplar. A pesar de tan injusta y arbitraria et des grosses artères. París.
medida, Cossio continuó trabjando en su consultorio 1851. Walter H Walshe. A Practical Treatise on the Di-
privado, uno de los más nutridos de Buenos Aires, y seases of the Lungs and Heart, including the Prin-
realizando importantes contribuciones científicas. ciples of Physical Diagnosis. Londres.
Entre 1955 y 1956 apareció su obra Semiología Médi- 1854. William Stokes. The Diseases of the Heart and
ca, en dos volúmenes, la cual escribió junto con sus the Aorta. Dublín.
colaboradores E Fongi, O Fustinoni, F Martínez y V 1866. Pierre A Piorry. Traité de plessimetrisme et d´or-
Miatello, y que tuvo numerosas reedicones con el tí- ganographisme. París.
tulo de Medicina Interna. En 1957 publicó en el Ame- 1867. N Friedrich. Krankheiten des Herzens. Erlangen.
rican Heart Journal el trabajo Clinical Value of the Ve- 1876. Arthur E Sansom. Lectures on the Physical Diag-
nous Pulse, en el que tuve el privilegio de acompañar- nosis of Diseases of the Heart. Londres.
lo como co-autor. A partir de 1960 produjo una serie 1881. Francis Sibson. Collected Works. Londres.
de trabajos originales sobre auscultación y fonocar- 1884. Byrom Bramwell. Diseases of the Heart and Tho-
diografía junto con sus hijos Pedro Ramón y Patricio. racic Aorta. Londres.
Fue uno de los fundadores y presidió la Sociedad Ar- 1887. Constantin Paul. Diagnostic et traitment des
gentina de Cardiología y la Sociedad Interamericana maladies du coeur. París.
de Cardiología. Fue designado miembro honorario 1889. Julius Conheim. Pathology of he Circulation.
de sociedades médicas de Brasil, Chile, Francia, Méji- (Traducción inglesa de la segunda edición ale-
co y Rumania, miembro del Consejo de Honor de la mana). Londres.
Sociedad Interamericana de Cardiología y Comen- 1894. Pierre CE Potain. Clinique Médicale de la Chari-
dador de la Orden Carlos Finlay. té. París.
Además de su sólida praparación científica, Cos- 1895. William H Broadbent. Heart Disease and
sio siempre demostró un profundo interés por la his- Aneurysm of the Aorta. Londres.
toria de la cardiología y conocía detalladamente las 1895. George A Gibson. Diseases of the Heart and Aor-
contribuciones de sus predecesores. En sus viajes al ta. Edimburgo.
exterior, y con la ayuda de su esposa, Marta Agudo 1899. Henri Huchard. Traité clinique des maladies du
Avila, coleccionó una serie de obras vinculadas con coeur et de l´aorte. París.
la evolución de la cardiología desde sus orígenes en 1900 Pietro F Castellino. Lezione di semiotica e pato-
1628 hasta 1942. La mayoría de ellas figuran en or- logia speciale medica del cuore e dei grossi vasi.
den cronológico en la bibliografía de su libro Semio- Milán.
logía del Aparato Circulatorio y son las siguientes: 1903. Karel F Wenckebach. Die Arrythmie als Ausdruck
1628. Guglielmi Harvey. Exercitatio anatomica de mo- bestimmter Funktionsstörungen des Herzens.
tu cordis et sangunis in animalibus. Francfurt. Leipzig.

34 / Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

1906. E Cassaet. Aucultation et percussion. París. 1932. Pedro Cossio. Aortitis sifilítica. Buenos Aires.
1907. Samuel Gee. Auscultationd and Percussion. 1932. Canille Lian. L´angine de poitrine. París.
Londres. 1932. Emanuel Libman. Anniversary Volumes. Nueva
1908. James Mackenzie. Diseases of the Heart. Londres. York.
1910. Francisco C Arrillaga. Esclerosis secundaria de 1933. William dressler. Die Brustwandpulsation als
la arteria pulmonar y su cuadro clínico. (Cardía- symptome von Herz und Geffäskranheiten. Viena.
cos negros). Buenos Aires. 1933. Eugenio A Galli. Corazón, estudio anatómico.
1910. Arthur D Hirschfelder. Diseases of the Heart and Buenos Aires.
Aorta. Londres. 1933. Thomas Lewis. Diseases of the Heart. Londres.
1912. Ernest Barié. Maladies du coeur et de l´aorte. París. 1933. R Velasco Lombardini. Algunos temas de elec-
1920. Louis Gallavardin. La tension artérielle en clini- trocardiografía. Montevideo.
que. París. 1933. Gregorio N Martínez. La angina de pecho. Bue-
1923. Camille Lian. Appareil circulatoire. París. nos Aires.
1923. Selian Neuhof. The Heart, its Physiology, Patho- 1934. A De Almeida Prado. Aneurysmas aorticos. San
logy and Clinical Aspects. Filadelfia. Pablo.
1923. Carl J Wiggers. Modern Aspects of the Circula- 1934. J Montes Pareja. Curso de especialización de car-
tion in Health and Disease. Filadelfia. diología. Montevideo.
1924. Leo Buerger. The Circulatory Disturbances of the 1935. John Cowan y WT Ritchie. Diseases of the
Extremities. Nueva York. Heart. Baltimore.
1924. Carey F Coombs. Rheumatic Heart Disease. 1935. Henry A Christian. The Diagnosis and treatment
Nueva York. of Diseases of the Heart. Nueva York.
1924. Charles Laubry. Leçons de sémiologie cardiovas- 1935. Luis González Sabathié. Temas de cardiología.
culaire. París. Rosario.
1924. R Lutembacher. Les troubles fonctionnels du 1935. Tinsley R Harrison. Failure of the Circulation.
coeur. París. Baltimore.
1924. Tiburcio Padilla. Electrocardiograma. Buenos Aires. 1935. P Martini. The Principles and Practice of Physical
1924. Harold EB Pardee. Clinical Aspects of the Electro- Diagnosis. Nueva York.
cardiogram. Nueva York. 1935. George W Norris y Henry RM Landis. Diseases
1925. Thomas Lewis. The Mechanism and Graphic Re- of the Chest and the Principles of Physical Diag-
gistration of the Heart Beat. Londres. nosis. Filadelfia.
1926. Richard C Cabot. Facts on the Heart. Nueva 1935. Leçoes de electrocardiologia clinica. San Pablo.
York. 1936. Maude Abbott. Atlas of ongenital Cardiac Disea-
1926. KF Wenckebach y H Winterberg. Die Unregel- se. Nueva York.
mässige Herztätigkeit. Leipzig. 1936. Robert L Levy. Diseases of the Coronary Arteries
1928. Ernst Edens. Die Krankheiten des Herzens und and Cardiac Pain. Nueva York.
der Gefässe. Berlín. 1936. John Parkinson. Enlargement of the Heart. Londres.
1928. Émile Geraudel. Le mecanisme du coeur et ses 1936. Hugo Roesler. Clinical Roentgenology of the Car-
anomalies. París. duovascular System. Filadelfia.
1928. Cesare Pezzi. Radiologia clinica del cuore e dei 1936. Alberto C Taquini. Exploración del Corazón por
grossi vasi. Milán. Vía Esofágica. Buenos Aires.
1928. Henri Vaquez. Maladies du coeur. París. 1937. Antonio Battro. Las Arritmias en Clínica. Bue-
1928. H Vaquez y E Bordet. Radiologie du coeur et des nos Aires.
vaisseaux de la base. París. 1937. Guido Dagnini. Angina Pectoris. Milán.
1929. Mariano R Castex. La hipertensión arterial. Bue- 1937. Arthur M Fishberg. Heart Failure. Filadelfia.
nos Aires. 1937. Samuel A Levine. Clinical Heart Disease. Filadelfia.
1930. Charles Laubry. Maladies du coeur. Maladies des 1937. Oscar Orías y Eduardo Braun Menéndez. Los
vaisseaux. París. ruidos cardíacos en condiciones normales y pato-
1930. Tiburcio Padilla y Pedro Cossio. Oclusión coro- lógicas. Buenos Aires.
naria brusca y lenta. Buenos Aires. 1937. Paul Dudloey White. Heart Disease. Nueva York.
1930. Maurice Villaret, F Saint Girons y L Justin-Be- 1938. Rodolfo Dassen. Diagnóstico y tratamiento de
sançon. La oression veineuse périphérique. París. las enfermedades del corazón. Buenos Aires.
1931. Pedro N Castillo. Infarto de miocardio. La Ha- 1938. Aldo Luisada. Cardiologia. Bologna.
bana. 1939. Ch Laubry, P Cottenot, D Routier y R Heim de
1931. Antonin Clerc. Coeur et vaisseaux. París. Balsac. Radiologie clinique du coeur et des gros
1931. Ernesto Romberg. Tratado de las enfermedades vaisseaux. París.
del corazón y de los vasos. (Traducción española 1940. Arlie R Barnes. Electrocardiographic Patterns.
de la edición alemana). Barcelona. Baltimore.
1932. Clemente Álvarez. La hipertensión arterial per- 1940. William G Leaman. Management of the Cardiac
manente y su tratamiento. Buenos Aires. Patient. Filadelfia.

Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010 / 35


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

1940 David Scherf y Lynn Boyd. Clinical Electrocar- El internista debe ser en primer término un estu-
diography. St Louis. dioso, y debe serlo por predisposición, y no por al-
1940. William D Stroud. The Diagnosis and Treatment canzar merecer distinciones, felicitaciones, pre-
of Cardiovasciular Didsease. Filadelfia. mios o becas. Las personas deben valer por sí mis-
mas y poco importan los premios, en los que a me-
1941. FA Willius y Th E Keys. Cardiac Classics. St
nudo intervienen múltiples factores al otorgarlos;
Louis. no precisamente preside siempre un espíritu de jus-
1941. Louis Katz. Electrocardiography. Filadelfia. ticia en los jurados.
1941. Emanuel Libman y Charles Friedberg. Subacu-
te Bacterial Endocarditis. Londres. La habilidad diagnótica de Dassen era prover-
1941. E S J King. Surgery of the Heart. Londres. bial. Cuando le mostraron una radiograía de tórax
1942. William Dressler. Clinical Cardiology. Nueva de una enferma afectada de un proceso bronquial
York. crónico, se trató de orientar la placa, la que, aparen-
1942. Dante Pozzanese. Modificaçoes de forma do temente, tenía mal señalizados los datos de filiación
electrocardiograma. San Pablo. y fecha. Dassen la observó, confirmando el situs in-
versus, y diagnostcó inmediatamente síndrome de
La labor de Pedro Cossio fue sostenida, destaca- Kartagener. Una radiografía de senos paranasales
da y fecunda. Inspiró vocaciones por la Semiología indicó ulteriormente la existencia de una sinusitis
y la Cardiología. Fue una de las más notables figu- maxilar, completando la tríada. Hasta ese momen-
ras de la Medicina Cardiovascular argentina y lati- to se habían diagnosticado en el mundo sólo cua-
noamericana. Después de una visita médica a la renta casos y muy pocos médicos conocían el cuadro
ciudad de Santiago de Chile en 1946, un egregio car- descripto en 1933 por el médico suizo Manes Karta-
diólogo chileno, el Dr Alejandro Garretón Silca, dijo gener (1897-1975). En otra ocasión, mientras reco-
de Pedro Cossio: rría la sala, observó los pies descubiertos de un pa-
ciente que yacía acostado. Dassen se acercó, inspec-
No sólo ha abierto muchos espíritus a la curiosidad cionó las palmas de sus manos y le preguntó si era
del estudio de la especialidad, sino que ha creado yugoeslavo. Había diagnosticado la enfermedad de
entusiasmo por la medicina misma. Meleda, por la queratosis simétrica palmo-plantar
que afecta a ciertos habitantes de esta isla dálmata.
En este caso, su expereiencia, su intuición y sus ex-
Rodolfo Dassen tensos conocimientos hicieron innecesario el exa-
En 1951 Dassen era la figura más conspicua y eru- men físico exhaustivo que solía practicar.
dita en la Medicina Interna que se practicaba en la De acuerdo a José Emilio Burucúa (1918-1995),
Sala IV. Exploraba a sus pacientes con una minucio- que era uno de sus jóvenes discípulos dilectos, Das-
sidad que llamaba la atención a algunos de los alum- sen era increíblemente bueno como persona, a pesar
nos que lo observábamos con admiración mezclada de tener un carácter aparentemente hosco y agresi-
con asombro. Su vasta cultura, su erución médica ili- vo. Su vida emocional era tremenda, y pasaba de la
mitada, y su dedicación inquebrantable al Hospital exaltación de la alegría a la sumisión de la tristeza
de Clínicas, al que concurría diariamente incluyendo con suma facilidad. Tal vez esa forma de ser no le
los días domingo, eran proverbiales. Si bien no daba granjeó todas las simpatía a las que era acreedor. En
clases de Semiología en el anfiteatro de la Sal, dicta- largas conversaciones que tuvimos con Burucúa con
ba semanalmente una clase de Clínica Médica a la motivo de la redacción conjunta de un libro de nues-
cabecera de un enfermo que había estudiado exhaus- tra autoría sobre el Pabellón de Practicantes del Hos-
tivamente, en la que exponía los fundamentos del pital de Clínicas publicado en 1991, recordaba con
diagnóstico, la fisiopatología de los síntomas y sig- admiración la personalidad científica de Dassen,
nos, el diagnóstico diferencial y el tratamiento. Termi- quien por sus conocimientos cabales y profundos en
nada la clase práctica, y ya en un estilo más infor- casi todos los campos de la medicina, podía ser con-
mal, Dassen hacía gala de sus conocimientos enciclo- siderado un cardiólogo eminente, un nefrólogo des-
pédicos, que no sólo abarcaban toda la medicina, si- tacado, un neunonólogo de consulta, y sobre todo
no también las humanidades, la historia y la músca, un neurólogo eximio. Mientras exploraba el sistema
ya que era un eximio ejecutante del violín. nervioso, la forma de tomar los reflejos lo mostraba
Dassen fue un precursor al expresar su convicc- como un artista, como un prestímano, y sus diag-
ción de las consecuencias negativas de la excesiva nósticos neurológicos sorprendían por su exactitud y
especialización sobre la práctica de la medicina, y precisión. Conocía la antomía patológica en forma
de la necesidad de la formación integral del médi- muy acabada porque no dejaba autopsia que se hi-
co clínico. En 1947 publicó un artículo en la Pren- ciera en el servicio sin ir a observarla.
sa Médica Argentina titulado "La Clínica Médica y Rodolfo Dassen fue, en efecto, un verdadero
la Medicina", exponiendo conceptos que defendió maestro, un guía admirado y seguido por los médi-
toda su vida con coherencia y convicción. Allí ex- cos jóvenes del servicio, quienes lo apodaban "el Fa-
presaba: ro". Burucúa recordaba una circunstancia en la que

36 / Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

Dassen llegó a demostrar sus condiciones de inter- fesor Jorge Alberto Taiana (1911-2001), por la aplica-
nista eminente: ción del artículo 61 de la Ley Universitaria. Con el
sentido del deber que lo caracterizaba, cumplió pron-
Me acuerdo un día que se presentó un enfermo que
tamente con la redacción de sus tesis de profesorado,
tenía edemas, los que fueron estudiados por todos
titulada "El corazón en la icteriaica hemolítica cons-
los médicos de la sala, sin poder llegar a un diag-
titucional (enfermedad de Minkowski-Chauffard). La
nóstico etiológico.[...] No obedecían en froma cla-
ra a las fuerzas de Starling [Ernest Henry Starling
icteriaica hemolítica constitucional en la patología
(1866-1927), fisiólogo inglés], por lo que se consul-
humana", la que fue publicada en 1954. En la intro-
tó al Faro. Entonces dijo, “esto nunca lo he visto,
ducción a este volumen de 117 páginas, sus discípu-
pero la única patología que puede corresponder a
los Enrique G Fongi, Osvaldo Fustinoni, Samuel Gi-
esta circunstancia es el beri-beri”. Si no hubiera si-
tlin y Pedro C Rospde, expresaron los siguiente:
do por el enorme respeto que provocaba su figura,
este diagnóstico habría provocado asombro. Pero Es ésta la obra póstuma de un hombre de excep-
ción. Escrita para cumplir, con gran anticipación,
el asombró aumentó aún más cuando se vio que
el plazo autorizado, con las exigencias reglamen-
era verdad. Uno de nosotros fue al puerto y trajo a
tarias inherentes a su condición de profesor adjun-
un médico de la compañía naviera japonesa Maru, to de Clínica Médica, reúne los elementos que per-
que vio al enfermo y confirmó que se trataba de un miten apreciar la esencia de la personalidad médi-
beri-beri húmedo, ya que el enfermo solía comer ca de Rodolfo Dassen: observación cuidadosa, sin
arroz descascarado. En otra circunstancia llegó al prejuicios de los hechos, paciencia y minucia en el
Hospital de Clínicas un conocido jockey del Hipó- examen del enfermo, estudio prolongado de la
dromo de Palermo, que tenía un tobillo edematiza- evolución, conocimiento acabado de la nosología,
do, muy hinchado, pero nadie sabía de qué se tra- información completa y autorizada -que en él se
taba. Dassen apenas lo miró, le preguntó si le do- volvía cultura médica-, juicio certero en el diag-
nóstico, prudencia sin temor en la terapéutica, ge-
lía y la respuesta fue negativa. Quizo saltar prime-
neralización fecunda sin fantasía, elocuencia sin
ro sobre el pie sano y luego sobre el enfermo, y
verborrea en la exposición, horizonte amplio y ac-
tampoco le dolió. Tomando un alfiler, lo clavó so- titud filosófica.
bre la piel, sin provocar dolor. Cuando le pregun-
taron cuál era el diagnóstico, Dassen respondió: Este libro sólo pudo haber sido escrito por él: en es-
"es una siringomielia correntina, es una lepra”. ta obra se podrá apreciar la sagacidad de un clíni-
co genial al enjuiciar hechos objeto de disciplinas
Dassen cursó la carrera docente como adscripto a especializadas y llegar a conclusiones que avalan
Clínica Médica, llegando a ser Docente Autorizado. su talento de maestro internista. Pero hay algo dig-
no de destacar y que no surge de la mera lectura:
Al considerar que había sido injustamente posterga-
las observaciuones son exactas, el juicio, recto, y
do en un concurso de oposición para proveer el car- las conclusiones, sólidas, ¿Puede decirse esto de to-
go de profesor adjunto, y consecuente con sus con- dos los trabajos científicos?
vicciones, renunció a la carrera docente. Aunque no Mucho tememos que no.
alcanzó el título de profesor titular, fue maestro de
maestros y de profesores. Como lo afirmó en el pró- En nuestra época, magnífica por sus realizaciones
técnicas, el juicio crítico de la literatura científica
logo de su libro de Patología Médica, excluido de la
impresiona como superficial y ligero. En este senti-
docencia, se dedicó a la tarea de difundir sus am-
do Dassen también constituía una excepción. Para
plios conocimientos y su sólida experiencia a través él lo impreso carecía de esa magia que lo hacen pa-
de la letra impresa. Tuvo a su cargo la redacción del ra muchos, sinónimo de lo verdadero; exigía que
tomo de Semiología del Sistema Nervioso de la Biblio- además obedeciera a los postulados de la verdad y
teca de Semiología, con la colaboración de Osvaldo de la razón. La información contradictoria reciente
Fustinoni. Dassen también tuvo a su cargo un volu- tenía que someterse a los embates de su crítica agu-
men titulado Diagnóstico y tratamiento de las enferme- da respaldada por sus extraordinarios conocimien-
dades del corazón, así como un libro sobre Diagnósti- tos y por su dilatada experiencia profesional.
co Diferencial de las Enfermedades Internas, cuya Los que nos honramos en considerarnos sus discí-
última edición apareció cuatro años después de su pulos más antiguos y sus colaboradores más ínti-
fallecimiento, en 1957. Con la colaboración de sus mos, cumplimos al prologar esta obra del profesor
discípulos Enrique Fongi, Osvaldo Fustinoni y Pedro Dassen, con un deber de gratitud hacia el maestro
César Rospde, Dassen escribió un magnífico tratado insigne, el caballero recto y el amigo fiel. Su perso-
de Patología Médica en cuatro volúmenes, texto de nalidad ha dejado huellas en cada uno de los que
lectura obligada por su completud, erudición y esti- tuvieron la dicha de tratarle, pero en ninguno, co-
mo en sus colaboradores de toda la vida, en cuya
lo ameno para los estudiantes que debíamos rendir
información profesional influyera en forma tan in-
esa asignatura hacia 1950. tensa. El vacío que su tránsito ha dejado queda lle-
En un acto de justicia, Rodolfo Dassen fue desig- no con el recuerdo permanente de su labor incan-
nado profesor adjunto de Clínica Médica en 1953 por sable, de su combatividad justiciera y de su funda-
el entonces decano de la Facultad de Medicina, pro- mental bondad.

Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010 / 37


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

Por su parte, en el prólogo de su tesis de profeso- tomía patológica. En ocasiones, su apasionamiento


rado Rodolfo Dassen afrimó: se manifestaba con un notorio rubor facial, que de-
notaba su inestablidad vasomotora. Sin duda, Das-
El haber sido designado profesor adjunto de Clíni-
ca Médica ha constituido para mí, a la vez una sa- sen defendía con vehemencia sus puntos de vista, y
tisfacción y una sorpresa. Sin embargo, nunca lo la vastedad de su experiencia y la vastedad de sus
creí imposible, y por lo tanto sabía que de produ- lecturas lo hacían un adversario temible. Actualiza-
cirse ese nombramiento debía serlo por el único ca- ba permanentemente su información sobre los
mino para mí viable, dado el tiempo transcurrido, avances de la medicina, y al salir del hospital con-
que se traducía por una mayor edad y todos los as- curría diariamente a la librería El Ateneo, que estaba
pectos psicológicos que ello representa en la com- situada en la esquina de Córdoba y Junín, y a la Li-
petencia con los mucho menores en años; esa ruta
brería López, sobre Junín entre Córdoba y Paraguay.
sería la aplicación del artículo 61 de la Ley Univer-
Estaba suscripto a las más importantes revistas mé-
sitaria. No ignoraba tampoco que tendría que
cumplir con la obligación de presentar una tesis de dicas extranjeras, y su memoria prodigiosa le permi-
profesorado. No iba a poder escribir un trabajo, tía recordar con exactitud el tomo y número de pá-
que a mi juicio por lo menos, no fuese digno de mi gina donde está ubicado un tema determinado. Su
responsabilidad; tampoco dejaría pasar los 4 años biblioteca era nutrida y selecta. Algunos años des-
de plazo, para realizarlo obligadamente "a tambor pués de su fallecimiento fue llevada a remate y aún
batiente". Por todas estas razones, tenía en mente conservo el catálogo descriptivo de los innumerables
emplear como material, de producirse mi ingreso volúmenes. Como joven médico de limitados recur-
al profesorado, algunas observaciones personales
sos, recuerdo que sólo pude adquirir una fracción de
de enfermos con Icteriaicia Hemolítica Constitu-
las obras que hubiera deseado, y tengo el privilegio
cional, entre ellas una que seguí pacientemente
desde 1939 hasta el presente. de conservar una colección de revistas sobre clásicos
de la medicina, editada por Emerson Crosby Kelly,
Como no soy un investigador en animales, este así como las obras Cardiac Classics y Cardiac Clinics
trabajo no es "experimental" y por eso mismo pa- de Frecrick A Willius.
ra ciertas mentalidades, no tendría valor; están en El 16 de diciembre de 1953, mientras examinaba
su derecho en juzgarlo así y como soy un clínico,
algunos volúmenes en la Librería López, Dassen su-
me tendrán que agradecer que no haya hecho in-
cursiones en ese terreno, aunque, a decir verdad,
frió un accidente vascular cerebral, que evolucionó
son más peligrosas las que hacen a veces ellos en rápidamente hacia el coma. Se le practicó una puni-
los dominios de la clínica; pues si un investgador cón lumbar que reveló un líquido cefalorraquídeo
no improvisa, tampoco improvisa un clínico y no hemorrágico. Su fallecimiento se produjo poco des-
es lo mismo por torpreza enviar a la mesa de Mor- pués. La medicina argentina perdía un clinic emi-
gagni a un perro que a un ser humano. nente, a un hombre que dedicó su vida al estudio y
al trabajo hospitalario, y que constituye un ejemplo
El trabajo que presento correponde exclusivamen-
te a observaciones de pacientes en que he interve- de ética médica y probidad moral.
nido personalmente -hecho que reputo importan-
te- pues es de menor eficacia desde un punto de
vista epistemológico, el hecho de que las observa- Osvaldo Fustinoni (1909-2000)
ciones sean ajenas, aunque engrosen una casuísti- Conocí a Osvlado Fustinoni cuando ingresé co-
ca. Pretendo defender la tesis que en esta enferme- mo alumno a la cátedra de Semiología del profesor
dad las alteraciones cardiovasculares obedecen a Tiburcio Padilla. Era profesor adjunto y tenía a su
mecanismos varios, los que ya adelanté hace unos
cargo una comisión de alumnos a los que instruía
años, pero que hoy analizo a la luz de los conoci-
mientos más recientes, en el orden fisiopatológico en la técnica de la exploración física al lado de la
y además agrego un estudio tan completo como cama del enfermo. Recuerdo que Fustinoni tenía a
me ha sido posible sobre los aspectos clínicos de la su cargo las clases magistrales sobre sistema nervio-
enfermedad. Creo con fundamento que he reunido so y aparato urinario. Sus disertaciones se caracteri-
todos los elementos de juicio que puede necesitar zaban por su claridad, orden y riqueza del conteni-
quien desee informarse sobre sus más diversos as- do. Cuando más tarde fui practicante interno ads-
pectos. Por otra parte, abogo por una acción enér- cripto a la Sala IV tuve el privilegio de volver a asis-
gica sobre la enfermedad sobre la base de la esple- tir a sus clases teóricas, no sólo por las mañanas, si-
nectomía precoz.
no también a las conferencias prácticas que dictaba
Cuando Pedro Cossio reemplazó a Tiburcio Padi- los días miércoles por la tarde, por encargo del titu-
lla como profesor titular y director del Instituto de lar de la cátedra Dr Pedro Cossio. En estas conferen-
Semiología en 1952, designó a Rodolfo Dassen coor- cias llevaba un paciente al aula, explicando el me-
dinador de los Ateneos Anatomoclínicos que tenían canismo de los síntomas y signos que presentaba,
lugar semanalmente en el aula de la cátedra. En los así como la semiotecnia para recoger las anormali-
comentarios y conclusiones que planteaban los ca- dades en la exploración, demostrando en detalle las
sos presentados, Dassen se destacaba por su erudi- maniobras pertinentes. Terminaba presentando el
ción clínica y sus profundos conocimientos de ana- raciocinio clínico que lleba a la elaboración del

38 / Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

diagnóstico del síndrome que padecía. Eran clases Roma como si los hubiera estudiado el día anterior.
inolvidables de las que todavía conservo los apun- Cuando contaba con doce años de edad terminó
tes, en las que mi admiración oscilaba entre el brillo la escuela primaria e ingresó en el Colegio Nacional
de su elocuencia, la claridad expositiva y la profun- Pueyrredón, que estaba ubicado a once cuadras de su
didad de su erudición. domicilio. Para poder ahorrar diariamente los veinte
Al terminar mi practicantado, tuve la oportuni- centavos que costaba el transporte, recorría el trayec-
dad de acceder por concurso al preciado cargo de to a pie. En el colegio nacional tuvo como compañe-
médico residente menor del Instituto de Semiología, ros de estudio a Jorge Taiana, practicante del Hospi-
que había sido la primera institución en Buenos Ai- tal de Clínicas de la promoción 1934, quien tuvo una
res en organizar las residencias médicas en 1944. notable trayectoria como cirujano torácico, profesor
Durante ese año, así como en el siguiente, vivía per- universitario, Rector de la Universidad de Buenos Ai-
manentemente en el hospital en una habitación del res, Ministro de Educación y embajador, a Abel Ca-
segundo piso del Instituo situada frente al consulto- nónico, practicante de la misma promoción y ciruja-
rio de Gastroenterología, y almorzaba y cenaba en no oncológico sobresaliente. Las lecturas de su prefe-
el Pabellón de Practicantes. Al terminar la residen- rencia, que en su infancia se volcaban a autores co-
cia, el reglamento de la cátedra de Semiología per- mo Emilio Salgari, Alejandro Dumas y Victor Hugo,
mitía obtener un cargo docente rentado, como asis- se inclinaron a los clásicos, y entró en contacto con
tente de trabajos prácticos. En ese momento corría el Platón y Aristóteles. Al culminar su bachillerato, y
año 1957 y Fustinoni había ganado por concurso el ante la decisión de elegir una carrera universitaria,
titulariado de la cátedra. Entre mis funciones estaba dudó entre derecho y medicina. Finalmente se deci-
el acompañarlo a las clases teóricas que dictaba a dió por esta última, que siguió con gran vocación.
las 8 de la mañana dos veces por semana. Durante Rindió examen de ingreso en 1926 con muy buen
el recorrido que hacíamos desde su despacho hasta puntaje y cursó la carrera en siete años, recibiéndose
el aula disfrutaba de sus eruditas disquisiciones so- en 1932. Por sus altas calificaciones ingresó como
bre diversos aspectos de la situación social, cultural practicante del Hospital de Clínicas y siempre recor-
y política imperante en Buenos Aires en aquella dó con emoción esa etapa decisiva de su formación
época. Cuando se daba la oportunidad de realizar médica. Actuaban en el hospital y estaban al frente
una demostración práctica durante la conferencia de las cátedras los más grandes maestros, como José
magistral, como la medida directa de la presión ve- Arce en Clínica Quirúrgica, Mariano Castex y Pedro
nosa periférica o el examen de la circulación arterial Escudero en Clínica Médica, Juan Carlos Ahumada
de los miembros inferiores con el oscilómetro de Pa- en Ginecología, Eliseo Segura en Otorrinolaringolo-
chon, el profesor Fustinoni me hacía el honor de ce- gía y Tiburcio Padilla en Semiología.
derme la palabra para explicar las bases y la técni- Inicialmente, Osvaldo Fustinoni se sintió atraído
ca del procedimiento y su significado semiológico. por la Ginecología, quizás influenciado por la perso-
Osvaldo Fustinoni nació en Buenos Aires en 1909 nalidad magnética del profesor Ahumada. Pero un
y conoció prontamente la adversidad, ya que su pa- encuentro casual en el patio del hospital con el pro-
dre falleció cuando aún no había cumplido su pri- fesor Tiburcio Padilla, decidió su futuro profesional.
mer año de edad. La orfandad paterna fue compen- Efectivamente, ante la perentoria invitación de Pa-
sada ampliamente por el amor y el sostén de su ma- dilla para incorporarse a su cátedra como jefe de
dre, la que con tesón y energía llevó adelante su fa- trabajos prácticos, se decidió por la Semiología. En
milia, compuesta por Osvaldo y dos hermanitos ma- la sala IV del antiguo Hospital de Clínicas, Fustino-
yores, un varón de dos y una nena de tres años. En ni tuvo una actuación estelar, ocupando todos los
referencias autobiográficas recordaba que venía de cargos posibles, desde jefe de trabajos prácticos, mé-
un hogar humilde y que su vivienda era una modes- dico de planta, jefe de consultorios externos, profe-
ta casa de una planta situada en la calle San Juan. sor adjunto, titular, jefe de servicio y director del Ins-
Inició sus estudios primarios en una escuela estatal tituto de Semiología. Durante una cena que tuvo lu-
situada en la calle Humbero Iº entre Saénz Peña y gar en un congreso internacional en la ciudad de
San Juan. Su infancia fue apacible y feliz. Al finali- Munich Fustinoni refirió que él había sido el único
zar el cuarto grado le ocurrió un suceso que quedó de los profesores titulares que había escapado al des-
grabado en su memoria. El maestro de quinto grado tino de quienes lo habían precedido, los cuales no
le sugirió que se preparara para dar ese año libre y pudieron terminar sus mandatos como catedráticos
entrar directamente al sexto grado, para lo cual se titulares por diversas razones, casi siempre políticas
ofreció espontáneamente para ayudarlo. Sin duda, el o personales, como efectivamente fue el caso de los
docente notó en Osvaldo las condiciones de un alum- profesores David Speroni, Carlos Bonorino Udaon-
no brillante con la capacidad para rendir más que el do, Tiburcio Padilla y Pedro Cossio.
promedio habitual, a pesar de que sólo contaba con Sus comienzos en el ejercicio profesional coincidie-
nueve o diez años de edad. En efecto, entre otras re- ron con la crisis económica de 1930, durante la cual
levantes condicones intelectuales, poseía una memo- era necesario trabajar esforzadamente para poder so-
ria prodigiosa, y en una ocasión le oímos recitar, en brevivir. Invitado por su condiscípulo Dr Enrique Fon-
una cena de camaradería, la sucesión de los reyes de gi (practicante de la promoción de 1930) y paralela-

Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010 / 39


Reminiscencias del internado en el pabellón de practicantes y de la sala IV del Hospital Nacional de Clínicas (1954-1955) Alfredo Buzzi

mente a su actividad en el Hospital de Clínicas, Fusti- laboración con Pedro Cossio, La Facultad de Medicina
noni concurría a un hospital en la localidad bonae- de Buenos Aires, con Federico y Oscar Pérgoa, Médicos
rense de Moreno, que dirigía Fongi. Esta experiencia en las Letras Argentinas e Historia de la Academia Nacio-
fue fundamental en su formación médica, ya que du- nal de Ciencias, con Federico Pérgola, y Síndromes Clí-
rante dos años y medio, entre ambos atendieron a to- nicos, con Tiburcio Padilla.
dos los pacientes con variadas patologías, practicaron Osvaldo fustinoni sobresalió como semiólogo, in-
intervenciones quirúrgicas y asistieron partos. ternista, neurólogo, gerontólogo y humanista. Ense-
El haber obtenido en 1957 el titulariado de la cá- ñó desde la cátedra, a la cabecera del enfermo, en el
tedra y la dirección del Instituto de Semiología signi- aula, en clases y conferencias y desde sus libros y pu-
ficó para Fustinoni el inicio de una serie ininterrum- blicaciones. Inspiró, alentó y ayudó a sus discípulos
pida de logros docentes y académicos. Varias presti- y fue un verdadero Maestro, maestro de alumnos,
giosas personalidades extranjeras, entre las que re- maestro de practicantes y de jóvenes graduados,
cuerdo a Pedro Lain Entralgo, de Madrid, Jean Ham- maestro de profesores y maestro de futuros maestros.
burger y Jean Lenègre, de París, y Aldo Luisada, de Era un docente nato que gustaba transmitir con ge-
Chicago, dictaron cursos o pronunciaron conferen- nerosidad su experiencia y sus conocimientos a los
cias en la cátedra. En 1962 fue elegido delegado para estudiantes y a los médicos jóvenes. Recordarlo en
el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires esa noble misión seguramente hubiera complacido
en representación de la Facultad de Medicina, y poco su espíritu.
después accedió al cargo de Decano, elegido por los
profesores y graduados del Consejo Directivo. Su ges- Continúa en el próximo número.
tión como Decano se caracterizó por la transparencia
de los concursos de profesores, y una estricta obser-
Bibliografía
vancia de las normas éticas y reglamentarias. En
• Burucúa JE, Buzzi AP, Califano JE, Pérgola FM, Burucúa
1966 se interrumpió la vigencia de la Constitución
JE(h), Bagnoli 0, Pereyra G. El Pabellón de Practicantes
Nacional al ser derrocado el Presidente Illia, asumien-
del Hospital de Clínicas. Buenos Aires, Fundación De All,
do como Presidente de facto el general Onganía. Las
1991. 400 páginas.
facultades fueron intervenidas y los estudiantes desa-
• Hatton EN. Los días de José Arce. Una vida consagrada
lojados con violencia. Dos gestos de Fustinoni como
al bien. Buenos Aires, Amorrortu, 1966. 139 páginas.
decano merecen recordarse. Ante la intervención pre-
• Thibaud Uriburu NC. De un siglo a otro. Memorias iné-
sentó su renuncia indeclinable y no aceptó una invi-
ditas del Doctor Marcelino Herrera Vegas. Buenos Aires,
tación del Ministro del Interior para permanecer en el
Dunken, 2002. 22º págs.
cargo. Durante la que se llamó "la noche de los bas-
• Fleury,M. Le Médicin. París, Hachette, 1927.
tones largos" Fustinoni consiguió convencer a los es-
• Pérgola F, Sanguinetti F. Historia del Hospital de Clínicas.
tudiantes de que abandonaran la Facultad de Medi-
Buenos Aires, tomo I, 1998; tomo II, 1999.
cina para evitar la violencia, lo que consiguió acom-
• Cranwell DJ. Once lustros en la vida de un cirujano. Bue-
pañándolos junto a un comisario de la policía.
nos Aires, 1945.
El profesor Osvaldo Fustinoni recibió numerosas
distinciones honoríficas y designaciones académicas. • Cranwell DJ. Nuestros Grandes Cirujanos. Buenos Aires, 1939.
Fue miembro de número y presidente de la Acade- • Arce, J. Mi vida. Madrid, 1957.
mia Nacional de Medicina y de la Academia Nacio- • Buzzi A, Pérgola F. Clásicos Argentinos de Medicina y Ci-
nal de Ciencias; fue condecorado por el Gobierno de rugía. Buenos Aires, tomo I,1993. Roberto Wernicke, págs
Francia por sus méritos científicos, y también miem- 66-68, Manuel Podestá, págs 70-71, Abel Ayerza, págs
bro honorario y correspondiente de numerosas cor- 121-123, Alejandro Castro, págs 124-126, David F Pran-
poraciones científicas extranjeras. Fue, además, ele- do, págs 151-154, Luis Agote, págs 155-159, Marcelino
gido profesor emérito de la Universidad de Buenos Herrera Vegas, págs 181-184, José Arce, págs 228-231.
Aires. Entre otros premios recibió el de "Maestro de la • Buzzi A. Evolución histórica de la Medicina Interna en
Medicina Argentina", otorgado por la Prensa Médica Buenos Aires. Pren Méd Arg 1980;67:413.
Argentina. Sus publicaciones científicas alcanzan • Buzzi A. Víctor R Miatello. Pionero de la Nefrología Ar-
doscientos trabajos y doce libros. Su primera contri- gentina. Medic. del Atlántico 1980;20:562.
bución fue su tesis de doctorado sobre el tema "La in- • Buzzi A. Pedro Cossio (1900-1986). Pren Méd. Arg 2000;87:728.
suficiencia suprarrenal en el sapo", en 1939, trabajo ex- • Buzzi A. Osvaldo Fustinoni (1909-2000). Pren. Méd. Arg
perimental que realizó bajo la dirección de Bernardo 2000;87:419.
A Houssay. Otros títulos son Semiología de los ruidos • Buzzi A. José E Burucúa (1918-1995). Pren. Méd. Arg.
pulmonares, de 1941, Semiología del Sistema Nervioso • Buzzi A. Tiburcio Padilla. Pionero de la Cardiología Ar-
12ª edición de 1992, en colaboración con sus hijos gentina. Creador del sistema de residencias médicas en
Osvaldo y Juan Carlos, Tratado de Patología Médica nuestro país. Tribuna Méd 1970;6:58.
(1946-1952), en colaboración con Rodolfo Dassen, • Buzzi A. Dr Rodolfo Dassen. Homenaje a su memoria en el
Enrique Fongi y Pedro C Rospide, La Tercera Edad y centenario de su fallecimiento. Pren Méd Arg 1999;86:931.
Gerontología y Geriatría, de 1983, con Domingo Passa- • Isola JM. Rodolfo Dassen (1899-1953). "El faro". Rev
nante, Semiología y Medicina Interna 6ª edición, en co- Fund Fac Med 2003;13:20.

40 / Revista de la Asociación Médica Argentina, Vol. 123, Número 2 de 2010

S-ar putea să vă placă și