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ISSN: 1315-9518
cclemenz@luz.ve
Universidad del Zulia
Venezuela
Resumen
El presente artículo está referido a los retos y desafíos que asume la ciencia política y particu-
larmente el politólogo. Se parte de la idea de que la ciencia política no puede desconocer su diálogo
con el resto de las ciencias sociales y su carácter interdisciplinario. Sin embargo, la moderna ciencia
política día a día asume con mayor rigor científico y crítica su especificidad, y esto se refleja no sólo
en la autonomía que asumen nuestras escuelas y centro de investigación, sino incluso en el quehacer
diario asumido por el politólogo. De manera que apoyados en unos conocimientos y herramientas
bien fundamentadas (autores, grandes obras, diversos enfoques y perspectivas teórico- metodológi-
cas) los politólogos asumimos los desafíos que actualmente se presentan y se desprenden de la
transformación de la política, de sus actores y agencias (concepciones y prácticas) a lo cual se le
agregan los desafíos impuestos por el proceso de globalización y las nuevas relaciones y desigual-
dades, órdenes y actores que surgen a escala mundial, nacional y local.
Palabras clave: Ciencia política, politólogo, globalización, política, América Latina.
* Politólogo. Magíster en Ciencia Política. Docente e Investigador del Centro de Investigaciones de Política
Comparada. Postgrado de Ciencia Política. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.
E-mail:joseriv67@hotmail.com
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transformation of politics, actors and agencies (conceptions and practices) to which we also add the
challenges imposed by globalization, new relations, dis-equalities, orders and actors which appear
daily on a local national and world scale.
Key words: Political science, politologist, globalization, politics, Latin America.
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neran, demandan cada vez más, una explica- no puede desconocer su dialogo con el resto
ción sistemática y rigurosa del hecho y fenó- de las ciencias sociales y el carácter interdisci-
meno político. plinario, no es menos cierto, que día a día asu-
Gabriel Almond (1999) en uno de sus me con mayor rigor científico y crítica su es-
más recientes escritos señaló que “la ciencia pecificidad, y esto se refleja no sólo en la auto-
política como disciplina académica tiene un nomía que asumen nuestras escuelas y centros
origen muy reciente a pesar de sus profundas de investigación, sino incluso en el quehacer
raíces históricas. Desde la Antigüedad clásica diario asumido por el docente, investigador,
hasta finales del siglo XIX, la realidad política analista, planeador y decisor político, que gra-
no se constituyó en objeto de estudio de una cias a un corpus teórico sólido, abonado y fe-
disciplina autónoma en sentido estricto; cier- cundo nos permite disponer de un enorme e
tamente la ciencia política ha sido el último ingente caudal de conocimientos, propuestas,
campo susceptible de un conocimiento huma- baterías de hipótesis e información como nun-
no metodológico, riguroso y sistemático” (7). ca antes.
En el mismo orden de ideas parafra- De manera que apoyados en unos co-
seando a Miquel Caminal Badia (1996) ten- nocimientos y herramientas bien fundamenta-
dríamos que la prehistoria y la historia de la das (autores, grandes obras, diversos enfo-
política como ciencia constituyen un largo ca- ques y perspectivas teórico–metodológicas)
mino cuya continuidad de fondo es compati- los politólogos asumimos los desafíos que ac-
ble con las rupturas o giros radicales que han tualmente se presentan y se desprenden de la
sucedido. Más aún, diremos que cuando la po- transformación de la política, de sus actores
lítica deja de ser una actividad exclusiva de y agencias (concepciones y prácticas) a lo cual
unos pocos, cuando se generaliza y se hace se le agregan los desafíos impuestos por el
anónima en decisiones transcendentes como proceso de globalización y las nuevas relacio-
la elección de los gobernantes, surge la nece- nes, órdenes y actores que surgen a escala
sidad de estudiarla y tratarla científicamente, mundial, nacional y local.
partiendo de un objeto y método determinado. Siendo así, no podemos obviar y desco-
Cesar Cansino (1999) con relación a la nocer por lo menos en lo que a la ciencia polí-
evolución de la ciencia política señala que dos tica respecta, que tanto en Europa como en los
aspectos conforman los principales indicado- Estados Unidos (8), el hecho de que la disci-
res del avance de dicha disciplina como lo es: el plina se encuentra en un proceso constante de
nivel de autonomía que detenta la ciencia polí- expansión, superando día a día su estricto
tica con respecto a otras disciplinas asumiendo marco especializado (junto a la sociología y la
su especificidad; y la institucionalización de la economía) ubicándose y perfilándose de
disciplina referido al lugar que alcanza y ocupa acuerdo a Immanuel Wallerstein como la dis-
la ciencia política en la vida académica del país ciplina con mayor futuro y desafíos en el nue-
y contexto respectivamente. vo milenio.
No obstante a estas alturas establecer En opinión de P J Dunleavy (1991) “el
una defensa de esta moderna y noble discipli- avance de la ciencia política es algo indiscuti-
na nos parece que está demás. Sin embargo di- ble, aunque se presenten direcciones inespera-
remos que si bien es cierto la ciencia política das de desarrollo, no parece probable que fre-
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nen el empuje y crecimiento general de la dis- ban existir monopolios de la sabiduría, ni mu-
ciplina hacia una esfera de investigación si- cho menos zonas (parcelas) de conocimientos
multáneamente más unificada y, sin embargo, reservadas a las personas con un determinado
intrínsicamente multiteórica” (9). título universitario. Nuestra disciplina avanza
En el moderno New Handbook of Po- día a día y reconoce igualmente, los aportes
litical Science editado por Robert Goodin y realizados por parte de las diversas discipli-
Hans – Dieter Klingemann (1996) que resume nas, especialistas y latitudes, que han dado su
el estado de la disciplina (The State of Disci- importante contribución para el estableci-
pline) se deja bien claro y delimitado las sub- miento, promoción y desarrollo de la politolo-
disciplinas y áreas del politólogo: gía no sólo a nivel de Europa, sino de nuestro
· Instituciones Políticas; espacio y contexto latinoamericano (10).
· Comportamiento Político; La ciencia política asume día a día su
· Política Comparada; especificidad, cuestión que está íntimamente
· Relaciones Internacionales;
relacionada al desarrollo de una serie de pro-
cesos (la caída del Muro de Berlín, la transi-
· Teoría Política;
ción hacia la democracia en los países de Eu-
· Administración y Políticas Públicas;
ropa del Este, los cambios en la participación
· Economía Política;
política, el replanteamiento del papel del Esta-
· Metodología Política.
do dentro de la dinámica social, la creciente
De manera que de acuerdo a la pro-
interdependencia mundial, etc.) que han gene-
puesta del New Handbook of Political Scien-
rado cambios importantes dentro de las socie-
ce, el politólogo tiene un campo lo suficiente-
dades, estableciendo las bases de una ciencia
mente rico de estudio, que se traduce consi-
política más exigente y más exigida. Esto
guientemente en una formación integral rela-
quiere decir que se está haciendo cada vez ma-
cionada al gobierno, toma de decisiones, la
yor la demanda -y hasta el privilegio- de las
administración publica, y demás áreas que
así llamadas investigaciones “aplicables”. De
constituyen sin lugar a dudas su laboratorio y
allí que se hable de una suerte de “ingeniería
campo natural de trabajo.
política” que evidencia la relación estrecha
En la propuesta de Wallerstein Abrir
que existe entre la ciencia política, la acción
las Ciencias Sociales (trabajo este que resume
política y los propios procesos políticos.
los informes de la Comisión Gulbemkian
En los más recientes planteos respecto
para la reestructuración de las ciencias socia-
a la práctica política y a la política como tal,
les) se deja bien claro la autonomía y prestigio
desde Giovanni Sartori pasando por Gianfran-
que asumen las ciencias sociales y particular-
co Pasquino hasta la propuesta de Alfredo Ra-
mente, la economía, la sociología y la ciencia
mos Jiménez (11), se deja bien claro que una
política como disciplinas y saberes de punta
politología inaplicable sería una contradic-
en la actualidad.
ción puesto que la misma expresión política
Si por un lado, apostamos y defende-
implica ante todo acción práctica concreta, la
mos el papel desarrollado y aportes de cada
moderna politología se presenta en los albores
disciplina, y particularmente por parte de la
del nuevo milenio, ciertamente como una dis-
moderna ciencia política, no creemos igual-
ciplina de intervención, entendiéndola como
mente (de acuerdo con Wallerstein) que de-
ingeniería política, como saber aplicable.
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tituyen sin lugar a equívocos algunos de los proyección lleva en germen la acción y se nu-
principales retos y desafíos que la ciencia po- tre de una sólida reflexión (Ramos, 1997: 20).
lítica y los politólogos nos debemos plantear. Del politólogo no puede esperarse se de ni el
La madurez y expansión de la ciencia activismo del militante ni la contemplación
política y la de los politólogos no es una cues- del pensador. Si algo debe destacar en su
tión de fetiches o de mera autocomplacencia quehacer diario es un auténtico compromiso
social y académica. La politología moderna de búsqueda de la verdad y de hacer avanzar
persigue ofrecer y dar cuenta de un extenso nuestra disciplina.
campo de análisis y debates, con el único ob- El quehacer politológico oscila de
jetivo y aspiración de avanzar hacia un mejor acuerdo a Ramos Jiménez en su Invitación a la
y mayor conocimiento y tratamiento de la po- politología en tres principales tareas:
lítica, el poder y la toma de decisiones, la evo- · Como profesor, el politólogo no
lución y la transformación del Estado y de la puede limitarse a la repetición infatigable de
democracia, y por supuesto de las relaciones las formulas ´consagradas´ en los manuales
de dominación en su conjunto. Este conforma universitarios (...) el profesor de politología
el status que la ciencia política tiene y asume antes de convencer – tarea del ideólogo – debe
como disciplina científica en el momento ac- buscar la demostración de sus proposiciones
tual. lo cual debe estar libre de ataduras de los com-
Hoy en día somos partidarios de impul- promisos ideológicos (...) además, la enseñan-
sar y revalorizar lo que hace algunos años se za de la ciencia política tiene como presupues-
intentó en parte, como fue la promoción y tos básicos la discusión, el debate y natural-
construcción de una auténtica “ciencia políti- mente la crítica y la reflexión creadora (Ra-
ca latinoamericana” (13) encaminada no mos, 1997: 20).
sólo a una ruptura con los modelos y cercos De manera que si alguna característica
impuestos, sino a producir y dar cuenta de asume el politólogo en su dimensión y ver-
unas realidades que exigen y requieren expli- tiente de docente es la plena libertad y autono-
caciones propias. mía, si partimos del carácter crítico de la disci-
El politólogo tiene mucho por aportar plina y el hecho que toda docencia y la ense-
en cada unos de nuestros respectivos contex- ñanza de la política no será la excepción, no
tos sociales y políticos, situándose en el espa- admiten autoritarismos de ninguna clase y
cio que comunica al hombre de acción con el mucho menos la aceptación de dogmas y apo-
hombre de reflexión, su lugar no es otro que el logías.
de la práctica vinculante entre estas dos posi- · Como investigador, asume otra di-
ciones: una distancia suficiente – nunca sepa- mensión profesional, será aquella faceta y
ración – con el hombre de acción y luego, una ocupación en la que el politólogo se presenta
capacidad para traducir la reflexión en actos como un verdadero “artesano intelectual”. La
de proyección política (14). investigación demanda no sólo dedicación y
Más aún diremos que el politólogo es tiempo, sino la pasión por la verdad (15). Si
ante todo un hombre de proyección. Su queha- bien algo está claro es que el de la disciplina,
cer no se reduce a la acción militante ni a la re- en sus diversas vertientes, sea docencia o in-
flexión por encima del mundo que lo rodea, su vestigación, no puede prescindir de la crítica y
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de la autonomía, por lo cual pudiéramos ha- nocimientos y destrezas que las que maneja
blar parafraseando a Bourdieu que tendríamos normalmente el burócrata y dirigente impro-
bajos estos presupuestos “una ciencia libera- visado.
dora” y revolucionaria, sumiéndola antes que Dentro del análisis político, un área a la
nada como ruptura. que el politólogo no puede descuidar y renun-
Asimismo reconocemos que el politó- ciar lo constituye sin lugar a dudas el periodis-
logo-investigador está convencido y cons- mo político, como un ámbito y espacio de de-
ciente que los resultados de su búsqueda es- liberación, descripción, proyección de las
tán llamados a cumplir una función bien de- ideas, problemas, coyunturas y por supuesto
terminada en el progreso de los conocimien- “la creación de un ambiente propicio para el
tos. Más aún, el investigador está seguro de desarrollo de nuestra conciencia social” (Ra-
que su acción y labor forma parte de una em- mos, 1997: 26).
presa de búsqueda mucho mayor y ambiciosa
que en lo más mínimo se agotará con él. De 3. Los desafíos de la ciencia
acuerdo a los planteamientos de Ramos Ji- política
ménez (1997) lo que define el quehacer del
investigador en ciencia política es el cultivo Difícilmente se puede desconocer que
del espíritu crítico. la ciencia política latinoamericana asume en
· Como Analista de la política, el poli- los finales del siglo y milenio – donde obser-
tólogo tiene la mayor responsabilidad ante la vamos una serie de distorsiones y transforma-
comunidad. Esta es sin duda [según Ramos Ji- ciones en nuestros sistemas políticos y de la
ménez] la tarea a la que están llamados la ma- propia forma y manera de pensar y aprender la
yoría de los egresados de nuestros centros de política – una serie de desafíos objetivos que
estudios especializados. requieren por su magnitud, del trabajo labo-
Asimismo, dentro de la Administra- rioso y explicación de parte de los politólogos.
ción Pública, el cientista político tiene un Tendríamos así en opinión de Gerry Stoker
campo importante de trabajo. Sobre todo si que “la moderna ciencia política exige una
aceptamos por un lado la cantidad de conoci- coherencia lógica, lo cual implica definicio-
mientos y destrezas que éste maneja, y la ne- nes claras y precisas, tanto de los conceptos
cesidad de contar con verdaderos técnicos en principales como de sus correctas derivacio-
el desempeño público y gubernamental que nes, por ello los argumentos y propuestas de-
cada día no sólo demanda más conocimiento ben construirse evitando la incoherencia y la
sino que se complejiza por los propias dinámi- imprecisión” (Stoker, 1997: 15-16).
cas que asume la evolución de la política y del Los procesos de crisis y reordenamien-
propio Estado. to, cultural, social, institucional y político, im-
El politólogo puede con propiedad y pulsan y generan una expansión objetiva de la
destreza, explotar el campo de la administra- disciplina politológica. La ciencia política tie-
ción y particularmente áreas como la planifi- ne un papel fundamental en el abordaje teóri-
cación, gestión, planeación y ejecución de co- práctico y en la explicación social y políti-
proyectos y planes de distinta índole, que al ca. Eric Voegelin (1968) hace algunas déca-
igual que otras cuestiones exige mayores co- das señalaba el hecho de que “la reducción y
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no sólo objetivo sino en la medida de lo posi- Esta constituye la gran paradoja latino-
ble crítico, sin ataduras ni limitantes (18). americana y venezolana, en el sentido que si
La ciencia política latinoamericana ha bien es cierto los problemas que asume el Es-
sido fructífera y no puede por ningún concepto tado y la democracia, demandan por su com-
agotarse en la repeticiones y elogios de las fór- plejidad, cada vez más de la labor y de trabajo
mulas y autores clásicos y consagrados, ellos comprometido y productivo del politólogo,
son un referente obligatorio, pero nuestro ello no se corresponde en la práctica con el
quehacer y demandas objetivas, exigen más. avance de nuestro gremio, en las diversas po-
Estamos de acuerdo con Gonzalo Barrios Fe- siciones de dirección, organización y demás.
rrer cuando dicho autor al referirse a la ciencia Fernando Vallespín (1994) nos señaló
política y a la actividad de politólogo, señala hace algunos años en relación al perfil y cam-
que “el estudio de la política se presenta como po profesional del politólogo, y particular-
un trabajo intelectual de amalgama, que exige mente frente al llamado intrusismo que “más
del politólogo la posesión o dominio de diver- que ninguna otra ciencia, la nuestra tiene que
sas cuerpos de conocimiento que hagan posible vérselas con un objeto esquivo, indelinible,
su comprensión integral” (Barrios, 1997: 180). polisémico y, a la postre inabarcable. Con el
Los procesos de cierto agotamiento y agravante de que no sólo, constituye el centro
declives de nuestras agencias y organizacio- de atención intelectual de quienes nos dedica-
nes políticas, los propios cambios que asume mos a ella “de profesión”, sino que es el ámbi-
la política en esta parte del mundo, la crecien- to en el que, con plena legitimidad, cualquier
te personalización del poder en detrimento de ciudadano puede sentirse cualificado para in-
la institucionalidad democrática, aunado a tervenir” (Vallespin, 1994: 28-36).
otros fenómenos, conforman el principal indi- Cabe advertir que a pesar del intrusis-
cador y denunciante de producir nuevas tema- mo del que somos parte los politólogos, cada
tizaciones, elaboraciones, hipótesis, modelos día más nos abrimos campo y espacio, sobre
y planteos que nos permitan asumir los desa- todo por la demanda objetiva de explicacio-
fíos, y presentarnos al mismo tiempo como nes, análisis y asesoramientos especializados
una de las disciplinas de mayor punta, creci- que den cuente de la complicada realidad que
miento y vanguardia del nuevo milenio como define al funcionamiento del Estado, y la evo-
señalará oportunamente Wallestein. lución y “transformación de la política”(20)
Sin embargo y paradójicamente, tene- en el continente americano.
mos que reconocer de acuerdo con Marcos Nuestras realidades, lo hemos dicho y
Kaplan que los politólogos no llegan a ser y repetido, requieren de una nueva y elaborada
conformar un núcleo relativamente articula- tematización y conceptualización, tanto en
do, constituido en grandes cuerpos o reunidos sus fundamentos como en los métodos de
en instituciones protectoras e influyentes. diagnosis, reclamando un nuevo y reelabora-
Tampoco logran constituirse en grupo de inte- do aparato teórico-conceptual, acompañado
rés o de presión, y menos aún de poder. Dire- naturalmente de una vigilancia epistemológi-
mos que para muchos (lamentablemente) la ca que nos permita la ruptura y distinción en-
imagen y praxis de los politólogos tiende a tre la opinión y sentido común y el discurso
proyectarse como esotérica e irrelevante (19). científico”(21).
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de una postura y propuesta crítica, y no con- a nuestras realidades sociales y políticas, den
fundir el quehacer politológico y las propues- cuenta de las mismas, particularmente fenó-
tas a desarrollar con un recetario gastronómi- menos como la globalización, la crisis institu-
co, estamos ganados al avance, la discusión e cional de la democracia y del Estado, los pro-
innovación de propuestas, autores y temas que blemas de gobernabilidad democrática, pa-
nos permitan avanzar en un primer lugar, y en sando por el resurgimiento de liderazgos alta-
segundo lugar, nos permitan intentar explicar mente personalizados (neopopulismo) hasta
y en la medida de lo posible dar cuenta de el desencanto generalizado hacia los partidos
nuestras diversas realidades y procesos políti- y la política tradicional, acompañado del des-
cos, algunos ciertamente complejos que van plazamiento (quiebre) de las identidades tra-
desde los efectos de la globalización, la expli- dicionales.
caciones de las nuevas desigualdades, la inte-
Notas
gración latinoamericana, el retroceso institu-
cional de algunos sistemas de partidos como 1. Véase el trabajo pionero de Alfredo Ra-
Bolivia, Perú y Venezuela, la transición mexi- mos Jiménez . El oficio del politólogo;
cana bajo la presidencia de Vicente Fox, el 1991: 10. Escuela de Ciencia Política.
Plan Colombia, la gobernabilidad democráti- Universidad de Los Andes, Mérida, Vene-
ca y el afianzamiento de la democracia como zuela. Además del mismo autor: 1997: 14.
tipo de régimen y ordenamiento político entre 2. Véanse los trabajos de José Antonio Rivas
los más destacados. Leone “La ciencia política en el umbral del
A la ciencia política le corresponde tercer milenio” Diario Economía Hoy.
como ciencia liberadora, ser antes que nada 27/04/1999. P. 8. Además, “El Status de la
una actitud y ejercicio constante de critica, ciencia política” Diario El Globo.
discusión y reflexión, no sólo de la realidad 22/08/00. P. 16 y “El desafió de la politolo-
observada, sino de los propios enfoques, mé- gía” Diario El Globo. 20/10/00. P. 25.
todos y perspectiva de que dispone la discipli- 3. Véanse las propuestas de Gianfranco Pas-
na, para abordar y en la medida de lo posible quino en La democracia exigente. 1997b:
dar cuenta del hecho político. Razón por la 77 y ss. Fondo de Cultura Económica. Mé-
cual la incorporación de nuevas propuestas y xico. Además Max Weber; 1970. Jean Pie-
planteos se convierte en una prioridad para el rre Cot y Jean Pierre Mounier; 1985.
enriquecimiento constante y sistemático de la 4. Así lo observa y propone Gonzalo Barrios
disciplina, por ello los politólogos no pode- Ferrer; 1997: 177 – 178.
mos admitir autoritarismos, ni albergar por 5. Véase Kaplan (1999) “El politólogo y la
comodidad o por lo que sea dogmas de ningu- ciencia política: Retos y dilemas” Revis-
na especie, nuestra saber y crítica no pueden ta de Estudios Políticos. Nº 106. Madrid.
agotarse jamás en una determinada parcela, Pp. 29-44.
centro de poder o ideología particular. 6. Véase Ramos Jiménez; 1991: 10-11.
La politología contemporánea deman- Además Ramos Jiménez; 1997: 29-44.
da una reorientación constante de sus pro- 7. Véase además Albert Batlle (1992) Diez
puestas, tematizaciones y planteos, a fin de lo- textos básicos de ciencia política. Ariel.
grar explicaciones que aparte de aproximarse Barcelona. Pp. 9 – 21.
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8. Hay quienes señalan que en EE.UU. en- 13. Véase Alfredo Ramos Jiménez; 1985.
contramos una cierta distorsión etnocén- Además, Nikolaus Werz “Hacia una bre-
trica producto de una visión “etnocéntri- ve historia de la ciencia política en Améri-
ca” de la disciplina limitada a la narración ca Latina”, En N. WERZ, Pensamiento
de lo que acontece en su propio espacio sociopolítico moderno en América La-
academico. Véanse las consideraciones al tina. Nueva Sociedad, Caracas. Venezue-
respecto aportadas por Fernando Valles- la. Pp. 135-152. 1995.
pin; 1994: Pp. 31 – 32. 14. Véase los planteos hechos al respecto por
9. Véase P J Dunleavy [Voz] “Ciencia Polí- Max Weber; El politólogo y el científico.
tica” en Vernon Bogdanor (Ed). Enciclo- Alianza, Madrid (1970) alrededor de la
pedia de Las Instituciones Políticas. propuesta del político y el científico. Ade-
Alianza, Madrid (1991). Pp. 112 – 116. más, Alfredo Ramos Jiménez; 1997: 19.
10. Alrededor del avance y consolidación de 15. Véase La imaginación sociológica. C
la ciencia política, el desarrollo de las di- Wrigt Mills; 1993, particularmente su
versas escuelas y corrientes, véase parti- apéndice dedicado a “La Artesanía Inte-
cularmente el moderno y compilado tra- lectual” Pp. 206- 236. Además, Jean Gui-
bajo de Robert E Goodin y Hans – Dieter tton; (2000) El trabajo intelectual. Al-
Klingemann; (Ed). A New Handbook of fredo Ramos Jiménez; Ediciones RIALP.
Political Science. Oxford University Madrid, España, 1997: 23 – 24.
Press (1996). Además, David Marsh y 16. Flores Olea, Víctor (1979). “Sobre la cien-
Gerry Stoker; (Ed) Teoría y métodos de cia política en América Latina” en Guiller-
la ciencia política. Alianza, Madrid mo BOILS MORALES y Antonio MUR-
(1997). Almond (1999). Giorgio Sola; GA. Las ciencias sociales en América
Storia della Scienza Política. Teorie, ri- Latina. UNAM. México. Pp. 167 – 195.
cerche e paradigmi contemporanei. Germani, Gino (1964). La sociología en
Caroci (1998). Roma. la América Latina. Problemas y pers-
11. Véase Giovanni Sartori; Ingeniería pectivas. Eudeba. Buenos Aires.
Constitucional Comparada. Una inves- Kaplan, Marcos (1984). Estado y sociedad
tigación de estructuras, incentivos y re- en América Latina. Editorial Oasis. México.
sultados. Fondo de Cultura Económica. Kaplan, Marcos (1976). Teoría política
México. 1994. Gianfranco Pasquino; y realidad latinoamericana. Fondo de
1997. Alfredo Ramos Jiménez; 1997; Cultura Económica. México.
1999. Además, José Antonio Rivas Leo- 17. Véase Víctor Flores de Olea; 1979. José
ne; 1999a. 2000a. Antonio Rivas Leone; 2000a. Además, el
12. Véanse los trabajos de Rosaly Ramírez; reciente trabajo de Cesar Cansino; 1999.
1998. Giovanni Sartori; 1994. Gianfranco También Miguel: Ciencia política, un
Pasquino; 1997a y “La ciencia política balance de fin de siglo. Centro de Estu-
aplicada: La ingeniería política” en Re- dios Constitucionales. Madrid. 1999.
vista Argentina de Ciencia Política. Eu- 18. Los enfoques conforman la principal he-
deba. Buenos Aires. Pp. 13- 29. 1997c. rramienta de la que se vale y sirve el politó-
Giorgio Sola; 1998. Alfredo Ramos Jimé- logo para abordar los múltiples procesos y
nez; 1997. fenómenos que comprometen a la ciencia
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