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Historia del

Derecho

Fessia-Pivetta
Unidad I.
1.La historia. Concepto. Metodologia. Temas.
La historia es la ciencia que tiene como objeto el estudio el pasado de la humanidad, es decir, la sucesión de hechos que
voluntariamente llevan adelante los hombres interpretando y explicando los mismos de acuerdo a un criterio universal.
Desde tiempos remotos los acontecimientos del pasado han sido motivo de distintos tratamientos por parte del hombre.
Fundamentalmente se transmitieron por una primaria forma de tradición oral y más tarde se plasmaron en símbolos y escritos por
medio de los cuales se han difundido y nos permiten ahora conocer esos temas.
Con el devenir del tiempo y en avance de las ciencias, la historia tomó otro carácter y se le otorga un papel más importante en
donde los estudios tienen un método y una forma propia en razón de que no se la utiliza solamente para narrar sucesos del pasado,
sino que, a partir de esos hechos, estudiar las causas que los determinaron, los factores que influyeron y las consecuencias que ello
apareja.
Existen dos tipos de hechos o acontecimientos históricos: a) hechos o acontecimientos de la naturaleza, y b) hechos o
acontecimientos del hombre. Sólo este segundo tipo de hechos o acontecimientos históricos es el que interesa a la historia.
Sin embargo, no todos los hechos del hombre son susceptibles de constituirse en elementos u objetos de la historia sino que
aquellos deben haber tenido una repercusión hacía el futuro, o sea, que deben haber producido un cambio en la realidad. Por eso,
al hablar de pasado humano entendemos por tal, todas las acciones, pensamientos y obras cuya trascendencia modificó, alteró o
impulsó un proceso social. No cualquier pasado humano es historia, sino aquél que afectó al grupo social.
Históricamente Grecia fue quien generó obras literarias en donde se convocaba grandes gestas y proezas de seres mitológicos de
distintas formas. Con el tiempo y el avance de las ciencias, la historia tomo un carácter más científico y no tan mitológico. Sin
embargo su aporte sirvió a que otras culturas imiten su pasión por la literatura y la cultura.
La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias
sociales. Se denomina así al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad. El propósito de la
ciencia histórica es la fijación fiel de los hechos e interpretarlos ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de
cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sea posible son en sí mismos objetos de debate.
Históricamente Grecia fue quien generó obras literarias en donde se convocaba grandes gestas y proezas de seres mitológicos de
distintas formas. Con el tiempo y el avance de las ciencias, la historia tomo un carácter más científico y no tan mitológico. Sin
embargo su aporte sirvió a que otras culturas imiten su pasión por la literatura y la cultura.
Carácter
Durante mucho tiempo se ha discutido acerca del carácter científico de la historia. Básicamente están aquellos que niegan su
carácter de ciencia y aquellos que lo afirman
Los que niegan que la historia constituya una ciencia dicen que esta disciplina sólo analiza hechos individuales e irrepetibles y que,
por lo tanto, no puede crear leyes generales o principios universales.
Sin embargo esto no es exacto. Al poseer un objeto de estudio y también un método propio para abordarlo con el fin de
llegar a la verdad, esto ya la constituye en una disciplina científica. La historia no se limita a investigar un hecho aislado,
sino que pretende determinar sus causas y posibles consecuencias a los efectos de poder enunciar leyes; esto es precisamente lo
que hace la historia, nada más que en lugar de presentar leyes expone “series históricas”.

Por lo tanto, es ciencia dado que utiliza para investigar su objeto un método científico propio de hipótesis, investigación y
conclusión.

 Reviste el carácter de:


 Ciencia; ya se hace con un determinado método propio y con el objeto de descubrir la verdad.
 Filosofía; ya que para arribar a sus conclusiones deberá elevarse por encima del conocimiento propiciado por
las fuentes para arribar a los orígenes de determinado hecho o acontecimiento.
 Arte; ya que la forma de presentar los acontecimientos que se analizaron hace a la belleza de la obra.
 Clases:
 Historia narrativa: Es la que describe los hechos del pasado tal como han sucedido o como han llegado las
noticias de mismo.
 Historia pragmática: Describe los hechos que han pasado pero los estudia más detenidamente a los efectos de
poder concluir en enseñanzas que pueden ordenar normas de conductas.
 Historia genética: Se estudia las causas y los motivos que determinan o condicionan los hechos descriptos. Es
la que merece el rango de ciencia.
“La ciencia no es ciencia por su objeto, sino por su método”.
Metodología
Como toda disciplina científica, la historia también requiere de una metodología propia para abordar y analizar su objeto de
estudio. Un método es un procedimiento de trabajo que se lleva adelante para llegar a la verdad. Cada una de las ciencias,
por sus propias características, tiene un método que le es propio
En síntesis, un método científico consiste en una serie de requisitos que deben cumplirse para que el producto
histórico sea un producto científico.
El método utilizado por la ciencia histórica es muy particular dado que no puede guiarse de llano por los de las otras
ciencias. Es el llamado método filosófico-histórico, el cual se desarrolla o se divide en cuatro etapas sucesivas:
1. Investigación: es la primera de las etapas en donde básicamente se busca el material: documentos, escritos,
monumentos o algún vestigio de donde se pueda extraer datos del pasado (los jeroglíficos egipcios por ejemplo). Es
importante que el investigador obtenga los mejores datos disponibles para resolver el problema, para ello al inicio del estudio se
exploran los vastos y variados testimonios de la actividad humana que proporcionan información acerca de los sucesos pasados y
entre ellos seleccionará las pruebas que se relacionan con su problema.En esta tarea el historiador puede recurrir a documentos ya
elaborados por otros estudiosos que antes acometieron esta tarea. En esta y la siguiente etapa entra mucho en juego el
componente subjetivo del historiador; es por esta razón que muchas veces se niega el carácter científico de la historia dada su
aparente falta de objetividad
2. Análisis crítico: el siguiente paso consistirá en la crítica del material que se reunió para poder llegar al hecho tal como
sucedió. En esta etapa el científico deberá “valorar” el material de que dispone con el fin de seleccionar lo que le sirva y descartar
lo que no, además de comprobar su veracidad histórica, de ver que no contradiga a sus otros materiales y que no se trate de
una falsificación. El historiador no debe presuponer que un dato es genuino o que un archivo expone con fidelidad los sucesos
pasados. Por el contrario, deberá examinar cuidadosamente cada uno de los elementos de que dispone y procurará determinar
qué grado de confiabilidad posee. Algunos autores hablan de dos tipos de crítica: a) crítica externa: es aquella destinada a
comprobar la veracidad o autenticidad de la fuente histórica o su datación (ya sea un dato, un escrito, un testimonio, etc.); b)
crítica interna: que es aquella mediante la cual el historiador valora subjetivamente la importancia de la fuente histórica, es decir,
la veracidad de su contenido.
3. Síntesis u ordenación: esta etapa consiste en construir una secuencia lógica de los hechos para dar así unidad y
continuidad. Es la llamada etapa de la hipótesis. El investigador expondrá de manera ordenada y cronológica los hechos y sucesos
que pudo comprobar en las etapas anteriores, realizando conexiones y relacionando unos con otros.
4. Exposición: es lo que se llama historiografía, es decir la etapa más importante ya que aquí se muestran los resultados de los
pasos anteriores y que deben presentar un estilo propio para ser ameno, científico y documentado. Una vez que han completado
su investigación, los historiadores redactan los informes en los que exponen el desarrollo de sus trabajos de manera organizada. La
exposición incluye el enunciado del problema, una reseña de la literatura utilizada, los supuestos básicos de la hipótesis, la
formulación de ésta, los métodos que se emplean para ponerla a prueba, los resultados que se obtienen, las conclusiones que se
obtienen, las conclusiones a que se llega y la bibliografía. La organización de los datos deberá ser coherente, organizada y amena,
para que aparte de lograr precisión también despierte el interés en el lector, mediante un elevado nivel de calidad literaria,
evitando embellecer las narraciones con digresiones dramáticas que distorsionen la verdad

Los historiadores actuales tratan de recrear las experiencias pasadas de la humanidad procurando no tergiversar los hechos y
condiciones reales de la época. Reúnen, examinan, seleccionan, verifican y clasifican los hechos de acuerdo a normas específicas, y
se esfuerzan por interpretarlos de manera adecuada y presentarlos en exposiciones capaces de resistir la prueba del examen
crítico. La investigación histórica moderna representa una búsqueda crítica de la verdad.
Terminado ese proceso, queda la publicación, paso ineludible para que la comunidad historiográfica comparta y someta a debate
científico y falsación su labor, y se divulgue entre el público para que su conocimiento pueda servir a los fines de la historia.
Todo estudio que se haga con un determinado método propio y con el objeto de descubrir la verdad es científico. La ciencia
pretende determinar un hecho a determinadas causas y posibles consecuencias a los efectos de pronunciar leyes; lo mismo hace la
historia nada más que en lugar de presentar leyes presenta series históricas.
Para realizar cualquier método se necesitan fuentes, la historia tiene como fuentes, los restos de hechos anteriores a los cuales se
recurre para su estudio. Todo objeto que pueda brindar un dato concreto para la reconstrucción de un momento en la vida del
hombre. Pueden ser:
- restos propiamente dichos como, monumentos, una escultura, pergaminos, restos humanos.O textos orales, mitos, leyendas,
textos escritos, figuras o dibujos.
Siempre es necesario que sean de carácter inconsistente es decir, que no contenga sentimientos del autor, como puede ser una
crónica ya que estos llevan siempre implícito algún tipo de sentimiento y así el texto pierde objetividad.
Temas:
La tarea del historiador no se concibe como un simple relato de lo que ha ocurrido. Al igual que las demás ciencias, la historia es una
construcción intelectual de quien la cultiva, y es el espíritu humano el que impone un orden a los hechos, descubre sus conexiones,
los jerarquiza y los integra en su íntima unidad. El historiador no trata de describir todo lo que ha ocurrido, sino de realizar un
análisis actual de ciertos procesos o acontecimientos buscando las perspectivas que le ofrecen desde su propio escenario o el interés
que tienen contemporáneamente.
Por eso es que el pasado es objeto constantemente de nuevas investigaciones y de nuevos estudios. El historiador, acuciado por sus
propias inquietudes o por las tendencias sociales, busca en los hechos pretéritos la respuesta a esos interrogantes, y surgen así
temas que antes no habían sido considerados. Esto no quiere decir que la historia en sí misma cambie; lo que cambia es la
perspectiva con que cada autor analiza los hechos para extraer de ellos nuevas conclusiones. La formación mental o la cultura de
cada historiador lo impulsan a estudiar con preferencia los temas que responden a esas inclinaciones. Podría establecerse así un
cierto paralelismo entre las tendencias de cada época y los temas que los historiadores han estudiado o el enfoque que les han dado
respondiendo a las orientaciones contemporáneas.
En el pasado se hizo la historia de los héroes, de los personajes descollantes, de los episodios bélicos y de la evolución política.
Actualmente, sin abandonar esos estudios, han surgidos otros que suscitan creciente interés: la historia de la religión, de la cultura,
del arte, de las instituciones, de la economía y de la sociedad son los más importantes, y en las historias generales ya no puede
prescindirse de la consideración de estos aspectos o procesos. En lo que va de este siglo la historia ha adquirido, podríamos decir,
una orientación acentuadamente social.
El hombre piensa y realiza, trata de alcanzar la verdad y de perfeccionar su existencia. Para ello rinde culto a la divinidad, se instruye
y cultiva las ciencias y las artes, produce bienes y persigue su propio adelanto material. Estas actividades individuales, multiplicadas,
forman la existencia colectiva, la cual crea además un orden jurídico para regularizar y eventualmente promover ese conjunto de
obras, de conductas y de inteligencias. Por consiguiente, lo que interesa fundamentalmente a la historia, en la actualidad, es esa
evolución colectiva en sus múltiples aspectos culturales.
En consecuencia, la historia no es simplemente un pasatiempo intelectual ni responde a una curiosidad por lo que ha ocurrido, sino
que es el receptáculo de todo el proceso cultural de la humanidad y la ciencia que lo investiga, lo conserva y lo transmite a las demás
ciencias, brindándoles así los precedentes que ellas pueden utilizar. Y ello con la ventaja, además, de que la historia conoce también
las consecuencias que tuvieron las ideas, las normas y los hechos del pasado, puede entonces valorar sus aciertos y sus errores,
señalando en qué medida contribuyeron al perfeccionamiento humano.
Los temas de la historia como ciencia abarcan desde el desarrollo de la escritura como consecuencia de la aparición de los primeros
estados. IV milenio a. C. en Sumeria, hasta la actualidad. Toda esa historia se divide en etapas para poder estudiarla de una manera
más compleja y cada inicio y cierre de ella estádado por un acontecimiento que marco el fin de esa época. Las etapas son:
Protohistoria. Período de solapamiento: las civilizaciones que desarrollan escritura dejan constancia escrita no sólo de sí mismas,
sino de otros pueblos que no lo han hecho. Habitualmente los pueblos colonizadores son los que dejan testimonio histórico de su
relación los pueblos indígenas (por ejemplo, de los pueblos prerromanos).
Edad Antigua.
Nacimiento de la civilización en el Antiguo Oriente Próximo (a veces denominado Antigüedad temprana). En este periodo se dan las
primeras civilizaciones denominadas estados en Mesopotamia (Sumeria,Acad, Babilonia,etc). La Antigüedad clásica: Entre el siglo VIII
a. C. y el siglo II d. C. De validez restringida a las civilizaciones griega y romana, caracterizadas por la cultura clásica (término de gran
ambigüedad, que en su aspecto espacial y temporal puede considerarse ampliado a todo el Próximo Oriente por el helenismo
posterior al Imperio de Alejandro Magno y al Mediterráneo occidental por el helenizado Imperio romano; o restringido al periodo
clásico del arte griego -siglo V a. C. y siglo IV a. C.-; o de forma aún más estricta reducido al siglo de Pericles -la Atenas de mediados
del siglo V-), y unos precoces conceptos de libertad, democracia y ciudadanía que se basaban paradójicamente en la sumisión de
otros pueblos y la utilización intensiva de la fuerza de trabajo esclava. Ambas civilizaciones contaban sus eras desde fechas del Siglo
VIII a. C. (la primera olimpiada o la fundación de Roma, respectivamente). Simultáneamente se desarrolló el Imperio persa, que
ocupa el espacio intermedio y pone en contacto las civilizaciones mediterráneas con las civilizaciones asiáticas, especialmente la
hindú, mientras que las civilizaciones de Extremo Oriente, como la china, se desarrollan de forma prácticamente independiente, y las
americanas en total desconexión. La Antigüedad tardía: De validez restringida a Occidente, es un
periodo de transición, desde la crisis del siglo III hasta Carlomagno o la llegada del Islam a Europa (siglo VIII), en que el Imperio
romano entra en decadencia y sufre el impacto de las invasiones germánicas, nuevas religiones monoteístas (cristianismo e Islam) se
imponen como religiones dominantes y el modo de producción esclavista se sustituye por el modo de producción feudal. En Oriente
sobrevive el Imperio bizantino rehelenizado.
Edad Media.
De validez restringida a Occidente, desde la caída del Imperio romano de Occidente (siglo V) hasta la caída del Imperio romano de
Oriente (siglo XV). En un periodo tan prolongado se produjeron dinámicas muy complejas, que poco tienen que ver con los tópicos
de aislamiento, inmovilismo y oscurantismo con que se la definía desde la perspectiva de la modernidad, que la infravaloraba como
un paréntesis de atraso y discontinuidad entre una mitificada edad antigua y su renacimiento en la moderna.
Edad Moderna.
De mediados o finales del siglo XV a mediados o finales del siglo XVIII. Se toma como hitos que marcan su comienzo la Imprenta, la
toma de Constantinopla por los turcos o el descubrimiento de América; como final, la Revolución francesa, la Independencia de los
Estados Unidos de América o la Revolución industrial. Es por primera vez, un periodo de validez casi mundial, puesto que para la
mayor parte del mundo (con la excepción sólo parcial de China o Japón -que tras unos primeros contactos optan por cerrarse a la
influencia exterior en mayor o menor medida- o de espacios recónditos de América, África y Oceanía -colonizados en el siglo XIX-),
significó la imposición de la civilización occidental y la denominada economía-mundo. Se inició con la era de los descubrimientos y la
expansión del imperio español y el portugués, mientras el mundo de las ideas experimentaba las innovaciones del Renacimiento, la
Reforma Protestante y la Revolución científica; contrapesadas por la Contrarreforma y el Barroco. Mientras en la Francia de Luis XIV
triunfaba el absolutismo, en otras partes de Europa noroccidental lo hacían las primeras revoluciones burguesas que desafiaban al
Antiguo Régimen (revolución holandesa, revolución inglesa) y en el sur y este del continente se observaba un proceso de
refeudalización. El eje de la civilización se desplazó de la cuenca del Mediterráneo al océano atlántico. La crisis del siglo XVII y los
tratados de Westfalia reedificaron un nuevo equilibrio europeo que imposibilitaba las hegemonías española o francesa, y que se
mantuvo durante el siglo XVIII, caracterizado intelectualmente por la Ilustración. A lo largo de todo el periodo se van gestando los
modernos conceptos de nación y estado.
Edad Contemporánea.
Desde mediados o finales del siglo XVIII hasta el presente. Una inicial era de las revoluciones (revolución industrial, revolución
burguesa y revolución liberal) acabó con el Antiguo Régimen y dio paso en la segunda mitad del siglo XIX al triunfo del capitalismo
que se extiende con el imperialismo a todo el mundo, al tiempo que se veía contestado por el movimiento obrero. Las guerras
napoleónicas dieron paso a un periodo de hegemonía británica durante la era Victoriana. El comienzo de la transición demográfica
(primero en Inglaterra, poco después en el continente europeo y posteriormente en el resto del mundo) produce una verdadera
explosión demográfica que altera de forma radical el equilibrio social y el del hombre con la naturaleza, sobre todo a partir de la
segunda revolución industrial (paso de la era del carbón y de la máquina de vapor a la era del petróleo y el motor de explosión y la
era de la electricidad). La primera mitad del siglo XX se marcó por dos guerras mundiales y un período de entreguerras en el que las
democracias liberales enfrentadas a la crisis de 1929 se ven desafiadas por los totalitarismos soviético y fascista. La segunda mitad
del siglo XX se caracterizó por el equilibrio del terror entre las dos superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética), y la
descolonización del Tercer Mundo, en medio de conflictos regionales de gran violencia (como el árabe-israelí) y una aceleración de
la innovación tecnológica (tercera revolución industrial o revolución científico-técnica). Desde 1989, la caída del muro de Berlín y la
desaparición del bloque comunista condujeron al mundo actual del siglo XXI presidido por la globalización tanto de la economía
como de la presencia política, militar e ideológica (poder blando) de la única superpotencia, así como de sus aliados (potencias
clásicas -Unión Europea, Japón-), socios o posibles rivales (potencias emergentes -China-) y opositores (potencias menores, como
algunos países islámicos, y movimientos a veces expresados en terrorismo -11-S-)
2.La Historia del derecho. Concepto. Contenido. Lo histórico y lo jurídico. División. Método. Importancia y utilidad de la
disciplina
Concepto.
La Historia del derecho es aquella ciencia que se encarga del estudio de las estructuras jurídicas que de alguna forma
motivaron un cambio en las relaciones del hombre en su vida social. Consiste, en otras palabras, en la reconstrucción del
pasado jurídico de una determinada sociedad.

Según Zorraquín Becú la Historia del Derecho es la ciencia que se encarga del estudio de los sistemas jurídicos del pasado y
su evolución respectiva. Por lo tanto, se propone conocer las estructuras políticas, sociales y económicas que cada comunidad
ha tenido en las distintas etapas de su evolución. A su vez, la Historia del Derecho debe indagar las razones de los cambios de estas
instituciones y sistemas jurídicos para poder explicar con mayor claridad su evolución

No se encarga sólo del derecho positivo pasado (las leyes o decretos escritos) sino también de los usos y costumbres
1
“fuertes ”, es decir, aquellos de importancia o que tuvieron relación estricta con el derecho.
En sus inicios, la Historia del Derecho no era más que una especialización de la Historia general, es decir una rama de la misma, de
manera que se utilizaría el método histórico- crítico propio de la ciencia histórica. Tal consideración se mantendría estable hasta
que Alfonso García-Gallo escribiera su crítica, compuesta por una serie de observaciones que destacaban la problemática de
considerar a la Historia del Derecho como una ciencia histórica. Además, atribuyó la crisis de la Historia del Derecho a la
aplicación estricta de los métodos de la Historia general a una disciplina que poseía una naturaleza peculiar, incompatible en cierto
modo con los métodos y la técnica de su ciencia madre.
El objeto de estudio de la Historia del Derecho son aquellas estructuras jurídicas del pasado (leyes, usos y costumbres jurídicas) y
las instituciones sociales históricas reguladas por ellas.
Ricardo Levene por su parte define a la historia del derecho como “una disciplina fundamental que estudia el origen y proceso
formativo del fenómeno y de las instituciones jurídicas…” Así como la sociología o la filosofía jurídica estudian aspectos particulares
del derecho, la historia también lo hace desde su punto de vista.
A partir de aquí fué tomando forma como disciplina propia el “Derecho Comparado” que estudia las instituciones jurídicas de todas
las naciones. Aquí se logra conocer los principios jurídicos que son comunes a todos los pueblos, también se pueden hacer estudios
en paralelo de las distintas modalidades de una institución en uno y en otro lugar.
La historia del derecho ha ido evolucionando paulatinamente de lo particular a lo general, así es como se inició con el análisis del
derecho romano por ser este un sistema completo que ejerció particular importancia en todo el mundo occidental, luego se
extendió al estudio del derecho nacional para seguir con las investigaciones de aquellos principios institutos de carácter universal.
Lo histórico y lo jurídico.
La naturaleza propia de la Historia del Derecho como disciplina, hace que haya de situarse entre otras dos grandes ramas del saber,
como son la Historia y el Derecho. De esta manera, se ha llegado a afirmar que el historiador del derecho posee una doble
ciudadanía, siendo considerado buen historiador entre los juristas, y buen jurista entre los historiadores. De esta manera, la Historia
del Derecho ha tenido la necesidad de elaborar una justificación que sustente su propia existencia, así como su independencia del
resto de disciplinas.
Hay que señalar que pese a que en la actualidad la Historia del Derecho Universal y el Derecho comparado se hallan diferenciados
con claridad, debido a que éste último se centra en el análisis de sistemas jurídicos vigentes, hubo un tiempo en que ambas
disciplinas se confundían. Así, hemos heredado de la escuela comparativa francesa el término "analogías chocantes"
(analogiesfrappantes), que hacía referencia a situaciones jurídicas similares entre culturas y ordenamientos extremadamente
distantes entre sí, tanto cronológica como espacialmente.
En la actualidad, el deseo de elaborar una Historia Universal del Derecho plantea los mismos problemas que los proyectos de
elaborar una Historia Universal general. Pese a ello, los intentos por elaborar una Historia del Derecho con un carácter cada vez más
supranacional se han intensificado en los últimos tiempos. En Europa, por ejemplo, se está avanzando rápidamente gracias, entre
otras cosas, a la creación de cátedras de Historia del Derecho europeo comparado, o al esfuerzo realizado por instituciones de gran
prestigio.
Fuentes
Como decíamos anteriormente, la historia del derecho se encarga del estudio y análisis de las fuentes del derecho y todo lo
concerniente al desarrollo y transformación de las instituciones jurídicas. Para hacerlo, debe recurrir a las llamadas “fuentes” del
derecho, es decir aquellos instrumentos que puedan decirle algo del pasado jurídico de una determinada sociedad
Según Levene es preciso distinguir las “fuentes de producción” del derecho de las “fuentes de conocimiento” del derecho. Las
primeras son la legislación, la costumbre jurídica, la jurisprudencia y la doctrina de los tratadistas. La segunda son los “restos” y las
“tradiciones”. En la Historia del Derecho los restos pueden ser jurídicos o no jurídicos, y de allí procede la separación de las fuentes
en directas e indirectas.
Fuentes directas o jurídicas: son los medios en donde se plasmó el derecho (leyes - el código civil francés o la ley
de las XII tablas por ej.-; actas, formularios, sentencias, literatura erudita –tratados-,etcétera).
Fuentes indirectas o no jurídicas: son los demás medios o lugares de donde se pueden indagar o desprender
vestigios del derecho (literatura general, religiosa, poética, histórica y moral).
Por lo tanto, el mundo jurídico tiene manifestaciones que trascienden los meros textos legales, de manera que las fuentes de las
que se nutre la Historia del derecho abarcarán cualquier testimonio que aporte datos sobre la realidad jurídica del momento.
Al ser una disciplina jurídica, la historia del derecho recurrirá mayormente a las fuentes directas, dado que son más confiables.
Pero también puede recurrir a fuentes secundarias para orientarse o corroborar las fuentes primarias. Hay períodos en la Hiostoria
del Derecho de los pueblos –especialmente en la etapa de los orígenes- que no se pueden estudiar, a falta de restos jurídicos, sino
a través de restos no jurídicos.
A su vez podrá recurrirse a otras disciplinas científicas, en particular a la historia general. Por ejemplo, para el estudio de
civilizaciones antiguas que muchas veces ya han desaparecido, la historia del derecho debe recurrir a fuentes indirectas que
proporcionan otras ciencias como la arqueología, la historia general, la filosofía, etc.
Division:
Se ha hecho la distinción entre Historia del Derecho interna y externa, esta distinción fue hecha por Leibnitz y desde un principio fue
objeto de críticas.
- La historia externa: refiere a la raíz política de las normas jurídicas. Es decir a las motivaciones del legislador y al análisis
del texto legislativo.
- La historia interna: es parte del conocimiento de la historia externa y analiza los cambios de los institutos jurídicos
analizando el contenido íntimo del derecho.

De esta manera, el objeto habitual de la Historia del Derecho de cada país suele ser el mundo jurídico de ámbito nacional. No
obstante, también se ha pretendido realizar una Historia Universal del Derecho. En este sentido, el primer intento sólido de elaborar
una historia supranacional del Derecho fue realizado por Heinrich Mitteis en 1891, con su Derecho imperial y popular en las
provincias orientales del Imperio romano. Aquí se intentó realizar una historia global del derecho utilizando fuentes romanas,
griegas, egipcias, así como en menor cantidad, usando fuentes de pueblos orientales. Pese a ello, cabe señalar que la obra de Mitteis
no tendría un carácter plenamente universal, sino que adoptaría una posición intermedia, en la que ampliaba el ámbito geográfico a
un nivel supranacional, pero no llegaba a abarcar una Historia global. La Historia del derecho no se puede limitar al estudio de la
parte descriptiva del derecho, sino que debe ingresar en los profundos ejes de las verdaderas motivaciones.
Circunscribir el estudio histórico del derecho a la parte externa es hacer un análisis sesgado e insuficiente del marco normativo, es
limitar el estudio a las normas, que es un análisis sintético. Debe ingresarse al análisis del verdadero espíritu del derecho. Sin
embargo, la forma más correcta de abordar el estudio del a historia del derecho es dividiéndola en interna y externa pero
considerando a las mismas como parte de un todo.
Importancia y utilidad de la disciplina.
La historia del derecho como una ciencia, ilustra sobre los principios que presiden el desenvolvimiento general del derecho y el
propio de cada pueblo o nación, ofreciendo enseñanzas provechosas para la reforma y mejoras progresivas de las instituciones
jurídicas.
La historia del derecho representa, pues un valor notable como contribución a la evolución integral del derecho y como
conocimiento básico en la evolución nacional de cada país, pues que este último estudio abarca la crónica muerta y también la
historia viva del pasado jurídico que sobrevive en la constitución, las leyes, el pensamiento y la creencia del pueblo.
El derecho contemporáneo es original como el que corresponde a cada época nueva, pero no comprende sin la indagación de la
historia y la comparación con las instituciones pretéritas.
En la importancia práctica del derecho no debe confundirse la idea de utilidad con los derechos positivos del vivo presente, pues
aquella idea debe ser amplia y todo conocimiento es útil si satisface una necesidad de espíritu.
Es evidente la importancia práctica de esta materia si se tiene en cuenta los resultados que lograron los fundadores de la escuela
historicista en cada una de las naciones y su influencia decisiva en los cambios operados en la teoría jurídica y en la legislación de los
pueblos.
En el plano de la aplicación de la ley la historia del derecho suministra para la más justa y fundada interpretación todos los datos
sobre el objeto, fines y resultados de las leyes dictadas.
Se podría decir q, conforme a los términos de la máxima antigua que la historia del derecho, como parte de la historia general es la
maestra del legislador, del jurisconsulto, del juez, del letrado y enseña a todos ellos y al pueblo a luchar con ge el triunfo del bien y
l, la justicia y la libertad. Entender cual era el ideal de derecho en distintas épocas nos ayudará a comprender mejor las
leyes e instituciones modernas. La historia del derecho también puede ayudarnos a conocer cual era el marco en que se
dictaron las leyes y la voluntad de su autor al crearlas, de modo que puedan ser aplicadas con mayor exactitud y de acuerdo a su
espíritu. De manera tal de ver si sus resultados fueron positivos o si deben ser cambiadas.
3. La historiografía jurídica española y americana.
En primer lugar definamos que entendemos por historiografía, en contraste con la historia propiamente dicha para no
confundirnos. Como dijimos al principio, en su sentido más amplio, la historia es el estudio de los sucesos humanos
acaecidos en el pasado. La historiografía es el registro escrito de lo que se conoce sobre las vidas y sociedades humanas
del pasado y la forma en que los historiadores han intentado estudiarlas.
Historiografía español: Puede decirse que el iniciador de la Historia del Derecho como ciencia en España es Eduardo de
Hinojosa, quien introdujo el historicismo alemán e impulso el rigor metódico en el estudio de la Historia del Derecho.
A diferencia de lo que veremos más adelante en lo que respecta a la historiografía americana, los historiadores españoles no dieron
gran importancia al Derecho Indiano, a excepción de la labor llevada a cabo por Alfonso García-Gallo y Rafael Altamira.
En realidad, la mayoría de los historiadores españoles consideran el tema del derecho indiano, como un paso o componente más
dentro de la historia del derecho español. Es decir, sólo consideran al derecho indiano como un capítulo más dentro de la gran
historia jurídica española que va desde los s. III a.C. al s.XX d.C.
Para España, las Indias -a pesar de su amplitud geográfica- son sólo unas de las numerosas posesiones que llegó a tener el Imperio,
y su historia cubre apenas una de las etapas del largo desarrollo hispánico.
Sólo García-Gallo, Montanos Ferrín y Sánchez Arcilla se abocan al tratamiento de una temática más variada sobre el derecho
indiano. Pero e general se nota cierto desinterés en tratarlo más a fondo.
Otra característica de la historiografía española acerca del derecho indiano es que tratan a las Indias como un todo y no se ocupan
por el estudio pormenorizado de las instituciones y las variaciones territoriales. Y esto es comprensible dado que para España las
Indias eran un todo: eran las Indias y, por lo tanto, su derecho también era uno sólo
Más recientemente también podemos destacar el trabajo de Francisco Tomás Y Valiente, quien opta por otorgarle –al igual que
García-Gallo- un capítulo al derecho Indiano, separándolo del derecho Español propiamente dicho, pero siempre de manera
relativa (analiza las fuentes del mismo, los justos títulos, la colonización, etc.).
Historiografía juridica americana: Ricardo Levene fue el pionero entre los historiadores americanos en sistematizar la
historia del derecho indiano, incorporándola a la historia patria o nacional. Fue quien sembró en Argentina la semilla que permitió
el desarrollo de una amplia escuela sobre el periodo hispanico.
Según Levene la Historia del Derecho argentino, desde sus orígenes, comprende el estudio de los Derechos castellano, indígena,
indiano y argentino propiamente dicho. Este es el modelo seguido por la mayoría de los historiadores.
Por lo tanto, Levene incluye al derecho de castilla dentro de lo que es la historia del derecho argentino, aunque en el libro no hace
ninguna referencia detallada o intensiva de lo que fue el derecho castellano dado que, a su decir, esa es una materia ya estudiada
por escuelas de juristas e historiadores de España.
Abelardo Levaggi en la portada de su “Manual de historia del Derecho argentino” señala que abarca los períodos castellano,
indiano y nacional. En el mismo sentido abordan el estudio autores más recientes como Victor Tau Anzoátegui y Eduardo Martiré
en su “Manual de historia de las instituciones argentinas” el cual se divide en dos partes: la hispánica y la patria.
Podría también citarse a Jorge Basadre en su “Historia del derecho Peruano” en donde distingue tres etapas: prehispánica (que
comprende las culturas preinca e inca; colonial (que abarca la conquista y el virreinato; y republicana (que se inicia con la
emancipación y termina en el presente).
Este es el enfoque que le dan en casi toda América al estudio de la evolución de la historia del derecho. Es decir, dividen a la
historia del derecho americano en tres faces: 1) Etapa hispánica (derecho castellano); 2) Etapa Indiana (leyes de indias); y 3)
Derecho patrio.
Pero dado el libro que hemos elegido –Manual de historia del derecho Argentino de Levene-, será en base a este como
expondremos lo referente a la historiografía americana.
3.a.1. Derecho castellano
Según Levene, para comenzar a abordar el estudio de la historia del derecho argentino debemos comenzar por el Derecho
castellano.
El Derecho castellano y sus instituciones se proyectaron en las Provincias de Indias, y esta penetración jurídica se ha prolongado
durante centurias hasta dictarse los Códigos argentinos, en la segunda mitad del s. XIX.
Las indias no eran colonias o factorías, sino que se incorporaron a la Corona de Castilla y de León, y por lo tanto, las mismas se
regían subsidiariamente por las Leyes de Castilla ante la insuficiencia del derecho Indiano
No se puede comprender, y por tanto no se logra explicar el nacimiento del Derecho indiano y argentino, si no comenzamos por
estudiar nuestro Derecho materno, que es el Derecho Castellano.
España cumplió en América una misión histórica, por la conversión de los indios al cristianismo, y la legitimación de los
matrimonios de españoles y naturales del Nuevo Mundo, que operó el hecho extraordinario de la mezcla de las razas; y porque no
abolió el sistema político y económico indígena cuyas instituciones principales sobrevivieron en la Legislación de Indias y en el
Derecho Patrio contemporáneo.
3.a.2. Derecho Indiano
Aunque la legislación de Indias proponía continuar en América el espíritu y la tendencia del Derecho castellano, la realidad
diversa de las razas indígenas y sus distritos geográficos y políticos, terminó por elaborar un Derecho nuevo, con caracteres
propios, al que no eran simplemente adaptables las leyes de Roma o España.
Con respecto a América Latina, el estudio del Derecho Indiano se divide en dos períodos:
a) Desde los Reyes Católicos hasta la promulgación de la Recopilación de 1680, que se desenvuelve durante los siglos XVI y XVII.
Es el período de la llamada Dinastía Austríaca y se caracterizó por la tendencia a la descentralización política en Indias.
b) Desde el advenimiento del rey Felipe V hasta la Revolución de la Independencia en 1810, que comprende el s. XVIII, de la
Dinastía Borbónica, caracterizada por la reforma de la Legislación de Indias en todas sus ramas y por su tendencia a la
centralización política de España e Indias.
La Legislación de Indias se puede dividir en legislación metropolitana, emanada del Concejo de Indias en España, y en
legislación territorial o provincial, resultante de la potestad legislativa de los diversos órganos o instituciones de Indias en América.
Tal era la importancia de la legislación territorial que cuando se mandó a realizar la recopilación de 1680, se dejó expresamente
establecido que no se introdujeran modificaciones o se derogaren las ordenanzas y las leyes municipales de cada ciudad, las cuales,
pues continuaban en vigor.
Con respecto al derecho territorial que regia en el Rio de la Plata, la evolución del derecho indiano puede dividirse en 3 periodos:
a) Desde los orígenes de las ciudades y fundaciones de las instituciones políticas, municipales y judiciales (Adelantados,
Gobernadores, Cabildos) hasta el Tratado de Ultrech (1713).
b) Desde el Tratado de Ultrech (1713), con los cambios profundos introducidos por el asiento de negros en Buenos Aires y las
provincias del Río de la Plata, las guerras con los portugueses, etc. hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776), que
significó la reorganización de los territorios de ultramar.
c) Desde la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776), pasando por la creación de la 2da Audiencia, la guerra con los
ingleses, hasta la Revolución de Mayo.
3.a.3 Derecho Patrio
El derecho patrio argentino s un Derecho nuevo, formativo de la nacionalidad, elaborado durante el proceso histórico que se
cumplió en el virreinato del Río de la Plata y creado por la Revolución de Mayo, que tuvo fines superiores: la independencia y la
libertad.
La Revolución de 1810 es la ruptura con el pasado y la afirmación de los nuevos principios sociales de ese Derecho, en todas sus
ramas, que fueron adoptándose progresivamente en el Derecho Público y Privado, con carácter parcial y con un gran sentido
histórico de circunstancias.
El nuevo derecho se inauguró con el Primer Gobierno Patrio, cuyos miembros fueron electos por el pueblo, conforme a la Petición
escrita. El pueblo era el nuevo soberano que sustituía al monarca, como el ciudadano al vasallo.
Los preceptos fundamentales que transformaron el sistema en vigor fueron las declaraciones y las leyes sobre la igualdad y sobre
las libertades políticas y civiles, como la libertad de peticionar, de escribir, de sufragio, de reunión, las garantías individuales y el
libre comercio.
El derecho Patrio argentino comprende dos etapas:
a) La etapa del derecho precodificado desde 1810 hasta la Constitución de 1853 y los Códigos
nacionales.
b) La etapa del Derecho codificado, con los Códigos nacionales: de comercio (1862); civil (1871),
penal (1886) y de minería (1887).
Sus principales referentes:
 Ricardo Levene (Manual de Historia del Derecho Argentino).
 Ricardo Zorraquin Becú (Historia del Derecho Argentino).
 Abelardo Levaggi (Manual de Historia del Derecho Argentino).
Unidad II
1. Las primeras formas de vida. El proceso de hominización.
Las primeras formas de vida:
 Evolución de la tierra:
o Formas de contar la evolución:
 Eón: Es la unidad de tiempo más amplia. El término deriva del latín “aeón” que significa “el
tiempo” o “la eternidad”.
 Era: Varias eras corresponden a un eón.
 Período: Varios períodos corresponden a una era.
 Época: Es la forma más breve de tiempo.
Cuándo más cerca en el tiempo es el período geológico que se estudia, mayores datos se pueden
obtener del mismo y en consecuencia los conceptos son más certeros.
o Cuadro de la evolución:
Eón Precámbrico.
o Era Azoica.
o Era Arcaica.
o Era Proterozoica.
Eón Fanerozoico.
o Era Paleozoica.
 Período Cámbrico
 Período Ordovícico.
 Período Silúrico.
 Período Devónico.
 Período Carbonífero.
 Período Pérmico.
o Era Mesozoica.
 Período Triásico.
 Período Jurásico.
 Período Cretáceo.
o Era Cenozoica.
 Período Terciario.
o Época Paleoceno.
o Época Eoceno.
o Época Oligoceno.
o Época Mioceno.
o Época Plioceno.
 Período Cuaternario.
o Época Pleistoceno.
o Época Holoceno.
o Referencia de las distintas eras geológicas:
1) Era Azoica (4.500.000.000 años).
Corresponde a los primeros años, en donde fundamentalmente no se han encontrado
ningún vestigio de vida (el nombre significa “sin vida”). En este proceso los materiales más
pesados se fueron depositando en el interior del planeta, mientras que los más livianos
querían en la superficie y de esta manera se formó la corteza terrestre. La actividad volcánica
permitió la salida de gases y vapores que dieron forma a la atmósfera primitiva.
2) Era Arcaica (3.800.000.000 años).
En este tiempo se produjeron importantes plegamientos que formaron algunas cadenas
montañosas. También hubo mucha actividad volcánica.
Cuando la temperatura de la superficie fue algo inferior al punto de ebullición del agua,
el vapor se fue condensando y provocó grandes lluvias que provocaron la erosión de las rocas
y formaron los mares.
Al final de este período aparecieron algunas formas luy primarias de vida como las
bacterias.
3) Era Proterozoica (2.500.000.000 años).
Aquellas formas de vida primitiva evolucionaron hasta convertirse en algas unicelulares
que fueron capaces de realizar el proceso de fotosíntesis. Aparecen las primeras células
eucariotas (de núcleo diferenciado) y tiempo después aparecieron seres con capacidad de
reproducción.
4) Era Paleozoica o Primaria (560.000.000 años).
Se presentan formas más definidas de vida que aumentaron en forma increíble, pero
estaban limitadas al mar (invertebrados como medusas, gusanos y moluscos).
También en este tiempo nacen los primeros vegetales como helechos y coníferas y los
animales fueron lentamente abandonando el mar para hacerse primero anfibios y luego
evolucionar en terrestres.
a. Período Cámbrico (560.000.000 años).
En esta época se produce una explosión de vida, en donde se poblaron los mares
y en la cual algunos organismos unicelulares se reunieron en colonias antecesoras de los
actuales organismos pluricelulares.
b. Período Ordovícico (510.000.000 años).
Este período se caracteriza por la carencia de vida en tierra firme, aunque en los
mares se desarrollaron seres de todo tipo.
Los mares se fueron retirando en forma paulatina por lo que se dejaron grandes
extensiones al descubierto. Los actuales continentes estaban bastante cerca y se
produjo una importante actividad volcánica con algunos tantos pliegues que formaron
montañas. El clima fue bastante más templado y parejo.
c. Período Silúrico (438.000.000 años).
Se continúa con los repliegues de los mares y con los plegamientos de la corteza
terrestre. La temperatura subió. Aparece en forma más notable la vida vegetal. En el
agua hay más especies de algas marinas y de peces, algunos ya con mandíbulas.
d. Período Devónico (408.000.000 años).
Siguen los movimientos de la corteza terrestre y la actividad de los volcanes, con
un clima cálido. Se la conoce como al “edad de los peces” por la cantidad de
vertebrados acuáticos. Se multiplicaron las formas de vida en la tierra, como los insectos
y algunos anfibios.
e. Período Carbonífero (360.000.000 años).
Continúa el movimiento del suelo. En cuanto a la vida se destaca la proliferación
de vegetales como helechos y coníferas, que formaron grandes selvas que en distintos
aluviones posteriores quedaron sumergidas y el paso del tiempo dio lugar a la formación
del carbón vegetal.
El clima fue bastante más húmedo y cálido, que permitió la proliferación de la
vida animada (en particular de los insectos voladores y de animales anfibios).
f. Período Pérmico (286.000.000 años).
Los movimientos del suelo hicieron que varias zonas se unieran en un continente
llamado Panguea. Tomaron forma algunas cadenas montañosas de Asia, Europa y
América (Apalaches). Siguiendo con la evolución del período anterior, los mares
retrocedieron y los desiertos en forma progresiva fueron ganando terreno a los bosques
y a los pantanos en el hemisferio norte. La blanda y exuberante vegetación que crecía
en las tierras pantanosas fue sustituida por plantas más correosas, que costaban más de
digerir. Había extensos bosques y altos pinos. El clima era cálido y árido en el hemisferio
sur y glacial en el norte.
5) Era Mesozoica o Secundaria (284.000.000 años).
En un principio hubo gran actividad volcánica. Un poco más adelante aparecen los
grandes reptiles de gran tamaño (principalmente los dinosaurios). Distintas mutaciones
hicieron que algunos volaran. Hacia el final de esta era aparecen las flores y hacia el final de
este tiempo se extinguen los dinosaurios y se da paso a las distintas formas de evolución de
los mamíferos.
a. Período Triásico (284.000.000 años).
El clima fue más cálido y seco. La gran masa terrestre llamada Panguea se dividió
en el continente del norte, llamado Laurasia, y en el del sur, llamado Gondwana.
b. Período Jurásico (213.000.000 años).
La constante de este tiempo fue el avance de las aguas de los mares sobre los
continentes, el crecimiento de las selvas y de algunas áreas pantanosas y la aparición de
grandes lagos y ríos. El clima fue más agradable.
c. Período Cretáceo (144.000.000 años).
Se destaca la actividad erógena con la formación de montañas (se termina de
formar el cordón andino del sur). En el hemisferio sur había grandes zonas cubiertas por
glaciares.
Siempre con el dominio de los dinosauros, crecieron los mamíferos que eran
muy pequeños comparados con aquellos. Al final de esta época se produce la extinción
de los dinosaurios, cuya razón algunos estiman que se debe al impacto de un meteorito
de grandes dimensiones que provocó un cambio climático importante con
consecuencias negativas tanto en la fauna como en la flora de todo el planeta.
6) Era Cenozoica o Terciaria (60.000.000 años).
Por la aparición de grandes cantidades de mamíferos se la conoce como la “edad de los
mamíferos”, ya que si bien estaban en tiempo anterior, ahora logran gran desarrollo y se
extendieron en territorios más amplios.
a. Período Terciario (65.000.000 años).
Aparecen algunos mamíferos como los rinocerontes, los tapires, las ballenas,
entre otros.
i. Época del Paleoceno (65.000.000).
Habiéndose extinguido los dinosaurios y otros reptiles parecidos, comienza el
tiempo de los mamíferos. Se produce el desarrollo de los carnívoros y las aves. En
cuanto a la vegetación, se observa el dominio de las especies con flor.
ii. Época del Eoceno (56.500.000).
Se logra un gran desarrollo de la vegetación en donde se acentúa el predominio
de las especies con flor. También siguen creciendo los vertebrados en varias
especies más.
iii. Época del Oligoceno (35.400.000).
Es importante el crecimiento de la vegetación general y ello apareja un
crecimiento en forma paralela de los mamíferos herbívoros.
iv. Época del Mioceno (24.000.000).
Se conforman definitivamente las cadenas montañosas en los distintos
continentes. En este tiempo es donde se registra la mayor cantidad de especies de
mamíferos.
v. Época del Plioceno (5.200.000).
La actividad de los movimientos de tierra va consolidando los bloques con una
forma similar a la actual. Se observan grandes y bruscos cambios climáticos que
llevan aparejado la desaparición de muchas especies de mamíferos.
b. Período Cuaternario (1.600.000 años).
Es el tiempo más moderno y en consecuencia del que más datos se cuentan. El
denominador común es el dominio de los animales mamíferos que van tomando la
forma con la que actualmente los conocemos.
i. Época del Pleistoceno (1.600.000).
Del dominio de los mamíferos sobre las demás especies se destaca a uno que por
su agilidad e inteligencia marcaría su dominio: el “homo”.
ii. Época del Holoceno (10.000).
Su denominación proviene del griego y significa “totalmente reciente”. Se toma
como punto de partida el fin de la última glaciación. El progresivo retiro de los
glaciares produjo grandes cuencas hidrográficas que suministraron el agua en torno
a la cual se inició el desarrollo de las grandes comunidades y civilizaciones.
A comienzo del Holoceno se consolidó el poblamiento de la especie humana en
toda la extensión del planeta. Se desarrollaron la flora y fauna moderna. Las
extinciones de flora y fauna han ocurrido por la intervención de la mano humana. Se
evidencian profundas modificaciones de la biosfera a causa de la forma de vida de la
raza humana y se produce un efecto invernadero en la atmósfera.
El movimiento por el retiro de las grandes masas de hielo provocó el aumento
del nivel del mar.
El Holoceno se puede considerar como un período interglaciar en el que las
condiciones frías no alcanzan nunca los máximos del pleistoceno. Sin embargo, de la
misma firma que durante los momentos glaciares, el clima no permanece constante,
sino que presenta oscilaciones.
El proceso de hominización:
 La hominización:
El tema de la descendencia del hombre abarca distintos, todos con aportes interesantes. El denominador
común indica que descendemos de un tronco común y que todo el proceso de evolución fue lento, en donde
básicamente esta nueva especie ha sorteado muchas adversidades hasta lograr la forma actual, la cual no es
definitiva.
Se entiende por hominización a todas las características biológicas que provocan la aparición de hombre. El ser
humano evolucionó desde los primates y pasó por diferentes estadios hasta llegar al hombre actual. Esa evolución se
conoce como proceso de hominización. Podemos decir, entonces, que por hominización nos referimos a los cambios
orgánicos (postura bípeda, capacidad craneana, evolución facial) y socioculturales (técnicas, lenguaje, arte, creencias)
que experimentan los homínidos para convertirse en hombres.
Casi todos los científicos que han estudiado la descendencia del ser humano coinciden en que su existencia se
remonta al período TERCIARIO cuando de los primates existentes se desprendió una rama que luego iría
evolucionando hasta lo que hoy es el hombre.
Hoy en día, con los avances de la ciencia, es casi innegable que el hombre actual deriva de los primates. Todos ellos –
gorilas, chimpancés y orangutanes- comparten la misma conformación esquelética que el hombre; pero lo más
importante es que comparten un rasgo mucho más importante: el ADN. Los chimpancés tan sólo se separan del
hombre actual por un cromosoma en la cadena de ADN, la cual compartimos con ellos.
 Los antecedentes:
Nuestra línea de ascendencia se remonta al Terciario, en donde los primates se diversificaron hasta
llegar, una de estas ramas, a los seres humanos actuales.
El registro fósil es más completo en África que en Eurasia, y más abundante en el Mioceno. De los
diferentes estudios de primates fósiles encontrados se desprende que nuestros ancestros eran
principalmente arborícolas, que descendían con frecuencia al suelo.
 Los criterios morfológicos de la evolución humana:
Entre los diversos criterios en los que se basan las teorías de la evolución humana, se destacan tres
básicos: el bipedismo, el pulgar oponible de los miembros anteriores y una capacidad craneana mayor.
El factor primordial del bipedismo se encuentra en algún momento del pasado, en el cual una especia se
atrevió a descender del árbol, adentrándose en la sabana llena de peligros y depredadores; en ese momento
el proceso de la evolución se aceleró. El bipedismo libera las extremidades anteriores, que se transforman
poco a poco en manos con el pulgar oponible, capaces de sostener con mayor éxito instrumentos con los
que defenderse en un medio hostil.
 El género australopitecos y el género homo:
A partir de diferentes restos descubiertos principalmente en la década del ’70 un descubridor elabora
tres ramificaciones: el Australopithecus Africanus, Australopithecus robustus (desgajada de la primera), y
una tercera línea que desembocaría en el género Homo, con el Homo Habilis como primer eslabón. Hay otra
vertiente para la cual la rama del hombre no tiene como ancestro al Australopiteco, ya que defiende que el
Homo Habilis se desgajo de otro homínido desconocido. Hoy en día la discusión continúa.
 El hombre moderno:
Teorías:
 Arca de Noé: Dicen que el origen del hombre moderno es único y proviene del Homo Sapiens
arcaico.
 Eva Africana: Basándose en la genética, derivaron al hombre actual a partir de una pequeña
población que se sitúa en Sudáfrica.
 Teoría del candelabro: Establece que el hombre moderno aparece separadamente en distintas
partes del globo, siendo su origen multirregional.
 El hombre en la prehistoria:
El período de la prehistoria comprende desde la aparición del hombre hasta la creación de la escritura
(unos 3000 años a.C.), que fue el tiempo en que se consolidó definitivamente por medio de un desarrollo
biológico, por el avance en las costumbres sociales y por el manejo de los medios que le permitieron el
sustento (animales y plantas)
Derivado de la escala biológica, el hombre es un mamífero vertebrado del orden de los primates y de la
especie de los plantígrados, que se caracterizan por tener cinco dedos en las manos y en los pies y
hemisferios cerebrales bastantes desarrollados.
El proceso de avance hacia otra forma más refinada se inicia en África, fruto de algunos cambios en el
clima que fueron paulatinamente extinguiendo la selva para convertirse en sabana, y de esta forma obligó a
los primates a mayores esfuerzos para conseguir el alimento. Muy probablemente tuvieron que estar buena
parte de su tiempo erguidos para alcanzar los frutos o semillas y hacer extensas marchas utilizando sus
extremidades superiores en sostener objetos, siendo que por este medio ingresaron en el período del
bipedismo. La combinación de todos estos aspectos (el nuevo marco que lo rodea en donde tiene que
adaptar su forma de vida para asegurar su subsistencia) favoreció el desarrollo de la inteligencia. Esta forma
primaria del hombre es la que conocemos como Australopithecus.
Los restos más antiguos de los antecesores del hombre se han encontrado en África. Se trata de los
Australopitecos, que vivían en ese continente ya hace seis millones de años. Posiblemente fueron cambios
climáticos los que provocaron transformaciones en esos primates africanos. Las lluvias fueron disminuyendo
y la selva fue dejando paso a la sabana; los primates tuvieron que adaptarse a esa nueva forma de
vegetación para poder vivir. Ello provocó cambios importantes en estos seres:
Cuando vivían en la selva caminaban a cuatro patas (cuadrupedismo), pero en la sabana, por la necesidad de
alimentarse fundamentalmente de hierbas, empezaron a andar solo con dos piernas (bipedismo). No se
atrevían a cazar, pues los animales de la sabana (elefantes, jirafas, leones) no se dejaban coger con los palos y
piedras de que disponían los australopitecos, que no sabían fabricar instrumentos.
La necesidad de alimentarse de hierbas provocó otros cambios, se hicieron muy grandes, pues necesitaban
tener estómagos enormes para acumular la mayor cantidad posible de alimentación poco nutritiva, como
hacen los gorilas de hoy, que se pasan ocho horas diarias comiendo. Aumentaba el estómago y disminuía el
tamaño de las mandíbulas y de los dientes.
Para poder buscar restos de animales para comer o para poder cazar pequeños animales, vieron la
necesidad de unirse en grupos. Todo ello desarrolló su inteligencia y poco a poco su cerebro fue aumentando
de tamaño (el Australopiteco tenía una capacidad craneana de 500-600 cm3) y con ello también su capacidad
de comunicación.
Este espécimen no es un “hombre” aun, sino que lo será a partir de que evolucione al “homo habilis”. Por esta razón
su nombre es Australopitecus y no Homo. Los primeros homínidos clasificables en el género Homo (humano)
fueron encontrados también en el este y en el sur de África. Se clasifican en la especie Homo habilis, que vivió en las
sabanas africanas (espacios abiertos y secos) desde hace unos 2.5 millones de años hasta hace poco más de 1
millón de años, en coexistencia, como hemos dicho, con los australopitecos.
Cuando el primer homínido comienza a fabricar instrumentos para poder cazar dejamos de llamarle Australopiteco
y le llamamos homo habilis. Estas palabras latinas se pueden traducir por hombre hábil, y su habilidad consistía en
saber trabajar la piedra, aunque de manera muy primitiva, pues se limitaba a golpear un canto redondo, un
guijarro, para crear superficies cortantes con las que aprovechar la carne y las pieles de los pequeños animales
que podía cazar. Esto sucedió hace 2,500.000 años aproximadamente. Su capacidad craneana había aumentado un
poco respecto al Australopiteco, tenía unos 650-750 cm3.
Del Homo habilis al Homo sapiens sapiens.
Finalmente, llegamos a la única especie de homínidos no extinguida: la nuestra. Pertenecemos a la especie de Homo
sapiens de una antigüedad de 40.000 años. No sólo convivió con el hombre de Neandertal, sino que llegó a sustituirlo.
Una vez que los homínidos comenzaron a inventar utensilios sus avances no pararon. La evolución en la forma de vida
que introducían sus nuevos descubrimientos, iba produciendo una evolución física que se ponía de manifiesto
principalmente en la capacidad del cráneo, lo que, a su vez, repercutió en la posibilidad de seguir avanzando en sus
descubrimientos. Los pasos en el proceso de hominización desde los primeros homínidos hasta el hombre actual son:

Del homo habilis se pasa al homo ergaster (hombre trabajador). Su capacidad craneal se sitúa entre 800 y 950
cm3. Introduce una nueva forma de tallar la piedra, núcleos o grandes lascas tallados por las dos caras
denominados bifaces, como las hachas de mano, los hendedores y los picos. Fue el primer homínido que
salió de África y tuvo que adaptarse a los ámbitos de Asia y Europa. Se conocen sus huellas fuera de África
hace 1.000.000 de años.
Del homo ergaster al homo erectus (hombre que camina de pie) y al homo antecessor
(hombre antecesor).
 Homo erectus con una capacidad craneana de 1.000 cm3. Pronuncia las primeras palabras, sabe conservar
el fuego y perfecciona los utensilios de caza. Empezó a existir hace 1.000.000 de años
 Homo antecessor con capacidad craneana superior a 1.000 cm3, se han encontrado sus restos en
Atapuerca (España) fechándolos hace 800.000 años.
 Del homo erectus se pasa al homo sapiens (hombre con capacidad de saber), con una capacidad craneana de
1.400-1.450 cm3. Su gran descubrimiento fue conocer la fabricación del fuego. Empezó a existir hace 150.000 años.
 Del homo sapiens se pasa al homo sapiens sapiens (hombre con capacidad de saber con capacidad de saber),
con cráneo de 1.600 cm3, que es el hombre actual. Empezó a existir hace 40.000 años.
Cabe destacar que durante este período, el Homo Sapiens coexistió con el Hombre de Neandertal1, especie que habitó
en Europa y que se extinguió debido a su falta de evolución en la inteligencia, cosa que sí tuvo el Homo Sapiens y por
eso continuó existiendo y desplazó al Neandertal.
 El paleolítico:
El paleolítico es una etapa de la prehistoria que se caracteriza por el uso de la piedra tallada. De los
restos encontrados se destacan algunas características esenciales, como ser una mayor capacidad cerebral y
manos más estilizadas.
Los paleontólogos establecieron tres formas de sociabilización: el sexo, la búsqueda de alimentos y la
defensa común.
En forma natural se fue formando la idea del incesto (prohibición del vínculo sexual entre parientes) y,
siguiendo la descendencia materna, nace el parentesco. Las costumbres alimenticias también fueron
cambiando y la dieta se complementa con carne.
El Homo Erectus fue el primero que llevó adelante este tipo de organización. Los avances que se
observan fueron: el dominio del fuego, el manejo del arco y de la flecha, y por último la organización de las
tereas (mujeres dedicadas a la recolección de frutos y hombres a la caza, lo que llevó a la organización bajo
determinado líder).
 El neolítico:
En esta etapa se desarrolla el Homo Sampiens Sapiens, cuyos restos tienen una data de 10000 años.
Una teoría indica que todo el vasto territorio del norte de África y de la península arábiga, que se
beneficiaba por los factores climáticos que generaban lluvias, fue cambiando en razón de que ese clima se
desplazó hacia el norte, por lo que se fueron generando grandes zonas desérticas, lo que obligó a los grupos
a concentrarse en las fuentes de agua más cercanas. En estos territorios confluyeron también los animales, a
los que primero el hombre mató para alimentarse y luego atrapó y domesticó para disponer de lo necesario
durante todo el año. También comenzó a cosechar.
Todos estos factores producen cambios importantes en la evolución del hombre y te traslucen en
sedentarización, en la marcada división sexual del trabajo y en la posibilidad de contar con mayor tiempo
para otras actividades.
2,Las comunidades primitivas. La evolución de la comunidad en estado.
Las primeras civilizaciones:
Algunos historiadores reconocen que Armenia es el lugar donde nacen los primeros pueblos, que luego
se distribuyeron tanto para oriente como para occidente. De ellos nacen las primeras civilizaciones que luego
fueron tomadas como modelo por el desarrollo logrado.
En las mismas se presentan dos tipos de razas perfectamente definidas: los arios, de las cuales derivan
los indios, bactrianos, medos, persas, germanos, griegos, romanos, esclavos y celtas; y los semitas, de los que
surgieron los babilonios, sirios, hebreos, fenicios, cartagineses, árabes, los primeros asirios y los originarios
egipcios. De estas dos grandes familias nacen los distintos pueblos que se extendieron hacia los cuatro sentidos
y en algunos casos se han mezclado con otros.
Los arios habrían llegado hasta el Himalaya, en donde una tribu se instaló en la zona occidental, en
donde había un amplio valle fértil surcado por el río Indo; luego algunos marcharon hacia occidente y otros
hacia el sur. Otra de las tribus se habría instalado en el este, ocupando los territorios de la Bactriana, la Media
Persia. Algunos siguieron su camino llegando a la península ibérica y a la itálica.
De los semitas se tienen menos referencias sobre las migraciones, pero se encuentran en Armenia,
Egipto y la península arábiga.
Las primeras civilizaciones históricas surgieron en torno a las cuencas de los grandes ríos del Próximo Oriente; esto
fundamentalmente debido a la evolución del hombre de nómade a sedentario –gracias, entre otras cosas, al
descubrimiento de la agricultura-.
Fue en Egipto, a lo largo del río Nilo, y en Mesopotamia, en las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates, donde se
desarrollaron las primeras civilizaciones consideradas históricas. Según fueron pasando los siglos otros pueblos o
imperios fueron surgiendo sustituyendo a algunos de los existentes, de manera que hay que prestar atención
también a los persas, los fenicios y los hebreos.
En esa zona del Creciente Fértil el hombre había descubierto la agricultura. Las posibilidades que para el
desarrollo de la agricultura proporcionaban el agua y la fertilidad de la tierra de los valles de estos ríos hizo posible el
aumento de la producción de alimentos. Con ello creció la población y aparecieron los excedentes agrícolas que
permitieron el intercambio de alimentos por otros productos, dando así lugar al nacimiento del comercio y al
desarrollo y especialización en otros trabajos que no fueran el de agricultor.
Hacia el 4.000 A.C. los pueblos que habitaban estas zonas habían transformado ya las pequeñas aldeas en ciudades,
cuya organización supuso el nacimiento de una organización administrativa que se encargara de establecer leyes y
normas para el buen funcionamiento de la ciudad.
La necesidad de registrar los intercambios comerciales y de dar a conocer las leyes hizo posible al nacimiento de la
escritura.
La civilización hindú:
 La evolución del pueblo:
Este pueblo, como pocos otros, ha dejado documentado en buena medida todo el progreso de su
civilización den los Vedas, que son los libros sagrados en donde se plasman los momentos más notables
del pueblo y del mundo físico durante todo el largo camino desde aquellas tierras de Armenia hasta su
definitivo asentamiento en la península índica y la isla de Ceilán.
 La estructura jurídica:
o Las fuentes:
En este pueblo, el derecho estuvo íntimamente ligado al desarrollo cultural y fiel reflejo
de ello es el contenido de las normas en los distintos tiempos.
La referencia más antigua la encontramos en la literatura védica que toma las
tradiciones y costumbres del pueblo.
La otra fuente es el Código de Manú. En sus normas se regula todo lo relativo a la ética,
lo religioso y lo jurídico en estrecha relación, pero ante la violación de uno u otro precepto se
advierten sanciones distintas, o religiosas o jurídicas.
A partir de este digesto, si bien se produjeron importantes reformas, se fue forjando una
extensa literatura jurídica y luego no menos abundante jurisprudencia, que dieron motivo a
recopilaciones.
o La regulación normativa:
El matrimonio era monogámico, aunque se permitía una especia de concubinato.
Solamente se reconocía entre las castas, y si uno se casaba con una persona de otra casta perdía
sus derechos.
La sucesión está vinculada al matrimonio y el hijo mayo sucede al padre.
El derecho procesal está dominado por una serie de fórmulas religiosas.
El derecho penal tiene particularidades muy destacadas: se basa en la transmigración de
las almas, en donde los criminales entran en el cuerpo de las plantas, lo más aberrantes pasan a
los gusanos, otros en el cuerpo de las aves, otros en los animales acuáticos y otros ene l cuerpo
de los anfibios.

Modelo patriarcal de familia, muy religioso. Se organizaban en castas que era el Rey Supremo el derecho las organizaba.
La sociedad hindú estaba dividida en cuatro castas:
a. Los Brahamanes.- Conformaban el grupo privilegiado que ostentaba el poder. Eran los sacerdotes depositarios del
conocimiento. Se dedicaban al estudio y a la meditacion; al culto y a la enseñanza de los Vedas. Se les consideraba
salidos de la boca del dios creador Brahma.
b. Los Chatrias.- Eran los nobles guerreros, salidos de los brazos del dios brahma segun la mitología hindú.
c. Los Vaisias.- Estaban conformados por los comerciantes, profesionales y agricultores. Se consideraban salidos de los
muslos del dios Brahma.
d. Los Sudras o siervos.- Descendientes de los drávidas. Se les creía salidos de los pies del dios Brahma. Eran de piel
oscura, cuya función principal se reducía a servir a las demás castas, descendientes de los conquistadores arios.
Los matrimonios debían ser solo entre miembros de cada casta. Los que violaban esta norma, eran declarados
parias, grupos de hombres que estaban fuera de la organización social, carentes de todo derecho.
Luchaban por la ocupación de tierras, por el sistema patriarcal y asentamiento definitivo. Las guerras o luchas no eran su
gran motivación, peleaban por causas justas y con verdaderos motivos. De lo contrario eran más bien pacíficos. Se
dedicaban a la ganadería y a la agricultura. Desarrollaron una intensa actividad comercial con los egipcios, persas y
griegos. Mandaban gran cantidad de mercaderías, en caravanas de elefantes, para ser vendidas o para realizar el
trueque. En la Industria, se dedicaron fundamentalmente a la fabricación de hilados, chales, tapices, cerámicas,
porcelanas, telas, objetos de marfil, vasos de metal, etc.
La civilización zenda:
Es también derivada de la rama aria y se divide en por lo menos tres grandes familias: bactrianos, medos y persas. Estos
grupos marcharon hacia el oeste y se asentaron en la Bactriana, la Sogdiana, la Media y Persia.
Si bien tienen la misma ascendencia que los anteriores, las circunstancias de enfrentarse con un medio más hostil, con
suelos pobres, duro inviernos y grandes tormentas, hicieron que se formen con otra cultura dominada por la
permanente lucha contra estas adversidades, en donde lo principal es el sacrificio del hombre para dominar el ambiente
y es así que cultivaron un firme espíritu indómito y guerrero.
La religión primitiva de estos pueblos era de carácter dualista y dominada por el Dios de la Luz, señor del bien; y en puja
con este último se encontraba el Dios de las Tinieblas.
La forma de organización del pueblo era bastante primaria. La rudeza del medio que fue moldeando al hombre justifica
su propia conformación espiritual y la de una familia y una organización estatal con autoridad absoluta. Hay cuatro
clases sociales: los sacerdotes, los guerreros, los agricultores y los artesanos; las dos primeras eran las más importantes.
El matrimonio era por la compra, en donde el padre recibe el bien y cede todos los derechos que tiene sobre la hija. El
matrimonio no era un fin en sí mismo, sino que era un medio para integrar la comunidad y educar a los hijos. La familia
se organizaba en base al padre, que tenía amplias facultades, pero la mujer gozaba de algunas libertades (era mucho
más abierto que el sistema hindú). La patria potestad era notablemente moderada y la sucesión era intestada.
No es posible hacer mayores avances ya que ha quedado muy poca documentación confiable, fruto de las constantes
luchas e invasiones.
Luchaban contra la adversidad de la naturaleza. Ellos eran los propulsores de las grandes guerras, tenían dentro de sí un
gran espíritu guerrero impulsado por las luchas pasadas. No eran para nada pacíficos y siempre les gustaba conquistar
tierras.
Se dedicaban al comercio y esto crece aun mas cuando se estable el Imperio Persa hubo una infraestructura eficiente
que facilitaba el intercambio de artículos desde los más lejanos extremos del Imperio. Las tarifas sobre el comercio eran
una de las principales fuentes de ingresos del Imperio, junto con la agricultura y los tributos. Se crea el Estado por la
necesidad del hombre de defenderse. La ciudad es una unidad política con independencia. Las luchas por el poder
fueron llegando y perdieron las tierras mientras que otros comenzaron a administrarlas.
Los cargos de la administración imperial estaban reservados a los miembros de las principales familias de la aristocracia,
aunque no era suficiente con la pertenencia a la nobleza: había que contar también con el favor del rey, que era quien
disponía los nombramientos y distribuía los cargos en los territorios conquistados.
La civilización china:
Los orígenes de la primera civilización china se remontan al 3000 a.C. Raza Aria. Radicados en la cuenca del rio Amarillo.
La familia era el centro de la actividad. El matrimonio era por compra venta hasta 3 concubinas se le permitía tener al
hombre.
Quienes trabajaban en los campos, los plebeyos, eran en teoría hombres libres, pero que estaban completamente
subordinados a su señor, o gobernador de la aldea o provincia. Por ello se habla de Sociedades Esclavistas, puesto que
las condiciones y derechos de estos plebeyos eran bastante parecidas a las de un esclavo. Si bien había artesanos de
hueso, madera y metales, siempre alguna porción de la familia (la mujer y las hijas, por lo general) trabajaban en la
Tierra, pues era necesario pagar tributo a los señores. Los plebeyos además no podían elegir entre si querían o no pelear
en las guerras de los señores. En un estrato social mas elevado encontramos a los gobernadores que estaban por debajo
de los señores pero que eran igualmente mantenidos por los plebeyos. Existía también una nobleza militar que estaba
conformada por la familia cercana de los gobernantes (primos,tios,etc). Estaba también la gente de la corte y palacio
que vivian y servían al palacio y los sacerdotes conformaban una casta aparte. La existencia de documentos escritos
hace cerca de 3500 años han permitido el desarrollo en China de una tradición historiográfica muy precisa, que ofrece
una narración continua desde las primeras dinastías hasta la edad contemporánea. La narración tradicional china de la
historia se basa en el llamado ciclo dinástico, mediante el cual los acontecimientos históricos se explican como el
resultado de sucesivas dinastías de reyes y emperadores que pasan por etapas alternas de auge y declive. Este modelo
del ciclo dinástico ha sido criticado por su simplismo, ya que el modelo adopta un patrón recurrente según el cual los
primeros emperadores son heroicos y virtuosos, mientras que los últimos son débiles y corruptos. Al principio del
periodo de las dinastías no tenían un poder militar fuerte, en la segunda mitad de este etapa es cuando se fortalecen
militarmente. La Economía de la época de las Dinastías se basó principalmente en la agricultura. Se cultivaba mijo, trigo,
cebada y arroz; se cuidaban gusanos de Seda, y se criaban perros, cerdos, ovejas y bueyes.
Se han encontrado recipientes de bronce, armas y otras herramientas, lo que indica en conocimiento de la metalurgia y
la existencia de artesanías. Esta cultura paso de tener reyes míticos a ser Imperio, República y Gobierno Popular. Todo el
período dinástico (empiece por la dinastía Xia o Shang) hasta la dinastía Quin año 221 aC, fue un período esclavista. Con
ello se refiere a emperadores y gobernadores tiránicos, que sólo buscaban su beneficio. Ello se puede observar
claramente en que la mayoría de éstos períodos se caracterizaron por “cambios de mando” en el que un líder mesiánico
derrocaba al tirano e instauraba su nuevo mandato, por lo general, prácticamente igual al anterior. Hacia finales de la
dinastía Zhou de este (o período de los Reinos Combatientes) este sistema había degenerado de tal modo que, como su
nombre lo dice, China se dividió en diversas zonas conformadas por una ciudad o palacio relevante, y una gran extensión
agrícola, que se peleaban entre sí.
La organización política era exactamente la misma que la dinastía Shang, fuera ya en el territorio completo o en los
distintos reinos en los que se dividió durante el período Zhou. Un Gobernante o Rey Absoluto, una serie de
gobernadores distribuidos en provincias.
Periodos:
o Dinastía Hsia (2200 a.C.).
o Dinastía Shan (del 1776 al 1227 a.C.).
o Dinastía Zhou (del 1127 al 256 a.C.).
o Era imperial (del 256 a.C. al 1911 d.C.).
o República de China (del 1911 al 1949).
o República Popular de China (a partir del 1949).

3. Mesopotamia.
Es la zona del próximo oriente, ubicada entre los ríos Tigres y Eufrates. Actualmente es Irak. Es un territorio muy fértil
a causa de la presencia de los ríos y que está rodeado de desiertos; fue ocupada hace más de 5000 años por los
sumerios, quienes construyeron las primeras ciudades, fortificadas para defenderse de otros pueblos que buscaban un
lugar que sea mejor para vivir. El país en medio de ríos (mesopotamia, como lo denominaron los griegos) estaba
conformado por tres grandes regiones: en el Norte montañoso Asiria, en el centro Akad y en el sur Sumer. A lo largo
de la etapa que consideramos historia antigua, en el territorio de Mesopotamia se establecieron distintas formaciones
políticas y administrativas.
Las ciudades sumerias fueron invadidas a mediados del III milenio a.c. por un rey de Akad
(Sargón I), que las unificó y convirtió en un imperio.
En el siglo XVIII a C. una de las ciudades del sur, Babilonia, se impuso sobre las otras llegando a formar un imperio que
lleva el nombre de su ciudad de origen, es decir el imperio babilónico.
En torno al siglo XIV.a.C. los asirios conquistaron el resto del territorio y formaron un nuevo imperio.
Los asirios fueron derrotados en el siglo VII a. C. por los babilonios, dando lugar al llamado imperio Neobabilónico
que fue destruido por los persas en el 559 a. C.

Sumer: la ciudad y los templos.


Hacia mediados del IV milenio a.C. el pueblo de Sumer se estableció en la zona pantanosa de la desembocadura de los
ríos Tigris y Eufrates. Al Sur de la Mesopotamia –también llamada baja Mesopotamia-.
Desecando los pantanos, canalizando el agua y construyendo diques puso en cultivo las tierras. Fue el primero en crear
una sociedad organizada, en forma de ciudades estado, entre las que destacaron Ur, Eridu, Uruk, Lagash, Unma. Una
ciudad estado era una ciudad independiente, gobernadas por un Patesi o Lugal
Las primeras ciudades crecieron en la Mesopotamia durante la última parte del 4000 a.C. Cada ciudad estaba bajo la
protección de un dios específico, ubicado en un templo magníficamente construido para él. El templo era el dueño de
gran parte de las tierras y ganados de la ciudad, por lo que sus séquitos cumplían también una función financiera.
Los responsables de este desarrollo en el sur de la Mesopotamia fueron los sumerios, a quienes también se debe
reconocer como los creadores de la primera literatura del mundo. Los primeros escritos surgieron de la creciente
complejidad de las cuentas de los templos.
Todas las ciudades sumerias se ubicaban junto a un río importante o estaban unidas a él por un canal. Estas vías de agua
conectaban la Mesopotamia con el Golfo Pérsico; lo que hacía que el comercio sea fundamental.
Durante el período protodinástico (primera mitad del tercer milenio a.C.) La organización política se basaba en
ciudades–estados que luchaban entre sí por la hegemonía (el éxito fue efímero para cada uno de los distintos estado.
La estabilidad de estas primeras ciudades–estado también estaba amenazada por diversos pueblo que existían en la
periferia de los centros urbanos. La historia de esta región se caracteriza por las sucesivas incursiones de estos pueblos,
que a pesar de todo sirvieron para estimular el desarrollo político, tecnológico y social. El más evidente de estos
desarrollos fue el cambio desde la limitada base de poder de la ciudad–estado hacia el amplio sistema político del
imperio.
Sargón, usurpador de origen acadio (cuenta la leyenda que fue abandonado al nacer, sacado de un río, recogido por un
granjero y que la diosa Isthar se enamoró de él), redujo el poder de las distintas ciudades–estado y avanzó hacia un
sistema de gobierno centralizado. Este fue el primer imperio de la historia. Sus principales reformas fueron:
o La creación de un gobierno central.
o La utilización de órdenes escritas.
o La creación de un ejército profesional de 5400 soldados.
o Convertir el acadio en lengua oficial.
El imperio se deshizo en 2220 a.C. por la usurpación de los Gutis. En 2100 a.C. se formó un ejército que derrotó y
expulsó a los Gutis de las tierras sumerias y poco después el rey de Ur (Ur–Nammu) consiguió la hegemonía de toda la
región con el denominado Renacimiento Sumerio. Uno de los grandes logros de Ur–Nammu fue la creación de un código
de leyes (Código de Ur–Nammu) basado en la reparación económica de los daños con el objeto de establecer
determinados criterios que rijan para toda la región. Las ciudades perdieron autonomía y se sometieron al control
directo del Rey.
Estructura social
Desgraciadamente se desconoce el grado de organización social y urbana que los sumerios alcanzaron en los
primeros momentos del Dinástico Arcaico; aunque en algunas tablillas ya se observa el concepto de en, que
designaría en sus primeros momentos, tanto al señor como al sacerdote.
El término en equivaldría al título de un personaje importante, que viviendo en posición privilegiada, dirigiría los
destinos de su comunidad urbana o si se quiere, de su unidad de riego, dentro del contexto general hidráulico de
Súmer.
La mitología sumeria indica que en los orígenes de los tiempos el supremo consejo de los dioses había parcelado la
tierra en diferentes Estados que se asignaron a otros tantos dioses, quienes a su vez los delegaron en unos cuantos
mortales, para que fuesen ellos sus representantes administrativos, situación que como muy bien veremos ahora,
colocaba a estos mortales en una clara posición cercana a la divinidad.
El nacimiento de las ciudades-Estado cuya característica común era la presencia del templo en el que habitaba la
divinidad propietaria de las tierras, permitiría la prosperidad material del templo y sus súbditos.
La Baja Mesopotamia a comienzos del tercer milenio, estaba ya estructurada en diferentes ciudades-Estado de carácter
teocrático, que habían evolucionado de formas de organización tribal a formas ya urbanas y que presentaban una
serie de características comunes: territorio con fronteras delimitadas, organización social, mantenimiento de la paz
interna, ideologías y relaciones exteriores con las demás ciudades-Estado, etc.
El jefe de la ciudad
El en fue el jefe de la comunidad urbana, en cuanto a representante de la divinidad. Muy posiblemente este personaje
sería el responsable de la organización religiosa del primitivo sistema tribal anterior al nacimiento de la ciudad,
teniendo a su cargo funciones específicas como la construcción y reparación de los templos, organización de
ceremonias de culto, planificación del sistema hidráulico, explotación de las tierras, administración de los bienes, así
como de la defensa del recinto sagrado de la ciudad.
El término lugal, traducido mas tarde como rey, apareció conjuntamente con el de en. Probablemente el lugal, habría
poseído la más alta responsabilidad civil, concedida de modo temporal para hacer frente a situaciones
excepcionales, pasadas las cuales, quedaría desposeído de dicha prerrogativa. Sin embargo la propia marcha
de los acontecimientos acabaría por convertir en permanente el lugalato.
También se conoció una tercera nomenclatura , la de ensi, o administrador del cultivo, de menor importancia
que las dos anteriores; dicho título, traducido generalmente como príncipe, se aplicó primero a pequeños soberanos
independientes, para pasar a equivaler a gobernador en la época neosumeria.
No faltan casos en que una persona acaparase dos o tres títulos al mismo tiempo. El poder del jefe de la ciudad, fuese
en, lugal o ensi, se transmitió usualmente, a partir del Dinástico Arcaico III, por vía hereditaria o parentesco político.
Templo y palacio
Las funciones religiosas civiles y militares de los enclaves sumerios se controlaron desde dos organismos distintos, el
templo y el palacio, funciones asumidas en un principio por un único personaje, para pasar hacia el 2500 a.c. cobrar
mayor importancia el lugal y con ello la institución monárquica.
El cargo de en, y sobre todo, su significado religioso se refugiaría en la ciudad de Nippur, santa sede de Enlil y única
divinidad capaz de dotar la investidura real a los hombres.
Que el cargo de en, precediese al de lugal, se daba sobretodo por razones históricas, pues ya desde el Neolítico fue el
responsable religioso, designado por la divinidad, quien seria el responsable de los asuntos religiosos y económicos del
poblado, bajo el pretexto de tutela sagrada, de la producción y excedentes de la comunidad, así como buena parte de
sus tierras.
Los excedentes almacenados, que hubieron de exceder frecuentemente a las necesidades de sus habitantes, se
habrían almacenado para hacer frente a los intercambios comerciales, estos excedentes eran almacenados dentro de
los recintos sagrados, siendo el jefe religioso el único responsable de la administración aquella riqueza. Estos
beneficios originados por los excedentes, se utilizarían en un primer momento para el mantenimiento del templo y
mas adelante, se podrían utilizar bien en beneficio de la comunidad o bien en provecho del propio templo. El beneficio
de esta actividad provocaría una rápida prosperidad de los mismos y por consiguiente, el del propio enclave social
(economía templar), de este modo el templo, acabaría siendo el principal factor económico de la comunidad.

El palacio, el otro polo de la organización administrativa sumeria, hubo de estructurarse poco después del templo, para
hacer frente a las múltiples de relación social que se iban generando. Así aparecería la institución del lugal, cargo que
se depositaría tal vez en un rico propietario. En un primer momento el lugal sería elegido para hacer frente a
situaciones excepcionales (conflictos armados, calamidades sociales) y durante un tiempo limitado. Sin embargo
en cuanto los templos evolucionaron a ciudades-Estado y sus necesidades se hicieron m a s complejas, se
hizo necesario el concurso del lugal de una forma continuada. Así la realeza perdería su carácter temporal para dar
paso a la monarquía.
Con el tiempo se relacionaría al lugal con la divinidad, por lo que pasaría este a ser nombrado por gracia o elección
divina, quedando muy bien reflejado en la Lista Real cuando se señala, “la realeza había descendido de los cielos”.
Aunque esta elección fue transmutando con el tiempo, llegándose a formar la figura del príncipe heredero y
adquiriendo la elección carácter permanente. De todos modos la realeza podía ser erradicada de una persona y dada a
otra por elección divina (justificación ante las derrotas militares o golpes de Estado).
El lugal (rey) muy pronto sería equiparado al en (con Messalim de Kish se produce la escisión entre estos dos poderes),
por lo que pasaría a desarrollar sus múltiples funciones, tales como, construir o reparar templos, dirigir las actividades
económicas civiles, etc. Pasando este a tener un gran séquito y guardia personal, que sería realmente, un ejército
permanente. Mas tarde en lugal quedaría con autoridad sobre el ensi, llegando a poseer plena autonomía y siendo
únicamente responsable hacia quien lo había elegido, los dioses.
Organización administrativa
Hacia el 2330 a.c. y en época de Lugalzagesi, el título de lugal sobrepasó en todos los aspectos al de ensi. Sería con los
acadios cuando Mesopotamia conoció por primera vez en su Historia, la autoridad de un único rey, que concentró en su
persona la totalidad de los poderes.
Durante la etapa neosumeria y volviendo al antiguo concepto de la ciudad-templo, los reyes de Ur serán los únicos
lugal legítimos. La cancillería se puso en manos de un gran visir o primer ministro, el más alto funcionario del Estado.
En cada provincia se hallaba un ensi o gobernador con funciones civiles o militares y un shagin o comandante
militar, cargos que podían ser intercambiables según la situación.
La administración neosumeria tuvo también otros funcionarios de segundo rango, como inspectores, alcaldes,
contables, gendarmes, etc.
Hacia el final de la IIIª Dinastía de Ur y ya con todas las estructuras político-administrativas dislocadas, cada ensi local
buscó su independencia, volviendo así a la antigua poliarquía de ciudades-Estado, en constante lucha entre ellas.
La sociedad.
En los primeros momentos, el sustrato social se encuentra estructurado en torno a familias patriarcales bajo el
control de los en, lugal y ensi respectivos, para pasar a un estrato funcionarial en tiempos acadios o bajo el
divino soberanos en la etapa neosumeria.
La sociedad sumeria se divide en 3 grandes grupos o capas sociales:
Los hombres libres, formados por los dirigentes, sacerdotes o funcionarios, así como una gran masa de
trabajadores sin mas beneficio que el poder de su trabajo y siendo siempre estos dependientes de un
superior.
Los semilibres que se veía formada por aquellas personas que se veían obligadas a acudir a la llamada del lugal sin
poder negarse a la misma. Esto incluye a aquellas personas a las cuales se les encomendaba una función y que pasaban
a recobrar la libertad una vez se hubiese acabado esta.
Los esclavos que eran considerados como objetos y realizaban las mismas funciones que los hombres libres; llevaban
unas señales que delataban su condición. Los esclavos se dividían en dos subclases. Los esclavos podían recuperar su
libertad si eran adoptados como hijos por su dueño, los cuales la recibirían una vez muerto este o si la compraban. La
clase social esclava no fue ni importante en Súmer ni nunca creó problemas a los libres.
La practica jurídica sumaria.
A través de los textos cuneiformes sumerios podemos observar el uso de cierta práctica jurídica datada a principios del
tercer milenio, esta práctica jurídica se basa en el principio de acción- reacción y es impartida por el en, lugal o ensi a
quien les corresponde legislar, siendo el ensi quien imparte la justicia en los primeros tiempos y en cuanto el lugal
desbancó al ensi, la justicia quedó en manos del poder civil, aunque para los asuntos religiosos el templo seguía
conservando potestad
Los primeros textos de carácter jurídico son los llamados Documentos Económicos de Shuruppak, de comienzos
del tercer milenio, que dejan presuponer complejas relaciones y actos legales.
Es Ur-Nammu a quien se le atribuye una gran reforma catastral y es a su hijo Shulgi quien las recoge en un Código y que
es conocido como el Código de Ur-Nammu. De este nos han llegado 29 leyes legibles que aluden a los asesinatos,
robos y violaciones, que serían castigados con la pena de muerte; también se legisla sobre divorcios, sobre prácticas
de brujería; se establecen compensaciones económicas a quienes causen determinadas lesiones corporales, se
apropiasen ilegítimamente de campos, los inundasen de agua o los volvieran improductivos.
Se cree también de la existencia de un Código Sumerio unitario que pudo haber estado vigente en las diversas
ciudades-Estado.
Se cree que llegado el caso y debido al gran incremento de las necesidades jurídicas por parte de los habitantes de
las ciudades-Estado, los gobernantes delegaron en jueces muchas de las prácticas jurídicas, fijándose el número de
estos de 2 a 7 por ciudad. No se conoció la figura del abogado, por lo que cada cual debía defender personalmente sus
intereses.
La ley era de origen divino, igualmente que la realeza que había descendido desde el cielo otorgándole el poder divino
al Rey-Sacerdote. Cuando la sociedad se fue estructurando, la costumbre oral se transformó en derecho escrito. La ley
es el pensamiento jurídico expresado por los órganos adecuados. Lentamente, los reyes, como representantes ante los
hombres de la ley divina, dictan sus propias Reformas para "para hacer cumplir las leyes establecidas por los dioses", o
sea respetando la autoridad divina de la ley y bajo la autoridad de UTU, dios de la Justicia en Sumer, o SHAMASH en
Babilonia. Éstos reyes pastores tuvieron siempre la intención de instaurar la libertad en sus países y proteger a los
débiles frente a los poderosos.
Las características de la ley sumeria eran:
Era sinónimo de Justicia y de Equidad.
Era permanente e inmutable (las Reformas eran para terminar con las violaciones a las antiguas normas).
La violación de la ley traía como consecuencias sanciones humanas y divinas. Las leyes no incluían definiciones
abstractas. Se referían a casos concretos.
La ley se expresaba a través del sistema de causa y efecto: Primero había una formulación clara
y concisa de la conducta delictiva y la consecuencia precisa, al fijarla por escrito, aclaraba el
concepto de lo lícito y lo ilícito.
Dado que era una cultura con una vida social y económica muy evolucionada, su práctica jurídica abarcaba el derecho
privado, público, procesal y penal.
En cuanto a la administración de justicia, el juez supremo era el dios UTU. Su representante en la tierra era el ensi o
el rey, al que se podía recurrir en cualquier momento del juicio
En un principio, la organización judicial residía en el templo y administraban la ley los sacerdotes guiados por el ensi.
Las tablillas de arcilla nos informan que los fallos escritos en ellas estaban garantizados por las firmas de los testigos,
incluidas en ellas, la justicia era intransigente y la pena debía cumplirse. Pero el ensi periódicamente revisaba los fallos
de sus empleados y, si éstos habían causado un perjuicio contra un ciudadano, el estado lo indemnizaba.

RESUMEN:
La unidad básica es la comunidad aldeana con familia tipo nuclear o tipo extenso. El suelo es propiedad del dios titular
(importancia del papel económico de los templos). El templo es el administrador del Estado según la voluntad divina. A
inicios del III milenio la explosión demográfica y el cambio climático (desecación) producen una afluencia hacia las
ciudades. Cada ciudad tenía un templo principal y otros secundarios. El jefe religioso asume el poder político (reyes-
sacerdote).
El soberano podía adoptar los siguientes títulos:
ORGANIZACIÓN
Significa POLÍTICA
“señor” y era el nombre que se aplicaba a los representantes
de los
En dioses en la tierra. También se atribuía a los sumos sacerdotes. La esposa
del soberano suele llevar el título de Nin, “señora o soberana”. Con el
tiempo sería desplazado por el lugal, dado que este último había
cobrado mayor importancia por desarrollar las actividades más
Traducido mas tarde como rey, apareció conjuntamente con el de en.
importantes y por abandonarse el sistema teocrático de gobierno. Vivía
Estaba en
en los templos.
Lugal la segunda escala social y probablemente habría poseído la más alta
responsabilidad civil, concedida de modo temporal para hacer frente a
situaciones excepcionales, pasadas las cuales, quedaría desposeído de
dicha prerrogativa. Sin embargo la propia marcha de los acontecimientos
Administrador del cultivo, de menor importancia que las dos anteriores;
acabaría por convertir en permanente el lugalato. Vivía en los palacios.
Ensi dicho
título, traducido generalmente como príncipe, se aplicó primero a
pequeños
El poder real es hereditario y generalmente ser ejercía de manera
soberanos independientes, despótica.
para pasar Existe algún
a equivaler caso de mujer
a gobernador en la soberano,
Ku-Babba (III Din. Ur). El En, rey-sacerdote, siempre
época neosumeria. vivió en el templo o en su proximidad. El lugal o ensi parece haber
morado en un palacio
Babilonia. Formas de la organización estatal. La legislación hammurabiana.
Babilonia fue la cuna de una de las primeras grandes civilizaciones de la historia. Se desarrolló en la región bañada
por los ríos Tigris y Éufrates que forma parte del denominado Creciente Fértil.
La civilización babilónica, que duró desde el siglo XVIII hasta el VI a.C., era, como la sumeria que la precedió, de
carácter urbano, aunque se basaba en la agricultura más que en la industria. El país estaba compuesto por unas doce
ciudades, rodeadas de pueblos y aldeas. A la cabeza de la estructura política estaba el patesi (o vicario de Dios), que
más tarde se transformó en rey - monarca absoluto que ejercía el poder legislativo, judicial y ejecutivo-. Por debajo de
él había un grupo de gobernadores y administradores selectos. Los alcaldes y los consejos de ancianos de la ciudad se
ocupaban de la administración local.
Pequeños propietarios y arrendatarios eran hombres libres que con sus impuestos debían mantener la administración
y el templo.
Por último, en la escala social estaban los esclavos, a cuya condición habían pasado por deudas o por ser prisioneros
de guerra.
Los babilonios modificaron y transformaron su herencia sumeria para adecuarla a su propia cultura y carácter. El
modo de vida resultante demostró ser tan eficaz que sufrió relativamente pocos cambios durante aproximadamente
1.200 años. Influyó en sus países vecinos, especialmente en el reino de Asiria, que adoptó la cultura babilónica
prácticamente por completo.
Las normas por las que se regía la sociedad se grababan en piedras (estelas) que se colocaban a la entrada de la
ciudad. Alguna de ellas ha llegado a la actualidad, y probablemente la más completa sea la conocida como Código de
Hammurabi (170 a.C.), estela que representa al dios Shamash entregando las leyes al rey Hammurabi
EL CÓDIGO DE HAMMURABI
Es el código más antiguo y posiblemente uno de los primeros códigos de la historia que nos haya llegado completo. El
arqueólogo Mecqenem, durante su campaña en Susa, descubrió a este código grabado sobre un bloque de diorita
negra de 2.5m que había sido llevada como botín de guerra por los elamitas. Originalmente fue emplazado en la plaza
principal de Sippar, ciudad de UTU, dios de la justicia y la equidad. Actualmente esta en el Louvre, restaurada y
completa.
En la parte superior, el bajo relieve representa a la derecha al dios Shamas (Utu en Sumer) dios- sol de la Justicia, con
todos los atributos de los dioses súmeros, incluyendo el aro y la regla que simbolizan la jsuta medida; a la izquierda al
rey Hammurabi, de pié y de la misma dimensión que el dios, recibe el código que le entrega el dios Shamash. El rey, con
su barba y perfil babilónico, lleva la túnica neosumeria, para lograr al apoyo de ambos pueblos. La simbología tiene
como finalidad atestiguar el origen divino del código y el derecho divino de Hammurabi al trono.
Fechado c.1753 a.C., escrito en acadio, su prólogo y el epílogo están redactados en un lenguaje más culto y con la
finalidad de glorificar al dios babilonio Marduk y, a través de él, a su rey. El panteón súmero pasa a un plano
secundario.
El rey Hummurabi ordenó que se pusieran copias de este Código en las plazas de cada ciudad para que todo el pueblo
conociera la ley y sus castigos, para lo cual el cuerpo de la ley se expresa en lenguaje claro, del pueblo. Comienza
con la partícula si (o proposición condicional), describe la conducta delictiva y luego indica el castigo correspondiente.
Dicho código unifica los diferentes códigos existentes en las ciudades del imperio babilónico. Pretende establecer leyes
aplicables en todos los casos, e impedir así que cada uno tomara justicia por su mano.
El Código de Hammurabi no distingue entre derecho civil y derecho penal. La mayoría de las penas que aparecen son
pecuniarias, aunque también existen penas de mutilación (“sin un hijo golpea a su padre, se le cortará la mano”) e
incluso penas de muerte (“si un hombre ha ejercido el bandidaje y se le encuentra, será condenado a muerte”).
El Código regula principalmente:
o La jerarquización de la sociedad (hombres libres, siervos y esclavos).
o Los precios.
o Los salarios.
o La responsabilidad profesional.
o El funcionamiento judicial (los fallos se deben plasmar por escrito y se puede apelar
al Rey).
o Penas.
o Derechos de la mujer.
o Matrimonio.
o Otras.
Prologo.
En primera persona, relata como los dioses eligen a Hammurabi para que ilumine al país para asegurar el bienestar
de las gentes. Proclama a Marduk como dios supremo, alejando al panteón súmero. Autopanegírico del rey
Hammurabi: descripción de sus cualidades y enumeración de las ciudades conquistadas.
Cuerpo de las leyes
Consta de 284 artículos.
Delito de brujería.
Delitos contra el Estado.
Falso testimonio, muy grave porque altera la sentencia, pasa a otras legislaciones como
la griega.
Delitos contra, la familia y la propiedad.
Derecho penal: Delitos contra las personas: lesiones o muerte (Ley del
Talión).
Derecho laboral. Daños derivados de la agricultura.
Esclavitud.
Penas:
Muerte: unos 40 delitos.
Castigos corporales públicos y muy cruentos.
Compensación pecuniaria: La pena más frecuente; iba desde el doble hasta el tréntuplo del daño
causado.
Gemonía: Expulsión de un individuo de la comunidad. Perdía sus bienes y su honra.
Innovaciones de este Código con respecto al derecho sumerio:
Es en gran parte una recopilación de leyes y costumbres anteriores. Debido a los cambios socio-económicos
y, sobretodo, por el cambio político del Rey frente a la religión al separarla del Estado, Hammurabi obtiene
la suma de todos los poderes públicos: legislativo, ejecutivo y judicial, o sea que prevalece el poder temporal
sobre el religioso. Es un estado Laico
La intimidación y el temor son los métodos de disuasión para eliminar el delito y conservar la
convivencia social.
Hay un indudable aumento del rigor con respecto a la ley sumeria. El individuo y la vida humana carecen de
valor frente a la necesidad de orden del Estado.
Incluye la pena de muerte y describe las penas corporales y mutilaciones.
Incluye la esclavitud por deudas, en lugar de la servidumbre del derecho súmero.
Protege la propiedad privada. El clero carece de propiedades.
Aplica la Ley del Talión, de origen amorreo y traída por los babilonios que tenían el mismo origen, pero
mitiga la venganza ya que es sólo el Estado quien aplica el castigo al culpable (y no el particular
damnificado, por mano propia) y no se incluye a todo el clan.
A su vez, reglamenta tres clases sociales:
1. Hombres libres: miembros de la nobleza y funcionarios. La Ley del Talión se aplica solamente a
estos ciudadanos por considerarse que tienen mayor responsabilidad.
2. Hombres semi-libres.
3. Esclavos: podían llegar a comprar su libertad con su salario, si su dueño se lo permitía. Eran
considerados como cosas, o sea que eran objeto de comercio.
¿Cómo se desarrollaba un Proceso?
Cada litigante se defendía a sí mismo. No se conocía la profesión de abogado. En la primera instancia había acusación y
defensa, pruebas, testimonios y sentencia dictada por el tribunal civil. Había una segunda instancia: Apelación ante un
Tribunal Superior de los "Jueces del Rey", o sea jueces civiles. La última instancia era el propio Rey.
Por primera vez un texto menciona al concepto de Culpa, según el cual si un delito es causado sin intención de dañar,
o sea por accidente, no se aplica la pena
La falta de pago de una deuda:
En Sumer: Las leyes hablan de la obligación del deudor de pagar con trabajo, propio o de un miembro de su familia,
hasta saldar la deuda, por un plazo máximo de dos años. O sea que se aplica la figura jurídica de la servidumbre.
En Babilonia, el Código de Hammurabi establece la pena de esclavitud, que era de por vida.
La ordalía:
Sumer : Ya hacia el 3000 a.C. se practicaban una serie de procedimientos oraculares o "mágicos" para intentar conocer
las decisiones de los dioses.
Cuando en un juicio no había pruebas suficientes para demostrar la culpabilidad o inocencia del acusado, se recurría al
juramento ante el dios ID, o dios río, para llegar a la condena o a la absolución del acusado. A través de la figura
jurídica de la ordalía, el acusado jura ante el dios ID, que dice la verdad. Existía gran temor por el perjurio, ya que
podía provocar un castigo divino. El Dingir ID es, en definitiva, quien decidirá sobre la culpabilidad o inocencia. El
ritual, de carácter litúrgico, consistía en el juramento, ante el dios, del acusado/a quien era arrojado al río, según
algunos textos atado. Si sobrevivía era declarado inocente.
Esta figura jurídica ya existió en Sumer, pero se aplicó para casos de brujería, adulterio y, tardíamente por del delito de
conspiración contra el Estado.
DIFERENCIAS CON LA ORGANIZACIÓN SUMERIA:
Hay que destacar la influencia de las leyes mesopotámicas sobre las civilizaciones vecinas contemporáneas y
posteriores. Las leyes de Mesopotamia fueron el antecedente en una extensa zona geográfica (Leyes asirias,
hititas) y en el tiempo, ya que sus rastros llegan claramente hasta, entre otras, a la legislación romana. (Ley de las Doce
Tablas, c.450 a.C., vigentes durante casi 1.000 años)
2. Toda la legislación súmera está fundada en el respeto por las leyes del Orden Cósmico (ME) y por las decisiones de
la Asamblea de los Dioses. El rey debe procurar que su ciudad-estado sea una réplica del Mundo Celestial para el
bienestar y la protección de su pueblo. La Religión y el clero son parte integrante de la función de gobierno. No hay
una separación neta entre Estado y Religión. La legislación babilónica no tiene una finalidad religiosa o ética sino
práctica. Se debe mantener el orden público entre los diferentes pueblos que forman el Imperio y proteger sus
bienes. Prima la autoridad del rey por el derecho divino.
3. En Súmer había una Teocracia pero con su autoridad limitada por la Asamblea de los Notables, mientras
que en Babilonia, Hammurabi tenía el poder absoluto que requería para gobernar y ordenar a los diversos pueblos
conquistados por su imperio.
4. La pena de Prisión por Deudas es un ejemplo de la gran dificultad que plantean las distintas interpretaciones de las
fuentes. En general, los autores consideran que los textos sumerios no mencionan a la pena de prisión por deudas.
Otros afirman que existía en Mari, pero son textos tardíos. Como en Sumer existía la figura de la servidumbre que
obligaba al deudor y a su familia a trabajar en la casa del deudor hasta pagar la deuda, por un tiempo máximo de dos
años. En cambio, en Babilonia, se incluía a la esclavitud.

5. Para la ley sumeria, era indispensable la presencia de los sacerdotes durante los rituales de la ejecución de la pena,
mientras que en Babilonia su presencia era sólo formal, dada la separación entre la Religión y el Estado.
6. En general, la tradición judicial sumeria es notablemente diferente de la babilónica. En Súmer los delitos son
castigados con una compensación económica. No se aplican penas corporales o mutilaciones, a excepción de la
ordalía. En época tardía y, durante el período de transición de Isín, Larsa y Eshnuna, aparece la influencia amorrea que
incluye penas muy severas.
7. La Ley del Talión: esta antigua ley, probablemente de origen amorreo, que propiciaba la justicia por mano propia,
fue controlada por la legislación de Hammurabi al establecer que sea el Estado quién juzgue y aplique la pena y no
los particulares damnificados. La legislación de Hammurabi ordenó todas las leyes existentes y limitó la venganza
entre las tribus. Por primera vez hubo un auténtico poder central en Mesopotamia, ya que su imperio aglutinó a
diversos pueblos.
8. Impuso una misma ley para todos sus súbditos. Pero, al dividirlos en tres clases: hombres libres, sujetos a
servidumbre y esclavos, la aplicación de la ley fue más severa con los primeros ya que eran los únicos sancionados
con la Ley del Talión. En el texto hay una expresa referencia a su preocupación por ser un rey justo.
9. El Código de Hammurabi no es un código legal según el concepto actual. Él los describió como "veredictos del
orden justo" y tenían como finalidad dar asesoramiento legal a quienes lo precisaran. Para eso emplazó copias
con su texto en la plaza principal de sus ciudades
10. Las civilizaciones vecinas copiaron al Código de Hammurabi, pero sin mencionarlo como fuente.
11. Algunas instituciones de la ley sumeria y babilónica se difundieron y perduraron a través del tiempo.
14. El juramento sigue siendo un elemento indispensable en todo juicio en el que declaren testigos.
Posteriormente, el código de Manú de la India incluye a la ordalía pero agravada con cuatro casos muy severos.
En la actualidad, gran parte de la población mundial se rige por la ley establecida por la religión Islámica en el Corán.
Esta fe, difundida en distintas regiones, ha dado lugar a doctrinas de derecho islámico cuya complejidad queda
reservada a sus eruditos juristas, quienes pueden informarnos si alguna institución de la ley babilónica perdura en su
derecho.
A diferencia de los sumerios, hoy los afganos no forman un solo pueblo, ni tienen una sola lengua, ni una sola cultura;
pero si tienen algo excepcional que es su profunda fe en su religión islámica. Afganistán, situado en Asia Sur-Central,
está rodeado por Pakistán, China, Tajikistán, Uzbekistán, Turkmenistán e Irán. Habitado desde el paleolítico medio,
atravesado por las montañas del Hindu Kush que incluyen los estratégicos pasos Shebar y Khyber (hacia India), con
zonas fértiles al Norte y menos fértiles al Sur, que exportó lapislázuli (de las minas de Badakhshan) a Egipto y a
Mesopotamia en su Edad de Bronce. Hubo un gran intercambio comercial y cultural con griegos, aqueménidas,
kushitas y sasánidas, que precedieron a la temprana conquista islámica que se consolidó a través de su fe. Su población
sobrevivió a destructivas invasiones como la de Genghis Khan. El 99% de su población actual sigue siendo islámica.
Pero coexisten en este territorio pueblos que se comunican a través de diversas lenguas como Pashtún, Tajik,
Uzbeka, Brahuis y muchas otras; su historia siempre incluyó la palabra "conflicto". El conflicto que están enfrentando
ahora es entre el poder político, que los fracciona, y la fe, que fuertemente los une.
Más de 1.200 años pasaron desde el glorioso reinado de Hammurabi hasta la subyugación de Babilonia por los
persas. Durante este largo lapso de tiempo, la estructura social, la organización económica, el arte y la arquitectura, la
ciencia y la literatura, el sistema judicial y las creencias religiosas babilónicas sufrieron una considerable modificación,
aunque en general únicamente en los detalles, no en la esencia. Basados prácticamente por completo en la cultura
de Sumer, los logros culturales de Babilonia dejaron una profunda impresión en el mundo antiguo, y
particularmente entre los hebreos y los griegos. La influencia babilónica es evidente en las obras de poetas griegos
tales como Homero y Hesíodo, en la geometría del matemático griego Euclides, en astronomía, en astrología, en
heráldica y en la Biblia
Los hebreos. La organización social y la transición hacia el sedentarismo. Las fuentes del derecho: el talmud y la
Biblia.
Los hebreos fueron un pueblo conformado por un grupo de tribus de raza semítica que, según la tradición, emigró
desde Mesopotamia a Palestina (las tierras de Canaán) durante el II milenio a.C. No obstante, algunos estudiosos
llevan su origen al desierto de la península del Sinaí. Los hebreos se trasladaron a Egipto, donde fueron
esclavizados. Cuando, hacia el 1250 a.C., obtuvieron su libertad gracias a Moisés, viajaron a través del desierto y bajo
su líder Josué, conquistaron y se asentaron en Palestina (Canaán).
En la Biblia, el término ‘hebreo’ es aplicado a Abraham (Gén. 14,13). Etimológicamente, el nombre hebreo parece
significar ‘aquéllos que van de un sitio a otro’ o ‘nómadas’, designación aplicada a ellos por los amorreos.
La historia de los hebreos narrada en la Biblia, los describe como un pueblo originario del sur de Mesopotamia,
organizado en tribus dirigidas por un patriarca, el primero de ellos fue Abraham.
Seminómadas, durante un tiempo estuvieron asentados en Egipto, desde donde salieron, dirigidos por Moisés, para
asentarse en Palestina y convertirse en sedentarios (s.XI a.C.). En esta tierra, a las orillas del río Jordán, establecieron el
Reino de Israel. En cuanto a la organización política continuaron divididos en doce tribus, sin confirmar un solo estado.
Su vínculo primordial era el religioso. Cuando eran atacados por enemigos (momentos difíciles) las tribus aceptaban
eventualmente a un único jefe, llamado juez, que era, generalmente, un caudillo. Este unía a varias tribus bajo su
autoridad. Entre ellos se destacaron Gedeon, Sanson y Samuel.
Más tarde adoptaron la monarquía, época que constituye el momento de mayor esplendor del pueblo hebreo. El
primer rey fue Salomón, quien derrotó a los filisteos. Más tarde, el rey David conquistó Jerusalén (siglo IX a.C.) y su hijo
Salomón se encargó de instaurar una estructura política centralizada. A la muerte de este rey Israel se dividió en dos
reinos, al Norte, Israel, con capital en Samaria, reino que perduró hasta el 721 a.C. en que fueron conquistados por el
imperio asirio. Al Sur el reino de Judá que sobrevivió hasta ser anexionado por Nabucodonosor de Babilonia en el 287
a.C., quien destruyó el templo de Jerusalén y desterró al pueblo judío. La principal aportación cultural de este pueblo a
la historia es el monoteísmo, la creencia en un solo dios, Yhavé, creador y regidor del mundo, base de otras religiones
como el cristianismo y el Islam.
El paso al sedentarismo se produjo hacia el s.XII a.C. cuando se asientan definitivamente en Palestina
Organización Social
La sociedad israelita estaba íntimamente relacionada con su religión. El núcleo de la sociedad hebrea es la familia. Esta
es patriarcal. El padre es la máxima autoridad. Existían también los esclavos; que se obtenían por compra o por ser
prisioneros de guerra; no se los trataba con crueldad. En los tiempos de nómades, los hebreos vivían en tiendas con
pocos muebles. Esta forma de vida les facilitaba su traslado en búsqueda de pasturas para sus rebaños. Luego de
asentarse en Palestina, habitaron en casas de piedra, rodeados de hurtos, conformando poblados.
El derecho.
El derecho hebreo está basado en un principio de leyes consuetudinarias y religiosas, las cuales se resumían en un pacto
hecho por Yahveh y los hebreos, por medio del patriarca Abraham, en el que se establecía la superioridad de Yahveh por
sobre toda la creación, y por lo tanto todo orden moral y legal era expresión de su voluntad divina. Este pacto primitivo
rigió al pueblo judío hasta su cautiverio en Egipto, es en ese periodo cuando surge un nuevo patriarca y caudillo, llamado
Moisés, quien es el destinado a liberar al pueblo judío de la opresión egipcia y entregarles un nuevo pacto denominado
Decálogo. Estas normas estaban divididas de tal manera que primero contenían las leyes y deberes del hombre para con
Yahveh, y del otro los deberos del hombre para con sus semejantes (división hecha principalmente para separar a
Yahveh de lo humano y mundano y colocarlo en un plano superior y elevado al hombre). Este nuevo pacto no se centró
solo, en la superioridad religiosa de Dios sobre toda la creación, también constituyo un nuevo y verdadero, aunque algo
primitivo, ordenamiento jurídico, concretizado en una serie de normas que incluían principios religiosos básicos y
al mismo tiempo normas fundamentales de derecho natural. Estas normas estaban divididas de tal manera que
primero contenían las leyes y deberes del hombre para con Dios, y del otro los deberes del hombre para con sus
semejantes división hecha principalmente para separar a Dios de lo humano y mundano y colocarlo en un plano
superior y elevado al hombre, evitando representaciones de Dios con astros o animales.
Este nuevo conjunto de leyes buscaban, también, establecer un método sencillo para la administración de justicia
dentro de las tribus. El sistema de justicia incluía el hecho de que Moisés, le daba facultades jurisdiccionales a consejos
de ancianos para tratar casos corrientes, sin embargo en casos excepcionales Moisés podía intervenir directamente, ya
que el también contaba con facultades jurisdiccionales, entregadas de acuerdo a la tradición por el propio Yahveh.
El Decálogo
A diferencia de otros textos bíblicos, el Decálogo no es una interpretación o aviso de profetas, ni ordenanzas de
patriarcas, sino que es según al tradición hebrea, leyes dictadas directamente por Jehová para su pueblo, por lo
tanto son ordenanzas divinas y núcleo verdadero de la fe hebrea.
Estas leyes al contrario de otras disposiciones, no esta relacionadas con las normas consuetudinarias sino que se
basan en la sola autoridad divina de Dios, por lo que son inflexibles, y no pueden ser cambiadas o alteradas por el
hombre, como es al caso de las normas de costumbres, que si se adaptarían al cambio en las costumbres: esta leyes
también tienen como fin ultimo la moralidad divina por lo que su cumplimiento, debía ser considerado
perpetuo, ya que al moralidad de Dios es absoluta.
Cabe resaltar que al contrario de otras legislaciones antiguas, en el prologo y epilogo del Decálogo, no se narran nada
relacionado con el héroe, en este caso Moisés (dif. con el Código de Hummurabi), que las haya conseguido, o con
protección alguna para el buen cumplimiento de las mismas, sino que incluyen una serie de palabras de
condenación para quien no las cumpla; sumado a esto el Decálogo también ofrece otras diferencias con los
mismo textos jurídicos hebreos, entre estas la que mas resalta es el hecho que el Decálogo es considerada la única
pieza de legislación judía, auténticamente judía, ya que, las otras legislaciones usadas por el pueblo judío estaban
basadas en las practicas consuetudinarias de otros pueblos de los que recibieron grandes influencias como las tribus
bárbaras que venían de Arabia o el imperio babilónico, este último es el que ejerce mayor influencia en la
jurisdicción hebrea y mas de la mitad de sus practicas y legislaciones estaban basadas en adaptaciones del código
de Hammurabi al pueblo hebreo, estas adaptaciones fueron hechas principalmente por el hecho de que el pueblo judío
era mucho mas primitivo que el babilónico.
Dios dijo todas estas palabras, diciendo:
1. "Yo Soy El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la
esclavitud".
2. "No tendrás ni reconocerás– a otros dioses en Mi presencia –fuera de Mí. No
te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los
cielos ni abajo en la tierra ni en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos
ni los adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, el único Dios, Quien tiene presente el
pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con Mis
enemigos; pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos
que Me aman y observan Mis preceptos".
3. "No tomarás para jurar en el Nombre de El Eterno, tu Dios, en vano, pues El
Eterno no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano".
4. "Recuerda el día de Shabat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda
tu labor; mas el séptimo día es Shabat para El Eterno, tu Dios; no harás ninguna
labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu animal y tu converso dentro de
tus puertas, pues en seis días El Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que
hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso, El Eterno bendijo el día de Shabat y
lo santificó".
5. "Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra
que El Eterno, tu Dios, te da".
6. "No asesinarás al inocente"
7. "No cometerás adulterio"
8. "No robarás"
9. "No prestarás falso testimonio contra tu prójimo".
10. No desearás la casa de tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, su
sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.
Las normas laborales:
En el decálogo se encuentra una de las primeras leyes laborales conocidas, el cuarto mandamiento, el cual establece
cuales serán los días de jornada laborable para el pueblo judío: “Acuérdate de santificar el sábado. Los seis días
trabajarás y harás todas tus labores, mas el día séptimo, es sábado o fiestas del Señor Dios tuyo”.
Las normas penales:
Existen tres normas en las que se presente el derecho penal:
Sexto: “No matarás”.
El no quitarle la vida a otro individuo es un principio fundamental para la existencia pacífica en sociedad, por lo que
deriva del derecho natural. Sin embargo este mandamiento solo se cumplió entre ellos mismos ya que, por su creencia
de ser el pueblo escogido por Yahveh, el pueblo judío fue el más belicoso y consideró impuros a los otros pueblos del
medio oriente, conquistándolos y pasando por el cuchillo a sus habitantes
Octavo: No hurtarás”.
Este mandamiento es otra muestra de una primitiva conciencia del derecho natural mezclada con el derecho divino, esta
mezcla se debe a que este mandamiento se dirigía a santificar la tierra y la propiedad, que era expresamente de Yahveh,
y este se la otorgaba a tal persona por su propia voluntad, por lo que robarle a alguien no era solo un daño al prójimo
sino también una falta a la voluntad de dios y por lo tanto un delito divino.
Noveno: “No levantaras falso testimonio contra tu prójimo”.
Este mandamiento ofrece la idea de que un testigo no podría declarar injustamente en contra de un acusado, ya que al
hacerlo conlleva no solo una acción vil en contra del prójimo, sino una ofensa a Yahveh, ya que el dio la justicia como tal
y el interferir con la misma es interferir con la voluntad divina.
La Ley Talional:
Esta ley originaria del pueblo hebreo tiene sus principios en ideas consuetudinarias claras y cortas: “pagara vida por vida,
y en general, se pagara ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida
por herida, golpe por golpe”. Esta ley en un principio puede parecer dura e inflexible, pero significó un verdadero
adelanto humanitario en el derecho, pues ya por un golpe no se podía cobrar una cruel venganza que acarreara la
muerte de alguno de las personas en conflicto. Esta ley era solamente aplicable a los hombres libres.
Cabe resaltar que esta ley en un principio acarreaba que toda la familia de acusado fuera responsable del delito, y el
castigo era para todos; en embargo, después de varias luchas en contra de la misma, se cambió esta disposición, y la
misma continuó rigiendo pero ahora con la modificación de que no se haría morir a los padres por los delitos de los
hijos, ni a los hijos por los de los padres, y que cada uno sería responsable de su falta.
 Las codificaciones:
En un principio el pueblo judío no existía ningún libro sobre la ley, ya que las mismas estaban
basadas en las costumbres, la cual era respetada con mucha rigidez. Sin embargo, llegó el tiempo
en que los hebreos necesitaron codificar sus leyes.
La Biblia.
En un principio entre le pueblo judío no existía ningún libro sobre la ley, las mismas estaban basadas en las
costumbres, la cual era respetada con igual rigidez que una ley escrita. Estas leyes consuetudinarias fueron muy
útiles en un principio ya que permitían lo que era justo y bueno para el pueblo y rechazaban lo maligno y lo perjudicial,
también quien violara las costumbres simplemente era expulsado del pueblo. La aceptación de estas costumbres se
baso en que eran la voluntad de Dios.
Sin embargo, llego el tiempo en que los hebreo necesitaron codificar sus leyes, estas primeras codificaciones, se
basaron en breves pasajes escritos de leyes anteriores, e incluían principalmente regulaciones de carácter religiosos,
los primeros libros en codificarse fueron los correspondientes la Biblia hebrea.
En la Biblia hebrea solo se encuentran los escritos hebreos y su estructura en tres secciones: La Torá (Pentateuco), Los
Noviim (Profetas) Ketuvim (Escritos).
El Pentateuco (Tora): Esta comprendido por los cincos libros de la Biblia (Génesis, Éxodo, Levítico Números Y
Deuteronomio). La denominación de Pentateuco se origina en el siglo V-IV a.C., ya que la narración fue dividida en
cinco partes y transcrita en cinco volúmenes o rollos por motivos de conveniencia, ya que su contenido abarcan desde
la creación del mundo, la historia de los patriarcas , la entrega de la ley en el Sinaí y la muerte de moisés ante Canaán.
Los Profetas (Noviim): La Biblia hebrea contiene dos secciones proféticas: los “profetas anteriores” estos muestran una
interpretación de la historia de Israel desde la enseñanza profética este relato es una continuación del Pentateuco
desde la entrada de Canaán después del éxodo de Egipto, hasta la cautividad de Babilonia.
Los “profetas posteriores” constituyen un conjunto de obras que abraza un arco desde el siglo VIII al V a.C., la formación
y vicisitudes de los reinos de Israel y judas, el exilio de Babilonia y los comienzos del segundo templo
Las recopilaciones posteriores:
Con la llegada de los romanos a Jerusalén, la misma fue destruida, pero los romanos permitieron a los judíos seguir
rigiéndose bajo sus leyes, sin importar el lugar donde estuvieran; de este nuevo proceso de orden social, surgió un
nuevo derecho regido por los rabinos que, si bien era basado en sus leyes y costumbres, diferían del anterior ya que
incluía principios del derecho romano, adaptados a las leyes hebreas y a su religión.
El Talmud
Con la llagada de los Romanos a Jerusalén, la misma fue destruida, pero, igual, los romanos, permitieron a los judíos
seguir rigiéndose bajo sus leyes, sin importar el lugar donde estuvieran; de este proceso de nuevo orden social, surgió
un nuevo derecho regido por los rabinos, este si bien era basado en sus leyes y costumbres, diferían del derecho
mosaico en varios aspectos, que incluían el que se tomaran en cuenta principios de derecho romano, adaptados a la
religión y leyes hebreas.
La mayoría de estas escuelas rabínicas surgieron en Palestina y áreas aledañas al Éufrates, las mismas se dedicaron a
compilar todas las tradiciones orales y escritos que venían desde Moisés, de esta forma surgió la segunda compilación
de leyes, entre las que mas se destacaron fueron la Mishnab y el Talmud.
El Talmud (en hebreo posbíblico, “instrucción”), es un cuerpo de ley civil y religiosa del judaísmo, que incluye
comentarios sobre la Torá o Pentateuco. El Talmud consta de un código de leyes, denominado Mishná, y de un
comentario sobre éste, llamado Guemará. El material del Talmud relativo a las decisiones de los sabios acerca de las
cuestiones legales en disputa se conoce como Halajá; las leyendas, anécdotas y refranes del Talmud, que se utilizan
para ilustrar la ley tradicional, reciben el nombre de Hagadá.
La Mishnáh está escrita en un hebreo posbíblico, aunque contiene gran número de palabras en arameo y en griego.
Se divide en 6 partes, cada una de ellas subdivididas en 63 tratados y éstos a su vez en 524 capítulos.
Su contenido versa sobre la agricultura y las oraciones rituales relacionadas con ella (Zeraim), sobre la festividades
(Moed), sobre las mujeres y el derecho matrimonial (Nachin), sobre las infracciones a la ley y los daños causados a
otros (Nezequim), sobre el culto religioso y los rituales (Codachim), sobre los objetivos sagrados y sobre la
purificaciones (Tohorat).
Está compuesta por:
i. Las disposiciones orales divinas que complementan la ley escrita.
ii. Las conclusiones de las discusiones de los doctores de la ley.
iii. Los decretos de los doctores de la ley destinados a perfeccionar la
observancia de la ley.
iv. Los reglamentos civiles.
La Segunda parte (Guemará) recoge los comentarios de las primeras escuelas rabínicas, que se consideran auténticas.
Se trata de las exposiciones de los rabinos en las escuelas y de los comentarios que surgían a propósito de las
preguntas de sus discípulos sobre asuntos teóricos y del diario vivir (sobre Dios, el mundo, los hombres, sus relaciones,
su vida pública y su vida privada).
Los comentarios parten siempre de una perícopa (lectura litúrgica) de la Mishná que analizan, interpretan y explican
con sutileza. Sin embargo no existe una explicación completa de la Mishnáh, bien sea porque no llegara a realizarse o
porque se hayan perdido algunos textos.
El Talmud es muy apreciado en círculos rabínicos y se le valora como un texto sagrado con una importancia similar a
la de la Biblia. Todo el conjunto de adiciones, los comentarios y los comentarios de los comentarios han
continuado hasta la época moderna.
Unidad III
1. Grecia. La sociedad, su origen y la organización de la polis. El modelo esclavista.
Las reformas de Dracón y Solón. La democracia directa.
Los orígenes de Grecia:
 El territorio:
Los primeros hombres que formarían Grecia se instalaron en el territorio que ocupa una estrecha
península del oriente europeo y muy cercada al Asia menor. La ventaja del lugar consistía en la cantidad de
islas que hay diseminadas de norte a sur, lo que posibilitó la mejor y más segura comunicación con oriente.
La zona donde se asentó la Grecia antigua es la comprendida por el Peloponeso, la actual Grecia central
y el Epiro, a lo que se deben agregar las islas. En los tiempos de esplendor también comprendió la costa
occidental de Asia menor (actual territorio de Turquía) y la parte oriental de la península itálica conocida
como Apulia.
El medio se presentaba bastante hostil para la actividad primaria de producción ya que las extensiones
están dominadas por montañas y sierras, lo que le da una particular belleza. Solamente quedan para el
cultivo y la cría de ganado algunas franjas ribereñas de ríos interiores.
 Los primeros pobladores:
Todo el territorio europeo fue colonizado por hombres que llegaron de oriente y descendían de un
tronco común: los arios. En el caso de Grecia e Italia fueron los Pelasgos y Helenos, conocidos como
“italiotas”.
Algunos también entienden que la zona estaba poblada por un pueblo que sería también descendiente
de los arios, de gente rústica y de gran porte físico.
Los primeros años fueron de permanentes enfrentamientos, situación que se representa en los grandes
ídolos como Hércules (que eliminó a los bandidos de los caminos), Teseo (que lucha contra el vasallaje) o los
Argonautas (que tenían que combatir contra los piratas).

Según Heródoto las dos grandes familias originales fueron los jónicos y los dorios. Así fue que se formó una nueva
civilización que se dividió en cuatro grandes familias: Aqueos, Jonios, Eolios y Dorios. De estas las que más trascendieron
fueron los jonios y los dorios asentados en Atenas y Esparta. El sistema patriarcal será el que domine como idea básica
que tiene correlatos tanto en la organización social como jurídica posterior.

El griego tuvo que echar mano para sacar de la naturaleza los recursos que tiene escondidos y que solamente puede
sacar provecho luego de la paciente tarea del trabajo, la observación, la investigación. De esta forma se va templando su
carácter, así va formando su riqueza moral e intelectual y descubriendo los misterios de la naturaleza para gozar de cada
uno de los momentos.

 El espíritu griego:
Los apremios, el deseo de progreso y el hábito del trabajo forjaron el genio griego que perduró por
centurias. Esto provocó una doble consecuencia, por un lado física y por el otro moral.
En lo físico se formó una generación de hombres fornidos cuya contextura es admirada en estos días.
Particular atención ponía el griego en la forma física. Ejemplo de esto fueron y son los juegos olímpicos que
se erigieron en grandes solemnidades nacionales y eran muestras de ejercicio físico y destrezas de
habilidades. La vida de los niños transcurría en los espacios destinados a los ejercicios físicos y las cuestiones
de honor se resolvían por la fuerza o la destreza física. En este marco se dictaron leyes sobre la protección y
pureza de la raza. Ejemplo de esto es el modelo espartano (Las Termópilas). Otro ejemplo de esto puede ser
el arrojo por parte de Júpiter de su propio hijo (Vulcano) a la hoguera del infierno por ser deforme; o el
modelo de belleza que representa Venus.
En el orden intelectual podemos adelantar que en la actualidad no hay sistema o método filosófico o
científico que no reconozca sus raíces en algunos de los modelos griegos. Fue la primera cultura europea en
desarrollar la filosofía, la historia, el drama, la poesía, la arquitectura, la escultura y la pintura.
 La filosofía:
El pensamiento del hombre griego es atraído por el fabuloso espectáculo que presenta el mundo físico
en donde advierte la particular combinación de diversos factores que armónicamente combinados
conforman el universo. Los primeros filósofos toman estos elementos físicos como base de sus reflexiones,
por ejemplo, en Jonia, Tales de Mileto.
Esta idea del universo tuvo gran influencia en el pensamiento político ya que, fiel reflejo de universo,
imaginaron y construyeron el estado como un conjunto armónico en el cual cada una de las partes concurre
a la formación del todo.
Atenas:
 El origen de la ciudad:
La primera historia de la ciudad se remonta al siglo XVIII a.C. El puerto de Atico, que tenía condiciones
naturales para el amarre, recibía viajeros de todas partes y en particular del oriente, lo que permitió ser un
centro de comercio y de civilización.
A partir de que el Rey Codro ofrece su propia vida para que sus tropas derroten a los espartanos, Atenas
vive una transformación institucional ya que reemplaza la monarquía por el arcontado. En ese sistema se
entendía que el poder no residía en una sola persona, sino que se nombraban funcionarios denominados
“arconte”, que al principio eran hereditarios y luego por elección. Los nombramientos se fueron
incrementando hasta llegar a nueve.
Rápidamente creció su pensamiento político al tiempo que también crecía su importancia comercial, y
Atenas se convirtió en un centro que recibió importantes corrientes inmigratorias tanto del Peloponeso
como del oriente asiático, circunstancias que le permitieron afirmar su clara vocación democrática partiendo
del respeto a la libertad humana por sobre todas las cosas.

La polis en su origen fue una fortificación militar. A este núcleo inicial se lo denominó Acrópolis que significa “Ciudad
Alta”, luego la población fue creciendo. A medida que eso pasó se transformó en un centro religioso, construyendo allí
los principales templos. Próxima a la Acrópolis se encontraba el Ágora, la plaza pública, donde se intercambian
productos y donde se discutían los problemas políticos frente a ella estaba los edificios públicos, teatros y templos.
Antes el sistema de gobierno era oligárquico por medio de oligarquías locales, pero los griegos lograron transformarlo
por medio de asambleas formadas por representantes de familias locales más influyentes y ricas. Estas asambleas
elegían cada año nuevos ministros. Ellos se encargaban de dirigir el ejército y llevar los asuntos religiosos entre otras
tareas. Sin embargo, este era un gobierno aristocrático, gobernaban los mejores, los entendidos. Monopolizaban las
tierras, ejercían el poder económico y político. El pueblo solo intervenía en la política cuando se le requería.
La Reforma de Dracón (la reforma de clases).
Con el objeto de resolver la crisis política y social, en algunas polis se decidió dar una respuesta a las exigencias
reformistas de las clases inferiores y medias, con lo cual se impulsaron medidas a favor de una mayor justicia social. Se
eligieron magistrados extraordinarios para redactar nuevas leyes y ocuparse de mediar en los conflictos existentes.
Entre estos legisladores estaba el aristócrata Dracón, quien decidió subordinar el poder de las tribus a la justicia del
estado.
Dracón fue un legislador ateniense, que ocupó el cargo de arconte epónimo2. Se le atribuye la primera
codificación de las leyes de la ciudad, hacia el 624 a. C., hasta entonces transmitidas oralmente.
Aunque las leyes eran muy duras, fueron un avance importante.
El rigor del código, que contemplaba penas muy severas aún para infracciones menores, dio origen a la expresión
draconiano para indicar un sistema riguroso de castigos; sin embargo, y pese a la duradera asociación de su nombre,
Dracón fue autor sólo de una muy pequeña parte de estas normas, centrándose al parecer, en el Derecho común, y
las penas contra el homicidio, como forma de terminar con las venganzas familiares. Según la Suda, el descontento
popular con el código draconiano fue tal que hubo de exiliarse a Egina, donde murió.
La reforma de Solón.
Como decíamos anteriormente, la calma pretendida con la reforma de Dracón nunca llegó y,
por el contrario, las luchas se profundizaron en la ciudad. Los enfrentamientos políticos entre los
grupos de poder (algo así como los partidos políticos actuales) era la moneda corriente entre los
más importantes grupos de poder.
Con el fin de evitar las rebeliones, Solón fijó una serie de cambios para evitar las
desigualdades sociales. Algunas de las medidas adoptadas para favorecer a los pequeños
agricultores fueron:
+ recupero el sistema democrático con una organización política basada en la soberanía del pueblo organizado en
asamblea
+ termino con la esclavitud por deudas que había impuesto Dracón.
+ declaro libre de gravámenes las tierras que eran de los labradores.
+redujo el monto del canon de los arrendamientos.
+devolvió la libertad a los esclavizados.
+estableció como penas la exclusión y posterior confiscación de bienes.
+se admitió el concubinato.
+ la mujer estaba sometida al marido y si quedaba viuda volvía bajo la potestad del padre o seguía su vida doméstica
tomando el hijo mayor la administración del patrimonio.
+La patria potestad surgía del matrimonio y duraba hasta que los hijos salieran de la familia.
+ se permitía la venta de la hija si se había prostituido.
+se permitía la adopción cuando no se tenía hijo varón.
+ el divorcio liberaba a los conyugues y adquirían nueva capacidad nupcial, pero el marido debía entregar la dote más
una indemnización a la mujer.
+el adulterio era castigado, si se lo encontraba ejerciéndolo el ofendido podía matar al otro.
+el derecho hereditario se fundaba en consanguinidad y podía ser testada o intestada.
+la propiedad era basada en la conquista.
+la transmisión de inmuebles como de esclavos se debía notificar a la autoridad respectiva que lo anotaba en registros.
+se podía hacer contratos de cualquier tipo que no fuera contra del superior interés de la república, el orden público y
de la moral.
Solón dejó, además, sin efecto el severo código de Dracón y, para satisfacer las demandas de los atenienses propició
una serie de reformas que le hicieron acreedor de la calificación de “padre de la democracia” y uno de los siete sabios
de Atenas.
La constitución política de Solón recuperó el sistema democrático con una organización política basada en la soberanía
del pueblo organizado en la asamblea.
Si bien, esta reforma ayudo a mantener la paz durante buen tiempo, pronto volvieron los conflictos sociales y la ciudad
estaba a punto de caer en una completa anarquía. Entre los siglos VII y VI a. C. ésta situación fue aprovechada por
aristócratas que, actuando de manera aislada, trataron de usurpar el poder y terminar con las oligarquías locales.
Estos personajes recibieron el nombre de tiranos (palabra de origen asiático, que significa señor neutral).
Antes de exponer en detalle su reforma, podemos afirmar que la constitución política de Solón recuperó el sistema
democrático con una organización política basada en la soberanía del pueblo organizado en la asamblea.
La reforma.
Solón decidió terminar con los derechos de casta, adaptando los derechos y deberes de los ciudadanos a sus
respectivas rentas, procediendo a la división de la población en cuatro clases.Este sistema político, en el que en
función de la renta de cada clase (unidad de medida: medimno) se le adjudican ciertos derechos políticos y
responsabilidades, se conoce como “timocracia” (timokratia).
Pentakosiomedimnoi (Pentacosiomedimnos): producen más de 500 medimnos.
Hippeis: son los que producen más de 300 medimnos. Su nombre proviene de su
pertenencia a la caballería (pueden permitirse pagar un caballo)
Zeugitai: son los que producen entre 200 y 299 medimnos. Son la masa
de los labradores o pequeños campesinos que formaban el ejército hoplita (podían
pagarse el casco, la espada corta, la coraza...)
Thetes: producen menos de 200 medimnos
Los autores no coinciden en cuanto a qué clases podían aspirar a cuáles magistraturas, aunque aproximadamente se
puede explicar así: a) las tres primeras clases (las superiores), debían cumplir el servicio militar como hoplitas; b)
no está claro si eran las dos primeras clases o sólo la primera quiénes podían desempeñar magistraturas superiores; c)
mientras que los de la cuarta clase (la de los trabajadores asalariados), sólo servirían en infantería ligera o la flota y
sólo tenían voz en la asamblea popular (Ekklesía) y en los Tribunales de Justicia (Heliaia).
Esta constitución estableció un régimen que llamamos Timocracia ("gobierno de los ricos"), u Oligarquía
("gobierno de algunos"), ya que sólo permite el acceso a las instituciones de gobierno superiores a aquellos que poseen
las mayores propiedades. Anteriormente sólo los aristócratas controlaban estas instituciones. Por tanto, la Constitución
Soloniana significa una pérdida de poder político para los aristócratas y una extensión de éste hacia capas medias de la
sociedad. La Constitución de Solón tiene su mérito en que a través de la riqueza, permitió el acceso a la acción política
a personas ajenas a la aristocracia (mercaderes y comerciantes enriquecidos en el intercambio con las colonias
mediterráneas, por ejemplo). Además, fue la primera constitución escrita, lo cual ayudó a finalizar con las
arbitrariedades de los jueces (que siempre eran "aristoi"). De este modo, las capas medias trabajadoras de la sociedad
lograron una cuota considerable de participación política.
La Timocracia significó la división de la población en cuatro clases según los "medimnoi" producidos por una persona.
La riqueza determinaba la participación política porque sólo los Pentakosiomedimnoi y quizá los Zeugitai podían optar
al "arcontado" (magistraturas ejecutivas). Por tanto, la participación en el Areópago estaba limitada a ellos. Sólo las tres
clases superiores podían participar en el ejército, al poder pagarse las armas necesarias. Los Hippeis ("caballeros")
podían también pagarse un caballo.
El Areópago o Consejo Aristocrático, en época monárquica había sido el Consejo del Rey. En época monárquica se
llamaba Bulé, pero cambió su nombre cuando Solón creó la nueva Bulé. En época de Solón fue mantenido como un
consejo prestigioso que supervisaba el gobierno de la ciudad, el trabajo de los magistrados, opinaba sobre el gobierno y
actuaba como tribunal para delitos graves y de sangre. No podía decidir, pero la Ekklesía intentaba contar con su
favor. Estaba compuesto de forma vitalicia por aristócratas, familias poderosas y por los exarcontes.
La Bulé, nuevo órgano creado por Solón, era un Consejo de Cuatrocientos ciudadanos (cien de cada tribu del
Ática). Los thétes estaban excluidos de la vida política. Hay dudas sobre sus funciones en época de Solón. Se cree que
se ocupaba de proponer leyes y de preparar las reuniones de la Ekklesía. La Ekklesía o Asamblea Ciudadana era la que
tomaba todas las decisiones de política interior, exterior, legislativa, judicial y ejecutiva, pero necesitaba la
aquiescencia y consejo del Areópago y la Bulé. La Ekklesía elegía a los arcontes, y por tanto, elegía
indirectamente a los nuevos miembros del Areópago. Estaba compuesto por todos los ciudadanos mayores de
dieciocho años, varones. Delegaba su poder ejecutivo en los nueve arcontes y su poder legislativo en el Areópago
(tribunal para los casos de homicidio voluntario) y en la Heliea (tribunal ciudadano).
La Heliea era un Tribunal de Justicia Ciudadano, compuesto por ciudadanos elegidos por sorteo.
Democracia directa.
Atenas cayó bajo una tiranía en la segunda mitad del siglo VI a. C. Cuando esta tiranía terminó, se propuso una reforma
radical para que la aristocracia no recobrara el poder: los atenienses fundaron la primera democracia del mundo. Una
asamblea de ciudadanos para la discusión de la política municipal (la Ekklesía) había existido desde las reformas de
Dracón en 621 a. C., y a todos los ciudadanos se les permitía que asistieran según las reformas de Solón (principios del
siglo VI a. C.); pero los ciudadanos más pobres no podían hablar ante la asamblea o postularse como candidatos, excepto
en el caso de ciertos cargos públicos cuya elección era aleatoria.38 Al establecer la democracia, la asamblea se convirtió
en el mecanismo de iure del gobierno; todos los ciudadanos entonces tuvieron igualdad de derechos (isopoliteia) en la
asamblea. Sin embargo, los que no eran ciudadanos – los metecos (extranjeros que vivían en Atenas) y los esclavos – no
gozaban de ningún derecho político en absoluto.
Después del surgimiento de la democracia en Atenas, otras ciudades-estado fundaron democracias. No obstante,
muchas retuvieron formas de gobierno más tradicionales. Según su costumbre en otros asuntos, Esparta era una
excepción notable al resto de Grecia, y a través de la época fue gobernada no por uno, sino por dos monarcas
hereditarios bajo una forma de diarquía. La monarquía espartana pertenecía a los Agíadas y los Euripóntidas,
descendientes de Eurístenes y Procles, respectivamente. Se cree que los dos fundadores de sus dinastías eran hijos
gemelos de Aristodemo, un soberano heráclida. Sin embargo, el poder de estos reyes era limitado tanto por un consejo
de ancianos (la Gerusía) como por magistrados (los éforos) específicamente designados para vigilar a los reyes. La
esencia de la vida política la constituye la asamblea popular en donde la voluntad de la mayoría es definitivamente
soberana, y el ciudadano vale como uno de los factores que integran el todo, es decir, el Estado.
Todas las magistraturas eran elegidas por el pueblo y por un período de un año que se podía renovar. Se vivía una
intensa vida pública y estos asuntos ocupaban la atención del ciudadano , dando lugar a que se logre el desarrollo
notable del derecho público. Pero no era solo un derecho participar en la vida pública, sino que era una obligación y su
incumplimiento estaba castigado con la pena de “atimia” que era una privación de los derechos ciudadanos.
Como castigo por los abusos o excesos de poder existía el “ostracismo” que era una sanción por la cual se desterraba a
una persona por 10 años de Atenas y tenía que ser propuesta a la asamblea del pueblo que la votaba.
Si bien, como decíamos anteriormente, uno de los principios o ideales de la democracia directa ateniense era la
igualdad, esto sólo era de manera formal, ya que en la práctica el ejercicio de la ciudadanía era sumamente restrictivo.
El Estado llegaba muy profundamente a la vida de los ciudadanos, pero abarcaba sólo una pequeña parte de la
población. Solamente los atenienses varones mayores de veinte años podían ejercer la ciudadanía. La democracia
antigua era una democracia de patriarcas; las mujeres no tenían derechos políticos y sus derechos civiles estaban
severamente limitados.
Un gran número de residentes en Atenas tampoco tenían derecho a participar. Entre ellos encontramos a los
inmigrantes. Pero quizá la categoría más amplia de marginados políticos era la de los esclavos. Se calcula que la
proporción de esclavos en la Atenas de Pericles era al menos de 3 a 1 (tres esclavos por cada ciudadano libre), casi
100.000 esclavos.
A pesar del espíritu democrático de la vida ateniense, se mantuvo la esclavitud de unas 100.000 personas que
realizaban la mayoría de las tareas productivas de Atenas. Los atenienses podían dedicarse a la filosofía y a la
política porque no tenían que trabajar. Los esclavos eran griegos o extranjeros y en su mayoría eran propiedad de
particulares que los consideraban como si fueran animales u objetos. La igualdad política era una forma de
igualdad para con igual estatus (varones atenienses de nacimiento). Sin duda, la política de la antigua Atenas
descansaba sobre una base nada democrática en la práctica.Estas deficiencias del sistema democrático ateniense
fueron las que propiciaron las llamadas “críticas” de Platón, Jenofonte, entre otros.

La organización del pueblo:

La constitución que dictó estaba imbuida de la más pura traducción ateniense, lo que permitió afirmar la esencia
democrática. Así es que terminó con la división de los ciudadanos en tres clases y estableció una nueva división en
cuatro categorías signadas por los ingresos:

1. Pentacosiomedimnos, con una renta de 500 medinos, y tenían acceso a todas las
magistraturas, desde arconte hasta jurado.
2. Hippeis, caballeros o ecuestres, con una renta de 300 medinos, también tenían
acceso a las magistraturas.
3. Zeugites, con una renta de 200 medinos, tenían acceso a las magistraturas
menores.
4. Tetos, no eran propietarios y no podían ser electos a magistraturas alguna, pero
si eran parte de las asambleas del pueblo y podían ser convocados para el
jurado.

Todos los habitantes se dividieron en cuatro tribus en la ciudad, más los pobladores de las afueras, y todos reunidos
formaban la asamblea del pueblo que elegía a todos los magistrados y era donde residía el verdadero poder soberano.
Es de destacar que la constitución política termina definitivamente con la nobleza y el dominio de los eupatridas para
tomar una forma democrática.
La organización del gobierno
Los órganos políticos estaban integrados por los “arcontes” (eran nueve y permanecían por un año en el cargo), el
“senado”, la “asamblea” el “areópago”, y otros tribunales menores de justicia.
El arconato funcionaba con un “espónimo”, que presidía las reuniones y daba nombre al año en que ejercía el cargo; el
“rey”, que era el encargado de los oficios religiosos; y un tercero denominado “polemarca”, que era el jefe de las
tropas; los restantes seis se denominaban “tesmotetas” y tenían a su cargo la administración de la justicia.
Para ser electo arconte por la asamblea, había que ser ciudadano, prestado el servicio militar y no tener objeciones en
su conducta tanto pública como privada.
También había una importante cantidad de funcionarios con distinta competencia (ver Ficha Nº3, pág. 10).
La función legislativa:
Los órganos encargados del dictado de las leyes eran el “senado” y la “asamblea del pueblo”.
El senado estaba compuesto por cuatrocientos integrantes (cien por cada tribu) y se encargaba de la preparación de las
leyes que luego serían propuestas a la asamblea del pueblo para su consideración. También era el órgano de consulta de
los arcontes.

La organización del sistema judicial:

El órgano encargado de administrar la justicia era el tribunal del Areópago, cuyos


integrantes gozaban de gran prestigio y autoridad.
Desempeñó sus funciones con tanta justicia y ecuanimidad que los ciudadanos le
dispensaban un verdadero culto, al punto que nadie discutió las resoluciones. Se consolidó
definitivamente en tiempo de Solón y fue el supremo tribunal en materia penal y era
exclusivo en las cuestiones vinculadas a la constitución del estado, homicidio, incendios,
asalto a mano armada y otros delitos de pena máxima.
También tenía la función de control legislativo, con la posibilidad de vetar aquellas leyes
votadas por la asamblea que pudieran poner en peligro la paz social; y de control político, al
controlar a los arcontes y controlar las cuentas al término de los mandatos.
Estaba compuesto por ex arcontes que hubieran pasado su mandato sin tacha alguna y
contaran con medios económicos que le permitieran una real independencia.
Se reunían los séptimos y tres últimos días de cada mes y al aire libre, sobre un triángulo
con asientos labrados en piedra. El procedimiento era breve y luego de escuchar la
acusación y la defensa llegaba la sentencia, para lo cual había una urna especial en la cual
los areopagistas ponían una piedra negra o blanca según sea condena o absolución, y para el
caso de empate jugaba el voto de la misericordia que siempre era en beneficio del
imputado.
El sistema judicial se completaba con los “pritaneos”, que comprendía la justicia civil; y
los “heliastas”, con competencia en temas comerciales, civiles y políticos. Por último
estaban los tribunales de los “epipaladios”, encargados de entender en los suicidios; entre
otros.
 El carácter de la democracia:
Todas las magistraturas eran elegidas por el pueblo y por un periodo de un año que se
podía renovar.
Esto hace que Atenas tenga una intensa vida pública y estos asuntos ocupaban la
atención del ciudadano, dando lugar a que se desarrolle notablemente el derecho público.
Vale aclarar que la participación en la vida pública no era solo un derecho, sino que también
era una obligación y su incumplimiento estaba castigado con la pena de “atimia”, que era
una privación de los derechos ciudadanos.
Como castigo por los abusos o excesos de poder existía el “ostracismo”, que era una
sanción por la cual se desterraba a una persona por diez años de Atenas y tenía que ser
propuesta a la asamblea del pueblo.
 El sistema jurídico:
En el ámbito del derecho público, una de las primeras medidas fue terminar con la
esclavitud por deudas (impuesta por Dracón) y que había llevado a que un gran número de
personas de escasos recursos esté sometida a los “eupatridas” que los usaban para el
trabajo de la tierra; y a los esclavizados se les devolvió la libertad.
Los delitos eran severamente castigados y muchos de ellos estaban vinculados a los
atentados contra el culto.
En cuanto al derecho privado, el matrimonio era monógamo y se admitió el concubinato.
La mujer estaba sometida al marido y por ella misma no podía contratar, y en caso de
quedar viuda volvía bajo la patria potestad del padre o seguía su vida doméstica tomando el
hijo mayor la administración del patrimonio.
Se permitía la adopción cuando no se tenía hijo varón, también se permitía el divorcio y
el adulterio era severamente castigado pudiendo el ofendido matar al adúltero si se lo
sorprendía.
El derecho hereditario se fundaba en la consanguinidad. Los hijos varones heredaban en
partes iguales y las mujeres, si bien no heredaban en forma directa, tenían derecho a un
dote. Cuando no había descendientes directos, los bienes pasaban a los colaterales más
cercanos. En el caso de existir un testamento, siempre se tenía que respetar a los herederos
forzosos.
En lo referido a la propiedad, estaba basada originariamente en la conquista. Las
trasmisiones fueron bastantes limitadas (por ej. para vender tenían derecho primero los
parientes). Las transmisiones se debían notificar a la autoridad respectiva, que las anotaba
en los registros.
Relativo a las obligaciones y contratos, no se observa un gran desarrollo. Esta actividad
era desarrollada principalmente por los extranjeros ya que los ciudadanos se dedicaban a la
actividad política que absorbía todo su tiempo. En general, se podía hacer cualquier
contrato que no fuera en contra del superior interés de la república, del orden público y de
la moral. No se requerían formalidades especiales y los más usuales fueron los de compra–
venta, depósitos, prenda e hipoteca, entre otros.
Este sistema cae por:
- La consolidación del comercio artesanal como generadora de riqueza, con lo cual eran los nuevos ricos pero sin
derecho a la vida política, cuestión por la que van a luchar.
- El descontento social producto de la nueva legislación Draconiana.
- Revueltas sociales que fueron provocadas por la tensión social en la que los campesinos se convirtieron en los
esclavos por no pagar sus deudas (por la legislación Draconiana)
- La necesidad de soldados.
Esparta:
 Los orígenes:
En el mundo griego, fue Esparta una de las ciudades de la que más leyendas se hicieron, en donde se
expresaron el modelo de sociedad tallado al rigor de las severas costumbres y del temple de un carácter
nacional admirable.
La ciudad fue tan temida como respetada, al punto de que sometió a otras muchas veces sin mover a un
solo hombre.
Sus costumbres se basaban en la vida atlética.
 Licurgo:
o Los antecedentes:
Hasta la aparición de Licurgo, mucha de la historia espartana es apenas una tradición poco
confiable. La obra de este legislador, al cual se le atribuye la consolidación definitiva de la ciudad, fue sin
dudas una recepción de las costumbres que estaban dispersas y que se hicieron fuertes durante el
tiempo de la conquista y colonización de Lacedemonia.
El sistema jurídico en un principio fue consuetudinario, pero a medidas que evoluciona la
organización social se presentan nuevas realidades y por lo tanto las costumbres van quedan
desactualizadas y se comienza a precisar de un sistema normativo escrito que plasme aquellas
costumbres.
o Organización del gobierno:
Licurgo se dedicó a la organización del gobierno y así dispuso una estructura institucional con
un modelo incipiente de tripartición de funciones: ejecutiva, legislativa y judicial.
 Poder Ejecutivo: Era desempeñado por los reyes cuya más importante función era la
conducción del ejército. También presidían la asamblea del pueblo y proponían
leyes ante el senado de los ancianos (que también integraban) y estaban a cargo de
las relaciones internacionales.
 Poder legislativo: El senado compuesto por 28 ancianos que hayan tenido destacada
actuación en la guerra o en obras de bien público y eran elegidos por la asamblea
del pueblo. Junto con los reyes preparaban y proponían leyes que luego las
sometían a la votación de la asamblea. Antes de Licurgo no había un órgano entre el
Rey y el pueblo que venga a equilibrar los poderes. Por otro lado, la asamblea del
pueblo estaba compuesta por todos los ciudadanos mayores de 30 años que
tuvieron determinada capacidad económica con voz y voto. En la misma se discutían
todas las cuestiones de interés común, desde la guerra o la paz, hasta la designación
de los ancianos que integraban el senado. Este modelo fue derivando
paulatinamente en un sistema aristocrático llegando a su máxima expresión con el
“Consejo de los Éforos”, con amplias atribuciones e integrado por cincos personas
que elegía la asamblea del pueblo cada año.
 Poder judicial: Era desempeñado por los gerontes, que formaban el senado.
o Organización social:
Licurgo, con el objeto de formar una generación de hombres fuertes y patriotas, influyó en la
familia buscando que los jóvenes se formen bajo una disciplina firme e inculcando el amor a la patria, a
los padres, a la familia y a los mayores.
También, con el propósito de terminar con las diferencias sociales se implantó un sistema de
comidas públicas en las cuales todo el pueblo se sentaba en la mesa común, donde se sostenían
conversaciones de interés común impulsadas por los más viejos con el propósito de enseñar a los más
jóvenes.
Fue célebre Esparta en estos tiempos por la preparación física, tanto el varón como la mujeres
desde temprana edad pasaban largas horas entrenando. Era importante preparar a la mujer ya que era
la encargada de procrear niños fuertes para poder defender la patria.
El régimen de matrimonio tenía toda una serie de ritos (ver Ficha Nº3, pág. 19).
Apenas nacido el niño, el padre lo debía llevar a la presencia de los ancianos que lo revisaban
para ver si estaba bien formado y así entregarlo a la crianza de los padres. De lo contrario se los arrojaba
por el abismo de Taigeto.
En el sistema de Licurgo, el niño permanecía con sus padres hasta los 7 años para luego pasar a
formarse en el hogar común de la patria, en donde se lo inicia en la formación junto a los demás de su
generación.
2.Roma. Sus orígenes:
Los orígenes de la ciudad son un misterio, ninguna teoría ha podido ser comprobada científicamente. Por
otro lado, la mítica fundación por parte de Rómulo y Remo es una fábula. Tampoco existió acto fundacional.
Lo más probable es que en los inicios se hayan reunido a orillas de Tíber y en las distintas colinas varios
clanes que formaron aldeas y que más adelante se hayan organizado en una federación o liga de tribus llamada
Septimontium.
Tribus originarias:
 Los Ramnes; de origen latino.
 Los Tities o Titienses; de origen sabino.
 Los Lúceres; de origen etrusco.
Al no haber acto fundacional tampoco hay fecha de fundación precisa, pero se toma al 753 a.C. como fecha
convencional.
a) La monarquía: organización política y social.
 Periodo: Desde el 753 a.C. hasta el 509 a.C. (cuando es derrocado el último de los reyes).
 Organización política: Se destacan tres órganos políticos: el Rey, el Senado y los Comicios. Sobre éstos se
estructuro la cívitas, que ya tiene forma definitiva de ciudad–estado.
 El Rey:
 Concentraba casi todo el poder (“rey” deriva de “rex” que significa “regir”, “dirigir”).
o Jefe del ejército.
o Sacerdote supremo.
o Juez y rector de la ciudad.
o Tenía mandato vitalicio.
 Sucesión de reyes:
o Rómulo (latino); primer Rey y fundador de la ciudad.
o Numa Pompilo (sabino); organizó la religión, reformó los
o Tulio Hostilio (sabino); construyó el edificio de la Curia Hostilia, que era la sede del Senado.
o Anco Marcio (sabino); extendió el territorio de la ciudad hasta el mar y construyo el puerto
de Ostia.
o Tarquino el Antiguo (etrusco); construyó la cloaca máxima que permitió secar el terreno
pantanoso de la depresión entre el Palatino y el Capitolino.
o Servio Tuli (etrusco); construyó la muralla de la ciudad, acuñó la primer moneda y encaró
una profunda reforma política consistente en que las reuniones de los comicios se debían
hacer en razón de la fortuna personal y no en base al linaje (permitiendo el ingreso de los
plebeyos con fortuna a los órganos del gobierno).
o Tarquino el Soberbio (etrusco); fue el último rey (cayó en el 509 a.C.), según la leyenda un
hijo del rey ultrajó a la virtuosa Lucrecia y esto generó una revuelta que terminó con la
expulsión del rey y con la caída del régimen.
El rey tenía en sus manos casi todo el poder, era el jefe del ejército, sacerdote supremo, juez y rector de la ciudad, con
mandato vitalicio. El termino rey deriva del latín “rex” que significa: regir, dirigir.
Una vez que el rey fallecía, Roma entraba en un periodo de interregno (interregnum). El Senado podía congregar y
designar un interrex durante un corto periodo (normalmente, menos de un año) para poder mantener los auspicia
sagrados mientras el trono estuviera vacante; en vez de nombrar un sólo interex, el Senado nombraba varios que se
sucedían en el tiempo hasta que se nombraba a un nuevo monarca. Cuando el interrex designaba a un candidato para
ostentar la diadema real, presentaba al mismo ante el Senado, el cual examinaba al candidato y, si aprobaba su
candidatura, el interregno debía congregar a la Asamblea curiada y servir como su presidente durante la elección del
rey.
En síntesis, el pueblo romano era quien elegía a su líder, aunque era el Senado quien tenía casi todo el control
sobre el proceso electoral.
El Senado:
 Es el órgano deliberativo que asiste al rey en el gobierno.
o Comenzó siendo el ´órgano de asesoramiento y más adelante se encargó de ratificar las
decisiones que tomaban los comicios.
 Asumía el poder cuando quedaba vacante el cargo de Rey.
Estaba compuesto por los “pates”, que eran los jefes de las gens que habían fundado la ciudad y que tenían un
reconocimiento social, la “autoritas patrum”.
Este instituto comenzó siendo, casi con seguridad, un órgano de asesoramiento y más adelante se encargó de ratificar
las decisiones que tomaban los comicios. También asumía el poder para cuando quedaba vacante el puesto de rey,
como dijimos anteriormente.

 Los Comicios por curias o asambleas: Cada tribus comprendía diez curias y cada curia comprendía un
número variable de clanes.
 Competencias:
o Asuntos religiosos.
o Aceptar al nuevo Rey.
o Ordenar la guerra.
 Organización social: Presentaba profundas diferencias sociales y una gran desigualdad de derechos
entre las diferentes clases.
 Estamentos:
 Patricios: Descendientes de los padres de la patria (de los primeros senadores designados por
Rómulo). Tenían en sus manos el poder real.
o En el ámbito público, gozaban con exclusividad del ius civitatis, que comprendía:
 El ius suffragii; es decir, la posibilidad de votar en las asambleas del pueblo.
 El ius honorum; que le permitía ocupar cargos públicos.
 El ius militae; que era el poder de comandar una legión de guerreros.
 El ius ocupandi agrum publicum; que comprendía el derecho de ocupar las tierras que se
conquistaban.
o En el ámbito privado tenían el goce de:
 El ius commercii; basado en la posibilidad de hacer toda clase de negocios.
 El iusa connubii; que era la aptitud legal de contraer matrimonio.
 El ius actionis; que era la posibilidad de hacer reconocer ante la justicia los derechos que
emergen de las relaciones jurídicas.
Clientes: Punto intermedio entre el esclavo y el hombre libre.
La relación entre el señor y el cliente estaba regida por el ius patronatus (patronato), que era el conjunto de derechos
y deberes recíprocos que existía entre el cliente y el patrón. El grupo de los clientes estaba formado
básicamente por esclavos liberados por sus amos patricios, y que después de su liberación permanecían vinculados
(ellos y sus descendientes) a su antiguo amo (y a sus herederos), quien ejercía sobre ellos cierta tutela y
proteccionismo paternalista, a cambio de ciertos servicios y lealtades. En este grupo se integraron también
algunos extranjeros (habitantes de ciudades derrotadas a los que no se permitía residir en su ciudad pero tampoco
habían sido declarados esclavos, y que constituían como un grupo cliente de toda la ciudad de Roma) y exilados
sujetos al patronazgo de un patricio
 El cliente debía al señor respeto y obediencia, y acompañarlo en la guerra.
 El patrón debía alimentar y asistir en juicio al cliente.No poseía mayores libertades o
derechos que un esclavo
Plebeyos: Estamento formado por los clientes que no fueron aceptados cuando la ciudad creció, los emancipados y los
que se incorporaban a la ciudad por las sucesivas conquistas.
o En el orden público, no podían votar en los comicios ni ocupar cargos públicos. En el orden
privado, tenían una capacidad de comerciar muy restringida y hasta la lex Canuleia no se
podían casar con los patricios.
La Republica.
Con la caída del último rey etrusco –Tarquno el Soberbio-, comienza un período conocido como la República
Romana. Esta comprendió los años 509 a. C. a 27 a. C. (s. VI a.C. a s. I a.C.). Contaba un sistema de gobierno
democrático regido y perpetuado por la aristocracia. Durante esta etapa de su historia, Roma experimentó un
extraordinario crecimiento territorial, cultural y económico. Los patricios jugaron un papel importante en la
conformación de las nuevas estructuras políticas. Buscaron retener el poder en sus manos e idearon una
magistratura rotativa y de corta duración terminando con la perpetuidad del cargo, al tiempo que otorgaron mayor
poder al populus que se expresaba en los comicios y tenia a su cargo la elección del primer magistrado que se
llamaba cónsul.
Organización social y política.
Fruto del crecimiento de la ciudad, sus órganos de gobierno se hicieron más complejos. El lugar del rey fue ocupado
por los cónsules al que acompañaban un grupo de funcionarios con distinta competencia, que genéricamente se
llamaban magistraturas.
La nueva aristocracia romana estaba formada por la antigua aristocracia patricia y los nuevos ciudadanos ricos, en
oposición a la mayoría de los plebeyos y a algunos patricios empobrecidos.
Aunque en su origen, los plebeyos estaban bajo el dominio de los patricios, pero tras la caída de la monarquía, éstos
obtuvieron mejoras de forma progresiva. Se creo el cargo de tribuno de la plebe y la plebe urbana, élite que se había
enriquecido con el comercio, arrebató a los patricios el acceso a las magistraturas y al cargo de Máximo Pontífice y
augures. Las reuniones de la plebe, los concilia plebis, fueron el origen de los comicios tribunados, válidos para
legislar por plebiscitos.
En el siglo III a. C. disminuyeron las diferencias entre los patricios y jefes de los plebeyos, y se agruparon en una
aristocracia dirigente, la nobilitas.
Los esclavos eran considerados como un instrumento económico que podía ser vendido y comprado y que se hallaba
bajo la dependencia de un dueño. Procedían mayoritariamente de pueblos sometidos por la República y, durante el
siglo I a. C., se convirtieron en el extracto social más numeroso de Roma; siglo en el que protagonizaron las
Guerras Serviles.
Las Magistraturas.
La Magistratura era un cargo original de la República. La jefatura que ostentaba el rex o monarca fue sustituida por dos
magistrados colegiados y temporales llamados cónsules a los que se les podía exigir responsabilidad por su tarea
de gobierno. Cada magistrado podía vetar al otro, lo que se conocía como intercessio.
Sus características eran:
Periodicidad: a diferencia de la monarquía, estas magistraturas s ejercían por un tiempo determinado,
generalmente de un año.
Breve duración del mandato: tenían un mandato corto, el cónsul duraba un aó, lo mismo que el edil.
Colegialidad: se requería de dos personas para evitar los abusos y así, mientras uno la desempeñaba,
el otro ejercía una suerte de control.
Electividad: era necesario ser electo por el pueblo reunido en comicio.
Gratuidad: no se percibía remuneración alguna por el cargo, lo que llevó a que lo ejercieran solamente
los que gozaban de una buena situación económica. Por esto es que se las calificaba de honoríficas.
Los cónsules.
Como vimos anteriormente, los cónsules eran los dos integrantes que desempeñaban colegiadamente la magistratura
que reemplazaría al monarca. Cada año se elegían dos cónsules. Sólo podían ser cónsules los patricios, pero a
mediados del s. IV a.C. se extendió a los plebeyos.
Progresivamente van perdiendo atribuciones: primero algunas facultades judiciales civiles y criminales (delegadas en
Cuestores o Decenviros nombrados en cada caso); después sus decisiones debieron ser refrendadas por el Senado;
después perdió la administración del Tesoro (en favor de los Cuestores), y así sucesivamente.
La pretura.
La tarea del pretor era la de administrar justicia y ordenar y dirigir el proceso y su jerarquía se
alineaba inmediatamente por debajo de la de cónsul. Hoy juez menor.
En los primeros tiempos de la república romana, el término pretor servía para designar a los cónsules, porque estaban
colocados al frente de los ejércitos. Pero en el año 366 a. C. se creó en Roma con el título particular de pretor, una
nueva magistratura, cuya función consistía en administrar justicia. Los plebeyos no llegaron a la pretura sino
hasta el 337 a. C.
La creación de la pretura es el signo más evidente del recorte del poder absoluto que tenía el consulado.
Existía el pretor urbano que era el encargado de administrar justicia entre los ciudadanos romanos y el pretor
peregrino que tenía competencia para conocer en los conflictos entre un ciudadano romano y un extranjero. A medida
que la dominación romana se extendió fuera de Italia, se crearon los llamados pretores provinciales, destinados a
gobernar los países conquistados y comandar los ejércitos, cuando había varios campos de operaciones. Los
pretores entonces tenían el derecho de publicar edictos. Sobre la puerta de su tribunal había una piedra blanca, donde
cada pretor nuevo, al entrar en funciones, hacía granar su edicto, es decir, anunciaba las reglas de derecho según las
cuales se administraría justicia durante el curso de su magistratura.
En síntesis, eran los encargados de presidir los tribunales, durante un año, aunque finalizado este tiempo podían
convertirse en propretores y gobernar otro año sobre unos territorios determinados. Eran ocho, y podían
considerarse los ayudantes de los cónsules. Su nombramiento recayó en los Comicios Centuriados y con el
mismo ceremonial religioso que se usaba para la elección del cónsul. La insignia de su cargo era la toga
pretexta.
La cuestura
Los cuestores eran funcionarios dependientes del cónsul y se desempeñaban como colaboradores directos del mismo
teniendo a su cargo funciones financieras como la administración del tesoro público y jurisdiccionales, ya que
sustanciaban los procesos capitales, como por ejemplo los que tenían pena de muerte.
La edilidad curul.
Surge en el 367 a.C reservada a los patricios, pero después también se permiten a los plebeyos. Tenían a su cargo
fundamentalmente, las tareas de inspección y policía sobre la ciudad. Originalmente fueron 2, pero después llegaran a
ser seis.
Tenía a su cargo las tareas de inspección y policía sobre la ciudad. Originalmente fueron dos para llegar a seis
miembros. Entre sus funciones cabe destacar: el cuidado de la ciudad mediante la conservación de edificios, controlar
los mercados y los precios delas mercaderías, fiscalizar los espectáculos públicos, etc.
La censura.
Inicialmente tenían a su cargo la realización de los censos para los comicios por centurias. Luego se les confirió la
facultad de hacer las listas para integrar el Senado.
La ocupaban dos personas electas por los comicios centuriados y duraban en sus cargos dieciocho meses.
La dictadura (Magistratura excepcional).
El dictador era un ciudadano que asumía el mando en forma unipersonal y constitucionalmente por un período que no
podía exceder de seis meses cuando lo requerían circunstancias de emergencia que necesitaban de rápidas soluciones.
No obstante lo amplio de las facultades, su poder no era ilimitado ni absoluto. Si bien en principio implicaba asumir la
plenitud del poder, en la práctica se limitó a la ejecución de negocios determinados (particularmente la dirección de la
guerra).
El tribunado de la plebe
Esta magistratura estuvo compuesta en un principio por dos miembros y llego hasta los diez. Duraban un año en la
función y estaba reservada exclusivamente a los plebeyos.
Originalmente era un órgano para la defensa de los plebeyos frente al poder ilimitado de los patricios. Pero luego
fueron asumiendo otras funciones que la jerarquizaron y podían convocar al senado, dictar edictos, imponer multas
y hasta arrestar a un magistrado superior.
El senado.
El senado romano era el órgano político más importante en cuanto a la orientación dela República.
Estaba compuesto en un principio por 300 senadores y llegó a integrarse por 1000 hacia finales de la República
con Julio César.
Sus atribuciones eran el manejo de las finanzas, de la política interior, de las relaciones internacionales y era el
más alto tribunal de asuntos criminales.
Era requisito ser ciudadano mayor de veintisiete años, no tener la calidad de ingenuo, acreditar suficientes
bienes para ser incluido en la centuria de caballero y no haber ejercido una profesión deshonesta.
El senado no tenía “imperium”, facultad atribuida al cónsul y al pretor, pero sus decisiones llamados
“senadoconsultos”, fundados en su prestigio derivado de la “auctóritas” eran acatados por todos.
Los comicios.
Los comicios eran las formas de organización del pueblo. Existían varios tipos de estos con atribuciones
diferentes:

a) Comicio curiado: esta institución, que venía desde la época de la monarquía,


estaba integrado únicamente por patricios y sus clientes. Los comicios
curiados vieron sus atribuciones muy reducidas ante los comicios centuriados y sólo se encargaban de
investir de imperio a los magistrados elegidos por los primeros.

b) Comicio centuriado: Surge de las reformas de Servio Tulio para implantar un sistema más democrático.
De a poco fue asumiendo mayores atribuciones conforme al avance de las instituciones para permitir que
el pueblo ejerza sus derechos en contrapeso de los poderes de la nobleza senatorial. Tenía competencia
legislativa, judicial y de relaciones exteriores. En función electoral era el encargado de la elección de los
cónsules, de los pretores y los censores. Para integrar este comicio se hacía una selección en base a la
riqueza fundiaria, por lo que, formaban parte los ciudadanos más acaudalados.
Comicio por tribu: era una auténtica asamblea del pueblo en la que participaba toda la ciudadanía sin distinción de
fortuna. Este tipo de comicios coexistieron con los centuriados y también tenían funciones legislativas, electorales y
judiciales. En cuando a las primeras –las legislativas- fueron en las que más desplazaron a los comicios centuriados,
salvo en la declaración de la guerra, la paz y los tratados.
 En la función electoral designaba a los tribunos y ediles plebeyos y a los magistrados
inferiores.
 En la función judicial entendían como alzada en las multas que establecían los
magistrados.
Organización social: En todos estos años podemos decir que existieron dos segmentos claramente diferenciados: las
personas libres y los esclavos, que casi no tenían derechos.
 Hombres libres:
 Ciudadano: En un principio eran solamente los patricios, pero luego los plebeyos fueron
logrando mayores derechos y políticamente alcanzaron esta condición.
Este estatus le permitía los siguientes derechos:
 Derechos políticos; al sufragio, integrar legiones y a los honores.
 Derechos privados; a ejercer el comercio, a contraer matrimonio y ejercer los poderes
de familia, a confeccionar testamento, a promover acciones de derecho, etc.
 Latinos: Era una situación cercana a la ciudadanía y en algunos casos una instancia previa.
Solamente podían votar en los comicios por tribu y tenían algunos derechos privados.
 Peregrinos: Era toda persona que no era ni ciudadano ni latino y en buena medida era el
término opuesto a bárbaro. En cuanto al reconocimiento de derechos, dependía del acuerdo
que haya logrado ese pueblo con Roma.
Las luchas sociales y sus consecuencias.
Todo el tiempo de la República se caracterizó por una lucha permanente entre patricios y plebeyos. Con el desarrollo de
la ciudad, la plebe creció más tanto cuantitativamente como cualitativamente, por lo que paulatinamente fueron
aceptados para que aporten hombres y dinero al ejército. También se fue permitiendo el acceso a mayores cargos
públicos. La lucha de los plebeyos, en lo político apuntaba a lograr el acceso a las magistraturas, concretamente al
consulado y al senado; y en lo jurídico, a que tengan validez general los plebiscitos que emanaban de los concilios de la
plebe.
En esa lucha, podemos tener referencias importantes, a saber:
 En el 450 a.C se dicta la “Ley de las doce tablas” gracias a la cual el derecho era escrito y todos podían acceder al
mismo.
 En el 443 a.C se crea la “censura”, magistratura reservada a los patricios y con importantes facultades financieras y
administrativas, que antes tenían los cónsules.
 En el 367 a.C se dicta una ley que establecía que uno de los cónsules debía ser plebeyo.
 En el 312 a.C se dicta la “lex Ovinia” que establecía que la lista para el senado la confeccionen los censores y sin
distinción de clases.
 En el 30 a.C se dicta la “lex Ogulma” por la que se suprime la diferencia de clases sociales para el acceso a las altas
dignidades sacerdotales.
 Entre los años 133 a.C y 123 a.C se dictan leyes de reforma agraria para que a los plebeyos se les entregue una
parte de las tierras públicas.
EL IMPERIO (29 a.C. a 565 d.C. / s. I a.C. a s. VI d.C.)
El Imperio Romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica caracterizada por una
forma de gobierno autocrática. El nacimiento del imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que
extendió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron
aumentando, se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de
moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que
tenía poseer la autoridad sobre las tropas, de cara a obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes
ambiciosos cuyo objetivo principal fue el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no sólo amplió los dominios
de Roma conquistando la Galia, sino que desafió por vez primera la autoridad del Senado romano.
El Imperio Romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en
los momentos finales de la República romana. Él fue, de hecho, el primer hombre que se alzó como mandatario
absoluto en Roma, haciéndose nombrar Dictator (dictador). Tal osadía no agradó a los miembros del Senado
romano, que conspiraron contra él asesinándole durante los Idus de marzo en las mismas escalinatas del
Senado, restableciendo así la república, pero su retorno sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para
el joven hijo adoptivo de César, Octavio Augusto, quien sería enviado años más tarde a combatir contra la
ambiciosa alianza de Marco Antonio y Cleopatra.
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya
existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con
importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países
mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un imperio que
caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio
se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos
entre herederos al trono hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande, quedó definitivamente dividido.
Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El imperio
oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de Imperio Bizantino, hasta que en 1453 Constantinopla cayó
bajo el poder otomano.
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos
en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio
Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez
lograra la Roma de tiempos clásicos.
Con el colapso del Imperio de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio la Edad Media.

Organización política: El cambio de un régimen a otro no acarreó una modificación sustancial en las instituciones de
la República. A medida que se fueron sucediendo los emperadores, las instituciones democráticas como el senado y
los comicios, perdieron poder en manos del príncipe. Otro tanto ocurrió con las magistraturas, alguna fueron
perdiendo atribuciones y en otras el emperador ubicó sumisos funcionarios.
 Emperador:
 Era el máximo gobernante con amplios poderes que ejercía en forma personal.
 Su designación no era por elección, sino por sucesión. Esta práctica la había impuesto Julio
César que designó por testamento a su sobrino Augusto. La autoridad legal del emperador
derivaba de una extraordinaria concentración de poderes individuales y cargos
preexistentes en la República, más que de un nuevo cargo político. Los emperadores no
asumían dicho cargo por elección, sino por sucesión.
 El emperador tenía en sus manos funciones políticas, judiciales y religiosas:
 Funciones políticas:
 Potestad tribunicia: Podía convocar al senado y a las asambleas populares, presentar
propuestas con trato preferencial, decidir sobre la paz o la guerra, disponer tierras
públicas, crear derecho por medio de las constituciones imperiales.
 Imperio proconsular: Mandaba los ejércitos donde estén, gobernaba las provincias
por medio de un funcionario que designaba y nombraba a los magistrados.
 Funciones judiciales:
 En los procesos civiles actuaba en apelación si bien normalmente delegaba esas
funciones en una comisión integrada por el cuestor del palacio y prefecto del
pretorio; en cuestiones penales podía actuar tanto en primera como en segunda
instancia, aunque también delegaba las funciones en el prefecto urbano o en el
prefecto del pretorio con competencia en las provincias.
 Funciones religiosas:
 Era el pontífice máximo que estaba asesorado por un concilio para cuando debía
resolver temas de interés general.
Como resultado, el emperador se encontraba por encima de los gobernadores provinciales y de los
magistrados ordinarios. Tenía derecho a dictar penas de muerte, los ciudadanos le debían obediencia, disfrutaba
de inviolabilidad personal (sacrosanctitas) y podía rescatar a cualquier plebeyo de las manos de los magistrados,
incluyendo de los tribunos de la plebe (ius intercessio).

 Senado:
 En los primeros años –fundamentalmente con Augusto y Tiberio tenía poder real, ya que
había asumido funciones de los comicios, como las electorales. Luego se le fueron
recortando funciones, su número decreció y la composición dependía de la voluntad
imperial.
 La función legislativa fue, tal vez, la que mayor importancia tuvo. Los “senadoconsultos” que
se iniciaron como una sugerencia hacia los magistrados para la aplicación de determinadas
reglas jurídicas, fueron luego adoptados por los ciudadanos como leyes.
 Luego se le fueron recortando funciones, su número decreció y la composición dependía de
la voluntad imperial. En tiempos de Constantino se convirtió en un órgano que actuaba
como consejero para la ciudad. Luego de algunos años fué el emperador quién tenía la
iniciativa legislativa y enviaba su propuesta al senado que la aprobaba. Pasados otros años
más, ya la función legislativa estaba en manos exclusivamente del príncipe (por medio de las
constituciones imperiales) que ni enviaba sus propuestas.
 Comicios:
 Augusto, con el que paradójicamente se inicia el imperio, tenía la sincera idea de restaurar
las instituciones de la República; por eso durante su gobierno fortaleció los comicios.
 En los años de Tiberio (del 14 al 37) ya se conocen muy pocas leyes comiciales y durante el
gobierno de Nerva (del 96 al 98) ya no hay actividad en los comicios.
 Magistraturas: Las magistraturas, que eran la esencia del régimen republicano y se
caracterizaban por su funcionamiento democrático, no desaparecieron, pero fueron perdiendo
poder y funciones.
 Consulado:
 Casi todas sus funciones fueron asumidas por el emperador. Solamente conservaron la
facultad de presidir las asambleas populares, el senado y el ejercicio de la jurisdicción
criminal y civil en ciertas causas.
 Su mandato se acortó a seis meses, luego a cuatro y por último a dos.
 Tribunado:
 Paran justificar su existencia se le otorgan facultades menores como la inspección de
sepulturas y la vigilancia de las circunscripciones en que se había dividido la ciudad. la
facultad que tenía era la “intercessio” (la posibilidad de oponerse a las decisiones
superiores y hacer inaplicable las resoluciones del cónsul, o interrumpir las
deliberaciones del senado), la ejerce solo como un auxiliar contra los decretos de los
magistrados en el orden civil.
 Censura:
 Sus facultades se vieron reducidas a redactar la lista de los ciudadanos y ordenar los
censos municipales que hacían los magistrados locales.
 En tiempos de Domiciano (del 81 al 6) se abolió esta magistratura.
 Edilidad curul:
 Conservó tareas de policía, cuidado y seguridad en las vías públicas de la ciudad.
 Desaparece en tiempos de Alejandro Severo (del 222 al 235).
 Cuestura:
 Fueron adscriptos de un magistrado, de un gobernador de provincia o del príncipe en
temas puntuales.
 Pretura:
 Casi la única magistratura republicana que supervivió bajo el nuevo régimen con muchas
de las mismas funciones. El emperador se arrogó la posibilidad de intervenir en cualquier
controversia, limitando el poder de los pretores en la normal marcha de los procesos
 Magistraturas menores:
 En la práctica eran una suerte de aprendizaje para luego ocupar otras magistraturas.
 Funcionarios imperiales: Para el desempeño de todas las funciones que había acaparado el
emperador, éste se rodeó de una creciente cantidad de funcionarios que personalmente
nombraba y a los cuales le daba atribuciones. No eran magistrados ya que carecían de autoridad,
y su mandato se extendía mientras duraba la confianza del Príncipe.
 Funcionarios con poder delegado: Tenían una atribución propia del emperador, que se la
delegaba.
 Prefectos: Eran los de mayor rango.
 Prefecto del pretorio: Pretorio era un cuartel de alto mando militar con una zona
civil. Tenía el manejo de las tropas.
 Prefecto de la ciudad: Estaba a cargo de la policía de la ciudad, de la persecución de
los cultos prohibidos y de la vigilancia de los mercados.
 Prefecto de vigilancia: Estaba a cargo de la seguridad en la ciudad por las noches.
 Prefecto annonae: Se encargó del transporte y abastecimiento de alimentos a la
ciudad.
 Prefecto de Egipto: Era el encargado del gobierno de Egipto.
 Procuradores: En su origen eran funcionarios privados del emperador, pero luego
pasaron a ser los encargados de la administración de la hacienda pública.
 Curadores: Se encargaban de la distribución de las aguas, del cuidado de los caminos y
de los edificios públicos.
 Legados: Estaban en el gobierno de las provincias del César o de las legiones.
 Simples funcionarios: Eran funcionarios sin ejercicio de poder delegado por el príncipe y que
comenzaron siendo servidores de la casa imperial y llegaron a ser auxiliares.
 A rationibus: Encargado de cuestiones fiscales.
 Ab epistolis: A cargo de la correspondencia oficial.
 A cognitionibus: Con funciones de secretarios judiciales.
 A memoria: Organizaban el archivo de la actividad diaria.
 Consilium Pricipis: Como institución fue organizada por Adriano y estaba integrada por
juristas, senadores y altos funcionarios que asesoraban al emperador en temas de su
especialidad.
 Organización social: El problema de la lucha social como tal desapareció en este tiempo, pero las
diferencias sociales siguieron existiendo.
 La nobilitas: Aristocracia burocrática y militar.
 Los équites: Aristocracia del comercio y de la banca.
La plebe: Masa del pueblo compuesta por los ciudadanos, por los libertos y por los extranjeros que habían
conseguido la calidad de ciudadanos. Un nuevo sector eran los extranjeros, personas que acudían a la gran ciudad
atraída por las posibilidades que presentaba como el más importante centro urbano. En su calidad se encargaban de
las tareas domésticas.
La Expansión del Territorio la expansión territorial hizo necesaria la creación de un estado centralizado y fuerte
para mantener las conquistas. La República estaba inmersa en una serie de guerras civiles que la debilitaban. Las
tensiones sociales comprometían la estabilidad de las instituciones.
La Evolución Jurídica: su transformación en las distintas etapas Los autores hacen una división de las etapas de
la evolución del derecho romano que no coincide plenamente con la división política.
 Primera etapa: desde la fundación de Roma hasta la Ley de las XII Tablas(753 a.C hasta el 451 a.C)
 La Costumbre es esta la principal fuente del derecho y su origen en Roma.
 La Ley de las XII Tablas era un cuerpo legislativo que originalmente eran X tablas y luego XII tablas que
contenían disposiciones tanto de derecho privado como de derecho público que es aprobada por los comicios por
centurias. Era la ley por excelencia y todo lo que de ella derivaba era legítimo.
 Segunda Etapa: desde la Ley de las XII tablas hasta el fin de la República (451 a.C hasta el 29 a.C). Luego de
sancionada la “Ley de las XII Tablas” los comicios tomaron particular fuerza legislativa y en ese camino continuaron.
Las principales fuentes en este período fueron:
 La Costumbre como fuente creadora del derecho, sobrevive por muchos siglos.
 La Ley en principio tuvo actividad legislativa el comicio por curia, pero luego se limitó mucho sus
facultades, pasando el poder legislativo a los comicios centuriados.
 El Plebiscito era la norma jurídica que emanaba de los “concilia plebis” que presidía un tribuno y que
tenía aplicación a ese grupo social, a los plebeyos. En el año 286 a.C se dicta la Ley Hortensia por la que el plebiscito
regla tanto para los patricios como para los plebeyos.
 El Edicto de los Magistrados los magistrados romanos que tenían “imperium” dictaban una “edicta” al
inicio de su gestión. Como fuente de derecho, particular importancia tiene el edicto que dictaba el pretor.
 El Senadoconsulto las resoluciones que emanaban del senado, llamadas senatus consulta, eran otra de
las formas de crear derecho. Los autores han discutido bastante y todavía lo hacen, respecto al auténtico valor de
esta fuente.
 La Jurisprudencia Pontifical y Laica El texto de la Ley de las XII Tablas requería de interpretación y de
integración. Esta tarea originalmente estuvo en manos de los pontífices reunidos en el colegio de pontífices que se
expedían sobre cuestiones particulares.
En el siglo II a.C un libreto de un patricio, publica la lista de los días fastos (dios fasti) y algunas de las formulas de las
acciones legales, haciendo de esta forma pública estas cuestiones tan celosamente guardadas. Esta publicación se
conoce con el nombre de “jus flavianum Desde el jus flavianum” el derecho dejó de ser un privilegio de casta.
 Tercera Etapa: desde el advenimiento del imperio hasta la muerte de Alejandro Severo ( 29 a.C hasta el 284).
Con esta nueva forma política el poder se concentra en manos de una sola persona. El derecho sigue su vertiginosa
evolución, estando siempre presente la costumbre como forma de creación del derecho.
Podemos dividir a las fuentes en dos grandes segmentos:
 Legislativa Ley, el poder de legislación que tenía el pueblo se redujo notablemente.
 El senadoconsulto, en la misma medida que se ocupaba el poder legislativo de los comicios,
aumentaba el del senado, hasta que la misma fué absorbida por el príncipe.
 La constitución imperial, es la resolución que emana del emperador. En tiempos de Septimio
Severo (193-211) ya no se conocen senadoconsultos y todo el poder legislativo es emanado por el emperador.
Existen tres tipos de Constituciones: Los Edicta: edictos que publica el emperador en su calidad de magistrado.
Los Decreta: resoluciones del emperador en las causas sometidas a su jurisdicción.
Los rescripta: opiniones del emperador a consultas que le hace un magistrado o un
particular.
 No Legislativa existen dos.
El edicto del magistrado: el “Derecho honorario” tiene su pleno desarrollo en esta etapa ya que se
incrementa notablemente la función de los magistrados. Bajo el principado de Adriano convoca a Salvio Juliano para
que recopile en un cuerpo las resoluciones del pretor urbano y del edil curul.
El dictamen del jurisconsulto: Augusto otorga el “jus público respondendi” a algunos jurisconsultos que
merecían su confianza, dotándolos de esta forma de la posibilidad de responder ante las consultas concretas. Pero
ésta opinión no tenía el valor de ley, no obstante debían reunir algunas formalidades como ser dadas por escrito,
selladas, etc. Hacía el fin del mandato de Adriano, se conoce una resolución por la que dispone fuerza de ley para las
opiniones de los jurisconsultos cuando estaban de acuerdo en algún tema. A partir de este momento se puede
afirmar que las opiniones de los jurisconsultos tienen fuerza legislativa.
La “responsa Prudentium” es la opinión de los jurisconsultos en temas particulares.
 Cuarta Etapa: desde la muerte de Alejandro Severo hasta la muerte de Justiniano (284 hasta el 565).
Con la muerte de Alejandro Severo comienza lo que se conoce como el “bajo imperio” o “dominado”.
Estos años se caracterizan por las permanentes luchas internas por el poder y las invasiones de los bárbaros.
Con Constantino (324 - 337) llega el cristianismo, la sede del imperio pasa de Roma a Constantinopla y se consagra
un poder bicéfalo con Teodosio I. En el año 476 la mítica Roma cae en poder de los bárbaro y recién llegaran algunos
años de prosperidad a partir del 535 cuando Justiniano logra conquistar buena parte de las antiguas posesiones de
África y Europa. De las viejas fuentes ya casi nada queda. Logran permanecer la costumbre y las constituciones
imperiales que se incrementaron notablemente. No existen más leyes, senadoconsultos y plebiscitos. Las
inquietudes intelectuales se desplazaron de lo jurídico a las cuestiones religiosas y teológicas. Podemos clasificar
todo este tiempo en dos grandes segmentos:
 Compilaciones Pre-justinianeas La gran cantidad de constituciones imperiales vigentes, sumada a los
trabajos de los jurisconsultos impuso la necesidad de encarar una recopilación para ordenar el complejo panorama.
De las compilaciones se destacan, a saber las más importantes son:
Código gregoriano: contiene constituciones desde Septimio Severo hasta Diocleciano.
Código Hermogeniano: contiene constituciones desde Diocleciano hasta Valentiniano I.
Código Teodosiano: se publicó en el 438 dividido en 16 libros y es obligatorio tanto para oriente como para
occidente.
Leyes Romano- Bárbaras: se destacan tres cuerpos principalmente. 1º) Edicto de Teodorico; 2º) Ley romana
de los Visigodos; 3º) Ley romana de los borgoñones.
 Compilación de Justiniano Justiniano asume el trono en el 527 y de inmediato advierte la urgente
necesidad de ordenar la gran cantidad de normas dispersas, acumuladas en centurias de la vida romana.
Las anteriores compilaciones habían sido incompletas e insuficientes.
La recopilación, llamada “Corpus Iuris Civile”, ocupó muchos años de arduo trabajo y comprende cuatro partes. Si
bien la iniciativa y el impulso le correspondan a Justiniano, no hubiera logrado magnanimidad su obra sin el concurso
de juristas. (Triboniano, Teófilo, Doroteo).
El Codex o Código: a poco de asumir el cetro Justiniano toma la idea de la codificación para sistematizar y
ordenar el derecho vigente, esto es, las constituciones imperiales y en febrero del año 528 encargó a una comisión
que presidía Juan de Capadocia la redacción de un código. El trabajo concluyó en agosto del 529, pero muy pronto
cayó en desuso ya que las normas compiladas no se aplicaban en realidad. Esta obra es conocida como “Codex
Vetus”. En razón de los cambios profundos en lo jurídico, Justiniano encomendó en el año 534 a Triboniano la
redacción de un nuevo código que debía contener las nuevas constituciones, eliminar las innecesarias y derogar las
repetidas y contradictorias. El 16 de agosto del 534 es promulgado el nuevo texto que se conoció como el “Codex
repitae praelectiones” o Código Nuevo.
El Digesto o Pandectas: poco tiempo después de haber encargado la compilación de leyes, disponía lo
mismo pero para el “ius”, por una constitución del 15 de diciembre del año 530.
Triboniano fue el encargado de dirigir la comisión que integraban dos juristas de Constantinopla y dos de Berito.
El propio emperador dispuso que se llame “Digesta o Pandectae”, termino latín y griego que respectivamente quiere
decir “colocar en orden” y “colección completa que lo contiene todo”.
El trabajo está integrado por 50 libros divididos en 7 partes, que abarca lo más importante de la doctrina de los
autores clásicos.
Las Institutas: cuando todavía se estaba trabajando en el Digesto, el propio Justiniano encomendó a
Triboniano, Teófilo y Doroteo la elaboración de un trabajo destinado a los estudiantes de derecho.
Debía ser una suerte de texto con términos claros y sencillos que comprenda los principios del derecho vigente.
Los autores resumieron las principales doctrinas jurídicas, que estaban en el Digesto, y las normas vigentes que
estaban en el Código.
Comprendía 4 libros:
♪1º) de las personas;
♪2º) de las cosas y propiedad;
♪ 3º) de las sucesiones y de las obligaciones;
♪4º) de los delitos.
Las Novelas: concluida toda la tarea de recopilación , el emperador continuó dictando nuevas
constituciones que regulaban nuevas situaciones entre particulares y otras tantas sobre derecho público y hasta
sobre cuestiones eclesiásticas. Estas nuevas normas abarcan desde el 535 hasta el 565, fecha de la muerte.
En el mismo texto del código el propio Justiniano había dispuesto que las nuevas constituciones no reformaban a las
anteriores y que se debían compilar en un texto nuevo que se llamaría “Novelae”.
Fue el trabajo de los privados el que logró esta compilación luego de la muerte de Justiniano.
Cada novela estaba precedida de un prefacio que contenía una explicación sobre los motivos que determinaron su
sanción, luego el texto y concluía con un epílogo con los alcances de la ley y la fecha de entrada en vigencia.
Unidad IV
El proceso de formación del Derecho Castellano. Las distintas etapas.
El Derecho Español –que iba a imperar en nuestro territorio a partir del siglo XVI– fue el producto de múltiples
influencias exteriores y de creaciones propias, cuyos orígenes deben buscarse en la filosofía griega y en el derecho
romano. Mientras los pensadores griegos fueron los iniciadores de la especulación filosófica –y dentro de ella
estudiaron los problemas morales vinculados con la conducta humana y las normas que deben regirla– los juristas de
Roma elaboraron un sistema de derecho que en gran parte inspira todavía el desarrollo jurídico universal.
Si bien la presencia del hombre en España está atestiguada desde hace muchos miles de años; tal es así que en
Atapuerca (Burgos) se han hallado los resto humanos más antiguos de Europa (300.000 años de antiguedad), el
hombre y la sociedad civilizada (caracterizada por el empleo de la escritura, la aparición de ciudades, el derecho,
etc.) tardó bastante en asentarse en España.
Se trataba de grupos primitivos que compartían, entre otras, las siguientes características:
Grupos humanos que viven en cuevas o abrigos.
Llevan una alimentación de subsistencia (cazadores y recolectores)
Tienen una organización tribal
La civilización en España se introduce en el primer milenio antes de Cristo. Esta labor se debió en gran medida al
influjo de otros pueblos que comienzan a llamarla Hispania para denominar a la Península Ibérica y Baleares.
Los pueblos que llegaron a la Península Ibérica son:
Por el mediterráneo: fenicios, griegos y cartagineses que eran “hijos” de los
Fenicios. Vinieron por vía marítima.
Por los Pirineos: llegaron pueblos Indoeuropeos y entre ellos los Celtas.
Los celtas, fenicios y griegos introducen en España el hierro. Los fenicios se instalan sobre todo en la costa andaluza,
donde fundan Cádiz. En cambio los griegos se instalaron en le norte (Cataluña). Entre los fenicios y los griegos hubo
una fuerte rivalidad, que más tarde pasó a los cartagineses y romanos. Estos dos pueblos (fenicios y griegos) no se
instalaron definitivamente. Su misión era sobre todo comercial, por tanto no se empeñaron en implantar su cultura
ni sus leyes allí; sin embargo su presencia fue fundamental para el surgimiento de la cultura Ibérica.
La evolución histórica del derecho español puede dividirse por etapas de acuerdo a los aportes que, a través de los
años, han hecho los diferentes pueblos que fueron invadiendo la península e introduciendo con ellos sus
costumbres, su cultura y sus leyes.
1. Época primitiva: Íberos y Celtas.
2. Época pre-romana: fenicios, cartagineses y griegos.
3. Época post-romana: romanos, visigodos, musulmanes.
La Historia de España es propia de una nación europea, que abarca el periodo comprendido entre la prehistoria y la
época actual, pasando por la formación y caída del primer imperio global.
Los primeros humanos llegaron a la península Ibérica al territorio de la actual España hace 35000 años. Durante los
siguientes milenios el territorio fué invadido y colonizado por Celtas, Fenicios, Cartaginenses, Griegos y hacía el 200
a.C la mayor parte de la Península Ibérica comenzó a formar parte del Imperio Romano. Tras la caída de Roma, se ha
visto en el Reino Visigodo el embrión de la actual España. Dicho reino se estableció en el Siglo V y se mantuvo hasta
comienzos del Siglo VIII. En el 711 se produjo la primera invasión de musulmanes desde el Norte de África y en pocos
años estos dominaron gran parte de la península Ibérica. Durante los 750 años siguientes, se establecieron reinos
moros independientes aunque al área total de control musulmán se la conocía con el nombre de Al-Andalus.
Mientras que el resto de Europa permanecía en la Edad Oscura., Al-Andalus florecía cultural, científica y
artísticamente. Las continuas tensiones entre los musulmanes y cristianos tuvieron como consecuencia la
Reconquista comenzando ya en el Siglo VIII con la resistencia cristiana en el norte de España y a través de los Siglos
con el avance de los reinos cristianos hacia el sur culminando con la conquista de Granada y con la expulsión de los
últimos moros en 1492. Durante este período los reinos y principados cristianos se desarrollaron notablemente,
incluyendo los mas importantes, el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. La unión de estos reinos a través del
matrimonio en 1469 de la Reina Isabel I de Castilla y el Rey Fernando II de Aragón condujo a la creación del Reino de
España.
El legado romano. El derecho, la organización política, la forma de gobierno y la administración de justicia.
El derecho romano ha ejercido particular influencia en la península ibérica y por este medio, también en nuestra
legislación argentina.
El ingreso de los romanos en la península comienza hacia el s. III a.C. Roma decidió conquistar la Península Ibérica
por la gran cantidad de recursos que poseía y su valor estratégico. El proceso duro cerca de doscientos años y se
hizo en varias etapas. Una vez terminada la última etapa de conquista hacía el s. I d.C. de la mano de Augusto
César, los romanos dividieron a la península en dos provincias: Lusitania y Celtiberia.
Los romanos, al igual que hicieron los españoles en América, dictaron leyes específicas para el desarrollo de
convivencia y el comercio en aquellas provincias peninsulares y de esa forma se produce el ingreso del derecho en
España (llamada Hispania por los romanos) en forma orgánica. Comienza así lo que se conoce como el
proceso de romanización de la península ibérica, un proceso que duró más de 600 años y que fue lento y arduo
pero irreversible.
Entre los años 218 a.C. y el año 476 d.C. los distintos pueblos de la península, muy heterogéneos, se van a ver
sometidos a una misma influencia cultural, una unidad territorial y una misma dominación política.
En el s. III a.C. se producen los primeros desembarcos romanos en la península, como parte de la estrategia de los
romanos contra los cartagineses. Una colonia griega, Sagunto, amiga de Roma, fue atacada por los cartagineses y
los romanos vinieron en apoyo de Sagunto y a enfrentarse con los cartagineses. El general cartaginés Aníbal Barca
decidió llevar su ejército hasta Italia y pasó los Alpes con elefantes. En Italia los cartagineses fueron ganando todas
las batallas, pero los romanos habían trasladado parte de sus tropas a la Península Ibérica y aquí vencieron y
expulsaron a los cartagineses. Aquí comenzó la conquista romana de Hispania, que duró aproximadamente
doscientos años, aunque no fue una guerra que se desarrollara continuamente. Hubo tres grandes etapa de guerra
y largos periodos de tranquilidad
La simple conquista militar de la península llevó 200 años hasta la llamada Paz de Augusto, aunque la dominación
no fue total: los pueblos del norte cantábrico casi no se vieron alcanzados por la influencia romana. Pero si se
romanizaron muy pronto los pueblos del Levante y el sur peninsular, adoptando las formas de vida, estructura de
gobierno, cultura y Derecho Romano.
España entra en la historia propiamente dicha con motivo de las guerras púnicas, que enfrentaron a Roma y Cartago.
Posesionada esta última e gran parte de la península ibérica, su jefe Aníbal llevó sus tropas por tierra hasta Italia en
donde fue derrotado. Esto permitió a Publio Cornelio Escipión iniciar la conquista de España en el año 210 a.C. A
pesar de la tenaz resistencia de los pueblos aborígenes los romanos fueron dominando paulatinamente la península,
que en el año 19 a.C. quedó pacificada
El proceso de romanización fue muy diverso y desigual; esta desigualdad se mantendrá luego, de la Alta Edad Media
en adelante. A pesar de estas diversidades, la península ibérica fue de los pueblos conquistados en los que más
arraigó la cultura romana.
La romanización fue el proceso de captación y asimilación cultural que hicieron los romanos en todos los
territorios que habían conquistado militarmente. A la dominación por la fuerza siguió un proceso de
integración en las costumbres romanas de los habitantes de los pueblos sometidos. La llegada de los romanos
inició cambios paulatinos prácticamente en todos los campos: político, social y cultural. De este proceso Hispania,
dividida y subdividida en varias provincias, salió convertida en uno de los territorios más romanizados de todo el
imperio.
El proceso de romanización se produjo prácticamente en todos los ámbitos de la vida: economía, sociedad,
construcción y administración de ciudades, lengua, derecho, religión y expresión artística.
Instrumentos de la Romanización Jurídica
Según avanzaban las legiones romanas, sus soldados hacían campamentos y con estas legiones controlan comarcas
(León viene de legión) Roma se fue asentando paulatinamente y fundando ciudades romanas que fascinaban a los
indígenas; éstos absorbieron pronto la cultura romana, incluso adoptaron su lengua, el latín.
Otro tipo de ciudad era las que acogían a los soldados retirados que recibían el nombre de Ciudades de Eméritos
(EMERITA AUGUSTA = MÉRIDA).
Así la cultura romana se va extendiendo. Las ciudades se unían entre sí a través de puentes, carreteras. Se
edificaban acueductos, circos, teatros y los indígenas adquieren la lengua y las costumbres romanas.
Fue un proceso paulatino cuyos cauces fueron el establecimiento de ciudades, el comercio, asentamiento del
ejército, la lengua, las obras públicas, el derecho romano, la organización política. El hombre del campo (pagano)
era más difícil de romanizar.
La adopción de las formas y usos romanos por parte de los pueblos peninsulares se realizó a través de diferentes
instrumentos:
El impacto del latín, su difusión como lengua utilizada no sólo por los conquistadores sino también por las
aristocracias indígenas.
La construcción de carreteras y caminos que comunicaron las distintas zonas de la península.
La influencia de las instituciones administrativas que Roma fue implantando poco a poco.
También ayudó mucho a este proceso la medida tomada por el emperador Calcalla en el s. III d.C. que le
concedía la ciudadanía romana a todos los hombres libres que habitaban Hispania.
Pero podría decirse que el elemento integrador y romanizador por excelencia fue el derecho. Por ello, los
romanos redactaron leyes que se aplicaron en todo el imperio y de esa forma se pretendió la armonización de los
territorios.
En los inicios de su presencia en la península, esa administración es muy sencilla, teniendo como objeto consolidar
el dominio militar territorial y el pago de impuestos a Roma. Sin embargo, buena parte de las estructuras
administrativas indígenas subsiste durante la romanización, especialmente en aquellas ciudades que habían
firmado un pacto de amistad con Roma, principalmente las situadas en el Levante y el sur de la Península. Esto muy
similar a lo que ocurrió entre España y las colonias en Indias.
Una vez consolidada su presencia en la Península, Roma va desplegando un aparato administrativo que suplanta al
indígena. Hacia el año 197a.C se divide la Península en dos provincias: la “Provincia Interior” y la “Provincia Ulterior”,
en razón de su mayor o menor proximidad a Roma. En los años subsiguientes esta primera división administrativa
sufrió cambios, dividiéndose en mayor número de provincias, por ej. con la reorganización de Diocleciano (293
d.C.): la “Diócesis Hispaniarum” con seis provincias.
La base de la organización provincial de la Península estuvo durante mucho tiempo constituida por una “ley
provincial” exclusiva para Hispania. En ella se regulaba la situación de los diferentes territorios (que seguían
rigiéndose por sus normas en todo lo no reglado por esta ley), la estructura organizativa provincial, etc.
Establecimiento de colonias y municipios.
La civilización romana era urbana, y las ciudades su principal foco de irradiación. Desde muy pronto Roma fundó
ciudades conforme a las formas de vida indígenas pero reorganizándolas.
Las pautas de conducta seguidas por Roma son muy similares a las utilizadas en otros países europeos, por lo que se
piensa que quizás Roma tuviera un derecho municipal general que ponía en práctica en todos sus puntos de
fundación.
En esta política de fundación de núcleos de población que actuaban como centros de irradiación de la cultura
romana se distinguen las colonias de los municipios.
Las colonias son creadas por Roma, eran núcleos urbanos que podían ser habitados por ciudadanos
romanos o por latinos.
Los municipios eran núcleos de población indígena sobre los que Roma implantaba el modo de
administración que le interesaba. A su vez, podían ser municipios romanos o latinos.
En cada uno de esos asentamientos se colocaba un “censor”, quien se encargaba del cobro de los impuestos y
aplicar el derecho romano provincial. Una vez creadas las judicaturas pasados los años finalmente la captación del
derecho y las costumbres romanas por los íberos fue tal que se fue dejando de lado la dualidad derecho provincial-
derecho romano para pasar a aplicarse en todo el imperio el derecho romano propiamente dicho.
A pesar de todos estos instrumentos de romanización, gracias a los cuales la presencia romana fue haciéndose
más tangible en la Península, la expansión del Derecho Romano en ella -la romanización jurídica- fue un
fenómeno lento, difícil y tardío, que se dio de forma gradual.
Organización política de Hispania en el época romana.
Administración territorial y local.
A lo largo de estos siglos, y durante los cuatro siguientes, se produce la romanización de Hispania, cuyos habitantes
aceptan las creencias, las leyes y la cultura superior del Imperio identificándose con éste. El territorio quedó dividido
en provincias, que al principio fueron dos –la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior– y que luego, ya en la época del
Imperio, se subdividen y adoptan nombres regionales. Estas provincias fueron gobernadas por jefes superiores,
llamados procónsules o propretores según los casos, que eran los mismos que habían desempeñado el consultado o
la pretura en Roma. Estos ministrados reunían autoridad amplísima. Durante la época del Imperio aparecen los
legados, designados por el emperador con idénticos poderes. Y ya en los últimos tiempos del imperio esos jefes son
sustituidos por vicarios sin mando militar, pero con amplias facultades administrativas y financieras.
La organización de las ciudades se va adaptando a los modelos romanos. Algunas son colonias formadas por
ciudadanos de Roma o de Italia que se han establecido en la península; otras están constituidas por pobladores
vernáculos, que han celebrado pactos de diversa índole al someterse. Todas ellas tienen un gobierno autónomo más
o menos amplio y libre. Los magistrados son elegidos por el pueblo reunido en comicios.
Los romanos no impusieron su derecho a los pobladores vernáculos: éstos siguieron rigiéndose por sus antiguas
costumbres, pero la progresiva romanización de Hispania y la cultura superior del Imperio fueron transformando
las formas de vida primitivas que habían existido hasta entonces. Hubo, por lo tanto, durante varios siglos, un
doble sistema jurídico, pues los romanos utilizaban el propio. Pero cuando Caracalla otorga la cuando Caracalla
otorga la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, el derecho romano comienza a ser aplicado en toda la
península. Sin embargo, surgen también normas locales, procedentes unas de las decisiones de los gobernantes
provinciales, y otras de costumbres especiales que se forman, con lo cual surge un derecho romano vulgar algo
diferente del clásico que regía en Italia.
Aquí distinguiremos entre el ámbito provincial y municipal y veremos ambos por separado.
Administración territorial: como decíamos anteriormente, el núcleo fundamental de la administración territorial
romana fue la provincia. Fue con diferencia la entidad territorial más importante (más importante que la diócesis).
Durante toda su historia el imperio romano de occidente estuvo dividido en provincias. Dentro de cada región el
número de provincias era variable. Así Hispania estuvo durante algún tiempo dividida en dos provincias: Citerior y
Ulterior. Más adelante se crearon nuevas provincias.

Al frente de cada provincia se hallaba un gobernador provincial. Un personaje que con frecuencia era corrupto y
todopoderoso. Así mismo, en cada provincia existía una asamblea provincial. Estaba presidida por un sumo
sacerdote. Que se ocupaba sobre todo de organizar el culto al emperador (pese a esto recordaremos que los
romanos fueron tolerantes en materia religiosa). En ocasiones el sumo sacerdote tramitaba quejas que le
presentaban debido al abuso de poder, o a la corrupción del gobernador provincial.

La administración territorial de Roma fue retocada por los emperadores. Diocleciano y Constantino (grandes
reformadores del imperio), así Diocleciano creo una nueva entidad llamada diócesis. Su sucesor Constantino creo
otra entidad (territorialmente más extensa) llamada prefectura.
En el caso hispano tras la reforma de ambos emperadores, Hispania era una diócesis formada por varias provincias.
La diócesis de Hispania formaba parte de la prefectura de las Galias.
Administración local. La ciudad en el mundo romano.
La ciudad fue fundamental en la civilización romana. Sin duda constituyó la principal vía de expansión de la cultura
romana. La ciudad y el esplendor de Roma estuvieron estrechamente vinculados. No es casual que la grave crisis que
afecta al imperio romano de occidente en los siglos III y II vaya acompañada de la despoblación e incluso abandono
de numerosas ciudades. En cambio si el imperio de oriente sorteó mejor la crisis fue por que contaba con ciudades
mucho más pujantes (Alejandría). Mas tarde, cuando el imperio de occidente es reemplazado por los reyes bárbaros
(francos, visigodos) el proceso de despoblación de ciudades se acentúa más. Para los romanos era muy importante la
distinción entre colonias y municipios. En general las colonias son ciudades recién creadas para instalar bien a
romanos o a aliados de Roma. En el acto de inauguración, muy formal se ejecutaban ciertos ritos religiosos: ej.
Colonia (Alemania), Zaragoza (España). En general las colonias (y sus habitantes) se regían por el derecho romano.
Los municipios eran ciudades que ya existían antes de ser conquistadas por Roma. Fueron numerosos. En España
destacan: Cádiz, Tarragona. Los municipios se regían por alguno de estos tres derechos:
El indígena. El latino.
El romano.
Indigena(o peregrino)
En Hispania casi todas las ciudades se rigieron por su derecho propio (o indígena) hasta la concesión de Vespasiano
en el siglo I d.C. En virtud de esa concesión estas ciudades se convirtieron en latinas. Además había cierto número
de ciudades latinas antes de dicha concesión. Todas ellas constituyeron una importante vía de expansión de la
ciudadanía romana. En efecto dichas ciudades latinas se regían por unas leyes que estipulaban la concesión de la
ciudadanía romana a los ciudadanos latinos más distinguidos, es decir, a los que habían ejercido ciertos cargos
municipales en el municipio latino. No solo adquirían ellos la ciudadanía romana sino también sus familiares y
descendientes.
Se sabe que hubo ciudades indígenas que se romanizaron con rapidez y pronto adquirieron la ciudadanía romana.
En España se conservan varios bronces de sendas leyes de municipios latinos. Son tres (hubo más, pero no se han
encontrado), son las siguientes: Ley de Salpensa, Ley de Malaca, Ley de Irni (Leyes de municipios latinos del siglo I
d.C.)
Diferentes cargos municipales.
En general cada municipio o colonia romana intentaba organizarse el modelo de la capital, Roma. “Es decir cada
ciudad romana era un clon de Roma”. De este modo las instituciones de un municipio romano de provincias se
asemejaban al de Roma.
Ej: Roma Tarracona:
2 cónsules - 2 dunviros
Senado - Curia Ediles - Ediles Cuestores -
Cuestores
el dunviro era la principal magistratura de la ciudad. El miembro de la curia se
llamaba decurión.
Muchas curias estaban formadas por 100 vecinos. La curia tenía amplias funciones; por ejemplo de tipo judicial. En
la antigua Roma existían los ediles y en las capitales de provincia se llamaban igual. El edil vigila la vida ciudadana.
Esta palabra ha pasado al español como sinónimo de concejal. Finalmente, el cuestor controlaba las finanzas
El Derecho Visigodo. Características del gobierno. La fuente de la legislación.El derecho gotohispánico.
Los visigodos fueron un pueblo germánico bárbaro3 que penetró en el Imperio Romano tardío. Eran la rama
occidental de los pueblos godos. Después de la caída del Imperio Romano occidental, los visigodos tuvieron un
papel importante en Europa durante los 250 años que siguieron.
Los godos estaban divididos en dos grupos: los del este, llamados ostrogodos y los del oeste, llamados visigodos.
Ambos grupos se encontraban separados físicamente a través del río Rin.
Los Visigodos eran aliados de los romanos, estuvieron viviendo entre el 293-476 d.C. dentro del Imperio Romano en
Rumania y en las Gálias (dos de las provincias más romanizadas del Imperio). Hablaban latín. No se mezclaban con
otras razas y de hecho tenían prohibido el matrimonio mixto; eran un poco adversos a la integración.
Las invasiones germánicas y el respaldo de los visigodos a Roma.
Hacia el s. III d.C. diversos pueblos germánicos comenzaron a llegar la península ibérica, estos pueblos eran
fundamentalmente los suevos, los vándalos y los alanos y, aunque se los llama a todos germánicos, lo cierto es que
al menos los alanos eran de origen asiático. Esta migración fue obligada debido a que los Hunos venían
desplazándolos de su lugar de origen en el oriente de Europa.
Ya en el s. V d.C. (509) un grupo aproximado de 30.000 suevos ingresan a Hispania atravesando los pirineos y
asentándose en el noreste de la península –Galicia-. También ingresaron los vándalos y los alanos quienes
también se asentaron en territorio del Imperio Romano. Cronistas de la época describen dicha invasión como
una de las más sangrientas de la historia.
Los visigodos, aunque constituían una minoría frente a la población hispano-romana, llegaron a dominarla gracias al
despojo o reparto de las tierras y al ejercicio del poder político y militar. Las diferencias entre ambas razas
subsistieron hasta mediados del siglo VI, en que se autorizaron os matrimonios mixtos y se sancionaron leyes
comunes. Poco después, con la conversión de los visigodos al catolicismo, se consolidó la unificación social al mismo
tiempo que se imponían normas de vida más moderadas bajo la inspiración de los obispos.
Por el año 41 los romanos se veian asediados por los godos que penetraron la península itálica y saquearon roma de
la mano de Alarico. De esta menra, los romanos ofrecen un lugar de asentamiento en las galias (imperio romano de
occidente-españa). Además para poder recuperar el dominio perdido en la península ibérica, el imperio pacta con el
rey godo Valia para que sean ellos quienes defiendan los derechos Roma frente a estas tribus germanas, a cambio les
ofrecia el asentamiento en esa zona. Asi pues, en el 416 los visigodos penetran como aliados de Roma derrotando a
los alanos y a parte de los vándalos, con lo que el imperio recupera el control de las regiones mas romanizadas.
Ya hacia el final del s. V d.C. Roma, recupera el dominio de la península de la mano de los visigodos quienes
terminan por migrar y asentarse en Hispania definitivamente.
Los suevos se mantuvieron al noroeste de la península hasta que finalmente en el s. VI y VII los visigodos se
hicieron con el control total de la península expulsando a los romanos y creando el Reino Visigodo con capital en la
ciudad de Toledo por su ubicación central estratégica.
Atanagildo fue el primer monarca, si bien sería Leovigildo, entre los años 569 y 586, el auténtico artífice de la
unidad política de los visigodos, bajo cuyo gobierno se inició la integración en el reino de elementos godos e
hispanorromanos.
Para lograr el reconocimiento de su soberanía, combatió a los vascones y anexionó a los suevos, al tiempo que
frenó a la nobleza del sur, partidaria en principio de la sublevación de su hijo Hermenegildo, quien se había
convertido al cristianismo frente al arrianismo oficial.
La evolución del reino entre 586 y 681 depararía no obstante un fortalecimiento de la aristocracia y su consiguiente
feudalización, particularmente entre los años 681 y 711.
Sin embargo, el enfrentamiento entre los miembros de la aristocracia provocaría una situación de inestabilidad tal
que en este contexto de fragilidad la entrada de los musulmanes en la Península apenas encontró una resistencia
organizada
Organización política.
La monarquía
El rey era el jefe supremo de la comunidad. La institución monárquica llevaba largo tiempo afianzada en el pueblo
visigodo cuando éste llegó a la Península. Los reyes debían ser de condición noble y accedían al trono mediante un
sistema electivo en el que intervenían los obispos y los magnates palatinos. Pero con ese sistema sólo se
entronaron tres reyes (Chintila, Wamba y Rodrigo). La asociación al trono era, en la práctica, la forma más común,
junto con las usurpaciones, de tomar el poder. El monarca estaba ungido por Dios y a éste debía su legitimidad; la
realeza poseía así un carácter sagrado, que se supone debía de disuadir cualquier intento de atentar contra el rey.
Pero eso no bastaba y los asesinatos de monarcas, rebeliones, conjuras y usurpaciones eran moneda de cambio en
el reino visigodo.
Junto al rey estaba el Aula Regia, consejo asesor que estaba formado por nobles.
La administración territorial
Los visigodos conservaron la división provincial de la Hispania Romana. Al frente de las provincias nombraron
duques y Crearon otras circunscripciones que dirigían condes.
Las instituciones municipales, en cambio, entraron en decadencia. Los curiales municipales, encargados de recaudar
los impuestos en las ciudades, continúan y acentúan su caída. Son despojados de su poder tributario y éste recae en
manos de los duques y los condes. Éstos asumirán gran parte de la labor administrativa del reino y gobernarán
provincias o regiones con plenas competencias en la administración y justicia.
Organización social.
Existían tres escalas sociales: hombres libres, semilibres (Liten) o siervos, que podían acceder normalmente al grado
de semilibres, y en excepcionales ocasiones al grado de hombre libre. La clase social tenía gran importancia a la
hora de determinar los deberes y derechos.
Aristocracia
En el supuesto particular de los visigodos, el estrato social superior correspondería a la fusión de los senatores
territoriales de la antigua Hispania romana, con los seniores y magnates godos.
La situación jurídica de la nobleza siempre se ha considerado como privilegiado con respecto al resto de clases
sociales. No obstante, Torres López en un comienzo, y sobre todo, King, terminarían por demostrar el carácter
antiaristocrático de la legislación visigoda
Hombres libres.
La clase social más abundante en la sociedad visigoda correspondía a la del "hombre libre", quien tendría una
situación jurídica intermedia entre la nobleza y la servidumbre.
Formalmente, el principio reinante habría de ser el igualitarismo, de cara al mundo del Derecho. No obstante, este
principio tendrá un carácter meramente formal, puesto que las diferencias materiales entre hombres libres eran
extremas, dependiendo de su dependencia económica y social de los potentes y seniores. De esta manera, dentro
de los hombres libres, se suelen distinguir las siguientes fuerzas sociales:
Privates: población urbana compuesta por comerciantes y artesanos. Se agrupaban en los denominados
collegia, que aglutinaban y cohesionaban a los individuos en función de su oficio y dedicación. Los
privates tenían una serie de restricciones leves en cuanto a la libertad para enajenar sus bienes.
Curiales: grupo urbano, procedente de las antiguas curias municipales hispanorromanas.
Tenían un carácter eminentemente cerrado y en vías de desaparición, debido a su origen hereditario. Al
igual que los privates, no poseían libertad plena para la enajenación de bienes.
Possessores: colectividad rural de pequeños propietarios de tierra, cuyo origen ha de situarse
mayoritariamente en la población hispanorromana previa al asentamiento visigodo. Por otro
lado, muchos de entre los possessores tenían sus raíces en los labradores visigodos que accedieron a la
propiedad de la tierra mediante los sistemas de reparto de fundos. Habían de entregar el impuesto
territorial, además de soportar algunas cargas (como permitir a la posta oficial el uso de los caballos). Por
otro lado, la enajenación de sus bienes inmuebles sólo era posible si el receptor de tales bienes no
estaba exento de cargas fiscales. Cabe añadir que su independencia económica estaba más
comprometida que la de las clases urbanas, produciéndose multitud de abusos por parte de los nobles y
potentes.
Iuniores: numeroso conjunto de hombres libres del ámbito rural de la Hispania visigoda que labran
la tierra perteneciente a la aristocracia terrateniente o seniores. . Los iuniores solían adquirir
unas condiciones jurídicas especiales, pudiendo llegar a quedar adscritos a la tierra que
cultivaban. Este sistema de explotación económica, y estructuración social es llamado
"encomendación" por las fuentes historiográficas, de manera que se afirma que ciertos hombres libres
podían caer en la órbita de poder de la aristocracia, pasando a ser "encomendados" o
"patrocinados".
Siervos
Finalmente, el estrato social más bajo era el que correspondía a los siervos, es decir, aquellos que por nacimiento,
captura bélica, insolvencia en las deudas u otras causas, sufrían la esclavitud.
Dentro de la categoría de siervos, había distintos grados, de manera que los siervos idóneos (servi idonei),
dedicados a oficios palatinos y administrativos, recibían mejor trato que los siervos inferiores (servi inferiores),
dedicados normalmente a las tareas más duras del mundo rural. En un punto intermedio se encontrarían los siervos
eclesiásticos, es decir, los siervos de la Iglesia que trabajaban en sus campos, y que en bastantes ocasiones,
obtenían una manumisión relativa, pasando a ser libertos sub osequium ecclesiae.
Cabe destacar que el grado al que perteneciese el siervo no sólo implicaba un mejor o peor nivel de vida, sino
también, una condición jurídica distinta. Así, por ejemplo, los siervos del rey o idóneos podían dar testimonio en
juicio como si fueran hombres libres, o incluso podían llegar a ser propietarios.
El Derecho Ghotohispánico.
Los pueblos germánicos se regían por un derecho consuetudinario no escrito. Pero al tomar contacto con la
civilización romana se dejaron influenciar por ese orden superior y más perfecto. Abandonaron entonces muchas de
sus costumbres bárbaras y hasta comenzaron a utilizar el idioma latino. Y para organizar mejor las relaciones de su
pueblo, Eurico comprendió que era necesario redactar leyes escritas según el modelo romano
El Derecho Ghotohispánico hace referencia al conjunto de leyes y sucesos jurídicos que se produjeron durante
el período de la Historia del Derecho comprendido desde el asentamiento del pueblo visigodo en las Galias hacia el
418 y su posterior emigración y ocupación de la Península Ibérica en el siglo VI, hasta la invasión musulmana de esta
última en el 711.
El Derecho visigodo es una vertiente jurídica del Derecho germánico correspondiente a los godos que se asentaron
al oeste del río Dniester, también conocidos comúnmente como visigodos.
Su Derecho, como parte del Derecho germánico, compartía con éste su esencia consuetudinaria y oral. De esta
manera, el Derecho visigodo refleja la mayor parte de los principios que los historiadores del Derecho han
establecido para trazar el concepto abstracto de "Derecho germánico".
Los visigodos mantuvieron en gran parte el derecho romano vigente en Hispania al momento de su llegada y fue
casi su fuente principal. Las ramas en las que más introdujeron reformas es en lo que respecta al Derecho de
Familia. Los visigodos se estructuraban en unidades o unidades familiares llamadas Sippes.
Las sippes eran grupos de familias que agrupaban a individuos pertenecientes a un tronco común de descendencia
en cuya sima se ubicaba el pater familias. El derecho germánico atribuía a ese conjunto de individuos un carácter
de círculo de autodefensa, con un conjunto de derechos y deberes para sus miembros, de manera que la protección
penal de sus integrantes quedaba en manos de al propia colectividad. Así, cuando el círculo comunitario veía
cómo uno de sus miembros era dañado, los restantes quedaban legitimados para acceder a la a la venganza
contra el agresor (especie de ley del Talión); la indemnización o compensación económica,
En cuanto a las fuentes del derecho visigodo, además del derecho romano, podemos citar a:
1. Las Leyes teodoricianas
Se trata de unas leyes promulgadas por Teodorico I y su hijo Teodorico II. Probablemente se trate del primer
derecho legal visigodo, por lo que no nos han llegado y tan solo tenemos noticias indirectas de ellas a través de
otros textos. Su contenido gira entorno al problema de reparto de tierras entre visigodos y galo-romanos. En cuanto
a su aplicación, por lógica y por afectar a visigodos y a romanos, tendría carácter territorial.
Existen dudas sobre la procedencia real del Edicto de Teodorico. Tradicionalmente fue atribuido a Teodorico
el Grande (493-526), rey ostrogodo que poco tenía que ver con el Derecho visigodo. No obstante, en 1953, Piero
Rasi comenzó a plantear serias dudas sobre tal atribución, dando paso a la teoría de Giulio Vismara, quien afirmaba
que el edicto correspondía a las leyes otorgadas por el rey visigodo Teodorico II.
Una tercera teoría entró en discordia cuando D´Ors remitió la autoría del texto a un prefecto de las Galias situado
en la mitad del siglo V. De esta manera, se completan las tres opciones principales sobre la verdadera naturaleza
y procedencia de la obra, abriendo así una polémica entre los distintos autores, que aún no ha sido resuelta
satisfactoriamente, y que no permite hablar de una teoría que haya prevalecido sobre las demás.
La estructura del Edicto de Teodorico queda constituida por un prólogo, ciento cincuenta y cinco capítulos y un
epílogo. La obra se nutre de fuentes romanas, y denota una aplicación territorial sobre un lugar donde rige
el Derecho romano, y donde conviven comunidades romanas y bárbaras.
2. Código de Eurico
El Código de Eurico fue una colección de leyes de Derecho visigodo que fueron compiladas bajo las órdenes
del rey Eurico, en algún momento anterior a al año 480 y posiblemente en Tolosa. La compilación misma fue
una obra de Leo, un jurista de la época, consejero principal del rey. A través del código se reconocieron y
reafirmaron las costumbres de la nación visigoda. El Código es bastante confuso y parece que era una mera
recolección de las costumbres godas alteradas por el Derecho romano.
Características.
Personalidad y territorialidad
El análisis de la aplicación y vigencia del Derecho visigodo parte de conocer con exactitud lo que significa
personalidad y territorialidad del Derecho. La personalidad del Derecho supone que éste está concebido para
que por él se rijan las personas que forman parte de un grupo social-político concreto (con independencia del
territorio donde se encuentran) mientras que la territorialidad del Derecho implica que éste se regirá sobre toda
aquella persona que ese encuentra en un determinado territorio con independencia del grupo social al que
pertenezca.
La personalidad es típica de las comunidades políticas débiles, mientras que la territorialidad se encuentra en los
sistemas jurídicos más desarrollados. Al estudiar los diferentes textos jurídicos legales visigodos surge una profunda
controversia doctrinal sobre carácter personal o territorial de sus leyes. La duda se centra fundamentalmente en el
código de Eurico y en el Breviario de Alarico sobre los cuales han surgido dos teorías:
Teoría tradicional. Dominante hasta 1941 y defendida entre otros por Hinojosa y García de
Valdeavellano. Esta teoría parte del principio de personalidad del derecho de los germanos y por
tanto también de los visigodos. Y concluye con que el código de Eurico estuvo vigente solo entre los
visigodos y el Breviario de Alarico solo entre la población romana.
Teoría territorialista. Data de 1941 y es defendida por García-Gallo matizada después por D’Ors. Según
Gallo tanto el código de Eurico como el Breviario habrían tenido carácter territorial y habría sido
aplicado tanto a visigodos como romanos.
En otras palabras:
Se dice que una ley es territorial cuando se aplica en un territorio a todos sus habitantes, sean o no
de la misma nacionalidad.

Se dice que una ley es nacional o personalista cuando se aplica a los miembros de un grupo
nacional, independientemente del territorio en el que se encuentre.
La doctrina no se pone de acuerdo sobre si el derecho visigodo fue territorial o nacional. Un sector de la
doctrina afirma que cuando los visigodos entraron en el Imperio romano abandonaron su derecho germánico. Para
este sector de la doctrina la legislación visigoda tuvo valor territorial, es decir, fue una legislación que se aplicó
tanto a los visigodos como a los hispanorromanos.
Otro sector defiende que el proceso de integración de ambos pueblos fue lento, lo que motivó que los visigodos,
durante un largo período de tiempo, promulgaran leyes distintas para visigodos e hispanorromanos. Esto dura hasta
la promulgación del Liber Iudiciorum.
El sucesor de Eurico (Alarico II) hizo redactar otro código en 506. Fue la gran complicación de derecho romano
anterior a la de Justiniani y más difundida que la de éste. Para la mayoría de los historiadores ambos rigieron
sucesivamente a toda las poblaciones sometidas al reino visigótico.
Más tarde se llegó a la unificación jurídica. EL rey Leovigildo (572-586) sancionó un nuevo código en el cual permitía
los casamientos entre godos y romanos y suprimía las diferencias jurisdiccionales. A esta unificación del derecho se
agregó la unificación religiosa. Los visigodos, desde antes de su llegada a España, habían adoptado la herejía arriana,
que negaba la unidad de la esencia divina de las tres personas de la Trinidad. Pero el catolicismo ortodoxo dominaba
en la península ibérica entre los pobladores hispano-romanos, de tal modo que las invasiones produjeron una
división no sólo política sino también religiosa. Esta situación se mantiene durante más de un siglo, hasta que la
acción y la prédica de los obispos católicos, y especialmente de San Leandro, metropolitano de Sevilla, consigue
convertir a Recaredo y tras él a los nobles del reino.
Síntesis: los visigodos no implantaron un derecho totalmente nuevo sino que se limitaron a tomar el derecho
romano imperante en la península y le incorporaron algunas modificaciones para adaptarlo a las características de
su comunidad. A diferencia del derecho romano, el visigodo fue un derecho territorial, es decir, creado
específicamente para la península, no como el romano que era de tinte más universal –para ser aplicado tanto en
roma como en sus colonias-.
El Derecho Musulmán en España.
La Temprana Edad Media concluye repentinamente en España con la invasión de los árabes, que hicieron
desaparecer el reino visigótico. La religión predicada por Mahoma en Arabia a principios del siglo VII se había
difundido por todo el norte de África y el Mediterráneo oriental. Sus adeptos, deseosos de proseguir la guerra santa
y de extender sus conquistas, cruzaron en 711 el estrecho de Gibraltar y luego de una breve campaña se apoderaron
de casi toda la península, llegando después a penetrar en Francia en donde fueron rechazados por Carlos Martel
(732). Se inicia así la dominación musulmana al mismo tiempo que comienza, en las montañas de Asturias, el largo
proceso de la reconquista.
El ejército árabe, al mando de Tarik, desembarcó en Gibraltar en el año 711 con unos 7.000 hombres. Los
combates duraron una semana –desde el 19 de julio hasta el 26 del mismo mes- y terminaron con la muerte
Rodrigo en la llamada “Batalla de Guadalete” (echo que no está demostrado).
Los victoriosos musulmanes avanzan hacia adelante. Toledo, Córdoba, Málaga, Sevilla y Granada fueron
tomadas. Hacia el año 713, prácticamente toda España se encontraba en manos musulmanas.
La ocupación musulmana se prolongará durante más de siete siglos de guerras e intento de reconquistas por
parte de los cristianos. En el 722 tuvo lugar la Batalla de Covadonga que fue el primer intento de reconquista y en
1492 el último, con el triunfo de los Reyes Católicos y la recuperación de Granada.
Los Reyes Católicos incumplieron todas las promesas firmadas en el Tratado de Santa Fe donde se prometía
proteger los derechos de los musulmanes. Difícilmente en la historia de las religiones podemos encontrar
incidentes tan crueles y vergonzosos como los encontramos durante su reinado. La Inquisición española forzaba al
cristianismo a todos los musulmanes y judíos que permanecieron en España. Cientos de bibliotecas repletas de
valiosísimos manuscritos y libros fueron quemadas con el fin de borrar cualquier huella del Islam. Se calcula que
más de 3 millones de musulmanes fueron ejecutados y los que no consiguieron huir al Norte de África,
fueron convertidos al cristianismo por la fuerza.
Los moros formaban una comunidad esencialmente religiosa, que sin embargo no trató de imponer su credo a la
mayoría católica. Fueron muchos los que continuaron viviendo bajo la dominación de aquéllos (mozárabes),
conservando su religión, su derecho y sus propios jueces. A medida que avanzaba la reconquista se produjo el
fenómeno inverso, es decir, el de los musulmanes que habitaban en territorio cristiano (mudéjares).
El derecho arábigo reconocía tres fuentes principales: las enseñanzas directas de Mahoma recogidas en el Corán
(que contiene preceptos jurídicos en una décima parte); la conducta de Mahoma conocida por tradición oral; y la
opinión unánime de la comunidad musulmana, evidencia a través de la coincidencia de los juristas. El desarrollo de
los principios contenidos en esas tres fuentes era la materia propia de la ciencia del derecho, que cultivaban los
juristas. La legislación no existía, puesto que todo derecho debía provenir de la divinidad a través de aquellas
fuentes, y tampoco tenía valor la costumbre que no estuviera afirmada en la opinión unánime de la comunidad.
Este derecho dejó pocas huellas en España, salvo en lo que se refiere a la denominación de algunas instituciones o
autoridades (todos los nombres que comienzan con al en castellano tienen origen arábigo). Los musulmanes tenían
su propio derecho que era personalista y regido por el Corán. Los cristianos mantuvieron su propio derecho y no
fueron forzados a cambiar de religión; aunque muchos fueron los que se pasaron voluntariamente. En el derecho
privado seguían el Liber Iudiciorum.El derecho musulmán ejerció poca influencia sobre el romano-visigodo ya que
era personalista debido al carácter nómada de los musulmanes. El mundo musulmán influyó más en el arte,
folklore, costumbres populares. La zona más musulmana era el Sur de España.
Derecho Foral Español (finales del siglo IX hasta principios del siglo XIII):
Como decíamos anteriormente, la Reconquista se inició con la Batalla de Covadonga en el 722 y acaba en 1492 con
la toma de Granada por los Reyes Católicos que decidieron seguir reconquistando el Norte de África pero que
pararon debido a la conquista de América. Durante este periodo los reinos y principados cristianos se desarrollaron
notablemente, incluyendo los más importantes, el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. La unión de estos dos
reinos a través del matrimonio en 1469 de la Reina Isabel I de Castilla y el Rey Fernando II de Aragón condujo a la
creación del Reino de España. El año 1492 es también rememorado como el año en que los Reyes Católicos
enviaron al explorador Cristóbal Colón a través del océano Atlántico en busca de una nueva ruta comercial con Asia.
La expresión derecho foral hace referencia a las leyes dictadas durante el período de reconquista; las cuales se iban
dictando para llevar soluciones a las nuevas situaciones que iban apareciendo a medida que avanzaba la reconquista
del territorio español.
Se trataba de normas rudimentarias que no poseían distinción de acuerdo a su carácter –público o privado-.
Era una legislación de carácter excepcional, provisional y muchas veces de privilegios que, en su mayoría, estuvo
destinado a organizar las ciudades, otorgando privilegios a quienes recuperaran las tierras (por ejemplo, les
otorgaban autoridad sobre las tierras reconquistadas).

Muchas veces un sector de la población se organizaba en forma de ejército y recuperaba las tierras para la corona.
Esta forma jurídica, en realidad, provenía de la conquista árabe y fue tomada por los reyes católicos para facilitar la
reconquista sin invertir demasiado en la misma.
Tal fue la importancia de este derecho en España que hacia el s. XVIII y aún actualmente son tenidos en
cuenta por la legislación civil, la cual lo invoca y protege en varias ocasiones. Así por ejemplo, si algún tema no esta
reglado normativamente el derecho foral propio de cada ciudad puede solucionar el tema en cuestión.
El origen de la diversidad de ordenamientos jurídicos existentes en España se remonta a la baja Edad Media,
durante la cual coexistieron en el territorio peninsular varios reinos, cada uno de ellos con su derecho propio.
Podría decirse que el derecho foral nace con la misma reconquista y evoluciona a medida que esta avanza y
se van creando nuevos fueros a lo largo del reino (foral: fuero).
Producida la unificación política nacional, persistió la diversidad jurídica, pudiendo decirse, que hasta el mismo siglo
XVIII los antiguos reinos mantuvieron no sólo sus antiguas instituciones jurídicas, sino también su autonomía
legislativa, de hecho el Reino de Navarra pervivivió hasta 1841, acuñando moneda propia con la sola inscripción
"Reino de Navarra" y mantuvo aduanas con el Reino de España en el rio Ebro.
 Origen del término:
Proviene del latín “forum” que cuando se romaniza pasa a denominarse “fuero”. Desde el siglo IX,
la palabra fuero adquiere un carácter de privilegio y libertad. Este carácter va a ser mantenido
siempre en todas las acepciones que se van a dar de fueros.
 Concepto:
Es un texto escrito en el que se recoge todo el ordenamiento jurídico propio de una comunidad y
con ámbito de vigencia y aplicación exclusivo para esa comunidad. Cada lugar tiene su propio fuero.
Esto hace que en la Alta Edad Media el Derecho Español sea una pluralidad de derecho.
 Clasificación:
 Fueros breves, que contienen entre 5 y 50 normas jurídicos y son los que se dan a principios
de la Alta Edad Media.
 Fueros extensos, que contienen entre 50 y 1000 preceptos y se dan entre mediados de la
Edad Media hasta el siglo XIII.
 Redacción:
Todos los fueros son escritos. Los fueros breves están escritos por una única cara y en latín, si
alguno está en romance, es un romance primitivo. Los fueros extensos aparecen escritos en las
lenguas romances. Técnicamente son bastantes pobres. Algunos son copias literales de otros.
 Autoridad que lo concede:
Fueron entregados por la autoridad competente de cada lugar: los señores, los maestros o los
abades de los monasterios. Un fuero puede ser también concedido por las comunidades de vecinos.
 Motivos para conceder los fueros:
Un fuero se otorga para poblar un lugar recién conquistado, para introducir modificaciones o
alteraciones en la normativa anterior, para confirmar o ratificar lo que hay o para solucionar las
desavenencias entre el seños y los habitantes del lugar.
 Contenido:
Esencialmente trata sobre el derecho público y dentro de este se regulan normas de derecho
administrativo, penal, procesal, financiero y militar (buscar los contenidos específicos en la fotocopia
citada en la bibliografía).
 Formularios de fueros:
En razón de la cantidad de fueros otorgados y según se vaya consolidando el poder del Rey o
Conde, se llega a un momento en el que hay necesidad de hacer un tipo de fuero para los lugares
que no tienen. A esto se le llama “formulario de fueros”
La ciencia jurídica medieval. El derecho Común. Concepto. La recepción.
El Derecho común (del latín, ius commune) es un término que hace referencia a un Derecho que se aplica a la
generalidad de los casos o aplicable en oposición a un derecho particular o especial (Derecho propio)
Es un término que viene de la Edad Media y que hacía referencia al Derecho formado a partir del conjunto del
derecho romano justinianeo, canónico y feudal del norte de Italia (Lombardía), utilizado en la mayoría de los
países europeos.
Tras la caída del imperio romano de occidente en el año 476, se rompió la unidad política y jurídica de Europa. Los
diversos países o reinos europeos estaban regidos por estatutos y fueros locales (derechos locales o derecho foral).
Una reunificación era difícil al carecer de una base doctrinal, que pudiera permitirla. Dicho proceso pudo iniciarse
gracias a un especial acontecimiento: durante el siglo XI, en la Escuela de Arte de Bolonia se encontraron algunos
ejemplares de la recopilación de derecho romano de Justiniano, comúnmente conocida como Corpus Iuris Civilis.
Nacerían así los Glosadores, que desarrollarían el Derecho común en las nacientes universidades.
Posteriormente, con la aparición de un Derecho especial aplicable a los comerciantes (El Derecho mercantil), el
Derecho civil pasó a denominarse también Derecho común, en contraposición a aquél.
Por lo tanto, el Derecho Común nace con aquél movimiento de renovación fundamental en la vida
jurídica del occidente de Europa, que ocurre en plena Edad Media. Viene a sustituir los antiguos derechos
nacionales, todos ellos de origen germánico, por un nuevo derecho, común para todos los países de Europa
occidental e integrado por tres derechos distintos:
o Una reelaboración del derecho romano justinianeo

o Un derecho canónico posterior a la época visigoda

o Un derecho nuevo conocido como Derecho lombardo feudal

La recepción de estos 3 derechos va a constituir, sin ninguna duda, la revolución más importante y trascendental de
toda la Historia de Europa, una revolución que llega hasta nuestros días, y que en aquel momento dio origen al
Renacimiento.
Hubo dos focos que ayudaron enormemente a la difusión por toda Europa de estos 3 derechos:
o Grupos de estudiantes, que de todos lados comienzan a acudir a Bolonia y a otras universidades
de Italia, con la idea de conocer en profundidad el derecho romano.
o Las universidades, que estaban comenzando a crearse. Las universidades son muy importantes porque sus
enseñanzas jurídicas serán solo sobre derecho romano y derecho canónico, con olvido de su propio derecho. Esto
genera que los estudiantes, cuando terminan sus estudios, vuelven a su país de origen, donde ocupan puestos
destacados e importantes en los Tribunales. También desde estos Tribunales los juristas ayudaron mucho a difundir
el derecho común, y conseguirán lentamente desterrar de los órganos jurídicos la aplicación del derecho nacional
Estos juristas trabajarán sobre las obras de la época romana y, sobre todo, de las que se dieron con
Justiniano: Codex, Instituta, Digesto y Novelas (estas forman el Corpus Iuris Civilis)
Codex: fue una recopilación de las constituciones imperiales, desde Adriano hasta Justiniano.
Instituta: fue un manual destinado a la enseñanza que se elabora sobre la base de la Instituciones de Gayo.
Digesto: es una inmensa recopilación sistemática de la jurisprudencia clásica.
Novelas: fueron las constituciones imperiales posteriores al Codex. Estas constituciones imperiales aparecen
recogidas, en el mismo s. VI, en dos colecciones distintas: una italiana, denominada “auténtica”, y otra
bizantina, que está resumida y que recibe el nombre de “Epítome Juliano”.
La escuela de Bolonia, aunque al principio era sólo una escuela de arte, gracias al nuevo método de estas
personas se va a transformar en una de las principales universidades de Europa. Va a tener tanta fama que
comienzan a acudir miles de estudiantes de derecho de toda Europa, y con la labor de todos le va a aportar
a Europa un nuevo modo de abordar el estudio del derecho.
El método de trabajo usado por Irnerio fue la glosa, que es la exégesis (análisis) textual de los párrafos leídos en las
clases. Los juristas que utilizaron este método se llamarán glosadores, y tendrán una preocupación fundamental,
descubrir y explicar el sentido de los textos justinianeos. Para ello irán colocando breves aclaraciones del
significado de cada pasaje, situándolos entre líneas o al margen de cada párrafo, y cada aclaración será una glosa.
Se usa este método porque los juristas de esta época tienen un enorme desconocimiento histórico y filológico, lo
que les impide entender los textos que usan.
Cogen el método de cualquier rama (sobre todo de la teología) y lo aplican al derecho romano. Esta glosa aplicada
al derecho tiene como meta comprender el texto no sólo en su literalidad, sino comprender el texto en su espíritu,
la Mens Legis, la mente del legislador. Y para conseguirlo, lo primero que tienen que hacer es resolver las
contradicciones y comprender las palabras, porque si consiguen esto los juristas estarán en condiciones de
formular reglas generales del derecho.
Según la acepción de Derecho común como Derecho civil general, en contraposición al
Derecho civil foral, es aquel que rige:
1. En ausencia de Derecho foral.
2. De forma supletoria al Derecho foral, cuando este existe y es aplicable en un territorio.
3. La aplicación de uno u otro Derecho en los conflictos de jurisdicción
La Escuela de Los Glosadores es un grupo de juristas vinculado a la recepción del Derecho Romano Justinianeo en
occidente, que se desarrolló desde fines del siglo XI, hasta mediados del siglo XIII. Gracias a ellos, pudo lograrse una
relativa unificación del derecho en la península ibérica y en toda Europa, cosa que no se había visto desde la caída
del derecho romano y el fin del imperio visigodo.
El nombre de Glosadores proviene del método empleado por sus representantes, en explicar mediante glosas o
anotaciones marginales o interlineales, el sentido de los principales textos de la legislación de Justiniano.
La Escuela de los post-glosadores se la ubica desde el siglo XIV al XV, sus más destacados representantes fueron
Bartola Sassoferrato y Balbo de Ubaldis.
Al intentar establecer una diferencia entre glosadores y postglosadores se piensa en el método empleado por los
representantes de esas dos escuelas, los primeros basaron sus puntos de vistas en la ley Romana recapitulada y
los segundos partieron de la propia glosa.
Por lo tanto, los post-glosadores fueron los comentaristas de los comentarios realizados por los glosadores
siglos antes y tenían una intensión más practica que teórica; ya no se preocupaban tanto de comentar el Corpus
Iuris Civilis, sino de encontrar soluciones a los problemas reales a partir de esos textos y comentarios.
Los postglosadores, además, utilizaron los procedimientos de la escolástica, y conquistaron una autoridad tan
grande que a veces fue superior a la que tenían las mismas normas del derecho romano, a las cuales dieron un
sentido más orgánico y actualizado.
Origen.
En este contexto de recepción de un orden jurídico desconocido surge esta escuela de juristas, a la cual se le
denominó "de los Glosadores" por utilizar principalmente la Glosa en sus análisis del Corpus Iuris Civilis.
Al ser el Derecho Romano Justinianeo muy vasto y complejo, y al constituir un derecho nuevo en occidente, se
hizo necesario que alguien se encomendara a la tarea de aclarar su sentido para lograr su comprensión y
posterior aplicación en el contexto del Sacro Imperio Romano Germánico, que se sentía continuador de la tradición
del Antiguo Imperio.
La escuela de la Glosa comenzó a desarrollarse a fines del siglo XI en la Universidad de Bolonia. Aquella
institución nació como una Escuela de Derecho en 1088 y sus primeros profesores, en el contexto de la Recepción,
fueron los cultivadores de este tipo de análisis jurídico.
En qué consistía la glosa?
La Glosa consistió en analizar un texto, aclarando y explicando el significado de sus palabras o fragmentos, hasta
llegar a hacer una interpretación general de éste. Es decir, la glosa en un primer momento era de significado,
luego lo fue de sentido. Así, pues, el método de la glosa experimentó un desarrollo, originalmente fue una simple
apuntación gramatical o lexicográfica, hasta llegar a ser una explicación acerca de la razón del texto.
La ciencia cultivada por los glosadores, descansa en varios presupuestos.
Desde el punto de vista político, la glosa descansa sobre la idea de que si el Sacro Imperio Romano Germánico era
el continuador del Antiguo Imperio, el derecho de éste último debía ser también el derecho del primero. Por
tanto se consideró al Corpus Iuris Civilis como el derecho que debía regir en el Sacro Imperio.
Desde el punto de vista dogmático, se desprende una idea muy relacionada con el presupuesto político. Si el Corpus
Iuris Civilis había sido derecho vigente en el Imperio Romano, resultaba obvio que en su continuador, el Sacro
Imperio, también se le considerara de la misma manera.
Filosóficamente, la ciencia jurídica glosadora encontró su autoridad natural en el Derecho Romano Justinianeo. Se
le otorgó a este derecho tal autoridad, que fue el objeto de estudio casi exclusivo de la ciencia de la época. El
Corpus Iuris gozó de tanta admiración por parte de los Glosadores, que se le consideró un regalo de Dios, una
obra perfecta, y por lo tanto imposible de criticar. Incluso cuando notaban errores en la obra Justinianea, como
interpolaciones o contradicciones, la actitud generalizada fue atribuir aquellas fallas a una falta cabal de
comprensión de la obra por parte de los mismos juristas y no a la obra en sí.
La Glosa, en la práctica, se realizaba en los mismos textos que los juristas iban leyendo. De acuerdo a en
qué lugar de la hoja se hacía, se clasifica en Glosa Interlineal y Glosa Marginal.
a) Glosa Interlineal: Fue aquel tipo de glosa que se realizaba entre las líneas del texto. Por esto fue una
glosa breve, ya que el espacio para escribir entre línea y línea era reducido. Se limitó a citar ejemplos,
sinónimos, e incluso derivar al lector a otros pasajes del Corpus Iuris Civilis.
b) Glosa Marginal: Fue aquella glosa que se realizaba en los márgenes de las hojas. En
consecuencia, había más espacio para desarrollar las ideas, y por tanto, fue mucho más extensa
que la Glosa Interlinal

Al analizar este género jurídico desde el punto de vista de su finalidad, se pueden distinguir dos tipos: un fin próximo
y un fin lejano
La finalidad próxima era explicar el contenido del Corpus Iuris Civilis para obtener un mejor
entendimiento de él al ser una obra muy extensa y compleja.
La finalidad lejana era que, una vez aclarado y explicado su sentido, el Derecho Romano Justinianeo se
convirtiese en derecho vigente. Esta idea surge al tener el mismo ideario político que los
emperadores del Sacro Imperio.
Otras labores.
Los Glosadores no sólo se avocaron a la tarea de aclarar el significado del Derecho Romano Justinianeo, sino que
también hicieron importantes aportes al estudio del derecho. Algunas tareas relevantes desempeñadas por los
Glosadores fueron:
Reconstruir el texto íntegro del Corpus Iuris Civilis a partir de todos los fragmentos conocidos. Ésta fue una
tarea previa a la glosa. Una vez completado el Corpus completo, recién pudo aclararse y explicar su sentido.
Realizar una nueva clasificación del Corpus: Dividieron el Digesto en tres partes a medida que lograban
reconstruir sus partes. La primera que lograron reunir la llamaron simplemente 'Digesto', la segunda la llamaron
'Digesto Nuevo' y la tercera, 'Infortiatum'. Reclasificaron el Código dejándolo constituido de 9 libros en vez de 12.
Crearon el 'Volumen', donde agruparon los 3 libros restantes del Código junto con las Instituciones y las Novelas.
Separaron la enseñanza del derecho de las otras ramas del saber. Con los Glosadores volvieron a occidente
las escuelas de derecho.
El derecho canónico. Concepto. Fuentes. Importancia y gravitación en el Derecho Español.
El Derecho canónico es una ciencia jurídica que conforma una rama dentro del Derecho cuya finalidad es
estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la Iglesia Católica. O en otras palabras, es el derecho que regula
la estructura y el funcionamiento de la Iglesia Católica.
Aunque el derecho canónico ya existía desde el s. I d.C. es recién en la Edad Media donde pasa a ser un derecho
importante, al tomar parte en las universidades. Si bien la Iglesia Católica es una comunidad que solo a la luz de la
fe puede percibirse en toda su realidad, pues se constituye de un elemento divino y un elemento humano,
es evidente que en cuanto realidad visible y social, sujeta al tiempo y al espacio, está dotada desde sus inicios de
una organización propia y de un ordenamiento jurídico específico. Toda comunidad o institución –religiosa o no-
necesita de una organización y de un conjunto de reglas para poder llevar a cabo su objetivo. Este sistema
de derecho es comúnmente conocido como Derecho Canónico, haciendo alusión a una de sus principales fuentes
normativas: los cánones o acuerdos conciliares.
El Derecho canónico constituye un ordenamiento jurídico pleno, es decir, con todos los elementos necesarios.
Cuenta con sus propios tribunales, abogados, jurisprudencia, dos códigos completamente articulados e incluso
con principios generales del derecho. También se divide, al igual que el Derecho que conocemos, en diferentes
ramas: Derecho Canónico Penal, Administrativo, etc.
Ejemplo: la excomunión es una de las penas previstas en el derecho de la Iglesia. Por excomunión se entiende la
censura o pena medicinal por la que se excluye al reo de delito de la comunión con la Iglesia Católica.
La Iglesia católica fue organizando desde los primeros siglos su propio derecho, que con el desarrollo de cristianismo
iba a imponerse en todo el mundo occidental. Ese derecho está destinado no sólo a organizar el gobierno de la
Iglesia como sociedad jurídica perfecta, sino también las relaciones de ésta con sus fieles y la actividad religiosa de
los últimos. Además, la influencia creciente del catolicismo permitirá que el derecho canónico penetre
profundamente en el derecho laico, ya inspirando sus soluciones, ya absorbiendo materias que –como el
matrimonio, la familia, el parentesco, etc.– dependen de las instituciones de la Iglesia.
El derecho canónico –de canon, que significa regla– tiene naturalmente su origen y fundamento en la revelación
divina desarrollada en la Biblia. A este derecho divino se fueron agregando las normas impuestas por la tradición, por
los Santos Padres en sus libros (la Patrística), por los decretos de los Papas y por los cánones de los Concilios
(reuniones de los altos dignatarios eclesiásticos), que formaron el derecho canónico humano.
La diversidad de las fuentes, y la dispersión misma de la Iglesia en los siglos de las invasiones, originaron la dificultad
de conocer ese derecho humano y aún cierto particularismo dentro del mismo. Surgió así la necesidad de recopilarlo
y ordenarlo. Esta función se cumple extraoficialmente. La primera colección de cánones la hizo en Roma, a fines del
siglo V o principios del VI, un monje llamado Dionisio el Exiguo. Pero la que tuvo mayor importancia y difusión en la
Alta Edad Media fue la Hispana, formada en la península ibérica durante el siglo VII por un autor desconocido.
Los cánones de los concilios se complementan con decretos papales, y juntos se recogen en recopilaciones como
el Liber Extra (1234), el Liber Sextus (1298) y las Clementinas (1317). Entre 1140 y 1142 Graciano redactó la
Concordia discordantium canonum, más conocida como Decreto de Graciano, una obra que trata de conciliar la
masa de cánones existentes desde siglos anteriores, muchos de ellos opuestos entre sí.

Posteriormente, se formó una colección denominada Corpus Iuris Canonici, que incluía las seis principales obras
canónicas oficiales y particulares, compuestas entre 1140 y 1503, que fue aplicada hasta la promulgación del
Código de Derecho Canónico de 1917.
Además de recordar la aparición del derecho canónico, preciso es señalar también la influencia ejercida por la Iglesia
sobre todo el sistema jurídico. La prédica de una nueva moral y la cultura superior de los miembros de la Iglesia
determinaron la progresiva cristianización del derecho. Este proceso consiste esencialmente en la adaptación de las
normas jurídicas laicas a las enseñanzas religiosas, y en la moralización del derecho. Porque la Iglesia no se preocupó
solamente de organizar su propio funcionamiento como institución de origen divino, sino que también trató de
inculcar normas de convivencia ajustadas a sus doctrinas.
Características.
El Derecho Canónico está compuesto de contenidos de:
1. Derecho Natural (Derecho Divino: natural y positivo).
2. Derecho Positivo (Derecho Humano).
1.- Derecho divino tiene su origen en Dios, y es en Él en donde se apoya, siendo por tanto un derecho inmutable y
perfecto. De ahí que el legislador humano no puede dictar normas en contra
El Derecho divino tiene dos vertientes:
Derecho divino natural: conjunto de derechos y deberes inherentes a la naturaleza humana, y
por tanto irrenunciables. Son derechos y obligaciones innatas, universales e irrenunciables. La forma
que el hombre tiene para llegar a su conocimiento a través de la razón.

Este Derecho, aunque irrenunciable, puede no ejercerse, como el caso de los monjes, sacerdotes, etc.
con el celibato, que no renuncian al derecho sino a su facultad para ejercitarlo.

Derecho divino positivo: es el que ha sido expresamente relevado por Dios de una forma expresa
por lo que al hombre, para llegar a su conocimiento no le basta su propia razón, sino que necesitará
que Dios se lo revele.

La manera de conocerlo es estudiando el Nuevo Testamento, o a través de la Tradición de las


enseñanzas de los Apóstoles que transmitían a sus Obispos y que continua hoy siendo explicada por
el magisterio de la Iglesia.
2.- El Derecho humano es el que dicta el ser humano. La ley humana no podrá nunca contradecir una ley Divina.
Fuentes.
Las fuentes del Derecho Canónico son dos:
a) La legislación de los papas, como por ejemplo, los decretos papales4
b) Los cánones de los concilios (reuniones de obispos).
c) La costumbre prácticamente no tiene validez.
Importancia en la formación del derecho Español.
La importancia del Derecho Canónico en el proceso de formación del Derecho Español es gravitante. Y lo es a tal
punto que gracias a él comenzará a producirse una homogenización del derecho en España. Recordemos que
durante muchos siglos, sobre manera durante el proceso de reconquista, regían en España numerosos derechos
regionales o también llamados Derechos Forales.
Si bien cada reino o cada comunidad de España estaba gobernada por varios derechos forales dadas las
particularidades de cada región, había un aspecto de la vida que compartían entre todos: la religión. Y gracias al
derecho canónico España logró unificarse bajo un mismo derecho, si bien los regionalismos siguieron respetándose
y hasta el día de hoy lo siguen siendo.
El derecho canónico ha ejercido influencias en casi todas las ramas del derecho Español y, por herencia, en el
nuestro. Ha influenciado tan el derecho público como el privado (matrimonio, sucesiones, derechos reales, etc.).
El derecho canónico fue la promotora del derecho común, fue la que facilitó el camino hacia una unificación
política, religiosa y jurídica de España y gran parte de Europa. Fue la que puso un orden en el desorden de los
derechos imperantes durante y después de la reconquista.
DERECHO CASTELLANO

UNIDAD V
1. La pluralidad de los ordenamientos jurídicos. El Proceso castellano de integración
normativa. Alfonso el Sabio: las siete partidas y el ordenamiento de Alcalá.

La Recepción en España:

Esta difusión alcanzó también a la península ibérica. Los estudiantes españoles de Bolonia volvieron a su
patria trayendo las nuevas ideas que iban a enseñar en las universidades y a inspirar la labor de los
tribunales superiores. Pero el derecho común no se impuso sin que surgieran fuertes resistencias de
quienes pretendían conservar el orden tradicional, y de esta lucha procede el complejo sistema jurídico de
España.

Desde que se unieron definitivamente los reinos de Castilla y León (1230) se manifiesta una política real
orientada a uniformar el localismo jurídico y la diversidad de fuentes que entonces existía. Fernando III el
Santo ordenó en 1241 traducir el Liber Judiciorum al llamándolo Fuero Juzgo lo otorgó en tal carácter
(como fuero) a varias ciudades recién conquistadas. Alfonso X el Sabio, su hijo, continuó idéntica política
con el Fuero Juzgo. Y además hizo redactar otro cuerpo legal llamado Fuero Real (1255), que tanto él como
sus sucesores dieron a varias poblaciones, con el objeto de unificar los derechos ocales. Esta nueva obra
legislativa se inspiraba principalmente en los fueron anteriores y también en el derecho común (romano y
canónico) ya entonces conocido en España, y ejerció una influencia considerable entre los juristas.

2.b. Las siete partidas.

Las Siete Partidas1 es un cuerpo normativo redactado en


Castilla, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), con
el objeto de conseguir una cierta uniformidad jurídica del
Reino. Su nombre original era Libro de las Leyes, y hacia el
siglo XIV recibió su actual denominación, por las secciones
en que se encuentra dividida.

Esta obra se considera el legado más

importante de España a la historia del derecho, al ser el cuerpo jurídico de más amplia

y larga vigencia en Iberoamérica (hasta el siglo XIX). Incluso se le ha calificado de "enciclopedia


humanista", pues trata temas filosóficos, morales y teológicos (de vertiente greco-latina), aunque el
propio texto confirma el carácter legislativo de la

1
Se trata del primer Código de la historia escrito en una lengua moderna: el castellano.
obra, al señalar en el prólogo que se dictó en vista de la confusión y abundancia normativa y solamente
para que por ellas se juzgara.

Aun no se sabe si fue el mismo Alfonso el Sabio quien las redactó, si fue un conjunto de juristas a quienes
Alfonso dirigía personalmente, o si éste sólo se limitó a dar a los juristas encargados de la redacción las
pautas generales y los fines que debía perseguir este cuerpo normativo

García-Gallo postuló que las Partidas no eran obra de Alfonso X o que no se terminaron durante
su reinado, pues habrían sido redactadas en el siglo XIV, mucho después de la muerte del rey sabio en
1284, y que serían una reelaboración del Espéculo. Fundamentó su posición en que las primeras
referencias fidedignas de las Partidas, o sea, otros textos que hacían mención a la existencia de ellas,
procedían de comienzos del siglo XIV y en que el conocimiento, en la Península Ibérica, de los
materiales o fuentes de las Partidas, habría sido de fecha posterior a la de redacción atribuida por el
códice.

De todas maneras, se sigue considerando a Alfonso X como autor de las Siete Partidas, al menos de la
versión original, cualquiera haya sido su participación en su elaboración, como se hace con las grandes
obras de este género, que se atribuyen al monarca o gobernante que las dictó, aunque se sepa que no
intervino en su redacción (como el caso, del Código de Hammurabi y del Corpus Iuris Civilis y Justiniano).

Finalidad

En cuanto a su finalidad, se ha sostenido que las Partidas se otorgaron como texto legislativo y no como
obra doctrinal, a pesar de su contenido, más filosófico que legal, lo que se confirmaría por lo expresado
en su prólogo (que indica que se dictaron sólo para que por ellas se juzgara).

García-Gallo sostuvo que, resistida la aplicación de las Siete Partidas especialmente por la nobleza
castellana, se relegó su aplicación, tras las Cortes de Zamora de 1274, a los pleitos del rey, es decir, a los
casos reservados al exclusivo conocimiento de la corte real, mientras que los demás serían resueltos
conforme al derecho foral (los pleitos foreros). Por ello, en la práctica habría quedado como una obra
doctrinal hasta la "promulgación tardía" de 1348, realizada por Alfonso XI. Además, esta oposición a su
texto explicaría las diferencias entre las distintas versiones de la primera partida.

Se estima habitualmente que con la dictación de las Partidas Alfonso X buscaba unificar
jurídicamente el reino, no por la vía local como su padre Fernando III (a través de la concesión de un
mismo fuero a varias localidades) sino por medio de una norma general aplicable a todo el territorio.
Fuentes.

Las Siete Partidas se caracterizan por ser un texto de derecho común (basado en el derecho romano
justinianeo, canónico y feudal).

Diversas fueron sus fuentes, entre las principales, se encuentra el Corpus Iuris Civilis; las obras de
glosadores y de comentaristas (romanistas), como Acursio y Azzo; textos de derecho canónico como las
Decretales de Gregorio IX y la obra de san Raimundo de Peñafort; y algunos fueros y costumbres
castellanas.

A las anteriores, se añadieron obras filosóficas de Aristóteles, Séneca y Boecio; la Biblia y textos de
la Patrística; obras de Isidoro de Sevilla y Tomás de Aquino; el Libri Feudorum (compilación de derecho
feudal lombardo); etc.

Estructura y contenido.

Las Partidas abarcan todo el saber jurídico de la época dentro


de una visión unitaria, por ello se le ha considerado una summa
de derecho. Trata, entre otras materias, de derecho
constitucional, civil, mercantil, penal y procesal, tanto civil
como penal.

Están redactadas en castellano, de un pulcro estilo literario, e


inspiradas en una visión teologal del mundo. Posee un prólogo,
que señala el objeto de la obra, y siete partes o libros llamados
partidas, las cuales comienzan con una letra del nombre del rey
sabio, componiendo un acróstico (A-L-F-O-N-S-O). Cada partida
se divide en títulos (182 en total), y éstos en leyes (2.683 en
total).

Sus disposiciones acostumbran ir acompañadas de citas a


autores y obras,

alegorías y ejemplos y, especialmente, de una exposición razonada de sus orígenes y fundamentos


(etimológicos, religiosos, filosóficos e históricos), por lo que no son meramente prescriptivas.
Las contradicciones existentes entre algunas disposiciones serían producto del esquema de trabajo
utilizado en su elaboración, donde cada partida habría sido redactada por una persona distinta.

Influencia e importancia.

Las Siete Partidas, centro de la actividad legislativa de Alfonso X, representa el apogeo de la recepción
del derecho común (de base romano-canónica) en España y, además, constituye una de las obras
jurídicas más importantes de la Edad Media.

El arte de la exposición y la belleza del lenguaje utilizado le brindaron considerable prestigio dentro y
fuera de Castilla, siendo conocidas en todo el Occidente cristiano. En las universidades de la época sirvió
de texto de estudio y, además, fue traducida a numerosos idiomas, entre otros, al catalán, portugués,
gallego e inglés.

Asimismo, fue uno de los textos legales más importantes del ordenamiento de Castilla (por su utilización,
debido a la extensión de las materias reguladas) y, posteriormente, del imperio español. Se introdujeron
en América española, con el derecho castellano, y en Brasil, junto con el derecho portugués, desde los
inicios de la expansión en el Nuevo Mundo.

Su contenido abarcó casi todas las manifestaciones de la vida, desde el derecho político y civil
hasta el penal, pasando por la familia, sucesiones, negocios jurídicos y procedimientos judiciales.

Rigieron en Iberoamérica hasta la época de las codificaciones (1822-1916) e incluso llegaron a regir en
Estados Unidos, hasta principios del siglo XIX, en territorios que pertenecieron con anterioridad al
imperio español (como Luisiana).

2.b. El ordenamiento de Alcalá.

El Ordenamiento de Alcalá es un conjunto de 58 leyes promulgadas con ocasión de las Cortes reunidas
por Alfonso XI en Alcalá de Henares (1348). Son consideradas parte importante del corpus legislativo
principal de la Corona de Castilla de la Baja Edad Media, desde entonces hasta 1505 (Leyes de Toro).

Significaron el éxito de los letrados (de orientación romanista) que representaban el interés del rey por
aumentar el poder de la monarquía (en el sentido de definir una precoz monarquía autoritaria), que
necesitaban ordenar la legislación vigente para
alcanzar la precisión en la aplicación de las normas jurídicas, dada la dispersión legislativa y la
indefinición de muchas situaciones jurisdiccionales (locales y estamentales). El ordenamiento de Alcalá
pasó a aplicarse a las zonas con fueros locales, como Sahagún, Cuenca, León o Castilla, que
paulatinamente irían adoptando el Fuero Real al serles "otorgado" éste. Además de sancionar nuevas
leyes (entre las disposiciones de esas leyes se incluían muchas otras cuestiones puntuales, por
ejemplo, sobre contratos y testamentos), se estableció un orden de prelación legal para la aplicación de
distintos cuerpos legislativos existentes. De esta manera quedó establecido que debían aplicarse las
leyes sancionadas en Alcalá, en segundo lugar, el Fuero Juzgo y los fueros locales o estamentales que se
mantuvieran uso, y en tercer lugar el Código de las Siete Partidas. Por último se estaría a la
interpretación que diera el rey en caso de duda o silencio de las disposiciones citadas.

Sin embargo el rey tuvo que ceder a las presiones nobiliarias que deseaban ver reconocidas diferentes
concesiones de tierras y privilegios durante las continuas revueltas y guerras civiles bajomedievales,
especialmente en los turbulentos años bajo la regencia de su abuela María de Molina, durante su minoría
de edad y la de su padre Fernando IV.

En adelante se distinguirán claramente en la Corona de Castilla las tierras de realengo, bajo jurisdicción
real, y las de señorío, bajo jurisdicción señorial (de un noble laico o eclesiástico).

2. Recopilaciones castellanas: las Ordenanzas Reales de Castilla. Las Leyes de Toro. La nueva
Recopilación. La novísima Recopilación. Las Ordenanzas de Bilbao.

Las Ordenanzas Reales de Castilla.

El Ordenamiento de 1484, también conocido como Ordenamiento de Montalvo, fue el más influyente
trabajo de recopilación jurídica de la Historia de España. Supuestamente encargado por los Reyes
Católicos a Alonso Díez de Montalvo fue publicado en 1484 conociendo varias ediciones. Es la primera
recopilación del derecho vigente en la Monarquía Hispánica de la Edad Moderna.

Como era una recopilación -no una codificación- se limitaba a citar y adaptar todas las diferentes
disposiciones regias desde Las Partidas, el Ordenamiento de Alcalá y todo el
conjunto de pragmáticas y Bulas dictadas por Reyes y autoridades sobre todo tipo de cuestiones.

Iniciado por acuerdo de las Cortes de Toled, los Reyes Católicos encargaron al jurista Alonso Diez de
Montalvo la concepción de una recopilación de las leyes de la Corona de Castilla, la cual fue publicada
bajo el título de Ordenanzas Reales de Castilla u Ordenanzas reales por las cuales primeramente se han
de librar los pleitos. Este título quedó en desuso, utilizándose el del Ordenamiento de Montalvo, pero
todavía en la edición de 1508 se titulaba: Ordenças reales de Castilla: por las quales primeramente se
han de librar todos los pleytos ciuiles y criminales y los que por ellas no se fallaren determinados se han
de librar por las otras leyes y fueros y derechos. Emprimido en la muy noble cibdad de Seuilla: por Jacobo
Cronberguer, 1508.

Estaba compuesto por ocho libros subdivididos en distintos títulos que contenían más de mil leyes
agrupadas en materias. El contenido era por un lado leyes reales y, por otro, ordenamientos de Cortes
promulgadas a partir del ordenamiento de Alcalá. En su contenido también se contenía algunos capítulos
del Fuero Real.

Los textos en ella incluidos se reproducían literalmente sin embargo fue una obra bastante defectuosa
pues en su articulado olvidaba algunas normas vigentes e incluía otras que habían sido derogadas.
Aunque amplio e importante, el trabajo contenía muchos errores de infidelidad a las fuentes, de
concordancia y de contradicciones. Tal vez por ello no alcanzó el reconocimiento real, aunque no por eso
fue menos usado y citado en los pleitos de su época.

Su repercusión más importante es su influencia en toda la legislación y recopilaciones posteriores,


especialmente en las Leyes de Toro de 1505, en la Nueva Recopilación de
1567 y la Novísima Recopilación de 1805, que fundamentalmente lo utilizaron de base, con lo que
repitieron muchos de sus errores.

El derecho castellano era casi totalmente escrito. En parte revestía una forma contractual, porque los reyes
se habían comprometido a mantenerlo en el acto de otorgarlo a las ciudades o a ciertas regiones (derecho
foral), o porque habían asumido idéntico compromiso con las Cortes del reino al sancionar algunas leyes
importantes. Además, los reyes sucesivos juraban, al ser coronados, cumplir y respetar el derecho vigente.

Pero la mayor parte de las normas jurídicas consistían en leyes sancionadas libremente por los monarcas,
las cuales integraban el código de las Partidas o fueron objeto de ulteriores recopilaciones que
mencionaremos más adelante. Debe señalarse, sin embargo, que la facultad real de modificar el derecho
existente se ejercía con un gran respeto por las formas jurídicas tradicionales, lo cual daba al sistema una
estabilidad que constituye la principal característica de toda la época.

El Rey, como titular de todos los poderes del Estado, era prácticamente la única fuente productora de
derecho nuevo, y fue dictando una legislación abundante y minuciosa para resolver los problemas que se
presentaban y también para realizar reformas en el sistema imperante. En el ejercicio de esa función
legislativa los monarcas actuaban en unión con las Cortes del reino y con el asesoramiento de los juristas,
de juntas especiales o de los Consejos permanentes que eran los organismos más importantes de cada
reino.
Las normas jurídicas expedidas por los monarcas tenían nombres diversos, según su importancia o su
forma. Las que se sancionaban en Cortes se llamaban genéricamente leyes. Cuando el Rey prescindía de las
Cortes expedía pragmáticas, que eran siempre de gran importancia. Las reglas más frecuentes eran las
provisiones, las reales cédulas, las ordenanzas, las instrucciones y las cartas reales. En el siglo XVIII aparecen
los reales decretos y las reales órdenes firmadas solamente por el Secretario del Despacho.

Contenido

Se divide en 1,063 leyes, en ocho libros con ciento quince títulos:

Libro I: Derecho Eclesiástico.

Libro II: Derecho Político (oficios reales y de la Corte).

Libro III: Derecho Procesal.

Libro IV: Derecho Político (clases sociales).

Libro V: Derecho Civil (matrimonios, sucesiones, ventas, etc.).

Libro VI y VII: De las rentas regias y Derecho Administrativo.

Libro VIII: Derecho Penal y Procesal Penal

Conclusión.

Su obra obtuvo la sanción real y fue publicada valiéndose de la recién inventada imprenta.

No obtuvo, por el contrario la aprobación de las Cortes puesto que los defectos de su intento fueron
notables, ya que ni recopiló toda la legislación (insertándose, por el contrario, preceptos en desuso) ni los
preceptos recopilados, tras ser fraccionados, fusionados y extractados, estaban exentos de
equivocaciones a pesar de que los textos en ella incluidos se reproducían literalmente. Por ello, se
discute si se trató de una obra exclusivamente de carácter privado.

Es precisamente lo defectuoso de esta primera realización lo que impulsó a Isabel la Católica, primero, y
a Carlos V, después, a disponer una nueva recopilación que se publica con carácter oficial en 1567 bajo el
título de Nueva Recopilación.
Las Leyes de Toro.

Las Leyes de Toro son el resultado de la actividad legislativa de los Reyes Católicos, fijada tras la muerte
de la Reina Isabel con ocasión de las Cortes de Toro de 1505, en un conjunto de 83 leyes promulgadas
el 7 de marzo de ese mismo año por la Reina Juana I de Castilla.

La iniciativa de esta tarea legislativa había partido del testamento de Isabel la Católica, a partir del cual
se creó una comisión de letrados entre los que estaban el obispo de Córdoba y los doctores Díaz de
Montalvo, Galíndez de Carvajal y Palacio Rubio.

Conviene situar el contexto histórico: la reina Juana (que pasó a la historia como la loca) era hija de
Isabel y de Fernando el Católico, que en ese momento permanecía como rey de Aragón. En poco tiempo
(1507, tras la muerte del marido de Juana, Felipe el hermoso) retomaría el gobierno en Castilla como
regente en nombre de su hija, declarada incapaz.

La interpretación jurídica de las Leyes de Toro suele hacerse en el sentido de que ordenan la aplicación,
recogen y actualizan el corpus legislativo de la Corona de Castilla durante toda la Edad Media, heredero
del gótico Fuero Juzgo (liber iudicorum) y la recepción del Derecho Romano (ius commune o derecho
común) a partir de la Baja Edad Media, especialmente el Código de las Siete Partidas de Alfonso X el
Sabio y el Ordenamiento de Alcalá; al mismo tiempo que lo coordinaba con los fueros municipales
y los privilegios nobiliarios y eclesiásticos, aclarando las contradicciones existentes entre todos ellos.

Se componen de 83 preceptos o leyes, sobre diversas cuestiones, especialmente de Derecho Civil,


derecho sucesorio, derecho matrimonial, Derecho Procesal, derechos reales y de obligación y,
finalmente, materias de Derecho Penal.

Posiblemente la mayor trascendencia de las Leyes de Toro sea la regulación del mayorazgo, cuyo
significado social fue garantizar el predominio social de las familias de la alta nobleza vencedoras de
las guerras civiles castellanas durante todo el Antiguo Régimen.

Las Leyes de Toro fueron la base de las siguientes recopilaciones legislativas (Nueva Recopilación y
Novísima Recopilación), que a su vez estuvieron vigentes hasta la promulgación del Código Civil, en 1889.

Las Leyes de Toro han permanecido vigentes hasta la promulgación del Código Civil, en

1889, y su importancia e interés han suscitado la atención y el estudio de los más célebres jurisconsultos.
La nueva Recopilación.

La Nueva Recopilación es un antiguo cuerpo legal de la Monarquía Hispánica del Antiguo Régimen,
sancionado oficialmente el 14 de marzo de 1567 por el rey Felipe II. Está basada en las Leyes de Toro de
1505 y las recopilaciones anteriores: el Ordenamiento de Alcalá de 1348 y al Ordenamiento de Montalvo
de 1484. Fue ampliada por la legislación posterior y refundida en la Novísima Recopilación de 1805.

Tenía vigencia en los territorios de derecho común de la Corona de Castilla, pues los territorios forales, el
reino de Navarra y la Corona de Aragón tenían su propia legislación. Se produjeron sucesivas
ampliaciones de su ámbito territorial como consecuencia de la pérdida de su condición de los
territorios forales (excepto las Provincias Vascongadas y Navarra).

En 1534, las Cortes de Madrid fijaron la necesidad de depurar los defectos que se habían apreciado en el
Ordenamiento de Montalvo, reuniendo todas las disposiciones vigentes en un único volumen. El
proyecto, iniciado por el jurista Pedro López de Alcocer, culminó treinta años más tarde con la Nueva
Recopilación, interviniendo en el proceso de redacción prestigiosos licenciados.

El 14 de marzo de 1567 se despachaba la pragmática promulgadora que sancionaba el carácter oficial de


la Nueva Recopilación, ordenando Felipe II que se aplicara por todos los tribunales de justicia.
La Novísima Recopilación.

La Novísima Recopilación de Leyes de España, editada en 1806, es una sistematización del derecho
español, usado también como texto de estudios hasta el siglo XIX.

Como consecuencia de la importancia que adquirieron las corrientes


codificadoras y el movimiento ilustrado, y las numerosas críticas que
había contra la Nueva Recopilación, en el Siglo XVIII surgió una
nueva recopilación de derecho castellano conocida como
Novísima Recopilación de Leyes de España.

Ante la necesidad de actualizar la Nueva Recopilación, Carlos IV


encarga en 1799 a Juan de Reguera Valdelomar que corrija y
actualice un nuevo suplemento de la Nueva Recopilación. En

1802 Reguera presenta al monarca, no solamente

el suplemento solicitado, sino también el proyecto para redactar una


Novísima Recopilación. Este proyecto fue llevado a cabo y la
Novísima Recopilación fue concluida en 1804, aprobada en

1805 por Carlos IV y editada en 1806.

La técnica jurídica y orientación política absolutista de este texto legal eran idénticas a la Nueva
Recopilación, lo que convirtió a la Novísima Recopilación en una obra vieja desde su nacimiento, que
recibió numerosas críticas porque incorporaba leyes en desuso, e incluso las derogaba. En ella,
aunque en forma bastante defectuosa, se reúnen las leyes de Toro, las que continuaban en vigencia de la
Nueva Recopilación, y muchas otras que se habían ido sancionando posteriormente. En ambas
recopilaciones, además, se reprodujo el orden de prelación ya conocido: en primer término las últimas
leyes sancionadas, luego los fueros y por último las Partidas.

Contenido y valoración.

Consta de 12 libros, 340 títulos, y contiene más de 4.000 leyes, autos y pragmáticas con un amplio y
útil índice final por materias y disposiciones. La Nueva Recopilación siguía vigente, aplicándose en
defecto de la Novísima Recopilación.

Uno de los grandes defectos de esta obra es que no estuvo a la altura de su tiempo, reiterando el
tradicional sistema recopilador cuando ya se había publicado en Francia el Código civil napoleónico,
además abundo en insuficiencias y contradicciones, omitió algunas leyes, repitió otras, citó a los
autores sin la debida exactitud. La Novísima Recopilación se convirtió en el texto fundamental para los
estudios de derecho, ya que los Borbones habían logrado introducir en las universidades el derecho real
frente al derecho común romano canónico.
Algunos estudiosos calificaron a la Novísima Recopilación de “vasta mole levantada de escombros y
ruinas antiguas; edificio monstruoso, compuesto de partes heterogéneas y órdenes inconciliables;
hacinamiento de leyes antiguas y modernas”.

Los doce libros de la Novísima Recopilación eran:

 Libro I: De la Santa Iglesia.

 Libro II. De la jurisdicción eclesiástica.

 Libro III. Del rey y de su casa real y corte.

 Libro IV. De la real jurisdicción ordinaria.

 Libro V. De las Chancillerías y Audiencias del Reyno: sus ministros y oficiales.

 Libro VI. De los vasallos.

 Libro VII. De los pueblos y de su gobierno civil, económico y político.

 Libro VIII. De las ciencias, artes y ofícios.

 Libro IX. Del comercio, moneda y minas.

 Libro X. De los contratos y obligaciones, testamentos y herencias.

 Libro XI. De los juicios civiles, ordinarios y ejecutivos.

 Libro XII. De los delitos y sus penas y de los juicios criminales.

9. El pensamiento jurídico greco-romano. La influencia del pensamiento cristiano. La escolástica. El


derecho natural clásico.

El pensamiento jurídico greco-romano:

El primitivo jus civile, formado por las costumbres ancestrales de raigambre religiosa y por las leyes
sancionadas en los comicios, se fue perfeccionando gradualmente por obra de los peritos en esa ciencia,
que eran los jueces (pretores) y los jurisconsultos. Unos y otros, influenciados a la vez por las reglas
jurídicas extranjeras y por las ideas filosóficas de los estoicos, supieron adoptar las mejores soluciones
universales que formaron el jus gentium, y corregir el rigor del jus civile hasta asimilar ambos sistemas y
confundirlos en uno solo. Esta función se completa en el año 212, en que el emperador Caracalla concede
la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, con lo cual será el derecho civil el sistema uniforme que
ha de regir a todos los miembros del inmenso conglomerado político.

Generalizando esta formación del derecho, el jurisconsulto Gayo pudo afirmar ene l siglo II que
todos los pueblos utilizan en parte un derecho propio, y en parte uno común al género humano. El
primero es el jus civile, propio de cada ciudad o Estado, y el segundo el jus gentium, “que la razón
natural establece entre todos los hombres. Esta naturalis ratio significa que existe un orden natural
de las cosas que debe inspirar también las soluciones jurídicas; y ese orden origina un sistema
jurídico universal.
A esta división bipartita se agregó luego el jus naturale, de raíz más profunda, que los filósofos
griegos habían elaborado, y que Cicerón difundió en su patria. Para el pensamiento greco-romano
el derecho natural consistía en una seria de principios superiores, permanentes e inmutables, de
origen divino y adecuados a la recta razón, que constituyen el fundamento de todo origen jurídico.
Otra división importante del sistema romano distinguía el derecho público y el privado: el
Derecho Público es el que se refiere al Estado romano, el privado es el que mira a la utilidad de los
individuos. Los juristas se preocuparon especialmente de este último, dentro del cual
contemplaban tres partes: personas, cosas y acciones. Es en torno a estas ramas que se edificó
realmente la ciencia jurídica romana.
Ulpiano, considerando el desarrollo platónico y aristotélico, define a la justicia como “la
voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo suyo”).
Los romanos vinculaban estrechamente lo jurídico con lo moral y religioso. No sólo muchas
instituciones importantes (como el matrimonio, el parentesco, las sucesiones, etc.) estaban
organizadas partiendo de principios religiosos, sino que también toda su concepción del derecho
estaba impregnada de moral.
La doctrina escolástica:
Así como la Baja Edad Media contempló el florecimiento de la ciencia jurídica, así también
durante ese período la filosofía del derecho perfecciona una doctrina de alcances universales y de
vigencia permanente que, por haber sido enseñada en las escuelas, se denomina escolástica.
Ya vimos antes cómo San Agustín había planteado las bases de la filosofía jurídica cristiana. Los
teólogos medievales continuaron esa tradición, y no fueron pocos los canonistas que se elevaron
también a las alturas de la filosofía. Pero tocó a Santo Tomás de Aquino (1225-1274), durante su
corta pero laboriosa existencia, fijar con precisión ese pensamiento dándole una forma más
depurada y profunda.
El sistema tomista constituye un majestuoso edificio que abarca todas las ramas de la filosofía,
a la cual estudia desde el punto de vista cristiano, pero inspirándose en el pensamiento aristotélico
y aprovechando también la obra de los escritores católicos.
Santo Tomás considera al universo entero como un conjunto ordenado en el cual cada ser
ocupa el lugar que le corresponde y cumple la función asignada por el Creador. El mundo aparece
así gobernado por Dios mediante reglas físicas y normas morales que constituyen la ley eterna. Esta
es “la razón de la divina Sabiduría, en cuanto es directiva de todos los actos y mociones”. La ley
eterna regula los movimientos de las cosas (leyes físicas o naturales) y de los seres (leyes biológicas,
religiosas y morales). Cuando se dirige a las cosas y a los seres irracionales la ley eterna tiene
carácter necesario, pues sus reglas se imponen fatalmente. Y estas reglas son conocidas por los
hombres no directamente, sino mediante la observación de sus efectos que las ciencias de la
naturaleza estudian.
La misma ley eterna, cuando se dirige a los hombres, se llama ley natural, la cual no es otra
cosa que “la participación de la ley eterna en la criatura racional”. La observancia de sus preceptos
ya no tiene carácter necesario, sino voluntario, pues depende del libre albedrío de los hombres.
Pero éstos se someten generalmente a ella porque, por un lado, coincide con las propias
inclinaciones de la naturaleza humana; y, por el otro, se impone racionalmente señalando el
camino del bien que todos apetecen y buscan.
El conocimiento de esa ley natural es innato en el hombre. Hay en cada uno de nosotros dos
inclinaciones o hábitos: el especulativo, que conduce a la investigación de la verdad, y el práctico,
que dirige esa verdad a la acción. Los seres humanos tienen una tendencia natural tanto a conocer
la verdad cuanto a discernir los principios morales de la acción, que los inclinan al bien. Esta luz o
disposición natural se llama sindéresis, y no es otra cosa que el hábito que imprime en nuestra
mente las verdades contenidas en la ley natural. La aplicación de estas verdades a los casos
concretos ya es obra de la razón y de la voluntad humana, en el ejercicio de su libertad.
El contenido de esa ley natural puede resumirse en un solo precepto: hacer el bien y huir del
ma. Abarca, por lo tanto, los primeros principios de la moral y del derecho, puesto que orienta los
actos humanos por el camino de todas las virtudes. Pero no todos los actos virtuosos son
obligatorios en el sentido jurídico, y por lo tanto el derecho natural es sólo una parte de la ley
natural. Su contenido propio deriva racionalmente de las tres tendencias naturales del hombre: la
conservación de la vida, la perpetuación de la especia y el deseo de conocer la verdad sobre Dios y
de vivir en sociedad. De esta última tendencia provienen otros principios básicos de la convivencia
humana: no daña a otros, dar a cada uno lo suyo, etc.
La ley natural participa de los caracteres de la ley eterna y es por lo tanto universal e
inmutable, es decir, rige en todos los tiempos y lugares. Pero esto se entiende con respecto a los
primeros principios ya indicados, y no a las aplicaciones particulares de los mismos, que pueden
variar según las circunstancias.
El derecho natural, a su vez, es el fundamento de la ley humana o positiva. Esta última se
vincula a aquél de dos maneras: o bien deriva del derecho natural por vía de deducción de esos
primeros principios, o bien es la reglamentación concreta de los casos no previstos en aquél. En el
primer supuesto al ley humana participa en cierto modo de los caracteres del derecho natural en
cuanto a su inmutabilidad y universalidad; en el segundo es contingente y variable, pues se adecúa
a las necesidades históricas de cada pueblo. El derecho positivo es, por lo demás, indispensable
para imponer, mediante la coacción, una disciplina que asegure la paz y la justicia en la sociedad.
De tal manera Santo Tomás establece una verdadera jerarquía de leyes, puesto que la ley
natural deriva de la eterna, y la positiva o humana debe ajustarse a aquélla. En caso contrario,
cuando el derecho sancionado por los hombres contraría esos principios superiores, “ya no será ley,
sino corrupción de la ley”. Los hombres no tienen obligación de cumplir esas leyes injustas, y deben
oponerse a ellas cuando contrarían las normas de Dios.
La teoría de la justicia que Santo Tomás expone proviene fundamentalmente de Aristóteles.
Para aquél, la justicia es una virtud que “ordena al hombre en sus relaciones con otro”, y consiste
en “el hábito por el cual se da, con una voluntad constante y perpetua, su derecho a cada uno”.
Desde un punto de vista, la justicia es una virtud general en cuanto orienta los actos humanos al
bien común. Y como la ley es la encargada de procurar ese bien común, esa especie de justicia se
llama también legal, “porque por ella el hombre se ajusta a la ley que ordena los actos de todas las
virtudes al bien común”.
Desde otro punto de vista, existe una justicia particular que persigue el bien de cada uno y sólo
mediata o indirectamente el común. Esto ocurre de dos maneras: la justicia conmutativa regula,
sobre la base de la igualdad, las obligaciones que surge n entre personas privadas, procurando que
haya una equivalencia en los cambios, la compraventa, etc.; y la justicia distributiva realiza el
reparto de los bienes comunes que la autoridad hace entre las personas que le están subordinadas,
teniendo en cuenta una proporción adecuada a la importancia de cada persona.
Hay por consiguiente en la teoría tomista tres especies de justicia: general o legal, distributiva y
conmutativa, que regulan todas las relaciones posibles: de las partes al todo, del todo a las partes y
de las partes entre sí.
Mientras las otras virtudes (prudencia, templanza y fortaleza) perfeccionan al hombre
considerado en sí mismo, individualmente, la justicia le señala el camino recto en sus relaciones con
los demás. Y para imponerle esa conducta surge el derecho, que es así el objeto propio de la justicia
puesto que trata de realizarla. La finalidad del derecho entronca en algo que lo supera y le da
carácter sublime, pues se trata de la más importante entre todas las virtudes morales. En esta
forma el derecho no es sino una parte de la moral, la parte que regula y ordena los actos humanos
para conseguir el bien común.
Unidad VI
EL DERECHO INDIGENA. CONCEPTO. CARACTERES.
Es un conjunto de normas e instituciones jurídicas que establecen los pueblos “aborígenes” o nativos de América para hacer
efectiva su organización política, jurídica y social.
Características:
- Esta organizado siguiendo básicamente principios religiosos.
- La autoridad máxima era el rey.
- Eran tribus con un nivel cultural y religioso alto, pero aplicaban la ley del taylon muchas veces.
Sobre el origen de los primeros habitantes de América se han levantado muchas teorías que se basan en fundamentos variados,
desde aquellos que argumentan la descendencia del sol hasta aquellos otros que dicen venir del mar.
Con algunos fundamentos más científicos, otros sostienen que fueron un grupo que llegó desde Europa o desde África por el
estrecho de Bering en una aventura accidentada. Otra línea de pensamientos hace derivar al hombre americano de una de las
diez tribus judías que derivan de Ofir, otros sostienen que el origen asciende a los fenicios o a los cartagineses, y otros que de los
chinos o tártaros.
Algunos científicos y con fundados antecedentes afirman que en un tiempo remoto el actual territorio americano estaba unido
al asiático y por esa zona, que después de la separación fue el estrecho de Bering, ingresaron algunas tribus que se esparcieron
hasta el extremo sur.
El paleo antropólogo argentino Florentino Ameghino afirma que el hombre americano es producto de varios cruzamientos y que
luego pudo haber migraciones desde Europa o Asia hasta América y viceversa. Otros autores (Brasseur) sostienen que la cuna
del hombre fue México.
Para completar el panorama se han encontrado restos en varios descubrimientos arqueológicos que pertenecen a los
cartagineses, egipcios, hebreos y fenicios.
Más allá del origen del hombre, lo que se sostiene definitivamente es que al grado cultural alcanzado cuando llega el
descubridor europeo era autóctono.
Por supuesto que no todos iguales y se destacaban tres culturas en particular, tal los aztecas, los mayas y los incas, que eran muy
superior a las otras tribus del continente.
En general, ninguno de los pueblos había logrado el nivel de civilización primerio cuyo primer paso es el uso de la escritura
fonética. Los incas escribían por medio de “quipus” o cuerdas con distinto tipos de nudos. La organización social de todas las
culturas era bastante primaria, algunas tribus eran antropófagas por motivos distintos –sea por necesidad o por la creencia de
que las virtudes del muerto pasaban al que comiera esa carne–, y los tiros religiosos estaban fuertemente cargados de magia
cuyos intérpretes y ejecutores eran los hechiceros.
¿POR QUÉ DECIDIERON CONQUISTAR LOS ESPAÑOLES? ¿QUE LOS MOTIVO A SALIR A EXPLORAR?
En la época del Feudalismo se mantienen las cruzadas, así Europa logra expandirse hacia Asia. Más adelante el feudalismo es la
burguesía del s. XIII, XIV y XV, es la primera clase social, porque antes el que nacía señor moría señor, el esclavo igual. Así surge
con los burgueses la idea del Progreso, mediante la producción europea se va enriqueciendo porque trae especies y los vende,
gana y así compra barcos, exporta y ahora ya no compra sino que presta dinero, y se enriquece con los intereses.
La traba eran los impuestos de los feudales que eran altos, buscaban ayuda en el Rey, la burguesía le paga al rey para que ellos
formen un ejército y a su vez la corona los libere de los impuestos, etc. Así se conforman los primeros estados con poder físico.
Esto sucede en toda Europa menos en Inglaterra que tenía una monarquía más fuerte.
Este es el contexto en el que se encontraba Europa, paralelamente surge el capitalismo, los estados modernos y la crisis de la
Iglesia que defiende el sistema monárquico.
Quienes se van a expandir son los estados modernos, y serán los que protagonicen la conquista de América por tener fuerza
física y dinero.
Por qué expandirse, la razón está en el comercio con Asia, se rompe al caer Constantinopla, los turcos querían cobrar intereses
por el paso de mercaderías. Ellos buscaban alguna manera de llegar a Asia evitando los turcos. Esta fue una nueva idea , era algo
totalmente osado a comparación de lo que ellos estaban acostumbrados, porque en la edad media buscaban rutas místicas, en
base a Dios, se creía en Princesas y Dragones, , en sirenas, etc. Cuando ven que esto no es real vuelven a retomar a los iconos y
filósofos griegos.
¿Quiénes estaban en el poder español en ese período?
Fernando de Aragón Juana la Loca Carlos de
Isabel de Castilla Felipe el Hermoso Austria V
Encomiendan a una Casa de contratación Crea el Consejo de Indias
Persona en América (1506) (1524)
Distintos Pueblos.
No todos los pueblos que habitaban el continente tenían el mismo desarrollo en su civilización y esto se ve trasuntado en su
estructura jurídica que esencialmente fue dominada por la costumbre.
No obstante hubo algunas civilizaciones que tuvieron más presencia tanto en su organización social, política y en consecuencia
jurídica.
Esquinales:
Estaban asentados en el norte del continente entre el océano Atlántico en el estrecho de belle Isle y en el Pacífico en las
inmediaciones del monte San Elías.
Su organización estaba asentada en la familia de base monogámica, si bien no se castigaba el adulterio. La propiedad en general
era común, salvo la que provenía de la pesca y la caza que se usaba para la atención del grupo familiar. La religión estaba
inspirada en el animismo y el culo a los antepasados.
Apalaches e Iroqueses:
Los Apalaches fueron un pueblo bastante importante que se corresponden a la familia de los muscogi y que estaban asentados
en la costa este del actual territorio de América del Norte, en una zona de grandes lagos.
En verdad comprendían muchas tribus que en general se las conocen como Apalaches y una de las tribus más importantes fue la
de los Iroqueses.
Conocieron formas de organización, en particular para la defensa, y habían llegado a agruparse en una confederación de cinco
naciones que tenían una forma de funcionamiento. Cada tribu estaba compuesta por un conjunto de fratrías y cada fratría era la
reunión de varios clanes.
Precisamente el clan de los Iroqueses estaba estructurado en base a la mujer, que era el centro de la familia, y cuatro de las más
reconocidas formaban el Consejo junto a un solo hombre.
Como órgano supremo de la confederación había un Senado que decidía sobre la guerra y designaba el jefe militar.
La familia en sus orígenes estaba estructurada alrededor de la madre, tal como un típico modelo matriarcal, con el manejo de
los asuntos gentilicios, aunque en los últimos tiempos había troncado en patriarcal.
Las nociones que manejaron del derecho fueron bastante rústicas y como en otros casos se confunden la moral, la religión y el
derecho. Casi no existía la propiedad privada y los delitos eran castigados con castigos expeditivos y duros.
Aztecas:
Una de las culturas que más desarrollo había logrado a la llegada de los españoles a estas costas eran precisamente los aztecas,
que en verdad era un complejo entramado de otros tantos pueblos que nunca resignaron sus costumbres y forma de
organización.
En la altiplanicie de Anáhuac, se había asentado el Imperio de los Moctezuma, que era una confederación de varios pueblos. De
todos estos pueblos y tribus la que más logros o adelantos tuvo fue precisamente la azteca. En el año 1325 a.C. fundaron la
ciudad de Tenochtitlán, sobre las islas del lago Texcoco, y rápidamente se convirtió en una de las ciudades más importantes.
Organización social y política:
La organización era sobre el clan que se llamaba calpulli, que estaba gobernado por un Consejo de ancianos que designaba dos
funcionarios: uno civil, para la recaudación del tributo y administración de justicia; y uno militar, para el ejercicio del poder de
policía.
La tribu se estructuraba sobre la base de la reunión de los calpulli en el Consejo Tribal, que conducía los asuntos más
importantes (como la guerra o la paz y las causas judiciales de mayor relevancia).
Algunas tribus tenían un Rey, que era el encargado de hacer cumplir las resoluciones del Consejo Tribal y en tiempos de guerra
tenía facultades más amplias.
El Estado azteca fue teocrático porque el emperador era considerado de origen divino, y los sacerdotes tenían a su cargo
numerosas funciones de gobierno. Eran los responsables de la preparación de las ceremonias religiosas y de los juegos rituales.
Aunque en muchos ritos como en el juego de la pelota sólo podían participar los nobles, los nacimientos, los matrimonios y los
entierros eran ceremonias obligatorias para toda la población. Los sacerdotes eran también los encargados de controlar el
cumplimiento de las normas y de hacer justicia. Las leyes del Estado azteca eran muy severas y los castigos variaban según el
delito y el infractor.
Funcionarios que dependían directamente del emperador controlaban y centralizaban el almacenamiento de los productos
recaudados en concepto de tributos y, en épocas de malas cosechas o de guerras, distribuían entre la población una parte de los
bienes almacenados. Los tributos que entregaban la población y los pueblos vencidos en las guerras de conquista,
proporcionaban al emperador y a los miembros del grupo privilegiado los alimentos y los artículos necesarios para la vida.
Practicaban seguidamente la guerra de conquista, ya que de esta manera conseguían nuevos territorios y poblaciones que
brindaban tributos.
Estaban conformados en TRIBUS que era una reunión de clanes y algunas tenían un Rey. En ese entonces ya habían conformado
el CONSEJO TRIBAL que conducía los asuntos más importantes y las causas judiciales de mayor relevancia. Los clanes que
mencionamos anteriormente, eran regidos por un CONSEJO DE ANCIANOS que designaban funcionarios y militares para el
ejercicio de la policía. Y el REY se encargaba de hacer cumplir las resoluciones del CONCEJO TRIBAL y en los tiempos de guerra
tenía facultades más amplias
El Estado azteca tuvo una importante fuerza militar con la que logró una gran expansión territorial. La máxima extensión de los
dominios se produjo en tiempos de Moctezuma, el emperador azteca hasta la llegada de los españoles.
La infracción a las leyes estaba castigada con penas muy duras. A los traidores, homicidas y violadores se los castigaba con la
pena de muerte.

En la sociedad azteca se distinguían claramente dos grupos sociales:


Los pilli o nobles formaban el grupo privilegiado. Eran los sacerdotes, los guerreros y los funcionarios de gobierno. Poseían la
propiedad de la mayoría de las tierras, no pagaban ningún tipo de tributo y controlaban el Estado. A este grupo pertenecía el
emperador o Tlatoani.
Los macehuales o trabajadores comunes constituían la mayor parte de la población y formaban el grupo de los no privilegiados.
Eran los campesinos, los comerciantes y los artesanos de las ciudades. Debían entregar tributos al Estado en alimentos y
trabajo. La entrega de una parte de lo que producían aseguraba la alimentación de los sacerdotes, funcionarios y el emperador.
Tenían la obligación de trabajar en la construcción de edificios y templos pertenecientes a la nobleza. En esta sociedad también
había esclavos que en su mayoría eran prisioneros de guerra.
Organización económica:
En general la propiedad era de carácter colectivo, en donde había casas para varias familias y cada una de ellas tenía asignada
una porción de tierra para labrar y cosechar, siendo que el producto se guardaba en depósitos comunes en donde el jefe de
familia sacaba lo necesario para la atención del grupo. De ese lugar también se tomaba la parte para el gobierno y para el culto.
La agricultura fue la base de la economía azteca, y el maíz, la calabaza y el poroto, los cultivos más importantes. El comercio
también era una actividad muy extendida. Intercambiaban productos con pueblos de diferentes regiones. Los comerciantes
llegaban hasta lugares lejanos con artículos de mucho valor y de poco peso, como el cacao, gemas, algodón o preciosas plumas.
La agricultura azteca. La geografía determinó las técnicas agrícolas que debían utilizar. El regadío y las terrazas estaban muy
extendidos. Pero la técnica de las chinampas era la más utilizada. Éstas eran balsas de tierra que flotaban en los lagos y sobre
las cuales se cultivaba.
La actividad de los comerciantes no sólo tenía valor económico sino también importancia estratégica, ya que actuaban como
espías del estado. El colorido y la variedad de producto eran característicos de los mercados
Organización jurídica:
Con respecto a la familia, la base era el matrimonio monogámico, a excepción del Rey; y el padre de familia tenía amplios
poderes sobre los suyos, siendo que los hijos seguían la línea paterna dentro del calpulli.
Religión:
Entre los aztecas los sacerdotes eran los dueños del conocimiento conservado en códices. Conocían la astronomía, la medicina y
la escritura. La mayoría de la población no tenía acceso a los saberes.
Quetzalcóatl, la serpiente emplumada era uno de los dioses principales de los aztecas. La religión formaba parte de cada
momento de la vida de este pueblo, las conquistas la hacían en nombre de estos dioses y en su nombre también realizaban
sacrificios humanos. Con ellos alimentaban a los dioses con la sangre humana.
¿CÓMO OBTUVIERON LOS ESPAÑOLES EL DOMINIO DE LOS AZTECAS?
Los primeros asentamientos españoles se ubicaron en las islas Antillas. Desde la ciudad de Santo Domingo en la isla que
Cristóbal Colón llamó La Española -actual territorio de Santo Domingo y Haití-, se organizaron la primera recolección de oro
americano y la conquista de las islas adyacentes y del continente.
Entre 1492 y 1520, los españoles no obtuvieron de los territorios conquistados las riquezas esperadas -especias y grandes
cantidades de oro sino sólo perlas, algo de azúcar y una escasa cantidad de oro. Pero el oro que los españoles encontraron en
las Antillas era de aluvión: pepitas arrastradas por los cursos de los ríos desde algún yacimiento superficial y poco abundante.
Los aborígenes fueron obligados a recolectar el metal precioso. Los indígenas antillanos no opusieron resistencia armada a los
conquistadores, pero en pocos años casi todos ellos desaparecieron. Un gran número de estos indígenas murieron a causa de
las enfermedades transmitidas por los europeos. Además, la dominación a que se los sometió, provocó en muchos de ellos el
deseo de no tener hijos, con lo que disminuyó drásticamente el índice de natalidad.
A partir de 1510, La Española perdió importancia y Santiago de Cuba se transformó en el centro de las operaciones coloniales
españolas. Desde allí, en febrero de 1519, partió Hernán Cortés, al mando de 11 naves y 600 hombres, con destino a la tierra
firme del continente, a la búsqueda de las fabulosas riquezas en oro mencionadas por los indígenas.
Las armas de fuego y los caballos que usaban los hombres de Cortés atemorizaron a las primeras tribus con las que los españoles
entraron en contacto. Una de ellas, la de los tlaxcaltecas -pueblo que había sido sometido por el imperio azteca y debía
entregarle fuertes tributos-, se alió con las tropas invasoras. El avance de los españoles se vio favorecido por el descontento
existente entre los dominados por los aztecas.
El emperador Moctezuma envió embajadores ante Cortés con obsequios de oro y plata para que desistiera de seguir avanzando.
Pero esto no hizo más que aumentar la codicia de los españoles.
La llegada de Cortés en 1519 a la capital azteca, Tenochtitlán, fue pacífica. Los aborígenes los recibieron creyendo que podían
ser enviados del dios Quetzalcóatl, pero Cortés tomó prisionero a Moctezuma. Poco tiempo después, la matanza de numerosos
miembros de la nobleza azteca que realizaron los españoles en el Templo Mayor provocó la sublevación del pueblo, liderado por
Cuauhtémoc. Los españoles fueron sitiados y Cortés obligó a Moctezuma a hablar con su pueblo para detener el ataque. Pero la
lluvia de flechas y piedras que lanzaban los guerreros aztecas hirieron de muerte al propio Moctezuma y Cortés se dispuso a
huir. En la llamada "noche triste", los españoles que huían fueron apuñalados y sólo un pocos -entre ellos, Cortés- lograron
escapar con los tesoros obtenidos.
Luego las tropas españolas se reorganizaron y, con el apoyo de los tlaxcaltecas, aplastaron sangrientamente la resistencia de los
aztecas en Tenochtitlán. Una vez sometida toda la región, el rey Carlos V recompensó al conquistador con tierras y riquezas y
nombró a Cortés Gobernador y Capitán General de Nueva España, como se denominó al territorio azteca. A partir de entonces,
México se convirtió en uno de los centros del imperio español en América.

MAYAS
El pueblo Maya es un grupo homogéneo que ha ocupado casi siempre el mismo territorio durante miles de años.
Esta situación es muy diferente de aquella de los pueblos guerreros Aztecas e Incas que invadieron sus vecinos y absorbieron las
poblaciones imponiendo sus lenguas, costumbres y religión.
Organización Política:
Los Mayas no tenían poder político centralizado. Estaban organizados en ciudades estados, que a veces se ayudaban, o se
combatían pero ellos compartían las mismas creencias y se sometían a sacerdotes cuyo poder provenía de sus conocimientos en
astronomía, matemáticas y numerología. Los Mayas eran muy conscientes del paso del tiempo. Ellos registraban algunas fechas
sobre estelas y probablemente muchas en libros actualmente perdidos porque los sacerdotes españoles católicos fanáticos los
destruían sistemáticamente para hacer desaparecer toda marca de "creencias paganas".
Organización Social:
Distintos escritos han revelado la existencia de una sociedad fuertemente jerarquizada. La máxima autoridad política era lo que
ellos denominaban el “hombre verdadero” cuya dignidad era hereditaria. Este se encargaba de nombre a un consejo asesor y
designaba también a todos los jefes de aldeas, que cumplían funciones civiles, religiosas y militares.
Otros cargos importantes eran eknacom suprema autoridad militar que se elegía cada tres años; los tupiles o guardianes y los
holpopoob, o consejeros. Todos estos dignatarios que también pertenecían a la nobleza junto con los sacerdotes, los guerreros y
mercaderes. La clase sacerdotal poseía un gran poder, ya que solo ella conocía el desarrollo de las estaciones y los movimientos
de los astros, de gran importancia para la vida económica maya.
Los artesanos y campesinos constituían la clase inferior. En ellos recaía el trabajo y además debían de pagar tributos a los altos
dignatarios civiles y religiosos. Por ultimo estaban los esclavos, destinados en su mayoría a los sacrificios humanos.
Organización Económica:
Su principal actividad era la agricultura, el sistema de cultivo de rosas causo con el tiempo el hundimiento de su economía, ya
que quemaban la tierra y esta tardaba mucho tiempo en recuperar su fertilidad.
La agricultura estaba ampliamente desarrollada con la matemática, la astronomía y el conocimiento del ciclo estacional que
permitía las mejores cosechas.
Cuando las cosechas eran buenas se dedicaba el excedente al comercio. Junto a esta actividad también se desarrollaban la pesca
y la caza y también domesticaban animales para proporcionarse otra clase de alimentos. No conocieron la tracción animal, el
arado o la rueda.
La industria más desarrollada fue la lítica, de la piedra, que suministró a los mayas armas, adornos e instrumentos de trabajo.
El comercio en sí, se basaba en el trueque, que alcanzó un notable desarrollo entre las ciudades principales y los mercaderes
constituyeron una clase respetada.
Religión:
La vida de los mayas estaba dominada ampliamente por la religión, a través de los ritos, en las ceremonias púbicas, en el arte y
la cultura. Su importancia fue muy grande si se toma en cuenta que estuvo fuertemente ligada al control político, a la ideología
que sustentó la civilización maya y que, como las ciencias, estuvo también en manos de un grupo especializado, el de los
sacerdotes.
Características de la religión maya:
- Religión politeísta: se adoraban varios dioses.
- Religión de Aspectos Naturalistas: los dioses eran los elementos, los fenómenos atmosféricos, los cuerpos celestes.
- Religión dualista: partía del principio de que el bien y el mal son igualmente divinos. Los dioses del bien estaban en
constante luchas con los dioses del mal, pero eran tan inseparables uno del otro como el día y la noche.
Los destinos de la humanidad estaban predestinados según estás luchas, los dioses benévolos producían cosas buenas,
positivas, como la lluvia, el maíz y la abundancia. Los dioses malos, en cambio, se les atribuía el hambre, la miseria
causados por los huracanes, sequias, y la guerra sembradora de muertes y destrucción.
¿CÓMO CAYÓ EL IMPERIO MAYA BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL?
La decadencia de los Mayas y sus múltiples luchas intestinas favorecieron la conquista de los españoles, que habían llegado en
1511 a las costas de Yucatán. Fracasadas las primeras incursiones hacia el interior del continente, a fines de la década de 1520
prácticamente todos los territorios de influencia Maya habían sido dominados.
La presencia española supuso el fin definitivo de la civilización Maya y la supresión de muchas de sus tradiciones, cultos y
manifestaciones artísticas. Sin embargo, algunos de sus rasgos étnicos y lingüísticos pueden rastrearse entre sus descendientes,
que aun pueblan las regiones de sus antepasados.
Incas:
Los incas fueron la civilización que más desarrollo había logrado a la llegada de los españoles por su cultura, su organización
social y su desarrollo económico. El Imperio Inca fue el más extraordinario de las civilizaciones de América, la de más impulso y
la más organizada. Su dominio abarcaba desde el Norte de ecuador hasta Chile Central; tenía un largo de 4.800 kilómetros y un
ancho de 460 kilómetros. Su capital se llama Cuzco, que en lengua quechua significa "ombligo del mundo", para la época de la
llegada de los españoles tenía 100.000 hab. y su Dios principal era el Sol, llamado "Inti" (así se llamó la segunda moneda
peruana).
La fundación del Imperio se le atribuyó a Inca Manco Cápac en el siglo XIII. El último emperador fue Atahualpa, ejecutado por
Pizarro en 1533 en la ciudad de Cajamarca. Su invasión en ese mismo año, y en el año de 1535 el 18 de enero fundó la ciudad de
Lima.
Los emperadores incas pudieron mantener y desarrollar su extenso dominio, debido a la preocupación por el bienestar y la
felicidad de sus súbditos; no se conocía el hambre ni las injusticias agudas, de allí que se haya denominado Imperio paternalista,
bien organizado.
La cultura incaica fue la resultante de la fusión de tres culturas que le antecedieron: la cultura Tiahuanaco (1000-1300 d. de C.)
de la región del lago Titicaca (entre Perú y Bolivia); la cultura nazca, de la zona meridional del Perú; Iña cultura mochica-michú,
de la costa septentrional.
Cuando llegan las tropas españolas en el poder estaba Atahualpa. El término Inca significa “jefe” y era el título que se daba al
emperador. El modelo es una monarquía hereditaria y para el caso de no tener herederos lo elegía el Consejo de entre sus
hermanos. Revestía el carácter divino y se decía descendiente del sol y de la luna. Al punto se conservaba el linaje que se debía
tomar por esposa a una hermana.
El Inca estaba asesorado por el Consejo de Estado, compuesto por los cuatro gobernadores de las provincias y por una corte
nutrida, entre los que se destaca al gran sacerdote (que también era integrante de la familia real), otros funcionarios con tareas
militares y civiles, y ter consejeros (uno para la guerra, otro para la justicia y el tercero para las finanzas).
Organización Económica:
Vivían principalmente de su producción agrícola. Utilizaban técnicas avanzadas que se adecuaban a las dificultades de los
terrenos andinos. Los productos que solían cultivar eran los frijoles, el algodón y la papa.
Además de la agricultura, también domesticaron animales y practicaron la explotación de minerales.
El pueblo inca era dado a realizar vasos antropomorfos, de figuras humanas, que además construían por la totalidad de puentes,
calzadas, carreteras, etc.
Entre sus construcciones más emblemáticas se encuentran diferentes fortalezas y templos como el conocido Machu-Picchu.
Organización social:
La organización social estaba claramente seccionada en religiosos, nobles, plebeyos y mitimaes.
 Los religiosos gozaban de varios privilegios y el culto era politeísta, si bien reconocían deidades mayores.
 La nobleza también gozaba de privilegios tanto económicos como social, estaban a cargo de las armas y tenían acceso a la
Corte.
 Los plebeyos eran los demás integrantes de la población, que se dedicaban a trabajar la tierra y a los distintos oficios y
servicios.
 Los mitimaes eran los integrantes de las demás tribus que los incas habían conquistado o colonizado. Se daba mucha
importancia a esta particular forma de conquista para anexar otros pueblos en donde no se recurría a los medios violentos,
sino que en forma pacífica se colonizaban otras tribus a las que se las hacía adoptar las costumbres incas. Si bien no eran
ciudadanos plenos, no eran esclavos. Por lo común, se trataba de pueblos muy pobres y poco evolucionados, a los que se les
hacía sentir su condición de vasallos del Inca como signo de sumisión, pero por otro lado se le hacían remisiones de lana
para el vestido, semillas para las siembras, utensilios para el cultivo y hasta de instructores para su formación.
Organización jurídica:
La mayoría de las leyes de los incas eran de carácter penal y se difundían entre la población por medio de un complejo sistema
de cuerdas de distintos colores que llamaban quipos.
La administración de la justicia estaba a cargo del gobernador del territorio y, en el ámbito de la familia, a cargo de los padres.
Los nobles que se dedicaban a la guerra, conocidos como orejones por los aros que llevaban en las orejas, eran juzgados por el
Consejo de Estado, en una suerte de fuero propio. En general, todos los crímenes posibles habían sido analizados por el Consejo
y en consecuencia tenía una sanción. Se observa una firme decisión de que los crímenes sean castigados y hasta había una
escala en donde se tenía en cuenta el delito, la víctima y el criminal.
También había un sistema de competencias entre los jueces; los inferiores atendían las disputas entre particulares y los
crímenes menores, las cuestiones entre provincias y por temas relativos a los ayllus eran competencia de los jueces superiores, y
otras más calificadas eran juzgadas por el Inca. Todos los casos debían tener resolución en cinco días y no había apelación.
Las penas, como dijimos, eran variadas. La más leve era un número de latigazos y las más frecuentes eran las de exposición en
público del condenado con una piedra al hombro, siendo que la piedra era más pesada cuanto más grave sea el delito. La pena
de muerte se daba en varios casos: al que se rebela contra el Inca, al que roba la propiedad del Inca, a la madre que abortaba.
También existía el principio de reparación en la pena, es decir que se debía reparar por lo hecho. Por ejemplo, el que provocaba
el fuego imprudente que destruía la casa del vecino debía reconstruirla.
En cuanto a la propiedad, tenemos un sistema de propiedad de la tierra en común en base al ayllu, que consistía en que cada
familia recibía una parte de tierra para su cultivo de acuerdo a la cantidad de hijos, así cada lote –llamado topu– se conservaba
para esos efectos y no podía ser transferido ni por herencia.
Aparte de ese trabajo, debía destinarse también algún tiempo para labrar la tierra que correspondía al Inca y al culto del Sol,
como una suerte de contribución o de impuesto denominado mita.
Todo ciudadano debía hacer alguna tarea para el estado; unos fabricaban armas, otros calzados, otros vestidos y los que
habitaban las tierras más fértiles debían aportar la materia prima como la lana o el cuero. Había un cuerpo especial encargado
de la percepción de los tributos.
Organización Política:
El Inca era el gobernante supremo, a semejanza de los reyes europeos en la Edad Media. Sin embargo, el cargo era compartido,
y el acceso a este no tenía que ver con la herencia al hijo mayor, sino con la elección de los dioses mediante unas pruebas muy
rigurosas, a las que se sometían las aptitudes físicas y morales del pretendiente. Tales pruebas se acompañaban de un complejo
ritual a través del cual el Sol nominaba a quien debía asumir el cargo inca. Inti, si estaba de acuerdo, le daba el poder de la lluvia
al futuro Inca.
El Inca realizaba muchas de las funciones del Curaca tales como la organización de la población para la obtención de los
recursos, la celebración de los rituales, el establecimiento de alianzas y la declaración de guerra, sólo que a una escala mayor.
Era el responsable directo del bienestar del Imperio Inca que se concretaba en la redistribución de los recursos. El inca también
usaba correo como los chasquis. Los chasquis corrían en una red de caminos que se extendía 1600 km. Había cierto tipo de
cabañas en donde había comida y donde descansar.
Las crónicas mencionan que el inca era objeto de culto y de adoración. Considerado un ser sagrado sacralizaba a su vez todo
aquello que entraba en contacto con él. Como hijo del Sol (intichuri), entre sus atributos se encontraba el ser mediador entre el
mundo divino y humano. Por lo general no se dejaba ver por la gente y debía ser conducido siempre en andas, pues si su poder
entraba en contacto con la tierra podía producir catástrofes, por la energía que de él emanaba. Si a alguien se le permitía
acercarse, tenía que hacerlo descalzo y con una carga simbólica en la espalda como signo de sumisión, no podía mirarle nunca
de frente.
Se consideraba que al morir su destino era morar con su padre el Sol. La panaca que él había formado al asumir el cargo de inca,
debía responsabilizarse del cuidado y culto de su momia, así como de la administración de sus bienes.
Religión:
Los Incas adoraban a los fenómenos naturales.
La cosmovisión andina fue de carácter politeísta, animista y totémica. En los andes vivieron gran cantidad de creencias, cada cual
con un componente étnico. Se creía en la existencia de tres mundos: superior, medio e inferior; y en un dios creador Viracocha.
Sin embargo, la principal deidad fue el Inti o el sol.
¿CÓMO CAYO EL IMPERIO INCA BAJO EL MANDO ESPAÑOL?
Desde el istmo de Panamá, Francisco Pizarro y Diego Almagro tuvieron noticias de las riquezas que podían tomar los territorios
Incas. Pizarro regresó a España para pedir capitulación a la Corona española; y en 1531, con una expedición de 180 hombres y 37
caballos inició la conquista del Perú. Al año siguiente, los españoles tuvieron el primer encuentro con Atahualpa, máxima
autoridad Inca, en la región de Cajamarca, quién fue apresado y obligado a reunir todos los tesoros de su imperio. A pesar de
haber reunido la recompensa, Atahualpa fue juzgado y ejecutado por los españoles.
Tras la ejecución de Atahualpa, los españoles nombraron como máxima autoridad Inca a Manco Inca, quien fue manejado por
los españoles a su antojo, hasta que este se reveló y con miles de hombres sitió a los españoles, que se encontraban en la ciudad
de Cuzco. Pero la llegada de nuevas tropas españolas obligó a Manco a huir hacia las altas montañas.
La huida de Manco Inca produjo la caída del Imperio Inca y el inicio del poder exclusivo de los españoles sobre este vasto
territorio. Poco después, Pizarro fundó la ciudad de Lima, desde donde los gobernantes españoles administraron la extensa
región andina.
EL IMPACTO DE LA CONQUISTA
La invasión europea produjo un tremendo impacto entre los pueblos que habitaban América. Para estas sociedades que habían
vivido aisladas del resto del mundo, los europeos representaban algo totalmente desconocido. Toda su vida cambió a partir de
la conquista. Su organización económica, social y política, sus creencias religiosas, su visión del mundo y las costumbres de su
vida cotidiana, se derrumbaron.
Caribes:
En los territorios en donde nace el Amazonas había algunas tribus que se caracterizaban por su extrema ferocidad y que en
general se los conoce como caribes.
Su organización era bastante primitiva, en donde las relaciones eran de carácter incestuosas y promiscuas, con base en el
matriarcado.
A excepción de los elementos de caza y pesca y los utensilios de carácter personal, no conocieron la propiedad privada. No había
otra autoridad más que la religiosa, salvo en los tiempos de guerra en donde reconocían un cacique que los guiaba en la lucha.
Los indígenas en el actual territorio de la Argentina:
Calchaquíes:
Este pueblo estaba radicado en el noroeste del país, pero en el siglo XVIII se produjo una emigración hacia el sur para ubicarse
en la zona que actualmente es Quilmes en la provincia de Buenos Aires.
Era un pueblo industrioso con una fuerte vinculación familiar que era el centro de la vida social.
Araucanos:
Este pueblo estaba radicado en el sur del país, en la zona de la actual provincia de Neuquén y en territorios de Chile.
Dentro de esta nación hay distintos grupos: picunches, mapuches, huiliches, araucanos y pehuenches.
Por las características del clima y por las adversidades, tuvieron predicamento de ser un pueblo guerrero y pusieron firme
resistencia a todos los intentos de dominación, primero en contra de los incas y luego en contra de los españoles.
La estructura social estaba en base a una jerarquía bastante cerrada con el cacique –que era el encargado de gobernar–, el
pueblo, los esclavos y los cautivos –que era prisioneros de guerra–. Esta estructura era cambiada en tiempos de guerra, en
donde se designaba un jefe militar que asumía todas las funciones hasta terminadas la contienda.
Fueguinos:
En las tierras del sur, dominadas por la hostilidad del paisaje con temperaturas muy frías durante la mayor parte del año,
convivieron tres razas: los Onas, los Yaganes y los de Alcalufes.
La organización social estaba centrada en la familia basada en un régimen poligámico exogámico y se usaba el régimen del
levirato, es decir, de tomar a la viuda del hermano.
El régimen de propiedad privada estaba limitado a la vivienda y a los elementos de uso personal, como herramientas y armas
para la caza y la pesca.
Otras tribus:
A lo largo del actual territorio argentino había otras tantas tribus que tenían sus propias costumbres.
Entre ellos se destacan los guaraníes que ocupaban los territorios del norte del país y parte de Brasil, organizados alrededor de
un cacique asistido por los jefes de familia. Se dedicaban a la agricultura y a la alfarería lo mismo que los trabajos en piedra.
El régimen familiar era del modelo patriarcal con la práctica del levirato y la propiedad privada estaba limitada a la vivienda y a
los elementos de la caza y la pesca.
LA RECEPCIÓN DE LAS FORMAS JURÍDICAS EN LA LEGISLACIÓN DE INDIAS.
La legislación de los diferentes pueblos indígenas era bastante elemental.
Cuando la corona decide organizar los territorios se dictaron normas específicas, y en algunos casos, se ordenó respetar la que
tenía esa comunidad nativa e incluso se tomaron estructuras como:
- La Mita Incaica: para inspirar el sistema de trabajo impuesto en las misiones jesuíticas. Era un sistema de trabajo por
turnos que se utilizó tanto en la época incaica, como en la colonia. establecía cuotas laborales que debía cumplir la
población nativa tributaria según asignación que hiciese el corregidor, tanto para el servicio del encomendero como del
poseedor de mercedes de tierra o hacendado. Se sorteaba a la población indígena de un determinado lugar
periódicamente para trabajar durante un plazo o tiempo determinado al servicio de la clase española mediante el pago
de un salario controlado por las autoridades. Los propietarios de encomienda deducían de los jornales la cantidad que
las personas comprometidas debían pagar por concepto de tributo y el resto se les daba a ellas. La duración de la mita
minera se fijó en diez meses dentro de cada año y no se podía exceder de un tercio permanente de la población
tributaria para ser destinada a estas labores.
A cambio de la fuerza de trabajo y de los consiguientes tributos que recibía el encomendero, este tenía la obligación de
catequizar en la religión católica a las personas que le habían sido encomendados. El servicio forzado ejercía una
inmensa presión a la población, causando mucho daño y cientos de miles de víctimas mortales, sobre todo entre los
trabajadores en las minas como la de Potosí. Esto obligó a la corona española a llevar esclavos negros al Virreinato
- La Encomienda: La Encomienda fue una institución característica de la colonización española en América y se entendía
como el derecho que daba el Rey a un súbdito español, llamado encomendero, en compensación de los servicios que
había prestado a la Corona, para recibir los tributos o impuestos por los trabajos que los indios debían cancelar a la
Corona. A cambio el español debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal, preocupándose de
educarlos en la fe cristiana. El tributo se pagaba en especie -con el producto de sus tierras-, o en servicios personales o
trabajo en los predios o minas de los encomenderos
La idea de la Encomienda de indios fue tomada de la institución medieval que protegía a los pobladores, pero tuvo que
ser adaptada para poder implementarse en la recién descubierta América.
Derechos de los colonos con Encomienda
Era derecho fundamental el de la cobranza del tributo indígena. Todo indígena varón que tuviera entre 18 y 50 años de edad,
era considerado tributario, es decir estaba obligado a pagar un tributo al rey, en su condición de “vasallo libre” de la Corona de
Castilla. Este tributo, era el que cedía el Rey al encomendero como merced otorgada a su labor en la Conquista.
Deberes de los colonos con Encomienda:
- Velar por que los indígenas encomendados fueran adecuadamente adoctrinados en la fe católica. Para ello debía pagar los
gastos del cura doctrinero, que era el encargado de evangelizar a la población indígena. Este adoctrinamiento se llevaba a cabo
en los días de fiesta (domingo) y otros días establecidos a tal efecto.
- Pagarles un salario adecuado y alimentos.
- Residir en la ciudad cabecera de los términos en los que vivían sus indígenas encomendados. Se obligaba al español a vivir en la
ciudad y no junto a los indígenas encomendados, porque se había observado que la cercanía física del encomendero con sus
indígenas generaba muchos abusos.
- Acudir en la defensa de la tierra en caso de que fueran llamados por las autoridades para esa actividad.
La práctica de la Encomienda
En la práctica, la cesión de indígenas se establecía a través de un Cacique aborigen (por el respeto que le tenían sus
administrados).
Ni que decir tiene que inicialmente no había control tributario y por tanto los encomenderos abusaban de sus indígenas
buscando el mayor beneficio. Con el tiempo se establecieron controles tributarios a través de funcionarios cuando controlaron
el territorio americano. Se establecieron las tasaciones, que eran la valoración de lo que los indígenas podían entregara como
tributo, bien fuera en trabajo - denominado servicio personal- , en especies o en dinero.
Con las Reales Ordenanzas de Burgos de 1512 se establecieron unas pautas para garantizar el buen trato de los indígenas,
incluyendo la figura del VISITADOR, pero aun así no cesaron los excesos sobre los indios.
La Encomienda no era a perpetuidad, sino por un plazo de dos vidas: la del beneficiario y la de su inmediato sucesor. Aunque se
solicitó, como es de suponer una Encomienda a perpetuidad, esto no se aceptó por la Corona, siempre temerosa de que con ello
se desarrollara una aristocracia señorial que dificultara el a afianzamiento del poder de la monarquía a través de sus
funcionarios. En la tercera década del siglo XVII, sin embargo, se estableció que los encomenderos podrían disfrutar de la
merced por una vida más, a cambio de un pago a la Real Hacienda.
Las normas que llegaban de la metrópoli ordenaban ser puestas en práctica atendiendo las particularidades del lugar y que sean
compatibles con las costumbres, siempre que no se contradigan las normas en forma directa. Una ley expresamente estableció
que no se perjudicaría lo que tenían hecho, ni las buenas y justas costumbres y estatutos de esas comunidades.
Unidad VII
Derecho indiano.
1. El derecho Indiano. Concepto. Caracteres. Elementos constitutivos. El Derecho Castellano. El Derecho Indígena. El
Derecho Indiano Peninsular y local. Evolución y desarrollo.
El sistema jurídico indiano:
La falta de un derecho aceptable en el Nuevo Mundo obligó a España a adoptar la legislación castellana como base para resolver
los problemas que iban surgiendo con el descubrimiento y la conquista. Muy pocas costumbres indígenas fueron mantenidas,
porque en general chocaban con los sentimientos cristianos y con el deseo de implantar la civilización europea en estas
comarcas. Pero como además se fueron presentando numerosas situaciones que no estaban previstas en las leyes castellanas, o
que éstas no resolvían adecuadamente, fue necesario ir sancionando nuevas disposiciones destinadas, sobre todo, a organizar el
gobierno espiritual y temporal, la justicia, las finanzas, las relaciones humanas y mercantiles entre España y las Indias, la
condición de los naturales y otros problemas similares. Además, las propias autoridades instaladas en América dictaron normas
jurídicas para resolver cuestiones locales. Y por último aparecieron, a la par de las costumbres indígenas, nuevas costumbres
creadas por los españoles y los mismos indios, que completaron esa frondosa y poco sistemática organización jurídica.
Todo ese derecho se conoce comúnmente bajo el nombre de derecho indiano, porque fue el que rigió en las Indias durante los
tres siglos de la dominación española, y aun posteriormente, pero en rigor sería más exacto reservar esa dominación para las
normas sancionadas especialmente para el Nuevo Mundo. Desde este punto de vista pueden entonces distinguirse los derechos
indiano, castellano e indígena.
a) El derecho castellano era, no solo el que imperaba en Castilla en el momento de la conquista, sino también
el que se fue sancionando posteriormente para ese reino. Pero solo una parte de ese sistema se aplicaba
en las Indias. En términos muy generales puede decirse que en lo fundamental regían las normas de
derecho privado (civil y comercial), penal y procesal, que no hubieran sido reemplazadas pro toras
especialmente destinadas a las Indias. En cambio, las normas castellanas de derecho público tuvieron un
campo mucho más reducido de aplicación, porque las leyes indianas abarcaron principalmente este
aspecto del derecho.
El derecho castellano solo tenía vigencia supletoria en Indias, es decir, que no se aplicaba si había
disposiciones especiales para el Nuevo Mundo. Para darle vigor en América era preciso que las leyes
castellanas que se iban sancionando pasaran y fueran aprobadas por el Consejo de Indias.
b) El derecho indiano propiamente dicho se componía: primero, de normas sancionadas en España para
regular el funcionamiento de los órganos gubernativos indianos allí existentes; segundo, de las leyes
expedidas en España para resolver los problemas de la América hispánica y de Filipinas; tercero, de las
leyes y costumbres establecidas en las Indias; y cuarto, de las interpretaciones de todas esas leyes hechas
por los tribunales superiores (Consejo de Indias y audiencias).
El derecho indiano no abarca todas las ramas del sistema jurídico. Se iban sancionando nuevas normas
cuando los problemas planteados no podían resolverse mediante la aplicación del derecho castellano, o
cuando la especialidad de esos problemas obligaba a dictar reglas diferentes. El principio fundamental que
gobernaba esta nueva legislación era el de que, por ser de una misma corona los reinos de Castillas e
Indias, el derecho y el gobierno de ambos debían “ser lo más semejantes y conforme que se pueda”,
siempre que permitiera “la diversidad y diferencia de las tierras y las naciones”. Pero esa diversidad era
tan grande, y los problemas tan novedosos, fue necesario ir dictando una legislación abundantísima para
resolverlos.
El contenido de ese derecho se limitaba, sin embargo, al derecho público eclesiástico (organización de la
Iglesia, real patronato, evangelización de los indios, etc.); al gobierno político de las Indias; a su régimen
administrativo, judicial, militar y financiero; a la condición de los indios; al ingreso de personas; y a la
regulación de las actividades económicas. Son relativamente pocas, dentro de ese inmenso conjunto, las
normas que se refieren a aspectos del derecho privado y del penal.
Como más adelante veremos, ese derecho indiano emanaba de múltiples autoridades e incluso era a veces consuetudinario. Si
bien el rey era el supremo legislador, la función legislativa era ejercida previo asesoramiento de juntas especiales o de los
Consejos permanentes, o era delegada por aquél a favor de las autoridades locales, en razón de su conocimiento más directo y
preciso de los problemas y de la forma de resolverlos. En sentido estricto, el derecho indiano es el conjunto de disposiciones
legislativas o reglas jurídicas que promulgaron los monarcas españoles o sus autoridades delegadas, tanto en España como en
América, para ser aplicadas, con carácter general o particular, en todos los territorios de las Indias Occidentales, durante los
siglos XVI, XVII y XVIII principalmente, dominados por España.
En sentido amplio, el derecho indiano es el sistema jurídico que se aplicó en América durante los tres siglos de dominación
española, en este derecho se comprendían: Las normas creadas especialmente para las indias en la metrópoli y en los territorios
americanos. El derecho castellano, utilizado a falta de disposiciones especiales. El derecho indígena, propio de los aborígenes.
Realizar un trabajo para establecer períodos en el derecho indiano es difícil a causa de su carácter casuístico y especial, como
difícil es tratar de comprender en toda su complejidad las circunstancias que presidieron el desarrollo de la labor colonizadora
de España en América.

c) El derecho indígena era el que regía en las Indias desde antes de la conquista española. Era esencialmente
no escrito, y se componía de las órdenes emanadas de las diversas autoridades y de las costumbres
existentes. No todo este derecho fue rechazado por los españoles, pero tampoco fue posible mantenerlo
porque sus modalidades chocaban con frecuencia con los preceptos cristianos y con la necesidad de
imponer una disciplina social que fuera incorporando a los indígenas a la vida civilizada (¿WTF?). De ahí
que se tratara de desde el principio de destruir las costumbres contrarias a los fines de la empresa indiana.
Solo subsistieron, por lo tanto, aquéllas que no lo fueran: el cacicazgo, la propiedad colectiva de la tierra,
la mita, etc. Y aun debe hacerse una observación más: este derecho indígena fue incorporado
expresamente a la legislación de Indias, convirtiéndose así en derecho indiano.
Caracteres del derecho indiano:
La novedad de muchos problemas surgidos con el descubrimiento y la conquista obligó a la corona a idear soluciones que debían
adecuarse en lo posible a esas necesidades. Surgió así un derecho que solo en parte derivaba de los precedentes europeos.
Para establecerlo, sus autores se inspiraron naturalmente en las creencias y doctrinas que ellos mismos sustentaban. Entre ellas
deben destacarse sobre todo tres: la religión católica, el jusnaturalismo escolástico y el derecho peninsular entonces vigente.
El catolicismo convirtió al Nuevo Mundo en un Estado fundamentalmente religioso, dentro del cual la Iglesia cumplía
importantísimas funciones. La filosofía escolástica impuso las soluciones políticas contrarias al absolutismo y también las que
tendían a proteger al indio contra la explotación de los españoles (¿?). Y el derecho peninsular dio la forma y el nombre de
muchas instituciones, aunque su contenido sufriera a veces alteraciones substanciales al trasladarlas a América.
El derecho de Indias reconoce, por consiguiente, una ascendencia tradicional hispánica que muchas veces se transforma al
adaptarla a la realidad americana. El sistema implantado en el Nuevo Mundo se caracteriza por su adecuación a los fines que la
empresa tenía. Y a través de esos fines se ponen en evidencia la generosidad y el espíritu humanitario de los españoles,
dedicados a imponer un régimen jurídico que afectaba sus propios intereses (¡!). Más aun: ese régimen revela también la
singular preocupación de un Estado que colocaba el fin último del hombre –su salvación eterna– en la cúspide de sus objetivos.
La finalidad eminentemente religiosa del Estado indiano lo condujo a despreciar bienes que –como la libertad humana o el
adelanto económico– no eran entonces considerados fundamentales. Se atendía más a la salud del conjunto que al respeto por
las tendencias o los intereses individuales. De ahí la rígida política destinada a mantener la unidad y la pureza de la fe, a
incorporar a ellas razas que no la conocían, y como consecuencia a prohibir todo vínculo con el exterior que pudiera poner en
peligro aquella unidad. Esta orientación produjo un derecho que se caracteriza por su intervencionismo. Casi toda la legislación
sancionada para las Indias es de derecho público. No estaba destinada a proteger la voluntad y la iniciativa de los particulares
sino a asegurar el cumplimiento de los intereses colectivos. El orden público fue consideradamente ampliado, porque abarcó
cuestiones que –como la condición de los indios, su trabajo, el comercio, etc. – eran esencialmente privadas. El Estado se erigió
en guardián de una cantidad de relaciones humanas, y se propuso regularlas de acuerdo con los ideales superiores que él mismo
había fijado, lo cual exigía ampliar enormemente el campo de su actividad para fiscalizarlas en ejercicio de su poder soberano.
Esa tendencia a la publicitación del derecho privado obligó además a multiplicar los controles y a centralizar progresivamente el
desarrollo de la empresa indiana. Los organismos de gobierno instalados en la península fueron absorbiendo, cada vez con
mayor intensidad, la dirección de los problemas locales hasta que se llegó, en la segunda mitad del siglo XVIII, a un completo
estatismo puesto al servicio de la monarquía despótica e ilustrada.
En esa misma época desaparecen las influencias que en el siglo XVI habían inspirado la creación del nuevo derecho indiano. La
religión y la filosofía escolástica son reemplazadas por ideas modernistas que derivan del iluminismo. La “filosofía de las luces de
la razón” se impone entonces, desalojando las antiguas concepciones y los fines del Estado. Pero no determina cambios totales,
puesto que el derecho continúa siendo el mismo en muchos aspectos. Lo que se modifica es el espíritu que anima a sus
ejecutores y a los funcionarios, los cuales ya no tienen ni la pasión religiosa ni el ansia por cumplir un derecho que en parte
había envejecido al compás de la evolución europea.
*Es un derecho evangelizador: El Papa les había entregado estas tierras a los Reyes Católicos con la condición de que debían
evangelizar estos territorios.
* Es un derecho asistemático: La legislación indiana carece de unidad, son normas dispersas sin una sistemática (ajeno a la
teorización). Se trató de poner un poco en orden con la famosa "Recopilación de leyes de Indias" del año 1680.
* Es un derecho casuístico: Esto es porque las normas que emanaban desde la península ibérica no incidían de forma automática
en el Nuevo Mundo, ya que estas normas eran revisadas por las autoridades americanas, y si a juicio de estas aquellas
resultaban injustas, se le solicitaba al Rey que las revisara.
* Es un derecho en que tiende a predominar el derecho público por sobre el derecho privado: Principalmente se refería a
normas administrativas tales como la organización de los Virreinatos, Gobernaciones, Reales Audiencias, etc.
* Es un derecho que tendía a la protección del aborigen: Esto en virtud de los abusos cometidos por los conquistadores.
* Es un derecho fundamentado en el Principio de Personalidad del Derecho: Es decir, a cada individuo se le aplica el derecho
indiano de acuerdo a sus circunstancias personales, a fin de dar a cada cual lo que le corresponde se distingue entre razas,
estatus nobiliario, profesión u oficio, etc.
* Es un derecho que daba gran importancia a la moral: La moral tuvo especial relevancia para solucionar todo tipo de
problemas. En este derecho se disponía que predomina el Derecho natural por sobre el Derecho positivo.
Las leyes sancionadas en España:
La función legislativa, tan abundantemente utilizada para resolver los problemas indianos, era ejercida por los reyes con el
asesoramiento de diversos organismos. El más importante de todos ellos era el Consejo de Indias, desde su fundación en 1524
hasta que en 1714 la iniciativa de las leyes pasó a manos de los Secretarios del Despacho.
Se llamaba genéricamente leyes a todas las disposiciones escritas emanadas de los organismos competentes. Solía también
hacerse la distinción entre el derecho general de Castilla, y las leyes municipales de las Indias, porque estas últimas solo tenían
vigencia local y aquéllas regían en ambos reinos.
Desde un punto de vista más técnico el vocabulario de la época distinguía muy diversas clases de normas jurídicas. Leyes en
sentido estricto eran las disposiciones sancionadas a propuesta o con el acuerdo de las Cortes del reino, las cuales tenían
siempre alcance general y gran autoridad. Muy poca importancia tuvieron en la formación del derecho propiamente indiano, y
aún en Castilla las Cortes entraron en decadencia durante el siglo XVI. En su reemplazo los reyes dictaron pragmáticas
sanciones, que versaron también sobre materias muy generales y tuvieron la misma autoridad que las leyes.
Las demás disposiciones del monarca derivaban del ejercicio normal de su autoridad legislativa, y se distinguían entre sí por su
contenido y por su forma. Cuando eran de carácter muy general y sobre materias importantes se llamaban ordenanzas. Las
instrucciones, en cambio, estaban destinadas casi siempre a un funcionario o a u organismo, y tenían por objeto señalar las
normas que debían aplicar.
Por su forma de promulgación se distinguían las provisiones reales, las reales cédulas y las cartas reales.
Durante el siglo XVIII aparecen los reales decretos elaborados en las Secretarías del Despacho y firmados por el soberano, y las
reales órdenes que solo suscribía el Secretario por mandato del rey.
Además de todas esas normas sancionadas unilateralmente, hubo otras incluidas en acuerdos bilaterales. Las capitulaciones
eran contratos de derecho público celebrados con personas particulares, y se utilizaron para organizar expediciones de
descubrimiento y conquista. Los asientos tenían por objeto conceder la exclusividad del comercio negrero. Y los tratados
internacionales tuvieron también mucha importancia en la historia indiana.
Por otro lado, como los problemas locales no eran idénticos e dictaban normas especiales para cada provincia sin pretender
implantar un régimen uniforme en todas ellas.
Las leyes sancionadas en las Indias:
Las autoridades locales designadas para gobernar el Nuevo Mundo tuvieron también facultades legislativas.
Los adelantados tenían la dirección de los descubrimientos y conquistas y, consiguientemente, el poder de impartir órdenes
particulares y generales no solo con respecto a la expedición en sí misma sino también en lo relativo al gobierno de su territorio.
Los virreyes, en virtud de su elevado poder, gozaron asimismo de la autorización para expedir normas nuevas, aunque no
siempre con idéntica amplitud. Tenían atribuciones para “hacer las Ordenanzas que les parecieren convenientes el buen
gobierno”, pero por otro lado se les recomienda que “siempre comuniquen con el Acuerdo de Oidores de la Audiencia” las
materias “arduas e importantes para resolver con mejor acierto”. Esta legislación virreinal debía ajustarse a las normas
generales del derecho indiano o suplir sus vacíos. Las circunstancias especiales que los virreyes rioplatenses tuvieron que
afrontar los obligaron, en casos excepcionales, a dictar normas contrarias al derecho vigente.
Los gobernadores tuvieron también facultades legislativas. Los del siglo XVI las ejercieron con cierta amplitud, dictando sobre
todo ordenanzas para regular el trato a los indios y para organizar el gobierno de las ciudades. Más adelante decae esa actividad
legislativa, que luego quedó prohibida en 1680. Pero vuelve a resurgir en las segunda mitad del siglo XVIII, después de
expulsados los jesuitas.
Los funcionarios enviados esporádicamente para realizar investigaciones o regularizar el funcionamiento de algún órgano
gubernativo –visitadores, jueces de residencia, jueces de comisión, etc.– tuvieron a veces facultades legislativas expresamente
concedidas en sus respectivos nombramientos.
Ya en un plano inferior –que podríamos comprar con los decretos que actualmente expide el Poder Ejecutivo– cabe mencionar
las atribuciones legislativas de los corregidores, tenientes y cabildos. Unos y otros podían tomar medidas de importancia
secundaria para resolver los problemas inmediatos de sus distritos: fijar salarios, precios, medidas de carácter edilicio, sanitario,
relativas al abastecimiento de la ciudad, al uso y distribución del agua, etc.
Desde otro punto de vista resulta interesante destacar las facultades legislativas de las audiencias. Estos organismos eran
fundamentalmente judiciales, pero la función de justicia tenía en el concepto de la época una amplitud mayor que la que se le
atribuye actualmente. Las audiencias podían dejar sin efecto las providencias gubernativas de los virreyes y de los gobernadores
–miente la apelación de los interesados– cuando las consideraban contrarias a las leyes. Y además, en virtud de peticiones
formales, estaban facultadas para impartir órdenes fundadas en derecho a las autoridades inferiores, mediante acuerdos
solemnes que tenían la forma de reales provisiones expedidas con el nombre y el sello del monarca.
El Derecho indiano es aquel derecho que rigió en las Indias Occidentales durante el período de dominación de la Corona
Española.
Se iba sancionando a medida que se presentaban nuevas cuestiones no previstas por el derecho castellano y debía ser lo mas
semejante posible a este derecho siempre y cuando la situación lo permita.
Pero los problemas eran tan novedosos y diferentes que fue imperante legislar para resolverlos.
El derecho Indiano Peninsular:
Estaba compuesto por las normas sancionadas en España para regular el funcionamiento de los órganos gubernativos indianos,
las leyes expedidas en España para resolver los problemas de la América Hispánica y de Filipinas, de las leyes y costumbres
establecidas en las Indias y de las interpretaciones de todas esas leyes hechas por los tribunales superiores (Consejo de Indias y
Audiencias). El derecho Indiano Peninsular contará con instituciones propias que más adelante analizaremos.
El derecho Indiano Local:
El derecho indiano se va a conformar de leyes aisladas que se irán imponiendo en América con el fin de resolver todos los
problemas que se iban presentando, contará también con instituciones que irán surgiendo a través de los diferentes reinados
que irán acaeciendo en España. Se respetaran algunas de las leyes indígenas que se iran mezclando con las provenientes de la
Realeza. Pero este derecho no será totalmente estructurado y organizado; lograrlo llevará mucho tiempo.
Las Principales Regulaciones Indianas:
Diversas cuestiones, como la organización del gobierno, el control de los funcionarios, la administración de justicia, el
funcionamiento de los Cabildos, la condición política de las indias y otros fueron reguladas según precedentes castellanos, pero
exigieron algunas modificaciones; pero otros asuntos como por ejemplo la condición jurídica de los indígenas fueron temas
centrales de Derecho Indiano.
En estos casos, ya no bastó con el Derecho Común, hubo que remitirse al Derecho Natural para poder encontrar respuestas y
soluciones justas.
El régimen de la propiedad de la tierra, como la explotación minera y agraria, también estaba cargado de precedente castellano
pero se adaptó con diversas modificaciones a la realidad indiana. Tal es el caso del sistema sucesorio que estaba basado en el
testamento castellano y debió establecer una forma privilegiada para su extensión al aborigen y para atender a los casos de
quienes morían sin herederos en Indias
De esto nace la importancia de los teólogos y letrados en la construcción de la dogmática para esta nueva realidad que
presentaba el Nuevo Mundo.
2. La organización estatal. La monarquía española. La incorporación de las Indias a la corona de Castilla. La cuestión de
los justos títulos. El gobierno indiano peninsular: Rey, Consejo de Indias, Casa de Contratación, Juntas Especiales. El
gobierno indiano en América. Características generales. Las capitulaciones. Los adelantados. Virreyes. Gobernadores.
Corregidores y Alcaldes Mayores. Los Cabildos y el gobierno de las ciudades. El Patronato Indiano. La protectoria de
los indios.
Constitución del Estado:
Inmediatamente después de conocido el descubrimiento de Colón, los reyes católicos se apresuraron a solicitar al Sumo
Pontífice el dominio de las nuevas tierras. El Papa Alejandro VI concedió entonces a Fernando e Isabel, y a sus “herederos y
sucesores los Reyes de Castilla y León, para siempre”, el dominio de las nuevas tierras, haciéndolos “señores de ellas con plena y
libre y omnímoda potestad, autoridad y jurisdicción”.
Primitivamente las Indias fueron consideradas bienes gananciales de ambos monarcas, que en su testamento establecieron que
las Indias debían incorporarse a la corona de Castilla. La adscripción a este reino se hizo teniendo en cuenta que era necesario
poner al Nuevo Mundo bajo la dependencia de una monarquía ya constituida, y no dejarlo dividido entre dos que podrían volver
a separarse. La elección de Castilla como reino aglutinante fue el resultado natural de las tendencias expansivas de ese Estado
hacia el Atlántico.
La incorporación formal y solemne se realizó algunos años después. Carlos V expidió una pragmática sanción en la cual prometía
que “en ningún tiempo del mundo las dichas islas y tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, ni parte alguna ni
pueblo de ellas no será enajenado, ni apartaremos de nuestra Corona real… de Castilla, sino que estarán y las ternemos como
cosa incorporada a ella”.
Las indias no fueron, por lo tanto, ni propiedad particular de los reyes, ni dominios del Estado español, sino bienes públicos de la
corona de Castilla, la cual no podía enajenarlos ni concederlos en beneficio. La corona era una entidad que personificaba a la
monarquía, y que por lo tanto se distinguía del reino o Estado (integrado por el gobierno, el pueblo y los territorios), sin
confundirse tampoco con la persona misma de los reyes sucesivos.
Al principio las Indias, así incorporadas, constituyeron un simple agregado a la corona de Castilla, rigiéndose por las mismas
leyes y autoridades de este reino. Pero bien pronto la especialidad de sus problemas y la creciente amplitud de los
descubrimientos obligó a otorgar una mayor personalidad política al Nuevo Mundo, creando para él un gobierno y una
legislación particulares. La autonomía de éste, dentro el gran imperio español, aparece cuando se organiza en 1524 el Consejo
Real y Supremo de las Indias.
Es entonces cuando las nuevas tierras descubiertas por Colón adquieren la categoría de reinos, distintos de los otros reinos que
integraban el vasto imperio hispánico. Este último se había formado por la unión muchísimos reinos que fueron conservando, al
incorporarse a otros, sus leyes y sus órganos de gobierno.
El caso de las Indias fue distinto, porque no teniendo instituciones políticas y jurídicas que pudieran mantenerse, fue necesario
convertirlas en accesorio de otro Estado, el de Castilla, con el cual tuvieron siempre una vinculación muy estrecha.
El imperio español tenía entonces la forma de una unión real de Estados autónomos, integrada por diversos reinos que
contaban, sin embargo, con algunos organismos comunes a todos ellos. La autonomía de cada uno de los reinos hispánicos se
manifestaba a través de su propio derecho y de sus órganos de gobierno, productos ambos de una larga elaboración histórica
que en general había sido mantenida al incorporarlos a Castilla o Aragón. Pero Carlos V creó también, por encima de esos
gobiernos particulares de los reinos, los Consejos de Estado, de Guerra y de Hacienda, destinados a dirigir la política
internacional, militar y financiera del vasto conglomerado político. Estos tres organismos dieron así mayor cohesión a todo el
imperio, iniciando una tendencia hacia el centralismo que se acentúa posteriormente hasta alcanzar, en el siglo XVIII, una casi
completa unificación política y jurídica.
El matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón en 1469 y la obtención por ellos de ambos tronos en 1479 es la
causa ocasional de la unión de estos reinos, la causa fundamental es que ya eran España desde el origen de ésta en la Hispania
romana cristianizada, y la intensificación de su unidad en su diversidad por la empresa común de la Reconquista para liberarse
de los invasores anticristianos durante ocho siglos.
Ahora además pasan a ser regidos por los mismos reyes,
y la defensa y expansión de la Cristiandad católica que asumen a escala mundial los reinos de la monarquía hispánica con los
Reyes Católicos y los Austrias intensifica su unidad en su diversidad.

Las Indias formaron parte de esa unión real, pues tenían leyes propias y órganos de gobierno particulares. Su personalidad y su
autonomía surgían de esa separación con respecto a los demás reinos, que no excluía sin embargo su dependencia a la corona y
a los Consejos reales de todo el imperio. Pero hubo, dentro de esa situación, vínculos muy estrechos con Castilla. Sus leyes se
aplicaban supletoriamente en América, las autoridades superiores de las Indias residían en territorio castellano, y de allí vinieron
la inmensa mayoría de los gobernantes y pobladores del Nuevo Mundo. Todo ello creó una dependencia den los hechos, que no
impedía aquella diferenciación jurídica.
La personalidad política de las Indias, y de los demás reinos que integraban el imperio español, fue desapareciendo en el siglo
XVIII. En 1714 se crearon cuatro Secretarías del Despacho (análogo a nuestros ministerios) cuyos titulares formarían unidos el
Consejo de Gabinete. Las cuatro Secretarías eran las de Estado, Asuntos Eclesiásticos, Guerra, Indias y Marina. Más tarde se
agregó la de Hacienda.
Los borbones centralizaron el poder hasta convertir a esa unión real en un Estado unitario. Con esta reforma fundamental
perdieron importancia y funciones los Consejos de los reinos –entre ellos el de Indias– porque toda la administración pública y la
iniciativa de las leyes quedó a cargo de aquellas Secretarías. Además, contemporáneamente, desaparecieron los Consejos de los
reinos hasta quedar solo los de Castilla, Navarra e Indias. Esta evolución hacia el centralismo y la unificación política se completa
(en lo respectivo al Nuevo Mundo) cuando en 1790 se suprime la Secretaría de Indios, encomendándose a sus asuntos a los
demás Secretarios del Despacho, cada uno en lo que correspondía a su respectivo departamento.
Títulos a la dominación de las Indias:
El fundamento originario del dominio que ejercieron los reyes de Castilla sobre las Indias derivaba de la concesión hecha por el
Papa Alejandro VI en las bulas de 1493.
El problema surgió cuando algunos sacerdotes denunciaron que los indios eran tratados como esclavos y privados
violentamente de sus tierras y de sus bienes. Entonces se suscitó la duda acerca del alcance de la concesión pontificia, para
determinar si ella autorizaba esos hechos y si extendía al otorgamiento de un pleno dominio temporal.
Durante las primeras décadas posteriores al descubrimiento no se discutió la validez de las bulas como título de soberanía. Pero
la controversia relativa a la condición y trato que debía darse a los indígenas obligó a considerar también aquel problema, cuyas
trascendentales derivaciones alcanzaban a toda la obra de España en América. Teólogos y juristas se preocuparon por definir
con toda precisión el fundamento del dominio que España ejercía. Algunos sostuvieron la absoluta validez de la donación. Otros
inventaron nuevos títulos (la misión providencial de España, la barbarie de los indios, el descubrimiento y la conquista, etc.), que
justificaban la dominación española.
El fray Francisco de Victoria, catedrático e teología en la Universidad de Salamanca, sostuvo que “los bárbaros eran, sin duda
alguna, verdaderos dueños pública y privadamente”, y que por lo tanto el Papa no tenía autoridad para privarlos de sus tierras.
Pero como la Santa Sede “tiene potestad sobre las cosas temporales en orden a las espirituales, y, por lo tanto, como
corresponde al Papa la difusión del Evangelio en todo el mundo, si para la predicación del Evangelio en aquellas provincias
tienen más facilidades los príncipes de España, puede encomendársela a ellos y prohibírsela a todos los otros”. Las bulas se
interpretaban, de esta manera, como un encargo exclusivo hecho a los reyes de Castilla para difundir en el Nuevo Mundo la
religión católica. Los indios debían admitir pacíficamente esta predicación, y su negativa violenta autorizaba incluso a hacerles
una guerra justa.
Además de este título de carácter espiritual o misional, tenían los españoles otro fundamento en el derecho natural, que
consistía en la facultad de otro fundado en el derecho natural, que consistía en la facultad de viajar y de permanecer en las
Indias sin causar daño, de comerciar y de obligar a los indígenas a respetar su instalación, porque todo ello provenía de la
existencia de una sociabilidad universal de todos los hombres y los pueblos, fuente recíproca de derechos humanos.
Al mismo tiempo que se debatía el derecho a la conquista del Nuevo Mundo, la situación internacional se había modificado
profundamente. La Santa Sede dejó de ser reconocida en su elevada posición dentro de la Cristiandad. Después del
Renacimiento y de la Reforma sus actos atributivos de soberanía perdieron eficacia en un mundo que ya no respetaba la
jerarquía del Pontificado. Y entonces otras naciones se consideraron con derecho a navegar los mares y a ocupar las tierras que
Colón había incorporado al mundo conocido. Primero fueron empresas privadas, bajo el amparo más o menos notorio de los
soberanos; luego los mismos Estados (Inglaterra, Holanda y Francia) se instalaron en los lugares que España no había
conquistado.
Entonces el título jurídico a la dominación de las Indias fue la ocupación territorial. Porque tal título era reconocido
unánimemente por el derecho internacional como atributivo de soberanía, aún faltando la concesión pontificia. España misma
tuvo que admitir, en los siglos XVIII y XVIII, la validez de los actos posesorios de Inglaterra y de Portugal.
En la realidad de los hechos, la donación pontificia fue un título que permitió y justificó la conquista, por la obligación contraída
de de difundir la fe católica. Pero ese título debió perfeccionarse mediante la ocupación de los territorios
La organización gubernativa:
El gobierno solo aparece con caracteres orgánicos cuando las Indias se convierten en reinos. Hasta entonces las actividades
administrativas fueron realizadas por los reyes y por funcionarios de Castilla designados al efecto. Es necesario distinguir, sin
embargo, las autoridades que actuaban en España y las que se instalaron en el Nuevo Mundo.
Gobierno indiano peninsular:
Figura principal desde que se tuvo noticia del descubrimiento fue al arcediano de la catedral de Sevilla, Juan Rodríguez de
Fonseca, que a la vez era miembro del Consejo de Castilla. Él fue quien ayudó a Colón en el apresto del segundo viaje,
asesorando luego a los reyes en todos los problemas derivados de las expediciones hasta el año 1516. Durante esta época, las
cuestiones judiciales vinculadas con el Nuevo Mundo eran resueltas por el Consejo de Castilla. La muerte del Rey Fernando, en
1516, quitó a Fonseca su autoridad exclusiva En 1519 –ya bajo el reinado de Carlos V– se formó dentro del Consejo de Castilla un
grupo llamado Consejos de Indias, que alcanzó la categoría de Real y Supremo cinco años después.
Entre tanto se creó la Casa de Contratación (1503) que fue instalada en Sevilla. Este organismo tuvo a su cargo el despacho de
las expediciones y flotas, el registro de los pasajeros y mercaderías que iban al Nuevo Mundo, la vigilancia del comercio, el cobro
de las rentas procedentes de ultramar y otras funciones conexas. También obtuvo jurisdicción para entender en todos los pleitos
que interesaban al fisco o podían suscitarse con motivo del tráfico con las Indias; pero los juicios entre particulares, de carácter
mercantil, pasaron a ser de competencia del Consulado de Sevilla que se fundó en 1543.
La Casa de Contratación estaba formada al principio por tres Oficiales (un contador, un tesorero y un factor), a los cuales se
agregó luego (1557) un Presidente. Luego (1583) se formaron dos salas distintas: una de administración con aquellos Oficiales, y
otra de justicia con dos (y desde 1596 con tres) oidores o jueces letrados, quedando ambos bajo la dirección del Presidente.
Además tuvo, desde 1508, un Piloto Mayor del Reino encargado de dirigir una escuela de navegación y de compilar el “padrón
real” o mapa de los nuevos descubrimientos.
El Consejo Real y Supremo de las Indias, que empezó a funcionar en 1524, estaba compuesto originalmente por un Presidente,
cinco Consejeros, un Fiscal, dos secretarios y otros funcionarios menores. El número de consejeros fue aumentando más tarde,
existiendo siempre una mayoría de letrados (abogados o miembros del clero con estudios jurídicos). En ciertas épocas hubo
también un Gran Canciller de las Indias. Y además se creó, en 1571, el cargo de Cosmógrafo-Cronista Mayor, cuyas funciones
consistían en compilar los datos geográficos de las nuevas tierras y escribir su historia.
Las funciones de este importante organismo eran, fundamentalmente, de gobierno y de justicia. Las primeras se ejercían
consultando al rey las leyes y los nombramientos que eran necesarios expedir para las Indias. Las segundas lo convertían en el
tribunal supremo de todos los asuntos y pleitos que podían suscitarse en el Nuevo Mundo, o en España por razones vinculantes
al gobierno indiano.
En el gobierno eclesiástico de las Indias el Consejo fue la más alta autoridad, encargada de defender el real patronato, de
proponer al rey los candidatos para llenar las vacantes eclesiásticas, y de dictar, consultando al monarca, la legislación destinada
a regir la vida de la Iglesia sin inmiscuirse en los problemas espirituales. Debía también dar el pase para que se aplicaran en
América las bulas expedidas por el Sumo Pontífice.
El gobierno temporal era la función más importante de Consejo de Indias. El Rey le había conferido “la jurisdicción suprema de
todas nuestras Indias Occidentales… y de los negocios, que de ellas resultaren y dependieren”. Debía estar informado de lo que
ocurría en el Nuevo Mundo, proponer al monarca los candidatos para los oficios importantes, darles instrucciones, vigilar las
tareas administrativas, dirigir a la Casa de la Contratación, examinar la correspondencia y proponer al Rey las medidas de
gobierno y la legislación que consideraba convenientes.
El Consejo de Indias ejercía también el control de todos los tribunales ordinarios que funcionaban en el Nuevo Mundo, y tenía
jurisdicción suprema en las causas judiciales. Aunque para evitar el recargo de trabajo, en 1542 se resolvió que en lo posible los
pleitos concluyeran en las audiencias de Indias, pudiendo solo elevarse al Consejo mediante el recurso de segunda instancia. No
obstante, mantuvo su competencia para resolver en definitiva los juicios de residencia de los funcionarios nombrados en
España, los pleitos sobre encomiendas de indios superiores a mil ducados, las causas de contrabando y las apelaciones de la
Casa de Contratación.
Sin embargo, no siempre fue exclusiva la intervención de Consejo en los problemas indianos. Durante el siglo XVI se reunieron
Juntas especiales para resolver cuestiones importantes, sobre todo las relacionadas con la condición de los indígenas. Desde
1557 quedó aquel subordinado al Consejo de Hacienda en las materias de interés fiscal. Para las de orden militar se creó, en
1600, la Junta de Guerra de Indias con atribuciones directivas y judiciales.
Durante el siglo XVIII se modificó la organización que hasta entonces existía. Felipe V creó en 1714 las Secretarías del Despacho,
que recibieron competencia plena en los asuntos administrativos y en las provisiones de empleos, pudiendo además expedir
reales decretos con la firma del rey y reales órdenes en nombre del monarca. Con esta reforma el Consejo de Indias quedó
limitado a sus funciones judiciales y a tratar los problemas que el Rey le comunicaba, con lo cual perdió la importancia que había
tenido en los siglos anteriores.
A su vez la Casa de Contratación fue trasladada a Cádiz en 1717, por la mayor comodidad de este puerto. Pero la habilitación de
otros para el comercio con las Indias y la creciente libertad de comercio hicieron innecesario el vetusto organismo, que fue
suprimido en 1790.
Por último, en ese mismo año de 1790 quedó también suprimida la Secretaría del Despacho de Indias, y sus asuntos fueron
repartidos entre las demás Secretarías del monarca. Esta reforma tuvo por objeto crear “una perfecta igualdad, unidad y
reciprocidad en el gobierno, y atención de los negocios de unos y otros dominios, y de sus respectivos habitantes”; pero en la
práctica significó la supresión de la escasa personalidad de que aún gozaban las Indias, y la desaparición del órgano
especializado que las gobernaba.
Gobierno indiano en América:
Se distinguen tres períodos de características diferentes:
a) La época de la organización.
b) La época de los gobernantes.
c) El virreinato.
Al principio, las empresas de descubrimiento y conquista se realizaron, no pro Estado, sino por particulares que recibieron
privilegios de carácter señorial en las respectivas capitulaciones. Estas últimas eran verdaderos contratos mediante los cuales los
reyes concedían un determinado territorio a un personaje que ya se había distinguido antes, y que se comprometía a costear la
expedición recibiendo en cambio ciertos beneficios y exenciones de alcance económico. Además, el favorecido obtenía el
mando militar de la expedición, el gobierno del territorio, la jurisdicción suprema en el lugar y, a veces, la facultad de atribuirse
una gran extensión de tierras o una encomienda numerosa.
Los principales de estos personajes recibieron el título de adelantado, que ya era conocido en el derecho castellano. En América
el adelantamiento significó un oficio de elevada jerarquía y dignidad, otorgado en forma vitalicia para realizar empresas de
conquista en territorios no ocupados todavía. Pero en la segunda mitad del siglo XVI este cargo se convierte en un título
honorífico con tendencia a ser hereditario.
Carlos V dividió la mayor parte de la América del Sud en cuatro grandes distritos que confió a Francisco Pizarro, Diego de
Almagro, Pedro de Mendoza y Simón de Alcazaba. Los tres primeros fueron nombrados –en las capitulaciones de mayo de 1534–
adelantados, gobernadores y capitanes generales, mientras el último sólo fue gobernador.
Mendoza, que instaló el primer asiento de Buenos Aires en febrero de 1536, tuvo que regresar a España en el 1837. En 1842
llegó a Asunción –que se había convertido en el centro de la conquista rioplatense– Alvar Núñez Cabeza de Vaca, con los mismos
títulos de Mendoza. El nuevo adelantado fue depuesto en 1544. Juan Ortiz de Zárate capituló con el Rey en 1569, obteniendo el
adelantamiento del Río de la Plata en forma hereditaria y la ampliación hacia el norte y el sud del distrito concedido a Mendoza.
Aquél llegó al Río de la Plata a fines de 1573 y murió en Asunción en 1576, dejando como heredero suyo a la persona que se
casara con su hija Juana de Zárate. En tal carácter le sucedió Juan Torres de Vera y Aragón, que llegó a Asunción a mediados de
1587 y se embarcó para España un año después, quedando el gobierno a cargo de distintas autoridades que él mismo había
designado.
En ausencia de los adelantados –que tan poco tiempo ejercieron el mando– la provincia fue gobernada, o bien por los
lugartenientes de aquéllos, o bien por mandatarios nombrados por los propios españoles, a veces como resultado de una
revuelta y otras legalmente. Los conquistadores, en este último caso, utilizaron un privilegio real que los autorizaba a elegir
como gobernador –en caso de encontrarse vacante el cargo– a “la persona que según Dios y sus conciencias pareciere más
suficiente para el dicho cargo”.
Las facultades de los adelantados y de quienes lo reemplazaron fueron amplísimas, puesto que incluían el gobierno superior del
distrito, el mando militar y el ejercicio del poder judicial en última instancia. Pero los adelantados y demás gobernadores no
intervenían, en cambio, en el manejo de los recursos fiscales, que estaba confiado a los Oficiales de Real Hacienda nombrados
directamente por el monarca. Además, estos últimos y los sacerdotes que ingresan las expediciones debían asesorar a esos
mandatarios respecto a la forma de realizar la conquista y el trato a los indios, informando al rey acerca de estos fundamentales
problemas. Era una forma primitiva de control político, que en algunos casos produjo buenos resultados. En 1567 se incorporó el
territorio rioplatense al virreinato del Perú, pasando entonces a depender de otras autoridades superiores.
El sistema de los adelantados concluye en el Río de la Plata en 1593, en que se hizo cargo del mando un gobernador nombrado
por el Virrey del Perú. Termina en ese momento la época de la organización, cuando e han fundado también las ciudades que
han de subsistir definitivamente. A partir de entonces los mandatarios que presiden este distrito serán funcionarios rentados,
designados por el monarca o interinamente por el virrey del Perú, que ejercen un cargo temporario y están sometidos a las leyes
y a las órdenes de las autoridades superiores.
La nueva gobernación del Río de la Plaza (desde su división en 1617 en dos provincias, la del Paraguay y la del Río de la Plata),
comprendía las ciudades de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y Concepción de Nuestra Señora (fundada esta última en el
Chacho y destruida por los indios en 1632). Además abarcaba por el norte hasta el Iguazú, el Alto Paraná y una línea media entre
los Ríos Pilcomayo y Bermejo; toda la costa del Atlántico hasta encontrar las posiciones portuguesas, y gran parte de la
Patagonia oriental. En la segunda mitad del siglo XVIII se incluyeron también, como dependencias del gobierno rioplatense, las
islas Malvinas y la costa patagónica y fueguina hasta el cabo de Hornos. Las autoridades residieron siempre en la ciudad de
Buenos Aires, que luego fue declarada capital por real cédula del 31 de diciembre de 1695.
La gobernación del Tucumán abarcaba, aunque con límites mal definidos, las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán,
Santiago del Estero, Catamarca, La Rija y Córdoba. Su capital de Santiago del Estero hasta fines del siglo XVII, en que las
autoridades la fijaron en Salta.
El corregimiento de Cuyo, a su vez, comprendía las tres provincias actuales de Mendoza, San Juan y San Luis, así como una
indefinida extensión hacia el sud.
Estos tres distritos se incorporaron a los organismos superiores creados en América para afirmar una mayor jerarquía política.
Las otras conquistas realizadas en el Nuevo Mundo se habían ido adaptando a las particularidades geográficas y a sus propias
posibilidades, sin respetar los límites primitivamente señalados por el Rey. Las más importantes se convirtieron en virreinatos, y
las demás en provincias mayores (a cargo de un gobernador que presidía también una audiencia pretorial), y en provincias
menores (que solo tenían un gobernador). Se estableció así una organización jerárquica del poder, pues las provincias mayores y
menores integraban, y en cierta medida dependerían, de los dos grandes virreinatos.
Los virreyes ejercían el mando directo en su propio distrito, y una función de alta vigilancia en los demás, la cual les permitía
impartir órdenes en asuntos importantes que no fueran de exclusiva competencia de las autoridades locales. Las provincias
mayores y menores estaban a cargo de gobernadores y capitanes generales, que en el primer caso presidian además una
audiencia y en el segundo carecían de ese organismo.
A partir de 1563 en Tucumán y de 1593 en el Plata, el mando de cada una de estas provincias quedó a cargo de gobernadores,
que unían a este título los de capitanes generales y justicias mayores, y acumulaban así las tres funciones de gobierno, guerra y
justicia. Era el Rey quién nombraba a estos gobernadores a propuesta del Consejo de Indias.
A los pocos años de creado el virreinato se produjo una reforma fundamental en su organización interna. El sistema de las
intendencias, que los borbones trajeron de Francia e implantaron en España, fue extendido también al Río de la Plata y luego a
casi todas las demás provincias del imperio.
A medida que se iban fundando las ciudades, surgen los correspondientes cabildos y dentro de ellos los alcaldes ordinarios y
otros magistrados de menor jerarquía. Los primeros entendían en los juicios civiles y criminales que se suscitaban en la
respectiva ciudad y jurisdicción. Los alcaldes de la santa hermandad eran designados anualmente por el cabildo, al principio en
número de dos, y en el siglo XVIII uno por cada parroquial rural, para intervenir en los delitos que se cometían en despoblados.
La organización de los cabildos:
El sistema colonizador adoptado por los españoles fue esencialmente urbano. Razones de defensa, de agrupación de fuerzas y
de continuidad con sus propias tradiciones institucionales los determinaron a fundar ciudades y a convertirlas en los centros
desde los cuales debía partir su acción religiosa, gubernativa y económica. Las ciudades fueron así la célula básica de una
organización política que requería paralelamente, una correlativa organización municipal.
Una ciudad indiana no consistía solamente en la reunión de pobladores: su existencia formal y hasta el derecho a usar el nombre
de la ciudad derivaban del establecimiento del cabildo. La fundación, por consiguiente, se exteriorizaba mediante la designación
de las autoridades municipales.
Esta institución, de antiguas raíces españolas, se fue imponiendo en las Indias desde principios del siglo XVI sin que existiera una
adecuada reglamentación legal. Pero ya a mediados de la misma centuria quedó organizada sobre la base de algunas normas
fundamentales sancionadas en España y otras de carácter local, sin que faltaran tampoco reglas consuetudinarias.
En nuestro territorio los adelantados, gobernadores o tenientes que fundaron las ciudades designaron, en ese acto, a los
alcaldes, regidores y funcionarios que debían formar el cabildo, autorizándolos para que a su vez eligieran anualmente a sus
propios reemplazantes.
En esta forma los cabildos fueron cuerpos colegiados que, en su composición primitiva, constaban de tres grupos de miembros:
a) Los dos alcaldes ordinarios, que lo presidían por su orden en ausencia del gobernador y su teniente, y que
además ejercían individualmente funciones judiciales.
b) Los regidores, casi siempre en número de seis, que reemplazaban a los alcaldes y solían desempeñar otras
tareas específicas.
c) Los oficiales reales de hacienda y otros funcionarios designados por el gobernador que tenían asiento y
voto en la corporación municipal.
Los alcaldes y regidores eran elegidos anualmente por los cabildantes, los otros permanecían en el cuerpo mientras ejercían los
cargos para los cuales habían sido designados.
Esta organización sufre cambios fundamentales durante la primera mitad del siglo XVII. Por un lado se prohibió a los oficiales
reales que integraran los cabildos. Por el otro lado los alcaldes comenzaron a ser electivos y anuales a través de la venta de
oficios: los cargos públicos se remataban al mejor postor y el adquirente obtenía así un título perpetuo que luego se hizo
trasmisible pagando nuevamente una parte de su valor.
Tal sistema produjo una gran decadencia de los cabildos. La pobreza de los vecindarios y la falta de provecho económico de esos
cargos restaron interés a los posibles adquirentes. La composición de los cabildos quedó reducida a los dos alcaldes y aun
número muy limitado de regidores, cuando no a la ausencia total de estos últimos.
Bueno Aires consiguió superar ese inconveniente gracias a las gestiones realizadas en la Corte. En 1708 el Rey concedió al
cabildo el privilegio de nombrar seis regidores con título perpetuo, sin perjuicio de las vendas de oficios que pudieran
producirse.
Funciones e importancia de los cabildos:
El cabildo era un organismo colegiado que debía reunirse regularmente para considerar los problemas de la ciudad. Las sesiones
se celebraban en la casa capitular bajo la presidencia del gobernador, de su teniente o de uno de los alcaldes por su orden.
Las atribuciones de los cabildos son las siguientes:
a) Funciones electorales: Comprendían el nombramiento de alcaldes y regidores en la forma que se ha
indicado anteriormente, y el de los otros funcionarios que el cabildo podía designar.
b) Registro de títulos: Todos los funcionarios de gobierno, justicia y hacienda estaban obligados a
presentar sus títulos al cabildo, prestar juramento y ofrecer fianzas destinadas a asegurar su buen
desempeño; el cabildo controlaba la legalidad del nombramiento y sólo mediante su aprobación podían
aquéllos entrar en posesión de su cargo.
c) Gobierno de la ciudad y su distrito: El cabildo era un organismo que ejercía la administración de la
ciudad y la campaña. Dentro de sus atribuciones cabían todas las medidas de carácter edilicio y sanitario,
e abastecimiento, fijación de precios, salarios y aranceles, y otras destinadas a proteger a los pobres,
organizar fiestas cívicas y religiosas, proveer la enseñanza primaria, construir la cárcel, la casa del cabildo
y la acequia pública, etc.
d) Funciones políticas: Los ayuntamientos eran organismos consultivos a los cuales recurrían otras
autoridades para conocer la opinión de la ciudad acerca de problemas de interés local; formulaban en
representación del vecindario peticiones al monarca o a los gobernantes, y podían apelar ante la
audiencia o el Consejo de Indias medidas que consideraban perjudiciales.
e) Funciones financieras: Éstas tenían por objeto la administración de los bienes del cabildo, y el cobro y
empleo de las rentas. El cabildo no podía imponer gravámenes, pero contaba con los impuestos, derechos
y beneficios establecidos con autorización superior.
La importancia de los cabildos ha dado origen a encontradas que han llegado a exaltarlos como gérmenes de auténtica vida y
expresión democrática, o a reducirlos a la condición de órganos inferiores, subordinados a los mandatarios políticos y sin
influencia sobre el pueblo. Es cierto que no ejercían una representación democrática, pero sí actuaban a veces eficazmente en
defensa de los intereses colectivos, levantándose y oponiéndose en algunas ocasiones a los gobernantes españoles.

El real patronato indiano:


Parte fundamental en esta organización era la Iglesia Católica. El Estado indiano se había propuesto cumplir un objetivo
fundamentalmente religioso, el cual dio un sentido misional a su actividad. Como esa finalidad coincidió con la de la propia
Iglesia, hubo un paralelismo entre ambos y por lo tanto una colaboración permanente que convirtió a esta última en uno de los
organismos esenciales de la empresa hispánica en el Nuevo Mundo.
Para asegurar el cumplimiento de esa finalidad común los reyes de Castilla se convirtieron en protectores o patronos de la
Iglesia. El papa Julio II, a través de una bula, les concedió el privilegio de proponer al Sumo Pontífice, para que éste les diera la
investidura canónica, los candidatos a arzobispos, obispos y abades, y el de proveer los demás beneficios y dignidades menores
mediante la presentación a los respectivos diocesanos. En virtud de este derecho de Patronato Real los monarcas de Castilla se
consideraron como delegados del Pontífice para ejercer el gobierno de la Iglesia y disponer lo conveniente al progreso religioso
de las Indias.
El derecho de patronato se manifestaba no ´solo mediante el nombramiento de los prelados de la Iglesia, sino también a través
de otras funciones diversas que los reyes se fueron atribuyendo. NO podía erigirse ninguna iglesia, convento, monasterio u
hospital sin previa licencia del monarca. Ningún religioso podía pasar a las Indias sin autorización real. Y por último el Estado
intervenía también en múltiples actividades de la Iglesia vinculadas con la propagación del Evangelio, el ejercicio de sus
facultades disciplinarias y jurisdiccionales, el manejo de sus bienes y la enseñanza universitaria.
Todo ello creó una situación de verdadera dependencia de aquélla con respecto al Estado, y al mismo tiempo una evidente
separación entre el Sumo Pontífice y los prelados americanos, pues todo debía tramitarse a través de los organismos que
actuaban en España. Esa exagerada intervención del monarca y de las autoridades superiores en los asuntos eclesiásticos, o sea
el regalismo, fue afirmándose a lo largo del siglo XVI y triunfó definitivamente en el siglo XVII; no solo en la práctica sino
también en la doctrina. En el siglo XVIII los borbones, acentuaron aún más la dependencia de la Iglesia. Carlos II adoptó una serie
de medidas que más parecían ataques a la religión que deseo de asegurar el cumplimiento de sus fines. La expulsión de los
jesuitas y la confiscación de sus bienes, la secularización de ciertos derechos e impuestos de la Iglesia, las órdenes estrictas
relativas al contenido de la enseñanza universitaria, la limitación de la competencia de los jueces eclesiásticos y otras medidas
inspiradas en la filosofía de la Ilustración contribuyeron, sin duda alguna, a debilitar el sentimiento cristiano y a privar a la Iglesia
de la libertad que le conviene.
La existencia y exageración de este regalismo no deben hacer olvidar, sin embargo, que hubo durante los siglos XVI y XVIII una
sincera y eficaz política de colaboración con la Iglesia, destinada a cumplir los fines religiosos que el propio Estado se había
impuesto. Sólo ene l siglo XVIII esa finalidad pierde paulatinamente importancia –aunque sin desaparecer por completo– y
entonces la organización eclesiástica, manejada por los reyes, pasa a ser en sus manos un instrumento de su propia política.
La protectoría de los indios:
Esto no lo encontré, en wikipedia dice: En 1516 el regente de la Corona de Castilla Cisneros otorgó a Bartolomé de Las Casas el
primer nombramiento como protector de indios. No obstante, por problemas que tuvo Las Casas en La Española con los
gobernantes jerónimos, hicieron que le revocaran dicho cargo. No fue sino hasta fines de la década de 1520 que Carlos I otorgó
a los obispos indianos el nombramiento de protectores.
Unidad VIII
Derecho indiano (continuación).
3. La organización del sistema de justicia. Los tribunales de la metrópoli y en las Indias. Tribunales especiales.
DERECHO INDIANO CONTINUACIÓN.
Antes de avanzar en el desarrollo puntual de la unidad VIII hay que saber que en medio de toda la estructura política, social y
jurídica que se estaba gestando; el trono de español cambio de manos y paso a ser de la casa de los borbones. Felipe V duque de
Anjou se convierte en rey de España, hijo del Gran Delfín y María Baviera, y nieto de Luis XIV, heredó el trono español al morir
Carlos II, sin dejar descendencia y último monarca de Austria. La condición que se impuso para que un francés domine territorio
español fue que España nunca podría unirse a Francia. En 1701 juró como rey en la corte, este nombramiento no alegró a los
Austrias quienes veían más legítimos sus derechos para el trono. Lo que provocó un enfrentamiento entre el rey de Francia y el
emperador de Austrias más los países aliados de cada bando. Esta guerra fue llamada la “Guerra de Sucesiones” que terminó
con la firma del tratado de paz de Utrech en los que se reconocía rey a Felipe V a cambio se perdieron los territorios europeos
de Italia y en los Países Bajos que pasaron al Imperio y Samboya. Su reinado estuvo influenciado en un principio por la cultura
francesa, dando importancia a instituciones y academias. Cuando Felipe V muere es sucedido por:
Felipe V  Fernando VI  Carlos III  Carlos IV  Fernando VII.
Todos Hijos del Anterior Rey, o sea por sucesión.
A medida que el reinado de los borbones se fue extendiendo se produjeron las llamadas Reformas Borbónicas y fueron los
cambios introducidos por los monarcas de la dinastía borbónica de la Corona Española: Felipe V, Fernando VI y, especialmente
Carlos III; durante el siglo XVIII, en materias económicas, políticas y administrativas, aplicadas en el territorio peninsular y en sus
posesiones ultramarinas en América y las Filipinas.
Estas reformas de la dinastía borbónica estaban inspiradas en la Ilustración y, sobre todo, se enmarcan dentro del nuevo poder
de las elites locales y aumentar el control directo de la burocracia imperial sobre la vida económica.
Antes de llevarse a cabo en América llegó una inspección militar que generó tensión y división entre las autoridades locales.
De su visita resultó:
- División política del territorio en Intendencias y comandancias de provincias internas.
- Aumento al triple de las rentas públicas.
- Restricciones en el comercio
- Intenta milicias provinciales.
Todas las medidas fracasan y solo hacen gastar dinero. Las reformas intentaron redefinir la relación entre España y sus colonias
en beneficio de la península, el fin de éstas era extraer los máximos recursos. La medida que mayores desajustes provocó fue la
Cédula Real, sobre la enajenación de bienes de las cooperaciones eclesiásticas que desató violentas reacciones en contra del
gobierno español. Esta medida afectó a todos en especial a los agricultores por petitorio de todos ante el rey el decreto tuvo que
sacarse y esta situación agrieto la relación del Estado- Iglesia.
Aunque la tributación aumentó, el éxito de las reformas fue limitado; es más, el descontento generado entre las elites criollas
locales aceleró el proceso de emancipación por el que España perdió la mayor parte de sus posesiones americanas en las
primeras décadas del siglo XIX.
La organización del sistema judicial:
Uno de los fines principales del régimen indiano consistió en crear un orden justo que regulara, al amparo del derecho, las
relaciones sociales. La justicia era considerada como una virtud moral que debía inspirar tanto a los gobernantes como a los
magistrados: a los primeros en el ejercicio de la justicia distributiva mediante la concesión de encomiendas, mercedes y
nombramientos; a los segundos en su función de resolver los litigios y las demás cuestiones propias de la justicia conmutativa.
Para afirmar una y otra se crearon múltiples autoridades y tribunales; pero como el sistema indiano no conocía la moderna
división de poderes, era frecuente la acumulación de funciones ejecutivas y judiciales en la misma persona. Sin embargo, hubo
normas distintas –administrativas en el primer caso y procesales en el segundo– para regular el ejercicio de ambas actividades.
Los órganos más elevados de justicia propiamente dicha eran, en España, el Consejo de Indias, la Casa de Contratación y la Junta
de Guerra de Indias; en América las Audiencias y –ya al final de la dominación hispánica– la Junta Superior de Real Hacienda.
Hubo, además, muchos otros magistrados.
En Consejo de Indias ejercía el control de todos los tribunales existentes en América, pero las causas judiciales iniciadas en el
Nuevo Mundo solo podían llegar a ese Consejo:
a) En los casos de corte iniciados en las audiencias, mediante el recurso de segunda suplicación, siempre que
no se tratara de asuntos criminales.
b) Cuando se tratara de algún “negocio grave, y de calidad”, en cuyo caso sería con previa autorización real.
c) Mediante los recursos de nulidad e injusticia notoria contra sentencias definitivas de las audiencias en
juicios civiles.
d) En apelación de las sentencias dictadas en los juicios de residencia de funcionarios designados en España.
e) En las causas de contrabando incoadas en los puertos de las Indias.
f) En los pleitos sobre encomiendas de indígenas superiores a mil ducados.
La Casa de Contratación entendía en los juicios suscitados en España con motivo del tráfico con las Indias, con apelación al
Consejo de Indias. Pero los pleitos mercantiles entre particulares pasaron a ser de competencia del Consulado de Sevilla a partir
de 1543. A su vez la Junta de Guerra de Indias juzgaba en tercera instancia los asuntos del fuero militar, previamente fallados
por los capitanes generales.
En las Indias, los tribunales más importantes fueron las Audiencias. Estas se fueron creando, a imitación de las de España, con el
objeto de que fueran no solo órganos de justicia sino también de control del gobierno y de consulta para las demás autoridades.
Eran tribunales colegiados, compuestos por un número variable de oidores o jueces letrados, y tenían además uno o dos fiscales
y otros funcionarios menores. Había tres clases o categorías: las virreinales, instaladas en las capitales de los virreinatos y
presididas por el Virrey; las pretoriales, cuya sede era la capital de una provincia mayor y estaban presididas por un gobernador
y capitán general; y las subordinadas que tenían como presidente a uno de sus propios oidores.
Las funciones atribuidas en las audiencias de Indias pueden clasificarse en tres grupos: consultivas, gubernativas y judiciales.
Eran, en primer término, órganos de información y consulta, encargados de comunicar el monarca o al Virrey los problemas
importantes que se plantearan en sus distritos, y de dar su opinión sobre los que les fueran sometidos en consulta. Como
órganos de gobierno se reunían en “acuerdo” con el virrey o el gobernador que las presidía, o con éstos y los oficiales de real
hacienda, para tomar decisiones de importancia en asuntos graves. Actuaban también en función ejecutiva por delegación de
poderes hecha por el Virrey, cuando eran audiencias subordinadas.
En tercer lugar, y ya desde el punto de vista propiamente judicial, y ya desde el punto de vista propiamente judicial, las
audiencias tenían elevadas funciones que las convertían en órganos de control político y administrativo.
Los particulares y las instituciones podían apelar ante ellas de las resoluciones de los virreyes y gobernadores, siempre que se
tratara de materias de gobierno. Este recurso no se concedía en asuntos militares ni en los derivados de la provisión de oficios o
encomiendas. En el ejercicio de esa importante función las audiencias dictaban “reales provisiones” en nombre del Rey, que
eran verdaderas leyes o decretos según su contenido, y que no podían ser revocadas sino por la propia audiencia o el monarca.
Esta atribución colocaba a las audiencias en el mismo plano que las más altas autoridades ejecutivas del Nuevo Mundo, y
aseguraba además el mantenimiento del orden legal gracias al imperio de los oidores que tenían una formación
acentuadamente jurídica.
Como tribunales de justicia las audiencias entendían en primera instancia en los casos de corte; en las cusas criminales ocurridas
dentro de las cinco leguas de su sede; y en los pleitos obre encomiendas de indios inferiores a mil ducados. En estos casos
fallaban primero en “vista”, y luego podían hacerlo en “revista” mediante el recurso de súplica.
Las audiencias debían asimismo resolver los conflictos de competencia entre otros magistrados, y los “recursos de fuerza”
intentados contra los jueces eclesiásticos cuando éstos excedían sus facultades o no actuaban con arreglo a derecho.
Por vía de apelación, las audiencias conocían en segunda o tercera instancia de las causas civiles y criminales falladas por los
gobernadores, y también las ejecuciones fiscales sentenciadas por los oficiales de real hacienda, hasta que se establecieron las
intendencias.
Todas estas facultades de las audiencias eran ejercidas por los oidores. A su lado actuaban el o los fiscales encargados de
defender los derechos de la corona y especialmente el real patronato, de acusar a los criminales y de proteger a los indígenas.
La organización judicial indiana se completaba con otras magistraturas que es indispensable clasificar según su origen y sus
respectivos fueros:
a) Los jueces que integraban la organización del cabildo o eran nombrados por él, o sea los alcaldes
ordinarios, de primero y segundo voto, que entendían en primera instancia en los juicios civiles y criminales del
fuero común; los alcaldes de hermandad, con facultades judiciales en las campañas; los alcaldes de aguas,
designados en algunas poblaciones para el manejo de la acequia pública y la organización del riego; y los fieles
ejecutores que en las ciudades controlaban los precios y los pesos y medidas.
b) Los jueces de nombramiento real, directo o indirecto: los gobernadores, sus tenientes, los oficiales de real
hacienda y –ya a fines del siglo XVIII– los intendentes y sus tenientes letrados.
c) Los jueces eclesiásticos ordinarios (arzobispos, obispos y vicarios), y los del tribunal del Santo Oficio.
También pueden distinguirse distintos fueros: además del ordinario o común (que comprendía las causas civiles y criminales que
por alguna razón no tuvieran que ser juzgadas por magistrados especiales), existían las causas de gobierno y las militares
(exclusivas de los gobernadores y de sus subordinados), las de hacienda (en las cuales entendían los oficiales de real hacienda y
más tarde los intendentes), las eclesiásticas, las mercantiles (propias de los consulados) y otros fueros de menor importancia,
como el universitario y el de protomedicato.
4. La organización social. La composición social de las expediciones. Las clases sociales en las colonias.
Elementos de población:
El actual territorio argentino estuvo habitado, desde los tiempos prehistóricos, por razas diversas cuya procedencia no está bien
determinada todavía. Sobre este elemento autóctono se impuso, mediante la conquista, la dominación española. Casi de
inmediato comenzó la importación de esclavos negros, y todo ello dio origen a una extraordinaria mezcla de razas cuyos tipos
sobresalientes fueron el mestizo, el mulato y el zambo. Este es el panorama étnico de la época hispánica cuyos elementos
conviene analizar con cierto detalle para estudiar luego sus respectivas situaciones sociales y jurídicas.
Los indígenas que poblaban nuestro país eran de razas y culturas muy distintas (ver Bolilla V). Toda esta población ha sido
modernamente calculada en unas 3000.000 almas en la época de la conquista. Las modalidades de la vida indígena y su
escasísima cultura :| no permitían grandes concentraciones humanas. Agrupados en tribus que reconocían la autoridad de un
cacique, eran generalmente nómades, con creencias y conocimientos muy rudimentarios, sin llegar a constituir verdaderas
comunidades políticas.
Los conquistadores españoles fundaron ciudades que respondían a dos propósitos principales: poblar el territorio y asegurar las
comunicaciones. Las ciudades de población se establecieron para cumplir el fin misional y civilizador de la conquista, y organizar
al mismo tiempo el trabajo con la cooperación indígena. Algunas lo lograron, otras desaparecieron (“todo ya pasó”, diría
Pivetta). Las ciudades de tránsito, en cambio, no siempre esperaban contar con el indígena, pero eran necesarias para mantener
la cohesión del esfuerzo colonizador (Salta, Jujuy, Córdoba, San Luis y Santa Fe). Buenos Aires, por su parte, cumplió desde el
principio la doble función de puerto de escala en la ruta fluvial y de centro de las comunicaciones con el exterior.
Los hijos de españoles se llamaban criollos si su madre era blanca, y mestizos si tenían sangre indígena. Su abundancia fue
notable a fines del siglo XVI, pues formaron la mayoría de la población en las ciudades del litoral y fueron predominando
numéricamente en las demás. No dejó de causar recelo en las autoridades la presencia de estos nuevos elementos que no
habían recibido la educación española; pero más tarde los criollos se identificaron con las clases superiores de la sociedad,
mientras los mestizos con elevada proporción de sangre indígena integraron el conjunto genéricamente conocido con el nombre
de castas.
Estas últimas se componían, además, de los negros, los mulatos (hijos de blanco y negra) y los zambos procedentes de la mezcla
de las razas indígenas y africana. Todos ellos formaban las capas inferiores de la sociedad y tenían ciertas incapacidades
jurídicas.
La importancia de negros comenzó en cantidades relativamente pequeñas a fines del siglo XVI, pero fue prohibida casi de
inmediato por el puerto de Buenos Aires. Sin embargo, hubo siempre introducciones ilegales. En 1791 se decretó la libertad del
tráfico (antes se habían concedido monopolio a determinadas compañías).
Los indígenas que habitaban nuestro territorio pueden dividirse en tres grupos: los que se sometieron voluntaria o forzosamente
a los españoles, los que se agruparon en las misiones jesuíticas y los que mantuvieron resistencia a toda sujeción.
Los primeros fueron encomendados a los españoles en cuanto se organizó la convivencia de ambas razas. La encomienda era un
sistema intermedio entre la servidumbre y la completa libertad, mediante el cual se procuraba mantener la subordinación del
indígena y acostumbrarlo poco a poco a la vida civilizada (¿civilización y barbarie?). Se formaba un vínculo jurídico que imponía
obligaciones recíprocas: el encomendero se comprometía a cuidar y proteger a los indios, a instruirlos en la religión y a defender
la tierra en caso de peligro; la paso que los indígenas quedaban obligados a pagarle el tributo, ya fuera en dinero o en servicios,
que debían al rey en señal de vasallaje.
El encomendero no obtenía, por lo tanto, un derecho de propiedad sobre los indios, ni se le daba jurisdicción a su respecto. El
conquistador beneficiado con la encomienda venía a sustituir al Rey en sus obligaciones morales, religiosas y militares, y éste le
retribuía cediéndole el tributo debido por el indio. Los españoles prefirieron, sin embargo, cobrar ese tributo en servicios, es
decir, mediante el trabajo obligatorio y gratuito que imponían a los naturales.
Las encomiendas eran concedidas por los virreyes y gobernadores a los vecinos principales por dos vidas: la propia y la de un
heredero, que generalmente era el varón de más edad. Al desaparecer este último, los indios quedaban a poder de la corona,
que podía encomendarlos nuevamente.
5. La estructura económica. Regalías. Régimen de la tierra y de la minería. El comercio y la navegación.
Panorama de la evolución económica de las Indias:
Al realizar la conquista del Nuevo Mundo, la preocupación fundamental de España fue de índole religiosa. La empresa indiana
tuvo sin dudas objetivos políticos y de otro carácter, pero éstos estaban subordinados al propósito misional y al deseo de crear
en estas tierras nuevas sociedades inspiradas exclusivamente en el ideario católico. De este criterio derivaron las normas
restrictivas impuestas a la admisión de personas, libros o ideas que podían quebrar esa unidad espiritual, y consecuentemente
las que organizaron a las Indias como un Estado hermético, que sólo podía vincularse y comerciar con la metrópoli.
Esta solución, además, venía impuesta por la política colonial y por las ideas mercantilistas que entonces predominaban en
Europa. Los territorios conquistados eran, en el criterio político corriente, patrimonio de la nación conquistadora, y sus riquezas
debían beneficiarla exclusivamente. El sistema mercantilista consideraba, por otra parte, que el poderío y la riqueza de las
naciones derivan de la abundancia de moneda. Era lógico que España pensara en impedir la entrega del oro y la plata del Nuevo
Mundo al extranjero por la vía del comercio. El principio fundamental de la economía indiana fue, por lo tanto, el
aprovechamiento exclusivo de sus posibilidades y como consecuencia el monopolio del intercambio, sin perjuicio de fomentar al
mismo tiempo los intereses locales. Para asegurar ese monopolio se concentró en Sevilla –y luego en Cádiz a partir de 1717–
todo el tráfico con las Indias.
A mediados del siglo XVI se organizó el sistema de las flotas y galeones. La Casa de Contratación debía enviar anualmente un
convoy de barcos protegido por la Armada, con destino a Portobello o Cartagena (en la costa norte de Colombia) en donde se
realizaban las ferias a las que concurrían los comerciantes del Pacífico, para volver luego con esas mercancías a Lima y a otras
ciudades. El resto de la flota iba directamente a Veracruz (México), y ambas volvían a reunirse en La Habana para regresar a
Sevilla. Todo comercio por otra vía quedó prohibido, salvo las excepcionales licencias que sólo el Rey podía otorgar; y todo
intercambio con los extranjeros fue simultáneamente vedado a los habitantes de América bajo penas severísimas.
Este sistema, sin embargo, no dio los resultados que de él podían haberse esperado. La emigración a las Indias de tantos
elementos activos, la llegada de los metales americanos y la falta de una adecuada política de fomento económico causaron una
rápida decadencia de la agricultura y de la industria española. La metrópoli ya no estuvo en condiciones de abastecer los
mercados de las Indias y fueron los comerciantes extranjeros de Sevilla (franceses, genoveses y holandeses) los que se
encargaron de reemplazar la falta de mercaderías españolas.
Hubo simultáneamente otro comercio, ilícito esta vez, que realizaban los navegantes ingleses y holandeses en gran escala. Pero
ni la existencia de este contrabando ni los perjuicios que el sistema legal causaba hiciera variar en el siglo XVII la política
económica. Al contrario, los comerciantes españoles de Sevilla y los de Lima y otros lugares de las Indias, insistieron siempre en
la necesidad de afianza el régimen vigente mediante nuevas prohibiciones.
Recién en el siglo XVIII los borbones comienzan a ensayar una política más amplia, impuesta a veces por Francia o Inglaterra, o
inspirada otras por las nuevas ideas económicas. Los asientos negreros concedidos a esas naciones, el aumento de los buques de
registro y de licencias para navegar, la supresión de las flotas y galeones y luego la apertura de los puertos españoles y
americanos al comercio libre en navíos nacionales son otras tantas etapas sucesivas de una evolución hacia la completa libertad
mercantil.
En el orden interior las diversas provincias de las Indias se organizaron en el siglo XVI con los pocos recursos que venían de
España o que existían en cada región. La metrópoli proveyó semillas y ganado, así como la técnica incipiente para aprovecharlos
y para explotar las minas. Los españoles pusieron su trabajo o utilizaron a los indios o a los negros. Pero nunca se quiso hacer de
estas colonias grandes mercados de consumo, ni desarrollar de tal manera sus industrias como para convertirlas en centros
exportadores, salvo en lo referente a las minas y a otros productos tropicales. La política de España tendió más bien a organizar
una economía estática antes que una economía de expansión, buscando el equilibrio de la producción y el consumo dentro de
sociedades relativamente cerradas y con mercados muy reducidos.
Suelen distinguirse entre las colonias de explotación y las colonias de población. Las primeras estaban destinadas a explotar los
recursos naturales (azúcar, algodón, metales, etc.), mientras las segundas no tenían como objetivo principal surtir los mercados
de la metrópoli. La explotación de las minas y de la tierra condujo en cambio a la formación de sociedades de tipo feudal que
necesitaban en gran escala de la mano de obra indígena.
Desde otro punto de vista, España consideró a su vasto imperio como una unidad económica dentro de la cual debían ser
preferidos los intereses peninsulares. A veces se prohibieron ciertos cultivos o industrias de las Indias para que no hicieran
competencia a sus similares europeos; y más tarde se establecieron algunos monopolios y restricciones que también cercenaron
las posibilidades locales.
La propiedad de las tierras y de las minas:
El estudio de la economía de una comarca comprende, ante todo, el de los factores principales de la producción de bienes, que
son el capital y el trabajo.
El único capital que hubo al principio (siglo XVI) fue el que brindaba la naturaleza. El dinero y los instrumentos técnicos casi no
existían. Fue sobre esos elementos naturales que se aplicó la mano de hombre para producir los bienes de consumo o de
trueque. Recién más adelante, y sobre todo en el siglo XVIII, aparecen los capitales en dinero para alimentar una producción y
un comercio cada vez más desarrollados.
La tierra de las regiones conquistadas, con todos sus accesorios (aguas, bosques, minas), fue considerada de propiedad de la
corona. Pero con el objeto de premiar a los conquistadores y de afincarlos en las distintas regiones, esas tierras se repartieron
generosamente por virreyes, gobernadores, tenientes y aún por los cabildos que tenían autorización especial. Estas mercedes de
tierras, gratuitas, se daban en premio a los descubridores, pobladores antiguos y sus descendientes, que hayan de permanecer
en la tierra, con el objeto de que cultivando sus chacras y estancias promovieran el desarrollo de las nuevas ciudades. A veces se
exigía que las poblaran y edificaran en ellas bajo pena de perderlas; otras se daban a quienes ya las poseían sin título. En todos
los casos estas mercedes de tierras debían, para que el dominio fuera perfecto, ser confirmadas por el virrey o por el
gobernador.
Esas tierras, abundantes e incultas, carecían casi totalmente de valor. Más adelante, cuando lo adquieren y se advierte que
podían ser una fuente de recursos para el fisco, se ordenó vender las que no tuvieran propietario, y admitir que los poseedores
sin título perfecto pagaran una composición para validarlo. Aquellas ventas debían hacerse al mejor postor, en remate público.
Sin embargo, en nuestro territorio continuaron las donaciones de tierras hasta mediados del siglo XVIII.
Esos repartos y ventas de tierras se hicieron en grandes extensiones a los españoles (europeos y criollos) y aún a los mestizos,
que constituían las clases superiores de la sociedad. A los indios se les dejaron o repartieron las tierras necesarias para su
sustento. Estas tierras de indios eran propiedades colectivas cuyo dominio directo pertenecía a la corona, quedando para sus
pobladores solamente el dominio útil. Los encomenderos de esos indígenas no adquirían la propiedad de esas tierras, ni aun en
el caso de extinguirse la tribu.
Los propietarios españoles, una vez perfeccionado su título, podían transferir sus tierras por venta, donación o herencia. Los
mayorazgos –que mantenían la propiedad en una sola mano, generalmente el primogénito– fueron sumamente escasos en
estas regiones. Hubo en cambio otras vinculaciones llamadas capellanías, mediante las cuales se trasmitía a título perpetuo la
propiedad de un bien con ciertas obligaciones.
Se había instrumentado un sistema para repartirlas. Para adquirir tierra era necesario contar con el “repartimiento” que era el
documento suscripto por la autoridad competente por la cual entrega una fracción de tierra. Se establecieron algunas
limitaciones que figuraban en todas las reparticiones como que no se debía incurrir en agravio a la propiedad de los nativos no
implicaba someter a los que la habitasen y tampoco se podía ejercer dominio sobre las minas que hubieren o que se descubran.
Se requería que todos los que detentaban una propiedad de tierras, exhiban los títulos y se advirtió que muchos habían
extendido el repartimiento originario y otros no contaban directamente con título alguno por lo cual se los intimaba al pago de
un monto de dinero en concepto de composición previo acreditar haber poseído esa tierra por un plazo no menos a una década.
En nuestro territorio las minas carecieron de importancia, al contrario de lo que ocurrió en otras regiones del Nuevo Mundo.
Según la legislación española anterior al descubrimiento de América los metales y la sal pertenecían a la corona, y no podían ser
beneficiados sin licencia real. Esta aplicación del sistema regalista se extendió a las Indias, pero a fin de fomentar la explotación
de las minas por los particulares, a principios del siglo XVI se autorizó a “todas las personas, de cualquier estado, condición,
preeminencia, o dignidad, Españoles e Indios”, a utilizar libremente las minas, debiendo realizar previamente un manifestación
ante el gobernador y los oficiales reales. Tanto en Perú como en México fueron publicadas Ordenanzas de Minería.
Ambas reglamentaciones establecían los procedimientos necesarios para adquirir la propiedad de las minas (sin perjuicio del
dominio eminente de la corona), y las obligaciones que recaían sobre los que tenían pertenencias mineras, así como la forma de
realizar el trabajo correspondiente.
La actividad logró un gran desarrollo en las distintas colonias, en particular en Potosí y luego Guanajuato. La regulación
normativa las normas dictadas para regular la actividad minera en los territorios de las Indias fue bastante errática pues
primaron los intereses económicos. En los primeros años la propiedad de las minas correspondía al Rey, lo mismo que su
aprovechamiento. Los propios Reyes Católicos dictaron una norma general por la cual se disponía que todas las minas fuesen
comunes y que se permitía explotarlas a cualquier persona con la condición de tributar a la corona. Más tarde se trató de
normalizar y ordenar el sistema, mandando que correspondieran al fisco todas las “minas ricas o de nación”.
Hay dos tipos de minas:
- Las ricas; correspondían a la corona.
- Las ordinarias; eran las explotadas por los particulares a cambio del pago de un canon.
El virrey Toledo dictó leyes dignas de considerar puesto que establecía las reglas de higiene y seguridad para los obreros de las
minas. En el año 1761 se presentó la “Recopilación de las Leyes de Minas” que comprendía todas las leyes dictadas hasta ese
día, todas las minas pertenecían a la corona, esta las entregaba para su explotación pero conservaba la propiedad.
La producción y la circulación de bienes:
Sobre la base de factores naturales y humanos que existían en nuestro territorio, la actividad económica estuvo destinada a
producir los bienes necesarios para la subsistencia y, en lo posible, para alimentar un comercio que se fue desarrollando
lentamente.
Sin embargo, ni la legislación ni las ideas imperantes entre quienes gobernaban las Indias favorecían la expansión económica.
Solo se fomentaba la explotación minera, destinada a satisfacer la mentalidad mercantilista de la época. Se impuso así una
economía cerrada, sin grandes mercados y sin salida para una producción que excediera la capacidad de consumo interno.
En el litoral prosperó la ganadería, que permitió exportar cueros y enviar mulas al Alto Perú, y en mucho menos medida la
agricultura. La yerba del Paraguay fue también cultivada en las Misiones jesuíticas. En las demás regiones prosperó una actividad
agraria más diversificada, dentro de la cual sobresalieron el algodón de Tucumán y los vinos y aguardientes de Cuyo. En todas
partes los cultivos abastecían las necesidades muy reducidas de una población escasa. En cuanto a las industrias, éstas últimas
se limitaron siempre a la fabricación de artículos manufacturados que utilizaban algodón, lana, cuero, trigo, maderas y plata. A
fines del siglo XVIII se trató de fomentar la exportación de carnes saladas, pero sólo en la Banda Oriental hubo saladeros durante
la época que nos ocupa.
Esta actividad agraria y manufacturera era libremente ejercida. Ninguna norma restringía la facultad de elegir un oficio ni el
deseo de producir bienes. No había monopolios del Estado y los pocos gremios que existieron no alcanzaron a trabar las
libertades de trabajo y producción. Pero estas últimas, sin embargo, sufrieron limitaciones importantes derivadas de la
constante escasez de mano de obra, de la pequeñez del mercado consumidor, de la imposibilidad o prohibición de exportar, de
la fijación eventual de precios a algunos artículos, de ciertas trabajas a la libre circulación de bienes y de los impuestos que
gravaban el tránsito y el comercio.
Es que, en la realidad de los hechos, a pesar de que todos podían trabajar y de que la naturaleza era pródiga, no era posible
ampliar la producción porque ésta rara vez podía exportarse. Este fue el caso de la ropa de algodón del Tucumán hasta
mediados del siglo XVII, de los vinos y aguardientes de Cuyo, de la yerba mate del Paraguay y las Misiones, de la mulas criadas
en el Litoral que se enviaban al Alto Perú, y de los cueros rioplatenses destinados a los mercados europeos. Fuera de estos
ramos de comercio –y de otros menos importantes aún– los demás productos eran de consumo local y por lo tanto de limitadas
posibilidades.
Si el Estado no intervenía en la producción, l hacía en cambio con frecuencia en el comercio, con el objeto de proteger a los
consumidores. Tanto los cabidos como los gobernadores y sus tenientes podían fijar los precios de los productos para evitar
abuso, o tomar medidas para asegurar el abastecimiento normal.
El comercio exterior rioplatense:
La política mercantilista de España tuvo amplia aplicación en sus relaciones con las Indias. Aun cuando no fue adoptada de
inmediato, desde mediado del siglo XVI se impuso el monopolio del tráfico, el registro de pasajeros y mercaderías en la Casa de
Contratación, la prohibición de que los extranjeros pasaran al nuevo Mundo o comerciaran en él, y un régimen de rigurosa
fiscalización en todos los aspectos de esas relaciones. Esta política derivaba en parte de la idea de que España debía ser la única
nación que aprovechara las riquezas de las Indias, y en parte de la necesidad de impedir que al amparo de la libertad mercantil
se perjudicaran los fines religiosos de la empresa hispánica. Para asegurar todo ello y evitar al mismo tiempo el peligro de los
corsarios que ya entonces perturban la navegación, en 1561 se organizó el sistema de las flotas y galeones.
En los primeros años se estableció un sistema de monopolio en manos de la corona. Luego se crea la Casa de Contratación de
Sevilla que va ser el centro de toda la actividad y que por su puerto salían y llegaban barcos. Respecto a la forma de navegar en
1529 se había prohibido el que lo hiciera en una nave en forma solitaria, precisamente por los peligros que ello imponía.
Luego se siguieron dictando las otras normas vinculadas al comercio y en particular se destacan varias relativas a las
restricciones para el comercio entre los distintos puertos de las colonias y en particular de productos que pudieran competir con
los que venían de Europa. Paulatinamente se fue cambiando el sistema de “flotas y galeones” por los navíos independientes que
previo registro, podían zarpar para varios puertos de América. En 1774 se permite el comercio entre los distintos reinos de las
Indias y luego se autorizó la ruta entre Bs As y Santiago de Chile. Concluyendo con este tiempo en 1778 se dictó una cedula por
la cual se permitía el comercio libre entre España y las colonias. Sin dudas se advierte que el oro fue tomado como el elemento
fundamental para medir la riqueza y no como elemento de cambio, por lo tanto, cuando se necesitó disponerlo para comprar
mercaderías se volvió al estado anterior.

6. La estructura jurídica. El derecho privado. El derecho público. El orden de prelación legal. La recopilación de 1680:
antecedentes, elaboración, sanción, contenido. La glosa a la Recopilación. Los intentos de actualización.
La consideración jurídica del indio.
El indio era un vasallo libre de la Corona de Castilla pero luego de los primeros viajes se debía dar una solución con algún sentido
más práctico y así se echó mano a una institución del viejo derecho castellanos del “rústico o menor”.
Para poder organizar la actividad económica y desplegar la actividad colonizadora se crearon dos instituciones jurídicas, el
repartimiento y la encomienda.
- El repartimiento: es una institución propia del derecho indiano y que nace con las primeras organizaciones para la
explotación de las distintas actividades económicas en las indias. El sistema de repartimiento forzado consistía en el
trabajo rotativo y obligatorio del indígena en proyectos de obras públicas o trabajos agrícolas considerados vitales para
el bienestar de la comunidad. Esta forma de trabajo se basaba en reclutamientos laborales precolombinos.
- La encomienda: reconoce su antecedente en el derecho castellano. Es una institución socio-económica por medio de la
cual un grupo de personas debía retribuir a otros en trabajo, especie o por otro medio, por el goce de un bien o por una
prestación que hubiese recibido. Se obligaba a los indios a realizar esta tarea, a cambio se les ofrecía evangelización,
razón por la cual ellos eran maltratados, tratados como esclavos y en muchos casos los trabajos llegaron a ser tortuoso.
Este método de trabajo junto con los antes mencionados fueron los aplicados para exterminar a muchos indios,
subsumiéndolos en el miedo y obligándolos a volverlos súbditos.
La conquista fue pacífica, no llegaron a “Las Indias” con intención de hacerse amigos, sino de extraer el mayor porcentaje de
riqueza posible y exterminar con todo lo que sea “molesto” a sus fines. La cultura del indio así como sus valores, religión y hasta
su propio ser fue despreciado por los españoles que solo buscaron enriquecer la corona y dejar satisfecho al Papa.
EL DERECHO PRIVADO Y PÚBLICO.
No había una clara diferencia entre interés público y privado. Los nuevos territorios se destacaron por una particular influencia
del derecho castellano de manera directa o indirecta, en lo referido a familia, sucesión, propiedad, obligaciones.
- DERECHO DE PROPIEDAD: los nuevos territorios estuvieron vinculados al sistema de regalías, donde la adquisición de la
tierra era por gracia o merced real.
- DERECHO DE FAMILIA:
*Matrimonio: se habían dictado normas en distintos tiempos y por lo tanto había una importante variedad que fueron luego
todas ordenadas a lo resuelto por el Concilio de Trento. Así se reconocen distintas normas entre las que se destaca la que
imponían a los arzobispos hacer conocer lo dispuesto en el concilio que revestía la fuerza de ley para los territorios españoles. El
casamiento entre un español y una natural de Indias, en forma oficial se impuso el matrimonio y así se lo reconoce en la
instrucción de 1503 y en la Real Cedula de 1515.
El reconocimiento de los matrimonios existentes fue tarea del Papa Pablo III, que resolvió dar legitimidad al matrimonio pero
con aquella mujer con la que se tuvo la primera relación sexual y en caso de no poder determinarse lo facultaba al marido a
elegir. Este no era un tema menor, puesto que en ese entonces reinaba la poligamia en las tribus.
*Consentimiento de los padres: para celebrar el matrimonio era necesario el consentimiento en el derecho castellano y por
ende se exigió también en las Indias, con algunas expresiones, atendiendo a la realidad de ese momento. Los territorios
españoles no necesitaban este requisito si sus padres estaban en Europa o en territorios muy alejados para lo cual se solicitaba
una licencia judicial.
*Impedimentos matrimoniales: no se podía casar con mujer de estos territorios a las virreyes, presidentes, oidores,
gobernadores, corregidores, fiscales y alcaldes mayores.
*Los hijos, un problema de la época fue como reconocer los hijos que estaban fuera del matrimonio. Se dictó una Cédula Real de
1625 por la cual se determinaba que el competente para tales casos era solamente el Consejo bajo pena de nulidad. Otra
disposición concedía legitimidad del hijo cuando los padres al tiempo de su concepción tenían legitimidad para contraer
matrimonio.
*Las tutelas: se presentaron también abusos en este sentido y por ello una Real Cédula ordenaba que no podía dar tutela o
curatela de un menor cuando había bienes de por medio sin que se lo registre ante el escribano del ayuntamiento.
*Mayorazgo: era una institución jurídica con mucho predicamento en España. Se podía instituir mayorazgo para todos los
bienes.
- EL DERECHO DE SUCESIONES: la primera regulación que se conoce es una Real Cedula de 1536 que expresamente se
refiere a la transmisión de una encomienda del cual se desprende y así lo fue, dos principios rectores, que la
encomienda es una merced real y como tal no se podía disponer por la muerte del encomendero sino por disposición
del monarca, que solamente se podía suceder en el caso de que el encomendero fuera casado y favoreciendo a sus
hijos legítimos. Se disponía preferencia de los varones hasta el último y luego las mujeres.
EL ORDEN DE PRELACIÓN LEGAL.
Fue esta una cuestión de importancia para la operatividad de las nomas, ya que se establecía la forma en la que se debían
aplicar las normas que habían sido dictadas a lo largo de varias décadas y por distintas autoridades. Aquellos negocios y pleitos
que no sean mencionados en las leyes de indias o cuya resolución sea confusa se solucionara aplicando las leyes de Castilla. Se
establece que la prelación de las leyes debía ser:
- Los jueces debían resolver las causas por las normas de recopilación.
- Se debían aplicar las cedulas previsiones y ordenanzas dictadas y no revocadas por las indias.

LA LEGISLACIÓN INDIANA ANTERIOR A LA RECOPILACION DE 1680. ANTECEDENTES.


Se creía que cada grupo social tenía un rol que desempeñar en la sociedad.
- Indios: eran libres de la corona, pero se los debía evangelizar. Serán sometidos a la encomienda ocasionando la muerte
de muchos de ellos, se los sometía a trabajos forzados a cambio de evangelización. Luego se declara que no son
verdaderos hombres y que tienen la capacidad para la fe cristiana y que no pueden ser sometidos a la servidumbre. Se
va configurando cada vez más hasta llegar a declararles la libertad.
- Negros: recibían mejor trato que los indios, aunque jurídicamente eran inferiores. Destinados a tareas domesticas.
Constituyen la mano de obra que es traída de América con el objeto de evitar trabajo a los indios.
La Recopilación de 1680:
La abundancia de las normas sancionadas en España obligó a pensar en la necesidad de ordenar y reunir ese vasto material
legislativo. Esta labor era indispensable, por una parte, para asegurar su difusión y su conocimiento, y por otra para eliminar
disposiciones caducas o contradictoras.
La más importante fe llevada a cabo por Fernando Jiménez Paniagua, quién completó un proyecto anterior elaborado por León
Pinelo. Por real cédula de mayo de 18 de 1680 el Rey Carlos II promulgaba definitivamente la Recopilación de leyes de los reinos
de las Indias, que se imprimió un año después.
Esta obra monumental se divide en 9 libros y 218 títulos, que contienen 6.385 leyes. En cada una de éstas figura la parte
dispositiva (y no las razones que la motivaron), precedida por un breve resumen de su contenido, la mención del monarca que la
sancionó y su fecha. Aun cuando pueden señalarse errores, omisiones y una falta general de técnica legislativa, no hay duda de
que la Recopilación fue, en el pasado, un valioso estímulo para el conocimiento y la aplicación del derecho indiano, y es en el
presente un receptáculo de disposiciones que reflejan los aspectos fundamentales de ese sistema histórico, revelador del
espíritu y del método que guiaron la obra de España en América.
En realidad, la Recopilación solo abarca el derecho sancionado en España para los organismos de la península y para el Nuevo
Mundo. No contiene, por lo tanto, la legislación emanada de las autoridades locales. No alcanzó a formar un código sistemático,
pues la necesidad de reunir solo las leyes vigentes no permitió superar el particularismo de las que se habían ido dictando en
épocas y para provincias diferentes. Por lo demás, es cierto que el espíritu jurídico de entonces no imaginaba todavía la
conveniencia de los códigos, que solo aparecen mucho después.
La Recopilación comprende materias muy diversas. El libro I abarca todo lo relacionado con la Iglesia, incluso las universidades y
las publicaciones. El II trata del Consejo de Indias y de las audiencias. El III se refiere a los virreyes y a la función de guerra. El
libro IV reúne disposiciones relativas a los descubrimientos, conquistas y población de ciudades, a los cabildos, tierras, obras
públicas y minas. El siguiente, libro V, se ocupa de los gobernadores, alcaldes, médicos, escribanos y procedimientos judiciales, y
concluye con los juicios de residencia. La legislación referente a los indios forma la materia del libro VI, que también regula las
encomiendas. El VII comprende varias cuestiones diferentes: jueces pesquisidores, juegos, casados ausentes de sus mujeres,
vagabundos, mulatos, negros, cárceles y delitos. El libro VIII organiza la administración de la real hacienda, incluyendo los
impuestos y derechos de la corona. Y el IX comienza con la Casa de Contratación y regula las relaciones entre España y las Indias:
correo, bienes de difuntos, navegación, comercio, consulados, piloto mayor y tránsito de pasajeros al Nuevo Mundo.
La ley del 18 de mayo de 1680, que puso en vigor la Recopilación, derogó expresamente la legislación anterior sancionada en
España para las Indias que fuera contraria a las disposiciones contenidas en aquélla. Todas las normas –antiguas o nuevas–
incluidas en la Recopilación debían tener “fuerza de ley y pragmática sanción”, con lo cual adquirían la máxima autoridad en la
jerarquía legal existente.
De esta manera la Recopilación se convirtió en el cuerpo legal que debía aplicarse con preferencia a toda otra norma en las
Indias. La pretensión de dejar ordenado con carácter permanente el régimen jurídico del Nuevo Mundo no pudo mantenerse.
Después de 1680 los monarcas sucesivos continuaron legislando, y los borbones introdujeron reformas substanciales en la
estructura administrativa y en el régimen económico de las Indias. Además, ya en la segunda mitad del siglo XVIII, el espíritu
mismo que impulsaba la política hispánica había sufrido cambios importantes, al inspirarse en el Iluminismo centralizador,
regalista y profano que dominaba entonces en Europa.
Para analizar la ya vetusta Recopilación de 1680 ordenó Carlos III, por decreto del 9 de mayo de 1776, que se preparara un
nuevo código de leyes de Indias. La tarea quedó a cargo de Juan Crisóstomo de Ansotegui, fiscal del Consejo, que en 1780
concluyó el primer libro. Revisado y corregido éste, fue presentado al rey diez años después, expidiéndose luego el decreto del
25 de mayo de 1792 que aprobó la Ley del Nuevo Código, pero sin promulgarla. El decreto establecía que las leyes contenidas en
el primer libro se pondrían sucesivamente en práctica expidiendo en cada caso las cédulas correspondientes. Solo algunas
disposiciones de escasa importancia, y relacionadas todas con el derecho eclesiástico, llegaron a promulgarse ulteriormente.
Unidad IX
El derecho patrio. Concepto. Clasificación. Caracteres. Fuentes.
Concepto.
Se llama derecho patrio al conjunto de normas y preceptos jurídicos que se desarrolló y aplicó en Argentina después de la
Revolución del 25 de Mayo de 1810.
Debido a que el derecho patrio argentino se desprende y sucede directamente al derecho indiano propiamente dicho, algunos
autores –entre los que se destaca Alberdi- han preferido hablar de un “derecho intermedio” y no un derecho patrio.
Alberdi sostenía que el derecho que se aplico en Argentina –o podría decirse el ex Virreinato del Río de la Plata- era algo así
como el llamado derecho intermedio que se aplicó en Francia en el período que va desde la Revolución Francesa de 1789 hasta
la sanción del código de Napoleón en el año 1804.
Sin embargo, nos dice Levene, el derecho patrio es, desde sus orígenes vertebral y formativo de una nacionalidad; no un
derecho intermedio, al decir de Alberdi, como si careciera de naturaleza propia.
No se trata, pues, de un derecho intermedio el que comienza en 1810, sino un nuevo derecho, tanto en sus fundamentos como
en sus fines y que abarcó más de 50 años.
Clasificación.
Levene clasifica al derecho patrio en dos partes:
Derecho patrio pre-codificado (1810 – 1853/62): desde a Revolución de Mayo hasta la sanción de la Constitución Nacional de
1853 y el Código Civil en 1862
Derecho patrio codificado: (1853 hasta la actualidad): que comprende desde la sanción de la Constitución Nacional, la
promulgación de los Códigos: Civil, de Minería, Comercial, Penal, etc. hasta nuestros días.
Caracteres y fuentes
Para demostrar que nuestro derecho patrio era una nueva forma de derecho diferente e independiente de sus antecesores -el
derecho indiano y el derecho castellano-, Levene establece sus diferencias más radicales.
Por un lado, nuestro derecho patrio se diferencia de su antecesor en la naturaleza del poder de donde dimanan las normas
jurídicas. Consecuencia de la nueva forma de gobierno adoptada, nuestro sistema jurídico desplazó la función legislativa, hasta
entonces ejercida en nombre del Rey por el vínculo jurídico de vasallaje, al pueblo mediante sus representantes.
El hecho mismo de la Revolución -al dejar cesante al representante del Rey1 y surgiendo en su reemplazo un poder colegiado2 en
oposición al gobierno unipersonal-derogó el sistema de leyes anterior por ser completamente incompatible con el nuevo
régimen revolucionario.
También se caracterizaba por la efectiva igualdad de todas las personas: criollos, mestizos, gente de color que se enrolaba en
los ejércitos de la Independencia.
El derecho patrio se caracterizaba, además, por una separación bien definida entre las funciones ejecutiva, judicial y
legislativa; cosa que jamás se dio en la época de la dominación española donde el Virrey, que representaba al soberano hdp del
Rey de España, presidía los Reales Acuerdos de la Audiencia y ejercía –mediante sus magistrados- la justicia en el virreinato.
En cuanto a las fuentes de este derecho patrio fueron muy variadas. Por un lado podemos citar a las declaraciones sobre la
igualdad y las libertades políticas y civiles (como la libertad de peticionar, el libre comercio, las garantías constitucionales, etc.) –
Declaración Universal de los Derechos del Hombre; la Revolución Francesa, la Constitución y la Declaración de Independencia de
los Estados Unidos de Norte América, etc. Por otro lado podemos ver influencias de las ideas de la ilustración (Rousseau, en lo
que hace a la soberanía del pueblo; Montesquieu, en lo que refiere a la división de poderes; las ideas de Voltaire, etc.).
Pero la mayor fuente creadora y fundadora de nuestro derecho patrio es la misma revolución de mayo, que termino de hecho
con la monarquía española que propuso la independencia y la soberanía internacional de Argentina y que implantó la República
y la representación del pueblo a nivel interno.
Nuestro derecho patrio se ha inspirado fundamentalmente en el derecho romano, a través de nuestro Código Civil, aunque ha
aceptado normas e institutos canónicos, hispanos, norteamericanos y europeos.
Al derecho canónico lo vemos expresado en el matrimonio. El derecho español tiene influencia en diferentes ramas del derecho,
el derecho norteamericano ha influenciado al nacimiento de nuestra Constitución Nacional y el derecho Europeo tiene influencia
en diversos aspectos locales.
El derecho argentino ha ido adquiriendo características diversas, es el resultado de muchas influencias exteriores pero al mismo
tiempo se ha inspirado en los antecedentes jurídicos nacionales. Entre los caracteres más comunes podemos encontrar:
- Dictado por Provincias
- Incoherente ETAPA PRECODIFICADORA.
- Inorgánico
- A veces, revolucionario.
ETAPA CODIFICADA
- Está orientado por principios racionalistas, individualistas y liberales.
- Implantación progresiva de un Estado de Derecho.
- Adopción del Régimen Constitucional Liberal
- Afirmación de la Ley como Fuente única del Derecho.
- Codificación del Derecho Público y Derecho Privado.
- Predominio de las Ideas jurídicas – eclesiásticas.
- Surgimiento de una Ciencia Jurídica Nacional
Desarrollo del derecho Provincial y Municipal, sin perjuicio de la unidad sustancial del Derecho Argentino
La subsistencia del Derecho Castellano-Indiano después de 1810.
Si bien el derecho patrio fue un derecho sustancialmente distinto al derecho indiano, como decíamos anteriormente, no por ello
no fue influenciado por éste y sería desacertado querer negarlo.
El mismo Velez Sarfield al redactar el Código Civil, y en contestación a una crítica de Alberdi –quien le criticaba haber
desconocido en la redacción a nuestro derecho madre-, dijo: “Si el doctor Alberdi hubiera recorrido siquiera ligeramente mi
proyecto de Código, habría encontrado que la primera fuente de que me valgo son las leyes que nos rigen”.
Por lo tanto aquella legislación que se aplicó por más de tres siglos en toda América debía manifestarse necesariamente de
alguna manera en nuestra legislación, con más razón en nuestra legislación temprana, cuando aun estaba fresco el recuerdo de
la anterior forma de gobierno: la Monarquía, y el anterior sistema jurídico: el Derecho indiano.
Según Levaggi esa subsistencia del Derecho Castellano-Indiano en el nuevo Derecho Patrio se manifestó de cinco maneras:
a) La subsistencia genérica del derecho indiano;
b) La ratificación expresa de la vigencia de algún texto del derecho indiano después de la independencia;
c) La recepción como fuente formal del derecho de la legislación hispanoamericana;
d) La influencia de la codificación hispanoamericana (Recopilación de las Leyes de
Indias, por ejemplo) en la codificación y en la legislación argentina;
e) El estatuto privilegiado atribuido a los hispanoamericanos.
En cuanto a la subsistencia genérica del derecho indiano, esto hace referencia a que necesaria e inevitablemente el derecho
indiano debía seguir rigiendo en el Río de la Plata, dado que cuando se produce la Revolución no se había credo o no existía
todavía un derecho patrio que aplicar. Esto se desprende del llamado “criterio de subsistencia del derecho” que mencionan las
partidas y cuya máxima es que no se puede desechar lo antiguo antes de implementar lo nuevo. En realidad este sistema
perduró –con las modificaciones que se introdujeron- hasta la codificación
Los códigos, recopilaciones y ordenanzas de la época hispánica siguieron en vigor después de 1810, con las naturales
modificaciones impuestas por los gobiernos sucesivos. Durante más de medio siglo no fue posible reemplazar esos vastos
conjuntos más o menos sistemáticos, que siguieron siendo aplicados no obstante su carácter vetusto, su terminología anticuada
y las dificultades de su interpretación.
Las nuevas disposiciones sancionadas después de 1810 fueron casi siempre leyes breves, simples en su forma, que sólo
regulaban aspectos parciales de la vida política o social. Con frecuencia se dictaron para resolver problemas transitorios, sin
ninguna pretensión de hacer una obra definitiva. Los mismos reglamentos y constituciones inspirados en motivos ideológicos,
adolecieron de graves fallas no sólo en cuanto a su falta de adecuación a las realidades de entonces, sino también en lo
referente a su contenido excesivamente teórico.
Solo en la segunda mitad del siglo XIX aparece una decidida vocación orientada a crear un nuevo derecho para el país. La
Constitución de 1853, el código de comercio y el civil, y tantas otras leyes, modernizaron en sus respectivos campos el régimen
vigente, con sentido práctico y sin dejar de tener en cuenta las necesidades y circunstancias nacionales. Es cierto que, como en
toda labor de creación jurídica, hubo modelos que los inspiraron y soluciones imitadas; pero no fueron simples calcos de leyes
extrañas, sino que se trató de adoptar las normas más adecuadas o de idear las más convenientes.
La Constitución y las demás leyes sistematizaron con vocabulario y con doctrinas más modernas ese nuevo derecho que vino a
reemplazar totalmente el anterior. Ciertas instituciones desaparecieron, como la esclavitud o el régimen indígena, al par que
otras se crearon mediante una legislación que no tenía precedentes entre nosotros, como las personas jurídicas, los bancos, los
medios de comunicación y de transporte, etc.
Ya el Reglamento Provisorio de 1817 decía que “…hasta que la constitución determine lo conveniente, subsistirán todos los
códigos legislativos, cédulas, reglamentos y demás disposiciones generales y particulares del antiguo gobierno español, que no
estén en oposición directa o indirecta con la libertad e independencia de estas Provincias ni con el Reglamento, y demás
disposiciones que nos sean contrarias a él, libradas desde el 25 de Mayo de 1810.”
En el párrafo anterior podemos evidenciar la subsistencia del derecho castellano-indiano como fuente subsidiaria creadora de
derecho. Esa subsistencia fue tanto en el ámbito público como en el privado. Un ejemplo fue la subsistencia de algunas
instituciones de derecho indiano, como aquellas relacionadas con la protección del indígena.
Otra de las modalidades que signaron la presencia del derecho hispanoamericano en la legislación argentina fue la confirmación
de la vigencia de algún texto legal indiano. El caso prototípico fue el de las Ordenanzas de Minería de la Nueva España. Otra ley
nacional, el Estatuto de Hacienda y Crédito de la Confederación, del 9 de diciembre de 1853 ordenó que hasta la sanción del
Código de Minería rigieran “las Ordenanzas de México, con las modificaciones que las legislaciones de provincias hayan hecho
en ellas, en todo lo que no se derogue por la presente ley”.
En lo que respecta a la recepción de la legislación hispanoamericana como fuente formal, la provincia de la Rioja expresamente
hace referencia las leyes hispanoamericanas como fuentes creadoras de derecho en caso de lagunas, siempre y cuando no
contradigan a las leyes de la provincia.
En cuanto a las normas determinantes de los derechos especiales atribuidos a los hispanoamericanos, estas prueban que el
sentimiento de unidad continental perduró en varias provincias argentinas por mucho tiempo. Por ejemplo, varias
constituciones provinciales como la de Entre Ríos de 1882 establecían diferencias entre el “extranjero de las Américas” que no
tuviera domicilio en la provincia y el ciudadano nativo en cuanto a los impuestos, la posibilidad de comerciar libremente o poder
acceder al cargo de gobernador. Por ejemplo, los nativos americanos quedaban exentos de los impuestos a la herencia, cosa que
no ocurría con los extranjeros.
1. Las ideas acerca de la Constitución. La Convención Constituyente de 1852.
Elaboración. Fuentes. Sanción y Contenido de la Constitución Nacional de
1853.
Como veníamos exponiendo en la anterior unidad, en 1852, tres meses después de la derrota de Juan Manuel de Rosas en la
batalla de Caseros, los gobernadores de las catorce provincias integrantes de la Confederación Argentina firmaron el Acuerdo
de San Nicolás, por el que convocaron a un Congreso Constituyente. Sin embargo el 11 de septiembre la Provincia de Buenos
Aires se separó de la Confederación, ya que Buenos Aires no aceptó transferir el poder que se le reservaba, sobre todo en lo
concerniente a la igualdad de representación en el congreso (dos diputados por provincia y a la nacionalización de la aduana
anunciada en el artículo 19 del Pacto de San Nicolás), debido a lo cual no formó parte del congreso.
El 1 de mayo de 1853 el Congreso General Constituyente sanciona la CONSTITUCION NACIONAL sobre lineamientos federales y
republicanos. Todas las provincias lo acatan excepto la rebelde Buenos Aires.
En cuanto a las “ideas” que se expusieron en su redacción se destacan dos posturas:
o La HISTORICISTA: sustentada por Facundo Zuviría y otros representantes que sostienen la necesidad de
asegurar el orden y la libertad del país, de consultar la realidad antes de la sanción de la Constitución.
o La NORMATIVISTA: sostenida por Seguí y Gutiérrez entre otros, que creen en la rápida sanción constitucional
para acabar con los males que aquejan al país y encaminarlo hacia el progreso.
Esta última postura es la que se impone, ya que coincide con el ideario del mismo Alberdi y la clase dirigente que estaba
gestando el marco legal que contribuiría al progreso nacional y la superación de las discordias.
Si bien la Constitución era progresista –y así fue a tal punto que fue el principal instrumento de la generación del ’80-
no superó las discordias con Buenos Aires, quien se mantenía separado dado que no quería compartir su poderío
económico con el resto del país.
El 20 de noviembre se realizó la reunión oficial de la Convención Constituyente. Domingo Crespo, gobernador de Santa Fe, llevó
a cabo la instalación oficial en nombre del director provisorio, quien se hallaba ausente debido a la invasión que había sufrido
Entre Ríos. Facundo de Zuviría, representante de Salta, fue nombrado presidente. Este, en el primer discurso que pronunció
llegó a proponer la suspensión de las deliberaciones en razón de la situación por la que atravesaban las provincias, algunas de
las cuales habían sufrido la invasión de las fuerzas porteñas. Mencionó además como un obstáculo importante la falta de
antecedentes constitucionales y la necesidad de reunir material y preparar hombres para la elaboración de la constitución. Su
discurso produjo gran efecto y algunas dudas, pero éstos fueron rápidamente aventados por el discurso siguiente de Manuel
Leiva, quien intentó demostrar que las condiciones para redactar una constitución estaban dadas.
Pocos días después de iniciadas las deliberaciones se eligió la comisión que debía redactar el proyecto preliminar. Esta estuvo
integrada originalmente por Manuel Leiva, Juan María Gutiérrez, José Benjamín Gorostiaga, Pedro Díaz Colodrero y Pedro Ferré.
El 25 de febrero de 1853 se agregaron Santiago Derqui y Martín Zapata. Salustiano Zavalía ocupó el lugar de Ferré cuando éste
debió ausentarse por las negociaciones con Buenos Aires en marzo, y más tarde Juan del Campillo reemplazó a Derqui.
Dos cuestiones fueron las más discutidas en el seno de la convención: la cuestión de la capital y la cuestión religiosa. En cuanto
a la primera, hubo dos posiciones: los intransigentes o capitalizadores y los negociadores. Los primeros, que eran el grueso de
los convencionales y especialmente Gutiérrez y Gorostiaga, eran partidarios de una política enérgica contra Buenos Aires. Para
ellos la representación de la voluntad nacional se hallaba en los convencionales y no debía negociarse nada. Sostenían que
Buenos Aires debía ser impuesta como capital por la Convención Constituyente y no mediante una ley al respecto. A su vez, los
negociadores, encabezados por Facundo de Zuviría y Roque Gondra, impulsaban una política de conciliación con Buenos Aires y
en consecuencia se oponían a que ésta fuera declarada capital porque ello produciría la ruptura. Finalmente el artículo 3º quedó
redactado de la siguiente manera: "Las autoridades que ejercen el Gobierno federal residen en la ciudad de Buenos Aires, que se
declara Capital de la Confederación por ley especial". La mencionada ley fue presentada el 18 de abril en las deliberaciones del
Congreso como ley complementaria a la Constitución proyectada. Esta ley se adoptó inmediatamente después de la sanción de
la Constitución, pero también estipulaba la designación de una capital temporaria para el caso de que los porteños se resistieran
a unirse a la Confederación, que fue lo que finalmente ocurrió.
El segundo enfrentamiento de los convencionales tuvo que ver con el problema religioso y especialmente con el artículo que
establecería la libertad de culto. También aquí se dieron dos posiciones. Los que defendían la tolerancia religiosa y una amplia
libertad se denominaron el "círculo" y respondían a la influencia de Salvador María del Carril. A él pertenecían Zavalía, Derqui,
Delgado, Gorostiaga y Gutiérrez, entre otros. Sus ideas serían las sancionadas finalmente en la constitución. Este grupo bautizó a
la oposición con el nombre de "montoneros". Este era un grupo reducido formado por el padre Centeno, fray Manuel Pérez, el
correntino Díaz Colodrero, el santafesino Leiva, y el presidente salteño Zuviría. Estos eran conservadores y querían una
constitución inscripta en el catolicismo tradicional, como habían sido todos los anteriores estatutos y ensayos constitucionales

Elaboración. Fuentes. Sanción.


Todos sabemos que todo sistema de Derecho Positivo se apoya implícitamente en una concepción filosófica, en una
concepción de la persona, el mundo, etc. Es lógico que, por tanto, la Constitución –como norma de derecho positivo que es-
esté empapada de una filosofía, que se ve reflejada en su contenido.
Esa filosofía es el Iluminismo, concepción que recoge los pensamientos más importantes del renacimiento. Se trata de una
concepción más humanitaria e igualitaria del hombre tomada sobre manera de Reousseau.
Nuestra Constitución Nacional está forjada bajo los ideales del liberalismo, el federalismo y la república. Podría decirse que
nuestra Carta Magna es en realidad una copia casi exacta de la de Estados Unidos. Los legisladores argentino habían leído “El
Federalista” escrito por Madison en 1787; un ensayo político liberal estadounidense. No es una casualidad que nuestra
constitución adopte la forma Republicana, Federal y Representativa en su Art.1º.
Alberdi era el principal impulsor del liberalismo en Argentina, decía que se debía “Gobernar poco, intervenir menos,
dejar hace lo más, no hacer sentir la autoridad”. El Estado sólo debía garantizar las condiciones de libertad e independencia
óptimas para el buen desarrollo de la sociedad y el sector privado. Este es el pensamiento de la época inspirado en
Adam Smith. De allí que los derechos declarados en la Constitución estén impregnados de sentido materialista.
El proyecto que llevaba implícito la Constitución Nacional era el siguiente:
o En lo económico se buscaba promover el desarrollo capitalista liberal del país, para lo cual erigieron un Ejecutivo fuerte
que pudiera limitar a las masas. Se nacionalizó la Aduana y se suprimieron los impedimentos a la libre circulación
interna productos y mercaderías, para fomentar el capitalismo.
o En lo político buscaron una democracia de minorías, por eso establecieron un sistema de elección indirecta. Esto se
ve reflejado en el pensamiento de Alberdi, para quien debían suprimirse los derechos de las masas y sólo
conceder el voto a la “INTELIGENCIA Y LA FORTUNA”.
o En lo socio-cultural se buscaba cambiar la sociedad existente por la europea. En palabras de Alberdi: “No son las leyes
las que debemos cambiar sino a los hombres y las cosas” / “Gobernar es poblar”.
Es indudable que la Constitución Argentina es obra de la burguesía liberal e ilustrada.En cuanto a sus fuentes, los
constituyentes de 1853 trabajaron sobre la base de tres fuentes principales:
Las constituciones anteriores,
La Constitución de Estados Unidos
El libro” Bases y puntos de partida para la organización política de la
República Argentina” de Juan Bautista Alberdi.
La redacción de la Constitución finalizó en los últimos días del mes de abril de 1853 y el proyecto fue aprobado el 1º de mayo. El
24 de mayo se constituyó una comisión -integrada por del Carril, Gorostiaga y Zapata- para visitar a Urquiza en su residencia de
San José y entregarle el primer original de la Constitución.
Urquiza promulgó aquí la Constitución el 25 de mayo, e inmediatamente se enviaron chasques a las provincias para que pudiera
ser jurada el 9 de julio. Con excepción de Buenos Aires, todas las provincias juraron esta Constitución. La Convención
Constituyente continuó en funciones un tiempo más ejerciendo una labor legislativa y sancionó las leyes de aduana, de libertad
de los ríos, electoral y de capitalización de Paraná. Una vez electas las nuevas autoridades, la Convención se disolvió
Contenido de la constitución nacional de 1853.
La Constitución de 1853 estaba dividida en dos partes. Comenzaba con un preámbulo y luego se dividía en dos grandes partes,
la primera dedicada a los derechos y garantías (parte dogmática) y la segunda dedicada a la organización del gobierno (parte
orgánica). El texto estaba redactado en 107 artículos.
El preámbulo, sin valor normativo, adoptó la fórmula inicial del famoso «nosotros, el pueblo» de la constitución estadounidense
pero modificada como «nosotros, los representantes del pueblo» para subrayar la naturaleza exclusivamente representativa
del sistema adoptado. Declara también que la constitución es «para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el
suelo argentino».
La primera parte (derechos y garantías) fue redactada en 31 artículos. Tratándose de una constitución liberal, básicamente
contiene los derechos humanos de primera generación: (principio de legalidad, principio de igualdad ante la ley, derecho de
propiedad, inviolabilidad del domicilio, libertad de expresión sin censura previa, libertad de circulación, etc.).
Adicionalmente contiene normas específicas como la abolición de la esclavitud (art. 15), gratuidad de la educación
primaria (art. 5), la igualdad de derechos civiles para ciudadanos y extranjeros (art. 20), el fomento de la inmigración europea
(art. 25), la prohibición de toda forma de democracia directa (art. 22), etc.
La segunda parte (gobierno) regula la organización de los tres poderes federales (ejecutivo, legislativo y judicial) y los gobiernos
provinciales, según la forma representativa, republicana y federal (federalismo atenuado). Organizó un poder ejecutivo fuerte
(presidencialismo), con facultades para intervenir las provincias, declarar el estado de sitio, designar a los jueces, etc. El poder
legislativo es bicameral con facultades para sancionar los códigos principales. El poder judicial está organizado sobre la base del
juicio por jurados, pero nunca fue cumplido. El sistema electoral no establecía el sufragio secreto ni universal (prohibía el
sufragio femenino)
La Codificación y la nueva mentalidad Jurídica. Formación Intelectual de Vélez Sarfield. Antecedentes. Elaboración.
Fuentes. Sanción y Contenido del Código Civil. Reformas posteriores.
El proceso codificador que mandó a realizar con urgencia la Constitución Nacional de 1853 se inicia con el dictado del
primer Código de Comercio en 1862. El hecho de dictar antes un Código de Comercio y no uno Civil demuestra la
mentalidad jurídica de la época. Una mentalidad propia del materialismo-economicista imperante en los dirigentes de la
época. Por lo tanto se regularon primero las relaciones comerciales que las relaciones de familia.
Al Código de Comercio le siguió el Código Civil redactado por Dalmasio Vélez Sarfield en 1871. La obra codificadora se
completó con la sanción del Código de Minería y el Código Penal en 1886, este último redactado por Tejedor.
Con la sanción de estos Códigos se logró definitivamente organizar institucionalmente al país, dándole un ordenamiento
jurídico que ofreciera garantías al capital extranjero.
Todos estos Códigos respondían a la tradición filosófica del liberalismo reinante, con su reconocimiento ilimitado de los
derechos individuales, particularmente el derecho a la propiedad. En lo que respecta al Código Civil, este individualismo
desmedido será disminuido; por ejemplo con la reforma de la Ley 17.711 que introdujo aspectos más sociales al código como la
Teoría del Abuso del Derecho y el giro hacía la protección de la parte económicamente más débil. La codificación en la Argentina
fue parte de un proceso que se dio a escala mundial debido a las ventajas que ortorgaba el sistema. Si bien existieron
anteriormente codificaciones, las realizadas durante finales del Siglo XVIII y el S. XIX tuvieron una gran influencia en la redacción
del Código Civil de Argentina.
La unificación del país y el crecimiento y fortalecimiento político demandaban la codificación de las leyes civiles , ya que no se
podía mantener la incertidumbre de una legislación inadecuada, dictada para la nación española.
Antecedentes: Hasta la sanción del código, la legislación se basaba en la española, que existió previa a la Revolucion de Mayo y
en la llamada Legislación Patria.
Debido al prestigio, la extensión de las materias tratadas y al mayor conocimiento que tenían de ellas los jueces y abogados se
aplicaban ordinariamente las Siete Partidas.
La legislación patria se comoponía de las leyes sancionadas por los gobiernos nacionales y provinciales. Las principales eran la de
libertad de vientres y de los esclavos que entraren al territorio (1813), la supresión de mayorazgo (1813). Tambien existieron
diversas leyes y decretos provinciales que modificaban diferentes instituciones como la emancipación por habilitación de edad,
la determinación del domicilio en lugar de la estancia principal; sobre libros de nacimiento; matrimonios y defunciones a cargo
de los curas, etc.
5.a. Velez Sarfield
Dalmacio Vélez Sarsfield (Amboy, Valle de Calamuchita, Córdoba, 18 de febrero de 1801– Buenos Aires, 30 de junio de
1875) fue abogado y político argentino, autor del
Código Civil de Argentina de 1869, la mayor parte del cual aún continúa vigente.
Vélez Sarsfield estudió en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Monserrat de la ciudad de Córdoba, en donde luego
seguiría la carrera de Leyes. Se doctoró a los 22 años.
Al finalizar sus estudios inició una intensa actividad política, que le valió en 1825 el nombramiento como Secretario del
Congreso que se llevaría a cabo el año siguiente, en el cual fue el diputado más joven. Ese mismo año fue nombrado
catedrático de economía política en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.En 1858, el Estado de Buenos
Aires le encargó la tarea de redactar un código de comercio, el cual fue redactado en colaboración con el prestigioso
jurisconsulto uruguayo Eduardo Acevedo, se terminó en 10 meses, y fue sancionado en 1859. Después de la reunificación
nacional en 1862 se le encargó la redacción del Código Civil. La composición de éste no se inició hasta 1864, siendo
presidente Bartolomé Mitre. Su redacción, ricamente provista de notas y comentarios, insumió casi cinco años; en 1869 se
dispuso del original, que se aprobó en 1870 y entró en vigor a comienzos del año siguiente
5.b. El Código Civil. Fuentes. Reformas. Contenido.
El Código Civil fue aprobado a libro cerrado, es decir, sin modificaciones, el 25 de septiembre de 1869, mediante la Ley Nº
340, y entró en vigencia el 1 de enero de 1871.
La aprobación del Código Civil argentino era necesaria tanto por motivos jurídicos como por motivos políticos. Con ella se
dotaría de unidad y coherencia a la legislación civil, ausente hasta ese entonces por la dispersa legislación vigente en el
territorio argentino. Dichas unidad y coherencia, traerían consigo dos beneficios jurídicos muy importantes: facilitarían tanto el
conocimiento del Derecho por parte de los habitantes como su aplicación por parte de los jueces. Asimismo, afianzarían la
independencia política del país, a través de la independencia legislativa, y la unidad nacional, por la supremacía del código
sobre la legislación provincial.
Hasta la sanción del Código, la legislación argentina se basaba en la española previa a la Revolución de Mayo, y en la llamada
Legislación Patria.
Fuentes
El código de Vélez Sársfield refleja la influencia de:
o El Derecho continental y de los principios liberales del siglo XVII;
o El Código de Napoleón y sus comentaristas;
o La legislación española vigente hasta ese momento en la Argentina
o El Derecho romano (en especial a través de la obra de Savigny);
o El Derecho canónico;
o Y en mayor medida el Proyecto de Código Civil para Brasil de Freitas.

La utilización de estas fuentes es evidente y puede observarse en las notas al pie de cada página en donde se comentan casi
todos los artículos. Cosa muy práctica al momento de eliminar las dudas y desentrañar el espíritu y sentido de cada
artículo.
En cuanto al Derecho canónico tuvo una gran influencia en lo referente al Derecho de familia, en especial sobre el matrimonio.
Vélez Sársfield dejó este instituto bajo la jurisdicción de la Iglesia Católica, tomando la institución del matrimonio canónico y
adjudicándole efectos civiles. En cuanto al Código de Napoleón, la evidencia se manifiesta en los 145 artículos copiados
exactamente de esa obra.
Reformas.
A pesar de la estabilidad que el Código Civil le proporcionó al ordenamiento jurídico argentino, no estuvo exento a lo largo de
la historia de diversas modificaciones, que resultaron necesarias para regular adecuadamente una sociedad que presentó
grandes cambios a nivel social, político y económico.
La reforma más importante que sufrió el código fue producto de la Ley Nº 17.711, de 22 de abril de 1968. Si bien esta ley
reformó aproximadamente un 5% del articulado, se destaca por el cambio de orientación que experimentaron algunas de las
instituciones reguladas. Además, existieron una serie de proyectos de reforma que no fueron llevados a la práctica. Estos
proyectos no sólo proponían la reforma de las instituciones y un cambio de método, sino que uno propuso también su
unificación con el Código de Comercio, materia de debato hasta hoy en día.
Entre las reformas de mayor importancia, además de la 17.711 s e encuentran:
- Ley de matrimonio civil: el sistema original de Código Civil excluía a los no católicos de la celebración del matrimonio.
Sin embargo, el 12 de noviembre de 1888 fue sancionada la Ley n.º 2.393 de matrimonio civil.-
- Ley de derechos civiles de la mujer: la Ley n.º 11.357, sancionada el 14 de septiembre de 1924, amplió la capacidad civil
de la mujer casada.
- Nombre: la regulación del nombre de las personas fue librada a la costumbre por el codificador, en tanto los decretos
11.609/1943 y 410/1946 regularon esta institución.
- Ley de adopción: el texto original del código no reguló la adopción, que fue introducida mediante la Ley n.º 13.252
sancionada el 23 de septiembre de 1948.
- Derecho a la intimidad: el 30 de septiembre de 1975 fue sancionada la Ley n.º 21.173, que incluyó en el código el
artículo 1071 bis, que regula dicho derecho.
- Trasplantes: el régimen nacional sobre trasplantes de órganos fue determinado por la Ley n.º 21.541, sancionada el 18
de marzo de 1977.
- Filiación y patria potestad: la Ley n.º 23.264 del 25 de septiembre de 1985, equipara en forma absoluta a los hijos
nacidos dentro y fuera del matrimonio, y establece que la patria potestad pasa a ser ejercida por ambos padres.
- Matrimonio civil: la Ley nº 23.515 modifica el régimen matrimonial, y restablece el divorcio, que se encontraba
suspendido desde 1956.
- Ley de Convertibilidad: la llamada Ley de Convertibilidad introdujo algunas reformas al régimen del Código Civil. Esta
ley, la n.º 23.928, permitió convenir que las obligaciones pactadas en moneda extranjera sean cumplidas sólo en la
moneda estipulada. Estas reformas sobrevivieron al abandono del régimen de convertibilidad por la Ley n.º 25.561.
- Ley de reducción de mayoría de edad: la n.º 26579 redujo la mayoría de edad de 21 a 18 años. Fue promulgada el 21 de
diciembre de 2009.12
- Matrimonio civil: La reforma del matrimonio civil, que consistió en el reemplazamiento de las palabras "marido" y
"esposa" por las palabras "cónyugues" y "contrayentes" otorgó la posibilidad de contraer matrimonio a parejas del
mismo sexo. Fue promulgada en la madrugada del 15 de julio de 2010.
- La ley 17711 que llegó a modificar mas de 200 articulos e incluyó la Teoria del Abuso del Derecho, El vicio de Lesion,
Principio de Buena Fe, La teoría de Imprevision, etc.
Contenido
La organización del Código Civil es la siguiente:
Títulos preliminares: el Código Civil se inicia con dos títulos preliminares. El primer título trata de las leyes y
elabora una "teoría general de la ley". El segundo se refiere al modo de contar los intervalos de tiempo en el
Derecho.
Libro I: este libro está dedicado a las personas. La primera sección de este libro, "De las personas en general",
trata sobre las personas en sí mismas, y el segundo, "De los derechos personales en las relaciones de familia",
de la familia.
Libro II: este libro se divide en tres secciones. La primera trata sobre las obligaciones en general y sobre su extinción.
La segunda, sobre los actos y hechos jurídicos que producen la adquisición, modificación, transferencia y extinción de
los derechos y obligaciones. Finalmente, la tercera trata sobre las obligaciones que nacen de los contratos.
Libro III: este libro trata sobre los derechos reales, tratando las cosas en sí mismas o en relación a las personas.
Libro IV: este libro contiene un título preliminar sobre la transmisión de derechos en general. Luego tiene tres
secciones: la primera trata sobre las sucesiones mortis causa, la segunda sobre privilegios y derecho de retención, y la
tercera trata sobre la prescripción.
LA CODIFICACIÓN PENAL.
Primer intento de codificación penal general, fue redactado por encargo del Poder Ejecutivo Nacional (05-08-1864), por Carlos
Tejedor, profesor de la Universidad de Buenos Aires. En las disposiciones generales de su Parte General, el Proyecto sigue, en
gran medida al Código Penal de Baviera de 1813, obra de Paul Johann Anselm Von Feuerbach. En menor medida recibió el
aporte de la doctrina española a través de Joaquín Francisco Pacheco, comentarista del Código español de 1848/50 y de la
doctrina francesa a través de Chauveau. En la Parte segunda, predominan como fuentes inmediatas el código peruano de 1862 y
el español antes mencionado. El Proyecto Tejedor, no fue sancionado como código nacional, pero en virtud de la autorización
concedida por el art. 108 de la Constitución Nacional, fue adoptado como código penal por ocho provincias, con algunas
modificaciones hechas en la de Buenos Aires. Representa, a través del código de 1886, un importante precedente de muchas
disposiciones del código vigente.
En el Proyecto de 1881 (03-01-1880), redactado por Sixto Villegas, Andrés Ugarriza y Juan A. García, encargados de examinar el
Proyecto Tejedor por el Poder Ejecutivo Nacional, predomina la influencia del Código español de 1870. Córdoba lo adoptó como
código penal, con algunas modificaciones (14-08-1882). Presentado este proyecto a la Cámara de Diputados (11-05-1881) no fue
aceptado, y el Congreso terminó por sancionar sobre la base del Proyecto Tejedor, el primer Código Penal para la Nación (Ley
1920 – 07-12-1886). Este Código Penal entró a regir el 01 de febrero de 1887. Siguió el molde de las legislaciones clásicas. No
incluye la legislación penal en su totalidad, sino que deja al margen, contenida en la Ley nº 49, la legislación federal sobre
crímenes y delitos contra la Nación. El nuevo sistema definía el delito como “toda acción u omisión penada por la ley”. Se
abandonaba el sistema de penas fijas del proyecto de Tejedor, dejando mayor latitud a los jueces.
La crítica fue que no llegaba a unificar la legislación penal, carecía de método adecuado, era excesivamente casuista, no incluía
instituciones nuevas ya conocidas en otros países, pasaba en silencio hechos que merecían ser penados y, por último, imponía
un régimen de sanciones de difícil o imposible cumplimiento entonces respecto e las penas privativas de libertad.
El 07 de junio de 1890, el Poder Ejecutivo Nacional comisionó a Norberto Piñero, Rodolfo Rivarola y José Nicolás Matienzo para
proyectar la reforma del Código. El Proyecto, presentado en junio de 1891, legislaba sobre delitos y faltas nacionales, unificó la
legislación penal común. Además de revisar el elenco de los delitos del Código de 1886, llenó sus vacíos respecto a la aplicación
de la ley penal en el espacio. Conservó las fuentes de origen español. Este Proyecto presentó el aporte preponderante de los
códigos italiano de 1889, húngaro de 1878, holandés de 1881 y belga de 1867, que contenían la última y mejor legislación
criminal. Su texto constituye un valioso precedente para interpretar el texto original del código vigente. El Proyecto de 1891,
que sólo logró dictamen favorable de la Comisión de Diputados, sirvió de base para las reformas introducidas en el Código de
1886 por la Ley 4.189 (21-08-1903). La opinión, especialmente la de parte de los positivistas, fue adversa a la reforma.
Frente a la situación enunciada precedentemente, el Poder Ejecutivo dispuso la revisión del Código de 1886 por una comisión
formada, además de Piñero y Rivarola, redactores del Proyecto de 1891, por F. Beagley, D. Saavedra, Moyano Gacitúa y Ramos
Mejía (09-12-1904). El Proyecto que se denomina de 1906, y fue presentado al Poder Ejecutivo Nacional, el 10 de marzo de ese
año y remitido al Congreso el 1º de septiembre, sigue la orientación de 1891. El Diputado Rodolfo Moreno (h) fue quien dio el
último impulso al ya largo proceso de reforma del Código de 1886. Con algunas modificaciones. Presentó como proyecto de
reforma el de 1906, sobre el cual, una comisión de diputados, presidida por Moreno, redactó el Proyecto de 1917. Sólo legislaba
sobre delitos. Fue objeto de críticas por el sector positivista, “porque hace tabla rasa de los delitos de los adelantos producidos
en el derecho penal durante el siglo XX”
El Proyecto de 1917, que en el senado fue objeto de reformas que no alteraran su estructura, recibió sanción como Código
Penal, el 30 de septiembre de 1921. Fue promulgado como Ley 11.179 el 29 de octubre del mismo año y entró a regir a partir del
30 de abril de 1922. El mismo Código, nacido en pleno auge de la Escuela Positiva en el país, en su primer cuarto de siglo fue
objeto más de de consideración crítica que de una interpretación positiva. El Código incorporó al derecho positivo instituciones
como: la libertad condicional y la condenación condicional, las medidas aplicables a los imputables, menores y reincidentes, así
como las circunstancias atenuantes y agravantes de la pena.
Ha habido numerosos proyectos de reformas al Código entre otros, los parciales sobre el estado peligroso de 1924, 1926, 1928 y
1932 y el del senado de 1933 y los de reforma total de Coll – Gomez (1936), de orientación positivista; de Peco (1941), neo –
positivista y con una importante Exposición de Motivos; de 1951, autoritario y positivista; y el de 1960, redactado por Soler y
revisado por una comisión asesora. Después del Proyecto de 1960, vinieron el de 1963, redactado por una comisión designada
por el Poder Ejecutivo; el proyecto de 1973, elaborado por la comisión designada por resolución ministerial del 25-10-1972, que
sólo abarca la Parte General y que es el Proyecto de 1960 corregido y mejorado; el Proyecto de 1974, redactado por una
subcomisión, que en general se aparta menos del Código Penal que los dos anteriores. Por último están el Proyecto de Soler de
1979 (Soler – Aguirre Cabral y Rizzi) y el que en 1994 propiciara el Poder Ejecutivo, sobre la base de las innovaciones que sugirió
el Profesor Eugenio Raúl Zaffaroni en su anteproyecto de reformas elevado al Ministerio de Justicia de la Nación el 15 de agosto
de 1991. A partir de ese año, el Código Penal, si bien ha resistido a los múltiples intentos de reforma general, las ha sufrido en
muy buena medida, mediante leyes, decretos – leyes y las llamadas leyes. La Ley 17.567 (del 12 de enero de 1968) reformó el
Código Penal, inspirada en el Proyecto de Soler. La Ley 21.338 (del 25 de junio de 1976) restableció todas las reformas que la Ley
17.567 le hizo al Código Penal en el año 1967. Finalmente el Congreso de la Nación, mediante la Ley 23.077, del 27 de agosto de
1984, restauró la mayoría de los textos de la Ley 11.179.
El Código está dividido en dos libros, titulados “disposiciones generales” y “de los delitos”. El primero trata de la aplicación de la
ley penal, las distintas clases de sanciones (reclusión, prisión, multa e inhabilitación), la condena condicional, la reparación en
instancia penal de los perjuicios ocasionados por el delito, etc. El segundo libro legisla sobre los delitos contra las personas, el
honor, la honestidad, el estado civil, la libertad, la propiedad, la seguridad pública, el orden público, la seguridad de la Nación,
los poderes públicos y el orden constitucional, la administración pública y la fe pública.
Otros códigos nacionales:
La Constitución de 1853 facultó al Congreso para sancionar los códigos civil, comercial, penal y de minería, nacionalizando así
estas ramas del derecho. Los demás códigos posibles (de procedimientos, rurales, de aguas, etc.) permanecieron en la esfera de
la legislación local.
El derecho procesal, como fue expresado en el párrafo anterior, era y es de competencia de las provincias, que organizan sus
propios tribunales y establecen las reglas para actuar ante ellos. La Nación, sin embargo, tuvo que hacer lo mismo con respecto
a las magistraturas federales (Corte Suprema y demás tribunales inferiores), mediante las leyes 48 y 50, que fijaron su
organización y sus procedimientos. Esta última, aunque no tenía tal nombre, era un verdadero código de la materia que, con
algunas modificaciones, se mantuvo en vigor hasta épocas recientes.
Sin embargo, en 1967, por la ley 17.454, se dicta el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que organiza conjuntamente
ambos regímenes. Este constituye un código nacional en la medida que sus disposiciones se aplican en la Capital Federal y en
todas las provincias a través de las magistraturas federales.
REFRACCION DE IDEAS JURIDICAS EN EL RIO DE LA PLATA.
El código simbolizó el Derecho en si mismo. Codificar fue una operación de ordenamiento simbólico. El hombre vio en el corpus
normativo el símbolo del orden racional. El cuerpo reflejó los fines buscados por los codificadores e identificarse con ellos hasta
simbolizarlo, ya sea se trate, de la gloria del poder que lo ha hecho aprobar, o bien de una de las ideas filosóficas fundamentales
que lo ha inspirado. La nacionalización del Derecho respondió a diversas causas, una de ellas fue la concepción jurídica
impuesta por la ilustración, quién vio al Derecho en la ley, no en los resultados de la ciencia o la jurisprudencia. La tendencia a
realizar la legislación para cada Estado, se acentuó por influencia del positivismo que había ganado terreno en la filosofía del
Derecho. Su fijación en cuerpos legales facilitó su proceso.
El ochocientos no ofreció, en el Río de la Plata, uniformidad en cuanto a las ideas jurídicas. Durante la segunda y tercera década
se percibió una influencia de la ilustración racionalista, hacia principios de 1830 el surgimiento del
romanticismo y del historicismo, para desembocar en el eclecticismo criollo imperante en todo el siglo XIX
LA GENERACION DE 1810.
Para definir esta generación es válido utilizar el concepto de generación: Ortega y Gasset dice... “ es la generación del
compromiso dinámico entre masa e individuo, es el concepto más importante de la historia, y por decirlo así, el goze sobre la
que esta ejecuta sus movimientos...". Este filósofo considera que la generación de 1810 constituye la estructura interna del
desarrollo histórico, y nos habla de generaciones históricas en sentido integral. Su concepto de generación histórica no quiebra
la continuidad de la historia, no introduce cortes en su desarrollo, por lo tanto no estamos en presencia de una seriación
automática ni mecánica. En relación a las generaciones en la historia del pensamiento argentino: no hay que pensar que cada
generación argentina haya traído un sistema de ideas y pensamientos completamente nuevos y diferentes con respecto a la
generación anterior.
No existe una filosofía argentina autónoma, pero los hombres políticos tuvieron, un gran amor por las ideas. No obstante al ser
hombres de accion sintieron la necesidad ideológica de justificar su acción politica. Más que teorias profesaron creencias y
cuando escribieron nos dejaron libros de acción más que de pensamiento sistemático. No fueron filósofos en el sentido técnico,
pero leyeron las obras de sus con temporáneos europeos, intentaron dar respuesta a los problemas del hombre argentino,
intentaron reflexionar acerca de sus rasgos y caracteres. Este interrogante sobre el problema del hombre argentino está
condicionado históricamente dado que la historia es continuidad y discontinuidad, tradición y progreso, necesidad y libertad,
pasado y novedad. La respuesta a este interrogante no puede ser uniforme.
La generación de 1810 comenzó a proclamar con fervor los ideales y los derechos de una nueva nación. La influencia de las
ideas liberales foráneas dinamizaron en gran medida la acción de los hombres de mayo. Las raíces ideológicas del movimiento
emancipador son hispánicas e indianas.
Es indudable que la revolución de mayo es el “hecho trascendente” que marca la iniciación de la serie de generaciones
argentinas. A partir del movimiento de mayo se fue fortaleciendo el sentimiento de amor a la patria. Existía en la mayoría del
pueblo la conciencia de la necesidad de la revolución emancipadora. Resulta evidente que nuestra gesta emancipadora no
hubiera sido posible sin el consenso popular. Pero las decisiones definitorias partieron de la elite dirigente. La aspiración
nacional del movimiento revolucionario contó decididamente con el apoyo y consentimiento de las provincias integrantes del
virreynato.
No hemos de suponer que nuestra emancipación política entrañara nuestra total emaciación cultural y educacional ni que
implicara el advenimiento de un mundo completamente nuevo, desarraigado de todo vinculo anterior.
EL MARCO IDEOLOGICO DE LA REVOLUCION.
Son tres los movimientos que influyen en la ideología de los líderes criollos durante la gesta revolucionaria y que deben ser
tenidos en cuenta al momento de tratar de comprenderla:
- Las ideas hispano-indianas
- La ilustración
- El despotismo ilustrado español
Las ideas hispano – indianas de los siglos XVI y XVII
Doctrinas que surgen en España durante los mencionados siglos cuestionan el derecho absoluto del Reino de Castilla sobre las
Indias. Con su principal centro de difusión en la Universidad de Chacras donde estudiaron Castelli y Moreno. Y cuyos seguidores
sostenían que "… El poder procedía de Dios, fuente de toda autoridad, quien lo delegaba en el pueblo, que lo transmitía al
monarca. Por lo tanto la monarquía tenía su origen en la voluntad popular, como depositaria de la autoridad divina."
La ilustración o Iluminismo
Movimiento cultural y filosófico europeo que se desarrolló en el siglo XVIII y buscó resolver los problemas de la humanidad e
iniciar el progreso mediante la razón y la educación. Este movimiento ubicaba el hombre como el centro del universo
reconociéndole "…como derechos inalienables la libertad, la igualdad, la seguridad, la propiedad, la libre expresión y la
asociación."
Este movimiento combatía la monarquía absoluta que otorgaba a los monarcas una soberanía sin limitaciones (fundamentada
en el origen divino del monarca) y difundió la teoría de la soberanía popular indicando que el poder residía en los miembros de
una sociedad y por esto, el mismo deriva del pueblo quien tiene derecho a elegir sus representantes para que lo gobierne.
Algunos de sus impulsores fueron: Rousseau quien se encargo de desarrollar el concepto de "contrato social" para explicar el
origen de la autoridad y Montesquieu quien fundamentó la teoría de la división de poderes como una forma de garantizar la
libertad.
Los monarcas intentaron evitar la entrada de estas nuevas corrientes de pensamiento mediante la veda de los libros que
consideraban "peligrosos", a pesar de lo cual dichas ideas se extendieron en la burguesía colonial.
El despotismo ilustrado español
A medida que las nuevas ideas se comienzan a difundir por España la monarquía reacciona e impone los que se conoce como
"Despotismo Ilustrado"; una propuesta de transformar la sociedad y la economía mediante la acción de los monarcas dejando a
un lado los aspectos "meramente políticos “de la ilustración.
Se exalta así el poder de los reyes considerándolos motor de las reformas transformadoras de la sociedad mediante el fomento
de actividades útiles como la industria, los oficios, el comercio y la educación quedando sujeta la iglesia a su real autoridad.
IUSNATURALISMO.
En el s. XIX entramos en un siglo repleto de complejidad y heterogeneidad filosófica. La influencia de Kant es gigantesca. Se
produce también una reacción contra el Racionalismo ilustrado. Esta reacción viene desde tres frentes: -el vitalismo: que
defiende la continuidad y flujo constante de la vida; -el tradicionalismo: que aboga por una vuelta al pasado; y el historicismo y
evolucionismo: que fijan sus explicaciones en el dinamismo de la Historia.
Corrientes:
a) Teoría general del Derecho (Merkel): Proviene de Alemania. Es la justificación científica de lo jurídico. Es el conjunto de
abstracciones generales de lo común a cada tipo de Derecho.
b) Escuela de juriprudencia analítica (Austin): Desde Inglaterra. Austin quiere llegar a una ciencia sobre la base de los conceptos
jurídicos, mediante el análisis comparado de los diferentes ordenamientos jurídicos.
c) Escuela de Derecho comparado: Sigue los mismos presupuestos de Austin.
d) Sociología jurídica (Erlich): Sostiene que el Derecho no procede ni del Estado ni de los tribunales, sino de la sociedad (de las
instituciones sociales).
RACIONALISMO.
Es una corriente filosófica que apareció en Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se opone al empirismo y
que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el
empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la
afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes
en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son
innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha
jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.
A raíz de las reformas borbónicas un nuevo espíritu comienza a rondar en la publicación de silabarios (texto destinado a la inicial
lectura), la búsqueda de una educación racional, apegada a los valores de la antigüedad clásica, vueltos a poner sobre el tapete
por la Ilustración. En los nuevos silabarios hay preocupación por presentar listados lo más completos posibles, enciclopédicos
podría decirse, de todas las sílabas en uso.
En 1810 se publicó, por ejemplo, la Cartilla o silabario para uso de las escuelas, impreso por el independentista chileno Manuel
José Gandarillas en Buenos Aires. Este pequeño impreso, que inauguraba un nuevo estilo de silabario en América Latina, no era
más que un listado, prácticamente alfabético, de casi todas las sílabas posibles en idioma castellano, intercaladas con el
abecedario, los sígnos numéricos, diptongos y triptongos. La disposición del impreso, sin íconos o mensajes doctrinales y
ordenados en 13 unidades numeradas, era de clara inspiración racionalista.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, con el avenimiento y masificación de la educación pública en
Europa y América, se comenzó a expresar la necesidad de un sistema basado en la práctica de la lectura de palabras, pues se
sostenía que las letras y sílabas sueltas nada decían al raciocinio del estudiante, y por lo mismo no ofrecían facilidades a la
memoria o el aprendizaje.
UTILITARISMO.
El utilitarismo es una teoría ética que asume las siguientes tres propuestas: lo que resulta intrínsecamente valioso para los
individuos, el mejor estado de cosas es aquel en el que la suma de lo que resulta valioso es lo más alta posible; y lo que debemos
hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley
viene definida por su utilidad para los seres sintientes en conjunto. Utilidad es una palabra que refiere aquello que es
intrínsecamente valioso para cada individuo.
El utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número"
Luego de la Revolución de Mayo de 1810, llegará un largo período de luchas internas, entremezcladas con la Guerra de la
Independencia y las Guerras con el Brasil.
La noción de ciudadanía que la Revolución había de alguna manera establecido fue sinónimo de controversias y diversas pujas
políticas, que sentarán las bases de conflictos futuros.
Los dispositivos de Intervención en lo Social, se mantienen en forma mas o menos despareja. Pero, a partir de 1820, estos serán
nuevamente delimitados y orientados en sentidos que se relacionan, en algunos aspectos con el pensamiento de la Ilustración,
pero por otra parte, se asemejarán a los postulados del Utilitarismo Británico de Jeremias Bentham.
Este nuevo elemento servirá en el futuro para sentar las bases del Positivismo, cuando ya la nación vivirá un ideal de orden y se
apoyará en la consolidación del Estado Moderno a fines del siglo XIX.
Bolilla X
LA ORGANIZACIÓN POLÍTICO SOCIAL ARGENTINA 1810-1852.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO 1810.
En 1804 Napoleón se convierte en Emperador Francés.
Gran Bretaña estaba en plena Revolución Industrial volviéndose un obstáculo para Napoleón. Napoleón así decide frenar el
comercio británico cerrándole todos los puertos a Inglaterra, no solo los suyos, sino también el de sus países aliados.
Napoleón así fue tomando tierras y conquistó Portugal, pero para llegar debían atravesar España con la autorización española
Napoleón entra, pero el pueblo rechaza a los franceses y reacciona violentamente por lo que Carlos IV debe ceder el trono a su
hijo Fernando VII, con el apoyo del pueblo. Pero luego de esto, Carlos IV se arrepiente y reclama nuevamente el trono. Napoleón
al saber esto, se ofrece como mediador, y así logra hacer que Fernando devuelva el trono a su padre quien rápidamente se lo
entrega a Napoleón. Fernando VII fue tomado prisionero y el Hermano de Napoleón toma el nuevo trono.
El pueblo español rechaza todos estos sucesos y pone resistencia defendiendo los derechos del rey cautivo. Desaparecida la
autoridad legítima los españoles querían que el poder volviese al pueblo quien debía elegir un gobierno provisorio. Así surgen
las juntas de gobierno en cada ciudad de española, coordinadas por la Junta Central. Pero el ejército logra disolverla,
extendiendo su dominio por toda España.
Los criollos desconocieron al monarca francés como autoridad legítima, y así se van reemplazando a las autoridades virreinales
por las Juntas de Gobierno. (Acá también vemos el paralelismo en las decisiones políticas de los españoles con la de los criollos,
al momento en que falta el poder central que antes regia).
Unos años antes EEUU se había liberado de Inglaterra.
En Francia la revolución había difundido los principios de Libertad, Fraternidad e Igualdad de todos los hombres mientras que
Inglaterra aprovechó a incentivar los movimientos revolucionarios en América y a intentar invadir a América en dos
oportunidades.
Mientras tanto, Liniers y Alzaga comienzan a organizar la reconquista de Buenos Aires, reconquista que se produce el
12/08/1806. El Cabildo Abierto de ese año destituirá a Sobremonte y nombrará a Liniers jefe militar. Será este quien forme los
primeros regimientos criollos dada la inminente contraofensiva inglesa que se producirá en 1807, precedida de la ocupación de
Montevideo. Luego de una heroica defensa, los ingleses son rechazados y Liniers es nombrado Virrey interino.
Después de estos acontecimientos y del actuar de Sobremonte se producirán una serie de consecuencias que tendrán vital
importancia a la hora de la revolución y que la irán precipitando lentamente. Por un lado, la figura del virrey irá perdiendo
prestigio entre la población; gracias a las invasiones inglesas se formarán los primeros regimientos de criollos, quienes irán
adquiriendo conciencia de su capacidad de valerse por sí mismos sin la necesidad de la ayuda de la metrópoli española; también
se tomara conciencia de los beneficios que podría acarrearle a la ciudad puerto y a las incipientes clases burguesas la apertura
del libre comercio con Inglaterra
Existían en Buenos Aires tres grupos diferenciados:
El primero era el grupo criollo, miliciano u orillero. Estaba compuesto por las milicias criollas creadas durante las
invasiones inglesas y por los habitantes de las orillas de Buenos Aires que constituyen los estratos más bajos de la
sociedad porteña (en otras palabras, la mersa). Era el grupo más popular de los tres y guardaba sincera fidelidad al
monarca cautivo. Serán los futuros partidarios del federalismo.
El segundo grupo era el ilustrado o “partido de las luces”, también llamado “carlotista”. En él convergían los
comerciantes del puerto de Buenos Aires partidarios del libre cambio y de una vinculación más estrecha con Inglaterra.
También incluía a los universitarios formados en el iluminismo y la Revolución Francesa. Era un grupo de carácter
elitista. Serán los que más adelante opten por el centralismo o el unitarismo.
El último grupo era el denominado “auténticamente español”. Estaba integrado por comerciantes españoles
partidarios del monopolio y por las autoridades del Cabildo, encabezados por Alzaga (todos españoles). Tratarán de
mantener por todos sus medios los territorios bajo la corona española, es decir conservarlos para Fernando VII.
*Esta claro cual de los grupos será el primero en desaparecer.
Como decíamos anteriormente, Liniers había sido nombrado virrey interino por Carlos IV antes de su caída, recompensando el
haber reconquistado Buenos Aires en manos de los ingleses. Éste toma conocimiento de la situación en España y, dada su
afinidad con Francia, deja traslucir su deseo de que estos territorios sigan la suerte de España, es decir, que caigan en poder de
los franceses. Eso es rechazado rotundamente por el Cabildo –de la mano de Alzaga y el gobernador de Montevideo- quienes
solicitan la destitución de Liniers y forman una Junta de Gobierno. Pese a esto Liniers, gracias a las milicias criollas, logra
mantenerse en el poder.
También estaba el grupo ilustrado que impulsan una serie de acontecimientos conocidos como la “conspiración carlotista”,
quienes por entonces pedían que asuma como regenta de los territorios americanos la infanta Carlota Joaquina de Portugal,
esposa del Rey de Portugal y hermana de Fernando. Sin embargo esta petición será rechazada rotundamente por el Cabildo.
Belgrano y Saavedra –este último sólo al principio- estarán de acuerdo con la idea.
El 8 de enero de 1809 se jura en Buenos Aires a la Junta de Sevilla (antes de que caiga en manos de Napoleón) quien designa
como virrey a Cisneros, quien se mostrará en desacuerdo con el libre cambio comercial. A favor del mismo se encuentran
Belgrano y Moreno, quienes redactarán en el mismo año la “Representación de los hacendados y labradores del Río de la Plata”
texto que propondrá el libre comercio y los beneficios que este traería para Buenos Aires. Más tarde serán quienes justifiquen la
emancipación justificándose en el decreto que citábamos anteriormente –aquél que disponía que las colonias pertenecieren a la
Corona y no a España-.
Finalmente, ante las presiones, Cisneros dio el brazo a torcer y estableció el libre comercio con Inglaterra.
3.e. El Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810.
En mayo de 1810, llegarán a Buenos Aries noticias acerca de la caída de la Junta de Sevilla en manos francesas. Cisneros
intentará impedir la difusión de estas noticias pero igual fueron conocidas y generaron gran confusión.
Estas noticias se conocieron en Buenos Aires el 17 de mayo. Era la oportunidad que esperaban los revolucionarios. Había, en
efecto, uno o más núcleos que aspiraban a modificar substancialmente las instituciones sociales y políticas del país. Eran, en
primer término, los intelectuales imbuidos del ideario de la Ilustración, formado sobre todo en las universidades, que integraban
un movimiento difundido por toda la América española. Éstos habían propagado su doctrina social y económica en los
periódicos y trataban de llegar a la independencia y a una organización política de tipo liberal, acorde con las teorías de quienes
habían promovido los cambios revolucionarios de Francia y de los Estados Unidos.Este grupo buscó, a fines de 1809, la unión
con los jefes militares de los cuerpos formados por criollos
Crece la agitación y la gente comenzará a cuestionar la permanencia del Virrey al haber cesado la autoridad que lo había
designado (la Junta de Sevilla). Frente a estos sucesos el grupo ilustrado comienza a analizar la posibilidad de un Cabildo Abierto
ante los rumores crecientes de una insurrección del grupo criollo que pueda tomar el fuerte y aprese a Cisneros.
Cisneros se reunirá con los jefes militares el 20 de mayo y estos le manifiestan que debería cesar en el poder dado que había
cesado la autoridad que lo designó. Al verse sin apoyo (como De La Rua), Cisneros sede a las presiones y convoca a un Cabildo
Abierto el día 22. La reunión se dio con una gran congregación de gente en la plaza.
Estas fueron algunas de las más importantes opiniones dentro del Cabildo del 22 de mayo de 1810:
OBISPO LUÉ: quien representaba a los españoles más conservadores, sostenía que por pertenecer estas tierras a
España, mientras hubiese un español o un pedazo de tierra en España en manos de españoles (se refería a Cadiz) ese
español tenía derecho a mandar sobre estos territorios. // lo habrán sacado cagando jeje.
CASTELLI: refutó al Obispo diciendo que en primer lugar estas tierras no pertenecían a España, sino a la Corona (tal
como la Junta de Sevilla lo había reconocido y, por tanto, en ausencia del monarca cautivo, la soberanía recaía
nuevamente en el pueblo (según algunos tomo este pensamiento de Rousseau).
Otro sector, encabezado por el fiscal Villota, dio la razón a Castelli en cuanto a que la soberanía recaía en el pueblo,
pero planteó la incompetencia del Cabildo para remover a Cisneros, ya que éste era virrey de todo el virreinato del Río
de la Plata y, como no había representantes del interior del Virreinato (sólo había de Buenos Aires), debía convocarse a
un Congreso General con representantes de todas las provincias para que decidan En realidad trataba de dilatar los
acontecimientos que eran inevitables.
PASSO: sostenía que, si bien Villota tenía razón, en este caso en particular y dada la urgencia de la situación,
correspondía aplicar la teoría de la “gestión de negocios ajenos sin mandato”. Por lo tanto, Buenos Aires (hermana
mayor en ausencia de las menores) decide por sí el cese del Virrey, quedando la decisión sujeta a la ratificación
posterior de un Congreso General a convocarse.
Por su lado, Saavedra propuso la iniciativa más votada ese día. La misma proponía que: a) debía cesar el virrey; b) debía
reemplazarlo interinamente el Cabildo; c) debía hacerlo hasta que asuma una Junta compuesta de modo y forma que
decida el Cabildo.
3.f. La Primera Junta y el plan político de la Revolución.
El 23 de mayo de 1810 se constituye una Junta en la que participan Saavedra y Castelli pero que preside Cisneros. Esto fue visto
como una traición al voto del Cabildo Abierto del 22 de mayo que había decretado el cese del virrey.
Debido a esto se produce una reacción popular en todo Buenos Aires, reacción que se traducirá en la Primera Junta de Gobierno
Patrio del 25 de Mayo de 1810, con la presidencia de Saavedra y con Moreno como secretario. Participaran de esta Junta los tres
grupos antes nombrados.
Será el secretario de la Primera Junta –Mariano Moreno- a quien se le encargue la redacción del “Plan Revolucionario de
Operaciones”, se cree que lo hizo con ayuda de Belgrano. En este plan se muestran nuevamente sus intenciones librecambistas
con Inglaterra.
Si bien la Junta había asumido prestando juramento a Fernando VII –cosa que algunos fingieron (grupo elitista), y otros hicieron
verdaderamente (grupo miliciano)-, muy pronto, las ideas independentistas irán cobrando mayor aceptación dentro de la
misma, un poco por convicción de sus integrantes y otro tanto por la fuerza de los acontecimientos que se iban dando (el pueblo
presionando afuera por ejemplo).
El 25 de mayo terminará con la expulsión y deportación de Cisneros y los oidores de la Audiencia demostrando con esto la
decisión de no volver atrás en el cambio emprendido.
Teniendo en cuenta que los pueblos del interior del virreinato no habían participado de la Primera Junta que declaró la
Independencia, el 27 de mayo de 1810 se les remitió una circular (Circular del 27 de mayo) donde se les informaba la instalación
del nuevo gobierno y se les invitaba a elegir diputados para que, llegados a Buenos Aires, se sumaran a la Junta Grande y se
constituya un Congreso General para resolver las acciones a seguir y la forma de gobierno más conveniente.
La mayoría de los pueblos reconocieron a la Junta, desconociéndola Asunción y Montevideo y quedándose sin pronunciarse
Perú. Se desataca durante esos días un foco contra revolucionario encabezado por Liniers, el cual es sofocado y el “héroe de las
invasiones inglesas” –Liniers- es fusilado.
PENSAMIENTO POLITICO Y JURIDICO.
El proyecto criollo
Estas corrientes ideológicas permitieron e impulsaron a los criollos a desarrollar diversos proyectos y propuestas para superar la
crisis del imperio hispano las mismas se basándose según Rins y Winter en diversos enunciados:
“A pesar de la diversidad el proyecto de los criollos se caracterizó por las siguientes propuestas:
- América era un reino dependiente de la Corona de Castilla y no una colonia perteneciente a la nación española.
-Caída la monarquía española, la soberanía revertía al pueblo, quien tenía el derecho el ejercicio del gobierno propio.
-La soberanía popular debía reemplazar al poder absoluto de los monarcas.
-Los nuevos gobiernos debían adoptar el principio de la división de poderes.
-Los españoles americanos debían gozar de los mismos derechos que los españoles peninsulares.
-La sociedad debía reorganizarse bajo el principio de libertad, igualdad y seguridad.
-En lo religioso debían mantenerse el respeto y la adhesión por la religión católica.
-El librecambio era la base de la transformación económica.
-Era necesario ilustrar al pueblo a través de la educación."
Proyectos que responden a distintos intereses grupales e individuales de los habitantes del virreinato cuya problemática
principal está marcada por el comercio monopólico que constituía una traba para la expansión de la provincia de Buenos Aires y
el litoral del virreinato que vivía de la exportación del cuero Trabas que se "sufren" manera doble; las impuestas por la Junta de
Sevilla y las internas que están dadas en el interior del virreinato en las denominadas Aduanas Secas mientras la mercadería
transita hacia los mercados de consumo (siendo la de Córdoba la más importante) que cobraban impuestos y trababan el
desarrollo perjudicando a comerciantes y hacendados. Al estallar la causa política esta situación ejerce presión ya que los
sectores afectados del virreinato quieren que el comercio se libere y España no lo permite.
SU EVOLUCION HASTA LA DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA.
Pese a las diferentes posiciones se crea la Junta de Gobierno pero el gobierno no será cosa fácil, ni el consejo de Regencia, ni los
miembros de la Real Audiencia ni la población española proveniente de Europa creyeron la premisa de la lealtad al rey Fernando
VII, y no aceptaron de buen grado la nueva situación. Los miembros de la Audiencia no quisieron tomar juramento a los
miembros de la Primera Junta, y al hacerlo lo hicieron con manifestaciones de desprecio. El 15 de junio los miembros de la Real
Audiencia juraron fidelidad en secreto al Consejo de Regencia y enviaron circulares a las ciudades del interior, llamando a desoír
al nuevo gobierno. Para detener sus maniobras la Junta convocó a todos los miembros de la audiencia, al obispo Lué y Riega y al
antiguo virrey Cisneros, y con el argumento de que sus vidas corrían peligro fueron embarcados en el buque británico Dart. Su
capitán Marcos Brigut recibió instrucciones de Larrea de trasladar a todos los embarcados a las Islas Canarias. Tras la exitosa
deportación de los grupos mencionados se nombró una nueva Audiencia, compuesta íntegramente por criollos leales a la
revolución.
Con la excepción de Córdoba, las ciudades que hoy forman parte de la Argentina respaldaron a la Primera Junta.
El Paraguay estaba indeciso. En la Banda Oriental se mantenía un fuerte bastión realista, así como en Chile.
Santiago de Liniers encabezó una contrarrevolución en Córdoba, contra la cual se dirigió el primer movimiento militar del
gobierno patrio. Montevideo estaba mejor preparada para resistir un ataque de Buenos Aires, y la Cordillera de los Andes
establecía una efectiva barrera natural entre los revolucionarios y los realistas en Chile, por lo que no hubo enfrentamientos
militares en Chile hasta la realización del Cruce de los Andes por José de San Martín y el Ejército de Los Andes algunos años
después.
La Primera Junta amplió su número de miembros incorporando en sí misma a los diputados enviados por las ciudades que
respaldaban a la Revolución, tras lo cual la Junta pasó a ser conocida como la Junta Grande.
Con la integración de los diputados del interior por orden de ésta, la Primera Junta se transformó en la Junta Grande,
constituyéndose el primer gobierno con representación nacional el 18 de diciembre de 1810. Sin embargo, el excesivo número
de sus miembros y las múltiples tendencias internas dieron lentitud a sus tareas.
La juventud porteña, seguidora de las ideas de Mariano Moreno, insistía en la necesidad de un congreso general que sancionara
la constitución y abordara el tema de la independencia. Estos jóvenes organizaron la Sociedad Patriótica para difundir sus
principios.
La guerra iniciada contra los funcionarios españoles que no reconocían el nuevo gobierno se extendió, principalmente al mando
de Manuel belgrano, al Alto Perú, el Paraguay y la Banda Oriental y luego, mediante accionar naval a puntos tan remotos como
California o, con el Plan Continental llevado a cabo por José de San Martín a Chile, logró libertar a Perú y llegó en su accionar
hasta los territorios de la actual República de Ecuador.
En el Alto Perú las fuerzas revolucionarias, enviadas por la Primera Junta, obtuvieron la victoria de Suipacha (7 de noviembre de
1810) liberaron Potosí y expandieron la revolución en la región. Sin embargo, el triunfo no pudo mantenerse, el ejército español
recibió refuerzos del Perú y logró vencer en Huaqui (20 de junio de 1811). Los revolucionarios debieron retirarse hasta Jujuy y
los absolutistas recuperaron la región.
En el Paraguay una expedición dirigida por Belgrano debía lograr el reconocimiento del gobierno de Buenos Aires. Las fuerzas
porteñas fueron derrotadas en Paraguarí (9 de enero de 1811) y Tacuarí (9 de marzo de 1811). No obstante, el 14 de mayo de
1811 estalló en Asunción una revolución liderada por liberales que destituyó al gobernador y estableció una Junta local.
Belgrano logró una Confederación paraguayo-rioplatense, pero la contumaz actitud de los centralistas en la ciudad de Buenos
Aires provocaron desacuerdos con el gobierno de Buenos Aires e impusieron una política aislacionista que mantuvo al Paraguay
al margen de la guerra por la independencia, la dictadura establecida en Paraguay ante el centralismo porteño rechazó la
Confederación en el año 1813.
En la Banda Oriental estalló una insurrección de la población rural contra las autoridades españolas de Montevideo. El
movimiento cobró fuerza bajo la jefatura de José Gervasio Artigas.
El gobierno de Buenos Aires decidió el envío de fuerzas que, junto con los orientales, vencieron en Las Piedras a las tropas de
Francisco Javier de Elío (gobernador realista de Montevideo) y pusieron sitio a Montevideo en junio de 1811. Sin embargo, la
ciudad estaba perfectamente amurallada y resistió. La flota española dominó el río y bloqueó el puerto de Buenos Aires.
A mediados de 1811 la situación militar se tornó desfavorable. La derrota de las fuerzas revolucionarias en Huaqui dejó el Alto
Perú en manos enemigas e interrumpió el comercio con Potosí. La Junta decidió enviar a Saavedra al Norte para reorganizar el
ejército y frenar la posible invasión española; el gobierno quedó así sin su principal autoridad. En la Banda Oriental, el ejército
revolucionario había puesto sitio a Montevideo. Elío, designado virrey del Río de la Plata, contaba con la flota de Montevideo,
con la cual dominaba los ríos y bloqueaba Buenos Aires.
Finalmente, buscando proceder con celeridad, se decidió el 8 de septiembre de 1811 la creación de un Ejecutivo de tres
miembros, responsables ante la Junta.
El Primer Triunvirato asumió el 23 de septiembre de 1811, integrado por Feliciano Chiclana, Juan José Paso y Manuel de
Sarratea, con Bernardino Rivadavia, José Julián Pérez y Vicente López y Planes como secretarios. La Junta Conservadora se abocó
a la tarea de elaborar un documento para establecer las atribuciones de cada poder y el funcionamiento del gobierno,
redactando el 22 de octubre de 1811 un Reglamento de división de poderes. El Poder Ejecutivo se delegaba en el Triunvirato,
que respondía ante la Junta Conservadora.
El Triunvirato disolvió esta Junta por considerar que ella se reservaba excesivos poderes, dejó sin efecto el Reglamento
Orgánico, lo reemplazó por un Estatuto provisional y asumió la totalidad del gobierno. En diciembre de 1811 estalló un golpe
contra el Triunvirato y tropas del gobierno lo reprimieron. El Triunvirato suprimió las juntas provinciales, demostrando su
tendencia centralista. También postergó la definición del tema de la independencia y la Constitución. El Triunvirato mantuvo la
política de aparentar fidelidad a Fernando VII, aunque la guerra continuó. En el Norte una invasión de fuerzas absolutistas fue
vencida en Tucumán por Belgrano, quien había desobedecido órdenes que lo obligaban a retroceder hasta Córdoba.
El segundo Triunvirato, integrado por Nicolás Rodríguez Peña, Antonio Álvarez Jonte y Juan José Paso asumió el 8 de octubre de
1812. Su disposición más importante fue la convocatoria a la Asamblea General Constituyente de 1813.
La Asamblea General Constituyente comenzó por declarar en su reunión inicial que en ella residía “la representación y ejercicio
de la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Esta posición sirvió de base para realizar reformas que anticipaban
la independencia. La escarapela, el escudo y la aprobación del himno, junto con la bandera creada en 1812 por Belgrano,
completaron los símbolos de la nacionalidad.
Al mismo tiempo se decretaron reformas fundamentales de carácter social. La libertad de los esclavos nacidos después del 31 de
enero de 1813 o que se introdujeran por vía de comercio fue el principio de la extinción gradual de la esclavitud. Los indios
quedaron eximidos de tributos y de todas las derivaciones del régimen de la encomienda. Se abolieron los títulos de nobleza y
otras características del sistema señorial, procurando así afirmar un igualitarismo progresivo. También se hicieron reformas
políticas creándose el 26 de enero de 1814 un poder ejecutivo unipersonal con el título de Director Supremo de las Provincias
Unidas del Río de la Plata.
Esta Asamblea, sin embargo, no alcanzó a considerar el problema de la independencia ni los proyectos constitucionales que se
habían preparado. Sus miembros, porteños en gran mayoría, formaron un grupo político encabezado por el general Alvear que
chocó con Artigas –promotor del federalismo en la Banda Oriental– y con los ejércitos del Norte y de Cuyo, al mando de
Rondeau y San Martín.
La oposición a Alvear, ya Director Supremo, produjo la revuelta de mediados de abril de 1815, dirigida por los grupos porteños
más moderados, a los cuales apoyaron las fuerzas militares del interior. El Cabildo de Buenos Aires eligió entonces Director
Supremo a Álvarez Thomas –como suplente de Rondeau– y a una Junta de Observación –de cinco miembros– encargada de
sancionar un Estatuto Provisional, lo que en efecto hizo el 5 de mayo. Este primer ordenamiento político, aunque no fue
aceptado en todas las regiones, sirvió para organizar el Congreso General Constituyente que se reunió en Tucumán el 24 de
marzo del 1816. En él estuvieron representadas las actuales provincias argentinas con excepción de las del Litoral –que
obedecían a la influencia de Artigas– y también concurrieron algunos diputados del Alto Perú.
Durante esos años (1810 a 1816) se habían producido cambios fundamentales en Europa. Liberado por Napoleón, Fernando VII
volvió al trono en marzo de 1814. Pocos meses después los borbones retornaban a Francia. Se organizó entonces la Santa
Alianza, formada por los monarcas continentales que defendían el principio de legitimidad y el derecho divino de los reyes.
Fernando VII desconoció la constitución sancionada 1812 por las Cortes de Cádiz, y se produjo una profunda división entre los
absolutistas y los liberales españoles.
Estos cambios repercutieron naturalmente en la Plata. Ya no se podía sostener la postura inicial de los gobiernos
revolucionarios, fundada en la falta de un gobierno legítimo en España, y se hizo imperioso adoptar la decisión separatista. Hubo
un intento conciliatorio fallido, por lo que la intransigencia del rey hizo inevitable la separación de España.
Así lo proclamó solemnemente el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816, agregando que las Provincias Unidas de Río de la
Plata serían un Estado independiente de toda dominación extranjera. Esta resolución trascendental significaba crear una nueva
Nación, asumiendo una soberanía que hasta entonces correspondía teóricamente al rey Fernando VII. Pero, en realidad, la
declaración de Tucumán no hizo más que confirmar una situación de hecho que ya existía desde 1810, aunque dándole un
contenido jurídico de proyecciones internacionales, que además obligaba a organizar territorial y políticamente al nuevo país.
EL DIRECTORIO.
Ante la liberación de Fernando VII y la derrota de la Segunda Campaña al Alto Perú en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma se
fue acentuando la necesidad de un sistema que obrase con energía y se impusiese a los peligros internos y externos. El
Triunvirato solicitó a la Asamblea la concentración del Poder Ejecutivo, así surge la creación del cargo de Director Supremo, que
ejercería el Poder Ejecutivo, duraría dos años en su cargo y sería elegido por la Asamblea. Para ejercer el puesto fue designado
Gervasio Antonio de Posadas, quién asumió el 31 de enero de 1814.
Posadas designó a San Martín jefe del Ejército del Norte en reemplazo de Manuel Belgrano, derrotado en la Segunda Campaña
al Alto Perú.
Para evitar el envío de la proyectada expedición española al Río de la Plata era vital tomar el puerto de Montevideo. El
Directorio dispuso la creación de una escuadra, que bajo la jefatura de Guillermo Brown logró derrotar a la flota española en El
Buceo y bloquear el puerto de Montevideo. Reforzó el Ejército de Operaciones que sitiaba la plaza y lo puso bajo el mando de
Alvear; Montevideo capituló en junio de 1814.
La Asamblea designó a Alvear director supremo con amplios poderes. Contaba, con el apoyo de la logia Lautaro y de un
poderoso ejército acantonado en la capital. Sin embargo, su autoridad fue desconocida en las provincias del interior.
Hacia 1815 como consecuencia de la revolución de ese mismo año, Ignacio Álvarez Thomas fue elegido director supremo en
reemplazo de Rondeau. La decisión fue bien recibida por los pueblos del interior. Para evitar una nueva dictadura, el Cabildo de
Buenos Aires designó una Junta de Observación.
Un Estatuto provisional de 1815 estableció que la Junta de Observación ejerciera el Poder Legislativo y fiscalizaría al Ejecutivo.
Este sería ejercido por un director que duraría un año en su cargo. El Estatuto Provisional autorizaba al director de Estado a
convocar un Congreso Constituyente que se reuniría en la ciudad de Tucumán.
Álvarez Thomas renunció. La Junta de Observación designó director supremo al brigadier Antonio González Balcarce, con
autoridad solo sobre Buenos Aires, mientras el Congreso, reunido en Tucumán, elegía al director de Estado definitivo.
Un nuevo grupo político opositor surgió en la capital: el federalismo porteño, que propuso la transformación de Buenos Aires en
una provincia. Sus jefes fueron Dorrego, Soler y Agrelo.
Por entonces, los portugueses del Imperio del Brasil invadieron la Banda Oriental sin que el director tomara medidas para
impedirlo. Los federales porteños lo acusaron de complicidad y González Balcarce debió renunciar. El Cabildo designó una
comisión para gobernar hasta la llegada del director elegido en Tucumán.
El ejército de observación desconoció las nuevas autoridades e inició operaciones sobre Santa Fe; Artigas quedó entre dos
frentes: Los portugueses al Este y las fuerzas de Buenos Aires al Oeste. Convencido de la complicidad entre ambos, rechazó las
negociaciones y buscó poner fin al poder del gobierno de Buenos Aires. Las provincias del Litoral, separadas de las Provincias
Unidas, no enviaron representantes al Congreso Nacional de Tucumán.
Declaración de la Independencia 1816.
El Congreso de Tucumán, reunido con el objetivo de declarar la independencia, inició sus sesiones el 24 de marzo de 1816. En él
participaron representantes de las provincias que admitían la autoridad del Directorio; es decir, no estaban representadas las de
la Liga Federal ni las ocupadas por los realistas.
El Congreso Nacional tomó como primera medida la elección de un Director Supremo capaz de mantener el orden y restaurar la
autoridad central. Era importante que este hombre fuera apoyado tanto por el interior como por la capital, para evitar conflictos
y divisiones. Finalmente fue elegido Juan Martín de Pueyrredón, hombre aceptado tanto por las provincias como por Buenos
Aires.
La consolidación de la unión Nacional fue otro de los objetivos del Congreso, por lo que se dispuso la intervención del ejército en
las provincias en que se manifestaban movimientos localistas.
Finalmente, la Declaración de independencia de la Argentina se concretó públicamente en la sesión del 9 de julio de 1816. El
secretario Juan José Paso leyó la proposición y preguntó a los diputados si querían: “Que las provincias de la Unión sean una
Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli”. Los diputados la aprobaron por aclamación y luego
individualmente.
Se fijó la fórmula de juramento y se ordenó que en todos los lugares de las Provincias Unidas se procediese a proclamar y jurar la
Independencia. Debían hacerlo las autoridades, el ejército, las corporaciones y el pueblo.
La Independencia significó la voluntad de la Nación de asumir su soberanía y conducir sus destinos y fue un paso fundamental
para organizar el Estado Nacional.
El día 19 de julio el diputado Pedro Medrano propuso agregar al texto del acta, a continuación de la propuesta de emancipación,
“de los reyes de España, sus sucesores y metrópoli”, la expresión “y de toda otra dominación extranjera”. Su propósito era
desvirtuar los rumores de un acuerdo con los portugueses para establecer un protectorado lusitano. La propuesta fue aprobada
por unanimidad.
El 25 de julio el Congreso decidió la oficialización de la bandera celeste y blanca, en el rango de bandera menor. La bandera
mayor, llamada de ceremonias en la actualidad, fue aprobada el 25 de febrero de 1818, incorporándose el sol en el centro de la
franja blanca.
LOS ENSAYOS CONSTITUCIONALES PATRIOS.
Antes de que se de la Declaración de la Independencia, es decir durante todos los gobiernos patrios, se fueron dando diferentes
documentos que enmarcaron el rumbo a seguir.
La formación del Poder Ejecutivo:
Desde el principio se pensó en establecer una división de los poderes como requisito fundamental del régimen que se aspiraba a
implantar. Sin embargo, este resultado solo se consiguió medio siglo después de la Revolución de Mayo, pues otras formas de
concentración del poder predominaron antes de que se aplicara la constitución definitiva.
El poder ejecutivo fue casi siempre, por su forma o composición, unipersonal; ejerció amplias funciones y tuvo tanto la dirección
de los ejércitos como el manejo de las finanzas públicas.
En los primeros años de la revolución hubo gobiernos colegiados: la Junta Provisional Gubernativa creada el 25 de mayo de
1810, a la cual se agregaron el 18 de diciembre los diputados del interior (formando así la Junta Grande); y luego los dos
Triunviratos que actuaron desde el 19 de septiembre de1811 hasta el 31 de enero de 1814. La tentativa de crear una división de
poderes, mediante el Reglamento de octubre de 1811 sancionado por la Junta Conservadora, no alcanzó ningún resultado
positivo.
Esos primeros gobiernos desempeñaron toda clase de funciones. Sin embargo, para evitar la impresión del despotismo, el
Primer Triunvirato sancionó el Estatuto Provisional del 22 de noviembre de 1811, que autolimitaba en cierta medida sus
facultades y contenía, además, un decreto sobre seguridad individual y sobre otro sobre libertad de imprenta. Pero en realidad
este nuevo sistema no alcanzó a funcionar con regularidad, ni se respetaron totalmente las normas establecidas.
La Asamblea de 1813 reglamentó por vez primera las funciones del Triunvirato al dictar, en febrero del 17 de 1813, el Estatuto
dado al Supremo Poder Ejecutivo, el cual quedaba subordinado al órgano legislativo. Sus facultades consistían,
fundamentalmente, en hacer cumplir las leyes, mandar las fuerzas armadas, dirigir las relaciones exteriores, administrar las
rentas del Estado, ejercer en última instancia la jurisdicción militar y entender en los juicios de los empleados administrativos.
Sin embargo, la misma Asamblea suprimió toda limitación legal a las facultades del Ejecutivo al decretar el 8 de septiembre de
1813 que podrá “obrar por sí con absoluta independencia durante la suspensión de las Sesiones” de Consejo de Estado, a quién
debía consultar anteriormente los problemas de mayor importancia y las negociaciones internacionales.
Como reacción contra los excesos que habían cometido aquellos Directores, la Junta de Observación sancionó en 1815 el
Estatuto Provisional para la Dirección y la Administración del Estado. El Director del Estado (que ya no recibía la denominación
de “Supremo”) quedaba enteramente subordinado a la Junta de Observación.
Estas consideraciones fueron excesivas y solo a fines de 1817 el Congreso, ya instalado en Buenos Aires, dictó el Reglamento
Provisorio que ampliaba las atribuciones del Director. Sin embargo, subsistía en el nuevo cuerpo legal el mismo propósito de
limitar el discrecionalismo del Ejecutivo.
Las constituciones de 1819 y 1826 fueron en realidad las que iniciaron la definitiva evolución que luego inspiró muchas normas
sancionadas en 1853. Ya en la segunda surge la denominación de Presidente de la República Argentina, y en ambas se fijan las
atribuciones del Ejecutivo de manera similar a la que luego estableció el Congreso reunido en Santa Fe (con amplias facultades
pero sometido al juicio político del Congreso).
Antes de que fuera sancionada la Constitución de 1826 hubo dos ejecutivos nacionales. En 1825 se le encargó al gobierno
bonaerense las relaciones exteriores y el cumplimiento e las leyes del Congreso. En 1826 Rivadavia fue designado Presidente de
las Provincias Unidas del Río de la Plata con las mismas facultades “y las que ulteriormente se le acuerden”.
Producida la renuncia de Rivadavia y la crisis de las autoridades nacionales, el Congreso en 1827 nombró Presidente Provisorio a
don Vicente López, con el encargo de restablecer las instituciones de la provincia de Buenos Aires. Desapareció así el gobierno
de la Nación, quedando solo los de cada provincia. Sin embargo, los mandatarios bonaerenses ejercieron, de hecho y de
derecho, funciones nacionales de creciente amplitud.
En 1831 fue elegido por la legislatura porteña a Rosas para ejercer el Ejecutivo. Al principio aquellas delegaciones solo
comprendían la conducción de las relaciones internacionales. Pero poco a poco, y especialmente durante su segundo gobierno,
Rosas fue agregando otras funciones que también se consideraban de interés nacional: las intervenciones a las provincias, la
dirección de los ejércitos nacionales, la facultad de juzgar a los acusados de crímenes políticos contra la Nación, la
reglamentación de la navegación de los ríos interiores y del comercio exterior, etc.
Con la Constitución de 1853 se creó un Poder Ejecutivo unipersonal, de índole presidencialista, dotado de amplias facultades,
que duraba seis años en el ejercicio del cargo y solo podía ser reelegido con intervalo de un período igual. Su nombramiento era
hecho de modo indirecto, mediante la reunión de electores de primer grado en cada una de las capitales de las provincias.
Las funciones del Presidente de la Confederación Argentina eran a la vez propias y de colaboración con otros poderes. En
relación con el Congreso debía hacer anualmente la apertura de sus sesiones, darle cuenta del estado del país, prorrogar las
sesiones ordinarias o convocarlo a extraordinarias, proponer proyectos de ley, intervenir en los debates por medio de sus
ministros y promulgar o devolver los proyectos sancionados. Las intervenciones federales eran competencia del gobierno, y
nunca se resolvió si correspondían al Congreso o al Ejecutivo. En relación con el Poder Judicial, el Presidente debía nombrar a los
magistrados nacionales con acuerdo del Senado y estaba autorizado a indultar o conmutar penas. No obstante esta obligada
colaboración con los otros poderes, el Presidente gozaba de muy amplias atribuciones que el tiempo y la práctica fueron
acrecentando. El “el Jefe Supremo de la Confederación”, y tenía a su cargo “la administración general del país”, podía expedir
decretos que no alteraran el espíritu de las leyes, era el jefe inmediato y local de la Capital de la Nación, dirigía las relaciones
internacionales y los derechos del Patronato, comandaba las fuerzas armadas, tenía a su cargo la recaudación e inversión de las
rentas nacionales, el cumplimiento de los servicios públicos y la ejecución de las obras correspondientes, y por último nombraba
a los ministros y a demás funcionarios y empleados de la administración.
La formación del Poder Legislativo:
Los primeros gobiernos patrios asumieron simultáneamente el ejercicio de funciones ejecutivas y legislativas, no obstante el
deseo de separarlas. Sin embargo, hubo un órgano de control –el Cabildo de Buenos Aires– que mantuvo una vigilancia
permanente sobre la acción de aquellos gobiernos y que, llegado el caso, dirigió los cambios políticos sucesivos.
Hasta el Segundo Triunvirato no había podido funcionar un verdadero Poder Legislativo. Fue a partir de su conformación que se
convocó al primero de los grandes congresos que marcaron rumbos en nuestra historia institucional. Este debía estar
compuesto por cuatro diputados de Buenos Aires, dos por cada capital de intendencia y uno por cada ciudad subalterna. La
elección era indirecta y limitada a los “vecinos libres y patriotas” de las respectivas ciudades.
En el Estatuto dado al Supremo Poder Ejecutivo, la Asamblea de 1813 se reservó las facultades de nombrar a los triunviros,
juzgarlos y removerlos, así como sancionar “las declaraciones de guerra, tratados de paz, alianza y comercio” y otras leyes
generales.
El Estatuto de 1815, expedido por la Junta de Observación, autorizó a ésta a sancionar Reglamentos Provisionales “para los
objetos necesarios y urgentes”; a intervenir en los asuntos internacionales, en la creación de impuestos y en el levantamiento de
empréstitos; y nombrar y remover al Director del Estado; y a asumir el mando de las fuerzas armadas cuando el Director caiga
en inobservancia del Estatuto u obrare contra la salud y seguridad de la Patria.
El Congreso de Tucumán, reunido en marzo de 1816, tuvo facultades constituyentes y legislativas, e incluso ejerció funciones de
naturaleza ejecutiva. El Reglamento de 1817 le atribuyó el nombramiento del Director del Estado, la declaración de la guerra, la
aprobación de los tratados, el establecimiento de impuestos y otras funciones análogas; pero reservó a la constitución definitiva
la organización del Poder Legislativo.
Hasta entonces los Congresos habían tenido una sola Cámara. La Constitución del 1819 crearon dos: la de Representantes y la de
Senadores. La primera se componía de diputados elegidos en proporción de uno cada 25000 habitantes o fracción que igualara
el número de 16000. El Senado se componía de un número de senadores igual al de las provincias–intendencias, de tres
militares cuyo grado no fuera inferior al de coronel, de un obispo y tres eclesiásticos.
El tercer gran Congreso Nacional comenzó a funcionar a fines de 1826 y tuvo amplias facultades constituyentes y legislativas. La
ley fundamental de enero de 1825 se declaró constituyente, pero mantuvo la vigencia de las instituciones locales hasta que la
ley suprema fuera aceptada por las provincias. El Congreso se atribuyó capacidad para disponer todo lo concerniente “a los
objetos de la independencia, integridad, seguridad, defensa y prosperidad nacional”. Sin embargo, poco a poco fue sancionando
leyes de tendencia unitaria, y aun antes de dictar la Constitución creó el poder ejecutivo nacional con imperio sobre toda la
provincia de Buenos Aires, cuyas instituciones desaparecieron. La ley suprema sancionada a fines de 1826 dividía al parlamento
en dos cámaras de representantes y de senadores, pero eliminaba el carácter aristocrático de la segunda.
El cuarto organismo nacional con poderes legislativos se reunió en Santa Fe y en 1828 se impuso el título de “Cuerpo Nacional
Representativo de la República Argentina”. Su obra más importante y duradera fue la Constitución de 1853, sancionada para las
trece provincias que entonces formaban la Confederación Argentina. Aquella organizó el Poder Legislativo inspirándose sobre
todo en el modelo norteamericano, en el proyecto de Alberdi y en la Constitución de 1826. Pero fue el primero el que dio las
bases del sistema bicameral adoptado.
El sistema bicameral provenía –como ya se ha explicado– del modelo norteamericano, que combinaba la igualdad de los Estados
con la representación proporcional al número de habitantes de cada uno. En nuestra ley suprema el Senado se componía de dos
miembros elegidos por las Legislaturas de cada provincia y dos por la Capital. La reforma de 1860 exigió que los senadores
fueran naturales de la provincia que los elegía o con dos años de residencia inmediata en ella. Duraban nueve años en el
ejercicio del cargo renovándose por tercios. La presidencia del cuerpo correspondía al Vicepresidente de la Nación. La Cámara
de Diputados, a su vez, se componía de representantes elegidos por votación directa y “a simple pluralidad de sufragios” por el
pueblo de las provincias y de la Capital.
LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE 1813. EL ESTATUTO DADO AL SUPREMO PODER EJECUTIVO Y LOS PROYECTOS
CONSTITUCIONALES.
El Gobierno resultante del Estatuto Provisorio pronto cayó en desprestigio y no duraría más de año hasta que estalle la reacción
contra su excesivo centralismo y su renuncia política a expandir la emancipación a todo el virreinato (recordemos que al asumir
ordenó a Belgrano a retroceder sus tropas hasta Córdoba, dejando Tucumán y Salta a merced de los realistas, orden que
Belgrano desobedeció triunfando en ambas provincias y conteniendo el avance de los españoles –es aquí cuando enarbole la
Bandera argentina, contrariamente a las ordenes del Triunvirato, que no deseaba provocar con la utilización de símbolos
patrios-).
Aquella reacción será llevada adelante por un nuevo grupo de poder: la Logia Lautaro, integrada por oficiales rioplatenses
llegados desde Europa para sumarse a la causa independentista. Entre ellos se destaca la figura de José de San Martín, quien
luego contribuiría a la liberación de Chile y Perú.
San Martín creía que sólo se lograría la emancipación de España logrando la unión política y militar de toda Latinoamérica y la
alianza internacional con Inglaterra.
Al ser convocada la Asamblea de 1812 para la elección de los vocales del Triunvirato – donde seguramente serían elegidos
hombres de los grupos centralistas- la Logia Lautaro, junto con Pueyrredón y la ayuda de los ex morenistas presionan y obligan a
renunciar al Triunvirato un secretario inamovible. Se elijen nuevos integrantes y con esto se buscaba retomar la campaña
emancipadora
El año 1813 fue el año de la nueva legislación que rompió los moldes jurídicos del antiguo régimen de dominación española. Se
dicta el estatuto dado al Supremo poder ejecutivo, para deslindar sus atribuciones y facultades. Dicho poder quedaría delegado
en tres personas y su duración seria hasta la sanción de la Constitución alternándose sus miembros cada seis meses. Se crea
también un consejo de Estado de nueve vocales, cuyas obligaciones consistían en producir un dictamen en los negocios de
mayor gravedad, que el Director Supremo tenía que proponerle y elevar a su consideración aquellos proyectos que concibiere
de utilidad para el Estado.
Se dictaron leyes aboliendo la esclavitud en Argentina, la extinción de la mita, las encomiendas, el servicio personal de indios, se
mandó a extinguir también los tribunales de la inquisición. Se impuso la prohibición de tormentos, caducaron los títulos de
nobleza, se ordenó también que no podía haber en fachada algunas distinciones referidas a la nobleza y se eliminó el
mayorazgo.
La Asamblea General Constituyente convocada en 1813 estaba integrada por representantes de todas las provincias y se
desarrolló en torno a dos grandes objetivos:
Declarar la Independencia, dando fin a la contradicción de haber derrocado a las autoridades españolas y al
mismo tiempo gobernar en nombre de Fernando VII.
Dictar una Constitución para las Provincias Unidas del Río de la Plata, que organice y articule las relaciones
entre todos los sectores y regiones, poniendo fin a las disputas por el poder y la inestabilidad institucional.
Sin embargo, ninguno de los objetivos se cumplió, especialmente por el agravamiento de la situación internacional y por el
dominio de la facción centralista porteña. Pese a esto, la Asamblea tomó medidas importantes de tintes verdaderamente
revolucionarios:
a) En primer término, la Asamblea se declara soberana.
b) Se procede al análisis de cuatro proyectos constitucionales
Los cuatro proyectos coincidían en “contemplar la formación de un nuevo Estado integrado por todas las provincias que
formaban el antiguo virreinato”. Coincidían también en cuanto a la división del poder en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Sin embargo, tres de esos proyectos contemplaban una forma de gobierno centralista o unitaria, que no reconocían las
autonomías provinciales. El cuarto proyecto (el de la banda Oriental) planteaba claramente una organización federal, con un
gobierno central y gobiernos provinciales, apoyados cada uno en una Constitución Provincial propia dadas sus diferentes
realidades.
Este último planteo era más coherente con el pensamiento de quien en ese momento ya se evidenciaba como el caudillo de la
Banda Oriental: José Gervacio Artigas.
Sin embargo, al reinar en la Asamblea la facción centralista porteña, los diputados artiguistas serán expulsados alegándose que
su elección había sido irregular. Entre otras cosas que proponían destacamos: a) Declarar la independencia; b) Promover la
libertad civil y religiosa; c) El Gobierno Central entenderá solamente en los negocios del Estado, el resto es potestad del gobierno
de cada provincia; d) Que sea fuera de Buenos Aires donde resida el futuro Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata;
entre otras
El directorio.
Como decíamos, la Asamblea estaba dominada por el grupo centralista al mando de Alvear. Con el desplazamiento de los
diputados orientales también se produce el alejamiento de San Martín, quien debía cumplir obligaciones militares fuera de
Buenos Aires, lo que facilitó la tarea de Alvear y sus seguidores.
El directorio será el poder ejecutivo resultante de esta asamblea. El alvearismo no podrá llevar a cabo sus planes de dictar una
constitución que legitime un poder central debido al agravamiento de la situación internacional (Napoleón había sido derrotado
en Europa y se temía una ofensiva de España para recuperar sus tierras); a las derrotas del Ejercito del Norte, la caída de la Junta
Revolucionaria en Chile, etc.
Por esto la Asamblea frena la declaración de independencia y la sanción de una nueva constitución. Se establece un poder
ejecutivo fuerte y centralizante: el Directorio, con la figura de un Director Supremo con plenos poderes que incluyen el de
designar gobernadores. Se envía una misión diplomática a Europa (Belgrano-Rivadavia) ara intentar contactos con España; si no
se lograba una aceptación pacífica de la independencia debía procurarse, al menos, una relativa libertad política o aliarse a
Inglaterra.
Sin embargo, pese a estos problemas la Asamblea logra algunos avances:
Se toman medidas tendientes a la emancipación al menos en lo formal y simbólico, como dejar de lado la referencia al
Rey en los documentos oficiales, adoptar un escudo y un himno nacional, acuñar la primer moneda rioplatense, etc.
Se modernizan las relaciones sociales: se suprimen los títulos de nobleza, queda abolida la inquisición y la utilización de
tormentos con fines judiciales, se otorga la libertad a los esclavos y se deroga la encomienda de indios a los que se considera de
allí en adelante personas con plenos derechos. Aunque en la práctica esto no se dio hasta pasados muchos años
EL ESTATUTO DE 1815.
El Estatuto provisional de 1815 fue un instrumento legal cuyo nombre completo era Estatuto provisional para Dirección y
Administración del Estado, que fue aprobado el 5 de mayo de 1815 por la Junta de Observación para regir en forma provisional
en las Provincias que habían integrado el Virreinato del Río de la Plata hasta que se reuniera un Congreso General.
El Estatuto, que reemplazaba al Estatuto del Supremo Poder Ejecutivo que había sido aprobado en 1813, no recibió el apoyo
mayoritario de las provincias.
Su característica más notoria consiste en que procuraba limitar las facultades del Ejecutivo imponiéndole una obligada
coincidencia con la Junta de Observación y el Cabildo bonaerense, cuerpos que a su vez podían removerlos, como en efecto
ocurrió.
EL REGLAMENTO DE 1817.
Estatuto Provisional dado por la Junta de Observación y aprobado con modificaciones por el Congreso de Tucumán (22 de
noviembre de 1816) sin embargo no fue promulgado por el director Pueyrredón que lo devolvió con algunas observaciones,
siendo finalmente sancionado el 3 de enero de 1817 como Reglamento Provisorio.
Este estatuto se basaba en el de 1815, con algunas leves modificaciones. Pueyrredón lo rechazó porque entendía que las
atribuciones del Poder Ejecutivo eran limitadas y consideraba que las tropas debían estar al mando del Director Suprema.
Después de casi un año de debate, el 3 de abril de 1817 se sancionó el "Reglamento Provisorio para las Provincias Unidas".
En él figuraban normas sobre los derechos humanos, la religión del Estado, la ciudadanía, el poder ejecutivo, el judicial, los
gobernadores de provincia, las elecciones, las fuerzas armadas, la seguridad individual y la libertad de imprenta.
LA CONSTITUCION DE 1819.
La Constitución Argentina de 1819 fue un proyecto de constitución aprobado en 1819 por el Congreso de Tucumán, trasladado a
Buenos Aires dos años antes.
El Congreso de Tucumán sancionó al fin una Constitución en 1819, ella tenía las siguientes características:
a) No establecía la forma de gobierno que adoptaba, pero tenía características unitarias y estaba proyectada de forma tal que
podía adecuarse a un sistema monárquico constitucional (sistema que en esa época trataban de establecer varios congresales
que estaban negociando la coronación de un príncipe en el Río de la Plata).
b) Adopta la división tripartita de poderes.
c) Tiene un carácter corporativista puesto que incluye en la cámara del senado distintos sectores sociales.
d) Es censitaria, ya que exige poseer determinado patrimonio para el acceso a cargos públicos.
El proyecto de Constitución fue aprobado por el Congreso y entró en vigencia el 25 de mayo de 1819, encontrando un entusiasta
recibimiento por parte del pueblo de Buenos Aires; por el contrario, fue inmediatamente rechazada por las provincias del
interior. La mayor crítica por parte del interior — en el Congreso no estaban representadas Salta, San Juan, la provincia Uruguay,
Misiones, Entre Ríos, Provincia de Corrientes, Provincia de Santa Fe, fue su neto carácter unitario, cuando la mayoría de las
provincias sostenía una posición federal.
En definitiva las provincias rechazaron el documento y Santa Fe y Entre Ríos decidieron ir a la guerra contra Buenos Aires. Guerra
en que las provincias sublevadas contra el Directorio resultaron victoriosas en la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820,
provocando con ello la caída del entonces Director Supremo José Rondeau, y dando inicio a un período de crisis para la ciudad
puerto y su provincia, y de autonomía para las provincias interiores.
EL CONGRESO DE 1824.
El Congreso General fue un Congreso convocado hacia finales del gobierno de Martín Rodríguez (gobernador de la provincia de
Buenos Aires entre 1820 y 1824), reunido finalmente en diciembre de 1824. Su finalidad era la de organizar a las provincias e
intentar volver a instaurar la unidad nacional luego de que ésta se quebrara con la batalla de Cepeda.
Hacia finales del gobierno de Martín Rodríguez, por iniciativa de Bernardino Rivadavia, su secretario de Gobierno, se enviaron
misiones al interior con el objeto de invitar a las provincias a reunirse en el “cuerpo de nación” bajo el sistema representativo.
Circunstancias internas y externas hacían posible un nuevo intento de organización nacional:
Las provincias, superada la crisis del 20, habían organizado sus instituciones, entrando en una etapa de convivencia pacífica,
Buenos Aires, recuperada, había demostrado su importancia política y económica para costear los gastos generales del
congreso.
Gran Bretaña, decidida a reconocer la independencia, exigía tratar con autoridades nacionales.
El Imperio del Brasil, proclamado en 1822, había incorporado la Banda Oriental y amenazaba con invadir el litoral.
Después de lograr el consenso de las provincias Buenos Aires fue elegida sede del Congreso que se reunió en diciembre de 1824.
Estaba integrado por representantes de las provincias elegidos en proporción al número de habitantes, uno cada 15.000
habitantes o fracción mayor de 7.500.
SU LABOR LEGISLATIVA.
La ley fundamental, establecida en el año 1825, reconocía la vigencia de las instituciones de cada provincia hasta la sanción de
una constitución, la cual debía ser aprobada por las provincias; respetaba los gobiernos locales. Además, creó un Poder Ejecutivo
Nacional Provisorio que se delegaba en el gobernador de Buenos Aires, con facultad para ejecutar las medidas del Congreso y
manejar las relaciones exteriores; el Congreso se declaraba constituyente pero dejaba en manos de las provincias la aprobación
definitiva de la constitución.
La ley de presidencia.
La Ley de Presidencia fue rápidamente discutida y aprobada el 6 de febrero de 1826: creaba un Poder Ejecutivo Nacional
Permanente, con el título de "Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata", que sería designado por el Congreso;
duraría en sus funciones el tiempo que tardase en ser establecida la proyectada constitución.
Para el cargo fue elegido Bernardino Rivadavia. Sus ministros fueron: Julián Segundo de Agüero, de gobierno; Carlos de Alvear,
de guerra y marina; Francisco Fernández de la Cruz, de relaciones exteriores; y Salvador María del Carril, de Hacienda.
Rivadavia llegaría al gobierno con un proyecto fuertemente centralizador.
Ley de capitalización.
Al asumir Rivadavia, este presentó al Congreso un proyecto de capitalización de Buenos Aires: la ciudad y gran parte de la
campaña circundante se proclamaba capital del Estado; el resto de la provincia también se nacionalizaba, dejando para el futuro
la organización de ese territorio. El territorio de la capital se separaba de la provincia y se nacionalizaban sus recursos, es decir
que las ganancias del puerto y la aduana, entre otras cosas, pasarían a ser de la Nación, no de Buenos Aires. Esto generó la
fuerte oposición de los Federales Porteños.
CONSTITUCION DE 1826.
En 1826, pese a las dificultades internas y externas (la guerra con el Brasil había sido declarada el 1 de enero de ese año)
Rivadavia instó al Congreso a dictar una Constitución. La ley de consultas requirió la opinión de las provincias: seis se
pronunciaron por la federación (Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, San Juan y Mendoza), cuatro por el de
unidad (Salta, Jujuy, Tucumán y La Rioja) y el resto dejó el tema a decisión del Congreso: Catamarca, Montevideo, Corrientes,
San Luis y Tarija. Esta disparidad fue aprovechada por el Congreso para adoptar el sistema unitario, apoyado por la mayoría de
los diputados, habilitados para obrar según su “juicio y conciencia”.
La Constitución sancionada en 1826 proclamaba el sistema representativo, republicano, consolidado en unidad de régimen. El
gobierno nacional se organizaba en base al principio de división de poderes.
La Constitución fue rechazada por todas las provincias: las misiones enviadas por el Congreso ante los gobiernos de provincia
fracasaron.
Además de declarar la formad e gobierno, la composición del Senado era distinta y se legislaba sobre la ciudadanía, las
elecciones, la administración provincial, y otros temas.
EL REGIMEN DE PACTOS.
TRATADO DE PILAR.
El Tratado del Pilar fue un pacto firmado en Pilar (República Argentina) el 23 de febrero de 1820, entre Manuel de Sarratea
(gobernador de la Provincia de Buenos Aires) y dos de los gobernadores de la Liga Federal: Estanislao López (Provincia de Santa
Fe) y Francisco Ramírez (Provincia de Entre Ríos). El pacto se firmó después de la derrota de las tropas unitarias - casi en su
totalidad porteñas -en la primera Batalla de Cepeda (del 1 de febrero de 1820.
Buenos Aires había caído en un desorden, en consecuencia el 16 de febrero de 1820 se convocó un Cabildo Abierto en el cual se
creó una Junta de Representantes, la cual designó a Manuel de Sarratea como gobernador interino de la provincia de Buenos
Aires. Éste se propuso llegar a un acuerdo con López y Ramírez, firmando el tratado en la localidad bonaerense de Pilar.
Las principales disposiciones del tratado fueron que:
- Proclamaba la unidad nacional y el sistema federal (preconizado por José Gervasio Artigas).
- Convocaba, en el plazo de 60 días, a una reunión de representantes de las tres provincias en el convento de San
Lorenzo, para convenir la reunión de un congreso que permitiese reorganizar el gobierno central.
- Establecía el fin de la guerra y el retiro de las tropas de Santa Fe y Entre Ríos a sus respectivas provincias.
- Buenos Aires se comprometía a ayudar a las otras provincias en caso de ser atacadas por los luso-brasileños.
- Los ríos Uruguay y Paraná se declaraban navegables para las provincias amigas.
- Concedía una amplia amnistía a los desterrados o perseguidos políticos.
- Determinaba el enjuiciamiento de los responsables de la administración anterior “por la repetición de crímenes con
que se comprometía la libertad de la Nación”
- Disponía la comunicación del tratado a José Artigas, “para que siendo de su agrado, entable desde luego las relaciones
que puedan convenir a los intereses de la Provincia de su mando, cuya incorporación a las demás federadas, se miraría
como un dichoso acontecimiento”.
Un compromiso secreto entre los dos gobernadores federales y Sarratea preveía la entrega, a los dos primeros, de auxilios y
armas. Los dos gobernadores fueron invitados por el gobierno de Buenos Aires, ciudad donde estuvieron en calidad de
huéspedes.
TRATADO DE BENEGAS.
El Tratado de Benegas fue un tratado de paz firmado el 24 de noviembre de 1820, entre las provincias de Buenos Aires y de
Santa Fe.
Luego de la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820, en la que el caudillo santafesino Estanislao López y el entrerriano
Francisco Ramírez invadieron Buenos Aires para exigir la disolución del gobierno nacional y el fin del centralismo porteño. La
victoria permitió a los estados provinciales que formaban las Provincias Unidas del Río de la Plata separarse del gobierno central,
asumiendo cada una la "Autonomía Provincial".
Para la firma de este tratado no se había invitado a Ramírez, lo que trajo como consecuencia el posterior enfrentamiento de
Santa Fe y Entre Ríos.
Las exigencias de Santa Fe de recibir una compensación económica por los gastos de la guerra — rechazada por Martín
Rodríguez — la provincia de Buenos Aires se comprometió a entregar 25.000 cabezas de ganado como indemnización, siendo
garantía de las mismas el coronel Rosas. El tratado fue firmado en la estancia de Benegas el 24 de noviembre de 1820.
El mismo disponía:
- La paz, armonía y buena correspondencia entre Buenos Aires y Santa Fe.
- La reunión de un Congreso Nacional de diputados en la ciudad de Córdoba, con el objetivo de organizar al País.
- La remoción de todos los obstáculos que pudiesen hacer infructuosa la paz.
TRATADO DEL CUADRILATERO.
El Tratado del Cuadrilátero fue un pacto firmado el 25 de enero de 1822 entre representantes de las provincias argentinas de
Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. El tratado buscaba ser un pacto ofensivo-defensivo entre las provincias
firmantes ante un ataque luso-brasileño desde la Banda Oriental, lo cual era visto como muy probable. También quería
establecer la paz luego de la derrota del caudillo entrerriano Francisco Ramírez, que en 1821 había invadido Santa Fe y Córdoba,
sin éxito.
El pacto establecía:
- La paz y unión de las cuatro provincias y una alianza ante una posible agresión extranjera, de españoles o portugueses
(y brasileños).
- La libre navegación de los ríos para las provincias firmantes.
- El retiro de los diputados del diminuto congreso de Córdoba.
- Cualquiera de las provincias contratantes podía convocar un congreso cuando creyese llegada la oportunidad
conveniente.
La alianza de Buenos Aires con las provincias del Litoral, asegurada mediante subsidios a los gobiernos, le dio oportunidad a
Buenos Aires de neutralizar al gobernador cordobés Juan Bautista Bustos, quien esperaba una organización del País con un
congreso que estableciera ya desde 1825 una Constitución Nacional.
PACTO FEDERAL.
El Pacto Federal fue un tratado suscripto en la ciudad argentina de Santa Fe el 4 de enero de 1831 por las provincias de Buenos
Aires, Entre Ríos y Santa Fe, en el que se constituía una alianza ofensiva y defensiva entre las provincias federales para hacer
frente a la recientemente formada Liga Unitaria. Posteriormente adhirió al pacto la provincia de Corrientes, incorporando su
diputado el 19 de agosto de 1831.
Guió el desarrollo del país hasta el Congreso Constituyente de 1852. El pacto no organiza el Estado pero sienta las bases para la
futura organización por dos motivos:
- Convoca al Congreso
- Promociona la sanción de una constitución federativa.
Además quería establecer un congreso general a todas las provincias y federativo descartando otra tendencia y así sancionar
una Constitución Nacional que sea federal, lo cual no se pudo establecer y por ende no se organizó el Estado.
En 1823 la comisión representativa es disuelta por la absorción de Bs As que toma el manejo de las relaciones internacionales y
la guerra. Las demás clausulas rigen 21 años.
PROTOCOLO DE PALERMO Y EL ACUERDO DE SAN NICOLAS.
El Protocolo de Palermo fue un acuerdo firmado el 6 de abril de 1852 por Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, y los
representantes de las provincias de Santa Fe (Manuel Leiva), Corrientes (Benjamín Virasoro), y Buenos Aires (Vicente López y
Planes, gobernador interino designado por Urquiza). En él encomendaban al general Urquiza las relaciones exteriores, como
representante de la República, hasta que se pronunciase el Congreso Nacional, e invitaban al resto de gobernadores provinciales
a reunirse en San Nicolás de los Arroyos para discutir la Constitución.
El Acuerdo de San Nicolás se firmó el 31 de mayo de 1852, y sus resultados fueron:
- proclamar el Pacto Federal de 1831 como Constitución.
- llamar a un Congreso Constituyente al que concurrirían todas las provincias con la misma - representación,
independientemente de su densidad de población.
- designar a Urquiza como director provisorio de la Confederación, encargado de las relaciones exteriores y con el mando
supremo sobre el Ejército.
- Buenos Aires no reconocerá el acuerdo y en septiembre se producirá su rebelión, encabezada por Mitre y Alsina, que
ocupaba el poder en la provincia. Sin embargo, Urquiza no interviene la provincia de Buenos Aires.
- En 1853 el Congreso General Constituyente sanciona la CONSTITUCION NACIONAL sobre lineamientos federales y
republicanos. Todas las provincias lo acatan excepto la rebelde Buenos Aires
Unidad XI
La Organización Política Argentina a partir de 1853.
 Las Ideas acerca de la Constitución El constitucionalismo es una corriente del pensamiento que concibe la organización de
los gobiernos mediante un conjunto de normas con supremacía sobre el resto del sistema, que regula la estructura política de
gobierno y la vida política y civil de sus habitantes. Esta tendencia a organizar el poder tuvo una base política- filosófica dirigida
por Bodin, quien advirtió la necesidad de establecer leyes de organización superiores a la Monarquía. Pero no fue sino hasta el
siglo XVIII que se desarrollo lo que hoy conocemos como constitucionalismo: este surge como experiencia y consecuencia de la
Revolución Francesa y de EE.UU. y nutrido por las ideas del Pacto Social (Rosseau).
 Fuentes
 La Constitución de EE.UU.: es la ley suprema de la nación desde el 04/03/1789 que entre en vigor. Esbozada en la
Convención Constitucional de Filadelfia (1787), regulaba un gobierno de poderes limitados y delegados. La creación de esta
constitución y su división tripartita de poderes fue obra de Jefferson, Hamilton, James y Madison, quienes debieron luego
convencer a las 13 colonias de su conveniencia.
El principal aporte de estos autores fue el d establecer al poder judicial como autónomo.
 El Modelo Alberdiano: La misma funda una capacidad de decisión dominante para el poder político central; otorga el
ejercicio del gobierno a una minoría privilegiada; que limita la participación política del resto de la población y asegura a todos
sin distinción de nacionalidad, el máximo de garantías civiles.
Dicha fórmula prevé que el diputado será elegido directamente por el pueblo, mientras que el senador y el presidente
obtendrán su título por una elección de segundo grado realizada en las legislaturas provinciales o en el seno de un colegio
electoral. Con estas medidas, Alberdi busca “filtrar” aquellas personas que no estén capacitadas para ejercer el gobierno, y
concentrar en un grupo reducido la responsabilidad del gobierno. Peor como la legitimidad del gobernante siempre deriva de
voto del pueblo, es necesario que este se exprese, expresión que es controlada bajo el argumento de que unos pocos saben
elegir, ya que la muchedumbre ha favorecido a los despotismos populares.
Alberdi concedía Derechos políticos solo a los ciudadanos, mientras que los inmigrantes solo gozaban de Derechos Civiles.
La no-reelección del presidente y la distribución de la actividad legislativa y judicial en cámaras y tribunales donde el poder
central y el de las provincias estén debidamente incorporados, ayudan a evitar excesiva concentración del poder.
 Idea de Progreso: La articulación de intereses económicos y el desarrollo de las fuerzas productivas se erigían de este
modo en indispensables componentes materiales de la nacionalidad. La fórmula no era extraña: tierra, trabajo y capital
pondrían en marcha esa indetenida maquinaria de progreso. El Estado era la máquina del progreso.
 La Cuestión del orden: Las posibilidades de articulación de los factores productivos se vieron limitadas por la dispersión y
el aislamiento de los mercados regionales, la escasez de población, la precariedad de los medios de comunicación y transporte, y
así la distancia entre proyecto y concreción, entre la utopía del “Progreso” y la realidad del atraso y el caos, era la distancia entre
la constitución formal de la nación y la efectiva existencia de un estado nacional.
Se necesitaba imponer un nuevo marco de organización y funcionamiento social. El “orden” aparecía como la condición de
posibilidad del progreso y como medio para obtener la confianza del extranjero en la estabilidad del país y sus instituciones.
El país se organizó bajo la siguiente forma de gobierno:
 Representación (política): la representación es el sistema más funcional ideado hasta la fecha para asegurar que las opiniones
e intereses de un grupo de ciudadanos puedan influir en las decisiones de la legislatura u otro órgano de Gobierno.
 Gobierno Federal: o federalismo, forma de gobierno por el que el poder político está dividido entre una autoridad central o
nacional, y unidades locales autónomas más pequeñas( provincias), por lo general bajo los términos de una constitución.
Delegando el gobierno provincial ciertas atribuciones al gobierno central y reservando algunas para sí.
 República: forma de Estado basada en el concepto de que la soberanía reside en el pueblo, quien delega el poder de gobernar
en su nombre a un grupo de representantes elegidos. En la práctica este concepto ha sido, sin embargo, ampliado, distorsionado
y corrompido de diversas formas.
Convencion constituyente de 1852
Cuando se habla de que la Constitución fue la base del ordenamiento jurídico, se hace referencia a que formó el primer
gobierno nacional y tuvo autoridad sobre casi todas las provincias.
La Constitución de 1853 se elaboró después de la derrota porteña en la Batalla de Caseros, quedando así Urquiza al frente
de los asuntos nacionales. En 1852 Urquiza se reúne con representantes de varias provincias decidiendo llamar, en los términos
del Pacto Federal de 1831, a un Congreso Constituyente. La reunión tuvo lugar en San Nicolás de los Arroyos.
Surge de esa reunión la firma del Acuerdo de San Nicolás el cual Buenos Aires desconoce, negándose a aceptar que las
provincias participantes tuvieran el mismo número de diputados que ella y, que se realizara el Congreso en Santa Fe, ya que no
podría controlarlo ni imponer sus ideas. Además se opuso a que un caudillo del interior fuera nombrado Director Provisorio de la
Confederación Argentina, como tampoco aceptó que las provincias aportaran un porcentaje de lo recaudado por su comercio
exterior al mantenimiento del gobierno, porque, de ese modo, Buenos Aires sería la provincia que más aportaría.
A raíz de esto, la Argentina se dividió en dos estados independientes: por un lado la provincia de Buenos Aires, con capital
en Buenos Aires y, por otro lado, la Confederación Argentina, con capital en Paraná.
Sin presencia de los representantes porteños, pero con el acuerdo de las provincias, la Convención comenzó a sesionar en
noviembre de 1852.
Los convencionales constituyentes tomaron como modelo las pocas constituciones vigentes -por ejemplo la de Estados
Unidos, la suiza, entre otras- dado que, si bien las provincias ya contaban con constituciones a las que podría haberse recurrido
como modelo, éstas se juzgaron inconvenientes ya que en su mayoría eran unitarias y los constituyentes abogaban por la
conveniencia de adoptar una forma federal de organización; pero por sobre todo, la convención, utilizó la obra de Juan Bautista
Alberdi: “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”.
Finalmente, el texto fue sancionado el 1 de mayo de 1853, por una Convención Constituyente reunida en Santa Fe, estaba
compuesto de un Preámbulo (que enunciaba los fines que persigue el estado federal) y de 107 Artículos, organizados en dos
partes: una acerca de los derechos de los habitantes (titulada Derechos, Declaraciones y Garantías que constaba de 31 artículos)
y una acerca de la organización del gobierno (redactada en 76 artículos).
Posteriormente, en 1860, con la victoria militar de Buenos Aires sobre la Confederación, aquella se incorporó a lo que
paso a llamarse Nación Argentina; esto llevaría a la gradual finalización de guerras civiles argentinas, dando paso así a la
reunificación nacional.
El sistema constitucional y su evolución:
La constitución de 1853 fue el término final de una serie de dolorosas experiencias, y al mismo tiempo significó el cumplimiento
de los anhelos que desde 1810 bregaban por la organización jurídica del país. Para conseguirla, los constituyentes reunidos en
Santa Fe tuvieron en cuenta aquellas experiencias, la realidad política existente y las aspiraciones de los contemporáneos. No
pretendieron hacer una obra absolutamente original, sino redactar un código que se adaptara a las necesidades nacionales.
Buscaron una transacción entre las tendencias federalistas y las unificadoras, entre el liberalismo y las orientaciones
tradicionales, entre el respeto por la opinión pública y las exigencias del porvenir.
De este espíritu transaccional surgió un federalismo mitigado, una subordinación de las provincias al gobierno central, una
declaración de derechos y un conjunto de garantías acordes con las aspiraciones liberales, y además una serie de disposiciones
que demostraban la voluntad de atraer inmigrantes, de colonizar tierras, de promover el comercio y los medios de comunicación
y de fomentar la enseñanza y la cultura. La constitución no era solamente para los argentinos, sino para todos los hombres del
mundo que quisieran habitar su territorio.
La estructura y la ideología de la constitución se inspiraron principalmente en Alberdi; la redacción del articulado provino en
parte del modelo norteamericano aunque con variantes a veces fundamentales; y hubo también disposiciones originales que
contemplaban las necesidades propias de la Nación. No fue, por lo tanto, una obra de pura inmutación sino una creación que
tenía en vista las conveniencias nacionales tal como entonces podían ser contempladas. Este se encuentra en el preámbulo ya
que contiene y condensa las decisiones políticas fundamentales, las pautas el régimen, los fines y objetivos, los valores y
principios propugnados y el esquema del plan o programa propuesto por el constituyente.
En seis fines o valores se condensa la ideología de la CN y el proyecto político que ella estructura:
 Construir la unión nacional;
 Afianzar la justicia;
 Consolidar la paz interior;
 Proveer a la defensa común;
 Promover el bienestar general; y
 Asegurar los beneficios de la libertad.
S e suprimieron los aranceles interprovinciales. Los ingresos aduaneros de Bs. As se tenían que nacionalizar, lo cual fue uno de
los motivos de la resistencia porteña.
Si bien las provincias aceptaron la Constitución de 1853, continuaron siendo gobernadas por caudillos.
Argentina estaba ahora dividida en dos Estados:
 Uno en manos de la ciudad y la provincia de Bs. As, dirigido por su gobernador (desde 1860, Bartolomé Mitre) y el partido
liberal.
 El de la Confederación Argentina, formada por 13 provincias, gobernadas por Urquiza.
El Estado de Bs. As apoyaba su estructura económica en la aduana, el puerto y el campo. Con semejante respaldo económico el
gobierno porteño no tenía apuros en lograr la unidad nacional.
Totalmente diferente era la situación que vivía la Confederación, la cual estaba sumergida en una profunda crisis económica y
social. Es por eso que trató de lograr por todos los medios la unificación de Bs. As.
A partir del Congreso Constituyente de 1853, emergió un Estado federal dispuesto a instalar la soberanía del gobierno nacional y
subordinar a ese imperio constitucional a todas las provincias.
En medio de una guerra civil que duró 8 años, esa intención fue compartida por el gobierno instalado en Paraná, entre 1854 y
1860 (presidencia de Urquiza), y por la política que Mitre desplegó desde Bs. As, luego de la batalla de Pavón. Así pues, en 1861
se aceptó el concepto de una “federación”, que si bien representaba el interior, en Bs. As estaba su centro
Las reformas de la Constitución Argentina:
Reforma de 1860:
La Constitución de 1853 establecía la prohibición de reforma por el término de 10 años. Sin embargo, en 1860 la Constitución
fue reformada. Esta reforma fue consecuencia directa del Pacto de San José de Flores (1859). Por medio de este pacto se
establecía que Buenos Aires se integraría a la Confederación Argentina, pero se reservaba el derecho de hacer revisar la
Constitución de 1853 por una Convención Provincial.
Esta Convención Provincial fue al que, en definitiva, decidió reformar la Constitución. Estas modificaciones fueron aceptadas por
una Convención Nacional, dando origen a la reforma de 1860.

Las principales modificaciones fueron:


1. Se eliminó la exigencia de que sólo el Senado podía iniciar las reformas constitucionales.
2. Se suprimió la prohibición de reformar la Constitución de 1853 durante el término de 10 años.
3. Se modificó el art. 3, que declaraba a Buenos Aires como Capital de la República; y se estableció
que la Capital sería declarada por ley del Congreso.
4. Se incorporó el art. 33 referente a los derechos implícitos.
5. Se estableció que los derechos de exportación, a partir del año 1866, dejarían de ser nacionales.
En cuanto al segundo aspecto de preservar la autonomía provincial, se reformaron los Art. 5º y 6º, suprimiendo la cláusula que
exigía el sometimiento de las constituciones provinciales a la aprobación del gobierno nacional y restringiendo el poder de
intervención federal. Se enfatizó que los poderes no expresamente reservados al gobierno nacional pertenecían a las provincias.
Se prohibió a los jueces federales ocupar simultáneamente cargos en las cortes provinciales. Se disminuyeron los poderes del
ejecutivo nacional en época de receso del Congreso.
El tercer aspecto era la cuestión económica. La convención provincial se preocupó por obtener una garantía constitucional para
impedir una discriminación como la de los derechos diferenciados contra el puerto o la provincia de Bs. As. Así mismos se sumó
a las facultades del Congreso una disposición similar para reafirmar la igualdad de aranceles y evitar la supresión de las aduanas
existentes en el momento de la incorporación de la provincia a la nación.
La última gran preocupación de la convención provincial fueron las decisiones en materia de política exterior tomadas por la
Confederación desde 1852. Debido a que ésta había firmado con España un tratado que aceptaba el ius sanguinis, los políticos
porteños insistieron en que Bs. As quedara exento de ese principio. A tal fin se agregó una reserva al Art. 31º. La convención
nacional se reunió en Santa Fe entre el 14 y el 25 de septiembre de 1860. El 24 de septiembre se realizó la aprobación formal de
la CN reformada y las sesiones se clausuraron al día siguiente. Y fue promulgada el 1º de octubre de 1860 por el presidente
Derqui.
Reforma de 1866:
En el año 1866 se hizo necesaria otra reforma. Como vimos anteriormente, la reforma de 1860 estableció que los derechos de
exportación dejarían de ser nacionales a partir de 1866.
Pero, en 1866, las necesidades del país obligaron a reconsiderar esa disposición. Por lo tanto, el Congreso de la Nación declaró la
necesidad de reformar la Constitución a efectos de restablecer los derechos de exportación. Una Convención Nacional reunida al
efecto llevó a cabo la Reforma, modificando los arts. 4 y 67 inciso 1. Entre las reformas introducidas en 1860 había algunas de
carácter rentístico, como transición para la entrada de Buenos Aires a la Nación. Establecía como condición de la reforma que
ella pudiera ser realizada “pasados diez años desde el día en que la juren los pueblos” conforme fuera propuesto por la provincia
de Buenos Aires al tiempo de su incorporación a la Confederación y como resultado de las reformas por su legislatura aprobada.
El sentido de ésta reforma es eliminar esta condición. Buenos Aires pasa a ser la Capital del país.
Reforma de 1898:
Esta Reforma fue convocada por medio de la Ley 3507, que fijó los puntos a modificar. Las reformas introducidas, básicamente,
fueron dos:
1. Se modificó el art. 37 respecto a la base de representación de los diputados. Se estableció que
dicha representación sería de 1 diputado cada 33.000 habitantes o fracción no menor de 16.500
(antes: 1 cada 20.000 o fracción no menor a 10.000).
2. Se modificó el art. 88, aumentando el número de Ministros de cinco a ocho.
Reforma de 1949 El texto de 1853 oficiaba como el marco legal para el funcionamiento de una democracia de representación
restringida y marcadamente individualistas.
En este sentido la CN de 1949 protege los derechos individuales y el sistema republicano, federal y representativo; declara a la
autonomía de las provincias; mantiene la existencia de la división de poderes; declara la importancia de mantener el sistema
bicameral; establece claramente la autonomía del poder judicial. Asimismo, existen otras medidas de este tipo, como por
ejemplo, fija límites claros al poder ejecutivo, nombra la autonomía universitaria e introduce un nuevo concepto de derecho
penal.
Además y en términos de ampliación de los derechos individuales, la CN de 1949 agregaría el marco legal para el posterior
derecho electoral ampliando a las mujeres; crearía la figura del habeas corpus y el beneficio de la duda ante la acusación penal;
aparece en su articulado la representación profesional; nace la elección directa del presidente y los senadores; y la posibilidad
de reelegir al presidente y vice, etc. Los Ministerios se elevaron a 20.Los Diputados se elegirían por voto directo y durarían 6
años.
Pero las garantías “liberales” de 1853, la CN de 1949 le asumiría al esquema de funcionamiento del país una nueva concepción
cultural, caracterizada por la defensa de la nacionalidad y los valores patrios, reflejados desde el preámbulo que afirma la
importancia de la “cultura nacional” y la formación de una “nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente
soberana”.

A esta nueva concepción de nación, la CN agregara un nuevo concepto de Estado interventor en la economía. El Estado según
este texto, tiene potestad para monopolizar áreas de servicios públicos, el comercio y los recursos naturales.
Asimismo y como uno de los hechos políticos, sociales y culturales más importantes de la historia argentina y latinoamericana, la
CN reconoce los derechos del trabajador, la ancianidad, la familia y la cultura, institucionalizando una nueva concepción de
derechos y de democracia; la justicia social y la democracia ampliada o de masas.
La CN daría un nuevo sentido a la propiedad privada, abandonando el esquema liberal individualista y articulando otro modelo
que reconocía el sentido social de la propiedad; el Estado es el garante de dicha nueva relación y para eso, puede nacionalizar
servicios públicos., bancos, el comercio y desarrollar empresas del Estado.
Establece otra noción de soberanía diferente al texto de 1853, fijando los límites del capital extranjero en la participación de
nuestras riquezas nacionales y en las actividades comerciales; el Estado garantizaba que los recursos naturales eran inalienables
e imprescriptibles de la nación y reglamentaba la navegación de los ríos interiores y el funcionamiento de las aduanas.
En 1955 se produce un golpe de estado contra el peronismo. Y desde un decreto del gobierno de Aramburu, se derogaría la
constitución de 1949 y se convocaría a una nueva constituyente.
Reforma de 1957 Esta se lleva a cabo sobre el texto histórico de 1853, fue realizada por una convención surgida del pueblo,
pero tuvo como vicio de origen que la necesidad de ésta fue hecha por el poder ejecutivo de facto.
La Convención Constituyente convocada por el gobierno militar de Aramburu sesionó en la UNL, pero no de la manera esperada.
En 1º lugar, en las elecciones a convencionales del 28 de julio el voto en blanco, expresión del peronismo proscripto, había
obtenido el primer lugar, además, se estaba produciendo un éxodo masivo de convencionales.
Es cierto que había sido convocada, antes que nada, para enmendar en error. El gobierno de septiembre de 1955 había
derogado la CN de 1949 y repuesto la de 1853-1860 mediante un decreto-ley cuando era la opinión jurídica casi unánime que,
para hacerlo, se necesitaba del poder constituyente. Pero una vez que ese tema central fue resuelto, quedó libre el camino para
que avanzar a la voluntad transformadora. Así , las subcomisiones fueron escenario de un arco multicolor y contradictorio de
propuestas: reforma electoral, atenuación del presidencialismo, propiedad del subsuelo, reforma agraria, reforma impositiva y
los derechos sociales.
Las sesiones plenarias sobre “la consagración constitucional de los derechos sociales” comenzaron el lunes 21 de octubre y
terminaron a las seis de la mañana del viernes 25. Así el 25, el debate terminó con el nacimiento el Art. 14 bis de la CN. No había
otras reformas: la consagración de los derechos sociales era el único punto del plan de trabajo en que los bloques se habían
puesto de acuerdo. El lunes 28 de octubre, Rojas, el vice celebrada la aprobación de los derechos sociales y sin otras novedades,
la Convención se clausuró el 14 de noviembre. Mediante un agregado al art. 67 inc. 11 (actual 75 inc. 12) facultó al Congreso
Nacional a dictar el Código de Trabajo y Seguridad Social.
Reforma de 1972:
En el año 1972, la Junta militar declaró la necesidad de reforma. Para ello dictó un cuerpo normativo denominado “Estatuto
Fundamental”. Este estatuto modificó la parte orgánica de la Constitución en varios artículos. Sus modificaciones más
trascendentes se referían a:
Estableció:
•reducción del mandato del presidente, vicepresidente, diputados y senadores a cuatro años
•reelección del presidente por una vez
•reelección indefinida de diputados y senadores
•elección directa de presidente, vicepresidente, diputados y senadores.
Etc.
Obviamente esta reforma tampoco cumplió con lo establecido por el art. 30, ya que tanto la necesidad de reforma como la
reforma misma fueron realizadas por la Junta Militar.
Lo más llamativo del Estatuto fue su art. 4, que disponía que la reforma fuera transitoria. El golpe de 1976 finalmente derogó
esta reforma, y las elecciones de 1983 se rigieron a través del viejo texto constitucional.
Reforma de 1994:
A fines de 1993 se celebró el Pacto de Olivos entre los líderes políticos del Partido Justicialista y de la Unión Cívica Radical
(Carlos Menem y Raúl Alfonsín). Este pacto manifestaba la intención de realizar una reforma Constitucional.
Por medio de este acuerdo se fija el Núcleo de Coincidencias Básicas que establece el temario y contenido que debería tener la
reforma (Cláusula Cerrojo).
Ya en diciembre de 1993, el Congreso sancionó la Ley 24.309, la cual declaraba la necesidad de reformar la Constitución.
El art. 5 de la Ley 24.309 impuso a la Convención la votación conjunta de todas las cuestiones incluidas en el Núcleo de
Coincidencias Básicas. Es decir que la votación afirmativa importaba la inclusión de todas las modificaciones, mientras que la
votación negativa hubiese provocado el rechazo conjunto de ellas.
Principales Reformas:
1. Atenuación del Sistema presidencialista (a través de la creación del Jefe de Gabinetes).
2. Reducción del mandato de Presidente y Vicepresidente a cuatro años, con reelección inmediata
por un solo periodo.
3. Elección directa por doble vuelta del Presidente y Vicepresidente (ballotage).
4. Eliminación del catolicismo como requisito para ser Presidente.
5. Elección directa del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
6. Facultad del Presidente para dictar Reglamentos de Necesidad y Urgencia.
7. Creación del Consejo de la Magistratura.
8. Modificaciones en el control de la Administración Pública.
9. Incorporación de las formas de democracia semi-directa.
10. Establecimiento del Defensor del Pueblo.
11. Consagración del Ministerio Público como órgano extrapoder.
12. Preservación del Medio Ambiente (art. 41).
13. Derechos del Consumidor y del Usuario (art. 42).
14. Forma de integrar Tratados Internacionales y formad e darles jerarquía.
15. Consagración expresa del Hábeas Corpus y del Amparo (art. 43).
Las situaciones de excepción constitucional: las intervenciones federales y el estado de sitio. La capital de la Nación.
Ciudadanía y representación política. La regulación jurídica de los partidos políticos.
Las intervenciones federales:
La Constitución había señalado las atribuciones nacionales, dejando a las provincias las no enumeradas. Y había también
establecido normas genéricas para regular las relaciones normales entre los respectivos gobiernos. Pero no había previsto
expresamente ni la manera de resolver los excesos de poder de unos y otros, ni los conflictos que entre ellos podían suscitarse.
Respecto de los primeros se utilizó como único remedio el de la declaración judicial de inconstitucionalidad de los actores
gubernativos y de las leyes; pero éste funcionó casi siempre a favor de la ampliación de funciones del gobierno central, y sujeto
a una serie de requisitos que impiden utilizarlo directamente a los gobiernos provincia en defensa de sus derechos.
Los conflictos entre las provincias y la Nación, no habiendo tribunal que pudiera resolverlos, fueron unilateralmente zanjados
por ésta mediante el envío de intervenciones federales que se convirtieron en un sistema utilizado con excesiva frecuencia.
Durante las tres primeras presidencias las intervenciones obedecieron sobre todo al propósito de sostener o restablecer a las
autoridades constituidas, amenazadas o depuestas por sediciones locales. Se procuró casi siempre ajustar esos actos a las
normas constitucionales, manteniendo el principio del respeto a las autonomías de las provincias, lo cual no impidió que se
enviaran comisionados con relativa frecuencia. Pero debe advertirse que durante la presidencia de Mitre hubo además
numerosas intervenciones militares, que no se fundaban en el art. 6 de la Constitución, sino en la necesidad de mantener el
orden en el interior, las cuales utilizaron a veces su poder para modificar las situaciones políticas locales.
Los comisionados federales se limitaban, en esa época, a nombrar gobernadores interinos o a reponer a los depuestos, sin
hacerse cargo del poder. La Ley 391 (1870), sancionada con motivo de la rebelión de Ricardo López Jordán en Entre Ríos, dispuso
por vez primera que el interventor presidiera la reorganización de los poderes provinciales. Esta fue la práctica casi invariable en
lo sucesivo.
Las presidencias de Roca, Juárez Celman y Pellegrini se caracterizaron por su moderación en el empleo de este recurso, tal vez
porque generalmente contaron con la adhesión de los gobiernos locales.En 1893 se multiplicaron las intervenciones,
determinadas pro los motines del partido radial, que en algunos casos fuero fomentados por el ministro de Guerra Aristóbulo
del Valle. En ese año aparecieron las intervenciones amplias, destinadas a reorganizar todos los poderes incluso el judicial, sin
sujetarse a la observancia de las leyes locales ni al control de la legalidad de sus actos.
Después de la renuncia del presidente Luis Sáenz Peña, y hasta la asunción del mando por su hijo, las intervenciones se
sucedieron con relativa frecuencia, provocadas o bien por motivos armados, o bien por conflictos de poderes que el gobierno
central se consideraba obligado a resolver. La actuación de los comisionados federales –cada vez más amplia, prolongada y
discrecional– tuvo por objeto casi siempre convocar a nuevas elecciones, en las cuales procuraban favorecer a los candidatos
adictos a la política presidencial.
Muy escasas fueron las intervenciones enviadas por Roque Sáenz Peña y Victorino de la Plaza, pero durante la primera
presidencia de Hipólito Yrigoyen se llegó al abuso en la utilización de este remedio excepcional. Este gobernante envió veinte
intervenciones a las provincias, algunas de ellas sin fundamento positivo, con el propósito de uniformar la orientación política
local con la que dominaba en la Nación. La doctrina y la jurisprudencia sostuvieron que esos interventores debían sujetarse a la
Constitución y a las leyes de la provincia, pero en la práctica procedieron sin esas limitaciones.
Alvear, si bien más moderado en el envío de intervenciones, utilizó este recurso en doce oportunidades, generalmente para
solucionar conflictos de poderes y cuando existía un estado de subversión institucional.
La historia contemporánea nos muestra un empleo cada vez más frecuente del mismo recurso. El gobierno provisional surgido
de la revolución de 1930 intervino a todas las provincias salvo las de Entre Ríos y San Luis, que no tenían gobiernos yrigoyenistas.
Vuelta la República a la normalidad constitucional en febrero de 1932, los gobiernos de Justo, Ortiz y Castillo enviaron también
comisionados federales para resolver problemas institucionales o de carácter político, y siempre con amplias atribuciones. La
revolución de 1963 volvió a intervenir todas las provincias. El gobierno que sucedió a esta última hizo lo mismo en diez
ocasiones por decreto y en cuatro por ley del Congreso, a pesar de que siempre se trataba de autoridades surgidas del mismo
partido peronista. Al producirse la revolución de septiembre de 1955 todas las provincias quedaron nuevamente intervenidas,
prolongándose esta medida hasta la iniciación de la presidencia de Frondizi (1958). Por último, el gobierno de la Revolución
Argentina surgido a mediados del 1966 nombró gobernadores en todos los distritos, prescindiendo del sistema de las
intervenciones.
Los antecedentes mencionados revelan que la aplicación del art. 6 de la Constitución se fue apartando cada vez más de su letra y
su espíritu.
Art. 6: El gobierno federal interviene en el territorio de las provincias para garantir la forma republicana de gobierno, o repeler
invasiones exteriores, y a requisición de sus autoridades constituidas para sostenerlas o restablecerlas, si hubiesen sido
depuestas por la sedición, o por la invasión de otra provincia”.
Estado de Sitio:
El estado de sitio es el instituto de emergencia que la constitución tiene arbitrado para dos situaciones: ataque exterior y
conmoción interior.
El art. 23 cuida muy bien el diseño de los casos, que quedan condicionados dentro de un marco reglado a tenor de las siguientes
pautas: cada una de las dos situaciones recién citadas debe poner en peligro el ejercicio de la constitución y de las autoridades
creadas por ella; y debe producir perturbación del orden. Tiene competencia para establecerlo: el poder ejecutivo con acuerdo
del senado, en caso de ataque exterior y si ocurre durante el receso deberá llamar a sesiones extraordinarias; y le corresponde
al congreso si, es por una situación de conmoción interna.
La capital de la Nación:
La sede de las autoridades nacionales fue un problema largamente debatido que tuvo a través de nuestra historia una
importancia fundamental. Buenos Aires había sido la capital de la provincia rioplatense, pero solo desde 1776 se convirtió en el
centro del Virreinato; y aunque su ubicación estratégica, su comercio y su población le dieron en el siglo XVIII una jerarquía
superior a la de las demás ciudades, no por ello dejó de suscitar resistencias y desconfianzas aun en la época de la dominación
española.
Sin embargo, como autores de la revolución, sus hombres dirigentes pretendieron desde el primer momento concentrar en
Buenos Aires el gobierno. La ilustración de sus clases superiores, sus vínculos directos con Europa y la riqueza que fluía de su
comercio le daban, sin duda, títulos suficientes para aspirar a ese predominio que, además, no hacía sino continuar con el
sistema anterior.
Pero la teoría revolucionaria, al ofrecer a las demás ciudades una participación en el gobierno común, creó una idea de igualdad
entre todos los pueblos, y la preponderancia de Buenos Aires fue pronto sentida como un abuso que contrariaba aquellos
ideales igualitarios. Las provincias encontraron entonces en el federalismo apoyo doctrinario que necesitaban para resistir la
dominación porteña.
La oposición a Buenos Aires se puso en evidencia desde1812. Algunas instrucciones a los diputados que debían concurrir a la
Asamblea de 1813 y los dos proyectos constitucionales que fueron presentados a su consideración contenían cláusulas adversas
a la permanencia de las autoridades en esta ciudad. Por la misma razón el Congreso de 1816 se reunió en Tucumán.
Los porteños recuperaron muy pronto la dirección política y consiguieron que Buenos Aires fuera la sede de la nueva asamblea.
Esta, a iniciativa del presidente Bernardino Rivadavia, sancionó la ley del 4 de marzo de 1826, que declaraba a esa ciudad Capital
del Estado. Con el resto de la campaña bonaerense debía organizarse una nueva provincia la cual, mientras tanto, quedaría bajo
la dirección de las autoridades nacionales.
Esta situación solo perduró algo más de un año, hasta la renuncia de Rivadavia y la inmediata disolución de Congreso. La
provincia de Buenos Aires recuperó su autonomía en agosto de 1827, dejando de ser la capital de la Nación.
El Congreso reunido en Santa Fe a fines de 1852 volvió a ocuparse del mismo problema; y a pesar de la separación de Buenos
Aires el art. 3 de la Constitución dispuso que esa ciudad fuera la sede del gobierno federal. Y por una ley dictada pocos días
después, el Congreso dio a la nueva capital sus límites e invitó además a la provincia disidente a aceptar ambas disposiciones
legales. En caso negativo, el Congreso debería señalar el asiento del gobierno.
Esto fue lo que efectivamente ocurrió, y el 13 de diciembre de 1853 otra ley del mismo Congreso Constituyente dispuso que la
capital provisoria de la Confederación sería “la ciudad capital de provincia donde fijare su residencia el gobierno federal”,
quedando también nacionalizada la provincia.
Urquiza, como Director Provisorio de la Confederación, había anticipado aquella solución estableciendo en Paraná la sede del
gobierno. Y poco después de ocupar la presidencia, la Sala de Representantes de Entre Ríos prestó su conformidad para que
aquella ciudad fuera “la capital provisoria de la Confederación Argentina”, declarando federalizado todo el territorio provincial.
Por la misma ley quedaron disueltos los poderes locales y Entre Ríos pasó a depender de las autoridades nacionales.
Entre tanto, subsistía en el texto constitucional la primitiva disposición que señalaba a Buenos Aires como capital. Esta fue una
de las principales reformas que la provincia propuso en 1860 y que fue aceptada por el Congreso Constituyente reunido el
mismo año. El nuevo art. 3 decía que las autoridades nacionales residirían “en la ciudad que se declare capital de la República
por una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o más legislaturas provinciales, del territorio que haya de
federalizarse”.
Buenos Aires no quería admitir autoridades nacionales que entonces eran de otras provincias, y además, tampoco quería
resignarse a su propia decapitación, perdiendo la ciudad que debía federalizarse. Una nueva tendencia –el autonomismo
porteño– iba a tratar de impedir esa división de la ciudad y su campaña.
Sin embargo, el triunfo de las armas porteñas en la batalla de Pavón devolvió a Buenos Aires su preeminencia tradicional. En
1862 el Poder Legislativo sancionó inmediatamente la Ley 12, que federalizaba la provincia de Buenos Aires por el término de
tres años, dentro del cual debería establecerse la capital definitiva. Pero esta ley fue rechazada por la legislatura porteña, sin
cuya aceptación no podía entrar en vigor.
Cediendo a las instancias de Mitre, la misma legislatura propuso otra solución de compromiso. El Congreso la aceptó
disponiendo que “las autoridades nacionales residirán en el municipio de la ciudad de Buenos Aires, bajo los términos y
condiciones ofrecidos por la Legislatura de dicha provincia, en las bases sancionadas por ella el 25 de septiembre del corriente
año”. Esas bases establecían que las autoridades nacionales tendrían jurisdicción en todo el municipio; que en la misma ciudad
continuaría residiendo el gobierno provincial; y que la ley sería “revisada a los cinco años por el Congreso de la Nación y
Legislatura Provincial”. De esta manera se logró un resultado que no resolvía el problema, y que imponía la coexistencia de
ambos gobiernos en la histórica capital.
Pasaron los cinco años sin que el Congreso tomara resolución alguna. El gobierno federal quedó entonces convertido en
huésped de la provincia bonaerense y perdió autoridad sobre el municipio porteño. En 1869 se sancionó una –vetada luego por
Sarmiento– que declaraba capital a la ciudad de Rosario. Idéntica suerte corrieron dos nuevas leyes que pretendían fundar la
ciudad capital sobre el río Tercero en la provincia de Córdoba y que volvían a proponer a Rosario como centro de la Nación.
La solución del arduo problema se produjo algunos años después, como consecuencia del triunfo de las armas nacionales frente
al alzamiento porteño de 1880. Intervenida la provincia rebelde y desaparecidas sus autoridades, el Congreso reunido en
Belgrano declaró a Buenos Aires capital de la República, y la nueva legislatura porteña prestó su conformidad después de
prolongadas deliberaciones. En 8 de diciembre de 1880 entraba en vigor el régimen de federalización del municipio bonaerense,
reservándose la provincia la dirección y propiedad de sus establecimientos públicos (banco, ferrocarriles y telégrafos). La Nación
se hizo cargo de la deuda exterior de aquélla y autorizó la permanencia de su gobierno en la ciudad capital hasta que se creara la
nueva sede provincial.
Fue preciso entonces organizar la administración municipal de la ciudad, dentro del concepto que atribuye al Presidente y al
Congreso el gobierno de la capital. Luego de sancionarse una ley orgánica que fue vetada, en 1882 se promulgó otra que creaba
un Concejo Deliberante y un departamento ejecutivo a cargo de un intendente municipal. El primero estaba formado por dos
miembros elegidos por cada parroquia, y el segundo era nombrado por el Presidente con acuerdo del Senado. Mientras que esta
última regla siguió aplicándose sin interrupción hasta 1930, la otra sufrió varias suspensiones derivadas de los defectos o
excesos en que incurría el órgano deliberativo. Durante los gobiernos de facto el intendente municipal ejerció las facultades que
las leyes acordaban al Consejo, el cual fue restablecido al volverse al régimen constitucional.
De esta manera se mantuvo un poder municipal con autonomía limitada, que por un lado tenía en cuenta la necesidad de
asegurar al Presidente de la República la autoridad indispensable en su sede, y por el otro establecía los órganos de gobierno
propio requeridos por la creciente complejidad de los problemas de la gran ciudad.
La reforma del ’94 estableció en el art. 129 lo siguiente:
La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y
jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente por el pueblo e la ciudad.
Una ley garantizará los intereses del Estado Nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación.
En el marco de lo dispuesto en este artículo, el Congreso de la Nación convocará a los habitantes de la ciudad de
Buenos Aires para que, mediante los representantes que elijan a ese efecto, dicten el estatuto organizativo de sus
instituciones.
La ciudadanía:
El concepto de ciudadanía sufrió variaciones considerables durante las primeras décadas de nuestra historia, hasta que se fue
imponiendo un criterio amplio que eliminó las primeras limitaciones.
La convocatoria del 25 de mayo de 1810, para que todas las ciudades del virreinato enviaran un diputado a Bueno Aires, dispuso
que para elegirlos se hiciera un cabildo abierto con “la parte principal y más sana del vecindario”. Sin embargo la Junta,
respondiendo a una consulta de Santa Fe, ordenó que se citara a “todos los vecinos existentes en la ciudad, sin distinción de
casados o solteros”, incluyendo así a quienes no eran jefes de familia.
Al crearse las Juntas Provinciales en febrero de 1811, quedó establecido que los electores de sus vocales serían designados por
“todos los individuos del pueblo, sin excepción de empleados”. Algunos meses después, en septiembre, se celebró en Buenos
Aires un cabildo abierto al cual fueron invitados todos los “vecinos americanos”.
Hasta entonces no había prevalecido un criterio uniforma. En el Estatuto de 1811 aparecen las exclusiones de ciertos grupos. El
nuevo cuerpo legal eliminaba a los extranjeros y a “los que no tengan arraigo o giro conocido, y una decidida adhesión a la
causa de la libertad de las Provincias Unidas”, además de los procesados, condenados y fallidos.
El electorado era exclusivamente urbano. En 1812 se autorizó también el voto de “los vecinos de la campaña” que concurrieran
el día de las elecciones a las respectivas ciudades.
Aquella discriminación ideológica –destinada a excluir a los españoles– subsistió en la convocatoria a la Asamblea de 1813, que
solo compuso el cuerpo electoral con “todas las personas libres y de conocida adhesión a la justa causa de la América”.
La primera reglamentación orgánica de la ciudadanía aparece en el Estatuto de 1815. De acuerdo con sus disposiciones, “todo
hombre libre, siempre que haya nacido y resida en el territorio del Estado, es Ciudadano”, pero no ejercería este derecho hasta
no tener 25 años o ser emancipado. Los extranjeros con más de cuatro años de residencia, que tuvieran alguna propiedad u
oficio útil y supieran leer y escribir podían también ser electores. Pero los españoles quedaban exceptuados hasta que los
derechos de estas Provincias fueran reconocidos en la península, salvo aquellos que obtuvieran carta de ciudadanía. En cuanto a
los negros, se los incluía en el rango de ciudadano si eran hijos de padres ingenuos. Pero también agregó el Estatuto, en cambio,
que esa calidad se suspendía “por ser doméstico asalariado, por no tener propiedad u oficia lucrativo y útil al País”, y por otras
causas.
Las mismas disposiciones fueron reproducidas en el Reglamento de 1817 y continuaron en vigor hasta que cada provincia
sancionó sus propias normas para el ejercicio del sufragio.
La Constitución de 1826 impuso restricciones análogas respecto de los que no supieran leer y escribir, los criados a sueldo, los
peones jornaleros y los notoriamente vagos. Fueron inútiles los esfuerzos que hicieron los federales para incluirlos.
Sin embargo, la provincia de Buenos Aires, por ley de 1821, ya había hecho prevalecer un criterio amplio: sería elector “todo
hombre libre, natural del país o avecindado en él, desde la edad de 20 años, o antes si fuere emancipado”. En las constituciones
provinciales se advierte, en la época anterior a 1853, una gran diversidad de soluciones.
Durante esa época anterior a la organización nacional, cualquiera fuese el régimen vigente, las elecciones congregaron muy
pocos votantes –con excepción del plebiscito de Rosas en 1835– y estuvieron siempre limitadas a los grupos superiores de la
sociedad, únicos que se interesaban en ellas y se creían habilitados para sufragar. Las costumbres políticas y la forma de realizar
las elecciones no eran propicias para el desarrollo de ese derecho que, por lo demás, era frecuentemente coartado por la
violencia.
La Constitución de 1853 no legisló sobre la ciudadanía. Solo dio al Congreso la facultad de dictar la ley correspondiente, y en
efecto éste la sancionó en 1857. En ella se otorgaba esa calidad a todos los argentinos (nativos, hijos de argentinos que optaran
por la nacionalidad de sus padres y naturalizados) mayores de 21 años o emancipados. Las restricciones a este derecho solo
derivaban de delitos o de incapacidad mental. Análogas normas fueron sancionadas en 1869, aunque la edad para ejercer los
derechos políticos fue rebajada entonces a los 18 años.
En la CN es ciudadano todo nacional, y es nacional todo ciudadano, emplea el término indistintamente en lo referido a los
Derechos Civiles. No sucede lo mismo con la ciudadanía política, ya que ciudadano es aquel nacional que en virtud de reunir este
requisito, está facultado por la ley para ejercer los Derechos políticos.
La adquisición de la misma en nuestro país rige por el criterio del ”Ius Soli”, ósea la adquieren automáticamente por el hecho de
nacer el territorio nacional. Esta es vitalicia, irrenunciable y puede ser suspendida.
 Nacionalidad por opción: es la posibilidad que tienen los hijos de nacionales nacidos en el extranjero de adquirir la
nacionalidad de sus padres.
 Nacionalidad por Autorización: es para el extranjero que cumpliendo con los requisitos establecidos por la ley, puede
adquirir la nacionalidad argentina.
Los sistemas electorales:
Los primeros gobiernos y los ensayos constitucionales idearon soluciones diversas para elegir a los representantes y otras
autoridades, cuando éstas últimas no surgieron de movimientos de fuerza. En varias ocasiones, esos regímenes electorales
fueron simples copias de los modelos europeos más conocidos.
Para designar a los integrantes de las Juntas Provisionales –con excepción de su presidente– la Orden de 1811 dispuso que en un
día determinado fueran convocados “todos los individuos del pueblo” en sus respectivos cuarteles a fin de nombrar a un elector.
Estos electores, a su vez, debían designar a los vocales de las Juntas. Este sistema fue reproducido en la proclama del 24 de
octubre de 1812, que organizó la Asamblea de 1813. El mismo sistema de elecciones de segundo grado fue impuesto por el
Estatuto de 1815 y el Reglamento de 1817.
Las constituciones de 1819 y 1826 no incluyeron normas sobre el régimen electoral.
La Constitución de 1853 tampoco impuso reglas para organizar el sufragio. Solo fijó las bases del sistema, disponiendo que los
diputados fueran elegidos “directamente por el pueblo de las provincias y de la Capital, que se consideran a ese fin como
distritos electorales de un solo Estado, y a simple pluralidad de sufragios”. Para nombrar al Presidente, en cambio, se designaría
de la misma manera una “junta de electores”. Estos últimos, a su vez, eran elegidos por las respectivas Legislaturas.
La primera ley (nº 75, de 1863) sancionada con el fin de reglamentar la emisión del voto establecía que en cada localidad, y en
épocas predeterminadas, debían concurrir los ciudadanos a inscribirse en el registro cívico, ante juntas calificadoras formadas
por el juez de paz y dos vecinos nombrados por los gobiernos locales. Los reclamos sobre inscripción o exclusión del registro una
vez resueltos por esa junta, eran susceptibles de apelación ante el juez federal. Los comicios debía constituirse en el atrio de la
iglesia parroquial o en los portales del juzgado, bajo la presidencia de un magistrado asistido por dos vecinos designados por
sorteo, a los cuales debían agregarse otros cuatro elegidos por los mismos ciudadanos al instalarse la mesa. Constituida ésta, se
procedía a recibir los votos de los inscriptos en el padrón, los cuales debían emitirse públicamente de palabra o por escrito, y por
el número de diputados o de electores fijados en la convocatoria. Cerrado el comicio, se procedía seguidamente a hacer el
escrutinio. Las características de este sistema eran la inscripción voluntaria en el registro, el voto público y la lista completa.
Este sistema fue perfeccionándose, sin variar en lo fundamental. Las reformas fundamentales se adoptaron en 1911 y 1912,
durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, a cuya influencia obedecieron. La ley 8130 encomendó a los jueces federales la
formación del padrón electoral, que debía hacerse sobre la base del registro de enrolamiento. Y la ley 8871, sancionada el 10 de
febrero de 1912, impuso el voto universal, secreto y obligatorio y el sistema de lista incompleta, de acuerdo con el cual cada
ciudadano debía votar solamente por los dos tercios del número a elegir. Estas últimas reformas consiguieron implantar un
verdadero régimen democrático al imponer padrones depurados, el secreto del voto y la representación de la primera minoría.
Luego de sancionadas, la UCR, que venía bregando por la libertad de sufragio, abandonó su actitud revolucionaria y consiguió el
triunfo en las elecciones de 1916.
Ese y otros partidos combatían las malas costumbres electorales que se habían impuesto desde el principio. La presión política,
el empleo de la fuerza, la compra de votos y el fraude en el escrutinio eran prácticas corrientes que aseguraban la continuidad
de los gobiernos, pero que siempre eran mal vistas por la opinión. Además los candidatos no surgían de las deliberaciones
partidarias sino que con frecuencia eran impuestos por los gobernadores o por los dirigentes políticos, como resultado de
preferencias individuales, acuerdos o combinaciones de toda índole.
La Ley Sáenz Peña produjo una mejora en nuestras costumbres electorales sin llegar a perfeccionarlas totalmente. Continuaron
las acusaciones de fraude, se sucedieron los hechos de violencia en las campañas anteriores al comicio, e incluso hubo denuncia
de alteración de sus resultados. En cuanto a los candidatos, su designación siguió dependiendo casi siempre de los jefes
partidistas o de los gobernantes.
Después de 1930 las sucesivas revoluciones interrumpieron el funcionamiento de ese sistema electoral, que volvió a regir con
análogas características al restablecerse en cada caso los poderes políticos de la Constitución. En 1947 la ley 13.010 acordó a las
mujeres mayores de 18 años el derecho de sufragio en igualdad con los hombres. En 1957 y 1963 se impuso, primero para la
elección e convencionales para el Congreso Constituyente y luego para todos los cargos electivos tanto nacionales como
provinciales, el sistema de representación proporcional, eliminando así la lista incompleta de la ley Sáenz Peña.
Los partidos políticos:
Los instrumentos de esa vida democrática fueron los partidos políticos. No cabe aquí recordar la historia de todos los grupos que
se sucedieron en las contiendas electorales e incluso en las luchas civiles. Solo corresponde señalar que en 1949 se dictó la
primera ley que reglamentó la existencia y el funcionamiento de esos partidos. Esta ley excluyó a los grupos que desconocieran
las normas constitucionales y legales, sustentaran principios ideológicos tendientes a alterar la paz social o estuvieran vinculados
a entidades internacionales. Un nuevo estatuto de los partidos fue impuesto por decreto-ley en 1956, posteriormente
modificado por otro decreto-ley de 1962, que exigió nuevamente el respeto a los principios democráticos y eliminó las
denominaciones personales y los núcleos de tendencias totalitarias. Otra ley orgánica fue publicada en 1964 y la vigente
actualmente en 1985, en la cual se creó el fondo partidario permanente. En la reforma del ’94 se les dedica el art. 38 que
expresa que son instituciones fundamentales del sistema democrático, garantiza su organización y funcionamiento democrático,
la representación de las minorías, la competencia para la elección de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la
información pública y a la difusión de sus ideas. Por otro lado el estado contribuirá al sostenimiento económico de sus
actividades y de la capacitación de sus dirigentes y exige a los partidos dar publicidad del origen y destino de sus fondos y
patrimonio.
La Iglesia y los principios constitucionales:
La separación de España y los acontecimientos revolucionarios produjeron serias perturbaciones en la Iglesia argentina. El clero
se dividió en grupos antagónicos que apoyaban o resistían el movimiento de Mayo o las tendencias predominantes; el renovado
y creciente regalismo fue sostenido por lo más notorios partidarios de la Ilustración, algunos de los cuales abandonaron sus
funciones religiosas para dedicarse a la actividad política; la falta de obispos y de relaciones con la Santa Sede creó un estado de
indisciplina y de desorden tanto en el clero secular como en los conventos; y por último las intromisiones y reformas
gubernativas contribuyeron también a la desorganización de la Iglesia. No faltaron, sin embargo, sacerdotes virtuosos y capaces
que trataron de conservar las buenas doctrinas y el orden eclesiástico, pero estos propósitos raras veces alcanzaron los
resultados perseguidos.
Esta situación perduró hasta que la Santa Sede fue nombrando obispos en San Juan, Buenos Aires y Córdoba. En la época de
organización nacional Urquiza trató de restablecer las dignidades eclesiásticas que habían quedado nuevamente sin titulares. A
fines de 1858 el Papa designó nuevos obispos en Salta, San Juan y Córdoba. Poco después el mismo gobierno consiguió que se
creara la diócesis del Litoral, con sede en Paraná (1860), para independizar a esa región el obispado bonaerense.
Realizada ya la unidad nacional definitiva, en 1865 se elevó a Buenos Aires a la categoría de arzobispado. Mucho más tarde, en
1897, se crearon las diócesis de La Plaza, Santa Fe y Tucumán, y en 1910 las de Catamarca y Corriente. Posteriormente se fueron
cerrando otros arzobispados y obispados, principalmente con la Ley 11.715 (1933).
las órdenes religiosas que ya existían –principalmente las de los franciscanos, dominicos y mercedarios– se agregaron entre
1837 y 1841 y luego a partir de 1860 la Compañía de Jesús, así como posteriormente los salesianos y muchísimas otras
congregaciones de sacerdotes y religiosas que aumentaron el número y la eficacia del clero argentino. Sin embargo, no dejaron
de aparecer tendencias que quebraron la unidad religiosa del país y hasta persiguieron enconadamente al catolicismo.
Había incoherencia entre disposiciones que proclamaban la libertad de culto y otras que mantenían al catolicismo en una
posición preeminente.
La cuestión religiosa fue, en realidad, la única que dio origen a debates al discutirse el proyecto constitucional de 1853. La
minoría quiso que se incluyera un artículo declarando –de acuerdo con los precedentes mencionados– que la religión católica
era la religión de Estado y única verdadera; se opuso a la libertad de cultos y a la supresión de los fueros eclesiásticos; y hasta
pretendió imponer la condición de católico para ejercer empleos públicos.
Estas aspiraciones no prosperaron. La Constitución definitiva afirmó que el Estado “sostiene” al catolicismo –expresión ambigua
que puede abarcar solamente los aspectos económicos o llegar a otorgarle una protección especial– y al mismo tiempo impuso
la libertad de culto para todos los habitantes del país. Además, establecía unilateralmente el patronato, sometiendo a la Iglesia a
la voluntad del Estado en el nombramiento de obispos, en el pase de las bulas pontificas y en la admisión de nuevas órdenes
religiosas. La Iglesia quedó así en una situación especial, que por un lado era de privilegio y por el otro de subordinación al
Estado.
La reforma de ’94 introdujo varios cambios importantes:
o Los Concordatos (acuerdos firmados entre el Estado y la Santa Sede) tienen jerarquía superior a las
leyes nacionales.
o Ya no se le exige al Presidente y Vice que sean católicos.

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