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Sobre la autora
–Yo no haría eso si fuera tú. Sal de ahí y mantén tus manos arriba
donde pueda verlas.
–Jodida perra. Piensas que eres mucho mejor que todos los que
están a tu alrededor, tratas a todo el mundo como basura. Dime, perra,
¿cómo ganas todo ese dinero que gastas en decoloraciones de mierda
y en tetas falsas?
–Si duermes con hombres para que te den dinero, eso te convierte
en una puta. Repite conmigo. Soy una puta.
–Más fuerte.
–Tócalas.
–¿Cuatro mil dólares? Vaya, vaya, eso es mucho para que lo gane
una puta como tú. ¿Por qué no abres esa boca de puta tuya y le
enseñas a ese buen hombre cómo ganaste todo ese dinero?
–Ábrela.
Mientras Jamie hacía eso, el hombre de cabello oscuro fue a por las
cajas de depósito.
Este banco no era tan listo como los otros. Las cajas de depósitos
que estaban vacías se dejaban abiertas con las llaves en la cerradura.
Hacía que fuera fácil saber cuáles usar. También eran 19
extremadamente fáciles de abrir. A parte de la cerradura básica y la
llave, las viejas cajas de depósito no estaban diseñadas para mantener
a la gente alejada, para eso estaban las puertas de la cámara acorazada.
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Capítulo 2
–He visto la forma en que me miras, guapo. Y creo que quieres esto
tanto como yo. De hecho, sé que lo quieres. 21
Jamie empujó su enorme pecho, palmeando su mano sin efecto, –
¡Estás jodidamente loco! ¡Sal de aquí!
–Desnúdate.
Jamie hizo lo que pudo para lanzarle una mirada enfadada por
encima de su hombro, –Estás jodidamente loco; ¿arriesgarlo todo por
un disfrute breve? Lo que tienes que hacer es salir de aquí antes de
que te atrapen.
–Lo dudo.
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Sus palabras casi fueron tragadas por el grito de Jamie cuando la
gran mano del hombre le dio un azote en el culo. El fuerte gritó
retumbó a través de la sala metálica y su culo ardió por el golpe. Jamie
hizo una mueca.
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–¡No! –Jadeó con los ojos ampliados y las fosas nasales hinchadas,
–¡No! ¡No hagas esto!
–Sé que sí, y me vas a suplicar por ello, o voy a parar ahora mismo
y a dejarte así para que los polis te encuentren. Me pregunto qué
pensarán de ello; tu bonito culito desnudo, tu ano rojo abriéndose y
cerrándose como una boca hambrienta. Quizás todos se turnen dentro
antes de soltarte.
–Pídemelo, Jamie.
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Finalmente jadeó, –¡P-por favor! ¡Déjame correrme!
Jamie suspiró de alivio cuando las bridas que ataban sus muñecas
y tobillos fueron cortadas y fue capaz de estirar sus piernas
acalambradas. Sin embargo, ese alivio duró poco, cuando sus manos
fueron atadas delante de él y fue alzado y tirado sobre el ancho
hombro del hombre como un saco de patatas.
–¿Mancha de mierda? Vaya, vaya, qué boca tienes. Creo que puedo
ocuparme de eso.
–Dios, te ves tan guapo con la boca llena. Y para que el otro lado no
se sienta solo, también tengo algo para ello.
Su otra mano se estiró entre las temblorosas piernas del chico para
acosar sus pegajosos genitales.
Podía escuchar las botas del ladrón de bancos saliendo del coche y
yendo a la parte de atrás, luego una profunda voz diciendo, –¿Bueno,
cómo está mi preciosa mercancía? Estoy seguro de que estás un poco 33
frustrado, pero no te preocupes, voy a cuidarte realmente bien…
Tocó al guardia-de-seguridad-convertido-en-ladrón-de-bancos
dormido con el pie con cuidado, pero no era necesario. Estaba
inconsciente y Jamie estaba en un garaje lleno de coches de huidas y
dos bolsas llenas de dinero.
Podría haber hecho una rápida huida y dejar al hombre grande
despertar con su fracaso. Se lo merecía, pero no era lo que Jamie
deseaba. Lo que realmente deseaba era enseñarle una lección al
bastardo arrogante.
Una lenta sonrisa malvada cruzó el rostro del bonito chico. Esto iba
a ser divertido…
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Capítulo 3
Estaba en un garaje, eso estaba claro, pero no era el típico taller.
Todos los coches estaban en diferentes estados de desmontaje.
Obviamente era un desguace clandestino.
Desmantelar los coches en piezas daba más dinero y era más difícil
de rastrear que venderlos enteros. Querían partes que fueran
necesarias y fáciles de vender, por lo que escogían los coches más
comunes para robar y desmantelar; Accords y Civics, Camrys y
Corollas. El Camry beige de 1998 de Jamie encajaba bien.
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Jamie se levantó con sus manos en las caderas, –Decidí que era el
momento de devolvértela.
–Creo que eso ha sido suficiente. Has tenido mucho tiempo para
hablar. Ahora me toca a mí.
Jamie había sido golpeado en las pelotas antes y sabía cómo era de
intenso el dolor, acalambrado bajo el abdomen, casi nauseabundo,
haciendo que quisieras acurrucarte en una bola y abrazarte hasta que
pasaba, nada de lo que el hombre grande podía hacer en ese momento.
Todo lo que podía hacer era tirar de sus muñecas y esperar más dolor.
Jamie casi sentía pena por él. Casi.
–Voy a castigar a tu sucio saco y esa sucia polla tuya hasta que te
disculpes como el niñito muy, muy apenado que vas a ser.
Era casi absurdo llamar al gigante peludo y musculoso que tenía
atado y amordazado a sus pies “niñito” pero era bastante divertido ver
la sorpresa e indignación en su hermoso rostro amordazado.
Apretó sus bolas una última vez y la respiración del hombre salió
en una exhalación apresurada, y entonces, mientras no lo esperaba,
Jamie mordió la cabeza de su polla justo bajo la cabeza, pellizcando
cruelmente el lugar increíblemente sensible con sus dientes y
disfrutando del ahogado grito de dolor. Retorció la piel, dejando un
morado y luego se apartó, soltando los genitales del hombre.
–Bien entonces, vas a tener que ganártelo usando bien esa lengua
sucia que tienes.
Con más autocontrol del que pensaba que tenía, se echó para
delante, rompiendo el sello que su culo había hecho con los labios del
hombre con un sonido indecente y se levantó tembloroso.
El hombre, atado y estirado bajo él, casi se corrió siete veces, sólo
para serle negado cuando más lo necesitaba. Sus pelotas estaban casi
moradas ahora.
Las cejas de Jamie se alzaron en sorpresa, –¿Es por eso por lo que
crees que te estoy castigando?
–¡No estaba bien! Mis planes son perfectos por una razón, porque
tú y yo nos ceñimos a ellos. Cada minuto de tiempo está estrictamente
planeado, ¡porque las cosas no siempre van según el plan cuando
tratas con otras personas! Las personas son la variable impredecible.
Y para que conste, empezaste el robo veinte minutos antes; el banco
ni siquiera estaba cerrado, ¡todavía había clientes! ¿En qué demonios
estabas pensando?
–Esa jodida puta rubia necesitaba una lección de modales. Cada
vez que entraba, ¿la forma en que te hablaba? Insultando y
despreciándote una y otra y otra vez. No podía soportarlo.
Los dedos desnudos de sus pies presionaron las pelotas del otro
hombre amenazadoramente, presionando con el tercio anterior del
pie.
–¿Y la porra?
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Suspiró y se echó atrás, su cabeza encajando perfectamente bajo la
barbilla de Vince. Examinó a su amante en el espejo. El hombre más
grande tenía morados en su frente, su rostro estaba rojo y ligeramente
hinchado donde le había abofeteado y Jamie sabía que su polla y
pelotas tenían que estar matándolo. Se sentía mal por él. Casi.
Todavía estaba un poco enfadado por la porra. Y por ser metido en el
maletero como una maleta.
Casi una docena de robos a bancos más tarde, eran más que ricos,
pero esas ganancias habían sido increíblemente difíciles de
transportar y de convertir en efectivo que se pudiera usar.
FIN
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CRÉDITOS
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