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BLOQUE I Literatura Hispanoamericana Colonial

LITERATURA COLONIAL
o El impacto de la Conquista: las Crónicas de Indias.

 El año 1492 inaugura una nueva era para la civilización occidental. El


descubrimiento de América ofrece un inmenso campo de acción a la expansión
económica y espiritual de Europa y, sobre todo, de España.
Desde el primer viaje de Cristóbal Colón hasta la conquista de México
transcurren varios años. La expedición de Hernán Cortés parte de Cuba en
1519 y llega a México- Tenochtitlán, donde es acogido con toda solemnidad por
Moctezuma y su corte. Los acontecimientos sucesivos ( pongo solo algunos): la
destrucción llevada a cabo en la ciudad, en ausencia de Cortés, la fuga de la
capital, el intento de reconquistarla o la muerte de Moctezuma; son sucesos
que prolongan el período de organización del poder español en el territorio
mexicano. Hacia febrero de 1513 se habían reducido todos los focos de
resistencia indígena y se inicia el período de expansión territorial: Honduras,
California, Guatemala; Vasco Núñez de Balboa descubre el océano Pacífico en
septiembre de 1513, primer paso para la conquista del imperio incaico; se
descubren y conquistan nuevas tierras en el interior del continente y a lo largo
de las costas del Pacífico. En poco más de treinta años, de 1519 a 1550, los
españoles impusieron su dominio sobre millones de kilómetros de tierras, de
climatología diversa y poblaciones y culturas diferentes.
La llegada de los españoles acabó con el desarrollo de las grandes
civilizaciones precolombinas, provocando la muerte o realizando destrucciones
en el campo artístico y literario. pasado el período más agitado, la presencia
indígena no tardó en manifestarse en todas las expresiones de la época
colonial.
Los religiosos presentes en los viajes del descubrimiento y en sucesivas
empresas, fueron los grandes difusores y conservadores de la cultura indígena.
La participación de la Iglesia oficial , en virtud de las bulas de Alejandro VI y
Julio II, fue mínima. Fueron las órdenes religiosas las que emprendieron una
actividad cultural eficaz, dedicándose al estudio, a la transmisión de obras y a
la formación intelectual de la sociedad con la que entraron en contacto.
Las primeras universidades, fundadas sobre colegios, fueron la Universidad de
Santo Tomás, en Santo Domingo, y una segunda en 1540, la de Santiago de La
Paz. Fundadas por la Corona: la Universidad de México y San Marcos de Lima,
en 1551. Más tarde se fundan muchas más en Guatemala, La Habana,
Caracas, Bogotá, Quito, etcétera. Calcaron la estructura de las universidades
de Salamanca y Alcalá.
 La implantación de la imprenta fue bastante rápida. Los libros provenían de
España, pero con limitaciones y prohibiciones, sobre todo, en los libros de
caballería y los romances, que pese a las prohibiciones fueron
contrabandeados. Sólo tenían libre paso los que se referían a la religión
cristiana. En 1550, Carlos V hacía obligatoria en las listas de libros dirigidas a
las Indias la indicación de los títulos y descubrimientos realizados en archivos
dan prueba de un floreciente comercio, sobre todo del Quijote, comedias de
Lope de Vega, libros de caballería y romances.

La Casa Cromberger, de Sevilla, mantuvo durante muchos años el monopolio


de distribución de libros en la Nueva España. el hijo de Jacobo Cromberger,
Juan, se asoció con Giovanni Paoli para establecer la primera imprenta en la
capital mexicana; Paoli obtuvo del arzobispo Zumárraga el privilegio de vender
las cartillas, otros materiales impresos y libros con total ganancia.. Otro italiano,
Antonio Ricardi, inaugura una nueva imprenta en la capital mexicana y más
tarde en la capital de Perú.

El primer libro impreso en México fue un texto piadoso, La escala espiritual


para llegar al cielo, de 1535. El primero editado en Perú fue la Doctrina
Cristiana o Catecismo para instrucción de los indios y de las demás personas.

Fueron muchas las consecuencias positivas de la introducción de la imprenta


en América; se editaron alrededor de quince mil obras entre México, Lima,
Bogotá y otros centros americanos.

Respecto a las primeras crónicas del descubrimiento, la literatura


hispanoamericana comienza con un escritor no español, Cristóbal Colón. Sus
primeros documentos en castellano fueron el Diario de a bordo y las cartas del
descubrimiento a los Reyes Católicos referidos al Nuevo Mundo. Estos escritos
dan origen a una literatura floreciente como los relatos de viaje de Américo
Vespucio, y a medida que avanza la conquista, hará nacer en España la
literatura histórica y jurídica.

A partir de Colón la literatura de tema americano se caracteriza por el estupor y


el entusiasmo. La prosa de Colón se impone por su abierta sencillez del
hombre que no tiene trato con las letras. El Diario del primer viaje fue
conservado por Bartolomé de las Casas, parafraseándolo y resumiéndolo, pero
también reproduciéndolo literalmente, dando motivo para apreciar la naturaleza
que deja traslucir el choque con una atmósfera maravillosa, de orígenes del
mundo, con la que se encontraron los primeros hombres que llegaron a las
Indias Occidentales. Los influjos de la Biblia dan rienda suelta a la fantasía,
haciendo que se crea en un paraíso terrenal ante sus ojos; la vegetación, los
árboles negros de tan frondosos, la fertilidad de la tierra, los habitantes y su
costumbre de andar desnudos. Para Colón no existe mejor tierra ni mejor
gente.

Es una visión idílica, manifiestamente irreal de América que, sin embargo,


acabó por fijar para siempre en la fantasía europea una imagen sugestiva
imborrable. En el siglo XVIII la literatura americanista francesa desarrollará
temas colombinos sobre la naturaleza y el "buen salvaje".

El descubrimiento de América pone en marcha toda una literatura de


investigación y de descripciones, obra de religiosos, que florece en las décadas
iniciales de la conquista: descripción de la flora de las Antillas por Diego
Álvarez Chanca o los ritos, religión y antigüedades de los indígenas de La
Española por el fraile Jerónimo Ramón Pané.

El mito del buen salvaje se liga muy pronto al de la degeneración racial. La


visión idílica del hombre americano fue muy pronto modificada por la realidad,
con el sometimiento de las poblaciones indígenas. El propio almirante a su
regreso al fuerte de Navidad y encontrando a la guarnición española que lo
ocupaba masacrada, puso en práctica medidas represivas.

Las bulas de Alejandro VI y las donaciones de los décimos a los Reyes


Católicos transforman en una especie de cruzada la empresa del
descubrimiento y colonización. Las injusticias provocan la intervención de las
órdenes conventuales y de los jesuitas para proteger a las poblaciones
conquistadas; los religiosos se oponen a la violencia y a los abusos de los
conquistadores. entre los primeros que se opusieron a la situación se cuentan
los dominicos, llegados a Santo Domingo en 1510. Pero algunas veces el celo
religioso termina con formalidades grotescas como el "requerimiento", donde el
comandante de las tropas conquistadoras, después de una corta arenga, que
ninguno de los indígenas estaba en condiciones de entender, debía pedir a
estos que reconociesen a la Iglesia Católica y aceptaran la soberanía del rey
de España, tras lo cual se les aplicaría un tratamiento pacífico.

El sueño utópico de igualdad entre conquistadores y conquistados fue por lo


que combatió fray Bartolomé de las Casas, de empeño misionero. Fue
conquistador él mismo, participando en las empresas de la conquista, y
retirándose más tarde a La Española, atormentado por los problemas de
conciencia que la condición de encomendero le suscitaba a la vista de la
situación de los indios. Tras el sermón apocalíptico del dominico fray Antonio
Montesinos contra los encomenderos, renunció a sus propios bienes y se
dedicó al sacerdocio con los dominicos y con ellos hizo campaña en favor de
los indios. Llegará a defender los derechos de los indígenas ante Carlos V y el
Consejo de Indias. Fue llamado "Apóstol de los indios" y el emperador lo
reconoció procurador oficial de los mismos. Dedicó cincuenta y dos años de su
vida a la defensa de los indios, apoyándola con escritos como la Brevísima
relación de la destrucción de las Indias, que levantó mucha polvareda, fue la
base primera de la leyenda negra sobre las atrocidades españolas en América,
difundida interesadamente por las naciones rivales como Países Bajos,
Inglaterra y Francia. En su obra la Historia de las Indias, demuestra su seriedad
y preparación como historiador, obra meticulosa, con claridad en muchos de
sus juicios, algunas partes son fatigosas para la lectura pero animada por una
excepcional polémica y una fina psicología. Los españoles son para él la
encarnación del espíritu del mal y los indios representan la inocencia y la
bondad.

El descubrimiento y conquista de México inaugura el capítulo épico de la


conquista en el ámbito literario a través de la crónica. En muchas ocasiones no
será el literato de profesión el que escriba, sino el soldado o el aventurero. Esa
falta de profesionalismo literario da a estas obras un tono de ingenuidad y
frescura conservadas en el tiempo.
Hernán Cortés, primero de los escritores que trataron la conquista de México.
Venido de Extremadura, participó también en la conquista de Cuba, siendo
nombrado jefe de la expedición para dirigirse a las costas mexicanas. Describe
este mundo en las cinco Cartas de relación enviadas al emperador Carlos V. En
estas Cartas expone la visión del guerrero y el político, no se resiste a las
maravillas descubiertas pero las observa desde fuera, más atraído por las
apariencias que por la dimensión real de su cultura. Se le acusó de actuar con
frialdad y no comprendió el drama del que fue actor principal, ni la inexplicable
pasividad del mundo azteca ante él y ante su gente, tomados en el primer
momento por dioses. En la segunda Relación se refiere con curiosidad y casi
con humor a la entrevista con Moctezuma.

Bernal Díaz del Castillo, uno de los soldados de Cortés en la conquista de


México, quiso hacer oír su propia voz sobre este hecho. A él pertenece la
Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, donde quiere rescatar
en su obra el heroísmo y la abnegación de los soldados y de todos los que
intervinieron en la conquista, y su propia participación. No resta méritos a la
actuación de Cortés y defiende la idea de que los soldados tenían plena
conciencia de la situación y de los hechos.

Gonzalo Fernández de Oviedo, primer cronista oficial de las Indias. Residió


en América muchos años como cronista general, y como tal recibía de los
conquistadores y gobernadores las relaciones de sus empresas, y es posible
que se sirviera de ellas para la redacción de la Historia General y Natural de
las Indias, Islas y Tierra firme del Mar Océano. Fue un autor original y atento,
se vale de la observación directa de las cosas y de una documentación
"científica". Da con la forma de legitimar la posesión española de las Indias:
Dios quiere que el imperio universal católico de Carlos V desempeñe una
misión ordenadora en el mundo americano constituido por seres inferiores
cargados con todos los vicios y taras, son criaturas demoníacas entregadas a
la idolatría, a la que solo la religión católica y la espada española estaban en
condiciones de rescatar.

Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en sus Naufragios describe sus novelescas


aventuras entre los indios de las orillas del Mississippi, donde naufragó tras la
desgraciada expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida. Es un relato
autobiográfico donde el protagonista es el propio escritor.

La entrega con que los misioneros se dedicaron al estudio de las civilizaciones


indígenas se refleja en una serie de obras de interés fundamental que
abarcaron todos los campos, lengua, etnografía, historia, religión y cultura. Los
religiosos compilaron gramáticas y vocabularios de diferentes idiomas. La
Historia de los Indios de la Nueva España de fray Toribio de Benavente se
describe la religión y las costumbres del mundo náhuatl; el padre Diego Durán
escribe la Historia de las Indias de Nueva España; pero la de mayor relieve fue
la Historia General de las cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de
Sahagún, auténtica enciclopedia del mundo mexicano, se le debe a él haber
salvado y transmitido el tesoro de la literatura náhuatl, que de otro modo
hubiera desaparecido.

Algunos cronistas del Perú y otros cronistas regionales:

- Pedro Cieza de León: Historia del Perú. Sobre la fantástica y trágica aventura
de Francisco Pizarro y su familia. Rica en valores artísticos y con rigor histórico.

- Agustín de Zárate: Historia del descubrimiento y conquista del Perú.

- Francisco López de Jerez: La Verdadera relación de la conquista del Perú y


provincia del Cuzco.

- Juan de Cárdenas: Tratado del Descubrimiento de las Indias.

- Pedro de Valdivia: las Cartas. Sobre la conquista de Chile.

LA VOZ DE LOS NATIVOS

También los nativos escribieron acerca de su mundo. Puede afirmarse que la


lit. hispan. propiamente dicha comienza con los escritos de los nativos en la
lengua importada, el castellano, pero también en las lenguas indígenas. Desde
el punto de vista de la creación literaria, Garcilaso de la Vega, el Inca es la
figura de mayor relieve de este primer período "nativista" de la lit. hispan. de la
época colonial. Es importante centrar nuestra atención en comprender el
significado de la posición de los vencidos ante los vencedores, que es, ni más
ni menos, la repetición de actitudes recurrentes en los grandes dramas
nacionales que toda conquista armada determina. Tres son las grandes zonas
de la memoria indígena relativa a la conquista española, que se corresponden
con las tres áreas culturales y políticas de mayor importancia del mundo
americano: azteca, maya e inca. La memoria maya refiere los hechos que
llevaron a los españoles a la conquista de Yucatán y de los territorios que
forman actualmente parte de Guatemala y El Salvador. La memoria quechua de
la conquista está documentada por la Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno
de Poma de Ayala, escrita en castellano. En los testimonios incaicos referidos a
la conquista se encuentra por doquiera un acusado desprecio por la avidez de
los conquistadores, a los que durante algún tiempo se les consideró dioses.
Los términos oro y plata aparecen obsesivamente como símbolos negativos en
la crónica indígena.

El Inca Garcilaso de la Vega fue el primer gran prosista hispanoamericano.


Este hombre experimentó el contraste surgido entre dos mundos diferentes, el
español y el indígena, que trató en vano de resolver durante toda su vida, era
hijo de un conquistador de la expedición de Pizarro y de una prima de
Atahualpa. Su biblioteca atesora textos del Renacimiento, clásicos griegos y
latinos y emprende la traducción del italiano de los Diálogos de amor de León
Hebreo, es el testimonio de la adhesión de Garcilaso al mundo refinado de la
filosofía neoplatónica, un mundo de armonía que seguramente representaba
para este hombre decepcionado y atormentado un lugar de paz en que poder
refugiarse.

La fama de Garcilaso se basa fundamentalmente en los Comentarios reales de


los Incas. Es una grandiosa introducción a la historia de la conquista española
y de las guerras civiles que la siguieron. En la primera parte, con polémicas
ásperas, trata el origen de los Incas y la sociedad incaica, hábitos, ceremonias,
costumbres y normas y las empresas de la conquista. En la actualidad lo que
más llama la atención del libro es la gracia, el interés de la narración, la
sinceridad con la que intenta documentar los hechos, la entrega con que revive
un mundo tan lejano en el tiempo. La seguridad con la que maneja las fuentes,
la agilidad con que cita en su apoyo o refuta las afirmaciones de Gomara,
Acosta, y otros escritores de Indias, es prueba de la seriedad del cronista. Es
heredero de una civilización extinguida de la que se siente orgulloso y a la que
pone en un plano de igualdad con la hispánica.

o La Poesía Épica Hispanoamericana: Alonso de Ercilla.

El romancero español, en tierras indígenas, en poder de los descubridores y


conquistadores, tanto soldado, capitán o comerciante, recuerdos de su ciudad
natal, encontró la manera de adaptarse a los acontecimientos de los que fueron
protagonistas. El romance tradicional acabó siendo el vehículo idóneo para
expresar la sensibilidad de los nuevos grupos humanos surgidos en América.
Los acontecimientos americanos favorecieron la creación de nuevos romances,
la Araucana de Ercilla, inspiró muchos romances populares. Pero el copioso
romancero tradicional que se había difundido en diferentes épocas en América
cayeron en el olvido, tanto los romances históricos, que cantaban héroes y
empresas que nada significaban ya para la población americana, como los que
trataban del amor y de aventuras de galantería cortés, en cambio habían
sobrevivido los romances que trataban de temas de mayor interés, violentos o
sensuales, y algunos de tema bíblico y devoto.
La obra de Ercilla, único gran poema épico originado por la conquista
americana, surgido de la realidad americana, profundamente impregnada de
ella. Alonso de Ercilla, hombre de cultura discreta, llevado por la suerte a tomar
parte en la conquista de la Araucania, es escritor gracias a esta experiencia
americana. Poeta protegido de Carlos V y Felipe II, sintió curiosidad por
América y acabó viajando al Nuevo Mundo. Su preocupación por su obra fue
mantenerse fiel a los hechos como empeño realista. Trataba de componer una
crónica rimada de los acontecimientos. En su obra se advierte que tanto Virgilio
como la Biblia le resultaban familiares, y poetas italianos como Dante ,
Boccaccio , Sannazaro o Petrarca. Ercilla refleja un texto preocupado por la
verdad histórica, casi sin concesiones al tema amoroso, ajenos a
complacencias escabrosas, dominado por el espíritu religioso, y con una
seriedad de intenciones que no se encuentran en ningún otro poema épico. La
actitud del poeta es la de un español que se siente atraído por el mundo
americano, pero no olvida su propio origen, el de ser español. Por ello, exalta el
comportamiento de sus compatriotas como el sentido del honor y la justicia. Si
bien se siente profundamente impresionado por la heroica resistencia del
enemigo. Aunque reclama un trato humano y justo para los araucanos, está
muy lejos de desear de ellos otro destino que no sea entrar a formar parte del
imperio universal hispánico. Se muestra como observador atento, capta la nota
marina: tempestades, islas, llanuras... pero más que por el paisaje, se siente
atraído por el hombre en sí, la humanidad, el culto que rinde a la justicia, el
patriotismo y el valor de los vencidos. Ercilla da al tema de la conquista un nuevo significado y
vida nueva en el mundo americano, siguiendo la misma línea adoptada por Garcilaso con
respecto a la tragedia de los incas y de los propios conquistadores.

o La Lírica renacentista hispanoamericana: el códice Flores de baria poesía.

El espíritu del Renacimiento informa las primeras manifestaciones de la lit. hisp.


y el italianismo en él implícito que se difundió también por América. En 1577
una importante antología, Flores de Varia poesía, reúne a poetas españoles y
novohispanos: Herrera, Cetina, Figueroa, Hurtado de Mendoza.
o El teatro hispanoamericano en el siglo XVI: Fernán González Eslava. El
Bosque Divino, donde Dios tiene sus aves y animales

En la América colonial fue intensa la actividad teatral, sobre todo al servicio de


la Iglesia para evangelizar a los indígenas. Los misioneros aprovechan para
injertar en él su programa religioso, Utilizaba amplios escenarios naturales,
plasticidad de los elementos expresivos, el vigor primitivo de las imágenes, el
canto y la danza, con un pronunciado simbolismo y alegoría; la propia Sor
Juana Inés de la Cruz recurrió a tales características.
El teatro misionero representa un capítulo importante de la dramaturgia
colonial, fue la síntesis de dos tradiciones dramáticas: la europea en cuanto al
tema y propósito e indígena en cuanto a la forma y lenguaje.
Así surgió un teatro mestizo, que se difundió y popularizó entre las
muchedumbres indígenas. Las primeras manifestaciones en torno a este teatro
nos describe las fiestas para el Corpus Cristi y San Juan.
El último decenio del teatro, superado el período de evangelización, coincidió
con el surgimiento de otro tipo de teatro, siempre religioso, pero de carácter
didáctico y sin el menor contacto del mundo indígena. Se trata del teatro
jesuítico, destinado a los colegios que los religiosos iban fundando en el resto
del continente americano. La lengua era el latín o el castellano. Se
caracterizaban por lo selecto del lenguaje y por la pesadez alegórica, pero su
influencia fue sumamente escasa. entre las representaciones con más
aplausos estuvo el Triunfo de los Santos, obra plagada de alegorías.
La sociedad americana manifestaba sus preferencias y sensibilidad propia en
el teatro. El teatro criollo fue el verdadero teatro de la época colonial, surgido
para divertir o para ofrecer ejemplos moralizadores a la clase dominante, pero
que pronto despertó interés en el pueblo, en principio con obras de territorio
peninsular y más tarde con obras de autores locales que tenían a su cargo
autores como Eslava y Sor Juana.
Eslava fue una de las autoridades dramáticas de mayor interés, español,
llegado a México y profundamente identificado con el país de residencia.
Alcanzaron fama el Entremés entre dos rufianes y varios de los dieciséis
Coloquios espirituales y sacramentales. Su teatro está cargado de recursos
alegóricos y nunca pierde el interés, con más de un género poético. Lo
precedieron otros representantes del teatro pero de escaso relieve si los
comparamos con Juan Ruiz de Alarcón, dramaturgo mexicano que realiza toda
su obra en España , aunque su exclusión de la historia lit. hispan. parecería
injustificada. Emprendió una contienda con Lope de Vega y Quevedo y otros
amigos, que no le ahorran feroces sátiras. Fue blanco de burlas de sus
contemporáneos por su figura poco atractiva y su supuesta forma de hablar.
Pero , por lo que respecta al arte, fue una auténtica sorpresa, el revolucionario
que sacó al teatro español de la repetitividad que amenazaba con ahogarlo. Su
teatro era algo verídico, era el reflejo directo de la vida, una ocasión para
estudiar la intimidad del hombre. Con él, la "comedia de capa y espada" cede el
paso a la comedia de "costumbres".
Con la aparición de Sor Juana Inés de la Cruz el teatro criollo colonial
encuentra su mejor expresión. Su repertorio está constituido por dos comedias
y tres autos sacramentales, además de numerosos villancicos y letras
sagradas. Con delicada sensibilidad, sus obras fueron la mayoría encargadas
para solemnizar determinadas fechas religiosas o civiles. Pero esto no impide
que infunda a sus creaciones un sincero entusiasmo, manifestar su propia
complejidad espiritual y verdadera inspiración, al tiempo que demuestra un
perfecto conocimiento del oficio. Sintió el teatro del mismo modo que la poesía.
Su logro más importante fue Los empeños de una casa, representada en
México, con ciertas influencias de Lope y Calderón, en ella trata el tema del
amor y refleja una sociedad refinada; posterior a esta Amor es más laberinto,
donde afirma que es realmente noble quien se eleva con la bondad de sus
acciones.

o La poesía del Barroco de Indias Sor Juana Inés de la Cruz. Inundación


Castálida.

Tanto la poesía épica como la lírica están dominadas en el siglo XVII y parte del
siguiente por la tendencia culterana, Quevedo y sus Sueños, esta obra penetra
en América profundamente en la problemática existencial de gran parte de la lit.
hisp., en la poesía del siglo XX, de Borges, Neruda, y en la narrativa.
Góngora fue el modelo más seguido. Se advierte una admiración profunda en
el canto a Góngora de Espinosa Medrano, por la inteligencia creadora, por la
belleza y la gracia, fruto de un exquisito poder de invención.
La poesía épica la representa las obras de Bernardo de Balbuena, El Bernardo
o la Victoria de Roncesvalles, en esta obra afirma su adhesión al mundo de
Ariosto, Virgilio, Homero y Ovidio, el vínculo con los Amadises y con los
Palmerines. Hace comparaciones directas entre sus personajes y los héroes
homéricos. Y la otra es la Grandeza Mexicana su obra más sentida, en el
poema, la capital de la Nueva España es una ciudad encantada que rivaliza
con las ciudades orientales más famosas, Babilonia, Bagdad, y con las
europeas.
En la poesía lírica, el Barroco se afirma y florece en los dos centros de la
cultura americana, México y Perú, pero también en centros menores.
En este siglo, Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, sor Juana, es la
personalidad más destacada del Barroco, y junto con el Inca Garcilaso, Ercilla,
Oña, Balbuena y su contemporáneo, Juan del Valle y Caviedes, un clásico de
las letras de la Colonia.
De precoz inteligencia, desde comienzos se manifestó la vocación de sor
Juana por la poesía. La fama de su habilidad volaba por la capital de la Nueva
España. Y se convirtió en el centro de atención de la corte virreinal.
Una de sus numerosas obra es la Respuesta a sor Filotea, primer documento
feminista de primerísimo orden donde proclama con ardor el derecho de la
mujer al estudio, explica su sed de conocimiento y denuncia con amargura la
realidad de la situación. Fue una obra que dio lugar a comentarios críticos.
Los últimos años de su vida dan a la figura de sor Juana una nota
intensamente humana: en ella se hace sentir un nuevo espíritu que preanuncia
nuevos tiempos. La poesía es su género literario preferido, en ella atesora toda
la experiencia poética del Siglo de Oro, del Barroco y del Renacimiento. Sus
preferencias van de Fray Luis de León, a Góngora, Garcilaso, Quevedo, Lope y
Calderón, aunque es Góngora el que influyó de manera más honda en la
poesía de la religiosa en cuanto a técnica y gusto; ejemplo significativo es el
romance en el cual "Pinta la proporción hermosa de la Excelentísima Señora
Condesa de Paredes" en elegantes versos esdrújulos.
Su poesía toca el tema amoroso, ocasional o de circunstancias y el ámbito
filosófico y religioso. Compone alta poesía incluso en los numerosos villancicos
y letras sacras. se trata de composiciones lírico-dramáticas de carácter
religioso, interesantes por los datos que ofrecen, en varios pasajes, de la vida
colonial y por la documentación lingüística acerca del variado elemento popular
mexicano de la época.
La revalorización de Góngora y del Barroco en el siglo XX alcanza también a la
obra de sor Juana.
Otro poeta barroco destacable será Juan del Valle y Caviedes, considerado
mayor poeta peruano del siglo XVII, autor de sátiras hirientes contra la
sociedad de su tiempo. Llegó muy joven a Lima; fue la voz más importante y
audaz en la denuncia y dura censura de las costumbres. Se presenta en su
obra muy afín al Quevedo satírico del que fue lector apasionado. Caviedes
reprochaba a la sociedad limeña la suficiencia, la presunción, la superficialidad,
la incompetencia, la charlatanería de la que los mayores culpables eran los que
debían servir de guía y ejemplo: médicos, religiosos, hombres de gobierno.
Numerosos pasajes de su obra atestiguan su interés por la ciencia, y no cabe
duda alguna de que en ella veía el remedio contra los males de la humanidad.
Lo demuestra la serie de sátiras contra los médicos en el Diente del Parnaso.
En las "Salvedades" a los Doctos de Chafalonia Caviedes manifiesta una visión
completamente "desengañada" de los méritos de la cultura oficial, cuyos
íntimos mecanismos denuncia con amargura y procede a la convicción de que
el intelecto es el único valor, ya que no proviene de los hombres, no está
sometido a las servidumbres de la vida y ofrece una felicidad que nadie puede
negar. Su poesía no solo reviste acentos de seriedad, también presenta tonos
humorísticos, como ejemplo el poema " A mi muerte próxima"; o composiciones
de tema amoroso como el romance " Catalina de mis ojos".
La independencia del poeta, en la estela del gongorismo y el conceptismo,
redunda en resultados extraordinarios de originalidad, sobre todo en su actitud
desenfadada e inconformista. En sus versos hay frescura, aportaciones
populares y americanismos, que según Reedy, contribuyen a la mordacidad de
un lenguaje intencionalmente tosco.

o La prosa hispanoamericana colonial y la creación de un discurso criollo: Don


Carlos de Sigüenza y Góngora. Infortunios de Alonso Ramírez

La narrativa fue un género con escaso desarrollo teatral. Algunos autores


sitúan su origen en la obra de Bernál Díaz del Castillo y en los Comentarios
Reales del Inca Garcilaso. Se culpó de esta escasez a la serie de prohibiciones
reales de introducir en América libros de creación fantástica por el mal moral
que podían hacer a los jóvenes, a las mujeres y a los indígenas. Pero esto no
queda justificado ya que existía un notable contrabando y la imprenta de
Cromberger obtuvo el monopolio del comercio de libros en México.

El primer documento narrativo de importancia para el género específico fue El


Carnero, del colombiano Juan Rodríguez Freyle. Es una serie interesante de
cuadros de la vida local, con aventuras escándalos y delitos. También presenta
interés la Miscelánea Austral, novela pastoril, de Diego Dávalos y Figueroa.
otras de las obras importantes del obispo Balbuena fue El Siglo de Oro, se
refiere a ese gran modelo de la época que fue la Arcadia de Sannazaro, con un
mudo delicado de ninfas y pastores, artificioso e irreal. Menos cargado de
estructuras a la moda es el libro De la naturaleza del Indio del obispo de
México Juan de Palafox y Mendoza, dedicado a mostrar la naturaleza
bondadosa, virtuosa y fiel de los aborígenes.

La narrativa de la época colonial concluye con los Infortunios que Alonso


Ramírez padeció en poder de los ingleses del mexicano Carlos de Sigüenza y
Góngora. En el libro se descubre una clara intención novelesca que ninguno
de los autores que lo precedieron denunciaba abiertamente; esta intención se
observa en la estructura y en la disposición de los materiales narrativos. La
novela picaresca española influyó sobre la técnica de los Infortunios, en la
medida en que el relato se hace en primera persona. La cautividad de Alonso
en poder de los ingleses, hasta el momento de la liberación, se presenta como
un auténtico argumento de novela de aventuras; la exposición de los hechos se
realiza con un tono notablemente dramático que demuestra conocimiento de la
psicología del lector. Esta novela es una elegía a la grandeza hispánica, en un
período particularmente crítico para la historia de la Nueva España que
enfrenta graves problemas internos y externos.

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