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Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 1

CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

Capítulo 4
MODELOS ATÓMICOS

"El espacio puro es vacío. En este


vacío no existe altura, ni base ni
centro, pero es el espacio físico en el
que los átomos se mueven, se acercan
y se alejan. [...] Los átomos son los
elementos indivisibles de la materia,
entidades últimas del universo, eternos
e infinitos en número. Los fenómenos
se edifican sobre estas entidades
últimas y mantienen las propiedades
Demócrito de Abdera primarias de tamaño y forma y en esta
(el filósofo que ríe) condición son reales y pueden ser
 460-370 AC conocidos por medio de los sentidos."
(Fuente: Internet)

¿De qué y cómo está hecha la materia? Es una pregunta que ha inquietado a la humanidad desde
tiempos remotos. En Grecia Clásica se acuñó el vocablo arché o arjé para designar el “comienzo
del universo”, “primer elemento de todas las cosas” o “razón primordial originaria” distinta a la
creación por los dioses. De allí el término arquetipo que significa “modelo original y primario o
punto de partida”. Los filósofos presocráticos señalaron diferentes archés, de los cuales el átomo
de Demócrito adquirió una connotación científica en la física de inicios del siglo XX. No
obstante, aunque el significado etimológico del vocablo átomo es “sin partes”, y por lo tanto
“elemento indivisible”, los físicos encontraron que los elementos fundamentales de la materia
tienen una estructura constituida por partículas más elementales que, consideradas
individualmente, no conforman un átomo. La manera de articular tales partículas dio lugar a
diferentes modelos atómicos, de los cuales el modelo planetario de Niels Bohr fue finalmente
aceptado durante la etapa denominada Física Moderna, como analizaremos a continuación.

4.1 PASOS PRELIMINARES

Los rayos catódicos

La contribución más significativa que se le reconoce actualmente a la Electrodinámica de


Maxwell es el haber permitido dilucidar la naturaleza electromagnética, tanto de la materia como
de la luz, lo que ocurrió, no sin polémica, a finales del siglo XIX.

En 1884, el químico sueco Svante August Arrhenius (1859-1927, premio Nóbel de química 1903)
presentó su Teoría de disociación iónica como tesis doctoral, en la que aportó una explicación
satisfactoria del descenso en el punto de congelación del agua, cuando tenía sustancias
conductoras de electricidad en solución (electrolitos). Sin embargo, esta teoría no fue acogida con
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entusiasmo, porque los químicos abrazaban, desde el siglo anterior, la doctrina de que los átomos
carecían de propiedades específicas, eran indestructibles e inmutables. La Teoría de disociación
iónica le atribuía a los átomos la propiedad de carga eléctrica, lo cual significaba que podían
tener estructura.

No obstante, la idea de estructura atómica caracterizada por distribuciones específicas de carga y


de masa terminó abriéndose paso, unos años después, apoyada en los resultados de múltiples
experimentos con Rayos Catódicos. Estos experimentos se llevaron a cabo empleando
dispositivos como el Tubo de Crookes en la Fig. 4.1 (b), que consistía de un tubo de vidrio con
gases a baja presión y un par de electrodos sometidos a una diferencia de potencial de varios
miles de voltios, dentro del cual se realizaban descargas eléctricas. El electrodo con polaridad
negativa, fuente de electrones, se denominó cátodo, mientras que el de polaridad positiva, que
acelera el haz, se llamó ánodo. La geometría del ánodo permite, además, el flujo de gas. Los
fenómenos luminosos registrados dependen de la presión del gas en el tubo, y desaparecen
cuando esta es suficientemente baja. No obstante, cuando la presión es menor que un milésimo de
atmósfera, persiste una mancha luminosa en la pared del tubo opuesta al cátodo. Esto dio lugar a
la hipótesis de que algún tipo de radiación era emitida desde el cátodo, por lo que dicha mancha
fue llamada rayos catódicos.

a b
FIGURA 4.1: (a) Una curiosidad histórica: “lámpara” de Dendera: bajorrelieve en el templo de Hathor (Dendera,
Egipto, siglo IV AC) que muestra a una serpiente surgiendo de una flor de loto en representación de Harsomtus
(Horus unificador de las dos tierras). (b) Tubo de Crookes (William Crookes, 1878) en el que se observaron los rayos
catódicos. (Fuente: Internet).

Hacia 1892, Heinrich Hertz estableció que los rayos catódicos podían atravesar delgadas
películas de metal, lo que según él corroboraba su naturaleza ondulatoria. Ese año, su asistente
Philipp von Lenard ideó un tubo de rayos catódicos con una “ventana” de aluminio, para estudiar
sus propiedades ondulatorias. Sin embargo, tres años más tarde, Jean-Baptiste Perrin (1870-1942,
premio Nóbel de Física 1926) demostró que un cilindro “iluminado” por rayos catódicos adquiría
carga negativa gradualmente, lo que indicaba claramente que tal “radiación” consistía de un flujo
de partículas con carga negativa. Así, la mancha luminosa observada en la pared del tubo de
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rayos catódicos se debía a la radiación emitida por tales partículas al ser frenadas por su colisión
contra la pared.

Tal resultado fue reforzado de manera inobjetable por las pruebas experimentales aportadas por
Joseph John Thomson (1856-1940, premio Nóbel de Física 1906), cuyo tubo de rayos catódicos,
puesto en operación en 1897 (Fig. 4.2), incluía adicionalmente:
 Un ánodo de colimación.
 Un par de placas paralelas, separadas una distancia d P y con una longitud axial D, entre las
que se instalaba un campo eléctrico uniforme E al someterlas a una diferencia de potencial
constante VP mediante una batería.
 Un sistema de imanes o un par de bobinas de Helmholtz para establecer un campo magnético
uniforme B, ortogonal al campo eléctrico E en la región entre las placas.

a b
FIGURA 4.2: (a) Esquema técnico del tubo de Thomson (1897). La trayectoria superior a la derecha de las placas es
seguida por los electrones al ser deflectados por una combinación de campos eléctrico y magnético entre las placas,
mientras que la trayectoria horizontal es restituida cuando se ajustan adecuadamente los campos. (b) Fotografía del
tubo de Thomson. (Fuente: Internet).

Los experimentos de Thomson tuvieron las siguientes implicaciones:


 Demostraron que los rayos catódicos podían ser desviados por campos eléctricos y
magnéticos. El tipo de desviación confirmó la naturaleza negativa de la carga de sus
partículas constituyentes.
 Permitieron calcular la relación entre la carga eléctrica de las partículas y su masa.

Thomson denominó electrón (del griego ámbar) a la partícula de los rayos catódicos, empleando
el nombre sugerido en 1891 por George Johnstone Stoney (1826-1911): una partícula de masa
me que posee la unidad fundamental de carga negativa (e), la cual sería medida
experimentalmente hacia 1911 por Robert Andrews Millikan (1868-1953). El electrón fue la
primera partícula subatómica descubierta. Su descubrimiento le mereció a J. J. Thomson el
premio Nóbel de Física de 1906 y la medición de su carga, que no es otra que la carga
fundamental de la naturaleza, contribuyó al Nóbel de 1923 para Millikan, junto con su
verificación experimental de la explicación de Einstein del efecto fotoeléctrico.

Los electrones que componen los rayos catódicos son emitidos por el cátodo debido a las
colisiones de iones positivos de gas, acelerados por el campo eléctrico entre el ánodo y el cátodo.
Este mecanismo de producción de electrones se denomina emisión secundaria. Suponiendo que
el ánodo y el cátodo están a una distancia d a y la diferencia de potencial entre ellos es Va , el
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e Va
campo eléctrico correspondiente proporcionará una aceleración de magnitud a  . La
me d a
única función del ánodo colimador es seleccionar las partículas que se desplazan paralelamente al
eje del tubo determinada por el vector unitario u x , de suerte que cuando éstas lo abandonan
 e 
tendrán una velocidad v 0  2   Va u x , y continuarán con movimiento rectilíneo uniforme.
 me 
Por lo tanto, si los campos eléctrico y magnético en la región de las placas están apagados, los
electrones producirán una mancha luminosa en el punto de intersección del eje del tubo con la
pared esférica del extremo derecho en la Fig. 4.2 (a).

VP
Ahora bien, si se establecen los campos uniformes E P   u y y B  B0 u z en la región de las
dP
placas, los electrones experimentarán una fuerza de Lorentz

V  e  
F  e  E P  v 0  B   e  P  B0 2   Va u
 dP  me   y
 

al atravesar dicha región, que los desviará de su trayectoria paralela al eje del tubo. Al salir de la
región, los electrones continuarán con movimiento rectilíneo uniforme, en la dirección en la que
fueron desviados, de modo que la mancha luminosa se desplazará fuera del eje, Fig. 4.2 (a). No
obstante, es posible ajustar los campos de manera que sus efectos se compensen y la fuerza neta
de Lorentz sea nula, con lo que la mancha luminosa volvería al punto de la pared del tubo sobre
el eje. Este procedimiento permite, entonces, estimar la relación carga-masa para los electrones
aplicando la siguiente fórmula:
2
e 1  VP 
   . (4.1)
me 2 Va  B0 d P 

Este resultado fue considerado prueba fehaciente de la existencia de los electrones. Debe notarse
que Va y VP son respectivamente las diferencias de potencial de aceleración y de deflexión,
aplicadas en la situación de equilibrio mecánico de los rayos catódicos. En otras palabras, los
VP
electrones son acelerados hasta alcanzar una velocidad v 0  ux .
B0 d P

Una vez establecida la existencia de los electrones, se supuso que el átomo debía estar compuesto
por alguna distribución de partículas cargadas. Esto condujo a Hendrik Antoon Lorentz a la
hipótesis de cargas oscilantes en los átomos, responsables de los espectros de emisión. Si éste era
el caso, al colocar una fuente luminosa bajo la acción de un campo magnético fuerte, las cargas
oscilantes se verían afectadas y su espectro de emisión cambiaría. Uno de sus estudiantes, Pieter
Zeeman (1865-1943), realizó el experimento para el hidrógeno exitosamente, estableciendo en
1896 lo que se conoce hoy como efecto Zeeman: las líneas espectrales de la serie de Balmer
(formalizada en 1885 por Johann Jacob Balmer (1825-1898)) se desdoblaron en un número impar
de líneas. El efecto Zeeman se constituyó en una herramienta poderosa para el estudio de la
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estructura atómica de la materia, tanto en la tierra como en las estrellas. Por este trabajo, Lorentz
y Zeeman compartieron el premio Nóbel de física de 1902.

El pastel de pasas

Que la materia tuviera electrones pero que fuera eléctricamente neutra llevó a la conclusión de
que debía estar constituida por cargas positivas y negativas en igual proporción. Sin embargo, no
hubo avances experimentales antes de 1900 que dilucidaran la distribución de la carga positiva, a
pesar de que la evaluación de la masa de los electrodos luego de las emisiones electrónicas
revelaba que la carga positiva era significativamente más masiva que los electrones.

a b c
FIGURA 4.3: Modelo atómico de J.J. Thomson (1903-4). (a) “Pastel de pasas. (b) Átomo de un único electrón en
equilibrio. (c) Átomo de un único electrón excitado.

En este escenario, J. J. Thomson propuso el primer modelo de estructura atómica ente 1903 y
1904, que daba una explicación del movimiento oscilatorio de los electrones ligados acorde con
el efecto Zeeman. Thomson consideró que los electrones estaban inmersos en una distribución
uniforme y continua de carga positiva, como si fueran pasas dentro de un pastel, de tal manera
que la carga neta fuera nula. En equilibrio, las fuerzas de repulsión coulombianas entre los
electrones los harían distribuir uniformemente dentro del “pastel de pasas”, Fig. 4.3 (a).

Siguiendo este modelo, supongamos el caso más simple: un átomo con un único electrón. La
carga positiva deberá distribuirse sobre una esfera de radio R, de modo que el centro de la esfera
será la posición de equilibrio para el electrón, Fig. 4.3 (b). La excitación del átomo por algún
agente externo (electromagnético, mecánico o térmico) causará el desplazamiento relativo r del
electrón por fuera de su posición de equilibrio, el centro de la esfera de carga positiva, y podrá
perturbar también la geometría de la distribución de carga positiva. Incluso, si la excitación es
suficientemente intensa, los electrones podrían ser arrancados de los átomos, como se había
observado en la emisión termoiónica en los tubos de rayos catódicos y en el efecto fotoeléctrico.

Sin embargo, si el agente es de relativa baja intensidad, la esfera de carga positiva mantendrá
esencialmente su forma, Fig. 4.3 (c). En este caso, el átomo excitado configuraría un dipolo
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eléctrico, conformado por el electrón y la carga positiva contenida en la esfera punteada de radio
r  R . Teniendo en cuenta que la carga electrónica es  e , la densidad de carga de la esfera

será   3e 4 R 3 , de modo que la fracción de carga positiva contenida en la esfera punteada


3 3
será 4 r  3  e r R 3 . La fuerza coulombiana de atracción entre las dos cargas será
restaurativa y toma la forma de una fuerza elástica de Hooke:
3
e2 r r 
F    k r , (4.2)
4 0 r  R 
3 

e2
con k  la constante elástica, siendo  0 la permitividad eléctrica del vacío. Este
4 0 R 3
resultado, que puede extenderse a átomos con Z electrones, indica que el modelo de Thomson se
comporta como un oscilador cuando es excitado por agentes que no alcanzan a causar emisión de
electrones por el material (no-ionizantes en la terminología moderna), lo cual podría explicar los
espectros de emisión a diferentes temperaturas y el desdoblamiento propio del efecto Zeeman. De
manera más específica, los electrones deberán oscilar alrededor de sus posiciones de equilibrio
dentro del “pastel de pasas”, puesto que la esfera de carga positiva es mucho más masiva. La
frecuencia natural de este oscilador será, por lo tanto,

k e
0   . (4.3)
me 2  0 me R 3

Obsérvese que la frecuencia natural del electrón depende del radio atómico, de suerte que una
medida de dicha frecuencia determinará el tamaño del átomo. Al oscilar, los electrones se
aceleran emitiendo radiación, la cual se registró en la banda visible-ultravioleta en los materiales
empleados, de modo que Thomson estimó R �108 cm  1A para 0  10 s . No obstante, los
15 1

espectros de emisión y de dispersión predichos por su modelo no concordaron con los registros
experimentales realizados en la época.

En 1905, Einstein dedujo una ecuación que permite calcular el tamaño de los átomos a partir del
movimiento browniano (aleatorio) de moléculas en suspensión. Esta ecuación fue empleada por
Perrin en 1908, junto con observaciones experimentales del movimiento browniano de partículas
de resina de caucho suspendidas en agua, para determinar el tamaño de los átomos, que resultó
ser del orden de 1Å. Estos resultados fueron considerados prueba irrefutable de la existencia real
de los átomos.

Partículas alpha y beta, radiación gamma

Entre 1896 y 1898, Antoine-Henri Becquerel (1852-1908) y María Sklodowska-Curie (1867-


1934) descubrieron que las emisiones espontáneas de varios de los elementos químicos más
pesados podían velar una placa fotográfica, y compartieron el premio Nóbel de Física 1903 por
su descubrimiento de la radioactividad espontánea. Realizaron los experimentos en un dispositivo
esquematizado en la Fig. 4.4, colocando el material radiactivo dentro de una cavidad practicada
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en un bloque de plomo, denominado colimador ya que las emisiones espontáneas eran colimadas
por el agujero que remataba la salida de la cavidad. En la región entre la salida del colimador y la
placa fotográfica, se instaló un campo magnético uniforme, perpendicular al plano del esquema.
Este dispositivo se colocó centro de una cámara de vacío. En ausencia de campo magnético, las
emisiones produjeron una mancha en la placa fotográfica, alineada con la salida del colimador;
sin embargo, bajo la acción del campo magnético, las emisiones se desdoblaron en tres haces, que
marcaron la placa en tres posiciones, una de ellas alineada con la salida del colimador. Este
resultado condujo a la conclusión de que los haces desviados por el campo magnético debían
estar conformados por partículas con carga eléctrica, cuya trayectoria hacia la placa fotográfica
dependía del signo de la carga; en tanto el haz no desviado por el campo magnético carecía de
carga eléctrica y debía estar conformado por radiación electromagnética. A las partículas que
conformaban el haz cargado positivamente se les llamó partículas alpha, a las que conformaban
el haz cargado negativamente, partículas beta y al haz desprovisto de carga eléctrica, radiación
gamma.

a b
FIGURA 4.4: (a) Esquema conceptual del dispositivo usado por Becquerel y Madame Curie para estudiar emisiones
espontáneas de materiales radioactivos. (b) Trazas fotográficas de radiactividad obtenidas. (Fuente: Internet).

Al inyectar aire a presión atmosférica en la cámara de vacío, no se registró la mancha


correspondiente a las partículas alpha, mientras que placas de materiales densos, de algunos
milímetros de espesor, suprimían la mancha de las partículas beta. Sin embargo, para suprimir la
mancha de la radiación gamma se requirió bloquear el colimador con una lámina de plomo de
varios centímetros de espesor. Actualmente se sabe que las partículas alpha son núcleos de helio,
de carga +2 (dos protones), las partículas beta son electrones de alta energía (carga -1) y la
radiación gamma es radiación electromagnética de altísima frecuencia (  1019 Hz ) y muy corta
longitud de onda (  10 11 m ).

La naturaleza de las partículas alpha fue establecida por Ernst Rutherford (1871-1937),
empleando un dispositivo similar al tubo de rayos catódicos de su maestro J. J. Thomson. Pudo
así establecer la relación carga-masa y la velocidad de las partículas alpha. Sus resultados
mostraron que tal velocidad tomaba un valor definido, dependiendo del elemento emisor, en el
rango 1.4  109 cm seg a 2.2  109 cm seg (entre 0.05c y 0.07c, una velocidad no-relativista);
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y que la relación carga-masa era la mitad de la de los átomos de hidrógeno ionizados. Rutherford
supuso que la carga de las partículas alpha era +2, de manera que su masa debía ser el cuádruple
de la masa atómica del hidrógeno ionizado, esto es, igual a la masa del atómica del helio. Supuso
entonces, que las partículas alpha eran átomos de helio doblemente ionizados, hipótesis que
comprobó capturando partículas alpha en una cámara de vacío, cuyo contenido se transformaba
en helio gaseoso ordinario después de cierto tiempo: las partículas alpha se tornaban átomos de
helio al capturar dos electrones.

Predicción de la dispersión de partículas alpha por el átomo de Thomson

Rutherford y colaboradores diseñaron una estrategia para el estudio de la estructura atómica de la


materia: experimentos de dispersión de partículas alpha por láminas metálicas delgadas, como se
esquematiza en la Fig. 4.5 (a). Las partículas emitidas por la fuente son colimadas por el agujero
de salida para formar un haz delgado, dirigido hacia el blanco, la delgada lámina de oro. Esta
colisión las dispersa en un cierto ángulo  , Fig. 4.5 (b), en virtud de sus interacciones
coulombianas con la estructura de cargas positivas y negativas de la lámina, de modo que son
registradas por la placa detectora circular, dentro de un cono que subtiende un diferencial de
ángulo d . El detector usado por Rutherford consistía en una capa delgada y cristalina de
sulfuro de zinc (ZnS), que centelleaba en el lugar de arribo de una partícula alpha. Con ayuda de
un microscopio enfocado sobre el detector, fue posible contar el número de destellos por unidad
de tiempo registrados en el rango angular     d .

a b
FIGURA 4.5: (a) Esquema conceptual del experimento con el que Rutherford descubrió el núcleo atómico (Fuente:
Internet). (b) Parámetros angulares del experimento.

Consideremos la dispersión de una partícula alpha por un átomo de Thomson, Fig. 4.6 (a). El
ángulo de dispersión esperado se estimó en MAX  104 rad , teniendo en cuenta las
contribuciones de:
 La colisión no-relativística de la partícula con uno o dos electrones en reposo en el marco de
referencia de laboratorio (la probabilidad de que tenga un número mayor de colisiones con
electrones es despreciable), con me  ma , siendo ma y me las masas de la partícula alpha
y del electrón respectivamente.
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 La interacción entre la partícula alpha y la distribución esférica de carga positiva del átomo
que, por la simetría de la distribución, puede describirse en términos de la interacción
coulombiana entre la partícula alpha y una carga puntual positiva, de magnitud igual a la de la
esfera, a una distancia del orden del radio atómico estimado por Thomson.

a b

c d
FIGURA 4.6: (a) Dispersión de una partícula alpha por un átomo de Thomson. (b) Dispersión total debida a la
lámina blanco de la Fig. 4.5. (c) Representación vectorial del proceso de dispersión en (b). (d) Esquema conceptual
3D del proceso de dispersión.

Al atravesar la lámina blanco, la partícula alpha colisiona con un número apreciable de átomos en
su recorrido, cada uno de los cuales aporta una desviación δ j , con orientación arbitraria en el
espacio tridimensional, Fig. 4.6 (b) y (c). Sin embargo, como los ángulos con respecto a la
dirección de incidencia de la partícula,  j  MAX  10 rad son tan pequeños, tales desviaciones
4

individuales son perturbaciones a lo largo de la trayectoria de la partícula alpha, pero son


significativas sobre el plano ortogonal a la dirección de incidencia sobre cada átomo. Así,
suponiendo que la partícula alpha incide sobre la lámina a lo largo del eje z, todas las
desviaciones que experimente a través de la lámina blanco serán paralelas al plano xy, con
magnitudes y orientaciones aleatorias sobre este plano, Fig. 4.6 (c) y (d), las cuales son
estadísticamente independientes entre sí. Por lo tanto, el vector de desviación total δ será la
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suma de los vectores de desviación individual δ j . Después de N colisiones partícula alpha-


átomo, la desviación neta de la partícula alpha será

 δ  cos u x  sen j u y  ,
N N
1
δ   x ux   y u y  δ j  j j (4.4)
j 1 N j 1

con  j el ángulo de δ j con respecto al eje x y u x , u y los vectores unitarios a lo largo de los
ejes x y y respectivamente. En el contexto de la estadística, esta situación se conoce como
problema del camino aleatorio, o de manera coloquial camino del borracho.

a b

FIGURA 4.7: Distribuciones de probabilidad de Poisson para la dispersión de partículas alpha por átomos de
2
Thomson, con (a) δ  s 0 fija y diferente número de partículas incidentes, y (b) Na  N 0 fijo y diferente
desviación standard, la cual es inversa a la energía de las partículas alpha.

Dada la aleatoriedad de los ángulos  j en el intervalo  0, 2  se concluye que δ sólo


crecerá con el número de colisiones N a través de la lámina. En efecto, la estadística del camino
2 2
aleatorio muestra que δ  N δ , donde el paréntesis angular denota valor medio. La
j

magnitud promedio de δ será entonces dada por la raíz cuadrada de esta expresión, la cual será
proporcional a N . Así mismo, la estadística ha demostrado que, bajo estas condiciones, la
densidad de probabilidad para δ y será de tipo Poissoniano (Fig. 4.7):

� 2 �
2 Na δ δ
p δ   �
exp  �, (4.5)
δ
2 �
� δ
2 �

� �

con Na el número de partículas alpha que atraviesan la lámina. Nótese que p 0  p δ     0

2 0.86
y que pMAX  δ   Na exp   1 2  �
2

2
Na ocurre para δ
. La probabilidad
δ 2 δ 
δ 2

para el ángulo  (Fig. 4.6 (c)) no es de interés, porque sólo señala la orientación de la partícula
alpha dispersada en el plano xy, es decir, el plano del detector. La orientación importante, en
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cambio, es la determinada por el ángulo  (Fig. 4.6 (b), (d)), que indica la desviación total de la
partícula alpha dispersada con respecto a su dirección de incidencia sobre la lámina.

Considerando los vectores de dispersión δ j (Fig. 4.6 (c)), es claro que sus magnitudes
determinan los ángulos de dispersión  j ; incluso, que la magnitud del vector de dispersión total
δ determina el ángulo de dispersión total  , por lo que la densidad de probabilidad para 
será de forma similar a la Ec. (4.5), esto es

2 Na  � 2 �
p    
exp � �, (4.6)
2 � 2 �
� �

2 0.86 Na
y pMAX     Na  
exp  1 2 � N  2j
con   N  j
2 2

2 ocurre para   .
N j 2j 2
El número de colisiones es aproximadamente igual al espesor de la lámina dividido por el
diámetro de un átomo de Thomson, esto es N  104 cm 108 cm  104 para la lámina de oro
empleada en los experimentos de dispersión (1909) de Hans Wilhelm Geiger (1882-1945) y Ernst
Marsden (1889-1970). Además, estos experimentos arrojaron el resultado 2
 2  10 rad ,
2

 j2  2  10  4 rad , que concuerda con la restricción  j  MAX  10 rad


4
de manera que
antes mencionada. Sin embargo, el modelo de Thomson predice que la fracción de partículas

1
alpha dispersadas en ángulos mayores de 90° es � p    d  �103500 , valor
Na  2
significativamente menor que el obtenido en el experimento mencionado   10  .
4
Esta
diferencia no pudo ser superada por el modelo de Thomson.

4.2 EL DESCUBRIMIENTO DEL NÚCLEO

Rutherford dirigía el equipo de trabajo en el que participaban Geiger y Marsden, y estimó que
para obtener desviaciones del orden de 1 rad, el radio de la esfera de carga positiva debía ser del
orden de 10 12 cm , es decir, 10 4 veces menor que el propuesto por J. J. Thomson. Además, el
retroceso de partículas sólo podía explicarse mediante una fuerte repulsión coulombiana entre las
partículas alpha y la esfera de carga positiva, que debe entonces ser suficientemente pequeña y
concentrar toda la carga positiva del átomo. “Era como disparar un obús contra una hoja de papel
y observar que éste rebota” dijo en alguna ocasión. Concluyó entonces, en 1911, que la carga
positiva del átomo y, en consecuencia casi toda su masa, están concentradas en una pequeña
región que constituye el núcleo atómico. La posición del núcleo en el átomo no fue considerada
importante por Rutherford, aunque por razones de simetría la supuso aproximadamente en el
centro del átomo.
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CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

FIGURA 4.8: Esquema de la dispersión de partículas alpha por núcleos atómicos, según la hipótesis de Rutherford.

Teniendo en cuenta que:


 La fuerza de Coulomb es central,
 La interacción es no-relativística,
 Los núcleos de átomos pesados, además de ser impenetrables, son significativamente más
masivos que las partículas alpha, de modo que puede despreciarse su retroceso,
era de esperar que el momentum angular de la partícula alpha fuera un invariante de la colisión,
esto es L  L , con L el momentum angular de la partícula alpha cuando está muy alejada del
núcleo antes de la colisión con él, y L su momentum angular cuando está muy alejada del
núcleo después de la colisión, o bien:

�p� � r sen M v  r �
r �p  r� senj M v� � b v  b��
v, (4.7)

con r y r’ los vectores posición de la partícula alpha, de masa M, tomados desde la posición del
núcleo atómico antes y después de la colisión, p y p’ sus momenta lineales y v y v’ las
magnitudes de su velocidad en las posiciones r y r’. Los ángulos  y  caracterizan las
trayectorias de incidencia y de dispersión de la partícula alpha, como se ilustra en la Fig. 4.8.

Supongamos una línea de referencia horizontal, que pasa por el núcleo dispersor, como se ilustra
en la Fig. 4.8, y que la partícula alpha se acerca al núcleo sobre una línea recta paralela a la de
referencia, a una distancia b llamada parámetro de impacto. A una distancia suficientemente
amplia después de la colisión, la partícula alpha se alejará en línea recta, paralela a otra línea de
referencia que pasa por el núcleo y hace un ángulo  con la primera recta. La distancia entre
estas dos rectas será b’. Es claro que b y b’ son los brazos asociados a los momentos angulares
antes y después de la colisión.

Por otra parte, como el retroceso de los núcleos atómicos es despreciable, la energía cinética de la
partícula alpha será también invariante de la colisión, esto es

1 2 1 2
M v  M v . (4.8)
2 2
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 13
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

De las Ecs. (4.7) y (4.8) se sigue b  b y v  v . Ahora bien, es conocido que la trayectoria
seguida por un cuerpo bajo la acción de fuerzas centrales es plana y de segundo orden. Para
determinar la de la partícula alpha en este caso, se aplica la ley de fuerzas de Newton,
dp dv zZe 2
F M , con F  2 u r la fuerza de Coulomb entre la partícula alpha y el núcleo
dt dt r
dr d
atómico en unidades gaussianas, y v  u r  r u en coordenadas polares  r ,  , siendo u r
dt dt
el vector unitario a lo largo del vector posición r, y u el vector unitario ortogonal a u r ,
orientado en la dirección de crecimiento del ángulo . Para determinar la aceleración de la
partícula alpha, debe tenerse en cuenta que estos vectores unitarios cambian de dirección durante
la colisión, de manera que

du r d
u r  cos  u x  sen u y     sen u x  cos u y   d u
dt dt dt
y
d d
   cos u x  sen u y    u r
du
u   sen u x  cos  u y 
dt dt dt

con u x y u y vectores unitarios fijos, a lo largo de la línea horizontal de referencia y ortogonal a


dv  d 2 r  d  
2
 dr d d 2 
dicha línea respectivamente. Por lo tanto, dt   dt 2  r  dt   u r  2 dt dt  r dt 2 u , de
     
manera que la ecuación de fuerzas toma la forma

zZe 2  d 2r  d  
2
 dr d d 2 
2
u r  M  2  r    u r  M 2  r 2 u , (4.9)
r  dt  dt    dt dt dt 

conduciendo a las ecuaciones escalares

zZe 2  d 2r  d  
2
dr d d 2
 M  2  r    y 2  r 2  0. (4.10)
r2  dt  dt   dt dt dt

Introduciendo el cambio de variable u 1 r , la ecuación de la izquierda puede expresarse como

d 2u D
u   2 (4.11)
d 2
2b

1
con D  zZe
2
M v 2 la distancia de máximo acercamiento al núcleo en una colisión frontal
2
 b  0  , pues es la distancia a la que la energía potencial coulombiana iguala a la energía cinética
zZe 2 1
de la partícula alpha antes de la colisión:  M v 2 . En consecuencia, a esta distancia la
D 2
partícula se detiene e inicia su retroceso. La solución a la Ec. (4.11) es de la forma
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 14
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

u    A cos  B sen  D 2b 2 . (4.12)

Teniendo en cuenta las condiciones iniciales   0 y dr dt   v para r   , esto es u  0 , se


obtiene A  D 2b 2 y, en consecuencia B  1 b , de manera que la ecuación (4.12) queda

1 1 D
 sen  2  cos  1 , (4.13)
r b 2b

que corresponde a una hipérbola en coordenadas polares, como se ilustra en la Fig. 4.8. Para
determinar el ángulo de dispersión se evalúa la Ec. (4.13) para r   , esto es
1 D
0  sen   2  cos   1 , que conduce a las soluciones    0 para antes de la colisión y
b 2b
2b     
 tan   tan  para después de la colisión, es decir
D 2  2 

   2b
cot   . (4.14)
2 D

a b
FIGURA 4.9: Ángulo de dispersión de Rutherford para incidencia de partículas alpha sobre un núcleo atómico (a)
en función del parámetro de impacto para diferentes energías cinéticas, y (b) en función de la energía cinética de la
partícula alpha incidente, implícita en el parámetro de menor distancia de acercamiento frontal D, para diferentes
parámetros de impacto.

La Fig. 4.9 muestra la variación del ángulo de dispersión  en función del parámetro de impacto
b y de la energía cinética de la partícula alpha incidente, implícita en el parámetro de menor
distancia de acercamiento frontal D. Obsérvese que, haciendo incidir partículas alpha de energías
cinéticas específicas (valores de D fijos en (a)) a diferentes parámetros de impacto, las que
inciden con b  0 serán dispersadas con    (retroceso), independientemente de su energía
cinética; mientras que la dispersión de las demás disminuirá con el aumento de b, tanto más
rápidamente como mayor sea su energía, hasta lograr el comportamiento asintótico   0
(ausencia de dispersión). Por otra parte, si se hacen incidir partículas alpha con parámetros de
1
impacto específicos (valores de b fijos en (b)), las partículas con M v 2  zZe 2  D  0  no
2
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 15
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

sufrirán dispersión, esto es   0 para b  0 , mientras que la dispersión aumentará de manera


inversa al aumento del parámetro de impacto para aquellas cuya energía cinética es menor. El
comportamiento asintótico    (retroceso) se obtiene bajo incidencia frontal, b  0 ,
independientemente del valor de energía cinética de la partícula alplha. Este resultado condujo a
Rutherford a la siguiente fórmula de dispersión de Na partículas alpha por una lámina metálica
de espesor t y de densidad nuclear 

  t D Na sen
p   
8  , (4.15)
sen 4  
2

la cual difiere claramente de la fórmula de dispersión de J. J. Thomson, Ec. (4.6), como se aprecia
en los perfiles de dichas fórmulas y en los espectros de dispersión que predicen, mostrados en la
Fig. 4.10. La fórmula de dispersión de J.J. Thomson predice que:
 No hay partículas alpha que no hayan sido dispersadas por la lámina blanco, por lo que el
espectro de dispersión predicho, mostrado en (a), presenta una pequeña zona oscura alrededor
del origen de coordenadas (x,y), como se ilustra en (b).
 No hay partículas que sufran retrocesos completos, siendo el ángulo de dispersión máxima
 MAX  0.7 rad  40 pero con un espectro de dispersión significativo en el rango 0.3 a 1.4
rad, esto es de 17° a 80°, lo que causa un anillo brillante centrado en el origen de coordenadas
(x,y) en el espectro de dispersión predicho, como se advierte en los máximos de (a) y en el
patrón ilustrado en (b).

En cambio, la fórmula de dispersión de Rutherford predice que la mayor cantidad de partículas


alpha no son dispersadas, lo que se traduce, en el espectro de dispersión predicho, en una mancha
con simetría circular centrada en el origen de coordenadas (x,y) con un pico de alta brillantez
ubicado precisamente en dicho origen, como se ilustra en (d); la brillantez del halo decae
rápidamente con el aumento del radio, como se advierte en los perfiles de (c). El patrón en la Fig.
4.10 (d) está saturado con el fin de apreciar el halo.

La fórmula de Rutherford predice además un número mucho mayor de partículas dispersadas en


ángulos superiores a los 90° que el predicho por la de Thomson; más aún, predice que el número
de partículas dispersadas en dirección de retroceso no es despreciable. Así, a diferencia del átomo
“pastel de pasas” de Thomson, el átomo nuclear de Rutherford parece esencialmente vacío.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 16
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

a b

c d
FIGURA 4.10: Perfiles de las fórmulas de dispersión en función del ángulo  y sus correspondientes patrones de
dispersión en función de δ para (a) el modelo atómico de Thomson y (b) el modelo nuclear de Rutherford. CT1 y
CR1 son las constantes de normalización de las densidades de probabilidad para la dispersión de las partículas alpha
por los modelos de Thomson y Rutherford respectivamente, de manera que las unidades en los perfiles de la columna
izquierda son arbitrarias.

Esta predicción teórica fue comprobada unos meses después de la obtención de la fórmula (4.15),
en el mismo año de 1911, por Geiger y Marsden. La dispersión de partículas alfa emitidas por
radio  v  1.6  109 cm s  , al atravesar láminas de cobre  Z  29  produjo partículas en retroceso
a    , lo que permitió estimar la mínima distancia de acercamiento, que constituye una
medida del radio nuclear: R  1.7  1012 cm .

4.3 LOS POSTULADOS DE BOHR

El problema de la estabilidad del átomo

El descubrimiento del núcleo por Rutherford fue un resultado inobjetable y elegante, que condujo
al modelo de átomo planetario. En dicho modelo, los electrones, de masa significativamente
menor que la del núcleo, orbitan alrededor del éste siguiendo trayectorias en las que la fuerza de
atracción coulombiana electrón-núcleo se compensa con la fuerza centrípeta debida a la rotación.
De hecho, los núcleos atómicos deben mantener posiciones de reposo relativo en el interior de los
materiales en equilibrio, según el modelo propuesto en 1905 por Paul Karl Ludwig Drude (1863-
1906).

Dos condiciones importantes para el átomo en equilibrio son satisfechas por el modelo planetario:
(i) el valor nulo de la carga neta del átomo, pues la carga total de los electrones orbitales
neutraliza la del núcleo, y (ii) el valor nulo de su momento de dipolo eléctrico neto. Esta última
condición requiere del movimiento orbital del electrón, a causa del cual, el momento de dipolo
eléctrico entre el electrón y el núcleo se orienta en todas las direcciones posibles, anulando su
efecto neto cada vez que el electrón recorre completamente la órbita.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 17
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

No obstante, el movimiento orbital del electrón es necesariamente acelerado, por lo que, en virtud
de su carga, estaría obligado por las leyes de la Electrodinámica de Maxwell a radiar ondas
electromagnéticas, perdiendo continuamente su energía. En consecuencia, la atracción
coulombiana lo llevaría a colapsar contra el núcleo en una trayectoria en espiral. En resumen,
desde el punto de vista de la Electrodinámica, el átomo planetario es una estructura
mecánicamente inestable. Así que la estructura del átomo permaneció sin explicación luego del
descubrimiento de su núcleo.

Los postulados y la teoría del átomo de un solo electrón

En 1913, el físico danés Niels Henrik David Bohr (1885-1962, premio Nóbel de física 1922)
propuso que la “estructura planetaria” del modelo atómico de Rutherford debía cumplir los
siguientes postulados:

 Un electrón ligado a un átomo se mueve en órbitas circulares alrededor del núcleo, en virtud
de la interacción coulombiana con el núcleo y respondiendo a las leyes de la Física Clásica.
 Las únicas órbitas permitidas son aquellas para las cuales se cumple que su momentum
angular es un múltiplo entero de la constante de Planck dividida por 2 .
 A pesar de que el movimiento orbital es acelerado (según la Física Clásica) y ello le haría
radiar energía electromagnética (según la Electrodinámica), haciéndolo colapsar contra el
núcleo, el electrón no radia, de suerte que permanece estable en su órbita y con energía total
constante.
 El átomo sólo emitirá (o absorberá) energía si el electrón pasa, de manera discontinua, de la
órbita correspondiente a su energía inicial a la órbita correspondiente a su energía final. La
diferencia de energía entre las órbitas será proporcional a la frecuencia de la radiación emitida
(si es positiva) o absorbida (si es negativa), siendo la constante de proporcionalidad la
constante de Planck.

El primer postulado indica que el electrón orbita bajo la acción de fuerzas centrales, por lo que su
momentum angular es un invariante del movimiento, esto es L  r  p e  cte , con r el radio de
giro y p e  me v e su momentum lineal, siendo me la masa del electrón y v e su velocidad
orbital. Por lo tanto, el segundo postulado conduce a

L  me r v e  n  , n  1, 2, 3, (4.16)

con   h 2 . La ecuación de fuerzas para el electrón en una trayectoria de equilibrio mecánico


supone la compensación entre la fuerza de interacción coulombiana con el núcleo y la fuerza
centrípeta, esto es:

 Ze 2 m v 2 
F   2  e e  u r  0  me v e2 r  Ze 2 ,
 r r 

para un átomo con carga nuclear Ze y un solo electrón. En consecuencia, L   me v e r  


2 2

Ze 2 me r  n 2  2 y, por lo tanto:
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 18
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

 2  2     Ze 2  1
rn   2  n y v e , n    n    . (4.17 a, b)
 Ze me   me r    n

Es decir, el electrón sólo puede describir alguna de las órbitas de un conjunto discreto
caracterizado por los radios específicos de la Ec. (4.17 a) y con una velocidad correspondiente
dada por la Ec. (4.17b).

De acuerdo con el tercer postulado, la energía mecánica total del electrón orbital debe
permanecer constante. La energía potencial coulombiana del electrón orbital (tomando como
referencia el infinito y usando unidades gaussianas) es E p  e  N  r    Ze r , con
2

 N  r   Ze r el potencia escalar coulombiano en la órbita debido al núcleo. La energía cinética,


por su parte, es Ek  me v e2 2 ; de manera que la energía mecánica total estará dada por

 Z 2e 4 me  1
En  Ek  E p   2
 2 , n  1, 2, 3, . (4.18)
 2  n

El signo menos indica que el electrón está ligado al átomo y que para liberarlo, rompiendo el
enlace orbital, es necesario conferirle una energía al menos igual en magnitud a En . La Ec.
(4.18) indica que el conjunto de energías permitidas para el electrón es discreto, debido
esencialmente al segundo postulado, tomando valores constantes característicos para cada órbita
(tercer postulado).

Para n  1 se dice que el átomo (o el electrón) está en el estado base. Su órbita en este estado es
Z 2e 4 me
la de menor radio, su velocidad de rotación es la mayor y su energía total E1   es la
2 2
menor posible. La magnitud de esta energía se conoce como energía de ionización, porque es la
energía mínima que se le debe conferir al electrón para ionizar el átomo, esto es, para romper su
ligadura al núcleo atómico. En efecto, si un átomo inicialmente en estado base se excita,
suministrándole una energía igual a E1 , el electrón tendrá una energía total E  0 luego de la
transición, rompiendo su enlace con el núcleo.

Para n  1 el átomo (o el electrón) estarán en estados excitados, correspondientes a órbitas de


mayor radio, menor velocidad y mayor energía total. Por ejemplo, el estado base del átomo de
hidrógeno  Z  1 está caracterizado por r1  5.3  109 cm (el tamaño del átomo en este estado
es del orden de 1Å), v1  2.2  108 cm s  0.73 c una velocidad relativística, y E1  13.6 eV ,
es decir, considerando el tamaño del átomo, su energía de ionización es considerable.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 19
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

a b
FIGURA 4.11: (a) Diagrama de niveles de energía para el átomo de hidrógeno. (b) Incrementos de energía entre
niveles inmediatos, normalizados con respecto a la energía de ionización del hidrógeno. La disminución del
incremento significa proximidad entre los niveles.

La Fig. 4.11 (a) muestra el diagrama de niveles de energía correspondiente al espectro del átomo
de hidrógeno. Es importante notar que los niveles de energía no son equidistantes: el incremento
de energía entre un nivel dado y el siguiente decrece a medida que n aumenta de valor, según la
me e 4 � 2n  1 �
fórmula DEn  En 1  En  2 , como se aprecia en la Fig. 4.11 (b). Así, DEn � 0
�2 �
2 h2 � �n  n  1 �

cuando n   , es decir, el espectro tiende a ser continuo para altos valores de n, Fig. 4.11 (a).
Esto significa que un electrón liberado por un proceso de ionización atómica podrá acceder a un
continuo de energías, de modo que sus estados permitidos conformarán un espectro continuo.
Únicamente los electrones ligados a los átomos tendrán conjuntos discretos de estados
permitidos.

El comportamiento DEn � 0 para n   fue una justificación clave para el célebre Principio de
Correspondencia, formulado por Bohr en 1923, el cual consta de dos partes, de las que la primera
es la pertinente en nuestro contexto:

Las predicciones que hace la teoría cuántica para el comportamiento de cualquier sistema físico
deben corresponder a las predicciones de la física clásica para valores grandes de los números
cuánticos que especifican al sistema.

Este principio también se cumple en la teoría de Planck del cuerpo negro. En efecto, la energía
media del campo de radiación en la cavidad es
hn
E 
�h n � ,
exp � � 1
�kT �
de manera que para frecuencias del espectro suficientemente bajas se cumple que
�h n � hn
exp � ��1  y, por lo tanto, E  kT . Tal resultado coincide con la predicción clásica de
�kT � kT
energía media por modo del campo de radiación, incluyendo los dos grados de libertad por
polarización. Teniendo en cuanta el postulado de Planck, se concluye que E  n hn  kT se
cumple para n  0 , de manera que, a una temperatura dada, n   .
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 20
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

Por otra parte, la teoría de Rayleigh-Jeans se ajusta a los resultados experimentales para bajas
frecuencias del campo de radiación. Dicho de otro modo, esta teoría constituye la predicción
clásica del comportamiento de los modos de baja frecuencia del campo de radiación en la
cavidad. Así mismo, el análisis anterior prueba que la teoría de Planck coincide con la de
Rayleigh-Jeans para pequeñas frecuencias, para las cuales se cumple también que n   , como
lo establece el anterior principio de correspondencia.

La serie de Balmer

Aparte de resolver el problema de la inestabilidad del átomo nuclear, los postulados de Bohr
condujeron a la explicación de un problema abierto desde 1885, año en el que el físico suizo
Johann Jacob Balmer (1825-1898) dedujo una fórmula empírica que permitía calcular las
longitudes de onda de las nueve líneas del espectro del hidrógeno gaseoso, conocidas
experimentalmente en esa época (cuatro en la región visible y cinco en el ultra-violeta cercano),
Fig. 4.12. Desde entonces, esa porción del espectro del hidrógeno, cuyas longitudes de onda se
obtienen de la fórmula de Balmer

n2
n  3646 , n  3, 4, 5 , (4.19)
n2  4

se conoce como serie de Balmer. La fórmula (4.19) entrega las longitudes de onda en Angstroms
(1Å = 10-10m = 0.1nm), unidad de longitud establecida en honor al físico y astrónomo sueco
Anders Jonas Ångström (1814-1874), considerado también uno de los fundadores de la
espectroscopía. La serie ha sido registrada fotográficamente hasta la línea 22 y se observa una
disminución de la intensidad con el incremento en el orden de las líneas.

En esa misma década de 1880, el físico sueco Johannes Robert Rydberg (1854-1919) trabajó en
una fórmula empírica que predijera las longitudes de onda de los espectros de emisión de los
metales alcalinos, relacionando el número de onda (proporcional al inverso de la longitud de
onda, cantidad más conveniente dada la disposición de las líneas espectrales a la salida del
espectrómetro) con la serie de números naturales a través de constantes apropiadas. Apoyándose
en los trabajos de Balmer y de Ångström, obtuvo una fórmula general para los elementos
hidrogenoides (elementos similares al hidrógeno, con número atómico Z), que presentó en 1888:

1  1 1 
 R Z2  2  2  , n1 , n2  1, 2, 3, n1  n2 , (4.20)
n  n1 n2 

con R es una constante apropiada para cada elemento de la tabla periódica, bautizada hoy con su
nombre. Rydberg mostró que la serie de Balmer (4.19) era un caso particular de su fórmula para
Z  1 , n1  2 , estos es:

1  1 1 
 RH  2  2  , n  3, 4, 5 , (4.21)
n 2 n 
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 21
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

siendo RH  109.677,58 cm 1 la constante de Rydberg para el hidrógeno. Por su versatilidad y


simpleza matemática, la fórmula de Rydberg se convirtió en la herramienta fundamental del
cálculo de los espectros de diferentes materiales.

b
FIGURA 4.12: (a) Espectroscopio de prisma empleado en el siglo 19. (b) Serie de Balmer del espectro de emisión
del hidrógeno. (Fuente: Internet).

Hasta la formulación de los postulados de Bohr no se disponía de una estructura axiomática que
permitiera deducir la fórmula de Rydberg a partir de criterios físicos. Bohr dedujo esta fórmula
con sólo aplicar su cuarto postulado entre los niveles de energías E p y En , de manera que
DE  En  E p  hn , con n  c  y c la velocidad de la luz en el vacío. Considerando la Ec.

�Z 2 e4 me ��1 1 � hc
(4.18) se obtiene DE  � 2 �� 2  2 � y, por lo tanto
� 2h ��p n � 

1 2 2 m e 4  1 1 
  2  2  , (4.22)
n h3 p n 

2 2 m e 4
con 3
 109.737,31 cm 1 . La aproximación de este valor a la constante de Rydberg
h
para el hidrógeno es excelente. Además, la fórmula de Bohr aporta los siguientes progresos:
 Le da significado físico a los números de la fórmula de Rydberg, identificándolos con los
niveles de energía de las orbitas electrónicas entre las que ocurren las transiciones.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 22
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

 Explica tanto el espectro de emisión y de absorción, puesto que los procesos de absorción
ocurren para En  E p y DE  0 , mientras que los de emisión ocurren para En  E p y DE  0 .

TABLA 4.1: Serie de Balmer del espectro de emisión del Hidrógeno desde la perspectiva de la fórmula de Bohr
(Fuente: Internet)
Transición de 3→2 4→2 5→2 6→2 7→2 8→2 9→2 →2
Nombre H-a H- H- H- H- H- H-

 (nm) 656,3 486,1 434,1 410,2 397,0 388,9 383,5 364,6

Color Rojo Azul-verde Violeta Violeta UV UV UV UV

Así, la fórmula de Bohr predice la serie de Balmer para p=2, lo que indica que la emisión de
radiación electromagnética en el visible y en el UV-cercano ocurre cuando el electrón decae al
segundo nivel de energía, como se indica en la Tabla 4.1. Adicionalmente, la fórmula predice
otras series espectroscópicas obtenidas con fuentes de hidrógeno convencionales, a saber:
p=1: serie de Lyman. El decaimiento al estado base produce emisión en el ultravioleta. La serie
converge al valor de 91nm. La primera línea de este espectro de emisión fue descubierta
por el físico norteamericano Theodore Lyman (1874-1954) en 1906 y las restantes en los
años siguientes hasta 1914.
p=3: serie de Paschen. La emisión ocurre en el infrarrojo cercano y la serie converge al valor
de 821nm. Este espectro de emisión fue descubierto por el físico alemán Friedrich
Paschen (1865-1947) en 1908.
p=4: serie de Brackett. La emisión ocurre en el infrarrojo y la serie converge al valor de
1459nm. Este espectro de emisión fue descubierto por el físico norteamericano Frederick
Sumner Brackett (1896-1988) en 1922.
p=5: serie de Pfund. La emisión ocurre en el infrarrojo lejano y la serie converge al valor de
2280nm. Este espectro de emisión fue descubierto por el norteamericano August Herman
Pfund (1879-1949) en 1924.
p=6: serie de Humphreys. La emisión ocurre en el infrarrojo lejano y la serie converge al valor
de 3283nm. Este espectro de emisión fue descubierto por el norteamericano Curtis Judson
Humphreys (1898-1986) en 1953.

Debe tenerse en cuenta que las intensidades de las series disminuyen marcadamente con el
incremento del orden p. Estos resultados le merecieron a Bohr el premio Nóbel de física de 1922.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 23
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

FIGURA 4.13: Región estelar de hidrógeno ionizado (Fuente: Internet)

El espectro del hidrógeno es de importancia particular en astronomía y astrofísica. Ya que el


hidrógeno es el elemento más abundante en el universo, el espectro de muchas estrellas presenta
la serie de Balmer como líneas de absorción prominentes. También esta serie aparece como
brillantes líneas de emisión en el espectro de nebulosas. Incluso, los radiotelescopios han
reportado líneas de emisión de hidrógeno interestelar correspondientes a grandes números
cuánticos, por ejemplo p=158 y n=159, con una frecuencia de 1651MHz. La NGC604 en la
Galaxia del Triángulo es un ejemplo de una enorme región de hidrógeno ionizado.

El experimento de Franck y Hertz

En 1914, casi un año después de que Bohr promulgara su teoría atómica, James Franck (1882-
1964) y Gustav Ludwig Hertz (1887-1975) reportaron los resultados de un experimento con el
que probaron la validez del modelo de Bohr (Figura 4.14), y que les mereciera compartir el
premio Nóbel de física de 1925. El dispositivo experimental estaba basado en los tubos de
descarga, muy difundidos en la época, para estudiar el comportamiento atómico de elementos
gaseosos a baja presión. El tubo, cargado con mercurio gaseoso a baja presión, está equipado con
un cátodo emisor de electrones por termoionización, los cuales son acelerados hacia una rejilla
por una diferencia de potencial controlada. La rejilla permite el ingreso de electrones a una
segunda región, donde encuentran un campo eléctrico de frenado de baja intensidad entre la
rejilla y la placa colectora. Los electrones que alcanzan la placa colectora generan una corriente
medida por el amperímetro (A), que se grafica en función del potencial acelerador del cátodo a la
rejilla.
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 24
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

a b
FIGURA 4.14: Experimento de Franck y Hertz. (a) Dispositivo experimental (b) Resultado. (Fuente: Internet)

La gráfica de los resultados experimentales mostró que, a medida que el potencial acelerador
aumentaba hasta los 4.9V, también lo hacía la corriente medida por el amperímetro. Pero, con un
poco más de voltaje, la corriente caía abruptamente, para comenzar de nuevo a crecer. Se
estableció así que, en las ramas de crecimiento de la corriente, las colisiones entre y los átomos
de mercurio y los electrones eran esencialmente elásticas, de modo que estos últimos no perdían
energía cinética y, al ingresar en la segunda cámara podían superar el potencial de frenado y
alcanzar la placa colectora. No obstante, en el punto de caída abrupta, los electrones tenían la
energía justa que los átomos de mercurio podían absorber para producir una transición. Así, los
electrones perdían su energía cinética y, los que alcanzaran la segunda cámara, no podían llegar
hasta la placa colectora. El valor del voltaje acelerador en el punto de caída de la corriente
indicaba que se había producido una transición por la absorción de una energía de 4.9eV por
parte de los átomos de mercurio. Para valores de energía por debajo o por encima de este valor,
los átomos de mercurio no disponían de estados permitidos y no efectuaban transiciones, de
modo que la corriente crecía con el voltaje acelerador.

En ausencia de colisiones con los electrones del cátodo, los átomos del gas de mercurio a baja
presión se encuentran en el estado base. Aunque este experimento no puede determinar la energía
del estado base, esta se establece mediante estrategias alternativas, espectroscópicas o de
ionización. Así, se sabe que la energía de ionización del mercurio es E1  10.4eV , por lo que
la energía del estado base es E1  10.4eV . Entonces, la absorción de los 4.9eV llevaría a los
átomos de Hg a su primer estado excitado, de energía E2  5.5eV . De acuerdo con el cuarto
postulado de Bohr, este estado debe manifestarse en el espectro de emisión del mercurio,
mediante una línea de longitud de onda   253.15nm (UV), lo cual fue confirmado
espectroscópicamente. De este modo, el experimento de Frank y Hertz confirmó la hipótesis
teórica de Bohr.

Regla de cuantización de Wilson y Sommerfeld

Ya en 1914, el acervo de explicaciones exitosas sobre el comportamiento corpuscular del campo


de radiación en su interacción con la materia, había generado diversos vocablos derivados del
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 25
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

término quantum. Como lo diría Einstein unos años después, en referencia a los procesos
elementales de la interacción radiación-materia establecidos por él:

“these properties of the elementary processes make it seem practically unavoidable that one must
construct an essentially quantum theory of radiation”.

Nuevos sustantivos, adjetivos y verbos con la raíz latina quantum fueron introducidos en la física
(cuantización, cuántico, cuantizar) para referirse a la discontinuidad de la energía del campo de
radiación y al peculiar comportamiento de la materia frente a dicha discontinuidad.

En particular, el éxito de la teoría atómica de Bohr concentró la atención sobre lo misterioso de


sus postulados, pues no era evidente la relación entre la cuantización del campo de radiación y la
del momentum angular del electrón orbital, que constituía la base dichos postulados. Debía existir
una regla de cuantización general, de la que se derivaran la cuantización del campo de radiación
propuesta por Planck y la del momentum angular del electrón orbital propuesta por Bohr como
casos particulares.

a b
FIGURA 4.15: Coordenadas (a) radial y (b) angular del electrón orbital en un átomo de Bohr, en función del
tiempo.

En 1916, Charles Thomson Rees Wilson (1869-1959, premio Nóbel de Física 1927) y Arnold
Sommerferd (1868-1951) dilucidaron dicha regla, enunciándola así:

Toda coordenada de un sistema físico que varíe periódicamente en el tiempo deberá satisfacer la
condición cuántica

p q dq  nq h ,

donde q es la coordenada periódica, pq es el momentum asociado a ella, nq es un número


cuántico entero, h es la constante de Planck y  significa que la integral cubre un ciclo de
evolución de la coordenada q .

Consideremos un electrón orbital en el modelo atómico de Bohr. Su trayectoria podrá describirse


en términos de coordenadas polares, tomando el origen en la posición del núcleo. En el tiempo,
la coordenada angular variará periódicamente en el rango 0    2 mientras que la coordenada
radial permanecerá igual al radio de la órbita, r  R0 , como se ilustra en la Fig. 4.15. El
momentum lineal del electrón será p  pr u r  p u  me  v r u r  v u  , siendo me , v r y v su
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CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

masa, su velocidad radial y su velocidad tangencial respectivamente. Como el movimiento


d
orbital es circular uniforme, se tiene que v r  0 y v  R0  cte , ya que la velocidad angular
dt
es una constante, como se desprende del barrido angular en el tiempo representado en (b).

La regla de cuantización de Wilson-Sommerfeld debe entonces aplicarse a la coordenada


angular, cuyo momentum asociado es el momentum angular orbital del electrón, esto es
L  r  p , con r el radio de la órbita. Como r y p son vectores ortogonales entre sí, la magnitud
del momentum angular toma la forma L  me R0 v  cte , de modo que

2 2
h
 pq dq  nq h   L d  L
0
 d  2
0
L  nh  Ln
2
 n

resultado que corresponde al segundo postulado de Bohr.

Supongamos ahora que una partícula de masa m oscila armónicamente con frecuencia n , tal que
su frecuencia angular de oscilación es   2 n  cte . Si la amplitud del movimiento es A, la
coordenada espacial de la partícula y su momentum lineal podrán expresarse como
dx
x  t   A sen  t y p t   m  A m  cos  t respectivamente (Fig. 4.16), de modo que
dt

p q dq  nq h   A m  cos  t dx  A m  cos  t dx  n h .

a b
FIGURA 4.16: (a) Coordenada espacial y (b) momentum lineal de un oscilador armónico de masa m, que oscila con
frecuencia n .

Para efectuar la integral cerrada debe hacerse un cambio de variable: x 2  A2 sen 2  t 


A2 1  cos 2  t  , de modo que cos  t  1  x 2 A2 . Por lo tanto,

A
A m  cos  t dx  A m   1  x 2 A2 dx  4 m  
0
A2  x 2 dx .

El coeficiente 4 de la integral para 0  x  A se justifica en la Fig. 4.16 (a): un período de


evolución de la coordenada espacial incluye 4 integrales iguales en el rango 0  x  A ; la zona
sombreada en dicha figura señala el rango de la primera integral. Ahora bien:
Román Castañeda NOTAS DE LA ASIGNATURA FÍSICA MODERNA 27
CAPÍTULO 4: MODELOS ATÓMICOS

A
x  x  A2
 
A
A2  x 2 A2 A2
 A  x dx  
2 2
 sen 1    sen 1 1  sen 1  0  .
0  2 2  A  0 2 4

Por lo tanto, A m   cos  t dx  A2 m  . Por otra parte, la energía cinética del oscilador
p 2
A m 2 2
será Ek  t    cos 2  t , y la energía total será igual a la elongación de la energía
2m 2
A2 m  2
cinética, que corresponderá a una energía potencial nula, esto es, E  Ek MAX  , de
2
modo que

E
A m  cos  t dx  n  nh  E  n hn ,

resultado que corresponde al postulado de Planck.

A pesar del éxito de las explicaciones desarrolladas por Planck, Einstein y Bohr que hemos
tratado hasta el momento, y que en su conjunto conforman la hoy llamada antigua mecánica
cuántica, estas presentaron las siguientes limitaciones fundamentales: (i) no constituyeron una
teoría axiomática basada en principios físicos, sino que se desarrollaron a partir de postulados
que intervenían los fundamentos filosóficos y principios físicos de las elegantes teorías físicas
que configuraron lo que comenzó a llamarse Física Clásica (la Mecánica Newtoniana, la
Electrodinámica de Maxwell, la Termodinámica y la Física Estadística); (ii) sólo se ocuparon de
sistemas periódicos (osciladores, átomos) así que su validez no fue general; y (iii) sólo produce
resultados acertados para átomos de un solo electrón o átomos afines con esta estructura (como
los alcalinos Li, Na, K, Rb, Cs), no siendo aplicable a la mayoría de los elementos de la Tabla
Periódica.

No obstante, la antigua mecánica cuántica constituyó un paso obligado para la gestación y


nacimiento de una teoría en sentido estricto que diera cuenta de los sistemas físicos en general y
de los sistemas atómicos en particular. Esta teoría, conocida hoy como Mecánica Cuántica, fue
desarrollada desde perspectivas diferentes pero equivalentes por Werner Karl Heisenberg (1901-
1976, Premio Nóbel de Física de 1932) y Erwin Rudolf Josef Alexander Schrörodinger (1887-
1961, Premio Nóbel de Física de 1933), entre 1925 y 1927, una época a la que Heisenberg se
refirió, años después, como la edad dorada de la mecánica cuántica.

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