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¿Los músculos del rostro, la piel, la mirada, pueden acaso traducir lo que somos
interiormente?
¿Sí? Entonces hay que comprender que el rostro está no solamente sometido al tiempo
y a las circunstancias, sino sobre todo a nuestro modo de pensar.
La Morfopsicología es una disciplina que permite comprender las leyes que rigen las relaciones
entre las formas y la vida psíquica. Las formas del rostro son la materialización del movimiento
hecho visible a nuestros ojos. Nada es estático, todo es dinámico. No se trata de medir los
diámetros, los ángulos y las superificies: no se trata de antropometría.
En toda época se produjeron acercamientos entre las formas y la Psicología. Los antiguos
griegos conocían ya las relaciones existentes entre lo visible y lo invisible. En aquella época,
los tipos morfológicos permitían a los médicos griegos establecer un diagnóstico más completo.
Desde entonces, naturalmente, los estudios se han precisado, pasando por la Fisionomía o la
Caracterología, hasta llegar a la Morfopsicología, siendo ésta una Ciencia completa que se
interesa por la vitalidad, la sensibilidad y la inteligencia del sujeto.
No podemos reducir una persona a un solo tipo psicológico, porque esto se convertiría en una
salida típica de “horóscopo morfológico”. Se han publicado muchas obras en ese sentido,
ofreciendo nada más que un estudio de rasgos aislados, sin tener en cuenta el conjunto del
rostro; estudio ciertamente fácil, pero que no permite verdaderamente reconocerse. Ninguno de
nosotros está inventariado en un léxico, puesto que eso sería desnaturalizar la vida en todos
los sentidos, comparar el ser humano a una máquina artificial, sin posibilidad de evolución y
cre- cimiento. El ser no es yin o yang, inspirar o espirar: es más bien una síntesis compleja
entre sus diferentes componentes.
El marco: es la construcción ósea, el conjunto óseo del rostro, que representa nuestra reserva
vital.
Los receptores: ojos, nariz, boca: son los que intercambian la información entre la persona y su
entorno.
El modelado: son los tejidos y demás componentes que rodean los huesos de nuestro rostro;
es nuestra manera de presentarnos a los demás.
Los tres niveles corresponden a los tres planos: (físico, psicológico y mental).
Para captar la evolución del rostro es necesario aportar un breve atisbo de la ley fundamental
de dilatación/contracción.
DILATACIÓN / CONTRACCIÓN
La dilatación
La retracción
Es evidente que el estudio requiere de otros aspectos para poder afinar el retrato. Porque,
efectivamente, poseemos sus componentes, y como hemos indicado anteriormente, el hecho
de observar dónde se manifiesta la dilatación y la retracción en los planos de nuestro rostro
indican dónde se es más optimista y abierto, o bien más sensible y defensivo. De la interacción
de estos dos elementos complementarios resulta nuestro carácter, y por consiguiente nuestro
rostro.
Aún nos faltan detalles para completar nuestro retrato, pero hemos querido con estas pocas
líneas hacer una simple aproximación, con el objeto de hacer apreciar las relaciones evidentes
entre forma y carácter, así como la complejidad que nos impide catalogar o estereotipar el ser.
Podríamos abordar muchos otros aspectos, como la evolución en el tiempo, las arrugas, la
cirugía estética, etc.
Aprendamos a ser veraces, sencillos, auténticos, y nuestro rostro reflejará la belleza natural.