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ODONTOLOGIA
PARALELO:
MATERIA:
Fisiología
INTEGRANTES:
Joshue Salazar
TEMA:
DOCENTE:
Dra. Yumi
2016 – 2017
EL HIGADO
Los vasos relacionados con el hígado son la arteria hepática, la vena porta y las venas
hepáticas Junto con estos tres elementos se agregan también los nervios y los vasos
linfáticos.
La triada hepática: vías biliares extra hepáticas, vena porta y arteria hepática se reúnen
en el ligamento hepatoduodenal, en el hilio hepático, con el ducto hepático, situado
ventralmente a la derecha, la arteria hepática a la izquierda y la vena porta dorsalmente,
entre la arteria y el ducto. La arteria hepática abastece el hígado de sangre arterial y es
responsable de 25 a 30% del total del flujo de sangre que llega al hígado.
La arteria hepática común se origina como una rama del tronco celíaco y asciende
situándose a la izquierda del ducto biliar y anteriormente a la vena porta. Al ascender da
origen a tres arterias: gastroduodenal, supraduodenal y gástrica derecha. Después de dar
origen a estas pasa a ser llamada arteria hepática propia que continúa ascendiendo y en
el hilio hepático se divide dando origen a la arteria hepática derecha y la arteria hepática
izquierda.
La arteria hepática derecha pasa detrás del conducto hepático común para entrar en el
triángulo cístico, que está formado por el ducto cístico, ducto hepático y cranealmente
por el hígado. En el triángulo cístico la arteria hepática derecha da origen a la arteria
cística. La arteria hepática izquierda da usualmente origen a arteria hepática media.
La circulación venosa comprende el flujo venoso que llega al hígado por medio de la
vena porta y el drenaje venoso del hígado hacia la vena cava inferior a través de las
venas hepáticas. La vena porta drena la sangre del área esplácnica y es responsable del
75% de la sangre que fluye hacia el hígado. Es una vena sin válvulas, con una extensión
que varía de 5,5 a 8cm y un diámetro medio de 1,09cm, originada detrás del páncreas.
Anatómicamente la vena porta está formada por la confluencia de las venas mesentérica
superior, esplénica y mesentérica inferior.
LA VESICULA BILIAR
La irrigación vascular consiste en una única arteria cística que surge de la arteria
hepática.
La inervación hepática se realiza por nervios que derivan de los vagos derecho e
izquierdo y del plexo celíaco del simpático
Funcionalidad hepática
El hígado es el órgano glandular más grande del cuerpo y es una víscera fundamental
que interviene en gran variedad de procesos llevando a cabo las siguientes funciones:
Funciones vasculares, incluyendo la formación de linfa, almacenamiento y
filtración de la sangre.
Funciones metabólicas de carbohidratos, lípidos y proteínas.
Funciones secretoras y excretoras, en especial la producción de bilis.
Otras como el catabolismo de sustancias hormonales, el almacenamiento de
vitaminas y metales y funciones inmunológicas como el sistema hepático
fagocítico. Para llevar a cabo estas funciones presenta una estructura que se
caracteriza por la disposición hexagonal de sus células que forman los lóbulos
hepáticos. Éstos constan de una vena central del hexágono y en la periferia se
disponen la vena porta, la arteria hepática y el conducto biliar.
El hígado recibe aproximadamente un 30-40% del gasto cardíaco, lo que da una idea de
que es un órgano muy vascularizado. El sistema vascular del hígado es dinámico y actúa
como un reservorio. Cuando se produce una disminución de la volemia, las reservas de
sangre del hígado pasan a la circulación general, mientras que cuando la volemia
aumenta se reserva sangre entre las sinusoides hepáticas.
La formación de la linfa se realiza mediante el paso por los poros que existen entre las
células endoteliales de las sinusoides hepáticos para alcanzar el espacio de Disse, entre
el endotelio y los hepatocitos. Desde aquí la linfa se transporta hasta los capilares
linfáticos. La producción de linfa por tanto es dependiente de la presión sanguínea que
se registre en las sinusoides hepáticas.
1. Funciones metabólicas.- El hígado recoge por la vena porta todos los nutrientes
absorbidos en el intestino y los va a metabolizar para conseguir que los niveles
de estos nutrientes en la sangre que llega a los distintos tejidos sean
relativamente constantes. Analizaremos la función hepática para cada uno de los
nutrientes.
a) Metabolismo de carbohidratos: El hígado regula la concentración de glucosa
que hay presente en la sangre circulante (glucemia) dentro de unos rangos
bastante estrechos. Para realizar esta función los hepatocitos disponen de una
amplia bacteria enzimática que le permiten llevar a cabo los siguientes procesos.
Almacenamiento de glucógeno: Después del proceso digestivo llegan grandes
cantidades de glucosa al hígado que rápidamente es metabolizada por los
hepatocitos para formar glucógeno. Este proceso es mediado por la hormona
insulina y permite almacenar una cantidad limitada de glucógeno
(aproximadamente un 10% del peso del hígado). Cuando se satura el sistema de
almacenamiento de glúcidos en forma de glucógeno se forman ácidos grasos a
partir de la glucosa. Por otra parte, cuando el animal necesita glucosa al
disminuir su glucemia, moviliza el glucógeno para liberar glucosa.
Gluconeogénesis. Cuando las reservas hepáticas de glucógeno se han terminado,
el hepatocito forma nueva glucosa a partir de los intermediarios del ciclo de
Krebs y la glucolisis.
Conversión de galactosa y fructosa en glucosa.
Formación de productos diversos a partir de intermediarios metabólicos. El
resultado final es que el nivel de glucemia se mantiene constante con lo que
asegura la nutrición del sistema nervioso central o los eritrocitos.
b) Metabolismo de lípidos: Entre las funciones metabólicas del hígado sobre los
lípidos destacamos:
La capacidad de oxidación de ácidos grasos para formar cuerpos cetónicos.
Éstos pasan a la sangre y son rápidamente metabolizados por los tejidos.
Conversión de glúcidos y proteínas en ácidos grasos.
Formación de lipoproteínas para transportar los ácidos grasos. Forman una
estructura similar a los quilomicrones, con fosfolípidos, colesterol y proteínas
específicas.
Formación de colesterol y fosfolípidos. El colesterol va a tener diferentes
destinos como componente de membranas y de estructuras celulares y su
participación en la síntesis de ácidos biliares o en la eliminación de la secreción
biliar.
c) Metabolismo proteico: Al igual que ocurre con la glucosa, el hígado es el órgano
regulador de la cantidad de aminoácidos disponibles en la circulación general.
Para ello, el total de los aminoácidos que alcanzan el hígado son sometidos a
diferentes procesos:
La mayoría de los aminoácidos son sometidos a procesos de desaminación y
transaminación de aminoácidos, y una posterior conversión de la parte no
nitrogenada en moléculas de carbohidratos o lípidos, que serán almacenados
en forma de glucógeno o grasas. Las transaminasas de alanina y aspartato
(ALAT/GPT y ASAT/GOT) son un índice de la funcionalidad hepática.
Formación de urea a partir de NH3. De esta manera se elimina una sustancia
que es tóxica, especialmente para el tejido nervioso.
Formación de proteínas. Incluidas las proteínas plasmáticas, entre ellas la
albúmina y los factores de la coagulación.
2. Funciones secretoras.- La principal función secretora es la secreción de la bilis
que ya se estudió en el Tema 3 sobre digestión intestinal.
3. Funciones defensivas.- Entre los sinusoides hay una gran cantidad de
macrófagos denominados células de Kupfer, que tiene una gran actividad
fagocítica. Estas células eliminan las partículas y bacterias que hayan podido
entrar por vía intestinal y sirven para proteger de la infección en la circulación
general.
Secreción de bilis
2) a continuación la bilis fluye por los canalículos hacia los tabiques interlobulillares,
donde los canalículos desembocan en los conductos biliares terminales, estos se unen en
conductos progresivamente mayores hasta que acaban en el conducto hepático y el
colédoco. Desde este se vierte directamente la bilis al duodeno o deriva hacia la
vesícula biliar a través del conducto cístico. A lo largo de los conductos biliares se va
añadiendo a la bilis inicial una segunda porción de secreción, constituida por una
solución acuosa de iones sodio y bicarbonato segregados por las células epiteliales que
revisten los conductillos y conductos. Esta segunda secreción duplica a veces la
cantidad total de bilis y esta estimulada por la secretina que determina la liberación de
menos iones bicarbonato que se añaden a los de las secreciones pancreáticas primarias
para neutralizar el ácido que llega al duodeno procedente del estomago
COMPOSICION DE LA BILIS.
El Cuadro recoge la composición de la bilis en el momento de su secreción por el
hígado y tras su concentración en la vesícula biliar. Queda de manifiesto que las
sustancias secretadas en mayor cantidad son, con mucho, las sales biliares, que
representan alrededor
de la mitad de sus solutos totales; otras sustancias también secretadas o excretadas
en grandes cantidades comprenden la bilirrubina, el colesterol, la lecitina y
los electrolitos habituales del plasma. Durante el proceso de
concentración vesicular se reabsorben grandes cantidades de agua y
electro1itos (salvo los Tones calcio); la práctica totalidad del resto de
componentes, sobre todo las sales biliares y las sustancias lipídicas colesterol
y lecitina, no se reabsorben con lo que su concentración en la bilis vesicular
es muy elevada.
VACIAMIENTO VESICULAR. FUNCION ESTIMULADORA DE LA
COLECISTOCININA
Cuando se inicia la digestión de los alimentos en la porci6n superior del tubo
digestivo, la vesícula comienza a vaciarse, sobre todo en el momento en que
los alimentos grasos alcanzan el duodeno, alrededor de 30 minutes después de
una comida. La causa del vaciamiento
vesicular son las contracciones rítmicas de su pared, aunque para que el
vaciamiento sea eficaz también se necesita la relajación simultanea del
esfínter de Oddi, que (Nigila» la desembocadura del colédoco en el
duodeno.
3. Gluconeogénesis.
Casi todas las células del organismo metabolizan grasas, pero algunos aspectos de
este metabolismo tienen lugar, sobre todo, en el hígado. Las funciones concretas
del hígado en el metabolismo de las grasas, son:
Para extraer energía de las grasas neutras, primer escinde la grasa en glicerol y
ácidos grasos y luego rompen los ácidos grasos mediante β-oxidación en radicales
acetilo de dos carbonos que forman la acetil-coenzima A (acetil-CoA). Esta, a su
vez, ingresa en el ciclo ácido cítrico para oxidarse y liberar cantidades ingentes
de energía. La β -oxidación puede realizarse en todas células del organismo, pero
sobre todo y de manera rápida en las del hígado. El hígado, por sí mismo, no
puede utilizar toda la acetil-CoA formada; en su lugar, la acetil-CoA se
transforma en ácido acetoacetico, un ácido muy soluble, por la condensación de
dos moléculas de acetil-CoA. El ácido acetoacetico de las células hepáticas pasa
al líquido extracelular y luego es transportado por el organismo y absorbido por
los demos tejidos. Estos tejidos reconvierten, por su lado, al ácido acetoacetico
en acetil-CoA y luego, la oxidan de la manera acostumbrada. A través de estos
mecanismos, el hígado se responsabiliza de una porción esencial del metabolismo
de las grasas.
Casi toda la síntesis de lípidos del organismo a partir de los hidratos de carbono
y de las proteínas tiene lugar, asimismo, en el hígado. Una vez que se sintetiza
la grasa en el hígado, es transportada con las lipoproteínas hacia el tejido adiposo
para su almacenamiento.
En principio, casi todas las proteínas del plasma, con excepción de algunas
gammaglobulinas, se forman en las células del hígado, es decir, alrededor del
90% de todas las proteínas plasmáticas. Las demos gammaglobulinas son los
anticuerpos sintetizados, en principio, por las células plasmáticas de los tejidos
linfáticos. El hígado
puede formar las proteínas del plasma con un rimo máximo de 15 a 50 g/día.
Por eso, cuando se eliminan hasta la mitad de las proteínas plasmáticas del
organismo, se necesita de 1 a 2 semanas para su reposición. La reducción de las
proteínas del plasma acelera, curiosamente, la mitosis de las células hepáticas y
el crecimiento del hígado;
estos efectos se unen a una rápida salida de proteínas del plasma, hasta que la
concentración plasmática se normaliza. Cuando ocurre una enfermedad crónica
del hígado (p. ej., cirrosis), las proteínas del plasma, del tipo de la albumina
descienden hasta valores muy bajos y determinan edema generalizado y ascitis,
Benson EA, Page RE. A practical reappraisal of the anatomy of the extrahepatic bile
ducts and arteries. Br. J. Surg. 63: 853-860, 1996. Obtenido de:
http://redi.ufasta.edu.ar:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/80/2013_n_303_L.pdf
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