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UNIVERSIDAD SAN GREGORIO DE PORTOVIEJO

ODONTOLOGIA

PARALELO:

3er Semestre “B”

MATERIA:

Fisiología

INTEGRANTES:

Linda Rivas Vélez

Stalin Quijije Mero

Joshue Salazar

TEMA:

Fisiología del hígado y la vesícula biliar

DOCENTE:

Dra. Yumi

2016 – 2017
EL HIGADO

El hígado es un órgano intra-torácico, situado detrás de las costillas y cartílagos


costales, separado de la cavidad pleural y de los pulmones por el diafragma, pesa cerca
de 2500 g. esta localizado en el cuadrante superior de la cavidad abdominal se proyecta
a través de la línea media hacia el cuadrante superior izquierdo. Mide en su diámetro
mayor, o transverso, 20 a 22,5 cm. En la faz lateral derecha, verticalmente, mide cerca
de 15 a 17 cm y su mayor diámetro dorsoventral, 10 a 12,5 cm, está en el mismo nivel
que la extremidad craneal del riñón derecho. El tejido del parénquima hepático está
compuesto de lóbulos unidos por un tejido areolar extremamente fino en el cual se
ramifican la vena porta, la arteria hepática, las venas hepáticas, linfáticos y nervios,
estando todo el conjunto revestido por una túnica fibrosa y una serosa. La túnica serosa
cubre la mayor parte de la superficie del órgano. Está íntimamente adherida a la túnica
fibrosa. La túnica fibrosa se sitúa debajo del revestimiento seroso y recubre toda la
superficie del órgano. En el hilio la túnica fibrosa se continúa con la cápsula fibrosa de
Glisson, en la superficie del órgano, al tejido areolar que separa los lóbulos. Los lóbulos
suponen la principal masa del parénquima. Sus lobulillos, con cerca De 2mm de
diámetro. Son hexagonales, con las células agrupadas en torno de una vena
centrolobulillar, división menor de la vena hepática. Las paredes adyacentes de los
lóbulos están unidas entre sí por una cantidad mínima de tejido conjuntivo. Cada lóbulo
consiste en un conjunto de células distribuidas en placas y columnas radiadas, entre las
cuales se encuentran los canalículos sanguíneos y los diminutos capilares biliares. El
espacio porta es la denominación dada a los espacios existentes en todo el parénquima
en los cuales se encuentran distribuidas las ramas menores de la vena porta, de la arteria
hepática y de los ductos biliares. Estas tres estructuras están unidas por un delicado
tejido conjuntivo, a la cápsula fibrosa perivascular o cápsula de Glisson.

Los vasos relacionados con el hígado son la arteria hepática, la vena porta y las venas
hepáticas Junto con estos tres elementos se agregan también los nervios y los vasos
linfáticos.

La triada hepática: vías biliares extra hepáticas, vena porta y arteria hepática se reúnen
en el ligamento hepatoduodenal, en el hilio hepático, con el ducto hepático, situado
ventralmente a la derecha, la arteria hepática a la izquierda y la vena porta dorsalmente,
entre la arteria y el ducto. La arteria hepática abastece el hígado de sangre arterial y es
responsable de 25 a 30% del total del flujo de sangre que llega al hígado.

La arteria hepática común se origina como una rama del tronco celíaco y asciende
situándose a la izquierda del ducto biliar y anteriormente a la vena porta. Al ascender da
origen a tres arterias: gastroduodenal, supraduodenal y gástrica derecha. Después de dar
origen a estas pasa a ser llamada arteria hepática propia que continúa ascendiendo y en
el hilio hepático se divide dando origen a la arteria hepática derecha y la arteria hepática
izquierda.

La arteria hepática derecha pasa detrás del conducto hepático común para entrar en el
triángulo cístico, que está formado por el ducto cístico, ducto hepático y cranealmente
por el hígado. En el triángulo cístico la arteria hepática derecha da origen a la arteria
cística. La arteria hepática izquierda da usualmente origen a arteria hepática media.

La circulación venosa comprende el flujo venoso que llega al hígado por medio de la
vena porta y el drenaje venoso del hígado hacia la vena cava inferior a través de las
venas hepáticas. La vena porta drena la sangre del área esplácnica y es responsable del
75% de la sangre que fluye hacia el hígado. Es una vena sin válvulas, con una extensión
que varía de 5,5 a 8cm y un diámetro medio de 1,09cm, originada detrás del páncreas.
Anatómicamente la vena porta está formada por la confluencia de las venas mesentérica
superior, esplénica y mesentérica inferior.

Fisiológicamente el hígado tiene un papel vital para el organismo, presentando


multiplicidad funcional metabólica, digestiva, hemostática, inmunológica y de
reservorio, con flujo de alrededor de 1500 mL de sangre por minuto. Los hepatocitos
son células poliédricas de 20 nm de longitud por 30 ìm de anchura, con núcleo central
redondeado u ovalado. Representan el 80% de la población celular hepática en el
hombre. Presentan membrana hepatocitaria, citoesqueleto con microfilamentos,
microtúbulos y filamentos intermediarios de citoqueratina y organelos como las
mitocondrias, retículo endoplasmático rugoso y liso, aparato de Golgi, lisosomas y
paroxismos.

El citoesqueleto tiene un papel funcional en el transporte de sustancias y en la dinámica


de los canalículos biliares.
Las mitocondrias participan en la fosforilación oxidativa y la oxidación de ácidos
grasos.

El retículo endoplasmático rugoso se encarga de la síntesis de albúmina, fibrinógeno y


diversas proteínas mediadoras de reacciones inflamatorias y de la coagulación
sanguínea.

En el retículo endoplasmático liso se da depósito de glicógeno, conjugación de


bilirrubina, esterificación de ácidos grasos, glicogenolisis, desiodación de tiroxina,
síntesis de colesterol y de ácidos biliares, metabolismo de lípidos, sustancias
liposolubles, esteroides y fármacos, alcohol y tabaco.

El aparato de Golgi realiza el transporte de lípidos hacia el plasma, tiene actividad


fosfatásica ácida catabólica, produce glicoproteína y promueve la adición de
carbohidrato a las lipoproteínas.

Los lisosomas presentan actividad fosfatásica ácida además de poseer 30 enzimas


hidrolíticas responsables del catabolismo de cuerpos extraños, elementos sanguíneos
envejecidos y depositar hierro.

Los peroxisomas metabolizan las purinas, los lípidos, el alcohol y el peróxido de


hidrogeno, participan en la gluconeogenesis, en la beta-oxidación de los ácidos grasos
de cadena larga.

LA VESICULA BILIAR

La vesícula biliar es un saco músculo- membranoso cónico, en forma de pera, que


funciona como reservorio de bilis, localizada en la superficie de la cara inferior del
lóbulo derecho del hígado, extendiéndose de la extremidad derecha de la porta el borde
inferior del órgano. La superficie de la vesícula que no está en contacto con la superficie
del hígado está cubierta por peritoneo.

Anatómicamente la vesícula biliar está dividida en cuatro partes: fondo, cuerpo,


infundíbulo y cuello.

La irrigación vascular consiste en una única arteria cística que surge de la arteria
hepática.

Histológicamente, la vesícula posee cuatro capas: mucosa, muscular, perimuscular y


serosa. El conducto cístico se origina del cuello de la vesícula, transcurre dorsal y
caudalmente hacia la izquierda y se une al conducto hepático para formar el conducto
colédoco. El drenaje linfático del hígado se divide en dos grupos: superficial y
profundo. En el drenaje linfático superficial los vasos linfáticos se originan en el tejido
areolar subperitoneal en toda la superficie del órgano y pueden unirse en vasos
superficiales de la cara convexa y vasos superficiales de la cara visceral. En la parte
posterior de la cara convexa los vasos linfáticos superficiales alcanzan los nódulos
terminales por tres vías diferentes: pasan a través del foramen de la vena cava; o por el
lado izquierdo donde hay un pequeño número de vasos linfáticos se dirige
posteriormente hacia el hiato esofágico; o por lado derecho los vasos linfáticos, recorren
la cara abdominal del diafragma. En la cara visceral la mayoría de los vasos linfáticos
convergen hacia el hilio hepático y acompañan a los vasos linfáticos profundos.

La inervación hepática se realiza por nervios que derivan de los vagos derecho e
izquierdo y del plexo celíaco del simpático

En cuanto a la secreción biliar, la bilis es principal vía de eliminación del colesterol,


formada por ácidos, sales y pigmentos biliares, así como de colesterol, fosfolípidos,
electrolitos inorgánicos, mucina, metabolitos y agua. Esta se segrega en los canalículos
biliares en sentido inverso al flujo sanguíneo. La producción diaria de bilis es de 0,15 a
0,16 mL/min y se efectúa a través de transporte activo concentrador de ácidos biliares.
La variación en la producción diaria de bilis es dependiente de la producción de ácidos
biliares por los hepatocitos, siendo influenciado por la ingesta alimentaria, la motilidad
intestinal y por el funcionamiento de la vesícula biliar.

Las bilirrubinas proceden del catabolismo de la hemoglobina, los ácidos biliares


provienen esencialmente del catabolismo del colesterol, en el intestino, promueven la
formación de micelas de lípidos provenientes de la ingesta alimentaria, después son
reabsorbidos en el íleon terminal, formando una circulación entero-hepática, 6 a 8 veces
al día.

En el metabolismo de los carbohidratos el hígado es el principal responsable de la


homeostasia, consumiendo, almacenando y produciendo glucosa.

Funcionalidad hepática

El hígado es el órgano glandular más grande del cuerpo y es una víscera fundamental
que interviene en gran variedad de procesos llevando a cabo las siguientes funciones:
 Funciones vasculares, incluyendo la formación de linfa, almacenamiento y
filtración de la sangre.
 Funciones metabólicas de carbohidratos, lípidos y proteínas.
 Funciones secretoras y excretoras, en especial la producción de bilis.
 Otras como el catabolismo de sustancias hormonales, el almacenamiento de
vitaminas y metales y funciones inmunológicas como el sistema hepático
fagocítico. Para llevar a cabo estas funciones presenta una estructura que se
caracteriza por la disposición hexagonal de sus células que forman los lóbulos
hepáticos. Éstos constan de una vena central del hexágono y en la periferia se
disponen la vena porta, la arteria hepática y el conducto biliar.

El hígado recibe aproximadamente un 30-40% del gasto cardíaco, lo que da una idea de
que es un órgano muy vascularizado. El sistema vascular del hígado es dinámico y actúa
como un reservorio. Cuando se produce una disminución de la volemia, las reservas de
sangre del hígado pasan a la circulación general, mientras que cuando la volemia
aumenta se reserva sangre entre las sinusoides hepáticas.

La formación de la linfa se realiza mediante el paso por los poros que existen entre las
células endoteliales de las sinusoides hepáticos para alcanzar el espacio de Disse, entre
el endotelio y los hepatocitos. Desde aquí la linfa se transporta hasta los capilares
linfáticos. La producción de linfa por tanto es dependiente de la presión sanguínea que
se registre en las sinusoides hepáticas.

1. Funciones metabólicas.- El hígado recoge por la vena porta todos los nutrientes
absorbidos en el intestino y los va a metabolizar para conseguir que los niveles
de estos nutrientes en la sangre que llega a los distintos tejidos sean
relativamente constantes. Analizaremos la función hepática para cada uno de los
nutrientes.
a) Metabolismo de carbohidratos: El hígado regula la concentración de glucosa
que hay presente en la sangre circulante (glucemia) dentro de unos rangos
bastante estrechos. Para realizar esta función los hepatocitos disponen de una
amplia bacteria enzimática que le permiten llevar a cabo los siguientes procesos.
 Almacenamiento de glucógeno: Después del proceso digestivo llegan grandes
cantidades de glucosa al hígado que rápidamente es metabolizada por los
hepatocitos para formar glucógeno. Este proceso es mediado por la hormona
insulina y permite almacenar una cantidad limitada de glucógeno
(aproximadamente un 10% del peso del hígado). Cuando se satura el sistema de
almacenamiento de glúcidos en forma de glucógeno se forman ácidos grasos a
partir de la glucosa. Por otra parte, cuando el animal necesita glucosa al
disminuir su glucemia, moviliza el glucógeno para liberar glucosa.
 Gluconeogénesis. Cuando las reservas hepáticas de glucógeno se han terminado,
el hepatocito forma nueva glucosa a partir de los intermediarios del ciclo de
Krebs y la glucolisis.
 Conversión de galactosa y fructosa en glucosa.
 Formación de productos diversos a partir de intermediarios metabólicos. El
resultado final es que el nivel de glucemia se mantiene constante con lo que
asegura la nutrición del sistema nervioso central o los eritrocitos.
b) Metabolismo de lípidos: Entre las funciones metabólicas del hígado sobre los
lípidos destacamos:
 La capacidad de oxidación de ácidos grasos para formar cuerpos cetónicos.
Éstos pasan a la sangre y son rápidamente metabolizados por los tejidos.
 Conversión de glúcidos y proteínas en ácidos grasos.
 Formación de lipoproteínas para transportar los ácidos grasos. Forman una
estructura similar a los quilomicrones, con fosfolípidos, colesterol y proteínas
específicas.
 Formación de colesterol y fosfolípidos. El colesterol va a tener diferentes
destinos como componente de membranas y de estructuras celulares y su
participación en la síntesis de ácidos biliares o en la eliminación de la secreción
biliar.
c) Metabolismo proteico: Al igual que ocurre con la glucosa, el hígado es el órgano
regulador de la cantidad de aminoácidos disponibles en la circulación general.
Para ello, el total de los aminoácidos que alcanzan el hígado son sometidos a
diferentes procesos:
 La mayoría de los aminoácidos son sometidos a procesos de desaminación y
transaminación de aminoácidos, y una posterior conversión de la parte no
nitrogenada en moléculas de carbohidratos o lípidos, que serán almacenados
en forma de glucógeno o grasas. Las transaminasas de alanina y aspartato
(ALAT/GPT y ASAT/GOT) son un índice de la funcionalidad hepática.
 Formación de urea a partir de NH3. De esta manera se elimina una sustancia
que es tóxica, especialmente para el tejido nervioso.
 Formación de proteínas. Incluidas las proteínas plasmáticas, entre ellas la
albúmina y los factores de la coagulación.
2. Funciones secretoras.- La principal función secretora es la secreción de la bilis
que ya se estudió en el Tema 3 sobre digestión intestinal.
3. Funciones defensivas.- Entre los sinusoides hay una gran cantidad de
macrófagos denominados células de Kupfer, que tiene una gran actividad
fagocítica. Estas células eliminan las partículas y bacterias que hayan podido
entrar por vía intestinal y sirven para proteger de la infección en la circulación
general.

Secreción de bilis

El hígado secreta la bilis en dos fases:

1) los hepatocitos, las principales células funcionales metabólicas, secretan la porción


inicial, que contiene grandes cantidades de ácidos biliares, colesterol y otros
componentes orgánicos. Esta bilis pasa a los diminutos canalículos biliares situados
entre los hepatocitos que forman las trabéculas hepáticas.

2) a continuación la bilis fluye por los canalículos hacia los tabiques interlobulillares,
donde los canalículos desembocan en los conductos biliares terminales, estos se unen en
conductos progresivamente mayores hasta que acaban en el conducto hepático y el
colédoco. Desde este se vierte directamente la bilis al duodeno o deriva hacia la
vesícula biliar a través del conducto cístico. A lo largo de los conductos biliares se va
añadiendo a la bilis inicial una segunda porción de secreción, constituida por una
solución acuosa de iones sodio y bicarbonato segregados por las células epiteliales que
revisten los conductillos y conductos. Esta segunda secreción duplica a veces la
cantidad total de bilis y esta estimulada por la secretina que determina la liberación de
menos iones bicarbonato que se añaden a los de las secreciones pancreáticas primarias
para neutralizar el ácido que llega al duodeno procedente del estomago

Almacenamiento y concentración de la bilis en la vesícula biliar.

Los hepatocitos secretan continuamente bilis, pero la mayor parte se almacena en la


vesícula biliar hasta que el duodeno la necesita. La capacidad máxima de la vesícula
biliar es solo de 30 a 60 mililitros. No obstante, la cantidad de bilis que puede
almacenarse en ella equivale a la producida en 12 horas (alrededor de 450 ml) porque la
mucosa vesicular absorbe continuamente agua, sodio, cloruro y casi todos los demás
electrolitos e incrementa la concentración de otros componentes, como las sales biliares,
el colesterol, la lecitina o la bilirrubina. En gran parte, esta absorción de la vesícula
depende del transporte activo de sodio a través del epitelio vesicular, al que sigue
la absorción secundaria de iones cloruro, agua y casi todos los demos
componentes difusibles. De este modo, la bilis se concentra casi 5 veces, aunque
en ocasiones se alcance un máxima de 20.

COMPOSICION DE LA BILIS.
El Cuadro recoge la composición de la bilis en el momento de su secreción por el
hígado y tras su concentración en la vesícula biliar. Queda de manifiesto que las
sustancias secretadas en mayor cantidad son, con mucho, las sales biliares, que
representan alrededor
de la mitad de sus solutos totales; otras sustancias también secretadas o excretadas
en grandes cantidades comprenden la bilirrubina, el colesterol, la lecitina y
los electrolitos habituales del plasma. Durante el proceso de
concentración vesicular se reabsorben grandes cantidades de agua y
electro1itos (salvo los Tones calcio); la práctica totalidad del resto de
componentes, sobre todo las sales biliares y las sustancias lipídicas colesterol
y lecitina, no se reabsorben con lo que su concentración en la bilis vesicular
es muy elevada.
VACIAMIENTO VESICULAR. FUNCION ESTIMULADORA DE LA
COLECISTOCININA
Cuando se inicia la digestión de los alimentos en la porci6n superior del tubo
digestivo, la vesícula comienza a vaciarse, sobre todo en el momento en que
los alimentos grasos alcanzan el duodeno, alrededor de 30 minutes después de
una comida. La causa del vaciamiento
vesicular son las contracciones rítmicas de su pared, aunque para que el
vaciamiento sea eficaz también se necesita la relajación simultanea del
esfínter de Oddi, que (Nigila» la desembocadura del colédoco en el
duodeno.

El estímulo más potente, con mucho, para las contracciones vesiculares es


la hormona colecistocinina, es decir, la misma que facilita el aumento de
la secreción de enzimas digestivas por las células acinares del páncreas. El
mayor estímulo para la secreción de colecistocinina a la sangre desde las
células de la mucosa duodenal es la entrada de alimentos grasos en el
duodeno.
Además de la colecistocinina, las fibras nerviosas secretoras de acetilcolina,
tanto vágales come del sistema nervioso entérico intestinal, también estimulan,
aunque en menor medida, las contracciones vesiculares. Se trata de los
mismos nervios que excitan la motilidad y la secreción de otras porciones
altas del tubo digestivo.

En resumen, la vesícula biliar vacía hacia el duodeno la bilis concentrada


tras la estimulación por la colecistocinina que se libera en respuesta a los
alimentos grasos. Si la comida carece de grasa, la vesícula apenas se vacía,
pero si existen grandes cantidades de grasa, la vesícula suele evacuarse por
complete en 1 hora. (Hall, 2001)
FUNCIONES METABOLICAS DEL HIGADO

El hígado es un gran depósito de células, con capacidad de reacción química,


que dispone de un metabolismo intenso, puesto que los sistemas metabólicos
comparten sustratos y energía y, además, en este órgano se procesan y se
sintetizan numerosas sustancias transportadas a otras regiones del organismo que
cumplen miles de funciones metab6licas diferentes. Por todo ello, gran parte de
la disciplina de la bioquímica se ocupa de las reacciones metabólicas del hígado.
A continuación, se resumen las funciones metabólicas de mayor interés para la
comprensión de la fisiología integrada del organismo.

Metabolismo de los hidratos de carbono

Dentro del metabolismo de los hidratos de carbono, el hígado realiza estas


funciones:

1. Almacenamiento de grandes cantidades de glucógeno.

2. Conversión de la galactosa y de la fructosa en glucosa.

3. Gluconeogénesis.

4. Formación de muchas compuestos químicos a partir de los productos


intermediarios del metabolismo de los hidratos de carbono.

El hígado es especialmente importante para el mantenimiento de la glucemia


dentro de límites normales. El almacenamiento de glucógeno permite al hígado
extraer el exceso de glucosa de la sangre, almacenarlo y luego lo devuelve a la
sangre cuando la glucemia empieza a descender de forma peligrosa. Esta es la
función amortiguadora de la glucosa del hígado. La glucemia de una persona
con una función hepática insuficiente se duplica o triplica, si ingiere una comida
rica en hidratos de carbono, con respecto a la de otra con una funci6n hepática
normal.

La gluconeogénesis hepática se ocupa, por su parte, del mantenimiento de la


glucemia dentro de la normalidad, puesto que solo se activa de forma importante
cuando la concentración de glucosa desciende por debajo de los valores normales.
Entonces, grandes cantidades de nacidos y de glicerol de los triglicéridos se
convierte glucosa y contribuyen a mantener la glucemia de forma relativamente
normal.

Metabolismo de los grasas

Casi todas las células del organismo metabolizan grasas, pero algunos aspectos de
este metabolismo tienen lugar, sobre todo, en el hígado. Las funciones concretas
del hígado en el metabolismo de las grasas, son:

1. Oxidación de los ácidos grasos para proveer energía destinada a otras


funciones corporales.

2. Síntesis de grandes cantidades de colesterol, fosfolípidos y casi todas las


lipoproteínas.

3. Síntesis de grasas a partir de las proteínas y de hidratos de carbono.

Para extraer energía de las grasas neutras, primer escinde la grasa en glicerol y
ácidos grasos y luego rompen los ácidos grasos mediante β-oxidación en radicales
acetilo de dos carbonos que forman la acetil-coenzima A (acetil-CoA). Esta, a su
vez, ingresa en el ciclo ácido cítrico para oxidarse y liberar cantidades ingentes
de energía. La β -oxidación puede realizarse en todas células del organismo, pero
sobre todo y de manera rápida en las del hígado. El hígado, por sí mismo, no
puede utilizar toda la acetil-CoA formada; en su lugar, la acetil-CoA se
transforma en ácido acetoacetico, un ácido muy soluble, por la condensación de
dos moléculas de acetil-CoA. El ácido acetoacetico de las células hepáticas pasa
al líquido extracelular y luego es transportado por el organismo y absorbido por
los demos tejidos. Estos tejidos reconvierten, por su lado, al ácido acetoacetico
en acetil-CoA y luego, la oxidan de la manera acostumbrada. A través de estos
mecanismos, el hígado se responsabiliza de una porción esencial del metabolismo
de las grasas.

Cerca del 80 % del colesterol que se sintetiza en el hígado se convierte en sales


biliares que se segregan a la bilis; el resto se transporta con las lipoproteínas por
la sangre hacia las células de los tejidos. Los fosfolípidos también se sintetizan
en el hígado y se transportan sobre todo con las lipoproteínas. Las células
utilizan el colesterol y los fosfolípidos para formar las membranas, las estructuras
intracelulares y numerosas sustancias químicas esenciales para el funcionamiento
celular.

Casi toda la síntesis de lípidos del organismo a partir de los hidratos de carbono
y de las proteínas tiene lugar, asimismo, en el hígado. Una vez que se sintetiza
la grasa en el hígado, es transportada con las lipoproteínas hacia el tejido adiposo
para su almacenamiento.

Metabolismo de las proteínas

El organismo no puede dispensar al hígado del metabolismo de las proteínas


más allá de unos días, sin consecuencias mortales. Las funciones principales del
hígado en el metabolismo de las proteínas son:

1. Diseminación de los aminoácidos.

2. Formación de urea para eliminar el amoniaco los líquidos corporales

3. Formaci6n de proteínas plasmáticas.

4. Interconversion de los distintos aminoácidos y síntesis de otros compuestos a


partir de los aminoácidos.

Para el aprovechamiento energético de los aminoácidos o para su conversión en


hidratos de carbono o grasas, se precisa su diseminación. Algunos tejidos del
organismo, en particular los riñones, pueden proceder a una parte mínima de la
diseminación, pero bastante menor que la del hígado.

La síntesis hepática de urea elimina el amoniaco de los líquidos corporales.


Mediante la desafinación se producen grandes cantidades de amoniaco; las
bacterias del intestino fabrican alguna cantidad supletoria que se absorbe por la
sangre. Así pues, si falta el hígado para sintetizar urea, la concentración
plasmática de amoniaco se eleva con rapidez y provoca un coma hepático y la
muerte. De hecho, incluso cuando disminuye en exceso el flujo sanguíneo por el
hígado como sucede, en ocasiones, cuando se establece una derivación entre la
vena porta y la cava, se genera un exceso de amoniaco en la sangre, estado
extremadamente toxica.

En principio, casi todas las proteínas del plasma, con excepción de algunas
gammaglobulinas, se forman en las células del hígado, es decir, alrededor del
90% de todas las proteínas plasmáticas. Las demos gammaglobulinas son los
anticuerpos sintetizados, en principio, por las células plasmáticas de los tejidos
linfáticos. El hígado
puede formar las proteínas del plasma con un rimo máximo de 15 a 50 g/día.
Por eso, cuando se eliminan hasta la mitad de las proteínas plasmáticas del
organismo, se necesita de 1 a 2 semanas para su reposición. La reducción de las
proteínas del plasma acelera, curiosamente, la mitosis de las células hepáticas y
el crecimiento del hígado;
estos efectos se unen a una rápida salida de proteínas del plasma, hasta que la
concentración plasmática se normaliza. Cuando ocurre una enfermedad crónica
del hígado (p. ej., cirrosis), las proteínas del plasma, del tipo de la albumina
descienden hasta valores muy bajos y determinan edema generalizado y ascitis,

Una de las funciones capitales del hígado consiste en sintetizar algunos


aminoácidos y otros compuestos químicos importantes a partir de estos. Por
ejemplo, los denominados aminoácidos no esenciales se pueden sintetizar, todos
ellos, en el hígado. Para este fin, primero se sintetiza un cetoacido, cuya
composición química (salvo la del oxígeno ceto) es la misma que la del
aminoácido formado. Luego, se transfiere un radical amino, a través de varios
pasos de trasnominación desde el aminoácido disponible hasta el cetoacido, que
ocupa el lugar del oxígeno ceto. (Hall, Tratado de FISIOLOGIA MEDICA, 2001)
BIBLIOGRAFIA:

Hall, A. C. (2001). Tratado de FISIOLOGIA MEDICA. En A. C. Hall, Tratado de


FISIOLOGIA MEDICA (págs. 963-964). MADRID: McGraw-Hill
Interamericana .

Hall, A. C. (2001). Tratado de FISIOLOGIA MEDICA. En A. C. Hall, Tratado de


FISIOLOGIA MEDICA (págs. 902-903). MADRID: McGraw-Hill
Interamericana.

Benson EA, Page RE. A practical reappraisal of the anatomy of the extrahepatic bile
ducts and arteries. Br. J. Surg. 63: 853-860, 1996. Obtenido de:
http://redi.ufasta.edu.ar:8080/xmlui/bitstream/handle/123456789/80/2013_n_303_L.pdf
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