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Al comenzar los tiempos helénicos, las costas orientales del mar

Egeo ya habían sido colonizadas y estaban llenas de pujantes


ciudades. Pero el Norte no había sido tocado.
En particular, hay una península con tres salientes que se
extiende por el ángulo noroeste del mar Egeo y que parecía
especialmente apropiada para la colonización. Está a sólo unos
100 kilómetros al norte del extremo septentrional de Eubea, y las
ciudades de Calcis y Eretria de esta isla colonizaron dicha
península totalmente en los siglos VIII y VII a. C.
De hecho, sólo Calcis fundó no menos de treinta ciudades en la
península; tanto que toda la península llevó su nombre en su
honor y se la conoció como la península Calcídica.
En 685 a. C colonizadores griegos atravesaron el Helesponto y la
Propóntide y fundaron una ciudad en la parte asiática del Bósforo.
La llamaron Calcedonia, por las minas de cobre que había en sus
cercanías. Más tarde, en 660 a. C., otra partida de griegos (al
mando de un jefe llamado Bizas, según la tradición) fundó una
ciudad en la parte europea del Bósforo, justo enfrente de
Calcedonia. Se la llamó Bizancio, por el jefe de la expedición.
Bizancío se encontró ahora en la posición en que había estado
Troya. Dominaba los estrechos por donde debía pasar el
comercio. Podía enriquecerse y lo hizo. De tanto en tanto la
arruinaba alguna guerra, pero siempre resurgía y prosperaba
nuevamente. Con el tiempo iba a ser la mayor ciudad
grecohablante del mundo.
Pero entonces los griegos, después de colonizar los estrechos,
estaban en las puertas del mar Negro. Siguieron entusiastamente
los pasos del legendario Jasón y sus argonautas, y Mileto tomó la
delantera. Por el 600 a. C., todas las costas del mar Negro
estaban salpicadas de colonias griegas.
Los griegos también partieron del Egeo en dirección al Sur, para
entrar en el mismo vasto mar Mediterráneo. La isla de Chipre
tenía colonias griegas ya en tiempos micénicos pero ahora se
fundaron otras en las costas meridionales de Asia Menor. justo al
norte de la isla de Chipre, por ejemplo, los jonios fundaron la
ciudad de Tarso ya, quizá, en el 850 a. C.
Al sudoeste de Tarso se fundó la ciudad de Soli. Su nombre tuvo
un peculiar destino. Los griegos que edificaban ciudades en medio
de los bárbaros y permanecían separados de la mayoría de sus
compatriotas solían desarrollar peculiaridades lingüísticas.
Cuando los griegos de las grandes ciudades de Grecia
encontraban a esos colonizadores, se divertían al oír sus extrañas
palabras, pronunciaciones y formas gramaticales. Por alguna
razón, los habitantes de Soli fueron, en particular, objeto de burla
por ello. Los solios se hicieron tan famosos por su mal griego que
hasta hoy llamamos «solecismo» a todo error gramatical.
El avance hacia el Oeste
Los griegos tuvieron tanto éxito en la colonización del Oeste como
en la del Este.
El mar situado al occidente de Grecia es llamado el mar Jónico.
Esto no obedece a conexión alguna con los griegos de habla
jónica, sino a su relación con el mito griego concerniente a la ninfa
lo. Las islas de este mar, que están exactamente frente a la tierra
firme griega occidental del golfo de Corinto, son las islas Jónicas.
Las del grupo principal de estas islas, que forman
aproximadamente un semicírculo al oeste del golfo, ya eran
griegas en época micénica. Una de las más pequeñas, Itaca, era
el hogar legendario de Ulises, el héroe de La Odisea.
La que está más al norte de las islas Jónicas, a unos 100
kilómetros de Itaca, es Corcira. No fue griega hasta alrededores
de 734 a. C., cuando, según la tradición, un grupo de
colonizadores de Corinto desembarcó en ella.
Del otro lado del mar Jónico está la punta de la península en
forma de bota de Italia. Justo delante de la punta de la bota, con la
apariencia (en el mapa) de una pelota de fútbol a punto de ser
pateada, hay una isla triangular que es tan grande como el Estado
de Vermont. En verdad, es la isla más grande del mar
Mediterráneo.
Los griegos a veces la llamaban Trinacria, que significa «tres
puntas», pero estaba habitada por tribus cuyos miembros se
llamaban a sí mismos «sicanos» y «sículos», de quienes deriva el
nombre de «Sicilia».
En la época de la colonización, los griegos llegaron en gran
número a Sicilia y al sur de Italia, y convirtieron esas tierras en
otra Grecia. En verdad, algunas de esas ciudades con el tiempo
llegaron a ser más prósperas Al comenzar los tiempos helénicos,
las costas orientales del mar Egeo ya habían sido colonizadas y
estaban llenas de pujantes ciudades. Pero el Norte no había sido
tocado.
En particular, hay una península con tres salientes que se
extiende por el ángulo noroeste del mar Egeo y que parecía
especialmente apropiada para la colonización. Está a sólo unos
100 kilómetros al norte del extremo septentrional de Eubea, y las
ciudades de Calcis y Eretria de esta isla colonizaron dicha
península totalmente en los siglos VIII y VII a. C.
De hecho, sólo Calcis fundó no menos de treinta ciudades en la
península; tanto que toda la península llevó su nombre en su
honor y se la conoció como la península Calcídica.
En 685 a. C colonizadores griegos atravesaron el Helesponto y la
Propóntide y fundaron una ciudad en la parte asiática del Bósforo.
La llamaron Calcedonia, por las minas de cobre que había en sus
cercanías. Más tarde, en 660 a. C., otra partida de griegos (al
mando de un jefe llamado Bizas, según la tradición) fundó una
ciudad en la parte europea del Bósforo, justo enfrente de
Calcedonia. Se la llamó Bizancio, por el jefe de la expedición.
Bizancío se encontró ahora en la posición en que había estado
Troya. Dominaba los estrechos por donde debía pasar el
comercio. Podía enriquecerse y lo hizo. De tanto en tanto la
arruinaba alguna guerra, pero siempre resurgía y prosperaba
nuevamente. Con el tiempo iba a ser la mayor ciudad
grecohablante del mundo.
Pero entonces los griegos, después de colonizar los estrechos,
estaban en las puertas del mar Negro. Siguieron entusiastamente
los pasos del legendario Jasón y sus argonautas, y Mileto tomó la
delantera. Por el 600 a. C., todas las costas del mar Negro
estaban salpicadas de colonias griegas.
Los griegos también partieron del Egeo en dirección al Sur, para
entrar en el mismo vasto mar Mediterráneo. La isla de Chipre
tenía colonias griegas ya en tiempos micénicos pero ahora se
fundaron otras en las costas meridionales de Asia Menor. justo al
norte de la isla de Chipre, por ejemplo, los jonios fundaron la
ciudad de Tarso ya, quizá, en el 850 a. C.
Al sudoeste de Tarso se fundó la ciudad de Soli. Su nombre tuvo
un peculiar destino. Los griegos que edificaban ciudades en medio
de los bárbaros y permanecían separados de la mayoría de sus
compatriotas solían desarrollar peculiaridades lingüísticas.
Cuando los griegos de las grandes ciudades de Grecia
encontraban a esos colonizadores, se divertían al oír sus extrañas
palabras, pronunciaciones y formas gramaticales. Por alguna
razón, los habitantes de Soli fueron, en particular, objeto de burla
por ello. Los solios se hicieron tan famosos por su mal griego que
hasta hoy llamamos «solecismo» a todo error gramatical.
El avance hacia el Oeste
Los griegos tuvieron tanto éxito en la colonización del Oeste como
en la del Este.
El mar situado al occidente de Grecia es llamado el mar Jónico.
Esto no obedece a conexión alguna con los griegos de habla
jónica, sino a su relación con el mito griego concerniente a la ninfa
lo. Las islas de este mar, que están exactamente frente a la tierra
firme griega occidental del golfo de Corinto, son las islas Jónicas.
Las del grupo principal de estas islas, que forman
aproximadamente un semicírculo al oeste del golfo, ya eran
griegas en época micénica. Una de las más pequeñas, Itaca, era
el hogar legendario de Ulises, el héroe de La Odisea.
La que está más al norte de las islas Jónicas, a unos 100
kilómetros de Itaca, es Corcira. No fue griega hasta alrededores
de 734 a. C., cuando, según la tradición, un grupo de
colonizadores de Corinto desembarcó en ella.
Del otro lado del mar Jónico está la punta de la península en
forma de bota de Italia. Justo delante de la punta de la bota, con la
apariencia (en el mapa) de una pelota de fútbol a punto de ser
pateada, hay una isla triangular que es tan grande como el Estado
de Vermont. En verdad, es la isla más grande del mar
Mediterráneo.
Los griegos a veces la llamaban Trinacria, que significa «tres
puntas», pero estaba habitada por tribus cuyos miembros se
llamaban a sí mismos «sicanos» y «sículos», de quienes deriva el
nombre de «Sicilia».
En la época de la colonización, los griegos llegaron en gran número a Sicilia y al sur de Italia, y
convirtieron esas tierras en otra Grecia. En verdad, algunas de esas ciudades con el tiempo
llegaron a ser más prósperas

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