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La intención Positiva. Por Robert Dilts.

El Principio de Intención Positiva


Uno de los principios de la PNL más importantes, pero a menudo malinterpretado (y por tanto
controvertido) es de la intención positiva. Sencillamente, este principio establece que en algún
nivel todo comportamiento tiene (o tuvo alguna vez) esa intención positiva. Otra forma de
decirlo es que todo comportamiento sirve (o alguna vez sirvió) para un propósito positivo.

La intención positiva detrás de un comportamiento “agresivo”, por ejemplo, es a menudo


“protección”. La intención o propósito positivo detrás del “miedo” es normalmente “seguridad”.
El objetivo positivo detrás de la “ira” puede ser “marcar los límites”. “Odio” puede tener el
propósito positivo de “motivar” a una persona a pasar a la acción. Las intenciones positivas
detrás de algo como la “resistencia al cambio” pueden abarcar un registro de cuestiones;
incluyendo el deseo de reconocer, honorar o respetar el pasado; la necesidad de protegerse a
uno mismo permaneciendo con lo familiar, y un intento de aferrarse a las cosas positivas que
uno tuvo en el pasado, etcétera.

Incluso los síntomas físicos pueden servir a un objetivo positivo. La PNL ve cualquier síntoma,
incluidos los físicos, como una comunicación de que algo no está funcionando adecuadamente.
Los síntomas físicos a menudo alertan a las personas de que algo está desequilibrado. A veces
estos síntomas físicos son incluso un signo de que algo se está curando.

A veces un comportamiento o síntoma de un problema específico puede hasta servir para


múltiples intenciones positivas. He trabajado con gente que quería dejar de fumar, por ejemplo,
que descubrieron que servía para muchos propósitos positivos. Fumaban por la mañana con el
objetivo de “despertarse”. Fumaban durante el día para “reducir estrés”, “concentrarse” y,
paradójicamente “recordar respirar”. Fumaban por la noche para “relajarse”. A menudo, fumar
servía para ocultar o “nublar” emociones negativas. Quizás lo más importante, fumar era lo
único que hacían “sólo para ellos”, para traer algo de placer a sus vidas.

Otro principio básico de la PNL, relacionado con el de la intención positiva, es que resulta útil
separar nuestro “comportamiento” de nuestro “yo” – es decir, separar la intención positiva,
función, creencia, etc. que genera un comportamiento del comportamiento en sí mismo. En
otras palabras, es más respetuoso, ecológico y productivo responder a la estructura
profunda que a la expresión superficial de un comportamiento problemático. Una consecuencia
de combinar este principio con el principio de intención positiva es que para cambiar el
comportamiento o establecer alternativas viables, las nuevas elecciones deben de alguna forma
satisfacer el objetivo positivo del comportamiento anterior. Cuando las intenciones y objetivos
positivos de un estado o síntoma problemático no han sido satisfechas, entonces, irónicamente,
incluso comportamientos “normales” o “deseados” pueden producir resultados igualmente
problemáticos o patológicos. Una persona que, por ejemplo, deja de ser agresiva, pero no tiene
otra forma de protegerse a sí mismo, sólo cambia un conjunto de problemas por otro. Dejar el
comportamiento de fumar sin encontrar alternativas para todos los propósitos importantes para
los que sirve puede llevar a una persona a una pesadilla de nuevos problemas.

De acuerdo a otro principio básico de la PNL – el de “acompasar y liderar” – el cambio efectivo


primero implicaría un “acompasamiento” mediante el reconocimiento de las intenciones
positivas tras el comportamiento existente.
“Liderar” incluiría asistir al individuo en ampliar su mapa del mundo con objeto de encontrar
opciones más apropiadas para conseguir satisfactoriamente esas intenciones positivas. Estas
opciones permitirían a la persona conservar la intención o propósito positivo a través de
diferentes medios. Esto es lo que intentan lograr las diferentes técnicas de PNL de “reencuadre”.

¿Por qué hay oposición al principio de intención positiva?


Por un lado, el principio de intención positiva – y el enfoque del cambio descrito anteriormente
– parece bastante natural y efectivo. Y, sin embargo, el concepto de “intención positiva” ha
engendrado también mucha crítica y burla; incluso de algunos miembros de la comunidad de la
PNL. Las objeciones van desde la percepción de que es más teórico y filosófico que práctico,
hasta la creencia de que es verdaderamente peligroso. Uno de los objetivos de este artículo es
reconocer y tratar algunas de estas inquietudes.

El concepto de “intención positiva” es más filosófico que científico.


No se puede demostrar.
En realidad, el principio de intención positiva no viene de un idealismo religioso o romántico,
sino más bien de la disciplina científica de Teoría de Sistemas. La premisa fundamental del
principio de intención positiva es que los sistemas (especialmente los sistemas autorreguladores
o “cibernéticos”) están orientados hacia la adaptación. Es decir, hay una tendencia incorporada
en el sistema para optimizar algunos elementos importantes del mismo o para mantenerlo en
equilibrio. Así, el propósito final de todas las acciones, respuestas o comportamientos dentro de
un sistema es “adaptativo” – o lo fue dado el contexto en que estos comportamientos se
establecieron originariamente.

Es cierto que no puedes “demostrar” objetivamente que existe realmente una intención positiva
detrás de un comportamiento específico; por eso se considera una “presuposición”. Es algo que
se da por supuesto, que no se demuestra. igualmente, no se puede “demostrar” que “el mapa
no es el territorio y que “no hay un único mapa correcto del mundo”. Son parte de
la epistemología básica de la PNL – son las creencias básicas sobre las que se sustenta el resto
del modelo.

Los principios e hipótesis de la PNL son como los conceptos fundamentales de la geometría
euclidiana. Por ejemplo, Euclides construyó su geometría sobre el concepto del “punto”. Un
punto se define como “una entidad que posee una posición, pero ninguna otra propiedad” – no
tiene tamaño, ni masa, ni color, ni forma. Desde luego, es imposible demostrar que un punto no
tiene tamaño, masa, color, etc. Sin embargo, si aceptas esta hipótesis, junto a algunas otras,
puedes construir un sistema completo de geometría. Las conclusiones de este sistema pueden
ser entonces demostradas con respecto a su adhesión a los conceptos fundamentales, pero no
demostrados. Es importante darse cuenta de que uno no tiene que aceptar el supuesto de
Euclides acerca del punto para crear una geometría. Existen otras geometrías basadas en
hipótesis distintas (por ejemplo, el matemático del MIT Seymour Pappert (1980) construyó su
fascinante “Geometría Tortuga” para niños sustituyendo el concepto de “punto” por el de
“tortuga”; una “tortuga” es una entidad que posee posición y dirección).

Por tanto, aceptar el principio de intención positiva es en última instancia un acto de fe. Y en
muchos sentidos, la idea de la intención positiva es probablemente el “núcleo espiritual” de la
PNL. Si aceptamos que existen intenciones positivas tras cada comportamiento, entonces las
encontraremos o las creamos, en lugar de esperar a la prueba de que dichas intenciones existen.

Si la gente supuestamente tiene intenciones positivas,


¿por qué hacen cosas tan malas?
Es bien sabido que “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. Tener
una buena intención no es garantía de buen comportamiento. La gente con buenas intenciones
hace cosas malas porque tienen mapas limitados del mundo. Los problemas surgen cuando el
mapa del mundo de una persona bienintencionada sólo presenta unas pocas alternativas para
satisfacer sus intenciones.

Por esto es importante considerar el principio de intención positiva en relación con las otras
enseñanzas de la PNL. Aislado del resto de presuposiciones y de la tecnología de la PNL, el
principio de intención positiva sería realmente idealismo ingenuo. Sin la maestría de las técnicas
de cambio, herramientas de pensamiento, habilidades de comunicación, etc., sería irrelevante
si alguien tiene una intención positiva o no porque de todos modos seríamos incapaces de dirigir
su atención hacia un nuevo comportamiento. Como señalaba Einstein, “No puedes resolver un
problema con el mismo tipo de razonamiento que lo está creando”. El principio de intención
positiva debe ir asociado con creatividad y habilidades de resolución de problemas poderosas y
efectivas.

También es importante tener en cuenta que la gente puede tener una intención positiva
únicamente para la parte específica del sistema global de la que ellos son conscientes o con la
que se identifican. Así, un individuo que deliberadamente y a propósito hace daño a otro, a veces
tendrá una intención positiva para sí mismo que no incluye al otro. De hecho, el concepto de
“intenciones negativas” probablemente proviene de este tipo de experiencias.

La intención positiva tras la creencia en la intención negativa y el rechazo del concepto de


“intención positiva” es sin duda “protección”. La gente que rechaza el concepto de intención
positiva a menudo temen ser o aparentar ser “ingenuos”. También a menudo se sienten
impotentes para cambiar nada. Sin la maestría de las habilidades de PNL apropiadas, las gentes
simplemente terminan sintiendo, “si realmente tuviesen una intención positiva, ya habrían
cambiado”.

Es importante, sin embargo, no confundir el concepto de que las personas se encuentran


motivadas por “intenciones positivas” con la idea de que las personas siempre son capaces de
tener en cuenta los “mejores intereses” de los demás o del resto del sistema. El hecho de que
los demás tengan intenciones positivas no los hace automáticamente sabios ni capaces de ser
altruistas – esto sería el resultado de su inteligencia, su habilidad y de su mapa del mundo. Adolf
Hitler tenía una intención muy positiva – para la parte del sistema con la que se identificaba.

Un atracador que roba e incluso mata a otra persona para conseguir dinero tiene una intención
positiva hacia él mismo, pero no se identifica con la víctima. Los pioneros europeos que mataron
a los nativos de América y a sus familias para proteger a sus propias familias tenían intención
positiva, pero elecciones limitadas. En su mapa los “diablos rojos” no eran humanos. Los
guerreros nativos de América que mataban a los europeos y a sus familias para proteger sus
territorios de caza tenían una intención muy positiva, pero elecciones limitadas. Ambos carecían
de las habilidades para comunicarse eficazmente con los otros, y sus mapas del mundo no les
permitían apreciar y manejar las diferencias culturales entre ellos.
¿Aceptar que un comportamiento viene de una intención positiva, hace
que ese comportamiento sea correcto?
El hecho de que una acción o síntoma pueda tener detrás una intención positiva no justifica
dicho comportamiento, ni lo hace aceptable ni correcto. Más bien, el principio de intención
positiva establece lo que es necesario para ser capaz de cambiar un comportamiento de forma
permanente, o resolver un síntoma o resistencia. El principio de intención positiva trata temas
de “cambio”,” curación” y “ecología” más que de “moralidad” o “justicia”. Se refiere más al
futuro que al pasado. El principio de intención positiva simplemente afirma que la curación o
“corrección asociativa” supone añadir más elecciones al modelo del mundo empobrecido del
individuo. Estas nuevas elecciones deberían ser capaces de satisfacer la intención positiva o
propósito que el individuo (conscientemente o inconscientemente) está intentando satisfacer,
pero sin tener las consecuencias negativas o patológicas del comportamiento o síntoma
problemático.

Pero… no puedo encontrar ningún propósito positivo a ciertos


comportamientos
Las intenciones positivas no siempre son conscientes u obvias. Como no estamos
acostumbrados a pensar en términos de intenciones positivas, a veces resulta difícil encontrarlas
de inmediato y por tanto nos resulta más fácil caer en otras explicaciones para un
comportamiento o síntoma. Pero si uno se compromete a encontrarlas y busca lo bastante
profundamente, ahí estarán.

A veces la intención o “estructura profunda” está muy apartada del comportamiento a nivel de
superficie. En estos casos, la relación entre la intención y el comportamiento puede parecer
paradójica. Por ejemplo, he trabajado con suicidas cuya intención positiva es “lograr estar en
paz”. Los padres a veces castigan o incluso maltratan a sus hijos para “demostrarles que les
quieren”. El misterio de la relación aparentemente paradójica entre la intención positiva y el
comportamiento resultante radica en los sucesos pasados y en el modelo del mundo en los que
la relación se formó.

Otra conclusión de combinar el principio de intención positiva con otras hipótesis de la PNL es
que cualquier comportamiento, no importa cuán “malvado”, “loco” o “estrambótico” parezca,
es o fue la mejor elección disponible para esa persona en ese momento, dado su modelo del
mundo. Es decir, todo comportamiento es o fue percibido como necesario o apropiado (desde
el punto de vista del “actor”) dado el contexto en el que fue establecido. Lo que sucede a
menudo, no obstante, es que el comportamiento ya no sirve para la intención positiva para la
cual se estableció dicho comportamiento. Como ejemplo, la intención positiva detrás de la
“venganza” es a menudo, inicialmente, “arreglar las cosas” para intentar sanarlas. En su lugar,
crea una disputa interminable o creciente (como los Hatfields y los McCoys). Para sanar
completamente la situación es necesario romper el ciclo encontrando una forma de pensar que
sea diferente de la que está creando el problema.

Lo que es importante tener en cuenta es que, incluso aunque la situación en la que se estableció
la respuesta problemática haya quedado obsoleta, la intención positiva tras ella, o el propósito
que intentaba servir, pueden seguir siendo válidos y es importante reconocerla y tratarla.
¿Y si no puedo encontrar ningún propósito positivo en el pasado?
En algunas situaciones la función positiva de un síntoma o comportamiento no fue parte de las
circunstancias que lo iniciaron, sino que más bien se estableció posteriormente como una
“ganancia secundaria”. Por ejemplo, una persona pudo no haber tenido intención de ponerse
físicamente enfermo, pero no obstante recibió mucha atención y alivio de sus responsabilidades
cuando se puso enfermo. Esta atención y alivio, recibidos como una consecuencia de la
enfermedad, pudieron convertirse en una ganancia secundaria – indicando áreas de
desequilibrio en la vida “normal” de la persona que hay que tratar. Si no se atienden
adecuadamente, la persona probablemente pueda recaer.

Pero cuando hago que la gente sea consciente de alternativas


perfectamente válidas, no siempre las aceptan.
Es importante tener en cuenta en este momento que existe una diferencia sutil pero importante
entre “alternativas” y “elecciones”. Las “alternativas” son externas a una persona. Las
“elecciones” son alternativas que se han convertido en parte del mapa del mundo de la persona.
Un individuo puede tener muchas opciones o alternativas, pero realmente no tener elección.
Las elecciones implican tener la capacidad y las claves contextuales para ser capaz de elegir
interiormente la opción más adecuada.

En PNL también se considera importante que la persona posea más de una alternativa adicional
además del síntoma o respuesta problemática. Hay un dicho en PNL: “Una opción no es ninguna
opción. Dos opciones es un dilema. Hasta que una persona no tiene tres posibilidades, no es
capaz de elegir legítimamente”.

¿Qué sucede si alguien admite que tiene otras elecciones, pero


sigue haciendo lo mismo?
Lo que a menudo confunde a la gente acerca del principio de intención positiva es que parece
que la persona “debería saberlo bien”. Deberían tener la inteligencia o la madurez para emplear
otras alternativas para conseguir sus intenciones deseadas. No es infrecuente que la gente diga
una y otra vez que se dan cuenta de que algo no es bueno para ellos o para conseguir lo que
realmente quieren o desean, y aun así persisten en su comportamiento.

La influencia de sucesos pasados a menudo se extiende más allá de la memoria específica de la


situación particular. Bajo ciertas condiciones, los sucesos pueden producir estados alterados de
consciencia que llevan a un “desdoblamiento de consciencia” tal que una parte del proceso de
pensamiento de la persona se desvincula del resto. Esta parte disociada de la consciencia, lo que
Freud llamó “consciencia secundaria”, pudo producir ideas que fueron “muy intensas, pero
están aisladas de la comunicación asociativa con el resto del contenido de la consciencia”.

En la visión de la PNL, la gente está siempre flotando o moviéndose entre varios estados de
consciencia. Hay una gran variedad de estados que el sistema nervioso es capaz de conseguir.
De hecho, desde la perspectiva de la PNL, es útil y deseable tener “partes”. En circunstancias
que requieren altos niveles de rendimiento, por ejemplo, la gente suele situarse mental y
físicamente en estados que son diferentes de su “estado normal” de consciencia. Algunas tareas
requieren que los individuos usen su cuerpo y su sistema nervioso de forma especial.
Por ejemplo, la actuación de los atletas, experiencias de parto, incluso tareas que requieren altos
niveles de concentración como la cirugía, a menudo están acompañadas de estados especiales.
Las ideas, percepciones y pensamientos que tienen lugar en estos estados pueden estar
“asociados entre ellos” más fácilmente que las experiencias que ocurren en otros estados o
circunstancias. Este tipo de procesos es una de las formas en las que evitamos abrumarnos por
los inmensos contenidos de nuestras experiencias.

El grado de influencia de una “parte” específica depende del “nivel” al que se haya formado.
Algunas partes se encuentran más en el nivel de capacidad; como una parte “creativa”, una
parte “lógica” o una parte “intuitiva”. Otras partes están más en el nivel de creencias y valores;
como una parte que “valora la salud más que el éxito” o una parte que cree que “la familia es
más importante que la carrera profesional”. Y otras pueden encontrarse en el nivel de identidad;
como una parte que es un “adulto” frente a una parte que es un “niño”.

Distintas “partes” pueden tener distintas intenciones, propósitos y capacidades que pueden
estar o no conectadas con otras partes de una persona y con su estado normal de consciencia.
Así, mientras una parte de una persona puede comprender algo, puede que otra parte no lo
haga. Una parte de una persona puede creer que algo es importante mientras otra parte puede
creer que es innecesario. Como resultado, un individuo puede tener diferentes partes con
diferentes intenciones. Estas intenciones pueden entrar en conflicto entre sí, o llevar a
comportamientos que parecen extraños e irracionales a los demás e incluso a parte de la propia
consciencia de la persona.

En otras palabras, el hecho de que la “consciencia normal” de una persona reconozca otras
elecciones no significa que la “consciencia secundaria” que inicia el comportamiento comprenda
o acepte estas elecciones. Un síntoma sólo se “reencuadra” completamente cuando se identifica
la parte de la persona que genera la respuesta problemática, se reconoce y se comprende la
intención positiva tras la respuesta, y cuando esa parte internaliza otras elecciones efectivas
para conseguir la intención positiva. (Los detalles específicos de cómo conducir tales
comunicaciones han sido descritos en varios libros de PNL como “Raíces de la PNL”, “De Sapos
a Príncipes”, “Soluciones”, “PNL Volumen I”, “Reencuadre”.)

¿Estás diciendo que no existe “el mal”?


El concepto del “mal” es ciertamente muy antiguo. Sin embargo, tal vez para sorpresa de
algunos, no siempre ha existido como una parte esencial de la consciencia humana. En su libro
“El Origen de la Conciencia en la Ruptura de la Mente Bicameral” (1976), Julian Jaynes señala
que no aparecen referencias al “mal” en textos o artefactos antiguos (Griegos, Egipcios o
Hebreos) hasta hacia el 1200 a.C. Según Jaynes, para que la idea del “mal” surja, el
comportamiento de las personas tiene que ser percibido como suficientemente disociado de la
voluntad de los diversos dioses que los controlaban, para que las personas tuviesen su propio
“libre albedrío”. Sólo con la llegada de los contactos e interacciones continuados entre pueblos
de diferentes culturas, y la creencia resultante de que la diferencia en el comportamiento de las
personas provenía de su propia voluntad y pensamiento interno, aparecieron las ideas como
“engaño” y “mal”. Sin consciencia y voluntad individual no puede haber intención, positiva o
negativa. Parecería que, históricamente, el concepto de “mal” surge de nuestra lucha por
comprender y ponernos de acuerdo con nuestra propia programación interna.
Incluso desde tiempos remotos, sin embargo, el “mal” estaba asociado con la “oscuridad” y el
“bien” se asociaba con la “luz”. Los comportamientos destructivos y dañinos provienen de la
“oscuridad”. Los comportamientos de amor y salud provienen de la “luz”. Esta metáfora encaja
bien con el concepto de PNL de intención positiva. Las intenciones positivas son como la luz. Su
objetivo es traer iluminación y calidez al mundo. Los síntomas y los comportamientos
problemáticos emergen de la oscuridad – los lugares que la luz es incapaz de alcanzar.

Es muy importante darse cuenta, sin embargo, que “oscuridad” no es una “fuerza”, es
meramente la ausencia de luz. La luz puede brillar en la oscuridad, pero la oscuridad no puede
“brillar” en la luz. Así, la relación entre la luz y la sombra que proyecta no es una lucha entre
fuerzas opuestas. La pregunta es, “¿Qué está bloqueando la luz?” y “¿Cómo podemos conseguir
algo de luz donde se necesita?”.

Desde una perspectiva de PNL, la “oscuridad” proviene de un mapa del mundo limitado, o de
algo en este modelo del mundo que está interfiriendo con la “luz” de la intención positiva y
proyectando una sombra. El cambio viene de “ensanchar la apertura” del mapa del mundo de
la persona o encontrando y transformando los obstáculos a la luz – no atacando la sombra.
Según la PNL, los obstáculos a la luz vienen de creencias limitantes o “virus del pensamiento” en
nuestros mapas mentales del mundo. Típicamente, estos obstáculos vienen como creencias o
suposiciones que se oponen a las hipótesis básicas de la PNL.

Por ejemplo, considera qué fácil es crear conflicto y violencia adoptando las siguientes creencias:
“Sólo existe un único mapa del mundo. Ellos (el enemigo elegido) tienen el mapa del mundo
equivocado – yo/nosotros tenemos el mapa del mundo correcto. Sus intenciones son negativas
– quieren hacernos daño. Son incapaces de cambiar – yo/nosotros hemos intentado todo lo que
hemos podido. No son parte de nuestro sistema – son esencialmente diferentes de nosotros.”

Estas creencias, en su conjunto, han estado sin duda en el centro de toda atrocidad cometida en
la historia humana. La “luz” fundamental y la capacidad sanadora de la PNL provienen de su
compromiso para promover un conjunto diferente de supuestos:

“Somos un sistema que es parte de otro sistema mucho mayor. El sistema está orientado
fundamentalmente hacia la salud y la adaptación. Por tanto, todos estamos motivados en última
instancia por intenciones positivas. Nuestros mapas del mundo, sin embargo, son limitados y no
siempre nos proveen de todas las elecciones posibles. No obstante, somos capaces de cambiar,
y una vez que somos capaces de percibir una elección realmente viable, automáticamente la
tomaremos. La cuestión es ser capad de ampliar nuestro modelo del mundo para incluir otras
elecciones y capacidades para la protección y sabiduría, y en ayudar a otros a hacerlo también.”

Robert Dilts - NPL University

Versión original: http://www.nlpu.com/Articles/article2.htm - Bringing Light Into The Darkness: The


Principle of Positive Intention. Robert Dilts.

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