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Maneki neko: la sonrisa de mi amiga.

Tituló la presentación como el texto más corto del libro. Maneki neko. (el gato japonés que
saluda). El verso que le sigue, el único verso del poema: La sonrisa de mi madre. Este texto está
situado hacia el final del libro y cuando lo encuentran, ya están en los entresijos de “edad”. Así
mismo, sin actualizador, sin complemento. El libro abre con este primer poema:

He nacido
Mi composición de las ideas reside
En una fabulosa contemplación
Una niña frente al río
Corriendo entre la niebla
Atravesando los átomos del agua para ser

El título es muy significativo, no aclara ni guía, solo abre el texto y nos pone en alerta, no será este
un texto convencional, no hay acá materia aparente. No hay calificativos ni numerales. El periodo
de tiempo vivido, es la materia en sí. De hecho se abre la obra con un: he nacido, y dos versos más
allá con: una niña. El texto tiene seis versos y entremedio ya cambió el tiempo verbal y el sujeto de
la enunciación. La niña y el sujeto de la enunciación parecen confundirse, pero no por un juego de
voces dislocadas, sino porque están unidas, atadas al recuerdo, son una misma cosa, en realidad
un misma memoria.

Viajarás por túneles mnemónicos


Recordaras a tu madre
Y escribirás el libro.

El futuro prefigura la escritura, el reverso de la hija es la madre, ¿es este texto su fruto? La
escritura es un problema de la memoria, nos dice de algún modo la obra. El cruce de tiempos
impone a la vez de una tensión del sentido y una nueva forma circular al texto. Nos adentramos a
un laberinto, ¿o a un caleidoscopio? La confusión prima.

Pero en este periodo, también hay luz y aprendizaje y el sujeto ha descubierto como lograr las
minimas certezas: permanece. Su dasein, es la contemplación del tiempo, la transmisión de la
memoria. Como Ricoeur, la autora también cree que el ser humano debe asir el tiempo desde su
fragilidad, y si bien el teórico francés, confía en la narrativa y la historiografía para poder entender
y capturar el tiempo, Gloria plantea su propia utopía: el canto. La lírica igual puede asir el tiempo
y hacerlo humano. Cuando digo canto o lírica, no pienso en un sonido armónico, hecho de
métricas y formas poéticas clásicas. Su uso del lenguaje parece una lírica del infrasonido, no hay
nada que parezca excesivo, sin embargo atestiguamos un flujo dotado de nuevas formas, que
pueden remitir a los objetivistas, aunque de seguro a destacadas escritoras norteamericanas, un
canon que la misma autora ha reconocido como suyo. Pienso: Emily dickinson, Sylvia Plath, Anne
Sexton. En fin: una forma llena de entredichos y elipsis que denota y connota, que canta, que
cuenta y deleita.
El libro abre un ciclo de vida y fluye, propone la memoria de un hecho elusivo en el tiempo, pero
además propone un formula, la palabra habita el tiempo y construye la memoria, aunque es
también un problema. La palabra engaña, es una utopía solitaria. Ante ese dilema: permanezco.

El espacio del cuerpo es el de la obra, se propone de algún modo un camino místico, pero no hay
una promesa de trascendencia, es más bien una inmanencia gosoza. Un dasein, una permanencia
en la urdimbre de las palabras, memorias, en el centro de la obra, del sentido.

El ciclo se reiniciará, esa es la promesa. La “edad” recuerda a la “duración de Bergson” es un


espacio de vitalidad en el mismo rizo del tiempo, en constante cambio la materia y la memoria se
encuentran.

El ciclo se inicia otra vez


Heredarás los momentos humanos
La humedad y su ciclo

Pero en esa duración es donde puede la obra adquirir su máximo sentido, leemos:

Un arte
Ser humano
Permanecer quieto en la velocidad
En el desplazamiento de todas las células
Y su apoteósica vibración.

O en uno de los pocos poemas con título: isla de luz

Quiero permanecer ahí


Atada a una raíz indestructible
Ese, es el único lugar
Donde el cuerpo está aquí

Y en esa duración, no hay sólo gozo y contemplación, también tragedia, muerte y dolor

Hasta que los niños te encuentran


Con carita de ángel me señalan tu cuerpo
La tragedia lo es por la dimensión de su dolor.

La niña y la mujer, el sujeto múltiple de la enunciación se encuentran en el ciclo. Donde la niña se


abre paso “en la oscuridad de mi vientre /Con una sonrisa tan tierna y blanca/Como la cara de la
luna esta noche. La mujer se construye: “una memoria paciente/ Y permanezco/ Con una sonrisa
tan tierna y blanca/ Como la cara de la luna esta noche.

Y ya estamos en maneki neko, el libro se acaba, y tú no quieres que acabe, aunque sabes que no
acaba. Es el momento Satori:

Una fabulosa urdimbre de células


Moviéndose
Como una contemplación prolongada en el espacio
Pura energía
Que puedes ser
Si no una obra de arte.

Todo confluye en esta luz, la urdimbre, no es sólo el cuerpo, pero es el cuerpo, la palabra adquiere
conciencia de sí y su materia, no hay múltiples sujetos de la enunciación, la niña y la mujer,
entienden a una sola voz. Alguien muere y alguien da a luz, el agua acoge o hunde. Atravieso los
átomos del agua para ser, leemos al comienzo y al final del libro. Estoy a punto de alcanzar/el
grado cero de la experiencia humana/ vaciada/ las horas fluirán.

Y el final:

Aquí
Allá
Te encontraré
Las flores se tornan amarillas
Caen
Volverán a crecer.
En silencio.

El ciclo se acaba, pero durará la edad otro retorno. Esta vez, en silencio, sin palabras no habrá
quien escriba.

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