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El petróleo, una vez en la refinería, es almacenado en depósitos de gran tamaño, separando

generalmente los crudos en función de su contenido en azufre, al igual que en los procesos de
tratamiento. En función de la demanda del mercado en un momento dado se trata primero el crudo
de bajo contenido en azufre, antes de pasar a tratar el crudo de alto contenido en azufre para evitar
la contaminación de los productos salidos de cada tipo de crudo. En el caso inverso, los productos
provenientes del tratamiento del crudo de bajo contenido en azufre son dirigidos en caso necesario
hacia depósitos de almacenamiento de productos de alto contenido en azufre durante algunas
horas, para ser tratados de nuevo más tarde.

La primera etapa del refino es la destilación atmosférica. Se realiza en una torre como la descrita
anteriormente, donde la cabeza tiene una presión ligeramente superior a la atmosférica. De ella se
sacan 4 extracciones, cuyo "corte" viene determinado por un rango de temperaturas, y una salida
de gases por cabeza. Por lo general, suelen ser: - 4ª Extracción: Gasóleos muy pesados - 3ª
Extracción: Gasóleos comunes. - 2ª Extracción: Keroxenos. - 1ª Extracción: Naftas pesadas +
Naftas ligeras. - Gases de cabeza: Butano, propano y otros gases más ligeros.

En el fondo de la torre queda un resíduo del crudo que no destila, al que comúnmente se le llama
RA (Resíduo Atmosférico). La cantidad de este residuo depende mucho del tipo de crudo con el
que alimentamos la torre, aunque suele estar alrededor de un 45%. Con este dato, podemos
determinar que si el proceso de refino se quedase en este punto, el rendimiento de la refinería
seria muy bajo, ya que este resíduo sólo se puede aprovechar para hacer asfaltos y algunos
lubricantes (productos de bajo coste/tonelada). Por tanto, la mayor parte las refinerías reprocesan
el RA mediante otras etapas y tratamientos.

En su mayoría, las demandas de energía de la humanidad, desde los carros hasta la electricidad,
son satisfechas por el aceite y el carbón. Hace millones de años, estos recursos potentes tenían un
aspecto distinto del material negro pegajoso y la piedra con los que los asociamos hoy en día.

¿Alguna vez te has detenido a reflexionar qué era en una vida previa la gasolina con la que llenas
el tanque de tu carro?

EarthSky en Español habló con el Dr. Carlos Torres-Verdín, un ingeniero petrolero de la


Universidad de Texas en Austin. El nos dijo que tanto el aceite como el carbón son combustibles
fósiles. Esto significa que se formaron en la Tierra por material orgánico vivo – como árboles,
helechos, algas y ocasionalmente animales – hace cientos de millones de años.

Los procesos naturales, tales como las inundaciones, cubrieron este material con capas de lodo y
roca. En el transcurso de millones de años, a medida que más tierra se apilaba sobre la materia en
descomposición, una presión y un calor en aumento la transformaron en carbón o aceite.
Carlos Torres-Verdín: Estos materiales tienen una concentración de energía agregada bastante
fuerte a lo largo del tiempo por todos los procesos de presión y de temperatura.

Cuando le pones gasolina a tu carro o enciendes la luz, estás aprovechando la energía física de
organismos vivos antiguos, como la energía de la fotosíntesis de una planta, encapsulada y
concentrada en el transcurso de millones de años.

Las plantas que florecieron en bosques tropicales y pantanosos hace 300 millones de años se
convirtieron en carbón. Eso significa que las áreas que hoy en día son ricas en carbón alguna vez
fueron bosques espesos.

Por otra parte, el aceite se formó principalmente por vida marina simple, tal como bacteria, algas y
plancton. El aceite hoy en día se encuentra en los océanos, lagos y deltas antiguos.

Carlos Torres-Verdín: Cada vez que consumimos un litro de gasolina, un galón de gasolina,
cualquier derivado de plástico – dentro de ese material viene una cantidad increíblemente alta de
tiempo y energía acumulada, que a veces nosotros los tomamos por un centavo sin pensar en ella.

Mucha gente se refiere a los combustibles fósiles como energías no renovables. Esto significa que
a pesar de que la Tierra aún está creando esos recursos, no está creándolos a un ritmo
remotamente lo suficientemente rápido como para mantener al día la demanda actual. Los deltas
de los ríos y los bosques tropicales de hoy en día podrían transformarse en suministros de carbón
y aceite en los próximos pocos cientos de millones de años, en un futuro tan lejano que la
humanidad probablemente no podrá presenciar este fenómeno.
Carlos Torres-Verdín: En tiempos geológicos, el reloj del que estamos hablando es un reloj de
millones de años.

Así que utilízalo sabiamente. Una vez que usemos nuestro suministro actual de carbón y aceite, ya
sea que esto ocurra en las próximas pocas décadas o en 100 años, se acabará para siempre.

Agradecemos a la Fundación Nacional de la Ciencia, donde comienzan los descubrimientos.

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