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IMPORTANCIA DE LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE

JUSTICIA Y SU INFLUENCIA EN LA INTERPRETACIÓN


CONSTITUCIONAL

Por: Angélica Suárez C.I. No. V-14.618.702

La interpretación de las normas jurídicas implica otorgarles un sentido. En el


caso de la –Constitución, su interpretación adquiere especial importancia pues a
través de ella se busca dar un sentido a las normas fundamentales que organizan la
convivencia política de un país. Además, dada su peculiar característica de norma
suprema del ordenamiento jurídico, de su interpretación depende la vigencia de las
demás normas, las cuales pueden quedar expulsadas de aquel ordenamiento debido a
su inconstitucionalidad.

El presente trabajo tiene por objeto acreditar que una Corte Suprema de
Justicia, o en su caso un Tribunal Constitucional, cuenta por lo común con un arsenal
de pautas interpretativas, en particular en cuanto las llamadas reglas de preferencia,
que resultan: (a) Contrapuestas y (b) de Vigencia muchas veces simultánea. Como
consecuencia de esto, con relación a una norma constitucional concreta, según cuál
herramienta sea empleada, el Tribunal está habilitado para arribar a productos y
resultados interpretativos distintos.

La interpretación constitucional ha de orientarse a mantener la seguridad


jurídica y la vigencia del Estado de Derecho, pues las normas constitucionales
constituyen la base del resto del ordenamiento jurídico. De una determinada
interpretación de la Constitución, pueden ser expulsadas del sistema jurídico de un
país algunas leyes, debido precisamente a la imposibilidad de interpretarlas conforme
a los preceptos constitucionales. Esto puede originar asimismo la inconstitucionalidad
de otras normas que encuentren en conexión con tales leyes.

El derecho es una teoría normativa puesta al servicio de la política que subyace


tras el proyecto axiológico de la Constitución y que la interpretación debe
comprometerse, si se quiere mantener la supremacía de la Carta Fundamental cuando
se ejerce la jurisdicción constitucional atribuida a los jueces, con la mejor teoría
política que subyace tras el sistema que se interpreta o se integra y con la moralidad
institucional que le sirve de base axiológica (interpretatio favor Constitutione). En
este orden de ideas, los estándares para dirimir el conflicto entre los principios y las
normas deben ser compatibles con el proyecto político de la Constitución (Estado
Democrático y Social de Derecho y de Justicia) y no deben afectar la vigencia de
dicho proyecto con elecciones interpretativas ideológicas que privilegien los derechos
individuales a ultranza sobre el derecho nacional en detrimento de la soberanía del
Estado.

La institucionalización en la Constitución de 1999, de la jurisdicción


constitucional encarnada en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
ha marcado el inicio de una revolución silenciosa en el constitucionalismo
venezolano. Esta revolución ha dado origen a una nueva realidad jurídico-política,
determinada por una nueva forma de Estado: El Estado Constitucional Democrático,
caracterizado por la emergencia de nuevas categorías jurídicas, y por la renovación
conceptual de otras ya existentes.

La necesidad de asegurar la integridad de la supremacía normativa de la


Constitución a través de la preservación del orden público constitucional, ha ido
generando procesos judiciales especializados ante una jurisdicción especializada, lo
que justificaría desde mi óptica la institucionalización del derecho procesal
constitucional como disciplina autónoma, a cuyo efecto, resulta determinante
sistematizar sus bases fundamentales, las cuales, hasta ahora, aunque
inadvertidamente, han venido siendo establecidas, por la jurisprudencia de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en medio de grandes
contradicciones, déficits e inconsistencias.

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