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Tutora: Autoras:
Ana Mijares Harytmar Vásquez C.I.: 21.017.321
Adriana Araujo C.I.: 22.224.997
1
ÍNDICE GENERAL
pp
Resumen………………………………………………………………… 3
Introducción.............................................................................................. 4
CAPÍTULO
I EL PROBLEMA
1.1. Planteamiento del problema……….…………........................ 6
1.2. Objetivos de la investigación..................................................... 14
II MARCO TEÓRICO............................................................. 17
2.1. Antecedentes de la investigación.............................................. 17
2.2. Bases teóricas............................................................................ 22
2.3. Definición de términos básicos................................................. 44
3.1. Diagnostico………….……………………………..…..…… 46
3.2. Diseño y Tipo de Investigación……………………………. 46
3.3. Población y muestra……………………..………………….. 47
3.4. Técnica e Instrumentos………………….…………………. 48
3.5. Cuadro de variables…..……………………………………... 52
3.6. Análisis de datos…………………………………………….. 34
IV REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 53
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD JOSÉ ANTONIO PÁEZ
UJAP
RESUMEN
La investigación realizada sobre las conductas agresivas en los niños y niñas en edad
preescolar del Complejo Educativo Monseñor Luis Eduardo Henríquez, han
permitido el desarrollo de diseño de estrategias que faciliten a los docentes el manejo
de este comportamiento y las mejoras significativas que se puedan obtener a través de
la aplicación de dichas estrategias. El problema de la agresividad infantil es uno de
los trastornos que más invalida a los padres y maestros junto con la desobediencia. A
menudo los docentes y padres tienen que enfrentarse a niños agresivos,
manipuladores o rebeldes, sin saber cómo actuar o cómo incidir en su conducta para
llegar a cambiarla. Para Rubio y otros (2000), el comportamiento agresivo complica
las relaciones sociales que se van estableciendo a lo largo de su desarrollo y dificulta
la integración en cualquier ambiente. El diseño de esta investigación fue del tipo no
experimental porque no se realizó manipulación de las variables, así como tampoco
se verificaron hipótesis. El trabajo describe los hechos tal y como se presentan. Es
por esto que la investigación va hacia la búsqueda de aquellos aspectos que se desean
conocer y de los que se pretenden obtener observaciones de las conductas agresivas
de los niños y las niñas en edad preescolar del complejo educativo monseñor Luis
Eduardo Henríquez, ubicado en el Municipio San Diego.
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INTRODUCCIÓN
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observada. Luego de ello se desarrollan los objetivos de la investigación que se
subdividen en objetivo general y objetivos específicos. En el objetivo general se
plantea el accionar o estrategia a seguir para el desarrollo del proceso investigativo,
mientras que en los objetivos específicos se hace un desglose detallado de los pasos a
seguir para la evaluación, diagnostico y diseño de la propuesta que se plantea para la
ejecución de las actividades que permitan el mejoramiento, y acciones correctivas
sobre la problemática planteada. De igual forma se muestra la justificación donde se
establece el porqué del proceso investigativo y los beneficios que este genera.
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CAPITULO I
EL PROBLEMA
En mismo orden de ideas las primeras experiencias son cruciales para definir el
desarrollo de la conducta del niño y la niña debido a la importancia de estas en la
formación de la personalidad. En tal sentido, la función social de la educación es un
factor clave, ya que la escuela es el ambiente donde los niños y niñas descargan las
fantasías e influencias, tanto positivas como negativas que va adquiriendo del entorno
familiar y la sociedad en la cual se desenvuelve.
De este modo, la familia es el lugar donde los niños pueden encontrar el amor, la
comprensión y el apoyo. Según Satir (citado por Hernández 2009) expresa que la
escuela es la forma más duradera de la convivencia humana, es el soporte de la
sociedad y el país. Es una comunidad vital y esencial donde se protege y se apoya al
individuo, transmitiendo el sentido social, siendo en un seno donde se logra
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armonizar los derechos de cada una de las personas con las demás exigencias de la
vida ella modifica y amolda el comportamiento de sus miembros a la realidad
circundante. En este sentido la escuela como para parte integrante de la red social más
amplia, como lo es la sociedad exportadora de unos sistemas de idea, creencia,
valores, actitudes y pautas de conductas presentados especialmente por los docentes
los cuales van conformando un modelo de vida para sus hijos enseñando normas y
costumbres que logran mantenerse en el tiempo a través de los años. Por siguiente, es
un factor fundamental en el proceso de socialización del niño y la niña desde su
temprana edad, pues ese amor y odio que se pueden generar se manifiestan y
consolidad en los primeros años de vida de un ser humano, lo que va a permitir un
crecimiento y desarrollo favorable en los niños.
Es por ello que la familia y la escuela es uno de los elementos más relevante
dentro del factor sociocultural del niño y la niña y en su modelo de actitud, disciplina,
conducta y comportamiento. Del mismo modo los padres son los agentes principales
y más influyentes, aun cuando no sean los únicos presentes en la socialización, siendo
así, uno de los factores que más intervienen en la emisión de la conducta agresiva por
otra parte, la influencia de los padres y docentes es imprescindible ya que, el niño y la
niña aprenden a saber quién es a partir de su relación con estos y con las personas que
los quieren, pues nadie puede descubrirse así mismo si no hay un contexto de amor y
valoración. De igual manera los docentes proporcionan el mejor clima afectivo y de
protección con el cual el niño y la niña aprenden generosos en el colegio ya que el
docente debe blindarle protección, seguridad, aceptación, estima y afecto.
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Cabe destacar, según lo expresado que los patrones de crianza en la familia son
fundamentales para quienes la integran, especialmente para el niño y la niña quienes
requieren una precisa asistencia y protección en su crecimiento y desarrollo integral,
incluyendo la orientación en las experiencias socioeducativas propias de su edad,
donde la influencia social y cultural en ellos es indudable, pues el niño y la niña en
sus primeros años de vida asimilan todo lo que les rodea y en la mayoría de los casos
influyen en su futura vida como adultos. En efecto, la educación es un elemento que
moldea la conducta agresiva en la infancia siendo responsable por el tipo de
disciplina a la que se le somete.
Según Martin (2009) afirma que la conducta agresiva causa daños físicos a los
demás y pueden incluir en comportamiento intimidante, amedrentamiento, agresiones
físicas, crueldad con los demás o con los animales, uso de armas, violación o abuso
excesivo y deshonesto.
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los comportamientos presentados por los padres, ejercen una influencia sobre sus
hijos a través de su ejemplo en ocasiones de manera directa y en otras de forma
indirecta, lo cual forma parte de su conducta habitual.
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la niñez la conducta se manifiesta mediante el aprendizaje imitativo espontaneo
debido a estímulos principalmente de sus padres en los primeros años, por tal razón,
la escuela es el lugar que puede brindar apoyo a los padres ante la serie de conductas
agresivas que presentan sus hijos trasladándose pautas positivas de comportamiento.
Dentro de este orden de ideas, sobre el papel de la escuela en la formación de los
niños (a), Pozo (2011) dice que la función socializadora de la escuela se manifiesta en
las interrelaciones cotidianas, en las actividades de los niños expresan una gran
cantidad de experiencias vividas en el hogar. De acuerdo a esta definición, en el
momento en que el niño y la niña se integran al preescolar ya traen experiencias
previas aprendidas en el hogar, siendo el modelo familiar el que presenta en su
interacción y comportamiento y es allí donde la escuela como lugar propicio de
conocimiento y experiencia puede proporcionar apoyo a los docentes y facilitar las
estrategias necesarias para prevenir conductas agresivas en el niño (a) en edad
preescolar.
Ante lo expuesto, los padres y el docente de las escuelas deben entablar buenas
relaciones, porque ello sirve de apoyo para la progresiva formación de los hijos, pues
tiene en sus manos la responsabilidad de guiar y orientar a los niños y niñas desde los
primeros años de su vida brindando estrategias afectivas de acciones preventivas de
conductas agresivas. En efecto, en el ámbito familiar el niño y la niña aprenden las
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formas de comunicarse, relacionarse, trasmitir y depositar afecto, del mismo modo,
pues experimentar sentimientos y hasta frustraciones, en este sentido, aprenden
normas básicas de convivencia para negociar el valor de la cooperación en el entorno
familiar y escolar.
De igual forma, Pascual (2011) expresa que en las aulas de preescolar se observan
comportamientos agresivos niños (as) pequeños, entre los cuales se pueden
mencionar que causan daños físicos a sus compañeros, así mismo, el aumento de la
intolerancia, la violencia, la agresión en relación con el semejante que caracteriza
estos tiempos tiene indiscutible consecuencias en las conductas de los niños y niñas,
por ello, cada vez es mayor la responsabilidad y más importante el rol de los
educadores ante estas situaciones. Ante esto habría que agregar además que los
padres se muestran preocupados por las conductas agresivas que muestran los niños
desde temprana edad tanto en el hogar como en el medio escolar.
Por tal motivo, se evidencia que los padres y docentes representantes carecen de
estrategias para prevenir en sus hijos (as) el comportamiento inadecuado.
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Por consiguiente, cuando el niño emite conductas agresivas propiciando una
situación hostil y desagradable, estas deben ser manejadas de tal manera que el niño
(a) aprenda que una conducta agresiva de cualquier tipo puede dañar a otros, por lo
tanto se hace necesario propones a los decentes estrategias pedagógicas que le ayuden
a revertir las conductas agresivas en los niños y niñas en acciones provechosas que
impliquen aprendizajes significativos, logrando que el niño y la niña se conviertan en
un ser sociable con conductas adecuadas.
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De allí, la presente investigación motiva a los padres y docentes representantes a
aplicar estrategias para prevenir conductas agresivas en sus hijos, y a su vez
promueve la participación escolar en atención a los problemas que le pueden estar
causando a los niños y niñas con comportamientos agresivos.
De esta manera, el impacto que dará esta investigación será educativo por cuanto
contribuirá en lograr cambios actitudinales que les permitirán a los docentes y a los
niños y niñas del nivel preescolar la prevención de conductas agresivas para lograr el
desarrollo integral del niño.
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el fortalecimiento de la familia como núcleo principal en la educación y la formación
de los niños y niñas. Y por último, realizar otros proyectos educativos integral
comunitarios referentes al tema de estudio, con el propósito de ampliar y mejorar la
problemática estudiada.
Objetivo General
Objetivos Específicos
Identificar las conductas agresivas presentadas por los niños y niñas en edad
Preescolar del Complejo Educativo Monseñor Luis Eduardo Henríquez, a los
fines de establecer plan de prevención respectivo.
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las conductas agresivas de los niños y niñas en el aula escolar, considerándose
diferentes puntos de vista:
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En consecuencia, a través de esta guía de estrategias ayudaran a prevenir conductas
agresivas en los niños y niñas de Educación Inicial, mejorando el comportamiento de
los niños dentro del aula, así como también mantener la disciplina ya que esto influye
en las situaciones agresivas que presentan los niños y niñas desde temprana edad.
Al respecto. Pineda citado por Navas expresa que La agresividad es una de las
conductas más frecuentes en el ambiente escolar, es por ello que considera importante
la necesidad de orientar al docente para atender a niños(as) con conducta agresiva
dentro del aula.
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CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
Los resultados permitieron concluir que las conductas agresivas físicas más
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frecuentes son: patear, golpear, empujar, arañar, destruir objetos ajenos, agresión con
objetos, pellizcarse, tirarse al suelo y las entre las verbales más frecuentes son:
insultos, amenazas, frases hostiles, rechazo, gritos y burlas. Esta investigación sirvió
de referencia teórica, por la similitud de la variable y de los objetivos a desarrollar,
basados en identificar las conductas agresivas más frecuentes.
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intervención, se hizo una segunda evaluación. Se presentan los resultados de las
comparaciones pre y pos-test y la significancia clínica. La sintomatología disminuyó
y el puntaje de los niños en el CBCL se ubicó dentro de los rangos normales.
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edad, donde se observa una gran ausencia de programas de este tipo. Como
limitaciones del estudio cabe destacar el hecho de haber evaluado los efectos del
programa mediante autoinformes con los sesgos que implican.
El trabajo enfoca tales conductas desde la normalidad del niño, o las conductas
propias del estadio de desarrollo en que ellos se ubican, visto desde perspectivas
como las de Freud, Kolhberg, Erikson y otros autores. También se incluye en el
marco teórico los agentes socializadores vistos como variables influyentes en el
posible comportamiento de socialización de los niños (por ejemplo, mediante el
aprendizaje social que plantea Bandura, aprenden ambos tipos de conducta). También
se revisan a grandes rasgos algunas publicaciones acerca de las consecuencias de
estas conductas prosociales o antisociales en el medio.
Este estudio se llevó a cabo con una muestra de niños y niñas, que cursan tercero
de enseñanza básica, en edades comprendidas entre 8 a 9 años de edad. La muestra
fue obtenida de los colegios chilenos, "Del Sagrado Corazón" del curso 3° B de
enseñanza básica con una cantidad de 37 alumnos, donde había 14 hombres y 26
mujeres y del "Kingston College de Concepción" del curso 3°A de enseñanza básica,
con una cantidad de 31 alumnos, donde había 18 hombres y 13 mujeres. Se
observaron estos cursos en clases durante 20 minutos y también durante los recreos,
con una duración de 15 a 20 minutos en dos oportunidades en cada colegio
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Los cursos fueron seleccionados al azar y tanto en el recreo como en la sala de
clase se observó la conducta de todos los niños en especial aquellos que manifiestan
conducta prosocial y antisocial, según la pauta de observación, que consta de 10
reactivos de conducta prosocial y 10 reactivos de conducta antisocial, sometidos
previamente a un análisis de validación de 6 jueces, que determinaron que estos
reactivos correspondían realmente a las variables que se pretendían medir dando
confiabilidad a estos reactivos.
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prosociales que los niños. Como un punto importante se encontró que
específicamente, los niños resultaron mas prosociales y con mayor cantidad de
conductas agresivas, lo que se pensó que se debe a que, a grandes rasgos, ellos se
manifiestan más activos que las niñas, quienes resultan más pasivas; esto se concluye,
previa explicación de las razones que limitaron el estudio como la vigilancia en los
recreos o el tipo de juego acostumbrado, contacto, golpes etc. También se consideró
que el tiempo para observar durante los recreos es una limitante y que estaban
verdaderamente fuera de control por parte de los investigadores.
El niño tiene necesidad de explorar, conocer y actuar sobre el mundo que lo rodea
y es a partir de allí que construye y avanza en sus conocimientos. El niño necesita
tomar decisiones, planear y llevar a cabo acciones para así ubicar, dominar y
controlar el ambiente que lo rodea. Este desarrollo socioemocional es importante no
sólo en sí mismo, sino también para la evolución cognoscitiva. Se debe señalar que la
mentalidad de los niños pequeños difiere cualitativa y fundamentalmente de la de los
adultos, y que en la enseñanza de la primera infancia se deben tomar en cuenta estas
diferencias.
En este sentido, Quiroz (2007) señala que “es una formación donde el educando
puede desenvolverse en un ambiente de abierta camarería y de sana alegría, actuando
como un verdadero relajamiento para el niño y viene a romper ese tono de tensión y
seriedad que pudiesen darse en otras disciplinas”. (p.47).
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En los primeros años de su desarrollo en el preescolar, aprende las habilidades
sociales necesarias para jugar y trabajar con otros niños. A medida que crece, su
capacidad de cooperar con una cantidad mayor de compañeros aumenta. Aunque los
niños de cuatro a cinco años pueden ser capaces de participar en juegos que tienen
reglas, éstas probablemente cambien con frecuencia a voluntad del niño dominante.
Es normal que los niños en edad preescolar pongan a prueba sus límites físicos,
comportamentales y emocionales. Es importante tener un ambiente seguro y
estructurado dentro del cual explorar y enfrentar nuevos retos. Sin embargo, los niños
en edad preescolar necesitan límites bien definidos.
El niño debe demostrar iniciativa, curiosidad, deseo de explorar y gozo sin sentirse
culpable ni inhibido. Las primeras manifestaciones de moralidad se desarrollan a
medida que los niños quieren complacer a sus padres y a otras personas de
importancia. Esto se conoce comúnmente como la etapa del "niño bueno".
Conductas Agresivas
Serrano (2000) puntualiza que las conductas agresivas son un modo de actuar de
una persona que reflejan su incomodidad, su insatisfacción, y muchos otros
sentimientos que en su mayoría son mal canalizados o mal aprendidos, ya que las
reacciones ante lo que no les gusta, la mayoría de las ocasiones son
desproporcionadas con respecto al problema original, esta desproporción es como ver
las cosas en una magnitud demasiado alta como para solucionarlos y la respuesta
automática se traduce en un insulto, desprecio, crítica, golpe, amenaza y otras tantas
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conductas que se catalogan como violencia física, psicológica, sexual, etc.; todas ellas
son conductas que buscan el castigo de la otra u otras personas.
Esta conducta agresiva, según lo expresa Cerezo (2006), es una forma de conducta
agresiva intencionada y perjudicial, cuyos protagonistas son jóvenes escolares, siendo
un episodio persistente, en donde la mayoría de los agresores o bulliess actúan
movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar a otro compañero
al que consideran su víctima habitual.
Así mismo, Cerezo (2006), señala que la conducta bullying, violencia mantenida,
guiada por un escolar o por un grupo, dirigida contra otro escolar que no es capaz de
defenderse a sí mismo, igualmente, es una forma de maltrato, normalmente
intencionado y perjudicial, de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más
débil, al que convierte en su víctima habitual. En ese sentido, estas características se
presentan frecuentemente, tienen una intensidad cada vez mayor y la duración del
malestar va también en crecimiento, es por esto, que en muchas ocasiones, niños,
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parejas o amigos empiezan a parecer personas desconocidas, ya que al principio eran
muy diferentes y al paso del tiempo se van agudizando los síntomas de la conducta
agresiva.
De acuerdo con Ballesteros (2003), las teorías que se han formulado para explicar
las conductas agresivas, pueden clasificarse en activas y reactivas, las cuales a
continuación se describen:
a) Teorías activas: Son aquellas que ponen el origen de la agresión en los impulsos
internos, lo cual vendría a significar que la agresividad es innata, por cuanto viene
con el individuo en el momento del nacimiento y es consustancial con la especie
humana. Estas teorías son las llamadas teorías biológicas. Pertenecen a este grupo las
teorías Psicoanalíticas (Freud) y las Etológicas (Lorenz, Store, Tinbergen, Hinde)
principalmente. De ese modo, la teoría psicoanalítica postula que la agresión se
produce como un resultado del "instinto", y en ese sentido la agresividad es una
manera de dirigir el instinto hacia afuera, hacia los demás, en lugar de dirigirlo hacia
uno mismo. La expresión de la agresión se llama catarsis, y la disminución a la
tendencia a agredir, como consecuencia de la expresión de la agresión, efecto
catártico.
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emergencia frente a los sucesos ambientales. A su vez, las teorías reactivas se pueden
clasificar en teorías del Impulso y teoría del Aprendizaje Social. En ese sentido, las
teorías del impulso comenzaron con la hipótesis de la frustración-agresión de Dollar y
Millar (1939) y posteriormente han sido desarrolladas por Berkoviitz (1962 y
Feshbach 1970, citados por Ballesteros, 2003). Según esta hipótesis, la agresión es
una respuesta muy probable a una situación frustrante, es la respuesta natural
predominante a la frustración.
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Bandura según lo expresa Beck (2008), consideró la teoría del conductismo
radical, con énfasis sobre los métodos experimentales, la cual se focaliza sobre las
variables que pueden observarse, medirse y manipular y que rechaza todo aquello que
sea subjetivo, interno y no disponible. Surgió la idea que el ambiente causa el
comportamiento, pero adicionalmente se consideró que el comportamiento causa el
ambiente, esto lo definió con el nombre de determinismo reciproco. Para el autor, el
mundo y el comportamiento de una persona se acusan mutuamente; a partir de esto
empezó a considerar a la personalidad como una interacción entre tres cosas: a) El
ambiente, b) el comportamiento y c) los procesos psicológicos de la persona.
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Retención. Según el autor, se debe ser capaz de retener (recordar) aquello a lo que
se le ha prestado atención, guardando lo que se ha observado. Una vez “archivados”,
se puede hacer resurgir la imagen o descripción de manera que pueda reproducirse
con el propio comportamiento.
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anterior. Como sucede con los reforzamientos positivos, los negativos aumentan la
probabilidad de que se repitan comportamientos anteriores. Por ejemplo, un niño
puede practicar el instrumento musical cuatro para recibir elogios (reforzamiento
positivo) o por escapar un rato de hacer la tarea que le colocaron en el colegio
(reforzamiento negativo).
Gershoff (2002, citado por Morris y Maisto, 2005) menciona las siguientes
condiciones en las cuales funciona el castigo:
Para que el castigo sea efectivo, debe ser impuesto de manera apropiada. Primero,
el castigo debe ser rápido. Los niños que se portan mal deben ser castigados
enseguida de modo que sepan que lo que han hecho está mal. El castigo también
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deberá ser suficiente sin ser cruel, el castigo deberá ser seguro: los padres deberán
tratar de castigar al niño todas y cada una de las veces que se comportan mal. Y el
castigo deberá ser consistente: mantener un nivel constante de castigo. Estas
indicaciones para el uso del reforzamiento y el castigo en el hogar, son igualmente
válidas en el contexto educativo.
La aplicación apropiada del castigo puede cambiar la conducta con rapidez, lo que
es fundamental en muchas oportunidades. No obstante el castigo tiene desventajas
significativas (Gershoff, 2002; Skinner, 1953, citados por Morris y Maisto, 2006).
Primero, el castigo sólo suprime la conducta, no enseña la conducta más deseable. Si
se elimina el estimulo aversivo o la amenaza de castigo, es probable que vuelva a
presentarse la conducta negativa. Por ejemplo, a dos compañeros de clases, que se
pelean violentamente, se les niega el permiso de asistir a un paseo que estaba
programado, presentan elevadas posibilidades de que vuelvan a hacerlo, si no
aprenden otras maneras de resolver sus problemas.
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el castigo, para eliminar una conducta indeseable, debería descontinuarse cuando se
presenten conductas más deseables para reforzar negativamente esa conducta.
También debería utilizarse el reforzamiento positivo, (elogios y recompensas) para
reforzar la conducta deseada. Este planteamiento es más beneficioso que utilizar
únicamente el castigo, ya que enseña una conducta alternativa para reemplazar las
acciones que dieron lugar al castigo. Aunado a esto, el reforzamiento positivo hace
que, en general, el ambiente de aprendizaje sea menos amenazante. (Morris y Maisto,
2006, pag 156).
Asimismo puede utilizarse el time-out, o tiempo fuera, un método que combina los
aspectos más positivos del castigo y evita sus limitaciones. Consiste en que el niño
que se porta mal debe sentarse solo algunos momentos en un lugar tranquilo y sin
estimulación. Dicho aislamiento es un castigo porque interrumpe la actividad del niño
y lo separa de todo tipo de estimulación agradable, por un periodo breve, mientras el
progenitor o maestro se tranquilizan, posteriormente, cuando culmina, se puede
hablar con el infante y explicarle porque la conducta sancionada es negativa y qué
debería hacer a cambio.
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como disgregación y desorientación, síndromes amotivacionales, déficit de atención y
generalmente tienen como consecuencia bajo rendimiento académico, pugnas
emotivas y contradicciones vitales.
También Montiel (2002) plantea que las manifestaciones pueden ser de diversa
índole y reflejan cómo un niño enfrenta una situación, cómo se relaciona con otras
personas y como se comporta en sus relaciones sociales.
Manifestaciones Físicas
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Violencia: Cuanto más pequeño es el niño, más vigorosamente exige la
satisfacción inmediata de todo lo que quiere, y utiliza cualquier medio para eliminar
estímulos indeseables. El niño comienza desde muy temprano a reaccionar contra
toda fuente de frustración, restricción o irritación. Las primeras conductas violentas
tienen mucho de azarosas y están poco dirigidas, pero a medida que el niño va
creciendo, éstas se van focalizando en objetos concretos y se orientan hacia la
hostilidad y la venganza.
Peleas: También constituyen una forma de violencia. Según Palencia (2002), las
peleas son indicadores de inadaptación social, es común entre los niños donde los
problemas pueden manifestarse bajo la forma de agresividad, comportamiento
beligerante, actitudes indiferentes o negativas, retraimiento y aceptación pasiva,
habitualmente presta poca atención a las críticas o consejos, y parece que no aprende
mediante la experiencia.
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su enojo, sin hacer daño a los demás ni a sí mismo, de lo contrario se tendrá un niño
con problemas en sus relaciones sociales, incapaces de cumplir normas y
probablemente con una autoestima muy frágil por ser rechazado por sus compañeros
e inclusive por sus propios familiares.
Tal como menciona Cerezo (2006), al referirse a los determinantes del desarrollo
de la agresividad o a esos factores que influyen en dichas conductas, se debe hablar
de un “sistema de disposiciones, de atribuciones, de significados, de motivación y de
conducta” (p.30), para el cual se deben conjugar varios factores como lo son: los
factores biológicos, personales, familiares, sociales, cognitivos y ambientales.
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Coincide con esta postura Trianas (2006), quien puntualiza que las conductas
agresivas tienen su origen en factores personales, familiares y contextuales, a
continuación se describe y explican:
a) Factores personales
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problemas de déficit de concentración, frustración académica, escasas estrategias de
solución de problemas y bajas expectativas de poder resolver los problemas por
medios no agresivos.
b) Factores Familiares
Las actitudes emocionales básicas de los padres hacia el niño durante los primeros
años. Una actitud emocional negativa, caracterizada por falta de calor e implicación,
incrementa el riesgo de que el niño pueda mostrarse agresivo u hostil con los iguales,
es decir, una exposición crónica a la violencia en la familia origina reacciones
agresivas y disociales en los adolescentes y los jóvenes.
Las relaciones con los iguales, el colegio representa una oportunidad única para
que el alumno aprenda habilidades y usos sociales que puedan servirle para integrarse
en interacciones laborales y sociales; el contexto escolar tiene sus propias potencias y
posibilidades, pues permite unas relaciones sociales en su seno que constituyen el
núcleo de la sociedad infantil, más aún si la familia no proporciona buenos patrones
de socialización, las aulas a lo largo de la escolaridad, se fragua el autoconcepto y la
autoestima, redes de apoyo, amistades importantes en la vida social del niño y se
aprenden las estrategias para resolver problemas con sus compañeros.
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Pero si la interacción con los iguales es negativa, esto pudiera debilitar la posición
del niño en el grupo y dificultar su adaptación, otros factores que pudieran afectar son
la impulsividad, dificultades del aprendizaje, inadaptación a la escuela, raíces sociales
deprimidas o pertenencia a una minoría étnica.
c) Factores Contextuales
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En este sentido, las relaciones interpersonales, las conductas de las personas,
propician la dinámica de los grupos, la manera de trabajar, la interacción, es decir, el
proceso; por ende, el resultado dependerá mucho de cómo se desenvuelven los
miembros del equipo, de cómo sean sus sentimientos y las emociones que los
mueven.
Imitaciones: otras de los factores de las conductas agresivas son las imitaciones,
cuando se habla de imitar se refiere a la intención del niño o niña de copiar o hacer
semejante algunas conductas o comportamientos vistos en otros. Se refiere a la
representación del referente, que en muchos casos es un mal ejemplo y lejos de
exaltar conductas aceptadas socialmente los niños y niñas replican conductas
agresivas.
Durante esta etapa el desarrollo físico del niño continúa progresando de forma
considerable, los niños y niñas se muestran más hábiles al emplear sus destrezas
físicas y ganan fuerza a pesar de que esta fase supone un periodo de calma antes del
rápido crecimiento de la adolescencia.
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Santrock (2007), refriere que el crecimiento normal, depende de una adecuada
alimentación y una buena salud, los niños en edad escolar crecen entre 2.5 y 7.5
centímetros cada año y aumentan de peso entre 2.250 y 3.600 kilogramos o más y
necesitan en promedio 2.400 calorías diariamente.
Esta etapa está caracterizada por una serie de factores muy particulares,
especialmente porque los niños pasan más tiempo en la escuela, donde son
estimulados para desarrollar su capacidad intelectual y se espera que alcancen una
serie de objetivos; se encuentran según Piaget (citado en Santrock, 2007) en la etapa
de las operaciones concretas, las cuales consisten en acciones mentales que permiten
que los niños realicen mentalmente lo que ya han llevado a cabo físicamente con
anterioridad. El pensamiento operacional concreto consiste en operaciones,
conservación, clasificación, y transitividad. El pensamiento no es tan abstracto, el
egocentrismo se desvanece paulatinamente, el pensamiento se limita a lo tangible y
real, el aquí y ahora a pesar de que se produce un desarrollo de la memoria a largo
plazo.
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cognición sobre la propia cognición, es decir, poseer conocimientos sobre el
conocimiento. Así mismo, los niños tienen una mejor comprensión de los conceptos
espaciales, la causalidad, la conservación, los números y comprenden sobre causa
efecto.
Según Piaget, refiere Santrock (2007) los niños que atraviesan por la etapa de las
operaciones concretas, recurren al pensamiento inductivo, cuando a partir de
observaciones sobre determinados elementos, de una clase de personas, animales,
objetos o sucesos, extraen conclusiones generales, sobre la clase en su conjunto. En
cuanto al razonamiento moral, Piaget considera que los juicios morales inmaduros se
enfocan únicamente en el grado de la ofensa, mientras que en los juicios más maduros
se considera la intención.
Igualmente, Santrock (2007) refiere que el cerebro y otras partes del sistema
nervioso, continúan desarrollándose a lo largo de la niñez y de la adolescencia.
Destaca que la mielinización de áreas del cerebro relacionadas con la atención, no
culmina hasta finales de la edad intermedia y además, desde los seis años hasta la
pubertad, el crecimiento más dramático del cerebro ocurre en los lóbulos temporal y
parietal, fundamentalmente en áreas relacionadas con el lenguaje y las relaciones
espaciales.
Este desarrollo junto con la oportunidad de experimentar un mundo cada vez más
amplio, contribuye a las habilidades cognoscitivas del niño.
Durante esta etapa el mundo socioemocional del niño se amplia y adquiere una
mayor complejidad, Santrock (2007). El autoestima y el autoconcepto se desarrollan
y son aspectos fundamentales en la personalidad del niño, de igual manera se
presentan cambios en lo que se refiere a la capacidad para entender emociones
complejas como el orgullo y la vergüenza, se puede comprender que se puede
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experimentar una emoción concreta en situaciones determinadas, existe una mayor
tendencia a tomar en consideración los hechos que dan lugar a una reacción
emocional, se evidencia una notable mejoría en la capacidad para suprimir u ocultar
reacciones emocionales negativas y el empleo de estrategias personales para
reconducir los sentimientos, el concepto de inteligencia emocional también cobra
vida y con la edad los niños son capaces de reconocer situaciones estresantes y de dar
respuestas a estas de una manera particular.
Kohlberg (citado en Kail y Cavanaugh, 2006), analizó las respuestas que niños,
adolescentes y adultos daban a numerosos dilemas y descubrió tres niveles de
razonamiento moral, dividido cada uno en dos etapas, resultando el fundamento del
razonamiento en seis etapas. En las iníciales, se basa en factores externos, como la
promesa de un premio o la amenaza de un castigo. En los niveles más avanzados, se
basa en un código interno y personal, sin la influencia de las ideas de los otros. Los
tres niveles del razonamiento moral son preconvencional, convencional y
posconvencional.
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En el nivel convencional, los adolescentes y los adultos buscan orientación moral
en las normas de la sociedad. Más específicamente, su razonamiento moral se basa en
las expectativas que la gente tiene de ellos. En la etapa 3, el razonamiento moral se
basa en normas interpersonales. El objetivo es lograr la aprobación comportándose
como buenos chicos o buenas personas. La etapa 4, se centra en la moral del sistema
social, donde los adolescentes y adultos piensan que los papeles sociales, las
expectativas y las leyes tienen por propósito mantener el orden dentro de la sociedad
y promover el bien común.
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EJEMPLO EN EL HOGAR: Los niños aprenden por imitación, el ejemplo
que le den a su hijo o hija será decisivo. El niño debe ver en sus padres un
modelo de afrontar las situaciones dialogando, negociando, pero sin recurrir a
la violencia física o verbal. Tengan en cuenta que su hijo les observa y
escucha siempre.
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actuar, consiste en retirarle algunos privilegios: como no poder ver la TV, o
retirarle un juguete. Aquí, el criterio general será retirárselo tantas horas como
años tiene.
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concienciación alcanzado, estos valores pueden durar toda la vida o sólo un cierto
periodo de tiempo.
Familia: Grupo natural del ser humano y el más importante pese a las
transformaciones del mundo contemporáneo y los progresos científicos y
tecnológicos que genera un nuevo sistema de vida"(p. 89). Así mismo, la familia hace
frente a los problemas de sus hijos y se esfuerzan para mantenerlos dentro del orden
impuesto por la sociedad.
Institución: Organismo público o privado que ha sido fundado para desempeñar una
determinada labor Cultural, Científica, Política o Educativa
Relaciones: Un término este que se emplea para referirse a una actividad profesional
que realiza una persona consistente en, mediante técnicas y herramientas
comunicativas, el dar a conocer y darle prestigio a diversas empresas o negocios.
Valores: Marco del comportamiento que deben tener sus integrantes, y dependen de
la naturaleza de la organización (su razón de ser); del propósito para el cual fue
creada (sus objetivos); y de su proyección en el futuro (su visión). Para ello, deberían
inspirar las actitudes y acciones necesarias para lograr sus objetivos.
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CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
3.1 Diagnostico
De este modo, el papel que juega la familia, la escuela, los maestros y los
compañeros es de suma importancia para el educando, ya que según Feist y Feist,
(2007, p.40), generalmente “la influencia de los otros determina en parte como el
niño construye sus propios esquemas y la representación del mundo físico y social”
Por otro lado, para García (2005), el alumno aprende valores humanos y de la
propia cultura en un proceso complejo, que va mas allá de la transmisión de
experiencias o conocimientos; por lo que se puede inferir que, el ambiente educativo
debe ser el espacio propicio, donde se acrisolen las más elevadas virtudes frente al
resquebrajamiento de los valores, obligando a reconstruir una cultura educativa que
permita entrelazar los valores y la disciplina escolar. Esto debe conducir la búsqueda
de estrategias que permitan corregir el comportamiento agresivo, para que derive
hacia un comportamiento asertivo y socialmente aceptad
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experimental porque no se realizó manipulación de las variables, así como tampoco
se verificaron hipótesis. El trabajo describe los hechos tal y como se presentan.
El diseño del estudio, según Sabino (2007, p.88) “es un verdadero modelo de
verificación que permite contrastar los hechos con la teoría y su forma es la de una
estrategia que determina las operaciones para hacerlo”. Según Hurtado de Barrera
(2008), el diseño de investigación hace explícitos los aspectos operativos de la
misma.
Población
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De igual manera, Parra (2007, p.14) se refiere a la población como “el conjunto
integrado por todas las mediciones u observaciones del universo de interés en la
investigación”. Igualmente, Chávez (2007, p.45) la define “como la totalidad de los
elementos del grupo particular que se estudia”. Asimismo, Tamayo y Tamayo (2006,
p.23) manifiestan que “la población está determinada por sus características
definitorias”.
En ese sentido, la población objeto de estudio estuvo constituida por los niños y
las niñas en edad preescolar del complejo educativo monseñor Luis Eduardo
Henríquez, que en su totalidad representan 21, 12 niñas y 9 niños de seis años de
edad.
Muestra
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Según la modalidad de la observación y el medio utilizado esta fue estructurada o
sistemática. ya que, se observaron determinadas conductas del niño de seis y siete
años. Así mismo, según (Bavaresco, 1997:lOO y 101) plantea "que la participación es
activa y natural, ya que el observador formo parte de la comunidad observada".
Instrumentos de la investigación
Busot (1991;108) plantea que el instrumento es "el medio del que se vale el
investigador para reunir la información".
Instrumento A
Estuvo dirigido a solicitar información a los 6 docentes que facilitan clases a los
niños y niñas en edades comprendidas de seis y siete años. El instrumento presenta
dos interrogantes básicas, pero elementales, con una escala de respuestas múltiples
con tres opciones de respuestas: 1 Nunca (l); Algunas Veces (2) y siempre (3), de
manera que el docente seleccione la que más se adecue a su actuación en el aula.
Instrumento B
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Instrumento A
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Instrumento B
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3.5 Cuadro de Variables
Objetivo General: Diseñar estrategias que le faciliten a los docentes, padres y representantes el prevenir conductas agresivas
en el niño y la niña en edad preescolar del Complejo Educativo Monseñor Luis Eduardo Henríquez, ubicado en el Municipio San
Diego.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bandura A (1996) Fundamentos del Aprendizaje social. Trduccion L.P. Ullan New
York: Pretince Hall.
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Quintana, A (2003). Agresividad infantil. Monografía para optar el título de
Licenciado en Psicología. Universidad Nacional Federico Villareal. Lima-Perú.
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