En el presente ensayo se explicará la importancia de bioética en la vida
de un ser humano, al igual que la vida no humana (animal y vegetal) con el fin de estudiar la conducta, el área de la ciencia de la vida y el cuidado sanitario, teniendo en cuenta los valores y principios morales. Sin embargo, incita al análisis profundo y comprensión de ciertos temas, algunos tan complejos que llegan de un modo a otro a crear controversia entre los individuos que piensan de manera distinta. La palabra bioética es un neologismo acuñado en 1971 por Van Rensselaer Potter (en su libro Bioethics: bridge to the future), en el que este autor englobaba la "disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos”. En 1972 André Hellegers crea el Instituto Kennedy de Bioética, en la Universidad Georgetown (Washington DC), siendo esta la primera vez que una institución académica recurre al nuevo término. Según Warren Reich (1993), la palabra bioética ha tenido éxito en imponerse porque es muy sugestiva y poderosa: "sugiere un nuevo foco, una nueva reunión de disciplinas de una forma nueva y con un nuevo foro que tendió a neutralizar el tinte ideológico que la gente asociaba con la palabra ética”. El objetivo de la bioética, tal como la "fundaron" el Hastings Center (1969) y el Instituto Kennedy (1972) era animar al debate y al diálogo interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la ética, y supuso una notable renovación de la ética médica tradicional. La bioética se desarrolla en el contexto de una sociedad pluralista, ajena a los grandes relatos unificadores de tipo religioso o ideológico. Por lo tanto, la bioética es una ética civil que se sustenta en la racionalidad humana secularizada, capaz de ser compartida por todos, en un terreno filosófico neutro. Como dice Marciano Vidal (1989) "más allá de un ordenamiento jurídico y deontológico, y más acá de las convicciones religiosas". Los principios fundamentales de la bioética se dieron por los bioeticistas en 1979, Tom L. Beauchamp y James F. Childress,910 definieron los cuatro principios de la bioética: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. En un primer momento definieron que estos principios son prima facie, esto es, que vinculan (son obligatorios) siempre y cuando no colisionen entre ellos, en cuyo caso habrá que dar prioridad a uno u otro, dependiendo del caso. La bioética surge por el problema de deshumanización de las ciencias de la vida, ya que cada vez se realizaban experimentos sin tener respeto por los seres vivos, por otra parte, en los avances tecnológicos de la medicina en el que plantean problemas éticos, al igual que el derecho de las personas. Sin embargo, se han logrados grandes avances que parecía no tener límites, salvo el del propio conocimiento y naturaleza humana. Del mismo modo abarca cuestiones éticas acerca de la vida que surgen en las relaciones de la biología, nutrición, medicina, química, política, derecho, filosofía, sociología, antropología, teología, etc. En el que está relacionado con los tratamientos médicos o con la innovación tecnológica, tomando en cuenta las acciones que puedan afectar o ayudar. Existe un criterio ético fundamental dentro de esta disciplina que regula el respeto al ser humano, a sus derechos inalienables, a su bien verdadero e integral: la dignidad de la persona. La bioética se lleva a cabo con la reflexión, deliberación y los planteamientos normativos que regulan y resuelven conflictos en la vida social, especialmente en las ciencias de la vida, así como en la práctica y la investigación médica que afectan la vida en el planeta, tanto en la actualidad como en futuras generaciones, teniendo una conducta humana clara ante la ciencia de la vida y del cuidado de la salud, con valores y principios morales. CONCLUSIÓN El conocimiento sobre la disciplina de la bioética se relaciona con la conducta humana respecto a la valoración de la vida promoviendo el desarrollo de principios y valores. Incluye todos los problemas éticos que tienen que ver con la vida en general, es decir, tanto la humana como el animal y la vegetal. Su fin es promover el desarrollo de una conducta correcta en el individuo ante situaciones o problemas morales que se suscitan durante la vida cotidiana. En la actualidad existen pocas personas que pongan en práctica lo valores y las normas éticas, es una tristeza saber que por cuantos miles de pesos un individuo sea capaz de venderse aun sabiendo que comete actos ilícitos que van en contra de los derechos humanos de los demás, realmente la humanidad está sufriendo un proceso de destrucción humanística y lo más agravante es saber que no todos están interesados en lograr una reconstrucción, puesto que las nuevas generaciones se van desarrollando con nuevos pensamientos y actitudes. INSTITUTO TECNOLÓGICO DE ZITÁCUARO