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RESTITUCIÓN DE TIERRAS Y POST-ACUERDO

Presentado Por:

NATALY CRISTINA MEJIA HURTADO

CODIGO. 52.919.289

GRUPO: 90007 _61

TUTOR

SEBASTIAN CORRALES

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA “UNAD”


CEAD JOSE ACEVEDO Y GOMEZ
NOVIEMBRE 2016

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RESTITUCIÓN DE TIERRAS Y POST-ACUERDO

Antecedentes

Si de algún modo los colombianos quisiéramos explicarnos las razones que dieron origen a
la violencia de los últimos cincuenta años en nuestro país, tendríamos que empezar por la
tierra. Si bien no ha sido el único factor determinante, también es cierto que sí ha sido
común el hecho de que todos los actores del conflicto han luchado por tenerla, tal y como lo
señala el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “la apropiación, el uso y la
tenencia de la tierra han sido motores del origen y perduración del conflicto armada” (2013,
21).

Figura 1. Campesinos marchando a favor de la restitución de tierras.

Desde principios del siglo XX se registra cómo en Colombia la tenencia de la tierra ha sido
motivo de conflicto. Principalmente, la generación de este se dio como consecuencia de
prácticas monopolistas por parte de capitalistas que se fueron apropiando de la tierra,
dejando así el campesino sin ningún derecho a la misma y convirtiéndolo en un mero peón
al servicio de éstos. Así mismo, la ausencia de políticas estatales que intervinieran tanto en
evitar estas prácticas, como en regular lo relacionado con la apropiación de los llamados
terrenos baldíos: “las caracterizaciones de los primeros decenios del siglo XX presentan un
panorama de tensiones generadas por la monopolización de la propiedad, el desorden de las
formas de apropiación de las tierras baldías y la ausencia de legitimidad de la propiedad
(…)” (Fajardo, 2014, 8).

Precisamente, esta tensión generada por las apropiaciones de los grandes terratenientes,
produjo una de las primeras movilizaciones en favor de la tenencia de la tierra por parte de
los indígenas caucanos, encabezada por Quintín Lame. Este, indígena Páez, impulsó un
movimiento tanto en el Cauca como en otros departamentos, a fin de lograr que a los
indígenas se les reconociera el derecho ancestral sobre la tierra, e igualmente igualdad
política que les permitiera llegar al Congreso de la República y gestionar leyes que les
favorecieran.

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Figura 2. Arresto de Quintín Lame (centro) y otros indígenas de su movimiento en 1915.

Este movimiento, no obstante la fuerza que alcanzó a adquirir, fue reducida por los dueños
de las haciendas (directamente afectados) que, con la anuencia del Estado, también
disolvieron varios resguardos indígenas y se apropiaron de sus tierras. Así, este conflicto
entre los grandes dueños de la tierra y campesinos e indígenas, no sólo se mantuvo durante
estos años, sino que se agudizó en la medida en que se diversificaron los intereses sobre la
tierra y por ende nuevos actores entraron a formar parte del mismo.

A la agricultura y ganadería extensiva se sumaron la extracción minera y el auge del


narcotráfico, los cuales, dadas la condiciones creadas por la violencia política generada a
partir de mitad del siglo XX, produjeron un escenario de violencia ejercida en la cual la
tierra era objetivo central y los campesinos sus principales víctimas.

Guerrilla, paramilitarismo y narcotraficantes, cada uno desde sus particulares intereses y


métodos, convirtieron a esa parte del país que muchos llaman la “otra Colombia” (la de la
periferia alejada de los grandes centro urbanos), en un campo de guerra en donde sin
importar el cómo, fueron despojando a miles de campesinos de sus parcelas y obligándolos
a desplazarse hacia los cascos municipales o las grandes ciudades. Con respecto al
narcotráfico, Fajardo afirma:

El proceso afectó directamente a regiones marginales de difícil acceso, en donde los


narcotraficantes construyeron redes de poder con participación de las autoridades y de
distintos sectores locales. Parte importante de estas redes de poder fueron algunas
inversiones funcionales con actividades ilícitas, entre ellas, la adquisición de tierras
(…). (2014, 35).

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Figura 3. Campesinos desplazados buscan un destino.

Se tiene, pues, que el conflicto en Colombia se ha nutrido de diferentes fuentes. Sin


embargo, alimentados por grandes capitales (legales o ilegales), los grupos armados han
tenido como objetivo central la tierra y con vistas a conseguirla han actuado de las peores
formas posibles.

Tierra y post-acuerdo

Actualmente el país concentra su atención en el acuerdo logrado entre las FARC y el


gobierno colombiano, con el propósito de ponerle fin al conflicto que se ha extendido por
más de medio siglo. Si bien se puede pensar que con este acuerdo llegará un periodo muy
beneficioso para el país en general, pero principalmente para quienes han tenido que asumir
directamente la dureza del conflicto, la sociedad colombiana tendrá que hacerle frente a
muchos retos y dificultades que se van a presentar.

Figura 4. Mesa de diálogo entre las FARC y el gobierno colombiano.

Sin duda, uno de esos temas complicados que van a tener que enfrentar es el relacionado
con la tierra. Si bien el gobierno ha iniciado una campaña de restitución de tierras, para
lograr ser efectivo en este objetivo, deberá poder hacer frente a al menos dos obstáculos. En
primer lugar, lo relativo a lo que se conoce como “compradores de buena fe”; es decir,
personas que legalmente compraron tierra que en algún momento fue robada a campesinos

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y que tras un complejo entramado legal se legalizó y se vendió. En segundo lugar, lo que
tiene que ver con los terrenos baldíos.

En cuanto a lo primero, el gobierno expidió en 2011 la Ley 1448 (Ley de Víctimas y


Restitución de Tierras), en cuyo artículo 72 se afirma que “el Estado colombiano adoptará
las medidas requeridas para la restitución jurídica y material de las tierras a los despojados
y desplazados. De no ser posible la restitución, para determinar y reconocer la
compensación correspondiente.” No obstante, los compradores de buena fe alegan
afectados sus derechos ya que por un lado es un juez quien determina la “buena fe” a la
hora de la compra (es decir, que efectivamente el comprador lo haya hecho sin conocer los
antecedentes del predio o predios adquiridos), y por otra parte porque en caso de que se le
reconozcan los derechos al propietario original, la compensación económica a que tendría
derecho no es suficiente.

Ahora bien, en el marco del post-acuerdo, se puede decir que el último acuerdo logrado
entre las FARC y el gobierno colombiano si bien establece principios generales en cuanto a
lo que se ha denominado una reforma agraria, y estos entran a modificar, no entraña
reformas sustanciales en lo que se refiere a la mecánica establecida para solicitar la
restitución de tierras.

Los terrenos baldíos es otro tema crítico. Ahora mismo cursa en el Congreso de la
República el Proyecto de Ley 157 de 2016 que busca fortalecer derechos de quienes hayan
tomado control de estos, pero es necesario decir que este proyecto favorece principalmente
a grupos económicos que han venido apropiándose de estos terrenos.

Mecanismos de participación ciudadana

En marco del post-acuerdo se pueden considerar los mecanismos de participación


ciudadana establecidos constitucional y legalmente, distinguiendo entre mecanismos de
participación política (voto, plebiscito, referendo, etc.) y los de protección de derechos
humanos (acción de tutela, acción de cumplimiento, etc.). Por otra parte, en el marco de la
Ley 1448 de 2011 se establece que para el proceso de restitución de tierras las personas que
se consideren afectadas deben inscribirse en el Registro de tierras despojadas y
abandonadas forzosamente, a partir del cual se dará inicio al proceso que determinará la
propiedad de un determinado predio.

Es importante anotar que la ley no sólo contempla la restitución efectiva de las tierras, sino
que en caso tal se da un proceso de acompañamiento y apoyo al campesinado a fin de que
pueda desarrollar proyectos productivos que les permitan una calidad de vida real. Así
mismo, si bien este es un proceso que tiene poderosos opositores, ya se han dado procesos
de restitución efectiva de tierras (Granada, Antioquia; Sotará, Puracé, Caldono y otros
municipios del Cauca) que permiten pensar que de algún modo el mecanismo legal
implementado es efectivo. De algún modo, está en la comunidad misma y en el apoyo tanto
oficial como no oficial (ONGs) lograr más logros en este propósito.

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CONCLUSIONES

 El problema de la tierra en Colombia ha originado enfrentamientos entre una


minoría que se ha visto relegada al rol de mero trabajador sin derecho a la propiedad
sobre ésta, y los ricos del país que se han apoderado, con el apoyo de ciertos
sectores estatales, de gran parte de las tierras del país.

 Parte de la violencia de los últimos cincuenta años tiene su origen en la disputa de la


tierra, que se convirtió en objetivo de guerrillas, paramilitares, mineros y
narcotraficantes.

 La monopolización de la propiedad de la tierra ha generado desigualdades sociales


que no sólo persisten en la actualidad, sino que se han agudizado.

 Muchos campesinos en Colombia fueron despojados de sus tierras mediante la


violencia ejercida por grupos armados al margen de la ley.

 Existen poderes económicos y políticos que se oponen a la restitución efectiva de


las tierras a quienes hayan sido despojados de las mismas.

 La Ley 1448 de 2011 establece el mecanismo mediante el cual los campesinos


despojados de sus tierras pueden solicitar su restitución.

 El marco del post-acuerdo establece algunos aspectos relativos a la reforma agraria


y fortalece lo relacionado con la restitución de tierras.

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BIBLIOGRAFÍA

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2013). ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra
y dignidad, Informe general. Recuperado de www.centrodememoriahistorica.gov.co

Fajardo, D. (2014). Estudio sobre los orígenes del conflicto social armado, razones de su
persistencia y sus efectos más profundos en la sociedad colombiana. Bogotá: Universidad
Externado de Colombia.

Congreso de Colombia. (10 de junio de 2011) Ley de Víctimas y Restitución de Tierras y


Decretos Reglamentarios. [Ley 1448 de 2011].

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