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INTRODUCCIÓN

La etimología de la palabra persona tiene su origen en la lengua griega,


significando etimológicamente "máscara", es decir, algo asumido, que no es
propio de uno, algo que no es sustancial sino añadido. Los actores del teatro se
ponían máscaras (personas) para representar los distintos papeles de la pieza
teatral; y éste es el origen del primitivo significado de la palabra. En el siglo III,
los teólogos cambian el sentido del vocablo y entienden por persona algo interior,
de matiz sustancial o esencial. Y en el siglo VI, Boecio añade a esta concepción
el atributo de la racionalidad.

En psicología conviene destacar la interpretación de Jung, discípulo de Freud,


para quien el término persona significa cara (mascara) que el hombre presenta
a la sociedad en que se desenvuelve. Cara que puede ser distinta a sus
sentimientos e intereses reales.

La personalidad es el resultado de la articulación dinámica de los aspectos


psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) y biológicos
(fisiológicos y morfológicos) característicos de cada persona y que le distinguen
de las demás. Durante un largo período de tiempo, se consideró que la
personalidad era inmodificable.

Una de las características de la máscara en el teatro antiguo era su permanencia,


su fijeza, por eso probablemente se adoptó el término personalidad para
designar los rasgos característicos de una persona. En la actualidad esta idea
está totalmente descartada.

Perfil psicológico del médico

Para ser médico u otro profesional relacionado con el arte de curar, es necesario
tener vocación asistencial y presencia de ánimo suficiente frente a situaciones
límite.

El aspirante deberá tener fortaleza y no desmoronarse ante la presencia de


cadáveres, cuadros patológicos deformantes, accidentes traumáticos
sangrantes, o enfermos terminales, estando dispuesto a cumplir su rol de
acompañar al enfermo hasta el desenlace póstumo.

Como personalidad se deberá destacar su capacidad para relacionarse con otras


personas, por su trato afable y servicial, por el respeto e interés por ellos como
personas únicas y no como órganos que hay que curar.

Deberá asumir su rol dispuesto a realizar guardias de 24 horas si fuera


necesario, estar disponible en caso de urgencias y atender a personas donde se
encuentre, en caso de emergencias, en forma solidaria y desinteresada.
Una característica de personalidad obsesiva puede adecuarse a esta profesión,
ya que exige rigor científico, pulcritud, detallismo, minuciosidad, tendencia
sadomasoquista (principalmente en los cirujanos) y estricto control.

Ser médico es una profesión que más que otras exige un compromiso personal,
ya que están en juego la vida de las personas; y además una capacitación
permanente para mantenerse perfectamente actualizado.

La medicina ha logrado grandes avances en los últimos años, que han elevado
la expectativa de vida de los seres humanos, tanto por las mayores posibilidades
asistenciales como preventivas.

El enfoque de la medicina es esencialmente orgánico aunque en los últimos años


existe una tendencia a reconocer también los factores psíquico y social en la
manifestación de una enfermedad.

El médico está capacitado para identificar síntomas y realizar diagnósticos


utilizando los estudios de laboratorio que se requieran, formular un esquema de
tratamiento y eventualmente efectuar un pronóstico presuntivo basado en las
estadísticas.

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