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FADDYC
Lic. en Gestión y Desarrollo Cultural
Cátedra: Antropología Cultural -

Diversidad cultural y Ambiente1


Redefinición de categorías

G. Elizabeth Bergallo
Mgter. en Antropología Social
Territorio

La noción de territorio, y especialmente en la cosmovisión indígena, campesina, y


muchos grupos culturales, comprende la totalidad del hábitat que los pueblos
tradicionalmente ocupan de uno u otro modo y al que atribuyen diversas significaciones. El
concepto de territorio es más amplio que el de tierra pues incluye no solo sus bienes
naturales (es decir el monte, el suelo, el río, etc.) sino también los procesos históricos, los
espacios rituales, y la cosmovisión, que relaciona inextricablemente estas dimensiones. El
territorio es la fuente de cohesión social y cultural. Es una noción política por excelencia
que los fortalece, condiciona, es el soplo vital para la resistencia que muchas veces se
añora, o que disfrutando se desea asegurar para las generaciones venideras.
El ambiente en las poblaciones indígenas es parte de esa geografía reinventada por el
cruce continuo de los cazadores-recolectores, impresa por signos furtivos, cifras invisibles
para la mirada de los extraños pero repletas de significado para quienes conocen los signos
del monte y los refrendan con palabras andantes”2. “El territorio es mucho más que el suelo
físico: es el mapa trazado por la historia de los pueblos que han vivido allí desde cuando el
tiempo era el aliado del origen y el destino propio. El territorio no es el mero suelo, la tierra
física, sino el lugar contorneado y marcado por mediaciones simbólicas intensas que
dibujan la cartografía del hábitat y habilitan efectivamente un sitio para el desarrollo de sus
particulares formas de vivir, crear, creer y crecer colectivamente. El territorio es la zona
que cautela los restos de los antepasados, provee los alimentos exactos que el pueblo
necesita y configura el hábitat donde se reconocen comunidades diversas, vinculadas no
sólo por linajes de sangre, sino también por constelaciones de sentido”.

Identidad / Identidad étnica

1
G. Elizabeth Bergallo en el texto: Nueva visión para la sustentabilidad del Gran Chaco en el Paraguay
(Coord. Oscar Rivas, 2011), en el que participó como investigadora y redactora.
2
Ticio Escobar en Unión de Nativos Ayoreo de Paraguay-Iniciativa Amotocodie: El Caso Ayoreo. Informe
IWGIA 4. 2009
2

Las cosmovisiones o modos de significar el mundo, la necesidad de supervivencia, las


estrategias para resolver los problemas de subsistencia, las interacciones con el mundo
global, las acciones de las redes solidarias de las comunidades, van conformando una
cultura o identidad local que se mantiene en delicado equilibrio. La identidad étnica no
debe ser entendida como la inherente a un grupo que tiene rasgos homogéneos, como si
fueran islas, sin historia. La identidad no se define por la esencia, por lo que no cambia. Lo
propio de las identidades étnicas, es que en ellas la actualización histórica no anula el
sentimiento de referencia al origen. La lengua, el territorio, la religión, el sistema
económico, las relaciones de parentesco y la participación política constituyen
elementos de autodefinición identitaria. Las categorías étnicas actuales, sin embargo,
deben ser también entendidas como construcciones ideológicas resultantes de las
perspectivas históricas de articulación interétnica de cada grupo 3.

Diversidad Cultural / Equidad / Interculturalidad

Al concepto de diversidad cultural se lo interpreta muchas veces desde la visión


positivista del relativismo cultural, cerrándolo a la posibilidad de una comprensión más
compleja. El “multiculturalismo” (ver Boas) supone la coexistencia híbrida y mutuamente
intraducible de diversos “mundos de vida”. Las culturas no son islas, tampoco es posible el
diálogo intercultural donde hay diferencias en las relaciones de poder. La dificultad de los
estudios que se cierran sólo en lo cultural como eje del problema, es haber renunciado
casi por completo a toda preocupación por las articulaciones histórico-sociales o
político-económicas de los procesos culturales. Las fracturas sociales no siempre
coinciden con las fracturas de la cultura, aunque tienden a intersectarse4. La energía crítica
si se concentra exclusivamente en la lucha por el respeto a las diferencias culturales, deja
intacto aquello que también las explica. Porque las relaciones económicas capitalistas
también promueven esquemas de representación del mundo que de algún modo
sobredeterminan esas diferencias 5.

La igualdad de derechos sobre la base del respeto a la diversidad (diversidad cultural &
biodiversidad) implica asimismo el rechazo a toda forma de discriminación social, cultural,
religiosa, nacional, o de cualquier otro orden.

3
32 Miguel Bartolomé: Afirmación estatal y negación nacional. El caso de las minorías nacionales en
América Latina, en: Suplemento Antropológico, vol. XXII, número 2, Asunción. 1987
4
Zizek, Fredric Jameson Slavoj: Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Buenos Aires,
Paidos. 1998, p.
y 38-39
5
Ibid, p. 39
3

Biodiversidad

El “índice de diversidad”6 de un ecosistema, es una medida ecológica que aumenta


según su heterogeneidad, la cual nos indica la complejidad del mismo. Hay que considerar
la biodiversidad en forma íntegra, desde los grandes ecosistemas hasta la especie concreta.
Sin embargo la explotación indiscriminada de la naturaleza tiene como consecuencias la
eliminación de aquéllas especies que no tienen valor comercial, y la extinción de otras por
el uso y consumo excesivo de las mismas. En algunas cosmovisiones la relación ambiente-
cultura es indisociable, y si se altera el ambiente de una comunidad toda la vida de la
comunidad se verá alterada. El ecocidio producido en los territorios está directamente
vinculado al etnocidio, en tanto los saberes culturales, y la sobrevivencia dependen de la
preservación de la biodiversidad.

En la historia más reciente la elaboración de productos nocivos para la naturaleza


difícilmente eliminables: como plásticos, venenos, insecticidas, etc. desencadenan
alteraciones globales que conducen a cambios en la biodiversidad, cada vez a mayor escala.
La diversidad sostiene, fortalece y da estabilidad a todos los ecosistemas permitiéndoles
que puedan resistir las diferentes situaciones críticas. La ecología política reconoce los
límites de la capacidad humana para observar y comprender los procesos naturales y por lo
tanto la necesidad de proteger la biodiversidad y la diversidad cultural íntima y
espiritualmente conectada a ella, como es el caso de las cosmovisiones indígenas. De la
preservación de la diversidad depende la vida en la Tierra7.

El agua y sus territorios8

Las aguas continentales están entre los bienes más importantes del planeta. Los ríos, los
lagos, los manantiales, los humedales y las aguas subterráneas, forman parte esencial de la
riqueza natural y espiritual de la Tierra; estos cuerpos de agua en su conjunto constituyen lo
que llamamos aguas continentales y son la esencia de la vida en los continentes.
Las aguas continentales son producidas a través de un complejo y vulnerable proceso
que forma parte del ciclo hidrológico de la Tierra, por el que el agua precipitada sobre la
superficie de los continentes es captada por los diversos ecosistemas terrestres y procesada
por los componentes vivos que habitan en ellos. Todos los seres vivos requieren del agua
para su desarrollo, y constituyen actores fundamentales para la circulación permanente del
agua en los territorios, y para asegurar su calidad y disponibilidad para las sociedades
humanas.

6
28 Enrique Leff: Saber ambiental. Madrid, Siglo XXI, 2007, pág. 19
7
Foro de Ecología Política, Principios de una Política verde. Buenos Aires, 2002
8
Documentos de Archivo de Sobrevivencia – Amigos de la Tierra Paraguay
4

La salud de los ecosistemas es la base de la existencia misma del agua necesaria para las
comunidades naturales y humanas. El agua dulce es el componente primario de la vida en
general. La producción de alimentos y otras actividades sociales humanas son dependientes
de la disponibilidad de agua dulce de buena calidad. La calidad y la cantidad del agua
disponible son un factor determinante para el bienestar humano.

El agua, un derecho fundamental

La degradación ambiental, que va de la mano con la pérdida del control local sobre los
territorios y los bienes naturales, constituye una violación a los derechos humanos
fundamentales. En consecuencia, la restauración de la calidad ambiental y la recuperación
del control local de los territorios y los bienes naturales, constituyen pasos necesarios para
garantizar el derecho humano fundamental a vivir en un ambiente sano, y preservar los
modos culturales de vida. El agua es esencial para la vida de las sociedades humanas, y por
lo tanto, constituye un patrimonio natural colectivo y un derecho humano fundamental.

Parte inseparable de este derecho es el control soberano de las comunidades locales de


sus fuentes de agua y sobre el uso y manejo de los territorios que las producen, es decir, las
cuencas hídricas, las áreas de recarga de los acuíferos, los manantiales, los humedales. La
sustentabilidad de las fuentes de agua dulce está íntimamente vinculada con la democracia
en la gestión de los territorios.

Soberanía Alimentaria9

La Soberanía Alimentaria es uno de los pilares fundamentales de la Soberanía de los


Pueblos y las Naciones. Es el derecho de cada nación a mantener y desarrollar su propia
capacidad para producir los alimentos. La soberanía alimentaria es el derecho de los
pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma
sustentable y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Requiere
poner a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los
sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las
empresas. Defiende los intereses de, e incluye a las futuras generaciones. La soberanía
alimentaria da prioridad a las economías locales, a los mercados locales y nacionales, a los
campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional.

Basa la producción, distribución y consumo de alimentos en la sustentabilidad


ambiental, social y económica. La soberanía alimentaría supone relaciones sociales libres
de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases
sociales y generaciones.
9
Documentos de Archivo de Sobrevivencia – Amigos de la Tierra Paraguay
5

La alimentación es un derecho humano básico; todos deben tener acceso a alimentos


sanos, nutritivos y culturalmente apropiados, en cantidad y calidad suficientes para llevar
una vida sana y digna. Requiere la protección de los mercados nacionales de alimentos, la
promoción de ciclos locales de producción y consumo, el aseguramiento de la tierra para
las familias campesinas, la defensa de los territorios de los pueblos indígenas y la reforma
agraria integral.

Para garantizar la soberanía alimentaria, es necesario que haya una promoción y


recuperación de las culturas, en lo que hace a las significaciones, prácticas y tecnologías
tradicionales, que aseguren la conservación de la biodiversidad. Un componente básico
para la soberanía alimentaria es el garantizar el acceso al agua, la tierra, los recursos
genéticos y los mercados justos y equitativos con el apoyo gubernamental y de la sociedad.
La mujer tiene un papel central en la construcción de la soberanía alimentaria, por la
relación especial de las mujeres con la tierra, la vida y las semillas. Los jóvenes son
también fundamentales tanto para el presente como para el futuro, de modo que debe
asegurarse la construcción de sus capacidades, su plena inserción y participación creativa
en todos los niveles.

La construcción de alianzas estratégicas a nivel local, nacional, regional y planetario, es


también una herramienta fundamental para el fortalecimiento de la soberanía alimentaria en
todas las naciones.

Desarrollo & Ambiente

La idea de desarrollo sintetiza -mejor que cualquier otra- el proyecto civilizatorio que,
tanto por la vía liberal y capitalista como por la vía socialdemócrata y socialista,
originalmente trató de universalizar la Europa Occidental. Desarrollo es el nombre que
resume la idea tradicional de dominio de la naturaleza. La globalización de una misma
matriz de racionalidad, conducida por la lógica económica en sentido estricto, nos lleva
inexorablemente a una economía que está inserta en la tierra, en el aire, en el agua, en el
suelo, en los ciclos vitales, y así toda la humanidad de manera desigual está sometida a los
riesgos de acciones decididas por algunos en beneficio de algunos.

El paradigma ambiental nos sitúa frente a la pregunta sobre los límites del dominio de la
naturaleza, lo cual significa un desafío técnico, político y civilizatorio. Otras
cosmovisiones, que incluyen el paradigma ambiental sostienen otros valores que implican
el establecimiento de límites. Esos límites deberán ser construidos por medio del diálogo
entre quienes sostienen visiones del mundo y modos de conocimiento diferentes. La
6

discusión debe ser sostenida al interior de cada grupo, o entre diferentes grupos
socioculturales10.

Sustentabilidad

Concepto desarrollado como resultado de la configuración de una idea de ambiente


que implica una visión del desarrollo humano que reintegra los valores y potenciales de la
naturaleza, las externalidades sociales, los saberes subyugados y la complejidad del mundo
negados por la racionalidad mecanicista, simplificadora, unidimensional, fraccionadora,
que ha conducido el proceso de modernización11.

Sin embargo, existe otro discurso, el de la “sostenibilidad”, que es opuesto, en tanto


afirma la posibilidad de lograr un crecimiento económico “sostenible” a través de los
mecanismos del mercado, sin ninguna garantía de sustentabilidad. Por el contrario, el
principio de sustentabilidad emerge como una respuesta a la fractura de la razón
modernizadora y como una condición para construir una nueva racionalidad productiva
fundada en el potencial ecológico y en nuevos sentidos civilizatorios a partir de la
diversidad cultural del género humano 12. Todas las actividades humanas deben ser
indefinidamente sustentables en una escala de tiempo humana. La humanidad no puede
utilizar recursos más rápidamente de lo que ellos pueden ser reproducidos, ni producir
efectos que no puedan ser asimilados por el ambiente13.

Cooperación / Participación

Una sociedad sustentable debe basarse en la cooperación voluntaria entre individuos en


un ambiente democrático y de respeto a la diversidad. Los estados deben tomar decisiones
que establezcan una base segura para que se posibilite tal cooperación. Hay temas que
deben decidir las personas y comunidades independientemente, hay otros en que -en
determinados marcos de sustentabilidad, y de respeto a cosmovisiones, valores y derechos-
es el estado quien debe asegurar la participación. El proceso de participación implica la
confluencia crítica de saberes académicos y cosmovisiones, y el respeto a la toma de
decisiones de las propias comunidades locales involucradas.

Ecología Política

10
Carlos Walter Porto-Goncalves: El desafío Ambiental. México, PNUMA, 2006, pp. 23-33
11
Enrique Leff: Ob. Cit., 2007, p. 18
12
Ibid, pp. 25-30
13
Foro de Ecología Política: Ob. Cit., 2002
7

La ecología política plantea la participación responsable de cada ciudadano y de las


comunidades, en la orientación y realización de una sociedad sustentable. Por lo tanto, la
participación en el proceso de toma de decisiones, al lado de las instancias políticas
institucionales, para la organización y puesta en práctica de las decisiones tomadas por la
comunidad. La ecología política, sobre los datos que proporcionan las ciencias (datos
siempre relativos), formula juicios y orientaciones de manera tal de asegurar la justicia
ambiental para las generaciones presentes y futuras de todo el planeta. La ecología es
política porque apunta directamente a resolver en conjunto los problemas que atañen a la
coexistencia14. Cada organismo es dependiente para su supervivencia de las otras especies y
de su entorno físico natural. Mientras que los juicios de valor tradicionales se focalizan en
las necesidades humanas, los valores ecológicos se basan finalmente en el bienestar del
ecosistema total.

La sociedad occidental ha visto a la naturaleza como algo valioso sólo en la medida


estrecha de su utilidad inmediata para los seres humanos. Sin embargo la relación apropiada
entre la humanidad y su ambiente debería ser de interdependencia, de relación armónica, de
respeto a las culturas como nexos vitales, y no de control.

Saber ambiental

Es un saber que emerge como reintegrador de la diversidad, de nuevos valores éticos y


estéticos, de los potenciales sinergéticos que genera la articulación de procesos ecológicos,
tecnológicos y culturales. El saber ambiental ocupa su lugar en el vacío dejado por el
progreso de la racionalidad científica, como síntoma de su falta de conocimiento y como
signo de un proceso interminable de producción teórica y de acciones prácticas orientados
por una utopía: la construcción de un mundo sustentable, democrático, igualitario y
diverso15.

Justicia Ambiental

El derecho a la Justicia Ambiental es la condición de posibilidad de la vida en sus


diversas escalas. La toma de conciencia de la significación de las relaciones que ponen en
peligro los sistemas de vida hace de la justicia Ambiental un derecho prioritario. Este nuevo
paradigma no puede imponerse por la fuerza sino por la persuasión, por la toma de
conciencia y por la acción reguladora de las instituciones democráticas 16.

14
Alain Lipietz: De la ecología al desarrollo sustentable.¿Qué es la Ecología Política?. LOM ediciones, IEP,
2001, pp. 13-23
(Traducción Cristina Hurtado).
15
Enrique Leff: Saber ambiental. Madrid, Siglo XXI, 2007, pág. 19
16
Alain Lipietz, Ob. Cit., 200, pp. 13-23
8

BIBLIOGRAFÍA:

BARTOLOMÉ, Miguel: “Afirmación estatal y negación nacional. El caso de las minorías


nacionales en América Latina”, en: Suplemento Antropológico, vol. XXII, número 2, Asunción.
1987

BERGALLO Graciela Elizabeth. 2009. Ntonaxac. Danza en el Viento. Memoria y Resistencia Qom.
Librería de la Paz.

BERGALLO, Graciela Elizabeth. 2005. La salud en el oeste indígena chaqueño. Realidades


socioculturales y rituales. Médicos del Mundo. AECI.

Documentos de Archivo de Sobrevivencia – Amigos de la Tierra Paraguay

LEFF, Enrique: Saber ambiental. Madrid, Siglo XXI, 2007

Foro de Ecología Política, Principios de una Política verde. Buenos Aires, 2002

Unión de Nativos Ayoreo de Paraguay-Iniciativa Amotocodie: El Caso Ayoreo. Informe IWGIA 4.


2009

ZIZEK, Fredric Jameson Slavoj: Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo.


Buenos Aires, Paidos. 1998

PORTO-GONCALVES, Carlos Walter: El desafío Ambiental. México, PNUMA. 2006

LIPIETZ, Alain: De la ecología al desarrollo sustentable.¿Qué es la Ecología Política?. LOM


ediciones, IEP. 2001 (Traducción Cristina Hurtado).

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