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Las endorfinas son el vehículo material del placer, la euforia, la felicidad y el alivio del
dolor. Son nuestra morfina interna. Igual que los opiáceos, una vez experimentado el placer
de la secreción endógena (que se genera adentro de nuestro cuerpo) de estas sustancias nos
quedamos dependientes de ellas.
Son considerados como polipéptidos o como neurohormonas, son sustancias químicas que
actúan como neurotransmisores o como vehículos hormonales en el organismo. Los
neurotransmisores son los compuestos químicos que transmiten información a través del
cerebro. Dependiendo del neurotransmisor producido, se inhiben o promueven ciertas
reacciones que son vitales para el funcionamiento psíquico y físico del cuerpo.
Son hormonas que actúan sobre el sistema nervioso y tienen encomendada la importante
labor de conectarnos con el bienestar. Así de importante es su función.
Esto quiere decir que cuando te ríes y te sientes feliz, cuando haces deporte y te quedas a
gusto, e incluso cuando sientes esa placentera sensación después de comer chocolate, lo que
te está pasando es que estás generando endorfinas.
Este elemento es fundamental para crear las sensaciones de placer en el cuerpo humano,
llegándosele a conocer como la portadora del placer. Este químico es usual generarlo
durante las actividades físicas, por lo que los deportistas están siempre bien provistos de
este elemento, ya que el correr genera una elevación importante del nivel de Endorfinas y
Dopaminas.
De esta apreciación surge la explicación del porqué en los atletas el dolor físico es
reemplazado por sensaciones de bienestar, optimismo y júbilo que se prolongan aún
después de concluida la actividad. Esto ocurre porque el organismo produce Endorfinas
para contrarrestar el dolor. Este neurotransmisor eleva los niveles de Dopamina, y como
consecuencia también incrementa el impulso sexual y las sensaciones placenteras del
cuerpo.
Su interacción con el cerebro la asemeja a los efectos que sobre el mismo producen ciertas
drogas prohibidas, ya que reemplaza el dolor por el placer, disminuyendo el estrés y
permitiendo un estado de ánimo ideal para gozar plenamente de la sexualidad.
Las endorfinas se pusieron de moda a finales de los años setenta, cuando los fisiólogos
publicaron resultados de investigaciones que explicaban así ciertas “euforias” o momentos
de ausencia de fatiga que experimentan los corredores de maratón después de haber
recorrido muchos kilómetros.
Las últimas publicaciones acerca de las endorfinas nos muestran su amplio abanico de
influencias sobre las funciones humanas. Procesos como la memoria, el aprendizaje, la
regulación del apetito, la irritabilidad e incluso el tabaquismo están condicionados por el
efecto de las endorfinas. Sin embargo, al deportista le afectan especialmente dos de sus
acciones: la elevación del umbral del dolor (a mayor presencia de endorfinas, menor
sensación de sufrimiento) y la respuesta al estrés.
Es ya un hecho comprobado que el estrés derivado del ejercicio físico tiene como
consecuencia un aumento de la cantidad de endorfinas presente en la sangre y en el líquido
del sistema nervioso.
Una prestigiosa revista de Fisiología Deportiva comentaba sobre la endorfina a las que
califica como “esas misteriosas sustancias estimulantes que genera el cerebro humano”.
En concreto se investigaba su secreción en los dos sexos, como respuesta al ejercicio físico.
A pesar de que en muchas ocasiones se relacionó la producción de estas sustancias con el
ciclo menstrual de la mujer, dicha investigación concluye que no existen diferencias en la
secreción de la endorfina entre hombres y mujeres, y que en las mujeres, la fase del ciclo
menstrual tampoco afecta.
La investigación demuestra que esta respuesta al ejercicio físico es igual en ambos sexos.
Es decir, el hombre y la mujer perciben por tanto una respuesta placentera de similar
intensidad en relación con el ejercicio físico. Con razón los que corremos asiduamente,
disfrutamos de ese “placer”.
Imagina que estás enamorado, o encantado mirando algo que te gusta, o estás feliz
disfrutando de una buena comida o un buen momento. En ese momento quien te está
conectando con la felicidad son las endorfinas. Cuando estimulas tus sentidos, ya sea la
vista, el olfato, el tacto, el oído y el gusto, tu cuerpo está segregando endorfinas.
Uno de los trucos que existen para que suban las endorfinas es practicar ejercicio físico, y,
si lo has probado, verás que se produce una gran sensación de bienestar. La risa es otro
estupendo remedio contra el dolor, ya que aumenta la secreción de endorfinas cerebrales. Y
lo mismo vale el chocolate... aunque éste último no es recomendado cuando se padecen
trastornos por exceso de grasa y hepáticos.
Para que veas que el cuerpo es más listo que todo, apunta este dato: antes que las drogas
que muchos consumen para sentirse bien, estuvieron las endorfinas. Y es que éstas
estimulan el sistema nervioso y generan una respuesta tanto física como emocional muy
similar a la de algunas drogas.
De hecho, la palabra endorfina viene de endógeno (o sea, que se produce en el interior del
cuerpo) y de morfina, un opiáceo utilizado, entre otras cosas, para mitigar el dolor desde
hace más de 100 años. En resumen, las endorfinas son lo que algunos han llamado la
química de la felicidad.
LA DEPRESION:
La infección constituye un factor estresante para el organismo. Provoca, por tanto, una
respuesta hiperactiva mediada por neurotransmisores endógena. Las endorfinas activan la
inmunidad celular y humeral del organismo permitiendo una mejor defensa en las
enfermedades infecciosas. Parece que los individuos con amigdalitis de repetición, catarros
de vías altas, infecciones respiratorias y otros procesos infecciosos recurrentes liberan una
menor cantidad de endorfinas.
ENDORFINAS Y FELICIDAD
Las endorfinas introducen un nuevo interrogante a nuestra existencia. La felicidad que tanto
buscamos, el potencial de felicidad inherente al ser humano, está dentro de nuestro cuerpo a
nivel bioquímico. Es lógico que la felicidad está modulada por factores externos, pero, en
último término, nuestro procesamiento interno permite superar o no una tragedia o una
desgracia personal.
Claves para estimular su producción: Las endorfinas tienen una vida breve y son eliminadas
por enzimas que producimos de forma natural. Se trata de una sabia medida del cuerpo para
que no queden ocultas las señales de alarma. No obstante, podemos recargarnos de
endorfinas de maneras diversas. Por ejemplo, cuando realizamos algunas actividades que
nos agradan, nuestra actitud y estado de ánimo mejoran, lo que provoca un flujo mayor de
endorfinas. El buen humor, los pensamientos positivos, el amor al prójimo, el ejercicio
físico, los estímulos sensoriales, una vida diversificada,... aumentan nuestro nivel de
endorfinas y nos ayudan a superar nuestras pequeñas decepciones diarias. Por tanto, lo
mejor es optar por aquellas que nos resulten más beneficiosas con efectos inmediatos. A
continuación, algunas alternativas:
La risa y la carcajada son las mejores fuentes de endorfinas; así lo demuestran los estudios
realizados sobre risoterapia. Se ha comprobado la influencia que tiene la risa sobre la
química del cerebro y del sistema inmunitario. El solo hecho de reproducir el gesto de la
sonrisa ya hace segregar endorfinas, por un mecanismo similar al que nos hace segregar
saliva con sólo oler o pensar en una buena comida.
Disfrute de la naturaleza. El contacto con el ambiente natural nos llena de energía y buen
humor. Vaya a la playa o al campo y empápese de sensaciones. La atmósfera cargada de
iones negativos estimula la secreción de endorfinas.
Deje fluir su mente. Las endorfinas se segregan en mayor cantidad y facilidad cuando
nuestra mente no está ocupada de pensamientos que nos tensan. Lo más conveniente es
practicar técnicas de relajación como el yoga, el tai chi, la meditación o sencillamente dé un
paseo con la mente reposada.
Escuche música. Se ha demostrado que la música estimula el potencial del cerebro con más
fuerza que la palabra hablada. La música melodiosa es capaz de provocar una importante
liberación de endorfinas, a tal grado que se emplea con muchísimo éxito como terapia
analgésica (contra el dolor).
Trabaje contento. Casi un tercio de las horas del día las dedicamos al trabajo, por ello es
importante que estemos cómodos con la ocupación que realizamos, los compañeros de
oficina y el ambiente que nos rodea. De este modo las endorfinas se mantendrán a flote y
nos permitirán rendir en nuestra labor.
Admire la belleza de las cosas. Siempre mire el lado bonito y positivo de todas las cosas
porque ello influye en su estado de ánimo y su salud. Las formas agradables activan la
producción endorfínica de la hipófisis.
Descubra el placer de la comida. Es muy diferente disfrutar con la comida que disfrutar
comiendo. Los alimentos nos estimulan antes de cosecharlos, luego en el mercado, después
cuando los preparamos y finalmente al saborearlos. Esta predisposición hacia los alimentos
no sólo produce placer sino que ayuda a digerirlos mejor.
Déle sentido a su vida. La rutina destruye lentamente nuestras reservas de endorfinas, por
tanto, evite la monotonía haciendo lo que más le llene, siempre que sea posible. La
curiosidad y el interés por infinidad de temas y actividades mantendrá sus niveles de
endorfinas en buen estado.
Sea amable. Una disposición comprensiva hacia los demás resulta crucial para mantener
altos nuestros niveles de endorfinas y los de quienes nos rodean. Las palabras afectuosas,
las sonrisas, el buen humor así como una actitud receptiva y comprensiva hacia los demás
originan una emisión constante de estas hormonas de la felicidad.
De otro lado, la práctica regular de ejercicio es la mejor garantía de una respiración eficaz y
de una sobreestimulación en la producción de endorfinas. Esta dosis extra es la causa de la
energía que se experimenta al realizar ejercicio sin llegar al agotamiento, sensación similar
a la que puede producir una droga excitante. Por tanto, resulta conveniente aumentar el
ritmo y la frecuencia de actividad física, para tales fines se aconseja:
- Elegir un deporte que pueda practicarse mínimo tres veces a la semana. Es más
recomendable realizar poco ejercicio regularmente que hacer un gran esfuerzo sólo de vez
en cuando. Convienen aquellos que favorecen el trabajo aeróbico y liberan la mente de
preocupaciones como caminar largas distancias, pasear en bicicleta o nadar.
- Empezar toda rutina de ejercicios de manera suave, aumentando el ritmo lentamente y con
seguridad.
Por todo ello, por la subida de endorfinas que produce, el deporte es muy aconsejable en
todas aquellas enfermedades relacionadas con la “psique” (ej. el distrés, la ansiedad, la
depresión, la patología psicosomática...), en la patología orgánica crónica, en el cáncer y
para combatir todos los factores de riesgo potencialmente inductores de enfermedad.
Todos los seres humanos experimentamos felicidad, tristeza, afecto o agresividad a pesar de
nuestras diferencias.
Se han realizado investigaciones por las que ahora se conoce la existencia de centros de
placer o dolor que se activan a través de impulsos nerviosos y hormonas. En 1975 se
descubrió una serie de sustancias responsables de las sensaciones satisfactorias, a las que
debido a su parecido con la morfina se nombró Endorfina (Morfina endógena), pero que
coloquialmente se conocen como hormonas del bienestar o de la felicidad.
Por lo tanto:
REIRSE. Está claro que es excelente para la salud. Además de estimular el sistema
inmunológico, unas carcajadas tienen efectos beneficiosos en el tratamiento de la depresión
y la ansiedad, porque se liberan endorfinas.
HACER DEPORTE. Correr, remar o montar en bici al menos cuatro veces por semana es
una estupenda manera de liberar endorfinas. La práctica regular de ejercicio también
favorece la producción de adrenalina, serotonina y dopamina, que provocan una sensación
de euforia. Pero tampoco hay que pasarse, porque los deportistas compulsivos se vuelven
adictos a sus propias endorfinas y no pueden parar.
Risa
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La risa podría ser una forma ancestral de comunicación. Según Robert Provine, el paso hacia la
bipedestación que se produjo en los orígenes de la humanidad liberó al tórax de la función de
soporte que ejercía en la locomoción cuadrúpeda, un paso crítico que, al desligar la respiración de
la carrera, proporcionó a los seres humanos un control flexible de la respiración, necesario para el
lenguaje oral y para nuestra risa característica.[1]
Algunas teorías médicas atribuyen efectos beneficiosos para la salud y el bienestar a la risa,
dado que libera endorfinas.
Formas de risa
Hombre riendo.
En función de la fuerza con que se produce, la risa puede variar tanto en su duración como
en su tono y características. Así, usamos distintas palabras para describir lo que
consideramos diferentes tipos de risa: chasquido, carcajada, risotada, risita, risa despectiva,
desesperada, nerviosa, equívoca.[5] Otros tipos: caquino, cascabeleo, risa malvada, hipido.
La risa, al igual que el llanto, es un acto involuntario para la mayoría de las personas. Su
mecanismo de funcionamiento reside en la respiración, y se produce mediante
interrupciones de la exhalación del aliento. Es el mismo mecanismo que se utiliza para el
habla, sólo que de forma involuntaria.[2]
Hay dos estructuras del sistema límbico implicadas en la producción de la risa: la amígdala
y el hipocampo.
[editar] Algunos estudios
área motora suplementaria, que, al estimularse por medio de electrodos, produce la sonrisa
y, con una estimulación más intensa, la risa a carcajadas. El área motora suplementaria es
una zona muy cercana al área del lenguaje. Este mecanismo se descubrió de forma
accidental mientras se trataba a una joven con epilepsia.[8]
Se han realizado experimentos para determinar exactamente en qué zona reside el sentido
del humor. En un estudio, presentado en 2000 por científicos de la Universidad de
Rochester, sometieron a 13 voluntarios a resonancia magnética funcional al tiempo que les
realizaban diversas preguntas. Sus conclusiones fueron que dicha característica residía en
una pequeña región del lóbulo frontal. No obstante, otro equipo londinense realizó la
misma prueba sobre 14 individuos a los que se les contaba chistes, y los resultados fueron
que la zona cerebral que se activaba era el córtex prefrontal ventral junto con otras regiones
implicadas en el proceso del lenguaje cuando la gracia del chiste residía en un juego de
palabras.[9]
Estudios realizados desde los años 1980 por el psiconeuroinmunólogo Lee S. Berk y
colaboradores demostraron a lo largo de los años varios efectos positivos de la risa:[10][11]
Algunos indicadores relacionados con el estrés disminuían durante los episodios de risa,
relacionados con la disminución de los niveles de epinefrina y cortisona.
La risa incrementaba la producción de anticuerpos y la activación de células protectoras
como los linfocitos o los linfocitos T citotóxicos, que producen la inmunidad celular,
importante para evitar la formación de tumores.
Las carcajadas o risas alegres y repetitivas mejoraban el estado de humor, reducían los
niveles de colesterol en sangre y regulaban la presión sanguínea.
Más recientemente (2010), Berk ha descubierto una relación entre la risa y el apetito, de
tal modo que la risa aumenta el apetito de modo análogo a como lo hace el ejercicio físico
moderado. Según estos estudios, simultáneamente se produce una reducción del nivel de
leptina y un aumento del de grelina en la sangre.
En 2000, un estudio de la Clínica Mayo de Rochester sobre 839 individuos determinó que
los más optimistas vivían más que los considerados pesimistas. Óscar Giménez, de la
revista JANO - Medicina y Humanidades, considera que no necesariamente tiene por qué
existir una relación directa entre ambos parámetros (los individuos pesimistas suelen tener
hábitos de vida menos saludables).[8]
Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Texas concluía que el riesgo
de ictus en personas mayores de 65 años era un 48% inferior en varones optimistas y un
18% en mujeres optimistas. El estudio fue publicado en Psychosomatic Medicine.[8]
Bien es sabido en la cultura popular que las personas ebrias suelen reírse mucho. No
obstante, se realizó un experimento científico para comprobarlo. Psicólogos británicos de la
Universidad de Hull dijeron a 48 voluntarios que se tomasen una bebida alcohólica o un
refresco, a partes iguales, para posteriormente ver una película cómica.[14] En los resultados
se apreció que los que tomaron la bebida alcohólica rieron más que los otros.[8]
[editar] Risoterapia
Artículo principal: Risoterapia
Voluntarios de risaterapia.
Un pionero de esta técnica fue, no un médico, sino un paciente. Un alto ejecutivo de Nueva
York, Norman Cousins, fue diagnosticado de espondilitis anquilosante, una enfermedad
muy dolorosa. El agravamiento de los síntomas se acentuó cuando Norman entró en una
depresión. A partir de que uno de sus médicos le recomendase ver películas cómicas, siguió
el consejo a rajatabla y fue testigo de su mejoría. Posteriormente, en 1979, publicó un libro
titulado en español Anatomía de una enfermedad, y en él explicaba que tan solo 10 minutos
de carcajadas le proporcionaban alivio para las 2 horas siguientes. En 1988 se creó la
Asociación para el Humor Terapéutico y Aplicado (AATH en inglés), formada por
especialistas que confían en el poder curativo de la risa. Definen el humor terapéutico
como «cualquier intervención que promueva la salud y el bienestar estimulando el
descubrimiento alegre, la apreciación o expresión de lo absurdo o lo incoherente de las
situaciones de la vida».[8]
[editar] Controversia
Existe una risa patológica (no controlable, con incontinencia y labilidad afectiva) que
caracteriza ciertas enfermedades del sistema nervioso central, como es el caso de tumores,
esclerosis múltiple, ictus, demencias (Alzheimer) y afección de las conexiones entre el
cerebro, el bulbo raquídeo y el cerebelo. Enfermedades mentales como la esquizofrenia,
manía y drogadicción también pueden presentarse con risa patológica (crisis de risa
incontrolada) y ser tratadas con antidepresivos de última generación, como la paroxetina.[6]
Los chimpancés y otros grandes monos, como los orangutanes, pueden reírse, aunque el
sonido que emiten es diferente del que producen los seres humanos. La risa de un
chimpancé suena como un jadeo, y, al animarse, se vuelve un sonido más gutural (óigase el
sonido de un chimpancé[aquí] y véanse las cosquillas de un gorila[aquí] en la sección de notas).
Una diferencia fundamental entre la risa del chimpancé y la humana es que, en el
chimpancé, el acto de balbuceo se encuentra evolutivamente aún bajo el control del proceso
de la respiración. El chimpancé inspira y espira durante la risa, de tal forma que sólo es
capaz de producir una sílaba por ciclo de inhalación-exhalación. Los humanos únicamente
espiran, y además son capaces de producir múltiples sílabas por ciclo respiratorio.[16] Los
monos, al no tener control del aliento, no son capaces de hablar, al tiempo que su risa es
diferente.[2]
Similarmente, los cuadrúpedos requieren 1 zancada por ciclo respiratorio, mientras que los
humanos pueden realizar múltiples pasos por respiración. Provine postula que este hito en
el control de la respiración fue crítico en la evolución, convirtiéndose en un instrumento
para el desarrollo del lenguaje oral al liberar nuestro complejo aparato neuromuscular del
habla de las tareas más mundanas de respirar y caminar.[16]
Provine buscó adoptar una «táctica naturalista y descriptiva» para revelar los disparadores
subconscientes y las raíces instintivas de la risa. Inicialmente observó a sujetos en su
laboratorio, pero encontró que la risa era demasiado frágil, ilusoria y variable bajo
escrutinio directo. Por ello, decidió observar la aparición de risa natural y espontánea en la
vida diaria. Empezó a escuchar y grabar a escondidas la risa conversacional (aquella que
sigue típicamente al discurso de la conversación un segundo después), documentando 1200
episodios, y estudió más tarde los patrones de quiénes reían y cuándo, para analizar sus
cualidades. Su conclusión fue que para que se produzca risa es necesaria más de una
persona, siendo el elemento mínimo una díada, un hablante y un oyente (excepto en el caso
de un espectador que ríe a carcajadas viendo la televisión, por ejemplo).
Sorprendentemente, Provine encontró que los hablantes ríen más que sus oyentes. La risa
tendía a seguir un ritmo conversacional natural, salpicando el discurso tras declaraciones
completas, y especialmente tras cambios de volumen o entonación. Lo más interesante fue
que menos de la cuarta parte de los comentarios previos eran realmente humorísticos.
Provine sugiere que la risa sincroniza los cerebros del hablante y el oyente, de tal modo que
sirve como una señal para las zonas receptivas del lenguaje, tal vez conmutando la
activación entre estructuras cerebrales competitivas de la cognición y la emoción.[16]
Niño riéndose como respuesta a las cosquillas. Provine considera este tipo de comportamientos
como un mecanismo de socialización innato, destinado a crear vínculos, que heredamos de
nuestros ancestros.
Probablemente, las cosquillas son la forma más antigua y segura de estimular la risa. Las
cosquillas y la risa son unas de las primeras formas de comunicación entre la madre y el
bebé. La risa aparece entre los tres y medio a cuatro meses de vida, es decir, mucho antes
que el habla. Por este motivo, la madre utiliza las cosquillas para estimular la risa del bebé
y establecer así una comunicación. La risa a su vez estimula a la madre a continuar
haciendo cosquillas, hasta que llega un momento en que el bebé empieza a quejarse,
momento en el que la madre se detiene.[2]
Por el mismo motivo que es más difícil reírse en solitario, también es difícil que una
persona se haga cosquillas a sí misma. Las cosquillas constituyen una parte importante del
juego, de manera que, cuando se le hacen cosquillas a una persona, no sólo intenta
escaparse y se ríe, sino que intenta devolverlas. En el proceso de dar y recibir cosquillas, se
tiene una especie de programación neurológica que hace que las personas establezcan
vínculos, y sucede lo mismo con el sexo. Las axilas, las palmas de las manos y las de los
pies son zonas cuya estimulación mediante cosquillas produce la risa con mayor
facilidad.[2]
Tanto los hombres como las mujeres se ríen en la misma medida. No obstante, la situación
que produce más risa es cuando un hombre habla con una mujer, o viceversa, y en esta
situación la mujer es la que lidera la risa y el hombre el líder de producción de la risa. Al
igual que ocurre con el habla, la risa de las mujeres presenta en general un tono más agudo
que la de los hombres. Una de las características de los hombres más atractivas para las
mujeres es el sentido del humor, aunque no precisamente la capacidad de reírse. Es decir, la
mujer busca a un hombre que la haga reír y que no se ría demasiado.[2]
La relación entre la risa y los sucesos del mundo está modulada por la cultura y la
sociedad.[18] Actualmente, relacionamos la risa con la idea de «ser feliz y sentirse bien». Sin
embargo, Platón y Aristóteles, entre otros autores que escribieron sobre la risa, tenían una
visión más oscura sobre ella. Ellos, por ejemplo, encontraban divertidas las ejecuciones
públicas, algo que actualmente es políticamente incorrecto, del mismo modo que también
se reían, además de con las personas de su grupo, de personas de otros grupos, como por
ejemplo, otras etnias o razas. En la actualidad, nuestro propio lenguaje matiza tal
diferencia: no es lo mismo reírse con alguien, que reírse de alguien. Para Robert Provine, la
risa ridiculizadora es un mecanismo instintivo ancestral diferente de la risa de grupo que
servía para modular la conducta de los individuos que no pertenecían al grupo propio, con
la finalidad de que éstos se adaptasen y se integrasen en el mismo.[2] La antropóloga Verena
Alberti utiliza los términos «risa de acogida» y «risa de exclusión».[18]
Según el científico, esa es la razón por la que la gente ríe en circunstancias embarazosas o
desagradables. Afirma que la risa es un instrumento para cambiar el comportamiento de los
demás. En una situación embarazosa, como una disputa, la risa representa un gesto de
apaciguamiento, una forma de disminuir la ira y la tensión. Si la otra persona logra
contagiarse, se disipa el riesgo de confrontación.[2]
Las observaciones de Provine le sugirieron que el rango social determina los patrones de
risa, especialmente en el lugar de trabajo; los jefes provocan fácilmente carcajadas de sus
subordinados y hacen bromas a costa de ellos, lo que sugiere que el fenómeno es
generalmente una respuesta de sumisión al dominio.[16]
Según Robert Provine, los lingüistas y estudiosos del lenguaje no prestan a la risa la debida
atención, mientras que sí lo hacen respecto al papel que juega en la producción del sonido
la fisiología de la laringe y de diversas partes de las vías vocales. En sus propias palabras:
La risa forma parte del vocabulario universal humano, y si queremos comprender cómo el cerebro
produce el sonido deberíamos analizar comportamientos que todo el mundo tiene de la misma
manera; o sea, que estudiar la risa —si queremos comprender el comportamiento humano— será
como usar el E. coli, o la mosca de la fruta, para comprender el mecanismo de la genética. En lugar
de afrontar la inmensa complejidad de la naturaleza, intentamos concentrarnos en una pequeña
molécula, que es una parte, a la que se puede acceder mejor.[2]
Robert Provine
La frivolidad atribuida a la risa, según el sociólogo, proviene del hecho de que lo cómico y
lo serio son mutuamente excluyentes, de tal modo que una broma en una situación seria se
considera, precisamente, eso, frívola. En sus propias palabras: «Las personas que escriben
libros sobre lo cómico son blancos legítimos de la parodia, la sátira y otras modalidades
agresivas de respuesta humorística frente a una sociedad intolerable».[19]
De la superficialidad, por otra parte, podemos hacer constancia con buenos ejemplos
procedentes nada menos que del Diccionario de la Real Academia Española, vestigios de la
antigua concepción de la risa que, más que facilitar su definición, producen su aparición en
el lector:[20]
Otro ejemplo —quizás más preocupante—, es la ausencia de una entrada para la expresión
«sentido del humor». Y el problema se repite en la lengua inglesa con el Oxford English
Dictionary, como muestra Berger en su libro Risa redentora.[21]
En nada se manifiesta más claramente una personalidad que en aquello de lo que se ríe.[18]
Goethe
En palabras de Berger, «lo cómico es la visión del mundo más seria que existe».[21] Berger,
de inclinación religiosa y quizás influido por el pensamiento de Kierkegaard, a quien cita
numerosas veces en su libro, sostiene que lo cómico es una promesa humana de redención,
y que la fe religiosa es la intuición de que se cumplirá dicha promesa.[21]
Peter Berger expresa lo mismo con otras palabras, al decir que «lo cómico está por encima
del bien y del mal». Retomando el pensamiento de Alfred Schütz, Berger describe la
realidad como compuesta por distintas parcelas finitas de significado excluyentes entre sí,
tal es el caso del humor, el erotismo, el arte, los sueños o el juego; cuando pasamos de una
parcela a otra, lo hacemos bruscamente, mediante una especie de salto; y la lógica que
impera en cada una de ellas es incompatible con la del resto. De entre esas parcelas, la de la
vida cotidiana es la que se ha impuesto en nosotros como la principal. Esa es la razón —
argumenta—, por la que, cuando regresamos a ella, sentimos la necesidad de aclarar a los
demás, o a nosotros mismos, que «todo fue una broma», o que «ahora vamos a hablar en
serio».[22] En definitiva, al hacerlo estamos intentando recuperar el control de aquella
parcela que hemos decidido vivir como la «auténtica»:
Las realidades cómica, estética y sexual son subversivas, potencialmente al menos. Si se permite
que emerjan con toda su fuerza, pueden llegar a contaminar con su lógica «extraña» las
preocupaciones serias de la vida cotidiana.[21]
Peter Berger
Muchos autores atribuyen a la risa un valor preventivo frente al fracaso del pensamiento
serio. Kate Moore analiza la risa unilateral que se produce constantemente en las
conversaciones, y concluye que su naturaleza corresponde a mensajes en situaciones en las
que la comunicación no es efectiva.[18]
Autores como Viveka Andelswärd (1989), Robert Provine (1993) y Phillip Glenn (2003)
apoyan el carácter social de la risa.[5] Según Provine y Fischer (1989), la risa propiamente
dicha depende mucho más del ambiente social que la sonrisa y el habla.[5]
Como demuestra la ciencia, la risa y el humor son tan antiguos como los seres humanos, y
encontramos diversos testimonios de la tradición oral que así lo atestiguan:
Según la tradición de los Ainos, un grupo étnico del norte de Japón, «en los orígenes de la
humanidad las mujeres no menstruaban, sino los hombres». Los bantúes de África
meridional, ante la inminencia de algún peligro grave, efectúan un ritual en el que las
mujeres jóvenes se visten de hombres y realizan las tareas de los pastores para la diversión
—y la distensión— de todos. Según se cuenta que observó Knud Rasmussen, los niños
esquimales Netsilik Inuit celebraban juegos en los que imitaban a los hechiceros de la
comunidad, empleando las mismas fórmulas para alejar los malos espíritus, lo cual desataba
la risa incontrolada de los adultos.
En todos los casos, la blasfemia no produce horror entre el público, sino la risa, bajo el
sobreentendimiento de que los dioses o los espíritus saben comprender una broma.[25]
Non convenit ridiculum esse ita, ut No conviene ser ridículo hasta el punto de parecerte
ridiculus ipse videaris. ridículo a ti mismo.[26]
Heráclito
En griego antiguo existían dos palabras para la risa: «γελάω» («gelao», 'brillo', 'resplandor
de alegría') y «καταγελάω» («katagelao», 'risa de arriba hacia abajo'). Como puede intuirse,
la primera hace alusión a la «risa sana», y la segunda a la «risa despectiva». También
existía una palabra equivalente a lo que hoy conocemos como «sonrisa», aunque no se
corresponde etimológicamente con la que usamos en la actualidad.[24]
Algunos autores, como George McFadden, engloban la concepción griega de la risa dentro
la conducta cómica, como un «ήθοσ» («ethos») humano, tal cual fue usado el término por
Platón y Aristóteles. Obviando algunos antecedentes, en general prescriptivos, la retórica
clásica para los discursos y escritos cómicos apareció fundamentalmente con estos dos
filósofos.[24]
Aristófanes fue uno de los grandes exponentes de la comedia griega, con 48 obras de las
que se conservan 11. En sus escritos, de espíritu mordaz, realizaba críticas sociales y
costumbristas de gran inventiva.[24]
Platón, y Sócrates a través de él, concibieron la risa como un placer mixto, es decir, que
supuestamente no debemos reírnos de la ignorancia, pero lo hacemos.[24]
[editar] Platón
Platón, bajo la concepción actual, no tenía sentido del humor. Para él, la risa sólo demuestra
la maldad y el disparate. Lo que hace a una persona risueña, según el pensador, es la
ignorancia sobre sí misma: la persona risueña se cree más sana, de mejor aspecto, más
virtuosa o más sabia de lo que realmente es. John Morreall, en cuya obra Taking laughter
seriously, cita numerosas veces a Platón, señala que, actualmente, ese tipo de pensamientos
nos produce risa, pero que en realidad nuestra risa implica cierta malicia hacia dichos
pensamientos, y la malicia es perniciosa. Platón describe la malicia como un «dolor en el
alma», y considera que, al reírnos, nuestra atención se concentra en el vicio. No deberíamos
cultivar la risa —continúa argumentando—, a no ser que aquellos de los que nos reímos nos
la contagie. Con la risa fuerte, —prosigue—, perdemos el control de nosotros mismos, y
por lo tanto nos volvemos imperfectos, menos humanos. En este punto, coincidía con
Platón Aristóteles, quien consideraba la risa una forma de escarnio.[4][18]
Platón cita a Sócrates dialogando en el Filebo. En el diálogo compara la risa («humor
inflamado», en palabras de Platón) con la experiencia de aliviar la comezón rascándose: en
ambos casos existe una sensación mixta de dolor combinado con placer; en un caso la
sensación es del cuerpo, y en el otro, del alma. Lo ridículo aparece como consecuencia de
la negación del precepto «γνώθι σαυτόν τό» (conócete a ti mismo), es decir, de la carencia
de autoconocimiento. Esta arrogancia puede estar relacionada con la riqueza, la belleza, o
el desarrollo físico, pero, con mayor frecuencia, lo está con la virtud de la sabiduría. Divide
a los arrogantes en fuertes y débiles; el arrogante fuerte y poderoso es odioso; el débil,
simplemente ridículo. La falta de autoconocimiento es una desgracia y la risa es un placer;
por lo tanto, reír ante la soberbia es generar deleite y al mismo tiempo maldad ante una
desgracia. La comedia, según se afirma en el propio Filebo, es un tema de estudio
importante; con ella aparecen relacionados afectos como la envidia, la satisfacción
maliciosa ante una deformidad o minusvalía y la sensación de superioridad. Sócrates —
según Platón— define la envidia como una forma de dolor que se convierte en placer
cuando nuestro propio sentimiento de seguridad nos permite reírnos; si la persona objeto de
envidia es poderosa, no nos parecerá risible, sino detestable.[24]
«Los hombres de valor no deberían representarse como poseídos por la risa, y aún menos
deberíamos permitir tal representación de los dioses».[4]
Platón
En La República, Platón señala que la risa debe estar limitada por la razón. No deben reírse,
por tanto, ni los guardianes ni las personas de mérito. La risa es un exceso que debe
evitarse, manteniendo un estado de templanza y equilibrio sin reacciones desmedidas.[24]
Aunque más tarde, en las Leyes, es algo menos riguroso. «Es útil conocer el aspecto de la
fealdad, dice el extranjero ateniense —quien parece representar el punto de vista de
Platón—, y por lo tanto la representación de la fealdad en la comedia puede tener cierta
función educativa».[4] En esta obra el filósofo plantea la necesidad de limitar la risa por
obligación moral. El virtuoso no debe reírse, y ningún poeta cómico o actor satírico debe
ridiculizar a un ciudadano. Distingue entre bromas bien y mal intencionadas.[24]
Por otro lado, durante las ithyphallias griegas —fiestas agrícolas relacionadas con la
fertilidad y los ritos fálicos—, los jóvenes atenienses se emborrachaban e insultaban a los
ciudadanos respetables.[25]
[editar] Aristóteles
Se sabe que Aristóteles dedicó un segundo libro de su obra Poética a la comedia, aunque
dicho libro se perdió. Del filósofo nos llegan sus ideas sobre la risa, el humor y lo cómico
fundamentalmente a través de referencias por parte de otros. En ellas se dice que
Aristóteles considera, desde el punto de vista de la estética, que lo risible es una subdivisión
de lo feo, aunque, a diferencia de Platón, no lo relaciona con el sufrimiento. Distingue entre
la comedia injuriosa y la adecuada, así como entre la tragedia y la comedia, dedicada esta
última, según el filósofo, a caracteres de tipo inferior. Según se cuenta que escribía en su
Poética, las máscaras del cómico son feas, deformes, pero no producen sufrimiento; las
comedias representan a los hombres peores de lo que realmente son; solo la tragedia y la
epopeya son respetables. Al igual que Platón, también admite la posible aparición de
maldad en la risa, en cuyo caso debe evitarse por contravenir la ética. Busca en todo
momento el equilibrio en las emociones, y ello puede verse en la Ética a Nicómaco.[24]
En ella, Aristóteles no condena la risa despectiva cuando esta va dirigida a una persona sin
virtud. Escribe, por ejemplo:
«[...] veremos claramente cuán digno de risa es el varón magnánimo si no es hombre dotado de
virtud, y cuán lejos está de ser digno que le hagan honra, pues es malo».[27]
Aristóteles
A los hombres que no pueden contener las emociones, los llama afeminados. Hablando de
las personas virtuosas, escribe, también:
«Porque no es de maravillar que uno sea vencido de deleites o pesadumbres fuertes y excesivas,
antes es de perdonar y haber compasión de él, si resistiendo fue vencido, [...] y de la misma
manera los que procuran detener la risa, de un golpe la despiden. [...] Pero es de maravillar
cuando lo es en aquellas en que los más pueden resistir, y él no es bastante a resistir, no por la
naturaleza de su género ni enfermedad [...] Hay, pues, una manera de incontinencia que es una
desenfrenada temeridad, y otra que es flaqueza».[27]
Aristóteles
«Pero los que más incontinentes son de desenfrenada incontinencia, son los repentinos y los
melancólicos. Porque aquellos por su presteza y estotros por la fortaleza del afecto, no escuchan
razón, por ser muy prontos en seguir sus imaginaciones».[27]
Aristóteles
Considera que la diversión y las bromas producen excesivo placer en las personas, y que
esto es una forma de ofensa que los legisladores quizás debieran prohibir. La ironía para él
es a la vez despreciable y útil —el humor y la risa tenían en la oratoria un gran valor
coercitivo.[24]
En la Retórica, citando a Gorgias, refiere que debe matarse la seriedad del oponente con las
bromas y sus bromas con la seriedad.[24]
Cicerón también escribió sobre la risa.[18] Con un sentido más práctico, recomienda cautela
al orador en el uso de la ridiculización, pues podría ofender los sentimientos del público y
minar el objetivo de la oratoria. También se plantea la cuestión ética de si debe evitarse en
ocasiones recurrir a la evidenciación de lo ridículo; señala a la ambigüedad como un
elemento importante de lo cómico; y define lo que el llama «disimulo irónico» como «decir
lo contrario de lo que se piensa».[28]
En Pompeya se han descubierto multitud de grafitis (grabados en las paredes), conservados
debido a las erupciones del Vesubio. En algunos pueden verse referencias cómicas
populares.[24]
Demócrito, tradicionalmente, se recuerda como «el filósofo que ríe», por contraposición a
Heráclito, que es recordado como «el filósofo que llora».[29]
A diferencia del griego clásico, el latín solo contiene una palabra para la risa, «rīsŭs», de la
que deriva la que actualmente usamos. No obstante, fueron los romanos quienes además
añadieron al vocabulario la palabra «subrīsŭs» ('risa para los adentros', 'risa secreta'). Según
Jacques Le Goff (1994), probablemente fue en el siglo XII, cuando cambiaron las
costumbres y usos, que la palabra adquirió el actual significado de 'sonrisa'.[24]
Los romanos eran asiduos a espectáculos de derroche pasional. Para horror de de las
personas del siglo XXI, las luchas de gladiadores y el sacrificio de presos eran, entre otros,
espectáculos que producían diversión en las masas; asimismo, en los festejos romanos más
o menos licenciosos, consagrados al dios Saturno en los saturnales, se subvertían las clases
sociales: los esclavos daban órdenes a sus amos y éstos les servían a la mesa,[25] y en las
bacanales los participantes terminaban ebrios y daban rienda suelta a sus instintos.
Quintiliano, en el siglo I, propuso una diferenciación de la risa en risa real y risa simulada.
Según este autor, la risa simulada presentaba la característica de que la simulación se hacía
explícita con el objeto de que el interlocutor advirtiese que no se trataba de una risa real.
Actualmente aún vemos ese tipo de risa como respuesta a frases cotidianas, como
«encantado de conocerle».[18]
[editar] Cristianismo
También dijo Dios a Abraham: —Tu esposa Sarai ya no se llamará así. De ahora en adelante se
llamará Sara. La bendeciré, y te daré un hijo por medio de ella. Sí, yo la bendeciré. Y será la madre
de muchas naciones, y sus descendientes serán reyes de pueblos. Abraham se inclinó hasta tocar
el suelo con la frente, y se rió, mientras pensaba: «¿Acaso un hombre de cien años puede ser
padre? ¿Y acaso Sara va a tener un hijo a los noventa años?».
Génesis 17:15-17
En este caso, la palabra utilizada para la risa es «iaag».[24] En Génesis 18 también puede
encontrarse el uso de dicha palabra:
Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de tener sus periodos de
menstruación. Por eso Sara no pudo contener la risa, y pensó: «¿Cómo voy a tener ese gusto,
ahora que mi esposo y yo somos tan viejos?». Pero el Señor dijo a Abraham: —¿Por qué se ríe
Sara? ¿No cree que puede tener un hijo a pesar de su edad? ¿Hay acaso algo tan difícil que el
Señor no pueda hacerlo? El año próximo volveré a visitarte, y para entonces Sara tendrá un hijo. Al
escuchar esto, Sara tuvo miedo y quiso negar. Por eso dijo: —Yo no me estaba riendo. Pero el
Señor le contestó: —Yo sé que te reíste.[30]
Génesis 18:11-15
Eclesiástico 21:20
Vale más oír reprensiones de sabios que alabanzas de necios. Las risas del necio se parecen al
crujir de las zarzas en el fuego, y también son vana ilusión.[32]
Eclesiastés 7:5-6
Las ideas sobre la interpretación de la risa en las Santas Escrituras fueron recogidas por
clérigos como, entre otros, Efrén de Siria (306-373), quien escribió en contra de las risas de
los monjes. Crisóstomo, según se cuenta, declaró a su vez que las burlas y la risa no
provenían de Dios, sino del pueblo, y condenó a los arrianistas por haber incorporado al
oficio religioso el canto, la gesticulación y la risa.
La forma más terrible y obscena de romper el silencio es la risa, si el silencio es virtud existencial y
fundamental de la vida monástica, la risa es gravísima violación.[24]
Taciturnas
En el siglo VI, San Benito consideraba la risa como rompedora del silencio y opuesta a la
humildad y caridad cristianas. El Regula Magistri, en el capítulo sobre el cuerpo humano,
dice lo siguiente:
Cuando la risa está por estallar hay que prevenir, como sea, que se exprese. O sea que, entre
todas las formas malignas de expresión, la risa es la peor.[24]
Regula Magistri
Gautier de Châtillon, uno de los poetas más importantes del siglo XII, escribe:[25]
In conventu laicorum
reor esse non decorum
proferre ridicula,
ne sermone retundamus
aut exemplo pervertamus
mentes sine macula.[25]
Gautier de Châtillon
En estos versos, el poeta cuenta que, según los clérigos coetáneos, en las reuniones
populares, la gente —campesinos pobres e ignorantes, en su mayoría— revelaba sus
impulsos y pasiones, creando un clima de risas, de alboroto y desorden, y que esto
trastornaba la mente de los inocentes. Esto indica que en aquella época lo risible y lo
ridículo aún estaban mal vistos. La risa, desde el punto de vista de la Iglesia, es presentada
como algo impúdico e indecoroso, un pensamiento sobre cómo debían ser las relaciones
humanas a todos los niveles que, en palabras de Cándano Fierro, por severa rayaba en lo
ridículo. Esto, junto con la represión sexual, generó lo que, en virtud de los textos que nos
han llegado, se conoce como «seriedad medieval». Hugo de San Víctor, director del centro
de estudios del monasterio homónimo entre 1133 y 1141, concedía al menos que lo
divertido y lo serio juntos «de vez en cuando» deleitaban más. Juan de Salisbury coincidía
con este pensamiento, y en su obra Policraticus afirmaba que para el rey, «sólo
esporádicamente», se admitía una modesta hilaridad, debiendo reservar la mayor parte del
tiempo al cumplimiento de la ley de Dios y los sacerdotes. El oficio de bufón se
consideraba depravado, y no estaba bien visto el hacerle regalos, ya que de ese modo se les
favorecía.[25]
Sin embargo, también existían fiestas en las que el vulgo daba rienda suelta a todo lo
reprimido por la jerarquía del clero y la nobleza. En ellas se producía una orgía de ferias,
procesiones, cortejos, exhibiciones de extravagancias, bailes, burlas y parodias de los actos
oficiales serios. Esto, y la cultura cómica popular, ejemplificada en obras como El conde
Lucanor, permitían a la gente vivir la metarrealidad del humor, que actualmente conocemos
de una forma mucho menos intensa.[25]
Graciela Cándano opina que, con toda probabilidad, la risa no se limitaba a las fiestas del
pueblo y los actos bufonescos de la corte. La risa aparece en el ser humano como agente
liberador ante las tensiones, y en cualquier circunstancia existe siempre la posibilidad de
que la risa se desate, incluso —o, quizás mejor, precisamente— en los actos más solemnes
y hasta trágicos. Como ejemplo, la autora destaca la existencia de pasajes en la Biblia que
bien pudieron provocar la risa entre los hombres del Medievo, como el siguiente:[25]
Pero un joven le seguía, cubierto solo con una sábana. A este lo atraparon, pero él, soltando la
sábana, escapó desnudo.[33]
Mc 14:51-52
La concepción judeocristiana del humor —o, mejor dicho, del mal humor— continuó a lo
largo de todo el Medievo, e, incluso ya en el siglo XVI, encontramos a personajes como
Francisco de Villalobos que escribía:[25]
...á mi parecer mas cierta propriedad del hombre es el llorar que el reir, porque lloran en
nasciendo, y algunas veces dentro del vientre, y la risa comunmente no viene hastas los quarenta
dias del parto. En las causas naturales de esta risa no me entremeto agora [...][34]
Francisco de Villalobos
Sin embargo, en 1509, Erasmo de Rotterdam concibió Elogio de la locura. En esta obra
aparece la Locura (entendida como estulticia) pronunciando un largo sermón en el que se
presenta como una divinidad, «el germen y la fuente de la vida», y argumenta
detalladamente que todo lo bueno de la vida depende de ella y que gracias a ella la vida es
tolerable. Además critica a los filósofos:[22]
La suya es una deliciosa forma de locura, que les lanza a crear infinitos mundos y a medir el sol, la
luna y las estrellas y el universo como con el dedo y con la guita. [...] como si tuviesen acceso a los
secretos de la naturaleza, arquitecto del mundo, o como si acabaran de bajar del consejo de los
dioses. La naturaleza, en tanto, se ríe a carcajadas de ellos y de sus conjeturas. Lo cierto es que no
saben nada con certeza, y buena prueba de ello es la interminable contienda entre ellos sobre
cualquier tema. No saben nada, aunque proclamen que lo saben todo.[22]
En palabras de Peter Berger, «constituye la concepción cómica del mundo en el sentido más
completo de la palabra. Es la visión del mundo al revés, burdamente distorsionado, y
precisamente por esto capaz de revelar mejor que la visión convencional, directa, algunas
verdades ocultas». A pesar de que esta obra posteriormente se consideró como su mayor
logro, no tuvo repercusión en su época. Erasmo se defendió ante los críticos de la época
afirmando que «tan solo era una broma inocente». [35]
Laurent Joubert, un médico de Montpellier, escribió en 1579 una obra llamada Traité du ris
suivi d'un dialogue sur la cacographie française. En ella proponía una clasificación de la
risa en especies y epítetos. Entre las especies, distinguía entre la risa provocada por lo
cómico y la risa no relacionada con lo risible. A su vez, la risa de origen no cómico podía
ser, entre otras, de locura o delirio, convulsiva o equivocada, derivada de las cosquillas, o
bien relacionada con causas tan inusitadas como una lesión en el diafragma o la picadura de
cierta araña. Por otro lado, los epítetos eran «las diferencias accidentales observadas en una
misma risa», y, según el autor, eran casi tantos como los tipos de voz, por lo que no merecía
la pena explorar sus diferencias. No obstante, citaba algunos, como la «risa trémula», la
«recatada», la «perruna», la «risita», la «parecida al sonido de las gallinas», la «parecida a
un silbido», la «parecida a un ladrido», etc.[18]
Thomas Hobbes (1588-1679) —y más tarde Immanuel Kant—, en la misma línea que
Platón y Aristóteles, consideraba a la risa como exuberantemente placentera a la vez que
poderosamente maliciosa, motivo por el que temía sus potenciales propósitos más oscuros y
subversivos.[16]
En la primera mitad del siglo XVII, Descartes describe la risa en Les Passions de l'âme
(«Pasiones del alma»), a la que califica de «fallo fisiológico» motivado por una aceleración
del flujo sanguíneo y desencadenado por el sobresalto que se produce al encontrar un hecho
sorprendente y posiblemente peligroso, hecho que él denomina «sorpresa admirada».[36]
Elmira desea poner en evidencia el doble juego amoroso de Tartufo, y esconde a su marido bajo la
mesa para que pueda escuchar a Tartufo haciéndole el amor. Ilustración de 1892 (Carl Hoff y J.
Ballin).
«Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabara
de vestirse para salir. Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de
escribirlo». —Prólogo de Memorias de un amante sarnoso.[37] Groucho Marx.
Dispositivo para erradicar el mal (1997), por Dennis Oppenheim. Vancouver (Canadá).
En los siglos XVII y XVIII, el interés por lo cómico se acentuó en toda Europa. Molière
publicó sus comedias en Francia. Tartufo (1664) fue duramente atacada y el escritor tuvo
que defenderse argumentando que «la utilidad de la comedia reside en que corrige los
vicios de los hombres». No obstante, y quizás como consecuencia de la aparición de la
comedia como género teatral, empezó a extenderse una defensa apasionada de la misma
como reacción a la tradición pagana y cristiana; a lo largo de los siglos XVII y XVIII se
observa un aumento de la relevancia de la perspectiva epistemológica de lo cómico, por
encima de la cuestión moral de su propia utilidad. Según Berger, el espíritu de la
modernidad consiste en la desagregación, el desenmascaramiento, la mirada más allá de las
normas sociales; esto inevitablemente daba lugar a incoherencias, y la afinidad con la
perspectiva cómica parece plausible en este contexto.[38]
Moses Mendelsohn (Escritos filosóficos, 1761) postulaba que lo que provoca la risa es el
contraste entre la perfección y la imperfección, no sin resaltar que la percepción de tal
contraste es subjetiva.[39]
Immanuel Kant habló de la risa en el contexto de una teoría estética. Para Kant la risa
aparece cuando una tensa expectativa queda reducida a la nada. A pesar de sus reticencias,
Kant no tiene más remedio que admitir el carácter epistemológico de la risa: además de
constituir un proceso fisiológico y psicológico, implica una percepción diferente de la
realidad.[39]
Hegel no aportó mucho a la teoría sobre lo cómico. Su enfoque llegaba desde el marco de la
estética. Para Hegel, la comedia muestra un mundo sin sustancia y sin finalidad; constituye
una especie de mundo paralelo e ingrávido donde las acciones pueden iniciarse a la ligera e
interrumpirse con la misma ligereza. Distingue entre lo ridículo (cualquier cosa que haga
reír) y lo cómico. Como origen de lo cómico distingue varios tipos de incongruencia: entre
el esfuerzo y el resultado, entre la capacidad y la ambición y entre las decisiones y los
accidentes externos; lo cómico surge de la contradicción entre el mundo real, «pesado», y el
mundo al que aspira el espíritu humano, «ingrávido».[41]
Toda vez que —la risa— es esencialmente humana, también es contradictoria, o sea, que es a la
vez una muestra de infinita grandeza y de infinita miseria: de infinita miseria en comparación con
el ser absoluto que existe como idea en la mente del hombre; de infinita grandeza en comparación
con los animales. La risa procede del sobresalto permanente que generan estas dos infinitudes.[42]
Baudelaire
Søren Kierkegaard abordó el estudio de la ironía como precursora del conocimiento interior
de carácter religioso. Para él, lo ironía es la fase existencial que precede a la fe, una especie
de «fe de incógnito». Sitúa el origen de lo cómico en la incongruencia.[43]
A finales del siglo XIX, Henri Bergson reconoció la risa como fundamentalmente social.[16]
En 1900, publica Le rire («La risa»). Define la risa como un fenómeno exclusivamente
humano: aunque otros animales pueden manifestar síntomas parecidos a la risa, solo los
seres humanos ríen de verdad. También la define como un fenómeno grupal, y por lo tanto
con funciones sociales.[nota 4] Un aspecto destacable de su pensamiento es que considera que
lo cómico aparece cuando se reprimen otras emociones, como el odio, o la compasión. En
sus palabras:[44]
Lo cómico exige algo así como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia
pura y simple.[45]
Henri Bergson
Este planteamiento es compatible con el de Alfred Schütz, acerca de las parcelas finitas de
significado (véase la sección Perspectiva social). Es un concepto que, aplicado a las
personas, se resume en lo siguiente:[45]
Las actitudes, gestos y movimientos del cuerpo humano resultan risibles en la medida exacta en
que dicho cuerpo nos recuerda meramente a una máquina.[46]
Henri Bergson
Es decir, en virtud de este pensamiento, nos reímos cuando vemos a una persona darse un
golpe sin pensar en que es una persona. Su tesis afirma que la incongruencia cómica se
produce entre el cuerpo y la mente, o entre la vida y la materia; la sexualidad es un claro
ejemplo del primer caso, ya que lo meramente físico se entromete en las pretensiones de los
roles sociales. Berger, personalmente, critica este planteamiento ya que, según él, no cubre
todos los posibles tipos de lo cómico. Don Quijote es para Bergson un referente de la
comicidad.[46]
Para Carl Ritter, lo cómico depende del mundo vital concreto en el que se produce. Esto
explica que, por ejemplo, no entendamos el humor de la Antigua Grecia, que el humor
británico sea diferente del chino, o que el humor entre físicos no sea inteligible para un
campesino. No obstante, este planteamiento no contradice el postulado universal de
incongruencia: siempre es posible encontrar la esencia de lo cómico más allá de lenguas o
formas de pensar. Al final de su ensayo, Ritter asimila el humor a una forma de juego, que
se vuelve serio, peligroso, de hecho, al convertirse en una forma de filosofía que muestra
los límites de la razón frente a la inmensidad de la realidad.[47]
Sigmund Freud sugiere que la risa posiblemente posea un efecto catártico liberador de la
energía nerviosa reprimida. Más adelante pasaría de centrarse en la risa en sí misma a
dirigir su atención a los epifenómenos asociados del humor, la personalidad, la socialidad y
la cognición. No obstante, ninguno de los teorizadores de la risa anteriores a finales del
siglo XX disponía de una base empírica que soportase sus suposiciones.[16]
En 1955, Marie C. Swabey rechaza la idea de que la risa sea una mera expresión
emocional, y resalta el carácter cognoscitivo de lo cómico, es decir, su capacidad para
ayudar a la comprensión de las cosas. Distingue entre risa cómica y los demás tipos de risa,
y sitúa el sinsentido como comicidad no cognoscitiva, a diferencia de la ironía, la sátira, el
ingenio y el humor; de estas expresiones, probablemente las más complejas son las que
están basadas en el lenguaje y las que están deliberadamente dirigidas a esclarecer la
realidad. Admite la existencia de la incongruencia más allá de toda subjetividad, y sitúa
dicha objetividad en la diferencia entre el impulso humano de ordenar la realidad y algo
que queda fuera del orden general de las cosas. La intuición cómica de ese orden de cosas
está más allá de las funciones sociales de lo cómico, y dentro de dicha intuición la vida
humana puede adquirir sentido. Rechaza que la experiencia cómica esté exclusivamente
encaminada a la búsqueda del placer.[48]
Peter Berger, tras hacer un repaso a los principales pensadores que han tratado el tema de la
risa y lo cómico desde la Antigua Grecia hasta su actualidad, sentencia en el libro Risa
redentora (1997) que la incongruencia desvela una verdad central sobre la condición
humana: que «el hombre se encuentra en un estado de discrepancia cómica con respecto al
orden del universo».
Llegados a este punto, ¿por qué Sara logró enfadar a Dios con su risa? Más de treinta siglos
después de Abraham y de veintidós siglos después de Aristóteles, Umberto Eco escribió su
novela El nombre de la rosa (1980). Hacia el final de la obra, una conversación entre
Guillermo de Baskerville y Jorge de Burgos, el monje, arroja una visión muy particular
sobre la influencia que, dentro de la propia ficción de la novela, las ideas de Aristóteles
sobre la risa contenidas en su —hipotético— segundo libro de la Poética podrían acarrear
sobre el temor a Dios del cristianismo:[24]
—Hay muchos otros libros que hablan de la comedia, y también muchos otros que contienen el
elogio de la risa. ¿Por qué éste te infundía tanto miedo? —Porque era del Filósofo. Cada libro
escrito por ese hombre ha destruido una parte del saber que la cristiandad había acumulado a lo
largo de los siglos. Antes mirábamos el cielo, otorgando sólo una mirada de disgusto al barro de la
materia; ahora miramos la tierra, y sólo creemos en el cielo por el testimonio de la tierra. Cada
palabra del Filósofo, por la que ya juran hasta los santos y los pontífices, ha trastocado la imagen
del mundo. Pero aún no había llegado a trastocar la imagen de Dios. Si este libro llegara... si
hubiese llegado a ser objeto de pública interpretación, habríamos dado ese último paso. —Pero,
¿por qué temes tanto a este discurso sobre la risa? No eliminas la risa eliminando este libro. —No,
sin duda. La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne. Es la distracción del
campesino, la licencia del borracho. Incluso la Iglesia, en su sabiduría, ha permitido el momento de
la fiesta, del carnaval, de la feria, esa polución diurna que permite descargar los humores y evita
que se ceda a otros deseos y a otras ambiciones... Pero de esta manera la risa sigue siendo algo
inferior, amparo de los simples, misterio vaciado de sacralidad para la plebe. Ya lo decía el apóstol:
en vez de arder, casaos. En vez de rebelaros contra el orden querido por Dios, reíd y divertíos con
vuestras inmundas parodias del orden... al final de la comida, después de haber vaciado las jarras y
botellas. Elegid al rey de los tontos, perdeos en la liturgia del asno y del cerdo, jugad a representar
vuestras saturnales cabeza abajo... pero aquí, aquí —y Jorge golpeaba la mesa con el dedo, cerca
del libro que Guillermo había estado hojeando—, aquí se invierte la función de la risa, se la eleva a
arte, se le abren las puertas del mundo de los doctos, se la convierte en objeto de filosofía, y
pérfida teología. La risa libera al aldeano del miedo al diablo, porque en la fiesta de los tontos
también el diablo parece pobre y tonto, y, por tanto, controlable. Cuando ríe... el aldeano se siente
amo porque ha invertido las relaciones de dominación... la risa sería el nuevo arte capaz de
aniquilar el miedo... Y este libro, que presenta como milagrosa medicina a la comedia, a la sátira y
al mimo, afirmando que pueden producir la purificación de las pasiones a través de la
representación del defecto, del vicio, de la debilidad, induciría a los falsos sabios a tratar de
redimir (diabólica inversión) lo alto a través de la aceptación de lo bajo.
Puede ser ilustrativo su estudio, realizado sobre entrevistas de historia oral hechas a
inmigrantes llegados a Estados Unidos entre 1915 y 1940. En los casos estudiados, los
entrevistados reían para expresar dificultad en:[5]
a) Risa unilateral: el entrevistado se ríe solo, casi siempre cuando le toca hablar.
c) Risa del entrevistador, como respuesta a algo que dice el entrevistado. Por cuestiones
de profesionalidad, suele ser cuidadoso en cuanto a de qué se ríe y se reprime cuando lo
cree conveniente.
La autora concluye que la risa no humorística podría servir en las transcripciones de
historia oral para enfatizar la seriedad que representan determinadas declaraciones para el
hablante. No sin dejar de aprovechar para utilizar el humor dentro de su —serio— estudio:
Quizás, teniendo en cuenta estos experimentos, ha llegado el momento de que el historiador oral
se tome la risa en serio.[5]
Kate Moore
[editar] Notas
Nota de texto 1. ↑ Pero, ¿de qué se ríen los simios? Los humanos nos reímos cuando
algo es gracioso, o cuando sentimos mucho agrado por alguien o algo. Los investigadores
encontraron que en los orangutanes ocurre algo muy similar. «Los animales producen
estas expresiones cuando están en una situación positiva, por ejemplo cuando están
jugando, lo cual revela que el contexto social también es muy importante para ellos», dice
la psicóloga Marina Davila-Ross, de la Universidad de Portsmouth.[50] «Y vimos que esta
conducta de mimetismo ocurre más a menudo entre orangutanes jóvenes y adolescentes
que entre los infantes», agrega. «Pero lo que está claro —dice la autora— es que los
componentes de las emociones positivas y empatía que conducen a movimientos faciales
involuntarios en el ser humano, se desarrollaron antes de que surgiera la especie
humana». Más información en «Los monos “inventaron” la risa».
Nota de texto 2. ↑ En este sentido, psicólogos de la Universidad de Middlesex realizaron
un experimento sobre 20 varones y 20 mujeres que escucharon una comedia radiofónica
con y sin «risas enlatadas». Sus rostros fueron filmados en vídeo y se anotaron sus
reacciones. Las conclusiones fueron que las carcajadas de fondo influían notablemente, de
tal modo que, con ellas, la grabación se percibía como mucho más divertida que sin ellas
(The Journal of Social Psychology 1996; 136: 221-231).
Nota de texto 3. ↑ Hay estudios adicionales que avalan la veracidad de esta teoría.
Psicólogos de la Universidad de Nevada realizaron un estudio sobre 162 voluntarios que
fueron filmados para registrar sus expresiones faciales mientras veían una película cómica.
Se estudiaron en 3 condiciones: solos, acompañados por una persona desconocida del
mismo sexo, y acompañados de un amigo, también del mismo sexo. Los resultados
mostraron que, a pesar de que su valoración de la comicidad de la película y de su
diversión fuera la misma, la frecuencia y duración de la risa fue significativamente
mayores cuando los individuos estaban acompañados. En opinión de los autores, es una
demostración de que la risa y la sociabilidad están emparentadas (Journal of General
Psychology 2001; 128: 227-240).
Nota auditiva.↑ Risa de un chimpancé.
Nota audiovisual 1. ↑ Vídeo de un gorila con cosquillas.
Nota audiovisual 2. ↑ Sketch de In De Gloria (Erik Hartmann y otros).
Nota de texto 4. ↑ Peter Berger, en su libro Risa redentora (1997), declara no estar de
acuerdo con el pensamiento de Bergson acerca del carácter social de la risa. En sus propias
palabras: «esto es discutible, sin duda también existe la diversión solitaria». Obviamente,
aún no se habían publicado trabajos como el de Robert Provine. Incluso en la risa en
soledad, siempre existe un elemento humano —o, al menos, de un ser vivo animado—
directa o indirectamente relacionado con el suceso desencadenante. Por ejemplo, un
plátano no nos produce risa, pero sí nos la producirá cuando una persona lo pise y se
resbale; una persona viendo un paisaje por la televisión no se reirá, pero sí lo hará si lo
que aparece es otra persona contando un chiste; una persona con la mente en blanco
difícilmente se reirá de cualquier cosa: únicamente cuando su mente empiece a funcionar,
y por lo tanto, a relacionar sus percepciones con el entramado sociocultural en el que está
inmersa, aparecerá la risa.
Péptido opioide
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Péptido opioide
HUGO 9201
Símbolo POMC
Datos genéticos
Bases de datos
Entrez 5443
OMIM 176830
RefSeq NM_000939
UniProt P01189
Su nombre deriva del hecho de que producen los mismos efectos que los analgésicos
opiáceos derivados del opio.
A mediados de la década de los setenta se demostró la presencia de receptores opiáceos en
el intestino del cobayo y en los órganos reproductores del ratón.
Contenido
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1 Endorfinas
2 Encefalinas
3 Síntesis y gen implicado
4 Bibliografía
[editar] Endorfinas
Las endorfinas son polipéptidos largos que activan núcleos neuronales en el cerebro
(hipotálamo, amígdala, tálamo y locus ceruleus). Se secretan de un único precursor que es
la pro-opiomelanocortina (POMC); éste pasa por varios cortes peptídicos para formar
finalmente las α-, β-, y γ-endorfinas.
[editar] Encefalinas
Son pequeños polipéptidos cuya acción es principalmente en el globus pallidus, tálamo,
núcleo caudado, sustancia gris periacueductal y sustancia gris.
También podemos ubicarlas en la médula espinal como moduladores del dolor. Éstas
inhiben las acciones del Glutamato y sustancia P (neurotransmisores del dolor a nivel
medular) además de aumentar el umbral de descarga de las neuronas que transportan el
estímulo doloroso, reduciendo así las descargas de impulsos dolorosos y la percepción del
dolor a nivel de la circunvolución poscentral. Se degradan rápidamente tras secretarse en
péptidos inactivos y aminoácidos.
ACTH (corticotrofina)
β-lipotropina
γ-lipotropina
g-MSH (hormona melanocito estimulante)
a-MSH
CLIP (péptido intermediario similar a la corticotropina)
b-endorfina
y, potencialmente, la b-MSH y las encefalinas
Es importante aclarar que no todos los productos (las 8 hormonas) se forman en todas las
neuronas que contengan el gen POMC, esto depende del contenido de proteasas específicas
quienes cortan en específicos puntos de la pro-hormona, reguladas a su vez por controles
metabólicos específicos a los cuales responde distinto según el tipo celular, a su vez estos
mismos controles metabólicos también regulan la expresión de estos genes.
Esto sin embargo es distinto en la médula adrenal donde también se forman encefalinas, la
diferencia radica en que el gen puede codificar múltiples copias de la hormona. Así, un
precursor de encefalina en la médula adrenal codifica varias moléculas de Met-encefalina
(M) y una molécula de Leu-encefalina (L), que pasan por un proceso de maduración para la
liberación de moléculas de encefalina a partir de la proteína precursora.
Las neuronas de las cuales se expresa en gen de la POMC son una subpoblación del núcleo
arqueado (también denominado infundíbulo) del hipotálamo, llamadas "células
proopiomelanocortinas" cuyos productos son modificados en distintas neuronas para
obtener así el péptido deseado para una función específica.
Que son las endorfinas, son péptidos (pequeñas proteínas) derivados de un precursor
producido a nivel de la hipófisis, una pequeña glándula que esta ubicada en la base del
cerebro. Cuando hacemos deporte esta glándula es estimulada, produciéndose endorfinas en
el organismo, las que van a actuar sobre los receptores que causan analgesia, además de
producir un efecto sedante similar a los que genera la morfina, un opiode exógeno
bastamente conocido por estas mismas propiedades. Es por esto que las endorfinas son
consideradas nuestros opiodes endogenos, es decir producidos por nuestro organismo.
Los estudios demuestran que las endorfina son capaces de inhibir las fibras nerviosas que
transmiten el dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas,
que son sensaciones intensas, bien conocidas por los deportistas como son la disminución
de la ansiedad y la sensación de bienestar. Además de la analgesia y sedación antes
mencionada.
No solo el deporte es un estimulo que nos hace secretar endorfinas, ya que en ciertas
situaciones de estrés también se a comprobado su producción al igual que en la acupuntura,
las relaciones sexuales, la sugestión y también en ciertos bailes rituales o ceremoniales. Es
difícil establecer cual de estas actividades es la que mejor estimula la producción de
endorfinas. Sin embargo esta demostrado que los ejercicios de resistencia, sí producen un
aumento significativo en la secreción de endorfinas.
Numerosos estudios han demostrado que después de haberse producido una actividad física
aeróbica, existe un claro y significativo aumento de las endorfinas después del ejercicio. En
corredores de largas distancias se ha logrado revertir la analgesia producida por el ejercicio,
administrando inhibidores de la morfina. Lo que demuestra que utilizan los mismos
receptores fisiológicos y además se comprueba el rol de las endorfinas como analgésico en
estos atletas.
Mas que sentirnos bien por la liberación de endorfinas que produce el ejercicio físico,
además de todas las propiedades que se han descrito, el ser deportista es un estilo de vida
cada vez mas necesario en este mundo tan ajetreado y vertiginoso. Cuando nos sumergimos
completamente en este mundo que genera la vida contemporánea, sabemos que no es
saludable. Por lo tanto la forma de mantener el equilibrio es buscando la esencia de
nosotros mismos, en donde aprendemos a trabajar en equipo o bien a reconocer nuestras
limitaciones aprendiendo a superarlas, estas virtudes del estilo de vida que es el hacer
deporte, se extrapolan a la vida cotidiana siendo necesarias para crear una sociedad mas
sana y evolucionada.
Las endorfinas son producidas por el organismo en respuesta a múltiples sensaciones, entre
la que se encuentra el dolor y el estrés, también influye en la modulación del apetito, la
liberación de hormonas sexuales y el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando
sentimos placer estas sustancias químicas se multiplican y envían mensajes a nuestro
cerebro a los linfocitos y a otras células responsables de la defensa de virus y bacterias que
invaden el organismo.
Las endorfinas tienen una vida muy corta ya que son eliminadas por determinadas enzimas
que produce el organismo. Es una medida para mantenerel equilibrio de nuestro cuerpo y
no ocultar señales de alarma.
Existen varias formas para estimular la producción de endorfinas, lo cierto es que cuando
realizamos actividades placenteras aparece en el organismo un mayor flujo de estas
hormonas, lo que provoca un cambio en nuestra actitud y nuestro estado de ánimo mejora
considerablemente.
la hipófisis y el hipotálamo
la glándula tiroides
las paratiroides
el páncreas
las suprarrenales
los ovarios
los testículos
El Sistema Endocrino es el conjunto de órganos y tejidos del organismo que liberan un
tipo de sustancias llamado hormonas. Los órganos endocrinos también se denominan
glándulas sin conducto o glándulas endocrinas, debido a que sus secreciones se liberan
directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas liberan
sus secreciones sobre la superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la
mucosa del estómago o el revestimiento de los conductos pancreáticos. Las hormonas
secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento, desarrollo y las
funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos metabólicos del organismo.
Los tejidos que producen hormonas se pueden clasificar en tres grupos: glándulas
endocrinas, cuya función es la producción exclusiva de hormonas; glándulas endo-
exocrinas, que producen también otro tipo de secreciones además de hormonas; y
ciertos tejidos no glandulares, como el tejido nervioso del sistema nervioso autónomo,
que produce sustancias parecidas a las hormonas.
Hipófisis
La hipófisis, también
llamada glándula
pituitaria, está formada
por tres lóbulos: el
anterior, el intermedio,
que en los primates sólo
existe durante un corto
periodo de la vida, y el
posterior. Se localiza en
la base del cerebro y se
ha denominado la
"glándula principal". Los
lóbulos anterior y
posterior de la hipófisis
segregan hormonas diferentes.
Glándulas suprarrenales
Tiroides
La tiroides (pulsa aquí para ver una foto) es una glándula bilobulada situada en el cuello
(ver una imagen microscópica de los folículos tiroideos).
Las hormonas tiroideas, la tiroxina y la triyodotironina aumentan el consumo de
oxígeno y estimulan la tasa de actividad metabólica, regulan el crecimiento y la
maduración de los tejidos del organismo y actúan sobre el estado de alerta físico y
mental. El tiroides también secreta una hormona denominada calcitonina, que
disminuye los niveles de calcio en la sangre e inhibe su reabsorción ósea.
Glándulas paratiroides
Ovarios
Los ovarios son los órganos femeninos de la reproducción, o gónadas femeninas. Son
estructuras pares con forma de almendra situadas a ambos lados del útero. Los
folículos ováricos producen óvulos, o huevos, y también segregan un grupo de hormonas
denominadas estrógenos, necesarias para el desarrollo de los órganos reproductores y
de las características sexuales secundarias, como distribución de la grasa, amplitud de
la pelvis, crecimiento de las mamas y vello púbico y axilar.
Testículos
Las gónadas masculinas o testículos son cuerpos ovoideos pares que se encuentran
suspendidos en el escroto. Las células de Leydig de los testículos producen una o más
hormonas masculinas, denominadas andrógenos. La más importante es la testosterona,
que estimula el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, influye sobre el
crecimiento de la próstata y vesículas seminales, y estimula la actividad secretora de
estas estructuras. Los testículos también contienen células que producen gametos
masculinos o espermatozoides. Véase Aparato reproductor.
Páncreas
Placenta
Otros órganos
Otros tejidos del organismo producen hormonas o sustancias similares. Los riñones
secretan un agente denominado renina que activa la hormona angiotensina elaborada
en el hígado. Esta hormona eleva a su vez la tensión arterial, y se cree que es
provocada en gran parte por la estimulación de las glándulas suprarrenales. Los riñones
también elaboran una hormona llamada eritropoyetina, que estimula la producción de
glóbulos rojos por la médula ósea. El tracto gastrointestinal fabrica varias sustancias
que regulan las funciones del aparato digestivo, como la gastrina del estómago, que
estimula la secreción ácida, y la secretina y colescistoquinina del intestino delgado,
que estimulan la secreción de enzimas y hormonas pancreáticas. La colescistoquinina
provoca también la contracción de la vesícula biliar. En la década de 1980, se observó
que el corazón también segregaba una hormona, llamada factor natriurético auricular,
implicada en la regulación de la tensión arterial y del equilibrio hidroelectrolítico del
organismo.
Metabolismo hormonal
Las hormonas conocidas pertenecen a tres grupos químicos: proteínas, esteroides y
aminas. Aquellas que pertenecen al grupo de las proteínas o polipéptidos incluyen las
hormonas producidas por la hipófisis anterior, paratiroides, placenta y páncreas. En el
grupo de esteroides se encuentran las hormonas de la corteza suprarrenal y las
gónadas. Las aminas son producidas por la médula suprarrenal y el tiroides. La síntesis
de hormonas tiene lugar en el interior de las células y, en la mayoría de los casos, el
producto se almacena en su interior hasta que es liberado en la sangre. Sin embargo,
el tiroides y los ovarios contienen zonas especiales para el almacenamiento de
hormonas.
Ciclos endocrinos
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SISTEMA RESPIRATORIO
La respiración es el proceso por el cual ingresamos aire (que contiene oxígeno) a nuestro
organismo y sacamos de él aire rico en dióxido de carbono. Un ser vivo puede estar varias horas
sin comer, dormir o tomar agua, pero no puede dejar de respirar más de tres minutos. Esto grafica
la importancia de la respiración para nuestra vida.
El sistema respiratorio de los seres humanos está formado por:
Las vías respiratorias: son las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios y los
bronquíolos. La boca también es, un órgano por donde entra y sale el aire durante la respiración.
Las fosas nasales son dos cavidades situadas encima de la boca. Se abren al exterior por los
orificios de la nariz (donde reside el sentido del olfato) y se comunican con la faringe por la parte
posterior. En el interior de las fosas nasales se encuentra la membrana pituitaria, que calienta y
humedece el aire que inspiramos. De este modo, se evita que el aire reseque la garganta, o que
llegue muy frío hasta los pulmones, lo que podría producir enfermedades. No confundir esta
membrana pituitaria con la glándula pituitaria o hipófisis.
La faringe se encuentra a continuación de las fosas nasales y de la boca. Forma parte también del
sistema digestivo. A través de ella pasan el alimento que ingerimos y el aire que respiramos.
La laringe está situada en el comienzo de la tráquea. Es una cavidad formada por cartílagos que
presenta una saliente llamada comúnmente nuez. En la laringe se encuentran las cuerdas vocales
que, al vibrar, producen la voz.
La tráquea es un conducto de unos doce centímetros de longitud. Está situada delante del
esófago.
Los bronquios son los dos tubos en que se divide la tráquea. Penetran en los pulmones, donde se
ramifican una multitud de veces, hasta llegar a formar los bronquiolos.
Los pulmones
Son dos órganos
esponjosos de color
rosado que están
protegidos por las
costillas.
Mientras que el pulmón
derecho tiene tres
lóbulos, el pulmón
izquierdo sólo tiene dos,
con un hueco para
acomodar el corazón.
Los bronquios se
subdividen dentro de los
lóbulos en otros más
pequeños y éstos a su
vez en conductos aún
más pequeños.
Terminan en minúsculos
saquitos de aire, o
alvéolos, rodeados de
capilares.
Una membrana llamada
pleura rodea los
pulmones y los protege
del roce con las costillas.
Alvéolos
En los alvéolos se realiza el intercambio gaseoso: cuando
los alvéolos se llenan con el aire inhalado, el oxígeno se
difunde hacia la sangre de los capilares, que es
bombeada por el corazón hasta los tejidos del cuerpo. El
dióxido de carbono se difunde desde la sangre a los
pulmones, desde donde es exhalado.
El transporte de oxígeno en la sangre es realizado por los glóbulos rojos, quienes son los
encargados de llevarlo a cada célula, de nuestro organismo, que lo requiera.
Al no respirar no llegaría oxigeno a nuestras células y por lo tanto no podrían realizarse todos los
procesos metabólicos que nuestro organismo requiere para subsistir, esto traería como
consecuencia una muerte súbita por asfixia (si no llega oxígeno a los pulmones) o una muerte
cerebral (si no llega oxígeno al cerebro.
Inspiración
Cuando el diafragma se
contrae y se mueve
hacia abajo, los
músculos pectorales
menores y los
intercostales presionan
las costillas hacia fuera.
La cavidad torácica se
expande y el aire entra
con rapidez en los
pulmones a través de la
tráquea para llenar el
vacío resultante.
Espiración
Cuando el diafragma se relaja, adopta su posición normal, curvado hacia arriba; entonces los
pulmones se contraen y el aire se expele.
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SISTEMA LINFATICO
El sistema linfático es uno de los más importantes del cuerpo, por todas las funciones que realiza a
favor de la limpieza y la defensa del cuerpo.
Está considerado como parte del sistema circulatorio porque está formado por conductos
parecidos a los vasos capilares, que transportan un líquido llamado linfa, que proviene de la sangre
y regresa a ella. Este sistema constituye por tanto la segunda red de transporte de líquidos
corporales.
Todos los tejidos blandos del cuerpo están bañados por un líquido acuoso llamado linfa y es
precisamente este sistema en encargado de transportarlo.
Entre sus funciones están:
- El filtrar los microbios que causan enfermedades o sea que son patógenos.
- Producir glóbulos blancos y anticuerpos.
- Participar en la distribución de los líquidos y los nutrimentos para que lleguen a todo el cuerpo.
- Recoger el exceso de líquido y de proteínas de los diferentes tejidos para evitar que se
congestionen.
El sistema linfático está formado por:
- Los capilares linfáticos.
- Los ganglios.
- El bazo.
- Las amígdalas y las adenoides.
- El timo.
- El quilo o sistema linfático intestinal.
El sistema linfático produce un líquido llamado linfa, que circula por los capilares linfáticos, este
líquido proviene del plasma sanguíneo y es de color amarillo claro.
La linfa pasa a los vasos linfáticos a través de los vasos capilares y llena los espacios que hay entre
las células. A diferencia de la sangre que circula gracias al impulso que recibe del corazón, la linfa
no necesita ningún sistema de bombeo, puede circular, aunque lo hace lentamente, porque es
empujada por la presión del propio sistema circulatorio y por el efecto del movimiento natural de
los músculos.
El circular lentamente le permite filtrar y eliminar mejor a los microbios, las partículas extrañas y
los desechos celulares mientras se distribuyen los nutrimentos en el organismo y el líquido
sobrante conocido como líquido tisular o intersticial, que ocupa los espacios que quedan entre
cada célula.
La linfa también transporta ciertos nutrimentos como los lípidos o grasas y distribuye los glóbulos
blancos que actúan como defensa, además de transportar los desechos celulares, los glóbulos de
grasa y pequeñas partículas de proteínas.
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SISTEMA MUSCULO-ESQUELETICO
Teoría psicocinética.
La teoría psicocinética dice que el objetivo que asignamos a la educación es favorecer un
desarrollo humano que permita al hombre situarse y actuar en un mundo en transformación por
medio de un mejor conocimiento y aceptación de si mismo, un mejor ajuste de la conducta y una
verdadera autonomía y acceso a la responsabilidad en el marco de la vida social.
El movimiento.
Término muy general del desplazamiento objetivo de una parte o de todo el cuerpo, causado por
una necesidad que origina la motivación y por el deseo de reducir la tensión y hace restablecer el
equilibrio perdido. Según Godfrey y Kephart hay dos tipos de movimiento:
Movimientos en los que interviene el manejo del propio cuerpo: Entran los movimientos
que conocemos como habilidades motrices básicas como desplazarse, saltar, giros...
Movimientos que se centran en el manejo de objetos: Están todas las habilidades básicas
de índole manipulativo como lanzamientos, recepciones, golpeo y transporte.
Estáticos.
Dinámicos.
Óseo.
Muscular.
Nervioso.
Sistema óseo.
La estructura del cuerpo se forma a través de un armazón que son los huesos que enlazados unos
a otros establecen las diferentes palancas que darán origen a los diferentes movimientos.
Los huesos, que pertenecen al sistema motor, están unidos unos a otros por medio de los
ligamentos y se articulan por medio de los músculos.
El número de huesos en el cuerpo humano es de 200, sin contar los cartílagos y los huesos
sesamoideos que son huesillos no fundamentales para la realización del movimiento y que se van
perdiendo según la evolución del ser humano. El mas grande es la rótula y los mas pequeños son
los huesillos de las manos.
Algunos están en constante crecimiento y no cesan de crecer durante toda nuestra vida, pero la
mayor parte deja de crecer a los 20 años. Hasta su madurez los huesos pasan por tres fases
diferentes:
Fase ósea.
En su estado adulto están formados de calcio. La osificación se produce desde la parte central o
diáfisis hacia los extremos o epífisis.
En la sección transversal de un hueso se observan láminas intersticiales, sistema de Havers,
osteocitos y láminas óseas.
Partes de un hueso:
Epífisis: Las partes mas distantes entre si.
Diáfisis: La parte central del hueso
Periostio: Parte externa que recubre el hueso.
Tejido esponjoso: Parte del hueso que está por debajo de el periostio y de carácter esponjoso.
Mas compacta en la diáfisis que en la epífisis.
Cavidad medular: Espacio interno del hueso en forma de tubo.
Médula ósea: Sustancia blanda que se encuentra dentro de la cavidad medular. Tiene como
función la creación de células sanguíneas.
Límite epifisiario: Cartílago que se forma entre la epífisis y la diáfisis.
Las articulaciones.
Para que los huesos puedan realizar acciones coordinados deben estar unidos entre ellos por. Esa
función es la que tienen las articulaciones, pertenecientes el sistema motor.
Partes de una articulación:
Los huesos: Generalmente son dos aunque en ocasiones sean tres.
Superficie articular: Partes de los huesos que encajan con la superficie de la articulación.
Cartílago articular: Compuesto por unos cartílagos que cubren la cara articular para que no se
desgaste.
Cápsula articular: Bolsa que protege a toda la articulación.
Ligamentos: Protección de la cápsula articular, dándola fijación al unir un hueso con otro.
Rodete articular: Es como una segunda protección para evitar rozamientos.
Tipos de articulaciones:
Las clasificaremos según su movilidad:
Anfiartrosis: Son las que tienen una movilidad articular muy limitada.
Condíleas o condilartrosis: Realiza todo tipo de movimientos. Una cara tiene forma de cóndilo
que se inserta en otra llamada glenoidea.
Encaje recíproco o silla de montar: Realiza todos los movimientos menos los de rotación. Una
cara es cóncava y la otra convexa.
Enartrosis: Realiza toda clase de movimientos. Una cara es una esfera maciza y la otra es
glenoidea.
El esqueleto humano.
Se clasifica en tres grandes grupos:
Músculos vegetativos o de fibra lisa: Formado por células fusiformes y sin estrías. Se distinguen
porque su contracción es involuntaria y porque es 20 veces mayor en diámetro y cientos de veces
mayor en longitud.
Los músculos también tienen unos objetivos:
Proporcionar movimientos.
Realizar gestos.
Adoptar posiciones.
Estructura del músculo.
Tejido conectivo:
Epimisio: Parte que contornea al músculo.
Perimisio: Todas las 100-150 haces de fibras están sujetas por esta lamina.
Antagonista: Es el que realiza la función contraria con el fin de regular la tensión del agonista.
La forma del músculo es mas gorda en los bipeniformes que en los longitudinales y en los
fusiformes.
Ley del todo o nada: La fuerza dependerá de el número de fibras que estén activadas
(Lamb).
Tipo de fibra: Roja, tiene mejor resistencia al estar mejor irrigada o blanca, tiene mas
rapidez y mas fuerza.
Para el desarrollo de la fuerza se siguen tres caminos (C. Alvarez del V.):
Busca el perfeccionamiento en la sincronización de las fibras.
Son normas de obligado cumplimiento para todos los alumnos y en todo tipo de
actividad. Tanto dentro del recinto escolar como en lugares adyacentes, siempre y
cuando afecten a la comunidad educativa. Todos los miembros de la comunidad
velarán por su cumplimiento.
Un trabajo de calidad.
Respetar la salud propia y ajena. Está prohibido fumar dentro del centro.
Respetar las zonas de recreo asignadas a cada curso. No pudiendo cambiar de patio o
subir a las aulas durante el recreo.
Utilizar el comedor con orden y limpieza. Comer con corrección. Está prohibido sacar
comida fuera del comedor.
Responsabilidad
Usar el chándal. Es obligatorio para las clases de educación física y salidas que lo
requieran.
Marcar la ropa para evitar extravíos, adecuando cintas para colgar fácilmente en los
alumnos más pequeños.
Prohibido en todo el recinto escolar los móviles y juegos electrónicos de cualquier tipo.
El Centro velará para que todos sus alumnos tengan los mismo derechos y deberes
debidamente conocidos, correctamente ejercidos y realmente garantizados, tal y como
se contemplan en el Reglamento de Régimen Interior.
El Centro garantiza una enseñanza obligatoria y gratuita desde los 3 a los 16 años.
Para que esta enseñanza sea de calidad la Administración impone los objetivos
mínimos y las normas de evaluación, dotando a los centros de una normativa precisa a
tal efecto.
Las normas de convivencia del centro marcan las pautas de actuación para el disfrute
de este servicio. Su incumplimiento puede dar lugar a las sanciones contempladas en
el Reglamento de Régimen Interior, pudiendo llegar a ocasionar la expulsión del
alumno de dicho servicio escolar.