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¿Que se pueden hacer a favor de la comunidad humana donde vive, cuál cree usted que sea

la más urgente y necesaria y por qué?


Dando respuesta a este interrogante, parto de que Dios nos ha creado con un objetivo con una
misión en la vida y que esta es la de humanizarnos, pero no de manera individual si no de
manera colectiva, no solo con sus pares si no con los otros seres de la creación divina, el
hombre hace parte de su ambiente y de lo compone, por eso los intereses del hombre no
deben entrar en contradicción con la naturaleza, deben hacerse uno solo, la avaricia del
mundo capitalista es la que nos ha llevado a la destrucción de la naturaleza y a la destrucción
de nosotros mismos como especia, por eso nuestra misión es humanizar, los hombres y
mujeres tiene necesidades, de alimentarse, de un techo y de relacionarse afectivamente, estas
necesidades que parten de nuestro instinto deben resolverse de manera comunitaria y
colectiva lo que nos lleva a pensarnos precisamente en una misión compartida.
Pero ese proceso de humanización involucra nuestra realización como seres humanos de
manera comunitaria en encuentro con nuestros pares en una búsqueda permanente de justicia
social; esta empresa de la humanización comunitaria con justicia social requiere de hombres
y mujeres comprometidos con esta causa social , un amor al prójimo que sale de los templos
, este amor debe ser desinteresado, pedagógico, eficaz y profundamente liberador ,en la
necesidad de unir a los débiles y oprimidos para acabar con la explotación, la eficacia del
amor es entonces una praxis política, a forjar ese amor en los semejantes , esto creo que es lo
que los claretianos llaman amor de causa, dejando a un lado el amor romántico o erótico.
América latina el continente de la esperanza en un proceso histórico de resistencia de
emancipación ha hecho grandes aportes a esta construcción de misión compartida y de
humanización como lo es la teología de la liberación y la educación liberadora y es desde
este último donde quiero aportar a la solución colectiva de las necesidades de mi territorio:
la educación popular.
Soy licenciado de profesión, educador por vocación y si Jesús en su vocación opto por los
pobres, si los claretianos en su misión de imitar a Jesús han optado por los pobres en su
carisma creo que como educador también debo optar por los pobres, estar del lado de los
explotados y los oprimidos y esto involucra en términos de praxis y método pedagógico
asumir la educación popular.
Creo firmemente que la instituciones públicas, las instituciones que rigen la política pública
y social deben refrendar su compromiso con los pobres, lamentablemente la codicia, la
corrupción lleva a que se piense de manera individual, una visión que es vendida por la clase
politiquera, la marginación política también es un efecto de la exclusión de la violación a los
principios democráticos que nos deberían regir ,por eso es necesario forjar una política y unos
políticos integrales, que verdaderamente quiera dar respuestas concretas y adecuadas a las
necesidades de los pobres, de los explotados y los oprimidos, pero esto involucra tiempo,
formación política, forjar líderes y lideresas comprometidos con los pobres que lo amen tanto
que no sean capaces de traicionarlos , por eso creo que mi aporte a solucionar las necesidades
populares desde la educación popular como educador es a través de la escuela popular de
líderes y lideresas comunitarios en el territorio donde vivo , la localidad de Bosa, territorio
periférico de Bogotá, que orienta el fortalecimiento del trabajo y la participación los líderes
comunitarios en el ejercicio de su liderazgo y está destinada a ser un espacio conjunto de
análisis y reflexión sobre el barrio, la localidad el trabajo comunitario y las Juntas de Acción
Comunal. Lo anterior con el propósito de que los líderes continúen promoviendo la gestión
social de sus respectivas comunidades. Ciertamente este espacio se genera a partir de las
experiencias de las dirigentes y se complementó con una formación académica que buscó
favorecer la profundización y desarrollo de sus conocimientos, habilidades y actitudes para
el ejercicio de dicho liderazgo en el área.
Con el objetivo de consolidar, reestructurar y fortalecer el tejido social de la localidad de
Bosa, Formar políticamente a hombres y mujeres para que asuman liderazgo dentro de los
barrios populares especialmente a miembros de los comités de trabajo y presidencia de las
Juntas de Acción Comunal, donde se haga visible las experiencias de trabajo comunitario
dentro de la localidad séptima de Bosa y que permita aportar a la formación y desarrollo de
proyectos que permitan una mayor aproximación y una lectura más amplia de las dinámicas
sociales de la localidad de Bosa.
CONTEXTO:
En 1957, se funda la primera Junta de Acción Comunal de Colombia, en la vereda de Saucío
municipio cundinamarqués de Chocontá. Estudiantes de la Universidad Nacional de
Colombia y el profesor Orlando Flas Borda, de la mano con los campesinos, construyeron la
escuela y otras obras de beneficio para las comunidades.
Saucío fue un ejercicio promisorio y exitoso, que las diferentes comunidades en las
principales ciudades de Colombia decidieron seguir. Fue así como nació el Movimiento
Comunal y como se consolidó a través de los años con los efectos positivos y negativos.
“Era, explica Fals Borda, una vereda pequeña de minifundistas, que decidieron organizarse
para construir una escuela comunal, que todavía está allí. Es hoy un monumento nacional
porque fue el laboratorio donde se determinaron algunas de las primeras reglas, incluso las
oficiales, en lo concerniente a la conformación de juntas de acción comunal”.
Hoy tiene cinco millones de asociados, ubicados en los 1.098 municipios y 20 corregimientos
departamentales que componen la geografía nacional.
Pero a pesar de ser una iniciativa popular impulsada especialmente desde la facultad de
sociología de la Universidad Nacional por el sacerdote y sociólogo Camilo Torres Restrepo
, En el contexto del acuerdo frente nacionalista, el gobierno buscó controlar las formas
organizativas de los habitantes de los barrios populares, al crear el marco legal de las Juntas
de Acción Comunal en 1958; en Bogotá tuvieron especial impulso, convirtiéndose a lo largo
de las dos décadas siguientes en la única forma asociativa barrial reconocida por las
autoridades y en el único vínculo de los pobladores con el Estado para la consecución de sus
demandas. (Alfonso Torres Carrillo).
Las Juntas de Acción Comunal en un inicio sirvieron de forma organizativa para la
reivindicación de los servicios básicos, con el tiempo se convirtieron en pieza clave la
relación clientelista con los partidos políticos tradicionales y con el Estado. Los presidentes
de las Juntas de Acción Comunal se convirtieron en los nuevos gamonales de las localidades
o en los nuevos caciques de los partidos electorales, estos cuando no se convierten en
movilizadores de votos para algún concejal, alcalde o senador se convierten ellos mismo en
candidatos a ediles, o alcaldes, por lo cual los salones comunales se convierten en centros
electorales de campaña, punto de quiebre de los barrios y de las comunidades.
No es raro en años anteriores ver a los miembros de las Juntas recoger firmes con numero de
cedula asegurando votos con la contraprestación de un cupo en un colegio un subsidio de
salud, un trabajo o una calle pavimentada.
Pero a la par vemos el aumento de las organizaciones barriales independientes de las JAC,
en torno a actividades productivas, reivindicativas y culturales como el teatro, la
comunicación o la educación popular; las más relevantes han sido las de mujeres que se
asociaron para cuidar a los niños, el trabajo parroquial o pastoral, grupos Juveniles o en
Comunidades Eclesiales de Base comprometidos con acciones de promoción comunitaria y
organización popular. Favorecieron la organización de base, la educación de sus miembros
y ampliaron las formas de gestionar sus necesidades y demandas.
Partimos de la idea o intención inicial que dio vida a las Juntas de Acción Comunal las cuales
se constituyeron para trabajar por el sector popular y fomentar procesos de participación
comunitaria logrando un mejoramiento continuo de la realidad de la zona, recordando que
esta está regida por la ley 743 de 2002 y reglamentada por el decreto nacional 2350 de 2003.
ENFOQUE.
El enfoque educativo por tratarse de un espacio de formación está atravesada por tres
elementos uno es la educación no formal, sugiriendo la necesidad de extender la formación
de sujetos políticos de la escuela a los escenarios rurales y urbanos que no están regidos por
la escuela normal o formal, por una escala de títulos o de grados.
Es fundamental pensar en los nuevos retos que deben asumir las organizaciones que
promueven la educación, y sobre todo en términos de conseguir un cambio social.
El otro elemento es la educación popular que se centra principalmente en buscar la
consciencia de las personas a través de diversos medios de comunicación o informativos,
materiales escolares y lúdicas, talleres, charlas, capacitaciones, demostraciones, visitas a
lugares, entre otros; la dinámica comunitaria propone conceptos, procesos y metodologías
dirigidas a las comunidades, involucrándolas en las mismas y en la construcción de tal
proyecto educativo. Que sería, en palabras de García-Huidobro, “una modalidad de
educación que procura que los sectores populares tomen conciencia de la realidad y fomenta
la organización y participación popular, el mismo autor plantea que la pedagogía de la
Educación Popular podía ser descrita como una pedagogía del actor social: desde nuestra
perspectiva es la educación que parte de las clases populares para las clases populares para
su unidad, organización y liberación.
Esta es mi misión compartida como educador y como habitante de la localidad de Bosa,
asumiendo la educación popular como parte del amor a los pobres el amor a la causa, el amor
eficaz que hace parte del carisma Claretiano.

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