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Magistrado Ponente: GLADYS MARIA GUTIÉRREZ ALVARADO

Consta en autos que, el 09 de agosto de 2013, el abogado Juan Carlos


Pró-Rísquez, con inscripción en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el n.°
41.184, en carácter de apoderado judicial de CARACAS BASE BALL CLUB C.A.,
inscrita en el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito
Federal y Estado Miranda, el 03 de septiembre de 1970, bajo el n.° 57, tomo 74-A-Pro,
solicitó, ante esta Sala, la revisión constitucional, de la sentencia n° 0469 que dictó la
Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia el 20 de junio de 2013,
mediante la cual declaró con lugar el recurso de casación que interpuso el ciudadano
Germán José Medina, portador de la cédula de identidad n° 3.623.903, contra la
decisión que dictó el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011, donde se había
declarado con lugar el recurso de apelación que interpuso la representación judicial de
la solicitante de revisión, se revocó el acto de juzgamiento que dictó el Juzgado Séptimo
de Primera Instancia de Juicio de la misma Circunscripción Judicial y se desestimó la
pretensión de cobro de prestaciones sociales y otras acreencias laborales que incoó el
referido ciudadano en su contra; en consecuencia, se anuló el fallo objeto del recurso y
se declaró parcialmente con lugar dicha pretensión laboral.

El 14 de agosto de 2013, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la


Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado.

El 23 de septiembre de 2013, el ciudadano Germán José Medina, con la


asistencia de abogado, consignó escrito continente de una serie de alegaciones dirigidas
en contra de la medida cautelar que fue requerida con la solicitud de revisión,
consistente en la suspensión de la ejecución de la decisión que forma su objeto, así
como contra la misma solicitud.
El 17 de octubre de 2013, en virtud de la licencia otorgada al Magistrado
Francisco Antonio Carrasquero López, se reconstituyó la Sala Constitucional de la
siguiente manera: Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, en su condición de
Presidenta; Magistrado Juan José Mendoza Jover, como Vicepresidente, y los
Magistrados: Luisa Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen
Zuleta de Merchán, Arcadio de Jesús Delgado Rosales y Luis Fernando Damiani
Bustillos, según consta del Acta de Instalación correspondiente. Se ratificó la ponencia
del expediente a la Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, quien con tal carácter
suscribe el presente fallo.

I
DE LA PRETENSIÓN DEL
SOLICITANTE
1. La representación judicial de la requirente de revisión alegó que:

1.1. El 02 de agosto de 2010, el ciudadano Germán José Medina incoó


pretensión de cobro de prestaciones sociales y otros conceptos laborales contra su
representada. En la demanda sostuvo que era médico traumatólogo, que prestó sus
servicios profesionales para el equipo “Leones del Caracas” en las temporadas
comprendidas entre el 04 de octubre de 1981 hasta el 12 de octubre de 2009, salvo la
correspondiente al año 1990-1991, en virtud de que las partes pactaron una supuesta
suspensión de la relación laboral, para estudios de cuarto nivel en la ciudad de Londres
(Inglaterra), por lo cual alegó una relación laboral de 28 años.

1.2 “El Actor [sic] afirmó que sus labores consistían en ‘brindar
servicios de asistencia, prevención y curación a los jugadores profesionales que
conformaban el equipo’ durante las temporadas de beisbol profesional, las cuales
supuestamente oscilaban entre 4 o 5 meses –dependiendo si el equipo pasa las
eliminatorias- en el período comprendido de octubre a febrero, durante los días martes
a domingo, en el horario comprendido de 7:00 p.m. a 12:00 p.m., salvo los días
sábados y domingos que debía asistir más temprano a los partidos”.

1.3 “CARACAS BASE BALL señaló en la contestación a la demanda


y a lo largo del juicio que la relación establecida entre las partes era de naturaleza
estrictamente civil. Que el actor prestaba servicios y se efectuaban las retenciones de
Impuesto correspondiente. Que las partes nunca se vincularon bajo la figura de una
relación laboral, tan es así que el Actor prestaba servicios en paralelo a otros entes,
atendía a otros pacientes que nada se relacionaban con CARACAS BASE BALL.
Adicionalmente alegó que durante los 28 años que prestó servicios interrumpidos
facturaba por honorarios profesionales, a la que le era descontada una cantidad por
impuesto sobre la renta, pago que no era no (sic) homogénea. En la temporada que no
laboraba no percibía pago alguno. Adicionalmente argumentó, que podía ser suplido
por otro galeno en caso de ausencia y que todos los elementos de la relación la
calificaban de estrictamente civil”.

1.4 El 17 de junio de 2011, el Juzgado Séptimo de Primera Instancia


de Juicio del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
declaró con lugar la demanda; acto de juzgamiento contra el cual interpusieron
apelación, que estimó con lugar el Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la misma
Circunscripción Judicial, en consecuencia declaró sin lugar la pretensión laboral. Contra
dicho fallo la parte actora anunció recurso de casación, el cual declaró con lugar la Sala
de Casación Social el 20 de junio de 2013, con la consecuente estimación parcial de la
pretensión. Contra este acto de juzgamiento se solicitó la revisión.

1.5 El acto de juzgamiento quebrantó los derechos constitucionales al


debido proceso y a la defensa, así como la confianza, cuando convirtió el recurso de
casación en una tercera instancia.

1.5.1 Se Interpuso la solicitud de revisión debido a que la Sala de


Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia “…convirtió el Recurso de
Casación interpuesto por el Actor en una tercera instancia. En el presente caso, la SCS
(sic) del TSJ contravino su propia jurisprudencia y la de esta SC, al atribuirle al
Recurso de Casación un propósito distinto a aquél para el cual fue diseñado”.
1.5.2 “…la SCS (sic) del TSJ utilizando como pretexto las denuncias
del Actor entró a conocer la causa de forma inmediata y valoró nuevamente las
pruebas, para luego sostener la supuesta procedencia de la denuncia formulada,
cuando lo cierto es que debió analizar las denuncias de casación formuladas y sólo si
procedía alguna de ellas, podía la Sala entrar a conocer la causa”.

1.5.3 “La sentencia Impugnada perjudicó gravemente la confianza


legítima de CARACAS BASE BALL C.A. pues de forma errática desconoció varios de
los criterios jurisprudenciales que de forma reiterada y pacífica ha emitido la propia
SCS (sic) del TSJ relativos a: (i) los requisitos de procedencia del vicio de suposición
falsa; (iii) (sic) los supuestos ante los cuales se verifica la falta de aplicación de una
norma legal; (iv) los elementos característicos de la relación laboral; (v) la duración
de los contratos de los trabajadores temporeros y la inaplicabilidad bajo la vigencia de
la Ley Orgánica el Trabajo de 1997 (‘LOT’) de las indemnizaciones por despido
justificados. Lo anterior, le hizo meritorio de un Voto Salvado que de forma clara e
irrefutable ilustra claramente a cualquier lector sobre el error inexcusable cometido
por la SCS (sic) del TSJ”.

1.5.4 “En el caso particular del Recurso de Casación laboral, la SCS


(sic) fiscaliza la actividad jurisdiccional para determinar si existe alguno de los vicios
de casación relativos a la aplicación del derecho, y solo en caso que se verifique
alguno de ellos, pasa a la segunda fase (decisoria) que en materia civil normalmente
correspondería al Tribunal de reenvío”.

1.5.5 “…en materia laboral no existe el reenvío, pues es la propia SCS


(sic) del TSJ la que cumple esta función en el supuesto que haya existido un vicio de
casación en la sentencia. Ello no quiere decir que se trate de una tercera instancia, ni
que se haya desnaturalizado el Recurso de Casación, pues éste mantiene íntegramente
su finalidad de control judicial sobre la aplicación de derecho, para lo cual es
necesario que se haya verificado alguno de los motivos de casación establecidos en el
ordenamiento jurídico para conocer el fondo”.

1.5.6 Aun en los casos de infracción de una norma que regule el


establecimiento o valoración de los hechos o de las pruebas, “…es preciso que se
verifique el vicio denunciado de acuerdo con los requisitos previstos en la ley o
exigidos por la jurisprudencia de nuestro Máximo Tribunal, pues la valoración de las
pruebas ha sido reconocida como parte de la ‘potestad soberana de los jueces’ y
excluida del marco del Recurso de Casación, del cual no escapa el Recurso de
Casación laboral”.

1.5.7 “…en el presente caso, el actor denunció dos (2) supuestos vicios
contra la sentencia emitida por el Juzgador Superior, a saber: (i) la suposición falsa y
(ii) la falta de aplicación del artículo 65 de la LOT. (…), la SCS (sic) del TSJ indica que
la Sentencia Impugnada está incursa en el vicio de suposición falsa, por cuanto ‘no
resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán José Medina, no pudiera asistir a
algún partido, podía nombrar a otro galeno para que cubriera su ausencia y menos aún
que los honorarios del médico ‘suplente’ fueran sufragados por el actor’. En este
sentido, la SCS del TSJ (sic) concluye que habiéndose verificado el supuesto vicio se
debía analizar si fue determinante en el dispositivo del fallo”.

1.5.8 “…a partir de ese momento la SCS del TSJ (sic) en vez de
analizar la sentencia impugnada para determinar si el vicio fue determinante en el
dispositivo del fallo, es decir, si la supuesta afirmación de que el Actor podía nombrar
a otro galeno para cubrir sus ausencias o que los honorarios del suplente fueren
sufragados por el Actor, FUE DETERMINANTE para el Juzgado Superior calificar la
relación como de carácter civil, o si se fundamentó en otras circunstancias, la Sala
procedió a analizar la controversia, los hechos alegados y probados y actuar como una
tercera instancia”, es decir, “…no determinó si el supuesto vicio de suposición falsa fue
determinante en el dispositivo del fallo. Tampoco analizó en forma alguna si existió una
falta de aplicación del artículo 65 de la LOT. Lejos de ello, lo que hizo la Sala fue
entrar a conocer el fondo de la causa y establecer que supuestamente no se había
desvirtuado la presunción de laboralidad. De hecho concluye la Sala que ‘la
exclusividad en la prestación de sus servicios, no constituye la nota distintiva del
carácter laboral del contrato, como erróneamente lo asentó el Juez de Alzada por lo
que en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997) aplicable
rationae tempore en concordancia con el artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, se declara el carácter laboral de los servicios prestados’”.

1.5.9 “…no sólo es falso que el Juzgado Superior haya señalado que la
exclusividad es la nota distintiva del contrato laboral, sino que es falso que haya
concluido en el carácter civil de la relación con fundamento tan solo en la falta de
exclusividad. La falta de exclusividad fue tan solo uno de los muchos elementos
tomados en consideración por el Juzgado Superior para concluir que la relación no era
laboral”.

1.5.10 “La Sala debía revisar en primer término si se cumplían los


requisitos de procedencia del vicio de suposición falsa (los cuales no se verifican y será
objeto de otra denuncia), y luego determinar si el supuesto hecho de que el Actor podía
ser suplido por otro galeno, fue o no determinante en la Sentencia del Tribunal
Superior para calificar la relación como de naturaleza civil. Adicionalmente, la Sala
debía verificar si existió una falta de aplicación del artículo 65 de la LOT, que fue el
otro vicio denunciado por el actor. Sin embargo, esto tampoco lo hizo, pues se dedicó
en su lugar a decidir el fondo”.

1.5.11 Con tal actuación, la Sala de Casación Social le otorgó al recurso


de casación una finalidad distinta a la que le es propia, transformándolo en una tercera
instancia, con la consecuente violación de los derechos constitucionales a la defensa y al
debido proceso, pues, con el desconocimiento de la finalidad de dicho recurso, colocó a
su representada en un estado de completa indefensión, quebrantado el debido proceso,
así como la confianza legítima que tenía de que dicha Sala analizaría la procedencia de
los vicios que fueron delatados sin convertirlo en una tercer instancia.

1.6 La decisión objeto de revisión vulneró el principio de confianza


legítima y la seguridad jurídica de su representada, “principios jurídicos fundamentales
contenidos en el derecho a la igualdad y el derecho a la tutela judicial efectiva, así
como el debido proceso y el derecho a la defensa previstos en los artículos 21, 26 y 49
de nuestra CRBV, así como la doctrina de la SCS del TSJ”, por cuanto:

1.6.1 La Sala de Casación Social decidió sin el debido acatamiento a su


criterio pacífico y reiterado, sobre la necesidad de verificación de los requisitos de
procedencia del vicio de suposición falsa.

1.6.2 “Ha sostenido la Sala en innumerables ocasiones que la


suposición falsa o vicio de falso supuesto de hecho requiere forzosamente que el
denunciante cumpla con los siguientes requisitos: a) Indicara el hecho positivo y
concreto que el juez haya dado por cierto valiéndose de la falsa suposición; b) Indicar
el caso concreto de suposición falsa; c) Señalar específicamente el acta o instrumento
cuya lectura evidencia la falsa suposición; d) Indicar y denunciar el texto legal
aplicable falsamente; y, e) Demostrar razonadamente que la infracción es determinante
en el dispositivo del fallo”.

1.6.3 La Sala de Casación Social entró a conocer de la denuncia sin


analizar si el recurrente había cumplido con los requisitos indicados. “Lo cierto del
caso, es que de una simple revisión del escrito de formalización del Recurso de
Casación se desprende que el Actor no cumplió con los requisitos necesarios para
denunciar la supuesta suposición falsa”.

1.6.4 “…del escrito de formalización se desprende que el actor


pretende sostener la suposición falsa por cuanto, en su decir, la Sentencia dictada por
el Juzgado Superior supuestamente dio por demostrado un hecho con pruebas que no
aparecen en autos. En este sentido, señala el actor que la recurrida desechó la
presunción de laboralidad de la relación sostenida entre el Actor y CARACAS BASE
BALL C.A. con fundamento en tan solo tres hechos, a saber: 1) Remuneración: Recibos
del demandante que indican ‘honorarios profesionales’ y que eran objeto de retención
de impuesto sobre la renta; 2) Honorarios: El demandante prestaba servicios médicos
para otras empresas en horarios que coliden con el horario señalado por el
Demandante y 3) Suplencias: el Demandante podía enviar otro profesional de la
medicina para que supliera sus ausencias pagando con su dinero la suplencia”.

1.6.5 El actor no precisó la forma en que el juzgado ad quem incurrió


en el supuesto vicio de suposición falsa, ni explicó la razones por las cuales consideraba
que tal situación fue determinante en el dispositivo del fallo, es decir, no cumplió con
los requisitos que reiteradamente ha exigido la Sala de Casación Social para la
procedencia del vicio de suposición falsa.

1.6.7 “…la SCS al conocer de la denuncia de suposición falsa, en


lugar de analizar si el denunciante cumplió con los requisitos exigidos
jurisprudencialmente de forma reiterada y pacífica se limita a revisar las conclusiones
del juez, lo cual escapa del vicio de suposición falsa”.
1.6.8 “…la SCS del TSJ determina la existencia del vicio de suposición
falsa por cuanto, en su decir, de las actas no resultó probado que el actor cuando no
asistiera a un partido podía nombrar a otro galeno. Lo cierto del caso es que este
supuesto vicio no constituye una suposición falsa de acuerdo con el criterio reiterado
y pacífico de la propia Sala”.

1.6.9 “Cuando el Juez da por demostrado un hecho con pruebas que


no aparecen en autos, quiere decir que el Juez indica que un hecho quedó probado con
un documento público por ejemplo y éste no corre inserto en autos. No ocurre
suposición falsa en el caso bajo análisis cuando un Juez indica de forma general que un
hecho fue probado sin hacer referencia a la supuesta prueba de la cual emanaría la
misma”.

1.6.10 “…la SCS del TSJ (sic) entró a valorar las conclusiones del Juez
so pretexto de la denuncia de suposición falsa, cuando lo cierto es, que de haber
aplicado su criterio reiterado y pacífico sobre los requisitos exigidos para la
procedencia del vicio habría declarado sin lugar la denuncia”.

1.7 “La SCS del TSJ (sic) ha indicado de forma reiterada y pacífica
que para que se configure el vicio de falta de aplicación de una norma, es necesario
que el Juez no haya aplicado la disposición”.

1.8 “El Juzgado Superior sí aplicó el artículo 65 de la LOT, al


considerar a primera vista la existencia de la presunción de laboralidad frente a
admisión por parte de la Demandada de la prestación personal (…), la Sentencia de
Segunda Instancia aplicó la norma referida, sin embargo, consideró desvirtuada la
presunción de laboralidad en ella prevista luego de aplicar el test de laboralidad
conforme con los elementos probatorios aportados al proceso. Con lo cual es evidente
que no existe la supuesta falta de aplicación de la norma referida. En el presente caso
la Sentencia Impugnada violentó la jurisprudencia reiterada y pacífica de la propia
SCS del TSJ que indica que para que exista una falta de aplicación de una norma, el
Juez no puede haber utilizado la disposición como parte del planteamiento de su
sentencia”.
1.9 “…tal como lo h[an] señalado anteriormente, la SCS del TSJ (sic)
no debió entrar a conocer el fondo. Sin embargo, para el supuesto negado que esta SC
del TSJ (sic) deseche las denuncias anteriores, alega[n] de forma subsidiaria que la
aentencia impugnada al dictaminar sobre el fondo violentó la jurisprudencia reiterada
y pacífica de la misma Sala relativa a los elementos definitorios y característicos de
una relación laboral, determinables a través del test de laboralidad”.

1.10 “…en el presente caso no existió una relación laboral, y ello


deviene de la aplicación del test de laboralidad que realizó el Juzgado Superior y el
cual fue desconocido por la Sentencia Impugnada”.

1.11 “…el Juzgado Superior analizó suficientemente los elementos


probatorios a los fines de aplicar el test de laboralidad concluyendo que en el presente
caso la presunción de laboralidad fue desvirtuada, lo que no hizo la SCS del TSJ…”.

1.12 “…la SCS del TSJ (sic) en clara contravención con su propia
jurisprudencia dejó de aplicar el test de laboralidad en los términos anteriormente
expuestos y analizar todos los elementos probatorios aportados al proceso, que
determinaban que la relación era civil, con lo cual, la sentencia impugnada violentó el
derecho constitucional a la tutela judicial efectiva, así como el principio de la
confianza legítima contenido en el derecho a la igualdad, el derecho al debido proceso
y la defensa contemplados en los artículos 26, 21 y 49 de la CRBV al omitir la
aplicación su jurisprudencia reiterada y así solicita[n] sea declarado”.

1.13 “…la SCS del TSJ (sic) debió acoger su criterio relativo a que los
trabajadores temporeros tienen contratos a tiempo determinado, y no como lo hizo en
su sentencia al concluir que la supuesta relación de trabajo tenía carácter
indeterminado y ordenando el cálculo de los beneficios laborales con base en la
supuesta continuidad de la relación”.

2. Denunció:

La violación al derecho a la igualdad, a la tutela judicial efectiva, a la defensa y al


debido proceso que consagran los artículos 21, 26 y 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, así como del principio de la confianza legítima,
por cuanto la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia, en la
decisión objeto de revisión, además de que convirtió el recurso de casación en una
tercera instancia, cuando conoció del fondo del asunto sin que previamente hubiese
determinado si el vicio de falso supuesto era determinante de lo dispositivo en la
sentencia recurrida, con lo cual se apartó de su criterio reiterado donde ha establecido
los supuestos de procedencia de este vicio y de la falta de aplicación de una norma,
obvió su criterio de aplicación del test de laboralidad para la determinación de la
existencia o no de una relación laboral, así como aquel que se fijó en cuanto a los
trabajadores temporeros y la suspensión de la relación de trabajo.

3. Pidió:

“…[S]e sirva: (i) Declarar la suspensión de la ejecución de la Sentencia


Impugnada, con base en la solicitud de Medida Cautelar Innominada; (ii)
Ordenar a los Tribunales de la República Bolivariana de Venezuela no
ejecutar la Sentencia Impugnada; y (iii) Declarar con lugar el presente
Recurso de Revisión Constitucional y Nula la Sentencia Impugnada…”.

II
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA
El artículo 336.10 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela le atribuye a la Sala Constitucional la potestad de: “…revisar las sentencias
definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de
leyes o normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos
establecidos por la ley orgánica respectiva”.

Tal potestad de revisión de decisiones definitivamente firmes abarca


fallos que hayan sido expedidos tanto por las otras Salas del Tribunal Supremo de
Justicia (artículo 25.11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia) como por
los demás tribunales de la República (artículo 25.10 eiusdem), pues la intención final es
que la Sala Constitucional ejerza su atribución de máximo intérprete de la Constitución,
según lo que establece el artículo 335 del Texto Fundamental.

En el presente caso se requirió la revisión del veredicto que pronunció la


Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia el 20 de junio de 2013,
mediante el cual declaró con lugar el recurso de casación que interpuso el ciudadano
Germán José Medina, portador de la cédula de identidad n° 3.623.903, contra la
decisión que dictó el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011, donde se había
declarado con lugar el recurso de apelación que interpuso la representación judicial de
la solicitante de revisión, se revocó el acto de juzgamiento que dictó el Juzgado Séptimo
de Primera Instancia de Juicio de la misma Circunscripción Judicial y se declaró sin
lugar la pretensión de cobro de prestaciones sociales y otras conceptos laborales que
incoó el referido ciudadano en su contra; en consecuencia, se anuló el fallo objeto del
recurso y se declaró parcialmente con lugar dicha pretensión laboral; razón por la cual
esta Sala se declara competente, y así se decide.

III
DE LA SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN
La Sala de Casación Social decidió el recurso de casación en los
siguientes términos:

“En mérito de las consideraciones anteriores, esta Sala de Casación


Social del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República Bolivariana de Venezuela por autoridad de la ley
declara: PRIMERO: CON LUGAR el recurso de casación interpuesto
por la parte demandante, contra el fallo proferido por el Tribunal Séptimo
Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, de fecha 10 de octubre de 2011, SEGUNDO:
ANULA el fallo recurrido; TERCERO: PARCIALMENTE CON
LUGAR LA DEMANDA.

Dada la naturaleza del fallo, no hay condenatoria en costas”.

Como fundamento de su dispositiva dicha Sala de Casación Social, en


cuanto a las denuncias que fueron planteadas como basamento de la revisión, expuso:

“DEL RECURSO DE CASACIÓN

CAPÍTULO I

INFRACCIÓN DE LEY
-Único-

Con base en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,


delata el vicio de suposición falsa en concordancia con la falta de
aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997)
aplicable rationae tempore.

Afirma la representación judicial de la parte actora recurrente, que


el ciudadano Germán José Medina, es médico traumatólogo, que prestó
sus servicios profesionales para el equipo “Leones del Caracas” en las
temporadas comprendidas del 4 de octubre de 1981 hasta el 12 de
octubre de 2009, salvo la correspondiente al año 1990-1991, en virtud de
que las partes pactaron una suspensión de la relación laboral, para fines
de estudio de cuarto nivel del actor en la ciudad de Londres -Inglaterra,
por lo que alega una vigencia de la relación de trabajo de 28 años.

Destaca, que las labores de su representado consistían en “brindar


servicios de asistencia, prevención y curación a los jugadores
profesionales que conformaban el equipo” durante las temporadas del
beisbol profesional, las cuales generalmente oscilan entre 4 o 5 meses -
dependiendo si el equipo pasa las eliminatorias- en el período
comprendido de octubre a febrero, durante los días martes a domingo, en
el horario comprendido de 7: 00 p.m. a 12:00 p.m., salvo los días sábados
y domingos que debía asistir más temprano a los partidos.

Señala, que la parte demandada en su contestación a la demanda


reconoció la prestación del servicio, empero, lo calificó de carácter civil,
por lo que correspondía a ésta la carga probatoria en virtud de la
presunción de laboralidad prevista en el artículo 65 de la Ley Orgánica
del Trabajo (1997), aplicable rationae tempore.

Arguye que el fallo recurrido estableció el carácter independiente


de los servicios prestados por el ciudadano Germán José Medina, con
fundamento en que no existía exclusividad de los servicios prestados por
el actor, toda vez que en el horario alegado en el escrito libelar como
jornada de trabajo, el Dr. Germán José Mendoza atendía a terceras
personas en su consulta privada, tal como se desprende del horario
reseñado en la “papelería del consultorio”; que en caso de inasistencia al
partido podía “enviar” a otro profesional de la medicina para que lo
supliera, cuyos honorarios profesionales corrían a cuenta del actor y que
la empresa por los servicios prestados pagó una remuneración mensual
por concepto de honorarios profesionales sobre los que efectuó la
retención del impuesto Sobre la Renta, por lo que declaró desvirtuada la
presunción de laboralidad y sin lugar la demanda.

En tal sentido, sostiene la parte actora recurrente que el fallo de


alzada incurre en el vicio de suposición falsa, por cuanto, dio por
demostrado el “presunto” carácter independiente de los servicios
prestados por el actor con base en la “papelería del consultorio”
haciendo desprender de ella menciones que no contiene. Aunado a que
estableció falsa e inexactamente la “ausencia de obligación del actor de
asistir a cada partido” al establecer que podía nombrar un suplente con
remuneración a su cargo; circunstancias que no fueron probadas en autos,
y que configuran el vicio de falso supuesto delatado, el cual resultó
determinante en el dispositivo, en virtud de la declaratoria sin lugar de la
demanda, por lo que solicita sea declarado con lugar el recurso de
casación, se anule el fallo recurrido y sea declarada con lugar la
demanda.

Para decidir, se observa:

Ha dicho esta Sala en numerosos fallos que el vicio de suposición


falsa, debe referirse forzosamente a un hecho positivo y concreto que el
Juez establece falsa e inexactamente en su sentencia a causa: 1) de un
error de percepción, porque no existen las menciones que
equivocadamente atribuyó a un acta del expediente, 2) no existen las
pruebas sobre las cuales se fundamenta el sentenciador, 3) o éstas
resulten desvirtuadas por otras actas o instrumentos del expediente.

El mencionado vicio, en cualquiera de sus tres sub hipótesis, sólo


puede cometerse en relación con un hecho establecido en el fallo,
quedando fuera del concepto de suposición falsa las conclusiones del
Juez con respecto a las consecuencias jurídicas del hecho, porque en tal
hipótesis se trataría de una conclusión de orden intelectual, que aunque
errónea, no configuraría lo que la ley y la doctrina entienden por
suposición falsa.

Por su parte, el artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997),


aplicable rationae tempore, establece: “se presumirá la existencia de una
relación de trabajo entre quien preste un servicio personal y quien lo
reciba”.

De la lectura detallada del fallo recurrido, se observa que el Juez de


alzada estableció el carácter no laboral del vínculo que unió al ciudadano
Germán José Medina con la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., con
fundamento en que el mencionado ciudadano en el ejercicio de su
profesión de médico traumatólogo, prestaba sus servicios en el “Centro
Médico Loira” los días martes y jueves en el horario comprendido de
2:00 p.m., a 7:00 p.m., días y horario comprendidos dentro de los meses
de octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, durante los cuales se
celebra la temporada del beisbol profesional. Aunado a que en el iter
procesal quedó establecido que en caso de que el actor no asistiera a un
partido, podía enviar en su lugar otro profesional de la medicina, cuya
remuneración corría a cargo del actor; lo que atacó la parte recurrente al
argüir que no existen en el expediente, medios de prueba que demuestren
que el actor pudiera nombrar “suplentes” y menos que sufragara su
remuneración.

En tal sentido, advierte la Sala que del examen de las actas del
expediente, no resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán
José Medina, no pudiera asistir a algún partido, podía nombrar otro
galeno para que cubriera su ausencia y menos aún que los honorarios del
médico “suplente” fueran sufragados por el actor, como lo asentó la
recurrida en el fallo, a fin de desvirtuar la presunción de laboralidad que
obra a favor del actor en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del
Trabajo (1997), por lo que el fallo recurrido está incurso en el vicio
que le imputa la formalización, en consecuencia, deberá precisar esta
Sala su carácter determinante en el dispositivo a los fines de la
declaratoria con lugar del recurso.

El punto medular en el caso sub examine, deviene en determinar el


carácter laboral de los servicios prestados por el ciudadano Germán José
Medina en su condición de médico traumatólogo, a la empresa Caracas
Base Ball Club C.A., propietaria del equipo “Leones del Caracas”,
durante las temporadas del béisbol profesional.

Conforme al artículo 39 eiusdem, se entiende por trabajador: “la


persona natural que realiza una labor de cualquier clase, por cuenta
ajena y bajo la dependencia de otra”.

Ha dicho esta Sala de manera reiterada que uno de los puntos


centrales del Derecho Laboral ha sido la delimitación de los elementos
que conforman la relación de trabajo, con miras a diferenciar aquellas
prestaciones de servicio efectuadas en el marco de la laboralidad, de otras
que se ejecutan fuera de sus fronteras. Tal preocupación se corresponde
con la problemática de las llamadas “zonas grises” del Derecho del
Trabajo, toda vez que en los últimos tiempos se ha incrementado la
práctica de simular la existencia de la relación laboral como una relación
mercantil, civil o societaria a fin de evadir el carácter proteccionista de la
Legislación del Trabajo, principalmente cuando el oficio del prestador
del servicio se enmarca dentro de las llamadas profesiones de “libre
ejercicio”, entre ellos, abogados, periodistas, ingenieros, médicos.

No obstante, tal calificación aceptada en el campo práctico no


escapa del ámbito de aplicación subjetiva del derecho laboral, por cuanto
puede discurrir simultáneamente en el marco de jornadas en horarios
especiales o convenidos por las partes el ejercicio de algunas de éstas
profesiones “libres” bajo subordinación y dependencia de un patrono,
asumiendo éste los riesgos de la labor efectuada (ajenidad) mediante el
pago de la remuneración y en la jornada restante prestar por su cuenta y
riesgo sus servicios. Ahora bien, en virtud de que cada relación comporta
sus particularidades debe revisarse concienzudamente si en tal prestación
de servicio conjugan los elementos existenciales de la relación laboral, o
si por el contrario se desarrolló la prestación de un servicio no laboral.

Con relación a la ajenidad como elemento característico del vínculo


laboral esta Sala, en sentencia Nº 702 de fecha 27 de abril de 2006
(caso: Francisco Juvenal Quevedo Pineda, contra sociedad mercantil
Cervecería Regional C.A.), ratificada en sentencia N° 270 de fecha 13 de
mayo de 2013, (Teresa Fortunato de Astorino contra Centro de
Educación Inicial Guacaragua), estableció:

La acepción clásica de la subordinación o dependencia se relaciona, con


el sometimiento del trabajador a la potestad jurídica del patrono, y que
comprende para éste, el poder de dirección, vigilancia y disciplina, en
tanto que para el primero es la obligación de obedecer.

(Omissis)

De esto surge la utilidad de la ajenidad como elemento calificador


de las relaciones enmarcadas en el Derecho del Trabajo, la cual viene a
suplir las inconsistencias que presenta la dependencia como eje medular
de la relación laboral.

Cuando quien presta el servicio se inserta dentro de un sistema de


producción, añadiendo valor al producto que resulta de ese sistema, el
cual pertenece a otra persona, dueña de los factores de producción, que
asume los riesgos del proceso productivo y de la colocación del producto,
obligándose a retribuir la prestación recibida; es lógico justificar que este
ajeno adquiera la potestad de organizar y dirigir el mecanismo para la
obtención de tales frutos, y es precisamente en este estado cuando la
dependencia o subordinación se integra al concepto de ajenidad, como
una emanación de la misma. De modo que el trabajo dependiente deriva
del hecho de prestar un servicio por cuenta de otro.

Así las cosas, existe ajenidad cuando quien presta el servicio


personal- trabajador- se hace parte del sistema de producción añadiendo
valor al producto que resulta de ese sistema, el cual pertenece a otra
persona -patrono-, dueña de los factores de producción, quien asume los
riesgos del proceso productivo y de la colocación del producto- ajenidad-
, obligándose a retribuir la prestación recibida- remuneración-, por tanto,
ese ajeno organiza y dirige el mecanismo para la obtención de tales
frutos, y es justo allí cuando la dependencia o subordinación se integra al
concepto de ajenidad, coligiendo así que el trabajo dependiente deriva del
hecho de prestar un servicio por cuenta de otro.

Respecto a la exclusividad como elemento presente en las


relaciones de trabajo, esta Sala, en sentencia Nº 797 de fecha 16 de
diciembre de 2003, (caso: Teresa de Jesús García contra Teleplastic
C.A.), señaló:

Aunque la exclusividad es un elemento frecuente en las relaciones de


trabajo no es un elemento definitorio de las mismas, por lo que puede
resultar perfectamente posible que un trabajador labore para dos
empresas a la vez, más aún cuando por la naturaleza misma de la
función, como son las ventas en distintos zonas del país, no está sometido
a régimen, jornada, ni asistencia a la sede de la empresa, sino que se
ejerce el control de su actividad mediante el control de los resultados de
la misma.
Entonces, debe concluirse que el solo hecho que se estableciera en la
sentencia que el causante de las demandantes trabajaba para la empresa
Fil-Pack, C.A., no significa que se desvirtuara la existencia de
subordinación y dependencia entre José Inocencio Avendaño Ramírez y
la demandada, ni la presunción de existencia de una relación de trabajo.
(Subrayado de la Sala).

Del criterio jurisprudencial expuesto, se colige que la exclusividad


es un elemento presente en la mayoría de las relaciones de trabajo,
empero, su ausencia no excluye el carácter laboral de los servicios
prestados.

En el caso bajo análisis, se observa que el ciudadano Germán José


Medina, comenzó a prestar sus servicios como médico traumatólogo a la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., propietaria del equipo “Leones
del Caracas” en fecha 4 de octubre de 1981, hecho admitido por la
demandada, y arguyó su prestación hasta el 12 de octubre de 2009, fecha
de terminación controvertida.

Advierte esta Sala, que constituye un hecho público


comunicacional que la temporada del beisbol profesional de la liga
venezolana se inicia en el mes de octubre de cada año y termina en el
mes de enero del siguiente año, que cada equipo participará en el
“Round Robin” de manera aleatoria según el calendario de juegos fijado
por la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, (LVBP), que los juegos
son generalmente celebrados de martes a martes de cada semana a partir
de las 7:00 p.m. Asimismo, que el equipo ganador de la temporada
representará a Venezuela en la Serie del Caribe, que se realiza en el mes
de febrero de la temporada y año respectivo, por lo que se establece que
la temporada del béisbol está sujeta a un término, que inicialmente la
temporada es de cuatro (4) meses, a saber, octubre, noviembre, diciembre
y enero, en la cual los equipos compiten entre sí, y en el caso de los
equipos que pasen a eliminatorias, se extiende la temporada un (1) mes
para ir a la Serie del Caribe.

La empresa demandada a fin de desvirtuar la exclusividad de los


servicios prestados por el actor, a su decir, elemento definitorio de la
relación laboral, promovió prueba de informes al “Centro Médico Loira”,
que cursa agregada al folio 268, y se aprecia conforme lo dispuesto en el
artículo 81 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, de cuyo contenido
se establece que a partir del año 1994, el Dr. Germán José Medina, en
ejercicio de su profesión atendía a pacientes particulares en la precitada
clínica los días martes y jueves en el horario comprendido de 2:00 p.m. a
6.00 p.m.; y que en fecha 23 de abril de 2007, la clínica emitió a
solicitud del ciudadano Wilfredo Rodríguez, presupuesto N° 106140 para
intervención quirúrgica denominada “acromioplastia” a realizar por su
médico tratante Dr. Germán José Medina.

Asimismo promovió recibos de honorarios profesionales que


cursan a los folios 159 al 166 del cuaderno de recaudos, suscritos por el
actor en su condición de médico traumatólogo, a los pacientes: a)
Humberto Ruíz, en fechas 6 y 29 de julio de 2004 y 19 de agosto de
2004; b) Gabriel Segovia, en fecha 28 de noviembre de 2006; c) Adolfo
González, en fecha 18 de octubre de 2007; d) Osman Aponte, en fecha
12 de abril de 2005; e) Jorge Terán, en fecha 12 de abril de 2007.

Dichas instrumentales no fueron atacadas por la parte actora, por lo


que de conformidad con el artículo 78 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, se le otorga valor de plena prueba, de cuyo contenido se
desprende que el actor atendió a pacientes en meses comprendidos dentro
de la temporada del beisbol profesional (noviembre de 2006 y octubre de
2007) y también en meses distintos a la temporada del beisbol. Así se
establece.

De igual manera, promovió la demandada prueba de informes al


“Hospital José María Vargas” que cursa al folio 319, y que esta Sala
valora de conformidad con el artículo 81 de la Ley adjetiva laboral. De
cuyo contenido se desprende que el ciudadano Germán José Medina, se
desempeñó en el referido centro de salud como “Médico Residente” en el
período comprendido del 1° de enero de 1980 hasta el 31 de diciembre de
1982; que en fecha 16 de febrero de 1984, reingresó como “Especialista
1”, que coetáneamente ejerció el cargo de “Jefe de Servicio de
Traumatología” en el período comprendido de septiembre de 1996 hasta
el 9 de mayo de 2005, y que egresó de la institución en fecha 30 de
septiembre de 2009, en el cargo de “Médico Especialista II” con seis (6)
horas médico, cuya prestación efectiva, según lo afirmó el actor en el
interrogatorio formulado por esta Sala en la celebración de la Audiencia
Oral y Pública del recurso de casación, fue de 7:00 a.m., a 1:00 p.m.

De igual manera, la empresa demandada a efectos de desvirtuar


el carácter salarial de los pagos efectuados, promovió copias
fotostáticas simples de retención de Impuesto Sobre La Renta (ISLR),
sobre los pagos realizados a favor del ciudadano Germán José Medina,
en los meses de noviembre y diciembre de 2008, enero y abril de 2009,
por concepto de honorarios profesionales, en los siguientes términos:

(…)

Observa la Sala que cursan en el expediente original de carnets de


identificación otorgados por la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., en
las temporadas 2002-2003, 2003-2004, 2004- 2005, 2009-2010, no
impugnados por la parte demandada, por lo que de conformidad con el
artículo 78 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, se le otorga valor de
plena prueba, de cuyo contenido se aprecia que la mencionada empresa
en la temporada 2002-2003 funge como “empresa patrono” y en la
temporada 2004-2005 como “empresa contratista” y que el actor en los
diferentes carnets está identificado en el cargo de “médico
traumatólogo”.
Adicionalmente, se aprecia que las partes promovieron prueba
testimonial, la cual se valora conforme al artículo 10 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo. De la deposición de los testigos se desprende que la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., cuenta con un equipo de salud
conformado por tres (3) “trainer” y un (1) médico, encargado el segundo
de brindar los primeros auxilios al jugador lesionado; que el actor dada
su condición de médico del equipo, asistía con altísima regularidad a los
juegos en los que participaban “Los Leones del Caracas” en el marco de
las temporadas del beisbol profesional y cuando los partidos se
realizaban fuera de la ciudad de Caracas, que la empresa cubría los
viáticos al personal del equipo, entre ellos, al médico.

Del cúmulo probatorio valorado supra, quedó demostrado que el


actor en el ejercicio de su profesión de médico traumatólogo, prestó sus
servicios para el equipo “Leones del Caracas” en las temporadas del
beisbol profesional. Asimismo, que en el marco del contrato por
temporadas celebrado con la empresa Caracas Base Ball Club, C.A.,
prestó coetáneamente sus servicios en el sector público,
específicamente, en el Hospital “José María Vargas” en el cargo de
“Médico Residente” en el período comprendido del 1° de enero de 1980
hasta el 31 de diciembre de 1982; y posteriormente reingresó en fecha 16
de febrero de 1984, como “Especialista 1”, y coetáneamente ejerció el
cargo de “Jefe de Servicio de Traumatología” en el período comprendido
de septiembre de 1996 hasta el 9 de mayo de 2005, y egresó en fecha 30
de septiembre de 2009, como “Médico Especialista II” con seis (6) horas
médico; y a partir del año 1994 comenzó a prestar sus servicios en
consulta privada en el “Centro Médico Loira”, los días martes y jueves
en un horario de consulta de 2:00 p.m., a 7:00 p.m.

Asimismo, resultó demostrado que la empresa demandada durante


las temporadas 2005-2006, 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009 pagó una
remuneración periódica al actor de forma mensual y quincenal, siendo
objeto de Retención de Impuesto Sobre la Renta, por contrato de
honorarios profesionales, únicamente en la temporada 2008- 2009,
específicamente en los meses de noviembre y diciembre de 2008 y enero
y abril de 2009.

En la celebración de la Audiencia Oral y Pública del recurso de


casación, el actor respondió al interrogatorio formulado por la Sala, que
prestó sus servicios en el Hospital “José María Vargas”, con seis (6)
horas médico en un horario comprendido de lunes a viernes de 7:00 a.m.,
a 1:00 p.m.; que es accionista del “Centro Médico Loira”, que allí tiene
su consultorio privado, que pasa consulta los días martes y jueves de cada
semana, durante todos los días del año, que la “papelería del consultorio”
señala un horario de atención de 2.00 p.m., a 7:00 p.m., horario que en
razón de las temporadas del beisbol flexibilizaba de 2: 00 p.m. a 4: 00
p.m., por cuanto debía estar dos (2) horas o dos horas treinta minutos
(2:30) antes de cada partido, que para poder ingresar a la sede del estadio
debía utilizar algún logo, franela, bata o carnet que lo identificara como
personal del Caracas Base Ball Club, C.A., que sus actividades de
ejercicio público y privado no colidían con las actividades como médico
para las temporadas del béisbol profesional, puesto que no había “choque
de horarios”.

De igual manera, refirió que el equipo de salud de la demandada


cuenta con “trainers” personal que se encarga de aplicar a los peloteros
el tratamiento médico tras su respectiva evaluación, que podía ser antes
del juego o en alguna contingencia que se presentara en el desarrollo del
partido; que reclamó su condición de trabajador y su arreglo anual como
hacía la empresa con los demás trabajadores, pero, que la respuesta fue
“tranquilo, la próxima temporada, te damos el 30% más sobre la
remuneración pactada”.

Con base en el cúmulo probatorio, valorado supra colige esta Sala


que la empresa demandada no logró desvirtuar la presunción de
laboralidad que obra a favor del ciudadano Germán José Medina, puesto
que la exclusividad en la prestación de sus servicios, no constituye la
nota distintiva del carácter laboral del contrato, como erróneamente
lo asentó el Juez de Alzada, por lo que en aplicación del artículo 65 de la
Ley Orgánica del Trabajo (1997) aplicable rationae tempore en
concordancia con el artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
se declara el carácter laboral de los servicios prestados por el actor a la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., en las temporadas del béisbol
profesional comprendidas del 4 de octubre de 1981 al 12 de octubre de
2009, con excepción de la temporada 1990-1991, en la que ambas partes
admitieron la no prestación del servicio, para un término de 27
temporadas de prestación de servicio. Así se establece.

Sobre la base de las precitadas consideraciones, se declara el


carácter determinante del vicio de suposición falsa y falta de aplicación
del artículo 65 de la ley Orgánica del Trabajo (1997), aplicable ratioane
tempore, en que incurrió el sentenciador de alzada, en consecuencia, con
lugar la denuncia, se anula el fallo recurrido y conforme al artículo 175
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo se desciende a las actas
procesales a los fines de dictar sentencia sobre el mérito del asunto. Así
se establece.

DE LA SENTENCIA DE MÉRITO

Alegó el ciudadano Germán José Medina, que en fecha 4 de


octubre de 1981, iniciándose la temporada del beisbol profesional,
comenzó a prestar sus servicios profesionales en su condición de médico
traumatólogo a la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., que sus
funciones consistían en acudir a las prácticas de preparación y
adiestramiento del equipo “Leones del Caracas” en cada temporada a los
fines de prestar el tratamiento preventivo y curativo de lesiones y
afecciones (respiratorios y dermatológicas) ocasionadas por la práctica
del deporte a nivel profesional.
Relata que cada temporada dura aproximadamente 4 o 5 meses, que
comienza los primeros días del mes de octubre de cada año, y finaliza
generalmente en el mes de febrero del próximo año, si el equipo clasifica
para las finales y pasa a la Serie del Caribe. Arguye, que asistió a los
viajes que el equipo “Leones del Caracas” realizó nacional e
internacionalmente por motivos de encuentros deportivos, que la empresa
asumía el pago de su viáticos y transporte como un miembro más de la
nómina del equipo.

Refiere que en cada temporada, el horario de trabajo comprendía su


asistencia obligatoriamente a los partidos celebrados en el Estadio
Universitario de Caracas, de martes a martes en el horario con tres (3)
horas de antelación al partido que se iniciaba a las, 7: 30 p.m.-, hasta las
11:30 p.m. a 12: 00 a.m., hora en que generalmente finalizan los partidos.
Agrega, que debía estar con anterioridad al partido con el objeto de
garantizar las condiciones clínicas óptimas de los jugadores, toda vez que
en las prácticas de preparación y adiestramiento generalmente los
peloteros requieren tratamientos preventivos, tales como, inyecciones
intramusculares e intravenosas, drenajes o cambios de curas dérmicas, a
fin de garantizar su participación en el partido de lo que depende la
victoria del equipo.

Señala que en la temporada 1990-1991, las partes de común


acuerdo fijaron una licencia con fines académicos, concretamente, para
cursar estudios de cuarto nivel en el área de “Cirugía Vertebral” en la
ciudad de Londres - Inglaterra, por lo que no prestó sus servicios al
equipo “Leones del Caracas”; y fue autorizado para nombrar un galeno
de su confianza a fin de cumplir con los servicios médicos que el equipo
requiriera durante su ausencia. Arguye, que cesada la suspensión,
continúo prestando sus servicios en las temporadas venideras hasta el 12
de octubre de 2009, fecha en la que fue convocado por el Presidente y
los Gerentes del área deportiva y administrativa de la empresa Caracas
Base Ball Club, C.A., a la sede la empresa ubicada en el Edificio 453 PH,
calle Orinoco. Urb. Las Mercedes- Caracas, donde se le notificó que por
decisión unilateral ya no requerían sus servicios profesionales como
médico del equipo, que los servicios a prestar serían en servicio de
consulta, pero, que continuaría disfrutando de las prerrogativas de uso del
carnet de identificación, pase para el vehículo y el otorgamiento de una
placa de reconocimiento en atención a los 28 años de servicios prestados.

Bajo este contexto argumentativo, sostiene que prestó sus servicios


profesionales de manera subordinada a la empresa Caracas Base Ball
Club, C.A., por cuanto, debía someterse a las órdenes y disciplina de la
empresa, acudir a las prácticas de preparación y adiestramiento para el
tratamiento respectivo; asistir a los eventos nacionales e internacionales,
con gastos cubiertos por la empresa.

(…)
Dados los términos en que la parte demandada dio contestación a la
demanda, resultaron hechos admitidos la fecha de ingreso, la prestación
de servicio del actor en su condición de médico traumatólogo y que no
prestó sus servicios en la temporada 1990-1991. Mientras que resultó
controvertido: a) la fecha de terminación a los fines de resolver la
defensa de prescripción de la acción; b) el carácter laboral del vínculo; c)
la naturaleza del contrato de trabajo; d) el carácter injustificado del
despido; e) el salario; f) el tiempo efectivo de servicio; y g) la
procedencia de los conceptos demandados. De conformidad con el
artículo 72 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, corresponde a la
parte demandada la carga de la prueba del contradictorio.

Establecido el contradictorio, pasa esta Sala pronunciase sobre el


fondo de lo debatido, en los siguientes términos:

(…)

b) El carácter laboral de los servicios prestados: sobre este


aspecto del contradictorio, reitera esta Sala que en la resolución del
recurso de casación estableció el carácter laboral de los servicios
prestados por el ciudadano Germán José Medina a la empresa Caracas
Base Ball Club, C.A., por las temporadas del beisbol profesional
trascurridas en el período comprendido del 4 de octubre de 1981 al 12 de
octubre de 2009. Asimismo, quedó establecido que según el calendario
de juegos fijados por la Liga Venezolana del Béisbol Profesional, las
temporadas son a razón de cuatro (4) meses continuos, que se inician en
el mes de octubre y terminan en el mes de enero del próximo año, y
dependiendo si el equipo pasa a las finales la temporada se puede
extender un (1) mes, esto es hasta el mes de febrero del siguiente año.

c) Naturaleza del contrato de trabajo: en la resolución del


recurso quedó establecido que el actor prestó sus servicios de médico
traumatólogo a la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., en las
temporadas del béisbol profesional según el calendario de juegos fijado
por la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, (LVBP), razón por la que
esta Sala colige que dado que la actividad realizada por el actor era en
determinada época del año, participa de la categoría de trabajador
temporero.

Ahora bien, de conformidad con el artículo 114 de la Ley Orgánica


del Trabajo (1997) aplicable rationae tempore, son trabajadores
temporeros “los que prestan servicios en determinadas épocas del año y
en jornadas continuas e ininterrumpidas, por lapsos que demarcan la
labor que deben realizar”.

La doctrina extranjera señala que el trabajo de temporada es el que


se cumple en determinados períodos del año, previstos anticipadamente,
de acuerdo con la influencia y necesidades que respecto a la producción
tienen las diversas estaciones anuales (Cf. Guillermo Cabanellas:
Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, T. VIII, 21ª edición. Edit.
Heliasta, Buenos Aires, 1989, p. 140). En consecuencia, este tipo de
trabajo se caracteriza porque el servicio sólo es prestado en ciertas
estaciones o temporadas, en determinadas épocas del año que se repiten
cíclicamente.

Al particular, Cabanellas considera que en este tipo de contratos


“la relación jurídica permanece latente, para readquirir vigencia apenas
se repitan las circunstancias que la originaron (…). Al finalizar la
temporada, el contrato se paraliza o se aletarga; pero subsiste, por la
obligación de reanudarlo en la estación siguiente” (Op. cit., p. 140). Ello
equivale a considerar, que entre una temporada y otra, se produce la
suspensión de la relación de trabajo, puesto que el laborante no estaría
obligado a prestar sus servicios, ni el patrono a pagar el salario
respectivo.

Por su parte, el artículo 8 del Reglamento de la Ley Orgánica del


Trabajo (1999), hoy, artículo 9 del Reglamento de la Ley Orgánica del
Trabajo (2006), aplicables ratioane tempore, establece:

Artículo 9. Los principios aludidos en el literal e) del artículo 60 de la


Ley Orgánica del Trabajo serán, entre otros y sin perjuicio de su
previsión expresa en la legislación laboral, los siguientes:

(Omissis)

d) Conservación de la relación laboral:

i) Presunción de continuidad de la relación de trabajo, por virtud de la


cual en caso de duda sobre la extinción o no de ésta, deberá resolverse a
favor de su subsistencia.

i) Preferencia de los contratos de trabajo a tiempo indeterminado, en


atención a lo cual deberá atribuirse carácter excepcional a los supuestos
de autorización de contratos a término previstos en el artículo 77 de la
Ley Orgánica del Trabajo.

Así pues, conforme al principio de conservación de la relación


laboral, en caso de duda, sobre la extinción o no de ésta, se deberá
resolver conforme a la presunción de continuidad de la relación de
trabajo, y con preferencia al carácter indeterminado de los contratos de
trabajo.

Respecto a la naturaleza jurídica del contrato de trabajo de los


trabajadores temporeros, esta Sala en sentencia N° 1535 de fecha 16 de
octubre de 2006 (caso: Francisco Rivero contra Inversiones Berloli,
S.A.), estableció:

(…), conforme al fundamento de la recurrida tal como lo alegó la


formalizante, una vez razonadas las características del servicio prestado
por el accionante (campaña de pesca de atún), consideró que la relación
de trabajo no se configuró por tiempo indeterminado, sino que más bien
cada contrato constituyó una relación de carácter temporal que al ser
finalizado extinguió el vínculo laboral.

(Omissis)

La presente causa surge con ocasión de la relación laboral existente entre


un trabajador miembro de la tripulación de una embarcación dedicada a
la pesca de especies marinas, y una empresa cuyo objeto principal es la
explotación de dicha actividad, que si bien es considerado como un
trabajador amparado por el Régimen Especial del Trabajo en la
Navegación Marítima, nos encontramos que la labor realizada por éste
posee unas características peculiares que escapan del esquema clásico
establecido en la Ley, toda vez que además de efectuar trabajos de pesca,
también debía realizar labores de “marino” destinadas, entre otras, al
mantenimiento de la embarcación, reparación de dique, descargas y
avituallamiento.

(Omissis)

De tales contratos, se desprende la intención de las partes de vincularse


para campañas de pesca, las cuales se conciben como el período
comprendido entre el final de una descarga y el final de la siguiente, por
lo que, en un principio pudiere pensarse que dichos contratos fueron
pactados para cumplir con una obra determinada.

Sin embargo, producto de la continuidad en que los contratos fueron


suscritos, entiende la Sala que la verdadera intención de las partes refleja
una situación distinta, extrayendo consideraciones distantes a las
asumidas por la recurrida.

(Omissis)

Por tanto, al no desprenderse de los (sic) actas que conforman el


expediente la voluntad inequívoca de las partes de vincularse sólo con
ocasión de una obra determinada, -requisito exigido en la norma
contenida en el artículo 73 de la Ley Orgánica del Trabajo-, esta Sala
pondera a tiempo indeterminado la relación de trabajo mantenida entre
las partes, con base al principio de presunción de continuidad de la
relación laboral previsto en el artículo 8 del Reglamento de la Ley
Orgánica del Trabajo, en concordancia con el literal e) del artículo 60 de
la referida Ley Sustantiva Laboral.

Conforme al criterio jurisprudencial expuesto, colige esta Sala que


en los contratos de trabajo por temporada, las partes concertan un vínculo
jurídico que de acuerdo a los usos y costumbres pueden presumir un
estimado del término; sin embargo, no por ello, debe ser interpretado la
relación de trabajo a tiempo determinado, ya que en éste tipo de contrato,
su característica principal radica en que cada parte asume una obligación
adicional de no hacer: abstenerse de poner fin a la relación laboral hasta
tanto se cumpla el término contemplado; y en caso de inejecución o
incumplimiento de dicha obligación -por poner fin anticipadamente a la
relación laboral sin causas justificadas-, la parte debe resarcir los daños y
perjuicios ocasionados a la otra parte, mediante el pago de la
indemnización establecida en el artículo 110 de la Ley Orgánica del
Trabajo.

Mientras que en el contrato de trabajo por temporada, su vigencia


está sujeta a los lapsos que demarcan la labor contratada y su concreción
dependerá de factores adicionales a la voluntad de las partes, que
conllevarían a acortar o extender la temporada.

En el caso sub examine, observa la Sala que la duración de la labor


prestada por el Dr. Germán José Medina a la empresa Caracas Base Ball
Club, C.A., en cada temporada estaba consustanciada con los resultados
del equipo “Leones Del Caracas”, pues, si ganaban todos los partidos
fijados por el calendario de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional
(LVBP), pasaban a las rondas eliminatorias, a la final y luego a
representar a Venezuela en la Serie del Caribe, escenario que extendía la
temporada a su límite máximo, esto es, cinco (5) meses. No obstante, en
un escenario contrario, en el que el resultado del equipo propiedad de la
demanda no alcanzare el éxito esperado, la temporada en lo que respecta
a “Leones del Caracas” terminaba -no así para los demás competidores-,
en consecuencia, se produciría la cesación de las obligaciones principales
del contrato de trabajo, esto es, la prestación del servicio y el pago de la
remuneración, ya que las partes no estaban obligadas a mantener activo
el vínculo hasta el último día de cada temporada, sino que su vigencia
podía ser hasta cinco (5) meses, dependiendo del resultado del equipo.

Por tanto, siendo que el actor prestó sus servicios durante 27


temporadas consecutivas, esta Sala con base en los principios de
presunción de continuidad de la relación laboral y el carácter
indeterminado de los contratos de trabajo, colige que el contrato por
temporadas celebrado por el ciudadano Germán José Medina, con la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., reviste carácter indeterminado.
Así se establece.

d) Carácter injustificado del despido: la demandada negó el


carácter injustificado del despido alegado por el actor, con base en que el
vínculo que unió a las partes fue de naturaleza civil o mercantil, por
tanto, siendo que resultó establecido el carácter laboral de los servicios
prestados por el actor, resulta procedente el carácter injustificado del
despido. Así se establece.

e) El Salario: conforme al artículo 72 de la Ley Orgánica Procesal


del Trabajo, corresponde al empleador la carga de la prueba. En este
sentido, la empresa demandada en cuanto a las temporadas transcurridas
en el período comprendido del 4 de octubre de 1981 al 4 de octubre de
1996 -a excepción de la temporada 1990-1991, que la causa estuvo bajo
suspensión de la relación laboral, y las temporadas 1997-1998, 1998-
1999, 1999-2000, 2000-2001, 2001-2002, 2002- 2003, 2003- 2004, 2004-
2005, no promovió pruebas, por lo que en sujeción a lo previsto en los
artículos 72 y 135 de la Ley Orgánica Procesa del Trabajo, se tendrán
como ciertos los salarios alegados por el actor en su libelo de demanda,
por lo que procede la Sala a reproducir su contenido:

(…)

Indemnización por despido injustificado: en virtud de que


resultó establecido el carácter injustificado del despido, de conformidad
con el artículo 125, literal e) de la Ley Orgánica del Trabajo, corresponde
al actor la cantidad de ciento cincuenta (150) días, cuyo pago se efectuará
conforme al último salario integral según lo prevé el artículo 146
eiusdem, establecido en este fallo en la cantidad de doscientos cincuenta
y un bolívares con cuarenta y ocho céntimos (Bs. 251,48) para un monto
de treinta y siete mil setecientos veintidós bolívares (Bs. 37.722,00). Así
se decide.

Indemnización sustitutiva de preaviso: con base en el artículo


125, literal d) de la Ley Orgánica del Trabajo, corresponde al actor la
cantidad de sesenta (60) días, cuyo pago se efectuará a razón de salario
integral, en sujeción al artículo 146 eiusdem, fijado en la cantidad de
doscientos cincuenta y un bolívares con cuarenta y ocho céntimos (Bs.
251,48) para un monto de quince mil ochenta y ocho bolívares con
ochenta céntimos (Bs. 15.088,80). Así se decide.

Utilidades vencidas: de conformidad con el artículo 174 de la Ley


Orgánica del Trabajo, corresponde al actor el pago de este concepto a
razón de quince (15) días por año ininterrumpido de servicio, o fracción
correspondiente al número de meses comprendidos por temporada, para
un monto de 137,50 días, cuyo pago se efectuará con base al salario
normal anual percibido por el actor en la temporada respectiva

Asimismo, se establece que para las temporadas 2005-2006, 2006-


2007, 2007-2008 y 2008-2009, el pago de las utilidades se efectuará
conforme al salario normal promedio por temporada, en virtud de la
variaciones salariales percibidas por el actor.

(…)

De conformidad con el artículo 92 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, y en aplicación del criterio
asentado por esta Sala en sentencia N° 1841 de fecha 11 de noviembre de
2008 (caso: José Surita contra la sociedad mercantil Maldifassi & Cia
C.A.), se ordena el pago del interés de mora de las cantidades condenadas
a pagar a la sociedad mercantil Caracas Base Ball Club, C.A., al
ciudadano Germán José Medina, por concepto prestación de antigüedad,
días adicionales de prestación de antigüedad, intereses sobre prestación
de antigüedad, vacaciones y bono vacacional vencidos y no disfrutados,
indemnización por despido injustificado, indemnización por preaviso y
utilidades vencidas; cuya estimación -previa deducción de las cantidades
ordenadas por indemnización de antigüedad y compensación por
transferencia (Bs. 11.500,00), cuyo cálculo de interés de mora, se efectuó
en el cuadro que precede-, asciende a la cantidad de ciento sesenta y
cuatro mil cuatrocientos once bolívares con once céntimos (Bs.
164.411,11), contados a partir de la fecha de terminación del vínculo
laboral, 12 de octubre de 2009, hasta la oportunidad del pago efectivo.
Dicho cálculo se efectuará conforme a lo previsto en el artículo 108
literal c) de la Ley Orgánica del Trabajo, y se aplicará las tasas fijadas
por el Banco Central de Venezuela para el cálculo de los intereses de
mora. Dichos intereses no serán objeto de capitalización, ni indexación.
Así se decide.

(…)

En aplicación de la sentencia N° 1841 de fecha 11 de noviembre de


2008 (caso: José Surita contra la sociedad mercantil Maldifassi & Cia
C.A.), se ordena el pago de la indexación judicial sobre la cantidad
condenada pagar por concepto indemnización de antigüedad, prestación
de antigüedad, días adicionales e intereses sobre prestación de
antigüedad, contados a partir de la fecha de terminación del vínculo
laboral -12 de octubre de 2009-, hasta la oportunidad del pago efectivo,
cuya cuantificación asciende a cincuenta y cuatro mil setecientos
cincuenta y cinco bolívares con veintinueve céntimos (Bs. 54.755,29),
desglosados en: a) indemnización de antigüedad: diez mil bolívares (Bs.
10.000,00); b) prestación de antigüedad, días adicionales e intereses
sobre prestación de antigüedad: cuarenta y cuatro mil setecientos
cincuenta y cinco bolívares con veintinueve céntimos (Bs.44.755,29).

De igual manera, se ordena el pago de la corrección monetaria


sobre los demás conceptos condenados a pagar (compensación por
transferencia, vacaciones y bono vacacional vencidos y no disfrutados,
indemnización por despido injustificado, indemnización por preaviso y
utilidades vencidas), contados a partir de la fecha de notificación de la
parte demandada, esto es, 4 de octubre de 2010.

El cálculo de la corrección monetaria se efectuará conforme las


tasas fijadas por el Banco Central de Venezuela para el Índice Nacional
de Precios al Consumidor (I.N.P.C), previa exclusión de los lapsos de
inactividad procesal por acuerdo entre las partes, y aquellos en los cuales
la causa estuviere paralizada por motivos no imputables a ellas, es decir,
caso fortuito o fuerza mayor, tales como vacaciones judiciales y recesos
judiciales, en el caso sub examine, las transcurridas en los años 2009,
2010, 2011 y 2012. Así se decide…”.

IV
MOTIVACIÓN PARA LA DECISION
1. En el caso sub examine se pretende la revisión del acto jurisdiccional
n° 0469 del 20 de junio de 2013, mediante el cual la Sala de Casación Social de este
Supremo Tribunal declaró con lugar el recurso de casación que interpuso el ciudadano
Germán José Medina contra la decisión que dictó el Juzgado Séptimo Superior del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 10 de
octubre de 2011, que había declarado con lugar el recurso de apelación que interpuso la
representación judicial de la solicitante de revisión, revocado el acto de juzgamiento que
dictó el Juzgado Séptimo de Primera Instancia de Juicio de la misma Circunscripción
Judicial y desestimado la pretensión de cobro de prestaciones sociales y otras acreencias
laborales que incoó el referido ciudadano en su contra; en consecuencia, se anuló el
fallo objeto del recurso y se declaró parcialmente con lugar dicha pretensión laboral.

Ahora bien, la revisión contenida en el artículo 336.10 Constitucional,


constituye una facultad extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional que posee
esta Sala Constitucional con la finalidad objetiva de resguardo de la integridad del texto
constitucional con la vigilancia o control del acatamiento de las interpretaciones
vinculantes que hubiese hecho, por parte del resto de los tribunales del país con
inclusión de las demás Salas de este Tribunal Supremo de Justicia, para el
mantenimiento de una interpretación uniforme de sus normas y principios jurídicos
fundamentales, lo cual conlleva a la seguridad jurídica, de allí que se cuestione y deba
impedirse que la misma se emplee como sucedáneo de los medios o recurso de
impugnación o gravamen, como si con ella fuese posible el replanteamiento y
juzgamiento sobre el merito de lo debatido, con una nueva instancia del proceso, al que
debió ponérsele fin con el acto de juzgamiento cuestionado, con el sólo propósito del
restablecimiento de la situación jurídica supuestamente lesionada, es decir, con un claro
interés jurídico subjetivo que abiertamente colide con la finalidad objetiva de dicho
instrumento o medio de protección del texto constitucional.

Dada la referida naturaleza extraordinaria y excepcional de la revisión,


esta Sala fijó claros supuestos de procedencia (s. S.C. n.° 93 del 6 de febrero de 2001;
caso: “Corpoturismo”), los cuales fueron recogidos en la vigente Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia (artículo 25, numerales 10 y 11), con el propósito de
evitar su empleo indiscriminado y exagerado con fundamento en el sólo interés en el
restablecimiento de la situación jurídica subjetiva supuestamente lesionada, en clara
colisión con su verdadera finalidad.

Por otro lado, es pertinente la aclaración de que esta Sala, al momento de


la ejecución de su potestad de revisión de sentencias definitivamente firmes, está
obligada, de acuerdo con una interpretación uniforme de la Constitución y en
consideración a la garantía de la cosa juzgada, a la guarda de máxima prudencia en
cuanto a la admisión y procedencia de peticiones que pretendan la revisión de actos de
juzgamiento que han adquirido el carácter de cosa juzgada judicial; de allí que esta Sala
tenga facultad para la desestimación de cualquier requerimiento como el de autos, sin
ningún tipo de motivación, cuando, en su criterio, se verifique que lo que se pretende en
nada contribuye con la uniformidad de la interpretación de normas y principios
constitucionales, en virtud, pues, del carácter excepcional y limitado que ostenta la
revisión.

2. En el caso sometido a consideración, se desprende, de la alegación del


apoderado judicial de la pretensora, que se requirió la revisión de la decisión en cuestión
por cuanto la Sala de Casación Social vulneró los derechos constitucionales a la
igualdad, a la tutela judicial efectiva, a la defensa y al debido proceso de su patrocinada,
que consagran los artículos 21, 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, así como del principio de la confianza legítima y expectativa plausible,
por cuanto la decisión objeto de revisión: i) convirtió el recurso de casación en una
tercera instancia, cuando conoció del fondo del asunto sin que previamente hubiese
determinado si el supuesto vicio de falso supuesto era determinante de lo dispositivo en
la sentencia recurrida; ii) conoció de dicha delación (falso supuesto) sin que el
recurrente hubiese cumplido con los requerimientos que, en forma reiterada, ha exigido
dicha Sala para su formalización; iii) erró cuando consideró procedente el vicio de falta
de aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo, aplicable rationae
temporis, a pesar de que el juzgador ad quem si lo empleó cuando consideró la
existencia de la prestación del servicio por parte del actor y la posterior determinación
de su naturaleza no laboral, mediante la utilización del “test de laboralidad” exigido
por dicha Sala; iv) no aplicó dicho test en clara contravención a su propia doctrina, ni
analizó los elementos probatorios que fueron aportados al proceso con los que se
verificaba, en su decir, la naturaleza civil de la relación; y, de igual forma, v) no aplicó
su propio criterio sobre los trabajadores temporeros.

En cuanto a la violación de los principios jurídicos fundamentales de


seguridad jurídica y confianza legítima, esta Sala Constitucional expresó:

“Juzga esta Sala, entonces, que el


thema decidendum se circunscribe a
la determinación de si el fallo objeto
de la solicitud vulneró o no los
derechos constitucionales a la
igualdad y a la defensa de la
peticionaria así como los principios
jurídicos fundamentales de
seguridad jurídica y confianza
legítima, como consecuencia del
supuesto cambio repentino de
criterio jurisprudencial de la Sala de
Casación Civil, para lo cual es
indispensable: i) el esclarecimiento
de lo que debe entenderse por
criterio jurisprudencial; ii) en qué
casos se está en presencia de un
cambio de criterio jurisprudencial; y
iii) bajo qué condiciones puede esta
Sala juzgar respecto de la
constitucionalidad de tales cambios.
Dichas disquisiciones son relevantes tanto para la decisión del caso sub
examine como para la generalidad de aquellos (análogos o similares
futuros), ya que constituyen el punto de partida para su solución, por
cuanto la determinación de la violación de normas y principios jurídicos
fundamentales como el de igualdad, confianza legítima y seguridad
jurídica, por un abrupto o irracional cambio de criterio jurisprudencial
requiere que se compruebe, con antelación, que en realidad hubo tal
cambio, lo cual amerita un cuidadoso examen de los alegatos y
probanzas del solicitante.
Según el Diccionario Esencial de la Lengua Española Editorial Larousse,
S.A. 1999, criterio es un ‘principio o norma de discernimiento o
decisión’, una ‘opinión, parecer’, mientras que jurisprudencia es el
‘conjunto de sentencias de los Tribunales’. ‘Norma de juicio que suple
omisiones de la ley y que se funda en las prácticas seguidas en los casos
análogos’.

De la conjunción de las definiciones que anteceden se desprende que se


está en presencia de un criterio jurisprudencial cuando existen dos o más
sentencias con idéntica o análoga ratio decidendi, entendiendo por tal la
regla sin la cual la causa se hubiera resuelto de un modo distinto o
aquella proposición jurídica que el órgano jurisdiccional estima como
determinante en la elaboración del fallo, en contraposición con los obiter
dicta o enunciados jurídicos que van más allá de las pretensiones y de las
excepciones, ya de las partes, ya recogidas de oficio, que no forman parte
de la ratio (Cfr. Francisco de P. Blasco Gascó, La norma jurisprudencial,
nacimiento, eficacia y cambio de criterio, Tirant Lo Blanch, Valencia,
España, 2000, p. 53).

Para esta Sala la reiteración y la uniformidad constituyen exigencias


cardinales para la determinación de la existencia de un criterio
jurisprudencial; no obstante, las mismas no son absolutas ya que,
algunas veces, la jurisprudencia es vacilante y no se consolida. Por
otra parte, en algunos supuestos (excepcionales) podría ser suficiente
una sola sentencia como por ejemplo, cuando se produce un cambio
de criterio mediante un razonamiento expreso y categórico, o cuando
se dilucida por vez primera un asunto o cuando la falta de frecuencia
de casos análogos no permitan la reiteración de la doctrina legal.

En anteriores oportunidades esta Sala ha hecho referencia a los criterios


jurisprudenciales, sus cambios y la relación que existe entre los mismos
y los principios de confianza legítima y seguridad jurídica en el ámbito
jurisdiccional en los siguientes términos:

En sentencia n° 956/2001 del 1º de junio, caso: Fran Valero González y


Milena Portillo Manosalva de Valero, que aquí se reitera, esta Sala
señaló:
‘La expectativa legítima es relevante para el proceso. Ella nace de los
usos procesales a los cuales las partes se adaptan y tomándolos en
cuenta, ejercitan sus derechos y amoldan a ellos su proceder, cuando se
trata de usos que no son contrarios a derecho’.
Con la anterior afirmación, la Sala le dio valor al principio de expectativa
plausible, el cual sienta sus bases sobre la confianza que tienen los
particulares en que los órganos jurisdiccionales actúen de la misma
manera como lo ha venido haciendo, frente a circunstancias similares.
Así, es claro que en nuestro ordenamiento jurídico, con excepción de la
doctrina de interpretación constitucional establecida por esta Sala, la
jurisprudencia no es fuente directa del Derecho. Sin embargo, la
motivación de los fallos proferidos por las Salas de Casación que
trasciendan los límites particulares del caso sub iúdice, para ser
generalizada mediante su aplicación uniforme y constante a casos
similares, tiene una importancia relevante para las partes en litigio dada
la función de corrección de la actividad jurisdiccional de los tribunales
de instancia que ejercen las Salas de Casación de este Alto Tribunal,
cuando desacaten o difieran de su doctrina, la cual, de acuerdo con el
artículo 321 del Código de Procedimiento Civil y con el artículo 177 de
la Ley Orgánica Procesal de Trabajo, deben procurar acoger para
defender la integridad de la legislación y la uniformidad de la
jurisprudencia.
Por ello, la doctrina de casación, sin ser fuente formal del Derecho, en
virtud de que sienta principios susceptibles de generalización, cuya
desaplicación puede acarrear que la decisión proferida en contrario sea
casada, se constituye en factor fundamental para resolver la litis y, en los
casos en que dicha doctrina establezca algún tipo de regulación del
proceso judicial, sus efectos se asimilan a los producidos por verdaderas
normas generales.
De tal forma, que en la actividad jurisdiccional el principio de
expectativa plausible, en cuanto a la aplicación de los precedentes en
la conformación de reglas del proceso, obliga a la interdicción de la
aplicación retroactiva de los virajes de la jurisprudencia. En tal
sentido, el nuevo criterio no debe ser aplicado a situaciones que se
originaron o que produjeron sus efectos en el pasado, sino a las
situaciones que se originen tras su establecimiento, con la finalidad
de preservar la seguridad jurídica y evitar una grave alteración del
conjunto de situaciones, derechos y expectativas nacidas del régimen
en vigor para el momento en que se produjeron los hechos.
No se trata de que los criterios jurisprudenciales previamente
adoptados no sean revisados, ya que tal posibilidad constituye una
exigencia ineludible de la propia función jurisdiccional, por cuanto
ello forma parte de la libertad hermenéutica propia de la actividad
de juzgamiento, sino que esa revisión no sea aplicada de manera
indiscriminada, ni con efectos retroactivos, vale decir, que los
requerimientos que nazcan del nuevo criterio, sean exigidos para los
casos futuros y que se respeten, en consecuencia, las circunstancias
fácticas e incluso de derecho, que existan para el momento en el cual
se haya presentado el debate que se decida en el presente.
Conforme a lo expuesto, esta Sala ha reiterado en múltiples fallos (Vid.
sentencia nº 3702/2003 del 19 de diciembre, caso: Salvador de Jesús
González Hernández, entre otras), que la aplicación retroactiva de un
criterio jurisprudencial, iría en contra de la seguridad jurídica que
debe procurarse en todo Estado de Derecho”. (Subrayado añadido)

Del fallo que antecede cuya doctrina


aquí se ratifica se deduce que los
cambios de criterios
jurisprudenciales se producen
cuando el Tribunal altera o modifica
explícita o implícitamente la
doctrina que había asentado con
anterioridad; sin embargo, es
preciso el señalamiento de que no
todo abandono de un criterio
anterior supone indefectiblemente
un cambio de criterio
jurisprudencial, ya que puede que el
mismo sea aparente, fenómeno éste
que ‘tiene su origen en la inercia de
entresacar frases generales de las
sentencias sin preocuparse del caso
debatido o de limitarse al fallo sin
conocer las verdaderas
circunstancias del caso” o “cuando
se invocan sentencias anteriores
como contrarias a la actual y las
citas extraídas son obiter o bien la
invocación es errónea porque la
sentencia invocada o no tiene que
ver con la cuestión debatida o dice
lo mismo que la sentencia actual’.
(Cfr. Puig Brutau, J. Cómo ha de ser
invocada la doctrina civil del
Tribunal Supremo, Medio Siglo de
Estudios jurídicos, Valencia, España
1997, p. 189).
Tampoco existe cambio de criterio jurisprudencial cuando la nueva
doctrina se deriva de un cambio en la legislación o si el Tribunal se
pronuncia, por primera vez, respecto del caso en litigio o este es diferente
al que invoca la parte como jurisprudencia aplicable.

Asimismo, se desprende de la
doctrina que fue transcrita, que la
Sala Constitucional tiene potestad
para la revisión del cambio de
criterio jurisprudencial de las
demás Salas de este Tribunal, en
tanto y en cuanto dicho cambio
vulnere derechos o principios
jurídicos fundamentales, bien sea
porque carezca de una motivación
suficiente y razonable, es decir,
aparezca como arbitrario o
irreflexivo; o cuando la nueva
interpretación de la Ley no sea
válida para la resolución de una
generalidad de casos, sino tan sólo
del caso concreto, o cuando se le
dé eficacia retroactiva, es decir a
situaciones jurídicas o fácticas
que surgieron con anterioridad al
cambio pero cuyo litigio se
resuelve con base en dicha
mutación de criterio
jurisprudencial, máxime si la
norma incorpora algún obstáculo
o requisito procesal o sustantivo
que no se exigía para el momento
en que se produjo la relación
jurídico material o que el mismo
entrañe una limitación, desmejora
o restricción significativa de un
derecho o facultad o comporte
una evidente situación de
injusticia.
En el caso sub examine, advierte esta Sala que en la sentencia n° RC-
00457/2004, la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de
Justicia cambió el criterio jurisprudencial que había asentado en decisión
n° 58 de 21 de marzo de 2000, caso: Hildegardis Mata de González y
otros vs Pedro Rafael Palacios Barrios y Tucker Energy Services de
Venezuela S.A. respecto de la aplicación supletoria del artículo 223 del
Código de Procedimiento Civil al emplazamiento por carteles que
establecía el artículo 77 de la derogada Ley de Tránsito Terrestre de
1996, tal y como lo afirmó la solicitante, lo cual comprobó esta Sala por
notoriedad judicial mediante la lectura de ambos fallos en el sitio web de
este Tribunal, en el que, además, encontró que, con posterioridad al
cambio de criterio en cuestión, se produjo una decisión en un caso
análogo en la que se acogió esa nueva doctrina. (Vid. s.S.C.C. RC-
00616/2004 de 15 de julio, caso: Sebastiano Mangiafico Latina).
Observa esta Sala que, en la sentencia cuya revisión se pretende, la
Sala de Casación Civil no precisó el por qué abandonó o se apartó
del criterio que imperaba para ese entonces, es decir, el por qué
adoptó la nueva orientación, por lo que dicho cambio
jurisprudencial careció de motivación.

Comprueba, además, esta Sala que en dicho veredicto se le dio eficacia


retroactiva al cambio de criterio jurisprudencial por cuanto se aplicó para
la resolución del caso que lo originó, lo cual vulneró los principios
jurídicos fundamentales de seguridad jurídica y confianza legítima, así
como el derecho constitucional a la igualdad de la recurrente en casación
(aquí solicitante), quien tenía la expectativa plausible de que su asunto se
decidiera de acuerdo con la jurisprudencia que imperaba, para ese
entonces, en casos análogos”. (s. S.C. nº 3057, del 14 de diciembre de
2004; caso: Seguros Altamira C.A. Resaltado añadido).

Como se observa, existe vulneración a los principios de confianza


legítima o expectativa plausible y, por ende, a la seguridad jurídica, cuando un operario
de justicia aplica al caso bajo su examen un criterio jurisprudencial distinto al que
existía para la oportunidad cuando se produjo la situación jurídica o fáctica que se
decide o para la regulación de la relación jurídica nacida con anterioridad, en una clara y
evidente aplicación retroactiva del mismo, o aplica de forma arbitraria o sin ninguna
justificación válida el criterio vigente al caso bajo análisis.

Ahora bien, en el caso en concreto, en cuanto a la delación referida a la


posibilidad de juzgamiento sobre el fondo de lo debatido sin que previamente se hubiese
constatado la procedencia de la delación hecha contra la decisión recurrida, es decir,
como si se tratase de una tercera instancia, es de hacer notar que, efectivamente, la Sala
de Casación Social, en innumerables decisiones (vid., entre otras, ss. S.C.S. n.os 1.179,
del 31.05.2007; 0068, del 12.02.2008; 1.287, del 16.11.2010; 1.017, del 22.09.2011;
0222, del 21.03.2012 y 0623 del 06.08.2013), ha establecido que el recurso de casación
está dirigido a controlar la legalidad y la justeza a derecho de la decisión impugnada,
con el debido respeto a la autonomía de los operarios de justicia en la apreciación y
valoración de los hechos, por lo tanto, ha señalado expresamente que dicho medio de
impugnación no constituye un tercera instancia, en los siguientes términos:

“De este modo, en virtud de la primacía de la realidad de los hechos,


constata la Sentenciadora del Superior que, las condiciones de modo,
tiempo y lugar en que los actores prestaron servicio, evidencian que la
misma, se aparta de una relación de naturaleza laboral, por lo que
concluye en la improcedencia de la acción pretendida.

Ahora bien, el recurso de casación laboral, conocido como un recurso


extraordinario, en el entendido que como medio de impugnación se
circunscribe especialmente a atacar motivos concretos, va dirigido a
verificar si una decisión emanada de un Tribunal Superior se
encuentra o no ajustada a derecho y así controlar su legalidad,
respetando la soberanía de los jueces de instancia, en la apreciación y
convicción de los hechos discutidos.

Así las cosas, nuevamente en esta oportunidad reitera la Sala lo


dicho en precedentes ocasiones, en cuanto a que este Tribunal no se
trata de una tercera instancia, por cuanto se quebrantaría la
naturaleza jurídica y la razón del recurso de casación, por lo que es
de la soberana apreciación de los jueces el determinar bajo su
convicción, de conformidad con la Ley, la jurisprudencia y lo
alegado y probado en autos, si se está en presencia o no de una
relación de naturaleza laboral o por contrario si se trata de una
relación mercantil, civil o de otra índole.

En tales términos, al haber concluido la Alzada, que la relación discutida


no es de naturaleza laboral, mal puede aplicar los artículos 39 y 42 de la
Ley Orgánica del Trabajo, por lo que resulta a todas luces, sin lugar la
presente denuncia. Así se decide.

- II –

Con fundamento en el artículo 168 numeral 2° de la Ley Orgánica


Procesal del Trabajo, se denuncia la infracción de los artículos 67 y 68 de
la Ley Orgánica del Trabajo, por falta de aplicación.

(…)

Para decidir, la Sala observa:

En la presente denuncia, ataca el recurrente la omisión por parte de la


Alzada de los artículos concernientes al contrato de trabajo y la
obligatoriedad de lo pautado entre las partes, contrato que tal y como se
desprende de la decisión objeto de estudio, es aceptado como existente
por la Juzgadora, sin embargo, es clara la Sentenciadora cuando, en
aplicación del principio de la realidad de los hechos, señala que ‘…a
pesar de que las partes se vincularon a través de un contrato que
denominaron laboral, en la práctica su desarrollo no fue tal, dadas las
atribuciones y funciones ejercidas por cada uno de ellos y las
condiciones que devengaban por la labor prestada…’.

Al respecto, es importante señalar, que cuando en materia laboral se


habla del principio imperante de la primacía de la realidad de los hechos
sobre las formas o apariencias, su finalidad no se limita a esclarecer, a
través del levantamiento del velo corporativo, una relación de naturaleza
laboral que ha sido enmascarada con una relación mercantil o de otra
índole, sino que, el propósito de dicho principio, es conocer la verdad de
los hechos, los cuales pueden encontrarse vulnerados por una apariencia
mercantil o laboral, según sea el caso.

En este mismo sentido, y en apego a lo reiterado en la denuncia


precedente en cuanto a la soberana apreciación de los jueces de
Instancia en determinar, según la Ley, pruebas, jurisprudencia y
alegatos de las partes, la naturaleza de la relación discutida,
recuerda la Sala, que no es ésta una tercera instancia. (s S.C.S. n°
1042, del 24.05.2007. Resaltado añadido).

De tal manera que, se declara improcedente la presente denuncia. Así se


decide.”

En el caso bajo examen, ciertamente, la Sala de Casación Social


consideró que la decisión recurrida estaba incursa en el vicio de falso supuesto, por lo
que determinó la necesidad de la comprobación de su carácter determinante en el
dispositivo de la misma, cuando expuso:

“En tal sentido, advierte la Sala que del examen de las actas del
expediente, no resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán
José Medina, no pudiera asistir a algún partido, podía nombrar otro
galeno para que cubriera su ausencia y menos aún que los honorarios del
médico ‘suplente’ fueran sufragados por el actor, como lo asentó la
recurrida en el fallo, a fin de desvirtuar la presunción de laboralidad que
obra a favor del actor en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del
Trabajo (1997), por lo que el fallo recurrido está incurso en el vicio
que le imputa la formalización, en consecuencia, deberá precisar esta
Sala su carácter determinante en el dispositivo a los fines de la
declaratoria con lugar del recurso.

El punto medular en el caso sub examine, deviene en determinar el


carácter laboral de los servicios prestados por el ciudadano Germán José
Medina en su condición de médico traumatólogo, a la empresa Caracas
Base Ball Club C.A., propietaria del equipo ‘Leones del Caracas’,
durante las temporadas del béisbol profesional”.

En ese sentido, en contradicción a su propia doctrina, la Sala de Casación


Social descendió a las actas del proceso para la determinación de la naturaleza de la
prestación de servicio y, con ello, de la relación jurídica que unía a las partes, sin que,
previamente, hubiese precisado lo determinante del supuesto vicio en lo dispositivo de
la decisión recurrida y, con ello, la procedencia del recurso, es decir, pretendió la
constatación de la supuesta existencia y determinación del vicio delatado mediante la
verificación de la naturaleza jurídica de la relación que unía a las partes, lo cual es
posible a través de un juzgamiento sobre el fondo de lo debatido, que en nada
contribuiría al logro de lo que pretendía, pues, el vicio del falso supuesto, como
excepción a la prohibición de análisis de fondo (apreciación y establecimiento de los
hechos y de las pruebas), sólo procede como juzgamiento de la prueba (su inexistencia o
inexactitud) de donde se hubiese producido el error de percepción que lo configura, y no
para la apreciación de cualquier hecho o prueba, porque con ello estaría haciendo un
juzgamiento de instancia, que si bien es permitido en los procesos laborales, sólo
procede una vez que se ha verificado y declarado el vicio y, con ello, la nulidad del acto
de juzgamiento recurrido.

Dado que la determinación del supuesto vicio de falso supuesto de lo


dispositivo en la decisión objeto de impugnación, se pretendió mediante un juzgamiento
sobre el fondo de lo debatido que evidentemente no podía arrojar a tal fin, en lugar de
un análisis sobre la legalidad o justeza a derecho de la recurrida, mediante la precisión
de la consistencia y peso que la errada percepción tuvo en su argumentación o
fundamentación, como cimiento suficiente de lo decidido, se hace evidente la falencia
que denuncia la representación judicial de la solicitante de revisión.

En efecto, la Sala de Casación Social bajó al fondo de lo controvertido e


hizo un juzgamiento del mismo que en nada estuvo dirigido a la verificación del
supuesto vicio (falso supuesto), debido a que ya lo había dado por existente, ni a la
constatación de su determinación en lo dispositivo de la decisión recurrida, en razón de
que, para ello, debió proceder al análisis de sus fundamentos, para la comprobación,
entre sus argumentaciones, de la fuerza de la afirmación viciada en su conclusión, no así
a la determinación de la naturaleza de la prestación del servicio ni de la relación que
unía a las partes, pues, con ello, prácticamente resolvió, de forma apriorística, lo que era
objeto de debate, con lo cual, tal como se denunció, contradijo claramente su propia
doctrina. Tal aserto se comprueba de la apreciación de la decisión objeto de revisión, en
la que, la referida Sala, como fundamento de la declaración de la existencia del
mencionado vicio, sostuvo:
“Con base en el cúmulo probatorio, valorado supra colige esta Sala que
la empresa demandada no logró desvirtuar la presunción de laboralidad
que obra a favor del ciudadano Germán José Medina, puesto que la
exclusividad en la prestación de sus servicios, no constituye la nota
distintiva del carácter laboral del contrato, como erróneamente lo
asentó el Juez de Alzada, por lo que en aplicación del artículo 65 de la
Ley Orgánica del Trabajo (1997) aplicable rationae tempore en
concordancia con el artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
se declara el carácter laboral de los servicios prestados por el actor a la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., en las temporadas del béisbol
profesional comprendidas del 4 de octubre de 1981 al 12 de octubre de
2009, con excepción de la temporada 1990-1991, en la que ambas partes
admitieron la no prestación del servicio, para un término de 27
temporadas de prestación de servicio. Así se establece.

Sobre la base de las precitadas consideraciones, se declara el carácter


determinante del vicio de suposición falsa y falta de aplicación del
artículo 65 de la ley Orgánica del Trabajo (1997), aplicable ratione
tempore, en que incurrió el sentenciador de alzada, en consecuencia, con
lugar la denuncia, se anula el fallo recurrido y conforme al artículo 175
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo se desciende a las actas
procesales a los fines de dictar sentencia sobre el mérito del asunto. Así
se establece”. (Resaltado de la decisión).

Por otro lado, aunado a lo anterior, se observa que la Sala de Casación


Social, tal como lo adujo la representación judicial de la peticionaria de revisión,
declaró la falta de aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo (aplicable al
caso rationae temporis) por parte de la decisión recurrida, aun cuando clara y
evidentemente dicha disposición había sido aplicada por el juzgador ad quem, con lo
cual también contradijo su propio criterio al respecto. Así, dicha Sala, en cuanto a la
procedencia de este tipo de delaciones (falta de aplicación), en innumerables decisiones,
ha sostenido: “…que la falta de aplicación de una norma tiene lugar cuando el
sentenciador niega la aplicación de una disposición legal que está vigente a una
determinada relación jurídica que está bajo su alcance” (vid., entre muchas otras,
ss.S.C.S. n.os 0036/05.03.2013; 0125/05.04.2013; 0266/10.05.2013 y, posterior a la
decisión objeto de revisión, la n° 0479/26.06.2013).
A este respecto, tenemos que la decisión del Juzgado Séptimo Superior
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, cuando
consideró la existencia de la prestación de servicios, sostuvo:

“…El artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo señala que: ‘Se


presumirá existencia de una relación de trabajo entre quien preste un
servicio personal y quien lo reciba…’, mientras que el artículo 39
ejusdem reza que: ‘Se entiende por trabajador la persona natural que
realiza una labor de cualquier clase, por cuenta ajena y bajo la
dependencia de otro.
La prestación de sus servicios debe ser remunerada’.
Ahora bien, vista la forma como la demandada contestó la demanda
y en atención a las disposiciones anteriormente transcritas, se tiene
por admitida la prestación personal de servicio por la parte
demandante, toda vez, que la demandada señala que el actor les prestó
servicios personales, empero, que el mismo no era laboral sino por
honorarios profesionales al ser el demandante un médico traumatólogo
que realizaba un servicio propio de una relación mercantil o civil, por lo
que, sea ha verificado el extremo legal previsto en el artículo 65 de la
Ley Orgánica del Trabajo. Así se establece.-.
Así mismo, vale destacar que para ir en la búsqueda de la verdad
material, en casos como el de autos, la doctrina desarrolló una manera a
través de la aproximación de ciertos cánones que permiten delimitar las
fronteras que subyacen o dificultan la determinación de una relación
jurídica como laboral o de otra entidad (test de laboralidad).
En tal sentido se ha señalado que el juzgador deberá observar: Forma de
determinar el trabajo, tiempo de trabajo y otras condiciones de trabajo,
forma de efectuarse el pago, trabajo personal, supervisión y control
disciplinario, inversiones, suministro de herramientas, materiales y
maquinaria, asunción de ganancias o pérdidas por la persona que ejecuta
el trabajo o presta el servicio, la regularidad del trabajo, la exclusividad o
no para la usuaria, la naturaleza del pretendido patrono, de tratarse de una
persona jurídica, examinar su constitución, objeto social, si es
funcionalmente operativa, si cumple con cargas impositivas, realiza
retenciones legales, lleva libros de contabilidad, propiedad de los bienes
e insumos con los cuales se verifica la prestación de servicio, la
naturaleza y quantum de la contraprestación recibida por el servicio,
máxime si el monto percibido es manifiestamente superior a quienes
realizan una labor idéntica o similar, aquellos propios de la prestación de
un servicio por cuenta ajena”. (Resaltado añadido).

Como se observa, es claro que el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo


de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas no sólo aplicó la
disposición supuestamente inaplicada, sino que atribuyó sus consecuencias jurídicas a la
forma como se contestó la demanda (presunción de la existencia de la relación laboral).
En razón de ello, se constata la certeza de la denuncia que, en ese sentido, hizo la
representación judicial de la solicitante de revisión. Así se decide.

En cuanto a la delación sobre la supuesta contradicción de la doctrina de


la Sala de Casación Social referida al vicio de falso supuesto, se debe, en primer
término, precisar lo que dicha Sala ha entendido como elementos constitutivo de dicho
vicio, específicamente, en el caso de la segunda sub-hipótesis de suposición falsa, que
fue la que se dio como existente en la decisión objeto de revisión. Así, a este respecto, la
Sala de Casación Social ha sostenido:

“Para decidir la Sala observa:

Con relación a la segunda sub-hipótesis de suposición falsa alegada por


la formalizante y la cual consiste en que el Juez da por demostrado un
hecho con pruebas que no aparecen en autos, es de señalar, que la misma
se trata de un error de percepción con el cual el Sentenciador afirma ver
una prueba que no existe. Si el Juez afirma en forma general que un
hecho está probado, sin señalar un concreto elemento probatorio, tal
fallo estará viciado por inmotivación, no por suposición falsa. Precisando
el concepto, no se trata de dar por probado un hecho sin pruebas que
resulten de autos, sino de dar por demostrado el hecho con pruebas
que no aparecen en autos”.( Resaltado añadido. Sent. S.C.S. n°
0034/28.02.2013).

Ahora bien, en el acto de juzgamiento que forma el objeto de la solicitud


de revisión, la Sala de Casación Social sostuvo:

“En tal sentido, sostiene la parte actora recurrente que el fallo de alzada
incurre en el vicio de suposición falsa, por cuanto, dio por demostrado el
‘presunto’ carácter independiente de los servicios prestados por el actor
con base en la ‘papelería del consultorio’ haciendo desprender de ella
menciones que no contiene. Aunado a que estableció falsa e
inexactamente la ‘ausencia de obligación del actor de asistir a cada
partido’ al establecer que podía nombrar un suplente con
remuneración a su cargo; circunstancias que no fueron probadas en
autos, y que configuran el vicio de falso supuesto delatado, el cual
resultó determinante en el dispositivo, en virtud de la declaratoria sin
lugar de la demanda, por lo que solicita sea declarado con lugar el
recurso de casación, se anule el fallo recurrido y sea declarada con lugar
la demanda.

Para decidir, se observa:

Ha dicho esta Sala en numerosos fallos que el vicio de suposición falsa,


debe referirse forzosamente a un hecho positivo y concreto que el
Juez establece falsa e inexactamente en su sentencia a causa: 1) de un
error de percepción, porque no existen las menciones que
equivocadamente atribuyó a un acta del expediente, 2) no existen las
pruebas sobre las cuales se fundamenta el sentenciador, 3) o éstas
resulten desvirtuadas por otras actas o instrumentos del expediente.

(…)

De la lectura detallada del fallo recurrido, se observa que el Juez de


alzada estableció el carácter no laboral del vínculo que unió al ciudadano
Germán José Medina con la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., con
fundamento en que el mencionado ciudadano en el ejercicio de su
profesión de médico traumatólogo, prestaba sus servicios en el ‘Centro
Médico Loira’ los días martes y jueves en el horario comprendido de
2:00 p.m., a 7:00 p.m., días y horario comprendidos dentro de los meses
de octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, durante los cuales se
celebra la temporada del beisbol profesional. Aunado a que en el iter
procesal quedó establecido que en caso de que el actor no asistiera a un
partido, podía enviar en su lugar otro profesional de la medicina, cuya
remuneración corría a cargo del actor; lo que atacó la parte recurrente
al argüir que no existen en el expediente, medios de prueba que
demuestren que el actor pudiera nombrar ‘suplentes’ y menos que
sufragara su remuneración.

En tal sentido, advierte la Sala que del examen de las actas del
expediente, no resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán
José Medina, no pudiera asistir a algún partido, podía nombrar otro
galeno para que cubriera su ausencia y menos aún que los honorarios del
médico ‘suplente’ fueran sufragados por el actor, como lo asentó la
recurrida en el fallo, a fin de desvirtuar la presunción de laboralidad que
obra a favor del actor en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del
Trabajo (1997), por lo que el fallo recurrido está incurso en el vicio que
le imputa la formalización, en consecuencia, deberá precisar esta Sala su
carácter determinante en el dispositivo a los fines de la declaratoria con
lugar del recurso.

El punto medular en el caso sub examine, deviene en determinar el


carácter laboral de los servicios prestados por el ciudadano Germán José
Medina en su condición de médico traumatólogo, a la empresa Caracas
Base Ball Club C.A., propietaria del equipo ‘Leones del Caracas’,
durante las temporadas del béisbol profesional” (Resaltado añadido).
Sobre este punto en específico, el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, cuando dio por
demostrado el supuesto hecho de que “en caso de que el prestador del servicio no
pudiese asistir a algún partido, podía nombrar a otro galeno para que cubriese su
ausencia y que el pago por dichos servicios corría por cuenta del actor”, sostuvo, de
donde se desprende el origen de dicho aserto, lo siguiente:

“Ahora bien, visto que la demandada negó la naturaleza laboral de la


relación que la unió a la parte actora, para la resolución del presente
asunto hay que aplicar el referido test, a los fines de verificar si se está en
presencia de un contrato de trabajo o si por el contrario existe una
relación de otra índole, toda vez que el punto medular de la presente litis
está en la calificación jurídica que habrá que darle a la prestación de
servicio realizada por la accionante en la empresa demandada. Así se
establece.-

a) Forma de determinar el trabajo: De un análisis a las actas procesales


se observa que el accionante indicó en su escrito libelar que prestó
servicios para la demandada en calidad de médico traumatólogo, que
inicio el 04 de octubre de 1981 y culminó en fecha 12 de octubre de 2009
(…).

b) Tiempo de trabajo y otras condiciones de trabajo: (…)

c) Forma de efectuarse el pago: Vale advertir que de autos se pudo


constatar que el accionante devengó durante los 28 años que prestó
servicios para la demandada un pago por honorarios profesionales, a la
que le era descontada una cantidad por impuesto sobre la renta,
evidenciándose que lo percibido por el accionante (un médico
especialista en traumatología que prestaba servicios médicos también en
otras empresas) por la realización de sus servicios era una remuneración
no homogénea; igualmente se observa que la misma hace ver que en la
temporada que no laboraba no percibía remuneración alguna, toda vez
que en el iter procesal adujo que cuando no podía asistir al evento
deportivo entonces enviaba a otro médico, por lo que quien sentencia
considera que tales circunstancias no constituyen un indicio de
laboralidad. Así se establece.-

d) Trabajo personal: De las actas que conforman el presente


expediente se constata que las condiciones de tiempo, modo y lugar de
la prestación del servicio se desarrollaron en un contexto de autonomía e
independencia, toda vez que la propia parte actora señala que en sus
ausencias podía enviar a otro profesional de la medicina (igualmente de
libre ejercicio) para que cubriera las mismas y lo supliera, circunstancias
éstas que lo excluyen de la categoría de un trabajador independiente, toda
vez que el contrato de trabajo es esencialmente personal o intuito
personae, por lo que quien sentencia considera que tales circunstancias
no constituyen un indicio de laboralidad. Así se establece.-

e) Inversiones, suministro de herramientas, materiales: (…)

f) Asunción de ganancias o pérdidas por la persona que ejecuta el trabajo


o presta el servicio: Tal como se indicó supra, de autos se evidencia que
el accionante en sus ausencias 28 años de servicios para la demandada,
podía enviar a otro profesional de la medicina para que cubriera sus
ausencias, pagando con su propio dinero la suplencia en cuestión, amen
que hace ver que en la temporada que no laboraba no percibía
remuneración alguna, elementos que a criterio de quien decide son un
indicio de no laboralidad. Así se establece.-

f) La exclusividad o no para el usuario: Quedó evidenciado que la


relación no era de exclusividad, pues el actor laboraba para otros entes y
podía ser suplido por otro profesional de la medicina; elementos que a
criterio de quien decide son un indicio de no laboralidad. Así se
establece.-

Por lo que, verificadas las actas, este tribunal concluye que entre la
demandada y la actora no existía un vínculo laboral…”. (Resaltado de
esta Sala Constitucional).

En atención a todas las transcripciones anteriores, se desprende de la


aseveración que hizo el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas sobre la existencia del hecho del cual la Sala
de Casación Social dio por demostrado la existencia del vicio de falso supuesto,
específicamente, la contenida en la segunda sub-hipótesis de suposición falsa, en
atención a la doctrina de las Salas de Casación (con inclusión, como se apreció, de la
propia Sala de Casación Social), que, en el presente caso, no se está en presencia del
referido vicio, por cuanto no existe un error de percepción en cuanto a la valoración o
apreciación de una prueba o pruebas determinadas, de donde se hubiese dado por
demostrado la referida situación fáctica, por el contrario, el juzgador de la decisión
recurrida en casación afirmó la existencia del hecho mediante menciones genéricas
como “de autos”, “de las actas que conforman el presente expediente se constata” y
“la propia parte actora señala”, de las cuales no puede deducirse un falso supuesto,
pues, se insiste, no podría inferirse de allí un error de percepción sobre una prueba
específica o determinada, sino una posible inmotivación (por petición de principio) del
fallo recurrido.

En razón de todo ello, se hace evidente la veracidad de la delación que se


hizo en este sentido, por cuanto la Sala de Casación Social incurrió en una clara
contradicción con su propio criterio, referido a la existencia del vicio de suposición
falsa, con la consecuente violación del derecho a la igualdad, a la defesan, al debido
proceso y al principio de confianza legítima o expectativa plausible. Así se establece.

Por otra parte, ante la violación a los derechos constitucionales a la


igualdad, a la tutela judicial efectiva, a la defensa y al debido proceso de la solicitante
en el caso concreto, esta Sala Constitucional cree conveniente la reiteración de su
criterio mediante el cual amplió el objeto de la facultad de revisión a los supuestos en
que, como el presente, se hubiese producido una evidente vulneración a los derechos
constitucionales de la parte solicitante por parte de alguna Sala del Tribunal Supremo de
Justicia (desde luego, distinta de la Constitucional). Así, en sentencia n° 325 del 30 de
marzo de 2005 (caso: “Alcido Pedro Ferreira y otro”), se señaló:

“Esta función revisora está asignada a la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, concebida en virtud de su función de guardián y
protector del Texto Constitucional, atribuida por mandato expreso del
artículo 335 de la Carta Magna, y destinada a definir y preservar la
uniformidad de los criterios interpretativos emanados de esta Sala, el
principio de seguridad jurídica de los ciudadanos, así como mantener el
efectivo resguardo de los derechos y garantías constitucionales, por parte
de los Tribunales de la República y de las otras Salas del Tribunal
Supremo de Justicia. /(…)
De manera que se erige la Sala como un eje rector de la uniformidad
jurisprudencial, proveyendo y aglomerando las interpretaciones de los
derechos, principios y garantías constitucionales, y actuando a su vez en
una función contralora, ejercida mediante esta potestad de revisión
constitucional, corrigiendo situaciones graves y que desconozcan los
derechos fundamentales en que hayan incurrido los jueces, o la
inobservancia de las interpretaciones efectuadas por esta Sala que se
transmutan o se erijan como violaciones a los derechos, principios y
garantías constitucionales.
Es en desarrollo de la institución de la revisión constitucional efectuada
por esta Sala (Vid. Entre otras, Sentencias N° 93/2001, 442/2004,
520/2000), que nuestro legislador amplió mediante la promulgación de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, publicada en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 37.942 del 20 de
mayo de 2004, el ámbito de la revisión constitucional establecida en el
numeral 10 del artículo 336 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
Imbuido o influenciado éste –legislador-, en virtud del ejercicio de la
inter-relación que debe confluir entre los diversos órganos del Poder
Público, en el evolucionar jurisprudencial de la institución de la revisión
efectuado por esta Sala, actuando en sus funciones de intérprete y garante
de la Constitución (ex artículo 335 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela).
En tal sentido, disponen los artículos 5.4 y 5.16 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela:
/(…)
En atención a las normas citadas ut supra, observa esta Sala que se
diferenció claramente el supuesto de hecho establecido en el numeral 4 y
el numeral 16 del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia, en virtud de que el primero (ex artículo 5.4 de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia), consagra la posibilidad de revisar la
sentencias dictadas por las demás Salas integrantes del Tribunal Supremo
de Justicia cuando se denuncien: I) violación de principios jurídicos
fundamentales contenidos en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, Tratados, Pactos o Convenios Internacionales suscritos y
ratificados válidamente por la República y II) cuando estas sentencias se
hayan dictado con ocasión de: i) error inexcusable, ii) dolo, iii) cohecho o
iv) prevaricación y, el último supuesto legal (ex artículo 5.16 eiusdem),
se limitó a reproducir el supuesto de hecho establecido en la norma
constitucional (336.10), el cual ha sido objeto de un desarrollo
exhaustivo por esta Sala (Vid. Sentencia N° 93/6.2.2001, caso
‘Corpoturismo’).
En este mismo orden de ideas, visto lo innovador de la disposición
legislativa, consagrada en el artículo 5.4 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, debe esta Sala delimitar el contenido de la misma,
destacándose, en primer lugar, que aun cuando no se desprenden dudas
de la norma en cuestión, esta Sala advierte con relación a estas últimas
condiciones (error inexcusable, dolo, cohecho y prevaricación), que las
mismas no son concurrentes, sino que basta con que se denuncie una de
ellas, para que la Sala determine la procedencia o no de la revisión
constitucional.
Igualmente, debe advertir esta Sala que la interposición de la revisión
constitucional no tiene efectos suspensivos de la causa sometida a
revisión, como si lo sería el planteamiento de una cuestión de
prejudicialidad de una norma constitucional en otros ordenamientos
jurídicos (Vgr. España).
No obstante lo anterior, aun cuando se resaltan los efectos no suspensivos
de la revisión, la interposición de ésta ocasiona un efecto psicológico en
la ratio del juzgador, quien se abstiene de ordenar la ejecución de los
mismos, en virtud de que la revisión podría conllevar como efecto la
posible nulidad de los fallos judiciales definitivos (Vid. Sentencia N°
1992/8.9.2004, caso: ‘Peter Hofle Szabo’), pudiendo constituirse así en
una técnica dilatoria posible de ser ejercercida por los representantes
judiciales.
En consonancia con lo antes expuesto, esta Sala advierte que en su
función de intérprete suprema de la Constitución, concebida y dirigida a
controlar la recta aplicación de los derechos y principios constitucionales
y en aras de lograr la uniformidad de la jurisprudencia constitucional,
debe ampliar el objeto de control mediante el supuesto de hecho de la
revisión constitucional establecida en el artículo 5.4 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia a la violación de
derechos constitucionales y no sólo a la vulneración de principios
jurídicos fundamentales.
Ello, en virtud de que admitir la simple violación de principios jurídicos
y dejar incólumne con carácter de cosa juzgada una sentencia que vulnere
derechos constitucionales, contrariando incluso las interpretaciones de
esta Sala, constituiría un absurdo jurídico y un vuelco regresivo en la
evolución jurisprudencial de esta Sala, debido a que las mismas carecen
de recurso judicial alguno que pueda enervar sus efectos, ya que la acción
de amparo constitucional, como acción destinada a la tutela de derechos
y garantías constitucionales, es de imposible interposición contra una
sentencia emanada de cualquier otra Sala del Tribunal Supremo de
Justicia (ex artículo 6.6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales)…” (Resaltado añadido).

En consecuencia, esta Sala Constitucional concluye que ha lugar a la


solicitud de revisión contra el acto de juzgamiento que dictó la Sala de Casación Social
de este Tribunal Supremo de Justicia el 20 de junio de 2013, por cuanto se apartó de la
doctrina vinculante que sentó esta Sala Constitucional con respecto a los principios
jurídicos fundamentales de seguridad jurídica y confianza legítima (n.º 3057/2004), así
como en virtud de la violación a los derechos constitucionales a la igualdad, a la tutela
judicial efectiva, a la defensa y al debido proceso de la solicitante de revisión. Razón
por la cual esta Sala Constitucional declara la nulidad del acto de juzgamiento objeto de
la solicitud de revisión a que se contraen estas actuaciones. Así se decide.

En cuanto a los efectos de una decisión de revisión, la Ley Orgánica del


Tribunal Supremo de Justicia dispone en su artículo 35:

“Efectos de la revisión

Artículo 35. Cuando ejerza la revisión de sentencias definitivamente


firmes, la Sala Constitucional determinará los efectos inmediatos de su
decisión y podrá reenviar la controversia a la Sala o tribunal respectivo o
conocer de la causa, siempre que el motivo que haya generado la revisión
constitucional sea de mero derecho y no suponga una nueva actividad
probatoria; o que la Sala pondere que el reenvío pueda significar una
dilación inútil o indebida, cuando se trate de un vicio que pueda
subsanarse con la sola decisión que sea dictada”.

En el caso de autos, en razón de los fundamentos por los cuales se


declaró la nulidad de la decisión que dictó la Sala de Casación Social de este Tribunal
Supremo de Justicia el 20 de junio de 2013, se repone la causa al estado en que dicha
Sala juzgue sobre las delaciones que fueron hechas en el recurso de casación que
anunció y formalizó el ciudadano Germán José Medina contra la decisión que pronunció
el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011, en atención a los criterios vigentes
para la oportunidad cuando se dictó dicho acto de juzgamiento que motivó el acto
decisorio objeto de revisión, tal y como se estableció en el presente acto decisorio. Así
se decide.

Como consecuencia del pronunciamiento anterior, se hace inoficioso


hacer un señalamiento con respecto al resto de las denuncias que se formularon como
justificación de la solicitud, pues, ellas serían atendidas con el nuevo juzgamiento, así
como con respecto a la medida cautelar de suspensión de la ejecución o efectos de la
decisión objeto de revisión constitucional. Así se establece.

V
DECISIÓN

Por las razones que fueron expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia,
en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República por autoridad
de la Ley, decide:

PRIMERO: HA LUGAR a la solicitud de revisión constitucional que


interpuso CARACAS BASE BALL CLUB C.A. contra la sentencia n° 0469 que
expidió la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia el 20 de junio
de 2013.
SEGUNDO: ANULA el acto decisorio objeto de revisión. En
consecuencia, REPONE la causa al estado en que la Sala Casación Social de este
Supremo Tribunal juzgue sobre las delaciones que fueron hechas en el recurso de
casación que anunció y formalizó el ciudadano Germán José Medina contra la decisión
que pronunció el Juzgado Séptimo Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011, en atención a los criterios
vigentes para la oportunidad cuando se dictó dicho acto de juzgamiento que motivó el
acto decisorio objeto de revisión, tal y como se estableció en el presente acto decisorio.

Publíquese, regístrese y archívese el expediente. Remítase copia


certificada de la presente decisión a la Sala de Casación Social de este Tribunal
Supremo de Justicia.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 14 días del mes de
noviembre de dos mil trece. Años: 203º de la Independencia y 154º de la Federación.

La Presidenta,

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

Ponente

El Vicepresidente,
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

…/

…/

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN


CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

LUIS FERNANDO DAMIANI BUSTILLOS


El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

G.M.G.A.

Exp. 13-0757

Quien suscribe, MAGISTRADA LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO,


salva su voto por disentir del fallo que antecede, por las siguientes razones:

En la sentencia de la cual se disiente, la mayoría de la Sala, declaró Ha Lugar la


revisión constitucional de la sentencia n.° 469 que dictó la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia el 20 de junio de 2013, que declaró con lugar el recurso de
casación que interpuso el ciudadano Germán José Medina, titular de la cédula de
identidad n.° 3.623.903, contra la decisión que dictó el Juzgado Superior Séptimo del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas que había
declarado con lugar el recurso de apelación que interpuso la representación judicial de
la sociedad mercantil Caracas Base Ball Club, C.A., se revocó el acto de juzgamiento
que dictó el Juzgado Séptimo de Primera Instancia de Juicio de la referida
circunscripción judicial y se desestimó la pretensión de cobro de prestaciones sociales y
otras acreencias laborales que incoó el referido ciudadano en su contra, en razón de lo
cual, se anuló el fallo objeto del recurso de casación y se declaró parcialmente con lugar
dicha pretensión laboral. Como consecuencia, de la declaratoria ha lugar de la revisión
constitucional, se anuló la sentencia dictada por la Sala de Casación Social y se repone
la causa al estado en que la referida Sala juzgue sobre las delaciones que fueron hechas
en el recurso de de casación que anunció y formalizó el ciudadano Germán José Medina
contra la decisión que dictó el Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011.

La mayoría sentenciadora sostuvo que la Sala de Casación Social incurrió en


una clara contradicción con su propio criterio referido a la existencia del vicio de
suposición falsa, con la consecuente violación del derecho a la igualdad, a la defensa, al
debido proceso y al principio de confianza legítima o expectativa plausible, por cuanto
la misma “(…) dio por demostrado la existencia del vicio de falso supuesto,
específicamente, la contenida en la segunda sub-hipótesis de suposición falsa, en
atención a la doctrina de las Salas de Casación Social (con inclusión, como se apreció,
de la propia Sala de Casación Social), que, en el presente caso, no se está en presencia
del referido vicio, por cuanto no existe un error de percepción en cuanto a la
valoración o apreciación de una prueba o pruebas determinadas, de donde se hubiese
dado por demostrado la referida situación fáctica, por el contrario, el juzgador de la
decisión recurrida en casación afirmó la existencia del hecho mediante menciones
genéricas como ‘de autos’, ‘de las actas que conforman el presente expediente se
constata’ y la ‘propia parte actora señala’, de las cuales no puede deducirse un falso
supuesto, pues, se insiste, no podía inferirse de allí un error de percepción sobre una
prueba específica o determinada, sino una posible inmotivación (por petición de
principio) del fallo recurrido”.

A criterio de quien disiente, se aprecia que la presente revisión constitucional


fue instaurada como una tercera instancia donde la Sala entró a considerar a juicio de
quien disiente como un juez de casación, tal como se aprecia de los considerandos
expuestos por la mayoría sentenciadora, sin apreciar que en el presente caso, la Sala de
Casación Social previo a la estimación parcial de la demanda estimó la existencia del
vicio de suposición falsa con fundamento en la falta de demostración probatoria para
desestimar la presunción de laboralidad, lo cual es el objeto principal de la demanda
originaria, ya que la desestimación probatoria de la presunción de laboralidad realizada
por el Juzgador de Instancia se fundamentó en la falta de exclusividad del demandante y
la demostración de unos hechos y pruebas las cuales eran determinantes para la
resolución del caso y no versaban sobre una simple valoración o independencia del juez
en la apreciación de la prueba, sin demostrar de manera motivada su infructuosidad al
estar bajo discusión la referida presunción de laboralidad, consagrada en el artículo 65
de la Ley Orgánica del Trabajo –aplicable rationae temporis-. Al efecto, el referido
Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, expuso en su momento:

“(…) f) Asunción de ganancias o perdidas por la persona que ejecuta el


trabajo o presta el servicio: tal como se indicó supra, de autos se evidencia
que el accionante en sus ausencias de 28 años de servicios por la
demandada, podía enviar a otro profesional de la medicina para que
cubriera sus ausencias, pagando con su propio dinero la suplencia en
cuestión, amen que hace ver que en la temporada que no laboraba no
percibía remuneración alguna, elementos que a criterio de quien decide
son un indicio de no laboralidad. Así se establece.
f) (sic) La exclusividad o no para el usuario: Quedó evidenciado que la
relación no era de exclusividad, pues el actor laboraba para otros entes y
podía ser suplido por otro profesional de la medicina; elementos que a
criterio de quien decide son un indicio de no laboralidad. Así se establece”.

Así se aprecia, por su parte que el referido Juzgado de manera inmotivada


desestimó la presunción de laboralidad de manera genérica, cuestión que la mayoría
sentenciadora, por su parte, le endilgó a la Sala de Casación Social, con el agravante que
los presentes supuestos argumentativos fueron para deslastrar la presunción de
laboralidad sin indicar cuáles fueron las pruebas que permiten demostrar las
afirmaciones en contrario, vulnerando de esta manera el principio de primacía de la
realidad sobre las formas y el indubio pro operario, cuestión que fue a juicio de quien
disiente, estimada correctamente por la Sala de Casación Social cuando expresamente
dispuso:
“El mencionado vicio, en cualquiera de sus tres sub hipótesis, sólo puede
cometerse en relación con un hecho establecido en el fallo, quedando fuera
del concepto de suposición falsa las conclusiones del Juez con respecto a
las consecuencias jurídicas del hecho, porque en tal hipótesis se trataría de
una conclusión de orden intelectual, que aunque errónea, no configuraría
lo que la ley y la doctrina entienden por suposición falsa.

Por su parte, el artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997),


aplicable rationae tempore, establece: ’se presumirá la existencia de una
relación de trabajo entre quien preste un servicio personal y quien lo
reciba’.
De la lectura detallada del fallo recurrido, se observa que el Juez de alzada
estableció el carácter no laboral del vínculo que unió al ciudadano
Germán José Medina con la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., con
fundamento en que el mencionado ciudadano en el ejercicio de su profesión
de médico traumatólogo, prestaba sus servicios en el ‘Centro Médico
Loira’ los días martes y jueves en el horario comprendido de 2:00 p.m., a
7:00 p.m., días y horario comprendidos dentro de los meses de octubre,
noviembre, diciembre, enero y febrero, durante los cuales se celebra la
temporada del beisbol profesional. Aunado a que en el iter procesal quedó
establecido que en caso de que el actor no asistiera a un partido, podía
enviar en su lugar otro profesional de la medicina, cuya remuneración
corría a cargo del actor; lo que atacó la parte recurrente al argüir que no
existen en el expediente, medios de prueba que demuestren que el actor
pudiera nombrar ‘suplentes’ y menos que sufragara su remuneración.
En tal sentido, advierte la Sala que del examen de las actas del
expediente, no resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán José
Medina, no pudiera asistir a algún partido, podía nombrar otro galeno
para que cubriera su ausencia y menos aún que los honorarios del médico
‘suplente’ fueran sufragados por el actor, como lo asentó la recurrida en
el fallo, a fin de desvirtuar la presunción de laboralidad que obra a favor
del actor en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo
(1997), por lo que el fallo recurrido está incurso en el vicio que le imputa
la formalización, en consecuencia, deberá precisar esta Sala su carácter
determinante en el dispositivo a los fines de la declaratoria con lugar del
recurso.
El punto medular en el caso sub examine, deviene en determinar el
carácter laboral de los servicios prestados por el ciudadano Germán José
Medina en su condición de médico traumatólogo, a la empresa Caracas
Base Ball Club C.A., propietaria del equipo ‘Leones del Caracas’, durante
las temporadas del béisbol profesional.
…omissis…
Ha dicho esta Sala de manera reiterada que uno de los puntos centrales del
Derecho Laboral ha sido la delimitación de los elementos que conforman
la relación de trabajo, con miras a diferenciar aquellas prestaciones de
servicio efectuadas en el marco de la laboralidad, de otras que se ejecutan
fuera de sus fronteras. Tal preocupación se corresponde con la
problemática de las llamadas ‘zonas grises’ del Derecho del Trabajo, toda
vez que en los últimos tiempos se ha incrementado la práctica de simular la
existencia de la relación laboral como una relación mercantil, civil o
societaria a fin de evadir el carácter proteccionista de la Legislación del
Trabajo, principalmente cuando el oficio del prestador del servicio se
enmarca dentro de las llamadas profesiones de ‘libre ejercicio’, entre ellos,
abogados, periodistas, ingenieros, médicos.
…omissis…
Con relación a la ajenidad como elemento característico del vínculo
laboral esta Sala, en sentencia Nº 702 de fecha 27 de abril de
2006 (caso: Francisco Juvenal Quevedo Pineda, contra sociedad mercantil
Cervecería Regional C.A.), ratificada en sentencia N° 270 de fecha 13 de
mayo de 2013, (Teresa Fortunato de Astorino contra Centro de Educación
Inicial Guacaragua), estableció:
La acepción clásica de la subordinación o dependencia se relaciona, con el
sometimiento del trabajador a la potestad jurídica del patrono, y que
comprende para éste, el poder de dirección, vigilancia y disciplina, en
tanto que para el primero es la obligación de obedecer.
(Omissis)
De esto surge la utilidad de la ajenidad como elemento calificador de las
relaciones enmarcadas en el Derecho del Trabajo, la cual viene a suplir las
inconsistencias que presenta la dependencia como eje medular de la
relación laboral.
Cuando quien presta el servicio se inserta dentro de un sistema de
producción, añadiendo valor al producto que resulta de ese sistema, el cual
pertenece a otra persona, dueña de los factores de producción, que asume
los riesgos del proceso productivo y de la colocación del producto,
obligándose a retribuir la prestación recibida; es lógico justificar que este
ajeno adquiera la potestad de organizar y dirigir el mecanismo para la
obtención de tales frutos, y es precisamente en este estado cuando la
dependencia o subordinación se integra al concepto de ajenidad, como una
emanación de la misma. De modo que el trabajo dependiente deriva del
hecho de prestar un servicio por cuenta de otro.
…omissis…
Respecto a la exclusividad como elemento presente en las relaciones de
trabajo, esta Sala, en sentencia Nº 797 de fecha 16 de diciembre de 2003,
(caso: Teresa de Jesús García contra Teleplastic C.A.), señaló:
Aunque la exclusividad es un elemento frecuente en las relaciones de
trabajo no es un elemento definitorio de las mismas, por lo que puede
resultar perfectamente posible que un trabajador labore para dos
empresas a la vez, más aún cuando por la naturaleza misma de la función,
como son las ventas en distintos zonas del país, no está sometido a
régimen, jornada, ni asistencia a la sede de la empresa, sino que se ejerce
el control de su actividad mediante el control de los resultados de la
misma.
…omissis…
Del criterio jurisprudencial expuesto, se colige que la exclusividad es un
elemento presente en la mayoría de las relaciones de trabajo, empero, su
ausencia no excluye el carácter laboral de los servicios prestados.
En el caso bajo análisis, se observa que el ciudadano Germán José
Medina, comenzó a prestar sus servicios como médico traumatólogo a la
empresa Caracas Base Ball Club, C.A., propietaria del equipo ‘Leones del
Caracas’ en fecha 4 de octubre de 1981, hecho admitido por la
demandada, y arguyó su prestación hasta el 12 de octubre de 2009, fecha
de terminación controvertida.
Advierte esta Sala, que constituye un hecho público comunicacional que la
temporada del beisbol profesional de la liga venezolana se inicia en el
mes de octubre de cada año y termina en el mes de enero del siguiente
año, que cada equipo participará en el ‘Round Robin’ de manera aleatoria
según el calendario de juegos fijado por la Liga Venezolana de Béisbol
Profesional, (LVBP), que los juegos son generalmente celebrados de
martes a martes de cada semana a partir de las 7:00 p.m. Asimismo, que el
equipo ganador de la temporada representará a Venezuela en la Serie del
Caribe, que se realiza en el mes de febrero de la temporada y año
respectivo, por lo que se establece que la temporada del béisbol está sujeta
a un término, que inicialmente la temporada es de cuatro (4) meses, a
saber, octubre, noviembre, diciembre y enero, en la cual los equipos
compiten entre sí, y en el caso de los equipos que pasen a eliminatorias, se
extiende la temporada un (1) mes para ir a la Serie del Caribe.
La empresa demandada a fin de desvirtuar la exclusividad de los servicios
prestados por el actor, a su decir, elemento definitorio de la relación
laboral, promovió prueba de informes al ‘Centro Médico Loira’, que cursa
agregada al folio 268, y se aprecia conforme lo dispuesto en el artículo 81
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, de cuyo contenido se establece
que a partir del año 1994, el Dr. Germán José Medina, en ejercicio de su
profesión atendía a pacientes particulares en la precitada clínica los días
martes y jueves en el horario comprendido de 2:00 p.m. a 6.00 p.m.; y que
en fecha 23 de abril de 2007, la clínica emitió a solicitud del
ciudadano Wilfredo Rodríguez, presupuesto N° 106140 para intervención
quirúrgica denominada ‘acromioplastia’ a realizar por su médico tratante
Dr. Germán José Medina.
Asimismo promovió recibos de honorarios profesionales que cursan a los
folios 159 al 166 del cuaderno de recaudos, suscritos por el actor en su
condición de médico traumatólogo, a los pacientes: a) Humberto Ruíz, en
fechas 6 y 29 de julio de 2004 y 19 de agosto de 2004; b) Gabriel Segovia,
en fecha 28 de noviembre de 2006; c) Adolfo González, en fecha 18
de octubre de 2007; d) Osman Aponte, en fecha 12 de abril de
2005; e) Jorge Terán, en fecha 12 de abril de 2007.
Dichas instrumentales no fueron atacadas por la parte actora, por lo que
de conformidad con el artículo 78 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, se le otorga valor de plena prueba, de cuyo contenido se
desprende que el actor atendió a pacientes en meses comprendidos dentro
de la temporada del beisbol profesional (noviembre de 2006 y octubre de
2007) y también en meses distintos a la temporada del beisbol. Así se
establece.

De igual manera, promovió la demandada prueba de informes al ‘Hospital


José María Vargas’ que cursa al folio 319, y que esta Sala valora de
conformidad con el artículo 81 de la Ley adjetiva laboral. De cuyo
contenido se desprende que el ciudadano Germán José Medina, se
desempeñó en el referido centro de salud como ‘Médico Residente’ en el
período comprendido del 1° de enero de 1980 hasta el 31 de diciembre de
1982; que en fecha 16 de febrero de 1984, reingresó como ‘Especialista 1’,
que coetáneamente ejerció el cargo de ‘Jefe de Servicio de Traumatología’
en el período comprendido de septiembre de 1996 hasta el 9 de mayo de
2005, y que egresó de la institución en fecha 30 de septiembre de 2009, en
el cargo de ‘Médico Especialista II’ con seis (6) horas médico, cuya
prestación efectiva, según lo afirmó el actor en el interrogatorio formulado
por esta Sala en la celebración de la Audiencia Oral y Pública del recurso
de casación, fue de 7:00 a.m., a 1:00 p.m.
De igual manera, la empresa demandada a efectos de desvirtuar el
carácter salarial de los pagos efectuados, promovió copias fotostáticas
simples de retención de Impuesto Sobre La Renta (ISLR), sobre los pagos
realizados a favor del ciudadano Germán José Medina, en los meses de
noviembre y diciembre de 2008, enero y abril de 2009, por concepto de
honorarios profesionales, en los siguientes términos:
…omissis…
Observa la Sala que cursan en el expediente original de carnets de
identificación otorgados por la empresa Caracas Base Ball Club, C.A., en
las temporadas 2002-2003, 2003-2004, 2004- 2005, 2009-2010, no
impugnados por la parte demandada, por lo que de conformidad con el
artículo 78 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, se le otorga valor de
plena prueba, de cuyo contenido se aprecia que la mencionada empresa en
la temporada 2002-2003 funge como ‘empresa patrono’ y en la temporada
2004-2005 como ‘empresa contratista’ y que el actor en los diferentes
carnets está identificado en el cargo de ‘médico traumatólogo’.
Adicionalmente, se aprecia que las partes promovieron prueba testimonial,
la cual se valora conforme al artículo 10 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo. De la deposición de los testigos se desprende que la empresa
Caracas Base Ball Club, C.A., cuenta con un equipo de salud conformado
por tres (3) ‘trainer’ y un (1) médico, encargado el segundo de brindar los
primeros auxilios al jugador lesionado; que el actor dada su condición de
médico del equipo, asistía con altísima regularidad a los juegos en los que
participaban ‘Los Leones del Caracas’ en el marco de las temporadas del
beisbol profesional y cuando los partidos se realizaban fuera de la ciudad
de Caracas, que la empresa cubría los viáticos al personal del equipo,
entre ellos, al médico.
Del cúmulo probatorio valorado supra, quedó demostrado que el actor en
el ejercicio de su profesión de médico traumatólogo, prestó sus servicios
para el equipo ‘Leones del Caracas’ en las temporadas del beisbol
profesional. Asimismo, que en el marco del contrato por
temporadas celebrado con la empresa Caracas Base Ball Club, C.A.,
prestó coetáneamente sus servicios en el sector público, específicamente,
en el Hospital ‘José María Vargas’ en el cargo de ‘Médico Residente’ en
el período comprendido del 1° de enero de 1980 hasta el 31 de diciembre
de 1982; y posteriormente reingresó en fecha 16 de febrero de 1984, como
‘Especialista 1’, y coetáneamente ejerció el cargo de ‘Jefe de Servicio de
Traumatología’ en el período comprendido de septiembre de 1996 hasta el
9 de mayo de 2005, y egresó en fecha 30 de septiembre de 2009, como
‘Médico Especialista II’ con seis (6) horas médico; y a partir del año 1994
comenzó a prestar sus servicios en consulta privada en el ‘Centro Médico
Loira’, los días martes y jueves en un horario de consulta de 2:00 p.m., a
7:00 p.m.
Asimismo, resultó demostrado que la empresa demandada durante las
temporadas 2005-2006, 2006-2007, 2007-2008 y 2008-2009 pagó una
remuneración periódica al actor de forma mensual y quincenal, siendo
objeto de Retención de Impuesto Sobre la Renta, por contrato de
honorarios profesionales, únicamente en la temporada 2008- 2009,
específicamente en los meses de noviembre y diciembre de 2008 y enero y
abril de 2009.
En la celebración de la Audiencia Oral y Pública del recurso de casación,
el actor respondió al interrogatorio formulado por la Sala, que prestó sus
servicios en el Hospital ‘José María Vargas’, con seis (6) horas médico en
un horario comprendido de lunes a viernes de 7:00 a.m., a 1:00 p.m.; que
es accionista del ‘Centro Médico Loira’, que allí tiene su consultorio
privado, que pasa consulta los días martes y jueves de cada semana,
durante todos los días del año, que la ‘papelería del consultorio’ señala un
horario de atención de 2.00 p.m., a 7:00 p.m., horario que en razón de las
temporadas del beisbol flexibilizaba de 2: 00 p.m. a 4: 00 p.m., por cuanto
debía estar dos (2) horas o dos horas treinta minutos (2:30) antes de cada
partido, que para poder ingresar a la sede del estadio debía utilizar algún
logo, franela, bata o carnet que lo identificara como personal del Caracas
Base Ball Club, C.A., que sus actividades de ejercicio público y privado no
colidían con las actividades como médico para las temporadas del béisbol
profesional, puesto que no había ‘choque de horarios’.
De igual manera, refirió que el equipo de salud de la demandada cuenta
con ‘trainers’ personal que se encarga de aplicar a los peloteros el
tratamiento médico tras su respectiva evaluación, que podía ser antes del
juego o en alguna contingencia que se presentara en el desarrollo del
partido; que reclamó su condición de trabajador y su arreglo anual como
hacía la empresa con los demás trabajadores, pero, que la respuesta fue
‘tranquilo, la próxima temporada, te damos el 30% más sobre la
remuneración pactada’.
Con base en el cúmulo probatorio, valorado supra colige esta Sala que la
empresa demandada no logró desvirtuar la presunción de laboralidad que
obra a favor del ciudadano Germán José Medina, puesto que la
exclusividaden la prestación de sus servicios, no constituye la nota
distintiva del carácter laboral del contrato, como erróneamente lo asentó
el Juez de Alzada, por lo que en aplicación del artículo 65 de la Ley
Orgánica del Trabajo (1997) aplicable rationae tempore en concordancia
con el artículo 9 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, se declara el
carácter laboral de los servicios prestados por el actor a la empresa
Caracas Base Ball Club, C.A., en las temporadas del béisbol profesional
comprendidas del 4 de octubre de 1981 al 12 de octubre de 2009, con
excepción de la temporada 1990-1991, en la que ambas partes admitieron
la no prestación del servicio, para un término de 27 temporadas de
prestación de servicio. Así se establece.
Sobre la base de las precitadas consideraciones, se declara el carácter
determinante del vicio de suposición falsa y falta de aplicación del artículo
65 de la ley Orgánica del Trabajo (1997), aplicable ratioane tempore, en
que incurrió el sentenciador de alzada, en consecuencia, con lugar la
denuncia, se anula el fallo recurrido y conforme al artículo 175 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo se desciende a las actas procesales a los
fines de dictar sentencia sobre el mérito del asunto. Así se establece”.

En atención a ello, es de resaltarse que tal como someramente lo efectuó la


referida Sala el análisis debía ser acometido en virtud que la exclusividad o no del
trabajador respecto al patrono si bien constituye un elemento concluyente en la
presunción de laboralidad, éste no es el único que debe y debió ser analizado por el
Juzgado Laboral objetivamente para la determinación de una relación laboral o la
desestimación de la misma, debiendo ser objeto de análisis en igual medida, la
autonomía de ejecución, la identidad en los factores de producción, la regularidad en la
remuneración percibida, la sujeción física y temporal en la prestación del servicio, la
subordinación, entre otras, así como la indicación efectiva de manera motivada en el
fallo de los elementos probatorios que contradicen o desestiman la presunción de
laboralidad de manera efectiva y congruente con la realidad, cuestiones que en caso de
ser acometidas signifiquen un cambio sustancial en la apreciación de la realidad jurídica
que ameritasen el examen de una causa a través de la revisión constitucional.

En atención a ello, se advierte que contrariamente a lo expuesto por la parte


solicitante en la presente revisión constitucional y apreciado por esta Sala, la Sala de
Casación Social preliminarmente realizó un análisis circunstancial de los elementos de
hecho en el presente caso para verificar la presunta relación de trabajo existente, en
atención a las oscuras fronteras que rigen actualmente ciertas relaciones laborales,
citando el texto del fallo objeto de revisión precedentes jurisprudenciales de la propia
Sala, para verificar la suposición falsa, con lo cual se advirtió por esta parte que la Sala
de Casación Social ha tenido especial cuidado en tratar de regular dichas situaciones
jurídicas decidiendo de manera casuística, en resguardo de los elementos que rigen la
relación laboral, para determinar si se verifican los primordiales supuestos para poder
ahondar en los restantes de la relación jurídica –test de laboralidad-.
Tal conducta ha sido objeto de análisis en reiteradas ocasiones por esta Sala
Constitucional y por dicha Sala de Casación Social de manera coordinada para
garantizar el respeto y protección de los derechos constitucionales de los trabajadores
de manera objetiva sin que ello se traduzca en una anarquía judicialista de los intereses
de alguna de las partes mediante la exigencia motivada y razonada del acervo
probatorio y los argumentos de hecho y de derecho determinantes para la verificación
de la relación subyacente entre las partes involucradas, así en sentencia n.° 896/2013, la
Sala Constitucional expuso:

“Sin duda alguna, que la peculiaridad de estas relaciones en el ámbito


laboral dificulta la labor del órgano jurisdiccional en atención a las
simulaciones de las relaciones laborales a través de instituciones propias
del derecho civil y mercantil, lo cual ha sido denominado por la
jurisprudencia laboral como zonas grises, sin embargo, como ha expresado
la propia Sala, ello implica una mayor cautela en el análisis y revisión de
los casos, para determinar la primacía de la realidad sobre las formas de
laboralidad, llegando incluso la propia Sala de Casación Social a afirmar
que ‘(…) el principio constitucional de la realidad de los hechos sobre las
formas o apariencias, no puede limitar su utilidad sólo a aquellas
situaciones donde lo oculto es la relación de trabajo, sino que puede ser un
instrumento eficaz para otras, donde lo aparente son precisamente las
notas de laboralidad’ (Vid. Sentencia de la Sala de Casación Social N.°
489/2002).
…omissis…
En razón de ello, se aprecia que la motivación judicial de dicho fallo
acarrea un mayor grado de precisión en estos supuestos, por cuanto la
desestimación pura y simple de los medios probatorios dirigidos a
demostrar los respectivos hechos pueden generar una indefensión en los
diferentes actores procesales, así como una desigualdad procesal en
virtud de la complejidad de la demostración de los referidos hechos
cuando se presenta la dualidad previamente mencionada, por cuanto
existe una identidad absoluta entre el director de la empresa y su
presunto empleador; lo cual genera una similitud en determinados casos
de la identidad de diversos medios probatorios (vgr. constancia de trabajo)
sin corresponder necesariamente a la identidad en la representación de la
sociedad (vgr. Disimilitud entre los integrantes de la junta de
Administración), como ciertamente ocurrió en el presente caso, donde el
ciudadano demandante en el proceso laboral ante la venta de acciones de
una referida Junta Directiva de la empresa de la cual era Presidente,
demanda a la nueva Junta Directiva; lo cual genera y requiere del
juzgador, se insiste un análisis mayor y más exhaustivo en cuanto al
examen probatorio del caso de autos.
Esta identidad y difusión en la certeza de la naturaleza jurídica de las
relaciones laborales, y su identidad entre la materia mercantil y laboral ha
sido objeto no solo de reflexión y solución por parte de la jurisprudencia
nacional sino igualmente por la doctrina y jurisprudencia extranjera, la
cual debe -como se expuso- ser minuciosa en el análisis pormenorizado de
los elementos casuísticos de cada caso. En efecto, debe destacarse lo
siguiente: ‘Desde hace tiempo asistimos a una huida del Derecho del
Trabajo, como forma de eludir un ordenamiento protector. Falsos
autónomos, transportistas con vehículo propio, representantes de
comercio, contratados administrativos, trades, guias, encuestadores,
profesionales nada independientes y un amplio etcétera forman el vistoso
desfile de salida para evitar una protección que se considera excesiva en
términos de exigencia de flexibilidad. Pero al mismo tiempo se produce el
fenómeno contrario: la cumbre de la pirámide ocupacional –los
administradores sociales- protagoniza una espectacular huida hacia el
Derecho del Trabajo’ (Vid. Aurelio Desdentado Bonete y Elena
Desdentado Daroca; En los límites del contrato de trabajo:
administradores y socios, Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración
N.° 83, pp. 41-64)”.

Al efecto, se aprecia que dicho análisis fue correcta y exhaustivamente


acometido por la Sala de Casación Social en el presente caso, al estimar el análisis
probatorio para demostrar el vicio de suposición falsa previo al examen del fondo del
caso, cuestión como tal, que en nuestro criterio no constituye un motivo de revisión
constitucional como esta Sala lo ha expresado en diversos fallos, destacándose entre
ellos, la sentencia n.° 2234/2006, en la cual se expuso:

“En virtud de dicho pronunciamiento, de conformidad con lo previsto en


el segundo aparte del artículo 175 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, pasó a resolver el fondo del asunto. Al efecto, analizó los
alegatos de las partes y las pruebas producidas en el expediente y, con
vista a ellos, consideró que los elementos de convicción de autos
demuestran que las circunstancias de hecho en las cuales se desarrolló la
relación no son compatibles con la dependencia y subordinación
personal, por lo que consideró desvirtuada la presunción de relación
laboral de los servicios que alegó el demandante.

Así pues, no aprecia esta Sala que en la sentencia cuestionada se haya


producido un cambio de criterio con respecto a la interpretación o
aplicación de normas jurídicas para resolver casos análogos. Por el
contrario, la Sala de Casación Social, a pesar de la existencia de un
contrato de naturaleza mercantil entre dos personas jurídicas y la
prestación del servicio personal por otra persona distinta, consideró que
tal circunstancia no era suficiente para desvirtuar la existencia de la
relación de trabajo y, por consiguiente, para determinar la existencia o no
de los elementos característicos de la relación de trabajo, procedió a
analizar las pruebas aportadas por las partes. Ello así, la Sala de Casación
Social decidió apegada a los principios de irrenunciabilidad de los
derechos del trabajo y de primacía de la realidad sobre las formas, y juzgó
que los hechos del caso desvirtuaban la presunción de relación laboral
alegada por el demandante.

Establecido lo anterior, resulta evidente que el solicitante busca, con la


revisión de la sentencia, que se declare la nulidad del fallo cuestionado por
disentir del juzgamiento realizado por la Sala de Casación Social,
pretensión que resulta ajena a la finalidad del mecanismo extraordinario
de revisión de sentencias definitivamente firmes consagrado en el artículo
336.10 de la Constitución y previsto en el artículo 5.4 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, el cual, no puede ser
concebido como un recurso ordinario que se pueda intentar bajo cualquier
fundamentación, sino como una potestad extraordinaria, excepcional y
discrecional que ejerce esta Sala Constitucional con la finalidad de
uniformar la doctrina de interpretación del Texto Fundamental y para
garantizar la supremacía y eficacia de las normas y principios
constitucionales. En consecuencia, esta Sala Constitucional juzga que la
revisión solicitada debe ser declarada no ha lugar en derecho. Así se
decide”.

Por ende, se aprecia que la Sala de Casación Social cuando estimó mediante el
examen del acervo probatorio la existencia del vicio delatado en la casación cuando
expuso “En tal sentido, advierte la Sala que del examen de las actas del expediente, no
resultó establecido que en caso de que el Dr. Germán José Medina, no pudiera asistir a
algún partido, podía nombrar otro galeno para que cubriera su ausencia y menos aún
que los honorarios del médico ‘suplente’ fueran sufragados por el actor, como lo
asentó la recurrida en el fallo, a fin de desvirtuar la presunción de laboralidad que
obra a favor del actor en aplicación del artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo
(1997), por lo que el fallo recurrido está incurso en el vicio que le imputa la
formalización, en consecuencia, deberá precisar esta Sala su carácter determinante en
el dispositivo a los fines de la declaratoria con lugar del recurso”, no vulneró derecho
constitucional ni vulneró el principio de seguridad jurídica, respecto al grado de
confiabilidad y racionalidad en el ejercicio de sus pretensiones judiciales y las
decisiones emitidas por cuanto la mencionada Sala motivó razonadamente su fallo
judicial y la rigurosidad exigida para el análisis de la existencia o no de la presunción de
laboralidad en el referido caso, al ser el quid del presen caso el carácter laboral o no de
los servicios prestados por el ciudadano Germán Medina como acertadamente lo expuso
la Sala de Casación Social cuando expuso: “El punto medular en el caso sub examine,
deviene en determinar el carácter laboral de los servicios prestados por el ciudadano
Germán José Medina en su condición de médico traumatólogo, a la empresa Caracas
Base Ball Club C.A., propietaria del equipo ‘Leones del Caracas’, durante las
temporadas del béisbol profesional”.

Por último, es de destacar que al declarar procedente la revisión constitucional,


la mayoría sentenciadora ordenó la reposición de la causa “(…) al estado en que la
referida Sala juzgue sobre las delaciones que fueron hechas en el recurso de de
casación que anunció y formalizó el ciudadano Germán José Medina contra la decisión
que dictó el Juzgado Superior Séptimo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas el 10 de octubre de 2011”, sin embargo, en el fallo del
cual se disiente se entra a efectuar una valoración como juez de casación cuando se
expone: “(…) que en el presente caso no existe una prueba o pruebas determinadas, de
donde se hubiese dado por demostrado la referida situación fáctica (…)”, razón por la
cual, de estimar la reposición, ha debido omitirse tal afirmación ya que prejuzga el
pronunciamiento de la referida Sala, lo cual califica sobre la decisión en reenvío, lo cual
conforme al criterio de quien disiente, debe ser objeto de pronunciamiento a través de la
revisión constitucional y proceder conforme a lo establecido en el artículo 35 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia a dictar la decisión de fondo en el referido
caso (Vid. Voto Concurrente del fallo N° 03 del 25 de enero de 2005, caso: CANTV).

De manera que en el presente caso se insiste, como ya se hiciera en el voto


concurrente del fallo de esta Sala n.° 3 del 25 de enero de 2005, ya referido, aunado a la
facultad expresa consagrada en el artículo 35 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia, que esta Sala debió proceder en caso de estimar procedente la revisión
constitucional como en efecto fue acordada, proceder a dictar la decisión de fondo,
fundamentando tal objeción aunadas a las previamente expuesta, en que:
“En particular, quien suscribe se refiere a la práctica contenida en los
dispositivos de todos y cada uno de los fallos proferidos por esta Sala cada vez
que ha declarado con lugar un recurso de revisión, consistente en ordenar una
suerte de REENVIO, por el cual se compele a la Sala o Tribunal revisado a que
vuelva a emitir su decisión de mérito acogiendo el criterio particular y específico
de esta Sala Constitucional, sometiendo al justiciable al penoso deber de procurar
otro fallo de quien ya le juzgó adversamente, lo cual se traduce en una
incuestionable dilación, debido, entre otras cosas, a la constitución de Salas o
Tribunales Accidentales, y a la eventual situación que tenga que recurrir de
nuevo – en una especie de recurso de revisión de ‘nulidad’- por ante esta digna
Sala, en caso que la autoridad revisada resulte contumaz en acoger el criterio
sentado o bien, simplemente, lo aplique en forma inadecuada o parcial…

En ese sentido, se adelanta quien suscribe, a que no se le interprete como


postulante del desconocimiento o irrespeto al principio por el cual debe
preservarse el ‘soberano conocimiento del Juez natural de una causa’; sino
como testigo de una realidad práctica que se revierte en contra del propio
justiciable y de sus derechos y garantías constitucionales recién comentadas (ex
artículos 26 y 257 constitucionales). Igualmente, debe acotarse que el sustento
por el cual esta digna Sala puede resolver, directamente, el fondo del conflicto
que subyace en una sentencia objeto de revisión, reposa en el propio hecho de
que, ella misma, en virtud de los poderes que le otorga la Constitución y la Ley,
puede, ni más ni menos, ‘revisar’ las sentencias dictadas por otras Salas del
mismo Tribunal Supremo; en otras palabras, la misma fuerza que le habilita para
desconocer la fuerza de cosa juzgada de un fallo de otra Sala, también abarca
que puede enmendar de forma inmediata y expedita, la situación fáctica del caso,
permitiéndole al justiciable procurar la ejecución inmediata de su derecho que le
ha sido reconocido por esta Sala Constitucional, y sin que quede expuesto a las
dilaciones inexorables que suponen una nueva decisión en ‘reenvío’ (Vgr. Salas
Accidentales), o que la Sala o Tribunal revisado se aparte total o parcialmente del
criterio, obligándolo a interponer un ‘nuevo’ recurso de revisión de ‘nulidad’ por
contrariar el criterio establecido por esta Sala Constitucional”.

Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.

La Presidenta de la Sala,
GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

Ponente

El Vicepresidente,

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

Magistrada Disidente
MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

LUIS FERNANDO DAMIANI BUSTILLOS

El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Exp. n.° 13-0757

LEML/

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