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FILOSOFIA DE JÜRGEN

HABERMAS
INTRODUCCIÓN

Jürgen Habermas es sin lugar a dudas uno de los pensadores más influyentes
del siglo XX. Proveniente de una formación en Filosofía, este autor ha
desarrollado significativos aportes en la Teoría Sociológica moderna,
fundamentalmente a partir de sus teorías sobre la Democracia Deliberativa y la
Acción Comunicativa. Para muchos pensadores, Habermas es uno de los
intelectuales más influyentes de la llamada “segunda generación” de la Escuela
de Frankfurt en Alemania.

El pensamiento Habermasiano ha contribuido significativamente en la filosofía


analítica del lenguaje.

La obra titulada como “Teoría de la Acción Comunicativa” es una de las más


trascendentales de Habermas, ya que en este trabajo analizó desarrolló los
fundamentos racionales de una teoría de la acción capaz de superponerse al
subjetivismo e individualismo propios de la filosofía moderna de la época.
Además, de eso, en esta obra logró construir una teoría comprehensiva de la
sociedad y de la comunicación social a partir de los conceptos de “sistemas” y
“mundo de la vida”. Finalmente, Habermas logró construir una teoría crítica de la
modernidad a partir del proyecto original de la modernidad sugiriendo nuevas
vías para reconstruir.

1. LA FILOSOFIA POLITICA DE JORGEN HABERMAS.-

La reflexión filosófica habermasiana sobre el sentido de la política se vincula


íntimamente con sus primeros planteamientos acerca de la ética discursiva,
así como con los más recientes en Facticidad y validez: Sobre el derecho y
el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso, en la
Inclusión del otro: Estudios sobre teoría política y en La consideración
postnacional: Ensayos políticos. Estos escritos se ubican en la etapa abierta
por el cambio de paradigma, según el cual "el lugar de la razón práctica pasa
a ocuparlo la razón comunicativa", lo cual "es algo más que un cambio de
etiqueta"

2. LA NORMATIVIDAD DEMOCRÁTICA A DE LA POLÍTICA

Según Habermas en Facticidad y validez, el principio de la democracia es la


posibilidad de que todos los comprometidos en el Estado de derecho puedan
reconocer libremente como válidas las normas que lo constituyen. Esto
significa que hay un reconocimiento "cognitiva" de la rectitud de las normas.
Pero esto no siempre es posible. La democracia queda, pues, entre la
posibilidad de acuerdos sustantivos sobre asuntos fundamentales
(constitucionales) y desacuerdos sobre asuntos eventualmente también
relevantes. De estos se dice que se decide tecnocráticamente por la "regla
de la mayoría". Pero esta indica, precisamente, que hay perdedores que no
habrán sido convencidos por los mejores argumentos, sino vencidos por
mayorías. Inclusive entre los ciudadanos se cree que en esto consiste la
democracia: en que se opte por la decisión de la mayoría, y punto. Y esto
provoca no pocas veces que la democracia y el derecho no gocen de buena
fama. Sin embargo, parece que antes de esto la democracia debe buscar
una" acomodación mutua", un acercamiento mutuo, una comprensión
recíproca, inclusive para que se acepte la ley de la mayoría como momento
límite de la democracia participativa (Krawietz & Preyer 1996,329 Y 461).La
ventaja de una concepción comunicativa como profundización y
democratización de la democracia, en el sentido expuesto, es que se puede
aspirar a acuerdos sustantivos mínimos, sin que el hecho de no alcanzarlos
signifique la posibilidad del acuerdo sobre la democracia misma como forma
de ordenar el Estado de derecho. Si esto solo es posible en ciertos casos
con la regia de la mayoría, e inclusive con la negociación y el compromiso,
habría que tomar estas formas de acuerdo también como productos del
proceso de yernocracia participativa; pero entonces hay que estar
especialmente alerta a que se cumplan las formalidades que defienden a los
ciudadanos del peligro de la manipulación. La democracia es, entonces, más
que regla de la mayoría, pero esta ayuda a fortalecerla. Esto nos lleva a
analizar con más cuidado el sentido fundamental de la democracia
participativa. Habermas entiende por "democracia radical" la que surge
desde la sociedad civil, expresa sus necesidades e intereses, genera
opinión, influye, motiva a la participación en las formas convencionales de
hacer política y dinamiza las no convencionales. Esto explica por qué para
una democracia participativa que pretenda conferir legitimidad al Estado de
derecho es absolutamente indispensable una sociedad civil compleja y
multicultural en íntima relación con un sentido vigoroso y crítico de
lo público, como se consigna expresamente al final de Facticidad y validez
(cap. IX). Allí Habermas sugiere formas institucionales y no institucionales
de hacer política y de producir derecho, todas ellas articuladas como "poder
comunicativo", en procesos de participación: elementos plebiscitarios en la
constituci6n, consultas populares, democratización de los partidos, oposición
extraparlamentaria, etc.; al mismo tiempo cierta constitucionalizarían de los
medios, para que, independientes de élites políticas o económicas, aseguren
la libertad comunicativa de los ciudadanos para la formación de la opinión
pública.

En un paradigma procedimental del derecho se presenta la opinión pública


política no sólo como antesala del complejo parlamentario, sino como la
periferia que impulsa y encierra el centro mismo de lo político: el público
influye con un presupuesto de razones normativas, sin pretensión de
conquista, en todas las órbitas del sistema político. (Habermas 1998, 528-9)

Un caso paradigmático, sobre todo desde la perspectiva nuestra, es el de la


desobediencia civil (Habermas 1998,464-6): se trata de actos de violación
de lo establecido (protesta ciudadana, movimientos sociales, toma de tierras,
etc.) para exigir de los que gobiernan que revisen la legislación, y para apelar
al sentido de justicia del público. En estos casos se manifiesta la conciencia
de la sociedad sobre su poder para presionar al Estado, de suerte que
solucione los conflictos de acuerdo con principios constitucionales y morales.
Se tiene por tanto una concepción dinámica de la constitución como un
proyecto nunca terminado y siempre dependiente del poder democrático: es
un dispositivo de aprendizaje de solución concertada de aquellos conflictos
que nos hemos acostumbrado inveteradamente a manejar con violencia, y
de cooperación social para abordar aquellas tareas que no pueden realizarse
exitosamente sin esta. Es, por tanto, de competencia de los ciudadanos
poder evaluar y reformar una constitución, que antes que todo es carta de
navegación para vincularse a aquellos proyectos y programas que fomenten
la concepci6n del bien de los ciudadanos. Si se da todo el peso a la
democracia participativa, no solo para solucionar el problema de las
diferencias culturales, sino sobre todo el de las desigualdades sociales y
económicas, hay que desarrollar una pedagogía de la comunicación. Pero
entonces es necesario que las formas no convencionales de participación no
sean demonizadas, como ocurre no pocas veces, cuando el sentido de la
democracia participativa no está lo suficientemente desarrollado en toda su
complejidad. EI derecho de asociarse y manifestarse públicamente está a
veces sujeto a los excesos y suspicacias de las autoridades. Aquí cabe
preguntar por los límites entre la desobediencia civil y las diversas formas de
violencia. ¿En qué momento la participación pierde su sentido democrático
para convertirse en puro instrumento? La desobediencia civil y la
insurrección pueden llegar a justificarse no sólo por su destino final para
implantar pedagogías y soluciones democráticas, sino por su compromiso
con el "poder comunicativo", como única fuente de legitimidad de todo poder
político y jurídico. Puede ser necesario violentar su restauración, pero sin
renunciar a la participación democrática, En este sentido, cuando se habla
de diálogos de paz, no es sólo porque con ellos se llegue a acuerdos sobre
algo sino, sobre todo porque quienes dialogan para restablecer la
convivencia se comprometen con la sustancia de la democracia y la
posibilidad del Estado de derecho: lo público y la comunicación. Conservar
un sentido comunicativo fuerte de lo público como paradigma de la
democracia participativa, aun en medio de las armas, tiene su importancia
en ambas direcciones: seria la que el autoritarismo y la corrupción cierran el
espacio de la participación de la misma forma que la violencia, al cancelar
todo espacio para la imaginación político. Y toda posibilidad de recuperar
credibilidad para la democracia. No sólo la violencia cierra el espacio del
dialogo y del entendimiento, sino que el mismo rechazo al diálogo, aun en
medio de las armas, cancela toda posibilidad de construir una sociedad
pluralista, en la que la inclusión del otro signifique que allí pueden vivir todos,
respetando las diferencias de toda índole. De la construcción de esta
sociedad son responsables no sólo los llamados "poderes establecidos",
sino quienes los combaten para buscar el cambio. Unos y otros no pueden
pensar sólo en sí mismos, puesto que es la sociedad civil la que les exige
dialogar con ella misma acerca de un país en el que quepan todos. Evadir
dicha responsabilidad priva a unos y a otros de legitimidad ante todos los
que tienen derecho como ciudadanos a auto incluirse en un proyecto de
Estado social de derecho democrático.

3. RACIONALIDAD DE LA ACCIÓN Y RACIONALIZACIÓN SOCIAL

La primera gran pretensión de Habermas en esta primera parte de la


presentación de su teoría, apunta al análisis de la racionalidad. Si bien este
tema venía siendo tratado por la filosofía en torno a las opiniones y acciones
de los sujetos, Habermas se propone reinterpretar estos análisis intentando
ampliarlos en su dimensión social en torno al fenómeno de la comunicación
en la interacción humana. En este sentido, el autor se refiere a la necesidad
de contar con la Sociología como una disciplina capaz de explicar las
modalidades estructurales que determinan el comportamiento de los sujetos,
sobre todo a nivel de los planos simbólicos como determinantes de la acción.
Asimismo, se refiere a la importancia que tiene la Antropología en el análisis
de la conformación y devenir de la cultura como un factor esencial para
explicar la producción y permanencia de estos planos simbólicos antes
mencionados.

Es interesante constatar la relación que se establece entre la Sociología y


Antropología cultural con la comunidad y el concepto de cultura
respectivamente. Habermas diferencia estos espacios en tanto afirma que el
espacio comunitario o la vida social responden a un tipo de acción que se
define en la integración social. Es decir, en un plano más ampliado a
diferencia de la Antropología cultural, que si bien se especializa en una forma
de relación específica o, en términos de Bourdieu, en un campo determinado
como lo es la Cultura, ofrece la posibilidad de comprender y analizar los
patrones estructurales de los sujetos. En esta idea reside lo que Habermas
va a llamar como “mundo de la vida”, que se compone de tres aspectos: la
cultura, la sociedad y la personalidad, cada uno de los cuales hace referencia
a pautas interpretativas o suposiciones sobre cómo la cultura ejerce una
influencia sobre la acción, sobre cómo se van estableciendo pautas
determinadas en las interacciones sociales de los sujetos y finalmente, como
se estructura un modo de ser de los individuos. Esta es una idea
trascendental para comprender la raíz de la teoría de la acción comunicativa,
ya que Habermas sostiene que a través de este tipo de interacción logrando
la realización y comprensión de cada uno de estos elementos, posibilita la
reproducción de los mundos de la vida de los sujetos y refuerza a la cultura
como una subsistema de representación de la realización de la vida social.
En esta idea está la crítica implícita a la Modernidad del autor, ya que si bien
estos componentes han estado presentes desde las sociedades arcaicas, en
el devenir de la modernidad se ha tendido a su racionalización, lo que ha
implicado la creciente diferenciación entre la cultura, la sociedad y la
personalidad.

4. FUNDAMENTOS DE LA ACCION COMUNICATIVA

Para Habermas la acción comunicativa tiene que ver con una determinada
concepción de lenguaje y entendimiento.

Habermas señala que las cuestiones de significado no pueden separarse del


todo de las cuestiones de validez. A través de este supuesto señala que lo
básico de la teoría del significado es saber qué es lo que se quiere decir o,
en otras palabras, cómo entender el significado de una expresión lingüística
y bajo cuáles contextos esa expresión puede ser aceptada como válida. Esto
es relevante en el sentido de entender el significado de una expresión
lingüística en términos de su uso. Bajo esta perspectiva es posible señalar
que existe en las emisiones lingüísticas una orientación de validez, la cual
pertenece a las condiciones pragmáticas, ya no sólo al entendimiento, sino
que a la propia comprensión del lenguaje. En este sentido, en el lenguaje
posee una dimensión del significado y una dimensión de la validez que están
íntimamente unidas unas con otras.

Habermas en su teoría de la acción comunicativa, presenta los fundamentos


de una teoría comprensiva para explicar a la sociedad en sus dinámicas de
interacción, sosteniendo que dicha acción tiene como componente esencial
aquella las normas de acción definidas recíprocamente entre los sujetos
sobre su conducta, por lo que deben ser reconocidas y comprendidas
intersubjetivamente. Sin embargo, dentro de las orientaciones de la acción
del sujeto, es posible encontrar funciones implícitas necesarias para la
sociedad que devienen en sistemas, los cuales constituyen una dinámica
externa al sujeto. Este trabajo ha intentado explicar los principales tópicos
desarrollados por este autor en la obra que lleva este nombre.
CONCLUSIONES

El tejido comunicativo de la sociedad civil y el sentido también comunicativo de


lo público, exigen profundizar en las estructuras de la comunicación: en un primer
momento, lugar del pluralismo, de la expresión de los conflictos, de la
comprensión y reconocimiento del otro; en uno segundo, poder comunicativo de
la política deliberativa para buscar acuerdos políticos, constitucionales y
jurídicos.

La acción comunicativa es una parte de la acción social, lo que la vuelve como


un factor determinante en el proceso de socialización. Actualmente, esto es
esencial para entender la relevancia que tienen los medios de comunicación de
masas en la formación de “imágenes de mundo” de los sujetos. La dinámica
comunicativa define la recepción y reproducción cultural, la integración social y
el desarrollo de la personalidad y de la identidad personal.

La acción comunicativa está mediada por símbolos y responde a la idea de


reconocimiento compartido. Este es un tema relevante para entender el concepto
de deliberación en la acción política, como un medio de reconocimiento e
integración de las personas en las decisiones de carácter público.
ANEXOS

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