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Concurso
redSAN
2007
artículos
ganadores
Las denominaciones empleadas y la forma en
que aparece presentada la información que
contiene esta publicación no implica, de parte
de la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación juicio alguno
sobre la condición jurídica de países, territorios,
ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni con
respecto a la delimitación de sus fronteras o
límites.
Hoy, el mundo sabe que la pobreza y el hambre son unos de los principales desafíos que se
deben enfrentar. Son desafíos que constituyen el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio,
cuyas metas son reducir a la mitad la proporción de personas en pobreza extrema y que
padecen hambre entre 1990 y 2015. Con esto presente los países de la Región, con el apoyo
de FAO, lanzaron en el 2005 la “Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre” (ALCSH),
proyecto que busca un objetivo aun más ambicioso y sin embargo factible: erradicar el
hambre por completo en la Región. Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo (AECID) se inició a fines de 2006 un Proyecto de apoyo a
la Iniciativa con tres líneas de acción: sensibilización, fortalecimiento de capacidades y
monitoreo y análisis de la seguridad alimentaria y nutricional. Dentro de la tercera línea
de acción se impulsó la creación de la Red de Investigación y Capacitación en Seguridad
Alimentaria y Nutrición (REDSAN), la cual tiene por objetivo promover la investigación y el
intercambio de conocimientos en la Región. Como parte de las actividades de la REDSAN, se
lanzó en el 2007 el “Primer Premio a la Investigación en Seguridad Alimentaria y Nutricional
en América Latina y el Caribe”, a través de una convocatoria dirigida a investigadores y
académicos de cualquier país de la región.
La memoria aquí presentada contiene el texto completo de los 10 artículos ganadores, los
cuales se clasifican en tres grupos según sus características. El primer grupo consiste en
aportes, revisiones y análisis metodológico o de enfoque conceptual en puntos relevantes
de la Seguridad Alimentaria, recurriendo a métodos cuantitativos para su validación, con
miras a mejorar su comprensión o medición, apoyando así el proceso de toma de decisiones:
Consideraciones metodológicas para la medición y análisis de la seguridad alimentaria y
nutricional a nivel de ecosistemas agrícolas; Inseguridad Alimentaria como foco de políticas
públicas para el combate a la pobreza, y Evaluation of Household Food Insecurity in Brazil:
validity assessment in diverse sociocultural settings.
Finalmente, el tercer grupo trata evaluaciones de diversa índole, caracterizadas entre sí por
incorporar la metodología de estudio de casos: Status Nutricional de Populações Ribeirinhas
da Amazônia: um estudo comparativo entre várzea estacional e sazonal; Determinantes
e conseqüências da insegurança alimentar no Amazonas: a influência dos ecosistemas;
El sombrío en los cafetales: un sistema, una estrategia para la seguridad alimentaria, y
finalmente Seguridad Alimentaria y Nutricional y Políticas Públicas: El caso Argentino
2001-2007.
Pasando del enfoque nutricional y del medio ambiente hacia la disponibilidad de recursos
productivos, se presenta el artículo: “Seguridad alimentaria y nutricional y la seguridad
en el acceso a semillas. Influencia de la política pública en Bolivia sobre los pequeños
agricultores”. La investigación, dividida en dos partes, analiza por un lado el Sistema
de Provisión de Semillas (SPS) de una comunidad campesina, y por otro contrasta estas
características con la política boliviana sobre semillas, ejecutada por el Programa Nacional
de Semillas (PNS), con el propósito de entender cuál es su influencia en la seguridad
en el acceso a semillas de los campesinos, sobre la cual depende la SAN. Sus hallazgos
muestran importantes y sui generis características sobre el SPS como son las redes de
aprovisionamiento mediante relaciones tradicionales de reciprocidad, la adaptación de
las semillas a sus condiciones productivas, desconfianza de las semillas del sistema formal,
entre otras. Todo lo anterior resulta contrapuesto a la normativa nacional sobre semillas,
por ello sus autores consideran necesario replantear la relación entre el SPS campesino
y el SPS formal, orientándola a aprovechar las complementariedades existentes entre
ambos sistemas.
Autores:
RESUMEN
Tomando en consideración varias fuentes se establece que son tres los factores
que determinan la SAN: precio de los alimentos, capacidad de almacenamiento
e influencias ambientales, así como tres son sus componentes básicos: acceso,
suficiencia, estabilidad. Nuestro interés se centra en el factor influencias ambientales
y en el componente estabilidad que se justifica por los problemas ambientales
asociados al cambio climático, cuyas consecuencias empiezan a notarse en la
región de América Latina y el Caribe.
13
ABSTRACT
The present work deals with methodological aspects about food and nutrition
safety measurements and analyses at agricultural ecosystems level. The focus is
placed on some food safety factors and components. The proposed indexes were
calculated on collected fieldwork data.
Bearing in mind a few sources, there are three factors that determine food safety:
food prices, storage capacity and environmental influences, and it is composed of
three basic dimensions: sufficiency, stability and accessibility. Our main interest is on
the environmental influences and the component of stability due to environmental
problems associated with global climate change, whose consequences become
more and more visible in Latin American and the Caribbean.
The results presented belong to a wider currently undergoing study, that forms
part of the national project of science and technology “Contribution of agricultural
ecosystems to global climate change mitigation and energetic balance,” that is
being implemented in the agricultural ecosystems of the mountain regions in the
province of Pinar del Río, Cuba.
Key words: Food and nutritional safety factors and components, soil physical
properties, agricultural and forest diversity, energetic balance.
14
INTRODUCCIÓN
Hoy en día hay más de 800 millones de personas que viven en la pobreza, con serio
peligro de desnutrición crónica, y que no pueden disfrutar de una vida saludable y
activa. Entre ellos, más de 200 millones de niños menores de cinco años se acuestan
todas las noches con hambre, sin disponer de las calorías y proteínas esenciales
que necesitan sus cuerpos (Figueroa, P. D., sin fecha).
Estas personas llevan una vida miserable y se ven privadas del derecho más
fundamental del ser humano: la alimentación. La mayoría de esas personas viven
en los países de bajos ingresos con déficit de alimentos porque no producen lo
suficiente para sustentar a sus gentes, y no tienen recursos para cubrir el déficit
con importaciones (FAO, 1995; FAO, 1997).
Entre los más difíciles problemas confrontados por la humanidad está la escasez
de alimentos y las dietas deficitarias. La producción de alimentos ha crecido en
muchos países, sin embargo, el número de personas hambrientas ha aumentado
debido al rápido crecimiento de la población y la carencia de una distribución
efectiva de los alimentos. A todo esto se suma que la cadena alimentaria es más
vulnerable a la contaminación ambiental. A medida que la población mundial
aumenta, nos persigue cada vez con mayor insistencia la imagen de los pobres y
hambrientos (Santa Jiménez Acosta, 1994).
15
alteraciones. Actualmente el plazo para el cumplimiento de la meta fue extendido
hasta el año 2030. Hoy el hambre sigue siendo el mayor problema social de la
humanidad (FAO, 1997; FAO, 2001).
16
los alimentos necesarios en cantidades suficientes. La pobreza existe donde quiera
que haya personas extremadamente desposeídas o gravemente desfavorecidas,
tanto en los países en desarrollo como en los ricos. El problema de muchos hogares
pobres es que la mayor parte o la totalidad de su trabajo y de sus ingresos apenas
alcanzan para cubrir sus necesidades en circunstancias normales. Esos hogares no
tienen capacidad de reserva para hacer frente a las cosechas escasas, la falta de
trabajo o la falta de alimentos complementarios como los productos silvestres de
los bosques.
Por otro lado, el monocultivo, el cual es una práctica de siglos en los ecosistemas
agrícolas de América Latina y el Caribe, donde la preponderancia de un cultivo
afecta de forma significativa el equilibrio de los ecosistemas. El monocultivo
agrícola generalmente responde a políticas nacionales (coyunturas de altos
precios para algunos productos estratégicos, producción de biocombustibles,
etc.), o sectoriales (latifundio y grandes empresas transnacionales) y no a las
necesidades de producción de las propias comunidades. En el orden ecológico,
el monocultivo hace mucho más vulnerable a los ecosistemas agrícolas por las
prácticas de manejo que en ellos se aplican, como el uso intensivo de químicos,
mal manejo de los suelos (poca o nula rotación de cultivos), pérdida de diversidad y
balances energéticos desproporcionados en la dirección de la entrada de insumos.
Desde el punto de vista de la SAN, es más probable que el monocultivo no esté
un función de satisfacer las necesidades nutricionales en calidad y cantidad de las
comunidades.
A nuestro modo de ver, está surgiendo una razón adicional y muy fuerte que afecta
la SAN: la inestabilidad ambiental de los ecosistemas agrícolas, motivado por las
variaciones del clima: el cambio climático. Este fenómeno se relaciona directamente
con la SAN porque erosiona la base que la sustenta. Las sequías intensas, la
degradación acelerada de los suelos, las lluvias o fenómenos tropicales severos, y
las afectaciones ecológicas directas a las regiones productivas de algunos cultivos
provocan que se vaya perdiendo la posibilidad de obtener resultados estables o
quizás incrementos.
En términos de calidad, las especies de plantas que más pueden aportar (las de
mayor porcentaje de proteínas) están sufriendo serias limitaciones productivas
debido a los fenómenos provocados por la inestabilidad ambiental.
17
Componentes de la seguridad alimentaria
Considerando como ciertos todos los requisitos enumerados, se infiere que los
sistemas tienen que ser monitoreados en varios de sus aspectos, y que además
puedan medirse, para su posible declaración como ecosistema seguro desde el
punto de vista alimentario.
18
Desde nuestro punto de vista, resulta arriesgado hablar de seguridad alimentaria
sin tomar en consideración la seguridad ambiental, pues la capacidad de un
ecosistema para producir alimentos suficientes y seguros depende cada vez más
de las variaciones del clima, asociadas al cambio climático.
19
general se investigan a nivel de proyectos locales en países en desarrollo (América
Latina), es deseable un método que consiga la mayor efectividad con economía de
recursos y tiempo, y con procedimientos simples y fáciles de implementar.
MATERIALES Y MÉTODOS
Dentro del proyecto está previsto realizar muestreos sistemáticos durante tres
años en grupos de fincas campesinas en diez provincias del país. En la provincia en
la que se realizaron los muestreos se seleccionaron diez fincas. Durante el presente
año se realizaron los muestreos que constituyen la línea base. Los muestreos se
realizan siguiendo tres ejes temáticos: calidad física de los suelos, diversidad
agrícola y forestal, y funcionamiento energético.
Para los ejes temáticos se definieron indicadores que se miden siguiendo diferentes
procedimientos. Los indicadores se estandarizaron, como resultado de lo cual se
construyeron cuatro índices: Índice físico, Índice de diversidad, Índice de calidad
nutricional e Índice de eficiencia energética. Por último, estos índices se utilizaron
para construir el Índice de estabilidad de la finca en términos del componente
estabilidad y el factor influencias ambientales para la SAN.
La calidad de los suelos se mide realizando dos calicatas por finca, una en terrenos
de labranza y otra en terrenos de arboledas o cultivos permanentes. Para cada
calicata se mide la longitud de los horizontes, se toman muestras de cada uno
de ellos y se realiza la clasificación de los horizontes por diferentes criterios.
Finalmente, las muestras se envían al laboratorio para su análisis. Los indicadores
de calidad de los suelos seleccionados son:
20
- Profundidad efectiva del suelo (horizonte A), en centímetros. Para medirlo
sólo se necesitan herramientas que ayuden a cavar las calicatas.
- Por ciento de materia orgánica. Aunque se determina en el laboratorio, no se
necesitan medios muy costosos para hacerlo.
Para medir la diversidad agrícola se realiza encuestas a los campesinos sobre los
cultivos temporales que mantienen. De cada cultivo se anota los datos necesarios
para calcular el Índice de Shannon-Weiner (Del Pino, J. O. Z., R. y Oliet, J.A, 2005), que
es uno de los indicadores de diversidad seleccionados. Los datos para calcularlo se
pueden obtener bien mediante conteos de diversidad en la finca, como a través de
encuestas al productor.
Funcionamiento energético
21
Las encuestas al productor incluyen detalles sobre el tipo y cantidad de los insumos y
las producciones. Se utilizan tablas de contenidos energéticos promedios para ambos
(Funes Monzote, F, 1997). Estos contenidos energéticos, en el caso de insumos como
fertilizantes y pesticidas, están relacionados con la cantidad de energía, procedente
principalmente de combustible fósil, que se emplea para producir la unidad.
Sistematización de la información
Para almacenar los datos de campo se diseñó una base de datos que fue normalizada
para comprobar su consistencia lógica, pues debe garantizar el almacenamiento
sistemático de los datos de los sucesivos muestreos durante tres años. Es esencial
que los datos se almacenen observando todos los requisitos de integridad para
garantizar la confiabilidad de los procesamientos estadísticos, cada vez más
abarcadores y complejos, que se realizarán. Se implementó utilizando el sistema
de gestión de base de datos (SGBD), Microsoft Access (versión XP).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
22
de emisión de gases, o transformación de gases más dañinos en menos dañinos.
Por ejemplo, es beneficioso cuando para mejorar la eficiencia energética se
combustionan moléculas de metano (CH 4) de los restos de cosechas y residuales
de la cría de animales, para liberar en su lugar moléculas de dióxido de carbono
(CO 2), con un efecto diez veces menor sobre el calentamiento global.
Existen varias herramientas para evaluar la SAN. Dado que se trata de un problema
multidimensional, recurren a varios indicadores. Aun así, prevalecen diferentes
criterios sobre qué aspectos son más importantes de tener en cuenta.
Uno de los instrumentos más usados son las hojas de balance que funcionan como
un marco de registro continuo de datos que permite evaluar con objetividad déficit
o excedentes de alimentos (FAO, 1997), siempre y cuando los datos suministrados
sean confiables.
Estos índices permiten hacer estimaciones globales y sirven de alerta sobre crisis
alimentarias y para pronósticos agrícolas.
23
Los Índices de accesibilidad se utilizan para medir el acceso real a los alimentos
de diferentes grupos poblacionales. Es útil para determinar qué grupos son más o
menos vulnerables y cuales son sus niveles de desnutrición.
24
El siguiente cuadro resume los factores, componentes, índices y algunos indicadores
que se consideran para los índices.
. Aporte relativo a la
ingesta dietética total.
. Aporte per cápita de
proteínas y energía
Capacidad de Índices de
Disponibilidad procedente de
almacenamiento disponibilidad
alimentos básicos.
. Aporte total de energía
a las necesidades
nutricionales promedio.
25
Ninguno de lo que fueron revisados tiene en cuenta el problema del cambio
climático.
Aparte de la objetividad de estos índices para evaluar los riesgos y para hacer
pronósticos con relación a la SAN, están orientados a los aspectos macro del
problema. Se ve en ellos la intención de evaluar a nivel de grupos de países, más
que de países o de regiones de éstos, por lo que se puede correr el riesgo de que
incumplan la misión para la que fueron diseñados.
26
En el caso que propone el artículo, los datos de los indicadores seleccionados
provienen del grupo de las diez fincas estudiadas, lo cual sujeta fuertemente
los resultados a características específicas de la región donde se ubican
geográficamente. Por ejemplo, los datos nos dicen que los suelos de esta región
están muy degradados. Si los estandarizaran con datos de otras regiones del país o
del mundo, seguramente harían caer sus correspondientes índices de estabilidad.
En cambio sus valores de balance de energía son buenos en comparación con otros
estudios reportados (Funes Monzote, F, 1997).
Medición de la estabilidad
Índices de estabilidad
Índice físico: refleja la calidad física de los suelos, la cual es la base sobre la cual
descansa la posibilidad de alcanzar la suficiencia alimentaria, independientemente
de que presenten alteraciones químicas debidas a malos manejos.
27
a- Profundidad efectiva: está relacionada con la capacidad productiva de los
suelos y, a su vez, su nivel de degradación. Se define como la longitud en
centímetros del horizonte A (Tabla 1).
PROFUNDIDAD EFECTIVA
FINCA
(cm)
1 26
2 15
3 20
4 18
5 13
6 14
7 21
8 8
9 20
10 14
Fuente: Elaboración propia.
MATERIA ORGÁNICA
FINCA
(%)
1 1,20
2 1,33
3 1,25
4 1,14
5 1,27
6 1,23
7 1,82
8 0,93
9 1,26
10 1,21
Fuente: Elaboración propia.
28
Este indicador es sumamente importante en suelos tropicales, donde la materia
orgánica se descompone más rápidamente por la acción de la humedad y las altas
temperaturas, pero también se puede perder con facilidad porque las condiciones
socioeconómicas dificultan la implementación de políticas de protección. En la
medida en que aumentan los niveles de materia orgánica en los suelos, se hace un
aporte considerable al secuestro de carbono. Cuando debido a los malos manejos
el carbono de los suelos es liberado, se está haciendo una contribución negativa
al ecosistema planetario.
ÍNDICE DE SHANNON-
FINCA
WEINER
1 1,08
2 1,59
3 1,09
4 0,95
5 0,82
6 1,31
7 1,37
8 0,93
9 1,67
10 0,95
Fuente: Elaboración propia.
29
La diversidad agrícola también puede hacer una contribución importante a la
reducción de la emisión de gases de efecto invernadero si se tienen en cuenta
los volúmenes de carbono que permanecen secuestrados durante el tiempo de
cosecha, además de la fracción que queda en el suelo después de la cosecha.
CARBONO RETENIDO
FINCA
(Ton/ha)
1 3,37
2 4,79
3 5,41
4 10,07
5 40,04
6 1,73
7 2,57
8 3,91
9 5,25
10 94,28
Fuente: Elaboración propia.
Dentro de los ecosistemas agrícolas, los árboles ayudan a regular los elementos
del medio como suelos, aguas, poblaciones de insectos y proveen alimentos de
excelente calidad nutritiva para el hombre y los animales, entre otros beneficios.
30
De manera que constituyen un elemento importante para la seguridad alimentaria,
no sólo por la producción de alimentos y otros insumos, sino principalmente por
este papel de regulación que influye en la estabilidad del ecosistema.
PRODUCCIÓN DE
FINCA PROTEÍNAS
(kg/ha)
1 237,13
2 94,46
3 150,54
4 18,43
5 23,29
6 165,68
7 87,59
8 91,11
9 51,61
10 274,62
Fuente: Elaboración propia.
Las proteínas pueden ser de origen animal y vegetal, pero en el último caso se
necesita conocer si la producción de las mismas resulta suficiente por su presencia
en la dieta (entre 60 y 100 gramos diarios por persona), para asegurar la suficiencia
alimentaria.
31
Índice de eficiencia energética. Cuantifica el nivel de eficiencia energética de
la finca. La eficiencia energética es una de las mayores preocupaciones para la
estabilidad de un ecosistema productivo. Se necesita lograr ciertos niveles de
eficiencia para alcanzar la estabilidad productiva y suficiencia alimentaria. Este
índice se define a partir de la relación entre la energía que entra al sistema y la
energía que sale del mismo.
Es un indicador muy útil, pues al considerar la energía que sale y que entra del
sistema, ofrece una medida de su estabilidad y dependencia de las influencias
externas, y por tanto, su capacidad de responder a las perturbaciones ambientales
y antrópicas.
32
Tabla 7. Coeficientes de correlación entre indicadores
PRODUCCIÓN
PROFUNDIDAD MATERIA ÍNDICE DE CARBONO
DE
EFECTIVA ORGÁNICA SHANNON RETENIDO
PROTEÍNAS
Materia
0,4464
orgánica
Índice de
0,2958 0,4339
Shannon
Carbono
- 0,2910 - 0,1021 - 0,4411
retenido
Producción
de 0,2023 - 0,0896 - 0,1260 0, 4251
proteínas
Relación
- 0,3371 0,0107 0,0905 - 0, 2526 - 0,3227
energética
Se aprecia que no hay valores altos de correlación entre los indicadores. Ni siquiera
en el caso de la relación entre la profundidad efectiva del suelo y su contenido
de materia orgánica, el coeficiente de correlación sobrepasa el valor aceptable
de 0,50. No parece haber –al menos para estos conjuntos de datos– fuerte
dependencia. Entonces no sería apropiado aplicar el peso de un indicador a través
de otro (dependencia funcional), sino adicionar los indicadores para que cada uno
aporte su peso individualmente a las expresiones de los índices (incluyendo el
índice general).
La decisión tomada consiste en: 1.- estandarizar los indicadores en una escala de
tres valores, de cero a dos, que resulta en la definición de seis índices, uno por
indicador; 2.- construir las expresiones para calcular los índices de estabilidad
sumando los índices que resultaron de la estandarización de los indicadores
relacionados; y 3.- construir la expresión del índice general sumando los índices
de estabilidad. Por lo tanto, se asigna el mismo peso estadístico a cada indicador.
33
caso del indicador relación producción energética/gasto energético, se hicieron
las siguientes consideraciones: para valores entre cero y uno (finca con balance
positivo), se asigna valor igual a dos; entre uno y diez (gasta entre uno y diez veces
las calorías que consume) se asigna valor igual a uno; y para valores del indicador
mayores de diez se asigna valor igual a cero (Tabla 9, Figura 1).
Índice físico
Índice de diversidad (ID) Índice de
(IF) Índice de
calidad
eficiencia
Finca Profundidad Materia Diversidad Diversidad nutric.
energ. (IE)
efectiva orgánica agrícola forestal (IN)
(P) (O) (DA) (DF)
1 2 0 0 0 2 0
2 1 1 2 0 0 1
3 1 1 0 0 1 0
4 1 0 0 0 0 1
5 0 1 0 1 0 1
6 0 0 1 0 1 1
7 2 2 1 0 0 1
8 0 0 0 0 0 1
9 1 1 2 0 0 1
10 0 0 0 2 2 0
34
Figura 1. Valores estandarizados de los índices para las fincas estudiadas
5 IE
IN
4
Valores
DF
3 DA
O
2 P
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Fincas
La razón por la cual se escogió este procedimiento, del que se desprende que un
comportamiento promedio no estaría necesariamente cerca del valor medio sino
de la mediana, radica en que, a menos que se cometan serios errores, no debe
haber variaciones espectaculares de un ecosistema al otro para el mismo indicador.
Los errores pueden ser de medición (campo o laboratorio), o de apreciación
(encuestas). Estas consideraciones tendrán que ser reevaluadas cuidadosamente
en fases posteriores del proyecto.
Donde:
P: Índice de profundidad efectiva
O: Índice de materia orgánica
Donde:
D A: Índice de diversidad agrícola
D F: Índice de diversidad forestal
35
Donde:
I F: Índice físico
I D : Índice de diversidad
I N: Índice de calidad nutricional
I E: Índice de eficiencia energética
El Índice general de estabilidad toma valores entre 0 y 12, que representa, en calidad
ascendente, cómo es el desempeño de la finca desde el punto de vista del factor
influencias ambientales y del componente estabilidad para la SAN (Tabla 10).
Tabla 10. Valores calculados de los índices construidos, para las fincas estudiadas
1 2 0 2 0 4
2 2 2 0 1 5
3 2 0 1 0 3
4 1 0 0 1 2
5 1 1 0 1 3
6 0 1 1 1 3
7 4 1 0 1 6
8 0 0 0 1 1
9 2 2 0 1 5
10 0 2 2 0 4
Al analizar los valores del Índice de estabilidad para los diez ecosistemas estudiados,
llaman la atención naturalmente los casos peor y mejor, para confrontarlos con las
observaciones y corroborar sus condiciones de estabilidad desde el punto de vista
de la seguridad alimentaria.
36
profundidad efectiva, poco contenido de materia orgánica, bajos valores de
diversidad agrícola, bajo volumen de secuestro y retención de carbono, y un
valor promedio de producción de proteínas y una eficiencia energética positiva
(aunque no un valor exageradamente alto). Su eficiencia en este caso se basa en la
escasa introducción de energía por concepto de insumos, ya que la mayoría de los
procesos se realizan con recursos propios del ecosistema. El Índice de estabilidad
calculado parece reflejar adecuadamente la poca capacidad del ecosistema para
asegurar producciones estables y diversas, y hacer una contribución importante a
la regulación ambiental (Tabla 9, Figura 1).
En el otro extremo está el ecosistema número siete, cuyo valor asciende a seis,
exactamente en el punto medio de la escala. Cuando se observan los resultados de
los muestreos, se caracteriza por tener una de las mayores profundidades efectivas
del suelo, aceptable porcentaje de materia orgánica, también aceptable diversidad
agrícola (valores muy cercanos al equilibrio), bajos niveles de retención de carbono
(motivado por la poca presencia de árboles), valores medios para la producción de
proteínas, y una eficiencia energética promedio. Por lo tanto, el ecosistema parece
tener una aceptable estabilidad apoyada en la buena calidad de los suelos, que es
la base física sobre la que desarrollan los demás aspectos (Tabla 9, Figura 1).
Del análisis realizado a los dos ecosistemas con valores extremos se desprende
que el factor físico y la diversidad juegan un papel decisivo para la estabilidad del
ecosistema, aunque se debe reconocer que los datos utilizados son escasos. Esto
es coherente con la percepción, expuesta al principio, acerca de la necesidad de
que los ecosistemas basen su sostenimiento en el mantenimiento de la calidad del
suelo y de una adecuada diversidad agrícola y forestal, con cultivos que contribuyan
en la calidad de la dieta y con la deposición de carbono.
Ningún ecosistema está por encima del valor medio (seis), lo cual sugiere que sus
desempeños en función de la estabilidad se pueden mejorar considerablemente,
influyendo fundamentalmente el aspecto físico (medidas de conservación y
mejoramiento del suelo) y la diversidad (incorporación de cultivos y variedades,
siembra de árboles).
37
La eficiencia energética de una finca suele ser mejor cuando sus producciones
están más diversificadas, porque las salidas de unas producciones se convierten
en insumos de otras, con un contenido energético determinado. Los componentes
son las fuentes de energía, y sus microestados los diferentes tipos de fuentes. Los
sistemas más diversificados desde el punto de vista energético suelen ser los más
eficientes en el uso de la energía: su entropía es mayor.
CONCLUSIONES
Estos indicadores son sólo algunos dentro de un grupo más numeroso que también
fueron medidos, y que, a juicio de los autores, son suficientes para obtener una
fotografía del estado de los recursos ambientales del ecosistema de forma rápida
y simple.
38
BIBLIOGRAFÍA
DEL PINO, J. O. Z., R. y OLIET, J.A. 2005. Empleo de diferentes índices de biodiversidad
en los modelos basados en técnicas de decisión multicriterio. Escuela Técnica Superior
de Ingenieros Agrónomos y de Montes.
EIDE A, A. OSHAUG y W. EIDE. 1992. Food security and the right to food in
international law and development. New York: UNICEF; Vol. 1 (2).
39
GALLARDO, C. y L., D. 2007. Indicadores de Impacto en la Seguridad Alimentaria
Familiar, Reflexiones para los programas PESA de Centroamérica. ( disponible en:
http://www.pesacentroamerica.org/pesa_guatemala/noticias/2007/medicion_
san.htm)
40
Inseguridad alimentaria como
2 foco de políticas públicas para
el combate a la pobreza
Autores:
Instituto de Economía
Universidad Estadual de Campinas, São Paulo, Brasil
2
RESUMEN
43
ABSTRACT
This paper shows empirical evidences for the need to retarget social policy taking
as a guide the levels of food insecurity. It aims to relate the probability of food
insecurity with an analysis of income composition and productive structure,
presenting an advance in decomposing the sources of household income and
analysing its differential influence under food insecurity. In the first part, the scope
and significance of this innovation for public policy is discussed. In the second
part a logit model is estimated to identify the main determinants of a household’s
probability for food insecurity using the decomposition proposed with data from
the Supplement of Social Policies and Food Insecurity in PNAD 2004. Each one of
the components effects were classified by importance over the food insecurity
probability, emphasizing the remunerations in jobs occupations and sectors
activities. It also analyses the evolution of the most influential components in
1995/2006 with the PNAD data. There is special emphasis on the evolution of the
income components of the most vulnerable groups and their estimated changes
in food insecurity condition. Finally, it identifies which income components must
be considered as targets for public policies designed to reduce food insecurity
vulnerability.
44
INTRODUCCIÓN
Una de las líneas de este debate discute que los programas de TM no han generado
los incentivos suficientes para que los individuos superen su situación de pobreza
de manera autónoma, es decir, sin necesidad de recibir un suplemento de ingreso.
Para resolver esta insuficiencia de incentivos, se propone la introducción de un
programa específico que funcione como “puerta de salida” 2, o de una serie de
acciones complementarias que funcionen como articulaciones entre los programas
de TM y los programas de inserción productiva, como una condición necesaria
para que las familias beneficiarias puedan superar la situación de la pobreza de
una manera sustentable (Handa y Davis, 2006; BM, 2007).
1 Entre los programas de estas características más conocidos, se encuentran: Bolsa Familia y Programa Nacional
de Fortalecimento de la Agricultura Familiar (PRONAF), en Brasil; Oportunidades y Programa de Apoyos Directos
al Campo (PROCAMPO), en México; y Chile Solidario, en Chile.
2 Un ejemplo de este tipo de programas se encuentra en Chile: el Programa Puente.
45
Otra línea que se desprende de este debate enfatiza la necesidad de articular
la política social con los objetivos más generales de la política de desarrollo
económico 3, de manera más efectiva y eficiente. De modo que, a través del
estímulo del dinamismo económico y las transformaciones estructurales, se
generen las condiciones adecuadas para introducir a las poblaciones más pobres
de forma más calificada en el sistema económico. Graziano et al (2006) destaca la
necesidad de coordinar las políticas de desarrollo económico con la asistencia más
inmediata de lucha contra el hambre, como una condición mínima para diseñar un
modelo que favorezca la generación de empleos y el crecimiento del país. Por lo
tanto, la construcción de una política integrada de protección social a partir de la
coordinación de los objetivos sociales y de desarrollo económico, debe conformar
un marco de acción que se sustente en un plan de desarrollo nacional.
Este trabajo está compuesto por cincos secciones. En la próxima sección se discuten
los aspectos conceptuales. Las tres secciones siguientes presentan evidencias, a
partir del caso brasileño, sobre los determinantes de la situación de inseguridad
alimentaria y sus relaciones con los componentes del ingreso y la estructura
productiva. En la última sección se presentan consideraciones finales.
3 Desarrollo económico es entendido según Furtado (1992), como una creciente expansión de los niveles
de ingreso per cápita junto a transformaciones estructurales, en que la asimilación de nuevas técnicas y el
consecuente aumento de la productividad conducen a la mejoría del bienestar de la población con creciente
homogeneización social. Siendo que el concepto de homogeneización “no se refiere a la uniformidad de los
patrones de vida, y sí a que los miembros de una sociedad satisfagan de forma apropiada las necesidades de
alimentación, vestuario, vivienda, acceso a la educación y al ocio, y a un mínimo de bienes culturales” (Furtado,
1992:38). Desde la visión de los economistas estructuralistas cepalinos, de los cuales Furtado es uno de los
principales exponentes, no sólo se abordan las capacidades y habilidades individuales, sino que se enfatizan
los movimientos de la estructura productiva y la generación de las condiciones adecuadas para absorber a la
población en ocupaciones con niveles más elevados de productividad e ingreso.
46
Seguridad alimentaria y pobreza
47
–o subdesarrollo– económico en las que éstas interactúan, siendo un aspecto
crucial que debe ser tomado en consideración.
Existe una amplia literatura que trata de las causas y las consecuencias
del subdesarrollo económico, desde diferentes vertientes teóricas como la
estructuralista, de la CEPAL, o la Nueva Economía Institucional, originada a partir
de los trabajos de Ronald Coase, Douglas North y Oliver Williamson. Castro (1956)
fue uno de los pioneros en evidenciar una relación general entre el subdesarrollo
y el hambre. Por un lado, desde una perspectiva estructuralista, se entiende
que la insuficiencia de habilitaciones (principalmente de ingreso) para que los
individuos accedan a los alimentos, así como la deficiencia en la producción de
alimentos son consecuencias directas de una estructura subdesarrollada con
bajos niveles de ingreso y productividad, evidenciando la interacción que existe
entre el subdesarrollo, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Por otro lado,
las transformaciones estructurales del proceso de desarrollo, en la medida que
incrementan el producto y la productividad de la economía doméstica, tornan al
sistema económico apto para promover oportunidades de empleos más calificados
y mejoras en el nivel de ingreso y en los medios de acceso a los alimentos para
la mayoría de la población. Siendo así, la superación del subdesarrollo habilita a
los individuos para satisfacer sus necesidades básicas, y por lo tanto, se combate
conjuntamente a la pobreza y a la inseguridad alimentaria.
Existe una extensa literatura sobre pobreza y una amplitud de sus definiciones 6. En
este trabajo nos centramos en las definiciones de Amartya Sen para pobreza y la
referencia operativa más comúnmente utilizada como guía para la política social.
6 Para una discusión de los diferentes conceptos de la pobreza ver Sen (1983) y Kageyama y Hoffmann (2006).
48
En su estudio sobre hambrunas, Sen (1981) aborda la pobreza según los medios
de habilitación a que los individuos tienen derecho (entitlements). En un segundo
abordaje, Sen (1983) introduce la idea de que la pobreza está relacionada con la
capacidad (capabilities) de los individuos de usar los bienes para satisfacer sus
necesidades básicas. Con estas, se entiende que la pobreza es: la falta de medios,
o habilitación, para acceder a bienes, impidiendo que los individuos satisfagan sus
necesidades básicas a través del uso de sus capacidades.
Sin embargo, el concepto de pobreza más utilizado como referencia para el diseño
de políticas sociales es definido por el Banco Mundial (2002) como: “la posesión
insuficiente de recursos o capacidades para satisfacer sus necesidades actuales”.
Lo que, “se basa en una comparación de la renta, el consumo, la educación u otros
atributos del individuo con un umbral predefinido, por debajo del cual las personas
son consideradas pobres en dicho atributo”. El umbral monetario de referencia
normalmente usado para países de ingreso medio (como son la mayoría en América
Latina) es de 2 USD por día. Según ésta, todo hogar cuyo ingreso per capita quede
bajo este umbral será considerado pobre. Generalmente esta definición es utilizada,
oficialmente o no, para orientar las acciones de la política social en la mayoría de
los países de América Latina (CEPAL, 2006).
7 Por ejemplo, en un estudio mas reciente del Banco Mundial, Perry et al. (2006) presenta el carácter
multidimensional de la pobreza y las limitaciones de reducir su análisis a la insuficiencia de ingreso.
49
Hambre, del Banco Mundial (1986). En el primero se presenta, de forma brillante,
que la causa principal de las hambrunas en África y Asia está más relacionada con
los factores que influencian las habilitaciones (entitlements) de los individuos para
acceder a los alimentos, que con la producción y disponibilidad de estos. En el
segundo, se advierte sobre los problemas de acceso a los alimentos en situaciones
de emergencia, como catástrofes naturales o crisis económicas, y las consecuencias
de estas sobre economías subdesarrolladas 8.
50
que los bajos niveles de ingreso son, sin duda, una de las principales causas de la
situación de inseguridad alimentaria 11.
Dada la amplitud del concepto de IA, es posible medirlo de diferentes formas y por
distintas aproximaciones. Salcedo (2005) presenta algunas de las aproximaciones
propuestas en la literatura para medirlo, considerando tanto medidas sobre la
insuficiencia de ingreso y aspectos nutricionales, como medidas antropométricas.
El indicador más usado para medir el estado de la inseguridad alimentaria en el
mundo es la prevalencia de la subnutrición (FAO 2003 apud Salcedo, 2005). Este
indicador es elaborado por FAO en base en las encuestas de hogares, las hojas de
balance de alimentos y la estructura demográfica de los países.
INSEGURIDAD ALIMENTARIA
11 Es importante observar que en una economía mercantil como la brasileña, el acceso a los alimentos depende
fundamentalmente que las personas dispongan de ingresos para comprar alimentos.
12 La Escala Brasileña de Inseguridad Alimentaria fue adaptada por el IBGE a partir de la escala de Inseguridad
51
SIA (falta de alimentos, percepción con la posible falta de alimentos, necesidad
de reducción de la cantidad o calidad de los alimentos en los hogares, etc.) y con
base en el puntaje atribuido a las respuestas cada hogar es clasificado en cuatro
situaciones: Seguridad Alimentaria, Inseguridad Alimentaria Leve, Inseguridad
Alimentaria Moderada y Inseguridad Alimentaria Grave. Es importante observar
que en todas las preguntas aparece explícitamente que el problema constatado se
debe a la “falta de dinero para comprar comida” (IBGE, 2006:21-26 apud Hoffmann,
2007). Las próximas secciones se basan en la medida de inseguridad alimentaria
de la PNAD en Brasil, con el objetivo de investigar algunos de sus principales
determinantes.
Esta sección tiene como objetivo explorar las relaciones entre la situación de
inseguridad alimentaria (SIA), situación de pobreza (SP) y las transferencias
monetarias (TM) de programas sociales en Brasil. Utilizamos los datos de la medida
de inseguridad alimentaria presentada por la PNAD en Brasil para el año de 2004. En
el Cuadro 1 se muestra una clasificación de la población por rangos de ingreso per
capita y SIA, que sugiere una fuerte relación entre menor nivel de ingreso y mayor
proporción de moradores y hogares en SIA 13. Se observa que la mayor parte de la
población en SIA está situada en rangos de menores remuneraciones, mostrando
gran contraste entre el estrato más pobre, que representa un 26,1 % del total de
moradores y 48,9 % de los moradores en SIA, y el estrato más rico que representa
un 31,7 % del total de moradores y 8,9 % de los moradores en SIA.
Alimentaria y Hambre, desarrollada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Para una discusión
más pormenorizada de la metodología utilizada ver IBGE (2006).
13 El ingreso per capita es el agregado de las remuneraciones del hogar dividido por el número total de
personas, excluyendo las personas cuya condición en el hogar es pensionista, empleada domestica o pariente
de la empleada domestica. A lo largo de todo este trabajo trataremos el nivel del ingreso como el ingreso per
capita del hogar en reales de abril-mayo de 2006, utilizando como deflactor el INPC corregido.
52
Cuadro 1: Situación de inseguridad alimentaria por rangos de ingreso per capita en
Brasil - 2004
Seguridad
11.604 24.064 20.715 49.875 106.257 2.677 6.224 6.674 17.297 32.871
alimentaria
Inseguridad
34.560 21.801 8.058 6.261 70.679 7.260 5.512 2.703 2.210 17.685
alimentaria
Leve 11.196 11.097 5.084 4.510 31.887 2.404 2.718 1.532 1.476 8.130
Moderada 13.715 7.822 2.222 1.364 25.122 2.889 2.008 816 542 6.255
Grave 9.649 2.882 752 387 13.670 1.967 786 355 192 3.300
Total 46.163 45.865 28.773 56.136 176.937 9.937 11.735 9.377 19.507 50.556
Leve 35,1 34,8 15,9 14,1 100,0 29,6 33,4 18,8 18,2 100,0
Moderada 54,6 31,1 8,8 5,4 100,0 46,2 32,1 13,0 8,7 100,0
Grave 70,6 21,1 5,5 2,8 100,0 59,6 23,8 10,8 5,8 100,0
Total 26,1 25,9 16,3 31,7 100,0 19,7 23,2 18,5 38,6 100,0
14 Las TM de los programas sociales comprenden los programas de Bolsa Familia (que a su vez está compuesto
por los programas de Auxilio de Gas, Agente Joven, Beca Alimentación, Beca Escuela y Tarjeta de Alimentación),
Beneficio de Prestación Continuada, Programa de Erradicación del Trabajo Infantil, y otros programas federales y
programas de los gobiernos de estado y municipales. Para el cálculo del valor de los beneficios de TM se utilizó
las remuneraciones del ítem intereses, dividendos u otros rendimientos de la PNAD para la población más pobre
que recibe TM, una aproximación al valor recibido por las TM. Aproximación utilizada en secciones siguientes.
15 Hoy este número es aún mayor. Según datos del Gobierno Federal, los programas de TM alcanzaron 11
millones de familias en 2006 (Brasil, 2007).
53
Cuadro 2: Situación de inseguridad alimentaria, pobreza y transferencias monetarias
de programas sociales en Brasil - 2004
Moradores en hogares particulares Hogares particulares
No Situación de No Situación de
Situación de pobreza Situación de pobreza
Pobreza Pobreza
Situación de
seguridad
alimentaria Total Total
No No No No
Recibe Sin Recibe Recibe Sin Recibe
recibe recibe recibe recibe
transf. transf. transf. transf. transf. transf.
transf. transf. transf. transf.
Seguridad
6.774 4.590 864 86.715 6.549 105.493 1.696 935 228 28.283 1.540 32.683
alimentaria
Inseguridad
15.706 18.097 1.577 27.507 6.576 69.463 3.751 3.373 374 8.455 1.485 17.437
alimentaria
Leve 5.316 5.586 646 16.385 3.395 31.327 1.275 1.078 149 4.755 760 8.017
Moderada 6.157 7.294 639 8.331 2.307 24.728 1.454 1.387 154 2.656 523 6.173
Grave 4.234 5.217 292 2.791 874 13.408 1.022 908 71 1.044 202 3.248
Total 22.480 22.687 2.441 114.222 13.125 174.956 5.447 4.308 602 36.738 3.025 50.121
Seguridad
6,4 4,4 0,8 82,2 6,2 100,0 5,2 2,9 0,7 86,5 4,7 100,0
alimentaria
Inseguridad
22,6 26,1 2,3 39,6 9,5 100,0 21,5 19,3 2,1 48,5 8,5 100,0
alimentaria
Leve 17,0 17,8 2,1 52,3 10,8 100,0 15,9 13,4 1,9 59,3 9,5 100,0
Moderada 24,9 29,5 2,6 33,7 9,3 100,0 23,6 22,5 2,5 43,0 8,5 100,0
Grave 31,6 38,9 2,2 20,8 6,5 100,0 31,5 28,0 2,2 32,2 6,2 100,0
Total 12,8 13,0 1,4 65,3 7,5 100,0 10,9 8,6 1,2 73,3 6,0 100,0
54
Figura 2: Población en SIA que potencialmente puede ser alcanzada por una ampliación
de la cobertura de TM
SP SIA
Por esto, la adopción de una estrategia que permita superar esta limitación no es
trivial, enfrentando a los diseñadores y gestores de política con un gran desafío. Por
un lado, los datos muestran una fuerte relación entre SIA y bajos niveles de ingreso.
Por otro lado, los datos también sugieren la existencia de límites a la posibilidad de
ampliar la cobertura de las TM como medio para reducir la incidencia de la SIA. Una
posible interpretación de estos resultados es que, admitiendo el papel esencial del
nivel de ingreso monetario, el valor de los beneficios de los programas sociales
es insuficiente para resolver el problema. Otra interpretación, que es enfatizada
en este artículo, es que la SIA depende no sólo del nivel de ingreso, sino también
de su composición e interacción con una multiplicidad de factores, respondiendo
a una problemática estructural y multidimensional. Desde esta perspectiva, la
composición del ingreso refleja la naturaleza de la inserción de los individuos
en la estructura productiva y de sus vínculos con en el sistema económico. Para
evaluar esta hipótesis recurriremos a métodos econométricos más avanzados que
permitan analizar la influencia simultánea de los diversos factores sobre la SIA.
55
Modelo Lógite para los Determinantes de la Inseguridad Alimentaria
En esta sección se interpretan los resultados del modelo lógite de regresión aplicado
para estimar la probabilidad de un domicilio de presentar inseguridad alimentaria
(PIA), a partir de la PNAD de 2004. La principal ventaja de este método es que
permite considerar los efectos simultáneos de los diversos factores sobre la PIA,
captando el efecto particular de cada uno después de controlar por las influencias
de los otros factores considerados. El modelo de regresión utilizado incluye
variables como el nivel y la composición del ingreso del hogar y otras variables
que buscan captar efectos específicos relacionados a la localización, necesidades
básicas insatisfechas, género, raza, escolaridad, desempleo, número de crianzas
y frecuencia escolar. Hoffmann (2006) y Hoffmann y Kageyama (2007) aplicaron
la misma metodología a un conjunto de variables semejantes para estimar los
determinantes de la PIA.
Los valores de los parámetros son estimaciones de los efectos particulares de cada
uno de los factores considerados sobre la PIA. Ordenados de manera creciente,
podemos evaluar si cada uno de estos factores está asociado a una menor o mayor
PIA, después de haberlo comparado con los demás. En este estudio se abordan los
resultados más generales de la estimación y se enfatiza el análisis de los efectos
16 Hoffmann (2006) estimó un modelo de regresión para los determinantes de SIA en que incluyó, separadamente,
una variable relacionada al nivel del ingreso y variables binarias relacionadas a la posición en la ocupación y
a los sectores de actividad. La diferencia en el abordaje utilizada en este artículo es que atribuye los valores
de las remuneraciones de acuerdo con la ocupación y el sector de actividad, lo que posibilita un análisis de la
composición del ingreso.
17 El cuadro 3 muestra los valores de los parámetros de los tres modelos de regresión estimados para la muestra
reducida. El anexo presenta la descripción de los modelos de regresión y de las variables utilizadas. Se optó por
utilizar la muestra reducida - compuesta de los hogares con ingreso inferior a R$ 360 - que es más homogénea
y representativa de la población en SIA. No obstante, los principales resultados obtenidos en todas regresiones
son semejantes y pueden ser generalizados.
56
estimados de la composición del ingreso en la SIA. Un análisis más detallado sobre
los temas específicos demanda estudios ulteriores.
Con relación a los componentes del trabajo principal, las ocupaciones que están
relacionadas con una mayor PIA son principalmente las urbanas informales, servicios
domésticos y temporeros agrícolas. Para facilitar la exposición, nos referiremos
a ellos “componentes más inseguros del trabajo principal”. A los componentes
que están relacionados a una menor PIA los denominaremos “componentes más
seguros del trabajo principal”, los cuales son: remuneraciones de empleadores,
empleados urbanos formales, empleados permanentes agrícolas y trabajador en
la administración pública 18. Las evidencias encontradas son bastante coherentes y
pueden ser interpretadas en función de la seguridad atribuida a las remuneraciones
en estas ocupaciones, por lo menos en tres aspectos fundamentales:
1.- un empleado que dispone de los medios de producción (sea por propiedad
directa o a través de acceso a crédito) para emplear su trabajo estará más seguro
de que un trabajador al cual este acceso está limitado o bloqueado;
18 De manera más explícita, la agrupación denominada “componentes más inseguros” es formada por 5
componentes del trabajo principal mal clasificados en el cuadro 3 (sin cartera en los servicios y en la industria,
trabajador domestico, cuenta propia en la industria y empleado temporero agrícola) y el componente “cuenta
propia en los servicios”. Los “componentes más seguros” son los mejores clasificados (empleador agrícola y no
agrícola, empleado permanente agrícola, trabajador en la administración publica y empleado con cartera en
los servicios y en la industria), excluyendo los “cuenta propia agrícola y en los servicios”. El componente “cuenta
propia agrícola” será tratado como una categoría especifica, en el ámbito del medio rural. Se opto por incluir a
los “cuenta propia en los servicios” entre los “componentes más inseguros” en función de sus características más
próximas a esta agrupación y, también, basándose en otros resultados de regresiones para la PIA grave en que
aparece como un componente mal clasificado.
57
Cuadro 3: Síntesis de los resultados de los modelos de regresión para los
determinantes de la probabilidad de inseguridad alimentaria. *
Indica parámetro no significativo al nivel de 10%.
Parámetro estimadoa
Factores Variables Interpretación del resultado
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
58
Empleador
-1,2110 -1,1254 -0,0141
agrícola
Empleador no-
-0,7820 -0,7742 -0,0106
agrícola
Empleado
permanente -0,6021 -0,5678 -0,0109 Sugiere una relación entre seguridad de las
agrícola fuentes de ingreso del trabajo y seguridad
alimentaria. Algunos de los componentes
Cuenta propia
-0,4724 na -0,0105 del trabajo principal relacionados a una
agrícola
menor PIA son las remuneraciones del
Cuenta propia empleador agrícola y no-agrícola, empleado
-0,3677 na -0,0088
servicios permanente agrícola, trabajador en la
Empleador c/ administración pública y empleado con
Componentes del -0,2715 -0,2869 -0,0083 cartera en los servicios y en la industria. Los
cartera servicios
trabajo principal Empleado c/ hogares en que las fuentes de ingreso son
-0,2546 -0,2668 -0,0083 provenientes de estas ocupaciones tienen
cartera industria
una menor PIA, en comparación a aquellos
Trabajador en la
-0,1854 -0,1989 -0,0077 con el mismo nivel de ingreso y con los
admin. Pública
demás factores semejantes, cuyas fuentes
Trabajador
0,0009* na -0,0069 de ingreso provienen de empleo sin cartera
doméstico
en los servicios y la industria, trabajador
Empleado s/ domestico, cuenta propia en la industria y
0,1395 na -0,0064
cartera servicios empleado temporero agrícola.
Cuenta propia
0,2782 na -0,0057
industria
Empleado
temporero 0,3498 na -0,0055
agrícola
Empleado s/
0,3638 na -0,0055
cartera industria
Transferencias
na 0,4677 -0,0049 Dados los demás factores, un hogar con
Monetarias
mayor grado de dependencia con relación a
sus remuneraciones de jubilaciones presenta
menor PIA de aquel que tiene una mayor
dependencia de las TM de los programas
sociales o de trabajos secundarios,
Demás componentes posiblemente en función de la mayor
del ingreso seguridad atribuida al primero de estos
Trabajos rendimientos. El componente de los trabajos
na 0,5325 -0,0041 secundarios es el peor clasificado, pudiendo
secundarios
estar referido a una forma de complementar
el presupuesto familiar y una fuente insegura
de ingreso que refleja la insuficiencia de las
demás fuentes.
Nota: a) Parámetros estimados para la muestra reducida que considera hogares con ingreso per capita
inferior a R$ 360. b) Las variables grande región, zona de localización, género, raza, escolaridad y
necesidades básicas insatisfechas son binarias cuyas categorías de referencia son, respectivamente:
Sur, urbana no-metropolitana, hombre, blanco o amarillo, escolaridad secundaria o superior y hogar
sin necesidades básicas insatisfechas.
59
FAO a través del proyecto Rols of Agriculture (2004), en particular sobre al rol de la
agricultura como amortiguador en tiempos de crisis y los impactos del crecimiento
de la agricultura sobre la reducción de la pobreza.
Por fin, un hogar que depende más de los componentes del ingreso no relacionados
al trabajo principal, como las jubilaciones y las TM de los programas sociales, va
a presentar una mayor PIA que un hogar con el mismo nivel de ingreso y que
depende más de los componentes más seguros del trabajo principal. Se sugiere
que, cuando las personas económicamente activas de un hogar logran insertarse
en la estructura productiva de manera más calificada, dependiendo principalmente
de su trabajo como fuente de ingreso y acceso a los alimentos con vínculos más
seguros, estará en mejor situación que aquella donde la inserción se da de forma
precaria, a través de un trabajo inseguro, o cuando dependen de un agente externo
para recibir su ingreso, como es el caso de las TM de los programas sociales.
Es importante resaltar que las afirmaciones anteriores no quieren decir que los
beneficios sociales pagos a las familias no estén contribuyendo a la mejora en la
60
SIA, como en el caso de las TM de los programas sociales 19. El hecho de que las
personas más pobres pasaran a recibir estos beneficios no implica necesariamente
que su forma de inserción en el sistema económico se haya tornado más precaria.
Por el contrario, se espera que el crecimiento en el nivel de ingreso causado
por los beneficios sociales tenga una influencia negativa en la PIA, desde que
no ocurra una caída de los otros componentes del ingreso y demás factores,
especialmente de los componentes más seguros del trabajo. En principio, no hay
razones para creer que la expansión de los programas de TM venga acompañada
de la reducción de los componentes más seguros del trabajo de las personas más
pobres. Tampoco hay razones para que, necesariamente, se genere la expansión
de estos componentes más seguros. Sin duda esta es una cuestión crucial a la cual
volveremos en la próxima sección, después de hacer un análisis de la evolución
de la composición del ingreso de la población más vulnerable en Brasil durante
1995/2006, particularmente en el período más reciente caracterizado por una
expresiva expansión de las TM de programas sociales.
19 Además, se debe observar que las TM tuvieran importantes efectos sobre la reducción de los niveles de
pobreza y la desigualdad en los últimos años en Brasil, como muestran varios de los trabajos de la coetánea de
Barros et al (2007).
20 Denominamos población más vulnerable al total de los moradores de los hogares con ingreso per capita
inferior a R$ 180, que incluye la población en SP con ingresos inferiores a R$ 120 y gran parte de la población que
salió de la pobreza después de recibir las TM de los programas sociales.
21 Los componentes más seguros cayeron en el periodo 1995/1999, comportamiento que se revertió desde
entonces y debe ser relacionado a tendencias de la estructura ocupacional brasileña. Entre las principales,
podemos destacar la caída continua de la importancia del empleo permanente agrícola y el progresivo
aumento del empleo con cartera en el sector de servicios, reflejando un movimiento estructural de largo
plazo, de avance del sector de servicios y perdida de la importancia de la agricultura. El empleo con cartera
en la industria es el principal responsable por la oscilación ocurrida. El periodo 1995/1999 es caracterizado
por una desindustrialización, cuando la industria brasileña fue sometida a un choque competitivo provocado
por las reformas de libre mercado y la apreciación cambiaria, con caída del empleo formal, aumento de la
informalidad y del desempleo. Después de la depreciación cambiaria de 1999 y la mejora de las condiciones
internacionales hubo una reversión de esta tendencia y alguna recuperación del empleo industrial. Sobre el
tema de desindustrialización ver Carneiro (2007), entre otros.
61
Gráfico 1: Componentes del ingreso promedio de la población más vulnerable en Brasil
– 1995/2006
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1995 1996 1998 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Nota: Los componentes más seguros son: empleador agrícola y no agrícola, trabajador en la
administración pública, empleado permanente en la agricultura, empleado con cartera en
la industria y en los servicios. Los componentes más inseguros son: empleado temporero en
la agricultura, trabajador domestico, cuenta propia y empleado sin cartera en la industria,
cuenta propia y empleado sin cartera en los servicios. Se considera el ingreso promedio per
capita de los hogares con declaración positiva de ingreso e inferior a R$ 180,00, en reales
de abril-mayo de 2006 deflactados por el INPC corregido.
62
Gráfico 2: Estimación de la incidencia de inseguridad alimentaria (%) en la población
más vulnerable en Brasil - 1995/2006
68,5 112,00
110,00
68,0
108,00
67,5
106,00
67,0 104,00
(%) R$
66,5 102,00
100,00
66,0
98,00
65,5
96,00
65,0 94,00
1995 1996 1998 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Estimación de la incidencia de Inseguridad alimentaria Ingreso per capita promedio del hogar
Nota: Los valores de la estimación de la IIA están presentados en el cuadro 9 del anexo.
63
al ingreso contribuyeron para la caída de la IIA, principalmente debido al efecto
de las TM de los programas sociales sobre el crecimiento del nivel de ingreso de
la población más vulnerable. Otra influencia importante es la contribución de los
factores no relacionados directamente al ingreso para la reducción de la IIA en
todo el periodo 1995/2006, que incluyen una multiplicidad de factores como las
mejoras en las condiciones de vivienda, acceso a servicios básicos y escolaridad,
entre otros ya presentados.
64
CONSIDERACIONES FINALES
65
BIBLIOGRAFÍA
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169.
67
68
ANEXO
1
Pi =
1 + exp(−Yi )
Son considerados tres regresiones con modelos lógite. El Modelo 1 incluye como
variables explicativas el nivel de ingreso y las participaciones de los componentes
del trabajo principal en el total de ingreso. El Modelo 2 incluye el nivel de ingreso,
las participaciones de algunos de los componentes del trabajo principal y las
participaciones de los demás componentes del ingreso no relacionados al trabajo
principal en el total del ingreso. Las regresiones fueron estimadas separadamente
para no incurrir en el problema de colinearidad casi perfecta. También para evitar
el problema de error de especificación fue estimado el Modelo 3 con los niveles
absolutos de todos los componentes del ingreso. Todos los modelos incluyen
variables de control no relacionadas directamente al ingreso y que están descritas
en el Cuadro 5.
69
Cuadro 5: Descripción de las variables utilizadas en el modelo de regresión.
Variable binaria para la situación de Asume valor 1 para hogares en situación de inseguridad
IA
inseguridad alimentaría del hogar alimentaria (leve, moderada o grave) y 0 caso contrario.
70
Remuneraciones del trabajo principal de empleadores en
Empleador no-agrícola
actividades no-agrícolas.
Variables continúas con las
remuneraciones del trabajo
principal de los empleadores.
Remuneraciones del trabajo principal de empleadores en
Empleador agrícola
actividades agrícolas.
Variables continúas con las Remuneraciones del trabajo principal de empleados con cartera
remuneraciones del trabajo Empleado c/ cartera servicios en actividades de servicios (exclusive administración pública e
principal de los trabajadores en los servicios domésticos).
servicios.
Remuneraciones del trabajo principal de empleados sin cartera
Empleado s/ cartera servicios en actividades de servicios (exclusive administración pública e
servicios domésticos)
Nota: a) Corresponde a las remuneraciones del ítem intereses, dividendos o otros rendimientos de la
población más pobre que recibe TM, considerada una aproximación al valor recibido por las TM de
políticas sociales.
71
Cuadro 6: Modelo 1 para la probabilidad del hogar estar en situación de inseguridad
alimentaría
Desv.
Parámetro Desv. Intervalo de 90% Parámetro Intervalo de 90%
Variable P>|z| estándar P>|z|
estimado estándar de conf. estimado de conf.
estimada
Pared no-
0.4809 0.0025 - 0.4768 0.4851 0.4928 0.0026 - 0.4885 0.4971
durable
Tejado no-
0.3415 0.0029 - 0.3366 0.3463 0.3105 0.0032 - 0.3052 0.3158
durable
Nivel de
0.3660 0.0038 - 0.3598 0.3722 0.3843 0.0038 - 0.3780 0.3906
hacinamiento
Sin Agua 0.3141 0.0015 - 0.3117 0.3165 0.3084 0.0015 - 0.3059 0.3109
Sin
0.0987 0.0009 - 0.0972 0.1003 0.1166 0.0010 - 0.1149 0.1183
Alcantarillado
Sin Luz 0.0224 0.0025 - 0.0184 0.0264 0.0052 0.0025 0.039 0.0011 0.0093
Sin instrucción 0.4463 0.0013 - 0.4442 0.4484 0.4455 0.0015 - 0.4431 0.4479
Escolaridad
0.2416 0.0011 - 0.2398 0.2434 0.2777 0.0013 - 0.2756 0.2799
Básica
Escolaridad
0.1872 0.0011 - 0.1854 0.1890 0.1979 0.0013 - 0.1957 0.2001
Intermediaria
Sin
-0.0586 0.0007 - -0.0598 -0.0575 -0.0427 0.0008 - -0.0439 -0.0415
remuneración
72
Empleador
-0.7866 0.0037 - -0.7927 -0.7805 -0.7820 0.0052 - -0.7905 -0.7735
no-agrícola
Empleador
-1.2002 0.0087 - -1.2145 -1.1860 -1.2110 0.0100 - -1.2276 -1.1945
agrícola
Empleado
permanente -0.5502 0.0025 - -0.5544 -0.5461 -0.6021 0.0026 - -0.6064 -0.5978
agrícola
Empleado
temporero 0.4030 0.0029 - 0.3982 0.4079 0.3498 0.0030 - 0.3448 0.3548
agrícola
Cuenta propia
-0.3801 0.0026 - -0.3844 -0.3758 -0.4724 0.0028 - -0.4769 -0.4679
agrícola
Empleado
c/ cartera -0.2350 0.0017 - -0.2378 -0.2323 -0.2546 0.0019 - -0.2577 -0.2515
industria
Empleado
s/ cartera 0.4132 0.0024 - 0.4092 0.4173 0.3638 0.0027 - 0.3595 0.3682
industria
Cuenta propia
0.3735 0.0022 - 0.3699 0.3771 0.2782 0.0025 - 0.2741 0.2822
industria
Empleado
c/ cartera -0.2136 0.0014 - -0.2160 -0.2113 -0.2715 0.0017 - -0.2743 -0.2687
servicios
Empleado
s/ cartera 0.2169 0.0020 - 0.2135 0.2202 0.1395 0.0023 - 0.1358 0.1433
servicios
Cuenta propia
-0.2168 0.0018 - -0.2198 -0.2139 -0.3677 0.0021 - -0.3712 -0.3643
servicios
Trabajador
en la admin. -0.1215 0.0024 - -0.1254 -0.1175 -0.1854 0.0030 - -0.1902 -0.1805
Pública
Trabajador
0.0425 0.0022 - 0.0388 0.0462 0.0009 0.0024 0.696 -0.0030 0.0049
doméstico
N. de
48807503 29532916
observaciones
73
Cuadro 7: Modelo 2 para la probabilidad del hogar estar en situación de inseguridad
alimentaría
Desv.
Parámetro Desv. Intervalo de 90% Parámetro Intervalo de 90%
Variable P>|z| estándar P>|z|
estimado estándar de conf. estimado de conf.
estimada
Pared no-
0.4763 0.0025 - 0.4722 0.4804 0.4842 0.0026 - 0.4798 0.4885
durable
Tejado no-
0.3275 0.0029 - 0.3227 0.3324 0.2944 0.0032 - 0.2891 0.2997
durable
Nivel de
0.3982 0.0038 - 0.3920 0.4044 0.4192 0.0038 - 0.4129 0.4254
hacinamiento
Sin Agua 0.3282 0.0014 - 0.3258 0.3306 0.3293 0.0015 - 0.3268 0.3318
Sin
0.0980 0.0009 - 0.0964 0.0995 0.1187 0.0010 - 0.1170 0.1204
Alcantarillado
Sin Luz 0.0062 0.0025 0.012 0.0021 0.0102 -0.0094 0.0025 - -0.0135
Sin instrucción 0.4874 0.0013 - 0.4853 0.4895 0.4855 0.0015 - 0.4831 0.4879
Escolaridad
0.2649 0.0011 - 0.2632 0.2667 0.2968 0.0013 - 0.2946 0.2989
Básica
Escolaridad
0.2073 0.0011 - 0.2056 0.2091 0.2137 0.0013 - 0.2116 0.2159
Intermediaria
Sin
-0.1164 0.0007 - -0.1153 -0.1008 0.0007 - -0.1020
remuneración
74
lnrdpc -1.2161 0.0006 - -1.2151 -1.1666 0.0009 - -1.1681
Empleador no-
-0.8534 0.0037 - -0.8473 -0.7742 0.0051 - -0.7826
agrícola
Empleador
-1.2085 0.0086 - -1.1943 -1.1254 0.0100 - -1.1417
agrícola
Empleado
permanente -0.5896 0.0024 - -0.5856 -0.5678 0.0025 - -0.5718
agrícola
Empleado c/
-0.3136 0.0015 - -0.3111 -0.2668 0.0017 - -0.2696
cartera industria
Empleado c/
-0.2978 0.0013 - -0.2956 -0.2869 0.0015 - -0.2894
cartera servicios
Trabajador en la
-0.2047 0.0023 - -0.2008 -0.1989 0.0029 - -0.2036
admin. Pública
Transf.
monetarias de 0.4388 0.0032 - 0.4335 0.4441 0.4677 0.0033 - 0.4622 0.4732
políticas sociales
Trabajos
0.5487 0.0052 - 0.5402 0.5572 0.5325 0.0065 - 0.5218 0.5432
secundarios
N. de
48807503 29532916
observaciones
LR chi 6058311
75
Cuadro 8: Modelo 3 para la probabilidad del hogar estar en situación de inseguridad
alimentaría
Pared no-
0.5587 0.002390 - 0.5548 0.5627 0.5187 0.002586 - 0.5145 0.5230
durable
Tejado no-
0.3761 0.002825 - 0.3714 0.3807 0.3232 0.003194 - 0.3180 0.3285
durable
Nivel de
0.6132 0.003606 - 0.6072 0.6191 0.4794 0.003728 - 0.4733 0.4855
hacinamiento
Sin Agua 0.4502 0.001377 - 0.4480 0.4525 0.3553 0.001496 - 0.3529 0.3578
Sin
0.1648 0.000903 - 0.1633 0.1663 0.1191 0.001026 - 0.1174 0.1208
Alcantarillado
Sin Luz 0.0577 0.002309 - 0.0539 0.0615 0.0277 0.002445 - 0.0237 0.0318
Sin instrucción 0.5391 0.001239 - 0.5371 0.5412 0.4850 0.001493 - 0.4826 0.4875
Escolaridad
0.3426 0.001066 - 0.3409 0.3444 0.3030 0.001315 - 0.3009 0.3052
Básica
Escolaridad
0.2432 0.001077 - 0.2414 0.2449 0.1982 0.001334 - 0.1960 0.2004
Intermediaria
Sin
-0.0123 0.000662 - -0.0134 -0.0112 -0.0254 0.000717 - -0.0266 -0.0242
remuneración
Empleador no-
-0.0013 0.000027 - -0.0014 -0.0013 -0.0033 0.000055 - -0.0034 -0.0032
agrícola
Empleador
-0.0041 0.000007 - -0.0041 -0.0041 -0.0106 0.000024 - -0.0106 -0.0106
agrícola
Empleado
permanente -0.0058 0.000027 - -0.0059 -0.0058 -0.0141 0.000062 - -0.0142 -0.0140
agrícola
Empleado
temporero -0.0061 0.000013 - -0.0061 -0.0061 -0.0109 0.000017 - -0.0110 -0.0109
agrícola
Cuenta propia
-0.0017 0.000014 - -0.0018 -0.0017 -0.0055 0.000018 - -0.0055 -0.0054
agrícola
76
Empleado
c/ cartera -0.0043 0.000011 - -0.0043 -0.0043 -0.0105 0.000019 - -0.0105 -0.0105
industria
Empleado
s/ cartera -0.0041 0.000005 - -0.0041 -0.0041 -0.0083 0.000009 - -0.0083 -0.0083
industria
Cuenta propia
-0.0023 0.000008 - -0.0023 -0.0022 -0.0055 0.000014 - -0.0056 -0.0055
industria
Empleado c/
-0.0022 0.000006 - -0.0022 -0.0022 -0.0057 0.000012 - -0.0058 -0.0057
cartera servicios
Empleado s/
-0.0036 0.000004 - -0.0036 -0.0036 -0.0083 0.000008 - -0.0083 -0.0083
cartera servicios
Cuenta propia
-0.0025 0.000006 - -0.0025 -0.0025 -0.0064 0.000012 - -0.0064 -0.0064
servicios
Trabajador
en la admin. -0.0031 0.000004 - -0.0031 -0.0031 -0.0088 0.000011 - -0.0089 -0.0088
Pública
Trabajador
-0.0031 0.000006 - -0.0031 -0.0031 -0.0077 0.000014 - -0.0077 -0.0077
doméstico
Actividad mal
definida o no -0.0031 0.000009 - -0.0031 -0.0031 -0.0069 0.000013 - -0.0069 -0.0069
declarada
Transf.
monetarias
-0.0013 0.000011 - -0.0013 -0.0012 -0.0049 0.000019 - -0.0049 -0.0048
de políticas
sociales
Trabajos
-0.0011 0.000010 - -0.0012 -0.0011 -0.0041 0.000033 - -0.0042 -0.0040
secundarios
Otros
-0.0029 0.000009 - -0.0029 -0.0029 -0.0073 0.000020 - -0.0074 -0.0073
remuneraciones
N. de
48807503 29532916
observaciones
77
Cuadro 9. Estimación de la incidencia de inseguridad alimentaría y valores promedios
de las variables en los hogares más vulnerables en Brasil a
Estadística 1995 1996 1998 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006
N. de hogares
12.548 12.607 13.449 14.340 14.855 15.273 15.890 15.337 14.678 13.277
(1.000)
(%) en el total
33,5 33,3 33,6 34,1 33,2 33,1 33,3 31,4 29,1 25,6
de hogares
Estimación de
la Incidencia 0,683 0,681 0,670 0,673 0,680 0,670 0,680 0,672 0,665 0,663
de IAb
IA - - - - - - - 0,647 - -
Norte 0,050 0,053 0,056 0,058 0,066 0,070 0,070 0,067 0,070 0,072
Nordeste 0,456 0,457 0,454 0,451 0,448 0,447 0,443 0,457 0,465 0,481
Sudeste 0,298 0,291 0,296 0,295 0,304 0,308 0,315 0,310 0,298 0,286
Centro-Oeste 0,070 0,071 0,068 0,071 0,069 0,066 0,068 0,064 0,066 0,064
Metropolitana 0,172 0,171 0,175 0,190 0,206 0,210 0,225 0,226 0,221 0,219
Rural 0,357 0,344 0,344 0,331 0,267 0,263 0,250 0,248 0,256 0,264
Pared no-
0,105 0,101 0,094 0,084 0,070 0,063 0,054 0,057 0,052 0,056
durable
Tejado no-
0,061 0,059 0,056 0,052 0,036 0,033 0,032 0,028 0,027 0,029
durable
Nivel de
0,067 0,060 0,052 0,045 0,046 0,040 0,037 0,034 0,035 0,034
hacinamiento
Sin Agua 0,408 0,348 0,334 0,313 0,279 0,253 0,232 0,223 0,217 0,208
Sin
0,671 0,617 0,620 0,606 0,561 0,544 0,519 0,513 0,513 0,511
Alcantarillado
Sin Luz 0,184 0,154 0,131 0,116 0,089 0,076 0,066 0,058 0,054 0,048
Mujer 0,185 0,200 0,210 0,213 0,226 0,235 0,244 0,252 0,259 0,277
Color 0,610 0,602 0,611 0,612 0,621 0,617 0,634 0,635 0,656 0,665
Sin instrucción 0,381 0,374 0,347 0,336 0,316 0,297 0,276 0,274 0,258 0,253
Escolaridad
0,414 0,402 0,405 0,399 0,390 0,386 0,375 0,367 0,374 0,363
Básica
Escolaridad
0,163 0,177 0,192 0,202 0,218 0,229 0,245 0,244 0,246 0,253
Intermediaria
No-escuela 0,210 0,185 0,115 0,089 0,071 0,062 0,056 0,055 0,048 0,047
Encola 1,170 1,138 1,161 1,162 1,165 1,162 1,167 1,189 1,201 1,242
Desocupados 0,156 0,172 0,222 0,244 0,234 0,240 0,262 0,252 0,272 0,258
Sin
0,506 0,435 0,425 0,437 0,346 0,352 0,332 0,322 0,353 0,336
remuneraciones
lnrdpc 4,481 4,472 4,519 4,496 4,490 4,520 4,483 4,531 4,556 4,584
Empleador no-
0,45 0,48 0,54 0,62 0,60 0,67 0,59 0,52 0,58 0,59
agrícola (%)
Empleador
0,56 0,43 0,40 0,42 0,36 0,25 0,30 0,29 0,26 0,27
agrícola (%)
Empleado
permanente 8,83 8,64 7,15 7,39 6,27 6,13 5,60 5,31 5,40 5,19
agrícola (%)
Empleado
temporero 5,41 5,32 4,74 4,74 4,80 4,81 4,97 4,95 4,95 4,70
agrícola (%)
78
Cuenta propia
13,77 12,93 11,19 11,64 9,12 8,98 8,40 7,90 7,57 7,37
agrícola (%)
Empleado c/
cartera industria 7,85 7,69 7,40 6,87 7,83 7,39 7,13 7,24 7,28 6,80
(%)
Empleado s/
cartera industria 4,78 5,14 6,08 5,79 5,63 5,37 4,93 4,97 4,80 4,88
(%)
Cuenta propia
4,06 4,03 4,68 4,78 4,64 5,57 5,77 5,27 5,75 5,20
industria (%)
Empleado c/
cartera servicios 9,04 9,42 9,18 8,89 9,53 10,10 11,03 10,63 10,74 10,48
(%)
Empleado s/
cartera servicios 5,11 5,70 5,60 5,70 6,40 6,68 6,71 7,05 6,51 6,65
(%)
Cuenta propia
8,94 8,27 8,68 8,85 8,98 8,12 8,27 8,07 8,01 7,28
servicios (%)
Trab. en la
admin. pública 3,07 2,86 2,93 2,70 2,90 2,49 2,58 2,43 2,53 2,28
(%)
Trabajador
6,64 6,90 6,98 7,22 7,87 7,46 7,60 7,43 7,48 7,23
doméstico (%)
Actividad mal
definida o no 0,63 0,55 0,75 0,87 0,65 0,33 0,40 0,39 0,36 0,38
declarada (%)
Jubilaciones (%) 15,90 17,67 16,74 16,95 16,74 16,82 15,94 14,64 14,34 13,33
Transf.
monetarias
0,58 0,39 0,97 0,93 2,99 4,06 4,93 8,79 8,65 12,91
de políticas
sociales (%)
Trabajos
2,01 1,43 2,82 2,10 1,36 1,46 1,44 1,31 1,51 1,26
secundarios (%)
Otros
remuneraciones 2,37 2,16 3,17 3,54 3,32 3,33 3,41 2,80 3,29 3,19
(%)
Ingreso
domiciliar per 100,97 100,35 104,36 101,97 102,27 104,65 101,87 105,77 107,83 111,00
capita
Nota: a) Considera los hogares particulares que disponen de todas informaciones relevantes, con
declaración positiva de ingreso e inferior a R$ 180, en valores de abril-mayo de 2006 pelo INPC
corregido. También son desconsiderados hogares de la zona rural en la antigua Región Norte en los
anos 2004/2006. b) La estimación de la IIA fue obtenida utilizando los valores de los parámetros del
Modelo 2 de regresión estimado para la muestra reducida y los valores promedios de las variables
correspondientes, que están presentados arriba.
79
Evaluation of household insecurity
3 in Brazil: validity assessment in
diverse sociocultural settings.
AUTORES:
ABSTRACT
The aim of this study was to adapt and validate the food insecurity and hunger
scale of the USDA, to the Brazilian reality.
Methods: after translation to Portuguese content and face validity was carried out
in urban and rural population in 5 different states, considering the need to represent
several socioeconomic and cultural realities. Content validity was developed with
5 panels of experts and 11 focus groups with community members. A quantitative
validation was carried out with an intentional sample of 717 urban households
from various income strata: middle, low middle, poor and very poor. Rural sample
was formed by 1150 families of rural permanent workers, temporary workers,
traditional farmers, farmers of settlements of the agrarian reform, river bank farmers
and farmers from remnants of “quilombos”. The questionnaire included income and
daily food intake variables. In rural areas we also measured agricultural production
for sale and family consumption.
Results: internal validity in urban and rural population was high; Cronbach’s Alpha
ranged from 0,87 to 0,95. External validity was also high, the scale item response
curves were parallel across the 4 income strata. FI severity level was associated
in a dose-response manner with income strata and the probability of daily intake
of foods such as meat, dairy products, vegetables and fruits. Conclusion: the
contribution of this study is a validated scale for the surveillance of food insecurity
in urban and rural families, yielding a robust instrument for diagnosing the impact
of the Brazilian social policies that aim to control hunger.
81
RESUMO
82
INTRODUCTION
Since the 1950’s, Brazil has proposed public policies to solve the country’s nutritional
problems. By 1988, the recognition of access to food as a human right facilitated the
launching of food assistance, income transfer, and agricultural incentive programs
in the 90’s (Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada - IPEA, Secretaria de Estado
dos Direitos Humanos –SEDH e Ministério das Relações Exteriores– MRE, 2002).
During that decade, the public policies and government programs targeted mainly
the maternal-infant population to improve their nutritional status. This focus shifted
in 2003 with the implementation of the Fome Zero program (Cero Hunger, hunger
eradication program) (Instituto Cidadania, 2001). The main goal of this program is
to guarantee the Brazilian population’s access to a diet of sufficient quantity and
quality through socially acceptable means and without compromising the access
to other basic human needs. This program concentrates both in structural changes
in cities and rural areas as well as in improving the coordination and integration of
food assistance and income transfer programs.
One major gap in the new Brazilian food insecurity and hunger abatement policies
is the lack of valid indicators to directly assess household food insecurity. Instead,
Brazil has traditionally used homelessness and poverty rates as an indirect estimate
of the number of individuals likely to be suffering from food insecurity and hunger.
Thus, these indicators are usually used to establish program entry criteria (Lavinas
L Manão, D, Garcia, EH, Bittar M, Bezerra RA, 2000). Likewise, health policy has
traditionally been guided by anthropometric indicators without directly assessing
food insecurity and hunger.
Indirect food insecurity indicators are important for long term monitoring purposes,
or –as is the case with anthropometry– to identify serious malnutrition problems.
However, by themselves they are not enough to directly assess the impact of public
policies seeking to improve household food security in the short or medium term
(Perez-Escamilla, R, Segall-Correa AM, Kurdian Maranha L, Sampaio M de F, Marin-
Leon L, Panigassi G, 2004). The direct assessment of food security is now possible
thanks to the development of the US Department of Agriculture household food
security scale in the early 90’s. This scale was derived in large part from extensive
qualitative studies conducted by researchers at the University of Cornell (Radimer
,KL; Olson, CM; Greene, JC; Campbell, CC; Habicht, J-P, 1992) and from the Community
Childhood Identification Project (Wehler C. A.; Scott R. I.; Anderson J. J, 2004). The
USDA scale has now been applied by the US Census Bureau since 1995 (Radimer
KL, 2002) and it has also been used in several developed and developing countries
(Radimer KL, 2002) (Studdert; L.J.; Frongillo, E.A.; Valois, P. 2001). In contrast with
the indirect methods, this scale allows classification of households into the
following four mutually exclusive categories: a) food secure (FS), b) mildly food
insecure (MFI), when the household is not experiencing hunger yet, but has already
developed coping strategies that affect the quality of the diet; c) moderately food
insecure (MOFI), when adult family members start to experience food quantity
restriction, and; d) severely food insecure (SFI), where both adults and children
83
experience hunger (Blumberg, SJ.; Bialostosky, K; Hamilton, L.; Briefel, R.; Ronnete
R. 1999).
The objective of this study is to assess the validity of the Brazilian Food Insecurity
Scale (EBIA), derived from adapting the USDA FI scale to the Brazilian context in
different regions of the country. This interdisciplinary and multi-institutional project
was a collaborative effort between the University of Campinas (lead institution),
the University of Connecticut in the United States, the Federal University of Paraíba,
the University of Brasília, The Amazon’s National Research Institute in Manaus, and
the Federal University of Mato Grosso. The validation process was accompanied
by three national conferences organized and coordinated by the Pan-American
Health Organization’s Brazilian office (Segall Corrêa AM, Pérez-Escamilla R, Archanjo
Sampaio MF, Marín-León L, Panigassi G, Kurdian Maranha L, 2004).
METHODS
The first step was to translate the 18 items of the USDA scale (Bickel G., Nord M;
Price, C; Hamilton, W; Cook, J. 2000) to Portuguese. The translated module was then
discussed item by item at an expert panel meeting that took place in Campinas in
2003 to evaluate its political and cultural appropriateness to Brazilian population
(face validity), besides the discussion of its item-by-item adequacy (content or
criterion validity) (MacDowell, Ian & Newell, Claire, 1996) .
The panel members included policy makers from Campinas and Brasília, academic
experts, and a community health worker. During this meeting, several of the
preliminary EBIA questions were edited to reflect the social and cultural diversity of
the Brazilian context. At this meeting the logistic and scientific issues surrounding
the validation process were also discussed. The second step was to replicate this
exercise in urban areas in São Paulo, Paraíba, Amazonas, and Brasília.
The EBIA derived from the expert panel meetings contained 15 items (Table 1),
each of which was followed by four response options to discuss the frequency of
occurrence. This version of the scale was sequentially tested, starting in Campinas,
in focus groups conducted with target community members in all 4 urban
84
regions in order to approach content and face validity (MacDowell, Ian & Newell,
Claire, 1996). Each focus group included 6 to 12 participants, 1 moderator and
a maximum of 3 note takers/observers. Before discussing the EBIA scale item by
item, the understanding of the following key food security concepts was discussed:
a) healthy diet, b) balanced diet, c) healthy and varied diet, d) food security, e)
enough money, and f ) hunger.
The qualitative and quantitative phases in urban areas were completed between
May and August 2003. Once the data collection process was completed in urban
areas, the methodology was then replicated as much as possible in agricultural
areas in the states of São Paulo, Paraíba, Amazonas, Goiás, and Mato Grosso. The
rural expert panel meeting also took place in Campinas. The meeting occurred
in October 2003 and was attended by university academics and representatives
from rural research institutes and technical assistance organizations. This group
found the EBIA validated in urban areas acceptable and made recommendations
regarding validation indicators relevant to rural areas.
Seven focus groups were then conducted in the five regions. The focus groups
included the participation of traditional farmers, representatives from agrarian
reform settlements, rural wageworkers and residents from “quilombos” (communities
formed by descendants of former slaves). The key food insecurity concepts
discussed in the urban focus groups were also discussed in these groups. The EBIA
questionnaire was discussed item by item in addition to validating questions that
were specific to rural areas such as agricultural production, family crops, cash crops
and agricultural techniques.
The quantitative validation in rural areas was also done with convenience samples (n
= 1 150 households) that included a cross section of the agricultural labor; permanent
rural agricultural workers, temporal rural agricultural workers, traditional farmers,
agrarian reform settlements, farmers displaced by the construction of reservoirs,
communities living on river banks and farmers living in “quilombos”. In the state of
São Paulo, the convenience rural sample was selected from municipalities close to
the city of Campinas (n = 259/161 with children under 18 years of age). This sample
included agrarian reform settlements in Sumaré and Mogi Mirim, temporal rural
workers from Santo Antonio de Posse and traditional farmers from Espirito Santo
do Pinhal. “Quilombo” households in the municipality of Eldorado (rural area), in
the south of the state were also included. In the state of Paraíba, 196 traditional
farming households were included, 157 of which had children under 18 years of
85
age. All households were selected from Pedras de Fogo, a municipality close to Joao
Pessoa. In the State of Mato Grosso, a total of 245 families, 158 with children under
18 years of age. The sample included: “quilombos” in the municipality of Nossa
Senhora do Livramento, traditional river bank agriculturalists from Santo Antonio
de Leverger and squatter settlements in Chapada dos Guimaraes. The rural sample
from the state of Amazonas was drawn from river bank agricultural communities
in the municipalities of Iranduba and Manacapuru, close to Manaus (n = 209/131
with children under 18 years). The rural sample from Goiás came from Hidrolândia,
located 200 km away from Brasília (n = 196/ 144 with children under 18 years).
The questionnaire used in both rural and urban areas included the 15 item EBIA as
well as household income and food consumption modules (brief food frequency
questionnaires). In rural areas, we also included agricultural production variables,
proportion of production used for home consumption, and land ownership status.
In Campinas, the monthly household income data was collected using pre-coded
income ranges expressed as multiples of the minimum wage. In the rest of the
states, the monthly household income data was obtained in absolute terms (in
reais per month) and subsequently recoded into minimum wage multiples. The
monthly minimum wage in April 2003 was R $ 240, corresponding to $ 77 USD.
The food intake pattern of the respondent was measured using an abbreviated
food frequency questionnaire. From this data, variables were created to reflect if
the respondent consumed at least once per day the following foods/food groups:
a) bread and cereals, b) roots or tubers, c) milk, d) other dairy products, e) sugar, f )
eggs, g) fruits, h) vegetables, i) beans, j) meat, chicken, fish, k) sausages and other
processed meats, l) candies, and m) soft drinks.
In both, rural and urban areas the interviews were conducted by nutrition, nursing,
and food agricultural students. All the students were trained and supervised by the
field coordinator at each site, which in turn was trained by the Campina’s steering
committee team that led this study.
86
Statistical analyses
The quantitative validation was based on the following 4 criteria (Studdert; L.J.;
Frongillo, E.A.; Valois, P, 2001): a) Cronbach alpha of at least 0,85; b) parallelism
among item response curves across income levels; c) dose response relationship
between income strata and the degree of severity of food insecurity; d) dose
response relationship between the likelihood of daily consumption of healthy foods/
food groups (fruits, vegetables, animal protein, dairy) and the degree of severity of
food insecurity. SPSS for Windows was used for all quantitative statistical analyses.
The same syntax program was to generate the following results, in a consistent
format across sites: a) descriptive sample statistics; b) distribution of additive food
insecurity score; c) cross tabulations between: EBIA items and income strata, food
insecurity levels and income strata, and between food insecurity levels and food
intake.
A food insecurity score was computed for each household by adding up the
number of positive responses to the 15 scale items (Bickel, G.; Nord, M; Price, C;
Hamilton, W; Cook, J, 2000). The following algorithm was used to translate the
raw score into mutually exclusive food secure/insecure categories: a) food secure
(score = 0), b) mildly food insecure (score = 1-5 in households with children, 1-3 in
households without children), c) moderately food insecure (6-10 / 4-6), d) severely
food insecure (11-15 / 7-8).
RESULTS
Qualitative results
The understanding of the key food security/insecurity concepts and terms was
very consistent across focus groups in both rural and urban areas. In all focus
groups, the themes related to difficulties accessing food and the recollection
of this experience evoked intensive emotional responses reflecting the psycho-
emotional dimension of food insecurity and hunger (Radimer, KL; Olson CM;
Greene JC; Campbell CC; Habicht J-P; 1992). Table 2 presents selected statements
from focus group participants representing the general feeling in the communities
about the experience of food insecurity/hunger; this is presented in greater detail
in Sampaio et al (Sampaio,M.F.A., Kepple, A.W, Segall-Correa, A.M., Oliveira, J.T.A.,
Panigassi, G., Maranha, L.K., Marin-Leon, L, Bergamasco, S.P.P.,
Perez-Escamilla, R, 2006).
The 5 expert panels as well as the 11 focus groups confirmed that the Portuguese
version of the USDA household food security questionnaire was deemed
appropriated to be validated. Major adaptations were made after the first focus
group in Campinas. Subsequent focus groups participants recommended very few
additional changes. Thus the EBIA tested was very similar in the different regions
87
allowing for the comparison of results in the quantitative phase. The following
were the main changes made to the original USDA version: a) items were included
as questions rather than statements; b) reference period was 3 months instead of
12 months; c) the term “children/adolescents under 18 years” was used instead of
referring to them simply as “children”; d) the term “healthy and varied diet” was
used instead of “balanced meals”, e) probe for frequency of occurrence for each
item and not only 3 of the scale items; f ) with the exception of the item referring
to the respondent loosing weight, the frequency response options were: “almost
every day”, “several days”, “in just 1 or 2 days”, and “don’t know”. If the weight loss
item was responded affirmatively the follow-up question response options were: “a
little”, “some”, “a lot”, “don’t know”. In addition, the rural focus groups participants
recommended adding the term “because of lack of money or food production”
instead of simply stating “because of lack of money”.
Quantitative results
The purposive sampling scheme worked well in urban areas, as in all regions,
and we had a good representation of four different socio-economic strata. In the
five rural areas, however, only 2 or 3 strata were represented because of the very
limited income available to the households. In the rural samples from Paraíba and
Mato Grosso the majority of households had a monthly income equivalent to two
minimum wages or less (Table 3). The great majority of respondents were women
responsible for preparing the meals in the household, this percentage varied
depending on the site from 65 to 92 % (Table 3).
The EBIA had a strong internal consistency in all four urban and five rural sets, as
Cronbach’s alpha ranged from 0,87 to 0,95. The scale also had strong predictive
validity as the item response curves were parallel across income strata with the
lower income groups being more likely to respond affirmatively to each of the
items compared to their wealthier counterparts (Figure 1). Likewise, there was a
strong inverse “dose response” relationship between the household food insecurity
severity level and income bracket (Figure 2). It is interesting to note that severe food
insecurity was absent in households with incomes corresponding to 5 minimum
wages or more.
The EBIA also had a strong predictive validity with regard to food intake. The
probability of daily consumption of animal protein (except for rural Amazon) was
inversely related in a dose response pattern with the level of food insecurity (Figure
3), (p < 0,000 in all sites except rural Amazon). Similar findings were observed
regarding fruit (Figure 4) (p ≤ 0,001 in all sites except rural Amazon), dairy products
and vegetable consumption. Eggs, cereals, beans, candies and soft drinks were not
universally associated to FI in these regions.
88
DISCUSSION
This study met the two key goals of this project seeking to adapt the USDA Food
Insecurity Module to the Brazilian context. First, we were able to test the content
and face validity of EBIA using a qualitative methodology. Second, we were able
to test the construct and overall psychometric validity of the scale based on
quantitative analyses.
Harrison et al.( Harrison GG, Stormer A, Herman DR, Winham DM, 2003) developed
a Spanish version of the USDA scale that they subsequently tested with Hispanics
living in Los Angeles. These qualitative findings were very consistent with the
results found in Brazil. Both USA Hispanics and Brazilians preferred a questionnaire
with a much simpler grammatical structure. Likewise, both groups, as it was also
found in Java (Studdert; L.J.; Frongillo, E.A.; Valois, P, 2001) and Hawaii (Derrickson
JP, Fisher AG, Anderson JE, 2000; Derrickson JP, Sakai M, Anderson JE, 2001), did
not approve using the term “balanced meals” as it was quite unclear to them what
this meant. Indeed, for the Brazilian sample, the term “healthy and varied diet” was
much more clear.
The excellent psychometric behavior of the EBIA is not surprising as the scale
was adapted to ensure its high content and face validity, the two being essential
to come up with valid scales that measure what they are intended to measure
(MacDowell, Ian & Newell, Claire, 1996; Frongillo EA, Rauschenbach BS, Olson CM,
Kendall A, Colmenares AG, 1997). In spite of the fact that the EBIA was built upon
an already existing module, it received inputs from over 100 specialists attending
diverse multidisciplinary forums designed to elicit feedback. Thus, the content
validity of EBIA was strong. The face validity of the instrument rests upon the
extensive feedback received from the numerous low-income community members
participating in the focus groups conducted in rural and urban areas in diverse
country regions. The content validity is particularly strong, as the vast majority of
the focus group participants had experience food insecurity, including episodic
hunger bouts.
Because of the strong emphasis on qualitative methods for adapting the USDA
scale to the EBIA, it is not surprising that the psychometric behavior of the EBIA
was excellent and fully consistent across regions. Indeed, the item response curves
as a function of income level were as expected in all settings where they were
tested. Likewise, the food insecurity level was associated with income level and
daily food intake in the same direction in all sites. Thus, the external validity of the
scale fully justified our recommendation to the government of Brazil to adopt the
EBIA as the national household food insecurity measurement instrument.
The strong psychometric validity of the adapted USDA food insecurity module in
Brazil is consistent with findings from other settings including Canada (Chen J,
2001), Senegal (Pérez-Escamilla R, S. Randolph, I. Hathie, I. Gaye, 2004), Indonesia
(Studdert; L.J.; Frongillo, E.A.; Valois, P, 2001), Venezuela (Albert, P.L.; Sanjur, D, 2000),
89
and Hawaii (Derrickson JP, Fisher AG, Anderson JE. 2000). This total consistency
across diverse cultures strongly supports the international external validity of
the adapted USDA scales. Coates et al (Coates J, Frongillo EA, Rogers BL, Webb P,
Wilde PE, Houser R, 2006) reviewing 22 studies measuring food insecurity using
scales, pointed out cross culture similarities in the experience of food insecurity.
These authors show that the food insecurity experience has common domains
(insufficient food quantity, inadequate food quality, uncertainty and worry about
food), and sub-domains (concerns over food safety and meal pattern disruption
because of its potential physical and psychological health consequences) ((Coates
J, Frongillo EA, Rogers BL, Webb P, Wilde PE, Houser R, 2006).
Besides this validation project, the EBIA has been applied and its validity confirmed
in two representative surveys, one conducted in Campinas (Panigassi G, 2005)
with a sample of 847 households, and a second one conducted in Brasília (Leão
M, 2005) with 1 000 households with children under 6 years of age. These two
cities have similar socio-economic indicators and also had similar prevalence of
the different levels of food insecurity. Likewise, the psychometric behavior and
predictive validity of the EBIA in both cities was similar and in total consistency
with the validation study.
The lack of association of food insecurity level with animal protein and fruit
consumption in the Amazon is not an inconsistency related to the EBIA. Rather the
most likely explanation is that the survey was conducted in the dry season when
there is substantial access to fish and fruits.
Food insecure households had a more monotonous food intake pattern, at least in
relationship to food groups consumed daily. This supports findings from previous
studies indicating that food insecure households cope with this problem by
consuming low-cost high caloric density foods of little nutritional value (Basiotis
PP., Lino M, 2002; Drewnowski A, Specter SE, 2004). We hypothesize that this may
explain why a recent survey in Brazil found that low income is associated with
overweight and obesity (IBGE, 2002/2003).
These favorable results led the Brazilian Government to accept our recommendation
to collect national food insecurity data using the EBIA. The recently published
results of the 2004 National Household Survey (PNAD 2004) (IBGE, 2006) reinforce
the consistency and applicability of the EBIA and present the profile of food security
and insecurity for Brazil, urban and rural areas, the five regions and all states. This
survey has estimates for 5,8 million households and it was observed that 65,2 %
present food security and 6,5 % severe food insecurity. This means that 7,7 % of
the Brazilian population, or nearly 14 million people experienced hunger in some
moment of the 3 months previous to the inquiry. Among other characteristics that
testify social inequities in Brazil, PNAD 2004 presents higher proportions of severe
90
food insecurity in rural households (9 %), in those with children younger than five
and in afro descendant households (11,5 %).
CONCLUSION
As originally planned, the EBIA validation was based on applying both qualitative
and quantitative methods. This process was replicated in 5 different regions in
Brazil and included rural and urban households yielding very consistent results
across regions and areas of residence. Thus, we have recommended for the EBIA to
be adopted as the food insecurity measurement scale in Brazil. EBIA can be used in
national household surveys as well and in food expenditure, health and nutrition
representative surveys. In fact, based on a request from the Minister of Social
Development and Hunger Abatement, the EBIA was included in the 2004 National
Household Survey (PNAD) allowing Brazil, for the first time, to have nationally
representative household food insecurity data, which will support policy makers
to make evidence based decisions to improve the food security of the Brazilian
population.
91
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J.Nutr Ed. 24 (1 Suppl): 36-44.
94
ANNEX
Did you or any other adult in your household ever go without eating for a whole day or
11 just had one meal in a whole day because there wasn’t enough money to buy food (or
food production)?
Did you ever reduce the size of meals of your children/ adolescents because there wasn’t
122
enough money to buy food (or food production)?
Did your children/adolescents ever have to skip a meal because there wasn’t enough
132
money to buy food (or food production)?
Were your children/adolescents ever hungry but you just couldn’t buy more food (or food
142
production)?
Did your children/adolescents remain without food for a whole day because there wasn’t
152
enough money to buy food (or there wasn’t enough food production)?
1
For all items, except item # 10, an affirmative response was followed by asking ‘How often did this happen?’
Response options were: (a) almost every day, (b) in just a few days, (c) in only 1 or 2 days, (d) doesn’t know or
refuses to answer. An affirmative response for item 10 was followed by asking ‘How much weight did you lose?’
Response options were: (a) little, (b) some, (c) a lot, (d) doesn’t know or refuses to answer
95
Table 2 Selected representative statements from focus groups participants.
Enough food:
“There is no [food] missing, it’s enough for everybody, each [person] has what it needs”; “We don’t
have enough food all the time. When we don’t have enough we complete [our diet] with flour”;
“[Food] lasts until the end of the month”; “What is basic for the whole month”; “What is basic is less
than what is enough”.
Food security:
“He who experiences hunger is not food secure”; “Not having money; experience scarcity”; “ I believe
that each citizen should have enough to live, I have friends who state I work the whole day, the whole
week, and I don’t make enough even to eat!”; “ Well, I find that [food security] is everything out here,
the right to have [food]”.
Anxiety/worries:
“…I don’t have assurances that I will have money to buy [food] toward the end of the month. Will my
job provide me with that opportunity? There are many people that don’t have security. For example,
I have enough [money] for this month, but what about the next month? Security for me means to be
sure [that I will have enough]. For example, those who have land to work have security,…the land
provides food,…not having land to plant means not being stable”; “I worry all day, even if I have
something [to eat] at home I think, my God will I run out of it? I worry all day, I wake up worrying”.
Family strategies:
“…this is what families do, they eat less, usually the parents eat less to give enough to the children and
try to keep some stocks, families come up with ideas, for example, we substitute mandioca with rice,
or other [food(s)] available at the time. These are family strategies…”
Hunger
“Hunger is the need for bread, water”; “when we need help is a sign that the situation is worst”;
“hunger is “empty pan”, an empty refrigerator, not even eggs to fill the stomach”; “having nothing,
absolutely nothing to eat”; “I find hunger to be the saddest thing…”; “…it’s very hard… when your
son says, mother, I’m hungry and you reply that you don’t have [food], and you don’t have a way
to get it, that’s the most painful thing in the world”; “[hunger] is the worst form of violence”; “…I’ve
already experienced it, I know how sad it is”.
96
Table 3. Demographic and social characteristics of families by region
Mato
São Paulo Brasília/Goiás João Pessoa Amazonas Grosso
do Sul
Characteristic\Place
U
R (N=160) U (N=161) R (N=141) U (N=145) R (N=158) U (N=170) R (N=132) R (N=162)
(N=95)
% % % % % % % % %
<1 12,6 9,9 27,5 10,2 31,2 41,0 18,6 37,8 32,7
1<2 41,4 54,9 33,1 65,6 43,5 54,2 52,6 43,3 60,5
Family Income
in MW/month
3-4 31,0 19,0 20,6 16,4 13,8 3,5 14,7 12,6 6,8
Female interviewee 86,3 69,4 90,1 86,5 91,7 82,3 87,6 68,9 73,5
97
Figure 1 – Food insecurity item response curves across monthly household income strata in minimum wage.
Brazil 2003.
Amazonas
% Yes Urban % Yes Rural
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15 Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15
Questionnaire item number Questionnaire item number
Paraíba
% Yes Urban % Yes Rural
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15 Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15
Questionnaire item number Questionnaire item number
São Paulo
% Yes Urban % Yes Rural
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15 Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 Q6 Q7 Q8 Q9 Q10 Q11 Q12 Q13 Q14 Q15
Questionnaire item number Questionnaire item number
98
99
100
101
Factores socioeconómicos, alimentarios y
nutricionales asociados a la inseguridad alimentaria
Autores:
Objetivo
Determinar la asociación de factores socioeconómicos, alimentarios y nutricionales
con la inseguridad alimentaria en el hogar.
Metodología
Estudio transversal. Muestra: representativa y aleatoria (n° = 2 754 hogares).
Métodos
Hemoglobina en HemoCue por método Azida-Metahemoglobina, ferritina por
quimioluminiscencia natural, ingesta dietética por recordatorio de 24 horas, estado
nutricional por normas OMS 2006 y seguridad alimentaria en el hogar con una
escala cualitativa. Se calculó el OR crudo y ajustado por ingresos y sus IC 95 % para
analizar la asociación de factores socioeconómicos, alimentarios y nutricionales
con la inseguridad alimentaria en el hogar.
Resultados
Factores que explican con mayor fuerza la inseguridad alimentaria en el hogar
son: el gasto alimentario mensual menor a $ 140 USD (OR = 2,58; IC 95 %: 1,8 -
3,7), madres sin ningún nivel de escolaridad (OR = 2,46; IC 95 %: 1,5 - 4,1), hogares
encabezados por mujeres (OR = 2,11; IC 95 %: 1,4 - 3,2), ingreso del hogar menor a
un salario mínimo (OR = 1,68; IC 95 %: 1,1 - 2,5), empleo no estable de la madre (OR
= 1,8; IC 95 %: 1,0 - 3,2), el hacinamiento crítico en la vivienda (OR = 1,70; IC 95 %:
1,3 - 2,2), la baja ingesta de energía del niño (OR = 1,58; IC 95 %: 1,2 - 2,1), la falta
de conexión intradomiciliaria de agua (OR = 1,50; IC 95 %: 1,1 - 2,0), el empleo no
estable del padre (OR = 1,49; IC 95 %: 1,2 - 1,9) y la edad de la madre mayor a 28
años (OR= 1,29; IC 95 %: 1,0 - 1,6).
Conclusión
Los factores asociados con la inseguridad alimentaria en los hogares son de tipo
estructural, intermedios y proximales al fenómeno estudiado, por consiguiente
requiere que la Gobernación de Antioquia trace acciones integrales con la
participación de todos los sectores de desarrollo tendientes a resolver el problema
actual y a reducir o controlar los factores asociados.
103
ABSTRACT
Objective
To determine the association of socioeconomic and food intake variables with
household food security.
Methods
Study: cross-sectional. Sample: representative and random (n = 2 754 households).
Hemoglobin in HemoCue by Azida-Metahemoglobina, ferritin by natural
chemoluminescence, dietary intake by 24-hour recall, nutritional status by 2006
WHO guidelines and household food security with a qualitative scale. The crude
Odds Ratios were calculated and adjusted by income and their 95 % Confidence
Interval (CI) multivariate analysis was run.
Results
Factors that account for household food security more strongly are: monthly food
purchases below $ 140 USD (OR = 2,58; 95 % CI: 1,8 - 3,7), mothers without any
schooling (OR = 2,46; 95 % CI: 1,5 - 4,1), female head of households (OR = 2,11; 95
% CI: 1,4 - 3,2), household income below minimum wage (OR = 1,68; 95 % CI: 1,1 -
2,5), unstable employment of the mother (OR = 1,8; 95 % CI: 1,0 - 3,2), overcrowding
in the house (OR = 1,70; 95 % CI: 1,3 - 2,2), low energy intake of children (OR = 1,58;
95 % CI: 1,2 - 2,1), no indoor plumbing (OR = 1,50; 95 % CI: 1,1 - 2,0), unstable
employment of the father (OR = 1,49; 95 % CI:1,2 - 1,9) and mothers over 28 years
of age (OR = 1,29; 95 % CI: 1,0 - 1,6)
Conclusion
The factors associated with household food security are structural, intermediate
and proximal to the studied phenomenon, as such it is required that the
Government of Antioquia outline comprehensive actions with participation from
all the developmental sectors in order to resolve the current problem and reduce
or control the associated factors.
104
INTRODUCCIÓN
MANA esta integrado por seis ejes, entre ellos el desarrollo de alternativas
comunitarias de complementación alimentaria. Éste eje tiene por objetivo mejorar
o mantener el estado nutricional de los menores de seis años del departamento de
Antioquia, mediante acciones de complementación alimentaria, de capacitación
en estilos de vida saludables y de promoción de una alimentación adecuada
(Gobernación de Antioquia, 2001). El Programa de Complementación Alimentaria,
en la búsqueda de la equidad en la niñez antioqueña, está dirigido a los niños
clasificados en los niveles socioeconómicos 1 y 2 de Sisbén, que corresponden
a los estratos más bajos de pobreza en Colombia, y que no pertenezcan a otros
programas de esta misma naturaleza y se hallan en edades comprendidas entre
los 6 y los 60 meses. Se ofrece a partir del año 2003 en alianza con el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
105
disponibilidad de alimentos en el mercado local, la capacidad de los hogares para
adquirir los alimentos, la cultura alimentaria, las condiciones sanitarias, el estado
nutricional y de salud de los individuos y los conocimientos sobre alimentación
y nutrición. La inseguridad alimentaria y nutricional tiene implicaciones físicas,
psicológicas y sociofamiliares. Las implicaciones físicas se resumen en el hambre,
la desnutrición que incluye el hambre oculta referida a las carencias subclínicas de
micronutrientes, y la enfermedad como consecuencia de la afectación del sistema
inmunológico por dichas carencias. En el plano psicológico, se incluyen problemas
de autoestima debido a la sensación de exclusión al acceso de bienes y servicios
alimentarios, a la disminución de la capacidad productiva y el rendimiento escolar
de los niños, con aumento de la deserción y del ausentismo. En lo sociofamiliar,
se pueden mencionar la modificación de los patrones alimentarios del hogar, los
trastornos en la dinámica familiar, la inducción de procesos migratorios, la adopción
de estrategias que lesionan el patrimonio de las familias para la adquisición de
alimentos y la utilización de estrategias socialmente no aceptables para adquirir
alimentos (Pelletier D, Olson C, Frongillo E, 2003; Frongillo A, Nanama S, 2004).
Los problemas sociales que con mayor fuerza afligen a la población latinoamericana,
y por ende a la colombiana y antioqueña, y entre estos últimos a los hogares de
los niños que participan en el Programa de Complementación Alimentaria Alianza
MANA ICBF son: la pobreza, las carencias en salud pública, el desempleo, el bajo
nivel educativo, los bajos salarios y la inestabilidad del empleo (Lusting N, Arias
O, Rigolini J, 2002). Problemas que son expresiones de marginalidad y que inciden
en las capacidades básicas para el adecuado funcionamiento de las personas,
deterioran la calidad de vida y reducen la esperanza de vida con respecto a la
población que vive bajo condiciones normales (Kliksberg B, 2000). Rose, utilizando
la regresión logística multivariada en la cual controló la etnia, la educación, la
región y la composición familiar, encontró que las familias pobres tienen un riesgo
de presentar insuficiencia alimentaria 3,5 veces mayor que aquellos que tenían
ingresos por encima de la línea de pobreza (Rose D, 1999).
En los países andinos de América Latina, el problema del hambre y la inseguridad
106
alimentaria no se distribuye de manera homogénea en la población: las personas
más vulnerables viven en el área rural o en zonas periféricas a las cabeceras
municipales, tienen poco acceso a los servicios de agua potable y saneamiento,
presentan bajo nivel educativo y son herederos de condiciones socioeconómicas
desfavorables. Este escenario social no permite romper el círculo perverso
“familia pobre-educación incompleta-desocupación-pobreza” (Kliksberg B, 2000),
que interactúa con otro círculo perverso “falta de agua potable-ausencia de
instalaciones sanitarias y electricidad-mala salud y dificultades laborales” (Kliksberg
B, 2000; Banco Mundial, 2006). Dicho escenario se confirma en los hogares que
participaron en esta investigación, y evidencia una vez más la necesidad de que en
Antioquia se implementen acciones tendientes a romper el circulo perverso de la
pobreza, para dotar a los hogares de las capacidades básicas necesarias para que
logren integrarse de manera efectiva a la sociedad antioqueña, y de esta manera
obtengan la libertad para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de sus
integrantes (Sen A, 2000; Pelletier D, Olson C, Frongillo E, 2003).
107
para el autoconsumo (Álvarez MC, López A, Monsalve J, Giraldo N, Zapata O, Vélez
O, et al, 2006).
OBJETIVOS
MATERIALES Y MÉTODOS
Población: la población estuvo constituida por 200 000 niños que participaban
en el Programa de Complementación Alimentaria (PCA), pertenecientes a hogares
clasificados en los dos estratos socioeconómicos más bajos de Colombia, que
vivían en las nueve subregiones y los 125 municipios de Antioquia.
108
En la segunda etapa, se conformó el marco muestral de niños beneficiarios del
PCA en los municipios seleccionados, y de este marco se seleccionaran los niños
participantes mediante MAS (Álvarez MC, López A, Monsalve J, Giraldo N, Zapata
O, Vélez O, et al, 2006).
Cada ítem tiene la opción de respuesta Sí y No, en caso de que la respuesta sea
afirmativa se indaga sobre la frecuencia de ocurrencia y de acuerdo a ello se asigna
un puntaje: siempre, tres puntos, algunas veces, 2 puntos, rara vez, un punto. La
sumatoria de estos puntos constituyen el puntaje total de la escala, la cual se utiliza
para ubicar el hogar en un continuo que oscila entre 0 y 36 puntos posibles. Así:
seguro (0), en inseguridad alimentaria leve (1 a 17), en inseguridad moderada (18
a 26), y en inseguridad alimentaria severa (> 27) (ICBF, 2005) ( (Tabla 1).
109
Tabla 1: Escala de seguridad alimentaria en el hogar
PREGUNTAS
SI...……………….. 1 SI...…………………. 1
SI...…………………. 1 SI...…………………. 1
3. En el último mes en el hogar NO…………………… 2 NO…………………... 2
se disminuyó el número de Siempre ……..……. 3 4. ¿En el último mes algún Siempre ……..……. 3
comidas usuales, como dejar Algunas adulto dejó de desayunar,
de desayunar, 2 de almorzar o de comer por Algunas veces……. 2
veces………………..
almorzar o comer por falta falta de dinero para comprar
de dinero para comprar alimentos?
alimentos. Rara vez……. …….. 1 Rara vez……. …….. 1
SI...………………….. 1 SI...…………………. 1
NO…………………… 2 NO………………….. 2
5. ¿En el último mes algún
Siempre ……..…….. 3 6. ¿En el último mes algún Siempre ……..…….. 3
adulto comió menos en la
adulto se quejó de hambre
comida principal porque Algunas veces…… 2 Algunas veces……. 2
por falta de alimentos en el
la comida no alcanzó para
hogar?
todos?
Rara vez……. …….. 1 Rara vez……. …….. 1
SI...…………………… 1 SI...…………………. 1
¿En este hogar habitan
personas menores de 18
7. ¿En el último mes algún NO…………………… 2 NO…………………… 2
años?
adulto se acostó con hambre
porque no alcanzó el dinero Siempre ……..……… 3 Si en el hogar viven niños o niñas menores de 18 años,
para la comida?
Algunas veces……. 2 por favor contestar las preguntas que se presentan a
Rara vez……. ……… 1 continuación.
SI...…………………… 1 SI...…………………. 1
NO…………………… 2 9. ¿En el último mes algún NO………………….. 2
8. ¿En el último mes se
Siempre ……..……… 3 niño dejó de desayunar, de Siempre ……..…….. 3
compraron menos alimentos
almorzar o de comer por de
indispensables para los niños Algunas veces……. 2 Algunas veces…… 2
falta de dinero para comprar
porque el dinero no alcanzó?
alimentos?
Rara vez……. ……… 1 Rara vez……. …….. 1
SI...…………………… 1 SI...…………………. 1
10. ¿En el último mes algún NO…………………… 2 NO…………………... 2
11. ¿En el último mes algún
niño Siempre ……..……… 3 Siempre ……..…….. 3
niño se quejó de hambre
comió menos en la comida
Algunas veces……. 2 por falta de alimentos en el Algunas veces…… 2
principal porque la comida no
hogar?
alcanzó para todos?
Rara vez……. ……… 1 Rara vez……. …….. 1
SI...…………………… 1
NO……………………. 2
12. ¿En el último mes algún
niño Siempre ……..……… 3
se acostó con hambre porque Algunas veces…….. 2
no alcanzó dinero para la
comida?
Rara vez……. ……… 1
110
Hemoglobina (Hb): la concentración de hemoglobina se determinó en el fotómetro
portátil de operación manual HemoCue por el método Azida-Metahemoglobina,
utilizando los calibradores y controles correspondientes. Este método ha sido
validado contra el método de referencia –cianometahemoglobina–, con resultados
de alta precisión y exactitud (Burgere S, Pierre-Louis J, 2003). Los puntos de corte
utilizados para clasificar anemia fueron: para niños de 1 a 4 años hemoglobina <
11,0 mg/dL, y para los niños de 5 años y más hemoglobina < 11,5 g/dL (WHO, 2001).
Los valores de hemoglobina se corrigieron por la altura de cada municipio.
111
Evaluación del estado nutricional por antropometría: las mediciones fueron
realizadas por estudiantes del último año de la carrera de Nutrición y Dietética
de la Universidad de Antioquia, previa capacitación y estandarización. En los
niños de 6 a 23 meses, el peso se obtuvo por el método indirecto con una báscula
electrónica portátil marca Tannita con capacidad de 150 kg y una sensibilidad
de 100 g. Para medir la longitud se utilizó un infantómetro portátil de aluminio
ajustable en cuatro puntos, con una capacidad de 1 m y una sensibilidad de 0,1
cm. En los niños de 2 a 5 años y 11 meses, el peso se tomó en la misma báscula y la
estatura se midió en centímetros utilizando un estadiómetro portátil de escuadra,
con una sensibilidad de 0,1 cm y una capacidad de 2 m. Ambas mediciones fueron
tomadas dos veces y en caso de que alguno de los dos valores se encontrara fuera
de los límites de tolerancia establecidos, 0,1 kg para el peso y 0,5 cm para la talla
y la longitud, se efectuaba una tercera medición. Se construyeron los indicadores
talla para la edad, peso para la talla y peso para la edad y se expresaron en términos
de puntuaciones z, utilizando los puntos de referencia establecidos por la NCHS
(Restrepo MT, 2000).
112
RESULTADOS
Prevalencia de inseguridad alimentaria y factores asociados en los hogares de
los niños que asisten al Programa de Complementación Alimentaria alianza
MANA ICBF
100,0
90,0
80,0
70,0
60,0 5 4 ,9
Porcentaje
5 2 ,0 5 1 ,7
4 8 ,3 4 8 ,0
50,0 4 5 ,1
40,0 3 4 ,4
3 0 ,6
30,0 2 6 ,2
20,0 1 5 ,0 1 5 ,5 1 5 ,3
10,0 6 ,8
5 ,0 5 ,8
0,0
Seguro Leve Moderado Severo Total
Inseguridad
Grado de seguridad alimentaria
Fuente: Elaboración de los autores. Se utilizaron las bases de datos de la investigación realizada
por Álvarez MC, López A, Monsalve J, Giraldo N, Zapata O, Vélez O, et al.
Los hogares que percibieron menos de un salario mínimo mensual legal (SMMLV ) en
Colombia, y aquellos que tuvieron un gasto alimentario mensual menor a 140 USD
reportaron una prevalencia de inseguridad alimentaria 1,9 veces a la reportada
por los que percibieron uno o más salarios mínimos y por quienes tuvieron un
gasto alimentario mayor; estas diferencias fueron estadísticamente significativas
113
(Chi 2 = 64,55; p= 0,000) y (Chi 2 = 78,53; p = 0,000) respectivamente. Lo que puede
significar que las posibilidades de tener inseguridad alimentaria frente a no
tenerla, sí se tienen ingresos y un gasto alimentario bajo, es de casi tres veces (OR
= 2,91, OR = 2,97 respectivamente) frente a si se tienen ingresos y gastos mayores
(Tabla 2). Los hogares cuyas madres tenían más de 28 años reportaron mayor
prevalencia de inseguridad alimentaria que aquellos cuya madre tenía una edad
menor (Chi 2 = 34,97; p = 0,000). Los hogares con jefatura femenina presentaron
mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los encabezados por hombres
(Chi 2 = 35,98; p = 0,000) (Tabla 2).
Los hogares cuya madre no tenía un empleo estable, presentaron mayor prevalencia
de inseguridad alimentaria con respectos a quienes tenían un empleo permanente o
eran amas de casa (Chi 2 = 21,38; p = 0,000), con un riesgo que fue dos veces (OR = 2,06)
frente a los hogares cuyas madres tenían un empleo estable (Tabla 2). Los hogares en
los cuales el padre se ocupaba en las labores del hogar reportaron mayor prevalencia
de inseguridad alimentaria con respectos a quienes tenían un empleo permanente o
no estable (Chi 2 = 44,24; p = 0,000), en este caso el riesgo de inseguridad alimentaria
de un hogar donde el padre no tiene un empleo estable es 2,25 veces el riesgo frente
a los hogares cuyos padres tienen un empleo estable (Tabla 2).
Los hogares cuyos niños tuvieron una adecuación de ingesta de energía < 90%
presentaron mayor prevalencia de inseguridad alimentaria, con respecto a los
hogares cuyos niños reportaron mayor adecuación, (Chi 2 = 65,29; p = 0,000) y el
riesgo a estar en inseguridad alimentaria fue doble (OR = 2,11), frente a los hogares
114
cuyas niños tuvieron una adecuación de ingesta de energía > 90 % (Tabla 2).
No se encontró asociación con la adecuación de la ingesta de proteínas (Chi 2 =
5,01; p = 0,082), aunque los hogares cuyos niños reportaron una adecuación 90
% y 110 % presentaron mayor prevalencia de inseguridad alimentaria. Tampoco
se encontró asociación entre la presencia de anemia, retraso en el crecimiento y
obesidad con inseguridad alimentaria (p > 0,05) (Tabla 2).
115
Seguridad
Chi IC 95 % OR
Factor gl valor P OR IC 95 % OR
N % N % square ajustado
116
Seguridad
Chi IC 95 % OR
Factor gl valor P OR IC 95 % OR
N % N % square ajustado
Tiempo en el
programa niño 1,65 2 0,439
(meses)
<6 224 45,7 266 54,3 1,14 (0,93 - 1,39) 1,18 (0,96 - 1,44)
6 a 12 175 48,6 185 51,4 1,01 (0,81 - 1,27) 1,04 (0,83 - 1,31)
> 12 932 48,9 972 51,1 1 - 1 -
SMMLV: Salario mínimo mensual vigente en Colombia. * Significancia estadística valor de p < 0,05
Fuente: Elaboración de los autores. Se utilizaron las bases de datos de la investigación realizada por Álvarez
MC, López A, Monsalve J, Giraldo N, Zapata O, Vélez O, et al.
117
Tabla 3. Modelo para los principales factores asociados para inseguridad alimentaria en
los hogares de los niños que participan el Programa de Complementación Alimentaria
alianza MANA-ICBF, Antioquia, 2006
Fuente: Elaboración de los autores. Se utilizo las bases de datos de la investigación realizada por Álvarez MC,
López A, Monsalve J, Giraldo N, Zapata O, Vélez O, et al.
118
DISCUSIÓN
Al comparar los resultados de este estudio con los encontrados en otros países,
la prevalencia fue inferior a la reportada en: Caracas, en un 64,0 % (Lorenzana
PA, Mercado C, 2002), San Pablo, 61,2 % (Perez-Escamilla R, Segall-Correa AM,
Kurdian Maranha L, Sampaio MF, Marin-Leon L, Panigassi G, 2004) , Bolivia, 70,4
% y Burkina, 73,0 % (Frongillo A, Nanama S, 2004). En la zona rural se hallaron
prevalencias mayores que las reportadas en hogares de Campiñas, Brasil (40,5 %)
(Perez-Escamilla R, Segall-Correa AM, Kurdian Maranha L, Sampaio MF, Marin-Leon
L, Panigassi G, 2004) y Ghana (43,8 %) (Frongillo A, Nanama S, 2004), y superior a la
reportada para los hogares de Estados Unidos desde 1998 hasta el año 2002 (Nord
M, Andrews M, Carlson S, 2003).
119
sólo el 1,0 % no cuenta con este servicio (Gobernación de Antioquia, 2004). La
investigación realizada por Álvarez et al, en los hogares de los niños que participan
en el Programa de Complementación Alimentaria, reporta grandes diferencias
socioeconómicas según el lugar de residencia; entre ellas cabe destacar que el
29,0 % de las viviendas rurales no disponen de conexión intradomiciliaria de agua,
el 60,0 % no cuentan con alcantarillado, en comparación con el 9,0 % y el 13 %
de las viviendas urbanas que no disponen de estos servicios. En el 27,0 % de las
viviendas rurales el piso es de tierra y en las urbanas el 13,6 %; en el 25,1 % de
los hogares rurales la deposición de excreta se hace a campo abierto, en contraste
al 11,2 % reportado por los hogares urbanos (Álvarez MC, López A, Monsalve J,
Giraldo N, Zapata O, Vélez O, et al, 2006). La Comisión Económica para América
Latina y el Caribe reporta una situación similar para la población de los países
andinos de América, en donde las personas más vulnerables viven en el área rural o
en zonas periféricas a las cabeceras municipales, tienen poco acceso a los servicios
de agua potable y saneamiento, presentan bajo nivel educativo y son herederos de
condiciones socioeconómicas desfavorables (CEPAL, 2005).
Esta investigación revela que entre hogares pobres, los más pobres presentan mayor
prevalencia de inseguridad alimentaria. La prevalencia desciende a medida que se
incrementa el ingreso de los hogares ningún hogar que perciben tres o más salarios
mínimos mensuales presenta inseguridad alimentaria severa. Hallazgo similar
fue reportado para hogares coreanos, en los cuales la baja capacidad de acceso
económico a los alimentos se asoció con la inseguridad alimentaria en el hogar (Oh
SY, Hong MJ, 2003). En el modelo logístico de factores asociados a la inseguridad
alimentaria en el hogar reportado en esta investigación, el gasto alimentario
presentó la mayor fuerza de asociación ajustado por los demás factores (OR = 2,58).
En los hogares más pobres, a pesar de que el gasto alimentario representa más del
80,0 % de sus ingresos, no logran acceder a la cantidad y calidad de los alimentos
necesarios para garantizar la seguridad alimentaria de sus integrantes (Figueroa
D, 2005) . Por tal razón, la política de seguridad alimentaria de Antioquia debe
establecer estrategias que estabilicen los precios de los alimentos que componen
la canasta básica y velar porque los impuestos que pagan los colombianos en
el momento de la compra de bienes y servicios no incluya alimentos esenciales
de la canasta básica de alimentos, porque esto contribuye a disminuir el poder
adquisitivo de la población más pobre y agudiza el problema de inseguridad
alimentaria en el hogar (Sen A, 2000).
En esta investigación se halló que los hogares cuyas madres tienen edad mayor
a 28 años presentan mayor prevalencia de inseguridad alimentaria. Situación
que se exploró mediante el análisis de variables claves que pudieran explicarla,
encontrándose que los hogares con madres de mayor edad presentan menor nivel
educativo: en éstas, el 9,3 % no habían cursado ningún nivel de escolaridad, en
comparación con las madres de menor edad que reportaron 3,4 %. Esto se explica
porque en Antioquia las madres más jóvenes han tenido mejor oportunidad de
acceder a la educación en los últimos años según las políticas departamentales
de cobertura. Además, se encontraron diferencias importantes en la proporción
120
de madres que tenían como escolaridad la secundaria y tecnológico: para las
primeras fue el 28,9 % y para las segundas el 48,2 % (Chi 2 = 123,99; p = 0,000). Los
ingresos en los hogares con madres mayores de 28 años fueron menores, dado
que el 94,4 % de ellos percibieron menos de un SMMLV, en comparación del 86,4
% reportado por los hogares con madres con 28 años o menos (Chi 2 = 10,41; p =
0,0055). Probablemente por las diferencias encontradas en estas dos variables, y
por sus implicaciones en la inseguridad alimentaria, se presenta este hallazgo.
121
salgan de la pobreza, sigue estando fuera de su alcance y lo más grave es que el
nivel educativo de los hijos esta fuertemente correlacionado con la de sus padres,
perpetuándose el circulo vicioso “pobreza-inseguridad alimentaria-hambre-
desnutrición (Perry G, Arias O, López J, Maloney W, Servén L, 2006). El nivel de
escolaridad de los colombianos es bajo, para el año 2003 el promedio de años
cursados era de 7,6, con diferencias importantes en la zona urbana (8,5 años) y
rural (4,9 años) (PROFAMILIA, 2005).
122
exclusivo de un miembro del hogar, por consiguiente no se descarta que los demás
miembros experimenten situaciones que conducen a que el hogar se perciba en
inseguridad alimentaria. El complemento alimentario de MANA representa para
el niño un aporte importante de energía, hierro y proteínas, sin embargo en el
contexto de las necesidades energéticas y nutricionales del hogar, su aporte no
logra impactar la percepción de la seguridad alimentaria. El perfil alimentario
y nutricional de los hogares del departamento de Antioquia reporta que los
programas de ayuda social alimentaria contribuyen en baja proporción a las
necesidades energéticas del hogar (Álvarez MC, Benjumea MV, Roldán P, Maya M,
Martínez M, Montoya E, 2005).
AGRADECIMIENTOS
123
BIBLIOGRAFÍA
CEPAL, FAO, PMA. 2007. Hambre y cohesión social: cómo revertir la relación entre
inequidad y desnutrición.
124
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127
Modos de vida y seguridad
5 alimentaria de los mayas
de Campeche
Autores:
RESUMEN
129
ABSTRACT
130
INTRODUCCION
El cambio agrícola inducido por las políticas y programas en este período condujo
en el país a la polarización socioeconómica a nivel regional (Hewitt, 1978), micro
regional (Dewey, 1981) y comunitario (Cortina et al., 1991), con efectos adversos
en la seguridad alimentaria. Ello se debió a que solo benefició a un pequeño sector
de agricultores comerciales y excluyó a la mayor parte de productores campesinos,
quienes empeoraron sus condiciones de alimentación.
Las comunidades rurales de Campeche no han sido ajenas al impacto de esas políticas
nacionales, ya que la política agrícola de los 70 provocó la diferenciación de las
comunidades. Así, en el norte del Estado, región conocida como El Camino Real, se
observa una agricultura en tierras de buena calidad basada en la mecanización, uso
de insumos industriales y subsidios agrícolas, la cual coexiste con una agricultura
tradicional de roza-tumba-quema (RTQ) que se realiza en suelos marginales y con
escaso apoyo. La política neoliberal iniciada en los 80 y que alcanzó su cúspide
con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994,
ha contribuido en su conjunto a deteriorar las condiciones de vida de la población
de la región, particularmente de quienes se dedican a la agricultura tradicional. A
consecuencia de ello, varias comunidades están abandonando la agricultura y están
optando por el trabajo asalariado en el sector de los servicios y las maquiladoras,
que se han instalado recientemente en la región.
131
La diversificación de actividades económicas en el sector rural, es un fenómeno
que se ha intensificado y que recientemente se ha estudiado desde el enfoque de
Modos de Vida Sostenibles (MVS), que atiende a las estrategias desplegadas por los
grupos domésticos (GD) y las comunidades frente a las externalidades y el riesgo.
Este enfoque analiza los vínculos entre los capitales (humano, social, natural, físico
y financiero) de las comunidades; las fuentes de vulnerabilidad; las instituciones y
los procesos; la estrategias de vida y los resultados (DFID, 1999).
MATERIALES Y METODOS
La región de estudio
El estudio se realizó en la región conocida como el Camino Real, conformada por los
municipios de Hecelchakán, Calkini y Tenabo. El Camino Real se sitúa al noroeste
del estado de Campeche, México (Figura 1), tiene una extensión territorial de
1966 km 2 y representa el 7,35 % de la superficie total del estado (INEGI, 2001). El
clima de la región es Aw 1”(w) (i’) g calido-subhúmedo con lluvias en verano. La
precipitación promedio anual es de 950 mm y la temperatura media de 27,8 oC. El
período de seca se extiende de noviembre a abril, y el de lluvias de mayo a octubre
(SPP, 1981).
La región estuvo habitada desde de la Colonia por mayas yucatecos, por ello
no sorprende que el 49,8 % de la población actual mayor de cinco años hable
maya (INEGI, 2002). Con el propósito de captar la diversidad de los modos de vida
se seleccionaron cuatro comunidades representativas de la región: Xkakoch y
132
Chunhuas, pertenecen al municipio de Calkini, se ubican al poniente y son aledañas
a la Reserva de la Biosfera de los Petenes (RBLP); Nohalal se sitúa al oriente y Santa
Cruz en la parte central, ambas pertenecen al municipio de Hecelchakán.
Metodología
El enfoque establece un vínculo conceptual entre lo que sucede dentro del hogar
y el nivel meso y macro, alentando al análisis de cómo la vida de los grupos
domésticos se ve afectada por los procesos institucionales y las políticas (DFID,
1999; Soussan et al., 2000). En nuestro caso, reconociendo la complejidad del
GD de origen mesoamericano (Robichaux, 2002) lo identificamos con base en el
criterio de residencia (Estrada, 2005). Lo definimos como aquel grupo formado por
una familia nuclear o más de una, unidas o no por parentesco pero que comparten
133
la misma residencia. La información se obtuvo mediante talleres comunitarios
participativos en los que se evaluaron, desde la perspectiva de la gente, los
componentes de los MVS. Se realizó un taller comunitario por cada localidad
estudiada usando el método de “Grupos Focales de Discusión” (Martínez, 2006). Los
grupos focales de discusión se integraron por personas interesadas en el estudio
con representación social en la comunidad. En la conformación de los grupos se
propició la participación balanceada de hombres y mujeres de diferentes grupos
de edades, desde jóvenes de 17 años de edad hasta personas mayores de 57 años.
Con estas consideraciones se recuperó la opinión comunitaria de la gente; no
obstante, existen deficiencias inherentes de representatividad y convocatoria, que
si bien no fue posible eliminar, sí pudo reducirse.
Los talleres se diseñaron con base en las dinámicas participativas sugeridas por
Herrera et al., (2005), y se capacitó al personal técnico que las condujo (Tabla 1).
134
Tabla 1. Relación entre los componentes de los modos de vida y las dinámicas del
taller comunitario
Capital natural
-Tecnología
Capital físico
-Disponibilidad de alimentos
Contexto de
Elaboración de -Estacionalidad de la producción
vulnerabilidad Actividades
calendarios de ciclos -Producción para autoabasto y mercado
Capital humano productivas
de cultivo -Ingresos de la agricultura
Capital social
-Interacción entre actividades productivas y empleo
Capital financiero
extrafinca
Resultados
135
Paralelamente al taller se entrevistó a informantes claves con el propósito de
profundizar en las temáticas abordadas en el taller y en la historia de la comunidad.
Además, se consultaron fuentes secundarias para caracterizar la zona de estudio
en los aspectos socioeconómicos, productivos, institucionales e históricos.
RESULTADOS Y DISCUSION
A partir de la primera mitad del siglo XX, en la región del Camino Real prevalecía
el modo de vida campesino, basado en el sistema de policultivo (maíz, fríjol y
calabaza) tradicional de RTQ, conocido como milpa. En este sistema, la producción
de cultivos básicos se complementaba con la producción en pequeña escala
de frutas y hortalizas, la ganadería de monte y el solar, el aprovechamiento de
los recursos forestales, la cacería, la apicultura y la elaboración de productos
artesanales (Pérez, 1945; Hernández et al., 1995; Terán y Rasmussen, 1994). Estas
actividades en conjunto han aportado gran parte de los elementos de la dieta,
la vivienda y el combustible de los GD. El cultivo de maíz, es el componente más
importante de la milpa y aporta el 66 % de las calorías consumida por la población
maya (Warman, 1985).
La emigración temporal de los campesinos se truncó en los 70, cuando los terrenos
nacionales, ejidales y privados que se cultivaban en los Chenes fueron dedicados a
otras actividades o fueron ocupados por nuevos centros de población, fomentados
por el Programa de Colonización del Estado. Adicionalmente, en este mismo
período empezaron a escasear los montes altos en los Chenes (Ku, 1990). En estas
136
circunstancias, se empezó a involucrar a la población campesina en la práctica de
la agricultura mecanizada, impulsada por el Programa Integral de Desarrollo Rural
(PIDER), durante el período presidencial de Luís Echeverría, 1970-1976 (Schuren,
2002).
137
Tabla 2. Superficie mecanizada y de RTQ (ha) en comunidades con menos de 2 500
habitantes
Nota 1: La superficie mecanizada para Xkakoch, Chunhuas y Nohalal fue la obtenida en los talleres.
Nota 2: Considerando las comunidades > 2 500 habitantes, la superficie total mecanizada y de RTQ
en la región se estima en 20 mil y 5 mil hectáreas respectivamente.
138
En 1990, se estimó que sólo el 20 % de los GD de la región tenía acceso a tierras
mecanizadas y se dedicaba a la agricultura mecanizada (Ku, 1990). Mientras que
el 80 % restante, sin acceso a tierras mecanizadas, se vio forzado a adoptar un
modo de vida mixto, que combina la agricultura tradicional de RTQ con el trabajo
asalariado en el sector de los servicios y las maquiladoras.
139
Para hacer frente al aumento de la pobreza, el gobierno implementó en 1997 el
Programa Progresa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA). El PROGRESA
es un programa focalizado en hogares con pobreza extrema en las regiones
marginadas de México. Entrega bimensualmente transferencias en efectivo a los
hogares rurales pobres, con la condición de que los niños asistan a la escuela y sus
miembros acudan a las consultas de salud pública y participen en los talleres de
salud y nutrición ( Wondon et al., 2003). Al iniciar el período presidencial de Vicente
Fox en el año 2001, el PROGRESA cambió de nombre denominándose Programa
de Desarrollo Humano Oportunidades (Oportunidades), sin embargo, mantiene su
objetivo original.
La reducción del precio del maíz y el aumento del costo de los insumos está
afectando negativamente la rentabilidad del cultivo, principalmente para los
GD del sistema mecanizado que destinan al mercado aproximadamente el 90 %
de la producción. Con base a información de campo, se estimó que la relación
beneficio-costo de la producción de maíz en el sistema mecanizado es de 1.17
($ 970 por ha), es decir, por cada peso invertido en este sistema se obtiene una
ganancia de 17 centavos. Mientras tanto, los GD en el sistema de RTQ, que venden
aproximadamente el 10 % de su producción, el efecto sobre la rentabilidad es
poco significativo. Sin embargo, si la producción de RTQ se valora en términos
monetarios, la relación beneficio-costo es de 0.92 (- $ 350 por ha), lo que significa
que por cada peso invertido se pierden 8 centavos. La producción obtenida bajo el
sistema de RTQ sólo cubre las necesidades de consumo de seis meses, el resto del
140
año recurre a la compra de maíz o de tortillas a precios que muchas veces duplican
o triplican los precios a que venden.
La baja productividad del sistema de RTQ y la baja rentabilidad del cultivo de maíz
en el sistema mecanizado está provocando que los GD dejen de sembrar maíz,
renten sus terrenos y se dediquen a diversas actividades como la albañilería, el
servicio de tricitaxis y la manufactura. En este nuevo escenario, los GD empobrecidos
dejan de producir maíz, grano que constituye el alimento más importante de su
dieta. Esta situación los conduce a la compra de tortilla de maíz a precios cada
vez más elevados. Ello se debe a la estructura oligopólica de la industria de harina
nixtamalizada, que abastece de materia prima a la industria de tortilla nacional. Se
estima que en el período 1994-2000, el precio de la tortilla de maíz se quintuplicó,
y entre 2001 y 2006 se elevó un 70 % (Nadal, 2000; El País, 2007).
La mayor parte de los GD que practican el sistema de RTQ no cuentan con apoyos
del PROCAMPO, debido a que sólo una minoría de estos se registró en dicho
programa a causa de la falta de información por parte de las agencias de gobierno.
Además, la tecnología subsidiada por el Programa Alianza para el Campo no brinda
apoyos a la producción agrícola de RTQ, por lo que los GD que la practican no
reciben apoyo de este programa.
Los salarios. Los GD sin acceso o con acceso limitado a tierras ejidales en la región
se ven obligados a realizar toda clase de trabajos con tal de sobrevivir. Sin embargo,
1 Feliciano Coyoc Uc, con 49 años de edad, participante del taller comunitario realizado en Xkakoch
el 17 de noviembre del 2006.
141
dado que el nivel de escolaridad es inferior o igual a primaria, la mayoría de los GD
realiza empleos temporales y perciben salarios bajos.
La escasez de trabajo se percibe como una situación que afecta tanto a mujeres y
hombres de bajo y alto grado de escolaridad: “Tengo una hija estudiando en Calkini
que este año termina su carrera de educadora, estoy preocupado pues aunque tenga
una carrera no hay trabajo. En el pueblo hay muchos jóvenes que estudiaron para
maestros pero al no encontrar empleo de su carrera se dedican a la albañilería o
trabajan en la maquiladora.” 2
Los desastres naturales. Otro factor de riesgo manifestado por los participantes
en los talleres es la irregularidad de las lluvias durante el ciclo de cultivo de maíz.
La presencia de la canícula (sequía intraestival), cuando las plantas tienen uno o
dos meses de haber emergido, es común en la región. Con base en la experiencia de
los productores, en la región hay generalmente un año bueno, dos regulares y uno
malo. En años con mal temporal, las tierras mecanizadas rinden aproximadamente
2 toneladas de maíz por hectárea, con temporal regular rinden 3 ton/ha y con
temporal muy bueno entre 4 y 5 ton/ha. Los huracanes representan otra amenaza
constante puesto que la región se encuentra en la ruta de estos fenómenos.
Durante un período de 44 años (1960-2004), 50 huracanes han pasado por la región
(CNA, 2004). Sin embargo, los últimos huracanes que afectaron severamente el
2 Rogelio Pech Ayil, con 52 años de edad, participante del taller comunitario realizado en Santa Cruz
el 27 de octubre del 2006.
142
cultivo de maíz han sido Gilberto (1988), Opal y Roxana (1997) e Isidoro (2002).
Adicionalmente, los ataques irregulares de la plaga de la langosta (Schistorcerca
piceifrons), causan entre un 20 % y 50 % de pérdidas en la producción de maíz. Uno
de los ataques más devastadores recordado por los productores ocurrió en 1938,
cuando aproximadamente 80 % de las milpas de la región fueron arrasadas por la
langosta.
Los desastres naturales son eventos que quedan vivos en la memoria de los
pobladores, debido a la destrucción de sus medios de vida y a las dificultades que
sufren para satisfacer sus necesidades de alimentación: “Cuando pasó el huracán
Janet en 1960 arrasó con las milpas, los animales del solar se ahogaron, los techos
de las casas se las llevó el viento y tumbó mucho monte. En ese año nos vimos en la
necesidad de cazar animales y recolectar frutos en el monte para poder sobrevivir. 3”
Los capitales. En esta sección se analizan los modos de vida dominantes de las
comunidades estudiadas: Xkakoch, Chunhuas, Santa Cruz y Nohalal. El examen
inicia con el acervo y el acceso a los capitales, que son los recursos disponibles de
los GD en las comunidades para mejorar sus condiciones de vida.
Capital natural: el principal recurso natural con que cuentan las comunidades
es la tierra; sin embargo, existen diferencias notables en cuanto a su extensión y
calidad. Santa Cruz, Chunhuas y Xkakoch, son las que menor superficie de terrenos
mecanizados poseen. La superficie mecanizada por GD en estas comunidades
oscila entre 1 y 4 hectáreas, en tanto que en Nohalal la superficie mecanizada
promedio es de 18 hectáreas. La disponibilidad de tierras de buena calidad en
Nohalal favoreció la mecanización y la introducción de pequeñas obras de regadío
(Tabla 3).
Comunidad
Variables
Santa Cruz Xkakoch Chunhuas Nohalal
3 Herminio Caamal Cutz, con 76 años de edad, participante del taller comunitario realizado en
Chunhuas el 10 de diciembre del 2006.
143
La tenencia de la tierra en todas las comunidades es ejidal, y los GD tienen acceso
a la tierra por dotaciones y ampliaciones sucesivas otorgadas de 1922 a 1995 por
el Gobierno Federal. El acceso a la tierra está restringido a los ejidatarios hombres.
Las mujeres viudas o dejadas no tienen acceso a la tierra y el GD puede perder sus
derechos ejidales si no tienen un sucesor hombre mayor de edad. Los hijos de los
ejidatarios pueden trabajar las tierras de sus padres, sin embargo, los avecindados,
constituidos por inmigrantes, no tienen acceso a la tierra.
A finales de los 90 se convocó a las comunidades a fijar los límites de las parcelas
individuales para atribuir los derechos de propiedad a través del PROCEDE.
Como resultado del programa, todas las comunidades obtuvieron la titulación de
sus solares; Santa Cruz tituló sus terrenos mecanizados. Sin embargo, las otras
comunidades no decidieron titular sus tierras mecanizadas por lo que continúan
bajo el régimen de propiedad ejidal.
144
En Chunhuas, la cubierta vegetal se ha reducido sistemáticamente desde 1980
y corre el riesgo de perderse definitivamente. Ello se debe a la alta presión a
que está sometido el recurso para elaborar carbón, practicar la milpa y extraer
de leña. La pérdida de cubierta forestal se ha agravado a partir de 1999 cuando
por decreto se creó la RBLP, que prohibió el aprovechamiento del 65 % de los
terrenos ejidales debido a que se localizan dentro de la zona de amortiguamiento
de la reserva. Para poder aprovechar esas tierras, la comunidad debe sujetarse a
los lineamientos del Programa de Conservación y Manejo de la reserva. En estas
condiciones, la superficie ejidal con agricultura tradicional y mecanizada no es
suficiente para cubrir las necesidades mínimas de los GD de Chunhuas, por lo que
cada vez recurren más al trabajo asalariado.
En Xkakoch, de 1980 a 1990, hubo signos de una rápida pérdida del bosque por el
aumento de la producción de carbón y la milpa. Sin embargo, la introducción de la
agricultura mecanizada a mediados en los 90 redujo la tasa de deforestación, debido
a que muchos GD abandonaron el sistema agrícola de RTQ y adoptaron el sistema
mecanizado. Se prefirió el sistema mecanizado por su mayor productividad y por
los apoyos gubernamentales de PROCAMPO y Alianza para el Campo. A partir de
2000, el recurso forestal empezó a recuperarse debido al cambio agrícola ocurrido
y porque los jóvenes de la comunidad prefieren emplearse en las maquiladoras
que realizar actividades agrícolas.
Por otra parte, a juicio de los participantes en los talleres, las enfermedades
respiratorias (gripe, tos, calentura y asma) y gastrointestinales (diarrea, cólico,
amibiasis y gastritis) son las más importantes en todas las comunidades. Ambas
enfermedades se presentan con mayor frecuencia en niños menores de cinco años de
edad, lo cual sugiere un limitado aprovechamiento biológico de los alimentos (Tomé
et al., 1996). Un análisis exploratorio (Pat, 2006) de la información del Programa IMSS-
Oportunidades, revela que la prevalencia de desnutrición infantil en Xkakoch es del
100 %, en Chunhuas del 57,4 %, en Santa Cruz del 31,9 % y en Nohalal del 18,1 %.
145
Capital social. En Xkakoch y Chunhuas no existen organizaciones productivas. La
ausencia de organizaciones productivas la suplen las autoridades ejidales, quienes
se encargan de la gestión de apoyos y del manejo de la infraestructura (instalaciones,
maquinaria y equipo agrícola) 4. Desde el punto de vista de los participantes en el
taller, el éxito de este tipo de organización depende del liderazgo, la movilización
comunitaria y las coyunturas políticas.
4 Otras tareas dirigidas son las fajinas y la mensura de los terrenos ejidales.
146
Figura 3. Monto promedio del subsidio anual recibido en 2006 por los grupos domésticos
en las comunidades estudiadas
Existe la tendencia de que a mayor superficie mecanizada total y per cápita por
comunidad, corresponde una mayor reinversión de capital financiero (Figura 4). La
comunidad de Nohalal, que posee la mayor superficie mecanizada total y per cápita,
es la que mayor reinversión registra; esto sin considerar los recursos financieros que
reciben de la banca comercial y los subsidios gubernamentales. Las comunidades
de Xkakoch, Chunhuas y Santa Cruz, con menor dotación de tierras mecanizadas
reinvierten un monto significativamente menor. La reinversión en estas últimas
provienen de recursos propios que generan en actividades no agrícolas, la venta
de animales del solar y los préstamos obtenidos con usureros locales.
147
Capital físico. El capital físico se evaluó por la cantidad de maquinaria y equipo
agrícola, por los servicios básicos de los hogares (agua, electricidad, sanitario) y
por la infraestructura comunitaria (educación, salud y comunicación).
Tractores 2 1 0 12
Arados 2 1 0 12
Rastras 3 1 0 13
Combinadas 0 0 0 4
Los servicios de salud están a cargo del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS) que da consultas médicas semanales de prevención, planificación familiar y
nutrición, entre otras. Todas las comunidades cuentan con caminos pavimentados
y transporte colectivo que los comunican con las cabeceras municipales y la capital
del estado.
148
Figura 5. Acervo de capitales en cuatro comunidades mayas de Campeche
149
En Santa Cruz, donde menos del 20 % de los GD tienen acceso a terrenos mecanizados,
el capital humano es el activo más importante de los GD. Sin embargo, la baja
escolaridad de los integrantes de los GD sólo les ha permitido obtener empleos
de baja remuneración en el sector de los servicios y de las maquiladoras. Santa
Cruz tiene el menor capital social de las cuatro comunidades estudiadas, debido
a la condición temporal del empleo, a las cláusulas desfavorables de contrato y
al autoempleo, que obstaculizan la formación de organizaciones. No obstante,
el capital financiero está aumentado, sobre todo por la incorporación de varios
miembros de los GD al trabajo asalariado, incluyendo a las mujeres. El capital
físico, medido por los servicios públicos, se ha acrecentado debido a la cercanía
con la cabecera municipal. El capital natural se encuentra conservado porque la
mayor parte de la población lo utiliza poco al dedicarse al trabajo asalariado; sin
embargo, está amenazado por el crecimiento urbano de Hecelchakán.
Estrategias de vida
Con base en las actividades que representan la mayor proporción del ingreso
económico (Rello, 2001; De Janvry y Sadoulet, 2000) de los GD de las comunidades,
se estableció una clasificación de estrategias de vida (Tabla 5).
150
Tabla 5. Estrategias de vida según la estructura del ingreso (%/año) de los grupos
domésticos
151
Los miembros de los GD con secundaria terminada se emplean principalmente
en la maquiladora de Hecelchakán. La maquila ha generado empleos a jóvenes,
principalmente a mujeres de la cabecera municipal y de comunidades aledañas.
No obstante, este tipo de trabajo es inseguro, puesto que en su corta existencia
las maquiladoras registraron despidos de trabajadores en los años 2001, 2004 y
2006. Estos despidos coinciden con las tasas de crecimiento negativas del sector
textil y prendas de vestir registradas en México en el 2001 (- 8,6 %) y 2006 (- 0,9 %)
(Banxico, 2007).
Los apoyos de Gobierno en Santa Cruz son pequeños con relación a las otras
comunidades estudiadas, y proviene casi exclusivamente del programa asistencial
más importante de México: Oportunidades y los programas emergentes de
empleo temporal. El ingreso total promedio generado por esta estrategia no es
significativamente mayor que el obtenido por las comunidades con estrategia
mixta; sin embargo, es menor que el de la estrategia agrícola.
La milpa es una actividad en desaparición puesto que es practicada cada año por un
menor número de ejidatarios. Actualmente los productores calculan que menos del
30 % de los GD de las comunidades estudiadas practica este tipo de agricultura. El
abandono del sistema de RTQ está relacionado con el surgimiento de la agricultura
mecanizada y el aumento del trabajo asalariado en la maquila y la industria de la
construcción. El sistema mecanizado es más preferido que el sistema tradicional,
básicamente por las diferencias en productividad y en los apoyos gubernamentales:
PROCAMPO y Alianza para el Campo. A diferencia de la agricultura mecanizada, la
152
de RTQ destina su producción casi en su totalidad al autoabasto; no obstante, sólo
les asegura aproximadamente seis meses de consumo. El resto del año se compra
maíz para la elaboración de tortillas y pozol, muchas veces al doble del precio al
que ellos han vendido su maíz.
5 Los menonitas, más que un grupo étnico bien definido, constituyen una amalgama de rasgos
religiosos, raciales y culturales muy peculiares. El grupo fue fundado por Menno Simons, un reformador
holandés, jefe de los anabaptistas moderados, en el siglo XVI. Llegaron a México procedentes de Canadá
a principios del siglo XX para establecerse en los Estados de Durango, Chihuahua y Zacatecas, México.
153
esta estrategia depende de las fluctuaciones del precio internacional del grano
y de las variaciones climáticas. De acuerdo con las autoridades ejidales de la
comunidad, durante los meses de julio y agosto de 2007, la irregularidad de las
lluvias y el paso del huracán Dean provocaron la pérdida de más del 50 % de la
superficie sembrada de maíz (comunicación personal).
En los últimos tres años, los productores de Nohalal aumentaron en 500 hectáreas
la superficie sembrada de maíz. Esto fue posible por la renta de las tierras
mecanizadas, concedida por los ejidos vecinos de Cumpich y Pomuch.
Entre los efectos negativos del la producción mecanizada están el alto uso de
insumos químicos y su repercusión en el suelo y la salud humana. En Nohalal
el cultivo de una hectárea de maíz requiere de 250 a 350 kg de fertilizantes por
ciclo, de 2 a 3 litros de herbicidas y 1 litro de insecticida. Estos agroquímicos se
aplican generalmente sin protección y sin el manejo adecuado de los envases y los
residuos. Adicionalmente, se desconoce el efecto del uso agroquímicos en el suelo
y en las corrientes de agua subterránea que existen en la región.
Otra fuente de ingresos importante son los subsidios, que representan una cuarta
parte del ingreso total de esta estrategia. Estos subsidios provienen tanto de
los programas asistenciales como de los programas sectoriales. Dentro de los
programas sectoriales destacan el PROCAMPO, Alianza para el Campo, Progan y
los subsidios directos a la compra de semilla, fertilizantes y diesel. Por ello, para la
estrategia agrícola son determinantes los subsidios gubernamentales.
154
Resultados de los modos de vida
La seguridad alimentaria se entiende como el proceso por el cual todos los hogares
tienen acceso físico y económico en todo momento, a cantidades suficientes de
alimentos inocuos y nutritivos para llevar una vida activa y sana (FAO, 1996). Los
indicadores usados en esta investigación para evaluar la seguridad alimentaria
fueron: el porcentaje del gasto por concepto de alimentos en relación con el gasto
total que el GD realiza; la diversidad y calidad de los alimentos; y la autopercepción
de la seguridad alimentaria de los GD en las comunidades.
De acuerdo con este criterio, las comunidades con estrategia mixta (Chunhuas y
Xkakoch) y asalariada (Santa Cruz) son alimentariamente inseguras ya que dedican
más del 50 % de su gasto a la compra de alimentos. Sin embargo, la comunidad con
estrategia agrícola (Nohalal) se encuentra muy cercana de alcanzar la seguridad
alimentaria, debido a que los GD dedican alrededor de un tercio de su gasto (37 %)
a la compra de alimentos (Tabla 6). Lo anterior, pone en evidencia que la posesión
de terrenos mecanizados iguales o mayores a 18 hectáreas aporta suficiente
maíz para autoabasto y el ingreso suficientes para compra de otros alimentos. En
Nohalal, la reducción del gasto en alimentos está asociada con un incremento del
gasto en la construcción de viviendas, la compra de equipos electrodomésticos
y el ahorro. Por el contrario, en las comunidades donde la dotación promedio de
tierras mecanizadas es igual o menor a cuatro hectáreas, o que se dedican al trabajo
asalariado, destinan una gran proporción del gasto a la compra de alimentos. La
alta proporción del gasto dedicado a la compra de alimentos no les permite mejorar
las condiciones de su vivienda y tampoco ahorrar.
155
Tabla 6. Estructura del gasto (%) de los GD en cuatro comunidades rurales del norte
de Campeche, 2006
Granos y cereales 7 7 8 7
Productos industrializados 5 7 6 7
Frutas y verduras 6 9 11 13
Total 22 25 31 34
156
Estos hallazgos coinciden con múltiples estudios sintetizados por Figueroa (2005a),
quien reporta que en los hogares con bajos niveles de ingreso la mayor parte de las
calorías proceden de hidratos de carbono amiláceos y tubérculos. Al aumentar el
ingreso económico de los GD, la alimentación se hace más compleja y variada, crece
la ingesta de grasa, particularmente de origen animal, y las calorías procedentes de
los alimentos amiláceos se reducen. Las proteínas de origen vegetal se sustituyen
parcialmente por las de origen animal (Figueroa, 2005a).
Comunidad
Tipo de Seguridad
alimentaria Santa Cruz Xkakoch Chunhuas Nohalal Total
Seguro 1 0 0 0 1
Inseguridad leve 1 5 0 2 8
Inseguridad moderada 3 0 1 0 4
Inseguridad severa 0 0 4 3 7
Total de GD 5 5 5 5 20
Nota: Los valores corresponden al número total de GD con cierto tipo de seguridad
alimentaria
157
De acuerdo con información oficial del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el nivel de pobreza en México medido por
el ingreso de las familias ha tenido una tendencia decreciente desde 1996. En el
período 1996-2005, la pobreza alimentaria 6 pasó de 37,4 % a 18,2 % de la población
total, la pobreza de capacidades pasó de 46, 9 % a 24,7 % y la pobreza de patrimonio
pasó de 69,0 % a 47,0 % (CONEVAL, 2007a). En el 2005, los niveles de pobreza
en el estado de Campeche fueron ligeramente superior al promedio nacional: la
pobreza alimentaria alcanzó al 20 % de la población, la de capacidades al 27,3 %
y la de patrimonio al 51,4 %. Particularmente para los municipios que conforman
la región de estudio, CONEVAL (2007b) reporta una importante diferenciación del
nivel de pobreza alimentaria, siendo para Calkini de 43,0 %, para Hecelchakán de
27,8 % y para Tenabo de 25,8 %.
6 La pobreza alimentaria se refiere a la condición de los hogares cuyos ingresos son insuficientes para garantizar
el consumo mínimo establecido en una canasta alimentaria normativa. La pobreza en capacidades considera a
los hogares cuyos ingresos son insuficientes para cubrir conjuntamente sus necesidades básicas de alimentación,
salud y educación. La pobreza de patrimonio considera a los hogares cuyos ingresos son insuficientes para
satisfacer, en su conjunto, sus necesidades de alimentación, salud, educación, vivienda, vestido y transporte.
7 Los campesinos son pequeños productores que explotan una extensión suficiente para su reproducción,
usando por lo general su propia fuerza de trabajo.
158
Oportunidades. No obstante, su efectividad ha sido muy limitada ya que la pobreza
en el medio rural del país permanece en niveles altos. En 2004, el 28 % de los
habitantes de las zonas rurales se encontraba en niveles de pobreza extrema y el
57 % en una situación de pobreza moderada (Escalante, 2006). Una manifestación
de la pobreza rural son las condiciones precarias de alimentación en la población
indígena localizada en los estados sureños de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Veracruz,
Yucatán y Campeche. En Campeche, por ejemplo, de acuerdo el Índice de Riesgo
Nutricional (IRN) 8, la situación alimentaria general empeoró en el período de 1990
a 2000, ya que el IRN pasó de moderado a alto (Roldan et al., 2003).
Una de las razones principales de la poca eficacia de las políticas públicas radica
en que no se reconoce la heterogeneidad de los recursos comunitarios y de los
GD, sesgo que ha favorecido a la agricultura comercial a costa de la de autoabasto.
Como el PROCAMPO apoya con un pago directo por hectárea ($ 1,120 por ha),
los GD de Xkakoch y Chunhuas, con agricultura tradicional, recibieron en el año
2006 en promedio $ 3,696; y los de Nohalal, con agricultura comercial, recibieron
$ 20,160. Estas diferencias en los apoyos se deben a la dotación de tierras; en
Xkakoch y Chunhuas el tamaño medio de los predios es de 3,3 hectáreas, en tanto
que en Nohalal es de 18 hectáreas.
En este mismo plano, el Programa de Alianza para el Campo, cuyos apoyos se centran
en la ferti-irrigación, el establecimiento de praderas, el uso de insumos industriales
(semillas y agroquímicos), la compra de equipo, maquinaria, y el financiamiento de
proyectos, tiene una clara orientación hacia la agricultura comercial. Este tipo
de políticas excluye a la mayor parte de los GD minifundistas que combinan la
producción de autoabasto con el trabajo asalariado.
8 El índice de riesgo nutricional es un indicador que evalúa la situación nutricional mediante 14 variables
agrupados en tres bloques: a) variables de mortalidad, b) sociales y c) antropométricas.
159
Otras políticas se han enfocado en ampliar las capacidades y las oportunidades de
los pobres, apostando a la erradicación de la pobreza de las generaciones futuras
y condenando a la actual a permanecer en ella, en un escenario de incertidumbre
económica. El Programa Oportunidades ocupa un espacio central en la estrategia
nacional para promover el desarrollo de las capacidades de las personas, para
romper con la transmisión intergeneracional de la pobreza (SEDESOL, 2003). Este
programa opera a través de becas para quienes asisten de tercero de primaria a
tercero de secundaria 9, apoyos a la alimentación familiar y atención a la salud,
y busca que una mayor proporción de niños y jóvenes terminen la educación
secundaria. Se supone que ello redundará en una menor incidencia de la pobreza
en la próxima generación, mediante el aumento del nivel de escolaridad de jóvenes
y niños. Sin embargo, la mayor educación sólo se traducirá en un mayor ingreso
si y sólo si las oportunidades económicas crecen, y si los niveles de educaciones
adquiridos generan rendimientos importantes en el ingreso (Boltvinik, 2000). Los
estudios para México señalan que los mayores rendimientos se observan para la
educación preparatoria y superior (Rojas et al., 2000).
También las políticas públicas han ignorado que el combate a la pobreza requiere
de un cambio en las instituciones, entendida ésta como las normas y las reglas
entre los actores sociales (Rello, 2001). La importancia de las instituciones radica
en que constituyen el sistema de incentivos y restricciones que determinan el
comportamiento de las organizaciones (Flores y Rello, 2002).
Se requiere de instituciones que operen bajo nuevas normas y reglas que eliminen
las viejas prácticas (restricciones) del clientelismo y corporativismo bajo las cuales
han funcionado las organizaciones 10, como en los casos de Chunhuas y Xkakoch.
También es necesario eliminar la formación de organizaciones efímeras que sólo
responden a las condiciones de apoyo estatal y federal, como en el caso de Nohalal.
Este tipo de organizaciones han desalentado la democracia, la transparencia,
la acción colectiva y la participación de las mujeres como mecanismos para la
solución de los problemas.
CONSIDERACIONES FINALES
Una estrategia para mejorar las condiciones de vida de los GD en las comunidades
estudiadas es el fortalecimiento de las organizaciones locales y la capacidad de
trabajo de la gente. Sin embargo, las demandas de los participantes en los talleres
realizados en las comunidades de Santa Cruz, Xkakoch y Chunhuas se relacionan
primordialmente con las necesidades básicas, como la extensión de los servicios
de salud y abastecimiento de medicamentos. Esto se debe a que los GD relacionan
las enfermedades con la descapitalización, ya que para cubrir los gastos médicos
9 Actualmente el programa otorga becas a niñas(os) y jóvenes a partir del tercero de primaria hasta el último
grado de educación media superior (preparatoria).
10 Las organizaciones son grupos de personas asociadas mediante reglas internas para alcanzar objetivos
comunes.
160
recurren frecuentemente al empeño de joyas y terrenos o la venta de ganado mayor,
lo que en cierta medida compromete su estrategia de supervivencia. Después se
centran en las actividades que desarrollan, como el aumento en los subsidios, el
empleo temporal y mejores salarios; lo que refleja la diversificación de actividades
de los GD y la pérdida de importancia relativa de la agricultura, principalmente en
la estrategia de vida mixta. De las tres comunidades estudiadas Chunhuas, figura
en cuarta prioridad la demanda por ampliar el nivel de educación secundaria y
preparatoria. En Nohalal la gente identifica como prioridades el aumento a los
subsidios a las actividades agropecuarias, la educación y los servicios de salud
(Tabla 9). No obstante, ninguna de las comunidades planteó la necesidad de hacer
cambios en las organizaciones locales.
Estrategia
Estrategia mixta Estrategia agrícola
laboral
3.
Disponibilidad 3. Mayor empleo 3. Mayor empleo 3. Atención médica
de temporal temporal permanente
medicamentos
4. Mayores
4. Impartición de 4. Introducción del
4. Mayores subsidios a las
nivel secundaria y sistema de riego en las
subsidios actividades
preparatoria tierras mecanizados
agropecuarias
5. Créditos
5. Creación de
5. Erradicar el 5. Acceso a crédito subsidiados a
infraestructura para el
alcoholismo agrícola las actividades
acopio de maíz
agropecuarias
161
que Oportunidades ha sido evaluado satisfactoriamente por agencias externas
( Wondon et al., 2003), es un programa que no resuelve a fondo los problemas
de alimentación, debido a que no mejora las capacidades de producción ni de
generación de ingresos a corto y mediano plazo de los hogares. Por esta razón,
con la información obtenida en los talleres se identificaron algunos programas e
instituciones para reducir la inseguridad alimentaria en la región, mediante: a) el
aumento de la producción de alimentos, b) el incremento del poder de compra
(ingresos) y c) la mejora del aprovechamiento biológico de los alimentos (Tabla 10).
La implementación de estas acciones debe reconocer los diferentes modos de vida
de las comunidades, la participación social, y la coordinación interinstitucional de
los programas gubernamentales.
*Prevención de
*Aumento de la
las enfermedades
producción de maíz
respiratorias y diarreicas.
mediante mejores *Generación de valor agregado
*Mejoramiento de las
prácticas agrícolas mediante la integración de la
prácticas de higiene
y el uso del riego en agricultura con la ganadería.
y conservación de los
pequeña escala. * Formación de economías de escala
alimentos.
*Intensificación de la a través de la compra de insumos
*Programas de
Agrícola: actividad ganadera. agrícolas y la venta de la producción.
educación nutricional
Nohalal *Producción * Venta de los excedentes de la
(valor nutricional
integrada del solar: producción del solar.
de los alimentos
hortalizas, frutales y
y las necesidades
animales domésticos.
nutricionales).
*Prevención de
*Sostenimiento del
*Acceso a la tierra y la educación las enfermedades
sistema RTQ.
media y superior de las mujeres. respiratorias y diarreicas.
*Producción
*Venta de los excedentes de la *Mejoramiento de las
integrada del solar:
Mixta: producción del solar. practicas de higiene
hortalizas, frutales y
Chunhuas y *Diversificación de la producción y conservación de los
animales domésticos.
Xkakoch apícola (polen, cera, abeja reina, etc.) y alimentos.
*Aumento de la
certificación orgánica de la miel *Programas de educación
producción apícola
nutricional.
*Prevención de
*Venta de los excedentes de la las enfermedades
*Producción producción del solar. respiratorias y diarreicas.
integrada del solar: *Acceso a la educación media y *Mejoramiento de las
Laboral:
hortalizas, frutales y superior de las mujeres. prácticas de higiene
animales domésticos. *Programas de capacitación técnica y y conservación de los
Santa Cruz
profesional. alimentos.
*Educación nutricional.
162
En la comunidad con estrategia agrícola (Nohalal) se proponen programas
que permitan aumentar la productividad agrícola, el desarrollo de sistemas
agrosilvopastoriles intensivos de la ganadería, el aumento del valor agregado
de la producción agropecuaria y la formación de economías de escala. En las
localidades con estrategia mixta (Chunhuas y Xkakoch) se sugieren programas
de sostenimiento de la milpa, la producción integrada y venta de excedentes del
solar, el aumento y diversificación de la producción apícola, así como el acceso a
la tierra y la educación de las mujeres. En las comunidades con estrategia laboral
(Santa Cruz) se plantea la producción integrada y la venta de excedentes del solar,
el acceso de las mujeres a la educación y la capacitación laboral. Finalmente, para
todas las comunidades se sugiere el desarrollo de programas de prevención de
enfermedades respiratorias y diarreicas, mejorar las prácticas de manejo higiénico-
sanitario de los alimentos y brindar educación nutricional (Tabla 10).
163
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Muerte por diarrea aguda en niños: un estudio de factores pronósticos. Salud Pública
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AGRADECIMIENTOS
167
168
ANEXO 1: Tabla 1. Indicadores de modos de vida sostenibles
Sta.
CAPITALES INDICADORES Xkakoch Chunhuas Nohalal
Cruz
1. El financiamiento anual de las actividades agropecuarias y por cuenta propia requiere de la venta de activos o el endeudamiento con prestamistas locales.
2. El financiamiento anual de las actividades agropecuarias y por cuenta propia requiere del endeudamiento con prestamistas locales.
3. Los diversos ingresos económicos de la unidad doméstica le permiten financiar sus actividades productivas, pero no pueden realizar mejoras .
4. Los ingresos de la unidad doméstica le permite financiar sus actividades y hacer pequeñas mejoras en sus actividades productivas.
FINANCIERO
5. La unidad doméstica tiene una solvencia económica que le permite financiar las innovaciones de sus actividades económicas mediante el crédito comercial
1. La cantidad de tierra por unidad doméstica es insuficiente para autosostenerse. La tierra y el agua muestran signos de deterioro. La presencia de malezas y plagas encarecen el cultivo y
generan riesgo de pérdida de cosechas.
2.La cantidad de tierra por unidad doméstica es insuficiente para autosostenerse. La tierra y el agua se encuentra en riesgo de deteriorarse
3. La cantidad de tierra por unidad doméstica es suficiente para autosostenerse. La tierra y el agua no se han deteriorado.
NATURAL
4. La cantidad de tierra por unidad doméstica es suficiente para autosostenerse y produce excedentes. La tierra y agua se encuentran conservadas.
5. La cantidad de tierra por unidad doméstica es suficiente para autosostenerse y existen reservas comunitarias. Se realizan actividades de conservación ambiental.
1. Las estructuras sociales comunitarias son inoperantes. No existen organizaciones de productores.
2. Las estructuras sociales comunitarias son inoperantes; las organizaciones de productores son incipientes y tienen pocos agremiados; no existen relaciones con organizaciones de productores
u ONG regionales o nacionales.
3. Las estructuras sociales comunitarias se mantienen en funcionamiento; las organizaciones de productores están en consolidación y agregan un número significativo de unidades domésticas
(25-50 %). Los representantes comunitarios son consultados, pero no participan en la toma de decisiones. La participación de las mujeres es mínima. Existen relaciones incipientes con
organizaciones externas.
SOCIAL
4. Las estructuras sociales comunitarias funcionan en forma adecuada. Las organizaciones de productores están consolidados y agregan a la mayoría de las unidades domésticas (51-80%). Los
representantes comunitarios participan en la toma de decisiones. La participación de las mujeres es baja. Existen relaciones fuertes con organizaciones externas.
5. Las estructuras sociales comunitarias propician una vigorosa identidad colectiva; las organizaciones de productores son robustas y generan acciones colectivas significativas. Los representantes
comunitarios y las mujeres participan en los órganos de toma de decisiones. Se mantienen relaciones importantes con organizaciones externas.
1. Los miembros de las unidades domésticas presentan problemas de desnutrición, salud, educación y capacitación. Hay ausentismo en el trabajo. Los niños participan fuertemente en la
generación de ingresos. Las mujeres dedican mucho tiempo al acarreo de agua y leña. La productividad de la mano de obra es muy baja.
2. Los miembros de las unidades domésticas presentan problemas leves de salud; baja escolaridad y capacitación. La productividad de la mano de obra es baja.
3. Los miembros de las unidades domésticas tienen salud y educación adecuadas, y han recibido una adecuada capacitación para los diversos trabajos que desempeñan. Las mujeres participan
en actividades económicas vigorosas. La productividad de la mano de obra tiene un nivel medio.
4. Los grupos domésticos tienen salud y educación buenas, y han recibido adecuada capacitación. Las mujeres se han incorporado al mercado laboral en los servicios y la maquiladora. La
HUMANO
productividad de la mano de obra es media. Los niños cuentan con educación elemental y los jóvenes con educación media.
5. Los miembros de las unidades domésticas tienen salud y educación robustas, y tienen una capacitación continua que les permite introducir innovaciones. La productividad de la mano de obra
es alta. Los jóvenes tienen una educación media y superior que les permite ubicarse en empleos no agropecuarios, en áreas semiurbanas y urbanas.
1. Las unidades domésticas sólo cuentan con instrumentos manuales tradicionales para realizar sus actividades productivas. Los costos de transacción son muy altos porque la infraestructura
de caminos y comunicaciones es mala.
2. Las unidades domésticas sólo cuentan con instrumentos manuales tradicionales y herramientas para realizar sus actividades productivas. Los costos de transacción son altos porque tienen
caminos accesibles solo una parte del año y se encuentran lejanos a los centros de población urbanos y cabeceras municipales.
3. Las unidades domésticas cuentan con animales de trabajo y/o pequeñas máquinas/herramientas. La comunidad cuenta con servicios de agua y electricidad, y tienen caminos accesibles todo
el tiempo.
FISICO
4. Las unidades domésticas cuentan con pequeñas maquinaria/herramienta. La comunidad cuenta con servicios de agua y electricidad, caminos rurales y transporte colectivo.
5. Las unidades domésticas cuentan con máquinas y herramientas. En la comunidad existen todos los servicios públicos, caminos rurales o pavimentados transitables todo el año, e infraestructura
productiva adecuada.
Seguridad alimentaria y nutricional
y seguridad en el acceso a semillas.
6 Influencia de la política pública en
Bolivia sobre los pequeños agricultores.
AUTOR:
Javier Cabero
javiercabero@yahoo.com
FUNDAP
6
RESUMEN
Sin embargo, como todo sistema es dinámico, la tendencia del SPS campesino se
orienta hacia una situación de riesgo. Le afecta el hecho de que la normativa nacional
sobre semillas bloquea de modo directo la producción de variedades locales
(landraces). El Programa Nacional de Semillas sólo considera y usa al SPS campesino
como fuente de genes; además, sin su previo e informado consentimiento.
Por ello consideramos que es necesario replantear los términos de la relación entre el
SPS campesino y el SPS formal, orientándola a aprovechar las complementariedades
existentes entre ambos sistemas; es decir, a compensar las debilidades de un
sistema con las fortalezas del otro, y no a intentar que el SPS formal se constituya
en el único proveedor, como actualmente pretende el PNS, lo que debilitaría la
SAN.
171
ABSTRACT
In it’s first part, the article describes the Seeds Supply System (SPS) of North Yesera,
a small-scale farmers’ community located in Tarija, Bolivia; and in a second part, it
contrasts these characteristics with the Bolivian public policy on seeds, executed
by the National Seed Program (NSP) in order to analyze its pertinence –the way it
influences– farmer’s seeds security access (seeds security or SS).
We found that the farmers of North Yesera count on factors that promote the seeds
security access: a) they produce almost all the seed they use, in an integrated way;
b) they count on supply networks based on traditional relations of reciprocity, that
allow them to buy seeds from the local SPS, with “neighbor’s” certification; c) the
seeds that they produce or buy from the rural SPS are very well adapted to their
productive conditions; d) they distrust seeds that come from the formal system,
that are not only more expensive and not as well adapted to their productive
conditions, but also their certification seems less reliable to them.
Nevertheless, as in all dynamic systems, the SPS of North Yesera has the tendency
to be oriented towards a risk situation. It is affected by the fact that the national
regulations on seeds are formulated in a way that directly blocks the production of
local varieties (landraces). The National Program of Seeds only considers, and uses
the rural SPS as a source of genes; in addition, without its previous and informed
consent.
Key words: Seeds, genetic resources, Seeds Supply System, small-scale farmers,
landraces, seeds security, National Seed Program, public policy, certification,
varieties, Food Security.
172
INTRODUCCION
La seguridad alimentaria y nutricional (SAN) depende de las semillas, sin las cuales
no hay agricultura. El acceso a las semillas, y la calidad de éstas, depende del
mecanismo denominado Sistema de Provisión de Semillas, o SPS, el cual según
Maredia (1999): “representa el complejo conjunto de instituciones, organizaciones,
e individuos asociados con el desarrollo, multiplicación, almacenamiento,
distribución y mercadeo de semillas, en un país dado”.
173
MATERIALES Y METODOS
Método
Estrategia de muestreo
Las unidad de análisis fueron los SPS familiares, los cuales constituyen el SPS
comunal de Yesera Norte. El total de familias de Yesera Norte consideradas dentro
de la investigación fue de 82 familias. Excluimos a otras familias y habitantes en
este mismo espacio, pero que no pertenecían a la comunidad, como los profesores,
el personal de salud, o a familias campesinas que habían cambiado de actividad
económica convirtiéndose en transportistas, tenderos o albañiles. La información
fue reunida usando una combinación de actividades y procedimientos, entre ellos:
i) talleres donde era invitada toda la comunidad; ii) observación de sus prácticas
en cuanto a las semillas; iii) análisis documental; iv) entrevistas en profundidad
a 20 informantes claves seleccionados de manera aleatoria , tras estratificar a las
familias de Yesera en tres grupos.
RESULTADOS Y DISCUSION
Origen y composición
174
de plantas, entre 10 000 a 12 000 años atrás, periodo en el cual anónimos fito-
mejoradores empezaron a domesticar animales y plantas en ciertas regiones del
planeta, conocidas hoy como Centros de Origen o Centros Vavilov 1, en homenaje a
quien los identificó. Estos mejoradores seleccionaron de modo sistemático ciertas
características útiles presentes en algunas especies y variedades silvestres, para
así obtener frutos más dulces o más picantes, de rápido crecimiento, facilidad
de cultivo, mayor rendimiento, etc. De esta forma, tanto plantas como animales
que hoy forman parte de nuestra dieta, cambiaron drásticamente con respecto a
sus parientes silvestres, al punto que hoy no es fácil reconocer a sus antepasados
(Balick y Cox, 1997).
La Colonia añadió algunas especies al SPS de Yesera, por ejemplo, el trigo (Triticum
aestivum), la vid 2 (Vitis vinifera) y otros frutales, prohibiendo el cultivo y consumo
de varias otras, como el caso del amaranto (Amaranthus caudatus L y Amaranthus
hypochondriacus), cuyo cultivo fue penalizado por estar relacionado a rituales
religiosos considerados idólatras, a pesar de su valor nutritivo (Balick, 1997).
175
Ahora bien, la erosión genética descrita no debe ser vista únicamente como pérdida
de germoplasma, sino también como una pérdida del conocimiento acumulado
durante milenios vinculado a su cultivo, selección y conservación (Friis-Hansen,
1999; Musa, 2000; Crucible II Group, 2001). Por efecto de esta erosión cultural los
jóvenes de Yesera, si intentasen equilibrar su dieta cultivando de nuevo quinua
o amaranto, atravesarían dificultades a no ser que algún anciano los asesore, o
reinventen las técnicas.
Podemos clasificar las semillas que usan los SPS familiares de Yesera Norte en dos
grandes grupos: a) semillas como insumo productivo; b) semillas como medio
de innovación y renovación del germoplasma del SPS familiar. Las fuentes de
provisión que usan son las siguientes: i) familiar y local (su propia cosecha, vecinos y
familiares); ii) Regional (empresas semilleras, comerciantes en semillas del Mercado
Campesino, ONG, Oficina Regional de Semillas; iii) Nacional (empresas, semilleros);
iv) internacional (campesinos emigrantes que retornan trayendo semillas
Los campesinos de Yesera Norte eligen las variedades que usan en base al siguiente
criterio: “que de [produzca], aunque poco, pero que de”. Es decir, prefieren semillas
con rendimientos bajos o medios, pero que brinden mayor seguridad antes que una
alta productividad. Obran de éste modo pues priorizan su seguridad alimentaria
antes que el mercado. Usan por tanto una combinación de variedades locales, que
en su conjunto tienen una producción media estable en cada campaña agrícola,
y no una sola variedad de alta productividad, la cual concentra el riesgo. Esta
diversidad genética actúa como “amortiguador ante el estrés biótico” (Sthapit,
2000), e incrementa la probabilidad de que a lo menos una variedad resista las
enfermedades. Además, las variedades tradicionales, que se desempeñan de modo
consistente en condiciones variables, rinden mejor en estos ambientes que las
variedades modernas, que requieren ambientes óptimos en términos de riego,
fertilidad, estructura de los suelos, etc. (Cleveland, 1997, Altieri, 1999a; Ceccarelli,
2000; Almekinders, 1994, 2000).
176
Las familias de Yesera Norte seleccionan a sus proveedores de semillas usando como
criterio principal la confianza. Al respecto, los informantes afirman: “compramos
semilla sólo de los conocidos. Otros nos pueden engañar”; “busco a un conocido, o
si no, encargo a mis parientes”. Un 66 % compra semilla de alguien a quien conoce
y sólo un 34 % de un proveedor desconocido (Cabero, 2004). Si analizamos los
datos respecto a donde compran, vemos que los datos son consistentes pues un 57
% compra en el Mercado Campesino donde están las “agarradoras”, comerciantes
en semillas que luego describiremos; 41 % en las comunidades, y solo un 2 % en
una institución o comercio formal (Ibid).
Cada familia de Yesera Norte mantiene relaciones con varios proveedores de semilla,
algunos de los cuales habitan en otras comunidades dentro de la misma eco-región.
Otros, en zonas más alejadas como los ubicados en la región de Iscayachi, en la
puna tarijeña, situada a siete horas de viaje desde Yesera Norte. Tales relaciones
con las zonas altas tienen un carácter ancestral, intercambiando productos 4, en
especial maíz. De este modo mantienen relaciones de complementariedad entre
pisos ecológicos.
Las familias de Yesera Norte, antes de viajar a comprar semillas a las comunidades
productoras, intentan adquirirlas en el Mercado Campesino, lugar de expendio
de productos agrícolas al por mayor y menor, situado en la ciudad de Tarija. Allí
acuden a comprar, además de semillas, bienes como coca, azúcar, sal para consumo
humano y vacuno, etc. En el Mercado Campesino, las familias de Yesera Norte,
además de buscar a sus “conocidos”, que vienen de otras comunidades, acuden
también a las “agarradoras”: mujeres que operan como intermediarias, comprando
y vendiendo papa, y a quienes las familias de Yesera Norte usualmente venden los
excedentes de papa que logran producir. Es a ellas que encargan semilla de papa,
describiéndoles la variedad, el tipo buscado y sobre todo el lugar de origen que,
como veremos, juega un rol muy importante.
4 Estas relaciones, sin embargo, se están debilitando. La frecuencia de las visitas y el número de visitantes son cada
vez mas reducidos. La progresiva perdida de su cultura esta afectando de modo significativo a estas prácticas.
177
Gráfico 1. Red de reciprocidad para la semilla de papa
En especie
Productores
CRƒ DITO Productor
Agarradoras semilla
SEMILLA
En efectivo
Productores
178
Certificación que para las familias de Yesera Norte goza de mayor valor que la del
sistema formal, deteriorada (entre otros factores) porque según los campesinos
existe un comercio ilegal de las etiquetas que distinguen a la semilla certificada,
y además los procedimientos de supervisión sobre el proceso de producción de
la semilla son poco rigurosos. Es así que una absoluta mayoría de las familias
de Yesera Norte (un 95 %) compra semilla de papa no certificada formalmente.
Entonces la SAN no depende solo del buen pedigrí de las semillas, sino también
de las capacidades de los campesinos y de la confianza, como Vernooy (2007) muy
bien analiza.
Más importante aun es el hecho que las familias de Yesera Norte buscan ante todo
la rusticidad entre otras cualidades agronómicas. Según ellos, antes que cultivar
variedades de alta productividad, como las expendidas por el SPS formal, prefieren
aquellas que “no son de rogar”, es decir las resistentes a situaciones de estrés, que
exijan menos laboreo y que puedan producir en suelos con deficiencias en la
fertilidad y estructura. Asimismo, prefieren las variedades locales (landraces) por sus
peculiares características culinarias, opción identificada por varios investigadores,
como Iriarte (2000) en Bolivia, Zimmerer (1991) en Perú, Howard (2003a, b) en África
y Asia. Este es el caso de Yesera Norte, donde cada variedad de maíz sirve para la
preparación de determinados alimentos y que presentamos en el siguiente cuadro:
VARIEDAD CARACTERÍSTICAS
Grano grande duro. Usado para motea, como materia prima para harina y
Pisankalla grande
para alimentar animales, pues sacia su hambre rápidamente.
a El “mote” es una manera de procesar el maíz. Consiste en hacer hervir los granos de maíz, hasta
lograr su cocción. Hay mote al cual adicionan ceniza para despojar a los granos de su hollejo. El mote
reemplaza al pan, siendo usado como alimento principal y también para acompañar a las comidas,
como guarnición. | b El “tostado” es maíz de ciertas variedades blandas, procesado en seco, sometiendo
los granos enteros a cocción en una olla de barro. Se lo consume como refrigerio, en especial cuando
viajan. | c La “chicha” es una bebida de maíz. Es un magnifico ejemplo de biotecnología campesina.
Para elaborarla mascan harina de maíz, la cual una vez combinada con la saliva, es mezclada con
agua y puesta a fermentar, lo que es facilitado por las enzimas presentes en la saliva. Luego la
hierven durante dos o tres días y la decantan. Obtienen como subproducto el arrope. | d El “api” es
una mazamorra de harina de maíz, la cual es mezclada con agua, fermentada y luego sometida a
cocción.
179
Sucede lo mismo con la papa. Los campesinos cultivan variedades nativas para el
consumo familiar, como la kollareja , waycha, ojosa, y otras variedades (desiree)
para el mercado. Obran así buscando ciertas cualidades organolépticas (mejor
sabor, mejor textura, mejor color), nutritivas y utilitarias, pues cada papa tiene un
uso en ciertos alimentos. Con la desaparición de las variedades nativas la dieta de
la población boliviana va perdiendo calidad y diversidad.
Las semillas provenientes del sistema formal suelen ser usadas al principio de
modo experimental: al ser producidas sin participación de los campesinos, sus
características, desempeño, requerimientos y manejo son desconocidos. Primero
verifican el desempeño de la variedad experimentando en pequeña escala. Si la
semilla cumple con las exigencias del sistema productivo familiar, la adoptan,
empezando a producirla localmente, por lo que dejan de comprarla. Al producir
su propia semilla logran que el costo sea menor que si la compraran, haciéndola
más accesible; asimismo, al ser disponible localmente, se ahorran los gastos de
transporte y de transacción.
En el ciclo comentado hay roles diferenciados de género, pues son los hombres
los que se desplazan a comprar la semilla, mientras que cuando la producen, es
la mujer la principal responsable de su obtención, poseyendo conocimientos
especializados al efecto. La selección usualmente está bajo la responsabilidad de
las mujeres, que aprenden de sus madres y de otras mujeres, tanto las técnicas
como los criterios de selección desde temprana edad.
180
Al ser la mayor parte de las semillas usadas por los SPS familiares de Yesera Norte
producida por ellos mismos, la disponibilidad y accesibilidad es alta, excepto cuando
pierden la cosecha, caso en el cual también pierden la semilla. En estos casos,
recurren en una primera instancia a los vecinos, de quienes compran u obtienen
por intercambio la semilla que necesitan, es decir recurren al SPS campesino. De
no obtenerla van ampliando progresivamente su radio de búsqueda. En último
caso, si no tienen éxito desisten de la búsqueda y reemplazan la variedad con otra.
Aquí se presenta una situación que debilita la SAN, pues la nueva variedad exige
un periodo de adaptación y aprendizaje, y no siempre es capaz de reemplazar los
usos de la variedad perdida.
181
Gráfico 2. Uso de semilla certificada y no-certificada formalmente, en Bolivia
Registrada No registrada
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Ajo Arveja Haba Maiz Papa Trigo Frejol Girasol Soya
Ahora bien, como se observa la ineficacia del PNS es parcial: sólo con los
campesinos y con los productos mas importantes para la dieta de los bolivianos,
como son la papa y el maíz, y no así con la agroindustria y sus cultivos como
la soya y el girasol, que usan hasta en un 90 % semilla certificada, pero cuya
importancia para la dieta de la población boliviana es reducida, pues tienen
como destino principal la exportación. Esto nos permite afirmar que el PNS no
tiene políticas diferenciadas para la agricultura campesina y para la agricultura
industrial. Su único referente es la agricultura comercial y la protección de las
patentes (léase transnacionales). Podemos también afirmar que la política del PNS
es disfuncional con el SPS campesino y la agricultura campesina. Si el PNS tuviera
como propósito de mejorar la tasa de adopción de semillas mejoradas por parte de
los campesinos –lo que impactaría muy favorablemente en la SAN de Bolivia– se
guiaría por el tipo de semillas que requieren estos agricultores: rústicas, diversas
y con cualidades culinarias locales. Empero, no lo hace, siguiendo un enfoque de
trabajo usado en el auge de la Revolución Verde. Como afirma Almekinders (2001a,
b): “Los programas de mejoramiento (clásicos) principalmente se dirigieron al
mejoramiento de cultivos bajo condiciones favorables [adaptabilidad geográfica],
lo que parcialmente explica el hecho que las variedades mejoradas generalmente
no se adaptan a las preferencias y a los ambientes de los agricultores marginales
(adaptabilidad ambiental o ecológica)”.
182
La estrategia del PNS con respecto al SPS campesino
Como quiera que las semillas del sistema formal no logran atraer a los campesinos,
lo que hace el PNS es declarar ilegal las actividades del SPS campesino promulgando
las Normas Generales y Especificas de Certificación de Semillas, para hacer que el
uso de semilla certificada formalmente sea el único legalmente reconocido. Esto
se evidencia en los siguientes artículos de la mencionada norma:
i. Artículo 441
Como puede observarse, el Estado boliviano exige, de modo preciso y taxativo, que
todas las semillas y sus comercializadores estén registrados en el sistema formal. De
este modo pone en situación de ilegalidad a todo el SPS campesino 9. Pero además,
lo que es peor, elimina toda posibilidad de su desarrollo y complementación con
el sistema formal mediante la Resolución Secretarial Nº 08.0.016/94, en su Articulo
1.2, inciso c), donde establece que:
183
Podría argüirse a favor del PNS que las variedades tradicionales no cumplen con
el requisito de homogeneidad exigido internacionalmente para las semillas del
sistema formal. Este criterio de ningún modo sería insalvable, pues el PNS podría,
por ejemplo, reemplazarlo con el de identificabilidad, propio de los SPS locales.
Todo esto sin romper con la institucionalidad de los acuerdos internacionales
suscritos, pues como lo recomienda el IPGRI (1999: 15) para los países como
Bolivia, de economía dual, y además como lo permite la OMC en el artículo 27.3
(b) del TRIPS, el Estado boliviano podría elaborar una legislación sui generis, que
reconozca las variedades locales, creando incentivos y mecanismos para mejorar la
calidad de este tipo de variedades. Tal como hizo la región de Lazio, en Italia, que
desde 1999 tiene una legislación que protege los recursos genéticos de interés
agrícola mediante un registro que no esta basado en los criterios DUS 10, y permite
que los derechos sobre la variedad puedan ser colectivos (Regione Lazio, 1999).
Similar legislación ha sido promulgada en otras cinco regiones. Asimismo la ley
italiana permite el intercambio de variedades locales fuera del sistema nacional
de certificación.
184
La estrategia del PNS se concentra en rescatar del SPS campesino sólo lo que
considera valioso: sus genes, puesto que el PNS no plantea aprovechar ninguna de
las otras fortalezas, ni las complementariedades que el SPS campesino tiene con el
sistema formal, identificadas por el IPGRI (1999) y Almekinders (1994, 2000, 2001).
Que mejor ejemplo de la aplicación de esta estrategia que el arvejón, un ecotipo
de arveja de origen desconocido, de muy buena productividad y características
altamente demandadas por el mercado, como el tamaño de la vaina y del grano.
El arvejón fue identificado en Yesera Norte por ACLO, una ONG que recurre al PNS
para que proceda a la “limpieza” genética y sanitaria de la semilla, organización
que, luego de cumplir con éstas tareas, lo registra 11 como variedad de acceso
público, impulsando su producción y difusión dentro del sistema formal. Siendo
ésta variedad originaria de la comunidad de Yesera, llama la atención que sea el
Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA) quien figura como obtentor
en el Registro Nacional de Variedades (www.semillas.org).
El caso de esta variedad ratifica la observación hecha por Almekinders (2000: 70)
acerca de que: “cuando el sistema formal esta organizado de modo convencional
existe muy poca interacción con el SPS campesino; existiendo sólo dos puntos
de relación intencional: la recolección de germoplasma del SPS campesino, para
colecciones ex situ, y la provisión de semillas mejoradas, siendo éstas de poca
importancia para los campesinos” (traducción suplida).
185
a material genético cultivado por los campesinos y “autorización previa obtenida
mediante la realización de un contrato”. Infringe asimismo la Convención sobre
la Diversidad Biológica (CDB), que en su Artículo 8 hace referencia explícita a las
comunidades indígenas y locales, expresando en la Cláusula (J) que: “los beneficios
derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se
compartan equitativamente” 12.
La estrategia del PNS es equivocada puesto que el SPS campesino, débil en tecnología
de mejoramiento y selección de semillas e introducción de nuevos y exóticos genes,
es en cambio fuerte en su conocimiento de las condiciones productivas locales, en
la capacidad de adaptar tecnologías en sus redes de reciprocidad (muy rico en
variedades), y en formas de usar y mantener una alta diversidad genética. El sistema
formal es precisamente lo inverso. Es fuerte donde el SPS campesino es débil, y
viceversa. Por esta razón es que Almekinders (2000), se refiere con propiedad a la
complementariedad de ambos sistemas, la cual permite convertir las debilidades
y fortalezas de ambos sistemas en oportunidades de acción. Opina asimismo que:
“una mejor integración de ambos sistemas contribuiría a incrementar la resiliencia
del sector semillero en su conjunto”, fortaleciendo de hecho la SAN.
12 Idem
186
Opciones para mejorar la SAN en Bolivia
Si es que la SAN de Bolivia depende fuertemente del SPS campesino y del tipo de
semillas por ellos producidas, es pertinente preguntarse si los campesinos serán
capaces de responder al desafío de producir semillas mejoradas.
13 Véase el respecto de Ashby, Jacquelinne et al: La comunidad se organiza para hacer investigación: experiencias
de los comités de investigación agrícola local, CIAL, en América Latina. Cali. Centro Internacional de Agricultura
Tropical. 2001.
14 Una iniciativa como la comentada se esta desarrollando desde 1992 en Asia, posibilitando que campesinos
usen biotecnologías agrícolas enfocadas contra la pobreza, incluyendo cultivo de tejidos para la propagación
de plantas saneadas, la producción y uso de inoculantes como micorrizas, rizobios y pesticidas biológicos. Véase
al respecto de Ferchak, J: Lab to land. Biotechnology for sustainable agriculture in Asia. I ANSAB Workshop, ATI.
Washington, en Izquierdo (1995)
15 La apomixis o apomixia se refiere a un modo de reproducción natural, asexual, en la cual embriones
provenientes de células madres crecen sin haber sido fertilizadas por el polen. La apomixia ofrece un medio
de clonar plantas a través de la semilla, siendo estas idénticas, generación tras generación (Crucible II Group,
2002).
187
son vistos como simples receptores de la investigación y no protagonistas de ella, ha
contribuido a una dependencia cada vez mayor de relativamente pocas variedades
de plantas ( Vernooy, 2003). Al respecto, la FAO estima en la actualidad que de casi
un cuarto de millón de variedades de plantas disponibles para la agricultura, sólo
se están utilizando unas 7 000, o sea menos de 3 %. Al desuso sigue el olvido y
posiblemente la extinción. De este modo, el reemplazo de las variedades locales
por variedades mejoradas o exóticas, (o por ambas) es la causa principal de la
erosión genética en el mundo, lo que debilita de modo directo la SAN.
16 Para una mayor información ver: Hobbs, J., Cooney, A., Fulton, M. 2000. Value Chains in the Agri-Food Sector:
What are they? How do they Work? Department of Agricultural Economics, University of Saskatchewan, Canada.
Disponible en http://www.usask.ca/agriculture/agec/publications/valuechains.pdf
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193
Status Nutricional das Populações
7 Ribeirinhas da Amazônia: um
estudo comparativo entre várzea
estacional e estuarina
Autores:
Cristina Adams
cadams@usp.br
Laboratório de Ecologia Humana, EACH-USP, Brasil
Andrea D. Siqueira
asigueir@indiana.edu
Center for Latin-American & Caribbean Studies,
Indiana University, EE.UU.
Rosely A. Sanches
rosely@socioambiental.org
Instituto Socioambiental, Brasil
7
RESUMO
195
ABSTRACT
In the last decades, Brazil and other Latin-American countries have been
undergoing a rapid process of nutritional and demographic transition, influenced
by political, economic, cultural and environmental changes. In Brazil, trends in
nutritional status show regional and urban/rural differences. Nevertheless, these
trends are difficult to evaluate in the Amazon region, since rural populations are
rarely included in national surveys. Here we compare the nutritional status of two
riverine populations living in different ecosystems in the Amazon basin: seasonal
(Ituqui island, Santarém, Pará) and estuarine (Ponta de Pedras, Marajó island, Pará)
floodplains. The main objective was to evaluate the relation among subsistence
strategies, seasonal environmental changes and the nutritional status, food intake
and health of riverine populations. Z-scores for height-for-age, weight-for-age,
weight-for-height and BMI-for-age, were determined and significant nutritional
stress was assumed at z < −2.0. High stunting, moderate wasting and low weight-
for-height prevalences were found. The seasonal varzea population had a better
nutritional status. Results suggest that the main problem in the region might be
poor health assistance and high incidence of worms, rather than insuficient food
intake.
196
INTRODUÇÃO
A análise sobre o estado nutricional da população brasileira nas últimas três décadas
mostra um declínio marcante na desnutrição medida através da prevalência do
déficit de estatura. Entre as crianças menores de cinco anos houve uma redução
de 72% neste período, e entre os adultos a queda foi de 49% no meio rural e 52,7%
no meio urbano (Monteiro et al., 2002; Batista Filho e Rissin, 2003).
197
desde a década de 1970, tais como o aumento de renda, a melhoria das condições
de saneamento e acesso a serviços de saúde, o aumento da população urbana e
passagem de uma economia agrícola a outra baseada no setor secundário/terciário
(Uauy et al., 2001; Popkin, 2001, 2003; Monteiro et al., 2002; Batista Filho e Rissin,
2003; Kain et al., 2003; Mendonça e Anjos, 2004).
Por outro lado a distribuição social da renda no país não melhorou nas últimas
décadas, assim como a da terra, colocando-o entre os mais desiguais do mundo
no que se refere à divisão da riqueza produzida (Batista Filho e Rissin, 2003).
Além disso as disparidades regionais em quanto à distribuição da renda ainda
são consideráveis, sendo as regiões Norte e Nordeste as mais desfavorecidas em
relação às outras regiões do país. Este contraste se repete entre áreas rurais e
concentrações urbanas, sendo as primeiras as mais desfavorecidas.
Alguns sugerem que a baixa prevalência de déficit ponderal talvez possa ser
explicada pela menor intensidade de desnutrição associada à condições socio-
econômicas razoáveis, quadro comum à maioria dos países latino-americanos, ou
pelas diferentes proporções e/ou constituição física das crianças latino-americanas
em relação à população de referência americana (NCHS) (Victora, 1992; Post et
al.,1999; Morais et al., 2003). Victora (1992) sugere ainda, que o déficit ponderal e
de estatura podem não ter a mesma etiologia. Embora certamente ambos tenham
causas em comum, como o consumo energético insuficiente e a ocorrência de
198
infecções contínuas, devem haver outras causas envolvidas na determinação
de cada um destes indicadores, incluindo fatores ecológicos (Victora 1992). As
pesquisas nutricionais que adotam abordagens ecológicas, analisando relações
causais e feedbacks entre aspectos ambientais, o uso dos recursos naturais e a
saúde humana, ainda são pouco numerosas (Leonard et al.,1993; Murray e Sánchez-
Choy, 2001; Orr et al., 2001, Silva et al., 2006).
199
Amostragem por Domicílio (PNAD) do IBGE de 1999 e 2001 (Belick 2003; FAO 2006),
excluindo a região Norte rural do diagnóstico da população-alvo 4.
200
elevada prevalência de déficit de estatura-por-idade; baixa prevalência de déficit de
peso-por-idade e peso-por-estatura; baixo peso ao nascer; prevalência de obesidade
nos adultos em elevação; grande ocorrência de parasitose gastrointestinal e
cáries dentárias; e mudanças nos padrões de dieta e atividade física na última
década (Giugliano e Shrimpton, 1976; Giugliano et al., 1978, 1981, 1984; Araújo e
Shrimpton,1982; Dufour, 1992; Santos, 1993; Eve, 1995; Santos e Coimbra Jr., 1996;
Murrieta et al., 1998, 1999; Alencar et al., 1999; Orr et al., 2001; Morais et al., 2003,
Murrieta e Dufour, 2004; Pucciarelli et al., 2005; Silva 2001, 2006; Piperata, 2007).
MATERIAIS E MÉTODOS
Áreas de Estudo
As populações que fazem parte deste estudo estão compostas pelos habitantes
das comunidades ribeirinhas de Paricatuba, Praia Grande e Marajó-açú, na várzea
estuarina (município de Ponta de Pedras, na Ilha de Marajó-PA), e de Aracampina
e São Benedito, na várzea estacional (Ilha do Ituqui, município de Santarém-PA).
Estas populações são chamadas Caboclas ou Ribeirinhas, e tem sua origem na
miscigenação de europeus (principalmente portugueses), índios destribalizados e
negros (em menor escala).
A partir da segunda metade do século XIX uma grande onda migratória proveniente
do Nordeste brasileiro, atraída pela próspera extração de borracha, contribuiu para
constituir o campesinato histórico Amazônico, também conhecido como Caboclos
ou Ribeirinhos. Estudos realizados no estuário do Amazonas indicam cerca de 53%
de ancestralidade européia, 22% indígena e 25% africana no pool genético caboclo
(Salzano 1986), confirmando o processo histórico de sua formação.
201
Os dois ecossistemas estudados estão situados na bacia do rio Amazonas,
classificada como de águas brancas (Moran 1990). A característica ecológica
mais marcante da várzea estacional é a cheia anual do rio Amazonas, que dita os
padrões migratórios da fauna, os ciclos de produção agrícola (Adams et al. 2005,
Futema 2000, Murrieta 2001a; Murrieta e WinklerPrins, 2003), e a disponibilidade
estacional dos recursos florestais e aquáticos (Castro e McGrath, 2005; Castro, 1999;
Futema, 2000; Murrieta, 2001b), assim como a prevalência de vetores de doenças, a
periodicidade das epidemias e a qualidade da água de consumo (Murray e Sánchez-
Choy 2001).
Durante o inverno a maior parte da ilha fica submersa, por se tratar do período de
chuvas. O nível das águas do rio pode subir mais de 9 metros e cobrir a maior parte
das florestas e campos naturais, o que altera radicalmente a paisagem. A interação
entre a cheia e a estação de chuvas é a maior fonte de instabilidade para o agricultor
202
da várzea que, somada à existência de um período de seca relativamente intenso
no meio do verão, pode fazer com que ele perca, ocasionalmente, boa parte da
produção anual ( Winklerprins, 1999). Mesmo assim, Câmara e McGrath (1995)
estimam que no início da década de 1990, 81% das unidades domésticas da ilha
desenvolviam algum tipo de agricultura.
A maior parte dos moradores da ilha de Ituqui é formada por pequenos proprietários,
que provavelmente residem na área desde o fim do século XIX e começo do XX
(Murrieta, 2000). No início da década de 1990 a população total da ilha era de cerca
de 2.000 habitantes (Câmara e McGrath, 1995), distribuída em 8 comunidades. A
maioria das unidades domésticas da região do Ituqui (76 %) depende dos recursos
da ilha para sua subsistência, embora também mantenham laços econômicos com
outras regiões da várzea e com a terra firme (Câmara e McGrath, 1995). Castro
(1999), Futemma (1995), Murrieta (1998, 2000, 2001), Murrieta e WinklerPrins (2003)
e WinklerPrins (1999) aportam mais detalhes sobre as atividades econômicas e o
histórico de ocupação do Ituqui.
203
Figura 1 - Localização das comunidades de Aracampina e São Benedito na Ilha de Ituqui, Santarém
(PA)
204
desta comunidade seus moradores estavam menos envolvidos com a pesca no rio
que os moradores de Aracampina (Murrieta, 2000).
P MA PG A SB A SB
Calóricas
(1990) (1990) (1990) (1995/6) (1995/6) (1997) (1997)
Mandioca 45,8 41,5 33,2 34,0 25,2 35,2 31,1
Peixe - - - 17,5 26,0 11,5 24,6
Açaí 14,0 30,0 18,7 - - - -
Açúcar - - - 11,5 11,5 11,2 10,0
Cereais - - - 8,2 10,5 10,4 5,7
Leite/derivados - - - 7,3 2,7 4,7 1,3
Óleo vegetal - - - 4,2 2,6 3,6 3,1
Outros 40,2 28,5 48,1 17,3 21,5 23,4 24,2
Protéicas
Peixe 13,3 34,3 23,1 54,3 64,1 43,5 67,3
Camarão 12,9 8,9 13,3 - - - -
Porco 16,4 4,4 6,0 - - - -
Boi 5,5 18,8 16,4 - - 3,5 0,6
Caça 17,2 2,6 0,5 - - 13,6 1,0
Frango - 1,7 6,5 - - 4,8 8,9
Cereais - - - 5,4 5,4 4,2 2,1
Leite - - - 11,6 3,1 4,0 1,1
Ovos 1,6 1,4 0,3 - - 0,4 1,5
Outros 33,1 28,0 33,9 28,7 27,4 26,0 17,5
Fonte: Adams, 2002; Murrieta, 2000; Siqueira, 1997.
205
(Lima et al., 2005). Sua temperatura média anual é de 27 oC e a pluviosidade média
é de 3.000 mm/ano. A estação seca (verão) vai de maio até o fim de novembro, e o
inverno de dezembro ao início de maio (Murrieta et al., 1999; Siqueira, 1997).
206
Nas comunidades de Ponta de Pedras a mandioca é a maior fonte de calorias na
dieta, variando de 33,2 % de contribuição em Praia Grande (que abandonou o
padrão tradicional de subsistência, conforme se verá abaixo) a 45,8 % em Paricatuba
(Tabela 1) (Siqueira, 1997; Adams et al., 2006). Este consumo é relativamente mais
elevado que na várzea estacional, e provavelmente reflete a ausência das cheias
anuais do rio, que reduzem o período agrícola no Ituqui a seis meses por ano. A
segunda maior fonte de calorias é o açaí (Euterpe oleraceae Mart.), espécie que não
se apresenta naturalmente na várzea estacional, que contribui com até 30,0 % das
calorias consumidas na dieta da população de Marajó-açú.
207
pesca, caça, e no cultivo e extração de alguns produtos destinados ao mercado
(como a malva, Urena sp. e a borracha Hevea spp). Entretanto, desde o final da
década de 1960, uma cooperativa agrícola estabelecida pela Igreja Católica
começou a mudar o padrão de subsistência local, e o cultivo de mandioca foi em
grande parte abandonado a favor de novos cultivos mecanizados (coco da Bahia,
milho, arroz, feijão) e pecuária. Entretanto, apesar dos esforços da Igreja, dos
moradores e do input externo de recursos em forma de projetos de intervenção,
todas as tentativas de implantar um sistema auto-sustentável falharam. Um dos
efeitos colaterais destas tentativas foi a degradação ambiental da área devido,
provavelmente, ao uso de tecnologias inadequadas e à expansão das pastagens
(Murrieta et al., 1992, 1999; Brondízio et al., 1994; Murrieta, 1994; Brondízio e
Neves,1996; Siqueira,1997).
Antropometria
A altura foi medida com um antropômetro GPM fixo em milímetros, exceto para as
crianças abaixo de três anos de idade, cujas medidas foram tiradas com o auxílio
de um infantômetro em decúbito dorsal sobre uma superfície plana. O peso foi
medido com uma balança portátil com escala de 500 g. Nenhum fator de correção
foi aplicado para a roupa dos indivíduos, já que a maioria usava peças leves quando
foi medida (short, camiseta, vestido de algodão).
208
participar da pesquisa foram medidas e a idade variou entre 0 e 88 anos de idade. As
mulheres grávidas foram excluídas da amostra. A estatura foi medida com o mesmo
antropômetro GPM utilizado na várzea estuarina, fixo numa base de madeira, e o
valor foi anotado em milímetros. Crianças com menos de 2 anos de idade tiveram
a estatura medida com o infantômetro, em decúbito dorsal sobre uma superfície
plana, e a medida anotada em centímetros. O peso de todos os indivíduos foi
medido com uma balança digital com escala de 200 g. Nenhum fator de correção
foi aplicado para a roupa dos indivíduos pelo mesmo motivo apresentado no caso
da população da várzea estuarina. As circunferências dos braços e das pernas foram
medidas com o uso de uma fita métrica inelástica, em centímetros. As pregas do
tríceps, subescapular e supra-ilíaca foram tomadas com um adipômetro da marca
Baseline em milímetros. Para cada dimensão antropométrica considerada foram
realizadas três medidas, e a média aritmética anotada (Himes 1989).
(anos) M F M F
Crianças 0 – 1,9 9 4 13 13 39
2,0 – 3,9 12 13 10 17 52
4,0 – 5,9 17 10 20 13 60
6,0 – 7,9 11 10 15 21 57
8,0 – 9,9 11 12 19 11 53
Adolescentes 10,0 – 19,9 47 49 60 46 202
Adultos ≥ 20,0 64 80 70 79 293
Total 171 179 207 201 758
O estudo sobre o status nutricional das crianças (0-9,9 anos de idade) nos dois
ecossistemas seguiu as recomendações de WHO (1995), e os índices antropométricos
calculados foram: estatura-por-idade (HAZ), peso-por-idade (WAZ), peso-para-
estatura ( WHZ) índice de massa corporal-para-idade (ZBMI), soma das pregas
cutâneas (ZSSF) e área muscular do braço (ZUMA). Os três primeiros (HAZ, WAZ e
209
WHZ) foram calculados com o software Epi-Info 2000 (versão 3.3.2), tendo como
referência os dados de CDC/WHO 1978. O índice de massa corporal-para-idade
(ZBMI) e os indicadores de reservas de gordura (ZSSF) e proteína (ZUMA) foram
calculados com o uso do software SPSS (versão 10.0), utilizando como referência os
dados de NHANES I e II (Frisancho, 1990; Jelliffe et al., 1989). Para os adolescentes
(10,0-19,9 anos) e adultos (> 20,0 anos), foram calculados os mesmos índices
antropométricos e indicadores das crianças, com base nas referências de NHANES
I e II (Jelliffe et al., 1989; Frisancho 1990), com o software SPSS (versão 10.0).
210
Tabela 3 - Características antropométricas das populações ribeirinhas das várzeas estuarina e estacional no verão, por sexo e faixa
etária
Várzea Estacional Várzea Estuarina
Feminino Masculino Feminino Masculino
Medida Idade (anos) N Média DP N Média DP N Média DP N Média DP
Estatura (cm) 0-1,9 4 71,0 8,6 8 68,2 1,1 13 66,4 9,8 12 70,8 7,6
2,0-3,9 12 86,0 5,2 11 89,8 6,1 14 87,5 6,0 9 87,5 5,2
4,0-5,9 10 98,9 5,7 17 101,1 5,2 11 97,8 6,0 17 98,7 5,8
6,0-7,9 10 114,9 6,3 11 115,1 4,7 21 110,1 6,1 12 111,2 4,3
8,0-9,9 12 126,3 5,4 11 123,8 3,9 11 118,6 6,2 19 119,8 6,1
10,0-19,9 49 147,4 8,2 46 147,4 13,2 45 142,3 10,1 59 146,1 13,8
> 20,0 80 150,3 6,1 64 160,1 5,4 89 149,6 6,1 70 160,3 7,6
Peso (kg) 0-1,9 4 9,0 1,5 9 7,5 2,3 13 7,2 2,6 12 8,3 1,8
2,0-3,9 13 11,2 1,3 11 13,0 1,9 15 11,6 1,8 9 12,0 2,0
4,0-5,9 10 14,6 2,2 17 15,7 1,6 12 14,2 1,4 17 14,7 1,6
6,0-7,9 10 19,5 2,7 11 19,6 3,3 21 18,0 2,7 12 18,6 1,7
8,0-9,9 12 24,1 3,5 11 23,8 1,7 11 21,9 2,8 19 22,5 4,3
10,0-19,9 49 43,3 10,7 46 42,0 13,8 45 40,0 11,9 59 40,0 12,0
> 20,0 80 58,5 10,8 64 63,3 9,5 89 49,1 7,9 70 57,9 9,5
Peso para altura (kg/cm) 0-1,9 4 0,13 0,02 8 0,11 0,02 13 0,11 0,03 12 0,12 0,01
2,0-3,9 12 0,13 0,01 11 0,14 0,01 14 0,13 0,01 9 0,14 0,02
4,0-5,9 10 0,15 0,02 17 0,16 0,01 11 0,14 0,01 17 0,15 0,01
6,0-7,9 10 0,17 0,02 11 0,17 0,02 21 0,16 0,02 12 0,17 0,01
8,0-9,9 12 0,19 0,02 11 0,19 0,01 11 0,18 0,02 19 0,19 0,03
10,0-19,9 49 0,29 0,06 46 0,28 0,07 45 0,28 0,07 59 0,27 0,06
> 20,0 79 0,39 0,07 64 0,40 0,05 89 0,33 0,05 70 0,36 0,05
IMC (kg/m2) 0-1,9 4 17,9 2,1 8 16,4 1,4 13 15,8 2,7 12 16,5 1,4
2,0-3,9 12 15,2 1,1 11 16,0 1,1 14 15,1 0,8 9 15,6 1,4
4,0-5,9 10 14,8 1,0 17 15,3 0,9 11 14,8 0,8 17 15,0 0,9
6,0-7,9 10 14,7 1,1 11 14,7 2,0 21 14,8 1,2 12 15,1 1,0
8,0-9,9 12 15,0 1,2 11 15,5 0,7 11 15,5 1,0 19 15,6 1,8
10,0-19,9 49 19,7 3,4 46 18,8 3,2 45 19,3 3,6 59 18,3 2,7
> 20,0 80 25,9 4,4 64 24,7 3,4 89 22,0 3,5 70 22,4 3,1
211
212
Tabela 3 – Características antropométricas das populações ribeirinhas das várzeas estuarina e estacional no verão, por sexo e faixa etária
– cont.
RESULTADOS
213
214
Tabela 4 - Comparação entre os escores Z médios para estatura-por-idade (HAZ), peso-por-idade (WAZ), peso-para-estatura (WHZ), índice de
massa corpórea (IMCZ), soma das pregas cutâneas (SSFZ) e área muscular do braço (UMAZ) entre ecossistemas, por faixa etária e sexo
Faixa etária
Sexo N Estacional N Estuarina ρ N Estacional N Estuarina ρ N Estacional N Estuarina ρ
(anos)
0-1,9 M 8 -1,2 ± 0,6 13 -1,2 ± 2,0 0,975 9 -0,7 ± 0,6 13 -1,0 ± 1,6 0,560 8 0,0 ± 0,8 13 -0,3 ± 1,1 0598
F 4 -0,8 ±2,9 13 -0,6 ±0,9 0,905 4 0,0 ±1,8 13 -0,4 ±1,1 0,522 4 0,8 ±1,3 13 -0,1 ±1,3 0,254
2,0-3,9 M 12 -1,4 ±1,0 10 -1,7 ±0,9 0,483 12 -1,1 ±0,7 10 -1,6 ±1,0 0,180 12 -0,2 ± 0,7 10 -0,7 ± 1,0 0,231
4,0-5,9 M 17 -1,6 ±0,8 20 -2,4 ±1,0 0,018 17 -1,2 ±0,7 20 -1,8 ±0,7 0,017 17 -0,3 ±0,6 20 -0,5 ±0,6 0,242
6,0-7,9 M 11 -1,3 ±0,7 15 -2,1 ±0,8 0,015 11 -1,3 ±1,1 15 -1,6 ±0,5 0,350 11 -0,6 ±1,5 15 -0,3 ±0,6 0,500
8,0-9,9 M 11 -1,6 ±0,7 19 -2,1 ±1,0 0,121 11 -1,2 ±0,6 19 -1,5 ±1,0 0,370 11 -0,1 ±0,5 19 -0,1 ±1,0 0,929
10,0-19,9 M 46 -1,5 ± 1,0 59 -2,2 ± 0,9 0,000 46 -0,9 ± 0,6 59 -1,3 ± 0,5 0,000 - - - - -
F 49 -1,3 ± 1,0 45 -1,8 ± 0,9 0,016 49 -0,6 ± 0,7 45 -0,8 ± 0,7 0,163 - - - - -
20,0-74,9 M 64 -2,2 ± 0,7 70 -2,2 ± 1,1 0,967 64 -1,1 ± 0,7 70 -1,5 ± 0,7 0,002 - - - - -
F 79 -1,9 ± 0,9 89 -2,0 ± 0,9 0,497 79 -0,5 ± 0,7 89 -1,1 ± 0,6 0,000 - - - - -
Crianças: HAZ, WAZ e WHZ calculados no Epi Info 2000 com base em CDC/WHO 1978. Adultos: HAZ e WAZ calculados no SPSS (10.0) com base em NHANES I e II (Frisancho 1990; Kuczmarski
et al. 2000). Diferenças significativas em negrito.
Tabela 4 - Comparação entre os escores Z médios para estatura-por-idade (HAZ), peso-por-idade (WAZ), peso-para-estatura (WHZ), índice
de massa corpórea (IMCZ), soma das pregas cutâneas (SSFZ) e área muscular do braço (UMAZ) entre ecossistemas, por faixa etária e sexo
- Cont.
Faixa etária
Sexo N Estacional N Estuarina ρ N Estacional N Estuarina ρ N Estacional N Estuarina ρ
(anos)
0-1,9 M 3 -0,4 ± 0,5 5 -0,8 ± 0,5 0,304 3 -0,4 ± 0,4 6 -0,5 ± 0,3 0,623 3 -0,2 ± 1,3 5 -1,1 ± 0,7 0,224
F 2 -0,3 ± 0,1 4 -0,7 ± 0,8 0,518 2 0,7 ± 1,4 4 -0,1 ± 0,7 0,361 2 -0,6 ± 0,5 4 -0,5 ± 0,2 0,766
2,0-3,9 M 11 0,0 ± 0,8 9 -0,5 ± 1,1 0,318 10 -0,2 ± 0,5 8 -0,4 ± 0,8 0,590 10 -0,5 ± 0,5 8 -0,6 ± 0,6 0,701
F 12 -0,5 ± 0,7 14 -0,5 ± 0,6 0,803 12 0,0 ± 0,8 14 -0,5 ± 0,6 0,115 12 -0,2 ± 0,7 14 -0,9 ± 0,6 0,013
4,0-5,9 M 17 -0,2 ± 0,7 17 -0,4 ± 0,6 0,319 17 -0,2 ± 0,8 17 -0,4 ± 0,5 0,592 17 -0,3 ± 0,7 17 -1,0 ± 0,6 0,003
F 10 -0,5 ± 0,7 11 -0,4 ± 0,6 0,920 9 -0,8 ± 0,2 11 -0,6 ± 0,4 0,200 9 -0,6 ± 0,6 11 -0,9 ± 0,4 0,171
6,0-7,9 M 11 -0,7 ± 1,0 12 -0,5 ± 0,5 0,516 11 -0,2 ± 0,7 12 -0,4 ± 0,2 0,353 11 -0,4 ± 0,5 12 -0,7 ± 0,8 0,271
F 10 -0,6 ± 0,6 21 -0,5 ± 0,7 0,878 10 -0,5 ± 0,5 21 -0,6 ± 0,6 0,920 10 -0,7 ± 0,7 21 -0,9 ± 0,5 0,351
8,0-9,9 M 11 -0,5 ± 0,4 19 -0,5 ± 0,7 0,841 11 -0,4 ± 0,5 18 -0,6 ± 0,2 0,524 11 -0,6 ± 0,4 19 -1,0 ± 0,7 0,078
F 12 -0,6 ± 0,4 11 -0,5 ± 0,3 0,310 12 -0,5 ± 0,3 11 -0,7 ± 0,2 0,117 12 -0,6 ± 0,6 11 -0,8 ± 0,6 0,506
10,0-19,9 M 46 -0,3 ± 0,6 59 -0,6 ± 0,6 0,042 46 -0,5 ± 0,4 59 -0,5 ± 0,4 0,231 46 -0,2 ± 0,9 58 -0,9 ± 1,0 0,000
F 49 -0,2 ± 0,7 44 -0,3 ± 0,6 0,563 49 0,0 ± 0,8 45 -0,3 ± 0,6 0,038 49 -0,4 ± 0,7 45 -0,3 ± -0,2 0,621
20,0-74,9 M 64 -0,2 ± 0,8 69 -0,7 ± 0,8 0,000 64 -0,5 ± 1,0 70 -0,9 ± 0,6 0,002 64 0,5 ± 0,9 70 0,0 ± 1,0 0,001
F 79 0,1 ± 0,7 89 -0,6 ± 0,7 0,000 79 0,4 ± 0,9 89 -0,7 ± 0,6 0,000 89 0,2 ± 0,7 79 0,3 ± 0,9 0,386
Crianças e Adultos: ZBMI, ZSSF e ZUMA calculados no SPSS (10.0) com base em NHANES I e II (Frisancho 1990; Kuczmarski et al. 2000). Diferenças significativas em
negrito.
215
Além de mais baixas, as crianças do Marajó são também mais magras, e entre os
meninos esta diferença foi significativa tanto para a população em geral (t = -1,5 ±
1,0, ρ = 0,008), quanto para a faixa etária de 4,0 - 5,9 anos de idade (t = -1,8 ± 0,7,
ρ = 0,017). Esta situação repete-se para as meninas, embora entre 2,0 - 3,9 anos
de idade os pesos-para-idade sejam iguais e não haja diferenças estatisticamente
significativas entre os dois ecossistemas. Estas tendências são ratificadas pelos
dados de prevalência de baixo peso (Tabela 6) entre as crianças, que varia de 20,0
% a 45,0 % entre os meninos do estuário, e de 9,1 a 18,2 % no Ituqui. Entre as
meninas esta variação é de 7,7 % a 29,4 % no estuário, e de 8,3 % a 38,5 % na várzea
estacional. Apesar das diferenças de estatura-para-idade e peso-para-idade entre
as crianças de Ituqui e do Marajó, quando são comparados apenas os valores de
peso-para-estatura (Tabela 4), a única diferença significativa encontrada é entre as
meninas de 8,0 - 9,9 anos de idade, sendo que neste caso o escore z mais baixo é
encontrado na várzea estacional (t = -0,5 ± 0,7, ρ = 0,045).
Com base em CDC/WHO 1978 (Epi Info 2000). Diferenças significativas em negrito.
216
Adolescentes (10,0 – 19,9 anos de idade)
217
218
Tabela 6 - Prevalências de indivíduos com escore z <-2 para estatura-para-idade (HAZ), peso-para-idade (WAZ), peso-para-estatura (WHZ),
índice de massa corpórea (ZBMI), soma das pregas cutâneas (ZSSF) e área muscular do braço (ZUMA) nas várzeas estacional (S) e estuarina
(E), por faixa etária e sexo
Faixa etária
Sexo N (%) N (%) N (%) N (%) N (%) N (%) N (%) N (%) N (%) N (%)
(anos)
WHZ para as crianças (0-9,9 anos), com base em CDC/WHO 1978. / IMCZ para os adultos (>20,0 anos) com base em NHANES I e II (Frisancho 1990; Kuczmarski et al. 2000).
Adultos (20,0 – 74,9 anos de idade)
219
Tabela 7 - Distribuição dos indivíduos de acordo com categorias de IMC (WHO, 1995)
nas várzeas estacional e estuarina, por sexo e faixa etária
As crianças (0-10,0 anos) do sexo masculino (201 indivíduos) investigadas por Eve
(1995) na terra firme apresentaram os escores z médios de -2,2, -1,5 e –0,1 para
HAZ, WAZ e WHZ, respectivamente. Os mesmos índices obtidos para as meninas
(206 indivíduos) foram -2,0, -1,4 e –0,1 (a autora não publicou os desvios padrão).
Considerando todas as crianças investigadas no presente estudo sem distinção de
faixa etária, os valores médios obtidos (Tabela 5) mostram que os valores de HAZ
e WAZ são mais críticos na terra firme (Eve, 1995) e mais satisfatórios na várzea
estacional, sendo que a região estuarina ocupa uma posição intermediária (com
exceção apenas do WAZ para o sexo masculino, em que a situação da terra firme
e do estuário são semelhantes). Todavia, quando WHZ é analisado a situação se
inverte, e a terra firme apresenta os valores mais satisfatórios. As faixas etárias
apresentadas por Piperata (2007) não permitem comparação.
No caso dos adolescentes, apenas HAZ e ZUMA puderam ser comparados. Para o
sexo masculino (12,0 - 17,0 anos) os valores encontrados por Piperata (2007) foram,
220
respectivamente, -2,2 ± 0,9 e –1,0 ± 0,5, e para o feminino (11 - 17 anos) -2,1 ± 0,9 e
-0,3 ± 0,7, respectivamente. Comparados com nossos resultados (Tabela 4), os
adolescentes de Caxiuanã são os mais baixos e os da várzea estacional os mais
altos. A mesma situação se repete para os estoques de massa muscular do sexo
masculino, mas nas adolescentes a situação se inverte.
Já em relação aos adultos (> 18,0 anos), a comparação mostra que os homens
de Caxiuanã (PA) são ligeiramente mais baixos (–2,3 ± 1,0) (Piperata 2007) que a
população das várzeas (-2,2 ± 1,1 estuarina e –2,2 ± 0,7 estacional). As mulheres
seguem a mesma tendência: -2,5 ± 0,8 em Caxiuanã, -2,0 ± 0,9 no estuário e –1,9 ±
0,9 na várzea estacional.
Quando a massa muscular das três populações é comparada (Tabela 4), os homens
de Caxiuanã estão numa situação intermediária (0,2 ± 0,9) em relação às várzeas
estuarina (0,0 ± 1,0) e estacional (0,5 ± 0,9). Em relação às mulheres, é Caxiuanã
que apresenta os valores mais elevados (0,7 ± 0,9) (Piperata, 2007), seguido pelo
estuário (0,3 ± 0,9) e pela várzea estacional (0,2 ± 0,7).
221
Tabela 8 - Prevalências de déficit estatural, ponderal, de peso-para-estatura e IMC-
para-idade em populações rurais da Amazônia
Alencar et al.
Rio Negro (AM) 0 – 5,0 M/F 43 25,6 - 2,3 -
(1999)
Coari, Iranduba e
Eve (1995) Barreirinha (AM, 0 – 10,0 M 201 57,0 28,0 1,0 -
terra firme)
Fonte: Giugliano et al., 1981,1984; Eve 1995; Alencar et al., 1999; Piperata, 2007.
DISCUSSÃO
A análise das prevalências de indivíduos com escore z <-2,0 (Tabela 6) nos dois
ecossistemas aqui analisados, confirma apenas parcialmente o quadro encontrado
por Post et al. (1999), Victora (1992) e Victora et al. (1998) para populações de
baixa renda na América Latina, caracterizado por altas prevalências de déficit
estatural sem a ocorrência expressiva de déficit ponderal. Neste estudo foram
encontradas altas prevalências de déficit estatural (inclusive entre adolescentes
e adultos), associadas a prevalências médias ou altas de déficit ponderal entre as
crianças, principalmente na várzea estuarina. Quando os resultados deste estudo
são comparados àqueles encontrados por Victora (1992) e Victora et al. (1998),
observa-se que as prevalências de déficits estatural e ponderal na população
infantil de ambos ecossistemas são semelhantes às das crianças latino-americanas
( Victora, 1992: 1107), porém mais elevadas que as das brasileiras (Victora et
al.,1998: 324). Em relação à prevalência de baixo peso-para-estatura na várzea
estacional ela não ocorreu, mas as prevalências observadas na várzea estuarina
são consideravelmente mais elevadas que nas crianças brasileiras em geral e nas
222
latino-americanas ( Victora, 1992; Victora et al., 1998).
223
Figura 3 - Consumo médio de calorias e proteínas (%) por unidade doméstica em
relação aos requerimentos mínimos internacionais
400 397
350
300
Proteína
300
244 Caloria
250 217
193 193 190
200
140
150
81 81 63 76 89 64
100
50
0
M ar a j ó - a çú Pa r i c at uba Pr a i a Gr a nde A r a c ampi na A r a c ampi na S. B e ne di t o S. B e ne di t o
(9 1 -2 ) (9 1 -2 ) (9 1 -2 ) (9 5-6 ) (9 7) (9 5-6 ) (9 7)
Fonte: FAO/WHO/UNU, 1985; Franco, 1987; Siqueira, 1997; Murrieta, 2000; Adams,
2002.
6 Nas comunidades estudadas, boa parte dos itens alimentares não foi produzida localmente, mas
adquirida através de compra no comércio: Aracampina (67,7 %), São Benedito (68,7 %), Paricatuba
224
contribuem consideravelmente como fontes energéticas na alimentação e variam
entre 10,0-11,5 % e 2,6-4,2 %, respectivamente, dependendo da comunidade
investigada e do ano (Murrieta e Dufour, 2004; Adams et al., 2006). O açúcar parece
ter um papel importante como fonte energética confiável durante o inverno no
Ituqui, assim como na manutenção de longas horas de trabalho sob condições
ambientais muitas vezes extenuantes (Murrieta, 2001a; Murrieta, Dufour, 2004;
Adams et al., 2006). Uma outra explicação pode estar ligada às mudanças
estacionais nos níveis de atividade física. Segundo relatos etnográficos (Murrieta,
1998; Murrieta, 2001a, Murrieta e WinklerPrins, 2003), durante o período da cheia
em Ituqui as mulheres se vêm obrigadas a permanecer em suas casas, reduzindo
sua atividade física; enquanto os homens parecem aumentar seu gasto energético
devido às longas horas dedicadas à busca diária de capim flutuante em barcos a
remo, para a alimentação do gado aglomerado nos currais elevados (marombas).
Esse fato poderia ser responsável pela maior prevalência de sobrepeso/obesidade
observada entre as mulheres do Ituqui em comparação com os homens, e destas
com as mulheres do Marajó. Todavia Silva et al. (2006) não encontraram diferenças
estacionais significativas de IMC ou estoque de gordura na população adulta das
comunidades de Aracampina (Ituqui) e Caxiuanã.
225
ecologia da parasitose (Murrieta et al., 1998, 1999; Adams, 2002; Murrieta e Dufour,
2004; Silva, 2006) 8 , ou ainda a um gasto energético diferencial dependendo de
suas principais atividades de subsistência.
8 As condições e o histórico dos serviços de saúde nestas comunidades também precisariam ser
analisadas com mais cuidado.
226
Neste sentido, a situação das comunidades investigadas nas várzeas estacional e
estuarina, no que se refere à área da saúde, continua relativamente inalterada desde
a época das pesquisas, o que pode ser verificado por observações etnográficas
realizadas em 2005 e 2007 por uma das autoras, comprovando informações
levantadas na literatura.
O poder público ainda tem um alcance insuficiente na área da saúde das populações
rurais dos municípios de Santarém e Ponta de Pedras (PA), devido principalmente
às grandes distâncias entre as comunidades e à baixa arrecadação de impostos
(Barroso, 2003). Em Santarém a rede assistencial permanece precária, deixando as
populações rurais praticamente excluídas, favorecendo o êxodo rural e a ocorrência
de problemas como a diarréia, infecções respiratórias, anemias, parasitose,
doenças de pele, infecções bucais e outras doenças imunizáveis. A maioria das
gestantes não realiza exames pré-natais e têm seus filhos em casa. Neste quadro,
as organizações não-governamentais (ONGs) vêm ocupando o espaço deixado
pelo poder público, como no caso do Projeto Saúde e Alegria - PSA, a Fundação
Esperança e a Pastoral da Terra. Algumas, como o PSA, aparentemente com bons
resultados, principalmente no que se refere à queda da mortalidade infantil através
de medidas simples ligadas à qualidade da água de consumo, com o envolvimento
das comunidades (Barroso, 2003). Entretanto, as comunidades investigadas na
várzea estacional estão fora da área de atuação do PSA. Outras organizações, como
a Fundação Esperança e a Pastoral da Terra têm tentado implantar na região de
Ituqui, algumas práticas e tecnologias simples (filtros de água e medicamentos
caseiros), mas ainda não há uma avaliação confiável destas iniciativas.
Por outro lado, os agentes de saúde municipais, que muitas vezes também
trabalham para a Pastoral da Criança, parecem desempenhar um importante papel
no diagnóstico dos problemas de saúde nas comunidades rurais. Cada agente
é responsável por cerca de 25 - 40 familias, mantendo um controle mensal da
incidência de ocorrências básicas de saúde (como diarréias, febre, pressão alta,
diabete), além de informações sobre a origem da água consumida e do número
de animais domésticos. Os agentes também acompanham o crescimento e o peso
das criancas de até 5 anos. Assim, o poder público parece ter alguma atuação
no diagnóstico dos problemas de saúde das populações ribeirinhas, mas pouco
consegue fazer em termos de intervenção, por falta de infra-estrutura.
O município de Ponta de Pedras também conta com uma rede de agentes de saúde
trabalhando nas três comunidades investigadas. Entretanto, a infra-estrutura
de saúde no município é ainda mais precária que em Santarém. Os projetos de
intervenção de organizações não-governamentais neste município têm focado
mais no desenvolvimento comunitário e no meio ambiente (Belick, 2003). O Poema
(Programa Pobreza e Meio Ambiente na Amazônia, ligado ao Núcleo de Meio
Ambiente da Universidade Federal do Pará) atuou no município por vários anos,
aparentemente resultando num aumento da renda da população de Praia Grande
enquanto os projetos estavam em andamento. O programa possuía projetos
voltados à área de saúde (melhoria da água de consumo e construção de fossas
227
sépticas) e alimentação (os “quintais sustentáveis”), mas ainda não foi possível
avaliar seu impacto na segurança alimentar das comunidades. Em Paricatuba e
Marajó-açú, as famílias continuam consumindo água diretamente do rio, sem
nenhuma estrutura sanitária. Todavia, quase todas as famílias nas três comunidades
investigadas estão recebendo a Bolsa Família do governo federal, o que deve ter
impactado positivamente na renda familiar, mas o quanto isso vai se converter em
segurança alimentar, ainda é uma questão a ser investigada.
AGRADECIMENTOS
228
BIBLIOGRAFIA
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238
Determinantes e conseqüências da
Autores:
F. H. Alencar
falencar@inpa.gov.br
L. K.O.Yuyama
M. J. C. Varejão
H. A. Marinho
Pesquisas oficiais desenvolvidas no Brasil nas últimas três décadas excluíram a área
rural da região Norte, devido a dificuldades operacionais, como a imensa extensão
territorial da Amazônia e sua baixa densidade demográfica. O presente trabalho
contribuiu para o preenchimento desta lacuna, avaliando o estado nutricional de
pré-escolares (n = 4.030), segundo os critérios da OMS. Evidenciou-se no universo
estudado 16,9 % de déficit de crescimento, acometendo 23,4 % das crianças na área
rural (n = 2.279) e 10,4 % na capital (n = 1.751). No rio Negro registrou-se a maior
precariedade nutricional, com 35,2 % das crianças apresentando inadequação
no indicador Estatura/Idade, seguido dos rios Solimões (23,4 %), Purus (20,9
%), Amazonas (20,5 %) e Madeira (15,6 %). Para o entendimento deste evidente
paradoxo foram investigados os componentes do bioma amazônico: complexidade
de interação química, fragilidade do seu solo, modo de distribuição espacial e
utilização dos nutrientes dentro dos ecossistemas, influência destes constituintes
na cadeia de produção de alimentos e padrão nutricional dos habitantes. Constatou-
se maior precariedade nutricional na área rural, principalmente nas crianças do
rio Negro, enquanto aquelas residentes na várzea ou ecossistemas que recebem
influência dos rios de águas barrentas, mais ricas em nutrientes, tais como:
Amazonas, Solimões, Purus e Madeira, apresentaram melhor padrão nutricional.
Estes resultados evidenciam a heterogeneidade da Amazônia e a complexidade
inerente aos seus ecossistemas, o que deve ser considerado na implantação de
programas de segurança alimentar ou políticas de desenvolvimento sustentável
na região.
241
ABSTRACT
242
INTRODUÇÃO
243
Acre, oeste do Maranhão, norte do Mato Grosso, Rondônia, Roraima e Tocantins
(Beltrão & Beltrão, 1990; Ministério da Saúde, 2003). Tem uma extensão territorial
de aproximadamente cinco milhões de quilômetros quadrados, compreendendo
61% do território Nacional (FIBGE, 2001). O efetivo demográfico registrado na
região em 2000 foi de vinte e um milhões de pessoas, ou seja, 12,4 % da população
nacional, configurando assim a menor densidade populacional do país (4 hab/km 2)
(Ministério da Saúde, 2003).
BIODIVERSIDADE AMAZÔNICA
Seu estoque genético é imensurável em escala global, detém uma das maiores
reservas hídricas do planeta, o que projeta para o Brasil, em um futuro próximo,
um potencial estratégico, além de representar um patrimônio de inestimável valor
tanto econômico como social (Benchimol, 2000; Ministério da Saúde, 2003).
244
Este histórico descompasso científico e tecnológico justifica na Amazônia a
precariedade dos níveis de saúde: elevada incidência de endemias, doenças
infecciosas, parasitárias (Negri & Giovanni, 2001; Ministério da Saúde, 2004) e
processos carenciais (Yuyama et al., 1996; 1999; 2001; Alencar et al., 1999; 2000; 2001;
2002). Como fator agravante desta situação, constata-se na dieta do amazonense a
ausência de micro e macronutrientes, curiosamente abundantes em sua natureza,
como é o caso de proteínas fartamente encontradas em seu exuberante potencial
pesqueiro (Benchimol, 1997), bem como das vitaminas e minerais presentes nos
alimentos e frutas regionais (Shrimpton & Giugliano, 1979; Yuyama et al., 1995;
1996; 1999; 2001; Dutra et al., 2001). A menor estatura entre os brasileiros da
criança amazonense é referido na literatura nacional como reflexo deste padrão
alimentar (INAN/PNSN, 1990).
245
que os compostos metabólicos residuais contidos nos restos vegetais (folhas,
troncos, matupás 1, húmus), após sofrer a decomposição orgânica, são submetidos
à digestão hidrolítica. Este estágio é intermediado pela ação mecânica da água de
chuva, que arrasta os detritos vegetais para o solo arenoso, onde são submetidos
ao intemperismo químico propiciando a liberação dos compostos solúveis que,
por lixiviação, alcançam o lençol freático originando a água preta (Goodland &
Irwin, 1975; Beltrão & Beltrão, 1990).
246
ASPECTOS METODOLÓGICOS
247
RESULTADOS E DISCUSSÃO
248
intra-hospitalar, onde se constata um aumento, persistência e/ou agravamento
dos processos carenciais em decorrência da interação com processos infecciosos e
complicações decorrentes.
249
CONCLUSÕES E SUGESTÕES
A análise destas informações permite concluir que as crianças da área rural
amazônica residentes na calha do rio Negro vivem com maior intensidade a forma
mais grave da desnutrição, enquanto as residentes na várzea, ou ecossistemas que
recebem influência dos rios de água barrenta mais ricos em nutrientes, tais como
Amazonas, Solimões, Purus, apresentaram uma situação nutricional mais favorável.
Estes resultados evidenciam além do quadro de precariedade nutricional que
historicamente é vivenciada pela população do Amazonas, a heterogeniedade e
complexidade inerentes aos ecossistemas amazônicos, o que deve ser levado em
consideração na execução de programas no campo da saúde e nutrição, ou na
implantação de políticas de desenvolvimento sustentável para a região.
250
Esta é uma contribuição do INPA ao desenvolvimento sustentável da Amazônia.
AGRADECIMENTOS
251
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Criança. Manaus-AM. 1 f, Trabalho de Conclusão de Curso (Graduação em Enfermagem),
Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia.
255
ANEXO
256
Tabela 2. Ocorrência da desnutrição crônica (E/I), segundo a faixa etária em pré-
escolares dos diferentes ecossistemas do Amazonas-AM (2007)
ICAM-
549 36,7 21,7 15,0 15,0 11,6 10,9
Ambulatório
Creche Casa da
188 - - 33,3 33,3 33,3 6,4
Criança
Periferia Zona
215 10,7 21,5 17,8 17,8 32,1 13,0
Norte
Periferia Zona
512 10,2 14,3 18,4 20,4 36,7 9,6
Norte / PMF
Calha do Rio
650 7,5 22,5 20,3 21,8 27,8 20,8
Amazonas
Calha do Rio
811 10,2 29,5 12,5 22,7 25,0 35,2
Negro
Calha do Rio
394 11,5 24,8 17,3 21,5 25,2 23,4
Solimões
Calha do Rio
249 9,6 28,8 15,4 9,6 36,5 20,9
Purus
Calha do Rio
175 11,1 18,5 11,1 18,5 40,8 15,6
Madeira
257
El sombrío en los cafetales:
9 un sistema, una estrategia
para la seguridad alimentaria.
AUTOR:
RESUMEN
259
ABSTRACT
Farmers in rural hillside areas are unable to survive exclusively from coffee production
and must supplement their income, selling additional goods like firewood, hand
crafts, working in neighboring farms or from government subsidies. Shade trees
are a traditional practice that saves resources (i.e. uses fewer insecticides), requires
less technology and reduces investment risks. Coffee plantations which include
shade trees are relatively more secure in environmental, economic and social
terms.
The shade tree system as a strategy provides food and social security in coffee
growing regions by simultaneously providing food and economic benefits: i.e.
saves water and provides food for birds which in turn control plagues. In some
regions of Colombia, the products from the shade trees play an important role
in the economy, since, in addition to self-sufficiency, they can even excede the
income generated by the coffee harvests.
The use of shade trees illustrates the ability of local producers to adapt and innovate,
as opposed to technical coffee production where there is no shade tree system and
the coffee plants are completely exposed to the elements. By using the sustainable
and traditional coffee production methods, producers apply various economic
and ecological strategies to diminish risks and uncertainties, guaranteeing their
survival and the food security.
Key words: Food security, shade trees, local knowledge, risk, uncertainties.
260
INTRODUCCIÓN
La caficultura (como cualquier otro cultivo) es una actividad que por su naturaleza
implica el manejo de riesgos e incertidumbres, ya que depende de muchas
variables externas que los productores no pueden controlar. Entre las variables
que constituyen factores de alto riesgo, se encuentran: el clima, las plagas y pestes,
la fertilidad del suelo, los costos de producción y la variación de los precios de
las cosechas en el mercado. Se hace imperativo entonces avanzar en el estudio
y reconocimiento de las percepciones y conocimientos locales sobre el manejo
del riesgo y las incertidumbres que producen alta inseguridad alimentaria en las
comunidades productoras de café.
1 Raspachines: término usado para nombrar a las personas que realizan la cosecha de hojas de coca para el
mercado ilegal.
261
de fertilizantes y pesticidas. A diferencia del anterior, el cafetal con sombrío es
reconocido como un sistema de producción sostenible y amigable con el medio
ambiente, que previene la erosión, facilita la recarga de acuíferos, protege los
sistemas hídricos, favorece el reciclaje de nutrientes, estimula el control biológico,
mejora la conservación de la biodiversidad y restablece el hábitat para muchas
especies.
Los sistemas de cafetales con sombrío han sido muy poco documentados, a pesar
de que es en América donde el café con sombrío se siembra por primera vez con
algún criterio y metodología, con productores locales investigando y seleccionando
los árboles de sombrío adecuados para cada región, altura, suelos, relieve, clima
y gusto. Este trabajo pretende valorar de manera más radical los conceptos e
información presentes en los conocimientos locales y facilitar el diálogo con el
conocimiento científico, en la búsqueda de un lenguaje común en torno a las
lógicas de producción campesinas, en especial sobre la valoración ambiental y
económica del sombrío en cafetales.
2 En los sistemas de caficultura tradicional con sombrío, el lograr una producción orgánica ofrece un potencial
alto para ofertar cafés certificados (cafés orgánicos, ecológicos, cafés amigables con el medio ambiente) que
favorecen mayores incentivos o sobreprecios por los servicios ambientales que prestan y/o por producir cafés
de alta calidad.
262
darle al producto obtenido se enmarcan dentro de los destinos descritos, dando
a la economía campesina una racionalidad propia y distinta de la que caracteriza
a la agricultura empresarial” (CEPAL, 1982) La Cumbre Mundial de la Alimentación
(Roma, 1996) define que “(...) Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas
tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y
nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a
los alimentos a fin de llevar una vida sana y activa”.
Algunas premisas sirvieron de base para esta investigación: ¿por qué se resisten
estos campesinos a modernizar sus cafetales? ¿Cuál es el impacto económico y
ambiental del sombrío en estos sistemas? ¿Cuáles son los tipos de beneficios que
el sombrío reporta?
263
servicios, particulares y comunitarios; una biodiversidad que forma parte de un
sistema complejo de conocimientos y estrategias para la seguridad alimentaria y
ambiental de los caficultores.
La caficultura en Colombia
Andrés Guhl (2006), plantea que los Andes Colombianos experimentaron dos
periodos de transformaciones en el paisaje asociados con la producción cafetera: su
inicio y expansión como cultivo desde 1850 a 1970, y los procesos de intensificación
de la producción desde 1970 hasta la actualidad. El primer periodo se caracteriza
por una caficultura tradicional con árboles de sombrío, con variedades arábigas
de porte alto y de ciclo reproductivo largo (> 10 años), baja densidad de siembra,
poco uso de agroquímicos y condiciones agroecológicas menos exigentes, pero
con menor rendimiento productivo. El segundo periodo se caracteriza por ser una
caficultura mejorada y por la intensificación de la producción desde los años 70.
Aparecen las variedades mejoradas de café resistentes a libre exposición solar y
a plagas. Variedades Caturra y Colombia de porte bajo, exigentes en el uso de
agroquímicos y de óptimas condiciones agroecológicas, mayor densidad de siembra,
de ciclo reproductivo corto (< 7 años) y mayores rendimientos productivos.
264
La caficultura colombiana presenta un decrecimiento en su área cafetera.
Colombia era el segundo productor mundial de café. Su producción se ha reducido
desde 1996, presentando una tasa decreciente anual de casi 4 %, siendo desplazada
al tercer lugar por Vietnam, desde el año 2000. Esto se expresa en la disminución del
tamaño promedio de las fincas, pero un mayor crecimiento en el número de nuevos
productores que ingresan cada año al cultivo de café. Actualmente, el número de
productores cafeteros llega casi a los 600 000, cuando en 1970 apenas superaba los
300 000, en tanto que el tamaño promedio de los cafetales es actualmente de 1,5
hectáreas, mientras que para 1980 era de 4,6 hectáreas. La pérdida de rentabilidad
del café y el impacto de la crisis sobre la estructura global ha incrementado los
niveles de pobreza y desempleo en las áreas cafeteras especializadas (Fonseca,
2002).
265
y por ende una pérdida de la calidad de vida y una permanente inseguridad
alimentaria, siendo víctimas proclives a los grupos ilegales y la siembra de cultivos
ilícitos.
El uso del sombrío simula las condiciones naturales umbrófilas originales que
necesita el café para su crecimiento, desarrollo y productividad. Estas prácticas
culturales de uso de sombrío en cafetales originaron tempranamente una dura
polémica entre defensores y detractores del uso del sombrío, imponiéndose desde
sus inicios el sombrío de leguminosas, como las eritrinas (Erithrynas spp) para
climas calientes y los guamos (Inga spp) para climas más frescos (Ospina, F., 1.872;
Ospina, M., 1.880).
Viajeros a finales del Siglo XIX, describieron paisajes cafeteros con árboles de
sombrío. Hettner (1884) plantea que :“parece ser la irradiación solar excesiva la
que hace sufrir al café, motivo por el cual se trata de protegerlo en muchas partes,
primero con la siembra de matas de plátano de crecimiento rápido entre los cafetos,
para luego cambiarlos de preferencia por árboles mimosas, cuyas copas dejan una
266
sombra benigna.” Rivas (1899) describe: “(…) un vasto cafetal, cuyas matas siempre
floridas o cargadas de granos rojos se extiende en una extensión de una legua: la
sombra de los cámbulos y guamos, refrescando la atmósfera e interceptando los
rayos del sol, le dan al paisaje un aspecto fantástico (…)”
Autores actuales afirman que el café como cultivo y las prácticas culturales de
sombrío se originaron en Guatemala y fueron traídas a Colombia por Mariano
Ospina R., reconocido pionero de la caficultura en Colombia ( Villegas, 2005; Guhl,
2006). Sin embargo, en el texto de Mariano Ospina, publicado en 1880, se plantea
que los orígenes del café como cultivo comercial y el uso de árboles de sombrío
en Colombia provienen de cultivadores venezolanos, con prácticas que entraron
por el nororiente de Colombia, de Cúcuta a los Santanderes, seguidamente a
Cundinamarca y desde allí a los otros departamentos. Prácticas que llegaron, se
instalaron y coparon territorios, dependiendo de la demanda del mercado, la
facilidad de transporte, los beneficios institucionales y de productores dispuestos
a copiar y arriesgar en un nuevo cultivo.
Un aspecto poco documentado sobre el auge de la caficultura tiene que ver con el
fracaso de cultivos incentivados por la Corona Española, tales como el cacao, el añil
y la quina. El cacao fue un producto de gran importancia económica en la sociedad
colonial siendo el primer producto agrario de exportación (Tovar, 2.000). Desde
1610 existían cultivos regulares dominados por los españoles hasta la primera
mitad del siglo XVIII, declinando su predominio a principios del siglo XIX. A partir
de 1850 disminuye su cultivo por efecto de plagas y pestes. Así, el cultivo de cacao
se convierte en referente obligado para la implementación de un similar y nuevo
cultivo arbóreo, el del café, a finales del siglo XIX.
En contraste con las hipótesis anteriores sobre el origen del sombrío, planteamos
que todas las prácticas del cultivo de cacao, incluyendo el uso de árboles de
sombrío y el beneficio de la cosecha fueron adaptadas por la naciente agricultura
del café en Colombia. Todas las prácticas culturales desarrolladas en el cultivo de
cacao fueron ensayadas y utilizadas exitosamente en el cultivo del café, con la
diferencia que el cacao crecía en regiones bajas hasta un límite de altura de 1 000
metros sobre el nivel del mar, mientras que el café podría cultivarse hasta los 1 800
metros, extendiéndose rápidamente por todas las laderas de Colombia. Algunas
referencias que se ilustran a continuación ayudan a sustentar esta premisa:
Tovar (2000) cuenta de un viajero inglés, que al pasar por la hacienda de Estanques
en 1820 describe que: “(...) en estas fincas los árboles de cacao se siembran en
hileras, con intervalos de tres o cuatro metros y como es necesario protegerlos
de los rayos directos del sol se siembran, al mismo tiempo, alternadamente, otras
hileras de plátano y de eritrinas que crecen muy rápido y dan magnífica sombra.
La eritrina protege la plantación después del segundo año, y el plátano el primero,
al mismo tiempo que produce sus propios frutos.”
267
Hamilton (1823), un coronel inglés, narra que: “(...) el cacao que se cultiva en esta
finca (El Ancón) se dice que tiene un magnifico sabor y logra precio alto en el
mercado. Los árboles se plantan en triángulos a buena distancia entre sí. El sombrío
es absolutamente necesario para el desarrollo del árbol de cacao; por consiguiente
se planta siempre con otros árboles, especialmente el plátano”. Tulio Ospina (1887)
en su libro “El cultivo del Cacao en Antioquia” explica sobre “ la necesidad de un
sombrío que no ramifiquen a la altura del cacao, sino 2 ó 3 metros sobre sus copos,
a fin de que el aire circule libremente, condición indispensable para la salubridad
de ellos. Deben ser dichos árboles poco quebradizos, de crecimiento rápido, y de
los que no produzcan frutos que atraigan pájaros perjudiciales a las flores y frutos
del cacao, ni hojas grandes que al caer derriben éstos. (…) Poquísimos son los
árboles que reúnen todas las condiciones requeridas para un buen sombrío. En
nuestra opinión los mejores son: saibó ó písamo del Cauca, el búcaro, el chingalé,
el hobo y el aguacate(...)”
Ospina prefiere al písamo por las cualidades que posee como sombrío: crece rápido
y reproduce fácilmente, produce una copa, altura y sombra adecuadas, se desfolia
estacionalmente, permite un baño de sol fecundante y benéfico y abona el cafetal.
Ospina termina diciendo que, “en fin, reúne todas las ventajas apetecibles para un
árbol de sombrío”, características importantes que van a permanecer en el tiempo
y hasta nuestros días como criterios fundamentales para mantener el sombrío en
los cultivos de café.
Esta revisión sobre los inicios del café y el uso del sombrío ilustra la capacidad
de adaptación e innovación de productores locales, para un cultivo introducido
que prontamente se convirtió en uno de gran importancia para las economías de
los países de Centro y Suramérica. Hubo mucha experimentación en cada país, y
hasta los inicios del siglo XX todas estas caficulturas se habían fortalecido con la
experimentación y prácticas locales, transmitiéndose masivamente la información
de una región a otra y de un país a otro. Se plantea que la caficultura nace y se
fortalece sin deberle nada a la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, en Colombia, la
temprana introducción de las especies de sombrío en los cafetales fue una práctica
heredada del cultivo de cacao, muy anterior a la creación de las facultades de
agronomía, a la fundación de la Federación Nacional de Cafeteros (1927) y del
Centro Nacional de Investigaciones del café –Cenicafé– en 1938.
Desde las décadas de 1950 y 60, se inicia la conversión de los sistemas agroforestales
cafeteros en monocultivos sin sombrío. Se emplearon nuevas variedades altamente
productivas en un manejo intensivo, tolerantes a la libre exposición solar y
resistentes a la incidencia de la roya y broca del café. El café de libre exposición
solar constituye a finales de la década del setenta el 69 % del café producido en
Colombia y cerca del 40 % del café de Costa Rica (Smithsonian Migratory Bird Center,
1977).
El cafetal con sombrío sigue siendo desplazado por el monocultivo de café a pleno
sol por presión y política de la Federación Nacional de Cafeteros. Pero en regiones
268
periféricas al eje cafetero, y sobre todo en las pequeñas fincas cafeteras, por la
misma racionalidad, lógica y saberes campesinos los cafetales con sombrío se
niegan a desaparecer, como un sistema y una estrategia para minimizar riesgos
ecológicos y económicos y de garantizar su seguridad alimentaria.
269
Sistemas agroforestales con café (café bajo sombra)
Los sistemas agroforestales con café son formas de uso y manejo de especies de
árboles utilizados como sombrío, transitoria o permanentemente, en asociación
simultánea con los cultivos de café. Estos sistemas utilizan árboles para proporcionar
diferentes niveles de sombra, según la especie, el arreglo espacial y los criterios
y experiencia de cada productor. Se promueven para zonas con condiciones de
clima con períodos secos prolongados y suelo con problemas físicos, de fertilidad
o erosionados, limitantes para el desarrollo del cultivo de café. La densidad de
siembra óptima es de 2 000 a 3 000 plantas por hectárea y la productividad entre
500 y 1 000 kg de café de pergamino seco por hectárea.
Dicho planteamiento desconoce –de tajo– todas las lógicas y realidades de los
pequeños productores de café. Más que un problema económico para optar por
un cafetal tecnificado y a plena exposición solar, está en juego una caficultura
sustentable, renovada y subvalorada en el tiempo, donde los productores presentan
múltiples estrategias económicas y ecológicas, producto de una racionalidad
propia y distinta a la racionalidad y lógicas capitalistas.
Los árboles de sombrío son una diversidad deseada, planificada y sembrada por
productores, de acuerdo a múltiples criterios de selección, como una estrategia
de validación y producción de conocimientos. La persistencia en estas prácticas
tradicionales y la resistencia a otras a opciones de uso de tierra o cultivos
altamente productivos (café a pleno sol) se debe a que son mayores los riesgos
e incertidumbres, tanto ambientales como económicos (inseguridad alimentaria)
desde la lógica y racionalidad campesina, expuesta y sustentada con detallada
sabiduría.
270
Existen diferentes recomendaciones técnicas para la disposición del sombrío en
cafetales, estás dependen de las condiciones climáticas, la variedad de café, el
tipo de suelo y la pendiente del terreno. El uso de sombrío se recomienda en sitios
con limitaciones en las propiedades de los suelos (baja retención de humedad,
periodos de sequía), en zonas demasiado altas o bajas, para evitar exceso de
radiación, temperaturas extremas y vientos fuertes (Cardona, 2005).
Cenicafé (2007) reconoce para Colombia dos tipos de sombrío en los cafetales:
271
Una discusión actual sobre los beneficios del sombrío como diversidad sembrada es
sobre los efectos negativos o positivos sobre la sostenibilidad del sistema cafetero.
La sostenibilidad de los sistemas productivos de café con sombrío, no está en
función de la diversidad (cantidad de especies e individuos asociados al sistema)
ni de su complejidad; sino en función, sobre todo del número de vínculos internos
entre esos elementos (relaciones ecológicas), principalmente con las especies
claves usadas como sombrío, las implicaciones económicas y la minimización de
riesgos por cada productor.
272
Se indagó sobre el tipo de preferencia en el sistema de manejo del cultivo de
café: cafetal a libre exposición solar o con algún tipo de sombrío, continuando con
una pregunta directa sobre las razones fundamentales para mantener el uso del
sombrío en el cafetal, profundizando sobre sus percepciones sobre los beneficios
que aporta el sombrío a la finca cafetera y cuáles serían las posibles desventajas
de no tenerlo.
Todas las entrevistas fueron realizadas con productores que mantienen diferentes
especies y grados de sombrío en sus cafetales. Los caficultores conservan en
alguna medida la producción tradicional de café bajo sombrío, aunque también
han adoptado nuevas variedades de café. Los datos cuantitativos que se presentan
se obtuvieron a partir del análisis de la información sistematizada.
273
Cuadro 1. Razones para mantener árboles de sombrío en los cafetales
CRITERIOS %
Aporta nutrientes 78
Mejora calidad del café 64
Protege y mejora el suelo 48
Estabiliza microclima local 36
Protege inclemencias climáticas 34
Cosechas y productos derivados 34
Controla malezas 28
Mantiene cafetal saludable 21
Aumenta biodiversidad 21
Reduce abono químico 16
Fuente: Elaboración propia.
El 28 % de los productores valora el sombrío por la facultad que tiene para regular
o controlar el crecimiento y desarrollo de las malas hierbas, mayormente especies
heliófitas, economizando los costos de deshierbe, reduciendo en un 50 % esta
actividad en el año y, por lo tanto, reduciendo la competencia de las malezas con
el cultivo de café.
Los productores (21 %) afirman que el sombrío ayuda a mantener cafetales más
saludables, al presentar un follaje verde y sano, expresándolo como “cafetales
de calidad, más alentaditos”, aumentan el ciclo productivo del café, logran mayor
sostenibilidad y conservación de los cafetales. No se hace necesario renovar o
“soquear” tan pronto los cafetales, “el sombrío es vida para los cafetales”.
El sombrío es un importante recurso como hábitat para el repoblamiento con
diversidad de plantas y animales (21 %), principalmente aves y macrofauna del
274
suelo. Plantean que el sombrío dificulta la presencia de plagas y pestes (5 %);
produce malezas nobles (3 %) y facilita los procesos de certificación orgánica
(3%).
CRITERIOS %
Cafetal se daña 62
Pérdida de fertilidad 53
Producción disminuye 38
Menor calidad de café 38
Aumento de malezas 24
Problemas ambientales 9
Contaminación con químicos 9
Sin productos derivados 3
275
en el mantenimiento del cafetal, al hacerse necesario dos o tres veces al año la
limpieza o deshierbe de los cafetales.
CRITERIOS %
Con sombrío: aumenta la calidad del café 52
Un alto porcentaje de caficultores (76 %) tiene como criterio principal para elegir
árboles de sombrío a especies multipropósito, que además de cumplir con el papel
principal de proteger y mejorar los cafetale tienen la ventaja de producir alguna
276
cosecha para la seguridad alimentaria y eventualmente para la venta.
CRITERIOS %
Especies productivas 76
Aporten nutrientes 55
Buen crecimiento 50
Desfolien estacionalmente 45
Copa extendida 41
Raíces profundas 36
Buen follaje 19
Larga vida útil 16
No compita con el café 16
Hojas de fácil descomposición 16
Fácil de mantener y reproducir 7
No resequen la tierra 7
Favorezcan la biodiversidad 7
Sean árboles bonitos 7
De hojas pequeñas 7
Fuente: Elaboración propia.
277
El 16 % de los cafeteros seleccionan especies perennes, “aguantadoras” y que
“duren bastante” dentro del cafetal. Árboles que “no sean resabiados para prender”,
adaptados a la zona y no necesiten abonos (7 %), no resequen la tierra y mantengan
la humedad (7 %). Valoran especies que favorezcan la biodiversidad como nicho o
alimento (“nido para los pajaritos”) y “que sean árboles bonitos”, de amplia floración
que embellezcan las fincas cafeteras.
Se enumeran otras características, aunque con bajos porcentajes, pero las cuales
resultan interesantes para tener en cuenta en procesos de selección de especies
agroforestales o de sombrío. Por ejemplo, especies finas, “de madera buena”,
que produzcan semillas viables para resiembra o sean fáciles de conseguir o
reproducir, ojalá adaptados a siembra directa en el campo, sin necesidad de
construir semilleros; sean especies melíferas; que no hospeden plagas ni pestes,
que controlen las malezas y no se desgajen fácilmente.
El 22 % de los cafeteros rechazan aquellas especies que compiten por agua, causan
resequedad y según su percepción “esterilizan” el suelo. En este grupo se ubican
especies maderables como: pino, nogal, cedro, urapán y el eucalipto con raíces
competitivas por agua, las que acusan de “robar el agua”. Otro aspecto negativo
es el necrozamiento o desprendimiento de ramas (19 %) del sombrío, dañando
árboles de café. Según los productores son especies que se “desgajan” porque
tienen “ramas vidriosas”. Otros productores no gustan de especies que “ramean”
mucho, porque obliga a invertir y realizar mayores costos de mantenimiento o
podas anuales.
278
Cuadro 5. Características desfavorables en árboles de sombrío
CRITERIOS %
Presencia de hormigas 29
Resecan el suelo 22
Necrosamiento de ramas 19
Raíces agresivas 17
Presencia de plagas 14
Se derriben “solos” 10
Presencia de espinas 7
Compitan por nutrientes 7
Hojas demoran descomponerse 3
Fuente: Elaboración propia.
Las raíces agresivas y/o superficiales las definen como altamente competitivas y
perjudiciales para el cafetal (17 %). Los productores sostienen que especies como el
guayabo, arrayán, cucharo, pomorroso y los cítricos, presentan raíces superficiales
muy competitivas. Los cítricos tienen raíces que tienden superficialmente a “tejer
mucho”, “entiezan” la tierra y dificultan el desarrollo y crecimiento de las matas
de café. Los encuestados expresan que los árboles de sombrío no deben ser
susceptibles a ataques de plagas ni pestes (14 %), mucho menos ser hospederos de
plagas del café. El 10 % de productores no quieren árboles de sombrío vulnerables
al derribo por viento o que se “desenraícen” fácilmente y caigan afectando los
cafetales. Igualmente especies de sombrío que presenten espinas en sus tallos no
son toleradas. La recolección de café se realiza en zonas de ladera con pendientes
pronunciadas y puede ocurrir “espinamiento” y laceraciones al tratar de prevenir las
caídas. Igualmente se dañan los plásticos y capas protectoras de lluvia, al quedar
engarzados en las espinas de los árboles. Especies de este grupo son el chachafruto
(Erythrina edulis, Fabaceae), limón (Citrus limon, Rutaceae) y chontaduro (Bactris
gassipaes, Arecaceae).
279
Árboles de sombrío presentes en el área de estudio
Se destaca que el sombrío permanente varia de una zona a otra y entre las fincas,
por las diferentes condiciones edafoclimáticas y de adaptación del sombrío,
sumado a la valoración y percepción de cada productor. Los guamos (Inga spp)
son el género clave para las cuatro zonas, siendo la especie Inga edulis la de mayor
aceptación y siembra en las zonas de Cauca, mientras que para Huila el género
clave pertenece a las Erythrina spp, siendo mayor interés el cachimbo, Erythrina
poeppigiana ( Ver cuadro 6).
Las especies de importancia económica para los productores cafeteros, sea por su
aporte a la seguridad alimentaria o por producir excedentes para venta en mercados
locales son: plátano (47 %), cítricos (34 %), aguacate (24 %), nogal cafetero (17 %),
banano (14 %), guamo (12 %), eucalipto (10 %), cedro (5 %); cachimbo, mango,
pino, nacedero con el 3 %; bodoquero, guadua, guanábano, guayabo, chontaduro
y chachafruto , todos con el 2 %.
280
sombrío, pero consideran de importancia económica todas las especies de sombrío
por los servicios ecológicos, ambientales y de seguridad alimentaria que prestan.
Un caficultor resume la importancia al afirmar: “yo no vendo nada, pero todas (las
especies) son económicas por los beneficios que me prestan”.
Algunas localidades han logrado posicionar favorablemente productos del sombrío, por
la calidad de los mismos y cercanía a importantes centros urbanos. Por ejemplo, los
productores del Municipio Timaná tienen asegurado la venta de mandarina (zona de Alto
Naranjal) y la venta de banano (zona de Cosanza), donde han logrado que compradores
(intermediarios) lleguen a negociar directamente estos productos en cada finca.
La mayoría de los productores tienen como base del sombrío permanente las
leguminosas, con promedio de dos especies diferentes por finca. El 85 % de
las fincas presenta alguna especie de Inga y alta abundancia de ejemplares (61
árboles promedio por finca). Se encontraron 19 especies de leguminosas, así:
Caesalpiniaceae (2), Fabaceae (6) y Mimosaceae (11). Como sombrío permanente
17 especies (2 como abono verde). El guamo o guabo de la especie Inga edulis, es el
sombrío con mejor aceptación y mayor presencia en cafetales (69 %), seguido del
grupo de las Eritrinas (68 %), con Erythrina poeppigiana –cachimbo o cachingo–,
con presencia en el 55 % de las fincas encuestadas.
Se destacan las especies frutales como los cítricos (71 %), aguacate (49 %), mango
(22 %) y guayabos (20 %). En especies maderables priorizan el nogal cafetero (34 %),
cedro y eucalipto (15 %), y especies nativas: yarumo (19 %), cucharo (15 %) y tambor
(10 %). Se destaca el nacedero (32 %), especie de conservación y forrajera.
281
Principales usos de las especies de sombrío por localidad
DISCUSIONES Y REFLEXIONES
Cuadro 7. Principales impactos del sombrío o su ausencia en cafetales según los productores
282
El sombrío protege y mejora el suelo
283
homogéneas, grandes, pesadas y menor producción de “pasilla”), que se fundamenta
en un mejor factor de rendimiento y por lo tanto en mejores bonificaciones. Los
productores reconocen que no tener sombrío en el cafetal implica una producción
de baja calidad, con mayor porcentaje de “pasilla”, granos vanos, defectuosos y
afectados por la broca, que finalmente se expresa en baja calidad en taza y menor
factor de rendimiento. Investigaciones en Costa Rica certifican un mayor peso
final en cerezas de tres sistemas de sombrío comparadas con cerezas de un cultivo
testigo a pleno sol (Angrand et al, 2004).
Al comparar la distribución anual entre las cosechas de cultivo de café bajo sombrío
y de cultivo a libre exposición solar, se observó que en cafetales con sombrío las
dos cosechas se distribuyen entre un 60 % la principal y 40 % la de traviesa, y en
la de libre exposición la distribución es más marcada: entre 76 % y 24 % en el
año, lo que permite deducir que el sombrío afecta los patrones de distribución de
la cosecha al alterar y estabilizar el microambiente del cultivo (Farfán y Mestre,
2004).
Disminución de la producción
284
sol requiere de fertilización obligada con agroquímicos, y en el cafetal con sombrío
los productores han aprendido técnicas de manejo mediante podas y regulación
del sombrío para disminuir su efecto negativo sobre la producción.
Investigaciones realizadas confirman que una sombra mal regulada puede resultar en
una competencia excesiva entre el sombrío y el cafetal por nutrientes, agua y radiación
fotosintética activa, y puede disminuir la producción de manera significativa. Existe
una relación lineal negativa entre la distancia de siembra del sombrío y la producción
de café; es decir, al disminuir el nivel de sombra aumenta la producción de café. Debe
regularse el sombrío mediante podas que minimicen la interceptación de la radiación
y permitan aumentar la producción de café (Beer, 1995; Beer et al. 1998; Somarriba,
1999; Farfán & Mestre, 2004, Cardona & Sadeghian, 2005).
Cafetales sanos
Los productores (21 %) confirman que el sombrío ayuda a mantener más saludable
el cafetal, mantiene un follaje verde y de calidad, aumenta el ciclo productivo del
café y logra mayor sostenibilidad y conservación de los cafetales. El 62 % de los
productores reconocen el impacto negativo de no tener árboles de sombrío en su
cafetal, al explicar que los cafetales sufren las inclemencias del clima, causando
serios problemas productivos y de crecimiento. Los productores reconocen un
aumento de hasta un 30 % en la productividad de los cafetales al sol, pero sopesan
esta ganancia cuando prefieren el cafetal con sombrío, ya que compensan las
pérdidas con mayor vida útil del cultivo. Renovar tempranamente un lote de café
es costoso y riesgoso para la frágil economía de los pequeños productores.
Control de malezas
Una ventaja del sombrío, avalada por productores, es la facultad para regular o
controlar el crecimiento y desarrollo de las malezas. Con el sombrío, se reducen
entre dos y tres “limpias” al año, o hasta un 50 % esta actividad, con lo que se
economizan los altos costos del control de malezas. Los productores son
conscientes del impacto del cafetal a pleno sol con la aparición de malezas, cada
vez más agresivas y competitivas, y por consiguiente de mayores gastos en el
mantenimiento del cafetal.
285
Cosecha y productos derivados del sombrío
Los caficultores de Huila y Cauca, que aún conservan el sombrío en sus cafetales,
fundamentan su importancia en la capacidad del sombrío para desarrollar funciones
ecológicas necesarias para el crecimiento, desarrollo y sustentabilidad del sistema
cafetero, además de generar diversos bienes y servicios. El valor económico del
sombrío está definitivamente conectado a sus funciones ecológicas (reciclaje de
nutrientes y control de las malezas) y ambientales (protección del clima), que le
dan estabilidad a la economía campesina y garantizan una cierta autonomía y
seguridad alimentaria.
Los sistemas con altos niveles de biodiversidad también proveen mejores servicios
ecológicos, aumentando las funciones locales tales como el control de plagas
y la polinización, a menudo con altos rendimientos económicos (Klein, et al,
2003; Perfecto et al, 2004; Ricketts, 2004), además de los beneficios económicos
(seguridad alimentaria) por medio 0de la variada diversidad de productos obtenidos
(Somarriba et al, 2004).
Biodiversidad
286
54 especies encontradas, 48 lo fueron en cafetal con sombrío y 18 en cafetal
monocultivo de libre exposición solar.
Los productores de Tambo (71 %) y Timbío (88 %) venden productos derivados del
sombrío y suplementan sus entradas económicas con otros sistemas, destacándose
el cultivo de la morera y la producción de artesanías, la producción de caña y la
ganadería.
Por otro lado, los productores manifiestan que obtienen ventajas comparativas al
producir café de mejor calidad en taza (premios y bonificaciones); producir café
pergamino con buen factor de rendimiento y cosechar menos “pasilla”; proteger
las fuentes de agua, recarga de acuíferos y mantener las condiciones de humedad
adecuadas; lograr la soberanía alimentaria con productos derivados del sombrío;
mantener cafetales saludables y con una mayor vida útil del cafetal; proteger los
cafetales de las variaciones climáticas y como una forma responsable, ecológica
y ambientalista de prepararse para los drásticos cambios climáticos (efecto
invernadero, Calentamiento Global, y la progresiva perdida de biodiversidad).
287
debida a un evento perjudicial, producto de la casualidad y la vulnerabilidad (FAO,
2003). La vulnerabilidad remite a la percepción real de estar expuesto a alguna
dificultad, debilidad o preocupación por algo. En el lenguaje cotidiano se asocia
con el peligro y la incertidumbre.
En esta investigación el manejo del riesgo hace referencia a las medidas que toman
todos los pequeños productores para reducir al máximo la inseguridad alimentaria,
y hace énfasis en las lógicas y estrategias que diseñan los pequeños agricultores
para garantizar su supervivencia y calidad de vida. Cada comunidad campesina
construye una racionalidad propia y distinta. Localmente existen conocimientos y
experticias eficaces de producción agrícola bajo variadas restricciones biológicas
y socioeconómicas. Aquí hemos presentado la sistematización de experiencias y
conocimientos de comunidades cafeteras locales, que es posible “universalizar”
cuando se identifican patrones en las distintas estrategias y adaptaciones que
se expresan en cada comunidad para evitar los riesgos e incertidumbres de todo
tipo.
288
la misma volatilidad de precios, sumado a los altos costos de producción, pero más
vulnerable al impredecible cambio climático. Estamos seguros que las relaciones
del flujo de energía en el sistema tradicional de café con sombrío son más eficientes
que en el sistema moderno de monocultivo de café a pleno sol.
289
En este caso, resaltando un sistema y una estrategia contra la inseguridad
alimentaria que va más allá de cualquier programa de distribución y asistencia
alimentaria. El cultivo tradicional del café con sombrío es un importante sistema
con múltiples estrategias para la seguridad alimentaria –un sistema disperso por
toda la geografía de América– con múltiples prácticas y experiencias acumuladas,
que está siendo transformado sin que aún haya sido estudiado y comprendido en
la lógica que le ha permitido permanecer.
El tener cafetales bajo sombrío no es la panacea para los pequeños propietarios, pero
ofrece opciones potenciales para disminuir la dependencia de insumos externos,
el endeudamiento, minimizar el riesgo económico, la vulnerabilidad nutricional
y proteger la base necesaria para la soberanía alimentaria y la sustentabilidad
agrícola.
Este trabajo ayuda a identificar y visibilizar los factores que influyen en la adopción
de determinadas estrategias por parte de los productores para garantizar su
supervivencia y mejorar su calidad de vida. Los pequeños productores cafeteros
emplean una gran variedad de mecanismos para mitigar los efectos adversos a su
bienestar. El cafetal con sombrío representa una estrategia que puede asegurar
distintos alimentos, dietas y fuentes de ingresos, producción estable, riesgo
mínimo, producción intensiva con recursos limitados y retorno máximo, con niveles
inferiores de tecnología.
CONCLUSIONES
290
El sombrío como sistema es una diversidad deseada, seleccionada y planificada, de
acuerdo a múltiples criterios de selección, e introducidos dentro del sistema cafetero
por cada caficultor. La transformación obligada, subsidiada o condicionada a cafetales
tecnificados y a plena exposición solar, más que un problema económico, es todo lo
contrario; lo que está en juego es un sistema de lógicas y conocimientos para prevenir
la inseguridad alimentaria, una caficultura tradicional sustentable, renovada pero
subvalorada en el tiempo, donde los productores construyeron múltiples estrategias
ecológicas y económicas para disminuir riesgos e incertidumbres económicas.
291
El sombrío como estrategia ecológica no reemplaza las selvas naturales, pero
puede ser homologado por los servicios que presta. Algunos tipos de sombrío
cafetero pueden garantizar la seguridad alimentaria de los productores y soportar
una mayor diversidad de especies de fauna y flora.
AGRADECIMIENTOS
292
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296
Seguridad alimentaria y
10 nutricional y políticas públicas.
El caso argentino 2001-2007.
AUTORES:
RESUMEN
El trabajo de investigación demuestra que dicho objetivo no fue alcanzado, al tiempo que
ocasionó una fuerte intervención en los mercados agroindustriales afectando la eficiencia
del sistema económico en su conjunto. Sin embargo, se señala que la eliminación de las
restricciones impuestas es un objetivo de política posible, con resultados positivos en el
incremento del empleo y en la reducción de la pobreza y la indigencia.
El trabajo también hace una breve revisión de las estrategias de SAN en Argentina en
el período 2001-2007, en el contexto epidemiológico de deficiencias nutricionales y de
sobrepeso, y evalúa resultados alentadores acerca del impacto alimentario de un programa
de transferencias monetarias (tarjeta magnética para comprar alimentos) llevado a cabo
entre 2003 y 2006, y los efectos potenciales en la SAN de su ampliación a escala nacional
en reemplazo de algunas políticas regulatorias del mercado de alimentos.
299
ABSTRACT
Argentina suffered between 2001 and 2002 the worst economic crisis of its history. This
was reflected by a peak in the poverty index (50 % of the population bellow the poverty
line), the sustained increase of basic food prices, and hunger related problems in many
sectors of the population.
In the context of poor institutionalized local experiences, like popular food kitchens and
charity food distribution network, in 2003, when the economic recovery started, two main
issues were discussed about food and nutritional security (FNS) strategies: the change
of traditional food programs into monetary transfer schemes –conditioned or not– to
the poorest sectors of the population and the evidence that nutritional deficiencies and
overweight -and not hunger- where the main food insecurity problems. In 2005 the first
National Food and Nutrition Survey corroborated these issues.
On the other hand, the devaluation of the local currency in 2002 produced a great change
in the economic policy and in FNS conditions. As a result of such changes the distortions
in food supply and demand affected the consumption structure of the poor.
In this scenario, the national authorities are regulating the food market. This policy is
influencing food and nutritional security (FNS).
Many policies have been implemented, such as export taxes, export quotas and intervention
of specific markets where the Government established limit purchase prices in order to
maintain the consumer price index (CPI) fixed.
This paper proves how these policies failed to maintain CPI fixed and illustrates the result
of government intervention in the agro industrial market, which has damaged the whole
economic system’s efficiency.
On the other hand, this paper reflects that if these policies were not taking place, a better
scenario would be reached, with results such as an improvement in employment and a
decrease not only in poverty but also in indigence.
The article makes a brief revision of FNS strategies in Argentina between 2001-2007,
focused on nutritional deficiencies and overweight problems. Its also presents the results
and positive food impact of a local program of monetary transfers (magnetic food purchase
transfer card) being implemented between 2003 and 2006 and the potential improvements
in FNS conditions if such program is implemented nation-wide replacing some of the food
market regulations.
Key words: Food and nutrition security, food programs, food patterns, export tax, basic
food basket
300
INTRODUCCIÓN
Dicha realidad promedio esconde datos de interés. Por ejemplo, en los sectores
pobres la alimentación es monótona, y si bien el consumo aparente de energía
a nivel de hogares –medido a través de encuestas de gasto y en términos de la
unidad adulto equivalente– es superior al requerimiento, la ingesta (aparente)
de calcio y vitamina C y de hierro en el caso de hogares con niños pequeños, es
inferior a las recomendaciones de FAO o de IOM (2001).
301
Cuadro 1: Prevalencias de situaciones d anormalidad a nivel nacional en las
dimensiones antropométrica, alimentaria y bioquímica (en porcentajes)
Ingesta insuficiente de
Antropometría Déficit bioquímico
nutrientes
2a5
6 meses a 5 años < 2 años < 2 años 2 a 5 años
años
Desnutrición
1,2
aguda
Acortamiento 8,2
Obesidad 9,8
Hierro 20 3 34 9
Calcio 28 45
Vitamina A 12 27 14
Zinc 24 4
Vitamina C 57 40
Vitamina B1 8 2
Vitamina B2 6 1,5
Niacina 23 5,5
Vitamina D (sólo 23 (déficit +
Patagonia) insuficiencia)
302
El Gráfico 1 ilustra la medida en que cada grupo de alimentos excede o es
insuficiente respecto del estándar representado por la línea horizontal. La medida
de comparación es el porcentaje de las kcal totales de cada grupo de alimentos en
relación al porcentaje en una dieta saludable de acuerdo con las pautas de las Guías
Alimentarias de Argentina y las Guías Dietéticas Americanas –2005– ajustadas a
alimentos y porciones locales.
Niños
Mujeres
303
generando incentivos diferenciales para el consumo de los distintos grupos de
alimentos.
304
El comercio exterior también comenzó a generar resultados auspiciosos. Por un
lado el marcado descenso de las importaciones producto de la caída de la actividad
económica, y por el otro el repunte de las exportaciones permitieron alcanzar un
balance comercial con resultado fuertemente positivo (Gráfico 3).
1 El cálculo de los hogares y personas bajo la Línea de Pobreza (LP) se elabora en base a datos de la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH-INDEC). A partir de los ingresos de los hogares se establece si éstos tienen capacidad
de satisfacer –por medio de la compra de bienes y servicios– un conjunto de necesidades alimentarias y no
alimentarias consideradas esenciales. El procedimiento parte de utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA)
y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.)
con el fin de obtener el valor de la Canasta Básica Total (CBT). Para calcular la incidencia de la pobreza se analiza
la proporción de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la CBT; para el caso de la indigencia, la proporción
cuyo ingreso no superan la CBA.
305
no logran percibir un ingreso equivalente al costo de la canasta básica alimentaria,
descendió desde su máximo de 20 % a algo menos de 10 % de la población total
en la actualidad.
Fuente: INDEC
A medida que la economía comenzó a transitar por este ciclo económico positivo
con mejoría de los indicadores sociales (baja del desempleo, pobreza e indigencia),
lentamente comenzó a registrarse un incremento de los precios (tanto minoristas
como mayoristas). Este nuevo contexto de inflación creciente comenzó a deteriorar
las mejoras sociales registradas ya que provocaba el incremento de la canasta
básica de alimentos.
Fuente: INDEC
2 A partir del 2003, el INDEC realizó un proceso de reformulación integral de la Encuesta Permanente de Hogares
(EPH) con el objetivo de reelaborar las metodologías conceptuales y operativas de la medición.
La tradicional encuesta puntual, difundida dos veces al año (mayo y octubre), fue suplantada por una encuesta
continua de carácter trimestral. El relevamiento se efectúa en los principales 28 aglomerados urbanos del país,
presentándose información con carácter trimestral por regiones y por aglomerados con población con 500 mil
habitantes o superior y semestral en la que se agregan los aglomerados con menos de 500 mil habitantes.
306
De este modo, los alimentos y bebidas, que representan el 31 % del consumo
promedio 3 de las familias, muestran un aumento de los precios sensiblemente
superior al de los otros bienes y servicios considerados. La relación entre ambas
categorías llegó a un pico de 2 a 1 en diciembre de 2002 y se mantuvo mayor a la
unidad para casi todo el periodo bajo análisis.
307
En primer lugar, puede destacarse el comportamiento de la carne vacuna, los
quesos y –hacia el final de la serie–, pescados y mariscos, con aumentos de precios
superiores a la media. La leche y la carne de ave, en segundo lugar, mostraban
mayores aumentos desde el 2001, convergiendo finalmente hacia el promedio.
Frutas y verduras muestran la amplia volatilidad asociada generalmente a este
tipo de alimentos, con un precio promedio que oscila alrededor de la media. Por
último, los precios de los alimentos derivados de los cereales, como productos de
panadería, farináceos o harinas, de alto consumo en hogares pobres, muestran una
evolución claramente inferior al resto de los alimentos.
308
Los programas alimentarios que se sucedieron desde 1983 –y que aún hoy constituyen
parte principal de la matriz de asistencia social-alimentaria– siguieron dos formatos
típicos: distribución de alimentos para consumo en el hogar (cajas o bolsas de productos)
y diversas modalidades de comedores comunitarios, infantiles o escolares.
Cada uno de estos programas fue identificado con diferentes nombres en cada
gestión de gobierno (PAN, PRANI, PEA, UNIDOS, ASOMA, etc.) pero sin verificar
cambios sustanciales en su desenvolvimiento.
Otro inconveniente de los programas es que los beneficiarios son hogares o familias
pobres que no suelen ser identificados por normas estrictas de selección sino más
bien por atributos de territorialidad y criterios laxos o discrecionales de admisión.
309
El Gobierno interino de aquel entonces multiplicó los fondos presupuestarios
destinados a la matriz de asistencia social-alimentaria a través de un programa
con nuevo nombre pero similar formato y contenidos: el Programa de Emergencia
Alimentaria”(PEA).
310
Esta modalidad, inexistente antes de 2003, hoy representa una fracción marginal
pero creciente del presupuesto destinado por el Gobierno Federal en el marco del
PNSA.
OBJETIVO
ASPECTOS METODOLOGICOS
311
deficiencias nutricionales y los excedentes o déficits del patrón alimentario, según
se describe a continuación.
Los resultados de estos cálculos indican que los hogares pobres presentan exceso
en el consumo calórico con relación al requerimiento y en términos de densidad de
nutrientes su dieta es de baja calidad (razón entre densidad nutricional observada/
estándar inferior a la unidad) en calcio y vitamina C y en menor medida en vitamina
A y hierro.
Los resultados indican que los hogares pobres tienen un patrón alimentario
caracterizado por excedentes de cereales, pan y productos concentrados en
azúcares y grasas y déficit en hortalizas, frutas, lácteos y aceites vegetales (como
aderezo). Estos datos son similares al análisis de los resultados de la Encuesta
Nacional de Nutrición (Gráfico 1).
312
RESULTADOS
Del cuadro se desprende cierta lógica –consistente con sus posibilidades logísticas–
de los programas basados en distribución de cajas por focalizarse en el acceso a
la comida por sobre mejorar cualitativamente la dieta de sus beneficiarios. Este
comentario se funda en que la cobertura calórica es mayor que la de nutrientes
deficitarios en la población pobre.
313
En relación con la calidad o densidad nutricional del conjunto de alimentos
que componen las cajas distribuidas, la misma es insuficiente (razón densidad
observada/estándar menor a uno) respecto a los cuatro nutrientes deficitarios
(calcio, hierro y vitaminas A y C).
Compra familiar
Tarjeta Alimentaria Caja de Alimentos
(excluido Tarjeta)
Kilo/calorías 57 9 9,5
Proteínas 91 11 8
Hierro 95 12 5
Calcio 13 5 4
Vitamina C 50 7 1,5
Vitamina A 28 25 5
A los datos del Cuadro 3 debe agregarse el hecho que, dada la regularidad de la
modalidad Tarjeta Magnética Alimentaria (cada primer día hábil del mes las mismas
se recargaban con el monto de $ 30 pesos) en comparación con la frecuencia –entre
45 y 60 días– con que las familias beneficiarias recibían la modalidad caja (por
314
parte del municipio de Campana), los aportes (porcentaje de energía y nutrientes)
de aquella fueron mayores que la modalidad cajas en la alimentación global de las
familias. Y el aporte comparativo fue mayor en nutrientes que en energía.
El anterior ciclo conflictivo llevó en muchos casos a un intento por parte de los
gobiernos de disminuir los precios de los commodities vía impuestos. En el caso
argentino reciente se han aplicado, por ejemplo, tanto derechos de exportación
(conocidos como retenciones), así como también restricciones cuantitativas (cierre
de registro de exportaciones, cuotas, etc.).
315
refleja que la estructura de los Derechos de Exportación actúa con mayor intensidad
sobre los bienes que representan un mayor porcentaje sobre el total exportado. Es así
como mientras la gran mayoría de los bienes exportados pagan un 5 % en concepto
de dicho impuesto, los vinculados a la agroindustria tributan, en promedio, más del
doble, llegando al máximo de 35 % para los granos de soja.
La carne vacuna es uno de los alimentos más expuesto en los últimos años a políticas
públicas que afectan la demanda, la oferta y el precio. En Argentina, este producto
es el bien unitario de mayor ponderación en el Índice de Precios al Consumidor
(costo de vida), por lo que también lo es en la Canasta Básica Total (pobreza) y en
la Canasta Básica Alimentaria (indigencia).
316
que de acuerdo a la etapa del ciclo económico que esté recorriendo dicha cadena
dependen los ingresos de un importante número de familias. De acuerdo a los datos
del Censo Agropecuario del año 2002 (INDEC), los establecimientos agropecuarios
(EAP) con un rodeo de hasta 200 cabezas, representaron el 62 % del empleo del
sector, a pesar de que solamente tenían el 16 % del rodeo nacional. Dicha cifra
sugiere que los establecimientos de menor tamaño son más intensivos en empleo
que los de mayor escala. A su vez, del mismo censo surge que los EAP ganaderos
de menor tamaño se ubican geográficamente en aquellas regiones más pobres del
país (noreste y noroeste). Por ello es dable suponer que, si se lograra un desarrollo
del sector ganadero en estas regiones, permitiendo percibir las mejoras que brinda
el mercado externo, muy probablemente se generarían mayores ingresos (por
mejores precios del ganado y menores costos por mayor inversión en tecnología),
que ayudarían a reducir la incidencia de la pobreza de esta población.
317
Gráfico 7: Producción de carne vacuna y granos
240
Carne Vacuna
220 Granos
200
Índice 1990 = 100
180
160
140
120
100
80
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentación (SAGPyA). En granos se procedió a sumar la producción de trigo, maíz, soja y girasol,
los cuales son los principales cultivos pampeanos.
318
más importante del país, el cual fijaba el precio de manera transparente para
todos los actores del mercado, sino que además se afectó negativamente a toda la
producción que se quedó sin su precio de referencia. También fueron perjudicados
otros eslabones de la cadena de comercialización como por ejemplo la de los
consignatarios de hacienda.
Claramente, la disociación del precio interno respecto del internacional así como
el cupo de exportación y la intervención en el Mercado de Liniers actuaron
perjudicando a los productores ganaderos sin lograr disminuir los precios al
consumidor como se esperaba. De hecho, la diferencia entre precios del consumidor
y los precios pagados a los productores se ha ido incrementando en los últimos
meses, indicador de la ineficiencia del conjunto de medidas. Por otro lado, el otro
efecto que ha ocasionado esta política es la de inducir a la liquidación de vientres
(restringe el crecimiento del stock ganadero), por lo que se afecta la producción
futura de carne profundizando el problema actual en lugar de promover una
solución sustentable de mediano y largo plazo.
4,0
3,8
3,6
3,4
3,2
3,0
May-04
May-05
May-06
Mar-04
Mar-05
Mar-06
Ene-04
Jul-04
Sep-04
Nov-04
Ene-05
Jul-05
Sep-05
Nov-05
Ene-06
Jul-06
Sep-06
Nov-06
DISCUSION Y RECOMENDACIONES
319
Diferentes estudios nutricionales han hallado en hogares pobres una situación de
seguridad alimentaria y nutricional caracterizada por cierto exceso en la ingesta
global de alimentos, pero sobre la base de un patrón alimentario monótono. Ambas
condiciones son consistentes con el diagnóstico nutricional de preeminencia de
sobrepeso.
El listado pone en evidencia las fallas incurridas para lograr frenar el ritmo de avance
de la inflación llegando al punto en el cual se decide modificar la metodología de
cálculo de los distintos indicadores socioeconómicos (sin anunciarlo oficialmente
y sin generar una serie de empalme). Justamente por ello es que toda la estadística
tratada en este trabajo de investigación –del mismo modo que otros trabajos–
presenta como dato final diciembre de 2006, fecha a partir de la cual los datos
320
del INDEC han dejado de ser confiables para el análisis de la información de
Argentina.
En este punto es importante señalar que existen otras cuestiones que no son
objeto de este trabajo pero cuya mención no puede eludirse. Los programas
alimentarios tradicionales –cajas de alimentos o comedores comunitarios–, en
especial cuando se mantienen durante períodos prolongados, afectan de manera
significativa valores como la comensalidad, la capacidad resolutiva de los hogares
para procurarse sus propios alimentos, a la vez que genera una cultura clientelar y
de dependencia en los beneficiarios.
Más allá de estos resultados, el uso de tarjetas como medio de recepción de beneficios
alimentarios significó un salto cualitativo en términos de la mayor responsabilidad
de los beneficiarios, la procuración de sus alimentos y la menor relación clientelar
que se establece con los administradores de programas asistenciales. El sistema
es más simple desde el punto de vista de sus requerimientos logísticos, hace uso
de tecnologías ya existentes (sistemas electrónicos de validación de tarjetas), de
canales de comercialización reconocidos por la población y tiene un valor agregado
en términos de capacidad de evaluación de resultados, tal como lo demuestra la
misma evaluación que se presenta en este trabajo.
321
Hay creciente literatura en relación con el uso y ventajas de sistemas electrónicos
aplicados a programas sociales. En general estos sistemas permiten focalizar los
subsidios alimentarios en la población pobre y bajo condiciones de inseguridad
alimentaria, sin restar incentivos a las cadenas de valor alimentarias, como si
sucede en muchos casos de subsidios generalizados.
El Food Stamp Program (FSP) en Estados Unidos es una referencia obligada en este
tipo de sistemas. Se trata del programa más importante del Acta de Alimentos y
Agricultura (Food and Agriculture Act). En el año 2005, sus beneficiarios alcanzaron
a 25,7 millones de personas con un presupuesto de USD $ 28 600 millones. Su
funcionamiento es similar al programa local evaluado en este trabajo.
Un estudio de Jolliffe para el USDA (Jollife et al, sin fecha), evaluó el efecto de
sumarle el crédito cargado en la tarjeta electrónica al ingreso de las familias en
el período 1988-2000, para de ese modo calcular el impacto sobre la pobreza. Los
resultados señalaron que el FSP registró un mayor impacto en los indicadores de
pobreza de los niños en relación al conjunto de la población. Dicha conclusión se
puede deber a la forma en que está diseñado el programa y la distinta incidencia
que logra en los diferentes grupos etarios. Otro punto de interés del FSP es su
bajo nivel de filtración (no-pobres beneficiarios del programa), se calcula que sólo
entre el 10 % y el 30 % de los recursos destinados al programa terminan en manos
de sectores no pobres.
De este modo, se puede inferir que los subsidios focalizados del tipo de la tarjeta
alimentaria que evaluamos en este trabajo tienen una respuesta positiva en aquella
población a la cual se los destina, y el nivel de filtración se mantiene en niveles
bajos a pesar de que la cobertura medida en cantidad de personas beneficiaria sea
muy amplia y el monto de dinero involucrado sea relevante.
Las cuotas de exportación también generan una pérdida económica neta que es
incluso mayor que la ocasionada por un impuesto que restringe las exportaciones
en cantidades similares.
322
Básica de Alimentos (CBA) en un mínimo de 9,6 %, mientras que el máximo
impacto sobre el costo de la asociado con la eliminación de dicho impuesto y las
restricciones cuantitativas es de 14,5 %.
Estos dos efectos, en la mayoría de los casos, tienden a compensarse a largo plazo,
siendo incluso el efecto ingreso algo mayor. No obstante resulta relevante la
temporalidad del proceso, ya que es posible plantear la hipótesis de efecto casi
instantáneo del incremento de precios de la CBA, mientras que el efecto sobre los
ingresos seguramente estará distribuido en el tiempo. Motivo por lo cual surge
la necesidad de implementar algún mecanismo de subsidio compensatorio, como
por ejemplo la tarjeta alimentaria.
Como síntesis final este trabajo ha pretendido plantear que dado el paradigma
(pobreza, sobrepeso, algunas carencias nutricionales y baja calidad nutricional
de la dieta) que domina el escenario de la seguridad alimentaria y nutricional en
Argentina, un programa a base de tarjetas electrónicas para comprar alimentos es
una opción superadora de los formatos tradicionales de programas alimentarios, con
un mejor impacto alimentario potencial en los pobres. Además, su implementación
podría acompañarse de un progresivo retiro de las medidas de intervención en
el mercado de alimentos que, del mismo modo que los programas alimentarios
tradicionales, no parece haber sido una medida eficaz ni para la contención de
precios ni para el mejoramiento de las condiciones de Seguridad Alimentaria y
Nutricional de los pobres.
323
BIBLIOGRAFÍA
324
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