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Pontificia Universidad Católica de Chile

Mujeres y Política en América Latina


ICP0603
Profesora Javiera Arce.

Hacia la presentación de una política de equidad de género en la UC.

El feminismo es un pensamiento de la igualdad [...] Es una tradición de pensamiento


político que surge en el mismo momento en que la idea de igualdad y su relación con
la ciudadanía se plantean por primera vez (Valcárcel, 1997). Y considerando que en
la actualidad tenemos una población universitaria en crecimiento, es importante dejar
de pensar en la universidad como una institución académica, sino en una institución
donde además del conocimiento se vive la ciudadanía, por lo que establecer políticas
que aseguren realmente la igualdad se hace una necesidad de alta prioridad en la
que la responsabilidad de quienes elaboren el proyecto es cumplir con la inclusión de
todas las dimensiones y todos los sectores sociales en su formulación (Kirkwood,
1986). En relación a lo expuesto es importante hacer políticas con un enfoque
feminista en la realización de estas políticas, pues de esta manera podemos asegurar
que se establezca la igualdad en la vida y política universitaria, para esto, no basta
solo con presencia femenina mínima en las mesas de diálogo, pues hablar de mujeres
no es lo mismo que hablar de feminismo (Varcárcel,1997).

La mayoría de las políticas de acción afirmativa se han justificado como


compensación por prácticas discriminatorias pasadas y tal justificación es menos
controvertida cuando la reparación beneficia a las mismas personas que han sufrido
la discriminación, por lo tanto tiende a restringir estos programas a un tipo limitado
(Young, 2000) lo que a largo plazo llevará a que las políticas de acción afirmativa
queden obsoletas con el paso del tiempo. A modo de reflexión y considerando lo
expuesto por el MINEDUC en el Compromiso hacia la equidad de género en órganos
directivos de la educación, es importante que en la Pontificia Universidad Católica de
Chile la política de equidad de género no sólo esté enfocada en cubrir las prácticas
discriminatorias expuestas en el documento ministerial, sino que también se hace
necesario que las política de la institución tenga una proyección hacia el futuro.

Me gustaría seguir con el segundo, tercer y cuarto punto del compromiso que habla
de la presencia femenina entre las autoridades universitarias y en órganos superiores
de gobierno. El documento propone un porcentaje mínimo de presencia femenina
entre sus autoridades. Respecto a este punto en particular me interesa hacer énfasis
en la importancia de establecer este porcentaje de manera informada, y no
estableciendo un número y personas solo para llenar cupos, ya que la presencia
femenina puede influenciar la conducta masculina de manera que ambos sexos
presten atención a las problemáticas femeninas, pero también pueden provocar un
backlash sobre el género masculino que los lleve a emplear un rango de tácticas para
obstruir la política de las mujeres y con ello conservar las posiciones de poder o se
presentan barreras difíciles de superar en cuanto a mecanismos institucionales o
condiciones político-culturales de cada pueblo. (Child y Krook, 2009) (Archenti y Tula,
2014). Otra problemática que se puede desprender en consideración de este
segundo punto es que aumentar el grupo de mujeres puede resultar en la elección de
un grupo disperso que no podría estar interesado en seguir los intereses que busca
la equidad de género, pudiendo existir un conflicto de perspectivas. (Child y Krook,
2009) y por otra parte, cuando las mujeres ocupan cargos de alto poder, se le
presentan desafíos a su liderazgo por las normas de poder enfocadas en el género
(Paxton, 2007)

Es por lo anteriormente expuesto que propongo que las políticas que la Pontificia
Universidad Católica debe establecer para formar parte de este compromiso deben
ser en primer lugar: Realizadas bajo un enfoque de género real, viendo a la equidad
de género y a las cuotas de género como una medida de disminuir las brechas
discriminatorias en la universidad y no como una medida reparadora hacia estas
discriminaciones. En segundo lugar, propongo que las mujeres que serán elegidas
para formar parte de este porcentaje propuesto para tomar puestos en vicerrectoría,
unidades académicas o postulación a rectoría sean escogidas a través de su visión
sobre las problemáticas de género para asegurarnos de que exista un real interés de
estas mujeres sobre las problemáticas de igualdad de género y esta llegue a
influenciar a los demás para aumentar el interés por seguir creando políticas en la
universidad bajo un enfoque de género, reduciendo así las políticas discriminatorias
y la dispersión de grupo, que según lo que se expuso en el párrafo anterior, genera
conflictos debido a la diferencia de perspectivas, si bien creo que deben existir
diferencias de opinión respecto a puntualidades de ciertos temas para generar un
espacio al debate y a la reflexión, considero que sí o sí debe estar presente el interés
por la equidad de género, pues de otra manera no se podrían llegar a instaurar
políticas de género reales que provoquen un cambio significativo en la comunidad
universitaria. Por último, me gustaría proponer que las mujeres a las que le sean
otorgados estos cargos de poder se les entregue la confianza de poder realizar este
cargo sin los desafíos que la hegemonía masculina que desde hace años se
presentan en estos cargos pese sobre sus hombros con la creación de estatutos o
medidas protectoras que resguarden la posición de liderazgo de la persona, sin que
sea necesario para ella tener que reiterar a los demás sus habilidades de liderazgo.

A modo de conclusión, considero que la postura de rectoría debe estar enfocada a


resolver las problemáticas estudiantiles y del personal universitario que expone el
MINEDUC, ya que como Universidad está formando futuros profesionales que
formarán parte de la sociedad de este país y la equidad de género es un tema de
preocupación en el país entero, por lo que como institución no se puede restar de
estas problemáticas, y su postura debe estar en sintonía con lo que la historia de la
política feminista, las cuotas de género y la presencia femenina en organismos de
poder nos entrega, todo esto con la intención de que la brecha de género en la
universidad se reduzca, de manera que cuando los estudiantes de la universidad se
conviertan en profesionales, tengan un referente en políticas de equidad de género
que podrían extrapolar a sus lugares de trabajo. En resumen, estas propuestas deben
ser vistas como una forma de formar futuros profesionales con una base institucional
basada en la equidad de género, con representantes de la institución que realizan las
políticas universitarias en base a la equidad.

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